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FOTO:Gallego
Vista aérea desde el helicóptero del 'Polar Prince' y el enorme petrolero 'Odin', en el que se
almacena el fuel
Una doble lanzadera agilizará la extracción del fuel del 'Prestige'
CARMINA ESCRIGAS\A BORDO DEL 'POLAR PRINCE'
Justo en el momento en el que los periodistas y los responsables de Repsol y de Fomento se
encaramaban a los helicópteros que los llevarían de regreso al aeropuerto de Peinador, el jefe de
cocina del Polar Prince, Marius Zelezowsli, removía en la cazuela los langostinos, los
champiñones, el brécol y el redondo de ternera que minutos después cenarían los 72 tripulantes
del barco desde el que se están coordinando todas las operaciones de extracción de las 13.800
toneladas de fuel que aún lleva en sus entrañas el buque. Y es que ya decía Antonio Moledo,
capataz de cubierta y uno de los 24 tripulantes gallegos, que "para el que lleva toda la vida en el
mar y está acostumbrado a trabajar fuerte la vida a bordo se lleva muy bien''.
Es un gran orgullo para este hombre de mar participar en la extracción de fuel del Prestige,
proceso que ayer vivió un día histórico, ya que la lanzadera que ya está desplegada para llenar
300 toneladas en cada ciclo ya se acopló al cuarto tanque de proa, con lo que se da por finalizada
la fase de pruebas y puede decirse que comienza la extracción a pleno rendimiento. De hecho, la
semana que viene se empezará a trabajar ya con dos lanzaderas de forma simultánea, agilizando
la operación con la posibilidad incluso de adelantar el plazo de conclusión del proceso, previsto
para el mes de octubre.
Las cinco 'Galician'
Las lanzaderas son el elemento primordial de este proyecto desarrollado por Repsol YPF por
encargo del Gobierno español. Fabricadas por Aister, y bautizadas con el nombre Galician, son
cinco grandes estructuras cilíndricas que se acoplan a las válvulas atornilladas al pecio tras
trepanar el casco, dejando un agujero de 700 milímetros de diámetro, en una operación llamada
hot tapping. Cinco agujeros se han realizado en total, dos de ellos en el tanque más grande, y la
lanzadera que está operando por el momento ya ha culminado tres ciclos de extracción, lo que
suponen 800 toneladas menos en la barriga del Prestige. Y aquí es donde entra en el juego el
petrolero Odin, un gigante que hace sombra en tamaño al Polar Prince, siempre flanqueándolo y
esperando a que la lanzadera concluya su trabajo en el fondo del mar para almacenar el fuel que
se extrae. Esta operación se realiza acoplando la compuerta de la lanzadera a un enorme tubo y
bombeando el fuel para que salga de la estructura cilíndrica y ocupe los depósitos del Odin.
Además de este buque, operan en la zona, situada a 275 kilómetros de Vigo, cuatro barcos de
apoyo, que se utilizan para remolcar las lanzaderas que irán llegando en los próximos días. Ya hay
dos en la zona, una operando y otra a punto, y una tercera está a punto de partir flotando desde
Marín para internarse también en el fondo del mar. Sólo en ese momento se ven estas estructuras
cilíndricas, que viajan asomando la panza, ya que en cuanto llegan al punto de operaciones se
mantienen a entre 30 y 60 metros de profundidad esperando para actuar, con su nivel de flotación
controlado por una enorme cadena de 12 toneladas de peso, que es la que guía sus pasos por el
fondo del Atlántico. Tanto en Repsol como en Fomento están entusiasmados con los resultados
que se están obteniendo hasta el momento.
Lo decían Francisco Alonso, comisionado del Ministerio de Fomento, y Purificación Morandeira,
directora de la oficina del Comisionado, que quisieron mostrar a los periodistas el trabajo que se
realiza in situ, y hay que reconocer que impresiona pasearse entre grasa, petróleo, robots
articulados, válvulas y tornillos gigantes sabiendo que a 3.800 metros bajo nuestros pies yacen los
restos de aquel barco herido de muerte que tuvo en jaque a Galicia desde aquel 13 de noviembre
en el que sonaba el may day que alertaba del riesgo de hundimiento de un petrolero en alta mar.
Otra alternativa para la popa
Las operaciones de extracción de fuel se están realizando en los cuatro tanques de
la proa del barco, ya que, según explicaban los técnicos de Repsol, no compensa
realizar este trabajo en la popa, ya que ésta contiene sólo 700 toneladas. Para acabar
con este residuo, se recurrirá a la llamada biorremediación, que consiste en agilizar el
proceso natural de biodegradación del fuel, gracias a la acción de la flora bacteriana
diversa y activa encontrada tanto en el agua como en los sedimentos extraídos en las
pruebas. Se utilizará un fertilizante que consigue una reducción de hidrocarburos
totales mayor del 30% en ocho semanas. En total, entre este proceso y toda la
operación que se realizará a partir de este momento, el presupuesto estimado es de 70
millones de euros, rozando los cien si se cuenta con las actuaciones que se han
realizado hasta ahora