Download El Libro Rosa - Proxima a ti

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Transcript
Prólogo
E
sta edición es solo una pequeña selección de las
muchas historias que habéis compartido en
www.ausonia.es/aecc
Cada historia es un pequeño gesto que cuenta vuestra
experiencia de lucha. Gracias a vuestros testimonios de
apoyo, el Libro Rosa de Ausonia se ha convertido en un
libro lleno de experiencia y superación que ayudará a
muchas personas a luchar.
Muchas gracias a todos por vuestro apoyo con estos
testimonios, por vuestros mensajes de prevención en
la Red Ausonia y vuestros gestos de solidaridad, incluyendo
el casi medio millon de pañuelos rosas que os habéis puesto. Juntas avanzamos contra el cáncer de mama.
Sonia
El principio y el fin de mi historia se los debo a mi hija. Descubrí
un tumor en el pecho gracias a un golpe que me dio a los seis meses
y que no curaba. Antes de la intervención, ella fue lo que me dio
ánimos para luchar con todas las ganas y no caer en el pozo de la
depresión. Una vez que todo ha salido bien y que podemos contarlo,
he aprendido que las cosas se valoran de distinto modo, que un gesto
de cariño o un abrazo a tiempo vale todos los esfuerzos del mundo y
que solo cuando te sientes querido y necesitado tu valor es el triple.
Mi pequeña me debe la vida y yo se la debo a ella, y eso nos une
mucho más, aunque tengo que decir que me sentí querida y arropada por todos (sobre todo por mi marido, pero también por mis
padres, suegros, hermanos… a cada uno de ellos le debo algo).
3
Mila
Hola, soy Mila. Ahora hace dos años que fui operada de cáncer de
mama. He sido atendida por un equipo estupendo al que quiero dar
las gracias, el equipo de oncología del Hospital de Sant Pau de Barcelona, tan eficiente como humano. He sido tratada con quimioterapia,
tumorectomía y radioterapia. Ha sido un camino duro, una carrera
de fondo en la que a veces te quedas sin fuerzas. Podría dar características del tipo de cáncer, etc…, pero después de todo lo que ha pasado
me gustaría únicamente dejar un mensaje positivo y de esperanza
para todas las mujeres: somos muchas las que hemos superado el
cáncer y muchas las que lo vais a superar. Ánimo a todas, y gracias
también a todos los que, desde su esfuerzo, ayudan a la lucha contra
el cáncer de mama.
4
Ana Rosa
Es mi historia, pero la enfermedad la ha sufrido mi madre. En
una semana cambió todo: le detectaron un tumor muy agresivo, esa
misma semana entró en quirófano y le hicieron una mastectomía
completa en el pecho. Después llegaron las sesiones de quimio y todo
lo que eso conlleva. Lo pasó todo prácticamente sola (yo era más
pequeña), pero todos estábamos ahí. Ya han pasado casi 20 años y
está estupenda. Ahora tiene 70, está feliz con su vida y siempre dice
que de todo se sale y que el cáncer se cura. Es fuerte, muy fuerte, y
me lo demuestra todos los días. Un abrazo a todas.
5
Ana
Es genial poder concienciar a las personas de la importancia de esta
enfermedad y es un orgullo y placer para mí, y espero que para
todos, poder aportar algo a todas aquellas que la sufren, aunque solo
sea un “ tranquila, puedes superarlo, lo superarás!”. Gracias a Dios,
no he sufrido, ni mi entorno familiar tampoco, cáncer de mama,
pero me imagino que no se pasa nada bien. Es duro y se pasa mal,
pero hay que ser fuerte y afrontar las cosas con valentía, además de
tener el apoyo de los seres queridos para seguir adelante y superar esa
dura etapa. Solo me gustaría decir que esto es bastante importante y
que merece atención. Gracias a Ausonia y a la AECC por informar
a todo el mundo.
!
6
Rosa Martínez
Soy socia de la AECC. Afortunadamente, no he padecido hasta ahora esta enfermedad ni tampoco ninguna mujer de mi familia directa,
pero eso no significa que estemos exentas, pues la vida a veces da
sorpresas inesperadas. La historia que voy a contar la viví a través de
una tercera persona, una chica de mi barrio a la que no conocía de
nada y con la que no había hablado nunca, pero a la que veía día tras
día, año tras año, luchar contra su enfermedad y procurar seguir
con su vida lo más normalmente posible, llevando a sus hijos al colegio, trabajando, disfrutando de cada momento... Desgraciadamente,
al final no pudo vencer en su lucha. Nunca podré olvidar lo que me
impactó aquella persona desconocida. Desde el fondo de mi corazón,
deseaba que se curara y superara ese duro bache.
Quiero mostrar mi apoyo y mi fuerza a todas las mujeres que estén
padeciendo esta enfermedad. Quiero animar también a colaborar con
la AECC, para que todos juntos podamos ayudar a vencer esta
enfermedad que afecta a tantas mujeres porque, como antes he dicho,
nunca se sabe lo que te puede deparar la vida.
7
Cinta Cantons Sancho
Hola. Tengo 38 años y hace un año que me diagnosticaron cáncer de
mama con metástasis en los huesos. Los primeros días tras recibir
la noticia fueron muy duros, solo lloraba y no quería salir de casa.
Ahora es diferente, he aprendido a asimilar la noticia y tengo muchas
ganas de vivir, de trabajar y de salir con mis amigos. Mi fuerza la
saco de mis hijos, de mi marido y de mi familia. Sin ellos, creo que
no hubiera salido del pozo. Me encuentro muy bien. He tenido una
revisión esta semana y me han dicho que todas las pruebas salen
muy bien, que está controlado. Estoy muy feliz....
8
Nieves Leyva Cuesta
Yo soy hija huérfana de madre fallecida por cáncer de mama. Han
pasado ya más de 20 años de aquello y no ha habido ni un día en
que no me acuerde de ella. Sé que la ciencia ha avanzado mucho desde
entonces y que es una enfermedad que se puede superar. De hecho,
la enfermedad quiso acercarse a una gran amiga un año más joven
que yo y con mucha fuerza ha conseguido superarla, por ella, por
mi madre y por otras mujeres que la han padecido.
Me siento muy solidaria con esta causa y no puedo más que aconsejaros dos cosas: haceos una revisión periódica de las mamas y disfrutad cada día de vuestra vida como si fuese el último. Nada ni nadie
podrá con nosotras, yo me siento fuerte y protegida por mi angelito
de la guarda particular, pero no por ello dejo de ir al ginecólogo. Sed
listas y anteponeos a un diagnóstico tardío. Fuerza, salud y mucho
amor!
!
9
Merche M. Lago
Hola, amig@s. Fui diagnosticada en mayo del 2005. Acababa de
cumplir 40 años. Cirugía conservadora y extirpación total de los
ganglios, ya que algunos estaban contaminados... Ocho ciclos de quimioterapia y 33 sesiones de radioterapia. En febrero del 2006
acabé los tratamientos. Durante el tratamiento, reí, lloré, trabajé
y luché con todas mis fuerzas para vivir. Al acabarlo, tenía mucho
miedo. En la superación de este miedo, doy las gracias a Nuria, de
la AECC. En mi curación, doy las gracias a los médicos, a mi madre, a mi hermano, a Montse, a mis amigos (David, Enma, Juan
Carlos...), a la vida… doy gracias a la vida por haberme dado otra
oportunidad de vivir una vida distinta, más plena, más llena de vida.
En cuanto acabé los tratamientos, en marzo del 2006, me dio por
el baile de salón. Estoy en revisión. La foto que he puesto es de la
actuación de este año en junio, en el Teatro de la Danza de Madrid,
bailando claqué en la composición que presentó mi profesor para el
fin de curso de la escuela de danza a la que voy. He sido muy feliz.
Trato de serlo un poco todos los días. Muchas gracias por darme
10
esta oportunidad de exponer brevemente lo que me pasó, Ánimo a
tod@s, y a mí misma, por haber tenido esta otra oportunidad.
Besos y abrazos!
!
Raquel
Hola, me llamo Raquel. Me diagnosticaron el cáncer el mismo mes
en que cumplía 28 años. Todo comenzó cuando me noté un bultito
duchándome. ¿Cómo se me iba a pasar por la cabeza que podía
ser malo? Aun así, decidí ir al médico ( menos mal!!). Os podéis
hacer una idea del shock que supuso el diagnóstico para mi familia
y amigos. Nunca se me olvidará el momento en que les tuve que
dar la noticia, sobraban las palabras. A todas las que están pasando
ahora por esto, no les puedo negar que las pruebas y los tratamientos son muy duros, que es muy pesado ir al hospital, que pasas
mucho miedo, pero os aseguro que todo ha merecido la pena y que
te haces mucho más fuerte. Una de las pocas cosas positivas que
puedo sacar de todo esto es haber conocido a la que era mi oncóloga,
Encarna Adrover Cebrián, del Hospital de Alicante, que no solo es
una doctora excelente, sino también una persona maravillosa. Quiero
decirles a todas las mujeres que estén pasando por esto que NUNCA, NUNCA DEJEN DE LUCHAR. Y también me gustaría
!!
11
dirigirme a las chicas jóvenes para recordarles que es muy importante
explorarse el pecho, porque, si no hubiera sido por eso, yo nunca me
habría hecho una mamografía por mi edad y no me habrían detectado el cáncer. Agradezco a Ausonia todo lo que hace por nosotras.
Un abrazo muy fuerte.
Rosa
Hola, me llamo Rosa y tengo 45 años. A principios del 2007,
tras unas pruebas para analizar un bulto en mi pecho izquierdo,
me hicieron el diagnóstico de cáncer de mama. Inicialmente, parecía
que afectaba a la piel y que era de grado IV, pero, afortunadamente,
tras el análisis de la mastectomía, lo declararon de grado I. Pasé por
ocho sesiones de quimio, que por fortuna no llevé mal. Tuve el apoyo
de mi marido, de mi hija y, en especial, de una hermana que no me
dejaba ni a sol ni a sombra. Gracias a ellos, conseguí no decírselo a
mis padres, a los que, por ser muy mayores, quería evitar el disgusto. Soy la pequeña de cinco hermanos. Mi abuela materna falleció
de cáncer de mama. Por eso, para mi madre hubiera sido una muy
12
mala noticia. Ella ha fallecido hace tres meses y estoy contenta por
haberle evitado ese sufrimiento, aunque lo pasé yo por no poder
compartir esos duros momentos.
Tras un año de baja laboral, me incorporé de nuevo al trabajo, con
un pelo similar al de la protagonista del anuncio de Ausonia. Recuperé poco a poco la normalidad (con ayuda de un psicólogo y un
psiquiatra, la familia y los amigos). El año pasado me realizaron la
reconstrucción de mama con expansor, lo que me hizo recuperar mi
feminidad y casi olvidarme de lo que había pasado. Voy a mis revisiones, paso la ITV, como yo digo, y me dan para un año. Pues nada,
a seguir adelante. Valoro mucho el esfuerzo de todas las personas
que se involucran y trabajan para que esta enfermedad se erradique,
y para que muchas mujeres sientan un apoyo, que no están solas. Yo
colaboro con una asociación local, en Alicante. Participo en el desfile de
ropa de baño, pelucas y lencería, desde hace ya cuatro años. Animo
a todas las mujeres que estén pasando por esto a que se relacionen
con otras en una situación similar, y a los familiares les pido apoyo
y comprensión en los momentos mas duros. Un beso para tod@s y
gracias.
13
Noemí
Hola. Por motivos familiares, he vivido en segunda persona el cáncer
de mama. Me pilló sin conocerlo y creí que perdería a ese ser querido. Fue el año pasado, yo tenía 15 años y todo el mundo parecía
que intentaba engañarnos a mi hermana y a mí diciéndonos que “no
era nada”. A esa persona especial (mi madre), la operaron de un
bulto cuando tuvo a su primer hijo y después de 26 años la volvían
a operar. En casa se notaba que la cosa no iba bien, todos estaban
alterados, preocupados. Nadie nos quería contar nada, que era lo que
más me fastidiaba. Después de días de mucho calvario, le quitaron
el bulto y poco a poco la vida fue volviendo a la normalidad. No ha
vuelto a tener ninguna anomalía, de lo cual me alegro. A mi madre
le pillaron el bulto a tiempo y por suerte no tuvo que pasar por
quimioterapia ni ninguna cosa rara de esas. Ahora sé que gracias a
los avances médicos mi madre se salvó y eso pasa a menudo con
muchas mujeres. GRACIAS.
14
Lorena
En mi familia, más de tres generaciones han padecido cáncer de
mama y, en algunos casos, ha sido causa de muerte, por lo que es
algo que tengo muy presente, ya que, en cierto modo, pienso que
yo puedo ser la siguiente. Por eso, colaboro aportando minutos para
la investigación, con la esperanza de que, tanto si por desgracia me
tocase a mí, como a otro familiar mío o a cualquier otra persona,
existan los suficientes avances para terminar con él lo antes posible. COLABORAD! !
Elena
No puedo decir que sepa lo que es vivir una situación en la que
alguien cercano a mí haya tenido este problema, ya que todas las
mujeres del vídeo (madre, hermana, amigas...) están bien y espero
que lo sigan estando por mucho tiempo. Pero si escribo estas líneas es
por hacer especial hincapié en la sensación o creencia generalizada de
que “ESTO NO ME VA A PASAR A MÍ”. Este es el gran error
de nuestra sociedad, esta falsa FE en nuestros destinos. El creernos
intocables y omnipotentes nos hace descuidados y vulnerables, hace que
las cosas nos cojan desprevenidos y en muchas ocasiones no se llegue
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a tiempo para poner un remedio. Chicas, no hay que esperar a ver
las barbas de nuestro vecino pelar, para poner las nuestras a remojar.
El desconocimiento o el ignorar cosas como esta no nos hace inmunes. Que Marta Sánchez no sea la única que se deja la piel en esto,
que todas tenemos mujeres en nuestra vida que nos importan. Un
saludo.
María Alba Peirot Serrano
Hola. Mi nombre es Alba y hace siete años que me diagnosticaron
un cáncer de mama. Por aquel entonces, tenía 40 años y un hijo de
diez. Recuerdo que, cuando abrí el resultado y vi el diagnóstico, el
mundo se me cayó encima. Lo primero que pensé fue que quizá se
me acababa la vida, y tenía todavía mucho trabajo por hacer aquí.
Mi temor más grande era pensar en el sufrimiento que les causaría
a mis padres, mi marido y mi familia. Pienso que, para unos padres, ver cómo sufre un hijo es muy duro. Me quedaba también el
trabajo de explicarle a mi hijo todo lo que iba a suceder y recuerdo
que él me dijo: “Mamá, ¿te vas a morir?”. Yo le contesté que ni
pensarlo, que tenía que dar mucha guerra aún.
16
Llegó el momento de la operación y, gracias a Dios, todo salió como
esperábamos. Después vino el trauma difícil de la quimio y también
la radioterapia. Gracias a la ayuda, la comprensión y el apoyo por
parte de mi familia y amigos, conseguí pasar ese difícil año. Ahora
ya he pasado los cinco años posteriores de tratamiento y estoy con
controles periódicos. Aunque cada vez que llega el momento de realizarlos lo paso muy mal, sé que es por mi bien y quiero tener la
esperanza de no tener que volver a pasar por la misma situación.
Desde aquí quiero dar las gracias a todos los que me han apoyado,
pero en especial a mis padres, mi marido y mi hijo, porque sé
que sin ellos todo habría sido mucho más difícil. Por último, quiero
decirles a todas las personas que están en mi misma situación que
adelante, que no se den nunca por vencidas y que si necesitan una
mano aquí tendrán siempre la mía.
17
Ángela
Afortunadamente, hasta el día de hoy no he sufrido esta enfermedad,
ni tampoco nadie de mi familia, pero sí vivo muy de cerca este tipo
de enfermedad y otras muchas porque trabajo en un hospital y soy
sanitaria. Por supuesto, quiero dar mi apoyo y solidaridad a todas las
personas que la sufren y, a la vez, pido a todas las mujeres que no
dejen de examinarse y hacerse una mamografía cada año, ya que la
detección a tiempo es muy importante. Yo tengo 45 años y me hago
las pruebas correspondientes cada año. Hazlo tú también. Un saludo
para todas.
18
Laura Tobarra Martínez
En el mes de abril, a través de una revisión ginecológica rutinaria, me
diagnosticaron un cáncer de mama. Tenía 31 años y una hija a punto
de cumplir dos. Creía que me iba a morir de pena, lloré sin parar
esa tarde... Dos días después, me operaron y también pensaba que
verme sin pecho era lo peor que me podía pasar en esta vida. Hoy
han cambiado muchas cosas, solo me queda una sesión de quimioterapia y empezar con la radioterapia. Todo se ve distinto, yo intento
verlo a través de mi hija, porque ella es la que más me necesita.
Solo quiero deciros que esto se cura, que nunca hay que dejar de
luchar. Lucha por lo que quieras, por ti, por tus hijos, tu pareja,
tus padres o lo que sea, pero lucha. Son unos meses muy malos
en los que llorarás mucho e incluso romperás algún plato. Haz lo
que quieras para desahogarte, porque lo necesitas y no debes sentirte
culpable por ello, pero, por favor, no te hundas nunca, porque la
vida sigue. No te preocupes en malgastarla buscando un porqué. Solo
concéntrate en curarte y en volver a tu vida, una vida en la que estarán tus seres mas queridos, esos que tantos momentos pasan ahora
contigo y que tanto te apoyan. Ellos nunca sabrán ni entenderán lo
importante que es ese apoyo, y tú tampoco lo habías sabido realmente
hasta ahora, y eso es algo muy bonito. Un beso para todos aquellos
que están pasando por este trance, un beso para los familiares y, 19
por supuesto, para todos aquellos que no consiguieron vencer esta
lucha y que seguro que os dirían lo mismo que yo: no os hundáis
nunca y a luchar, que hoy se puede.
Mari Carmen
Hola. La historia no es mía, sino de mi madre. Cuando yo tenía
18 años y ella 48, le diagnosticaron un cáncer de mama, aunque
nos lo ocultó hasta tener el resultado de la biopsia. Como ya estaba
en tratamiento por una dermatomiositis, nos informaron de que
posiblemente no le quedaran más de unos seis meses de vida. Hizo
radio y tratamiento con tamoxifeno y, contra todo pronóstico, a los
cinco años fue dada de alta del cáncer. Dos años después, en un control
rutinario, le encontraron metástasis ósea, que se paró al retomar el
tratamiento con tamoxifeno. Diez años más tarde, una metástasis
hepática acabó con su vida, pero el hecho de que lograra vivir 18 años
a pesar de la previsión inicial de seis meses demuestra que estamos
avanzando mucho. Murió con 64 años, después de ver nacer a sus
dos nietas y de visitar lugares que nunca creyó que conocería. Es muy importante el diagnóstico temprano. Yo siempre me he revisado y, aunque he tenido un falso positivo que me dio un buen susto,
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! !!
creo en la prevención y el diagnóstico precoz.
rendir!!!
No nos podemos
Aurora Sánchez Rubio
Hola. Soy una de tantas mujeres que ha sufrido cáncer de mama y
que sigue viva, y, sobre todo, en perfecto estado de salud. Yo padecí
esta enfermedad con 29 años, por lo que fue una sorpresa. A esa
edad, se supone que estás fuera de toda estadística, así que en ese
momento de tu vida piensas en muchas cosas menos en el cáncer.
Me acababa de casar y mis ilusiones estaban centradas en tener hijos,
con lo que la noticia, además del susto que supone, fue un verdadero mazazo. Hasta aquí llega la parte mala, pero el resultado hasta
ahora ha sido magnífico. Me dieron quimio, estuve cinco años en
tratamiento con tamoxifeno y con 35 años tuve mi primer hijo.
Ahora tengo tres niños adorables que no paran de dar guerra. A
estas alturas, puedo decir que el cáncer fue un paréntesis en algunos
aspectos de mi vida, pero que se pasa, te curas y tu vida continúa.
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Sé que durante el tratamiento hay momentos muy duros, pero las
que lo estéis sufriendo pensad que se pasa rápido y que después solo
os espera algo mejor.
Francisca Muñoz Muñoz
Un día en la ducha te descubres un bultito en la mama derecha,
acudes al médico y, desde ese momento, tu vida empieza a cambiar.
Se trata de un cáncer de mama, y además bastante agresivo. Una
mujer fuerte, sana, activa, con dos hijas preciosas, una vida emocional equilibrada, 42 años y cáncer de mama. Comienza la película.
Operación, 13 de mayo, habitación número 13 del hospital. No soy
supersticiosa, pues iba contenta, con ánimos, deseaba que me quitaran el bicho, que así denominaba yo al bultito que iba creciendo.
Después, recuperación de la cirugía y a conocer el mundo de la oncología ( qué maravilla de especialidad!). Pues nada, seis sesiones de
quimioterapia. Ganas de salir corriendo, al ver la medicación que me
tenían que poner por mi frágil vena. “Con el miedo que me han dado
las agujas siempre”, pensé. Conoces el hospital oncológico y conoces a
tanta gente como tú. Y así van pasando los meses, aguantando, con
valentía, y siendo más fuerte que el veneno que te inyectan. Al cabo
!
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de seis meses, 30 sesiones de radioterapia. Otro espacio, todo frío,
solo mi cuerpo y la máquina, impresionante, duro, pero necesario.
Acabamos. Soy feliz de no volver a los tratamientos duros. Vida
normal, pero nueva vida. Ahora evitando caer en una depre. Ya no
quedan fuerzas, pero el ánimo de la familia, de mis amigas y sobre
todo de mi querido compañero me llegan al alma y curan todas mis
heridas. Soy fuerte. Y me involucro en ayudar a las demás mujeres que pasan por esto. Me gusta, me siento satisfecha. Y ahora,
después de dos años, con las revisiones, siempre al filo de la duda.
Depender de los marcadores tumorales, que me vienen alterando la
existencia. Y piensas: “Hoy vivo lo que vivo, y estoy manteniéndome,
evitando caer”. Los luceros de los ojos de mis hijas son mi faro, mi
compañero, mi timón al cual me agarro para seguir navegando por
el mar de la vida. Vida que quiero vivir muchos años más.
23
Misha
Mi historia no tiene el final feliz que todos querríamos esperar. Aún
hoy, cinco años después, me cuesta hablar de ello, pero qué mejor
manera de ayudar que contando la realidad, tal y como es. La edad,
el miedo a la incomprensión, pensar que “eso” nunca te va a pasar a
ti... hace que uno no se percate de la necesidad de hacerse revisiones,
chequeos y todo aquello que signifique “prevención”. ¿El resultado?
Llegar a un callejón sin salida. Esto fue lo que le pasó a mi madre,
víctima de una generación marcada por el desconocimiento y el exceso de confianza, y también al resto de nosotros, que caímos en su
misma “trampa” y no rompimos esa tela que nos impedía ver la
realidad. Cuando quisimos darnos cuenta, era demasiado tarde y las
ramificaciones de su cáncer de mama se habían extendido violentamente por el resto de su cuerpo y de sus huesos. Aunque su lucha
fue incansable durante algo más de dos años, el desánimo se apoderó
de ella en algún momento. Partió poco después una calurosa noche de
agosto. Aunque la pérdida es irreparable, este episodio nos valió (me
valió), para creer firmemente en que la prevención es la única alternativa válida para no entrar en el terreno peligroso del cáncer. No
importa ser joven y decir “a mí no me va a pasar”, porque no hace
distinciones. A pesar de que muchas de nosotras pertenezcamos a
nuevas generaciones, algunas siguen teniendo pánico a ir al
24
ginecólogo o a hacerse revisiones de este tipo. Y no puede ser así. Yo
ya he empezado a luchar contra el cáncer sin tenerlo. ¿A qué esperas
tú?
Isabel Vázquez Iglesias
Me llamo Isabel y tengo 45 años. En noviembre del 2008 me
diagnosticaron un cáncer de mama. La primera pregunta que te
haces es: “¿Por qué a mí?”. Cuando oyes historias y ves por la tele
a gente que ha padecido cáncer de mama, te entristeces, pero nunca
piensas que pueda pasarte a ti. Pues sí, se puede vivir en primera
persona y ese fue mi caso. Tras dos intervenciones quirúrgicas, pasé
por el tratamiento de quimioterapia (seis sesiones). Durante ese
tiempo, cogí peso, que aún hoy me sobra, pero también aprendí a
valorar, a querer y a dar las gracias. Tengo que dar las gracias a mi
pareja, a mi hijo, a mi madre y a mi hermana, que me acompañaron en mi lucha, pero también he de agradecer muchas cosas a mis
amigas, que no me dejaron pasar por esto sola. Aún no he
25
reconstruido la mama amputada y cada vez que me miro al espejo es
un recuerdo de lo que ha pasado, de la misma manera que cada vez
que veo un anuncio relativo al tema del cáncer de mama no puedo
evitar que me salten las lágrimas. La experiencia fue muy dura, pero,
como de todo lo malo hay que sacar algo bueno, tengo que decir y
gritar que tengo una GRAN FAMILIA y unas GRANDES AMIGAS, y que en estos casos es importante detectarlo rápido, asumir
la enfermedad, luchar contra ella (porque se vence) y continuar adelante.
Celina Fernández
La experiencia que os cuento la he pasado junto a la persona más
importante de mi vida y mi ejemplo a seguir: mi madre. Mi madre
tiene 65 años y, a principios del año 2007, en una de sus revisiones
anuales realizadas por la Junta de Castilla y León para la prevención
del cáncer de mama, le detectaron microcalcificaciones en la mama
izquierda. Nos cogió de sorpresa, porque no teníamos ni idea de qué
significaba esa palabra tan rara. Mi madre se vino abajo; una tía de
ella había fallecido hacía 15 años de cáncer de mama y sabía lo duro
que había sido para ella. También le afectó mucho el hecho de que
ese año yo me casaba en mayo, porque pensó que no iba a
26
poder asistir a la boda. Pero, tras acudir a la oncóloga Dra. Pedraza,
una persona de un trato admirable y mejor profesional, mi madre
cambió su forma de pensar y dijo “ADELANTE”, me queda mucho
que disfrutar». La verdad es que no se dio por vencida en ningún
momento, ni en los ciclos de quimioterapia ni en la radioterapia, y
yo creo que cada vez que iba al hospital salía más reforzada. El apoyo
por parte de la familia y de los amigos fue fundamental. También
conoció a otras mujeres en su misma situación o, por desgracia, en
una situación peor que la suya, y el hablar con ellas le sirvió de
mucho. Lo más importante para mi madre es que nunca se sintió
sola. La verdad es que yo no la dejaba ni un momento y mi padre
tampoco. Hoy en día está como una rosa, con su tratamiento y con
poco calcio, eso sí, pero va todos los días a la piscina, hace gimnasia
dos veces por semana y, por supuesto, sus viajes del Imserso.
Aprovecho la ocasión para dar las gracias a todas las personas que
desinteresadamente trabajan para que esta enfermedad se erradique,
ya que sin ellos no se habrían logrado tantos avances, y sobre todo a
las voluntarias del Hospital de León, por su apoyo incondicional. Un
saludo para tod@s desde León.
27
Susana Doménech Castillo
La culpa la tuvo el miedo. Si mi madre no hubiese tenido miedo
de acudir al médico por si recibía malas noticias, hoy, quizá, no
estaríamos lamentando su ausencia. Es muy importante la prevención
y no tener miedo, porque el miedo nada cura. Aún recuerdo cuando
mi madre me llamó por teléfono para decirme que le habían encontrado un bulto en el pecho. Lo hizo desde una cabina de la calle,
entonces no todo el mundo disponía de teléfono móvil. Su voz intentaba parecer tranquila, pero nunca supo disimular bien. La espera
de los resultados se hizo larguísima y, aunque recuerdo vagamente esa
época, las sensaciones eran muy contradictorias. Por una parte, el
miedo a la palabra cáncer no te hacía ver lo que realmente sucedía a
tu alrededor y, por otra, nunca habíamos vivido una situación igual.
Había muy poca información. Hasta entonces, conocías a alguien que
tenía un familiar con esta enfermedad o solo veías noticias de famosos en televisión que la padecían. Siempre tuvimos esperanzas, pues
mi madre nunca nos dijo lo realmente avanzada que estaba la enfermedad. Le extirparon el pecho al completo y vivió su enfermedad
a medias con nosotros. Nos ocultó su metástasis y tarde pudimos
reaccionar, pues cuando supimos de su gravedad fue cuando ingresó en
un hospital para acabar sus días bajo los efectos de la morfina y sin
reconocer a sus hijos o su pareja.
28
Desde que supimos de su enfermedad hemos estado muy atentas,
tanto mi hermana como yo, a cualquier señal de alarma. Yo, personalmente, me hago exploraciones cada cierto tiempo cuando me
ducho o cuando me tumbo a descansar un rato. No me cuesta más
que cinco minutos y con ello se previenen sustos futuros. También
me he hecho alguna ecografía, pues aún soy joven para una mamografía. No hay que vivir con el miedo en el cuerpo, sino simplemente
hacerse una autoexploración de vez en cuando y acudir al médico ante
cualquier duda. Con ello prevenimos males mayores.
Supongo que esto lo puede estar leyendo alguna mujer que padezca
ya esta enfermedad y desde aquí quiero decirle que comparta sus
sentimientos con la gente de su alrededor. Mi madre no lo hizo y,
queriendo evitarnos un sufrimiento, lo que logró fue dejarnos una
sensación de haberle fallado. La familia está para compartir la carga,
ofrecer ayuda, comprensión o simplemente compañía. Tenemos hoy en
día una sensación de vacío, pues hicimos nuestra vida sin saber que
nuestra madre, quitándole importancia ante nosotros, sufría en silencio una enfermedad tan grave y conociendo la consecuencia final. Por
eso, animo a aquellas personas que padecen esta enfermedad a que
compartan sus sentimientos con su entorno, pues es de sobra conocido
que el apoyo de los seres queridos ayuda a la recuperación. Así que
lo primero, PREVENCIÓN, y después dejarse querer. De esto se
sale, pues el caso de nuestra madre solo se da en pocas 29
ocasiones. Actualmente, soy madre primeriza y siento una terrible
pena porque mi hijo no va a conocer a su abuela. Es una más de las
consecuencias de esta enfermedad... Gracias por dejarme compartir
mi experiencia con vosotros.
Sonia Torío
Mi nombre es Sonia, tengo 38 años y hace cuatro meses que me
diagnosticaron un cáncer de mama. En el momento en que me dieron
el diagnóstico y me dijeron la palabra cáncer y la palabra quimio,
se me vino a la cabeza la cara de mis tres hijas y seguidamente el
pensamiento de que me iba a morir. La primera semana, mientras
intentaba asimilar la enfermedad y el tratamiento, fue durísima. Solo
veía la cara de mis hijas y pensaba en qué pasaría si yo no superaba
la enfermedad. Cuando ya me dieron día para empezar el tratamiento y vi en qué consistía, me dije que tenía que aprovechar todo
lo que pudiera los días después de la quimio, cuando me encontraba
bien, para compartirlos con mis hijas, pues eso era lo único que no
30
me hacía pensar en la enfermedad. A partir de ese momento, me
dije también que tenía que luchar al máximo y que, si muchas
mujeres y con peor diagnóstico lo habían superado, yo no iba a ser
menos. He pasado la parte más dura del tratamiento y el tumor ha
desaparecido. Aún me quedan 12 sesiones de quimio y al final una
operación, pero me estoy curando y voy a salir del bache que me ha
puesto la vida en el camino. Durante todo el tratamiento he sido
muy optimista y he estado lo más animada posible dentro de lo que
supone la enfermedad. Ánimos a todas, que hoy en día la medicina
está muy avanzada y, aunque el tratamiento no es agradable, se sale
y se tira adelante. ÁNIMOS A TODAS LAS MUJERES QUE
ESTÉN PASANDO POR ESTE BACHE. QUE SEAN MUY
POSITIVAS Y ADELANTE.
31
Lola Macías
Me siento orgullosa de saber que hay personas en este mundo que se
preocupan y luchan por la salud y el bienestar de otras. Desde aquí
quiero mostrar mi reconocimiento a todas esas personas que trabajan
para la derrota total del cáncer. Gracias por vuestra importante
labor!!!
!!!
Vanesa
Hola. Mi relato va a ser breve, pero espero que pueda servirle de
consuelo a alguien que esté en cualquier rinconcito pasando un mal
momento. Yo no he padecido cáncer de mama, pero sí mi madre
el pasado verano. Al principio, esta enfermedad (de la que muchos
no queremos ni mencionar su nombre, para mí es “el bichito”)
impresiona, impacta, desmoraliza, atemoriza... Todos los que leéis
esto, incluso yo, hemos enterrado a alguien querido por esta maldita
enfermedad... y esta es la causa que nos puede llevar a tener todas
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esas sensaciones que antes he citado. Yo, también, en un momento de
mi vida, maldije lo que me rodeaba al ver que el cáncer volvía a aparecer por el umbral de mi casa, pero, gracias a la detección precoz
en el caso de mi madre, ahora al “bichito” lo llamo “contratiempo”.
Mi consejo es el siguiente: esperad a hablar con vuestro especialista! Ningún tumor es igual y, como se dice por aquí en Andalucía,
“cada cuerpo es un mundo”. Hay que intentar ser positivo, aunque
en ocasiones cueste trabajo, llevar a cabo aquello que nos haga felices,
visitar a los amigos y a la gente que nos quiere. Estas son las mejores
medicinas. Pedid ayuda en la Asociación Española Contra el Cáncer,
enferm@s y familiares, son una ventana de esperanza, o al menos
lo fueron para mí. Mi madre, en este momento, está paseando a
su nieta y preparando el almuerzo para cuando yo llegue. Por fin
podemos decir: bendita rutina!
!
!
33
Susana
He vivido muy, muy de cerca el cáncer de mama. Hace ya 12 años
que se lo diagnosticaron a mi madre. Recuerdo el momento en que
mi padre me lo dijo y aún siento aquella extraña sensación de…
¿impotencia…?, ¿nerviosismo…?, ¿incredulidad...? No sé muy bien
cómo definirla. Mi madre entonces era muy joven y siempre había
sido una persona muy sana y jovial, y me pareció tan injusto… Suerte
que era muy constante y consciente con sus revisiones y pudieron
diagnosticarlo a tiempo. Le hicieron una mastectomía, estuvo en
tratamiento de quimioterapia durante bastantes meses y, posteriormente, pasó por el largo proceso de reconstrucción. Ha sido muy
duro, ha sufrido muchos efectos secundarios por la quimio, no ha
vuelto a recuperarse completamente del brazo (también le extirparon
los ganglios de las axilas), la menopausia precoz también le ha dejado
huella, pero sigue viva, luchando cada día y sin dejar de sonreír. Es
increíble la fortaleza que tenemos, no somos conscientes de ella hasta
que no llega el momento de sacarla y de seguir... Ella lo ha conseguido
y espero que todo el mundo pueda hacerlo. No os saltéis las revisiones, buscad el apoyo de la familia y los amigos, y sonreír siempre,
que la vida, a pesar de todo, es maravillosa..
34
Noelia
En febrero del 2004, un cáncer de mama muy avanzado llamaba a
mi puerta. Yo tenía 31 años y estaba recién separada de mi marido.
Me pareció que la vida ya había terminado, pero, con la ayuda de
mi familia, mis grandes amigos, un amor incondicional y mi fortaleza, salí adelante. Luché con uñas y dientes, y conseguí vencerlo. En
octubre del 2008, apareció de nuevo y, por segunda vez y con más
fuerza que nunca, empecé a combatirlo. Hoy estoy esperando que me
intervengan ya para ponerme la prótesis de silicona definitiva y lucir
mi nuevo pecho. Aquí os mando una foto de este verano, para que
veáis que nunca debemos perder la sonrisa. Un abrazo para todo
aquel que lea mi historia.
Melody
Estoy contenta de poder participar en esto. Yo no he padecido cáncer,
pero sí que lo he vivido muy de cerca. Tanto mi madre como mi
abuela, mi abuelo y mi madrina han padecido cáncer y, ahora
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mismo, pienso a veces que también me puede pasar a mí. Pero,
si eso llegara a ocurrir, sé que habría mucha gente que estaría a mi
lado. Con esto no sé muy bien qué es lo que quiero decir o llegar a
transmitir. He perdido a familiares (a dos exactamente) por culpa
del cáncer y sé lo que duele. Viví las lágrimas de mi madre, su
operación, los días siguientes y cómo el médico le dijo que tenían que
volver a operar. Viví la situación de mi abuela, postrada en la cama,
sonriente a pesar de todo, igual que mi madrina. Quiero transmitir
confianza y fe. Me gustaría que cualquier mujer que lo padezca
supiera que tiene a mucha gente a su alrededor, gente que la quiere
y que siempre estará con ella. Ánimos.
Paula
Hola. Me hace mucha ilusión formar parte de este libro rosa. Les doy
mi apoyo a aquellas mujeres que están pasando por una mala racha
como consecuencia del cáncer de mama y les mando desde aquí un
fuerte abrazo, mió y de mi bebé, para que luchen, ya que con lucha
se sale rápidamente adelante. No padezco cáncer de mama, pero
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estoy amamantando a un bebé precioso y me acuerdo muchas veces
de las que sí tienen ese problema. Un beso muy grande a todas
y… QUE EL ROSA NOS UNA SIEMPRE!!!
!!!
Raquel
Yo he vivido mi historia con el cáncer en mi entorno, con mi madre. En una de las mamografías rutinarias anuales, le encontraron un
bultito pequeño que, al analizarlo, resultó ser maligno, por lo cual
había que operarlo. Pasó de ser una bolita pequeñita que ni se notaba
ni le dolía a ser un bulto dos veces mayor en un mes, que fue lo que
tardaron desde que se lo encontraron hasta la operación. Al principio,
no te haces a la idea. No te puedes creer que le esté pasando eso a tu
madre porque para un hijo las madres son muy fuertes y nunca nos
las imaginamos enfermas, pero, cuando pasa, lo mejor es ser positivos, pensar que todo va a ir bien y, sobre todo, apoyarles en todo.
Tomarlo con positividad hasta el final permite al cuerpo estar fuerte
y poder afrontar mejor la situación. Mi madre, aunque con miedo
a la operación, lo tomó con valentía y positividad, y la operación,
gracias a DIOS, salió muy bien y la recuperación fue muy rápida.
Gracias a DIOS, a que cada vez se sabe más sobre la enfermedad y
a las revisiones anuales, tengo a mi mamá conmigo, 37
ahora puede disfrutar de su nietecita y en la recuperación no tuvo
que tener quimio, sino solo unas sesiones de radioterapia. Así que,
por favor, no creáis que las revisiones anuales son una tontería, llegan
a salvarte la vida, porque si lo coges a tiempo es mucho más fácil,
muchísimas mujeres se salvan gracias a cogerlo a tiempo. No permitáis que, por una dejadez o por miedo a saber si lo tendréis o
no, se sentencie vuestra vida, cuando os están dando la oportunidad de
seguir viviendo y, si no lo hacéis por vosotras, hacedlo por los que os
quieren, que no podrán vivir igual sin vosotras. NO OS DEJÉIS,
MIMAOS Y CUIDAOS. Un beso enorme a todas.
Ruth Geiler
¿Cáncer? Qué palabra con una carga tan negativa! ¿Por qué la
palabra gripe no la tiene? Toda mi familia lo padeció. Mi abuela
paterna lo tuvo de mama, mi padre de pulmón, mi madre de
ovarios, mi tía de útero, piel y ahora de riñón. Pero… ¿yo? ¿Por
qué yo? Yo tengo hijos, me necesitan, no me puedo enfermar. Todo
!
38
empezó con un tumor de mama en el año 2007, me lo diagnosticaron el día en que cumplí 43 años. Decidí dar batalla y no
dejarme vencer. Mis hijos tendrían el ejemplo de lo que era pelear
por la vida. Comprendí que algunos debíamos superar pruebas para
transitar por este mundo, y estaba dispuesta a atravesarlas. Dos
operaciones y rayos. Luego controles.
¿Pero ahora por qué? ¿Por qué si cumplí al pie de la letra todas
las indicaciones médicas? ¿Por qué si aún soy tan joven y tengo tanto
por hacer? Un tumor mucho más agresivo y en el mismo lugar.
Única opción: extirpar el pecho. Muchas lágrimas, dolor, sensación de
impotencia, enojo con el mundo, angustia, desamparo y una decisión:
vivir. Recordé las palabras de un conocido que me dijo: “Dios no te
pone pruebas que no puedas atravesar”. Me convencí entonces de
que una vez más sería capaz de afrontarlo. En abril me extirparon
el pecho. Pocas veces en mi vida sentí tanto el amor de quienes me
rodeaban: mis hijos, mi pareja, mi hermano, mis amigos, mis
compañeros de trabajo… todos estuvieron a mi lado. Sin todos ellos,
hoy no estaría escribiendo esto. Fue muy duro ver la imagen que me
devolvía el espejo, costó poder mirarme, ni siquiera fui capaz de
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curar la herida, iba todos los días al médico o venía una enfermera a
mi casa. Confiaba en que el resultado de la biopsia no requeriría que
efectuara quimioterapia, pero me equivoqué. “Cuatro sesiones cada
21 días2, dijo el médico, luego otra droga con igual frecuencia por un
año. “Se te va a caer el pelo”. Esa frase retumba aún en mis oídos.
¿El pelo? Ese tesoro que tanto cuidaba, de cuyo color y alisado
estaba siempre pendiente, otro símbolo de femineidad que me era
quitado. No me alcanzaban las lágrimas para descargarme. Qué difícil
era aceptar que, tras perder el pecho, ahora era el turno del cabello.
¿Cómo podría seguir sintiéndome mujer? ¿Cómo podría tener
intimidad con mi pareja? ¿Cómo evitaría que me miraran? El
primer paso fue seguir el consejo de una amiga que me dio los datos
de un lugar donde comprar unos pañuelos muy originales para la cabeza, adquirir una peluca y distintos accesorios, como cintas elásticas
con extensiones de flequillo y pelo largo para usar bajo los pañuelos.
Tras eso, me hice un corte muy corto a pocos días de la primera
sesión de quimio. La dueña del local donde adquirí mis accesorios
me recomendó hacer el curso de Luzca bien e, inmediatamente, le
dije “no, no voy a grupos de ayuda”. Entonces me sugirió que viera
en Internet de qué se trataba. Días después, seguí el consejo, vi la
página, los videos en YouTube y mandé un e-mail. Un día más tarde,
llamé por teléfono, me explicaron de qué se trataba y me inscribí.
Asistí al curso armada con mi bolsa, en la que llevaba la peluca, los
pañuelos y los distintos accesorios que había comprado.
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El ambiente era muy distendido. Había gente de muy distintas
edades, algunas muy arregladas, otras dejadas, algunas parecían abatidas, otras tenían cara de enfermas… eso que yo no quería tener. Es
increíble ver cómo quienes pasamos por esto tenemos una mirada
distinta. Quizá cualquier persona que se nos cruza por delante no se
detiene a pensar por qué usamos un pañuelo quienes pasamos por
esto. Al empezar el curso, se presentaron la maquilladora y Nora.
Nos dieron una bolsa con distintos elementos y nos pidieron que
nos desmaquilláramos, hecho lo cual, paso a paso, comenzaron a
enseñarnos cómo colocar una base, el corrector, los colores de sombras
adecuados, cómo disimular ojeras, marcas e imperfecciones, y cuáles
eran los puntos de luz. Todas estuvimos muy atentas. La señora
que tomaron como modelo parecía la protagonista de Cenicienta: se
convirtió en una reina tras seguir los pasos indicados. Luego, nos explicaron cómo ponernos cada tipo de pañuelo y cómo hacer para que
la vista de quien teníamos enfrente no se posara en nuestra cabeza,
sino en los accesorios, y cuál era el modo más apropiado de lucirlos.
Tomaron a varias de nosotras como modelos y nos probaron distintas
opciones. No se procuraba mostrar la miseria ni el dolor por el que
atravesábamos, sino todo lo contrario, lo que podíamos hacer para
recuperar la autoestima y sentirnos tan femeninas como siempre. Al
finalizar, en un clima muy distendido, un café dio el toque final al
curso. Salimos contentas con un set de maquillaje y muchas ideas
para aplicar.
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Antes de la segunda sesión de quimio y en tan solo cuatro días, el
cabello perdió fuerza, se convirtió en hilos que se caían en mechones
y decidí, no sin lágrimas, pelarme. Si bien siempre me arreglé y
maquillé, los consejos y tips del curso comenzaron a ser aplicados.
Las cintas sobre los pañuelos, los pañuelos enroscados, la peluca, las
extensiones y los distintos accesorios comenzaron a colaborar para que
el espejo me devolviera la imagen que quería ver. Cuando uno atraviesa una situación tan extrema como esta, puede dejarla transcurrir
sin hacer nada al respecto o extraer alguna enseñanza. Opté por la
segunda posibilidad. Este ha sido un momento de hurgar en lo más
profundo de mi ser, de parar la pelota, de barajar de nuevo. Ha sido
una nueva oportunidad de replantear la vida, los afectos, las prioridades. Busqué ayuda en mi psicóloga de muchos años, quien transitó
este camino a mi lado, la homeopatía colaboró en mi recuperación,
el curso me enseñó que podía siempre lucir mejor, comenzar las
clases de pintura me ha hecho descubrir un mundo nuevo en el que
los colores y las formas ocupan durante horas mi mente. No creo que
yo pueda aportarle mucho al mundo del arte, pero sí que el arte me
está ayudando a transitar este momento y a superarlo también. Un
trabajo tan estresante como el mío a veces no permite que uno no
actúe mecánicamente, todo transcurre, y justamente no se trata de
transcurrir, sino de VIVIR. Vivir la dicha de amanecer cada día, de
ver a nuestros hijos despertar y de poder salir cada mañana y gritar:
“ Estoy viva!”. En un mes reconstruirán mi pecho. Las heridas ya no
serán físicas y depende de cada una de nosotras sanar las psíquicas.
!
42
No es fácil, pero tampoco imposible. Si yo pude, creo que pueden
todos. Se trata de tener presente que no hay que darse por vencido
ni aun vencido y que esto también pasará. Agosto del 2010.
Vanesa
Buenas! Mi historia es la historia de una persona muy importante
para mí: MI TÍA. En esa época, poco me enteraba yo de lo que
estaba pasando, solamente de que la tía estaba malita. Yo tendría 11
años, más o menos. Soy una de esas personas que empatiza rápidamente con las personas que están sufriendo, sea por el motivo
que sea, así que allí estaba yo, apoyando, de la manera que podía,
a mi tía. ¿Cuál creéis que fue mi apoyo? Pues lo único que podía
hacer: ir a visitar a mi tía siempre que tenía ocasión. La verdad es
que esta experiencia me unió mucho a ella. La otra ayuda ya la tenía,
los médicos la estaban tratando y, aunque perdió un pecho y se la
cayó el pelo, ha tenido el resto del tiempo para sobreponerse a ello y
poder seguir con su vida Siempre iba a verla (también tengo que
hablar de mi madre, que no se separó de ella). Cuando mis amigas
iban al cine un sábado por la tarde, yo me iba a verla y a pasar la
tarde con ella. Sé que esto no la curó, pero AYUDÓ. Como ya os
he dicho, ella fue una de esas mujeres que superan el cáncer (aun
cogiéndolo tarde) y, despues de… bufff... pues casi 20 años, ahí está
!
43
dando guerra y con los achaques típicos que va dando el paso de los
años. Espero que esta historia pueda dar un rayito de esperanza a
todas las personas que estén pasando por esta situación. ÁNIMO
Y ESPERANZA. Muchas gracias por haberme dado la oportunidad de sacar todo esto de mi interior.
Lledó
Me agrada la idea de poder hacer entre todas el libro rosa de Ausonia. Creo que es un detalle muy bonito y me encantaría participar en
ello. Yo nunca he vivido una experiencia de cáncer de mama con algún
familiar o persona proxima a mí, pero sí puedo asegurar que sé
qué es el sufrimiento de tener un cáncer, ya que eso sí lo he podido
experimentar y sentir con seres queridos. Sé que es despertarse casa
día y sentir que todo aquello acabará, sentirse derrotada y no querer
luchar. Por eso, quiero que nunca perdáis la fuerza y las ganas de
seguir viviendo día a día, porque creo que es eso lo que te ayuda y te
hace seguir adelante. Sobre todo siempre hay que tener una actitud
positiva, nunca negativa. Hay que pensar que todo saldrá bién y que,
a parte de tus familiares o amigos, hay más gente que te apoya,
millones y millones de personas en el mundo. Este LIBRO para mí
es como un apoyo al que pueden recurrir todas aquellas mujeres que
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lo estén pasando en este momento y que necesiten ver todo el cariño
que hay en el mundo. Sin duda, es un libro que desprende fuerza y
energía. Y, por encima de todo, ánimos para poder seguir adelante.
MUCHA FUERZA!
!
Teresa
Hola a todas. Este es mi humilde granito de arena para apoyar esta
causa, que es la de todas. Mi historia comienza hace casi cuatro
años. Después de mis constantes revisiones, me tocó vivir la peor
experiencia de mi vida: me diagnosticaron cáncer de mama. Yo siempre había creído que era una mujer débil, pero entonces me di cuenta
de que ante la adversidad me crezco. Sí, perdí un pecho, pero no
mis ganas de luchar. Desde el primer momento, estuve con la moral
muy alta. Sin pelo, hinchada, cansada, dolorida, etc., pero aquí estoy.
Gracias a los adelantos en medicina, gracias a Dios, EL CÁNCER
DE MAMA tiene cura, pero, por favor, acudid a vuestras revisiones.
Ya estoy cansada de escuchar: “¿Y si me dicen que tengo algo malo?
Ay, no, no, qué miedo...”. Esa actitud no nos ayuda ni a nosotras
45
ni a las personas que intentan ayudarnos. Cuanto antes se diagnostique, antes comienza el tratamiento. ¿Que es duro? Sin duda,
pero a casi cuatro años de mi operación me encuentro genial, con
mis revisiones periódicas, pero viviendo, disfrutando de mi familia y
amigos. Así pues, id al médico al menor indicio, haceos exploraciones, ayudémonos entre todas. No sé si esto lo leerá alguien, pero, con
una sola mujer que lo lea y por lo menos le haga pensar en ello un
minuto, habré cumplido mi misión. LA VIDA NO ACABA CON
UN DIAGNÓSTICO. Yo desde luego estoy muy viva y pretendo
seguir así. SOMOS UNAS GUERRILLERAS Y ESTA BATALLA
LA GANAREMOS SIN DUDA. Teresa Méndez. UNA MUJER
MUY “COMPLETA”, NO ME FALTA NADA. PERDÍ UN
PECHO, PERO GANÉ VIDA.
M. José
a
Hola, chicas! Soy una afectada de cáncer de mama y quisiera dar
ánimos a todas, porque se puede volver a reír. Incluso estando en el
peor momento del tratamiento, hay que reírse, rodearse de la
46
familia y de los amigos, y disfrutar de lo maravilloso que es estar
viva. Desearía que no existiera el cáncer, pero como eso, por ahora,
no es posible, solo quiero deciros que os cuidéis y no os olvidéis de
la prevención. Un gran saludo.
María Trancón
Tenía 42 años, dos hijos de cuatro y siete años, un marido estupendo
y un montón de ilusiones en mi mochila cuando emprendí este viaje
tan inesperado por el duro camino de esta enfermedad. Saliendo de
la ducha, un bultito pequeño en mi mama izquierda llamó mi
atención. Nunca me habían hecho una mamografía, pues, en mi
comunidad, el protocolo de prevención te las indica a partir de los
45 años, pero ese bulto no me gustaba y, efectivamente, en apenas
tres semanas estaba operada, diagnosticada y con un futuro bastante
incierto. El CÁNCER se había cruzado en mi camino y otra senda
oscura me aguardaba amenazadora... Las sesiones de quimioterapia y
radioterapia durante un año y medio me convirtieron en “otra”, mi
aspecto físico cambió, me volví vulnerable y dependiente, pero
47
algo dentro de mí me decía que yo podía, que seguía amando la vida
y que nada podría impedirme seguir soñando. Mis oncólogos me
advirtieron desde un principio de la gravedad de mi enfermedad y
de la lucha que se me venía encima, pero lo más difícil de vencer
fueron mis propios miedos, el miedo a perder lo que más quería:
mis hijos, mi marido, mi madre y mis hermanos, esa familia tan
hermosa que fue uno de los pilares de mi “vida” , si es que esa época
se puede denominar así... Lo que me producía más dolor era todo el
daño que les estaba causando a ellos. No voy a entrar en detalles sobre
las fases más cruentas de mi enfermedad, pero, como el ave fénix,
puedo decir que estoy resurgiendo de mis cenizas. Han pasado casi
cuatro años y el camino continúa, pero dejando cada vez más lejos
esos días. Me quedo con el aprendizaje intenso y todo el amor que
me brindaron mi familia y amigos más cercanos.
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Me gustaría lanzar un mensaje de confianza a todas aquellas que
estéis pasando por este duro trance: confiad en vuestros especialistas,
dejaos querer y sobre todo sed positivas. Y a todas las mujeres que
lean mi testimonio quiero decirles que la prevención es la mejor manera de evitar la enfermedad o de detectarla a tiempo. La autoexploración es el mejor instrumento que tenemos en nuestras manos. Ah!
Y no nos olvidemos de vivir de forma sana y saludable. Nosotras
lo valemos!!!
!!!
Feli
Hola a todos. Lo siento, pero mi historia no es de alegría ni de
esperanza, porque, en este caso, la persona cercana a mí no consiguió superarlo. Solo espero que mi experiencia valga para que todas
tomemos conciencia de la importancia de la prevención y de no abandonarnos, y para que dejemos de pensar eso de “ a mí no me va a
pasar!”. Los familiares también tenemos que empujar cuando hay
alguna sospecha, porque a algunas personas el miedo les paraliza y,
a veces, los de su alrededor dudamos durante un tiempo precioso.
Mi cuñada tenía 30 años y yo, entonces, estaba embarazada de mi
primera niña. Ella era una enamorada de los niños y no disfrutó
más que unos meses de su sobrina. No puedo dejar de pensar que
!
49
deberíamos haberla arrastrado al hospital y no esperar por pruebas
que, como no se quejaba, se alargaron más de lo debido. Recuerdo
que al principio solo pensábamos que le iban a quitar el pecho;
luego, solo rogábamos para que le quitaran los dos y así tendríamos
esperanza. Gracias a todos por leerme, y especialmente a Ausonia
por proporcionarnos este nexo en común y hacernos ver a los que
solo conocemos la peor parte de la enfermedad que hay muchas
posibilidades de salir adelante.
Karina Sebastiani
Cuando se es joven y la vida parece encaminada, no creemos que algo
pueda afectarnos radicalmente. Yo tengo 26 años y no he sufrido
cáncer de mama ni de lejos ni de cerca, pero la opción está ahí,
porque nunca sabes si te puede tocar a ti o no. Hay muchas razones
por las cuales me decidí a escribir estas líneas y la primera es la
ilusión por la vida que muestran tantísimas mujeres que tuvieron
que superar esta enfermedad. Se mantuvieron fuertes y fueron capaces
de decir: “Yo quiero sentirme viva”. La segunda razón es porque campañas como esta nos ayudan, a quienes no hemos pasado nunca por
esto, a ser más conscientes de las consecuencias de no cuidarnos, de
no tomar en serio nuestra salud y de no pensar en el futuro. Muchas
50
son las personas que viven al día, como si cada día fuese el último
sin pensar en el mañana. El aquí y el ahora importan, mantenerse
centrado y ser feliz es una medicina rejuvenecedora, pero la prevención
no es dañina y ayuda a vivir en armonía también. Hoy pensaba que
nada podía salir peor, debo decir que no ha sido un día muy feliz,
pero, sabiendo que siempre hay un mañana y que la fuerza de una
mujer supera todo obstáculo, me quise unir a esta prueba de fe y de
amor, porque no hay nada más bello en este mundo que las ganas de
sentirse vivo. Yo me siento capaz de todo, sé que quiero seguir caminando por valles y montañas, recorrer mares y envejecer junto a los
míos, tropezar las veces que haga falta, pero con la mente siempre
en alto, para que siempre me recuerden. Y, cuando me toque marcharme, después de todo lo aprendido, me recuerden porque siempre
dije “yo quiero sentirme viva” y se sientan dichosos de continuar en
esta madre tierra tan maravillosa.
51
Montse Pujol i Móra
A los 37 años, me detectaron un cáncer de mama. Ya han pasado
más de diez años y estoy aquí viviendo el día a día. Eso sí, no he
perdido nunca la sonrisa. Me he vuelto más sincera conmigo misma
y mis valores han cambiado. Ahora soy yo! No tengáis miedo, es
un pulso que hay que ganar. Las mujeres somos fuertes y estamos
acostumbradas a luchar. Como dice una amiga mía: “Después de esta
guerra, lo demás en la vida son batallitas”. Un beso.
!
Conchi Benítez
Hace ahora escasos 16 meses, recibía una llamada a mi móvil de alguien a quien quiero mucho. Su voz temblorosa al teléfono me hacía
pensar que algo no iba del todo bien: “El otro día me noté algo en el
pecho… me han hecho una mamografía y... ¿quieres venir a recoger
el resultado conmigo?”. Aquellas palabras se clavaron en mi mente y
sentí que algo que no habíamos encargado estaba por llegar. Así fue,
las pruebas indicaban que la lesión era maligna, que hacía falta 52
extirpar y que necesitaríamos quimio y radio. Cuando quisimos
darnos cuenta, el cáncer había iniciado el proceso sin habernos pedido
permiso, ni a mi madre, ni a mi hermano, ni a mí. Fue difícil ver
a mi madre en el quirófano, en la sala de quimio o verla madrugar
para ir a darse la radioterapia, pero sin lugar a dudas fue una lección
para mí, porque su afán de lucha, de superación y su optimismo
me hacían pensar que todo iba a salir bien. Hicieron falta muchos
sacos de alegría, de cariño, cajas de besos y abrazos, bolsas de calor e
ilusión (y, bueno, algún que otro paquete de pañuelos, jeje). Gracias
a la gente que nos rodeaba y a quienes nos echaban un cable desde
arriba, el tiempo fue pasando y ahora ya andamos de revisiones. Por
el momento, la noche antes de la prueba nos duele un poco la barriga, pero después todo parece ir bien. A los que ahora inician este
camino que se cruza en nuestras vidas sin posibilidad de cambiar
de itinerario, solo quiero decirles que somos muchos quienes hemos
ido dejando nuestras huellas al pasar, y que la mayoría acabamos el
camino y nos reencontramos con nuestra vida anterior para continuar
con los proyectos que teníamos pensados. Es solo un desvío, pero
al final llegamos. Quiero también dar las gracias a quienes estuvieron a nuestro lado y a la Asociación Contra el Cáncer de Mama de
Córdoba, porque permitieron que mi madre hiciera ese camino muy
acompañada y con todo el equipo necesario para no retrasar la llegada
a la META.
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Auxi
Hola a todas esas mujeres luchadoras, valientes y llenas de ilusiones
para poder combatir la enfermedad! Me imagino que mi experiencia
es como la de todas. En un principio, la sensación es aterradora,
pero, seguidamente, te aparece la fuerza, se te levanta el ánimo y
coges una energía con la que eres capaz de luchar contra todo a la vez.
Son tan intensas las ganas de vivir y de poder compartir junto a tus
seres queridos todo lo que has dejado atrás... Te aferras a todo lo que
digan para poder salvar eso tan bonito a lo que llamamos VIDA! Yo
particularmente fui operada por primera vez en el año 19 9 9 y ahí
comienza mi lucha. La segunda vez fue en las dos mamas… a falta de
una, fueron dos, en agosto del 2009. Ahora estoy fantásticamente
bien, con ganas de VIVIR muchos años y, por supuesto, todo en mi
vida es positivo.
!
Sin embargo, existe otra cara de todo lo bueno que os he contado y es
MI HIJA. Con ella, los ánimos y la enfermedad han ido de manera
diferente. Fue operada por primera vez con 17 años, una operación
muy fea en la que hubo que reconstruirle la mama y cortarle sus
conductos mamarios (nunca podrá amamantar a su bebé). Actualmente, tiene 20 años. Con 19, fue intervenida otra vez, concretamente en agosto del 2009. Se llevó una semana conmigo: ella se
operó el día 13 de agosto y yo el 20. Lo mío no duele, pero lo de mi
hija es diferente! Ella es estudiante de cuarto curso en la Facultad de
!
54
Derecho de Granada. Ha sido alumna honorada en su promoción por
ser una gran estudiante, reconocida por su gran capacidad intelectual.
Estando operada y drenada, tuvo toda la valentía y fuerza de ir a
hacer sus exámenes. Ella es una gran triunfadora, no está acomplejada
y solo quiere vivir. Quiere ser notaria.
Esta es parte de mi vida, espero que os haya ayudado. Luchad y
luchad, la vida es maravillosa, intensa y llena de emociones! Que
nunca os destruya el SUFRIMIENTO y no dejéis que os invada el
MIEDO. Que tengáis mucha suerte, os lo deseo con todo mi corazón.
!
Leire
Lamentablemente, en mi familia materna ha habido muchos casos
de cáncer de mama. Todos han acabado en final feliz, a excepción del
de mi tía, que desgraciadamente falleció. No fue directamente por el
cáncer de mama, pero de alguna manera tuvo algo que ver. Después
de nueve años de haber superado el cáncer, decidió entrar en quirófano
para que le reconstruyeran el pecho, ya que le habían extirpado los
dos. Se sentía muy mal y se veía como un monstruo por tener una
gran cicatriz donde debería estar su pecho. Así que, después de
55
mucho meditarlo, decidió meterse en el quirófano. La operación salió
bien y en un primer momento se estaba despertando normalmente
de la anestesia, pero, desgraciadamente, entró en shock anafiláctico,
quedó en coma y del coma pasó a muerte cerebral. Después de tres
años de falsas esperanzas, falleció a causa de un virus. Una de sus
hijas veló día y noche por ella. Por desgracia, después de cinco años,
la vida quiso que esta hija sufriera el mismo infortunio: le diagnosticaron cáncer de mama. Gracias a los médicos y a su optimismo,
lo ha superado y, aunque tiene días muy duros por la reconstrucción
del pecho, ha vencido ese cáncer.
Desde aquí, yo quiero dar mucho ánimo a todas las personas que
padecen este mal o que lo viven de cerca. Con positividad y mucho
ánimo se consigue todo. En esta vida nada está perdido, siempre
tenemos que luchar por lo que queremos. A ti, prima, te doy la
enhorabuena por ser tan valiente, por ser tan luchadora y por aferrarte con tantas ganas a este mundo, tienes el cielo más que ganado.
Querer es poder y juntos saldremos adelante.
56
Sonia Gil
Hola a todas. Hoy precisamente, Día Mundial del Cáncer de Mama,
hace seis meses que me practicaron una mastectomía. En mi caso,
no ha sido nada comparado con lo que se esperaba, ya que llevaba
algo más de un año y medio notándome el dichoso “bultito”. Lo
dejé pasar, no me molestaba, así que nunca pensé que podía ser un
tumor, hasta que un día tuve que visitar a mi médico de cabecera
para pedir la baja por una rotura de tobillo y le dije: “Mire, tengo
un bultito en el pecho, debajo de la axila, al que no sé si debería
dar alguna importancia...”. Él, lógicamente, me dijo que claro que
había que dársela y me derivó al ginecólogo. El día en que recogí
aquel maldito sobre, lo abrí y leí aquello de “lesión sospechosa”, no
me podía creer que me pudiese estar pasando a mí. ¿Pero por
qué a mí? Pues porque así es la vida, este bicho no entiende de
edad (tengo 36 años), ni de nada de nada, te toca y punto. Hoy
me siento una privilegiada dentro de las afectadas. ¿Por qué? Porque
tengo una compañera de trabajo y de enfermedad que sí que acudió
al médico nada más notarse el bulto y en su caso el cáncer ya había
pasado al sistema linfático, al hígado..., y su pronóstico es más feo
que el mío...
Esta experiencia, esta historia es una LECCIÓN DE VIDA con
todas las de la ley. A partir de ahora, haré lo que quiera, diré lo que
me apetezca, aprovecharé cada minuto de mi vida haciendo lo que
57
realmente me gusta y, sobre todo, seguiré diciendo NO cuando no
quiera decir SÍ. Lucharé para que el cáncer no sea la causa de dejar
a mi hijo de nueve años, lucharé por ser inmortal a esta enfermedad,
porque entre todas PODEMOS PLANTARLE CARAAL CÁNCER.
Pilar Fernández Legazpi
Me llamo Pilar Fernández Legazpi y vivo en Guadarrama (Madrid). A mí hace un año que me detectaron un bulto en el pecho
izquierdo. El 4 de julio de este año me operaron,y me quitaron un
ganglio de la axila y ese bulto del pecho. Gracias a Dios y a la ciencia, todo me ha ido muy bien, pues el ganglio dio negativo. El bulto
sí que dio positivo, no era muy grande y de categoría I/III, con lo
cual me he librado de la quimioterapia, pero he pasado 40 sesiones
de radioterapia y ahora me quedan cinco años de tratamiento en
pastilla.
Yo no sé si puedo aportar mucho a otras mujeres, pero, bajo mi
punto de vista, lo que hay que hacer es no venirse abajo, principalmente por nosotras y luego por quienes nos rodean. En mi caso, soy
viuda, tengo 50 años y un hijo de 21, el cual para mí ha sido una
58
gran ayuda y apoyo, pues me ha acompañado a todos los médicos y
pruebas, y en mi convalecencia no me ha dejado ni un momento. A
mí no me ha cambiado mucho la vida, pero sí un poco la manera
de verla, ya que ahora vivo el día a día y siempre en positivo. CHICAS, TENEMOS QUE COMERNOS EL MUNDO y sobre
todo luchar con todas nuestras fuerzas. A todas aquellas que lo han
pasado y que les queda por pasar, les mando mi cariño y mi apoyo,
y sobre todo un besote muy grande. MUAC!
!
Nora
Hola. Me gusta muchísimo esta idea, muchííísimo. Sufrí un principio de cáncer con 15 años y, como dijo mi médico, ( cuánta razón
tenía!), el cáncer te consume si estás por los suelos, porque va con
el estado de ánimo. Desde ese día, sigo sonriendo. Con 17 años, se
acabó la historia y la sonrisa no me la quita nadie. Un beso.
!
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Rosa María Monzó
Hola, me llamo Rosa y tengo ahora 54 años. Hace ya 13, cuando no
estaba siquiera en la edad habitual de hacerme mamografías, descubrí un nódulo al que fui “persiguiendo” hasta que me diagnosticaron
un carcinoma de mama. Mis hijan tenían entonces 20 y 12 años,
y me necesitaban mucho, así que no había la menor posibilidad de
que me rindiera. También tenía una madre enferma de Alzheimer
a la que no podía entristecer con mi dolor. Me operé, seguí mi
tratamiento de quimio y radioterapia, y el hormonal de cinco años.
Perdí y recuperé el cabello y las pestañas; perdí para siempre la
menstruación a los 41 años, pero no supuso un trauma. Poco después
llegó la osteoporosis y es otro enemigo al que se puede vencer. Luché
en todo momento por no perder la alegría y recibí tanto apoyo, tanto
cariño del personal sanitario, de mis amigas y amigos, y de mi
familia, que supe que no tenía el menor derecho a dejarme vencer.
He conseguido lo que me propuse: ver a mis hijas convertidas en dos
mujeres maravillosas, tengo un nieto y espero que lleguen más. Soy
feliz, me siento útil y, disculpad la falta de humildad, aprendí a ser
una persona mejor, más generosa y más solidaria que hasta entonces.
No quiero aburriros más porque mi historia es, por fortuna, solo
una más entre las de tantas mujeres que hemos vencido al cáncer. No
os obsesionéis, pero no hay que bajar nunca la guardia! Llevemos el
lazo rosa cada día en el corazón, queridas amigas.
!
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Montse
Hola, soy Montse y tengo 43 años. Con casi 36, me diagnosticaron
cáncer de mama en estado II. Hice todo un tratamiento experimental
con operación incluida con vaciado de ganglios y, ahora, después de
siete años, estoy perfecta, mejor que nunca. A mis 43 años, veo la
vida de otra manera, la disfruto de otra manera, y físicamente me
encuentro perfecta, tanto por dentro como por fuera. Fue un duro
golpe, pero después, cuando ya lo ves desde fuera, te das cuenta de
que también te ha aportado cosas positivas, como ver la vida del
lado que importa, dar importancia a lo que verdaderamente la tiene
y apreciar lo que tienes en el momento sin pensar en lo que te falta.
Y una cosa muy importante: durante el año que duró el tratamiento,
pude disfrutar de mi hija, que entonces tenía cinco añitos.
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Maleni
Ayer hizo cinco años que me operaron de cáncer de mama con cirugía conservadora. Después vinieron los tratamientos. Siempre lo llevé
bien, tuve mucho apoyo de la familia y sobre todo de mi marido,
pero, claro, también tuve bajones. Empecé a pensar en las recaídas y
los miedos, hasta que me di cuenta de que no merece la pena vivir
con miedo. Hay que hacer vida normal, siempre cuidándose, y no
pensar en lo que nos puede venir. En todo ese tiempo, también tuve
que asumir que no podría tener hijos (biológicos, claro) y también
salí airosa de eso: hoy soy mamá desde hace un año de dos preciosidades etíopes, niño y niña, y somos la familia más feliz del mundo.
Solo quiero decir a la persona que esté pasando por estos duros
momentos que todo se supera, que tenga mucho ánimo y que ayer
me acordé de que cuando me operé, me decían: “Cuando te des
cuenta, hará cinco años”. Y es verdad, se pasan volando. Solo hay que
disfrutar de lo que tenemos alrededor. Gracias.
62
Lucía García
Hace un año que me diagnosticaron un cáncer de mama y, aunque
fue algo muy duro, decidí continuar con mi vida tal y como estaba.
Cuando el tratamiento me lo permitía, iba a la universidad, salía a
cenar con mis amigas e incluso salía de fiesta y a pasear todos los
días. Siempre tuve una actitud muy positiva con la enfermedad,
porque estamos enfermas, pero yo me negaba a ser una enferma. Creo
que la lucha que mantuve con la enfermedad para que no afectara a
mi vida me ha ayudado a crecer mucho personalmente. Tener cáncer
de mama es malo, pero, si lo pillas a tiempo, como es mi caso, y
te niegas a que te afecte negativamente, puedes sacar muchas cosas
positivas. Al mal tiempo, buena cara. Hay que pensar en positivo:
te cae el pelo, pues un cambio de look; engordas, pues te compras
más ropa para ir a la moda; estás cansada, pues duermes, que eso
rejuvenece la piel, y así con todo. La actitud positiva es lo que nos
salva de esta enfermedad, así que mucho ánimo para todas.
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María
Mi historia es la de todas: dolor, pruebas y zas!, RESULTADO.
Hace 20 meses que empecé con todo esto: quimio, radio, tratamiento hormonal, cirugía... y, aunque supongo que esto no se olvida
nunca porque cada revisión te lo recuerda, igual que las secuelas que
deja, por lo menos puedo decir que lo estoy dejando atrás, que mi
vida empieza a tomar otro rumbo y que la palabra cáncer no está
siempre en mi mente, porque ya he conseguido dejar sitio para otras
cosas.
!
Quiero transmitir fuerza, valor y ánimos a todas las mujeres que estén pasando por la enfermedad y decirles que hay que luchar para salir de esto. No es solo la medicina la que ayuda, somos noso
que sonrían! Y felicidades a aquellas que, como yo, pue-
tras! Y den escribir la historia de su supervivencia!
!
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!
!
Ser positiva es ver el vaso medio lleno
Soy una chica de 22 años de Barcelona. En el mes de junio de este
año 2010, le diagnosticaron a mi madre esta enfermedad y la verdad
es que no es fácil para una chica de mi edad. He tenido que pasar
de no tener ninguna responsabilidad a tenerlas todas, y eso es muy
duro, pero los médicos nos han dado todas las esperanzas. En el
mes de septiembre, la operaron, con éxito, y estamos a la espera del
tratamiento, pero estoy segura de que todo saldrá bien. Esto solo
es un pequeño lapso de tiempo que pasará más rápido de lo que
esperamos. Lo que no voy a hacer nunca es rendirme, tenemos que
seguir siempre adelante porque vale la pena, es mejor ver el vaso
medio lleno que medio vacío. Mi madre afortunadamente está muy
bien, ella siempre ha sido muy positiva y los médicos le auguran lo
mejor. Saludos y gracias.
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Mari Carmen
En diciembre hará cinco años de mi operación. Me encontré un
bultito en el pecho y fui al ginecólogo. Me hicieron una ecografía y
la cosa pintaba mal, así que me hicieron una punción. Nunca había
llorado tanto en mi vida como en aquellos momentos, algo me decía
que el resultado no sería bueno, y acerté. Todo fue muy rápido, en
tres semanas me lo habían quitado y ahí empezó mi quimioterapia
y, más tarde, la radioterapia. Tuve mucha suerte y mi cuerpo lo
aguantó todo tan bien que yo pensaba que un tratamiento así no
podía ser efectivo. Pero sí lo fue y, hoy en día, casi cinco años después,
doy gracias a mi cirujano y a mis oncólogos, a mis amigos, a mi
peluquera, a la que estuve un tiempo sin tener que visitar, y a mi
familia, a la que desde aquí pido perdón por los ratos que les hice
pasar... En fin, gracias a todos los que me apoyasteis, porque por
vosotros merece la pena vivir. Un beso muy fuerte a todas las que lo
estáis viviendo ahora, pero aguantad, que en unos meses estaréis tan
guapas como antes, o más, y podréis contárselo a otras mujeres que
necesitarán vuestro apoyo y experiencia. Hasta siempre.
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Sara
Me parece estupendo esto de ayudarnos las mujeres en esta historia.
Cada una con sus vivencias aporta una esperanza. En mi caso, lo viví
en segunda persona. A mi madre se lo diagnosticaron hace cuatro
años y ahora es una persona nueva. Recuerdo que nunca se desplomó
delante de nadie. Tuvo.una entereza que yo jamás podría haber demostrado. Siendo madre soltera y con dos hijos, nunca faltó en ningún
momento. A todos nos demostró que era una campeona de pies a
cabeza. Cada día es más feliz y yo me siento orgullosa, y disfruto
de ella como nunca antes lo había hecho. VIVAN LAS MUJERES
SONRÍEN A LA VIDA!
!
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Vanessa Vázquez García
Hola, chicas! Estoy encantada de poder aportar mi granito de arena
a vuestro proyecto. Tengo 29 años y con 25 me detectaron un bulto
del tamaño de un garbanzo. No era nada serio, pero, como tengo
antecedentes familiares, no dejo de controlarlo cada año. Un beso muy
fuerte a todas las que estáis luchando con uñas y dientes, y mucho
ánimo a las familias de las que perdieron la batalla. NO DEJÉIS
DE LUCHAR!!!
!
!!!
Manuela
14 de noviembre del 2008
Queridos amigos y familia:
Una vez llegados a este punto del viaje, tengo que confesar que ni
en mis mejores sueños, me hubiese podido imaginar superar la fase
de la quimioterapia y radioterapia con nota: sí, nota de alegría ante
todo, esa alegría que me habéis aportado cada uno de vosotros en
diferentes momentos del proceso... Siempre os estaré eternamente
agradecida... Las personas necesitamos, sobre todo cuando estamos
débiles e indefensas, el contacto afectivo que nos calme, nos alivie
y nos proporcione esa seguridad que no encontramos, y más aún
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cuando te diagnostican una enfermedad: todo se derrumba, casi todo
lo que te importa, en cuestión de décimas de segundo, deja de tener
importancia. Cuando escribí mi primer e-mail, después de la mastectomía, no era consciente de que en la mochila, además de todo
el equipaje, iba a tener cabida el miedo y el dolor… mucho miedo
y dolor, pero no tanto físico como emocional. Miedo a desaparecer,
a dejar de existir en mi vida y en las vuestras, a darme cuenta de
lo efímero de mi existencia, miedo a lo desconocido, a ponerme en
manos de expertos en la materia que me hablaban en chino, pero que
me facilitaban la luz a una nueva vida, eso sí, pasando por etapas de
dolor, que se han quedado tan solo en molestias. Al fin..mi alopecia
temporal, mis insomnios por la cortisona, mis malos sabores de
boca, mis diarreas y, sobre todo, mis cambios de humor. Una vez
más, gracias, mil gracias por compartir mi dolor, mis miedos, mis
malos momentos, por hacerlos vuestros, sin vuestro apoyo y vuestra
ayuda no hubiese sido tan llevadero. Gracias por estar ahí, a mi lado,
siempre.
Alguien entendido en la materia me comentó que, cuando finaliza
la quimioterapia, algunos pacientes sufren un bajón, echan la vista
atrás y piensan: “ Dios mío! Todo lo que he pasado, no sería capaz
de volverlo a pasar”. Y tanto que sí, una y mil veces. Vale la pena
el esfuerzo, la lucha diaria, se trata de ir sumando, si no hoy no
estaría escribiendo mi historia, la negatividad se hubiera apoderado
!
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de mis pensamientos más profundos. He entendido que la vida se
me escapaba, que al principio la cosa no pintaba nada bien, que no
iba a ser nada fácil superar la enfermedad: un cáncer que se llevó
una parte de mi ser y que, de no haberlo pillado a tiempo, hubiera
tenido un final muy, pero que muy diferente. Pero aquí estoy dando
guerra, y espero que por mucho tiempo. En estos meses me he
dado cuenta de lo poco que soy y he sentido que la vida es solo un
préstamo que tarde o temprano tenemos que devolver, queramos o
no, y he llorado, no he dejado de llorar, hasta quedarme sin fuerzas,
pero aquí estoy, aprendiendo a encajar mi enfermedad, a convivir con
ella de una forma sencilla y natural. Ahora ya sé que habrá un antes
y un después, pero lo verdaderamente importante es el durante. Un
beso grande. Os quiere, Manuela.
Leticia
Hola, me llamo Leticia y soy de Galicia. No es muy grande, pero
seguro que hay un montón de mujeres con este problema... Pues
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bien, yo tengo la suerte de no ser una de ellas, pero no puedo descartarlo, ¿verdad? A esas mujeres que tengan o hayan tenido la enfermedad, quiero darles mi apoyo absoluto y decirles que sigan adelante
con todas sus fuerzas, que se apoyen en la gente a la que quieren y
que no miren nunca hacia atrás. Las mujeres somos más fuertes de
lo que parecemos, no nos vencerán tan fácilmente, pasamos peores
cosas en la vida. PODEMOS.
Pepita Gerona Torres
Me detectaron un cáncer de mama hace cinco años y ahora estoy
genial. Mi doctora Ana Lluch y su equipo médico, junto a mi familia, me han ayudado a superar este mal trago que la vida me ha
hecho pasar. Es muy importante la actitud ante esta enfermedad y
sobre todo saber hacer frente a la situación con mucha positividad.
Cada día que me levanto, doy gracias por ver el sol y poder disfrutar
de todo lo que me rodea, y en especial de mi nieto PAU, que tiene
un añito… cuando lo veo se me pasan todos los males habidos y por
haber. En fin, chicas, hace un año me detectaron un tumor en la ro71
dilla, pero era de los buenos, así que me lo quitaron y estoy genial de
la muerte. Por lo menos ahora trabajo menos y dedico más tiempo
a mi familia y a mí misma: me voy de viajes, voy a ver musicales
y hago muchas cosas que antes ni pensaba en hacer. ÁNIMO A
TODAS Y A LUCHAR PARA PODER VER EL SOL UN DÍA
MÁS..
M. Ángeles Díez
a
Un día estaba en la ducha y me noté un bulto. Pensé que eran cosas
de la regla, pero, al ver que tras unos días seguía ahí, me fui al
médico. Eso que pensé que nunca me podría pasar había llegado.
No me lo podía creer: no tengo antecedentes, hago una vida sana,
sigo una dieta saludable… ¿por qué a mí? Me pasé una semana
llorando, pensando en lo peor, en qué pasaría ahora. Tengo un marido estupendo, dos niños maravillosos, mis padres… cuando pensaba
en que a lo mejor no podría estar con ellos, no lo podía soportar.
¿Cómo decírselo a mis padres? El decir a unos padres que a su
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hija le pasa algo malo es muy duro, así que decidí decírselo el día
antes de la operación y contándoles la mitad de la mitad. Fue en ese
momento cuando dejé de llorar, saqué fuerzas que creí que no tenía
y opté por la vía quizá más dura, que es luchar y plantarle cara
a la enfermedad, y, de momento, así sigo. Una vez confirmado que
el bulto era malo, había que operar. Me quitaron el pecho izquierdo, pero no me importó. Fue un alivio saber que ya no tenía el
tumor y un alivio aún mayor conocer los resultados posteriores que
me informaban de que no se había extendido a ninguna otra parte
del cuerpo. Sé que el trago de esperar los resultados es duro y que,
a partir de ahora, lo voy a tener que pasar con las revisiones, pero
confío en que todo vaya bien. Ahora estoy con la quimioterapia, ocho
sesiones en total y ya solo me faltan tres. La verdad es que lo llevo
bastante bien, con algún día revuelto, pero poca cosa. Se me cayó el
pelo, pero con mis enanos que me ven guapa con todo tampoco me
importa. Eso de que te digan “mamá, tú estás guapa con todo, calva,
con pañuelo o con peluca”, te hace sonreír a la vida y olvidarte de
las cosas superficiales.
Esto ha cambiado mi vida, pero me he propuesto que solo sea una
parte de mi vida y no mi vida entera. Sigo hacia delante viviendo el
momento, el día a día, sin pensar o preocuparme por algo que pasará el próximo mes, ni siquiera la próxima semana. Ahora intento
tomarlo todo más tranquilamente, dando importancia a lo que mere73
ce la pena. Y todo esto lo he conseguido con el apoyo de mi marido,
al que quiero como el primer día y que siempre está ahí, de mis dos
niños, Pablo y Blanca, que, aunque a veces dan guerra, son lo mejor
que me ha pasado, de mis padres, que se están portando como unos
campeones ayudándome en todo y no derramando ni una lágrima
delante de mí, de mis hermanos, que sé que se preocupan cada uno
a su manera y que están para lo que necesite, de mis cuñadas, que
son como mis hermanas, y de mi sobrino Mario, que me da unos
besos y unos abrazos que valen todo. También, cómo no, tengo que
mencionar a mis amig@s y compañer@s de trabajo, que me dan
ánimos cada vez que hablo con ellos o leo sus correos. Y una última
cosa: LA DETECCIÓN PRECOZ. Es muy importante hacerse
todos los años la revisión en el ginecólogo y yo soy de las que piensa
que las mamografías deberían empezar a hacerse antes, ya que cada
vez son más jóvenes las mujeres que padecen cáncer de mama. Y no
os olvidéis de las autoexploraciones mensuales, incluso para las que
estamos operadas, pues nos queda otro pecho que hay que vigilar.
Un beso para tod@s y mucho ánimo. Disfrutemos de la vida, de
lo que somos y de lo que tenemos.
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Marta
Hola. Espero que mi experiencia os pueda ayudar. Desde que tuve
a mi bebé (lo mejor que me ha pasado), en estos dos años no me
ha pasado nada bueno: me echaron del trabajo, la familia paterna no
quiso saber nada del niño… Tanto estrés me derivó en hipotiroidismo,
ansiedad... y cuando pensaba que todo era un asco, que menuda mala
suerte, me noto un bulto en el pecho. ¿Qué más me podía pasar? Y, claro, pensé que era malo, sobre todo teniendo antecedentes,
como era mi caso. Mientras esperaba los resultados, pensé de todo
y nada bueno: que por qué a mí, que no iba a tener fuerzas... todo
negativo, vamos. Finalmente, los resultados confirmaron mis sospechas: bulto de 4,5 cm con otros pequeños tumores alrededor, por
lo que tenían que vaciarme el pecho. Mientras me lo comunicaba el
ginecólogo, se me saltaban las lágrimas, seguía pensando en mi mala
suerte (además, ese día no me pudo acompañar nadie) y no sabía
qué preguntar. Salí llorando de la consulta, llamé a mi marido como
pude para decírselo y, al colgar, me dije que no podía seguir llorando,
porque tenía que ir a buscar a mi niño y no me podía ver mal.
Desde ese momento, no sé cómo, me vine arriba, y hasta ahora. Fue
duro decírselo a mi madre, pero me sentí con mucha fuerza y he
sido yo la que al final ha animado a toda mi familia. Todo fue muy
rápido: operación, tratamiento... El día 4 me dan mi último ciclo de
quimio y, aunque pasas unos días malos, luego estás como si nada.
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Claro está que también tienes bajones y, sin saber por qué, pasas
de estar bien a tirarte por los suelos. La verdad es que pensé que
iba a ser mucho peor.
Esta es mi historia y, aunque no he querido ver informaciones ni
saber nada de otros casos, ahora me encuentro con fuerzas para daros
ánimos a todas las que los necesitéis. Espero poder haber aportado
algo bueno. Y, como todo el mundo dice, hay que ser positivo, porque
de esto se sale. ÁNIMO Y A SEGUIR LUCHANDO.
Marián Bazaga Carrasco
Hace algo más de diez años, una persona a la que adoraba (mi
abuela) se fue de entre nosotros, tras 15 años de convivencia y lucha
contra el cáncer de mama. De ella aprendí a perdonar, a ayudar a
las personas, a ver que el mundo es más bello si le ponemos una
sonrisa, a ver lo maravilloso de una tarde de sol, o incluso de una
de lluvia. Aprendí que la familia era lo único que calmaba y sanaba
nuestros fantasmas pasados y presentes, y, sobre todo, aprendí a LUCHAR en todas las situaciones de la vida, porque quizás mañana
me pueda tocar a mí o de nuevo a alguien a quien quiera o conozca.
Por eso, hay que pronunciarse a favor de esta maravillosa causa que es
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la investigación para paliar el cáncer. Gracias por trabajar cada día
sobre este campo.
María del Campo
Hola, soy Kampos. Con 38 años, me diagnosticaron cáncer. De esto
ya hace seis años y la verdad es que estoy fenomenal. Pasé por la
temida quimio y por la radio, pero siempre sin perder el ánimo. Yo
doy las gracias a todos lo que han estado a mi lado en todo momento
y, especialmente, a mis dos hijos, que siempre han estado conmigo.
Nunca dejéis de haceros las revisiones, es algo muy importante para
tod@s. Quiero desde aquí dar las gracias a todos los que apoyan esta
lucha y darles muchos ánimos a todas las personas que en estos
momentos están pasando por esta situación, para que jamás pierdan
las esperanzas. Un saludo.
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Aurora
¿Sabéis? Siempre que veo el anuncio que ponen en la televisión, ese
en el que llega una profesora al colegio después de haber superado o
estar pasando por un cáncer, y toda su clase se echa encima de ella
a abrazarla y lloran... pues lo cierto es que me siento unida a ellos
y sin más yo también me pongo a llorar como una tonta. Supongo
que todas llevamos un poquito de ese sentimiento dentro de nosotras.
Creo que hay que apoyar a todas las mujeres que padecen cáncer y
animar a que todas nos sigamos haciendo las revisiones necesarias
para prevenirlo. Muchos besos a todas.
Saray
Estoy muy a favor de esta campaña y muy orgullosa de formar parte
de este libro. Me parece una iniciativa interesante, a la vez que muy
importante para todas esas mujeres que sufren esta enfermedad tan
grande. A todas ellas, les doy todo mi apoyo y mi cariño, ya que
necesitan muchos ánimos en estos momentos. Esperemos que pronto
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haya una solución para esta enfermedad, que la ciencia avance y que,
gracias a campañas como esta, podamos hacer más humana a la
gente y ponernos en la piel de quien está sufriendo un cáncer. Un
saludo.
María Isabel Traverso García
Hola. Me llamo María Isabel y hace un mes que fui diagnosticada
de cáncer de mama. Me acabo de poner el segundo ciclo de quimioterapia y luego llegará la operación, la radioterapia... Pero, a pesar de
todo, estoy feliz por seguir aquí y poder contároslo. Ahora vivo cada
día como si fuera el último e intento disfrutar de las cosas que antes
pasaban desapercibidas en mi vida: carpe diem (aprovecha el momento). Esa ha sido mi máxima toda mi vida y, ahora, aún más.
Tengo 41 años y dos hijos, Claudia y Julio, de nueve y cuatro años
respectivamente. Por ellos voy a luchar como solo una madre sabe
hacerlo. Y, por supuesto, por mi marido, por mi madre y por mi
hermano. Ellos son los que me animan en los momentos más duros.
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Ahora me miro al espejo y veo una mujer luchadora, una mujer que
le planta cara a la muerte y que no se dejará vencer fácilmente. Estoy
segura de que ganaré la batalla.
Montserrat
A finales del mes de agosto del 2009, cuando me estaba duchando, se me cayó la esponja, la cogí junto a mi pecho y noté un bulto
justo al lado del pezón. Pensé: “ Uf! Esto no es normal”. Estaba
de vacaciones. Al cabo de tres o cuatro días, volví a casa, llamé al
ambulatorio, me dieron hora y, unos días después, fui a hacerme las
mamografías. Justo el 29 de septiembre, el día de mi cumpleaños,
me llamaron para decirme que había que repetir las “mamos”. Me
di un gran susto y ya empecé a sospechar que algo no iba bien. A
partir de ahí, empezaron pruebas y más pruebas. El 20 de octubre
del 2009, me dieron el diagnóstico: cáncer de mama. El mundo
entonces se paró de golpe y todo empezó a girar y girar, y yo ahí en
!
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medio sin entender nada. Estaba acompañada por mis dos amigas y
ellas también se quedaron heladas. Lloré, di la noticia a mi marido, a
mi hijo y a mi padre (80 años). Además, era mi segunda vez con
problemas graves: con 23 años tuve un linfoma de Hodgkin. Ahora
tengo 53 años.
Irene
Hola, me llamo Irene y tengo 16 años. La verdad es que no he vivido
nunca o no he sabido de nadie que haya tenido este tipo de cáncer. Al
leer las muchas de las historias que hay en este libro, decidí unirme
a este gran proyecto en solidaridad y apoyo a todas las mujeres que
tienen este problema. Por eso, desde donde les estoy escribiendo, les
trasmito la máxima fuerza y alabo su valentía, porque pasar por
algo así debe de ser muy duro. Tienen que luchar cada día contra esa
enfermedad, porque merece la pena hacerlo. Por todo ello, les digo a
todas las mujeres que son las mejores por superar algo así. Solo por
eso se merecen que todos nos solidaricemos con ellas. Mucha fuerza
y animo!
!
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Elena Cano Torres
Hola, amigas. Mi historia es un poco diferente, pero a la vez muy
parecida a la de muchas mujeres que estamos aquí. Hace unos 25
años, mi madre se murió de un cáncer de pecho (entonces no habían los mismos avances que hoy en día). Poco después, a mí me
diagnosticaron un cáncer linfático. Me operaron y luché muchísimo.
No importa que se te caiga el pelo, no importan los efectos de los
medicamentos, no importan las estrías, porque realmente todo eso
con el tiempo desaparece. Lo que realmente importa es luchar, tener
muchas ganas de vivir, por ti y por las personas que te rodean,
reírte mucho, porque la risa cura y ayuda a que suban las defensas.
Creedlo, amigas, a mí me daban un año de vida y, después de luchar
durante unos tres años, aquí estoy. Recuerdo cuando mi pediatraoncólogo me dijo: “Esto es un éxito para mí, porque eres la primera
persona que curo de lo que tenías, y un éxito para ti, porque estás
viva”. Se me puso la piel de gallina, porque, después de toda la
lucha, por fin ESTABA CURADA!
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!
No tenéis que vivir con miedo a las recaídas. De esto hace ya casi
24 o 25 años y yo siempre digo que he creado anticuerpos contra el
cáncer. Jamás pienso en volver a tenerlo, pero, si algun día fuera así,
volvería a luchar como una leona. Tengo que dar muchas gracias a mi
abuela Asunción, porque estuvo a mi lado en todo momento, luchó
conmigo y siempre me apoyó y me cuidó. Yo sé que mi madre,
desde dondequiera que esté, también está muy orgullosa de mí y de
todas esas mujeres que están luchando, ganan y ganarán la batalla.
Un beso muy fuerte, amigas, para todas vosotras. SE PUEDE,
CREEDLO, SE PUEDE GANAR.
Arancha García López
Mi nombre es Arancha, tengo 32 años y tengo cáncer de mama.
Me lo diagnosticaron en abril, cuando mi peque tenía cuatro meses.
En principio es un golpe muy duro, y más con un bebé tan pequeño.
No sabes si vas a poder ocuparte de él, ni cómo va a ser la quimioterapia, que al principio da mucho miedo, pero siempre he sido una
persona muy optimista y así me lo tomé. Ahora ya he terminado
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con la quimioterapia, no ha sido tan duro como me imaginaba, he
podido ocuparme de mi peque todos los días, salir a pasear y, menos algún día en que me encontré más cansada o con alguna náusea,
no he tenido efectos secundarios graves. Ahora estoy esperando para
operarme la semana que viene y luego vendrá la radioterapia, pero la
primera fase ya está superada y el tumor, que en un principio medía
7 cm, ha desaparecido por completo. Animo a todas las mujeres
a tener mucha fuerza y optimismo, y, como me dijo mi oncóloga,
cuando termine este año 2010, lo tacharé del calendario y a seguir
con mi vida normal, y viendo crecer a mi hijo.
Natalia Lázaro Pardo
Hola, me llamo Natalia. Yo hace tres años que pasé un cáncer de
mama y, bueno, para mí fue un año malo, pero quiero deciros que
se puede superar. Hay que tener mucha fuerza y, en compañía de los
que te quieren, se va pasando. Yo, gracias a Dios, lo superé y ahora
estoy genial, con mis revisiones, mi medicación, etc. Lo único que
les digo a aquellas mujeres que lo están pasando ahora es que sean
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fuertes, que el pelo crece, que la enfermedad no puede con nosotras
y que hay que tener pensamientos positivos.
Espero que mi pequeña historia pueda ayudar a otras personas.
Ya veréis como pronto van sacando cosas para poder pasarlo mejor,
hay grandes personas que investigan para que eso suceda. Un fuerte
abrazo para todas y gracias a Ausonia por esta iniciativa que te da la
oportunidad de poder expresar tus sentimientos y también por todo
lo que hacen para ayudar en las investigaciones. GRACIAS.
Marta Romero Colmenero
En mi familia sufrimos el cáncer de mama en la persona de mi
madre, lo cual fue muy duro, pero, a la vez, nos hizo unirnos mucho más. Cuando a mi madre le diagnosticaron el cáncer de mama,
ella se puso en contacto con una asociación de la zona que da apoyo
y que nos enseñó que, como su lema dice, “no estás sola” Desde ese
momento, toda la familia pasó a formar parte activa de la misma y
tengo que decir que es muy gratificante ver a la gente hacer una piña
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y luchar una junto a otra, tanto informando sobre la prevención como
dando fuerza para salir adelante. En fin, lo único que tengo que decir
es que ADELANTE, QUE QUEDA MUCHO POR VIVIR Y
QUE TODAS JUNTAS PODEMOS AYUDARNOS. Todos en
la familia estamos unidos para apoyarnos. Mucho ánimo.
María de Juan
Cada día intento aprender más para poder aportar un granito de
arena a cada cosa que veo y poder formar así una enorme playa en
la que la vida como mujer sea más fácil. Mi tía padeció cáncer de
mama y lo que siempre he admirado de ella es su gran sonrisa y su
fortaleza. Cada día, aunque el cáncer la destrozara o empeorara, su
sonrisa era más y más grande. Cada día se hacía más fuerte y nunca,
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nunca, nunca se cansó de luchar, porque la vida es escalar, pero al
final la vista es genial. Ella siempre dice que las mujeres somos especiales, que nos cuidamos unas a otras y que podemos conseguir lo
que nos propongamos, porque somos mujeres y, por tanto, fuertes.
Luchad!
!
Carmen María
Hola a todas. Todo empieza, en mi caso, por un pellizco en la
mama, hacia adentro, cerca del pezón. Yo misma alerté al ginecólogo,
ya que no me gustaba nada y no me parecía normal. Efectivamente, se confirmó que era un carcinoma ductal infiltrante, cáncer de
mama. Tras la operación, me recomendaron que me sometiese a
quimioterapia y a radioterapia, más un tratamiento con tamoxifeno
durante cinco años. Os prometo que jamás hice más caso a nadie
en mi vida. Lo estoy haciendo todo. Lo pasé muy mal y aprendí que
aquí, en este mundo, nadie se queda, pero que cada uno tiene su
hora y que la mía afortunadamente aún no había llegado. Desde el
día del diagnóstico, ya han pasado cinco años y me encuentro muy
bien. Feliz, por poder ver todos los días a mis pequeñas crecer
(ya tienen nueve y 11 años), por sentir el aire en mi cara, por ver
cómo el sol sale para mí también. Por todos los amigos que me
87
quieren, por mi marido... por mi gente. Recuerdo que lo pasé muy
mal físicamente, pero con una gran paz interior. Jamás me quise
comparar con ninguna otra mujer, ni con las que habían sanado, ni
con las que ya no están. Esta era mi lucha y la de nadie más. Creo
que así debemos ver nuestras vidas. Fuerza. Eso resume esta historia.
Tere Picos
Hola! Mi nombre es Tere, soy gallega y una de las muchas mujeres
a las que nos ha tocado luchar contra esta enfermedad. Por suerte,
puedo decir que soy una superviviente. Con 28 años me encuentro
yo misma el bultito en el pecho y, cuando me diagnostican el cáncer,
no me lo podía creer. Mis sentimientos fueron totalmente de terror,
pues cómo me podía sentir cuando ya había perdido a mi madre
con 13 años a causa de la misma enfermedad. Pasé por la quimio, la
operación y la radio, y, después de cinco años, estoy muy contenta de
haberlo superado,porque ahora más que nunca sigo teniendo proyectos
!
88
de futuro e ilusiones, una de las más grandes la ansiada asignación de
un peque adoptado en Colombia. Yo no puedo ser mamá biológica,
pero estoy segura de que seré una de las mejores mamás del mundo.
Esta dura experiencia te hace vivir las cosas de otra manera, más
intensamente, y ya no le das importancia a tonterías (a veces se sufre
por cada chorrada…). Mi humilde consejo a las mujeres que algún
día tengan que pasar por esto es que intenten no perder NUNCA la
sonrisa, ni en los peores momentos (a mí mantener un buen estado
de ánimo me ayudó mucho), y que durante el tratamiento sigan
manteniendo sus ilusiones y sus ganas de vivir sin pensar en ningún
final. No sabemos cuánto nos queda por vivir. Por eso y porque
vida solo hay una, a vivirla y a disfrutarla lo mejor que se pueda.
Querría también dar las GRACIAS a mi AMOR, mi marido, mi
amigo y mi compañero de vida y de batalla. Sin ti no sé cómo lo
hubiese superado. Gracias por quererme tanto y que sepas que nos
queda mucho por vivir juntos. TE QUIERO!
!
Gloria de Luna
Yo sí lo pasé, hace ya siete años, y, aunque no me olvido de ello
ni un solo día, he aprendido a vivir con ese miedo, que mucho me
temo que no desaparecerá nunca. Cada año me hacía mis revisiones,
no fallaba nunca. Una operación para extirpar un nódulo benigno;
89
todo bien... al principio. Luego, una segunda operación, y ahí ya
apareció. Seis meses de quimioterapia y ya no sé cuántas sesiones
de radio. Aunque parezca una tontería, lo peor de todo era perder
mi pelo... qué gracia, el pelo! Yo me encontraba bien, estaba fuerte
y perder el pelo me delataba delante de todo el mundo y eso no me
gustaba. A lo mejor fue eso lo que me hizo afrontarlo con un “no
me pasa nada, esto pasará, es temporal”,y sobre todo siendo positiva, porque de lo que das, recibes, y eso es totalmente cierto. No
puedo decir que soy la misma persona que antes de mi “afectación”,
porque creo que ahora soy un poco mejor. Estoy orgullosa de mí, de
cómo afronté todo el proceso, pero sobre todo estoy orgullosa de tener
una familia como la que tengo y de la que espero poder disfrutar
cada día, durante mucho tiempo. Si te toca a ti, recuerda que de lo
que das, recibes. El buen rollo “cura”.
!
Estefanía Ruiz
90
Me gustaría dar las gracias a Ausonia y la AECC por darme la
oportunidad de colaborar en su campaña de lucha contra el cáncer
de mama. Y, sobre todo, gracias por tener en cuenta a los blogs.
Creo que nuestra labor cada día es más importante y que cada vez el
mundo del blog tiene más seguidores, sobre todo por la cercanía y la
subjetividad que cada blogger aporta sobre todos los temas que expone
en su página. En mi blog, Con dos tacones, mis seguidoras y yo hemos conseguido crear una pequeña comunidad que va creciendo cada
día y en la que cada una expone su opinión y aporta su experiencia.
Por eso me ha encantado compartir con ellas (mujeres entre los 16 y
los 65 años) la campaña informativa y preventiva de Ausonia y la
AECC. Desgraciadamente, todos hemos sufrido o estamos sufriendo
cerca algún tipo de cáncer. En mi caso, dos personas a las que adoro
han sufrido cáncer de mama. Una se ha curado y está estupenda, y
la otra no. Pero también es cierto que, cuando se lo detectaron a esta
última, ya estaba demasiado extendido. Quizá si se hubiese hecho
mamografías a menudo se lo hubiesen detectado antes. Pero siempre
decía que no tenía tiempo para hacerse pruebas. Por eso yo he querido desde mi blog aportar mi granito de arena y animar a las mujeres a hacerse mamografías, aunque dé pereza, aunque no tengamos
tiempo. Porque es fundamental detectarlo cuanto antes. Y también es
fundamental cuidarse un poquito, comer mejor, moverse un poco. Y
si comprando Ausonia aportamos un minuto de investigación contra
el cáncer de mama, pues mucho mejor, porque minuto a minuto se
91
consiguen grandes cosas. La respuesta en mi blog ha sido espectacular.
Mucha gente ha contado su historia y parece que están convencidas
de la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz. Ha sido
un placer ponerme el pañuelo rosa y ponérselo a mi hija de cinco
años, porque nunca es demasiado tarde para empezar a cuidarse y
para colaborar en causas así.
Ana Lozano
Buenos días/tardes. Es un honor para mí poder estar aquí por una
causa como la lucha contra el cáncer de mama, una enfermedad que
poco a poco ha dejado de ser un tema tabú y se ha convertido en
una lucha para todos. Tener un blog es como tener una ventanita al
mundo desde la que puedes comunicar y compartir con mucha gente
ideas o proyectos. Poder participar desde un blog dando a conocer
esta colaboración entre Ausonia y la Asociación Española Contra el
Cáncer es muy enriquecedor, porque las personas se implican, te
dan sus impresiones en sus comentarios y ves como todo el mundo
se vuelca, abre su corazón y te cuenta sus propias vivencias con la
enfermedad. Son personas anónimas que ponen su granito de arena
con toda la ilusión del mundo en forma de pañuelo rosa o de lazo en
su blog. Los blogs son una nueva forma de comunicación que se ha
92
instaurado entre nosotros y nada mejor que poder aprovecharla para
dar noticias como esta. Ojalá todos nuestros post fueran para decir
que juntas avanzamos contra el cáncer de mama.
Paula Ordovas
Ponerme el pañuelo rosa de Ausonia y sumarme a la lucha contra el
cáncer de mama ha sido la andadura bloguera más especial que he
vivido. Nunca había visto nada igual. La movilización virtual ha sido
enorme y el color rosa se ha extendido con más fuerza que nunca
por toda la blogosfera: pañuelos cubriendo cabezas de mil maneras
han sido los protagonistas de fotos en blogs, Facebook y demás redes
sociales. Los seis consejos clave para reducir el riesgo de padecer esta
enfermedad se han deslizado de blog en blog y de muro en muro, y
el vídeo y proyecto han sido visualizados y arrastrados entre bloggers
que, de forma instantánea, se han sumado a la lucha y al lazo virtual
más grande del mundo. Las lectoras de mi blog se unieron a esta
campaña sin pensárselo dos veces, compartiendo enlaces y llevándose
el mensaje para difundirlo en sus respectivos blogs. Realmente esta 93
iniciativa de Ausonia y la AECC está sirviendo, y mucho, para
concienciarnos de que prevenir esta enfermedad está en nuestras manos. Muchas de las lectoras no conocían la información y no eran
conscientes de que llevando una vida saludable y mejorando la alimentación se reduce el riesgo de padecer cáncer de mama. Cada persona
cuenta, cada uno de nosotros es importante en esta causa y puede
comenzar su propia cadena de prevención. ¿Te subes al tren?
Rosa
No me gusta hablar de esto, más bien lo evito. Sin embargo, hoy
me ha llegado una invitación de vuestra página y voy a compartir
mi experiencia. Tengo 46 años. A los 40 me hicieron mi primera
mamografía por pura casualidad y descubrieron mi primer cáncer
de mama. Me quitaron un trozo de pecho, los ganglios de la axila
y me dieron quimioterapia durante casi ocho meses. Después vino el
calvario de las pruebas, esas idas y venidas en la cuerda floja, hasta
que cuatro años más tarde aparecieron de nuevo microcalcificaciones y,
dos años después, coincidiendo con el principio de este año en curso,
una nueva biopsia detectó que el cáncer se había reproducido otra vez.
94
Acabo de terminar la quimio, tengo menos pelo que mi marido, ya
no tengo la mama izquierda, pero, bueno, no sé qué pasará ahora…
Ya van dos, con sus correspondientes tratamientos, duros, durísimos,
y aquí estoy, expresando lo que me ha pasado en pocas palabras,
porque lo que importa es que lo estoy haciendo, que estoy viva y que
dos veces lo he superado, dos!!! Solo puedo deciros que lo mío se
ha cogido ambas veces a tiempo, por extraño que parezca, que no
he tenido metástasis y que se supera todo, por duro que sea. No
sé por qué razón me ha pasado esto, ya que soy la primera en
la familia. Solo sé que es la vida que me ha tocado vivir… Nunca
dejéis de haceros pruebas, que yo sé por mi propia experiencia que
da miedo, pero el síndrome del avestruz no vale. Es importante ser
valiente.
!!!
Mercé
Mi historia empieza aquí, pero espero que continúe por muchos
años, ya que yo voy a luchar por ello. Hace una semana que me han
diagnosticado un tumor maligno en el pecho. Como es de esperar,
en el momento en que me lo dijeron me puse a llorar y pasé muy
mal día, pero le pedí a mi marido que me dejara tener mi día de
luto y que después me levantaría con la cabeza bien alta y solo mirando hacia adelante. Así lo hice: al día siguiente ya no me quité la
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sonrisa de la cara, y no lo pienso hacer. Tengo dos niños pequeños,
un marido que me quiere y una familia y amigos que están conmigo
desde el primer día... así que tengo mucho que hacer y mucho por
lo que seguir adelante. Hablo del tema sin miedo, sin pudor. Bromeo
con mis amigas; ellas ya me han regalado incluso un turbante para
la cabeza para cuando con la quimio, que en breve empezaré, se me
caiga el pelo. Mis hijos son los únicos que no lo saben, pero se lo
iré explicando al mayor poco a poco y que él se lo explique a su
hermana con sus palabras, pero sin miedo, lo justo para que pueda
entender por qué yo me encuentro mal un día o por qué mamá
se ha quedado sin pelo, sin hacer un drama de ello. Las mujeres
somos muy luchadoras y tengo fe en los avances que en este apartado
se han dado, así que combinando las dos cosas espero seguir dando
guerra por mucho tiempo. Os iré contando cómo me van las cosas,
pero estoy segura de que podré daros buenas noticias. Ya veréis como
vosotras también a mí.
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Pilar Martínez Berenguer
Esta es la foto que me hicieron en julio. Hacía unos días que me
habían hecho tratamiento de quimio, ya se me había caído el pelo
y llevaba (y llevo) peluca. ¿Y esa sonrisa…? Pues lo cierto es que han
sido unos meses muy duros, me detectaron el tumor en marzo, mi
día a día cambió, tuve que dejar el trabajo e irme a vivir a casa de
mi hermana. Ahora, en noviembre, estoy en tratamiento de radioterapia, casi acabando y bastante recuperada. Como decía, esa sonrisa es
producto de tener a mi lado a muchas personas que me han hecho
ver que me quedan muchas cosas por hacer en este mundo. Tengo
42 años, mi madre también padeció esta enfermedad y en poco
tiempo murió, eran otros tiempos... Me he acordado muchísimo de
ella. Ahora solo pienso en acabar de recuperarme, volver a hacer planes, aunque no de futuro, porque he visto que cada día es diferente,
cada día es un regalo.
Deseo que las personas que estén pasando por esto tengan un objetivo, una ilusión, algo por lo que luchar; eso te hace seguir adelante.
Gracias a todos los que invertís unos segundos en iniciativas, apoyo...
y un gran abrazo para todas las que luchamos contra esta enfermedad.
97
María Xosé Souto
Mi experiencia, amigas, es muy sencilla, y a la vez me está dando
buen resultado. Después de un calvario de pruebas y más pruebas,
mi doctora me llamó y, tímidamente, me dijo que tenía un cáncer
en la mama izquierda, pero que veía indicios de que la derecha taba
también “contaminada”… Le dije que me ponía en sus manos y que
por si las dudas me quitara las dos. Me fui sola a la calle (pues
quise recibir la mala o buena noticia sola) y me dije: “María Xosé,
te tienes que preparar”. Pedí un psiquiatra, pues yo me asustaba
de mi actitud ante un problema que supuestamente se casaba con la
muerte. En principio, fui a mi casa a dar la noticia. Me encontré
a mi viejito (80 años) preparando la comida y a mis hijos expectantes. Me preguntó el abuelo: “¿Qué? ¿Cómo te ha ido?”. “Papá,
tengo cáncer, pero eso no significa que la vida no siga...” Todos, mi
padre y mis hijos se refugiaron en soledad a llorar. Les llamé. Di un
puñetazo encima de la mesa y les dije que me iba a curar y que para
eso me tendrían que ayudar, y hacer su vida como si nada hubiese
pasado. Coincidió con los proyectos de vacaciones de mis hijos y les
dije que nada ni nadie podría cambiar nuestras vidas. Preparándome para la operación (por cierto, un día antes del Mundial de
Fútbol), me corté mi preciosa melena y me dejé el pelo como la
teniente O’Neil.. Salí bien de la intervención. Prometí que, si estaba
consciente, iría a la sala del Clínico para animar a la selección. Con
mi bandera y un pulpo Paul de peluche, celebré la victoria con todos
98
los médicos y enfermeras. Colgué mi foto en la red social Facebook
y ahí comenzaron mis ánimos. Con los drenajes, me quise ir a mi
casa para poder disfrutar de la playa (soy una amante del mar).
Me hizo mucho bien, pues las heridas me cicatrizaron estupendamente. En el mes de agosto, me llamaron para las seis sesiones de
quimioterapia. Iba siempre maquillada, con mi PC y me ponía a
charlar con otros pacientes que me preguntaban muchas cosas: que
si vomitaba (jamás), que si me cansaba, etc. Les contestaba que sí,
que claro que me cansaba, que era normal, pero les puse el ejemplo
de cuando quieres dejar de fumar, que no debes pensar en el cigarrillo.
Ahora tan solo me queda una sesión y luego la radioterapia. La suerte
que he tenido es que todo mi entorno, tanto el familiar como el de
los amigos, está conmigo para lo que yo quiera hacer. Cuando quiero
estar sola, respetan mi soledad. Cuando necesito pasear y ponerme
guapa, me acompañan. En definitiva, hay que asumir la enfermedad
y llevar un tratamiento nada agradable, pero,en la vida todo pasa y
esto pasará, y nunca hay que coger impulso para atrás. Lo que me
ilusiona de todo esto es que luego tendré un pelo más bonito y unos
senos reconstruidos preciosos.
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MI CONSEJO ES QUE UNA TIENE QUE HACER LO
QUE LE APETEZCA EN CADA MOMENTO SIN QUE
NADIE PIENSE POR ELLA, CONTANDO, POR SUPUESTO, CON EL APOYO INCONDICIONAL DE LA FAMILIA
Y LOS AMIGOS, QUE SON MUY IMPORTANTES.
Francisca Llacer Llorca
Hace un año, en una de mis revisiones anuales, me detectaron algo
que no tenía <<visos de normalidad>>. Resonancias, punciones y
biopsia por arpón dieron el resultado de un carcinoma en mi pecho
izquierdo. Tuve la suerte de que me lo detectaron muy a tiempo.
Solo media 7 mm y además era de tipo hormonal. El examen de
mi ganglio centinela también fue favorable: no había afectación. El
resultado es que no tuve que pasar por la quimio, aunque sí por un
período de radioterapia y, por supuesto, por cinco años de tamoxifeno, de los que ya casi he pasado uno. Y me encuentro estupendamente. Mi conclusión y mi mensaje para todas vosotras es que no
tengáis miedo a las mamografías. Conozco ese miedo a la sala de
espera y a la espera de los resultados, y os aseguro que muchas veces
es más fácil enfrentarse a un diagnóstico de cáncer que a esa tremenda
incertidumbre. Así fue en mi caso. Tuve la suerte de dar con un ci100
rujano estupendo que me dejó el pecho casi, casi como lo tenía antes
de todo... y mi vida realmente se encuentra muy poco afectada por
aquello. Mucho ánimo para todas vosotras!!! Todas estamos en la
misma lucha. Todas luchamos contra nuestros miedos...
!!!
Garbiñe
Mi experiencia no va a variar mucho con respecto a la del resto de
mujeres que tienen o han tenido cáncer de mama, aunque sí que
tuve complicaciones, como estar sin mi familia y la muerte de mi
marido en pleno tratamiento de radioterapia. No tuve a mi familia conmigo, pero tengo tanta, tanta suerte, que tuve a tod@s
mis amig@s pendientes de mí, por lo tanto no puedo quejarme.
101
Quise pasarlo sola y no demostrar que me encontraba mal. Una
sonrisa perpetua en mi cara hizo el resto, porque no soy buena
mintiendo, jajaja. No tuve problema con la pérdida de la mama ni
con la caída del cabello. Yo decía que tenía una gripe que me iba a
durar un poco más que al resto. Llegaba a la quimio contenta y al
final hubo chicas que se atrevieron a decirme que no sabían si llevaba el mismo tratamiento que ellas, porque estaban mal y yo tan
contenta. Les dije que lo pasaba tan mal como ellas, pero que había
decidido que no se me notara. Cuando llegaba a un sitio donde no
había sol, me despojaba de mi gorra y mi pañuelo, y cuando alguien
me miraba con pena, pensaba que era más feliz que ellos, porque
había aprendido que la vida hay que vivirla al momento, ya que no
sabemos dónde vamos a estar en el siguiente segundo; nos puede
caer una maceta en la cabeza y se acabó. El cáncer es una experiencia,
una segunda oportunidad y te hace ver las cosas importantes de la
vida, esos pequeños momentos felices de los que está compuesta la
vida, desde ver a tus hijos crecer (para quien los tenga, yo tuve dos
abortos y no quise intentarlo más), tu pareja, familia y amigos que
están contigo, hasta simplemente ver una flor que está preciosa en su
plenitud, aunque sepamos que en nada se marchitará (como yo no
pienso marchitarme, disfruto de la flor en su plenitud), una puesta
de sol, un cuadro, un libro, música, un paisaje y, sobre todo, mirar
el mar, que me encanta. No soy de ir a la playa, pero me encanta
el agua, quizá porque soy piscis y eso es lo que dicen, que al ser un
102
horóscopo de agua, nos atrae ese elemento. La vida es solo una, por
eso hay que vivirla y no preocuparnos antes de tiempo, porque nos
perdemos disfrutarla y después no ha sido nada.
Hace un mes, me vi otro bultito en la mama que me quitaron y
la gente de mi alrededor se preocupó tantísimo, incluida mi familia, que ahora me quieren resarcir del tiempo que no estuvieron
conmigo, hasta las amig@s y compañer@s de trabajo también. La
única que no se preocupó antes de tiempo fui yo. Estaba dispuesta a
otra quimio y radio, y a luchar, luchar y luchar. Nadie sabe de su
capacidad de lucha y de la fuerza que tiene hasta que las necesita. Yo
creí que con optimismo y una sonrisa lo llevaría mejor, y así fue. La
vida me ha dado duro y, hasta cuando casi tiraba la toalla, algo fuerte
salía otra vez de mí y saltaba con más ánimo y con las ideas más
claras para seguir adelante. Bien, es cierto que el fallecimiento de
mi marido casi me hunde, pero pensé que yo no debía irme todavía,
porque tenía cosas que hacer y porque soy enfermera y tengo pacientes con cáncer de mama (incluido algún hombre, que lo pasan peor
además, porque tienen una enfermedad de mujeres) que siguen mi
ejemplo, hasta el punto de que me han superado en optimismo y,
aunque algunas tienen la vida más complicada porque se han quedado
sin trabajo, vienen a verme y a contarme cómo les van las cosas. En
el centro ya me envían a toda persona con cáncer de cualquier tipo
para que hable con ella y por eso no debía irme tan pronto. Tengo
103
un cometido muy importante en esta vida. Hay que vivir al minuto,
la vida es corta. Besos a tod@s l@s compañeros de enfermedad y a
los familiares y amig@s. Ahora tengo preparadas ya unas charlas de
cáncer de mama.
Maria Chica
Mi mayor apoyo a todas las mujeres luchadoras, a todas las que
sueñan, a las que siguen riendo y dando ánimos, a las que no se
rinden y cada día miran al mundo con una sonrisa. Gracias por ser
como sois, a pesar de estar pasando por esos momentos llenos de
miedos. Os puedo decir que cada día me siento más orgullosa de ser
mujer. Con todo mi cariño.
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Cristina
Me quiero sumar a esta lucha como mujer, hermana, hija, tía, sobrina y como una parte de miles de historias a las que, aunque no seas
parte directa, tienes la necesidad de apoyar. Tenemos que concienciarnos de lo importantes que son las revisiones y la prevención. Se debería hablar con naturalidad del cáncer, hacer que la gente lo conozca
y que la ignorancia no sea una barrera para comprender y poder
apoyar y animar a las personas que lo sufren. Quizá esta ignorancia
de la que hablo me provoca en muchos casos no saber qué decir, ni
cómo animar a alguien que lo padece. Me gustaría poder acercarme
y decir: “Aquí estoy yo para apoyarte y ahí fuera hay mucha gente
más”. Gracias a Ausonia, ahora conozco un poco más sobre esta enfermedad y me sumo a todo aquello a lo que puedo acceder dentro de
mis posibilidades. Desde aquí, me gustaría mandar muchos ánimos
para cuando tengáis aquellos momentos de soledad, para que sigáis
luchando y ayudando a tanta gente al compartir vuestras historias. Un
abrazo.
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Maite
Hola, chicas! Yo no he padecido cáncer, pero me enfrento a vuestras
duras vidas cada día con la misma tristeza que tenéis a veces vosotras. Desde mi puesto de trabajo como enfermera, es duro conectar
la quimio a mujeres cada vez más jóvenes y con tantos proyectos de
vida pendientes... Además, colaboro cada año con la AECC y tengo
tres familiares con dicho diagnóstico. Por todo ello, os transmito un
abrazo de paciencia para poder soportar tanta presión, una tirita de
sonrisas para cubrir la pena y un empujón de ánimo para decir bien
fuerte que DE TODO LO QUE SE ENTRA SE SALE. SED
FUERTES, PRINCESAS!
!
!
Mayte
Me parece maravilloso crear un libro que pueda ayudar de alguna
manera a mujeres que están pasando por este trance. Yo lo viví hace
cuatro años. Recuerdo el inicio como una pesadilla: un diagnóstico que
apenas podía creer (<<¿cáncer, yo?>>). las pruebas que cada vez
lo confirmaban más, la operación, el miedo… Cada vez que iba a la
consulta a por un nuevo resultado, la noticia era peor que la anterior,
me parecía estar en un pozo del que no lograría salir. Y, por fin, los
106
ángeles que me sacaron de ese pozo: mis oncólogos! Si vierais
qué fuertes, qué inteligentes! Ellos fueron mi primera esperanza y
por ellos superé la quimio sin problemas. No tenía miedo, estaban
conmigo. Y la cosa no terminó ahí: después conocí a los doctores de
radioterapia, personas maravillosas también, con toda la esperanza
del mundo para mí. Así pues, aunque el inicio fue terrible, recuerdo
los tiempos del pañuelo y de la radioterapia con alegría, rodeada de
las mejores personas del mundo. Por eso, mi mensaje es: confiad en
vuestros médicos, ellos os rescatarán del pozo. Besos.
!
!
José M. Paré Barrio
a
De cada 100 cánceres de mama, 9 9 son de mujeres y uno de hombres. Yo soy tan chulo, que me quedé con uno de hombres. Hace ya
17 años de eso, pero me extraña que nunca se mencionen los casos
de hombres. Les agradezco la posibilidad de poderme expresar e informar de que, por desgracia, también padecemos esta enfermedad.
Reciban un saludo cordial y fraternal.
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Jorge
Hola, me llamo Jorge y vivo muy de cerca la enfermedad. Quiero
deciros que no dejéis de luchar, porque, como leéis, esto se puede
ganar. Pero, con vuestro permiso, me gustaría decir unas palabras a
los familiares que, como yo, viven la enfermedad sin tenerla dentro.
Tenemos que ser un mar de calma, llorar en silencio, aguantar sus
enfados, respirar cuando el miedo a lo desconocido te ahoga, sacar
las fuerzas que tú mismo no sabías que tenías cuando ves cómo la
persona que más quieres se derrumba, para que ella no note nada,
que ya tiene bastante. Quiero deciros también que el amor hacia
ellas es como una armadura impenetrable que nos dará la fuerza que
necesitamos para estar a su lado y ser ese apoyo tan importante que
necesitan. Volveremos a ser sus príncipes valientes para que se sientan
otra vez mujeres de bandera, arropadas y queridas… que se sientan
ellas mismas! Por todo eso, yo os digo que luchéis a su lado hasta
que la enfermedad desaparezca. Gracias a todos por estar ahí.
!
108
Inés
Mi nombre es Inés, tengo 65 años y hace tres que me operaron
de cáncer de mama. El tumor medía 1,5 cm y fue detectado a
tiempo por la mamografía anual. Como crecía muy rápido, me
sacaron el tumor y llevaron a cabo un vaciamiento axilar. Conservo la
mama, hice tratamiento de quimioterapia y radioterapia, y ESTOY
CURADA. El cáncer se quedó en el Hospital Argerich donde me
operaron… y todo gracias a haberlo detectado a tiempo! En la foto
n.o 1 estoy con peluca, en la n.o 2 con el pelo que recién me estaba
creciendo y la tercera foto es ya actual. En esa tengo el cabello recogido, pero ya llega hasta la mitad de la espalda. Creció en dos años
y medio. Por eso, les digo a las personas que estén pasando por ese
momento que, aunque la enfermedad al principio desespera, no se
aflijan porque el pelo crece muy rápido. Los tratamientos son soportables, por lo tanto no hay que abandonarlos nunca. Confíen en sus
médicos, PORQUE SE PUEDE SALIR DE ESTO! MUCHA
FUERZA Y FE. Mil besitos a todos.
!
!
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Zaira
Hola. Me llamo Zaira, tengo 25 años y qué puedo decir que ya no
esté escrito… Fuerza, lucha y adelante! Enhorabuena a todas aquellas
personas que se paran un momento y colaboran con este tipo de
asociaciones, gracias a todas aquellas personas que hacen posible el
diagnóstico y que salvan vidas, y a todas las que en el anonimato cran
nuevos fármacos y nuevos estudios. No puedo decir nada más que
GRACIAS y, a todas aquellas familias que, como la mía, lucharon
contra el cáncer con mayor o menor éxito, de una u otra manera,
ADELANTE!
!
!
M . Carmen
a
Hola! Yo quiero animar a todas esas personas que, directa o indirectamente, están pasando por esta enfermedad. En febrero hará tres
años que me detectaron un cáncer de mama. Fue muy duro asimilar
esas seis letras, pero gracias al apoyo y al ánimo que me dieron tanto
mis familiares como mis amig@s pude superar todos los tratamientos recibidos. Solo quiero decir que sí, se pasa mal, pero se
pasa. Sed muy positivos y pensad que esto es una prueba más en
la vida. Actualmente me encuentro muy bien. Doy todo mi apoyo a
!
110
quien lo necesite. He aprendido que la VIDA es muy bonita, por ello
disfruto de ella cada segundo. Mil besos para todos y mucho ánimo.
Marta
Por suerte, no he tenido ninguna experiencia directa con el cáncer, pero
no puedo pasar por esta web y leer esto sin dejar personalmente
un mensaje de ánimo para todas las personas que han luchado,
luchan y, por desgracia, lucharán contra esta enfermedad. Me parece
admirable. No valoramos nuestra vida, todo lo que tenemos, cómo
estamos... hasta que no hay un caso así. Cuando conocí a mi chico,
hace ya cuatro años y algo, hacía dos años que su abuelo había muerto
a causa de un cáncer, su madre acababa de superar un cáncer y su
abuela estaba luchando también contra él... Este último estaba muy
avanzado y, en poco menos de un mes, su abuela moría, no había
podido con él. Fue una gran pérdida para mi chico. Yo creo que los
que no hemos pasado por ello no tenemos ni idea de lo que es, de
lo que realmente se sufre, de lo que sufren los que están alrededor del
enfermo poniéndole buena cara y animándole, cuando por dentro están
111
destrozados. Y la persona que lo padece siente el dolor, la duda sobre
su vida, sus fuerzas en duda... realmente no sabes si eres lo suficientemente fuerte. Reconozco que no sé mucho del tema, porque, como
os digo, no lo he vivido directamente. Pero admiro inmensamente a
la gente que lo sufre, que siente ese dolor, esas dudas… Creen que están solos, pero detrás hay millones de personas sufriendo lo mismo,
personas haciendo obras benéficas para estos casos, personas enviando
mensajes de apoyo como aquí...
Mucha fuerza a todos: a los que lo estáis sufriendo actualmente, a
los que lo sufristeis en su día y a los que, por desgracia, lo podáis
sufrir algún día. Lamentablemente, hoy en día, un cáncer es algo muy
“común”... Acabo de escribir algo horrible, pero es cierto. Fuerza y
ánimo. Para la vida sois alguien, para alguien sois la vida. LUCHAD! Un besito.
!
112
Eva María
Hola, campeonas! Después de haber perdido a mi madre hace ya
13 años a causa de un cáncer, tan solo quiero daros no solo un voto de
confianza en la fuerza de la mujer, sino también en la esperanza de
que esta enfermedad, sea del tipo que sea, tenga alguna vez una cura
indolora. Sin más palabras… MUCHOS ÁNIMOS A TODAS!
!
!
Núria Baños Pérez
Hola, me llamo Núria y tengo 55 años. Me diagnosticaron un
cáncer de mama en el 2006. Siempre había acudido a todos mis
controles médicos, el último en el 2005. Hacia primeros de año,
me noté unos bultos y enseguida pedí hora para el ginecólogo. Tardé
cuatro meses en tener cita. No estaba asustada, ya me habían operado
de un tumor benigno en el 89. La doctora me envió con urgencia
a hacerme pruebas. En 15 días estaba diagnosticada y a la semana
operada. Tenía tres tumores malignos, por lo que me hicieron una
mastectomía radical y me vaciaron los ganglios. Después me dieron
ocho sesiones de quimio. Esto fue lo peor de todo, lo pasé muy
mal, sobre todo por la pérdida del pelo. No tuve en ningún momento miedo a morir, solo pensaba en conocer a mi tercer nieto,
ya que mi hija estaba embarazada de cuatro meses, y además tenía
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una hija pequeña de 13 años. Después de todo esto, hice un crucero
para animarme. Lo pasé tan bien, que desde entonces he hecho cinco. He viajado mucho y estoy haciendo todo aquello que había dejado
para más adelante. Sigo mis controles y medicaciones con todas las
secuelas, pero ahora soy optimista. Mi único miedo es que alguna
de mis tres hijas o de mis tres hermanas pase por todo lo que yo
he tenido que pasar.
Mi mensaje para todas las que ahora estén pasando por ello es
que se puede salir adelante. Es duro, pero te permite disfrutar de
los momentos buenos que la vida te ofrece y, sobre todo, dejar de
preocuparte por las cosas que no tienen importancia y a las que,
sin embargo, se la damos. Ah, y en situaciones como esas descubres
a qué personas le importas de verdad, te salen los buenos amigos.
Ánimo a todas. Un beso y un fuerte abrazo.
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Silvia Alonso
Me llamo Silvia, tengo 16 años y, después de ver tres casos de cáncer
en mi familia, me siento muy identificada con cualquier campaña
contra el cáncer e intento colaborar y aportar mi granito de arena. Mi
convivencia con un cáncer comenzó cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer de mama hará tres años. Es entonces cuando lo ves día
a día, con todos sus efectos y consecuencias, y cuando te das cuenta
realmente de lo que es un cáncer. Yo creo que lo más importante
cuando estás al lado de una persona con cáncer es hacerle sentirse
muy querida, quitarle responsabilidades de encima, ayudar y animar
en lo que se pueda, y hacerle saber que cuenta con todo tu apoyo. Es
importantísimo que la familia y los amigos muestren su comprensión, su amor y su ayuda, que es algo que parece secundario, pero
es vital. Y, como de cada mala experiencia se puede sacar algo bueno,
el truco está en buscarle la parte positiva. Para mí ha sido muy duro,
pero creo que me ha hecho madurar como persona, afrontar mis
problemas con más seguridad y convertirme en una persona mucho
más fuerte. Actualmente, con 16 años me ha salido un bulto en un
pecho, tal como empezó el cáncer de mi madre, y estoy a la espera
de hacerme unos análisis para saber si vuelvo a reencontrarme con
esta enfermedad.
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Conchi Martínez Martín
CONCHI por ROCÍO:
No tengo cáncer, pero sí mi hermana. Quiero contaros su historia y
agradecerle los meses que llevamos luchando juntas, y yo aprendiendo
de ella. En agosto del 2010, le descubrió su hija jugando un bulto
en el pecho. Tranquilamente, se vistió y vino a mi casa. Juntas nos
fuimos a ver a nuestro hermano, que es médico, y de allí al hospital:
salimos ese mismo día con la eco y la mamografía hechas, ella muy
serena. Más pruebas, resonancias, punciones, biopsias, etc., y llegó el
momento de dar la noticia, comunicada por nuestro propio hermano:
<<Tienes un nódulo no sano>>. El impacto fue menor para ella,
que solo lloró cinco minutos y enseguida preguntó cuál era el siguiente
paso. Primero la quimio: gracias a Dios, con una pastillita para los
nervios, cuatro o cinco horas de sueño... así pasaron las sesiones. Los
efectos secundarios evidentemente aparecieron: se quedó calva. Pues de
viaje a por una peluca y de compras. La peluca es tan espectacular
que todo el mundo le dice que está más guapa que antes. Le encantaban los gorros, pero le daba vergüenza ponérselos; ahora tiene una
colección para un museo. No todo ha sido un camino de rosas, los
efectos secundarios han sido dolorosísimos, pero, cuando desaparecían,
al día siguiente ya era todo alegría y normalidad. Yo soy supernerviosa, perdí el sueño, vómité… pero delante de ella era la sonrisa
eterna y unas castañuelas. El día que se enteró de mi malestar, vino a
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hablar conmigo y me dijo: “Si yo no tengo secuelas, ¿por qué las
tienes tú? Yo me voy a curar, solo es cuestión de tiempo”. Durante
estos meses, los tres hermanos nos hemos unido muchísimo e, incluso, hemos superado viejos rencores y nos morimos de risa juntos
de nuestras tonterías. El jueves pasado la operaron; había disminuido
tanto el tumor con la quimio que no lo encontraban. Me llamó
por teléfono desde la sala de reanimación como si no pasara nada.
Al día siguiente, quisieron darle el alta, pero no lo hicieron porque
les preocupaba que todo fuese tan bien, ni sangró el drenaje. Salió el
sábado, ni una apendicitis hubiera sido tan fácil. Ya está preparada
para lo siguiente; le da igual, sea más quimio, radio o lo que sea.
Hoy, duchándola, hemos acabado las dos en la ducha, VIVA LA
VIDA! Ella dice que sabe que se va a curar y, si lo piensa, quiénes
somos los demás para contagiarle nuestros miedos. Espero que esto
sirva no solo para las enfermas, sino también para sus familiares,
que a veces desesperamos. Besos para todos.
!
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Isabel Casado Polo
Mi nombre es Isa y tengo 56 años. Mi historia comienza a la
vez que en el vientre de mi hija empieza a gestarse lo que sería mi
fuente de energía, de fuerza y de ganas de vivir: mi primera nieta,
AINHOA. A finales del 2009, en una de mis revisiones anuales,
me detectaron cáncer de mama. Me armé de valor y pedí que me
hicieran todas las pruebas en el menor tiempo posible, pues no
quería anular mi viaje a Madrid, lugar en el que vive mi hija. El
problema fue que el mismo día en que vería a la sangre de mi sangre
en una ecografía tendría también que darle la mala noticia a mi hija.
Pasado este mal trago, volví a Córdoba, donde yo vivo, y esperé a que
llegara el día de la operación. No se me olvidará, ese día mi habitación parecía una verbena, pues mi tres hijas y mi hijo no hacían
nada más que hacerme reír e incluso mi compañera de cuarto, que
no podía parar de llorar, consiguió olvidarse de por qué estaba allí.
Tras muchas horas de larga espera, salí del quirófano y allí estaban
todos, esperando impacientes, pero llenos de amor, solo había que
ver sus caras. Ahora solo me quedaba asumir que ya no tendría
mi pecho, pues la enfermedad llegó con más mala idea de la que
incluso el doctor esperaba. Sí, perdí un pecho, pero me devolvieron
la VIDA. Durante el tratamiento de quimioterapia, iba y venía a
Madrid, hacía y deshacía la maleta una y otra vez, pero quién era
ese tratamiento para impedirme a mí ver nacer a esa niña de ojitos
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azules. Y así fue, nació la que sin saberlo me daba el gran poder
para combatir a la “c” mayúscula. Durante la espera de su venida,
pensé en toda la gente que no ha podido derrotar a este enemigo y en
aquellas que, cada vez más, sí que lo vencen, y pueden “vivir para
ver”. Toda historia tiene su moraleja y la mía es: busca algo en lo que
creer y por lo que luchar; lucha, vence y, sobre todo, sigue viviendo.
Creu
Hola, soy Creu. Me diagnosticaron un cáncer de mama con 29
años y con un niño de 18 meses, al cual aún seguía dándole el pecho.
Jamás podré olvidar la llamada de mi tío dándome la noticia, ni
la carita de mi bebé preguntándose por qué su madre no dejaba de
llorar y de gritar. Después de cuatro meses pensando que lo que tenía
era una mastitis, cambié de médico y descubrimos rápidamente que
era un tumor que me ocupaba todo el pecho y que tenia metástasis
en la axila. Saber que le había estado dando ese pecho a mi hijo me
aterraba, hasta que me confirmaron que los conductos de la leche no
estaban afectados. Fue un año y medio horrible: primero cinco meses
de quimio durante todas las semanas, después la temible operación,
30 sesiones de radio y, para rematar, una vacuna durante un año.
La sensación de despertarme y verme <<mutilada>>, porque es
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así como me sentía en esos momentos, fue muy dura, pero, gracias
a Dios, tengo una familia maravillosa: un marido comprensivo que
estuvo siempre a mi lado, en los malos momentos y en los muy
malos, unos padres a los que les debo que cuidaran de mi hijo durante mi convalecencia, y unas hermanas que estuvieron pendientes
de mí en todo momento. Mi hijo va a cumplir seis años y desde
hace años sabe lo de mi enfermedad. Lo ha entendido perfectamente
y creo que ver cómo ha reaccionado me ha hecho sentir muy orgullosa
de él. Él fue mi razón de vida y de superación. Ahora, después de
casi cuatro años, ya estoy pensando en tener otro bebé. Este año es
el definitivo: si todo sale bien, le daremos un hermanito a Guillem y
me reconstruiré el pecho.
Desde mi experiencia, quiero dar ánimos a todas aquellas personas
que padecen esta enfermedad y decirles que deben asumirla y luchar
con todas sus fuerzas. A mí me enseñó mi fuerza interior, me enseñó
lo que realmente vale en la vida y me enseñó a valorar mejor las
cosas.
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Anabel
Soy Anabel, tengo 29 años y hace cuatro que me diagnosticaron un
cáncer de mama. Me gusta mucho dormir en verano en el suelo y
boca abajo, y, estando así, una noche me noté un bulto en el pecho y
se lo comenté a mi madre. Pensaba que sería un bulto de grasa o algo
así, jamás pensé que pudiera ser un tumor, ya que aparte de que
era muy joven, en mi familia no había habido ningún caso antes. De
hecho, mi caso, me han dicho que es muy raro y me han llegado incluso a hacer un estudio genético. Fui al médico y me dijo que tenía
que hacerme un mamografía. Cuando llegué a la sala de mamógrafos, me dijeron que me iban a hacer una simple ecografía, que era
muy joven para hacerme una mamografía (tenía entonces 24 años).
Mientras el radiólogo me hacia la eco, me dijo que tenía que hacerme
la mamografía y una biopsia. Le dije que sí, que me hiciera todas las
pruebas que creyese oportunas, pero yo seguía sin imaginarme que
podía ser un tumor. Cuando me hicieron todas las pruebas, recuerdo
que el radiólogo me dijo que en 20 días tendría los resultados y, en
efecto, en 20 días, coincidiendo con mi 25 cumpleaños, el 16 de
octubre, tenía la cita con el cirujano directamente, el cual sería el que
me daría la noticia. Os podéis imaginar mi reacción y la de mis
padres, que estaban allí conmigo. Nunca se me olvidará cuando salí
del quirófano y vi a mi abuelo llorando. Le dije que no llorara, que
no pasaba nada y que me iba poner bien. Rápidamente pusieron
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todo en marcha y en noviembre ya me estaban operando. No tenía
metástasis, estaba bastante localizado. Recuerdo que mi madre lloraba
muchísimo y que yo le decía que no se preocupara, que mientras no
lo tuviera por el resto del cuerpo, si me tenían que cortar un pecho,
pues no pasaba nada; no sería ni la primera ni la última mujer a
la que se lo hacían, cuando yo pudiera me lo reconstruiría y ya está,
pero esto no valía para consolarla. De hecho, cuando ingresé en el
hospital, me preguntó otro paciente que de qué me iban a operar y
yo dije que de un tumor, y… uffffffff, qué bronca que me echó mi
madre por decir eso! Pero era la pura y cruda realidad. La operación
fue todo un éxito, me quitaron un cuadrante y el ganglio centinela.
Una vez hecho esto, comencé con la quimioterapia, luego con la radioterapia y, por último, con el tratamiento hormonal, con el que
sigo a día de hoy y del que me queda todavía un año.
!
Tengo que decir que durante todos mis tratamientos lo llevé siempre
muy bien, hice cosas que no hacía antes de estar así. Tenía mis días,
porque la quimio era muy agresiva, pero yo no paré de salir con las
amigas, con la familia, de viajar... Una anécdota que recuerdo mucho
es cuando me tuve que rapar el pelo: mi madre lloraba a mares
mientras mi mejor amiga Ana y mi hermana Marta me rapaban
la cabeza, y yo me reía a carcajada limpia y le decía a mi madre
que por Dios no llorase porque el pelo crecía. Mi madre, en todo
su intento porque lo llevara bien, me compró una peluca, pero me
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negué a ponérmela. No me veía con ella. Yo iba con mis pañuelos,
gorros y gorras, y tan solo me la puse una vez, porque con mi
cuarta sesión de quimio me fui a los carnavales y me quedaba bien
con el disfraz. La psicóloga de la Asociación Contra el Cáncer de mi
ciudad me pedía que fuera a ver a mujeres más mayores que yo a
las que les pasaba esto, ya que estaban hundidas y yo, como estaba
tan estupenda, según la psicóloga, podía mostrar al resto de señoras
que no era tan difícil, que solo había que ser positiva, como era yo.
Tengo que agradecer enormemente el apoyo de mi padre y mi madre,
de mi hermana, mucho más joven que yo y que maduró a marchas
forzadas por mi enfermedad, y de mi mejor amiga, Ana, porque
siempre estuvieron conmigo y lo siguen estando a día de hoy. 123
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