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FUENTE: www.aap.org.ar Violencia Familiar: Entrevistas Preliminares. De la Impulsión a la Palabra Mónica Fudin Supervisora Familia y Pareja Consultorios Externos Hospital Borda, Emergencias I, Jefa Sección Docencia e Investigación Hospital Borda, Miembro Escuela Freudiana de Bs. As. Antiguamente, llamada Bia por los griegos, la Violencia tenía un lugar junto a la Venganza en la Ciudadela del Corinto. Se la representaba como una mujer con coraza que con una maza mata a un niño. Imagen fuerte que evoca el estado de inerme indefensión en el que se encuentra toda víctima de violencia y el poderío, la fuerza arrasadora e innecesaria de quien fuere su victimario. Actualmente entre nuestros semejantes, la violencia suele presentarse en forma de tragedia debiendo llegar a la morgue, a la internación psiquiátrica o a la justicia para que sea tomada en cuenta y aun así suele ser demasiado tarde. El hombre para adaptarse a la cultura debe renunciar a ciertos impulsos e instintos destructivos y a sus satisfacciones puramente narcisistas. Habitualmente todas las culturas han debido enfrentarse a este problemas y las estructuras sociales ofrecen modelos de manejo de la agresión a través de sus instituciones. En su libro sobre Batallas Eticas, Tomas Abraham dice " Psicoanalistas, Psicólogos, Abogados, Trabajadores sociales, Jueces, Médicos se ven compelidos a responder interdisciplinariamente a este fenómeno social en un amplio abanico que va desde la Salud Mental, hasta las instancias judiciales , incluidos los Medios de Comunicación. Sabemos que es diferente en sus efectos considerar los actos violentos como transgresiones o como signos de desestabilizaciones de la estructura. Un final trágico puede marcar la diferencia entre ser llevado a la comisaría o ser llevado a un Centro Asistencial. Quisiera referirme en este trabajo a las consultas hospitalarias que frecuentemente llegan al área de Familia y Pareja de los Consultorios Externos de un Hospital Neuropsiquiátrico y de la que soy Supervisora, remitiéndome a algunas preguntas acerca de esta modalidad de consulta y su articulación con el acto analítico en esta práctica. Es importante mencionar que no existe en este Servicio una nominación específica que diga Violencia Familiar, si bien de hecho se asisten a quienes presentan un accionar violento, no siendo este el motivo de consulta explícito en la mayor parte de los casos. Asimismo, aun cuando la violencia social había incrementado su patrimonio, ésto no se veía reflejado en el incremento de consultas por este motivo, tal como aparece en el desborde de demanda de ciertas "instituciones especializadas" y que sí ofertan el espacio y lo promocionan con creces. Realizamos un seguimiento y confrontamos estadísticas y observaciones por un período de 2 años acerca de esta modalidad de consulta. ¿Era la ausencia de nominación la que no hacía el lugar en la Institución? La donación del nombre es hacer pasar el enigma del deseo y es sin duda un acto de amor que indica la distancia entre el nombre común y el nombre propio. Propio de estas escenas en este caso. ¿Debía estigmatizarse a una familia como violenta porque encuentra la violencia como única salida ante lo insoportable de su existencia? ¿Nos tranquiliza encuadrarla bajo esta nueva nosología específica " familia violenta" y darle un significado a su accionar para que termine formando parte de una estadística? ¿ Porque aparece como un apartado singular y " novedoso" aquello que estuvo presente en la clínica desde siempre? Freud en Psicología de las Masas dice.. "el individuo integrado en una multitud adquiere por el sólo hecho del número, un sentimiento de potencia invencible, merced al cual puede permitirse ceder a instintos que antes como individuo aislado, hubiera frenado forzosamente. Y se abandonará tanto más gustoso a tales instintos cuanto que por ser la multitud anónima y en consecuencia irresponsable, desaparecerá para él, el sentimiento de la responsabilidad, poderoso y constante freno de los impulsos sociales". Esto me ha llevado a pensar que cuando alguien es encuadrado bajo una nominación tal como "familia violenta" o "mujeres golpeadas" u "hombres golpeadores" algo de la implicación subjetiva en el acto violento se pierde. Se funde con el denominador común que fácilmente se convertirá en una excusa para sostener el goce de la escena violenta, y abandonarse al hecho de constituir una multitud anónima compuesta por golpeadores y golpeados, dándole así una consistencia imaginaria insuficiente. 1 Así la trama de la vida será tejida por los hilos de Eros y de Thanatos. Amor y muerte entrelazados, que invitan a hacer una lectura de sus efectos. Del latín violentia, la violencia implica siempre una acción, por acto u omisión. Puede representar la acción de violentar, violar, forzar./ Es la aplicación de medios sobre personas o cosas para vencer su resistencia. (Domenacha J.)/ Freud vinculó los fenómenos de agresión y agresividad con la pulsión de muerte que encuentra su lugar allí donde estos códigos son aceptados y utilizados como recursos valederos La violencia existe desde siempre, sólo que hoy hay nombre donde antes había impulso, hoy hay palabra donde antes se hacía silencio. Hoy los pactos se denuncian y se rompen. Es difícil ser cómplice, o testigo mudo, cuando se difunde el tema, aparece la señal de alarma, y el drama hace su juego. Sabemos que las situaciones que empiezan a resultarnos familiares terminan pasando inadvertidas para la conciencia, generando una especie de anestesia o de incapacidad de asombro por respuesta, ante hechos que podríamos llamar siniestros y cotidianos, Pavlov diría que el efecto de "inhibición supramaximal" (inhibición por la presencia constante de un estímulo de alta intensidad) se hiciera presente. Como analistas, no debemos permanecer ajenos a la subjetividad de época y ofrecer al sufriente el lugar donde la violencia sea puesta a hablar, ya sea dentro de una institución o tras las paredes de un consultorio. Tiempo atrás, las consultas se producían generalmente antes de que los hechos acontecieran. Cuando aun se trataba de una idea que estaba gestándose y el sujeto se mortificaba por ella. Se angustiaba por el efecto, el daño y el dolor que causaría en los otros. Cuando todavía la imagen de la violencia asustaba, y le era ajena. Hoy en general nos llegan los pacientes una vez que han consumado el acto, ya sean fallidos intentos de homicidio o suicidio, o la violencia desatada sobre cónyuges, padres e hijos es tal, que slo requiere de la intervención de un tercero juez o policía para acotarla, cuando no, es preciso la disolución temporaria o definitiva del grupo para ponerle freno. Y en su mayoría no consultan específicamente por problemas de violencia, o agresión. La violencia también puede ser la negligencia, el abandono y el maltrato en sus variadas formas. De manera que en los tiempos que corren, tiempos violentos, será necesario estar advertidos en las entrevistas iniciales de los factores de riesgo, ya que la emergencia podría precipitarse, debiendo reconocerlo en el discurso de los consultantes, y en la implicancia subjetiva con el padecimiento que relatan o actúan. Los niños, ancianos, incapaces y discapacitados, son los maás susceptibles a sufrirla y por ello se los considera sujetos de riesgo. Así podrá presentarse en las entrevistas como signo estando allí para ser detectado, capturado por la mirada, descripto en su fenomenología: un moretón, un tono de voz, un gesto amenazante...alude al cuerpo, convoca a la mirada como síntoma donde existe una visión subjetiva que implica que el paciente hable. Diga de ese moretón, de ese tono de voz, de esas amenazas. Y la violencia como un hacer sin significación mencionada y reconocida como acto desbordado de una situación conflictiva pero considerada "necesaria" para acotar o lograr algún propósito. No sólo no hay conciencia del maltrato, sino que aparece como un modo o estilo particular de reacción, apoyada en identificaciones, costumbres familiares y los mitos populares de alguna cultura y sociedad. Sabemos que no todo pedido inicial de consulta implica una demanda de análisis o tratamiento. Es sólo un intento, una búsqueda de amor y de objeto ( fantasía de ser cuidado y protegido por el analista) y la queja inicial se nos presenta así, en forma de expresión de dolor o sentimiento de desazón, existe una inhibición para ponerle freno y un goce que paraliza. A modo de catarsis se quejan sin implicarse, renegando del peligro. A diferencia de la demanda en la que buscarán "saber" y "analizar": analizarse de lo que padecen. Debemos ser cautos en las entrevistas iniciales en la medida que la evaluación del riesgo de vida lo permita, y no precipitarnos a proponer salidas compulsivas que el sujeto no está en condiciones de sostener, o tratar de "salvar" a la víctima. El deseo de separarse de una situación alienante, requiere de nuestro acompañar como analistas en este proceso de ir tejiendo redes y lazos sociales a través de información y derivación, que sostengan esa decisión: Ser admitidos como "violentos" en su entrevista inicial, es nada más que una puerta de entrada. Nos dice de qué padecen, pero no sobre su padecer. Algo anda mal si como analistas no podemos leer en estos actos violentos una manera de decir en cada grupo familiar y en cada individuo que la conforma, que tiene para ellos una repercusión especial y única si en la percepción de esas marcas que se llevan en el cuerpo, no podemos descifrarlas. 2 La institución funda un lugar y en tanto lo nombra, dice sin equívoco su significado. Tal vez retomando la pregunta inicial acerca de la necesidad de nominar explícitamente el espacio "Violencia Familiar", deba ofertarse ese espacio para quienes lo demanden y así encuentren en ese significado inequívoco, una identidad, algo de donde asirse y adonde acudir para esto que les duele en el cuerpo y el alma. Un analista crea las condiciones para que un sujeto, analizante, consultante encuentre él su nominación con las pistas provistas por el analista. Un espacio para que lo pulsional devenga significante, se produzca algo del enlace. Esto que debe trabajarse en el acto y la palabra, no para estigmatizar a una familia sufriente, sino como unificación del pedido inicial que los aqueja. No para masificar ese encuentro, ni convertirlo en un lugar de rituales y recetas de la especialidad, sino para que cada familia pueda recortar su individualidad sobre ese fondo que las rotula. Los enigmas deberán ser develados fuera de ese anonimato: violencia. La practica así deberá entenderlo. Rescatar la singularidad del espacio, de los pacientes, de los analistas, de cada tratamiento o situación clínica aun cuando se encuadre bajo el lema: Violencia Familiar. Habrá mucho para decir y por hacer para que ese signo devenga síntoma. Bibliografía Assiun, P. L. Y otros Aspectos del malestar en la Cultura. Ed. Manantial Bs. As. 1989 Freud, Sigmund. Obras Completas. Ed. López Ballesteros, Barcelona 1976. El Malestar en la Cultura, Psicología de las Masas, El yo y el ello. Introducción al Narcisismo. Lacan, Jaques. La Familia. Ed. Homo Sapiens. Bs. As. 1982 Catino, María Silvia. El Padre y la Ley en la internación. EFBA. Publicación 1998 Rollo May. Fuentes de la Violencia Ed. EMECE Bs. As. 1986 3