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No hay pruebas de que los fármacos para tratar el TDAH aumenten el riesgo
cardiovascular.
Autora: Deborah Brauser
Una nueva investigación muestra que los fármacos para tratar el trastorno por
déficit de atención con hiperactividad (TDAH) no incrementan el riesgo
cardiovascular en niños y adultos jóvenes.
Un estudio de cohortes retrospectivas de más de 1 millón de niños y adultos
jóvenes no demostró ninguna diferencia importante en los episodios cardiacos
graves entre quienes no utilizaban fármacos para tratar el TDAH, los usuarios
activos y los ex usuarios. Además, sólo se identificaron 3,1 episodios
cardiovasculares graves por 100.000 años-persona.
El investigador principal, Dr. William O. Cooper, MPH, profesor de pediatría y
medicina preventiva en Vanderbilt University en Nashville, Tennessee, dijo a
Medscape Medical News: «Creemos que este estudio tranquiliza de alguna
manera pues al parecer no se incrementa el riesgo de muerte súbita, infarto de
miocardio o accidente cerebrovascular en quienes utilizan estos fármacos».
El Dr. Cooper añadió: «Estos episodios por fortuna son realmente infrecuentes en
los niños. Así que aun cuando analizamos a 1,2 millones de personas jóvenes,
hubo cierto límite con respecto a la potencia del estudio. No obstante, la magnitud
absoluta de cualquier incremento posible de riesgo sería en realidad baja».
El estudio se publicó el 1 de noviembre en la versión en línea de New England
Journal of Medicine y fue financiado por la Agency for Healthcare Research and
Quality (AHRQ) y por la US Food and Drug Administration (FDA).
En una declaración a Medscape Medical News, la FDA dijo que seguirá
recomendando a los médicos la prescripción de estos fármacos «conforme a la
información para prescribir dirigida a los profesionales».
Sandy Walsh, de la Oficina de Relaciones Públicas de la FDA, dijo: «No se puede
descartar un incremento pequeño a moderado del riesgo. Los profesionales de la
atención a la salud han de tomar en cuenta que los psicofármacos estimulantes y
la atomoxetina en general no se han de utilizar en pacientes con problemas
cardiacos graves o en los que tienen un incremento de la tensión arterial o de la
frecuencia cardiaca en quienes sería problemático un incremento de la tensión
arterial o la frecuencia cardiaca».
«A los pacientes tratados con medicamentos contra el TDAH se les ha de vigilar
periódicamente para determinar cambios en la frecuencia cardiaca o la tensión
arterial y se ha de continuar el uso de sus medicamentos para tratar el TDAH
conforme lo prescriba su profesional de atención a la salud».
Confusión en torno a la tolerabilidad
Según los investigadores, 2,7 millones de niños estadounidenses reciben recetas
de medicamentos contra el TDAH cada año.
Observan que si bien las investigaciones previas de Estados Unidos y Canadá han
relacionado casos de episodios cardiovasculares con estos medicamentos, los
informes de casos «no pueden cuantificar de manera fiable el riesgo».
No obstante, basándose en las inquietudes planteadas por estos hallazgos, en
2008 la American Heart Association recomendó que «es aceptable» obtener
electrocardiogramas en pacientes pediátricos antes de recetar fármacos contra el
TDAH.
El Dr. Cooper dijo: «Ha habido mucha confusión para las familias y para los
profesionales clínicos en torno a la inocuidad de estos fármacos. Así que tratamos
de realizar un estudio que fuese suficientemente extenso y bien diseñado para
abordar estos problemas con el mayor cuidado posible».
En un estudio de observación extenso y reciente, publicado en mayo de 2011 en
Pediatrics y comunicado por Medscape Medical News en su oportunidad, tampoco
se notificó ningún incremento de los episodios cardiacos debidos al empleo de
fármacos contra el TDAH. Sin embargo, fue financiado por Shire —un laboratorio
productor de medicamentos para tratar el TDAH—.
En el estudio actual, se valoraron los registros computarizados que datan de 1986
a 2005 correspondientes a 1.200.438 personas de entre 2 y 24 años de edad
(media de edad: 11,1 años; 71% hombres) de cuatro planes de salud extensos:
Medicaid de Tennessee, Medicaid del estado de Washington, Kaiser Permanente
California y OptumInsight Epidemiology. La media de la duración del seguimiento
fue 2,1 años.
Esto representó «2.579.104 años-persona de seguimiento, lo que comprendió
373.667 años-persona de uso activo de fármacos para tratar el TDAH», hacen
notar los investigadores.
Los medicamentos para tratar el TDAH utilizados fueron metilfenidato,
desmetilfenidato, dextroanfetamina, sales de anfetaminas, atomoxetina y
pemolina.
El criterio principal de valoración fue un episodio cardiovascular grave en
cualquiera de los participantes (usuarios activos de fármacos contra el TDAH,
usuarios previos y no usuarios), los tipos de episodios analizados comprendieron
muerte cardiaca súbita, infarto de miocardio agudo o accidente cerebrovascular.
Primero de tres estudios
Los resultados demostraron que la población del estudio presentó 81 episodios
cardiovasculares graves, lo que comprendió 33 muertes cardiacas súbitas, 39
accidentes cerebrovasculares y nueve infartos de miocardio agudos.
La tasa ajustada de episodios cardiacos graves no se incrementó en grado
significativo para los usuarios activos de fármacos contra el TDAH en comparación
con los no usuarios (cociente de riesgos instantáneos [CRI]: 0,75, intervalo de
confianza [IC] del 95% 0,31 a 1,85) o para ex usuarios frente a o usuarios (CRI:
1,03; IC del 95%: 0,57 a 1,89).
Además, no se incrementó el riesgo de episodios cardiovasculares cuando se
compararon los usuarios activos con los ex usuarios (CRI: 0,70; IC del 95%; 0,29 a
1,72) y no aumentó el riesgo para cualquiera de los episodios individuales.
Por último, no se identificó ningún incremento del riesgo para el uso específico de
metilfenidato (CRI: 0,96; IC del 95%: 0,31 a 2,97), «el fármaco que se utiliza con
más frecuencia para tratar el TDAH».
De todas maneras, el Dr. Cooper dijo que las familias de cada niño y persona
joven que se estén valorando para recibir estos medicamentos debieran colaborar
con el personal sanitario que los atiende a fin de determinar cuidadosamente
cuáles son los riesgos y beneficios, sobre todo en los pacientes con trastornos
crónicos de la salud importantes.
La FDA informa que este es el primero de tres «estudios diferentes pero
relacionados» que está patrocinando en conjunto con la AHRQ para valorar el
riesgo potencial de episodios cardiovasculares graves tras el empleo de fármacos
contra el TDAH. Los dos estudios restantes se enfocarán únicamente en adultos.
El Dr. Cooper dijo: «Creo que un gran paso siguiente sería que las autoridades
sanitarias relacionadas con las detecciones de los niños que utilizan estos
medicamentos utilizaran este estudio, junto con otros, para tomar decisiones sobre
las mejores recomendaciones».
«En otras palabras, esperamos que el estudio brinde información importante que
sirva de guía para algunas de esas decisiones de políticas».
No hay consenso
«Este es un estudio muy importante», dijo a Medscape Medical News, el Dr.
Lenard A. Adler, catedrático de psiquiatría y psiquiatría de la infancia y la
adolescencia en el Langone Medical Center, de la New York University.
Añadió: «Se han comunicado episodios cardiovasculares en los niños tratados con
medicamentos similares en el curso del tiempo. Aunque estos episodios son
espectaculares e importantes, se han realizado escasos estudios a gran escala
que hayan podido utilizar grupos de comparación para analizar si estos riesgos
son o no mayores que lo que se observa en la población general».
El Dr. Adler, quien no colaboró en el estudio, dijo que su aspecto más importante
es que la incidencia no fue diferente entre los pacientes que estaban y los que no
estaban expuestos a los psicoestimulantes.
Dijo: «Esto no significa que los individuos que toman psicofármacos estimulantes
para tratar el TDAH no tengan que vigilarse. Sin embargo, esos hallazgos
tranquilizan en cierta medida»,
Observó que las recomendaciones clínicas en la actualidad varían en relación con
este aspecto.
«Ahora mismo contamos con algunas directrices de la American Heart
Association, de la American Academy of Child and Adolescent Psychiatry y de la
American Academy of Pediatrics. Y no hay un consenso entre ellas. Esperamos
que los hallazgos de este estudio contribuyan a establecer el consenso entre las
directrices para ayudar a padres y también a médicos».
El Dr. Adler añadió que la American Professional Society of TDAH and Related
Disorders (APSARD), de la cual fue presidente, tuvo su congreso anual el 19 de
noviembre en Filadelfia. Una de las sesiones programadas para el congreso de la
APSARD es el debate en torno a los riesgos cardiovasculares de medicamentos
estimulantes —e incluyó una presentación de este estudio.
Terminó diciendo: «En general creo que los profesionales clínicos debieran decir a
las familias que el TDAH es un trastorno importante que debe tratarse. Y han de
comentarse los riesgos y beneficios potenciales de todos los medicamentos
valorados, sobre todo al tratar a los niños».
El estudio fue respaldado por la FDA y por la AHRQ. Se puede consultar una lista
completa de las relaciones económicas de los autores del estudio en el artículo
original. El Dr. Adler informa que ha realizado investigaciones y asesoría a Shire,
Eli Lilly y otras diversas compañías farmacéuticas que producen medicamentos
para tratar el TDAH y que ha recibido pagos por regalías de la New York
University por la autorización de las escalas de valoración del TDAH. Dijo: «Sin
embargo, ninguna de estas relaciones está en conflicto con este estudio».