Download interior 27.qxp - Universidad Tecnológica Nacional

Document related concepts

Política energética de los Estados Unidos wikipedia , lookup

Teoría del pico de Hubbert wikipedia , lookup

Crisis energética (economía) wikipedia , lookup

Transcript
Energías alternativas
Energías
alternativas:
una apuesta ineludible
La inversión en investigación y desarrollo, y el
análisis de factibilidad e
implementación de
proyectos de energías
alternativas constituyen a
la vez una necesidad
producto de la escasez
energética y una
alentadora opción en
términos medioambientales. Pero no se agota allí.
Profundizando, podemos
observar que también se
trata de una tendencia
que proporciona “pistas”
para definir las coordenadas de un proyecto
económico y social, en
una Nación en la cual no
ha resultado sencillo
orientar el rumbo.
Autor:
Ing. Carlos Castillo
Subsecretario del Graduado
[email protected]
Crisis energética y
ecología. Una
combinatoria que
desafía los paradigmas de la revolución
industrial.
La década del ‘70 marcó un
antes y un después en materia
de fuentes energéticas. Luego
de más de dos siglos de expansión industrial en base a la utilización de la energía proveniente de combustibles fósiles, la
crisis del petróleo de 1974
encendió una luz de alerta en
las economías desarrolladas,
que comenzaron a buscar de
manera perentoria alternativas
al uso de carbón e hidrocarburos para generar energía.
Los problemas de abastecimiento energético y —como inevitable resultado— su creciente
costo, han impulsado la búsqueda de alternativas a las fuentes
tradicionales, pero con un ingre-
diente adicional. Los altos niveles de contaminación del medio
ambiente y una de sus consecuencias más temibles, el calentamiento global, ponen un condicionamiento extra a los candidatos a suceder a los combustibles
fósiles: deben tener un nivel de
impacto ambiental nulo o sustancialmente menor al de sus
predecesores.
La utilización de energías
alternativas posee el inusual
privilegio de contar con un consenso generalizado en la sociedad, esto es, al margen de lógicos matices, es cada vez más
notoria la unidad de criterio en
este sentido. Sin embargo, los
avances en la materia no son
todo lo rápidos que quisiéramos. En la actualidad, los combustibles fósiles representan
aproximadamente entre el 80%
y 90% de la energía primaria
que se consume a nivel mundial, con la siguiente participaTU&E Nº 27
33
Energías alternativas
ción estimada: 40% de petróleo, 40% de carbón y 20% de
gas natural.
Generación de
energía: una multiplicidad de opciones.
Una primera clasificación de
los distintos tipos de energías
nos lleva a realizar la siguiente
distinción:
• Renovables vs. no renovables
• Contaminantes vs. limpias
Estas categorías dan lugar a
cuatro combinaciones posibles,
aunque la clasificación de todas
las alternativas existentes obligaría a ampliar estos tipos básicos. En este sentido, encontraremos además algunos tipos
intermedios, es decir, fuentes de
energía no completamente renovables o renovables sólo bajo
una utilización restringida; o bien
energías con bajo impacto
ambiental, aunque no nulo.
Como mencionamos anteriormente, la llamada crisis del
petróleo en la década del 70’
otorgó un fuerte impulso a la
exploración de formas de generación energética destinadas a
reemplazar a los combustibles
fósiles. Sin embargo, en términos cuantitativos y hasta el
momento, las opciones de peso
se limitan a las centrales hidroeléctricas y a la energía nuclear. Pese a ello, las posibilidades para la generación son
mucho más amplias: la fuentes
solar, hidráulica, eólica o
mareomotriz constituyen excelentes ejemplos de cómo proveernos de energía a partir de la
utilización de recursos renovables y con procesos limpios.
Otra opción, sobre la que
tanto se polemiza hoy en día,
es la producción de biocombustibles. Estos derivados, obtenidos a partir de diferentes procesos de transformación de la
materia orgánica, son susceptibles de ser convertidos en
biogás o biodiésel 1.
Que la generación de
energías limpias no haya alcanzado los niveles que todos
deseamos, no debe conducir al
desaliento sino que, por el contrario, constituye una razón
para redoblar nuestros esfuerzos. El proceso de reconversión tecnológica demandará
tiempo y dedicación, y tal como
sucede con frecuencia, en sus
comienzos una nueva tecnología suele tener un nivel de
rendimiento inferior al de aquellas que se encuentran plenamente desarrolladas, por la
sencilla razón de que éstas últimas la aventajan en años de
perfeccionamiento.
Pico de producción global de Petróleo
Billones de barriles al año (Gb/a)
Según la ASPO
(Association
for the Study
of Peak Oil
and Gas) en
su informe del
año 2005, el
cenit de
producción
sobrevendría
en el año 2007
aproximadamente. Otros
estudios
estiman que el
pico no ocurrirá
antes de
2025.
Referencia: http://www.psp-sa.com/Art_Petroleo.htm
34
TU&E Nº 27
Energía, economía
y ecología: una
trama intrincada
de relaciones.
El formidable avance registrado en la producción industrial
durante el transcurso del siglo
XX tuvo como uno de sus principales pilares a la existencia
de una oferta de energía abundante a un costo relativamente
bajo. La ligazón existente entre
economía y energía nos obliga
a pensar alternativas de manera “realista”, es decir, obviando
los análisis abstractos que producirían dilaciones en los objetivos perseguidos. En este sentido, afortunadamente, son
minoritarios los planteos que se
hacen de manera disociada del
funcionamiento concreto de las
sociedades, dando lugar así a
proyectos tal vez modestos y
de más larga ejecución, pero
infinitamente más viables.
Nuestras características, compartidas con otros países latinoamericanos, entrañan una serie
de ventajas y desventajas respecto de los países con un
mayor desarrollo industrial.
Dentro de las primeras se destaca una: la posibilidad de aprender de los errores ya cometidos.
En países con un elevado grado
de desarrollo económico, las
políticas de conservación del
medio ambiente debieron ser
implementadas a menudo de
manera retroactiva, esto es,
vinieron a corregir daños ya ocasionados. Y es en este sentido
que tenemos la oportunidad de
realizar avances en la produc-
ción industrial nacional de
manera simultánea con políticas
de no agresión al medio
ambiente y conservación del
patrimonio natural.
La dependencia de la economía real respecto de la
energía nos obliga entonces, si
nuestra intención es la concreción, a pensar de manera responsable y coordinada. Como
la mayoría de los aspectos que
hacen a la estructura social y
productiva de un país, los procesos no se logran de manera
inmediata y mucho menos por
generación espontánea, sino
que se caracterizan por ser de
largo aliento. Esto no excluye
que en el camino encontremos
grandes satisfacciones, como
las que sentimos al contemplar
los parques eólicos instalados
desde hace ya varios años en
la zona patagónica de nuestro
país, que proveen de energía
limpia a una cantidad cada vez
mayor de habitantes.
A menudo nos enfrentamos a
falsas antinomias, como la de
políticas de corto plazo vs. políticas de largo plazo. Pensar en
energías renovables no encierra contradicción alguna con
acciones tendientes a superar
la ajustada oferta energética
actual, sino que constituye una
actividad complementaria. La
planificación de largo plazo es
una necesidad y no una excentricidad, visión esta última producto de las sucesivas crisis y
de la evolución espasmódica
de la economía doméstica.
En esta línea se articulan los
proyectos de desarrollo de
energías alternativas diseñados
para conservar nuestro patrimonio natural, con otras iniciativas de corto plazo destinadas a
asegurar la provisión de
energía en el bloque del MERCOSUR. Argentina no posee
disponibilidad certera e inmediata de grandes reservas de
hidrocarburos, aunque existan
distintas opciones de exploración. La actividad industrial
nacional se caracteriza por
tener un alto grado de dependencia respecto de la provisión
de gas, y aunque coincidimos
en la necesidad de modificar
esta situación a favor de opciones menos dañinas para el
medio ambiente, una matriz
productiva de estas características no es susceptible de ser
modificada de la noche a la
mañana. Pensar un proceso
que no sea un cambio progresivo y gradual no es sino caer en
una expresión de voluntarismo.
Ser una sociedad
responsable
significará proteger
también al
medioambiente.
Como mencionamos anteriormente, la generación de
energías alternativas viene a
cumplir una doble función: por
un lado, brindar opciones ante
una oferta cada vez más limitada de las tradicionales y, por el
otro, que los nuevos procedimientos impliquen una disminución drástica de los niveles de
contaminación actuales. Y es
TU&E Nº 27
35
Energías alternativas
que la inversión en energías
alternativas, adicionalmente a la
generación progresiva de conocimiento de la materia en el
ámbito nacional, permite desarrollar una conciencia social
sobre temas que le están íntimamente relacionados: la contaminación producto de la actividad
industrial en general y del manejo de los residuos tóxicos en particular, la polución ambiental
debida a las emisiones de gases
del transporte automotor, la
necesidad de optimizar el uso de
energía en vistas a su economización, entre otros temas que
requieren solución.
Fomentar la implementación
de energías limpias contribuye
a crear una conciencia que
incorpora el cuidado del medio
ambiente, tarea ésta que debe
incluir a todos los actores
sociales. Esta conciencia que la
sociedad va adquiriendo de
manera progresiva, se ve plasmada en cambios, a veces vertiginosos, en la manera de conceptualizar, echando luz sobre
procesos de contaminación que
podrían calificarse como verdaderos actos de desidia. La contaminación está dejando de ser
vista como una consecuencia
inevitable de la actividad industrial, y la opinión pública está
virando a considerarla como
una falta, y en algunos casos
extremos,como conducta dolosa y hasta homicida. Y que la
cruzada por el medio ambiente
sea una Política de Estado,
independientemente de asuntos puntuales y controvertidos
como el conflicto por la planta
36
TU&E Nº 27
papelera en Fray Bentos o el
saneamiento de la cuenca
Matanza Riachuelo, constituye
sin lugar a dudas, un hecho
positivo en sí mismo.
A modo de cierre, resulta interesante reflexionar sobre el
siguiente hecho: mientras que a
primera vista la generación de
energías alternativas aparece
como un problema exclusivamente relacionado con el desarrollo tecnológico, en la medida
en que intentamos profundizar,
la problemática gana complejidad y revela múltiples aristas
con raíces que se hunden en la
constitución misma de un
modelo de sociedad.
El aumento de la conciencia
social acerca de la importancia
que posee la conservación del
medio ambiente y el involucramiento en proyectos de largo
plazo tales como el desarrollo
de energías limpias, contienen
tácitamente dos concepciones:
la de sociedad y la de futuro.
Esta “masa crítica” que se va
formando contribuye a que la
sociedad pueda verse a sí
misma como tal, y constituye
un emergente de una puja
todavía no saldada, sobre todo
en el terreno de la práctica,
entre el individualismo y la responsabilidad social. Que los
ciudadanos se ocupen del
medio ambiente “porque es de
todos”, o que se muestren entusiastas respecto a proyectos
que tal vez no alcancemos a
ver en su pleno desarrollo, son
señales de vida de un proyecto
de carácter colectivo, que supera el concepto de usufructo
individual a cualquier costo.
Significa que estamos subiendo
un peldaño como sociedad.
En números anteriores de esta
revista hemos hecho hincapié
en el inmenso potencial que
tiene nuestra UTN desde diversos aspectos, y nos estamos
topando con un nuevo ejemplo:
la posibilidad de protagonizar un
desarrollo tecnológico nacional,
fomentando que este avance se
genere progresivamente, aprovechando las bondades de
nuestro medio ambiente y recursos naturales, y no a costa de
ellos. Únicamente por este camino, lograremos un desarrollo
sustentable en todos los sentidos: social, económico y medioambiental. Es tiempo de avanzar en aquellas tecnologías que
ya están debidamente probadas
y multiplicar la provechosa discusión de las ventajas y desventajas de aquellas opciones que
aún generan puntos de vista
encontrados.
Nota
[1] La producción de biodiésel no está exenta de
cuestionamientos, tanto ecológicos como socioeconómicos. Por un lado, su combustión produce
mayor emisión de dióxido de carbono que sus
pares fósiles, aunque se sostiene que el proceso
sería de suma cero, en la medida en que el dióxido de carbono sería absorbido cuando la materia
orgánica se renueva. Por otro lado, existen serias
dudas sobre la capacidad de la agricultura para
abastecer de materia orgánica en el caso de que
el proceso adquiera mayores dimensiones.
Otros debates se concentran en las consecuencias que pueden llegar a acarrear acciones tales
como la deforestación de amplias superficies para
destinarlas al cultivo de las especies más aptas
para ser convertidas en combustibles, así como
también los efectos que este proceso pueda tener
sobre el incremento en el precio de los
comestibles. Independientemente de las discusiones acerca de ventajas y desventajas técnicas,
es inobjetable que esta tecnología requiere de un
Estado con capacidad y voluntad para regular la
actividad.