Download Un fiordo de hormigón, protagonista del nuevo Museo Munch en Oslo

Document related concepts

Museo Munch wikipedia , lookup

Proyecto Barcode wikipedia , lookup

Museo Stenersen wikipedia , lookup

Galería Nacional de Noruega wikipedia , lookup

Ópera de Oslo wikipedia , lookup

Transcript
25/04/2017
Tirada:
377.603 Categoría: Inf General
Difusión:
304.241 Edición:
Nacional
Audiencia: 912.723 Página:
29
AREA (cm2): 769,0
OCUPACIÓN: 71,3%
V.PUB.: 55.004
ARQUITECTURA Y VIVIENDA
El arquitecto Jens Richter (izquierda) y Stein Olav Henrichsen, director del Museo Munch de Oslo. / MASSIMILIANO MINOCRI
Un fiordo de hormigón,
protagonista del nuevo
Museo Munch en Oslo
El edificio, proyectado por el estudio español Herreros, abrirá
en 2020 y quiere protagonizar la postal de la capital noruega
BELÉN DOMÍNGUEZ CEBRIÁN, Oslo
“Este edificio cumple con todo
lo que habíamos soñado”. Stein
Olav Henrichsen, director del
Museo Munch de Oslo (Noruega) desde 2010, habla entusiasmado de la nueva pinacoteca
que acogerá las aproximadamente 28.000 obras del famoso
pintor noruego. Una mole de
hormigón de 60 metros de altura emerge a orillas del fiordo
de la capital del país escandinavo y, junto a la Ópera —estructura insignia de la nueva zona
moderna de la ciudad—, pretende hacerse con las miradas de
locales y foráneos. “Vamos a
crear la nueva postal de la ciudad”, asegura Jens Richter, codirector del proyecto junto a
su socio, el español Juan Herreros, el arquitecto fundador del
estudio Herreros de Madrid.
“Ganar el concurso fue una satisfacción enorme porque entendimos que era la oportunidad de
construir algo realmente ambicioso”, añade Herreros.
Las bajas temperaturas y la
brisa que hace que la humedad
del fiordo del mar del Norte penetre en todos los poros de la
piel no impiden a las dos decenas de operarios continuar día y
noche con las imponentes obras
de este edificio que marcará el
skyline de la capital noruega. El
nuevo Munchmuseet, de estructura vertical con ocho plantas
de diferentes alturas, a fin de
acoger todo tipo de eventos, pretende conjugarse con la famosa
casa de la Ópera, tan característica por su horizontalidad. “Nos
inspiramos en la luz de Oslo,
que es muy especial, y también
en las ondas del agua del fiordo”, señala Richter desde el vestíbulo de madera de la Ópera.
Pisos inclinados
El edificio, cuyos últimos pisos
estarán ligeramente inclinados
hacia el agua, formando casi un
ángulo de 45 grados respecto a
la tierra, estará cubierto por
una chapa metálica ondulada en
tonos azules, blancos y grises,
que evocan al fiordo de la capital, entrada y salida de miles de
turistas semanales en ruta en
los cruceros por el mar del Norte y sus capitales nórdicas.
En esta orilla del fiordo de
Oslo se levantan, por ahora, cuatro inmensas paredes de hormigón sin forjados marcando las
diferentes alturas. “Es una construcción con una ingeniería especial”, describe Richter. Cuando uno asoma la mirada desde
Dudas por el entusiasmo
La construcción del nuevo
Museo Munch ha sido objeto
de grandes debates en Noruega. Como en todos los países
nórdicos, la sociedad civil es
tan fuerte que sus opiniones
pueden bloquear iniciativas a
la espera de un mayor consenso. Y este espacio no ha sido
una excepción. “Las dudas de
la gente se han ido transformando en un entusiasmo muy
fuerte”, sostiene Jens Ritcher,
codirector del proyecto.
El comportamiento de la
ciudadanía ha sido “casi
modélico”, defiende Ritcher,
que explica que en Oslo se
han organizado mesas redondas de debate cuyo único
objeto era la construcción
—o no— del museo. “Para
nosotros, ha significado un
reto en muchos sentidos”,
añade por correo electrónico
Juan Herreros, fundador del
estudio de arquitectos que
construye la pinacoteca. También detalla que los “complejos procesos de participación
ciudadana” les exigieron
emplearse en “diálogos constructivos con más de un centenar de personas”.
El estudio español Herreros
ganó el concurso internacional en 2008 y proyecta la
apertura al público para
2020. “El proyecto de la
Ópera se decidió en 1956 y
abrió en 2008”, explica el
director del Munchmuseet.
“¡Nosotros lo haremos en 10
años!”, exclama.
la planta baja y mira al cielo,
parece que se está asomando
por una inmensa chimenea industrial. Y hasta cuesta imaginar que de estas paredes colgarán en un futuro no muy lejano
una de las colecciones más famosas del mundo. El grito (1893),
obra maestra de Munch, también tendrá su espacio.
Pero la verticalidad del nuevo museo, cinco veces más
grande que el actual, según el
director, no es el único atractivo. Los arquitectos, que ganaron el concurso internacional
en 2008, quisieron crear un
concepto de plaza pública, como describe Richter. “El edificio será un espacio de acceso
gratuito con zonas infantiles,
salas de conciertos, de exposiciones, restaurantes y un mirador”. Oslo, en contraste con el
resto del país, es una ciudad plana en la que los edificios más
altos no superan las 15 plantas.
Con el nuevo museo, esta ciudad de poco más de 610.000 habitantes podrá disponer de
unas imponentes vistas a todo
el fiordo en el céntrico barrio
de Bjørvika, antiguo puerto y
zona industrial. “Es el edificio
perfecto. Será un imán turístico”, apunta Henrichsen, de 63
años y músico de formación.
Con este edificio, Edvard
Munch verá su sueño hecho
realidad. Antes de morir en
1944 donó su legado (1.000 pinturas, 15.400 grabados, 4.500
acuarelas, dibujos, seis esculturas, escritos y textos literarios)
a la ciudad de Oslo con la condición de que creasen un museo
para albergarlas y para que sus
convecinos las pudieran disfrutar, estudiar y divulgar. El actual museo —que recibe unas
200.000 visitas al año frente al
medio millón que proyectan para cuando se abran las puertas
del nuevo— expone unas cuantas, pero ahora habrá espacio
para todas ellas y para acoger
exposiciones internacionales.
“Traer a Goya sería fantástico”,
cierra Henrichsen.