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14/01/2017 Tirada: 44.504 Categoría: Económicos Difusión: 28.999 Edición: Nacional Audiencia: 163.000 Página: 33 AREA (cm2): 699,8 OCUPACIÓN: 65,5% V.PUB.: 9.372 ECONOMIA Lejos de los que dudan de la buena marcha de la economía el año pasado, el autor la sitúa “entre el notable alto y el sobresaliente bajo”. Del cierre positivo de 2016 a las dudas de 2017 A FONDO Juan R. Cuadrado Roura P ocos días antes de cerrar el año leí en uno de los periódicos de alcance nacional una frase que me dejó bastante perplejo. La frase encabezaba un comentario sobre la evolución de la economía española en 2016 y en ella se decía: “Podría haber sido peor. Ese sería un buen titular para resumir el año económico que está a punto de concluir”. Creo que muy pocos suscribirían una afirmación tan gratuita. Por supuesto que no estoy en absoluto de acuerdo con ella, ni con los comentarios posteriores del autor. En los temas económicos hay que ser crítico con lo que convenga ser crítico, pero no porque sí. Los economistas tenemos la ventaja de que los datos están ahí y debemos basarnos en ellos. No son opinables. Y en el caso concreto del ejercicio 2016, los principales indicadores económicos son claramente positivos. Por segundo año consecutivo la economía ha crecido un 3,2% en términos reales (quizás incluso algo más), una tasa que está muy por encima de la media europea y que es también superior a la media española en otros períodos históricos. De hecho, es más elevada que el crecimiento ‘potencial’, estimado como guía para un buen equilibrio económico. Pero, además, lo que ha sido muy positivo en 2016 es que algunos componentes de dicho crecimiento han sido también favorables. El consumo privado ha mantenido su contribución al crecimiento y la formación bruta de capital ha aumentado en torno al 4,2%, con una buena reacción de las inversiones en equipos e instalaciones y sin que la construcción sea su principal protagonista. Las exportaciones han mantenido, asimismo, la tónica positiva de los últimos años y representan en estos momentos el 33% del PIB, lo que constituye un logro casi inesperado. La balanza de pagos por cuenta corriente registra en los últimos tres años un saldo positivo, cuando siempre fue un problema clave de nuestra economía. Y, por último, buenos resultados también en el ámbito de los precios, con unas tasas de inflación de las que no teníamos memoria, así como en la creación de empleos, cuya evolución (sin olvidar por ello el peso de los contratos temporales) supone un hito casi sorprendente y cada vez mejor en los últimos tres años. Esta serie de rasgos y los datos que los apoyan otorgan al comportamiento de la economía en 2016 una calificación que bien cabría situarse, como decía un viejo profesor, entre ‘el notable alto y el sobresaliente bajo’. Cada uno que elija, pero, en todo caso, lejos del simple aprobado. Navegábamos con vientos de cola, ¿seguirá siendo así en 2017? Sería pueril no mencionar que los logros de 2015 y 2016 han contado con algunas ayudas externas. Entre ellas, la evolución del precio del petróleo, la cotización del euro y los tipos de interés han jugado un relevante papel. Hay que recordar que a mediados de 2014, el barril de crudo se pagaba –como promedio– a 100 dólares, un euro llegó a valer 1,33 dólares y los bonos españoles a 10 años se ofrecían al 2,7%, valores todos ellos que cayeron desde 2015 y durante casi todo 2016. A lo cual se sumó, desde la óptica interna, una política fiscal que fue mo- El petróleo subirá, pero no en la medida en que algunos profetas alarmistas han advertido deradamente expansiva (rebaja del IRPF; limitada reducción del gasto de las Administraciones Públicas, por ejemplo) que determinó que la reducción del déficit público (8 décimas en 2015; 4 décimas en 2016) fuese inferior a la que podría haberse logrado gracias a la mejora de la economía en su conjunto. Todos estos factores han actuado en los dos últimos años como auténticos vientos de cola que han empujado la expansión de la economía. De hecho, algunas estimaciones fiables asignan casi un punto porcentual del crecimiento del PIB a la evolución del petróleo y de los tipos de interés. Y la cotización del euro también ha favorecido claramente la dinámica de las exportaciones. Las perspectivas para 2017 cambian. La relación euro-dólar ha caído todavía más y probablemente seguirá siendo un dato favorable para la exportación y el turismo. Pero el precio del petróleo sabemos que se mueve al alza y que lo seguirá haciendo, aunque no en la medida en que algunos profetas alarmistas han pregonado. Los tipos de interés tenderán también a crecer, aunque el Banco Central Europeo (BCE) seguramente no pondrá en práctica una política monetaria mucho más restrictiva dada la situación de algunas economías europeas y sus respectivos períodos de elecciones (Francia, Holanda, Alemania…). De hecho, si el crecimiento ‘tendencial’ de la economía se estima en torno al 2%-2,1%, la depreciación del euro puede aportar un plus de crecimiento, mientras que el petróleo y los tipos de interés podrían restar algo menos de medio punto. El gobierno ha avanzado un crecimiento del 2,5% del PIB en 2017 y algunos servicios de estudios apuntan a un 2,7%, como máximo. Lo cual no es en absoluto una mala noticia, si los precios no se convierten en problema y si se crean otros 400.000 empleos más. Pero, es evidente que nos estamos moviendo en un entorno donde lo que dominan son algunas incertidumbres importantes: las decisiones que adopte Trump; la evolución de Si el crecimiento se mantiene en el 2%, la depreciación del euro podría ser un acicate las principales economías europeas y la falta de liderazgo de la UE; las fiebres proteccionistas que acompañan a los movimientos más populistas; y el hecho de que el comercio mundial y la demanda de nuestros socios europeos prácticamente no crece. Pero hay algunas tareas que abordar sin demoras basándose en el actual clima de colaboración política: el problema de las pensiones; la financiación autonómica; el pacto por la educación; los reajustes en la normativa laboral; y la revisión en profundidad del papel de las distintas Administraciones Públicas, suprimiendo duplicidades y recortando la inflación de puestos políticos que se han ido acumulando. Todo ello además de aprobar los Presupuestos del Estado. La política debe entrar pues en escena, especialmente si la economía se mantiene en la línea esperada. Catedrático de Economía Aplicada. UCJC y UAH