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Atención Primaria,
La atención primaria se sostiene con
alfileres. ¡Pero la van a potenciar, eh!
Los sindicatos nos quejamos entre otras cosas, de que las bajas no se están cubriendo,
además de las limitaciones para el uso de material y para recetar, mientras Salud
recuerda que el gasto sanitario subirá un 5,5% en 2017.
Web SMA. 29-11-16.
Fuente: El Correo de Andalucía
Enlace: http://bit.ly/2fPZe7U
La atención primaria en Sevilla y Andalucía sobrevive gracias a los esfuerzos que
realizan los profesionales que trabajan en la sanidad pública, según remarcan el
Sindicato Médico, el Satse –Sindicato de Enfermería– y el CSIF –Central Sindical
Independiente y de Funcionarios–, sindicatos que denuncian que la calidad del servicio
que se presta se ha mermado a causa de la falta de personal y de la escasez de medios
materiales. Los problemas del sistema vienen de antiguo, pero es a partir del año 2010
cuando se comenzaron a realizar los grandes recortes en la sanidad andaluza. Las
excusas que pone la administración andaluza para reducir la inversión en la sanidad es
la crisis y las imposiciones del Gobierno de Madrid. Afirma, no obstante, que para la
Junta es prioritario mantener la calidad asistencial y el buen funcionamiento de los
centros hospitalarios y de atención primaria existentes, con los que, según recalca, «se
satisfacen las necesidades asistenciales actuales de la población».
Los sindicatos no opinan lo mismo. Son muy críticos con la gestión que están haciendo
los políticos en la atención primaria, a los que acusan de ser cortos de miras y de no
pensar a largo plazo. Recalcan que invertir en la sanidad más cercana al paciente es
reducir los ingresos hospitalarios, una asistencia que es mucho más costosa que la que
se presta en un centro de salud. También afean que se haya abandonado la prevención y
la promoción de la salud, que a medio plazo también contribuyen a reducir gastos
sanitarios.
Como ejemplo de la precariedad laboral, el vocal de atención primaria del Sindicato
Médico, Andrés Jiménez, recuerda que este verano ha habido periodos en los que las
plantillas de facultativos han estado a la mitad: «En centros de salud donde tenía que
haber diez médicos solo ha habido cinco en determinadas fechas». Afirma que esta
situación se debe a que no se cubren las bajas por enfermedad ni las vacaciones. A
ello se une que cada médico de familia puede ver a 70 o 80 pacientes al día, lo que
implica que con cada enfermo «solo estemos cuatro o cinco minutos. No tenemos
tiempo ni de mirarles a la cara ni de preguntarles qué les pasa y desde cuándo se sienten
mal. Solo podemos estar centrados en el ordenados leyendo su ficha y rellenando
datos». Jiménez explica que como mínimo se debería estar con cada paciente unos 10
minutos, «algo que en la sanidad pública andaluza no se produce».
Esta situación ha llevado al pediatra Pepe Pérez Quintero a dimitir de su cargo de
director en el centro de salud Pino Montano B. En una circular indicaba que no cree
«que la rapidez sea una virtud, ni que el derecho a la inmediatez supere el de la
calidad. No sé por qué en el ámbito sanitario no se respeta el tiempo que cada
profesional debe tener para realizar el desempeño de su profesión con un mínimo de
dignidad». Ante esta situación, Pérez Quintero en su carta también decía que se sentía
«desautorizado y agredido en sus funciones».
Pero si es criticable el poco tiempo que tienen los médicos para pasar consulta, también
lo es el control que ejerce la administración sobre ellos para poder recetar
medicamentos y derivar a especialistas. El vocal del Sindicato Médico reconoce
que están obligados a recetar un porcentaje de medicamentos por principio
activo y si no lo cumplen se les penaliza en la productividad. A esto se une que tienen
limitaciones para derivar a especialista. Manifiesta que si a final de año has superado el
tope fijado «te bloquean las derivaciones o ponen numerosas trabas».
Jiménez recalca que la atención primaria está «absolutamente saturada» lo que está
provocando que los médicos estén muy desmotivados.
La secretaria provincial del Satse, Reyes Zabala, no da una visión de la sanidad
sevillana y andaluza mucho mejor. Censura que se asista «a demanda» y que la atención
primaria, «que debería estar enfocada a la prevención y promoción de la salud, haya
abandonado este cometido por déficit de personal».
Señala que en 2010 existía el concepto de atención continuada, «un servicio que se
prestaba al margen de la jornada laboral para promocionar la salud, pero como no había
dinero se suspendió».
También censura que no se sustituyan las bajas ni las jubilaciones y como ejemplo pone
el caso del centro de salud de Martín de la Jara –2.800 habitantes–, donde hay una
enfermera de baja maternal cuyo puesto no se ha cubierto, «es su compañero el que
ha tenido que asumir su cupo, lo que es una sobrecarga de trabajo». Lo peor, según
Zabala, es que en el área de gestión sanitaria de Osuna les han indicado que esta baja
no se cubre por falta de recursos económicos. Salud, al respecto, asegura que esta
baja se ha reforzado con la asistencia de profesionales de la zona.
La secretaria provincial del Satse expone además que muchos profesionales tienen que
atender en varios centros de salud al día porque las bajas se dejan sin cubrir: «Hay bajas
que están hasta cuatro o cinco meses sin sustituciones si los coordinadores se las
arreglan a base de parcheos».
La plantilla de enfermería en Sevilla es de 5.900 efectivos y, según Salud, en los
últimos cuatro años se han mantenido estable. Sin embargo, según se queja Zabala, en
Sevilla capital hay un enfermero por cada 1.500 usuarios, una cifra que se dispara en
algunas poblaciones, «donde solo hay un enfermero para 3.000 pacientes».
Esta falta de medios humanos obliga al personal de enfermería a ir a lo urgente: «Yo no
veo a crónicos ni hago programas porque no tengo tiempo».
A todas estas quejas se une la precariedad laboral del personal de enfermería porque los
contratos que se hacen no son largos. «Hay mucha movilidad y eso impide que haya
vinculación con los pacientes y con el grupo de trabajo», dice Zabala, quien remarca
que la adaptación a un puesto de trabajo requiere su tiempo, a lo que se une que los
profesionales tienen que destinar parte de su jornada laboral a enseñar a los que llegan
nuevos.
Por si fuera poco, expone que en verano hay centros de salud que cierran por la tarde, lo
que supone una molestia para las personas que trabajan por la mañana, porque tienen
que pedir horas para ir al médico. Zabala cree que la administración está aplicando
estos recortes porque «la población es dócil y no se queja».
Ante esta situación la secretaria provincial del Satse pide a Salud que se se consoliden
las plantillas y se adecuen al número de pacientes y que se vuelvan a hacer programas
de prevención y de promoción de la salud para reducir los ingresos sanitarios y el uso de
las urgencias hospitalarias, porque «el pasado mes de agosto en el Virgen del Rocío
subieron un tres por ciento las urgencias que se atendieron», recuerda.
La responsable de sanidad del CSIF, Silvia Zafra, es igual de crítica que los
responsables del Sindicato Médico y del Satse. Zafra se lamenta de que haya centros
hospitalarios de alta resolución (Chares) en la provincia que no se utilicen o estén
en precario, que en Sevilla capital haya centros de salud en locales alquilados que no
reúnen condiciones, que en Coria del Río y Santiponce se siga atendiendo en caracolas
y que el hospital militar siga cerrado.
Respecto al material que se utiliza asegura que se ha bajado la calidad del mismo.
Reconoce que la administración ante las quejas del CSIF cambió los abocat (catéter
intravenoso) con el que se pinchaba a los niños, porque se rompían, «pero el material
sigue estando contado, como es el caso de las gasas, cuando no todas las curas son
iguales», advierte.
Zafra también pone el punto de mira en las zonas alejadas, al igual que Zabala y
Jiménez, indica que su situación es peor que la de las ciudades, «porque un médico tiene
que pasar consulta en varios pueblos, a lo que se une que los médicos de familia
también tienen que atender a los niños porque no hay pediatras».
La versión de salud, como es obvio, es bien distinta, aunque el consejero de Salud,
Aquilino Alonso, ha informado recientemente de que cuenta con varias líneas de
actuación en el Parlamento para paliar el déficit asistencial y retomar la visión
comunitaria en la asistencia primaria.