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Universidad Interamericana de Puerto Rico - Recinto de Ponce
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Cuidado espiritual, labor del profesional de enfermería
Por: Ruth E Collado Martínez
La profesión de enfermería a través del tiempo y las épocas se ha caracterizado por ser una
profesión de servicio y cuidado al paciente. Es por esto que el profesional de la salud debe mostrar
un alto sentido de compromiso, lealtad, valores y humanismo en la aplicación del cuidado a todo ser
humano que así lo requiera. Como parte del cuidado que todo profesional de enfermería debe
ofrecer, está el cuidado espiritual, labor esencial e indispensable en todas las unidades de cuidado,
especialmente en las de cuidado crítico.
Todo cuidado ofrecido en los diferentes escenarios de servicio debe ser dirigido a satisfacer
las necesidades del individuo ya sea que el ser humano esté en salud o enfermedad. Es por esto que
la enfermera debe aplicar diferentes disciplinas en el cuidado, visualizando al individuo como un ser
integral, biológico, sicológico, sociológico, espiritual y un ser holístico.
Como seres creados por Dios, fuimos creados a su imagen y semejanza. También sabemos
que nuestro ser está compuesto por un cuerpo, alma y espíritu. (1ra Tesalonicenses 5-23.) Partiendo
de esta premisa es importante definir el término espiritualidad y el significado de este concepto tan
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amplio. La palabra espiritual procede de la palabra latina spiritus, que significa soplar o respirar y ha
llegado a referirse a aquello que da vida o esencia al ser humano. Esto significa lo que se encuentra
en el centro de todos los aspectos de la vida de una persona (Dombeck, 1995). Reed (1992) define
espiritualidad como la parte del ser humano que busca el significado y el propósito a través de la
conexión intrapersonal, interpersonal y transpersonal. Craven (2009) señala que la espiritualidad es
una cualidad o esencia que integra o transciende la naturaleza biosicosocial del individuo. Macrae
(1995) indica que la espiritualidad es todo aquello que le da significado a la vida. Por otro lado,
Burhardt (1993) refiere que la espiritualidad es una creencia religiosa o una relación con una fuerza
superior, fuerza creativa o un ser divino o fuente de energía infinita. En esencia la espiritualidad es
un fenómeno íntimo y trascendente que es vital para el desarrollo de la recuperación de calidad en el
paciente. Además una fortaleza, motivación y búsqueda del significado de la vida. Es por esto que
el cuidado espiritual ofrecido por el profesional de enfermería debe ser uno con un sentido de
responsabilidad, respeto y dedicación al paciente, sobre todo si el paciente está en el proceso de
muerte.
Mc Sherry (1998) realizó un estudio donde analizó cómo 548 enfermeras percibían la
espiritualidad y proveían cuidado espiritual en la práctica clínica. Los resultados indicaron que el
71.4% identificó en el paciente la necesidad espiritual, aunque solo 39.9% se sentían capacitadas
para llenar estas necesidades. La realidad que se enfrenta en los escenarios de cuidado es que
muchas veces el cuidado espiritual es delegado al sacerdote, pastor, ministros y el personal de
enfermería muchas veces no participa en el mismo, ya sea porque no se sienten capacitados para
ofrecer el cuidado o porque no tiene el tiempo suficiente para proveer este cuidado. Es demasiado
frecuente en enfermería comprobar que los profesionales no ponen demasiado énfasis en la
dimensión espiritual de la naturaleza humana (Calabria y Macrae 1994). Es por esta razón que el
profesional de enfermería debe capacitarse para poder cumplir con las necesidades espirituales de
sus pacientes, especialmente en los momentos de dolor o pérdida.
El cuidado espiritual adecuado puede suponer que la enfermera demuestre un interés que a su
vez posibilita la facilitación y el recibimiento de ayuda, estableciendo de este modo relaciones
significativas con el cliente (Benner y Wrubel 1998.) Tuner y Clancy (1986) estudiaron a clientes
con dolor de espalda crónico y comprobaron que el aumento del empleo de la oración y la esperanza
está relacionado con la disminución de la intensidad del dolor. Por otra parte, las investigaciones han
demostrado que la meditación produce resultados satisfactorios en el tratamiento del dolor crónico, el
insomnio, la ansiedad y la depresión, (Culligan 1996).
Las creencias y las expectativas de un individuo pueden tener efectos sobre el bienestar físico
de la persona (Coe 1997). Es por esto que el profesional de enfermería debe realizar intervenciones
dirigida a satisfacer las necesidades del paciente. Entre la necesidades espirituales que pudiéramos
mencionar están; la necesidad de propósito, necesidad de amor y relaciones, necesidad de creencias y
de perdonar. Las acciones que el profesional de enfermería puede llevar a cabo en el cuidado
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espiritual son las siguientes: estar abierto a los sentimientos del cliente en relación con la
enfermedad y la muerte, observar y escuchar empáticamente la comunicación del paciente, crear una
atmósfera de aceptación y no de crítica, favorecer la expresión de los miedos y las preocupaciones y
enseñar al paciente a enfrentarse a los problemas, favorecer la manifestación verbal de los
sentimientos y percepciones. Además, ser sensible y transmitir compasión y proporcionar cuidado
con actitud de humildad y emplear el tacto, según sea apropiado.
El ser humano necesita ser cuidado en todas sus dimensiones. La dimensión espiritual,
representa la más noble y trascendente de la persona. Además la necesidad espiritual se hace más
evidente con frecuencia durante una crisis o enfermedad. Uno de los objetivos del cuidado paliativo
que puede brindar el profesional de enfermería es atender las necesidades espirituales de los
enfermos, conjuntamente con sus necesidades físicas, emocionales y sociales. Es esencial observar
normas de conducta ética (Winslow y Winslow 2003) cuando se administra cuidado espiritual; de
esta manera se evita entrar en conflictos entre los valores espirituales del profesional de enfermería y
el paciente.
El cuidado espiritual al paciente debe ser ofrecido en todo momento, con un alto sentido de
responsabilidad, dedicación y respeto a todo ser humano que así lo necesite. Además el mismo debe
ser debidamente planificado de acuerdo con las necesidades previamente identificadas durante la fase
de estimado y valoración. Luego, el profesional de enfermería integra el conocimiento acumulado y
el conocimiento relacionado con la fuente y las terapias disponibles para el cuidado espiritual,
logrando desarrollar un plan de cuidado individualizado y de alta calidad.
Referencias
Berman Andrey, Snyeler Shirlie (2008). Fundamento de Enfermería, Conceptos, procesos y
prácticas. Octava Edición.Madrid:Pearson Prentice Hall.
Potter Patricia A (2004).Fundamento de enfermería.Quinta edición.Madrid ,España:Harcourt, Mosby
Craven Ruth F (2009). Fundamentals of Nursing Human Health and Function. Sexta
Edición.Philadelphia:Lippincott William & William.
Boneu Carmen, R.N B.S.N, Morales Daynna R.N B.S.N. (2009). Percepción de un grupo de
profesionales de enfermería que laboran en la unidad de cuidado crítico sobre el concepto de
espiritualidad. San Juan P.R:Revista Impulso junio. (2009), vol. #2.
Prof. Ruth E. Collado Martínez. [email protected] B. S. de Enfermería en la Universidad Católica de
Ponce, M. ED. Médico quirúrgico.
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