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Limpieza y desinfección
de reguladores de vacío
la frase de Benjamín Franklin: “Una onza de prevención
Svaleuelemáscitarse
que una libra de cura” y esas palabras todavía resuenan en la
comunidad médica. En el cuidado de la salud es siempre mejor prevenir una
enfermedad que tratarla. Por ejemplo, la simple precaución del lavado de
manos ha permitido una reducción drástica de la propagación de bacterias
en los hospitales y constituye, desde luego, un medio mucho más rentable
de proteger a los pacientes, al personal y a las visitas, que pedir a todos que
tomen antibióticos antes de salir del hospital.
Los reguladores de succión modernos fueron presentados en la década
de 1950 y han constituido una forma segura y eficaz de succionar los fluidos
corporales de los pacientes hospitalizados. Cada año se realizan millones
de procedimientos de succión en una gran variedad de pacientes y la
bibliografía no presenta pruebas documentadas de pacientes infectados
por transmisión bacteriana asociada a un regulador de succión.
La evaluación de un regulador de succión debidamente instalado y
usado mostrará que el sistema de succión extrae los fluidos del paciente
y puede utilizar recipientes alineados con filtros biológicos, con una
efectividad del 99,99 % para filtrar bacterias.1 Si un al personal realiza
involuntariamente un procedimiento de succión sin el recipiente
de recolección, la mayor parte de los fabricantes de reguladores de succión
proporcionan y recomiendan medidas de seguridad como dispositivo de seguridad contra rebosamiento y
filtros hidrofóbicos en línea, como sistemas de seguridad redundantes para proteger el regulador de succión,
la salida de vacío de la habitación y el sistema de vacío del edificio. El uso apropiado de los recipientes
de recolección con filtros biológicos, dispositivos de seguridad contra rebosamiento y filtros hidrofóbicos
en línea son una “onza de protección” simple y económica para evitar la contaminación de los reguladores
de succión de un hospital y del sistema médico de vacío.2
Un estudio comparativo de cinco años de antigüedad titulado: “Suction Regulators: A Potential Vector
for Hospital-Acquired Pathogens” (Reguladores de succión: vector potencial de los patógenos adquiridos
en el hospital), Infection Control and Hospital Epidemiology, julio de 2010, ha despertado dudas en el mercado
acerca de la necesidad de esterilizar los reguladores de vacío. Nuestra revisión de esa publicación plantea
algunas observaciones y preocupaciones. En primer lugar, los autores recolectaron y tomaron muestras de
470 reguladores de 11 instituciones de cinco diferentes estados y descubrieron que 173 o 37 % tenían
algún agente patógeno. Sin embargo, los autores no mencionan si se usaban correctamente los reguladores
contaminados con recipientes equipados con filtros alineados, dispositivos de seguridad contra rebosamiento
y filtros hidrofóbicos, ni si habían sido limpiados con desinfectantes entre un paciente y otro de acuerdo con las
recomendaciones del fabricante, lo que podría haber evitado la contaminación. En otras palabras, ¿se utilizaron
correctamente los 297 reguladores (el 63 %) libres de patógenos y mal los 173 contaminados?
En segundo lugar, los autores del estudio afirman que las bacterias migraron en contra del flujo de vacío de
un regulador de succión intermitente contaminado a lo largo de 6 pies (2 metros) de tubo de succión y que
se descubrió que contaminaron un recipiente de recolección en menos de 30 minutos. Lo que se desconoce
es si los autores usaron una técnica adecuada y un recipiente de recolección con filtro al instalar el sistema de
succión intermitente. Cuando se usa la succión intermitente, es necesario ubicar el recipiente de recolección
por arriba de la línea media del paciente para evitar la potencial migración retrógrada cuando el regulador
2
intermitente revierte su ciclo al modo “apagado”.
Al revisar la Figura 1 de ese estudio comparativo, se
observa el recipiente de recolección al mismo nivel que
el estómago simulado. Si se trata de una descripción
precisa de la técnica usada en el estudio, entonces
no muestra con precisión la técnica adecuada que se
emplea en los hospitales. Entender los principios del
vacío o los efectos del uso de un sifón puede explicar
el fenómeno de migración bacteriana en el bosquejo de
estudio presentado por los autores.
Los autores muestran correctamente que los reguladores
pueden contaminarse pero no abordan la fuente,
de manera que los usuarios finales puedan aplicar
la “onza de prevención”. Los fabricantes de todos
Figura 1 mostrada en “Suction Regulators:
los productos utilizados en una instalación de succión
A Potential Vector for Hospital-Acquired
Pathogens” bench study.5
recomiendan el uso adecuado de sus productos. Con el fin
de proporcionar una protección adecuada a los pacientes,
a los al personal y a los componentes del sistema de vacío del hospital, los fabricantes de reguladores de
succión sugieren la instalación y mantenimiento apropiados del sistema de succión. Entre las medidas
que deben tomarse podemos mencionar utilizar un desinfectante para limpiar la unidad entre un paciente
y otro, usar un recipiente de recolección con filtro a una altura apropiada relativa al paciente, así como colocar
dispositivos de seguridad contra rebosamiento o filtros hidrofóbicos en línea como precaución secundaria
para proporcionar una adecuada protección al paciente y al sistema de vacío.
La Asociación Nacional de Fuego y Protección (NFPA por sus siglas en inglés) rige las normas de sistemas de
vacío médico específicas: “No se deben introducir para su desecho líquidos o partículas en los sistemas de
vacío medico-quirúrgicos (WAGD por sus siglas en inglés)” (NFPA99).3 Por lo tanto, para acatar esa guía, una
práctica clínica común consiste en usar en cada regulador de succión un recipiente de recolección con
filtro, un dispositivo de seguridad contra rebosamiento y un filtro alineado. Esa técnica adecuada puede ser
observada en la mayoría de los hospitales de los Estados Unidos y ha demostrado ser un parámetro de cuidado
económico durante muchos años.
Cuando se contrasta la práctica actual de usar filtros alineados y dispositivos de seguridad contra rebosamiento
(“onza de prevención”), contra el costo de esterilizar cada regulador de succión entre pacientes (“libra de cura”),
el costo para el sistema de salud de los EE. UU. sería sustancial. Hasta los autores del estudio comparativo
aceptan en sus conclusiones (al referirse a las guías del CDC4) que esterilizar los reguladores “es costoso
y no es la práctica recomendada en la actualidad”.
En el ámbito actual de cuidado de la salud, que tiene muy en cuenta los costos, el personal debe tomar
decisiones apropiadas basadas en la relación entre costo y beneficio para proporcionar el mejor resultado
a sus pacientes. Si se produjera un cambio significativo en la práctica clínica por el cual se requiriera que
todo regulador de succión fuera esterilizado entre pacientes, tendría que evaluarse el costo resultante
para el sistema de salud y compararse con los beneficios que aporta la esterilización. Como no hay pruebas
de que en los procedimientos de succión algún paciente haya sido infectado por un regulador de succión
contaminado, ponemos en duda el beneficio de cambiar la práctica clínica actual.
3
Para realizar una evaluación simple, compare el costo de un dispositivo de seguridad contra rebosamiento
y un filtro hidrofóbico, que es la práctica aceptada y cuesta unos pocos dólares por paciente con el costo
de someter todos los reguladores de succión a un “proceso de esterilización”. Ese proceso requeriría tener
un número significativo de reguladores de succión adicionales, disponibles para hacer circular entre uso
en pacientes y proceso de esterilización. El “proceso de esterilización” puede incluir recoger el regulador
de succión después de usarlo en pacientes y transportarlo a un servicio central o de ingeniería biomédica
para desarmarlo. Los siguientes pasos incluirían: transportar las partes a un esterilizador, manteniendo
las partes de cada unidad individual juntas para su posterior ensamblado. Por último, los componentes
son esterilizados, transportados nuevamente a ingeniería biomédica para su ensamblado y calibración
y finalmente enviados a la habitación del paciente. Una institución puede realizar su propio análisis
financiero del costo de este proceso, que nuestra experiencia previa estima superior a 100 dólares por
regulador por esterilización. Multiplique este costo adicional para todos los pacientes sometidos a succión en
hospitales cada año y el costo para un hospital individual podría ser significativo. Al final, el regulador de vacío
esterilizado es devuelto a la habitación no estéril del paciente para conectarlo a una toma de vacío no estéril,
lo que da por tierra por completo el costo y propósito de esterilizar un regulador de vacío.
En resumen, si se la respeta, la práctica clínica actual para procedimientos de succión cuenta con una trayectoria
de más de 60 años de proporcionar al personal médico un medio seguro y económico de evacuación de
líquidos. No hay en la bibliografía pruebas documentadas de un caso en el cual un regulador de succión
contaminado contribuyera a la migración de patógenos de la unidad de succión al paciente. Seguir las
recomendaciones del fabricante para evitar la contaminación de la unidad es una mejor forma de brindar
atención médica rentable.
Si desea profundizar la lectura, consulte los siguientes artículos y fuentes de pruebas disponibles en el sitio
web de Ohio Medical, www.ohiomedical.com.
Preparado Por:
Ohio Medical
Bill Lamb, BS, RRT, CPFT, FAARC, Gerente Clínico Nacional
David Finney, Presidente y Director General
Originalmente publicado Julio 2015
Referencias:
Bemis/Medi-Vac/Hi Flow Suction Canisters (Cardinal) – An Aerostat® filter has a 99.99% filtration efficiency of aerosolized
micro-organisms and particulate matter.
1
Patricia Carroll RN,BC, CEN, RRT, MS. Clinical Concepts in Medical Suction: Infection Control for Vacuum Regulators. Educational
Medical Consultants, Meriden, CT (2010).
2
3
National Fire Protection Association (NFPA 99-2012; 5.1.14.1.3, page 55).
Centers for Disease Control and Prevention. National Center for Preparedness, Detection, and Control of Infectious Diseases
(NCPDCID), Division of Healthcare Quality Promotion (DHQP). (HICPAC): Guideline for Disinfection and Sterilization in
Healthcare Facilities (2008). Healthcare Infection Control Practices Advisory Committee
http://www.cdc.gov/hicpac/Disinfection_Sterilization/acknowledg.html
4
Kaye, K., Marchaim, D., Smialowicz, C., & Bentley, L. (n.d.). Suction Regulators: A Potential Vector for Hospital-Acquired
Pathogens. Infect Control Hosp Epidemiol Infection Control and Hospital Epidemiology, 772-774.
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