Download artículo en formato

Document related concepts

Trastorno del procesamiento auditivo wikipedia , lookup

Consonante nasal wikipedia , lookup

Pérdida de audición wikipedia , lookup

Fenómeno de Tullio wikipedia , lookup

Transcript
EL DÍA A DÍA
Mocos y logopedia
Mònica Ballester
Lucas pronto cumplirá 3 años. Hoy le ha costado mucho almorzar. «Otra vez se está resfriando»,
observa su madre. «¡Ya veremos cómo pasa la noche!». Cada otoño, comienzan unos períodos de
mocos, décimas, ronquidos y desvelos por las noches, y llantos por dolor de oído, que se van repitiendo con cierta frecuencia hasta que vuelve la primavera.
Son bien conocidos por muchos padres y madres los cuadros de resfriado de las criaturas por las
molestias que les ocasionan para comer, para dormir; por la inquietud
que les generan…
Lo que para los médicos y el público
en general se considera una afección leve y transitoria, y la mayoría
de las veces sin apenas consecuencias, para la logopedia son una señal de aler ta que hace que
pongamos especial cuidado en limpiar la nariz a los niños y niñas con
la mayor frecuencia posible.
La obstrucción nasal, ya sea por
mocos, por inflamación de la mucosa (rinitis) o por cualquier otra
causa, nos obliga a respirar por la
boca. Si esto sucede a los niños y
niñas cuando son pequeños, con
mucha facilidad se convierten en
respiradores bucales habituales.
Este mal hábito, mantenido en el
tiempo, tendrá repercusiones negativas en su lenguaje y en otros aspectos de su desarrollo.
Aula de Infantil | núm. 74 | pp. 42-43 | marzo 2014 | 42
Los mocos y la audición
De 0 a 5 años y medio es cuando los
niños y niñas adquieren el sistema
fonológico de la lengua; cuando
aprenden todos los sonidos del habla
y los guardan bien almacenados en
su memoria auditiva, para poder reconocerlos sin problemas y, así,
comprender bien el lenguaje y utilizarlos sin dificultades en todas las
posiciones (en palabras cortas y fáciles, o largas y difíciles).
Cuando las criaturas están resfriadas y nadie les limpia la nariz con la
suficiente frecuencia, o no se les
hace sonarse bien, las mucosidades
acumuladas en la nariz obstruyen la
entrada de la trompa de Eustaquio,
que comunica la nariz con el oído
medio, e impiden que se ventile bien,
lo que provoca, unas veces, la acumulación de líquido en el oído, y
otras, la entrada de moco de la nariz
(otitis), perturbando la transmisión
del sonido por parte de los huesecillos (martillo, yunque y estribo). El resultado es que no oyen lo bastante
bien, y este tipo de otitis (serosa o
seromucosa) no siempre produce
dolor, motivo por el cual puede pasar
desapercibida.
En este período de edad, es importantísimo que la audición de los niños
y niñas esté en perfectas condiciones. Si no es así, los sonidos se
aprenden de manera confusa y poco
diferenciados entre sí, y la falta de
discriminación auditiva de los sonidos
puede originar problemas de comprensión del lenguaje y problemas de
habla (cambian unos sonidos por
otros: togogán por tobogán; telófeno
por teléfono) que, si no se solucionan
reeducando la función auditiva, pueden reaparecer más tarde como dificultades en la lectoescritura.
El respirador bucal
Existe un cuadro clínico que los médicos otorrinolaringólogos denominan
el síndrome del respirador bucal. Se
En este período de edad, es
importantísimo que la audición de los niños y niñas
esté en perfectas condiciones
EL DÍA A DÍA
Aula Infantil
Mònica Ballester
Educación para la salud | 0 a 6
trata de unas características faciales
y bucales que desarrollan, en pocos
años, los niños y niñas que habitualmente respiran por la boca: la cara
tiene una forma más alargada; el paladar es demasiado alto y estrecho y,
a veces, los dientes no pueden encajar bien; los pómulos están poco desarrollados; el labio superior queda
corto y con un tono muscular demasiado bajo, así como la lengua y el
resto de la musculatura facial.
Con estas condiciones de estructura
bucal y muscular de lengua, labios y
mejillas, podemos entender que el
habla de estos niños y niñas será
poco clara y con problemas de pronunciación que requerirán ejercitación muscular específica.
Todo esto se puede evitar
Las criaturas no son conscientes de
cuándo tienen mocos; tampoco perciben si tienen o no los oídos tapados, ni se dan cuenta de si respiran
por la boca en lugar de hacerlo por
la nariz, y fácilmente se habitúan a
hacerlo. El problema se origina
cuando los adultos que estamos con
ellos tampoco nos damos cuenta de
la situación.
La solución pasa por que padres y
madres, abuelos y maestros sepamos ver las señales que nos dicen
que el niño tiene la nariz tapada, y
limpiarle con tanta frecuencia como
podamos, preparándolo así para que
aprenda a limpiarse la nariz ya desde
que nace, para que así sea capaz de
sonarse él solo cuando fisiológicamente esté preparado para hacerlo.
¿Cómo?
Dándole a la higiene nasal la importancia que tiene. Normalmente, limpiarse la nariz suele ser una molestia
que hay que solucionar rápidamente
y sin que nadie nos vea; los mocos
se consideran suciedad y la función
de la nariz, como órgano de percepción de los olores, ha perdido prioridad delante de otros sentidos
considerados más necesarios.
¿Habéis pensado cuántas veces ven
vuestros hijos o hijas cómo os sonáis? ¿Tenéis la costumbre de haceros una higiene nasal diaria con agua
marina o suero fisiológico? ¿Puede
aprender del modelo que ve en casa?
¿Y en la escuela? Hasta los 6 o 7
años, ¿aprender a sonarse es un ob-
jetivo dentro de los planes de aprendizaje? ¿O más bien le «roba» tiempo
a otros aprendizajes o actividades?
Que los niños y niñas aprendan a
sonarse no es sencillo, ni para ellos
ni para nosotros. Tenemos que saber
«venderles el producto» como algo
que para nosotros es natural y necesario, y que incluso puede llegar a
ser divertido. Podemos inventarnos
juegos para soplar por la nariz, igual
que por la boca; hacernos masajes
nasales; abrir las fosas nasales y hacer ver que somos delfines, y que
nos limpiamos la nariz con los espráis de agua de mar.
Pero, como todo, requiere tiempo y
perseverancia, y yo diría que también buen humor, más que las expresiones de asco que mostramos a
veces cuando sacan un buen «mocarrón». Vale más que se lo tomen
con ganas, es un hábito muy saludable que les durará toda la vida.
AUTORA
Mònica Ballester Torras
Terapeuta de la comunicación
y el lenguaje
[email protected]
Aula de Infantil | núm. 74 | marzo 2014 | 43