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FRATELLI DELLA SACRA FAMIGLIA
CASA DI PROCURA GENERALIZIA
Viale Aurelio Saffi, 24 – 00152 ROMA
Tel. 06 581 38 41 Fax 06 588 09 13
e-mail: [email protected]
Roma, 24 - 11 - 2008
“Sentir el mundo con el corazón del Hermano Gabriel”
Estimados Hermanos,
Miembros de las Fraternidades Nazarenas,
Comunidades Educativas,
Comunidades cristianas,
Catequistas y amigos de la familia Safa:
Un año más la celebración de la fiesta del Venerable hermano Gabriel Taborin nos da la
oportunidad de dar gracias a Dios por la obra que va realizando en nosotros a través de su persona. Es mi
deseo que su recuerdo, avivado durante todo este mes de noviembre, nos lleve al compromiso
evangelizador que él se propuso al fundar la Congregación de los Hermanos de la Sagrada Familia.
Estoy seguro que a lo largo de este mes, en las Comunidades religiosas, centros educativos y
demás presencias congregacionales habréis tenido espacios de reflexión sobre su figura en tanto que
hermano, fundador, educador y catequista. Repasar su vida, leer sus escritos y ser nuestro intercesor
nos lleva a considerarlo presente entre nosotros. En este sentido el 36 Capítulo General nos invitaba a
ofrecer al mundo su carisma como un itinerario actual de crecimiento humano y espiritual.
Brevemente os invito a recorrer conmigo el álbum de fotos de la vida del Hermano Gabriel y a
profundizar en el mensaje de dichas imágenes. Asomamos primeramente a su ambiente familiar, donde
el Hermano Gabriel experimenta el gozo de ser amado y de amar. ¡Qué importante es la familia!
Vayamos luego a su adolescencia y juventud en la que perfila su vocación. ¡Qué generosidad en su
respuesta!
Parémonos también en las etapas de su madurez ocupado en la consolidación de la Congregación
para la extensión del Reino. ¡Qué plenitud de sentido apostólico! y veámoslo en los últimos años de su
vida, ya débil y enfermo, redactando el Testamento Espiritual. ¡Qué manera de envejecer sabiamente! En
este breve recorrido detengámonos también en los momentos de adoración y dialogo con el Señor y
descubramos en esos espacios el ardor de su palabra, su compasión ante las carencias del mundo y su
disponibilidad para la misión.
La vida del Hermano Gabriel como la de todos nosotros está hecha de acontecimientos,
encuentros y experiencias concretas. Entrar en ellas nos permitirá valorar el sentido de la cotidianidad
de su vida y nos ayudará a rebajar ese modo más teórico que tenemos de aproximarnos a su figura.
Herederos de su carisma estamos invitados, pues, a releer su vida y a buscar en ella inspiración para
vivir hoy la preocupación por el Reino con la intensidad con la que él la vivió. Como padre sigue
acompañándonos e intercediendo por nosotros y nosotros, como hijos, seguimos necesitando su
presencia. La fecundidad de su carisma debe prolongarse en nosotros.
Entrar en la vida del Hermano Gabriel es sentirnos partícipes de un proyecto que se prolonga en el
tiempo y que nos llama a realizar la misión con acentuada pasión ante las carencias de humanidad de
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nuestra sociedad. La vida del Hermano Gabriel fue precisamente pasión irresistible para que Dios
fuera conocido, amado y servido por todos. Pasión, narra su experiencia espiritual en clave de amor, de
celo por la salvación de las almas, de inquietud, de interés y de contemplación.
Una pasión por la humanidad que vemos que le lleva a preocuparse por la situación y destino de
la juventud. Sentir el mundo con el corazón del Hermano Gabriel quiere decir que toda nuestra
persona, inteligencia, voluntad y energía deben estar igualmente orientadas a promover el Reino.
Sentir con el corazón del Hermano Gabriel es creer y esperar que el mundo es amado por Dios y
sostenido por su sabiduría y bondad.
Este sentir el mundo con el corazón del Hermano Gabriel nos debe llevar a tener en cuenta los
desafíos que la sociedad nos presenta y que tienen que ver con la pérdida de una visión trascendente de
la vida; las corrientes culturales contrarias a Cristo y a la Iglesia; el desaliento frente al vasto trabajo
pastoral; el debilitamiento del sentido comunitario; el altísimo nivel de deshumanización; la escasez de
vocaciones religiosas y sacerdotales; el cambio de paradigmas culturales; el fenómeno de la globalización
y la secularización; el éxodo de fieles a las sectas; los graves problemas de violencia, pobreza e injusticia y
la creciente cultura de la muerte que afecta la vida en todas sus formas. Por todo ello, sentimos la
necesidad de beber en la fuente de Nazaret para recrear, expresar y vivir su proyecto apasionado por
Dios y por la humanidad.
Pero para responder con un corazón como el suyo nada podremos hacer sin estar conectados a la
Palabra de Dios como nos recuerda el presente Sínodo de los Obispos. La Palabra de Dios está en el
origen de su vocación y de la nuestra. Ella es nuestra luz, alimento y la razón de nuestra misión. El
carisma del Hermano Gabriel surge, de un encuentro con la Palabra que iluminó su propia experiencia
y provocó en él una respuesta concreta. En línea de continuidad con el Hermano Gabriel también hoy
nosotros estamos llamados a acoger en el corazón la Palabra de Dios para que siga siendo luz en
nuestro sendero.
La Palabra nos ayuda a redescubrir en cada tiempo y lugar el proyecto que Dios tiene sobre cada
uno de nosotros y nos hace disponibles a los intereses del Padre. En este CIENTO CUARENTA Y
CUATRO aniversario de la muerte del Hermano Gabriel invito pues a todos los miembros de la
Familia Safa a la escucha de la Palabra, a la celebración, al diálogo fraterno y a una respuesta en acción
evangelizadora. Hoy como ayer, el Maestro nos repite: sólo una cosa es necesario (Lc 10,42). Atentos a la
Palabra podremos hablar de Dios no por oídas sino porque lo hemos encontrado (Jn 1,41).
Dios nos hizo un gran regalo en la persona del Hermano Gabriel. Celebrar su memoria supone
para todos nosotros un compromiso a encarnar en la cotidianidad de nuestra vida el don recibido. En el
Centenario de la Provincia de Nuestra Señora de Luján, de Argentina a punto de concluir, y en el de la
Provincia de Nuestra Señora de la Asunción, recién inaugurado, ser fieles al Hermano Gabriel supone
así mismo unirnos a la sucesión de Hermanos y de personas del entorno Safa que a lo largo del tiempo
han ido poniendo matices al cuadro congregacional que él inició.
Un año más, esta fiesta es una buena oportunidad para mirarnos con benevolencia, reconocer
todo lo bueno que vemos en nuestros Hermanos y agradecer la vocación que cada uno hemos recibido.
Que la celebración de su fiesta produzca buenos frutos de santidad y de apostolado en toda la familia
Safa.
H. Juan Andrés Martos Moro SG
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