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Celebración comunitaria
sacramento de la penitencia
CUARESMA 2014
Parroquia Ntra. Sra. Dolores de Genovés
RITOS INICIALES
CANTO DE ENTRADA
Yo no soy nada y del polvo nací, pero tú me amas y moriste por mí.
Ante la cruz sólo puedo exclamar: Tuyo soy, tuyo soy.
TOMA MIS MANOS, TE PIDO, TOMA MIS LABIOS, TE AMO,
TOMA MI VIDA, ¡ OHPADRE !, TUYO SOY, TUYO SOY. (fin) TUYO SOY, TUYO SOY.
Cuando de rodillas yo te miro, oh Jesús, veo tu grandeza y mi pequeñez.
¿Qué puedo darte yo? Sólo mi ser. Tuyo soy, tuyo soy.
SALUDO DEL PRESIDENTE
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Bendito sea Dios, que en su infinito amor nos ha dado a su Hijo Jesucristo.
Que su misericordia esté con todos vosotros.
Durante esta Cuaresma nos venimos preparando para celebrar la Pascua del
Señor que significa morir para poder resucitar con Él. Algo así como clavar nuestros
pecados en el madero de la cruz, para revestirnos de la vida nueva del Espíritu.
En esta celebración queremos mirarnos en el espejo de Cristo, para medir la
distancia entre su vida y la nuestra, para sopesar lo que nos sobra y lo que nos falta,
para sentir la necesidad de la conversión y abrirnos a la gracia del Espíritu.
ORACIÓN PRESIDENCIAL
Oremos pidiendo a Dios que nos ilumine
para ver con claridad el camino de la conversión. (Instantes de silencio)
Dios Padre, rico en misericordia,
al ponernos en tu presencia y revisar nuestras vidas,
descubrimos que estamos lejos de responderte con total generosidad
y por ello reconocemos tu bondad y nuestro pecado.
Danos ánimo para recorrer con entusiasmo
el camino de conversión a Ti.
Por Jesucristo nuestro Señor.
LITURGIA DE LA PALABRA
LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 - 2, 2
Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es
luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las
tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él
está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos
limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos
sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará
los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo
hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no
pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a
Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los
nuestros, sino también por los del mundo entero.
Examen
A la luz de lo que acabamos de escuchar examinamos:
Nuestros pensamientos:
¿Suelo juzgar y criticar a los demás?
¿Soy envidioso o avaricioso?
¿Miro al prójimo con actitudes egoístas?
¿Me gusta ser el centro de todos aquellos que me rodean?
¿Pienso que los demás son los egoístas, los envidiosos,
los que están llenos de defectos?
¿Me considero mejor que los demás?
Nuestras palabras:
¿Suelo insultar cuando me enfado?
¿Es mi lenguaje de un tono colérico y grosero?
¿Soy de los que no dicen nada, pero 'las guardan'
para vengarse en el momento más duro?
¿Miento? ¿Levanto falsos testimonios?
Nuestras obras:
¿Hago mis obras con generosidad
o busco siempre mi propio interés?
Mi relación con familiares, amigos y conocidos, ¿está guiada por una actitud de
servicio o por una actitud de egoísmo?
¿Busco el dominio, el placer, ...
o por el contrario tengo una actitud de servicio?
(Instantes de silencio)
SALMO 94
Salmo responsorial 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 8)
V/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
“No endurezcáis vuestro corazón”.
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
“No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras”.
ACLAMACIÓN
Tu Palabra, me da vida,
me levanta y me hace caminar.
Tu Palabra, me sostiene,
me da fuerza para no dar marcha atrás.
LECTURA: Mc
10, 17-27
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se
arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la
vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino
sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no
robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a
tu madre”.
Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”. Jesús
lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el
dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme”. Pero
al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía
muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les va a ser a
los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas
palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas,
entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja,
que a un rico entrar en el Reino de Dios”.
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién puede
salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los hombres, mas no
para Dios. Para Dios todo es posible”.
Examen
Después de escuchar la palabra del Señor, pensemos:
¿No hay en mi vida amigos y conocidos a los que podría echar una mano, con
los que podría ser más amable y servicial? ¿Busco el bien de los demás, o solamente
estoy preocupado por mis propias cosas?
En nuestra sociedad hay ancianos abandonados, drogadictos, deficientes,
excluidos,.... ¿qué hago yo por ellos? ¿soy para los demás? ¿tengo tiempo para
escuchar, para sonreír, para dar una palabra de ánimo,...? ¿transmito optimismo a
quienes se encuentran deprimidos y sin ilusión? ¿soy constructor de esperanza?
Tal vez mi respuesta es decirme que no puedo hacer nada, que estas cosas me
superan y desbordan. ¿De verdad creo que no podría aportar mi granito de arena
de alguna forma?
¿Me pregunto sinceramente y sin miedos qué es lo que quiere Dios de mí?
¿Hasta qué punto estoy disponible para cambiar y actuar según los proyectos que
Dios tiene sobre mi persona?
¿Deseo de todo corazón que el Espíritu de Jesús me muestre en esta Cuaresma
mi propio camino para ser testigo fiel del Evangelio y así anunciar al mundo la Buena
Noticia pascual?
(Instantes de silencio)
LITURGIA DEL SACRAMENTO
PETICIÓN COMUNITARIA DE PERDÓN
Conscientes de nuestra realidad, acudimos a Dios, rico en misericordia.
A: Yo sé que me quieres, Señor, porque eres bueno,
porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mis bajos fondos de pecado,
y de mis caídas continuas, levántame.
B: Me siento pecador ante ti, que eres santo,
y mi pecado está agarrado a mí.
¡Cómo soy!: contra ti, contra ti sólo pequé
y tus ojos han visto con pena mi corazón manchado.
A: Qué alegría saber que eres Padre, y también justo y recto,
y que juzgas sin chantajes ni partidismos.
Lo siento; yo nací manchado por la culpa
y antes de nacer estuve envuelto en tinieblas.
B: Tú me miras fijamente y amas lo puro y limpio dentro de mí
y me hablas suavemente como amigo en el silencio.
Abrázame y tu amor me cambiará el corazón,
sé mi amigo y caminaré hacia la cumbre.
A: Devuélveme, que lo perdí, el gozo y la alegría, y toda mi vida salte en fiesta.
Somos amigos: olvida el mal que hice, y ayúdame con tu amistad a renovarme.
B: Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro,
y una voluntad firme, Señor, fragua en mí;
quiero ver tu rostro alegre a mi lado y tu fuerza en mí me acompañe siempre.
A: Dame, te lo pido, la alegría de tu salvación,
y un corazón sincero que se juegue todo por ti;
les diré a los jóvenes que tus caminos son formidables
y a los que pecan sin conocerte que prueben lo que eres Tú.
B: Dame vida, que yo amo el vivir, Tú que eres el Dios de la Vida.
Y con ella diré a los hombres y mujeres que contigo todo es posible.
Abre mi corazón y mis labios, hacia ti, Señor, para que diga cuanto te quiero.
A: Ya sé que Tú no andas con pamplinas,
y que no quieres de mí moneda suelta.
Lo que Tú me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que quieres.
B: Sé bueno conmigo y con los otros
y fortalece nuestras vidas indefensas.
A ti nuestra vida dura de cada día te ofrecemos,
para que Tú, Dios nuestro, sobre tu altar,
encuentres nuestro don y lo recibas con alegría.
TODOS: Devuélvenos, te lo pedimos, el gozo y la alegría,
y toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Somos amigos: olvida el mal que te causamos,
y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.
PADRE NUESTRO
Haznos, Señor Jesús, como tú:
pobres, humildes, serviciales, solidarios, generosos y compasivos.
Con la oración que Tú mismo nos enseñaste
nos dirigimos a tu Padre y nuestro Padre: Padre nuestro...
CONFESIÓN PERSONAL Y ABSOLUCIÓN
ACCIÓN DE GRACIAS Y DESPEDIDA
Dios, Padre bueno,
te damos gracias por el perdón recibido.
Aquí nos tienes,
dispuestos a hacer eficaz la luz recibida,
abiertos a tus llamadas.
Queremos proclamar que Tú vives,
y que tu misericordia es eterna.
Bendito seas por los siglos de los siglos. Amén.
CANTO FINAL
María mírame, María mírame
Si tú me miras, El también me mirará
Madre mía mírame, de la mano llévame
Muy cerca de El,
Que ahí me quiero quedar. (bis)
SALUDO
Durante esta Cuaresma nos venimos preparando para celebrar la Pascua
del Señor que significa morir para poder resucitar con Él. Algo así como clavar
nuestros pecados en el madero de la cruz, para revestirnos de la vida nueva
del Espíritu.
En esta celebración queremos mirarnos en el espejo de Cristo, para
medir la distancia entre su vida y la nuestra, para sopesar lo que nos sobra y lo
que nos falta, para sentir la necesidad de la conversión y abrirnos a la gracia
del Espíritu.
LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1, 5 - 2, 2
Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo:
Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras
vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la
luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y
la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos
pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros
pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de
toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no
poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si
alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él
es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino
también por los del mundo entero.
Examen 1
A la luz de lo que acabamos de escuchar examinamos:
Nuestros pensamientos:
¿Suelo juzgar y criticar a los demás?
¿Soy envidioso o avaricioso?
¿Miro al prójimo con actitudes egoístas?
¿Me gusta ser el centro de todos aquellos que me rodean?
¿Pienso que los demás son los egoístas, los envidiosos,
los que están llenos de defectos?
¿Me considero mejor que los demás?
Nuestras palabras:
¿Suelo insultar cuando me enfado?
¿Es mi lenguaje de un tono colérico y grosero?
¿Soy de los que no dicen nada, pero 'las guardan'
para vengarse en el momento más duro?
¿Miento? ¿Levanto falsos testimonios?
Nuestras obras:
¿Hago mis obras con generosidad
o busco siempre mi propio interés?
Mi relación con familiares, amigos y conocidos, ¿está guiada por una
actitud de servicio o por una actitud de egoísmo?
¿Busco el dominio, el placer, ...
o por el contrario tengo una actitud de servicio?
(Instantes de silencio)
SALMO 94
Salmo responsorial 94, 1-2. 6-7. 8-9 (R.: 8)
V/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
“No endurezcáis vuestro corazón”.
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
“No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras”.
LECTURA: Mc 10, 17-27
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un
hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer
para alcanzar la vida eterna?” Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno?
Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás
fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre”.
Entonces él le contestó: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven”.
Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que
tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después,
ven y sígueme”. Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue
apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: “¡Qué difícil les
va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!” Los discípulos quedaron
sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: “Hijitos, ¡qué difícil es
para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es
a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de
Dios”.
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: “Entonces, ¿quién
puede salvarse?” Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: “Es imposible para los
hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible”.
Examen 2
Después de escuchar la palabra del Señor, pensemos:
¿No hay en mi vida amigos y conocidos a los que podría echar una mano,
con los que podría ser más amable y servicial? ¿Busco el bien de los demás, o
solamente estoy preocupado por mis propias cosas?
En nuestra sociedad hay ancianos abandonados, drogadictos, deficientes,
excluidos,.... ¿qué hago yo por ellos? ¿soy para los demás? ¿tengo tiempo para
escuchar, para sonreír, para dar una palabra de ánimo,...? ¿transmito
optimismo a quienes se encuentran deprimidos y sin ilusión? ¿soy constructor
de esperanza?
Tal vez mi respuesta es decirme que no puedo hacer nada, que estas cosas
me superan y desbordan. ¿De verdad creo que no podría aportar mi granito de
arena de alguna forma?
¿Me pregunto sinceramente y sin miedos qué es lo que quiere Dios de mí?
¿Hasta qué punto estoy disponible para cambiar y actuar según los proyectos
que Dios tiene sobre mi persona?
¿Deseo de todo corazón que el Espíritu de Jesús me muestre en esta
Cuaresma mi propio camino para ser testigo fiel del Evangelio y así anunciar al
mundo la Buena Noticia pascual?
(Instantes de silencio)