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Peregrinación por las religiones en China y Taiwan a través de sus templos (2008-2015), 1ª parte: Budismo y Confucionismo 1 2 ÀNGEL LÁZARO Para un observador externo, China parece ser un país paradójico y contradictorio desde el punto de vista religioso. Por una parte, el Estado, laico y no confesional, garantiza la libertad religiosa y de culto, supervisa las religiones organizadas, prohíbe su sujeción a "dominación foránea" y reprime con dureza sus reivindicaciones sociales y políticas Por la otra, el chino medio que he podido observar durante estos años puede aparentar un cierto descreimiento (las encuetas aseguran que la mayoría de la población de etnia "han" es atea), pero, en la cercanía, muestra sin exhibicionismos ni liturgias grandilocuentes un peculiar y autónomo sistema de creencias espirituales. 3 Esta "cosmovisión espiritual" se asienta en valores familiares, con el "culto a los ancestros" y la inquietud por la mortalidad como eje (y sus representaciones simbólicas, como el "altar familiar" y la fiesta de los muertos o "Qing Ming"), e igualmente en arraigadas y milenarias tradiciones y supersticiones, exteriorizadas mediante mitos y rituales de todo tipo (dragones, peregrinaciones, numerología, adivinación...), en las que destacan particularmente las culinarias (desde la ingesta de "jiaozi" el día de fin de año, hasta los "fideos de la longevidad" en el aniversario). 4 Esta "religiosidad popular" se entrelaza sin problemas ni dogmatismos con las religiones organizadas autorizadas, especialmente las autóctonas (budismo, taoísmo, confucionismo y religiones étnicas animistas) . Los chinos sin confesión definida usan indistintamente los espacios de culto de las diferentes religiones para exteriorizar su propia espiritualidad. Por otra parte, las 5 religiones organizadas autorizadas oficialmente (budista, taoísta, protestante, católica y musulmana, próximamente se añadirá la ortodoxa) desarrollan una notable actividad, dentro de los estrictos límites marcados por el Estado (prohibición de proselitismo y dependencia extranjera, o de inmiscuirse en la educación pública o actividades políticas, ver nota sobre el marco legal al final del artículo), con un número creciente de creyentes, especialmente la religión budista. 5 6 Un ejemplo de este desarrollo puede encontrarse en mi post sobre la Feria budista de Xiamen de abril de 2015. Los templos budistas más famosos, lujosamente restaurados, son poderosos reclamos para peregrinaciones y visitas turísticas y generan abundantes ingresos. No obstante, también he podido observar que cada vez más domicilios particulares, desde trabajadores y profesionales hasta empresarios, disponen su propio altar privado, con pequeñas estatuas, luces, velas, incensarios e imágenes religiosas La religiosidad popular fue duramente reprimida, junto con las religiones organizadas durante la Revolución cultural (1966-76) como parte de los "cuatro antiguos" (viejas costumbres, vieja cultura, viejas tradiciones y viejas ideas). Las religiones, especialmente la budista, fueron consideradas supersticiones y sometidas por los Guardias Rojos a uno de los más feroces y destructivos períodos de represión de todos los tiempos (destrucción de templos e imágenes, disolución de monasterios, golpes y humillaciones públicas de creyentes, encarcelamientos, torturas y muertes) No obstante, el hecho religioso ofrece y recoge lo mejor de la cultura china, en su formato de tolerancia por las múltiples confesiones, y elemento simbólico fundamental de la organización social y política. Los rituales de ofrenda y sacrificio de los emperadores en el Templo de la Tierra y en el bellísimo y sublime Templo del Cielo de Bejing, la capital imperial, son un perfecto ejemplo de esta productiva simbiosis. 7 8 9 El comercio exterior, singularmente, la Ruta de la Seda (marítima y terrestre) y otras rutas comerciales (por ejemplo, la Ruta del Té rojo de Fujian o la Ruta del Té "pu'er" de Yunnan) favorecieron la llegada de confesiones de Occidente, en particular, la musulmana y la cristiana, como comentaremos. La ciudad multirreligiosa de Zaytun, la actual Quanzhou, en Fujian, punto de partida de la ruta de la Seda marítima, donde convivían las religiones cristiana y musulmana con las religiones budista y las religiones chinas tradicionales, simboliza históricamente esta convivencia religiosa Aunque el Gobierno comunista ha reducido drásticamente la influencia social de las religiones, y ha perseguido sin contemplaciones sus manifestaciones políticas (el budismo lamaísta tibetano, el activismo islamista "uigur" y algunas organizaciones que es mejor no nombrar por razones prácticas) , la religión es un hecho objetivo y no menor en la China actual. 10 Por otra parte, las comunidades chinas en las que la libertad religiosa es un derecho fundamental y no una concesión supervisada por el Estado (particularmente, Taiwán y las regiones autónomas de Hong Kong y Macao) viven la religión abiertamente y sin complejos, como he podido comprobar en visitas recientes. 11 12 Budismo El budismo, en su versión "mahayana" (o "gran vehículo", en el que el destino del individuo está entrelazado firmemente con el de los demás) llego a China en el siglo VII d.C. y en seguida contrastó por su exotismo litúrgico y su riqueza mitológica (cielos, infiernos, "arhats", budas, guardianes...) con el ascetismo taoísta y el formalismo confuciano. Las creencias budistas, con su idea de "nirvana" (o superación del sufrimiento), la fuerza poética de sus textos o "sutras", las representaciones estratificadas de los budas según su estado de iluminación (bodhishattvas, arhats....), encarnando valores religiosos clásicos y fácilmente identificables (compasión, sabiduría, felicidad....) 13 arraigaron con fuerza en la sociedad china, precisamente en uno de sus períodos de mayor brillantez cultural, la Dinastía Tang (618-907) La elegancia y el lujo de los templos y los monasterios budistas, el aire de santidad de sus monjes, y la riqueza y variedad de sus símbolos espirituales (cielos, infiernos, nirvana.....) despertaron inmediatamente el fervor popular. En esta época, los emperadores, de acuerdo con el sentimiento popular, favorecieron la implantación del budismo. 14 La novela clásica china "Peregrinación al Oeste", escrita en el siglo XVII, ilustra con detalle este período. Además de ser icono de la cultura popular por su simpático y algo endiablado personaje Sun Wukong (el Rey Mono), la larguísima y densísima novela de aventuras fantásticas se inspira en un hecho real, un encargo del emperador "tang" Taizong, (período de gobierno, 626-649) al sabio monje budista Xuanzong (602-664), para que aprenda, traduzca y traiga de vuelta los textos clásicos del budismo y establezca una escuela budista en China. 15 Los personajes recorren un riquísimo e imaginativo mundo fantástico lleno de criaturas mágicas e inverosímiles, pero también de "deidades", "santos" y "demonios" típicos del universo budista, pero también del taoísta. La "bodhishattva" Guanyin, uno de los personajes clave de la novela, es asimismo uno de los principales referentes religiosos en la cultura tradicional china, también en la actualidad. 16 Guanyin ("Guanshiyin" o "la que percibe los lamentos del mundo") es la versión "mahayana" (de rasgos femeninos, sentada en una flor de loto y vestida de blanco) del "bodhishattva" Avalokitesvara (en origen, masculino), que encarna el valor de la compasión (su voto o compromiso es no entrar en el cielo hasta que todos los seres humanos hayan superado el ciclo de nacimiento, muerte y reencarnación) 17 La "bodhishattva" es fuente de inspiración para muchos chinos, budistas o no, por lo que es corriente encontrar templos y estatuas en su honor por todo el país (ver, por ejemplo, el templo de Guanyin en Gulangyu, Xiamen), o simplemente pequeñas imágenes o estatuas en los domicilios particulares. Este devoción popular se repite con otras deidades budistas, entre las que destaca el sonriente y orondo Maitreya, Buda del futuro o Buda de la felicidad, un icono recurrente en los hogares chinos Por todas estas razones (y otras muchas que no cabría aquí sin extenderse en demasía), el budismo "mahayana" fue y sigue siendo una de las religiones más populares en China, a pesar de ocasionales períodos de persecución y prohibición por razones políticas o, en origen, por su acusado contraste con las creencias tradicionales chinas. 18 Esta popularidad explica la abundancia de templos y monasterios budistas en todo el país. Estos templos son simultáneamente atracciones turísticas y lugares de culto y peregrinación, cuando no escuelas religiosas o simplemente congregaciones monásticas, que cobran entradas y atraen multitudes, pero también cuantiosas donaciones de empresarios o profesionales enriquecidos y devotos. 19 Los templos y otros lugares de culto budista, pero también los taoístas o confucianos, mantienen la estructura arquitectónica tradicional de patios, jardines de estanques y rocas y pabellones en disposición ascendente sur-norte, basada en el "feng-shui", conocido como estilo "ming-qing" (en honor de las dos últimas dinastías imperiales, la Ming -ss. XIV-XVII- y la Qing -ss. XVII-XX), y del que la Ciudad Prohibida de Beijing es un bello ejemplo Sin embargo, sus fundamentos arquitectónicos, en particular, la técnica constructiva de los pabellones (base de piedra, armazón de madera, ensamblaje sin clavos (el "dougong" o ménsula) de vigas y columnas, tiene unos 2000 años de antigüedad, según las fuentes consultadas 20 21 Dentro de ese estilo común, la variedad y originalidad de cada lugar de culto se consigue mediante los ornamentos, en particular, la decoración de paredes y techos, las estatuas religiosas y las estatuillas de colores de los guardianes en los techos, la presencia de "estupas" (típicas del budismo lamaísta) o "pagodas" (ver el templo Kaiyuan, en Quanzhou) o el cuidado y la biodiversidad de los jardines y estanques. 22 Junto con templos en los que destaca la elegancia y la magnificencia de los pabellones (ver, por ejemplo, Yon He Gong, en Beijing), el visitante puede encontrar mágicas y fascinantes disposiciones de "estupas" lamaístas y ruedas de oración (ver Jiuzhaigou, en Sichuan), o bien relieves y altares excavados en la roca de las montañas (a destacar, entre las visitadas, Leshan, en Sichuan, o Fubo Shan, en Guilin) A diferencia de los templos budistas clásicos, los templos budistas de la escuela "mahayana" tibetana o lamaísta no dejan indiferente por la intensa espiritualidad interior que emana de ellos, efecto de sus fundamentos doctrinales (las ancestrales religiones animistas del Tibet y la influencia del "tantrismo" y la búsqueda individual del fundador de la religión, Siddharta Gautama) 23 Confucionismo Al igual que el taoísmo, la consideración del confucionismo como religión es el resultado de una fusión entre el cuerpo doctrinal de sus pensadores de referencia (en este caso, Confucio y Mencio), fundamentalmente ético, cívico y ritual, por una parte, y, por la otra, las manifestaciones y las necesidades de religiosidad popular asociadas con esa doctrina (guía espiritual en la vida cotidiana, piedad filial, respeto a los ancestros) 24 Sin entrar en detalles, Confucio, el pensador clave de la historia milenaria china, desarrolla en su extraordinaria y fascinante obra (a destacar por este orden, los "Cuatro libros", singularmente, las famosas "Analectas" y los "Cinco Clásicos") una teoría del equilibrio y la armonía social, en la que la sabiduría y la rectitud de los gobernantes (o los cabezas de familia, o los jefes militares....) se articula con el respeto y la obediencia o acatamiento de sus miembros, expresada mediante rígidos rituales. 25 El formalismo confuciano no debe esconder la profundidad de su pensamiento, con una idea básica de conocimiento, benevolencia y justicia en el fondo de cada acto. El método de conocimiento y de organización social confuciano guió la vida política, social y familiar en China durante más de 2500 años, a pesar de todas las críticas que se le pueden dirigir (la última y definitiva y la más demoledora, su incapacidad para gestionar los cambios morales, sociales y tecnológicos de la sociedad china en el final de la dinastía Qing) 26 Este éxito doctrinal fascinó a Matteo Ricci, un jesuita italiano del que hablaremos en el apartado sobre el cristianismo. Ricci lideró en los ss. XV-XVI los esfuerzos misioneros de la Compañía de Jesús por extender el catolicismo en China, y fue reconocido en vida e históricamente por los chinos debido a su actitud de respeto cultural (algo muy difícil de encontrar entre los visitantes occidentales en muchos períodos de la historia), y sus aportaciones en matemática y astronomía. Ricci trató de convencer al Vaticano, sin éxito obviamente, de que el confucionismo reunía los requisitos para ser considerado una religión. 27 En cualquier caso, los textos clásicos confucianos se convirtieron en obra de referencia para los gobernantes y educadores y su conocimiento (junto con las habilidades en el uso del chino clásico) devino requisito de acceso, mediante los llamados "Exámenes Imperiales", al primer cuerpo de funcionarios del mundo seleccionados exclusivamente por mérito, cuya creación data de la dinastía Tang (siglo VII), Estos funcionarios de nivel primario formaban la base desde la que eran seleccionados a su vez los servidores públicos de la élite imperial, los célebres "mandarines" (que, 28 además, dieron nombre a la lengua oficial que usaban, el dialecto de Beijing, también llamado "Putonghua" o Mandarín). Por esta razón, los templos confucianos se convirtieron con el tiempo en lugares de estudio, lo que explica su decoración usualmente austera, desprovista en general de la colorida profusión de imaginativas estatuas, relieves y frescos propias de los templos budistas y taoístas, para evitar así distracciones a los letrados durante el estudio. 29 Este criterio se mantuvo con la excepción de la obligada estatua de Confucio (Kong Zi) y algunos santos asociados con la buena suerte en los exámenes, como Wen Chang Di Jun (文昌帝君) que todavía hoy reciben visitas masivas (y ofrendas) de estudiantes (y padres de estudiantes) antes de los exámenes, particularmente en los días previos a la célebre selectividad pre-universitaria o "gao kao" No son pocos los que sostienen que, en la China actual, se mantiene la formidable influencia de los textos confucianos, en particular, su orientación hacia el bien público, la eficiencia, el conocimiento preciso, la ética pública y privada y el respeto por la autoridad en la tradición académica, corporativa y pública. Esta pervivencia explica en buena parte la actitud de los Guardias Rojos durante la Revolución Cultural (1966-1976) contra el confucionismo, incluido entre los "cuatro antiguos" (el gran enemigo ideológico a batir) y objeto de una feroz campaña de desprestigio y destrucción de símbolos (particularmente dramática fue la destrucción del Templo de Confucio en su localidad natal de Qufu, en Shandong, donde aún, según se dice, viven sus descendientes). Esta campaña se dirigió también contra los gobernantes y funcionarios que pensaban en términos de buena organización pública y eficiencia en el rendimiento y que habían intentado salvar la economía y la sociedad del país de la devastadora locura 30 del "Gran Salto Adelante" (1958-59), liderados por Liu Shaoqi, Deng Xiaoping y Zhou Enlai, que fueron acusados de "confucianos" (además de "capitalistas" y "burgueses"). Zhou Enlai, el primer ministro, se salvó de la campaña, porque era el hombre de confianza de Mao y porque lograba mantener en pie, milagrosamente, los asuntos de estado durante la Revolución, pero ese apoyo no le permitió salvar a su hija adoptiva, Sun Weishi, que murió tras varios meses de palizas y encarcelamiento en 1968, mientras que Deng, el brillante arquitecto de la China actual, tuvo la suerte de ser "sólo" desterrado por sus anteriores méritos. Liu Shaoqi, sin embargo, no fue tan afortunado: igual que otros muchos gobernantes, funcionarios, profesores, intelectuales, o simplemente comerciantes, trabajadores o padres devotos de familia guiados por valores tradicionales, o simplemente por el sentido común y práctico tan propio de la cultura china de todos los tiempos, murió en prisión después de sufrir humillación pública, golpes , palizas y negativa al tratamiento médico. Muchos de ellos fueron rehabilitados con el impulso de Deng tras el fin de la Revolución Cultural, en 1976. 31 BREVE NOTA SOBRE EL RÉGIMEN LEGAL DE LA LIBERTAD RELIGIOSA EN LA REPÚBLICA POPULAR CHINA La libertad de creencias religiosas está garantizada por la Constitución china de 1982, enmendada en 2004, versión oficial en inglés del Gobierno chino, con los límites de orden público, salud pública, no interferencia en el sistema educativo del Estado y dominación foránea. Article 36 Citizens of the People’s Republic of China enjoy freedom of religious belief. No State organ, public organization or individual may compel citizens to believe in, or not to believe in, any religion; nor may they discriminate against citizens who believe in, or do not believe in, any religion. The State protects normal religious activities. No one may make use of religion to engage in activities that disrupt public order, impair the health of citizens or interfere with the educational system of the State. Religious bodies and religious affairs are not subject to any foreign domination. El contenido de la libertad religiosa, sus límites y garantías están detallados en el "Decree of the State Council of the People’s Republic of China", No.426, R egulations on Religious Affairs, adopted at the 57th Executive Meeting of the State Council on July 7, 2004, are hereby promulgated and shall become effective as of March 1, 2005", versión oficial inglesa de la "State Administration for Religious Affairs " del Gobierno chino. En resumen, la directiva somete la actividad religiosa a la supervisión, registro, control y sanción del Estado y la circunscribe al estricto ámbito religioso, por lo que la actividad educativa, editorial y comercial y la contratación de personal o la formación de congregaciones monásticas deben desarrollarse en los recintos sagrados o edificaciones adjuntas, sin interferir en el ámbito de lo público. El Estado impone también severos controles administrativos en el uso del patrimonio religioso de interés cultural. 32