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Almas en Pena, segunda visita de Tut Ank Amón
De acuerdo a lo que seguramente ya saben y quizá recuerdan, Gerónimo tiene
ocasionalmente visitas de Almas en Pena que no obstante su peregrinar por ese mundo
intermedio en el que viven, sienten necesidad de compartir experiencias y aparecen en
el sueño de determinadas personas.
En esta ocasión, Gerónimo volvió a tener la visita de Tut, el joven Faraón de la
XVIII Dinastía que todavía no encuentra el descanso eterno, y que en esta ocasión
relata sus impresiones por lo ocurrido en el Valle de los Reyes en relación con varios
eventos, y en particular sobre la tumba de Seti I, una de las más grandes y bellas de las
construcciones encontradas en ese sitio.
Tut menciona a Gerónimo que esta tumba fue encontrada el 16 de octubre de
1817 por el ex hombre fuerte de circo convertido en explorador, Giovanni Battista
Belzoni, y la que es identificada por las siglas KV 17 en el Valle de los Reyes.
Se considera como una de las más bellas tumbas jamás encontrada y se
considera la más larga y profunda localizada hasta la fecha.
Tiene aproximadamente 100 metros de largo con un corredor de 2.61 metros de
altura y anchura de poco más de 2.58 metros.
Es notable también por su techo decorado con pinturas e inscripciones
astronómicas.
Seti I (Menmaatra) hijo de Ramsés I, es el segundo Faraón correspondiente a
la XIX Dinastía, vivió de 1312 a 1298 a.C., reinando durante once años en los que
Egipto se mantuvo en paz y vivió una etapa de esplendor.
Sin embargo, como suele suceder en los sueños, Tut cambia de tema y el sueño
se encamina por senderos inexplicables e inesperados.
Sin saber porqué o para qué, Tut pregunto ¿ ¿Qué opinarías si dentro de unos
años alguien fuera a nuestros cementerios, abriera las tumbas, y expusiera el contenido
(incluidos los restos de sus padres y abuelos) al morbo y avidez del público? ¿Que
pensarías si los objetos personales de esos difuntos les fueran arrebatados y vendidos a
coleccionistas y museos?
Los ‘hallazgos’ arqueológicos en Egipto se han realizado
en los sitios que hoy se denominan ‘necrópolis’ que se profanan sin temor ni respeto
alguno y ese interés es ‘mórbido’ y enfermizo.
Las primeras ‘exploraciones’ o ‘descubrimientos europeos’ o realizados por
europeos no tuvieron nada de arqueológico o científico y para nada tenían carácter
cultural, eran simple y sencillamente exploraciones para encontrar tesoros y ‘robarlos’.
Posteriormente, se trató de darle carácter científico o cultural, se invocó la
arqueología como pretexto o tema, pero siguieron siendo exploraciones de expolio
organizadas con fines meramente lucrativos.
Durante mucho tiempo, lo ‘encontrado’ o ‘descubierto’ era propiedad de quien
lo encontrara y era sacado de Egipto de cualquier manera posible para comercializarse
en cualquier otra ciudad.
Giovanni Battista Belzoni, fue un ejemplo típico de ello, aventurero sin
escrúpulos que vivía a base de su fuerza y su pistola.
Sus conocimientos de la hidráulica le ayudaron a mover colosales piezas
arqueológicas, las que mutilaba con pintura o esculpiendo su nombre, como si fueran
‘trofeos’.
Yo no tenía nada que decir, de hecho no podía decir nada, el mismo Tut no
esperaba ningún comentario, era solo una expresión en voz alta de sus más profundos
pensamientos y un punto para mí para reflexionar mas tarde.
Y después de esto, -que dejó profunda huella en mi subconsciente-, como si no
tuviera importancia (señal evidente de que si la tenía) Tut reanudó donde habíamos
quedado, recordando que Seti I se dedicó a construir monumentos para conmemorar la
magnificencia de su reinado.
En política exterior participó en diversas campañas militares: sofocamiento de la
revuelta asiática de los shasu, victorias sobre amorreos y arameos apoyados por los
hititas, y otros triunfos militares sobre las revueltas bereberes en Libia.
Aún en vida, tuvo la previsión de asociar el trono a su hijo Ramses II, que le
sucedería a su muerte en 1298 a.C.
Como era costumbre, que Tut no siguió, Seti I planeo con suficiente
anticipación su tumba en la que los arquitectos diseñaron numerosas galerías,
antecámaras, y cámaras formando un sepulcro complicado, pero ahora que lo
conocemos, es impresionante y bello, en el que las paredes se encuentran decoradas con
pinturas y relieves; desgraciadamente hoy muchas de estas decoraciones se han perdido.
Tut mismo no sabe si haya sido por humedad o por saqueo, pero el caso es que
en esa tumba hay áreas muy dañadas, lo que sin embargo no le resta nada del esplendor
que tiene y de todas maneras a Tut le cuesta mucho trabajo admitir que los egipcios
‘son saqueadores de tumbas’ desde hace muchos siglos.
Una de las pinturas de la tumba representa el retrato de Seti I; otro relieve,
policromado, muestra una escena que se ha interpretado como los desposorios místicos
del Faraón con la diosa Hathor (diosa vaca), en la que ella se acerca y lo ata con su
cinturón, lo que significa que lo toma bajo su protección.
Cuando Belzoni exploró y saqueó la enorme tumba, se encontró al final de la
misma un pozo cuadrado que daba a un pasillo descendente excavado en la roca por el
que se introdujo y avanzó con enormes dificultades, debido a los escombros
que cegaban la galería (hoy llamada por ello Galería Belzoni), logrando avanzar hasta
unos 90 metros, pero al llegar a un punto totalmente derruido Belzoni abandonó la
exploración, pensando además que sería otro acceso desconocido a la tumba.
En general, podemos afirmar que ha habido mucho ‘desmoronamiento’ del techo
y las paredes se han agrietado en los últimos siglos, por lo que además de haberse
reforzado techo y paredes, se han suspendido las visitas a esta tumba mientras se
realizan más trabajos de restauración y también, se ha reanudado la limpieza de
escombros que cubren la Galería.
El mismo Howard Carter realizó trabajos de exploración en la entrada del
tempo en 1902 o 1903 y supuestamente, según lo que Tut menciona, avanzó unos 15
metros, removiendo escombros en la denominada Galeria Belzoni, la que agrandó de
90 a 105 metros, pero por los constantes derrumbes y peligro de que colapsara, esas
excavaciones fueron descontinuadas y Carter pudo dedicar su tiempo a lo que sería
más importante, la reconstrucción del acceso a la tumba y posteriormente, a su más
grande descubrimiento (KV62), la Tumba de Tut Ank Amón, localizada en
noviembre de 1922.
Tut menciona que la tumba de Seti I fue descubierta por Belzoni quien no tenía
otro interés que el económico y quien quiso obtener algo que le recompensara por los
gastos incurridos y sin pensarlo dos veces, se llevó el ataúd de alabastro, considerado
como pieza única y todo lo que pudo guardar sin que los oficiales del gobierno pusieran
la menor objeción ya que ni siquiera estaban enterados de lo que ocurría.
Respecto al ataúd de alabastro, sin problema alguno lo embarcó hacia
Inglaterra y lo expuso en el Museo Arquitectónico Británico, donde poco después lo
vendió por 2,000 libras esterlinas a Sir John Seoane, un famoso arquitecto de Londres.
Actualmente, el ataúd se puede ver en la propia casa de este arquitecto (13,
Lincols Inn Fields St, London) quien más tarde donó al estado su colección y el
inmueble, ahora convertido en Museo.
Volviendo a la Tumba de Seti I, Tut Ank Amón nos dice (a través de
Gerónimo) que esta fue restaurada por Howard Carter en 1903 en tal forma y tan bien
hecho el trabajo que no ha necesitado ninguna otra restauración hasta los últimos años
en que obviamente ha habido deterioro pero más que nada porque se buscó conocer lo
que había en la Galería, ya que esta tumba ‘encierra un secreto’ no descubierto aún hoy,
194 años después de su descubrimiento.
En el año 1960, Alí Abd el-Rassul, descendiente de una de las familias más
famosas y conocidas de saqueadores de tumbas en Egipto, obtuvo el permiso oficial
para excavar el misterioso túnel que Belzoni había dejado sin investigar y que Carter
agrandó a 105 metros.
Abd el-Rassul legó hasta los 136 metros, pero también tuvo que darse por
vencido por la falta de aire y el riesgo de asfixia de los trabajadores.
Según lo que dice Tut a Gerónimo esta última excavación dañó la estructura de
la tumba, haciendo temer que de continuarla se acabaría derrumbando lo que sigue
siendo una eventualidad muy probable.
Seti I gobernó de 1291 a.C., a 1283 o posiblemente a 1297 a.C., no se sabe con
seguridad, y Tut dice que no se acuerda con precisión.
Como su padre, Seti fue militar y su mismo nombre proviene de Seth, el Dios de
la guerra, las armas y el ejército, habiendo sido sacerdote antes de ser soldado. Poco
se sabe de su juventud, pero si hay testimonios sobre su reinado y se destacan en
numerosos monumentos y escritos las campañas emprendidas en el sur de su territorio,
ante los temibles hititas y su temeraria conquista de la antigua Palestina, Siria y
Fenicia, que habían logrado independencia durante el reinado de la anterior Dinastía.
Su temeridad al atacar a los hititas, y vencerlos provocó paz, prosperidad y
esplendor en Egipto y proporcionó a su reinado una holgura no habida desde los
tiempos de Tutmosis III o Amenothep II.
Al ser consagrado como Faraón, Seti ya era padre de familia, casado en
segundas nupcias con la mujer que le acompañó el resto de su vida, Tuya, (madre del
Faraón Amenhotep III).
Tut menciona que anteriormente Seti estuvo casado con una hija de Horemheb,
de nombre Tanedyemy, y que ella fue el lazo de unión entre las dinastías XVIII y XIX.
Según lo expuesto por Tut, Horemheb, Ramsés I y Seti I tuvieron como
principal misión pacificar y reordenar Egipto teniendo además la necesidad de dominar
a los poderosos sacerdotes de Amón, los que después del final de la revolución iniciada
por Akenatón, habían vuelto a ser demasiado poderosos.
Un éxito en esta batalla silenciosa fue el impedir que los hijos de los sacerdotes
heredasen el cargo. Al mismo tiempo, se potenció el culto a los demás dioses
tradicionales (prohibiendo, por supuesto, mencionar al dios Atón).
En forma especial se procuró venerar especialmente al dios Seth, de quien se
hizo restaurar su templo en Avaris, en el sur de Egipto.
Tut Ank Amón, sin ninguna mala intención ni resentimiento, recuerda que fue
precisamente bajo Seti I cuando comenzó la verdadera persecución hacia el recuerdo de
Akenatón, y cuando su capital inconclusa, Aketatón, comenzó a ser demolida.
La XIX Dinastía había nacido como una verdadera familia de reyes guerreros,
de un claro origen militar.
El sucesor de Seti, el futuro Ramsés II no sería una excepción, y según la
concepción de Tut Ank Amón, ocurrida con posterioridad a su muerte y en sus
primeros años como Alma en Pena es que se dio cuenta que fue debido a la inmensa
fama que cobró este faraón que la memoria de Seti I nos ha llegado, inmerecidamente
algo disminuida, pero ha llegado.
También en la opinión de Tut, la Dinastía XIX, sobre todo en sus comienzos,
fue una casa real que impulsó grandes construcciones, y sólo los reinados relativamente
cortos de Ramsés I y Seti I impidieron que pudieran terminarse colosales monumentos
que más tarde se adjudicaría Ramsés II como propios.
Seti I murió cuando contaba poco más de 40 años de edad y fue sucedido por
Ramsés II con quien había establecido una co-regencia para asegurar una sucesión
pacífica y no crear ningún conflicto político.
La momia de Seti I es una de las momias mejores conservadas que se han
‘descubierto’; encontrada en el escondrijo mantenido por más de una década por la
familia el-Rassul en Deir el-Bahari, y alrededor del año 1881, fue transportada al
Museo del Cairo en donde se conserva desde entonces.
Los numerosos estudios realizados sobre la momia no arrojan luz alguna sobre
los motivos de su temprana muerte, aunque se cree que sufría de una enfermedad
vascular que provocaba el mal funcionamiento de su corazón.
De hecho, y como cosa curiosa que Tut menciona a Gerónimo, el corazón de
Seti fue encontrado colocado a la derecha de su cuerpo, por lo que se piensa que el
faraón ordenó, que a su muerte, se lo pusieran en el lado opuesto para que funcionara
correctamente en la siguiente vida.
Por supuesto que otros expertos opinan que este pudo haber sido un error de los
momificadores, pero Tut se ríe de estas teorías; el caso es que en la momia de Seti I el
corazón, no fue guardado en alguna vasija o recipiente de alabastro como era la
costumbre hacer, sino vuelto a colocar en el interior del cuerpo del difunto, pero fue
colocado en la parte derecha del tórax, no en la izquierda.
Como ya se ha mencionado, al final de la cámara funeraria Belzoni descubrió un
túnel lleno de escombros.
Quizá, dice Tut, para poder imaginar mejor como y donde estaba este túnel o
Galería Belzoni, como se le denominó, convenga estudiar la distribución de la Tumba.
Las cámaras superiores y en general la tumba es un impresionante sucesión de
pasillos y escaleras, con suntuosas decoraciones y bajorrelieves que representan al
faraón con las distintas divinidades y realizando diferentes actividades.
Imágenes de impresionante belleza y vibrantes colores todavía nos asombran
después de 3,000 años.
El techo es maravilloso, y a pesar de la humedad filtrada desde quien sabe
cuanto tiempo todavía puede apreciarse con colores y relieves de increíble realismo
detalles que no parecen haber sido hechos en siglos anteriores a Cristo.
Un punto que conviene destacar y en el que Tut insiste, es que Seti I logra la
restauración del culto a todos los dioses antiguos, con especial hincapié en Seth es
cierto, pero permitiendo que todos pudiesen venerar a quien les apetezca.
Al mismo tiempo prohibió el culto a Atón.
Estas decisiones van de la mano y son lógicas con una restauración de la
religión, pues Akenatón transformó Egipto en una sociedad casi “monoteísta”
rindiendo culto sólo a este Dios.
En primer lugar, derrotar a los sacerdotes de Amón, quienes poseían incluso más
poder que los faraones anteriores a Seti I fue un gran triunfo.
Y como muchas cosas en esta vida, lograr lo complicado requiere de lo sencillo;
el método empleado por Seti fue sencillo, con el apoyo del pueblo eliminó la “herencia
de cargo“, es decir que los hijos de estos sacerdotes ya no podían ocupar el lugar de sus
padres y con ello, mermaba notablemente su poder e influencia.
Tut confiesa que el siguió con las tradiciones, lo que le habían enseñado sus
mentores y que para él, fue tan solo cosa de seguir instrucciones, pues en su fuero
interno, siempre pareció más sencillo, tener un solo dios al que adorar que la
multiplicidad y complejidad de la religión antigua, pero en realidad gobernó tan solo un
corto tiempo y no le dio tiempo de apreciar si era o no aprobada por el pueblo esa
religión, además de que tenía muy poco contacto con su pueblo.
En cuanto a las construcciones hoy sabemos que fue él quien comenzó con
muchas de las que se la han atribuido durante siglos a su hijo Ramsés II, y al parecer
era algo que Tut ignoraba, por tanto debemos decir que de todos los faraones que
gobernaron Egipto en la antigüedad, Seti I es sin duda uno de los más importantes.
Y en estos días, Gerónimo comentaba a Tut la muy mencionada Galería
Belzoni ha sido por fin limpiada de escombros y se hizo un descubrimiento
‘descorazonador’: después de 174 o 184 metros, el túnel para, el túnel se acaba sin
llegar a ninguna parte.
Sin embargo, en el 2007, (hace apenas 3 años) cerca del final del túnel se
descubrió un pasaje descendiente, de aproximadamente 26 metros de largo, por unos
cuantos centímetros de ancho, obviamente, no un lugar que ningún ser humano pudiera
transitar.
Usando un ‘robot minero’ y barras de acero para apuntalar el techo, el pasaje del
túnel fue limpiado encontrándose otra escalera descendente, compuesta de 54 escalones
y en tres de ellos, se hallaron pinturas en color rojo.
Se descubrió que alguna de las exploraciones anteriores, probablemente la
realizada por el-Rassul en 1960 había excavado otro túnel encima del original.
Una vez que llegaron al túnel original, se encontraron con una enorme cantidad
de objetos; gran cantidad de artefactos, cerámica, cartuchos y estatuillas fueron
desenterrados junto con un buque a escala.
Se dice que es muy posible que esos objetos acabaran en el túnel tras alguna
inundación en la tumba, inundación que los arrastró, lo cual no deja de ser una
especulación interesante, pero nada científica.
Otra escalera con más de 6 metros de largo también fue ‘descubierta’ y una
puerta con inscripciones.
Traducidas, las inscripciones resultaron ser instrucciones del arquitecto
indicando hacer la entrada más alta removiendo el marco de la puerta, instrucciones,
que por una razón u otra no se realizaron.
En las paredes se localizaron esquemas preliminares de pinturas y decoración
que nunca llegaron a realizarse.
Removida la puerta, se descubrió que la escalera no conduce a ninguna parte,
incluso los últimos escalones están sin finalizar, lo que se ha interpretado como el
principio de una tumba dentro de otra tumba, que nunca llegó a terminarse, solo se
inició.
Obviamente, fue una sorpresa encontrar esa segunda escalera, y construcciones
sin terminar y este hecho, sin precedente en las excavaciones, ha ocasionado que los
‘expertos’ se pronuncien por la teoría de que Seti I planeaba hacer otra tumba o quizá
conectarse con las tumbas de miembros de su familia.
Otros egiptólogos y ‘estudiosos’ de la egiptología han difundido la hipótesis de
que esta construcción sin terminar es un camino simbólico hacia los dominios de Sokar,
el dios del inframundo, trabajo que tuvo que ser abandonado sin llegar a
complementarse.
Las teorías sobre el misterioso pasadizo son numerosas, ya hemos visto algunas,
pero en la confusión que suele caracterizar a los sueños, se mezclan con nuevas
especulaciones que Gerónimo y Tut realizan.
Algunos estudiosos, de escaso reconocimiento -según Tut-, como el explorador
Kent Weeks, creen que es un conducto que conduce directo hacia el agua de la capa
freática para conectar simbólicamente la cámara funeraria de Seti I con el océano
primigenio de Nun en las profundidades de la tierra; llevaría entonces a una cámara que
se rellenaría del agua representando el mito de la creación y el renacimiento del faraón.
Tut ríe de buena gana ante la ocurrencia del ‘estudioso’, diciendo que si existe
alguna capa freática, debe estar miles de metros debajo de las toneladas de la arena que
cubre el Valle de los Reyes y que por muy extravagante que fuera Seti I no iba a gastar
los recursos necesarios para llegar a ese nivel.
Tut con toda seriedad explica: Los emplazamientos elegidos por los antiguos
egipcios para ubicar las tumbas constituyen un serio problema para la conservación de
esos tesoros arqueológicos, eso lo sabemos ahora, pero era un factor que los egipcios no
tomaban en consideración, probablemente nunca se dieron cuenta que el agua de lluvia
se filtraría.
Zonas como el Valle de los Reyes, en Lúxor, tienen como característica estar
conformadas por rocas fáciles de excavar pero que, del mismo modo, sufre las
consecuencias de las fracturas del terreno.
El problema se manifiesta y agrava cuando el agua de la lluvia se infiltra por
esas grietas hasta alcanzar los enterramientos, dañándolos sin remedio.
De las 63 tumbas conocidas en el Valle, 30 han sido identificadas como
asentadas en zonas de fractura del suelo, mientras dos se encuentran en diagonal
respecto a la fractura y solamente una se encuentra fuera de esta estructura geológica.
Se han comprobado evidencias de siete eventos de inundación en cuatro
tumbas distintas, lo que según Tut indica una entrada natural de agua que causa daños
en las tumbas.
Gerónimo, que ya le ha ‘agarrado’ gusto a la plática menciona que otros
egiptólogos opinan que la Galería Belzoni conduce a una cámara secreta, acaso el sitio
donde se guarda el tesoro del faraón o su verdadero enterramiento, pues hasta el
momento no se han encontrado objetos del ajuar funerario, a excepción del bellísimo
sarcófago pues al abrirse la tumba, esta estaba ‘vacía’.
El cuerpo del rey, descubierto en excelente estado -para ser una momia- fue
encontrado en el escondite de Deir el Bahari en 1881, no en la edificación del Valle de
los Reyes.
Dentro de todo lo que se ha estudiado de la tumba de Seti I en el Valle de los
Reyes, en la designada como cámara mortuoria del piso o nivel inferior, no se ha
encontrado nada, sugiriendo cualquiera de dos cosas.
Una, que la tumba fue saqueada completamente en algún momento cercano a su
muerte; dos, que nunca se enterró a Seti I en ese lugar.
Refuerza el punto referente al saqueo el que en la excavación realizada en el
pozo original en Deir el-Bahari, se encontró la momia de Seti I muchos años después
que Belzoni descubriera el sitio y se llevara a Inglaterra tesoros invaluables y el
sarcófago de alabastro de este Faraón.
Como conclusión sobre este tema Gerónimo expresa a Tut que Seti I fue
enterrado en el Valle de los Reyes, (en el sitio que posteriormente sería denominado
como KV 17) pero que poco tiempo después, saqueadores profesionales, informados del
enterramiento del Faraón ‘vaciaron’ la tumba y al hacerlo provocaron un derrumbe
masivo que Belzoni encontró siglos después.
Los tesoros que acompañaban al Faraón fueron ocultados en alguno de los
pozos de embalsamamiento de donde, posteriormente fueron trasladados a Deir elBahari y comercializados secretamente.
Por lo mismo, la denominada Galería Belzoni correspondería a un intento de
construir una tumba aún más monumental, pero por razones que desconocemos tal
ampliación nunca fue terminada.
Tut se rehúsa a proseguir sobre el tema y aceptar que ‘su pueblo’ esté
compuesto por ‘saqueadores de tumbas’ y expresa categóricamente que no quiere
opinar, que el tiempo decidirá e insinúa que viejas leyendas del valle sugieren que el
túnel atraviesa las montañas y va salir junto al templo de Hatshepsut o mucho más allá,
conectando con algún monumento al otro lado del río, quizá el templo de Karnak, lo
que el tiempo también mostrará en su momento.
Tut, ‘se pone serio’ y menciona que hace unos cuantos días, a escasos 8 o 10
metros de ‘su’ tumba, exploradores egipcios han descubierto un ‘escondrijo’ de
sarcófagos conteniendo 5 momias en perfecto estado de conservación y al parecer es un
descubrimiento importante porque desde 1922, no se han descubierto ‘enterramientos’
intactos, o tumbas sin violar.
Llamada cripta por sus descubridores, no es propiamente una tumba sino un
sitio en donde se depositaron y se encontraron 5 sarcófagos que se supone no son de
faraones sino quizá pertenecientes a una familia noble, sacerdotes o tal vez miembros de
alguna familia real.
Se dice que pertenecen a la XVIII Dinastía, (la misma dinastía de Tu Ank
Amón), evidenciada por el tipo de sarcófago antropomorfo y pintando con los brazos
del difunto cruzados sobre el pecho, como se establece era típico de esa época.
Un angosto foso conduce hasta una pequeña cámara mortuoria (o depósito
provisional) en donde cuatro ataúdes fueron encontrados alineados en paralelo sobre
una pared y el quinto colocado transversalmente.
Además de una gran cantidad de pedruscos, tinajas de todos los tamaños algunas de hasta medio metro de altura- acompañan a los sarcófagos.
Contienen principalmente cereales, dátiles y otros comestibles colocados ahí
para servir de alimento a los muertos en su viaje y estancia en el más allá.
Se especula que los sarcófagos de madera, cubiertos de pinturas y jeroglíficos,
pueden proporcionar datos no solo sobre la identidad de los muertos, sino sobre la
XVIII Dinastía.
Por encima de este nuevo descubrimiento, los arqueólogos también han
desenterrado dos pequeñas construcciones rectangulares de piedra, de dos metros por
dos, que se dice debieron servir para que los obreros que excavaron tumbas en el Valle
de los Reyes se tomaran un reposo en su labor.
Tut señala que nosotros pronto sabremos de quienes se trata, él lo sabe pero no
lo va a decir.
Gerónimo se refiere entonces al rumor -circulado durante años- que ha sostenido
que quien cave la Galería de Belzoni se hará inmensamente rico.
La reacción de Tut fue reír a carcajadas, con una risa sonora, fuerte, contagiosa,
y en seguida procedió a hacer una de sus narraciones temáticas: “después de la
expedición de Napoleón en 1798, y la publicación de “Description de l’Egypte”, en
Europa apareció una fiebre por todo lo egipcio”. “Muchos aventureros y exploradores
se dirigieron a este país atraídos por sus innumerables atractivos, nombres como:
Lepsius, Petrie, Mariette, Champolion,etc …se hicieron un hueco en la historia con sus
trabajos en este país”. “Mujeres como Amalia Edwards o Sarah Duff-Gordon, (esta
última llegó a vivir seis años en Luxor), escritores como Nerval o poetas como Gustave
Flaubert, también se enamoraron del Valle del Nilo”.
“Fue este tiempo una época del despertar del Antiguo Egipto, las rivalidades
entre Francia e Inglaterra no acabaron con la expedición de Napoleón, ya que cada
país intentó no perder su posición ganada en los campos de batalla”.
“Los primeros
fotógrafos siguieron a los aventureros y con sus daguerrotipos intentaron captar la
esencia de las construcciones y de su paisaje; también en este siglo nació el turismo a
Egipto con la agencia de viajes Thomas Cook”
“A los primeros “turistas” se les daban unas curiosas recomendaciones que
pasaban desde cubrirse la cabeza con un tarbush (típico gorro turco) o hasta con dos a
la vez si se visitaba el sur del país, el uso de un cinturón ancho sobre el vientre para
prevenir enfriamientos y diarrea”. “
“Otra recomendación era la de no dejar los prismáticos a los indígenas para
evitar contagios oculares”.
“Otro hecho importante acaecido en este siglo fue la
construcción y inauguración del Canal de Suez, para lo cual el jedive Ismail realizó
diferentes obras, entre ellas la construcción del Hotel Mena House y la carretera de El
Cairo a las pirámides de Giza, para facilitar las visitas de la realeza y sus
acompañantes”.
“A mediados de siglo viajar por Egipto era toda una aventura, al principio, el
viaje por el río se hacía en las llamadas “dahabeyas”, (barcos de dos mástiles y con
camarotes), con la ayuda del viento remontaban el río y a la vuelta aprovechando la
corriente se solían hacer las paradas a los lugares más pintorescos”.
“Creo que esta es la forma más auténtica de viajar por Nilo y de hecho la
sección de viajes del Museo Egipcio, Arqueo Travel, ha restaurado la dahabeya
”Nebyt”, intentando recuperar una parte de la esencia de estos viajeros del siglo XIX”.
“Para estos primeros viajeros la presencia del llamado “dragomán” era
fundamental”.
“Este personaje era el responsable, digamos, de toda la logística,
desde hacer de guía hasta buscar el barco, la tripulación, comidas, etc…, todavía hoy
podemos asimilarlos, en parte, a los taxistas o los chicos que por unas libras intentan
que los contrates como” tú dragomán del siglo XXI”.
“Tut menciona que destacaría también a artistas como Vivant Denon o el
escocés David Roberts”.
“Este último, se pasó ocho meses recorriendo Egipto: era un autentico mago
con los pinceles reflejó como nadie la majestuosidad de sus templos”.
“Estas palabras de Auguste Mariette creo que reflejan la fascinación de estos
viajeros al visitar este país: “La calma era extraordinaria, frente a mí se extendía la
ciudad. De este mar profundo se emergían trescientos minaretes como mástiles de
alguna flota sumergida. Al oeste, ahogadas bajo el polvo del oro y el fuego del sol
poniente, se erguían las pirámides. El espectáculo era grandioso, me capturó, me
absorbió con una violencia casi dolorosa”.
Después de estas palabras, Tut cayó en un silencio profundo, en reflexiones que
solo él sabe a donde conducen y repentinamente volvió a retomar el hilo de la
conversación cambiando el tema y mencionando a Belzoni:
“Su nombre ha sido casi borrado de la historia, no se sabe bien porque razón,
quizás por su pasado o por sus nulos conocimientos arqueológico, pero no fue aceptado
por la comunidad de egiptólogos; ya sabemos la oscuridad de algunas personas o entes
a todo lo que no sea ortodoxo”.
“Este hombre al igual que otros grandes aventureros o exploradores procedía
de una humilde familia, hijo de un barbero, nació en Padua (Italia)”. “Desde un
principio su vida fue vivir una aventura tras otra: fue comerciante en Paris, soldado en
Alemania, para luego trabajar en el teatro, de forzudo”. “Con su enorme corpulencia
realizaba la llamada “pirámide humana”, que consistía en levantar hasta doce
personas”.
“Casado con Sarah, (la cual le acompañaría en sus aventuras por
Egipto), se dirigió hacia allí dispuesto a hacer negocios con una máquina hidráulica
inventada por él, para regar los campos egipcios”. “Ni él mismo se imaginaba como
iría a acabar esta aventura”.
“Cuando Belzoni llegó a El Cairo, Mohamed Alí, llevaba las riendas del país
con mano dura, ingleses y franceses pugnaban por sus favores y al tiempo por sus
riquezas”. “Todavía se recuerda la masacre de los mamelucos, propiciada por él, en
los intramuros de la Ciudadela”. “Con ayuda de los franceses introdujo algunas
mejoras intentando sacar al país de la época feudal”. “Las condiciones de los fellahs
(campesinos) eran lamentables, cosidos a impuestos, reclutados forzosos para el
ejército y bajo el yugo de sus patrones, apenas podían hacer nada más que malvivir”
“En algunas zonas todavía persiste la esclavitud sin distinciones”.
“A principios de siglo la ciudad del Cairo dispone de todos los atractivos para
los viajeros europeos, sus calles rebosantes de gente, sus zocos y mercados, sus
minaretes, sus vendedores ambulantes, los aiwas (cafés) con sus contadores de
cuentos, las mashrabiyyas, (construcciones de madera torneada, dispuestas para ver
sin ser vistos), que alimentaban la imaginación de los viajeros y para terminar las
meriendas en la gran pirámide”.
“Belzoni pasó varios meses preparando su máquina y esperando el visto bueno
del pachá”. “Al final su proyecto se fue al traste al ser rechazado, Egipto no estaba
preparado para ese tipo de “revolución industrial”.
“Después de esto a Belzoni le entraron dudas sobre lo que hacer; al final tomo
la decisión de quedarse en el Cairo”.
“En aquellos momentos en la ciudad había dos cónsules, Salt y Drovetti, por
Inglaterra y Francia, los cuales se repartían el botín de las antigüedades, haciendo
partícipe de ello a algunos funcionarios gubernamentales”.
“Aquí conoció a otro personaje extraordinario, Johan Ludwig Burckhardt,
explorador suizo, (fue el primer occidental que vio Petra)”.
“Burckhardt era de una pasta especial, una rara avis para su tiempo, su
método totalmente atípico para la época: solía viajar en camello, o a caballo, con ropa
árabe, luciendo una larga barba, y al hablar árabe su presencia pasaba inadvertida
cosa muy importante para llegar a dónde otros ni soñaban”.
“Cuando se conocieron, el suizo ya había recorrido el Nilo, llegando a
descubrir los templos de Abú Simbel, murió cuando todavía era muy joven a la edad de
32 años”.
“Creo que Belzoni aprovechó muy bien las lecciones del suizo y hasta copió su
forma de vestir incluyendo una larga barba”.
“En estos momentos Belzoni no
imaginaba ni por asomo, de lo que iba a ser capaz. Howard Carter diría de él: “Uno
de los hombres más notables en la historia de la egiptología”.
“A veces el destino nos depara estas sorpresas, después del fracaso con su
máquina, se vio en un dilema, pero conocer a Burckhardt le abrió las puertas a esta
gran aventura egipcia”. “El suizo le dio una carta de presentación para el cónsul
británico, Salt, y partir de aquí su suerte cambió”.
“Franceses y británicos mantenían una dura pugna por ver quién se hacía con
las mejores piezas de los templos egipcios, la prioritaria, la más importante, era el
llamado por entonces: “Busto de Memnón”.
“En ese momento no lo sabían, pero en realidad era el busto de Ramses II, que
se encontraba en lo que hoy llamamos Ramesseum (en Luxor), el templo fúnebre de
Ramses II”.
“El busto era parte de una estatua de grandes dimensiones (hoy se encuentra en
el Museo Británico siendo una de las piezas claves de la sección egipcia)”.
“Belzoni acepto la tarea de intentar transportar la cabeza desde Luxor hasta
Alejandría”.
“Donde otros fracasaron, el triunfó después de luchar contra muchas
adversidades: los problemas de salud (la expedición se realizó en verano, cuando las
temperaturas son más extremas) la falta de dinero, las luchas con los gobernantes
locales, los franceses, las dificultades para buscar gente nativa para los trabajos, y
muchas otras vicisitudes”. “Al final consiguió mover el busto hasta la orilla del río,
solo quedaba llevarlo por barco hasta Alejandría”.
“Mientras esperaban por él para hacer el traslado, Belzoni, se desplazó hacia
el sur con la intención de llegar hasta los templos de Nubia. Su amigo Burckhardt,
posiblemente también fue el primer occidental que vio los templos de Abú Simbel, casi
totalmente cubiertos por la arena, lo cual hacía imposible su entrada”.
“A su llegada a el Cairo los rumores de su descubrimiento se propagaron
rápidamente y Drovetti, cónsul francés, intentó entrar en ellos (cosa en la que también
fracasó)”.
“Belzoni y su comitiva llegaron a ellos después de pasar por los de Kom Ombo
y Filae” . “En esta primera incursión despejó de arena dos de los cuatro bustos de 20
metros de altura de la fachada principal”.
“Tuvo que regresar a Tebas, pues seguían los problemas para transportar el
busto y no sería hasta diciembre cuando Belzoni regresaría al Cairo”. “En el barco
llevaba el busto y algunas estatuas”. “En esta expedición de varios meses no perdió el
tiempo, recorrería los templos de la parte occidental de Tebas, lo que le valdría como
antecedente para otras expediciones”.
“A finales de febrero de 1817 Belzoni emprendió su segunda expedición al sur
de Egipto”. “Sus intenciones eran claras: entrar en el templo de Abú Simbel”.
“Belzoni creía que dentro encontraría grandes tesoros, cosa que no sería así, y
por lo mismo, en Tebas intentar localizar alguna nueva tumba en el Valle de los
Reyes”.
“A las pocas semanas de estancia en Tebas, en Karnak descubrió la colosal
cabeza de Tutmosis III, en granito rojo, (hoy la podemos ver en el vestíbulo del Museo
Británico)”.
“Después de reunir y dejar a buen recaudo todas las piezas reunidas en estos
meses, se dirigieron a Abu Simbel”.
“Quizás fue esta la gran decepción de Belzoni en Egipto, después de casi un
mes consiguen entrar en el templo pero no encuentran más que unas pequeñas figuras;
una gran decepción considerando los grandes esfuerzos que tuvieron que hacer para
acceder al interior”.
“De regreso en Tebas se dedicó por entero al Valle de los Reyes, donde meses
después localizó la tumba de Seti I con su maravilloso sarcófago de alabastro”.
Gerónimo ya no supo más, en este punto el relato se interrumpió y un sobresalto
inesperado e inexplicable ocasionó que Gerónimo despertara y su sueño y la visita de
Tut Ank Amón terminara.