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~. "1. 11epe11bMaH 3aH11MaTenbHafl anreC:Spa "1a,n.aT6JJbCTBO «HayHal) ciencia popular Y. Perelman Algebra Recreativa T raducido del r uso por C. P ét ez y F. P etrov Qui nta edición Editorial -Mir · Moscú Impreso en la URSS. 1978 Jla · ucnanc1:0J.t R.SbHte © Traducción al español. Editorial Mir. 1978 Indice Del prefacio del autor a la tercera edición rusa 10 Capítulo primero La quinta operación matemática 11 Le quinta operación 11 Cifras astronómicas 13 ¿Cu6nto pesa el aire? 14 Combustión sin llame ni calor 16 Las variaciones del tiempo 17 La cerradura secreta 19 Ciclista supersticioso 20 Resultados de la duplicación consecuentiva 22 Millones de veces más rápido 23 1O 000 operaciones por segundo 28 Cantidad posible de partidas de ajedrez 3f El secreto de la m'quina de jugar al ajedrez 3 3 Los tres doses 38 Los tres freses 39 Los tres cuelros 39 Con tres ciíras íguales 40 Los cuatro unos 4t L.os cuatro doses 41 5 Capítulo segundo El idioma del álgebra 44 EJ arfe de plantear ecuaciones 44 La vida de Oiofanto 46 El caballo y el mulo 47 Los cuatro hermanos 48 Las aves de la orilla 50 El paseo 52 El artel de segadores 53 Las v acos en el prado SB El problema de Newton 60 El cambio de las manecillas del reloj 63 Coincidencia de las saetas 66 El arte de edivinar números 67 Un supuesto absurdo 72 La ecuación piensa por nosotros 73 Curiosidades y sorpresas 73 En la peluquería 77 El tranvía y el peatón 78 El barco y la balsa 80 Dos botes de calé 81 Velada 82 Exploración marina 83 En el velódromo 85 Carrera de motocicletas 86 Velocidad media 88 Máquinas de cálculo rápido 90 Capfturo tercero En ayuda de la aritmética 102 Multipltcaci6n abreviada 102 Las cifras 1, 5 y 6 10S 6 los números 25 y 76 106 "Números" infinitos 106 Comprensación 110 Divisibilidad por 11 112 El número del autom6 vil 114 Divisibilidad por 19 116 Teorema de Sofía Germeín 117 Números compuestos 118 Acerca de los números p rimos 120 él mayor número primo conocido 121 Un cálculo muy laborioso 122 En ocasiones es preferible no recurrir al álgebra 126 Capítulo cuarto ~s ecuaciones de Diofanto 128 Compra de una bufanda 128 Una revisión en la tionda 133 Compra de sellos de correos 136 Compra de frutas 137 Adivinl!lr el día de naci miento 139 Venta de pollos 141 Dos números y cuatro operaciones 144 Cómo será el rectángulo 145 Dos números de dos cifras 146 Los números de Pitágoras 148 Ecuación indeterminada de tercer grado 153 Cien mil marcos por la demostración de un teoremo Capffulo quinto La sexta operación matemática 160 Sexta operación 160 ¡Qué raíz es mayor? 162 7 157 Resuélvase al primer golpe de vista Comedias algebraicas 163 t 64 Capítulo sexto Ecuaciones de segundo grado 168 El apretón de manos El enjambre de obejas 168 169 la ITHll'lada de monos 171 Previsión de los ecuaciones 171 El problema de Euler 174 Los eltavoces 176 El álgebra del vuelo a la Luna 178 "Ejercicio complicado" 182 ¿Qué números sonr 185 Capitulo séptimo La magnitud mayor y la menor 187 Dos trenes 187 ¿Dónde construir el apeadero~ 19 f ¿Cómo trazar la carretera al emberc adero1 193 ¿Cuándo alcanza el producto su máximo valor1 195 ¡Oué suma serli la menor? 200 El tronco de mayor volumen 200 Dos parcelas de tierra 201 la cometa 202 La construc ción de una casa 204 La parcela 206 El canalón de sección máxima 207 El embudo de mayor capacidad 21 O La iluminación más intense 212 s Capitulo octavo Progresiones 215 le progresión m's antigua 2t 5 Algebra en papel c uadriculado 217 Et riego de la huerta 220 La comida paro las gallinas 221 Brigada de cavadores 222 Las menzenos 223 La compra del caballo 225 La recompensa del soldodo 226 Capítulo noveno La séptima operación matemática 227 La séptima operación 227 Los rivales de los logaritmos 229 Evolución de fas tablas de logaritmos 230 Curiosidades logarítmicas 231 Los logoritmos en escena 233 Los logaritmos en el corral 236 Los logaritmos en la música 237 Las estrellas, el ruido y los logarifmos 240 Los logaritmo s y el alumbrado eléctrico 242 Legados a largo plazo 244 Interés continuo 246 El número "e" 247 Comedia logarítmica 250 Expresor cualquier número tan s61o con tres doses 251 DEL PREFACIO DEL AUTOR A LA TERCERA EDJC10N RUSA El presente libro no es un manual clernonlal de álgebra para principiantes. Algebra Recrea- tiva , al igual que otras obras mías a·e la misma serie, es, ante todo, un Jihro de estudio libre y no nn texto. El lector al que destinamos el presente volumen debe poseer ciertos conocimientos de álgebra , aunque l os baya asimilado superficialmente o los tenga scmiolvidados. A lgebra .Recreativa se pt"opone refrescar y afianzar estos conocimientos dispersos e inconsistentes, pero cm primer lugar, pretende despertar en el lectol' el interés por l os ejorcicios de álgebra y el clc~co do cubrh-, con ayuda ele los manuales, las lagunas de que adolezca. A fin de hacer más atrayente el tema y elevar el interés por él, me valgo de métodos diversos: problemas a base de temas originales que despiertan la curiosidad, entretenidas excu 1·siones por la historia de la~ matemáticas, inesperadas aplicaciones del álgebra a cuestiones de la vida práctica, etc. CAPITULO PRIMERO La quinta operación matemático nnnn la quinta operación Con frecuencia ~e d enom i nn al álgebra Ja «a ritmética de las siet.c operacíonos», queriendo s ubT·ayar con ello que a las cua tro operaciones mntem:Hicas conocio:1s po1: todos, el i\lgebr.a añade tres mñs: Je elcvar..ión n potencfos y s us dos inversas . Comencem o~ nuestras p1át. icaf't nlgebraicas por Ja «quinta oper ación»: la clcv:1c ión :l pot enc.ias. ¿Res ponde esta operación a una exigencia de ln vida práctica? Indudnhlcment.e. Con ella tropezamos a menudo en Ja vida. Recordcmo8 los innumerables casos r.' ll q110 para calcular superficies y volúmenes se p-recisa elevar los números a la segunda o tercera potencia. Otro ejempl o: la fuerza de gravitación universal , la acción recíproca electrost;át.ica y magnética, la ln z y el sonido son inversamente proporciona1e~ al c·uadrado de las d istflncias. La continuidad de la traslación de los planetas alrededor del Sol (o de los s atélites alrededor de los planetas) viene expresada tamb ién en fot'ma de una pote ncia dependiente de la rlista.ncia q11e les separa de su centro de traslación: la relación entl"e los cuadrados de los tiempos de traslación es igual a la relación entre los eubos de las distancias. 11 Es un error pensa.r que en la práctica tropezamos tan sólo con segundas y terceras potencias, y que no existen exponentes de potencias superiores más que en los manuales de álgebra. cuando un ingeniero busca el grado de solidez de un cuerpo se ve obligado a operar a cada iostante con cuartas potencias; y·en otros cálculos (para hallar el diámetro de tubo conducto de vapor, por ejemplo) llega a operar incluso con l a sexta potencia. Asimismo, los técnicos hidráulicos se valen de las sextas potencias cuando tratan de nveriguar Ja fuerza con que son arrastradas las piedras por el agua: si la corriente de un río es cuatro veces más rápida que la de otro , el primeTo es ca paz de arrastrar por su lecho piedras '1 6 , es decir, 4 096 veces más pesadas que e) segundo río*. Al estudiar la relación que existe entre la luminos idad ele un cuerpo incandescente - el fila mento de una 1ámpara, por ejemplo- y s u t~mper aturn , se opora con potencias aún mayores. Cua ndo la incandescencia es blanca, su luminosidad general aument~ en relación a la d écímosegunda potencia de su temperatura; cuando es roj f\, en relación a la trigésima potencia de su temperatur<l (s iendo ésta «absoluta», es decir, a partir de -273º) . Esto s ignifica que si calentamos un cuerpo de 2 000° a 4 000° absolutos, por ejemplo, o sea, si elevamos sn temperatura al doble, la luminosidad de dicho cuerpo aumeutará en 2 1 z, es dec ir, en más de 4 000 veces. En otro lugar nos ocuparemos de la importancia qu e tienen para Ja técni ca de fab;ricación de l ámpAra! eléctricas estas proporciones tan singulares. • En mi libro Mecánica Recreativa, eapftulo I X, trat• e&n mb detalle de e&ta cueetitSn. 12 Cifras astronómicas Es probable que nadie haga tanto uso de la «quinta operación matemática~ como los astrónomos. Los exploradores del firmamento manejan sin cesar cantidades formadas por una o dos cifras signiffoativas seguidas de una larga fila de ceros. SerÍá muy incómodo expresar con los medios ordinarios tales cantidades, llamadas con razón castron6micas» y, sobre todo, operar con ellas. Los kilómetros que nos separan de la nebulosa de Andrómeda se representan con la siguiente cifra: 95 000 000 000 000 000 000. Por añadidm:at al efectuar cálculos astronómicos, muchas veces hay que operar no con kilómetros u otras uni.dades aún mayores, sino con centímetros. En este caso, la distancia antes referida lleva cinco ceros m ás: 9 500 000 000 000 000 000 000 000. La masa de las estrellas viene ex presa da en cifras todavía más considerables, sobre todo si hemos de registrarla en gramos, como exigen muchos cálculos. La masa del Sol, en gramos, es igual -a: 1. 983 000 000 000 000 000 000 000 000 000 000. Huelga ocuparse de los inconvenientes que representaría Qperar con números tan desmesurados y de lo fácil que sería incurrir en error en tales c~sos. Además, las cantidades referidas están muy lejos de ser las mayores en la astronom ía . 13 . ta quinta operadon matem~hica aligera 1os cálculos. La unidad seguida de varios ceros se .expresa con el número 10 elevado a 'Una determinada potencia 100 = 102; t 000 = 1os; 10 000 = tO'; etc. Los enormes números citados anteriormente pueden representarse como sigue: el primero . . • • • • , . 950.1022 el segundo • • .1 983 . fQSO Se expresan así no sólo para economizar espacio, sino también para facilitar los cálculos. Si hubiera, por ejemplo, que multiplicar ambos números entre sí, bastaría hallar el producto de 950 ·1 983 = 1 883 850 y tras él colocar el factor 1022 +3 o = 10f>2 de la forma siguiente: Es evidente que esto resulta más cómodo que escribir un número seguido <le 22 ceros, otro de 30 ceros y, por último, un tercero acompañado de 53 ceros. Y no sólo más soncillo, sino también más seguro, por cuanto al escribir tal fila de ceros puede ser omitido alguno, obteniendo un resultado erróneo. ¡Cuánto pesa el airel Para comprobar hasta qué punto se facilitan los cálculos al ropresentar los números en forma de potencias, pongamos el siguiente ejemplo: hallemos cuántas veces la masa del globo terrestre es mayor que la del aire que lo rodea. 14 ~1 aire pres(ona sohre cada centhnetro cuadra· do de sup~rficie terrestre con la fuerza de un kilogramo aproximadamonte. Esto quiere decir que el peso de la columna de aire que se apoya en 1 cm 2 es igual a 1 kg. La capa atmosférica de la Tierra se forma, por decirlo así, del conjunto de dichas columnas de aire, que son tantas como centímetros cuadrados forman la superficie de nuestro planeta, y como cantidad de kilos pesa la atmósfera en su conjunto. Si consultamos los índices correspondientes, averiguaremos que la superficie t errestre mide 510 millones de kilómetros cuadrados, es decir, 51 ·107 km 2 • Veamos cuántos centímetros cuadrados hay en un kilómetro cuadrado. El kilómetro lineal se forma de 1 000 metros y cada uno de éstos tiene 100 centímetros, o sea, un total de 106 ero, por lo cual, el kilómetro cuadrado lo formarán (106 ) 2 = 10 1º cm 2 • De aqu í que la superficie del globo torrostre será igual a Sf .107 . 1010 = 51. .1011 cm 2 • Esta cifra representa también la cantidad de kilogramos quo pesa la atmósfera de la Tierra. Transformando los kilogramos en toneladas resultarán: 51.1017 : 1 000 = 51 -1017 : 10' = =51 · 1017-3 51 ·1014 = mientras que la masH dol globo terrestre es de 6 · 102 ' toneladas. Para conocer cuántas veces es más pesado nuestro planeta 'que la capa de aire que Jo rodea, efectuemos la siguiente división: G·i0 21 : 5t ·1014 :::::; 108 , 16 de donde se deduce que la masa atmosférica es, aproximadamente, la millonésima·~ parte de la del globo terrestre*. Combustión sin llama ni calor Si se pregunta a un químico por qué la leña o el carbón arden únicamente a elevada temperatura, contestará que la combinación del carbono y el oxígeno tiene lugar a e u a J q u i e r temperatura, pero que cuando ésta es baja, dicho proceso transcurre con excesiva lentitud (es decir, en la reacción toma parte un número insignificante de moléculas), y por ello escapa a nuestra observación. La ley que rige la velocidad de las reacciones químicas enseña que al descender la temperatura en 10°, la velocidad de la reacción (el número de moléculas que toma parte en ella) se red u e e a l a m i ta d. Apliquemos dicha ley a la reacción que se produce al oxigenarse la madera, esto ~s, al proceso de combustión de la madera. Supongamos que un gramo de madera sometido a una temperatura de 600º se consume en un segundo. ¿Cuánto tardará en consumirse 1 gm de leña a la temperatura de 20º? Es sabido que con uua temperatura 580 = 58 ·10 grados menor, su reacción será 268 veces más lenta, o lo que es lo mismo, un grnmo de leña se con~umirá en 2ª8 segundos. ¿A cuántos años equivale este lapso de tiem. po? Podemos calcularlo sin efectuar 57 multiplicaciones consecutivas en las que el multipli• El signo ::::: significa la igualdad aproximada. 16 cador sea 2, y sin re&urrir a la tabla de logarit· 10.0.s. Es noLorfo que 210 = i 024 ~ 103 , de lo que se deduce que 258= 2110-2= 2ºº: 1 i 1 < 22=4 .2,60 = ¡;·(210)6 ~ 4·1011, es decir, aproxirµadamente la cuarta parte de u~ trillón de segundos. El año tiene cerca de ~O ~i llonos de segundos, o, lo que es igual, 3 ·107 segundos; por esto {! · 1018 ) : (3. 107) = 1~ .fQ11 ~ 1010. ¡Diez mil {O.iliones de años! EsLe es aproximadamente el tie~po que tardada en consumirse un gramo de madera sin llama ni calor. Asi, pues, la madera y el carbón arden a la tomperatura ordinaria , sin encenderlos. La invención de instrumentos para obtener el fuego aceleró este proceso, de enorme lentitud, on miles de millones de voces. Las variaciones del tiempo Problema Fijemos nuestra atención sólo en un elemento: si ol tiempo es nublado o despejado; es declr, distinguimos los días por el hecho de sí en el cielo hay nubes o no. ¿·Qué piensa el lector? En estas condiciones, ¿habrá muchas semanas cou diferente combinación de días nublados y despejados? '· Puede parecernos que éstas serán pocas y .que p·a sados unos dos meses se· agotarán todas .las combinaciones de días nublados y despejado~, 2-ouo 17 f'epitiéndose entonces a la fuerza alguna de las· combinaciones ya observadas. Mas, probemos a calcular exactamente el número posible de combinaciones que pueden darse en estas condiciones. Este es uno de los problemas que nos conducen inesperadamente a la quinta operación matemática. En fin, ¿do cuánLas formas diversas pueden combinarse los días nublados y despejados en una misma semana? Solución El primer día de la semana puede ser despejado o nublado ; lo que quiere decir que por el momento se tienen dos «combinaciones». En el transcurso de dos días son posibles las siguientes combinaciones de días nublados y despejados: Despejado y despejado despejado y nublado nublado y despejado nublado y nublado. En dos días se tienen ya 2 2 combinaciones diferentes. Al tomar tres días , a cada una do las cuatro combinaciones cor.respondientes a los dos primeros días, se une alguna de las dos combinaciones del tercer día; de esta forma obtenemos un total de variantes igual a 22 2 = 2 3• 0 En cuatro d-ías, el número de combinaciones será de 23 ·2 = 2.'. Al llegar al quinto día se producirán 2 6 combinaciones¡ al sexto, 2°, y, por último, en la semana habrá 2 7 = 128 combinaciones. 18 be todo esto se dcciuco que Jrny 128 semanas con diferentes v aria.o.les de días despejados y nublados. Al cabo de 128 ·7 = 896 días se repetirá inevitablemente una de las combinaciones anteriores , aunque dicha repetición puede '.s urgir antes, pero 896 días constituyen el período a partir del cual esta repetición es completamente inevitable. Y, por el contrario, pueden transc.urrir dos años e incluso más (dos años y 166 días), sin que el estado atmosférico de una seman~ se parezca al de lns otras. La cerradura secreta Problema En cierta institución s oviética fue hallada una caja fuerte de tiempos anterfores a la revolución. Hallóse la llave de la misma, mas para poder abrirla se precisaba conocer el secreto de la cerradura: ésta se componía de cinco rodillos, en torno a los cuales había un alfabeto con 36 letra.s; los rodillos debían combinarse de tal manera que formasen una determinada palabra desconocida. Para evitar forzar la caja dccidi6se probar con dichas letras todas las combinaciones posibles. En cada una de estas combinaciones se invertían tres segundos. ¿Podía abrirse la cerradura en 10 jornadas? Sofudón Calculemos el uúmero total de combinnciones posibles. Cada una de las 36 letras del primer rodillo puede unirse a cada una de Jas 36 letras del segundo rodillo. Así pues, el número de combi19 naciones posibies con dos 1etras de Íos llos será: dos rodi- 3(3.31} = 3611• A cada una de esta combinaciones podemos añadir cualquietn do las 36 letras del tercer rodillo, con lo cual, el total de variantes con tres letras <le los tres rodillos equi vald'rá a: 362 .36 = 3ül. De esta m ismn manera hallemos l a cantidad de combinaciones posibles con cuatro letras de los cuatro. rodillos, que llegarán a 36'; y con cinco letras de los cinco rodillos tendremos 366 , o sea, 130 tJ.66 176. Para practicar estás 60 millones y pico de combinaciones, dedicando t.res segundos a cnda. una, se necesitarán 3 ·60 466 1 í6 = 181 398 528 segundos , es decir., más de 50 000 horas, lo que equival e a casi 6 300 jornadas de trabajo de ocho horas, ¡más de 20 años! Esto quiere decir que existen 10 casos favorables entre 6 300, o 1 ontre 630, de que la caja sea abierta en 10 jornadas de trabajo. Por l o tanto, la probabilidad es muy reducida. Ciclista supersticioso Problema Hasta hace poco cada bicicleta debía tener una matricula igual que el automóvil. Esta matrícula tenía seis guarismos. Cierta persona muy superticiosa adquirió una bicicleta con el propósito de aprender . a manejarla. Cuando supo que a cierta avería, propia de é~tas máquinas, se le denomina ·((ocho•, se creyó condenado a al gún contratiempo si en el 20 número de su matrícula figuraba a.lgún ocho. Al ir por ésta, le tr~nquilizó la siguiente reflexión: cualquiera que s ea el número de la matrícula, debe ·formarse con guarismos del O al 9. De éstos, tan sólo el 8 es «aciago», por lo cua.l, de cada 10 casos existe uno en que la matrícula resulte «infausta». ¿Es acertada esta deducción? Solución El numero de las matrículas se compone de seis guarismos. Por lo tanto , habrá 999 999 diferentes, desde el 000 001 ,000 002, ehc. hasta el 999 999. Calculemos ahora cuántos números «afortunados» podríamos encontrar. El lugar de las unidades del número puede ser ocupado por alguna de las nueve cifras <(felices)>: O, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9. En el segundo lugar también puede encontt"arse una de estas cifras. De ahí que las dos primeras cifras den l ugar a 9 .9 = 9 2 combinaciones «favora.hles». A cada una de es tas ccmbinacione.~ puede agregarse una tercera cifra de l as nueve ((bienhadadas~; por Jo tanto las combinaciones «felices» de tres cifras llegan a 9' · 9 = = 9'. esta misma manera !'le deduce que el número de combin9.ciones «satisfactorias», compuestas de seis cifras, es igual a 9°. No obstante, hay que toner en cuenta que Cf>te número c.om prende la combinación 000 000, quo no sirve -para matrícula. Por consiguienle, la cant,idarl de matr.ículas «afortunadas» es de 9° - 1 = 531 '140, lo que cpnstítuye algo más del .53 % del total de números posibles, y no el 90%, como suponfa el ciclis- ·ne ta en cuestión. El lector se convencerá de que en la serie d e números con siete cifra.s, hay más «infaustos}) que ((bienhadad<;>s». 21 Resultados de la duplicación consecutiva En la famosa leyénda en la que se habla de la recompensa concedida nl inventor del ajedrez* puede encontrarse lm ejemplo demostrativo del rápido increm ento qoe. se obtiene al duplicar repetidamente un número por pequeño que sea. Sin detenerm e en este paradigma clá.s ico , me remitiré a otros roo.nos conocidos. Problema Cada 27 hornsl como t érmino medio, el infusorio paramecio se parte en do.s. Si todos los infusorios surgidos de esta suerte quedaran v ivos, ¿cuánto t.i empo sería necesario para que los descendientes de un paramecio llegaran a tener el voJ umen del Sol? Los datos necesarios para este cálculo sou: la 40t\ genoraci6n, si se conservan todas des de l a primera, ocupa después ele su desdoblamiento, un volumen igual a un metro cúbico. El volumen del Sol es de 10 27 ms. Solucfdn La tarea cons iste en determinar cuántas veces 1 m 8 debe multiplicarse por dos para llegar a 10 27 m 3 • .1on = (10ª)' ~ c210)9 = 211... puesto que 2 10 ~ 1 000 . · De - e,~ta: forma , la cuadragésima generac1011 <\ebe ·sufrir ·90 nuevas di vis iones sucesivas para ai canza·r eI volumen del Sol. El número total de gen~racio_n~s , incluyendo la primera, es de 40 90 = 130. No ofrec·e dificultad alguna precisar q.u e Qst.o. tiene lugar el día 147. +· • Véase rui libro M a·temáticas Recreat ivas, cap. VII . 22 El microbiólogo Metálnikov observ6 8 061. di• visiones sucesivas del paramecio. Que calcule ·el propio lector el colosal volumen que tendría la últim·a generación si no hubiera muerto ni uno solo de estos infusorios ... La cuo.stión examinada en este problema puede ser presentada., como si dijéramos, desde el lado opuesto. Imaginémonos que se ha dividido el Sol en dos mitades, que 11na de estas mitades también ge ha dividido en dos. etc. ¿Cuántas operaciones semejantes serían precisas para que resultara el tamaño de un infusorio? Aunque el lector conoce ya la contestación130, no por eso deja ele asombrar lo reducido de e..o;te número. A mí me fue planteado este problema en la siguiente forma~ Una hoja de papel es dividida en dos. y una de las mitades obtenidas es, a su vez, dividida -por la mitad, etc. ¿Cuántas dh•isiones serían precisas par.a llegar a la dimensión del átomo? Su-pongamos que la hola de papel pesa 1 gramo i y qne tomamos 1011, de gramo como peso del átomo. Como quiera que 1.0u puede sustituirse por 2SD, de valor apl'oximado, se hace evidente que, so necesitan tan sólo ·u nos 80 desdob lamientos, y no millones, como se contesta con frecuencia cuando se da a conocer este problema. Miilones de v~ces más rápido El aparato eléctrico. llamado basculador. contiene dos lámparas electrónicas*. La corriente • Si en vez de las lámparas electrónicas uno va a utilizar trnnsistores o, los nsí llamados, circuitos sólidos {de capas) no so cambiMá 0l resultado. 23 .pued·e entrar en el ba:sculador sólo a través de 'Úna lámpara: bien por la de la «izquierda ~ o por la de la «derecha». El aparato ·ti~ne . dos cont.acto:r, á. los que puede enviarse desd_e afuera una señal eléctrica instantánea (impulso) y dos contactos a través de los cuales transmite el ba.sculador la señal de respuesta 1. En el momento en que llega el impulso eléctrico. exterior, el basculador cambia el contacto: la _lámpara por Ja cual ·h a pasado la corriente se desconecta y la corriente comienza a pasar por la otra Jámpara . El hasculador envía el impulso de respuesta al desconectar la lá.m para de la derecha y conectar la de la izquierda. Veamos ahora ~ómo funcionará el basculador si le enviamos varios impulsos consecutivos. Fijemos la situación del bascu:ladoi: basándonos en l a lámpara de la derecha: si la corriente no pasa por ella convengamos en ·que el basculador se encuentrá en la «posición 0»; y si la corriente pasa por ella. (la derecha), .el aparato se halla en la «posición 1». Supongamos que el basculador se encuentra en la posición O, es decir, que la corriente pasa por l~_ lámpara izquierda (/ig. 1). Después del prim~i' impulso la corriente entra por la lámpara derecha, es decir, el hasculador· pasa a la posición. ·1.. Entre tanto 1 el aparato no emite el impulso de respuesta, por cuanto ésta se produce s6lo cuando se desconecta la lámpara....,derec.ha (no la izquierda).'"' Después· del segundo impulso, la corriente entra ya por la lámpara izquierda, es decir, el basculador toma de nuevo la posíción O. Mas e·n e~~ · instante, el hasculador l anza la señal de respuesta (impulso). A continuación (después de los dós impulsos), el aparato torna de nuevo a su ,posición inicial. Por eso, después del tercer impulso, el basculador. vu.e1ve ~ la posición 1, como lo hizo después del primero; después del cuarto vuelve .(como después del segundo) a la posición O, enviando 1.i ¡.. ¡. f<j •u'"'~'' D-E8PvtS c.l~I PRitt'l:R 111Pvlgo:PoSícióNÍ JHP.ilsodE tt~Pv~g~A-i ~ ~ Q z1M~ulg0 l>t:gP11°'t'S q i:I S~qv Ncj() 1M ryJSo PC\S1c,101'10 " TAAN ~ " ' ¡g•C"N de IA Sel'AI dt: ~'SP11t:S r..+ Fig. 1. al mismo tiempo la señal de respuesta, y así sucesivamente. Cada dos impulsos se repite la situación del 'basculador. Supongamos ahora que tenemos varios basculadores , y que los impulsos del exterior se envían s6Jo al primero de ellos, los impulsos de respu esta del primer hasculador ~o trarn~miten al segundo, ]os del segundo al tercero, etc. (en la fig. 2 se presentan Jos aparatos conectad·os en serie de dereclla a izquierrla). Veamos cómo funcionará esa cadena de ba.sculadores. Supongamos que en el momento inicial , todos los hasculadores se. hallan en la posición O. Por ejemplo , para la- serio de cinco basculadores tendremos la combinación 00000. Después del 25 primer impulso ol priJ:ner basculador (el del extremo ·<le la derecha) toma lá posición 1, mas como eri-este ca.so no se da el impulso do contostación, todos los demás áparatos permanecen en la posición O, es decfr, la combinación se caracterizará por Ja posición 00001. Después del segundo impulso. el pl'imer b~sculador so desconecta ~~ ~ 3u.bAic11l'\qOR. H ~ ~ f• ' ~ ~· bASc11ll\dOR. ~ J~ •~Pvl&o¡ ~!!-bA~cu!Ado~ Fíg. 2. (vuelve a 1a pos1c1on O), pero óste da 1a seña 1 de respuesta, en vi·rtud de la cual se conecta el seguuc\o bnsculador sin producir cambios en el resto de los aparatos, es decir, obtenemos Ja posición 00010. Después del tercer impulso se conecta el primer basculador; los demás no cambian de posición. Tendremos la combinación 00011. Con el cuarto impulso se desconecta el primer basculador; éste da la señal de respuesta que sirve de impulso desconectador del segundo basculador que también da el ipipulso de r~ puesta; finalmente, con este último impulso se conecta el te1·cer basculado-r. El resultado de todo esto será la combinación 00100. Si se continúan estos razornimientos result~rá: 1cr impulso, comhinuci6n 00001 20 » ~ 000'10 30 » )) 00011 40 )) ~ 00100 50 ~ ,, 00101 60 • » 00110 70 )} )) 0011.1 so » » 01000 26 Se aprecia cómo esta serie de basculadores «cuenta» el número de señales recibidas del exterior y lo «anota» a su maneJ'a. No es difícil advertir qu e la «a notación» del número de impulsos recibos no se produce de acuerdo con el sistoma de base diez, sino con el sistema binario. E n este sistema, la num eración se ~orina mediAnLe unos y ceros. La unidild del segundo lugar n o es diez veces mayor que la del primero, sino s6l o dos vece.s. La uni dad que en el sistema binario ocupa el últim o puesto (el de la derecl1a) es una unidad ordinaria. Ln unidad del siguiente orden {la que ocupa el segundo lugar con tando desde la derecha) representa un dos; la siguiente unidad, un cuatro; la otra , un ocho, etc. Por ejemplo , el número 19 = 16 2 1 se regis tra en el sistema de base dos en forma de 10011. Quedamos pues en que la serie de bHsculadores «cuen ta» el número de señales recibidas y l as «anot a» con el sistema de numeración binario. Obsérvese que el cambio de posición del basculador, es decir, el registro de uno de los impulsos llegados , dura en total ¡a 1 g u n a s e i e n m i l l o n é s i m a s d e s e g u n d o! Los contad ores de basculador modernos pueden «contar» d ecenas de millones de impulsos -por segundo, l o q ue abrevia la oporaci6n \mns 100 000 do veces en relación con dicho cálculo hecho por una persona que no disponga de aparato alguno: Ja vista humana puedo distinguir con clari dad señal es que se sucedan con una frecuencia que no sea superiol' a 0.1. segundo. Si se forma una serie de veinte baseul adores, es decir 1 si se registra la cantidad de señales dadas en números que no tengan más de veinte cifras del sistema de base dos, entonces se puede «contan hasta 2zo - 1, o sea, más de un millón . + + Y ··5t· se forma una serie de 64. bascnladores, se · p·ue.d.e r~gistrar la famosa «cifra :del ajedre·z». La posibilidad de contar centenares de miles de señales en un segundo reviSte gran importancia para·los trabajos experimenta.les relacionados con 1~..física nuclear. Puede ser registrado, por ejelitplo, el númoro de partículas de u no u otro ti-p.o que salgan despedidas en la desintegraGión del átomo. 10 000 operaciones por segundo Merece destacar que los esquemas de basculadores permiten también realizar o p e r a e iones con cifras. Veamos, por ejemplo, cómo se efectúa la adición de dos números. Supongamos que tres series de basculadoTes ~e cncucntrn.n l111i<las como se indica en la fig. 3. o o I · -~~c.ul.1'c1o ,tr°h•1$cv1Ado~~p,t$1>!1/"-ch>R r~.-\SculP,doR Flg1. 3. La serie superior sirve para registrar el primer la segunda serie, para . el segundo sumando, y lu inferior, para la suma. En el mom.e nto de conectar el aparato, ·ª los basculad ores- de la sel'ie inferior llegan impulsos de los ~umando; 28 pnscuia:dores ele 1a serie superior y de la media que se encuentran en la posición 1. Admitamos que, como se señala en la fig. 18, las dos primeras series presentan los suI11andos 101y111 (con el sistema de numeración binario). En este caso, cuando conectemos el aparat.o llegarán al primer ba~culador d~ la serie inferior (el del extremo de la derecha) dos impul$os: Jos del primer baseulador de cada uno de los suma-ndos. Es sabido que al recibir dos impulsos, el primer bascmlador queda en la posición O, p~ro rosponde con un impulso que envía al ségµndo basculador. A é_ste llega, además, una señal del segundo sumando. De esta forma, al segundo basculador llegan d_os impulsos; con esto q_u eda en la posición O y envía el impulso de respuesta al tercer basculador. Asimismo 1 al tercero llegan otros dos impulsos de cada uno do los sumandos. En consecuencia, a cada una de las tres señales, el tercer baseulador pasa a la posición 1 y despide un impulso de respuesta. Este último impulso traslada el cuartó basculador a la posición 1 (al cuarto no ll~gan más señales). Así es cómo en el aparato representado en la fig. 3 se ha realizado, mediante el sistema de numeración binario, una suma de dos números «en columna~: 101 + 111 1 fOO o, según la suma del sistema decimal, 5 + 7 = = 12. Al darse la señal de respuesta en la serie inferior de basculadores parece como si el aparato «llevara una unidad~ de la columna anterior y la pasara a la siguiente, es decir, hace lo mismo .que cuando sumamos en «columna». Si en cada serie hubiera en lugar de cuatro, 20 basculadores, por ejemplo. podríamos reali .. 29 zar sumas <le m~meros inferiores a un mil16n y, si se aumentara todavía más el número de bas~uladores, sería posible sumar cantidades ma·yoros. Debemos advertir que en la práctica, el esquema de este mecanismo debe ser mucho más complicado de Jo que aparece en la fig. 3 . Entre otras co~as, la máquina debe tenor un apnrato especial que ai:;egnre el «retardo» de las señales. En efecto: en la máquina representada en el esquema, Jas ~eña les de los dos sumnndos llegan s i m u 1 t ti n e a rn e n t e (en e1 instante en que se conecta la má<.1u.ina) nl primer basculador de la serie inferior. Por ello ambas señales se fundirán en una soJa, siendo registradas por el basculador, no como dos, sino coDlo una señal única. Para evitar esto es preciso que las señales de los sumandos no lleguen a la vez, sino unas más «t~rde» que las otras. La presencia de este «retardador» determina qne en la suma se emplee más tiempo del necesario para el registro de una señal en el contador: de los basculadoros. Si so cambia el esquema de la máquina cabe efectual' la sustracción en luga:r de la adición. Puede emplearse también para la multiplicación (que consiste en ln adición consecutiva ele sumandos, lo que exige más tiempo), la divis ión y otras operaciones. Los aparatos a que nos hemos referido se emplean en lns máquinas modernas de cálculo. Estas pueden realizar en un segundo ¡decenas e incluso centenares de miles de operaciones numéricas! Esta vertiginosa rapidez operativa puede parecernos superflua. ¿Qué diferencia puede haber, por ejemplo, en que la m áquina eleve un número de 15 cifras al cuadrado en una diezmilésima. de segundo o, supongamos, en un cuarto de segundo? Lo uno y lo otro nos parece1·án soluciones «instantáneas» del ejercicio ... 30 Sin embargo , no hny que aptesütarse en l as conclusiones. Tomemos el siguiente ejemplo: Un buen ajedrecista, antes de mover una pieza analiza decenas e incluso centenares de variantes posibles. Si suponemos que el análisis de. una v.ariante le ocupa algunos segundos, para el examen de ccmtenar·es de ellas precisará min"Qtos y decenas de minlltoH-. No es raro que en las partidas complicadas, los jugadores resuJ~n en «zeitnot», es decir, se vean obligados a rea,li zar las úhimas jugadas apresuraclamente porque a l meditar los lances anteriores han agota9,o casi todo el tiempo destinado a l a. partida. ¿Y si encargamos a la máquina. el examen de las variantes de jugada en la. partida de ajedrez? La máquina, como sabemos, no puede caer nunca en ueilnot», ya que hace miles do operaciones por segundo y puede analizar todas las variantes «instantáneamente» ... Podrá objetarse quo una cosa es efectuar operaciones por complicadas que sean, y otra, jugar al ajedrez: ¡la máquina no puede hacer esto! ¡Al analizar las variantes, el ajedrecista no opera, sino que pi en sa l l\.fas no djvaguemos ahora; volveremos a esto más adelante. Canffdad posible de partidas de ajedrez Hagamos el cálculo más o menos exacto del número de partidas de ajedrez posibles. Como carece de senti do la determ.inación precisa, ofreceremos al l ector un it1tento de determinar aproximadamente el número de partidas de ajedrez posibles. En el libro La. matemática de los juegos y distracciones matemáticas, de M. Kraitchik, matemático belga, encontramos el siguiente cálculo: 31 «Al 111óver la primera pieza, las blancas tienen 20, jugadas a elegir (16 jugadas con los ocho peones·, cada' uno de los cuales puede avanzar un escaque o dos; y dos jugadas de cada caballo). A .cada jugada de las blancas, las negras pueden contestar con cualquiera de esas variantes. Combinando cada movimiento de las blancas con cada nuo de las negras tendromos 20 ·20 = 400 varinntes despuós de la pdmera jugada por am has partes. Después del primer movimiento, el número de jugadas posiblos es aún mayo.r. Si las blancas han movido, por ejemplo, e2 - e4, para la segunda jugada, tienen ya 29 variantes a elegir. En lo sucesivo, el número de jugadas posibles es todavía mayor. Tan sólo la reina, encontrándose, por ejemplo, en el escaque d5, puede hacer 27 movimientos (suponiendo que todas las casillas donde puede ir estén libres). Sin embargo, para simplificar el cálculo, nos atendremos a las siguientes cifras medias: 20 variantes para cada una de las partes en las .p rimeras cinco jugadas; 30 variantes para cada parte en todas las demás jugadas. Admitamos, además, que el total de jugadas en una partida normal, como término medio, sea 40.· Partiendo de este supuesto, las partidas ·pqsjbles serán: (20. 20)6. (30. 30)3 11». Para determinar la magnitud aproximada de e_sta expresión nos valdremos de las siguientes transfonn aciones y simplificaciones: . · (~0·20)&·(30°30) 8~ = 2010.3070 = 210.370.to•o. Sustituyamos 2 10 por 1 000, ·que es una magnitud parecida, es decir, por 10 3 • 32 PresentamO$ la potenci.n 370 en la forma qu.e sigue: (34)'-: ~ 10·8017 = 10.sn.1017 = 2u.1oia = 2 (21º)"·1018 ~ 2.1ou.101 s = 2 ·1033 310=3es_.3o¿~10 = por consiguiente, (20·20)r; ·(30·30)ª~ ~ 10s.2 .1oss.1010 = 2.1oús. Este número deja muy atrás a la consab'i.da cantidad de granos de trigo pedida como _premio ·P or l a invención del ajedrez (2 64 - 1 ~ 18 ·10 18 ). Si toda la pohláción del globo terrestre jugara al ajedrez el día entero, moviendo una pieza cada segundo, p3¡1'.a agotar todas las posibles partidas de ajedrez, ese juego general y permanente duraría ¡no menos de 101ºº siglos! El secreto de ~ máquina de iugar al ajedrez Sin duda asombrará al lect.or enterarse de que en cierta época existían m áquinas automáticas de ajedrez. En efecto, ¿c6mo concebir semejantes aparatos si el número de combinaciones de las piezas en el tablero de ajedrez es prácticamente infinito·~ Su exp_licación. es muy sencilla. No era una máquina lo que existía, sino la fe en ella. Un aparato que gozó de gran popularidad fue el del mecánico húngaro Wolfgang von Kem pelen (1734-1804), que lo pres~ntó en las cortes austriaca y rusa y después hizo con él exhibiciones públicas en París y Londres. Napoleón I jugó con esta máquina creyendo que se enfrenta.h a de verdad con ella. A mediados del pasado $iglo el célebre aparato fue a. parar a América, destruyéndolo un incendio en Filadelfia. S-0580 33 La lama de las dem.ás mnq:µin·as fue meno~ ruidosa. No obstante, ni aún en tiempos posteriores se perdió la fo en la existencia de tales aparatos. · En realidad, ni una sola máquina··de ajedrez actuaba automáticamente. E n su interior se ocultaba un adiestrado ajodrecista que movía las piezas. Este psendoautomátíco lo formaba un voluminoso cajón en cuyo interior había un oom plejo mecanismo . El cajón tenía también un tablero de a jedrez con sus piezas que movía l a mano de un gran muñeco. Antes ·ele empezar e] juego se permitía al público que se cerciorara de que en el cajón no había m ás qµe las piezas del mecanismo. Sin embargo, en dicho cajón quedaba· sitio suficiente para ocultar a un hombre de baja ostatura (ese pa.pol fue desempeñado en su tiempo por los célebres aj cdreCl3tas J ohnnu AJlgaier· y WilHam Lewis). Es probable que mientras se iban mostrando ~uccsivamenle al público diferontes departamentos del cajón, la perso1ia cscoüdida pasara con sigilo de un lugar a otro sin ser vista. El mecanismo de por sí no tomaba ¡>arte en el funcionamiento del aparato, sirviend~ tan sólo para velar la presencia del jugador de carne y hueso . De lo dicho puedo concluirse lo siguiente: el número de partidas de ajedrez es prácticamente infinito, por lo cual sólo en la imaginación de personas cándidas pueden existir máquinas indicadoras del movimiento más acertado. De ahí que no ·deba temerse crisis alguna en el jt1ego del ajedrez. No obstante, en los últimos años se han producido acontocimientos que ponen en duda la veracidad de tal afirmación. Y a.. o x i s t o n máquinas que «juegan» al ajedrez. Nos referin)os a las complicadas máquinas de cálculo que 34 Fig. 4. permiL·e n efeét.ul\r miles d·e 01)eracíon~s ·por se:.. gundo. De olla~ hem~s hablado .más ,arfi~a. Mas; ¿~.ó~o pueden «jug.a r» al ajedre~ estas má"<¡uinas?· Cláro es que ninguna máquina de pálcufo ·.p uede hacer ot1·a cosa que operar con números-. .Mas el apnrato efectúa las operaciones siguiendo un esquema pre vio y de acuerdo con un pro gr a m a elaborado do antemano. El «programa» ele ajedrez lo· confeccionan los mnternát.ico.s u base de una determinada t á e t i e a de juego; entondiend.o por táctica el s is tema de reglas que permite elegir, en cada posición, la salida más efectiva (la «mejor» desde el punto d e vista d e l a táctica dada). He aquí uno de los ejemplos de la misma. /\ cada trebejo se ]e ac..ljudicn; un determinado trúmero de puntos, que delermina su valor. El i-ey La reina Ln lorr~ E l alfil El caballo +20u +9 -J-5 +3 +3 puntos » » & » +1 punto Un peón atrasado -0 ,5 ~ Un peón ni~lado - 0,5 » Un pe6n doblado -0,5 » B I peóu Además se fija una determinada valoración a las posiciones más favorables (movilidad de las figuras, colocación de éstas más cerca del centro que de los costados, etc.) que son expresadas en décimas de punto. Del número global de puntos que tienen las blancas, se descuenta la suma de puntos de l as negras. La diferencia refle jará, hasta cierto punto, la superioridad material y de posición que tienen las blancas sobre las negras. Si esta diferencia es positiva, 36 la situación. de las blancas será más ventajosa que la de las negras; si es negativa, será menos ventajosa. Ln máquina de calcular señala cómo puede cambiar en el curso de tres jugadas la diferenpia registrada. Indica la combinación de tres lances más ventajosa y la registra en una t~rjeta espe"" cial; con ello, la • jugadai> está hecha*. Para ello la máquina emplea muy poco tiempo (d·epen.,. diendo éste del programn y do la velocidad..operativa de Ja máquina), de forma que no hay motivo para temer el «zeitnob. . Es cierto que el hecho de «prever» una partfd~ s6lo con tres jugadas por anticiparlo caracteriza a la máquina como «jugador»lrnstantemediocre"'*. Pero podemos estar seguros de que con el rápido p erfeccionamiento actual de lo. técnica de calcular , las máquinas «a prenclerán» a «jugar» al ajedrez mucho mejor. Nos sería difícil exponer con más det alle la compo~ición de programas de ajedrez para la máquina de cálculo. Algunos tipos sencillos de programas serán examinados esquemáticamente en el pr6ximo capitulo. • Existen tnmbién otros tipos de «táctica• de ajedrez. Por cjomplo, en el cálculo 1meden tenerse en cu.enta no todas las jugadas con qoe f'1edc replicar el adversario, sino sólo las más «serias• (e jnque, 1a toma de alguna pieza, el ataque, la defeJlsa, etc) . En otros cnsos, cuando Jos jugadas del advorimrlo sean muy peligrosas, puedo practicarse el cálculo no sólo de tres, sino de un numero mayor de lances por adelant~do. Tambilin es posible el empleo de otra escala distinta para Jos valores de las piezas. En dependencia de iina u otra tác.tica Cl\mbia el «estilo de juego• de la ro6quina . •• En las partidas de Jos míljores maest.ros de ajedrez S? calculan combinaciones de 10 o más jugadas por anticipado. 31 Los tres doses Con seguridad que todos sabrán cómo deben escr.ibirso tres cífrns pnra que se al.canee con ellas su máximo valo l'. Deben tomarso tres nneves y c.o loc ~rlo~ así: 9 99 es qecir, escrihiendo la potencia do una potencia. Este número ü~ l;an enormemente grande que es imposib.Lo encontrar con qué compararlo. El númel'o de electrones qHe forman todo el Universo visible es una insignificancia respecLo a este número, En mis !vfa,temáticas Recreativas (cap. X) rile oc11pé del ¡H1.rticHlar. He insistido en este ejemplo porque mo propongo ofrecer aquí otro ejercicio del mismo ti.po: VéélSC la formn de alcanzar el número más nlt.o con trt-s dos (:'~ sin emplear signo a.lgu no. Solución El ejem plo anterior inducirá sin duda a colocar los doses del mi~mo modo. es decir: 222 Sin embargo. en este caso no se logra el efecto deseado. EJ resulta do es incluso menor que 222. En efecto, hemos escrito tan sólo 24 ; es decir., 16. E~ número mayor, cutre lo.s que pueden formar tres doses> no es 222 ni 222 (es decir, 484), sino 222=4 194 304. El ejemplo es muy aleccionador, y enseña que en matemáticas resulta peligroso servirse de analog.ías : éstas pueden conducirnos fácilmente a conclusiones erróneas. 38 Los tres freses Problema Después de esto, quizá se proceda con mayor precaución al resol ver el si guion te pro}?lema :Escríbanse tres trescs de forma que adquiera11 su máximo valor sin emplear ningúu signo. Solución La potencia de potencia no ofrece aquí el efecto deseado porquo 3 33 , es decir, 321 es me11or que 388 • La última disposición de los treses es la que responde a la pregunta formulada. Los tres cuatros Problema Escríbanse tres cuatros de forma que adquie- ran su máxiino valor sin recurrir a ·signos. Soluci6n Si se sigue el ejemplo de los dos ejercicios anteriores, es decir, 4u. no se obtiene la solución más favorable, puesto que en e~te caso, la potencia de potencia, 44• i>roporciona el valor máximo }>Osible. Ya = 256, y 4.2M' es mayor que 4H. 44 39 q~o Con fres cifras iguales Procuremos profundizar en este intrigante fen6meno y aclarar por qué, cuando con las cifras se eststblec.e una potencia de potencia, unas veces se obtienen números enormemente l!tltos y otras, no. Examinemos el caso general. Obténgase el número más elevado posible dado por t r. e s e i f r a s i g u a l e s prescindiendo de todo signo. Representemos Ja cifra con la letra a. A la distrib-oci ón 229 , 333 1 4u corresponde la exprcsi ón a1 oa+a, es decir, a. 11 ª. La potencia de potencia, en su aspecto general, se presenta así: Determinemos cuál ha de ser el valor de a para que la última Vllriante sen de mayor magnitud que la primera. Como quiera que ambas potencias tjenen idéntica hase entera, a mayor exponente corresponderá mayor vaJor. ¿En quó ca8o ªº>tia? Dividamos ambos miembros dé la desigualdad ·por a, y tendremos ao-1 > H. :E s fácil determinar que aª- 1 es mayor que 11 sólo en el caso en que a sea mayor que 3, puesto que 4'..J. > H, 40 en tanto que las potencias 3'* y 2,1 son menores que 11. Quedan, pues, explicadas las sorpresas con que hemos tropezado al resolver los problemas precedentes: para 1os doses y los treses había que servirse de potencias con oxponentes de .dos cifras, para Jos cuatros y cifras mayores tiene que emplearse la potencia de potencia. Los cuatro unos Problema Ohténgase la cantidad más elevada posible con cuatro unos sin emplear. ningún signo. Sotuclón El número 1 111. no :responde a las exigencias del problema, por ser mucho más pequeño que 1 {lJ. Sería muy laborioso encontrar este número mediante 11 multiplicaciones consecutivas por 11. Sín embargo, puede hacerse el cálculo con mucl1a mayor rapidez utilizando las tablas do logaritmos. Este número rebasa los 285 000 millones y, por Jo tanto, es más de 25 millones de veces mayor que 1 111. Los cuatro doses Problem• Resolvamos este problema tratándose de clo.ses. ¿Cómo deben disponerse cuatro doses para qne adquieran su máximo valor? 41 Solución Las combinaciones posibles son 8: 2222, 2222 , 2223 , 2~n, ¿Cuál do estos valores os el mayor'? Examinemos fo primera fila . El primer número, 2 222 , es a todas luces menor que las t.res potencias que le siguen. Para est.4\hlecer una comparación cnt.rc las dos s iguientes 2222 y 2222, transformemos Ja i=;cgu nda de e llas: 222 -:. = 222 .11 = (22 2 ) 11 481111. = Estn úJtima es mayor <[Ue 222 2 , ya que tanto la base como el ex¡wnentc son mayores que los de 2222 • Comparemos nhora 2222 con 2 22z. Sustituya mos 22i2 por otra magnitud siiperior, 32 22 , y veremos que incluso ésta es menor que 2 222 • En efecto, 3229 = (21)32 = zuo que es menor que 2 222 • Quedamos, puos, en que el va lor más elevado do la primera filn es 2 232 • Comparemos ahora la mayor potencia de la primera fila y las cuatro de la segunda : ') '> - 22 - . La última potencia es sólo igual u 2 16 , por lo qµe queda eliminada . P1osigamos. La primera d.e ·esta fila equfvale a 22', y és menol' qne 324 ·o~quo .22º, por cnya razón es inferior a las dos que -1 o siguen. Quedan sólo tres potencias a compara.1..., 42 todas de base 2. Es evidente que será mayor aquella que tenga mayor exponente. De los tres 222, 484 y 22o+a (= 2.lo .2 ·2ª ~ 10ª .4) e) úJt.imo es el mayor. Por eso, el valor más ülevado que pueden tornar los cuatro closos ·ven drá expresado como sigue: Sin recurrir a la tabla ele logaritmos podemos imaginarnos aproximadamento la magnitud de esta potencia valiénclono~ do un número aproximado: 210:;;:::: 1 000. Y así es, en efecto : 222 = 2 "' 220.22 ~ ;¿2 - ~ 4 ·10ª 24000000>101200000, Este númer.o com;la de más do un mjllón tic cifras. CA PITULO SEGUNDO El idioma del algebra E& arte de plantear ecuaciones El idioma del álgebra es la ecuación. «P ara r esol\'Cr un problema referente n números o rel aciones abs tractas de can t idades, basta con tra duch' dicho problema , del inglés u otra l eng ua al idioma algebra ico», escribió el gran Newton en su manual de ~ l gcb ra ti tulado A ritmética Un iversal. Isaac Newton m ostró con ejemplos cómo debía efectu arse Ja traducción . He aquí uno de ellos: En Ja Jenaua vcrnác11fa: En •~l idioma del á lgebra: Un comerciante tenía una determinada suma de di- nero El primer año se gastó 100 l ibras Aumentó el rest o tercio do éste con un .r -100 (x-toO} + 44 x-1.00 3 4% - 400 3 En la lengua verulicula Al níío siguiente volvió a gastur 100 libras y 11umo11tú h1 s uma i·estant.e en un ter- cio de ella EJ torcer aii c: gas tó do nuevo 100 libras Des pués dt" que hnbo agl'Cgado ~u t<»rcera En el Jdiomu del ú lll'tbra 4.:t - 400 :J 4:r: - 70\l ,,~ + 1'10= 4.2: - 3 700 \. . 4:t ··- 700 1{),:¡: - 2 800 q = 9 . 16x-; 2800 _ rnx- purte 3 7(h) 9 100 ·t =16x - 3 700 9 16.:r -- 3 700 27 - G4:r. - 14 son li4.:r - el capi l al l lrgí> al doble del inicial 27 14 80U 2í ~ =..:.x Para determinar cu ál e~ el c;apit.al inicial del comerciante no queda más que resol ver la última ecuación. La solución de una ecuación es, con frecuencia, tarea fácil; en cambio, pln.ntear la ecuación a base de los datos de un problema suele ser más difícil. Hemos visto que ei ai;te de plantear ecuaciones consiste, efectivamente, en traducir da lengua vernácula a la algebraica». Pero el idi.oma del álgebra es lacónico en extremo, por eso no todos los giros del idioma materno son de .fácil traducción. Las traducciones pueden ser muy 45 distiiit as por el grado de su dificuitad, como puede convencerse el lectol' a la vist.a de los ejemplos de ecuación de primer grado expuestos. La vida de Diofanto Problema La historin l1a eo11servado pocos rusgos bio- gráficos de DioJanto . not.able matemático rle la nnUgüedad. Todo lo que se conoce acerca de él ha .sido toma<lo de hl decl i ca Loria que fig ura en su ~epu Lcro, i Hscri pci ó n compuesta en forma de ejercicio matemático. Reproducimos esta inscriJ)ción: E.n e l idio ma 1fol JI 11-tf'.'hra : ¡Caminante! Aquí fuoscpu lt~1do~ los rou restos de Diofanto. Y los uú.me!'Os )J11l)uN1 mostrar , ¡oh, 111 Ua tol, cuán 111.l'ga fuo s u vida, X cuya soxta parte constituyó su hermosa infancia :'.;Había tr.anscu1·rido ."'.además una duodécima .-:-!'p~i:'te do su vida, cuan.~'do~· ae vello c ubrióso su ·b~rbilla. l • .' Y "la, séptima parle de· s·u ·existenciA transcui"rí6 en un matrimonio est~ril. X 7 46 1'~n la lengua ~n v~ruácu la: el ídiomll del álgebre r Pasó un quinquenio más le hizo dichoso e nacimiento de su procio1'o primogé- 5 llito, quo entregó su cuerpo, su hermosa existencia, a la tiorra, que duró ta n s ólo la mitad du la de su padre Y con profunda pena descen<li6 a la sepul- tura, habiendo sohrcvivido cuatro años al deceso Jo su hijo. Dimo cu áut.os años hahía l lt~gó li, muerto. vi vid o Diofonto cua1ulo h1 Soluclón .l\.1 r.·osol \"Cl' la cc11ación y haJlar ol valor cin }:i incógni~a, 84, couoctrnwfS los siguientes da to~ biográficos de Diofanto : !-\O e.as<) a los 2:l nños , fue padre a los 38, perdió a SH hijo a los 80 y murió a los 84. El caballo y el mulo Problema H e aquí un. antiguo ejerc icio muy sencillo y fácil. de trach1cir al idioma del álgebra. «Un caballo y u11 mulo caminaban juntos llevando sobre sus lomos pesados sacos. Lamen.t.ábase el jamelgo do su onojosa carga, a lo que el mulo le dijo: «~.Do qué te quc.1jas!1 Si yo te 47 tomar~ un saco , mi carga sería ef doble que la tuya. En cambio, s i te doy un saco, tu carga se ig1~.Sl l ará a Ja mía». ¿Decidme, doctos matemáticos, cuántos sacos llevaba el caballo. y cuántos el mulo?». Solución x-1 y+i y +1=2(x - 1) y-i Si yo te t.omara un saco mi carga soría el doble que la tuya Y si t-0 doy un saco, t.u carga s~ igualará a la mía x+1 y-1=x+i H ero os planteado el problema m ediante un sistema de ecuaciones con dos incógniLas : y Una voz res11elto el sistema vemos que x = 5, = 7. El caballo llevaba 5 sacos, y el mulo, 7. Los cuatro hermanos Problema Cuatro hermanos tienen 45 rublos. Si el dinero del primero es aumenta do en 2 rublos, el del segundo reducido en 2 rublos, se duplica el del tercoro y el del cuarto se reduce a l a mitad, todos los hermanos tendrán la misma cantidad de rublos. ¿Cuánto dinero tenía cada uno? 48 Solución x+y+z+t=45 l.-os cuatro hermanos tionen 45 rublos. Si al dinero del primero se le agregan 2 rublós, a.l del segundo se .restan 2 rublos, el del torcero se duplica, y el del cuarto se divide por dos, a todos los hermanos les quedará la misma cantidad de rublos. x+2 y-2 ., 2z t T t :r+2=y-2=2z= T La última ecuación nos permite plantear tres ec uaciones independientes: X+ X+ x+2 2 =y - 2, 2 = 2.z, t =z, de donde y= X + .~, x+2 z=~, t = 2:t + 4. Colocando estos valores on la ptimera ecuación, t.e11dromos: :r.+2 :r.+x-1-4+--r-+ 2x+4=45, de donde x = 8. A cont1nuació11 hulJamos que y = ·J 2, z = 5, t = 20. Por lo tanto, los hermanos t,enían: 8, 12, 5 y 20 rublos. 4-05$0 49 Las aves de la ori11a Problema Bn Jas obras do un mat.emát.ico .irn be del siglo X l haf Jamo ~ ul 8 i g ui<:mte prnb.lornn: A arn bas orilla~ {le 11 n río crecen do~ pa]rneras, uua freute a la otra. Ln altura d e mw es de :~ o co<I os, y la de lu otrn, de 20 . La d ísLuncin cm t.ec sus tr·oncos, 50 codos. En la copa de cada pa1mel'a hay un pájaro. De súbito los dos pájaros descubren lJil per, que a parece en In superficie ncl ngun, e11tr.e las 1los palmeras. ·.Los pájaros se lnnzaron y n.lca.nz;.iron el poz al mismo t.icrnpo. (.A <pu~ dist.nncia dt~l t ronco d e la vnlrnera mHyor apan!ció til pezí\ Soluc:íón \-1.ediaute la fíg. /5 y nplkando ol Pi tcígoras, e~tah lec.emos: A lP = 30~ -l- :t::i, ..4 C:!.-= ~{.JZ + (50 - t~o1·cmn de ~: ):: . Pern AB = AC, po!' c uanto los p:'ijaros cubren esta distancia en 1111 rni::;mo licmpo. Pol' eso, •.¿()" _J ., ·~ - -,X :.i = ,'>O" . , ~ ·!-. {"<.. ,) ) - .. ,T )". Al qui t<ir los paréntt'~is simplifica udo Ja fórnos cncon trnmos con llJIN ee11ación ()e mul~ ptinH~r 100.:.i:: grndo: = 2 ººº· de donde X= 20. El pez aµarec.10 a 20 co<los de la palmera qHe tenía 30 codos de altura. 50 Fig. 5. El paseo Problema Pase usted mañana por ·mi casa - dijo el viejo doctor a un conocido. - Muy agr-adecído. Saldré m·a ñana a las tres. Quizá desee usted da,r ta,I:Q.bién u.n paseo. En este caso salga a la misma hora y n<.>s encontraremos a la mitad del camino . .- Usted olvida que soy ya ·viejo y ando tan s6lo tres kilómetr_o s por hora, en tanto que usted, jovenzuelo, cuando más despacio va, hace 4 kilómetro~ por hora. No sería ningún delito que rp.e concediera alguna ventaja. - Tiene razón - contestó el joven - . Comoquiera que yo recorro un kilón;a.etro a la hora más que usted, le doy este kilómetro de ventaja, es , decir, saldré de casa un cu~rto de hora antes ¿le será suficiente? - Es usted muy amabJe - aprobó al instant.e el anciano. El joven cumpli6 lo prometido y salió de su casa a las tres roe~os cuarto, ma~chando a 4 kilómetros por hora. El doctor salió a la calle .a las tres en punto y anduvo a tres 'kilómetros por hora. Cuando se encontraron, el anciano dio la vuelta. yendo juntos a s u domicilio. Tan sólo cuando el joven regresó a su casa comprendió que debido a la vento.ja concedida tuvo que caminar, no el doble, sino el cuádruple de lo que anduvo el doctor. ¿A qué distancia de la caso del doctor estaba la de su joven conocido? Solución E xpresemos la distancia que separa las casas con la x (km). El joven anduvo en total 2x, 52 y el doctor,. Ja cuarta irnrte, es decir , ~ . Desde que salió de casa hasta que se encontraron, el doctor recordó la mitad de cuanto anduvo en total, es decir, : , y el joven hizo el resto, es · . ó z , y e1 Joven, . · 3x . El anciano dec11::, camm 4 12 3zh oras; 16 .< sab emos que es ' te camu10 .. t a d em.,.s, 4 <le hora m·á s que el doctor. Establezcamos la siguiente ecuaci6n 3x X i TS-12=4, de donde x = 2,4 km. Entre las dos casas mediaba una distancia de 2,4 km. Er artel de segadores En los recuerdos acerca de L. Tolstói, el conocido físico A. Ts ínguer refiere el siguiente problema que agradaba en ox.tremo al eminente escritor: «Un artel ele seg11dores debía segar dos prados, uno tenia doble superficie que otro. Durante m edio día trabajó todo el perflonal del nrtel en el prado grande; después do .la comida, una mitad de la gente quedó en el prado grande; y la otra mitad trabajó en el pequeño. Durante esa tarde fueron terminados los dos tajos, a excepción de un reducido sector del prado pequeño, cuya siega ocupó el dia siguiente completo a un solo segador. ¿Con cuántos segadores contaba el artel?». Solución En este ojercicio , además de la incógnita fundamental - número de segadoros - que expresamos con la x, es conveniente introducir otra incógnita complementaria: fa superficie del sector gegado por un tl'abajndor cm un solo dfo, que oxpresamos con Ja y. i, Aunque ~l probloma no oxige que 8C halle S\I valor, contribuye a encontrar la Taíz de la x . Represe11t.emos la s uperficie del prado grande con a; e y. Este ·prndo lo gognron durante mo<lio día x trabajadores ~ que segaron x · ~ •y = Durante la segnnd~ parte del día trabajó alll la mitarl <le] artcl, es decir, ; , y ~egaron i. X 1 Xf/ 2·2·v=4 . Comoquiora que al .final de la jornnda había sido segado t.odo el pra<lo, su. área será: ..!1!...+ 2 .r.y =3xy 4 4 . Expros~mos nhora In gupcrficie dHl prado merior mediant(.' x t.' y . Dunmt.c medio día se oc.uparon en é] ~ trab:ljndores y segaron una superficio de 1 ;t:lj :!! 2' 2·Y=T· Agreguemos a es to el sector que quedó sin segar . que es igual a y (superficie segada por un trabajador en una jornada), y hallaremos la superficie del prarlo menor: xy 4 -¡... y- .r.y+4y 4. f54 Fig. ó No no~ queda más que traducir al idioma del álgebra la frase «el primer prado tiene .doble s~perficie que el segundo», y- l a· ecuaeión quedará establecida como sig ue: 3:zy. x11+4y 4 · 4 = 2• 6 3J:y xy+4y = 2 · Dividiendo por y el numeraQ.or y denominador del quebrado de la sogunda :igualdad , se elimina. la incógnita auxiliar, r~sultand o la siguiente ecuación: 3x x+ 4 =2, ó 3x=2x+8, de donde x = 8. En el arte) había 8 ~ega dores. Después de haber ·sido publ~cada la primera edición del..Algebra Recreativa, el profesor A. Tsínguer me. envió una información detallada y muy interesante, rolacionada con este problema. El efecto esencial _d el prob.l.ema, a su juicio, reside en que «no es a]gebraico en absoluto sino aritmético , y aun que es muy sencillo se tropieza con ciertas di,ficult.ades en su resolución debido a que no es de tipo corriente». . «La historia del presente problema es la · siguiente - continúa el profesor A. Tsfoguer -. En la facultad de matemáticas de la Uni versida d de M.oscú, cuando c.sludiaban en ella mi padre e l. Ra'ievski, mi t.ío, (amigo intimo de L . Tolstói), en trc olrns 1li!'>ciplinns se enseñab<~ <llgo semejante a la pedagogía. A este fin, los est.u · diantes debían ir a una escue]a pública urbana, puesta a disposición de la nni versiclad , y en colaboración con expertos y venerables maestros, hacían prácticas poclagógicas. E ntre l os compañeros de estudios de Tsínguer y Rnievski había un tal Pet rov, que, según cuen tan , era persona muy inteligente y original en extremo. Este 66 Petro v (fa llecido on su ju ventud, creo que de tisis) nfirma ba que en Jns clases d e arHmética embrutecían a lbs escolares con problemas y métodos ester eotipados. Para poner de evidencia su punto de vista., Petrov ingeniaba problemas que por salirse de las normas corrientes embarazaban a los «expertos y venerable~ maestros», pero que Jos alumnos más lúcidos , todavía no embotados por el estudio rutinario , r esolvinn con facilidad. Entre dichos problemas (Petrov discurrió varios) estaba el de los segadores. Los maestros con experiencin, claro, podían resol ver) o con facilidad 1¡3 113 '16 1 1/3 /3 Fig. 7. med iante ecuaciones, pero no daban con su sencilla resolución aritm éti ca. Sin embargo , el p roblema es tan fácil que pílrFI resolverlo en absoluto no m erece l a Jlena servirse del álgebra. Si el prado ma yor fu e segado por todo el per~onal del artel en medio <i í ~ , y por la mi ta d de ln gent e en el resto rle In jornada, es natural que med io artel segó en m edio día ~ d el prado. Por consiguiente, en el prado menor quedaba . . d or siega . sm segar 2i - 3t = 61 . s·1 un tra b ªJª 57 1 6 en un día T;' del imulo, y ~i fue segado Ti = ~ + -¡¡z = , esto quiere decir que había 8 segndol'es. Tolstói, aficionado de siempre a los JJroblem.as que se resuel YEm utilizando algún subterfugio y ofrecen cierta dificultad, conocía desde Ja ju- ventud é~te, de los segadore~. gracias a mi padre. Cuando tuve ocasión de hablar de dicho problema con Tolstói, ya anciano, le a.gradalrn., sobre todo, el hecho <le qne el problema se hace rná~ comprensible si. al re-sol vorlo, se em plen este ~oncillo dfagramn (fig. 7)». Ofrecemos a <~ontinuae.iór• algm10s problemas c¡uc, con cierta imag inación, son más fáciles de resolver por mecli o no fo. ari t mética que vnliéndo- so del álgehn1. las vacas en el pra.do Problema «Al estu<I i ar l a.8 e ieHcíns , los eje1·cicios son má s útiles que .las reglns», - csc.rihia Newton en sn Aritméticrr l.I niversal, y ncompafü\ha las indi c;neione~ tcóri<'ns con 1111n 8Cri~ de ejemplos. f i~J1t1·e ellos li~dlélmos ol r1._, los toros fJ 1.10 pai-::t:rn en el prado, que genel'6 un tipo específico de problemas semejantes a éste: «La. hierba creco en todo el lirado con igual rapidez y espesu1·n . Se scibo que 70 v;ica~ se Ja comcrfon en 24 días, y 3(), e11 ()0 díus. <~C11fu1tai-; vac.ns se c.omcrfon l:oda Jn hierba on !Hi día~?». E~t<.~ problema sirvió de argumento para un cuento humorístico, que recuerda el lvfaestro particular de Chéj<:nr. Do!"! ndulto~, 'familiares rlel escolar a quien hahian e11car:gado reso] ver este problema, se ei'forzah::in inútilmente por hnllRr su solución y so asombraban.: 58 -- ¡Qué extraño e~ d rnsulLatlo! -rl ijo uno-, Si en 24 días 70 vacas se comon la hierba, enlonees, ¿cuántas vacas se la comerán en 96 días? Claro que de 70, es decir, 17 ~ vacas . .. ¡Ei:::tc ! os el primer absurdo! El sognndo todavfa ro<Í:5 extraño, es que si 30 vacas se comen Ja hierba en 60 días, en 9() se Ja comorrin :18 vacas. Además, si 70 vacas se comen la liiorlH1 en 24 día~. ! 30 vacas emplean en ello ;i() día::;, y no (l0 1 como afirma el problema. - ~.Pero tiene usted en cue nta que la hiNhn crece sin cesar? - preguntú olro. La observación era razonablo; Ja hierba e.rece incesantemente, circunstancia que no puede ccl1arse cm olvido, pues en ese caso no sólo no puede resolverse el problema, sino quo sus misma s condiciones par.ecerán contradictorias. ¿,Cómo debe reHolvcrse pues , el problema? Solución In troduzcamos también aquí una segunda incógnita , que rcpresent.flrii ol c1·edmienl o ilinrio de l a hiorlrn ~ oxpres:1clo en pi:u·t.e~ <Le ln~ reserva~ de 1:.i misma on el 1n·a1fo. En 1.111n jo.mnda liny un crecimionto de y; en 24 días stmí 24.y. Si tomamos todo el pasto como 1, entonces, en 24 d.ías las vacas se comorán 1+24y. En u11a jorrrndtl Jm.; 70 vt1cas c.orrwr<Íu 1+24y 24 y una vaca (de las 70) comerá t+24y 24·70 . 69 Siguiendo el mismo razonamiento: si 30 vacas acaban con toda la hierba del prado en 60 días, una vaca comerá en un día 1+60y 30-60 • Pero la cantidad de hierba comida por una vaca en un solo día es iguaJ para los dos rebaños. Por eso r1+24y 24 . 70 1+60y 30 . (je) ' de donde 1 y=480. Cuando so halla y (medida de crecimiento) es ya fácil determinar qué parte de la reserva inicial se come una vaca al dta i + 24y 24. 70 1 = 1 + 24 ~485 24. 70 1 1600 • Pol' último establecemos la ecunc1on para la solución definiti va del problema: si el número de vnc.as es x, entonces, 1 1+96· 480 96.x 11 1600 1 de donde x = 20. : 20 vacas se comerían toda la hierbR en 9() días. El problema de Newton Examinemos ahora un problema del mismo tipo que el anterior: el problema de Newton acerca de los toros. 60 El problema, en realidad , no fue ideado por Newton, sino que es .:de origo11 popular. «Tres prados cubiertos de hierba de una mi~ma espesura y con el mismo grado de crecimiento, tienen un área de 3 ~ Ha, 10 Ha y 24 Ha. La hierba del primero es comida por 12 toros durante 4 semanas; la del segundo, por 21 toros durante 9 semanas. ¿Cuántos toros comerán la hierba del tercero durante 18 semanas?» Solución Introducimos la incógnita auxiliar y, que significa la parte de la reserva inicial de hierba que crece en 1 Ha durante nna semana. En el primer prado crece durante la primera semana una cantidad de hierba igual a 3 ~ y; durante ! 4 semanas, 3 y ·4 = ~y de la reserva rle hi er ba que había inicialmente en 1 H.a . .Esto equivale a un crecimiento del área inicial d~l prado igual a: (3~+~Y) hectáreas. En o tras palabras: los toros comen tanta hierba como se precisa para cubrir un prado de 3 ~o y hectá.reas. En una semana 12 toros se comen un cuarto de esta canLidad, y un toro !+ come en una semana is, es decir, Ja reserva de hierba que hay en un área de .!. ( .3 3 + 4.0y ) 3 . 48 = . 10 + 40y 14/i hectáreas. Do esa misma manera, co11 ]os datos del segundo j)rado, hallamos el área de éste que ali61 i:nent:a un ~oio toro ch1r:nd.e 111w semána: <:rccimie11t.ó <le fo hiorba cm ·1 Ha <l\Jrantc -1 semana = !J, = erocimicnto de ln hierba eu t Ha durante 9 sema11as = 9y, <.~l'ocimie 11 t.o ma uo:ci. ~-"'. <.In Ja hi<~rba nn 10 Ha duraul:e tl so\llly. La supel'fícíc del se:r.t.111· <1ue c.ont.ione l1iel'f>a sufic.íe11 l.e para n l irneol.M' :.21 toros (h1t·:rnto \} rn a 11as tl~ igual a i O ·1 fJO!f. l~ J :ír<rn 1t<lct·~:il'i;1 Jl;H·a 1l111·nn1·c u11a ::.ernnna SCl'(1: l:W - mant.u11or 1111 t.oro .l1eclárna8. AmlJn~ nonnas •I <· a lim ont.ació11 dobcn ~er id~n l. icas: ·t•.l-rW'!J 10 + 40!f '144 Al ·1 ~n - de~pt~jHJ· · ln 'iucóg11il:H cncon t.t·arnos que 1 'J b o se r el ;arca , <i cua' 1 <e <1<~ l 'º"ª 'l . .\ ~, earuo s !/= 12 J>radn COJl liit\rb;\ ::-11ficiti11 t.o para manC.01w1· un to1:0 dm·r111lc H1w ~emana: 11) ·-j-4Üy t 10 +40 ·-¡y H/t 1/i4 he<.~ táre:as. f> M. Ücll pémonos. por último , de la pre- g11ntH del probl ema. Si representamos e1 número desconocido de t.01·0¡.; 24 -1.. 24 . 18 . ....!... ' 12 IX.r de donde ;i~ con 1.n ;i:, tendremos: 5 [14 • = ao. El tercer p 1 ·~do puede. mantener 3() toros dura nt+~ 18 scm a ruJ~. 62 El cambio de las manecillas del reloj Problema A. 1\:loshlrnvski, hi6gr<lfo y arn igo del .famoso físico i\ lhurt. Einst.oiu, 011 ~u do~<:o de distraer a ést.e dunrnl.e 1-;11 onl'tH·rnodad . 1(\ propu::;o resolver el problema siguiente (fig. 8): «To memos un reloj - dijo ]\:]<)~hkov~ki- que t.t•ng-;1 Jas ~netni;: en l:is 12. Si Bll osl.n po~dc.ión ._ .. ' Fig. 8. el müi1LLcro y l~l horario cambtman de función, la hora marcada soría la mism:1; pero a otras horaH, por ejemplo, n 1as G et:a porrnuta de lns saeht8 <l<irfo h1gnr a un absnrdo , a m1a situ<lción que, Oll tlll reloj qun rna1·c.l1an1 11ormalmente HO podl'ía producirse; el minul.e i·o 110 puorle hallarso on ]as 6 cuando el horario ~e CTJcuentra en las ·1 2. Dl~ aquí surge la siguiente pregunta: ¿Cuáudo y cada cuánto tiempo ocupm1 lns m<\m~ci .IJas <fo un reloj Lal l)Osición e.n 1a cua l al cambiar ésLas de función entre sí se producen nu evas situaciones posib1os en un reloj normal? 63 - Sí -conto.-,tó Einstein-, este problema es muy a propiado para un hombre obligado po1· su enfermedad a pormauecer 11ostrado en el l echo: despierta bastante intel·és y no es muy fácil. Me temo, siu embargo, que la distracción dure poco tiempo: he dado ya con la forma de tesolverlo. Se incorporó en el lecho y cou unos cuantos trazos dibujó cm uu papel un esquema que reflejaba las condiciones del vroblema. Einst.ein no necesitó _p ara resol vedo m ás tiempo que el que ho empleado yo en for.mula-rl o ... » ¿Cómo se resuelve? Soludón Midamos la distancia qu~ recorren las mnnecillas , valiéndonos de 60 divisiones de la esfora, a partir de las 12. Supongamos que en una de las posiciones buscadas, el horario se encuentra a x fraccionos a partir del número 12, y el minutero, a y d ivisiones. Como l as 60 fraccion es son reeorl'idas por el horario en 12 horas, es decir, a 5 divisiones por hora, entonces, x pnl'tcs do la esfera serán recorridas por ol horario en ~ horas. Dicho con otras palabras, habrán pasado ~ horas desde que el reloj dio las 12. ·l4-;l minutero recorre y fracciones en minutos , es decir, on horas. Expresado de otro modo: el minutero ha pa~ado la cifra 12 hace hoeas, o al cabo de y io io X y 5-60 horas después dt? <rue a m b a s ~ acta~ so t!Jlcontraban en laf; docH. t!~~te número es entero (desde 64 el cero al 11), ya que mueslra cuántas horas e o m p 1 e ta s han pasado desde las doce. Al cambiar las manecillas de función encontraremos por analogía que a partir de las, doce habrán pasado · y X 5-60 nú~~ro lambién .es entero (desde el cero hasta el f1). Planteamos el siguiente sistema de ecuaci'o nes: horas ·completas. Este ;{ !/ 6~ =m, X 5-iju=n, donde m y n son números enteros comprendidos entre el O y el t1. En este sistema despejaremos las incógnitas · ., ···. tiü {i2m.+ n) x= . 11.t.3 a · _ 60 (12n.+m) Y143 • A~ignando a m y n un valor comprendido entre O y 11 determinaremos todas las posiciones requeridas de las saetas. Como cada uno de los 12 valores que tíene m, puedo ser confrontado con cada uno de los 12 de n, quizás parezca que el número de soluciones posibles puedo ser 12 ·12 = = 14~; pero en realidad es igual a 143, porque cuando '.m = O, n = O, y si m = 11, n = 11., ls manecillas ocupan la misma. posición. Cuando m = 11, n = 11 teJHJmos: x=60, y=60, es decir, las manecillas están en las 12., como en el caso de m = O; 'n = O. No nos· detendremos a examinar todas las posiciones posibles; ocupémonos de dos casos: 5-058 0 65 Primer caso; m=i, 11 = 1; 60·13 r: 5 z== t43 = v 1T' 5 es decir, señala 1 hora 5 1 1 mi n utos; en este momento las manecillas están en el mismo sitio por lo que pueclen cambiar de función (como siempl'e que coincidan). Segundo caso : m=B, 1i=5; . _ no(&+12.a) ,..,.,¿ .. ns 14::1 ,..., 1 "''.J ' X- no(s+12.5) ,.._, •\ s~·.1 143 ~ w ,.>,,. Los momentos rcspec.t.i vos serán: las 8 horas y 28,53 minutos y las 5 horas y 42,38 minutos . .El número de soluciones, como se indicó ya, es de 143. Para llegar a los puntos de la esfera donde se encuentran las posiciones requeridas de las saetas, hay que dividir la circunferencia de la esfera en 143 partes iguales, obteniendo 143 puntos que son los que buscamos. En los espacios intermedios no hay otras posiciones semejantes de las manecillas. Coincidencia de las saetas Problema ¿En cuántas posiciones pueden coincidir el horario y el minute'l'o de un reloj que marche normalmente? Solución Podemos valernos de las ecuaciones del problema anterior, y(que si las dos maneci llas coin~ ciden, pueden cambiar entre sí de función sin 66 que se produzca a1toración nlgunn. En este caso, ambas saetas habrán recorrido el mismo número <le di visiones, a partir del número 12; es decir, x = y. Por esta causa, los razonamientos del problema precedente nos brindan la siguiente expresión: X X 5 - ou=m, donde m es un entero comprendi<lo entre O y 11. Aquí podemos desp~jar la incógnita 60m X=tt· De los <loco valores de m (del O al H) obtenemos en lugar de 12, sólo 1 t posicioJtes di versas de las manocillas, toda vez que siendo m = 11 vemos que x = GO; es decir, ambas saetas han recorrido 60 divisiones y se hallan en la cifra 12; esto mismo sucede ·c uando m = O. El arte de adivinar números Cada uno de Uds se encoutraba indudablemente con «prestidigitadores» que pueden adivinar números. Como regla uu _prestidigitador propone l'ealizar operaciones del siguiente carácter; pensar un número cualquiera, adicionar 2, multiplicar el resultado por 3, restar 5, restar el número pensado etc., ea total cinco o una decena de operaciones. ~uego el prestidigitador pido que le comuniquen el resultado y, al obtener .la respuesta, en seguida comunica el número pensado. Claro está que el secreto de la «prestidigitación» es muy fácil y se basa en las mismas ecua~ionea. 67 5• Supongamos que el prestidigitador le haya propuesto a Ud. realízar un programa de operaciQnes indicado en la columna izquierda de la tabla ·s igúiente: piense un n úmero adicione .2 X :i:+2 el resultado muHip l íquelo por 3 reste 5 reste el núnwro pensado mullípliqw.~ p01' 2 reste 1 3x+ 6 3x+1 2x+1 4x+2 4x+i le Luego el pres tidigitador pide que comurí.iqueu el resultado final y, al obtenerlo, 'dice al instante el número pensad.o. ¿Cói:µo lo hace? ' Para comprendor esto, hay que mirar la columna derecha de la tabla, donde las indicaciones del prestidigitador están traducidas al idioma del álgebra. Mirando esta columna se puede comprender, que si Ud. ha pensado cualquier número x, entonces realizadas todas las operaciones se oblendrá 4.x 1. Conociendo este resultado no · es difícil «adivinar» el númoro. Supongamos, por ejemplo, que U d. haya dicho al prestidigitador que el resultado es 33. Entonces el prestid igita dor resuelve mentalmente muy rápido la ,e cuación 4x + 1 == 33 y obtiene la respuesta: x = 8. Es decir, hace talta restar 1 del resultado final (33 - 1 = 32) y luego ol número obtenido se di vide entre 4 (32 : 4 = 8), el resultado de esta di visión es el ;;P:Wtiero pBnsado (8). Si el resultado final es 25, :eplonces el ·prestidigitador hace mentalmente las sigúientts operaciones 25 - 1 = 24, 24 : 4 = 6 'Y le comunica que Ud. ha pensado el número G. + 68 Como se ve todo es muy fácil. El prestidigi~ tador sabe de antemano qué hace falta hacer. con el resultado para obtener el número pensado. Despué.s de comprender esto Ud. pued·e asombrar y descof)certar aún más a sug amigos- pro.:poniéndoles a ellos mismos escoger según su _propio parecer, el c.arácter de operaciones so.br.e un númeto pensado. Ud. propone a su amigo pensar un número y realizar. en cualq uicr orden operacione..~ del carácter siguiente: sumar o restar µn número conocido (por ejemplo: sumar 2, .restar 5, etc.) , multiplicar* por un número conocido (por 2, por 3, etc.) , sumar o restar el número pensado. Su amigo, para embrollarle, va a amonlonar una serie de operaciones. Por ejemplo, él ha pensado el número 5 (el número pensado no se le comunica a Ud .) y realizando ope.racionos le dice: - ho pens~do un númel'o, Jo he multiplicado por 2, al resultado he sumado 3, luego he sumarlo número pensado, al resu1tado he sumado 1. todo lo he multiplicado por 2, ho resta.do el número pensado , luego he restado 3, una vez más he restado el númoro pensado, ho restado 2. Por fin, el resultado lo he ntnltiplic.ado por 2 y he el sumado 3. Al decidit quo él le ha embrollado por completo é1 comunica n U d . con el a.~pccto triunfante: - el resultado finnl es '19. Para su asombro Ud. le comunica inmediatamente que él ha pensado el número 5. ¿Cómo lo hace Ud? Ahora todo eso es bast.ante claro. Cuando su amigo le comunica las o·peraciones que él está realizando con el número pensado, Ud. a la vez actúa mentalmente c.o n • Mejor q_ue no le permita d.i"Yidír, pues la. divisi6n complica mucho la «praatitligitación•. 69 la incógnita :r¡. El ]e dice: «He pensado un número .... », Ud. repite mentalmente: «entonces tenemos x» . El dico: «.. .lo he multiplicado por 2 ... » (él de veras realiza la multiplicación de números), Ud. prosigue mentalmente:«... ahora tenemos 2.'l:». El dice: «... aJ resultado ho sumado 3 .. . », Ud. le ·sigue inm~diatamcnle: 2.x + 3, etc.. Cuando él le «ha embrollado» comp.lctamente y ha realizado todas las operaciones me.ncionadas arriba, Ud. ha lleg~do al resultado indicado en la tab la siguiente (en la columnn izquiur da está escrito todo lo dicho en voz alln por su amigo y en la rlerechaJas operaciones q ne Ud . ha hecho r.nontalmcnte): He pensado un número lo he multiplicado por 2 al rosultado h<l !;Umndo 3 luego he s umado e l nú mero pensatlo ahora he s uma1lo 1 ol resultado l o he multiplicarlo por 2 he rostado ol mímero pl•nsado ho restado 3 más ho restado ol uúmoro pensado he restado 2 por fin, el resultado Jo he multiplicado por 2 y he sumado 3 X 2x Za-+3 3x+3 3x+4 6x+8 5.x -1- 8 ñx+s 4x+s 4x+3 Ud. h a pensado por último: el resultado final + 9. Ahora él dice: «El resultad o final es 49». Ud. tieno ya l a ecuación hecha: 8.x + 9 = = 49. Resolverla es una futilidad y Ud. le comunica en el acto que él ha pensado el número 5. Esta prestidigitación es particularmente !mpresion,ante porque las operacíones que hace falta realizar co.n el número pensado no las propone Ud., sino su amigo las «inventa)). es 8x 70 Sin embargo, hay un ca.~o cuando la prestidigitación no ti~ne éxito. Si Ud. después de realizar (contando mentalmente) una serie de operaciones ha obtenido, por ejemplo, x 14, y su amigo dice luego: «... ahora he restado el número pensado y el l'esultado final es 14)>. Ud . le sigue (x 14) - x = 14 ~ de verdad resulta 14, pero no hay ninguna ecuación y por eso Url. no puede adivinar el número pensado. ¿,Qué es necesario hacer en este caso~ Obre así: tan pronto Ud. t enga el resultado que no contiene la incógnita x , interrumpa a su amigo, rlicióndole: «¡Pare! A.llOra puedo sin preguntar n~ da comunicart.e el resultado que tienes. Es 14». Esto de veras va a desconcertar a sn 11.migo, pues él no le ha rlicho completamente nad~. A pesar de que Ud. no supo adivinar el número pensRdo, la prestidigitación ha resultado esplénrlida. He aquí un ejemplo más {como antes en Ja columna izquierda so encuentra lo dicho por su amigo): + + FQ ponsado un número a esta número he s umado 2 <.'I resultado lo ho mulLiplicndo por 2 a hora he sumado 3 he rest.ado el número pl\n s1ulo ho sumado 5 luego he res~ado <:'l rn'1mero po11sr11lo X x+2 2x+4 2x+7 x+7 x+ 12. 12 En el momento cuando el re~ult.ado ha sido 12, es decir, es una fórmula que no tiene más la incógnita x, Ud. interrumpe al amigo comunicándol e que ahora el re~niltado es 12. Después de practicar un poco Ud. podr~ facilmeu te mostrat a sus nmígos semejantes «presti~ digitaciones». 71 Un supuesto a~sur~o PJ'Oblema He aquí un problema que puedeTparécer incóngx:uentc: ~.Cuá l es la equivalencia de 84 si 8 ·8 = 54? .E sta .insólita pregunta está muy lejos de carecer ·de sentido, y puede ser resuelta m ecl iante ecuaciones. Prnebe a descifrarla. Solud6n Probablemente habrán comprendido que los datos del problema no pertenecen a l sistema decimal, pues en caso contrario, Ja pregunta «¿Cuál es l a equ ivalencia de 84?» sería u n absurdo. Supongam os que la hase del sistema dosconocido de numeración es · :r. El número «84» eqn ivnle entonces a 8 unidades de segundo orden y 4 unidades del primero , es decir, «84~ = 8.x + ¡.4. El número «<G1» equivale a 5x + 4. Tenemos, p,:or lo tanto, la ecuación 8·8 = 5x + ,lt, es decir,. en el s istema do numeración decima l sería 64 = 5.r + 4, de donde x = 12. Este numero e~tá. expTesaclo on el sistema de base 12, ·y «84» 8 ·12 4 = 100. Por lo tanto, si -8 ·8 = «54», «84» será igual a füd. De asta mfamR manera se resuelve otro de ~os problemas de este tipo: · ¿Cuál es el e·q uiv:alente de .100·, si 5 ·6 _: 33? Respuesta: 81 (sistema de base 9).=· .. = + 72 Lc!i ecuadón piensa por nosotros .. Si no cree que las ecuaciones son a veces más previsoras que nosotros mismos resuelva este problema: El padre tiene 32 años; el hijo, 5 . ¿Al cabo de ·cuánt~os año·s será la edad del padro diez veces mayor que la del }lijo? Expresemos el tiempo buscado con x. Al cabo de x años el padro tendrá 32 + x años; y el hijo, 5 x años. Y como el padre debe tener 10 veces roás años que el hijo, se establece la ecuación + 32 + :e = fO (5 + x). Al resolverla hallamos que x = - 2. «Al cabo de 'menos 2 años» significa «hace dos años». Al plantear la ecuación no pensábamos que en el f u t u 1· o la edad ilel padre no sería nunca 10 veées superior a la del hijo; esa CQrrelación pudó tener lugar sólo en el p a s a d o. La ecuación ha sido más reflexiva que nosotros, y nos ha rocordado nnestro closcnirlo. Curiosidades y sorpresas Hay ocasi-Ones en las que a] resolver las ecuaciones tropezamos con soluciones que pueden descon~ertar a un matemático poco ducho. Véamos algunos ejemplos: I. ·Hallar un riúmero de dos cifras que tenga las siguientes propiedades: La cifra de las decenas debe ser 4 unidades inferior a la cifra de las unidades. Si ese mismo número se escribe "invirtiendo el lugar de sus cifras y se le sustrae el número buscado, se obtiene 27. 73 Expresando el guarismo de ias decenas con la x, y el de las unidades con la y, formaremos fácilmente el siguiente sistema de ecuaciones para est.e problema: X= { (10y y - + x) 4, - (10.x + y) = 27. Si el valor que tiene x en la primern ecuación se coloca en la segunda, i;esultará quo 10y +y - 4 [1.0 (y - 4) +y]= 27, nl operar tendremos que 36 = 27. No se ha hallado el valor de fas incógnitas 1 pero se ha visto que :~6 = 27 ... ¿qué quiere decir esto? Esto significa que no existo ningl).n número c.ompuesto de dos cifras que responda a las condiciones del problema, y que lf}s ecuaciones planteadas se contradicen mutuamente. En efecto, multipliquemos ambos miembros de la primera igualdad por 9 y t.ondrcmos: Üy - 9:c = 36, y de la segunda ecuación (despué~ do abrir los paréntesis y reducir los términos semejantes) r{)sulta: 9y - 9x = 2i'. Según la primern ec.uuc10n Oy - 9x es igua] a 36 y de acuerdo con la segunda e qui vale a 27 . ..Esto es a todas luces imposible, por cuanto 36 =fo #.:27. · Una .confusión análoga espera a quien resuelva el siguiente sistema de ecuaciones: ,x2y2 xy = 8, = 4. 74 Al dividir la primera ecuación por la segunda obtendremos: xy = 2 y s i confrontamos la ecuación obtenida con la segunda del sistema veremos que xy xy = = 4, 2, es decir, que 4 = 2. No ha y cifras t¡ue satisfagan las condiciones de estu sistema. (Sistemas de ecuaciones, semcjnntes a los que acabamos de examinar que no pueden ser resuel~ tos, so llaman no combinarlos.) II. Si cambiamos un tnnto lus condiciones del problema anteriol" recibiremos otra sorpresa. Supongamos que la cifra de las decenas es menor en 3 unidades que la cifra de las 11nidR des. Las dem ás condiciones del problema permanecen invariables ¿Cuál será este número? Planteemos la ecuación. Si ex presamos la cifra de 1as decenas con la x , la rle la~ unidades será x + 3. Traduzcamos el problema al idioma del álgebra: 10 (.x -f- 3) + X - [10x + (.x -!... 3)) = 27. Al reducir se obtiene: 27 = 27. Esta igualdad es inc11estionable, pero nada nos dice de la raíz de x ¿Significa esto que no existo ningún valor que responda a las cond iciones del problema? Por el contrario. Esto se debe a que la igualdad dada es una: identidad, es decir, que es cierta cualquiera que sea la magnitud de la incógnita x. En ofecto, las coudiciorics del problema son válidas para lodo número compuesto de dos cifras siempre que el guarismo d'e las 75 unidades sea mayor en 3 unidades que el de las decenas: 14 + 27 25 27 36 + 27 + = 4i, = 52, = 63, 47 58 69 + 27 = 74, + 27 = 85, + 27 = 96. III. Hallar "lm número de tres cifras que responda a las siguientes condiciones: 1) la cifrn rle las rlecenas sea 7; 2) Ja cifra de las centenas sea inferior en 4 unidades a la cifra de las unidades; ::J) si las cifra .~ del migmo ::.e colocan en orden inverso, el nuovo número sorá 396 unidades mayor que el buscado. Formemos la ecuación sustituyendo la cifra de las unidades con la x: 100.x + 70 +X - 4 - r10Q (X -4) + 70+ .X)= 396 Después de rEH.h1cida esta ecuación se llega a ln igualdad 396 = 396. Los lectores conocen ya cómo Jiay que interpretar Jos resulLados de este t.ipo. Esto s ignifica que un número de tres cifras, en el que la primera es menor qu e Ja tercera* en 4 unidadeti., aumenta en 396 si se le coloca en orden inverso. Ha~ta ahora hemos e xamin ado pl'oblemas que tienen un carácter más o menos artificioso y teórico; su misión consiste en contribuir a que se adquiera hábito en el planteamiento y la solución de ecuaciones. Ahora , pertrechados teóricamente, ofreceremos algunos ejem.p los relacionados con la producción , la vida c9tidiana, y la actividad militar y deportiva. • La cifra de las decenas no juega ningún papel. 76 En la peluquería Problema ¿Puede ol álgebra toner alguna aplicaci6n en la peluquería? Resulta que [>Uede darse.. es.a circunstancia. Me con vencí de ello en cierta ocasión, cuando encontrándome en un estahlecímiento de esa clase, se dirigió a mí un oficial con una inesperada petición: - ¿No podrá resolvernos usted un problema quo no sabemos cómo liacerlo? - ¡No se imagina cuánta agua oxigenad·a hemos echado a perder por esa causa !-agtegó otro . - ;,De qué se trat.a?-pregunté. - Tenemos dos soluciones de agua ox.igenada: al 30% una, y al 3% la olra. Debemos mezclarlas de tal forma que obtengamos una solución al 12 % . Pero no podemos ha] lnr 1as proporciones correspondientes ... Me dieron un papol y encontré la proporción que buscaban. RGsultó ser un problema muy fácil. Solución El problema ,puede ser resuelto t.nmbién por vía aritmética, · pero medianle el álgobra se obtiene el resultado con más sencillez y prontitud. Supongamos que para formar la mezcla al 12% hay que tomar x gramos de solúción al 3 % e y gramos nl 30 %. Siendo así, la primera porción contendrá 0,03 x gramos de a.gua oxigenada pura y, la segundo., 0,3 y; en total habrá 0,03x + 0,3y. Con esto resultará (x ción, en la que el 0,:12 (x + y). ~gua 77 + y) gramos de soluoxiienada pura será Tenemos la ocuación 0 ,03x + o,::ly = o, 12 (.x + y). De esta ecuación hallamos: x = 2y, es decil', que deberá tomarse doble cantidad de solución al 3% que la empleada del 30%. El tranvía y el peatón Problema Cuando marchaba a lo largo de la línea del tranvía observé que cada 12 minutos me alcanzaba uno de esos vehículos, y cada 4 minutos otro de ellos pasaba on dirección contraría. Tanto los vehículos como yo nos desplazábamos con vcfocidnd constante ¿Cada cuánLos minutos salían los t.rnnvías do las estaciones terminales? Solución Si los tranvías salían cada .x minutos, eso quiere decir q u~ por aquel lugar donde yo me encontraba con un tranvía tenía que pasar el i:;igµiente después de x minutos. Si el vehículo iba en mi dirocción, ontonces en 12 - x minutos deQía recorrer el camino que yo hacía en 12 minutos. Eso significa que el camino que yo andaba . , l o l iac1a , en 12-.i: mtnu· • en un minuto el t ranvrn 12 tos. Si el tranvía iba en dirección contraria nos cruzaríamos 4 minutos después de haberme encontrado con el anterior, y en el tiempo restante (x - 4) miuutos debía recorrer el camino hecho por mí en esos 4 minutos. Por lo tanto. el camino que yo andaba en 1 minuto lo hacía el tranvía en x 4 minutos. 4 78 Tenemos lrnes, la ec.nación 12 -:r x- 4 --u-=-4-· De clonde se deduce que x = (i. Cada 6 minutos iniciaban Jos tranvías su itinerario. P uede proponerse la siguiente resolución (en esencia es una solución aritmética). Expresemo~ la distancia que separaba a los tranvías entre sí con la letra a . Entonces la distancia que mediaba entl'e el tranvía que iba a mi encuentro .Y yo disminuía en ~ cada minuto (por cuanto la distancia en tre el tranvía que acababa de pasar y el siguient.e, igu al a a, ln recorríamos en 4 minutos). Si al tranvía iba en mi direccíó11, Ja dist ancia en tre nosotros se red ucía cacla minuto en ; 2 . Supongamos que yo marchara hacia adelante durante un minuto y, después, anduviera otro minuto hacia atrás (es decir, regresara al punto de partida). En esto caso la distancia que mediaba entre el tranvía -que iba a mi en· cuentro- disminufa durante el primer minuto en : , y en el segundo minuto, en ; 2 . En consecuencia , en el lapso de 2 minutos, la distancia a I..o , en ª+ª = 3. entre nosotros se re d uc1a 4 12 m ismo habría ocurrido si yo hubiera permanecido inm óvil en el sitio, ya que, en fin de cuentas, volvería hacia atrás. De esta m anera , si yo no hubj era avan zado, en un minuto (no en dos) el tranvía se hubiese acercado hacia mí ; : 2 = : , y toda la distancia a la habría recorrido en 6 minutos. Por ello, para un observador inmóvil, los tranvías pasaban con intervalos de 6 minutos. 79 El barco y la balsa Problema Un barco se desplaza 5 horas sin interrupción río abajo desde la ciudad A a la ciudad B . Do vuelta avanza contra la corriente (con su marcha ordinaria y s in detenerse) durante 7 horas. ~.Cuántas horas necesitará. una balsa para desplazarse de la ci uc1ad A a la B, yendo a la misma velocidad de la corriente? Solución Expresemos con x el tiempo (en horas) que necesita el barco para recorrer la distancia que sepnra A de B en el agua estancada (es decir, con la velocidad del barco) y con y, el tiempo que se desliza la balsa. Siendo así, en una hora el barco recorre ; de la distancia AB , y la. :P.o..lsa ! (al igual que la corriente) de esta dislauci_~. Por esta razón , ol barco, marchando impulsado 1 i por la corriente, en una llora recorre - + X 'JI de la distancia AB 1 y hacia arriba (contra la i 1 Por las condiciones del corriente) -X - -y problema se deduce que hacia abajo el barco hace en una hora de la distancia, y, hacia arri- ! ba, ~ . De aquí el sistema: !+!=!. { ---=1 1 X Y t 7 • Observamos que para solucionar este sistema no debemos hacer desaparecer los de:pominadores: 80 es suficien t e con r cstaT ln ·s eguuda ecuación de la primera. Operan do resu llaní: 2 2 -y = 35 . de donde y = 35. Las balsos se desli zarán desde A hasta B en as horas. Dos botes de café Problema Dos botes llenos de café tienen la mism a forma y están hechos de la misma hojalata. E l pl'imero pesa 2 kg y tiene .12 cm de altura; el segundo pesa '1 kg y mide 9,5 cm de altura. ¿Cuál es el peso neto del café en l os dos botes? Solución Ex pte~.emos el _ peso gran~e . con x, y el del del contenido del bo_te pequeño con y. El peso de los botes lo expresaremos con z y t respectivamen te. De donde se obtienen las s iguien tes ecuaciones: x+ z = 2, { y+t= L T eniendo en cuenta que los pesos del contenic;io d e ambos bot es repletos se relacionan entre ~í co~o sus propios v o l ú m e n e s es decir , como el ,.cubc> .1 de-sus álturas* , · resulta qu e " f 23 '. . = g 53 ~ 2,02 y ) . X - ' - • ó x = 2,02y. * Esta proporción pue'de.. eér aplicada sólo on el caso en que los lados do los botes no seno demasiado gruesos, JtQr ,. ~uanto 14; ~µ.p~rfi<?i~s, ·-l{\, intcrnq. y la extor~a del p~te," :p.iV.s<?~ .semeja,ntes, y lo. altu~11 dé su parte interno tiorl1f =cierta .. Oiferencia con la . altura ae·· la .. propia caja. 6-0580 81 El peso de los botes vados se relaciona entre si como se rnla.cionan sus s u p e r f i e i e s completas, e8 decir, como los cuadrados de sus alturas. Por ello z 122 -t =~ ,5•¿ - ~ 1 1Gu ó u=1,"0t. V Sustituyendo los valores de x y de z en la primera ecuación c·esu ltnrá el sistema 2 ,02y +1 ,()(lt=l, { y+t=1. Al resol verlo tendremos: y=;~ =0 ,95, t=0,05. Pol' lo tanto, X= 1,92, S = 0,08. El peso del café sin el on vase será: el del bote grande, 1,92 kg; el del pequeño, 0,9~ kg. Velada Problein• A una velada asistieron 20 personas. María bailó con siete muchachos; Olga, con ocho; Vera , con nueve, y as1 hasta llegar a Nina, que bailó con todos ellos. ¿Cuántos muchachos había en l a velada? Soluc16n La solución del problema es muy sencilla si se elige con acierto la incógnita. Busquemos el 82 uúmero de las jó ve11es, q 110 ex presai:.emos co n la x: 1a, Mal'ía buitó cou 2a Oiga l) » l) 3a, Ve1·a » 1 () + ·1 mtwh achos 6+ :.:! (} + :1 » » . . . . ,xa Ni na ),\ » G-f-x » ' Establezcamos la siguiente ecuación: X + {6 + x) = 20, do donde .X= 7, por lo Lanto, el número t.lo muchachos cm 20 - 7 = 13. Exploración marina Primer problema El expl.o rador (la nave de reconocimiento), que m archaba con el resto de l a escua dra, recibió 1a. tarea de explorar el mar en una zona de 70 m illas en la dirección en que marchaba la escu adra. La velocidad de ésta era de 35 millas JJOr hora; la del barco ex_p lorador, de 70 millas pot hora. ¿Cuánto tiempo tardará éste en incorporarse de nuevo a la escuadra? Solución Designemos el número de horas buscadas con la x. D urante ~ste tiempo la escuadra recorrió 35x millas; y l a nave de reconocimiento, 70x. Esta navegó 70 millas hacia adelante y una parte de esta ru~a al regreso; la otra parte fue hecha por el resto de la escuadra. Todos juntos recorrieron 70x + 35x, lo que es igual a 2 ·70 mi83 llas. De a<[llÍ Ja ecuación de donde 140 1 x=105 ·= 1 3 horas. La embarcación exploradora ~e incorporó a la escuadra, aproximadamenle, al cabo de 1 hora 20 minuto.s. Segundo problema El barco explorador recibió la orden de hacer el reconocimicn Lo en la dirección que llevaba la escuadra. Tres horas después, la na ve debía incorporarse a la escuadra. ¿Al cabo de cuánto tiempo, a partir del momento en que se distancia de la escuadra, debe iniciar el barco explorador el regreso, si su velocidad es de 60 nudos, y la de la escuadra de 40 nudos? Solución Supongamos que la na ve de reconocimiento debía volver al cabo rle x horas; eso significa que se alejó de la escuadra x horas, y marchó de vuelta, a su encuentro, 3 - x horas. Mientras todos los barcos marchaban en una misma dirección, en x horas pudo la embarcación exploradora alejarse a una distancia igual a la diferencia entre las distancias recorridas por cada uno, es decir, en 60.z - 40x = 20x. Cuando regresó el explorador h~Ma cubierto , en dirección a la escuadra, una distancia de 60 (3-x), en tanto que la escuadra había recorrido 40 (3-x). Uno y otra recorrieron juntos 10x. Por lo tanto 60 (3 - .x) + 40 (3 - .i:) ..... 20.x, 84 de donde i x=2y El explorador tuvo que modificar el rumbo, iniciando el regreso, al cabo de 2 horas y 30 minutos a partir del momento en que abandonó la escuadra. En el vel6dromo Problema Dos ciclistas corren po1' el vel ódromo a velocidades constant es. Al lJevar direcciones opuestas se encuentran cada 1 O segundos; cuando van en la misma dirección , un ciclista al canza al otro cada 170 segundos. ¿Cuál es la velocidad que desarrolla cada cícJista si la longitud de ]a pista es de 170 m? So1uct6n Si la vel ocidad del primer ciclista es x, en 1 O segundos habrá recorrido 1Ox metros. El segundo (yendo al encuentro) recorre el resto de la vuelta en el intervalo que media entre dos cruces, es decir. 170-10x metros. Si la velocidad del segundo es y, esto constitu ye 1.0y metros; por lo tanto 170 - iO:r = 10y. Si los ciclistas marchan uno tras otro, en 170 segundos el primoro recorre 170x metros, y el segundo, 170y metros. Si el primero marcha más de prisa que el segundo, de un encuentro al otro corre una vuelta más que el segundo, es decir, 1702: - 170y =s 170. 85 Al simp1ificar estas ecuaciones, tenemos: .% + r/ = 17, X - !/ = i, de donde :e = 9, y = 8 (metros por segundo). Carrera de motocicletas Problema En una carrera rle motocicletas, tre.q máquina~ salieron simultánea.mente.. La segunda hace 15 km por hora menos que la primera, y 3 km más que la tercera y llega a la meta 12 minutos despué~ que la primera y 3 minutos antes que la tercera . Durante el recorrido no se registraron paradas. Hay que d.e t.erminar: a) Ja-dist.ancia dP. Ja carrera, b) la velocidad. de c-ada motocicleta y -'e) el tiempo omple.ado por cada máquina. Soluclón Aunque IaR inc.ógnitas llegan a siet.e, se emplean s61o dos para resolver el ptoblema. Formemos un ~istomn rle dos ecuaciones con dos inc6gnitas. Expresando la v e l o e i d a d de la segunda moto con l n x, la. velocidad de Ja primera será x 4- 15, y ln de fa tercer~ x - ~. La distancia se expresn con Ja y. En est.e caso la duración <le In carrera fue: para Ja primera mot.ocicleta ,, ,. ,, ,. ~guncla te.rc~rR ,, ,, 86 .i:! 15 , y x' !I :r.-3'• La segunda máquina hizo el recorrido en .,,.... 12 minutos ( ~ de hora) má.s que la pl'imel'a. Por ello .!__ X 1 y x+15=5 . La tercera empleó en la carrera 3 minutos ( ~ de hora) más quo la segunda. Pol' consiguiente , y i y x-3-7= 20 • Multiplicando por 4 esta ecuación y restándola de la anterior, se obtiene: .J!..... _ _Y_ _ 4 x+15 :t (-1L-JL) =0. :t-3 X Dividimos todos los términos por y (y +O) y quitamos los denominador.es, con lo que se obtiene: (:i; + 15} (x - 3) - z (x - 3) + 4 (z + 15) (;i- - 3) = O, 4x (x + 15} + y al abrir paréntesis y reducir los términos semejantes, resultará: ax - 22s =o. de donde X= 75. Conociendo la x se obtiene el valor de la y en la primera ecuaci6n y y 75 -90 1 =5' de donde y= 90. 87 De aqu_í r¡ue Ja velocidad d.e las, motocicletas sea: 90, 75 y 72 km por hora . La distancia será de 90 km. Dividicn<lo In d istanci a ¡>0r la velocidad de c.a da motoc.icleta s e obtiene el tiem-po invertido por cada m •iquin a: la primero 1 ·hora la roguncln IA torcN·a 1 h ora y 12 111inu'tQs 1 horn y 15 minutos .. De es t a formR i:;e hn c- nco ntra,do el va lor de las siete i ncógn i l.ns . Velocidad .media Problema Un automó vil cubrió Ja distan~ia e ntre dos ciudades a 60 k m por hora e hizo e.l viaje de regreso ~ 40 km por hora. ¿Cuál fue la velocidad media de su reconido? Solución La aparente sen cillez rlel pt:~blema confunde a muchos . Sin pensar detenidamente en él, hallan la media nrit mética de 60· y 40, es decir, la semisuma 60t40 = 50. Esta «simple» solución ~er. ia cie't'ta si la ida y la vuelta hu hi era n d·n rado el mismo ti~m po. P ero es ev inen tc qno el reconido de vuelta (a· menos velocidad ) requiere mñs tiempo quo la ida. Si tenerno~ esto en cu en tn, veremos que la respuesta de 50 km os erróne.n. 88 Y así es, en efecto .. La ecuación nos da otl'a soluci6n. No resulta difícil establecer la ecuación si introducimos una incógnita auxiliar: la magnitud l, distancia ontre las dos ciudades. Expresomos con x la velocidad media buscada y formemos la ecuación 2l l l + 40' 7= GO Comoquiera que l =I= O, podemos dividir la ecuación por l, obteniendo, 2 --;; = 1 60 1 + 40 ·' ele rlon<lc 2 1 X= 48. 1 GO + 40 De estn forma vemos que la respuesta acertada no es 50, sino 48 km por hora. Si resolviéramos este mismo problema con letras (en la ida, el automóvil marchaba a una velocidad de a por hora , y de vuel ta, a b por hora) obtendríamos la ecuación 2l - l x--a- + l b' de donde al despejar la x rei::t1ltará 2 1 1 • -a+T . Esto se denomina m e d i a de las ·magnitudes a y b. ha r m ó n i e a r Por lo tanto, la velocídaci media del recorrido se expresa, no con la media arit.mética, sino con IR merlia harmónica clo la~ velocidades. Para a y b, positivas, la media harmónica será 89 siempre m en o r que la media aritmét.ica a+b ~· como se ha vist.o en el ejemplo numérico (48< 50) . Máquinas de cálcuro r6pido A.l. tratar de las e.cuacione$i 1 A lgebra Recreativa no puede desentenderse de la solución de ecuaciones en máquí·nas de calcular. Ya se ha diclio qué las calcuJ;idoral:l pueden <cjugar» al ajedrez (o a las clamas). Aílemfís pueden realizar también otras fnncionHs; por f~jcmplo, la traducción, la orquestación de melodías, etc . .Basta con elaborar el «programa» corre~pondien te, con arreglo al cual debe act.uar fa máquina. Claro que no vamos a examinar aquí «programas» para el ajodroz o p::trn la tr.adi.1cción, que son difíciles 0 11 extremo. Examina1·emos tan sólo dos «programas» sencillos. ~las en principio hay q uo decir algunas palabra~ sobre Ja const1·ucr.ión de Ja m fiqnin n de r. á lcu lo. En el ca})Ítulo primero se ha traLado de di spo~invos que J)ermiten hacer miles y decenas de miles de operaciones por segundo. La parte de la máquina que sirve para Ja ejecución directa de operaciones se 1Jama a r i t m ó m e t, ro. Además, la máquina tiene un d i s p o s i t i v o d .e_ d ir e e e i ó n {que regula el trabajo de toda la máquina) y el d i s p o s i t i v o d e _m. e m o r fa. La «memoria», es un depósilo de . ri:úmeros y signos convencionales. Por. último, Ja.:., m·áquína está equipada con dispositivos de e'nttarla y de sali<ln rlcst.inndos a introducir · ni,ievos dnt.os numéricos v ofrecer loR r~.cmJt:ulos · d·ór.Hiil.i vos. Ln m:í<p.1iu~ ~egist.ru estos resultados 90 (ahora ya en el s istema decimal) en tarjotas especia les. Es notorio que el sonido puede .ser registrarlo en discos o en cinta, y des pués reproducido. Pero la grabación del soni<lo en un disco puede l•acerse tan sólo ·una vez: para reaUzar nna JlUeva grabación se precisa otro disco. La impresión de s(>nidos en m agnetófon o tiene lugar d e forma u n tanto el istinta , merHanle el irn ant.ado de una cinta especiaJ. El sonid·o r egistrado ¡med () re-._ prod ucir!-\e lns veces qu e sean procis~ s y, s'i 1á im _p resión t·esult.a y a inn ecesaria, puede «des im a ntarse» y efectuar en ella unn nueva gra bación. Una m ism a cin la pu ede grnbar:;e varias vece~, con fo pnrtic.ularidnd do qm~ carla nueva grabación «lrnrra» la anteriol'. F,] fonc.i onamient.o ci o l n «mmnoria» se b asa en un principio aiuí.logo. Los n 1:imcro~ y s ignos convencionaJes se regi~tra11 cl óc trica , m agn ét,.ica o mecánicamen te cm un tambor. 111\Cl c.inta u otr o rlispos i l,i vo . El número g-rfl b cH1o p 11ccie set· «lefrlo» en el moment.o oportuno; si no se neces ita más puede ser boJ.'ra do , grahánrlose ot.r.o en su lugar. L n «cxlracción.» y la «lectura» <fol r1úmoro o el s igno convencio nal durn sólo algu nas millonés imas d e segund o. La «.memo'fia» puede constar d e al gunos mi.le~ rle. e e l n R s y, cada cclds:1 . ele v ari n!.'- decenas de elementos m ag nético~ , por ojNnpJo. Convengamo8 en que 1)ara regi s Lrn r los números por medio dol sb~tema de hll ~e dos, c;ada elemento imantado ex presa el 1 . y los no iman l.f!rlos, el O. Supongamos, por ejem plo. q\l e cndn celda rete11t.iv:l contiene 25 elemc n t.o~ (o rom o dicen 25 órrlenes rlel s is t.ema de base clo.s) y, además, el prim er elemento rfo l;:i celda s irve pnrn expr.esar ol .'~i{!1H> del n (í m c.wo ( + /i - ) , l 08 s ig11 ientes 1/i cl omcn toi; s irvell pnrn 91 im1n·imir In part.c entera del número y, los últimos 10, para rew gistrar la parte docimal. En la fig. 9 se presentan esquemáticamente dos celdas de memoria, con 25 elementos en cada una, los imantados se expresan con el signo +; los desimantados, con el - . Examinemos la celda super ior (la coma indica el lugar donde empieza la parte decimaJ, y la Fig. y, línea puntcadn separa el primer elemento - que sir.ve para fijar el signo - de los demás). En esa celda hay escrito (en el sistema de base dos) el número +1011,01, equivalente en el sistema decimal , al que estamos acostumbrados, al H ,25. Ademús de los números, en las celdas retentivas se conservan las ó r d en es que componen el «programa». Veamo~ en qué consiste el sistema de órdenes a t r e s d i r e e e i o n e s. En este caso, al escribir l~ or<lcn, la celda retentiva se divide on 4 11artes (lns líneas do punlos en la celda inferior, fig . .9). La primera pa1·te f;irve para indicar el signo de o_p eración, que va cifrado. Por ejemplo: 1, Suma - operaci<Ín )) sustrncci<'rn 11 , )) muJti pi icucióafl [ , Gte. 92 Las órrlenes se descifran asf: la primera par Le de- la celda es el númern de la operación; Ja segund a y la tercera , Jos núm eros de Jas celdas (d i r e e e i o n es), de la cuales Jrny que extraer las cifras para las operaciones ; ln parte cuarta es ül número de la celda ( el i r e e e i ó n) adonde debe enviarse el resultado obt.eni<lo. Por ejemplo, en la fig. 9 (fila inferior) hay escritos por el sistema binario los números 11, 1.1 , 111, 1011., en el sistema decimal, 3, 3, 7, 11, lo que significa Ja siguiente orden: la operación III (multiplicación) debe efectuarse con los números de las celdas t e r e e r a y s é p t i m a y almacenar el resultado (os decir , regi str~ rlo) en In celdf'\ un dé e i m a. En lo sucesivo -inscl'ibirnmos númcl'Os y órdenes, no con signos convencionales, como en la fig. !J, sino directamente en el sistema decimal. Por ejemplo, la orden expuesta en la serie inferior de la fig. 9, se esc.1· ibe así: m ul ti plicación 3 7 11 Examinemos ahora dos se.nciHos ojemplos de programa. Programa 1° 1) suma 4 5 4 2) multiplicación 4 4-+ OD* 1 3) 4) 5) o 1 Veamos cómo funciona una máquina en cuyas cinco primeras celdas están almacenado.~ ·ios siguientes datos: 1ª o r d e n: sumar Jos números de las celdas 4 y 5 y enviar el resultado a la celda 4 (eil -s.u stitución de lo que figuraba anteriormente)'. Por • OD-operación de dirección. 93 consiguiente, la rnáquh1a escribe e1 número O + 1 = 1 en la celda 4. Después · ele cumplida la 1° ordon, en la!:l celdas 4 y5 se encontrarán los siguientes números: 4) 1, 5) 1. 2rt o r d e n: multiplicar el número de la celda 4 por sí mismo (esto ~s. elevarlo al cua<lra~ do) y registrar en la tarjeta el resultado, es decir., 12 (la flecha significa la salida de un resultado obtenido). 3ª o r d e n: o .P e r a e i ó n d e d i r e e e i ó n a la celda 1. En otras pa1abras, la orden OD significa la repetición de todas las órdene::;, empezando desde la primera. De forma que se ejecuta la primera orden. 1ª o r d e n: sumar los números de las celdas 4 y 5, y fijar la suma do nuevo en la ce1da 4 . En consecuencia, en la celda 4 estará el número 1+1 = 2: 4) 2, 5) 1. 2ª o r d e n: elevar al cuadrado el número de la celda 4 y el resu!Lado, 2\ registrarlo en la tarjeta (la flecha indica la salida del resultad.o). 3ª o r d e n: o p e r a e í ó n d e d i r e e ~ e i ó n a la celda 1 (es docir, volver de nuevo a la primera orden). \1ª o r d en: el número 2 :t = 3 enviarlo + a la celda 4: 4) s. 5) 1. \2ª o r d e n: registrar en la tarjeta el valor de 32• 94 3ª o r d e n: operación de dirección D. la celda 1, etc. Hemos visto cómo la máquina calcula sucesivamente los e u a d r a el o s el e n ú m e r· o s e n t o ro s y los registra en l a tarjeta. Obsérve,.. se que no es preciso elegir cnda vez el nuevo número: la máquina miRma escoge uno tras ot1'.o los números enteros y los eleva al cua9r.a do. Actuando de acuerdo con este programa la máquina obtiene el cuadrado de todos los números enteros desde 1 hasta el f O 000, en algunos segundos (o en partes de segundo). D ebe hacerse notar que, en realidad,. el programa para el cálculo de los cuadrados de números enteros debe ser algo más complejo que el mencionado más arriba. Esto se refiere, en particular, a la 2ª orden. Para registrar el resultado en tarjeta se requiere mucho más tiempo que el que precisa la máquina para ejecutar una operación. Por eso, los resultados se almacenan primero en las celdas libres de la «memoria,,, y sólo después (•sin precipitarse») se registran en las tarjetas. De esta suerte, el primer resultado definitivo se· almacena en la celda 1° de la unemoriai> que se encuentra libre; el segundo en la celda 2'\; el tercero, en la 3ª, etc. En el programa simplificado expuesto anteriormente, todo ello había :sido omitido. Por añadidura, la maquina no puede dedicarse durante largo tiempo al cálculo de cuadrados pues no bastan las celdas de la tmeJ:'1oria•, y es imposible cadivinar» cuando ha obtenido la máquina los cuadrados ·que necesitamos, a fin de desconectarla, (ya que la máquina ejecuta miles de operaciones por segundo). Por esa razón se prevén órdenes especiales para detener la máquina en el momento oportuno . Por ejemplo, el programa puede· ser compuesto de tal manera 95 que la máquina cn.Jcule los cuadrados rle: todos los números enteros, d fi.1 1 'l al 10 000, y después se pare automáticamente. Hay también otra clase de órdenes más complicadas, de las cunlos no nos ocuparemos. He aquí qué aspecto tiene el programa para el cálcu]o de cuadrados del 1 al 10 000: Programa l. a 1) suma 2) multiplicación 3) suma 4) oc• 5) stop 6) 8 9 8 8 2 (j 8 8 iO 2 7 1 o o 1 7) 10 000 8) o 9) 1 10) 11) 12) o o o Las dos primet'as órdcne~ se diferencian poco de las que se han expuesto en el program:i s implificado . Después de cumplir estas dos órdenes, en las celdas 8 , 9 y ·10 habrá los siguientes números: 8) 1 9) 1 10) 12 La t e r e e r a o r el e n es muy ',intere~ sante: hay que sumar el contenidó de las celdas· ~ y '6, regfatrar otra vez el r~st.!Tta'.db . eit ]a ..CQlda ~t; d~spués· de lo cual, ofrecerá ~l .sigÚiente ·aspecto': 2)., mul~i.plicación 8 8 ~ 1. De :lQ~í . que, después de cumplida la W' Ol'den , c. a-m. b i a · la s ·e g un da o r "d en, mejoF * ·oc-operación de compa·raeion . ·96 dicho, cambia una de las d ir e e é i o. n es de la 2ª orden. A continuación aclararemos las razones a que obedece esto. La e u a r t a es ln o p e r a e i 6 n d e e o m p a r a e i ó 11 (en sustitución de la tercera orden del programa ax-aminado ant~rior mento). Esta se cumple así: si el número alma~ cenado en la celda 8 es m e n o r que el de la 7, la operación de dirección la transmite a la celda 1; en caso contrario , se efectúa la orden siguiente , (la 5). En nuestro caso como 1 < 10 000, la operación de dirección se le encarga a la celda 1. Por consiguiente, volvemos otra vez a la orden primera. Una vez cumplida ésta en la celda 8 se encontrará el número 2. La segunda orden, que M proscntará como 2) multiplicación 8 8 H, consisto en que 2 2 se envía a la cel<la 11. Ahora queda claro 1>ara qué fue cumplida anteriormente la 3ª orden: el nuevo 2 2 no puede ir a parar u la celda 10 que ya está ocllpada, sino n la siguiente. Una vez cumpliclM l:ts órdenes 1 ª y 2 1-, t.cn<lremos los sig11ientes númerns : 8) 2 9) 1 10) 12 1.1) 22 Después de ejecutada la orden a·"J., la celda 2, aparecerá así: 2) mu1tiplicaci6n 8 8 · :12 es decir, la máquina «~e preparó» }Jara anotar. el nuevo resultado on la cel<la 12. Y como en la celda 8 sigue habiendo un número menor que en ln 9, la 4 11 orden sjgnifica qne se encarga a la celda 1 la operaci6n de dirección. 7-05~0 97 Ahora 1 cumplidas ya las óedenes 1ª y 2ª, oh tendremos: 8) 3 H) 1 10) 1:i H)V 12) 32 ¿Hasta cu<i11do e-011t.iuuará Ja .macruina calcu lando los cuadrados ~mgún el programa? Has t~ que en la celd a 8 aparezca el número '10 000, es decir:, mientnis no ha yan siclo obtenidos los cuadrarlos de los 11úmero8 com1>ren<l iaof': entre el fa.r+l1=e. ld.z + cv=.r. faz +IÍ¡=c' tdz+,,,_~, Fig. 10. 1 y el 10 000. Después, la 4\ordcn ya no ti·ansmite Ja operación de dirección a la celd:i 1 (por .c uanto en Ja celda 8 lrnhrá un número no menor, sino igua.l al almacenado en In celda 7), es decir, después do la 4ª orden , la máquina cumple la 5ª orden: cesa de funcionar (se desconecta.). "Examinemos ahora un proceso más complicado de programación para resolver sistemas de ecuaciQnes. Veamos un programa simplificado. Si se desea puedo imaginarse el aspecto completo del programa. 98 Supongamos eí siguiente $Í~tcrna «ie ecuaciones: ax+ by= e, { dx + ey =f. Este sistema es fácil de resolver: X= a/-rd ce -bf a i:-bd ' y= ae. -hd ' EsLe sistema (con los valorns 1111méric()s de los coeficientes a, b, e, d, e, /) podría 1·esol verse en memos de un minuto. La máquina, en cambio., puedE:.~ ciar en un segundo la solución do m i 1 es de tales sistema~ de ecuaciones. Examinemos el programa correspondiente. Consirleremos que him sido cl~clos simultáneamente varios sistemas: con valores numérico~ para los coeficientes a, b, c1 d, e, f, a', b' , ... He aquí el correspondicnLc programa: 1) X 28 30 20 2) X 2.7 31 2.1 3) X 26 30 22 4) X 27 5) X26 fl) X 28 7) - 20 29 31 29 21 23 24 25 20 8) -22 23 21 9) -24 25 22 1.0) 11) 12) : 20 2.1 : 22. 2t - +t 13) + 2 19 19 1 Programa TI 11.i:) +3 Hl 3 15) -+· 4 1!) 11 1~) +5 19 5 L) + 6 H1 6 t 18) OD 19) 6 o 20) 21) 22) 23) o o o o o 24) 25) 2 (.i o :W) a 27) b 28) e 29) d 30) e 31) 32) 33) 34) 35) t a' b' e' d' 3(;) e' 37) J' 38) a" 1ª o r d en: planlear la multiplicación do Jos números almacenados en las ceJdas 28 y 30, y enviar c1 resultado a la ce lifa 20. Dicho en otras palabras: en la celda 20 se almacenará el número ce. De manora análoga serón realizadas lú.s órde· ncs desde la 21) hasta la 6ª. Después rle ejecut:w99 7* las, desde Ja celda .20 has-LA la ~5 encontraremos los sig.u ientes números: 20} ce 21) b/ 22) ae 23) bd 24) aj 25) cd 7ª o r d e n: del número de la celda 20. restar el de l a 21, y el rosuJtndo, (es clecfr, ce - bf), volver n almacenru:lo en Ja celda 20. De la misma forma se cum plen las órden es 8ª y 9!1 . En consecuencia, 1m las celdas 20, 21 y 22 aparecerán los siguientes números: 20) ce 2'1) ae 22) a/ - bf bd cd O r d e ne s, 10ª y 11 ª : se forma11 los i:iiguientes quebrados: ce - bf ae- bd 'J af-<'d ae- ba que se regisl1·au en la tarjeta (e~ decir, se prosentan como resuha<los definitivos). Est.os so n los valores de las incógnitas obtenidas del primer sistema do ecuaciones. Como vemos, el primer sistema ha sido resl;lelto. ¿Para qué hacen falta nuevas órdenesi, La parte siguiente del programa (desde In celda t2 hasta la 19) está destinada n obligar a la máquina a «pasar» al seguHd o sistema de ecuaciones. Veamos su proceso. Las órden~s desde la 10 hasta 1 i consisten el) agregar al contenido dasde Ja celda 1 has ta la G lo almacenado en la cele.la 19 1 y los rosultados vuelven otra voz a las celdas desde la 1 h asta le 6. De ~al manera, después de cumplir la oruon 100 17ª, las primeras seis celdas tendrán el siguiente contenido: 1) X 34 36 20 2) X33 37 21 3) X32 36 22 4) X33 35 23 5} X32 37 24 6) X 34 35 25 O r d e n 18"': operación de dirección a la primera celda. ¿En qué so diferencian la.R nuovas anotaciones de las primeras seis celdas de las a~teriores? En que las dos direcciones primeras tienon en estas celdas los números que van del .12 al 37 y no del 26 al 31, como antes. En otras palabras la máq1iina realizará de nuevo las mismas operaciones, pero las cifras no serán tomadas, de las celdas 26 a la 31, sino de la 32 a l~ 37 donde están los coeficiente!; del s~gundo sistema de ecuaciones. Después de re~o]ve» éste, la m áquina pasa al tercero, etc. Lo dicho hasla aquí p~tcntiza la import::.rnc.ia de «programar» con acierto. Ln máquina, «de por sí», no «sabe» hacer nada. Súlo puede cumplir el programa que se la cncomfondo. Hay programas parn calcular raíces, logaritmos y senos, para resol ver ecuaciones de grados superiores, etc. Se ha indicado ya qnc existen programRs para jugar al aje<lrez, para la tradnc.c.ión de un idioma a otro, et.e. Es claro que cua.nto más difícil sea el problema a resol ver, tan to múfl. complejo será el programa c01·respondiente. Añadamos, como conclusión, que existe la pro gr a m a e i ó n de p r o g i· a m as, es decir, aquélla con ;.ryuda t.le la cual la misma máquina puede ,componer el progrnmn para resoh•er el problema. Esto facilita en gran medida la programación, q·ne con frecuencia es bastante lftboriosa. CAPITULO TERCERO En ayuda de la aritmética Ln aritmélica es n menudo iu~apaz de rl e mo~trar categóricamente, con :;; us propios medios, la venlcidad de Algunas do sus :i.fírmacioncs. En t:iJes casos tierw <1 ue remitirse a los métodos si utetizadores del álgebr:i . A este género de tesis .nritmét.icns, Íll1Hlamc11ta<l<tS en el á]gebra, pertcrnecen, por ejcm1>Jo. ml1chns de las reg1as empleadas en las operaciones abrevfadas, las curiosas pl'OTJ icd ndes do algunos números, los caraclel'es •fo fo di visibilidad, etc. Este c1;1pítulo lo dedfoarnos al examen de cuestiones de este tipo. Mu11iplicacl6n abreviada Las personas con grandes hábitos calcolatorios facilit.an con frecuencia 1as operaciones median te transformaciones algebraicas poco complejas. Por ejemplo, fo op~raciórl 0882 se efectúa con10 sigue: + %8 -988 = (088 12)-(988 - 12) + 122 = = ·1 ooo.91t> + 144 = ~n6 144. Es fácil comp1·ende1· que en os te caso se recune « la sigui~n le t ransformací{m algebraica: a2 = az - b'l + b'J = (a+ b) (a - 102 b) + b2. En Ja pr;ictica pod emos npHc~r esta fórmula para los cálculos mentalos. Por ejemplo: 27 2 + = (27 3) (27 - 3) ..¡. . 3z = 729, ()6 -60 3:1 = 3 g()!), i 82 = 20 -16 22 = 32/i. 3í 2 = 40 .34 3 2 = 1 ;369, 482 = 50·46 22 = 2 304 , 542 = 58-50 42 = 2 M6. 6:~2 = + + + + + L~l mult.í1lli c~ c ióu 986 ·9D7 986 .997 = (986 - 3) · ·1 000 + $e realiza asi: 3 ·i4 = 983 092. ;.En qué se b:lsa esto método? Supongamos a los fac.tores Em forma ele: (1 000 - 14) ·(i 000 -- ~~) y rn111Lipliqucmos estos fa c.t.o res según l as reglai:; de 1 á lgel>ra: 1 000·1 000 - 1 000·"11• - A C()nt.inuHci ón t 000 .3 + 11• •3. ~iguen In ~ fran ~form ac i ones: + 1 000 (1 000 - 14) - 1 000. 3 19 . 3 = = 1 OOQ .!)86 - 1 000 ·3 14 .3 = = 1 000 (986 - 3) 14·3. + + La última línen es la que expresn el métorlo de dicho cálculo. OhecB interés e.·1 prnced imicnto p ar a mul\.i ·plicar d os números com pu~~los d e tres cifras, cuando e1 guarismo de Jas dcco1rns es ol mismo, y la smnn de l as 1ini11udos, 10. Por cjem1>lo, la m ult ipJicac:.ión. 783-787 se ofectmu:í rl e esta m a nera: 78-79 y ~u = 6 t ú2; 3.7 = 2 1; r esultado os 616 221. 103 Este método se deduce de las siguiontes transformaciones: (780 + 3) (i80 + 7) = 780·780 + 780·3 + 780·7 + + 3.7 = 780·780 + 780-tO + 3.7 = = 780 (780 + iO) + 3.7 = 780-790 + 21 = 616 200 + 21. ;a Existe otro medio, todavía más sencillo, para realizar mnltiplicaciones a nálogas: 783· 787 + = {785 - = 2) (í85 2) = 7852 616 225 - 4 = 6i6 22'1 . - 4 = .En este ejempl o h omos to11ic10 c¡ue elevar. al cuadrado el nú.mero 785. Para clcv:.ir rápid~mcnte al cuadrado un número ar,aba<lo en 5 > es rn\Jy cómodo el siguient.e m6todo: 35 2 ; 3 ·4 = i 2. Rosultado 1 225, 65Z; 6 • 7 = 42. • 4 225. i5'l; 7 ·8 = 56. • 5 625. Se efectúa la operación multiplicando la cifra de las decenas por otra mayor que ésta en una unidad, y escribiendo 25 a continuación del resultado. El método se basa en lo siguiente: si el número de decenas es a> todo el númel'o puede ser expresado así: toa + 5. El cuadrado do este número, como cuad rado de un binomio s~rá igual a i00a2 + 100a + 25 = 100a (a+ i) + 25. La expres.ión a (a + 1) es e.J resultado de multiplicar la cifra do las dcctmas por ella misma aumentada en una unidad . .Multiplicar el númoro por 100 y afiadh-le 25 es lo mi ~mo q uc e o 1 o e a r 25 a la derecha del J>rod11cl.o. 'De este mis mo método se de ~. fH'enrle el sencillo mcclio de (.'lhw ar al c;11adr:ulo los número$ 104 1 mixtos en los que la parte fraccionaria es: . 2 Por ejemplo : ( 3+ )2 =3,5 2 !. =12,25=12 1 ) 2 =56t ( 7 -2 4 . 1 ~ t ~ 12 T, eLc. (8 T )2 Las cifras 1, S y 6 ¿Qui én no ha advertido que ni multiplicar por sí misma una serie de númeroi:; terminados on uno o cinco, el producto nc.nba en la misma cjfra? Sin duda será menos c.onorido quo lo expresado se refie~e también nl (í. Por es l a 1:ar.ón, entre otras, la potencia de todo nümero t orm ina<lo en sois, termina asimismo en gci ~. Por ejemplo: 462 = 2 116; 4& = 97 336. Esta curiosa propiedad de las cifras 1., 5 y 6 puede .ser fundamontada por vía algelirRica. Exnminémosla en el caso dol seis. Todo número terminado t?n so is se descom pone de esta forma: 10a + 13, tOb + t'tc.; fi, donde u. y b son números enteros. La multiplicación de dos enteros como éstos es igual a 100ab + 60b + 60a + 36 = = 10 (10ab = 10 (10ab + + Gb Gb + + Ga) 6a. + :~ o+ 6 3) + 6. + z:: El rcsnltado debe constar, pues , de nlgnnas decenas y Ja cifra 6 on las unidades, la cual , ni que decir tiene, debe reaparecer al final. lOQ Este mismo método de demostración pnede sor empleado para ol 1 y el 5. Lo expuesto permite afirmar que, por ejemplo, 3862661 termina cu 6, 815723 » )) 5, 4!H 17 ~ 2 » » 1 , ete.. Los números lS y 76 Hay números de! dos cifras que también tienen la misma propiedad que las cifras 1, 5 y G: nos referimos a los números 2:'» y - Jo más sorprcndent.e-~l 7(i. F.l producto <le dos númel'os L~r minados en 76 acn ha ta m hién en 76. Demostrémoslo. L::i P.X pre.'-lión com úu para tales números es como sigue: moa+ 76, 100b + 76, ~te.. Mnlt.ipliquernos dos números de C$t<; tipo entre sí y obtendremos: + + 10 OOOab 7 600b 7 fiOOa. -!- 5 776 = = 10 OOOab 7 f\OOb 7 OOOa 5 IOO = 100 (100ab 76b 76a -1- 57) 7íl. + + ·+ + + + + 76= El principio ha s ido demostrndo : el r·esultado terminará en 7fi. De esto se dcsprerHle que toda ]l o t e n e i a de un número acabado en 70 , termina en el rn ismo número: 3762 = 141 371.i, 57fP ·= 1!H 102 976, etc. "Números" infinitos Existen también gn1pos de número~ con mayor cantidad de cifras que, a] figurar al fina 1 de los migmoi::;, se conservan también on multiplicación. El número de tales grupos de cifras es infinitamente grande. 106 Conocemos ya clos grupo101 compuestos d~ dos cifras, que poseen propiedad análoga: el 25 y el 76. Para encontrar grupos semejantes con tres cifras hay quo e o l o e a r d ü l a n t o del 25 o del 76 una cifra Lal qno nos iló ·u n grupo de treR gu:trísmos con la mü~ma propiedad. ¿Qué cifra se debe colocar ante el 76? E":tpl'esémos]a con k. En este caso , el número buscado de tres cifras será: 1.00k + 76 . La expresión común para todo número que termine en esto grupo do cifr~~ dobcr·á sel': 1 OOOa -1- 1007• + 76, 1 OOOb + tOOk + 76, etc. i\,fult.ipliquemos dos números de est.e tipo entre sí y tendremos: 1 000 OOOab + iOO OOOak + too OOObk + 76 OOOa + + 76 OOOb + 1O 000k 2 ---!-·· 15 200k + 5 776. Todos los sumandos, menos los dos últimos, ter.minan, por lo menos, en tres ceros. Por esLo, el resultado acaba en 1 oo~~ + 7{) ~j la ,]iferencia 15 200k+ 5 776 - (100k + 76) = 15100k -j- 5 i00= = 15 OOOk 5 000 -JOO (Ir.+ i) + + se divide por 1000. Eslo, evidonl.omonte, ocurrirá cuando le sea igual a :·t Así pues, el grupo de cifras buscado es 37f). A esto se rlebe que tocia potencia de 376 termine en oicho número. Por ejemplo: 3752 = 141 376. Si nos interesa hn Hor un grupo de cuatro cifras <p1e tenga la rnisma propiedad. tfobemos colocar del ante de 370 una cifra más. Si expresamos esta cifra con l. se nos -planteal'á el siguiente prohlcm::i: ¿,cuál debo ser .l a cifra l para que la mnltivlicndón (10 OOOa -1- 1 OOOl + 3i6) (10 OOOb + 1 OOOl + 376) l07 termine en 1.000Z + 376? Si abrimos los parént.e~ sis de esta mu l tiplicación y prescindi mos do todos los factores que terminan en cuatro, ceros o m ás, nos quedará 752 OOOl + 141 3í6. La multiplicación ter.ro ina con 1OOOl fa dHorencia 752 OOOl -1- 141 376 - (i OOOl -1- 376) = = 751 OOOl = (750 OOOl + 376 si + 141 000 = + 140 000) + 1 000 (l +· 1) E sto, s in duda , tendrii lugar sea igual a 9. E l gru po ele cu atro c.,ifrns bu~ca <lo ::ier á 9376. El grupo ol>tcnido rucrlc sor completado con uri a cifra mil ~, para lo c11al es preciso seguir idéntico razonnrnien to. Obtendremos 09 376. Si d am o!' un p aso más hallarem os el gru po de d fras 109 , 376 y, ne8Jmés, 7 109 376, etc. Una tal nd ición de cifras a ]a i1quierda del nómcro puedo ser efectuad a infinita cantidad de veces. En consecuencia obtendremos un «número» con i n f i n i d a d de cifras : Sü divide _por 1O 000. ~· o lamcn1 c c.ua11 do l .•. 7 1.09 376. Tales 4cifras» pul'den ser sumadas y mu ltiplicadas de acuerdo con las reglas comunes: como .se sabe., escrí})ense de d e r e e h a a i z q n j e rd a, y ·en este mismo sentido se suman y multiplican los núm eros «en columna»; por lo cual en l a sum a y en la multiplicación de dos de e~tos ·ilÚmeros se puede operar sucesivamente con todas 'las cifr ~s que se quieran. Y lo más interesante, por muy raro que parezca, es que e~e número infinito sati¡;;face a ]a ecuación .:r~ = X. 106 Y así es, en electo; el cuadrado ele este «mimeroi> (os decir, el resultad.o de mulliplicarse· por .sí mismo) termina en 76 ya que ca.da uno de lo·s factores termina en 76; por esa misma causa, el cuadrado del «número» ~scrito acaba en 376, en 9376, etc. E s decir, operando succsi vamente cqn cada una de l as cifras del «número» x'-, donde x = ... 7 109 376, obteuclremos las mjsmas cifras que teníamos con el número x, por lo cual, xi = x. Hemos examinado grupos de cifras que termi~ nan en 76*. Si se aplica el mismo razonamiento para grupos de cifras terminados en 5 obtendremos los siguientes grupos de cifras: 5, 25, 625, O 625, 90 625, 890 625, 2 890 625, etc. Por ello podemos escribir otro «número» infinito: .... 2 890 625, que tambjén satisface la ecuac10n x 2 = x. Podríamos demostrar que este «n úmero» infinito es «igual)) a (((52)2)2)2· El interesanto resu1ta.do obl.onido en el idioma de los «números» infiuitos se formula de esta manera: la ecuación x2 = x tiene (;idemás de x = O, x = 1), otras <los raícc~ «infinitas» :r: = ... 7 109 376 y :r: = ... 2 8~)0 (\25; "' Observemos quo el grupo de dos cifras 7li puede ser hallado con razonamientos análogos n los cfecl.uados más arriba. Basta c11n resol ver la cuostión <lo qué cifra debe ser colocada dolanto del 6 para ohtencr un grupo de dos cifras que te_nga, la propiedad seTialada. Por eso, el «número)) ... 7 109 3W puede set' coui;!!guido agregando sucesivamente cifras anto el ó. · 1Q9 sin ninguna otra so1ucion (en el sistema de basé diez)*. Compensación Antiguo problema En tiempos remotos ocurrió el siguiente hecho. Dos me1·<~ adm·os vendieron una partida de t.oros, recibienrlo por cada animal lanlos rublos e.orno toros hahíci en Ja patrida. Con el dinero recibido comprnrn11 un rehaño de ovejas, pagando 10 rublos por cncta oveja, y un corderito . Al repartir.so el rehafio <m <1os rnit.a,1es , uno recibió una oveja más, y otro, el corrlcrillo. El que recibió éste fue compensado por su socio con una suma com plemcn ta ria corrospoI1Clionte. Sie11 rlo dicho pago complemcJJ1nrio una cantidad entera de rublos, lde cuántos rublos constará? Solución E ste prolJlemn no :=;e presta a la traducción directa al «idioma algebrnico», pues no puede construirse la ecuación necesal'ia. Es preciso resolverlo mediante un procedimiento es¡.:eciuJ, el llamado razonamient.o matemático libre. l\:las también aquí ol álgebra presta a la aritmética una b,1ena ayuda. El valor en ruh.los de lodo el rebaño es un cuadrado exactot po·r cuan Lo dicho rebaño ha sido adquirido con el dinero recibido por la venta de n toros, a n rublos por cabeza. Uno de los socios recibió uoa oveja más, por lo tanto, el • Loa n(nr1eros infinitos pueclon ser examinados, no sólo en el sistema de hase diez, sino también en otros sistemas de numeración. Estos «números» examinados on el sistema de numel'ación de base p se llaman números de base p. 110 númoro de oveja~. es impar. También es impar, por lo mismo, el número de decenas en la cantidad n 2 • ¿Cuál es la cifra de las unidades? Podemos demostrar que si en un cuadrado exacto, la cifra de las decenas es impar, la de las unidades <fobo ser sólo 6. Efectivamente. EL Clrndrado de todo número compuesto de a decenas y lJ unidades, es decir, (10a + b) 2 , será igual a f00a 2 + 20ab +b 2 = (taa:i + 2.ab) .tQ + b 2• El número de decenas en esta cantidad es 10a2 + 2ab más algunas decenas comprendidas en l/1·• Pero 10a 2 2ab es divisible por dos, luego es un número par. Por eso, el número de decenas comprendidas en (10a + b) 2 resultará impar sóJo cuando en el núrnel'O b2 haya un número impar de decenas . Recordemos lo que representa b 2 • Este número os el cuadrado de la cifra de las unidades, es decir. u na de las cifras siguientes: 1, 4, 9, 16, 25, 36, 49, 64, 81. + º· Entre ellas, sólo 16 y 36, tienen d e e e n a s impares, y ambos terminan en ti. Esto cpiicrc decir que el cnadrndo exacto 100a2 + 20ab + b2 puede tener un número im pnr de decenas sólo en e1 e.aso en que termine en G. Ahora es ya fácil hallar ln respue~ta a la pregunta formulada en el problema. Es evidente que el corderito costó () rublos . .El socio a quien correspondió 6sto, recibió 4 rublos menos que el compañero. Para que el reparto sea equitativo, el poseedor del cordero debe ser compensadO' por su socio con 2 rublos. La compensación es igual a 2 rublos. 111 Divisibilidad por f f El álgebra faci lita en gran med id a la búsqu eda de indicios que permiten prever, sin recurrir a la división, 8i dcterm.inndo número es di visiblo por uno u otro di visot'. La ni visibilidad por 2, 3, 4, 5, H, 8, 9 y 10 es ampliamente conocida. El caso del 11 es muy senciJJo y J>ráctico. S upongam os qu e en un número de varias cifras, N, la cifra ele las uu\<lades es a, ln ele las <lecenas , b; la de las cen tenas, e; la do l as unid ades de miUa·r d, etc. , es decir, N = a + = a 10b ·; 1.00c + 10 (h + + 1Oc 1 OOOa + .. . = + 1OOd + . . .), don de los punlos suspensivos represen ta n l a suma de l as cifras siguiont.es. Hestcmos de N el número 11 (b 10c 100d + . . .), múltip lo de 11. La d iforoncia <~s igunl a + + 10 (c. + tOd + ... ), que dará el 1ni:-mo residuo que N al di vi clid:t 11or 11. Si n esta di fcrnncia le ngrcgcirnos a - b - H (e+ 10d +· . .. ), múlti pl o de 11 , oh tcmdl'e- mo ~ a - b + e + 10 (ti + . ..). q ue dividi do pol' '!1. , ti a e l m ismo resi duo que el ·número N . A l s11~tra<:\r H (d+ . . . ), múltiplo el e 11 , r osll ltarú a - ú ~- - (l1 e- +d d ! . • . = (fl . .. . ), qut~ , + e+ ...) - di vid id o 11(.>r 11 da e l mismo resl-o qw~ el número N. De aquí se des.prendo la s igu ien te r egla d e divisib ilidncl poi' 'l:l: de In sum a de fas cifras q tw oc\1pnn los lugares impares se resta l a suma 1 12 de las cifras que· ocupan los lugares pares; ·si .Za diferencia es cero o múltiplo de 11 (negativo o positivo), el número que probamos será múltiplo de 11. En ca·so contrario no será divisible por 11. · Probemos, por cjem1,lo, al número 87 H35 064 : 8 7 + 6+ 5+ 6= + 3 + o+ 4 = 25 - 14 = 25, 14, 11. En consecuencia , el número dado es divisible por 11. Existo otro crit.erio de divisibilidad por 11, cómodo para números relativamente pequeños. Consiste en que el número que prob.µ mos se separa de derecha a izquierda en grupos dé dos cifras y se suman estos grupos. Si la suma se divide por 11 sin residuo, el número J'robado será múltiplo de 11, eJl caso contrario, no lo será. Por ejemplo, .necesitamos probar el número 528. Separamos el número en dos grupos (5 y 28) y los sumamos: 5 + 28 = 33. Como 33 se divide o.xactMom1 te por 11, el número 528 es múltiplo do H : 528: 11 = 48. Demostremos este criterio de divisibiliuaci. Di vid amos en grupos el número N, que tiene varias cifras. Obtondremos grupo de dos (o de una cifra* que designaremos de derecha n izquierda con a, b, e, etc., de forma que el número N • Si el número N tuviera una cantidad impar de cifras, el último grupo (eJ extremo de la izquierda) tendría una sola cifra. Adomás, los grupos como 03 ta.mbién dobcn ser considerados como do una solo. cifra, cual si 1>0 tratara sólo del guarismo 3. 8-0580 113 puede s.er. expresado de la forma siguient e: N = a + iOOb + 10 OOOc + ... = = a+ 100 (b + 100c ••. ). + Restemos de N el número 99 (b 100c múltiplo de 11. El número obtenido a+ (b + . ..), + 100c + .. .) =a + b + 100 (e+ .. .) dará , al dividirlo por 11 , el mismo .residuo quo el número N. De ,este número descontemos el número 99 (e+ ... ), múltiplo de 11, cte. Por todo ello vemos que el número N da el mismo resto al dividirlo pol' 11 que ol núm ero a+b+c+ ... El número del automóvil Problema Cuando pa::;E:Jab a n por la ciuda d tres estudfontos de matemáticas , observaron que el conductor de un automóvil infringió el reglam ento ele tráfico. Ninguno de l os estudiantes recordal>a el número (de cuatro c ifras) de l a matrfoula, pero como los tres eran matemáticos, cada uno de ellos advirtió alguna particularidad de dicho número. Uno de ellos advirtió que las dos primeras cifras eran iguales. El segundo se dio cuenta de que también coincid\an las dos últimas cifras. Y t por último, el terceto aseguraba que todo el número de cuatro cifras era un cuadrado exacto. ¿Puede determinarse el número de la matrícula del automóvil valiéndose t a n sólo de estos datos? Solucidn Expresemos 1a primera y la segunda cifra del n úmern buscado con la a., y la tercera y la cuarta 114 con 1a b. Entonces el nómero será igua1 a 1 OOOa + 100a + = 1 iOOa 10b + + Hb = b = t1 (iOOa + b). Este número es divisible por H y, por. eso, (siendo un cuadrado exncto) se divide también por 11 2 • Con otras palabras, el número 100a + ·b se divide por 11 . Al emplear cualquier de los criterios de rli visibilídad e:x puestos, deduciremos que el número a + b es divisible por 11 . Pero esto significa que a+ b = 1t, por cuanto cada una de las cifras a, b es menor que diez. La última cifra b que es un cuadrado exacto, puede tomar los siguientes valores: O, 1, 4, 5, 6, 9. Por eso, para la cifra a, que es igual a 11 - b, se .encuentran los siguientes valores posibles: 11, 10, 7, 6, 5, 2. Los dos primeros valores son inaceptables, quedando, pues, los siguientes: b = 4, b = 5, a= 7; a= 6; b = t:i, a= 5; 9, a.= 2. b = Vemos, en eonseeuencia, que el número de la matrícula debe ser alguno ele éstos: 7 744, 6 655, 5 5G6, 2 299. Pero como los tres últimos no son cuadrados -el número Uü55 es divisible por 5 , pero no por 25; el 5566 se :d ivide por 2, pero no por 4, y 2299 (producto de 121 ·19) tampoco es cuadrado- no queda más que 7744, segunda potencia de 88, que nos ofrece la solución del problema. 116 8* Divisibilidad por i 9 Ocupémonos del siguiente criterio de di visibilidad por 19. Un número es múltiplo de 19 sólo en el caso en que sus decenas más ol doble de sus unidades forme un múltiplo de H). Solución Todo número N puede ser presontado como N = 10:c +y, donde x es el n ú m e r o de decenas (no la e i f r a que ocu1rn las decenas, sino la cantidad de decenas del número); y es Ja cifra <le las nnirladcs. Tenemos q11c demostrar que l\' es múltiplo de 19 tan sólo cuando N' =X+ 2y e.s múltiplo de 1.9. Para esto multipliquemos N' por 10, y del prollucto restemos N de donde iON' - N = 10 (.x + 2y) - (10x + y) = 19y. Con esto se demuestra que si N' es múltiplo de 19, entonces N = 10N' - 19y se dividirá oxactamente pol' 19 y al contrario, si N se divide por 19, entonces iON' = N + 19y será múltiplo de 19, y eo ese caso también N' será múltiplo de 19. Supongamos que se precisa saber si el núruero 47 045 881 se divide por 19. 116 Apliquemos sucesivamente nuestro criterio de divisibilidad 4704588 J t +2 47045 r 90 +18 4706, 3 +s 47112 +4 47 j 5 +tO 19. Como 19 se divide exactamente por 19, los núme· ros 57, q75, 4 712, 47 OG3, li70 lt59, 4. 704 590, 47 045 881 son múltiplos de 19. Por lo tanto, también se divide el número propuesto por 19. Teorema de Sofía Germain He aqt1í un -problema propuesto por Sofía Germain , conocida matemática francesa: Demuéstrese que los números del tipo a' 4 son compuestos, (con la condición de que a no sea igual a 1 ). + Soludón La demostración se desprende de las siguientes transformaciones: a' + 4 = a' + 4a2 + 4 - 4a2 = (a2 + 2)ll .= (a~ + 2)1l - (2a)~ = (a~ + 2. - 2a) X X (a! + 2 +~2a). 117 4a2 = De aquí se desprende que, el número a 4 +4 puede sor expresado en forma de dos factores que no sean iguales a él ni a la unidad*, es decir, es un número compuesto. Números compuestos Lo¡;:. númerog primo!'l, es decir, aquellos que son mayores que 1 y no ~e dividen exactamente más que por sí mismo y la 1midad, son infinitos. A partir. de 2, 3, 5, 7, 11, 13, 1.7, 19 , 23, 29, 31. . .. , su serie es interminable. Intercalados entre lo~ número!'! compuestos, dividen ]a serie de número~ nat11rales en sedes más o menos prolongarlas rle números compuestos. ¿Cuál es la continuidad <lo estas series? ¿ Puede encontrarse alguna que abarque, por ejomplo, hnsta mil números compuestos sucesivos? Puede. demost.rarRe, i:nmqne parezca inverosímil, que las series de n{1meros compuestos, situadas entre Jos primos, pueden ser de e u a l q u i e r ex t e ns i ó n. No hay límites pa.ra la prolongación de tales grupos, ya que pueden estar fonn:ldos por miles, millones, trillone!'l, etc., de números compuestos. Para mnyor facilidao. no~ serviremos del signo convencional ri!, que representará el -producto d0 . todos los números consecutivos, del 1. a n inelusive. Por ejemplo, 5! = 1 ·2 .3 .4 ·5. Demostremos como l n serie + + 1) ! + 31, [(n + 1)! + 4). •• + 1) inclusive í{n 1)! -f... 21. [(n basta [(n + 1)1 + n. • Esto último, debido a que 2 - 2a = (a1 - 2a 1) 1= = {a - 1)~ 1 ::/.= 1, si a::/.= 1. a2 + + + + 118 está formada por n números compuestos consecutivos. Estos números van sucediéndose uno tras otro en serie natural, por cuanto cada uno es superior en una unidad al que le antecede. Queda tan solo por demostrar que todos ello~ son compuestos. El primero (n + 1)! + 2 = 1.2.3 .4.5.(\. 7 ... (n + 1) + 2 es par, ya qHe en sus clos sumandos contiene el factor 2. Y todo n\1mcro par mayor que 2 es compuesto. El segundo (n + 1)! + 3 = 1.2.3.1,.5 ... (n + 1) + 3 con.st(l de rlo.~ sum;tndos, cada uno de los cuales es múltip1o de 3. Por lo tanto , este número también es compuesto. El tercero (n + 1)1 + 4 = 1 ·2 .3 .4.r; . . . (n + 1) + 4 es divisible por 4, ya que se compone ele sumandos múltiplos de 4. De manera análoga establecemos que el número (n + 1)1 + 5 es múltiplo de 5, etc. En otras palabras, cada uno de estos númerM contiene un factor , además del mi.$mO número y de la unidn d, por lo tanto será compuesto. Si se desea obtener 5 números compuestos consecutivos hasta sustituir la n por el 5 en la serie anterior. De este modo resultará 722, 723, 724. 725, 726. Pero ésta no es la única serie de cinco números compuestos consecutivos. Existen también, como por ejemplo: 62, 63, 64, 65, 66. 119 O números todavía menores: 24, 25, 26, 27' 28. Intentemos resolver ahora un problema: Escdhil' d i e z números compuestos consecutivos. Solución En virturl <f e In exp11ost.o, el primero de Jos <Hez número~ b11scado~ 1.2.3.4 . . . . ·( (1. 11 Por consiguiente, para la da , nos sirve 39 816 802, puede ser +2= 39 8'16 803, 3Q 816 802. ~crie de números busca- 39 816 804, etc. Sin embargo, existen series de diez números compuestos consecutivos considerablemente más., pequeños. Incluso puede señalarse una serie no de diez, sino rle trece númer.os, comprendidos entre la primera y Jn segunda centena ~ 114, 115, 116 1 117, etc. hasta el 126, inclusive, Acerca de los números.prímos El hecho <l~ que existan infinitas series muy prolongªilas de números e o m p u e s t o 8 consecutivos puede frldncir a Ja creencia de que las s_erjes da números p r i m o 8 son limitadas. Por ello, .no será de más demostra-r. que la car1tidad. de dichas serfos dr. números primos e~ infinita. Esta demostración se cicbe al matemático Euclides, de Ja antigua Grecia, figura en sns cé1ebres Principios. Pertenece a la categoría de d.e mostraciones por reducc.ión al ·a hsurdo. Supongamos que la serie de números primos es limitada y que representamos con la N el último número 120, de ella. Desarrollemos la factorial de N t ·2 ·3·4 ·5 ·6· 7 . .. ·N =N I Al sumarle la unidad, resultará NI+ f Este número, al ser ontero, debe contener por lo menos un factor :primo, es decir, riebe ·s er divisible, aunqué no sea más que ·por un. número primo. Pero todos los números primos, <le acuerdo con e1 supúesto no superan el número N; mientras que el número NI + 1 no es múltiplo de ninguno de los números menores o iguales a N, pues su división .:iempre da un resto equivalente a la unidad. Por lo tanto, no puede aceptarse que la ·serie de números primos sea limitada: tal suposición conduce al absurdo. Por consiguiente, por nrny considera.ble que sea el grupo de núm eros consecutivos compuestos que nos encontremos en la serie rle números natlJrales, puede tenerse 1a seguridad de que al remontarse por ella se encontrarán infinitos números primos. El mayor número primo conocido Una cosa es estar convencido do que e x i s ten números primos tan gran.des corno se quíera t y otra saber cuáles son esos números. Cuanto mayor sea el número natural, tanto más operaciones hay que realizar para conocer si es primo o no. He aquí el número primo más grande de cuantos se conocen: 2'll281 - 1. Este número. tiene ·cerca de setecientas cifras del sistema decimal.' .Los cálculo$ que sírviero.n .P~re,. d.~m.o::¡tr~~.. VJ.e ,~s~,e. número ;es prb;no Juer~n. r~ali12.1-. za dos en las máquinas modernas de calcular. (Véanse Jos capítulos I y II). Un cátculo muy laborioso En la r>ráct.ica del cálculo se enc\1ent.ran operacione~ mntom~ticas cuya. realización sería extraordin nrfamente difícil si para ello no ~e aplicaran los métodos simpJifimtdores <le1 Al ge h r~. Supongamos quo soa nece::;ario efectuar las siguientes operaciones: 2 1 1 + go ooh ooo ()()<) (Este cá)m1 lo • e~ neces~ri o para est.A bJ ecer s\ 1n técnica relacionada c.on l as velocidades efe los movimientos de Jo8 cuerpos -pequeñ as en com paración con la vel onirlad de la rlünsi6n ele las ondas el ectromngnétfoas- mrecle valerse de bs antiguas loyes q'ie regulan la suma de vel oci dad es, sin tener en cuenta aquellos cambios que la teoria. de l a rel atividad ha int-roducido en la mecán ica. De ncnerdo con la mecánica anUgna, el cuerpo sometido a d o.~ movimientos, efcctua<los en llna misma dirección. con velocidades de v, y v 2 kilómetros por segundo, tiene una velocidad de (v1 + v 2 ) kilómetros por segu ndo. La nue va teor.fa aplica l n ~iguien t e fór.mi.1la para la velocidad de Jos cuerpos ui +"2 kilómetros por segundo 1+ ~ e' donde e es la velocidad de difusión de Ja lu z en el vacío, aproximadamente igual a 300 000 ki-16metros por segundo. Un cuerpo sometido a dos 122 movimientos, efectuados en una misma dirección, y a una velocidad de kilómetro por segundo cada uno, según la antigua mecánica desarrollaba 2 kilómetros de velocidad por segundo y, i:;egún la nueva, 2 - - - -- - -- kil6m{ltros por segundo. 1 1 + 90 000 000 000 ;.Cuál es la diferencia entre esas dos fórmul~s? ¿Es perceptible esa diferencia para los aparatos más sensibles de medición? A fin de aclarar esta important,e cuestión es preciso realizar el cálculo indicado). Empleemos dos métodos: primero, el aritmético, y rlespués, mostremos cómo se pu~de efectuar mediante el álgebrn. Basta con echar un vistazo a la largn serie de cifras que figuran más abajo para convencerse de la indiscl1tible superioridad del ptocedimient-0 algebraico. En primer lugar transfonnemos el quebrado 1 + 2 i 90000000000 180 000 => ººº 000 90 000 000 001 • Efectuamos ahora Ja divisi ón rlel numerador por. el denominador: 180 000 000 ººº 1 90 000 000 001 90 000 000 OOt 1.()99 999 999 97i . .. 899 999 999 990 ººº 810 000 009 899 999 999 810 810 000 000 009 89!=1 999 998 01 o 810 000 000 009 899 999 980 010 ººº 810 000 009 899 999 800 010 810 000 000 009 123 ººº ººº 899 980 000 01 o 899 800 ººº 01 o Sto 000 000 0-09 899 998 010 8i0 000 009 810 000 000 009 898 ooo ooo oi o 810 000 000 009 880 000 000 010 810 000 000 009 700 000 000 01 o 630 000 007 --10 000 003 ººº ººº Esta operación resu1ta agotadora .y laboriosa, siendo muy fácil confundirse e incurrir' en en-or, en tanto que para la solución del problema tiene mucha importancia saber con exactitud dónde termina el perfodo del nueve y comienza el de otra cifra. Compárese ahora con qué brevedad cumple su tarea el álgebra, valiéndose del siguiente planteamiento: si a es un quebrado muy pequeño, entonces 1 --~1- a t+a ' donde el signo ~ signífica «aproximadamente iguab. Es muy fácil convencerse de 1a veracidad de este aserto: comparemos el dividendo 1 con el producto del divisor por el cociente: f = (1 + a) (t - a), es deeu, 1=1 - a 2 • Como a es una fracción muy pequeña (por ejem. plo 0,001), el valor de a2- será todavía inferior (0.000001), pudiendo ser despreciado. 124 Apliquemos io expuesto a nuestro cálculo•: 2 1 2 - - - - 1 - - :z:s + 1 90 000 000 000 + Ü·10 1 º ~ 2 (1-0,111 ... 10-10) =2-0,0i.10:>000000222. '. = 1,999 999 999 9777 ..• 1 = Se llega, pues, al mismo resultado, pero el procedimiento es mucho más corto. (Quizás tenga interés el lector en conocer la importancia que reviste el resultado del proble-. ma. Por él se deduce que en virtud de la escasa magnitud de l as velocidades examinadas -en comparación con Ja de la luz- , no se observa en la práctica ninguna desviación de la antigua ley dti la suma de velocidades: esa desviación se pone de manifiesto sólo en J:t cifra undécima del número hallado, en tanto que las mediciones de longitud más exactas no rebasan 1a novena cifra, y en la práctica, Ja técnica se. limita a 4 o ü cifras. En consecuencia, podemos afirmar sin ninguna reserva que la nueva mecánica, la de Einstein, no altera los cálculos técnicos relativos al movimiento <dento» de los cuerpos en el espacio (en comparación con la velocidad de difusión lumínica). Pero existe una rama <le la vida actual, donde esta conclusión incondicional hace falta tomarla con cuidado. Se trata de la cosmonáutica. Ahora hemos alcanzado ya las ve1ocidados de 10 km por _ segundo . (durante los vu elos de sputniks y cohetes). En este caso la divergencia de 1a mecánica clásica y de !a de Einstein se pone de * Nos valemos a c.ouLíuu1.tcióu de la siguiente a pro~ x.imación: A t+a~A(1-a). 12ó manifiesto ya en la cifra novena. Hay que tener en cuenta que velocidades mayores no están tan lejos. En ocasiones es preferible no recurrir al álgebra Junto a los casos en los que el álgebra presta un gran servicio a la aritmé.l.ica, ha.y otros en que su aplicación da lugar a complicaciones innecesarias. El verdadero conocimiento de las matemáticas consiste en saber emplear los recursos matemáticos de tal suerte que sirvan ¡Jara encontrar el camino más corto y seguro, sin reparar en que el método de solución pertenezca a la aritmética, al álgebra, a la. geometría, etc. Por eso será útil examinar un caso en que el empleo del álgebra tan so]o embaraza la solución. Como ejemplo aleccionndor puede servirnos el siguien le proble- ma; Encontrar el número más pequeño entre los que divididos 2 » 3 » 4 » 5 J.iOr • e t 7 .. 8 » 9 dan de resíd 110 ·l , » » .. » » )) l) » » J> » » » » 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8. Solución Propusiéronme este problema acompañándolo con las siguientes palabras: «¿Cómo lo resolvería usted? Aquí hay demasiadas ecuaciones y resulta muy lioso». La cosa es sencilla. Para la solución del problema no hacen falta ni ecuaciones ni álgebra. 126 Se ·resuelve con un sencillo razonamiento aritmético. Agreguemos una unidad al númerG buscado. ¿Cuál será el residuo de este número si lo dividimos por dos? Será 1 + 1 = 2; e~ decir, el número se divide por 2 sin residuo. De esta misma manera se divide sin residuo por 3, -1, 5, 6, 7, 8 y 9. El menor de estos números será 9 ·8 ·7 ·5 = 2 520, y el número buscado, 2 519, lo que es fácil comprobar. tAPt:tL.JLÓ .CUAfltO Las ecuaciones de Diofanto Compra de una bufanda Problema Una bufanda cuesl.a 19 rublos, pero el comprador no tiene más que biJ letes de tres rublos; y Ja cajera, sólo de cinco. ¿Puede en esta~ condiciones <lhon~rse el imporle de la compra, y córoo hacerlo'? La misión flc esl.1~ prob],~m u se reduce a saber cuántos billete~ de trtis J'ublos deben entregarse a la cajorn para que ella dé las vucltns con billetes de cinco, cohra11do los rn rublos. Las incógnitas del problema son dos: el número de billetes de tres rublos (x) y el número de billetes de cinco (y). Sólo puede p1antearse una ecuación: 3x - 5y = rn. Aun.que una ecuacwn cou el.os incógnilas tiene infinidad de soluciones, esto no quiere decir que entre ellas haya alguna on las que x e y sean númoros en toros y positivos (recordemos que se t.ratn cft•l núme1·0 de billetes do banco). He aquí por q\1é ül álgebra ha elal>or<1do el mélodo do 5olución de estas ecuaciones «indetel'mínadas». El mérito de haberlas introducido en el álgebra pertenece al pdme.r: sabio europeo que cultivó esta ciencia, a Dioíanto, célebre matemático de la antigüedad, por lo que estas ecuaciones se llaman con frecuencia «ecuaciones de Diofanto». 128 Solución En el ejemplo citado mostremos cómo deben resolverse tales ecuaciones. Hay que hallar ol valor de x y de y en la ecuación 3x - 5y = rn, sin olvidar que tnnto x cómo y son números e n t e r os y p o s i t i v o s. Despejando la incógnita cuyo coeficiente es menor, es decir, 3x tendremos: 3x = 19 + 5y, de donde X _ 19+5y -G+ 3 y + 1 +2u 3 ' Corno :e, 6 e y son números enteros, la ecuac1on 1 2 puede ser acertada .sólo en el caso de que ~ Y sea también un número entero. Expresémoslo eon Iu Jctra t. Entonces X= 6 + !/ + t, don ele t- 1+2v 3 • y, por tanto, 3t = 1 + 211, . 2y = 3t - L De la última ecuación despejaremos la y !! = 3t-1 2 t-1 =t+-;r--. t-1 . , eomoquier.a que y ·y t son numeros enteros, -'T debe ser un número entero t 1 • Por consiguiente, y= t 9-0580 + t1, 129 y. aderrui.s, l- t 1.,=-2- · de dond.e 2t1 = t - 1 y l = 2t1. + 1. S ustituya mos el valor de t = 2t 1 igualdades RTit.edorcs: y = t 6 = 8 X= + 1 en las + tl = (2t1 + 1) + '1 = 3t1 + 1, +y+ t = G + (3t1 + 1) + (2t¡ + + 5li· 1) = De osta forma hornos encontrado la e:qwesió n para x y para y* + 5t¡ , y= 1 + 3t1· X= 8 Es sabido qno x e y son enteros y además positivos, es decir, mayores que O; por lo tan fo, 8 'l + 5tJ > º· + 3t1 >o. De estas tlesigualdailes resul l.a que 5tt > - 8 3t1 > - 1 8 >-r: ' ·> 11 lt y t-; > -1f· 1 Con esto el valor t 1 eslií acotado. • En realidad. sólo hemos demostrado que toda solución entera para ln ecuación 3x - 5y 1.n so presenta como x = 8 5t1 , y = 1 3t1 de donde t 1 representa un número entero. Mas no hemos demostrado lo contrario, que siendo t 1 un número ontero e u a l q u i ora obtendremos cierta soluci6n entera. Sin embargo, es fácil convencerse de ello cuando invertimos el orden de nuestros rai.onamiontos o éuando colocamos el valor de x y de y en la ecnaciún inicial. + + 130 = D~ aqu·í (y, qúe la magnitud t 1 es lllllyor claro, mucho mayor que - que-~ ~). l\.fas como t 1 es un número entero, se deduce que puede tener tan sólo los siguientes valores: t1 = o, 1, 2, 3, 4, ... Los valores correspondientes de x y de y son: X= 8 y = 1 + 5t1 = + 3t1 = 8, t3, 18, 23, .. , 1, 4, 7' 10, ... Veamos ahora de qué manera- puede efectuarse el pago: o bien se entregan 8 billetes de 3 rublos, recibiend·o de vuelt'a' unú de cinco: 8·3 - 5 = 19, o se entregan 13 billetes de 3 rublos, recibiendo de vuelta 4 billetes de 5 rublos: ·1 3·3 - 4 .5 = 19, etc. Teóricamente, este problema tiene infinidad de soluciones, pero en la práclica su número es limitado, por cuanto ni el comprador, ni la cajera tienen una cantidad ilimitada de billetes de banco. Si cada uno dispone, por ejemplo, de 10 billetes, el pago puede efectuarse sólo de una forma: entregando 8 billetes de 3 y recibiendo uno de 5. Como vemos, en la práctica las ecuaciones indeterminadas pueden dar soluciones determinadas. Volviendo a nuestro problema, proponemos al lector que, en calidad de ejercicio, resuelva por su cuenta una de las variantes: concretamente, examinar el caso en que el comprador no tenga más que billetes de 5 rublos, y la cajera, sólo 131 9* de :3. E11 este caso aparece11 las siguientes soluciones: :e= 5, 8, 1'1, y= 2, 7, 12, Eu efeclo, 5 .5 - 2·3 = 19, 8-5 - 7·3 = HI, H ,5 - 12 .3 = Hl, Podríamos obtener también estos resultados al tomar las soluciones del problema central mediante un sencillo procedimiento algebraico. Puesto que e n t r e g a r billetes de cinco rublos y re e i b i r de tres rublos equivale a «r e c i b i r billetes negativos de cinco rublos» y «d a r billetes negativos de 3 rublos», fa nueva variante del problema se l'esuelve con la ecuació n planteada en el probloma central: 3x - Sy = 19, pero con la cou<lición de que x o y sean números e g a t i v o s. Por eso. rle las igualdades z = 8 + 5t¡ , ri y= 1 ~abiendo 8 t + 3t1 que x <O + 5t + 3t1 1 ~ y <O, deducimos: <O, <o y., por consiguiente. 8 t, ~ -5. Tomando t 1 = -2, -3, - 4, etc., obtenemos de lás fórmulas anteriores, los siguientes valores par~ x e y '.r.= • = -2 -2 11 = - 5 - 3 - 7 -8 -4 -12 -H 132 El primer par de soluciones, x = -2, y = -5, significa que el comprador «paga m.eno~ dos bill~tes de tres rublos» y «recibe menos. cinco b illétes de cinco», es decir, traducido al idionia común, quiere decir que paga con cinco billetes de a cinco, recibiendo como vuelta 2 billetes de a tres. De esta misma manera interpretaremos también las demás so]uciones. Una revisión en la tienda Problema Al revisar los libros de contabilidad de la tienda, uno de ellos apareció con borrones rle tjnta, pre8entando este aspecto: No era posible descifrar el número de metros vendido~, pero no cabía duda <le que este no er,a ~,~ e:& /uvr?/uL a 49-t. .J61e d- ~ Fig. l 1. un decimal. En el importe de 1a venta podían distinguirse sólo las tres últimas cifras y establecer que, delante de éstas t había otras t.res. ¿Podía la comisión revisora averiguar q'u é cifras eran las del libro auxiliar, valiéndose tan sólo de estos <latos? 133 So luc\6n Hepresenlemos el número ct~ metros con la x y ol importe de Ja v~ntn, expresado en kopeks, con .el núm ero 4 936x. Las tres cifras cubiertas por el borrón las expresamos con una y. Esto, sio duda, expresa la cantidad de millares de kopeks; y toda ln suma de kopcks será: 1 OOOy + 72~. Tenemos la ecuación 4 936z = + í28. 1 OOOy Después de dividir los dos miembros do 13 igualdad por 8, resulta 617.J: - 125y = 91. En esta ecuación, los números x e y son enteros y, además, y no es superior a 999, por cuanto no puede tener más de tres cifras. Resol vamos l a ecuación como indicamos antes: 125y = 617.z - y 91, =5 -1+ 34-& = 5 -t+ 2(17-4%) X 125 X 125 - =5x- 1+2t. M7 {Aqui hemos tomado 125 = 8 5 - 125 , y~ que nos conviene que haya el menor residuo-posible. El quebrado 2 (17 - 4.x) 125 es un iiúmero entero, y como 2 no se divide por d b , 125 , 17-4x ~ e e ser un numer.o .entero, que repre- sentaremos con la t). 134 Después, de la ecuación 17- 4.x 125 =t se obtiene 17 - 4x = 125t, 1-t x =4- 31t+--¡-- =4-31 t+ t t. donde 1-t t1=--. 4 por lo tanto 4t1 = 1 - t; z = 125t1 - l 27 , = !I = 1 - 4 t1: 6•(7t 1 - ·f34*, Se sabe que 100 ~y < 1 000. Por consiguiente 100 ~ 617t1 - 134 < 1 00(1, de donde 234 ti~ 61.7 y 1134 l1=617 · Es evidente que }lara tt existe soJamente un valor entero: ti= 1, • Obsérvese que los cooíicicnlcs do t 1 son iguales a l os de x o y en ln ocuaci6n inicial 61 i x - 125y = 91, ade- más, uno do los coeficientes do t 1 tiene el signo contrario. Esto no es fortuito: p,nede demostrarse que debe suceder ttsí s iempre qno l os c.oefic.iont.Gs de :r y untre sí. 135 c{C) y !::ean pl'imos <le donde x = 98, y = 483; es decir, .fueron vend·i dos 98 metros por una snma ~ota~ de 4 837 rublos 28 kopeks. El libro auxiliar, ·1mes, ha sido restablecido. Compra de se\los de correos Problema Se dispone ele 1 rubJo pnra comprar 40 sellos de correos: de 1 , li y 12 kopek~. ¿Cuán tos sclfos de cada uno de estos precios deberán comprarse? Solución En este Ca!;o tenemos d o s ecuac;ione,._ con incógnitas: t r es X+ 4y + 12z = 100. X+ y+ = 40, Z donde :r. e~ el número de sellos de 1 kopch; y, el de 4 kopeks, y z, el de 12 kopeks. Restando do la primera ecuación la segunda, obtendremos una ecuación con dos incógnitas: 3y + 11% = 60, .Despejemos la y: z Y =20- H·3 · Es evidente que ; es un número entero. Tndiquémoslo con la t. Tenemos: y= 20 - z = -11 t, 3t. Sustitnyamos Ja y y Ja z en la segunda de las ecuaciones iniciales: :r + 20 - 1it + 3t = 40; 136 de aquí que 20 + ·81. Como x ~ O, X = est~b]ecer y > O y z ~ los límites de t: ·(lt no es d'ifícil 9 O~t~ 1Tí , de donde se deduce que ¡>ara t son posiblis sólo dos valores enteros. t=O y t=1. Los valores correspondientes de x, y y z son: l= o 1 X= 28 20 i-> l'U l'há u·=· 2P \) z '"'-· o 3 20 · ·1 • 1- 20 · 4 + O· i2 = fOO, 28 ....l. 9 . 4 -1- 3 . 12. = 100. En la compra d e sellos , como vemos, so n posibles dos variantes (si van a exigir que se compre a u n q u e s e a u n so 1 o s e l lo de cada valor, - es posible una sola variante). Pasemos al segundo problema:_de este mismo tipo. Compra de frutas Problema Por 5 rublos se compraron 100 unidades de diforcntos frutas. Sus precios ~on los siguientes: sandías . . . . . . . . . . . . . 50 kopeks en.da una » » ,. 1 » • » .. manzanas . . . . . . . . . . . . 10 cirnolM . . . . . . . . . . . ¿Cuántn fruta de cada clase fue coµiprada? 137 Solucl6n Indicando el número de sandías con la x, el .de las manzanas con la y y el de las cir.uelas con la:z, establezcamos dos ecuaciones: { 50;i; :r. + 10 y + 1z = 500, +y + z = 100. Restando do Ja primera ecuac10n la segunda, obtendremos una ecuación con dos incógnitas -49.x + 9y = 400 . El ulterior desarrollo del problema será el siguiente: u= 400- 4!)x 4 (1-.t:) ~ !l = lt4 - 5:r.+ = 44-;:ix + 4t, 9 -- ·J -9 ;¡; ' ' ~ . ·1- <)¡ ..,_ .. s (1 y = 44 - - 9t) + 4t = 3!J + 49t. De las desigualdades 1- 9t ;,~ O y 3H + 49t .;,. O se deduce que t lf~t~ - 39 49 por consiguiente , t X= 1, = O. Por eso y= 39. Sustituyendo los valores de x y de y en ]a segunda ecuación, rleduciremos que z = 60. Se compraron 1 snnciíi:i , 39 manzanas y HO cir\Jelas. Sólo c~b e est.a combinación . 138 Adivinar et dia de nacimiento Problema Las ecuaciones indeterminadas permiten efectuar el ~iguiente truco matem~tico. Se propone a una persona que multiplique la fecha del día de su nacimiento por 12, y el número del mes, por 3f. Con Ja suma de lo~ productos de esos da.tos puede calcularse la fecha del nacimiento de la persona <lada. Si por ejemplo :nació el 9 de fehrero, se efectuarán las siguientes operaciones: 9 ·12 = 108, 2·31 = 62. t08 + 6Z = 170. ¿,Cómo .se deducirá el oía del nacimiento conociendo esa suma? Soluclón reduc.~ La tarea se indeterminada 12x + 3ty = a resol ver la ecuación 170 en la que los v~lores de las incógnitas deben ser enteros y positivos; además, la fecha del mes, ~, no es superior a 31, y el número del mes, y, no pasa de 12 _170-31y_14-" x- 2 + 12 5y - = -2+12t 5 i - t 11 = 2 (1 - ;r ,-,y + 2+125y 14-3y+t. 12t, y= = . 5t1, 21-2· 1 - t =21-211. 5 t = 1- 5t1) - 5t¡, 2t1 = = 14 - 3 (2 - 12t1) 2 - +1 - 139 12t1. 5t1 = 9 + 3tt1. Se sabe que 31 ~ x >O y i2 ~ y> O, por Jo que los límites para t 1 : 9 - 31 t < 11 <6 · Por lo tanto 1 t, =O, X= 9, y= 2. La fecha ele nacimiento es el día 9 del segundo mes, es decir, el 9 de febrero. Se puede proponer otro solución quo no exige el empleo de ecuaciones. Nos han dicho la cifra a = 12x 31y. P uesto que 12x + 24y se divide entre 12, en este c·aso los números 7 y y a, después do ser divididos entre 12, tienen restas iguales. Al mult.ipJicar por 7 resulta que 49y y 7a, después de ser divididos enlre 12, tienen restas iguales. P ero49 y= 48y+y, y48ysedivideentre12. Resulta que y y 7a al ser divididos entre 12 tienen restas iguales. Con otras palabras, si a no se di vide entre 12, en este caso y es igual a la resta de la división del número 7a. entre 12; pero si a se divide úntre 12, entonces y = 12. Es te núm oro y (número ctel mes) se determina enteramente. Sabiendo y ya es muy 'fácil deten::µínar x. Un pequeño consejo: antes de determinar la ·resta de la división del número 1a entre 12, cambie el mismo núméro a ·p or · su resta de la división entre 12-será m ás fácil calcu.)(1r. Por ejemplo, si a= 170, Ud. tiene que efectuar mentalmente 1os siguientes cálculos: + + t70 = 12 -1 4 2 (entonces la resta .-~B 2) 2·7 = t4; 14 = 12·1 2 (entonces y= 2) 170-31y 170-31 ·2 180 . · = z= 1'2=9 (entonces :r = 9), 12 + 12 Ahora Ud . puede comunicar que la fecha del nacimiento es el 9 de febrero. Demostr emos que el truco nunca faHa, es decir, que la ecuación \4 0 tiene siem·pre una sola solución, siendo s us valores enteros y positivos. Represeutemos por ·a el número que se nos comunica. En este caso, la ·focha del nacimiento ven<lrú expresada. por la ecuación 1 2x + 3iy = a. Razonemos ~por reducció11 a l absurdo». Supon-; gamos que esta ecuación tiene d o s soluciones diferentes enteras y positivas, concretamente: la solución x 1 1 Y• y la. solución x 2 , y 2 ; además, tanto x1 como x 2 no son superiores a 3t; Y1 y y, ·t ampoco son mayores que· 12. T enem os: 12x1 12:r3 + 31y 1 =a, + 31y1 = a. Restando la segunda ecuación de Ja pripiera, tendremos: (12 (x1 - x 2) + 31 (g1 - Y1) = O. De osta igualdad se desprende que el número 12 (x1 - x 2 ) es divisible por 31 . Como x 1 y x 2 , son números posit ivos que no superan 31, su diferencia, x 1 - x 2 , es una magnitud menor que 31 . Por eso, el número 12 (x1 - x2) puede dividirse por 3f · sólo cuando x 1 = x 2 , es decir , si la primera sol ución coincide con la segunda . De esta m ancra, la suposición do que oxisten dos soluciones d i f e r e n t e s conduce a unsi contradicción. Venta de pollos Antiguo problema Tres h ermnnas fueron a vender pollos al m ercado. UI!a Jlevó 10 pollos; otra, 16, y la tercera , 2G. Hasta el mediodía, l as tres habían vendido al mismo precio una parte <l e los 1wllos. Des pués 141 del me::diodia , temieuclo que uo pudiera·n· despreilderse de todos los pollos, bajaron el precio, vendiendo los que les quedaban al mismo precio. Las tres hermanas regresaron a. casa con igual cantidad de dinero , obtenida de Ja venta de las aves, con 35 r ublos cada una. ¿A qué precio vendieron los pollos an t es y después del mediodfa? Soluci6n Representemos el número de pollos vendidos por cada una do las laermanas hasta el mediodía con x, y y z. Después del mediodía vendieron 10 - x, 16 - y y 26 - z pollos. El precio que rigió por la mañana lo expresamos con m, y el de la tarde, con n. Para mayor claridad confrorttemos estas expresiones: Número de pollos vend idos Hasta· el med iodía x 11 Dospués del inediodín 10- x 16- y Precio m n 2 2t> - ~ La primera hermana obtu vo: m:i: + + n (10 - x); por consjguiente, mx n (10 - x) = 35; la segunda: my + n (16 - y); por lo n (16 - y) = 35; tanto, my + + + la tercera: mz + n (26 - X (2() - z); tle aquí que, z) = 35. 142 mz +nX Tr<l11sfo1·m<Hnos estas tres ecuacioues: + 10n == 35, + Hin = 35, n) z + 26n = 35. (m { n) x n) y (m· (rn - Restando de la tercera ecuación la J>riméra, y después fo segunda, obtendremos sucesivamente: + = O, (m { (m - n) (z n.) (z - x) y) (m { (m - n) (x n) (y - z) = i6n, z) = 10n. 16n + 10n = O, Dividimos ]a primora po.r la segunda: 8 x -z y=z-5 , {¡ :z:-z y-z --s=-r· Como x, y, z son números enteros, las diferencias x - z, y - z son también númerós enteros. Por e!$t.a razón, para que se produzca la igualdad y-z ~-z -s-=---ges preciso que x - z se divida por 8, e y - z, por 5. Por lo tanto, :r -z y-z -s-=t =-s-· de donde X= Z y= z + 8t, + 5t. OhRervemos que el número t, además de entero, es también positivo, por cuanto x > z (en caso contrario, la primera hermana no hubiera podido conseguir tanto dinero como la tercera). Como x < 10, z + 8t < 10. AJ ser z y t números enteros y positivos, la última desigualdad puede ser satisfecha sólo en el 143 caso en que z = 1 y l = 1. Sustituyendo estos valores en r =z+ 8t y = z y + 5t, resulta que x = 9, y = Si en las ocu aciones + n (10 my + n (16 mz + n (2.6 mx o. :r} = 35, y) = 35, z) = 35 sustituimos los valores de x, y, y z, ya conocidos, tend1·emos el precio por ol que han sido vendidos Jos polluelos: m= . 3 J4' ruh., 11 = ·1 T1 mi.> . Hasta el mediodía, los polluelos fueron vendidos, como hemos visto, a 3 rublos 75 kopeks; después del mediodía, a 1 rublo 25 kopeks. Dos números y cuatro operaciones Problema El problema anterior, resu~lto m ediante un sistema de tres ecuaciones con cinco incógnitas, no se ha desal'rollado por los procedimientos ordinarios, sino por un razonamiento matemático lipre. De esto. misma forma resolveremos los siguientes problemas, que se reducen a ecuaciones indeterminadas de segundo grado. He aquí el primero de ellos. Con dos números enteros y posití vos fueron realizadas las cuatro operaciones siguientes: t) los sumaron, 2) restaron el menor del mayor, 3) los multiplicaron, 4) dividieron el 1nayor por el monor. 144 La suma de los resultados obtenidos fue 243. Hállense esos dos números. Solución Si el número mayor es x, y el menor y, X (x+yH-(x-y) + xy + - =243, y Si se multiplica esla ecuación por y, se ab.r en los paréntesis y se reducen los términos semejantes, tendremos: X (2y + tP + i) = 2113y. Pero 2y y?.+ 1 = (y 1) 2 . Por eso + + 243y X= (Y+ 1)2 • Para que el número x sea entero, es preciso que el denominador (y + 1)2 sea uno de los divisores de 243 (por cuanto y no puede tener factores comunes con y + 1 ). Sabiendo que 243 = = 36 , se deduce que 243 es di visible sólo por los números siguienles, que son cuadrados: 1, 32 , 9 2 • Así pues, (y+ 1)ª debe ser igual a 1, 3 2 o 9 2 • Puesto que y debe ser un número p os i t i v o, resulta que y es 8 ó 2. Entonces x será igual a 243·8 , 243 ·2 ---si o - 9 - · Los números buscados, por lo l.anl.o, serán 24 y 8 ó 54 y 2. Cómo será el redángulo Problema Los lados de un rectángulo vienen dados por números enteros. ¿Cuál será la longitud de dichos lados para que el perímetro y la superficie de esta figura se expresen con los mismos números? t 0-0580 146 Solución Hepresentando los la.dos de] rectángulo con :r. e y tendremos la ecuación 2x + 2y = XJJ, de donde 2y ;t::-:-.y-.c.i --.-, . Como ;i,: l\ y debon ser números posith•os, también lo será el número y - 2, os decir, y debe ser mayor q uo 2. Fijémonos ahora en que X= -.Y:..!!._= 2 (!J - 2~ + ~ y-2 y-2 = 2.+-4- y-2 · Como x tiene que ser un número entero, __i._ y- 2 también lo ~orá. Pero como y > 2, sólo se satisfacen las condicío 11es clel problema si y es igual a 3, 4 ó ü. (~l va lor c.orrespondienle de x será 6, 4 ó 3. Vemos , pues, que la figura buscada será un rectángulo cuyos lados equivaldrán a 3 y G1 o un cuadrado de lado 4. Dos números de dos cifras Problema Los número~ 4fi y 9fi tienen una curiosa p-ropiedad: -" su producto no ~·se altera aunque las ci~1·as que los componen cambien de lugar. En efecto, ~6 ·96 = 4 41ü = 64 ·Ü9. ¿Cómo podrá averiguarse si existen otros. números cfo dos cifras con idéntica propierl::id? 146 Solu~ión Rep1·esentando las cifras de los números .büs- · . cados con x , y, z, t, tendremos la ecuaoiéio (tO:c + y) (10z + t) = (10y + x) (10t + is) . Abriendo los paréntes is y reduciendo los térm.i.., . nos sem ejantes, se oht.iene xz = yt, donde x, y , z y t son números enteros menor~s que 10. Para buscar la solución se form·a n coir las nueve cifras significantes todas las parej~s que dan lln mismo resulL~ do: · 1 ·'• = 2.2 1-6=2·3 1 ·8 = 2 .4 1 ·9 = 3.3 2°fi=3 ·4 2 ·8 = 4.4 2·9=3·6 3 .s = 4 ·6 1, .9 = 6·(\ Las igualdades son en Lol.al B. De cada unad e ellas puede formarse uno o dos grupos de las cifras buscadas. Por ejemp lo, de la iguaJdad 1 ·'~ = 2 ·2 se obtiene 12 ·42 = 21 ·24. De la igualdad 1 .() cicmes: = 2 . .J haHamos dos solu- 12·63 = 21 · 36, Siguiendo eJ mismo procedimiünto encontraremos las s iguientes 14 soluciom!:;: 12 .,42 = 2i ·24 12·63 = 2i .36 12·84 = 21.48 13 ·62 13.93 14·82 = 31 ·26 = 31-39 = 41 ·28 23 ·64 = 32 °46 23 ·9t> = :-;2 .n9 24.63 = ~2 ·3G 24 ·84 = 112·1'8 26 · 93 = G2 • 39 34 ·8G 43·68 = 36 ·84 = ()3 ·48 '•li .91~ = l47 ()4 · 69 Los números de Pitágoras E l fácil y exacto método que los agrimensores emplean para trazar líneas perpendiculares sobre el terreno consiste en lo siguiente. Supongamos que por el punto A hay · que traiar una perpendicular a la recta MN (jig. 12). En dirección AM, desde el punto A se señala tres veces una distancia cualquiera (a). Después, en una cuerda so hacen tres nudos separados por una distancia igua l a i.ía y 5a. Colocando los nudos extremos eu los pu u tos A y B , se tira del nudo del mccHo. Con el Jo se forma un triángulo cu el quo el 8.ngulo A es recto. Este antiguo método, empleado ya hace mi le.c; de años por lo~ con8tructores de l as pirámides egipcias, se basa en que Jos triángulos, en Jos que la relación do sus Jados sea 3 : 4 : 5, de acuerdo con el conocido teorema de Pi tágoras során rectángulos por cuanto 31 +4 1 = 5:i. Además de Jo$ números 3, 4 y 5 existe, como se sabe, infinidad de númoros enteros y positivos a, b, e que satisfacen la correlación a9 + b2 =e', y recibon la denominación de n ú mero s do P i t ágora s. De acuerdo con el teorema de P itágoras, estos números pueden expresar la longitud de los lados de un triángulo rectángulo. Los lados a y b során dos «catetos» y e la «hipotenusa». Es evideute que si a, b, e son un trío de números de Pitágoras, los números pa , pb, pe (donde p os un factor e.otero) serán también números de Pitágoras. Y a.l co ntrario , ~i los números de P itágoras tienen un fact.or común, pueden ser simpli148 Fig. 12. .f icados por éstet obteniéndose dé. nuevo el grupo· de ilÚI)'.teros de Pitágoras. Por eso, para empezar. analicemos tres números pitagóricos que sean primos entre sí (los demás se hallan multiplicándolos por el factor entero p). Mostremos que uno de los «catetos» de los números a, b, e debe ser número par, y el otro. impar. Razonemos parti end o de la reducción al cabsurdo». Si los dos «catetos» a y b son pares, también lo será la sum a a 2 b2 y, por lo tanto, lo mismo s ucederá con la «hipotenusa». Sin em- + bargo, esto contrad ic.e el hecho de q ue l os núm eros a, b, e no tienen un factor común ya que 2 d i vide exactamente a tros números pares. Por con.siguiento, por lo menos uno de los «catetos» , at b tiene que ser impar. Puede ofrecerse otra variante, que ambos «catetos» sean impares y la «hipotenusa», par. No es difícil demostrar que esto es imposible. En efecto. Si los «ca tetos» t.ienen l a forma 2z +t y 2y + t, la suma do sus cuadrados será igual a 4z9 + 4x + 1 + 4g + 4y + t = 11 = 4 (zZ + Z + y11 + y) + 2, es decir, se trata de un número que al ser divid o por 4 da de residuo 2. E n tanto que el cuadrado de cualquier núm ero par debe dividirse por 4 sin residuo. Por consiguiente, la suma de los cuadrados do dos números impares no puede ser el cuadrado de un número par; en otras palabras: nuestros tms númoros no son pitagóricos. Así, pues, de los «ca tetos» a, b uno es par y otro impar. Por eso, el número a2 b2 es + impar y, en consecuencia, también lo será la «hipotenusa» c. 1150 Supongamos, para m ~' yor prev1s1on, que a e.s el «cateto» impar y b el par. De la jgualdad a2 + b2 = & obtenemos fácilmente: ali = bª = e-¿ - (e + + b) (e - b) Los factores e b y e - b son primos entre sí . Efcct i.vamente. Si estos números tuvieran algún factor común primo, excepción hoc.ha ele la unidad, entonces también so di vid iría por dicho factor su suma b) = 2c, (e+ b) + (e - su diferencia (e + b) - (e - b) = :!.ú , y su producto (e+ b) (e - b) = az, es decir, los números 2c, 2/J y a. tendr ían un factor común. Como a es impar este factor no puede ser 2 1 ·y por eso, los números a, b y e tienen este factor común, lo que, sin embargo, es imposible. La contradicción obtenida demuestra que los números e b y e - b son pl'Ímos entre sí. Pero si el producto de dos números primos entre sí es un cuadrado, entonces, carla uno de ellos será un cuadrado, es decir, + c + b = m;i { e - b = n2 • Al resol ver este sistemn hallamos C= a1 mz+n:1 = 2 1 b= mi-n:.1 ::?, b) = (e+ b) (e - 1 m2 n~ . a = mn . De aquí que los números de PiLágoras examinados se representen así: a=mn., b= m"'-n2 2 161 donde m y n son números impares primos entre sí. El lector puede convencerse fácilmente de lo contrario: las fórmulas citadas, con cualesquiera números m y n impares, dan los números pitagóricos a, b, c. He aquí alguno~ grupos de número~ pitagóricos, obtenidos con diforentes valores de m y n: cuando » » )) )) )) » l> » 1) )) » )) )) » » 1lt = ;), n= 1 5t n = 1 ,,.,. ==;: ,., = '. m = 9, m = 11, I n = 1.), ni n= n= n = n= 1 1 1 1 = f), · n= i> rn= i i n = 3 rn = H, n = ,) m = 13, n= 3 .., rt = 5 "' = 1, m = H, n. = 5 ni= 11, TI= 5 m = 13, n=5 m = 9, r 1 = 7 m = 1 t, n = 7 m + 42 = 52 + 12 = 13 7 + 21,2 = 252 !):! + 40 = 4:1 2 H2 + 602 =- ()13 13 + 842 = 352 152 + 8 = 17 21 + 20 = 29 33 + 56 = 65 39 + 80 = 89 35 + 122::::::. 37 32 52 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 2 452 2 + 28 2 -=- 53 2 + 48 = 73 65Z + 72'J "'"' 97:.: 552 632 772 2 2 + 1f>2 652 + 36ª = 852 = (Todos los demás grupos de tres números pitagóricos, o tienen factores comunes, o contienen números mayores de 100). Los números de Pitágoras tienen, en general, propiedados curiosas, quo enumeraremos a continuación sin demostraciones: 1) Uno de Jos «catcloB» debe ser múltiplo de t r e s. 2) Uno de los «catetos>) debe ser múltiplo de e u a t ro. 3) Uno de los nó.mcros de Pitágoras debe ser múltiplo de e í n e o. 152 El lector puede convencerse de la existencia de estas propiedades al examinar los ejemplos de gr upos de c ifras pitagóricas que figuran más arriba. Ecuación indeterminada de tercer grado La suma de los cubos de tres números enteros puerlc..:+ ser el c.ubo de lm c1rnrto número. Por ejemplo, 3s + 4s + 53 = 5:1. Esto sig11üica, entre otras cosas, q ue el cubo, cuya urista es igual a 6 cm, equivale a l a suma Fig. 13. de los volúmenes de tres cubos, en los que sus aristas sean 3, 4 y 5 cm (jig. 13). Según cuentan, esta correlación interesó vivamente a Platón. Intentemos hallar otras correlaciones del mismo género, es decir, resolvamos la siguiente tar ea: encontrar soluciones a la ecuación x3 +y + 8 z3 = u 8 • Es más cómodo, sin embargo, expresar l a incógnita u con- t. Entonces la ecuación ofrecerá una forma más sencilla: x3 + y3 + z3 + t3 = O. Veamos un método qu.e nos permita hallar multitud de soluciones a esta ecuación, en números enteros (positivos y negativos). Supongamos que a, b, e, d y ex, ~ . y, 6 son dos grupos de 153 cuatro números que satiSfacen .la ecuación. Sumemos a los · números del primer grupo de cuatro los del segundo, multiplicados por un cierto número k, y bnsquomos ést.e· de forma que los números obtenidos a + ka, b + k.fj, e + ky, d + kf>, satisfagan también la ecuación. En otras palabras: elijamos k de tal forma que sea satisfecha la igualdad (a + ka)3 + {b + k~)3 + {e + ky)3 + + (d + kf>) = o. 3 Al abrir los paréntesis, sin olvidar que a, b, e, d y a, ~. y, ~ satisfacen las exigencias de nuestra ecuación, es decir, que tienen lugar las igualdades + b + eª + d = O, a,3 + p3 + yS + ()3 = 0' 3 a.l l 8 obtenemos : + 3bk'¿ ~~ + 3c /..-y + + 3ck y2 + 3ct'J.ko + 3dk26 = o, 3k f (a cx + b~~ + c. y + c:l*6) + + k (aa + b ~ + cy + d6;¿)1 = ú. 3a2ka + 3a2k a 2 2 2 ·i· 3b 2k~ 2 2 2 2 2 2 El producto será cero sólo en el caso eu que !o sea uno de sus factores. Equiparando cada uno de los factores a cero obtenemos dos· valores para k. El primero de ellos k = O, no nos satisface; ello significa que si a los números a, b, e y d no se le~ agrega no.da, los números obtenidos satisfacen nuestra ecuación. Por eso tomaremos solamente el segundo valor de k: k= a2a. +b2~ + c'J.1 +a2& aa~ + b~2 +cv 2 +d6:1 · D~ .aquí que, conociendo dos grupos de cuatro n:úmerps que satisfagan Ja ecuación. de pal'Lida 1 puede ser hallado un nuevo grupo: para esto hay 154 que sumar a los números del primer cuarteto los del segúndo multiplicados por k, donde k tiene el valor indicado más arriba. Para aplicar este método es preciso encontrar d o s grupos de cuatro números que satisfagan las condiciones de la ecuación inicial. Uno de ellos (3, 4 , 5,-6) es ya conocido. ~D ~ dón~e sacar otro? No es difícil encontrar salida a esta situación; el grupo pueden formado los números r, -r, s, -s, que responden, sin duda., a las condiciones de la ecuación iuic.i.al. En otras palabras, supongamos que a ·".1. = 3, = r, = 4, e = 5, d = - 6, = - r, 1' = s, () = - s. b ~ F.:ntonces k, tomará la sigtticnto formo : k= - -1r-Hs 7r~ - s 1 = 1r+Hs 71·~- !f'Z + y los números a ka, b + k B, e serán respectivamente iguales a 28r'~ + 11rs -::is:.: 7r 1 - s 2 35r'J + 7 + 6.tl r$ + ky, d + kó 2Ir2-11rs-4$:.: 1ri-s2 -42r ll-7r s-5s't 7r 2 - s2 7r2 -s" De acuerdo con lo expuesto estas cuatro expresiones satisfacen las exigencias de la ecuación de partida ;r,'S +yª+ z8 + t3 = o. Comoquiera que esos quebrados tienen el mismo denominador, puede prescindirse de éste. (En consecuencia, los numerarlorcs de estos quebrado·s también satisfacen las exigencias de In ecuación e~aminada.} Se ha visto, pues, que la ecuación indicada es satisfecha (cualquiera que sea el 156 significado do r y s) por los siguientes números: x = 28r\) + 11rs - 3s2, z = 85r2 + 7rs + 6s2 , y= 21r2 - f1rs - 4s2 , t = -42r11 - 7rs - 5s11 , lo cual puedo comprobarse elevando estas expresiones al cubo y sumándolas. Atribuyendo a r y s diversos valores enteros podemos obtener toda una serie do soluciones a la ecuación exuresadas en números enteros. Si en estas circunstañcias los números obtenidos tienen un factor común, podemos dividir por él todos estos números. Por ejemplo, cua11do r = 1, s = 1, las incógnitas x, y, z, t equivaldrán a 36, 6, 48, -54, o, que al dividirlos por o, darán 6 , 1, 8,-9. Por consiguiente, 63 + t 3 + ss = 9s. He aquí una serie más do igualdades del mismo tipo (obtenidas después de simplificadas al ser divididas por un divisor común): cuando r = i, ~ r = 1, 11 r = 1, » r = 1, » r = 1, • r = 1, • r = 2, =2 s = 3 s s = 5 s = 4 s -t = s= -2 s = -t 383 t 73 48 83 + + + + + + + 73s = 17ª 763, 8 55 = 24ª + 54ª, 1103 = 673 10F', 533 = 293 50ll, + 14 + i 7s = :W3, + 16 = 9 + 15s, 293 + 34 + 44ª = 53ª. í;J 3 23 3 3 3 Observemos que si en el grupo inicial 3, 4, 5, -6, o en alguno de los obtenidos después, se cambian de sitio los números y se aplica el mismo método, obtendremos una nueva serie de soluciones. Por ejemplo, tomando el grupo 3, 5, 4, -6 (es decir, suponiendo que a = 3, b = 5, e = 4, d = -fi) obtendremos para x, y, z, t, los valores = 20r2 + iOrs - 3s2, = 12r 10rs - 5s2, z = 16~ + 8r.s + 6s x y t = 2 - 2 -24r~ - 8rs - , 4s2, De aquí que aJ variar los valores de r y s obtengamos una serie de nuevas correlaciones: cuando r = 1, » r = i, » ,. = 1 ' » r = 1, » r = 2, » r = J, s = 1 99 s= 3 238 s = 5 5R s = 6 7ª s 1 23ª s = -3 33 = + 103 = i3 + 123, + 94ª = 63 + 84 + rn:v + f 64S = 206S' 3 8 , 1 + 54ª + 573 = 70ª, 97 + ses = 1163, + 363 + 37 = · 463 + 3 3 etc. De esta manera puede obtenerse un número infinito de solncionos de la ecuación data . Cien mil marcos por la demostración de un teorema Cierto problema do ecunci<>nes indeterminadas adquirió en sus tiempos enorme popularidad debido a que al afortunado que lo resolviera con aciorto se le ofrecía todo un capital ¡100 000 marcos alemanes! El ejercicio consiste en demostrar la siguiente tesis llamada teorema o «gran proposición» de Fermat. La suma de pot~ucius de idéntico grado de dos núme1·os enteros no puede ~et· potencia de un tercer. número entero. Se excluye sólo la segunda potencia. para la que os posi ble. En otras palabras, hay que demostrar que la ecuación :z;n + .l{n = .zn no tiene solución, tratándose d~ base entera, para n > 2. . Aclaremos lo dicho. Hemos visto que las ecuaciones z2 X~ + + y2 = z:i, y~+ z3 = tª 167 lienen, Lratándose de números enteros, cuautas soluciones se deseen. Sin embargo será imposible encontrar tres números enteros positivos que satisfagan la igualdad x3 y3 = z8 • Idéntico fracaso acompaña cuando se trata de las potencias de cuarto, quinto, sexto grados, cte. Esto es lo que afirma la «gran proposición de Fermat». ¿Qué se exige de los aspirantes al premio? Deben demostrar esta tesjs para todas las potencias que cumplen las condiciones dadas. El caso es que el teorema de Fermat no está aún demostr.ado y pende> por decirlo así, en el aire. Han transcurl'i<lo treR siglos desde que fue formulado, sín ernhal'go, los matemáticos no han logrado hasta ahora hallar su dcmostradón. Las figuras más eximias de esta ciencia se han ocupado del problema, mas, en el mejor de los casos, consiguieron demostrar el teorema para algnnos exponentes o para ciertos grupos de ellos; pero de lo que se trata es de hallar la demostra· ción ge ne r a l, para t o d o exponente entero. Lo interesante del caso es que esta inacc.8sible demost.r ación del teorema de Fermat, por lo visto, fue descubierta cm cierta ocasión, y después se extravió. El autor del teorema, el genial matemático de] siglo XVII, Pierre de Format*, afirmaba que conocía la demostración. Su «gran proposición», fue escrita por él (lo mismo que + • Fermat ('1603-1665) no era matemático prof*'sional. Era jurista y consejero del parlamento; se dedicaba a las investigaciones matemáticas sólo en los momentos libres. No obstante, hizo una serie de doseuhrimientos extraordinarios, los cuales, <lígn~ de paso, no publicaba, sino que, como se acostumbraba hacer en esa época, los daba a conocer en su corrcspondc11cia a los hombres de ciencia, amigos suyos: Pa scal, Descartes, Huygens, Roberval y otros. 158 ~oda una serie p.e teoremas acerca de la teoría de los números) en forma de observación en los márgenes de una obra de Diofanto, · acompnñ'ándola de las siguientes palabras: «He encontrado una demostración verdaderamente asombrosa para esta J>roposición, pero aquí ha y poco .sitio para desar rollarla». En ningún sitío, ni en los documentos del gran matemático ni en s u conespondencia, ha sido posi.ble hallar lrncllas de esta demostración. Los discípulos ele Fermat han tenido que marchar por su propio camino. He aqui los resultados de estos esfuerzos: Euler (1797) demostró el teorema de li'ermat para potencias de tercero y cuarto gr.ados, para las de quinto fue demostrado por Legend.re (1823); para las de séptimo*, por Lamó y Lebesgue (1840). En 1849, Kommer demostró el teorema para una serie muy amplia de potencins y, entre otras, para todos los exponentes menores de ciento. Estos últimos traba j9s reb nsan con mucho la esfera de las matemá ticas conocidas por Fermat, y empieza a ser problemático el hecho de que este último pudiera hallar la domostraciún general ele su ~gra n pl"oposición». Ad emás es posible que él se equivocó. Quien sienta curiosidad por la historia y el estado actual del problema de Format, puede leer el folleto de A. J inchin El gran teorema de Fermat. Estn publicación, obra de un especialista, está dedicada a lectores que sólo tienen conocimientos elementales de matemáticas. • Para los expoucntcs compuestos (a excepción del 4) hace falta ninguna demostración especial: estos casos :;e reducen o los ca¡;os con ox ponentos primos. 110 169 CAPITULO QUlt-tTO La sexta operación matemático Sexta operación La suma y la multiplicación tiene cada una su operación in. versa, la sustracción y la di visión. La quinta operación al'itmética, la potenciaci6n o elevación a potencias, tiene d o s operaciones inversas: la que tiene por objeto encontrar la base y la dedicada a hallar el exponente. C11ando la incógnita es Ja base, denemos la s e x. ta operación matemática, denominada radie.ación; si se trata rlol e:x ponente, efecLuamos Ja s é p t i m a operación, llamada cálculo log arítmico . Es fácil compn\nder por qué la potenciación tiene dos operaciones inversas, en tanto que la suma y la multiplicación no tienen más que una. Los sumandos (el primero y el segundo) pueden alterar su orden entre sí. Otro tant.o sucede con la multiplicación. En cambio, los elementos de la potenciación, es decir, la base y el exponente, no gozan de esa propiedad por lo que no pueden invertirse sus fnnciones (por ejemplo, 3 5 58 ) . De. ahí que para hallar cada uno de los lérm inos de la s uma o la multiplicación se empleen los mismos procedimientos en tanto que la hase de la potencia se halla por un procedimiento distinlo al utilizado para encontrar su exponente. La sexta operación, la radicación, se ex presa con el signo V . No todos conocen que este signo es una variante de Ja letra latina r , primera * 160 de la palabra latina radix, que significa «raíz»•·· gn otros tiempos (en el siglo XVI), el signo de miz, no era la r minúscula, sino la mafüscul.a, fa R, y junto a ella se escribía la primera letra de las palabras latinas quadratus, la q, o la primera de cubus, la e, señalando con ello que la raíz n extraer era cuadraíta o cúbica*. Escribían, por . ejompl , R. q. 4352 en lugar de la moderna expresión -V 4352. Si a esto añadimos que a l a sazón no eran empleados en general los signos actua les de más y menos, y en su lugar so colocaban las letras p. (de plus) y rn. (de minus), y que los paréntesis eran expresados con Jos signos L _J, comprenderemos el extraño aspecto que las expresiones algebraicas ofrecerían al lector contemporáneo. Véase una de ellas tomada, por ejemplo, de un líb.ro del antiguo matemático Bombelly (año 1572): R. c. L . R.q.ll 352p.1ü ..J m.R.c. L l?.q.4 352m.16 _J Lo que nosotros escribiríamos como sigue: ~·v 4852 + rn -V ll ~352-w-. Para la operación ;Y"'a, además de csLa expresión, 1 empléase la de an, muy cómoda para generalizar gráficamente la idea de que toda raíz no es otra cosa que una potencia con un exponente • En el manual do matemáticas escrito por Maguitski quo era libro de texto en Rusi(l du~ante la primera mitad dol siglo XVIII no existe en absoluto un signo especial para la operación de la extraci6n do raíces. · 11 -0580 fraccionario. Esta segunda variante fue propuesta por Stevin, notable matemático holandés del siglo XVI. ¡Qué raíz es mayór1 Primer problema f.Quó es m<lyor V5 ó tf2? Resuélvase 6~lc y los prob1emas que le !-liguen a condición de que n o s o h a l 1 e n l a s r a í e e s. Soluc:lón Elevando ambas expresiones a Ja décima potencia, obtendremos; (Vs> 1 º = s = 2.5, <V2) 1º = como 32 > 2fl, entonces 1 y lf2> 26 = 32; vs. Segundo problema ¿Qué raíz es mayor: V4 6 V7? Solución Elevemos ambas expresiones a la potencia de grado 28 y tendremos: (V4) 2 ª=41 =2u=21.27 =-128'¿, CV7)u = 14 =7'-72 =492 • Como 128 > 49, resultará que V4>V7· 162 Tercer problemd ¿Qué l'aíz e~ l 1 7+ lí 10 6 mayor: V :i-~ l·' 1~1? Solu~ión EJé vcnse ambas ox pr~~s iones al. cuadrad<> y re.sultarú: (i/7 + V 10) 2 =11 + 2 1,'" w, (V g+ -~1 rn)z = 22+ 211 57 . De ambos t érminos rt:'st em os -17 y tendrc·mos2 1/ 10 y 5 + 2 }Í 57. Si d espués clcvamoH a rn l>ns c x pr<.~siones n cuadrado, obtendremos 480 y 253+20 vs1 . Hestando 253 p odre.m oR compa rar los resultados 21 y 20 > vs1. ·v Como 57 es mnyur q ne 2 , ento11ce.-; 20 ·}/ 57 li O; por cons iguicrntc v 3+ rn > v7+ t/ 10. > v Resuélvase al primer golpe de vista Problema Obsét'Ycsc la ecuaci ón x-''ª = 3 atcnlarn eutc y dígase cuál es el Vl\ lor ele x. Soluc.i6n Todo el que esté familiarizado con los sím- bolos algebraicos deducirá que 163 En efectó, x3 = (V3) 3 = 3 1 por consiguiente xxª =x 3 =3, que era lo que se buscaba. Aquell o~ a quienes esta solución «al primer golpe de vista» les resulte difícil, pueden valerse, para despeja l' con más .sencillez la incógnita, del siguiente razonamiento: Admitimos que .x:i= y. Entonces y- x =y y. por lo que la ocuación presentará esta forma CVY) 11 =a, elevando la expresión al cubo yV=3ª. Es pues evidente que y = 3, y, por consiguiente, y=,..:J .··-::l. ~r.. x=y Comedias algebraicas La sexta operación aritmética permite repre· sentar auténticas comedias y farsas algebraicas co11 los siguientes argumentos: 2 ·2 = 5; 2 = 3, etc. La gracia de tales representaciones algebraicas reside en un error, harto elemental , pero que, por hallarse muy oculto, tarda en ser descubierto. Mostremos dos piezas de este repertorio cómico del álgebra. 1 64 Primer problema 3. 2 = En primer lugar aparece en e1;cena una igutildad indiscuitible: 4- iO =o - 15. En el siguiente «cuadro» se suma a ambos miembros de esta igualdad una misma cn.ntidacl, 1 64: q-10+6 ..!..= 4 9-15+6 ..!.. 4 • El ulterior desarrollo de Ja comedia se reduce a transformaciones: 2 5 2 2 2 - 2 ·2·~+ ( 2 ( 5 2 2-~) = ( 2 ) ·1 =32 - 2.3.~...:. (~) 2 2 1 3....25 r." ' Extraída l a raíz cuadrada de ambos mi embros de la igualdad, rosu1ta: 5 5 2-2=3 - 2. 5 Sumando 2 n uno y otro miembro, llegamos a l a igualdad absurda: 2=3. ¿En qué consiste el er.ror? Solución El error consiste en que de l a expresión (2-~ ) 2 :::s( 3 -~ se dedujo que 5 5 2--=3-2 2. )2, Aunque los c.uadrados sean iguales, no por eso son idénticas las primeras potencias, pues (-5) 2 = = 52 , pero -5 no es igual a 5. Los cuadrados pueden sor igunle~ euando ln~ primera.s potencias tienen distiul.o f; ig-1 10 . En nuestro ejemplo se ofrece precisamente e~f.e caso: ( __ ..!_ ) z= ( ~ ) z 2 pero - 1 2 2 ' . 110 os 1gua l a 1 . 2 Segundo problema N ucva farsa algebraica (fig. 14) 2-2 = :> La acción so rle ~a rrolla en forma semejante al caso a1üerior v se basa on el mismo truco. En escena aparec.l; una igualdad que no despierta ninguna desconf i anzn 16 - 36 =· 2.5 -·· 45. Se snma a r.nda miembro una mi['ma cantidad: Hi - RG ....! . 20 ~ = 25 - /i 5 ~o A c.ontinuadún siguientes: +2íl !~ , hnccn las trarn::Iormaciones () 9 ,, 9 42-2.4· ..::_ _L ( - )- = 52-2. 5 · 2 ' 2 2 H)2 (4 - -9)2-(r: 2 2 . -1- ( -9 2 )2 ' ,> - - Después, mediante el absurdo razonamiento anterior so llega a 4- ; '=5- ;' 4=5 , 2 ·2 =5. Estos divertidos ejemplos deben prevenir a los matemáticos con poca e:x:periencia contra toda actitud descuidada hacia las ecuaciones que tengan su iricógnita on el radical. 166 Fig. 14. CAPITU.LO SEXTO ·l:cuaciones .dé seg.undo grado .. 17, 18, 19 El apretón de manos Problema • Las personas que a.s istieron a una reunion se estrecharon la mano. Uno de el.los advirtió .que los apretones de mano fueron.. 66. ¿Cuántas perso-. nas concurrieron a In reunión? Soluc16n ' La cuestión se resuelve con facilidad si recurrimos al álgebra. Cada una de las x personas dio la mano a las otras x - 1. Por tarito, el total d~ a·pretones de manos debe ser x (x - 1). Adem·ás ha·y q4~ iener en cuenta que cuando 1vanov da la mano a Pétrov, Petrov estrecha la mano de I vanov; estos dos npretones de manos deben ser considerados como uno solo. Por eso, el número de apertones de manos contados es dos voces menor que x {:t - 1). En consecuencia surge la ecuación X (x -1.) 2 6ti o sea, que después de la:.; correspondienLcs transformaciones se tendrá z2-z - 132,.- O, 166 de clonde 1 ,'f.= :r 1 =12, ± v1+528 2 ' .r. 2 = -H. Comoquiera que la rafa negativa (-11 personas) carece de todo sentido, la rechazamos, conserva ndo únic.amcnt.e la primera: l~ Tl la reunión estuvieron 12 personas. El enjambre de abejas Problema En la antigüedad estaba muy extendida en la India una diversión singu1ar: la solución de rompecabezas en competiciones públicos. Los manuales de matemáticas de ese país contribuían a fo celebración de tales campeonatos de cálculo mental. «Aplicando las reglas aquí expuestasescrihía el autor de uno de dichos libros -, un hombre inteligente puede idear miles1 de problemas semejantes. Así como el Sol hace paliclecer la!-l estrellas con sus deste11os, un hombre discreto ccHpsa la gloria do ot.ro bomLre en los concursos populares, proponiendo y resolviendo problemas algebraico~'>. En el original , estas palabras presentan un aspecto más poético, por cuanto el libro está e~crito en verso. Los problemas también aparecen versificados. Enunciemos en prosa uno de estos rompecabezas. Un gruJlO de abejas, cuyo número era igual a la raíz cu adrada. de la mitad de todo su enj ambre, se posó sobre un jazmín, habiendo dejado muy atrás a ~ del enjambre; sól o una abeja del mismo enjambre revoloteaba en torno a un loto, atraída por el zumbido de una de sus amigas que 169 cayó iruprudenl.emonte en la trampa de la flor ocilla, de dulce fragancia . ¿Cuántas abejas formaban el enjambre? Solución Si expresamos el número buscado <le abejas del enjambre con la letra x , tenemos la ecuución Pue de simplificarse la ecuación introduciendo una incógnitn :rnxiliar: Y= Y -z · ;c Entonces x :-:;;;; 2y2 , por lo que resullará la sigu icmle ecuación: 16y' 2 .. Y+s--i_J ., :! L.!/ • La ecuación liene dos raíces para y: Y1= 6• 3 Yz=-2 y otras dos para x J;l = 72, .xi= 4,5. Mas, como el número de abejas debe ser entero y positivo, es v{tlida sólo la ·primera L'aÍZ: el e nj~r.nJ:>re constaba, pues, de 72 abejas. Compro· bémoslo: .,,V/n + 8 . 12+2 =6 +M + 2 9 170 2=12. La mf;lnada de monos Problema Otro de los problemas indios puede ser. pre· sentado en verso tal y como foe traducido por Lébedev, autor del excelente libro ¿ Quíén inventó el álgebra? Regocíjan...<ie los monos divididos en dos bandos.: su octava parte al cuadrado en el bosque so sola.za. Con alegres gritos, doce atronand<l el campo están. ¿Sabes cuántos monos hay en la manada, en total? Solución Si el número total de la:manacla os x , entonces: ( 8.:r. )2 +i2=.r, de dondo ~ xl =48, x2 = 16. E l p-roblema. tiene dos solucione~ positi·v as: en la manada puede haber 48 y 16 monos. Las dos soluciones satisfacen por las condiciones del problom.a. Previsión de fas ecuaciones En los casos examinados y en dependencia de las condiciones del problema, hemos hecho diferente uso de las dos raíces obtenidas. En el primer caso hemos desechado la raíz negativa por no res11onder al contenido del problema; en el segundo, hemos renunciado a 1a raíz fraccionaria y negativa y, en el tercero, por el contrario 1 171 Fig. 15. hemos acept.ado las dos raíces. La presencia ele ~na segunda solución es, a veces, completamente inesperada no sólo para quien resuelve el problema, sino también para. su autor; pongamos un ejemplo de cómo la ecuación resulta más previsora que el mismo que l a establece. U na pelota ha sido lanzada al aire a una velocidad de 25 m por segundo. ¿Al cabo de cuántos segundos se encontrará la pelota a 20 m de altura? $olucl6n Para los cuerpos lanzados al alto, y libres en su ascensión de toda resistencia, la mecánica establece las siguientes proporciones entre la altura a la que sube el cuerpo sobre la tierra (h), su velocidad inicial (v), el aceleramiento de la fuerza de graved<!d (g) y el tiempo (t): gt'l h = vt - z - En este ejemplo concreto podomos hacer caso omiso de la resistencia. aérea, por cuanto es muy pequeña cuando ia velocidad no es de consideración. A fin de simplificar la operación, demos a g, el valor 10 m, en lugar de 9,8 m (el error es tan sólo del 2 %) . Sustituyendo h, v, g por sus val ores en la fórmula indicada, tendremos la siguiente ecuación: 20 = 25t- 10tll 2 ~ t después de quitar denominadores y simplificar t~ - St + 4 =O. Resultan las raíces: t1 =1 y t 2 = 4. 173 La pelota ostar-á dos veces a la altura de 20 m: al primer segundo y después de cuatro segundos de hnber sido lanzada. Acaso parezca inve rosímil y, al no reflexionar~ puede rechazarse el segundo resultado. Sin em haT'go , esto sería orróneo. Bl segundo resultado es completa.monte Jógjco: Ja pelota puedo encontrarse do~ Yeco~ a la altura de 20 m: una, al ascender, y otrn, nl do8c.onder. Se deduce eou facilidad que la pelota puede ascender durante 2,5 ~egundos con la velocidad inicial dü 25 m , llega ndo a una nltura de 31 125 m. Dc~pués de alcanzar: Ja altura de 20 m, (al segundo de ascenso) Ja pelota seguirá elevándose durante 1 ,5 segundos má~. al cabo de lo cual descenderá durante 1,5 segundos basLa la altura de 20 m, llegando al suelo un segundo después. El problema de Euler Al refcdrse Stendhal en su Autobiografía a sus años de estudiante, escribe lo siguiente: «En su casa (la de s u maestro de matcmátic~s) encontré a Euler con su in·obléma acerca dC! los huevos que la campesina 1lcvaba al mercado ... Esto fue para mí un descubrimiento. Comprendí lo que significvba ,•alerse de un arma como el álgebra. Pero ¡demonios!, nadie me lo había explicado antes ... » He aquí el problema de la .Tntroducctón al á lgebra, de .E u ler que tan fuerte impresión produjera en Stendhal. Dos campesinas llevaron en total 100 huevos al mercado. Una de ellas tenía más mercancía que la otra. pero r ecibió por ella la misma cantidad de dinero que la otra. Una vez vendidos to(los, la primera campesina dijo a la segunda: 174 «si yo hubiera llevado la misma cantidad de huevos que tú, habrfo recibido 15 cruceros». La segunda contestó: «Y si yo hu hiera vendido los huevos que ten.fas tú habría .sacado de ellos 52/ 3 cruceros». <~Cuántos huevos llevó cada una? Supongamos que la primera campesina tcmfa x huevos. La segunda tendría 100 - x. Si la primera hubiera tenido 100 - x habría sacado de ellos 15 cruceros. Eso quiere decir que Ja . . l os louevos a 15 ~ prune•·a campesina ven d"ó t 100 cada uno. De esta manera vemos que la segunda campe20 . . , 1os b uevos a 6 2 : x = Sx sina ven d io ca d a uno. 3 Hallemos ahora la cantidad oblenida por cada campesina: fo primera: X• 15 100-X - 15x 100-:z:? la segunda: (iOO-x) . 20 = 20i(100-x) 3x &!; • Y c-omo ambas recibiel'on lo m i~mo, entonces 15.x _ 100-x - 20 (100-x) 3x que después de las correspondientes transformaciones resultará z2 + 1.60.x - 8 000 =O, de donde X¡ = 40, X2 = -200. La raíz negativa carece de sentido en el presente caso. El problero~ no tiene más que un 175 resultado: la primera campesina llevó al mercado 40 huevos y la segunda 60. El problema puede resol verse con más brevedad. El ·p rocedimiento es m ás ingenioso, aunque m ás difícil. Supongamos que la segunda campesina llevó al mercado k huevos ·más que la primera. Ambas recibieron por su mercancía la misma suma de dinero. Esto significa que la primera vendió los huevos Te veces más caros que la segunda. Si hubieran cambiad o la mercancía, la primera campesina hubiera tenido k veces más h uevos que la segunda y los habr ía vendido k' veces m ás caros, recibiendo k't más dinero que aquélla. Por lo tanto tendremos: •2 45 9 k'J= 15: 63= 20 =4: de donde resulta que 3 k= 2· Ahora no nos queda más que dividir· los 100 hue vos JH'oporcionalmente a 3 y a 2. La ·primera campesi na lle vó 40 huevos y la segun- da, 60. Los altavoces Problema E n la i>laza hay instal ados 5 alta voces distribuidos en dos grupos: uno de ellos consta de 2 u1laratos, y e.1 otro, <le 3. La d istancia que separa los dos grupos es de 50 m. ¿Dónde ha brá que colocarse para que el so nido de ambos grupos se oiga con la misma intensidad'? 176 Indudablemente. El signo menos significa que el segundo punto de idéntica audición se encuentra dirección o p u e sta al punto positivo que se tomó al establecer la ecuación. ParUendo del lugar ocupado por los dos reproduc.t.ores y en fa dirección con venient.e llegamos a los 222,5 m, punto en el que el sonido de ambos grupos de altavoces se oye con la misma intensidad. }~ste punto dista 222 ,5 + 50 = 272,5 m del gr.upo de tres aparatos. Así pues se han encontrado dos puntos de igual audición colocados en la línea formarla por las fuentes de sonido. En esta línea no hay más puntos donde coincida la intensidad de sonidos, pero fuera de ella, sí. Puede demostrarse q\10 el lugar geométrico de ]os puntos que responden a las condiciones del problema es la circunferencia que pasa por. los dos puntos hallados, cual si fueran los ex.tremo::; de su diámc.tro. Esta circunferencia, como vemos, limita un egpacio bastante ex Lenso (la parte rayada en la figura) dentro del cual la intensidad auditiva del grupo formado por dos altavoces supera la audición del grupo de tres aparatos; fuora del espacio indicado se observa el fenómeno o1mesto. en El álgebra del vuelo a la Luna Del mismo modo como se han encontrado Jos puntos de igual audición de dos tipos de altavoces, se puede encontrar también puntos de igual atracción del cohete cósmico por dos cuerpos celestes-la Tierra y la Luna. Busquemos estos puntos. De acuerdo con la ley do Newton, la fuerza de atracción recíproca de dos cuerpos es directamente propot'cionaJ al producto de las masas que 178 M atraen, e inversamente propord.onal al cuadra· do de la distancia entre ellos. Si designamos con M la masa de la Tierra y con x la distancia entre ella y el cohete, la fuerza con que la Tierra atrae cada gramo ele masa de la nave aérea se expresará mediante Mk donde k es la fuerza de atracción recíproca de un gramo po.r un gramo a la distancia de 1 cm. La fuerza con que la Luna atrae cada gramo del cohete en ese mismo punto será: mk (1-x) 2 ' donde m es la masa do 1a .Luua y l la distancia que la separa de la Tierra (se presupone que el cohete se halla en la recta que une Jos centros de la Tierra y de la Lu1rn). E] problema exige que riuk mk x2 (l-x) 2 = es decir .M xi -m- =-l2.,...~2-i,x_+ _x,,_ 2 • ., M , segun , l a As trouomia, ' cqu1va . le L a re l ac1on m aproximadamonte a 81,5. Aplicándola tendremos .,t'2 z2-2zx+x2 81,5, por lo cual 80,5xZ - 163,0kt: + 8f ,5l2 = Ü. Al despojar la incógnita x resulta: X¡= O,~l. ::r2 = 1,121. Al igual que en el problema de los altavoces, se llega a la conclusión de que en la línea que une la Tierra y la Luna existen dos puntos buscados donde la atracción. de ambos planetas 179 actua sobre ei cohete con idéntica intensidad: uno a 0,9 de lu dist;ancia que separa. los planetas partiendo del centro de Ja Tierra; el otro, a 1, 12 de esta misma distancia. Como quiora que la distancia l entre los <.'entros de la Tierra y la _. ..... 1 .l' _ -.. ....... ./ ::\'f0tP'1 d,¡tr~' /..., / -- ... . \ ·--,----- - · . -1 ( 1111111 ¡ l 3SOOA'/#f0! 1 '¡\ l ' ~\ \ \ 1 . . 1 .l''. . . _____,, , ,/ \ I -- -- . B"8Ull1111 Fig . 17. Luna ~ 384 Oüú km, uno do los puntos buscados se encuenLra a 34li 000 km de la Tierra; el otro, a 430 000 km. Sabemos ya por el problema anterior que esa misma propiedad caracteriza a todos los puntos de la circunferencia c¡ue pasa por los dos puntos liallados, tomados como los dos extremos del diámetro. Si hacemos girnr esa circunferencia tomando como eje la línea que une los centros de la Tierra y la Luna describirá una esfera cuyos puntos responden a Jas exigencias del problema. El diámetro de esa esfera llamada «esfera de atracción» de la Luna Uig. 17) será igual a: 1,12l - 0,9l = 0,22l,:::;: 84 000 km. Mucha gente pic11sa errónemante que para acertar con un cohete en la Luna es bastante hacerle alcanzar la csfora de atracción de ésta. 180 /¡ _¡ A primera vista parece que si el cohete se halla dentro de la esfera de atracción (y su velocidad no es muy grande) él debe oaer for zosamonto en la superficie de la Luna, por c.uanto la fuerza de atracción de la Luna «supera» a la de la Tierra. Si fuera así entonces l a tarea del vuelo a la Luna sería mucho m ás fácil , puos no ha.ría fa1ta acertar a la Luna cuyo diámetro se ve en ol cielo b ajo un ángulo de 1/2º, si.no a un globo de 84 000 km de diámetro, la el irnonsión del cual equivale a 12º. Pero no es d ifícil demos t.rar ol cr.ror de razones parecidas. Supongamos q ue un cohotc lanzado desde la Tierra hacia la Luna, perdiendo su velocidad por causa de la atracción terrestl'e, llegue a la esfera de la atracción lunar Lenicndo la velocidad cero. ¿Va a caer éste en In Luna·? ¡De ningún modo! En primer lugnr, dentro de la e~fora de atracción lunar hay también Ja nlrn<~ ci<)n terrestre. Por eso al lado de Ja línea de Tierra - Luna la fuerza de atracción de la Lunn no va s<ílo a «snperar)) a la terrestre, sino éstas se sumarán de acuerdo con la regla del paralológramo de fuerzas y obtendremos una fu er.za resul~nnLc no dirigida directam ente a ] a Luna (sólo en la línea de Tierr a- Luna esta fuerza resu ltante ~cría dirigida directamente al cent.ro de la Lnna). En segundo lugar (y esto es lo princ.ipfl l ), l a m isma Luna no os un hlanco inmóvil y si nosotros queremos saber cómo vn a moverse co n relación a é~t~ el cohete (si va :. <ccaer» en elJ a), hace falta t ener en cuenta ·l a velocidad del coheto respecto a la Luno,. l\fas:esta vt.~1ocidad no equi- vale a cero, puos la misma L una se mueve alrlldedor de la Tierra con nnn ve1ocid R<l de 1 km/seg. Por eso la velocidad riel movimiento del cohele con relación a la Luna es demasiado grande para 181 que ésta pueda atraer el cohete o por lo menos detenerlo en la esfera de su atracción como un satélite artificial. En realidad la atracción de la Luna empieza a ejercer influencia considerable en el movimiento del cohete antes de acercarse éste n la esfera de at.raeción do la Luna. En la balística colest.0 hay que tener en cuenta la atracción de la Lulla desde el momento cuando el cohete llegm~ n la e s f e r a d e i n f 1 u e n e i a de la Luna que tiene el radio de 66 000 km. En este caso ya M pnede considerar el movimiento del cohete con rHlación a la Luna al olvidar por completo la atro.ccíón terrestre , pero ha~e falta tener en consideración la velocidad exac.ta (respecto a la Luna) con c¡uo el cohete entro. en la esfera do influene.ia dC"1 Ja Luna. Por eso es natural que el cohet.o <lehe ~er 1anzado a la Lnna por una trayectoria que puede asegurar que .la velocidad (con relación a la Luna) de entrada en la esfera de influenc.ia de la Luna esté dirigida clirectamcnt.e a la Luna . Para eso la e~fera de influencia de Ja. Luna debe chocar con el cohete que se mueve a ~u encuentro. Como se ve no es una cosa tan fácil acertar a la Luna como a un globo de 84 000 km ds diámetro. "Eiercicio complicado" Son muchos los que conocen el cuadro E_iercicio complicado, (año 1895) de Bogdánov-Belski, pero muy pocos se percatan del contenido del «ejercicio complicado» al contemplar dicho cuadro Trátase de resolver rápida y mentalmente el siguiente ejercicio: 10 2 + u2 + 122 + rn2 + ·142 365 • 182 El ejerc1c10 1 efectivamente, no es fácil. Sin embargo, los alu;m.nos del cuadro lo resuelven con facilidad. En -la figura del maestro, ~l pintor reprodujo a S. Rachinski, prQfesor de Ciencias Naturales, que abandonó la. cátedra d~ la universidad para convertirse en sencillo maestr9 rural. El inteligente pedagogo cultivaba en su escuela el cálculo mental, basado en el hábil empleo de las propiedades de los númer9s. Los números 10, 11, 12, 13 y 14 tienen una curiosa propiedad: 102 + 1P + 12 2 = 132 + 142 • Comoquiera· que 100 + 121 + 144 = 365, es fácil hallar roen.talmente que la expresión reproducida en el cQadro es igual a 2. El álgebra nos ofrece los medios necesarios para plantear con más amplitud la cuestión de esta interesante particularidad de las series de números. ¿Es acaso ésta la única serie de cinco números consecutivos, en la que la suma de los cuadrados de los tres primeros es igual a la suma de los cuadrados de los otros aos? un Sotuci6n Si expresamos el primero de los números buscados con x, tendremos la siguiente ecuación: x~ + (z + 1)2 + (.x + 2):1 = (x + 3)i + {.x + 4)1. Sin embargo, es más cómodo expresar con x, no el primer número de los buscados, sino el s e g u n d o. Entoces la ecuación tendrá un aspecto más sencillo: (.x- 1)2 + z2 + {x + 1)2 = (x + 2)2 + (a:+ 3)2. Al abrir los paréntesis y reducir los términos semejantes, resultará: .:z:11 - tox - t1 = O. de donde z=:>±lf25+H, :e1 =11, x2= -1. 183 Fio 18._ _ _ _ _ __ Existen por consiguiente, dos serles de números que tienen las propiedades exigid as: In serio de Rachinski 10, 11, 12, 13, 14 y la serie o, - 2, - 1, 1, 2. Así es, en efecto, (-2)2 + ( -1 )2 + 02 = f2 + 22. ¡Qué números son1 Problema H úllense tres números consecutivos en los que el cuadrado del número del medio sea mayor en una unidad al producto de los dos restantes. Solución Si la primera cifra es x, tendremos la ecuacjón; (x + -1) 2 = x (x + 2) + 1. Abriendo los paréntef:lis resultará la siguiente ecuación: x?. + 2.x + 1. = x 2 + 2.x + 1 de la cual no puodc dcrlnc.irso la m:tgnitud de x . Esto muestra qno la igualdad formulada por nosotros es una i d e n t. i d a d: y Ja identidad es efecti va, no sólo cuando sus letra8 encierran un valor de ter m í n ad o , como ocurre en la ecuación, sino para e u a 1 q u i e r va1or de las mi~mas. Por ello, lre~ números consec11tivos. sean los que fueren, poseen dicha propiedad. En efecto, tomemos tres cifras al azar: 17, 18, 19 186 y nos convenceremos de que 182 - i 7 • i 9 = 324 - 323 = 1. Lo inevitable de esta correlación salta más a la vista si ox presamos la con la letra x, con lo que x2 - i = (.1: + 1) (x - s e g u n d a cifra 1). Es decir, se trnt.a dn una identidad evidenLc. CAPITULO SEPTIMO La magnitud mayor y la menor Lo~ problemas presentado~ en est.e capítulo pertenecen a una clase muy interesante; con ellos 8e propone hallar el vnlor mayor o el menor de cierta magnitud. Estos prnblcmns pueden ser resueltos por diferentes procedimientos, uno de los cuales exponemos a continuación. P. Chebyf'hey, matP-mát.ico ruso, en su obra «Delineación de los mapas geográficos» e~cribfo qnc Jos métodos , qun ayudaban a resolvor un problema común parn toda ln actividad práctica de1 hombre - cómo disponer de sus medios para obtener, en la medida de lo posible, mayor prop vecho- tienen una importanci.a especial. Dos trenes Problema Dos líneas férreas se cruzan formando un ángulo recto. Lo~ tl'enes se acercan a gran velocidad haci a el cruce. Uno parte el e cierta e~tación situad::t a 40 km del cruce; el otro, de una estación que dista 50 km rlel cruce. El primero mnrcha a una velocidad de 800 m por minuto, el segundo a 600 m. ¿Cuántos minutos transcurrirán desde eJ momento de la partida para que las locomotoras se hallen a la menor distancia entre sí, y cuál será esa distancia? 18? Soluc:lón Dibujemos el esquema de la marcha de los trenes. Supongamos que las líneas rectas AB y CD son do~ líneaF-( férreas que se cruzan (fig. 19). La e~tación B se encuentra a 40 km del cruce O, y la estación, D a 50 km. Admitamos que al cabo A. Fíg. 19. de x minutos los trenes se encuentran a la <li1'tancia más próxima entre sí: (M N = m). El tren que sale de B hace el recorrido BM = 0,8x, ya que en un minuto recorre 800 m = 0,8 km. Por consiguiente, OM = 40 - 0,8.x. Del mismo modo hallaremos que ON = 50 - 0,6x. Según el teore.N ma de Pitágoras ,\fN=m= VOM'i+ON'= 4Q-0,8:r)2+(50-0,6z)Z. =-V 188 Elevemos al cuadrado am has partes m ==: 'Y,. (40-0,8)2 + (S~l - 0,fu:)~ y operando tendremos x2 124.:r - + 4 100 - m2 de la ecuación = O. Resolviendo la ecuación para hallar el valor de x, resultará .z=62 ±Vm.'L .....;256. Ya que x, el número que expresa los minutos no puede ser una raíz imaginal"ía, tra n~curridos, e Fig. 20. entonces m2 -256 debe ser una magnitud positiva o, <t lo sumo, equivalen te a cero. El último es el que corresponde al valor m í n i m o de m; 189 de aquí qué! m~ = 256, o sea, m = Hl. Es evidente que m no puede ser menor que 1.6, de lo contrario x se convertiría en una raíz imaginaria. Y si mz - 256 = O, e.ntonces x = 62. l /e~r.r:::~··:·:~:z:: ! -:=}!1.!tJ~.llJM~..:i!'.~:~·=·=· ·===~-=~ c. A X D Fig, 2t. De esta forma las locomotor~s ll€gan a su punto de mayor aproximación al cabo de 62 minutos, y la distancia que las separa será de 16 km. Determinemos dónde se encontrará cada una en el momento de mayor aproximación. Al buscar la distancia OJY!, tendremos que es igual a 40 - 62·0,8 = - ~).6. El signo negativo indica que la primera locomotora habrá rebasado el cruce en 9 ,6 km. La distancia ON sorá: 50 - 62 -0,6 = 12,8. Es decir, que u In segunda locomotora le fa harán 12,8 km para Jlegar al c.ruce. En la fig. 20 se ve la posíción que ocupan las locomotoras en el momento dado. Se puede apreciar que ésta no es tal y como nos la imaginábamos al principio. La ecuación ha resultado ser tan tolerante que, 190 a pesar de lo erróneo del esquema, nos da uti resultado acertado. No es difícil averiguar de dónde proviene esa tolerancia, que está condici onada por las reglas a1gebraicas de los signos. ¡Dónde construir el apeadero! Problema A 20 km del ferrocarril, cuya línea es recta, se enc·uentra el punto poblado B (fig. 21). ¿Dónde hay que construir el apeadero e para que en el viaje de A a B por 1a línea f érrca A C, y por la carretera CB se invierta el menor tiempo posible? La velocidad por ferrocarril es de 0,8 y por carretera de 0,2 kilómetros por minuto. Solución Expresemos la distancia AD (de~de A hasta la base de la perpendíc,1lar BD n la horizontal AD) con la a; y CD, con la x. l.·~ntonces AC= AD-CD=a- x, y CB= Y l'D'.l.-f-BD2 = = Y x2+202. El tiempo empleado por el tren para cubrir el trayecto AC será igual a AC 0,8 a- x = 0,8 • El tiempo necesa rio para recorrer· fa distancia l'B de la carretera equivale a CB 0,2 Vx2 +202 0,2 El vrnJe desde A hasta B ocupará, en total, a-x ú,8 + vx2+202 0,2 191 ~sta suma, q:,1e expr.esatnós con m, debe ser la menor. Ln ecunción tt ·· · ·· X +- 0,8 1/ ;i·3 ··/- 2,1_\Z 0.2-···--·· =JI/ preséntase así: X - ü' )8 + -Vx~ + 20..: ') ? l ! ..... = a 111. - o8 . Multiplicando por ú,8 tendremos -x+4 Y x:i+2u"1. =l),8m-a, Y cuando ex prosamofl O,Bm-a, con la k, haciendo desapart•cer el radical, tendremos la ecuación de segundo grado 15a.~-2kx + 6 /ittO - k 2 =O, de dollde x= " ± v 1111,:¿ - rn¡ ooo 15 Y como k = 0,8m-a, al alcanzar m la nuruma magnitud sucedo lo mismo con la k, y viceversa*. Mas para que x resulte real es necesario que 16k~ no sea menor que 96 000. Por lo tanto, el valor mínimo para 16k2 será 96 000. Por esa razón, m será la magnitud menor cuando 16k2 = 96 000, de donde k= ytfOOO, y por consiguiente - k + o- X-~ - l/ ~ - .: ·1'' ·{5 -,..._,<>,u. • Debe tcncrs1~ en cuontll que k > O, por cuanto 0,8m=a-x-j-4 l / xz+2o'l. > a-x+x=a. 192 El apeadero debe const.i·ufrse aproximadam·ent~ a 5 km del punto D e u a l q u i e r a q u e s e a l a 1 o n g i t u d a = AD. No obstante, es evideu le que nuestra solución t iene sentido sól o en el caso de x <a, pues al formular la ecuación hemos considerado que la expresión a - .~ era un valor positivo. Si x = a :::::::: 5, 1() uo hace fnlta ningún apeadero y debe llevac·se la carretera hasta la est~c~ó.n. De m anera idéntica ha y que operar on los casos en que la distancia a soa inferior a 5;1p km: Esta voz somos nosotros Jos quo hemos ób.rado con mayor prudencia que la t?cuación. Si hubiera- . mos confiado ciegamente en Ja ecuación, ha1fría-mos tenido que construir el aJ>f)adero más allá de la estación, cosa totalmente absnrda: en este caso x > a, por eso, ~l ti cm po a-x -U:S· durante el cual teníamos 4ue viaja1· eu ferrocarril, seda negativo. El caso as aleccionador y muestra que, al valerse de recursos mate:ináticos l1ay que mantener una actitud prudente hacia los resultados obLenidos, recordando siempre que si no se cumplen las cond iciones en las quo so fundamenta el empleo del recurso matemático, el resultado puede perder todo sentido. ¡Cómo trazar la carretera al embarcaderol Problema Desde la ciudad ribereña A h ay que trasladar cargam ento al punto B , situado a a km más abajo, y a d km de la orilla del l'ÍO (Jig. 22). ¿Cómo debe trazarse la carretera d c8cic B a1 río 13-058 0 193 .Para que el t.rnnsport.e de ~argas .desde A hast.á B resulte lo miis ba1·aLo posible, consi deran do que r Fig. 22. el ('.rnnspol'te de 1111 : 1 l.one1ncla-k iJ<'.irnelrn po r río c11ost.a .la mi t:u) qu e por c:·11·re!crni1 Solución Expresaremos la distancia AD con Ja x , y la longitud de In carretera DB con la y. Como hemos supne~to, la 1ongitnd AC = a, y ]a BC = =d. Puesto que el t1·ansporto por carretorn cuest a ol doble que por río, la s 11tna ' x+2y debe ser, r espondiendo a las exigenc.ias del problema, la m ás pequeña. Exprnsémosla con fa m. De aquí fa ccuaciún z + 2y = m, . ·v Pero x = a - DC, y DC = y"' la . ecuación se presenf.al'ti. nsí: a - lf.11~-d~+'21¡=m, 194 d"'; cnloncos y, al l1acer desaparecer el 1·aci ica i, l'esulta : ;{!1 2 - 4 (m - He~ 1.1J v:1111 os 2 .11 - ::S (m - a) !I + (m - 11)t +d 2 = O. a liorn la nr..nnci611: . ab: ·v (11t --· a)!! -- i)tl:! ;) , Para que y respon(b.1 a las co ndiciones, (m - a.) 2 n o o~bo ser inferior o 3d 2 • Ln magni Lud más pequeña de (m - a) 2 os igunl n 3d2 y entonces rn --·a =- d V 3,~ !1= 2(m - a) + ·º 3 2dV3 - - 3 sen L BDC=d:y, es docir, !!(.IDL d .2dV3 lf3 BDC, =-¡¡=d. - - =T· 3 3 Mas e1 ánguJo cuyo seno os igual a · ~ equiva1c a 00°. Esto significa que Ja c.orrctcra debe ser trazada formando \Jn á ngulo de 60º con el río , independiente de Ja distanc.ia A C. Aquí vue1ve a aparecer fa misma particularidad que en el prob1ema ar1terior. El resul tado tiene sentido sólo en determinadas conrlicíones. Si el punto poblado está s ilu~do de tal manera que la carretera (cuya línea forma un ángulo de 60º con la del rfo) pasC1 J)(.ir c1 lado opuei;;t.o de ]a ciudad A , entonces la so lu ción dada os inaplicable¡ on este cai:::o hay que unir direct.amente el punto B con JR ciudad A por carrotera sin emplear en absoluto el río 1>ara el transporte. ¡Cuándo alcanza el producto su málimo valort Para resolver muchos problemas relacionados con «el máximo y el mínimo», es decir, para buscar el valor mayor y el menor de una magnit.u d va·riable, puede emplearse un teorema alge195 l>raico que i!xundnarcmos u continuación. Veamos el probfoma siguiente: ¿En c¡ué dos pnrtes clebC\ dh•i<lirse un l1úmero porn q1w su pro d11 c:.l.o n l 1 ~.;111c<~ ol m;h:irno va lor? Solución Supongamos que el núm ero dado sea a. Las partes en que se di\•id o a. sou a. u. 2+ :c y y -· :c. E l número x indjca la diferencia de estas partes con la mitad do a. El producto de ellas es igual a l~s evidente que el producto de las partes t omadas aumentará en la medida en que disminuya x, os decir, en In mcclida en que disminuya Ja diferencia ent.re l as mismas. El res ultado ma yor será cuando x = O, os decir, cua ndo ambas partes . l es a 2a . sean 1gua Quedamos, pues, en que el número debe dividirse por la m i l. a d. El producto de el.os números , cuya s um a sea constante al canzará su máximo valor cuando estos números sean iguales en tre sí. Examinemos este mismo ejemplo con tres números. ¿Én qué tres parles debe dividirse un número para que su ¡>ro<lucto alcance el máx imo va lorí' Solución Para t•esol ver aste problema nos apoyaremos en el anterio r. Tomemos un número a dividido en tres partes. Supongamos previamente q11e ninguna de las 196 tres parles es igual <l : • Entre ollas haln·á una a 3 (las tres no puerlen ser menores que :.., ) . Dicha parte la expresa remos así: parte mayor que a 'rambién habrá otra parte menor que 3 , que represontarcmos con a 3 -Y· Los números x e y son posiUvos. La parte tercera será indudablemente igual a a a Los números a y 3 + X - y represe ntan una suma igual a la de lns dos primeras partes del número a, pero la diferencia entre ellas (es d~~cir, x - y) es menor que la diferencia entre las dos primeras partes, que era cqui va lente a x + y. Como hemos visto en el problema ant.orior, el producto de : (;+:e-y) es mayor que el producto de Jas dos primeras partes del número a. De esta forma, si las dos primeras partes del número a son sustituidas por los números a 3 y a 3+x-y, dejando la tercera intacta, el producto aumentará. Supongamos ahora que una de las partes es igual ::i ~ • Entonces las oteas <los partes se. 197 presentarán a 3 +z RSÍ a y ]'" - z. Si hacemos q,1e 1~R tas dos part.es sean igua les a ~ (cuya suma, 1>or ollo , no so altera), varemos que su producto :rnrnentn, siendo igual ¿l: a 3 . a a. 3 . a.:~ ::r = 27 . Así p ues, si d núm ero a se d i vide en tres part.es desiguales , el producto de éstas será mc n o 1~ a3 • que 27 , e.s docir, menor qu e <:•l produ cto ne tres facto res i g 11 ~ 1 e ~ quo sum en a.. Por e l rnil'.lmo procedimien t o puede dem ostrnrse este t.oorema parn e u a t r o facto res, pAra e i n e o, ele. Examinemos a h orn un ca~o m~ís gc11era1. Hálle~e el valor de x y de y para quo la e.xpl'osióo :illf alcance h mnyor magnitu d si z + y = = a. Solución Busqu emos l'I va.lor d<.! x mediante el cual la expresión xP (a-$)q alca nce s u má.xi nw rnag 11 it11d . Multipliq uemos osLa expresión obtend remos )fl ~ igu ienl.ü: por 1 pPr¡q y xP (a- .c.)Q pP q<l q ue alcanza 1·~ s 11 rna x 1m a magnitud cu nndo fa ad quiera la expres ió n i nicín l . 198 Heprcsont.emos así a la a-x u.xpn.~sión 1i-x oI:1t.'enHfa a-x p veces La suma do todos Jos factores será igua) a _=.. + ..=..+.!..+ ... + p ]> p -.,- 1' __________- a-:r. ...._q + ~+ r¡ V~CCS px =p- 1 . .. - 1/ VCCf•S , q (a-x) q x+a-x = ti, es decir, será una magnitud coDsln nlc. Si nos b ~lsa mos en lo dcmoslrndo nnloriormeHt.e (¡>úgs. 1 n4- H.l:J) deduciremos que ol pro,ducto :r, X ;;, -p ·-·--p p , , • l t - :1; ll -.r ll - :t: --· - --·--q q (] alcm1z<1 ol nuiximo vaJor al ser ig11all!S i; ui; fact.o 1'08, us docir, c1rnndo ,r a- :r. p = - q- Sa bem os que a - x ·~ 11; :-rnslitnyeudo <~) nntecedente do la scg\111da i•ttzún y a l 1.c1·a n rlo d orden de Jos medios, rcs11 lt.nrá X p iY =-q e~ta forma, el proch1cto de a.3 -'yq nlca11za su máxímo vnlor, l'i la gumri :r + y (I~ const.ante, De cuando .% : y= p : q. Siguiendo i;emejante rn1.on11micnto puede moslrar~e que los produdos 199 de~ Uegan a su valor máximo, si las sumas x + y + z, x y + z + t, cte. son constantes, cuando :e : v : r: = p : q : r, :e : !! : .s : t = p : q : r : u, etc. + ¡Qué suma será Ja menorl El lector que deseo abordar la demostración de teoremas nlgebrnicos de valor práctico, puede demostrar por. sí mismo el siguiente principio: 1. La suma do dos núm eros, cuyo producto es consl.ante, alcanza el v a 1 o r m í n i m o cuando dichos uúmeros son iguales. Por ojemplo, J>nra el producto 36: 4 + 9 = = 13, R + 12 r-c 15, 2 + 18 = 20. 1 + 36 = 37 y, por último, 6 + ti = 12. 2. La s uma de varios números, cuyo producto es invariable, será la menor cuando l as magnitudes de l os números dados sean idénticas. Por ejemplo, para 2H3: 3 + 12 + 6 = 21, 2 18 6 = 26, ü + 6 + 4 = 19 , mientras que 6 + 6 + 6 = 18. Mostremos en una serie de ejemplos cómo son aplicados en la práctica estos teoremas. + + El tronco de mayor volumen Problemas De un tronc() cilJndrico d ebe sacar.se una viga rectangular dcJ máximo volumen. ¿Qué forma ha de tener su sección? (fig. 23). Fi9. 23. ~ºº Soh.tci6n De acuerdo con el teorema de Pitágoras, s1 los lados do la i;ección rectangular son x e y, tendremos x2 + y'l. = ai. Donde d es el diámetro del tronco. El volumen de la viga scril el máximo cuando la superficie de su sección sea también Ja mayor, es decir, cuando xy alcance la mayor magnitud. Mas si xy tiene su máximo va lor, también lo alcanzará x 2 y 2• Y corno la s uma x 2 y2 es constante, e] producto 2 2 x y será el mayor, como dcmoio::tri:imos ant.e$, cuando + x'l. = y'.! 1 Ó X = !I · Por lo tanto, la sección e u a d r a d a. dl! la viga debe ~er Dos parcelas de tierra Problema 1. ¿Qué forma ha de tener una parcela rectangular de un área dada, para que la Jongitud de su cerca sea Ja menor posible? 2. ¿,Qué forma debe tener una JHl,rcela r.ectangular para que, .con una longitud fija de su cercado, teuga aquélla la mayor área posible? Soluclón 1. La forma de la parcela rectangular se determina pot· la relación entre s11s lados x e y. El área de una parcela cuyos lados sean x e y es igual a xy, y la longitud de Ja cerca 2x + 2y. Esta última será 1a monor si :r: + y t1ene el m1rnor valor. 201 + Si el producLo x y es constante, la s uma x y ~onor si x = y. Por lo tanto, el rcclángulo quo bu~camo~ debe ser un cuadrado. 2. Si x e y son los Jarlos de nnH parcela rectangular, la longit.nd de su cerca sorá 2;c 2y, y su áren, xy. E ste prodttct.o es el mayor c111rn<l.o lo es también el prodnc.t.o 4xy, o Süíl, 2x ·2y ; este último alc.auza :-;u m;íximo valor (s i 1a suma de sus faclores 2x 2y es constante) cuando 2x = 2y, es decir , ~i la ¡1arcela es un cuadrado. A la~ pro_piedl-ldes del cuadrado, conocidas por la geomet.rfa podemos agregar una más: El cua· es la + + drado es, entre Ios reet.<l11g11los, el que co n un úrea dada tiene menor ·perímetro; y con un perímetro dado, mayor úrea. La cometa Problema Búl'q11ose ln formn de unn cometa con 11n sccl.or circulnr que Lengn Ja .mayor ~u¡u)rficiet parLicndo <lt' un perímetro prnviamente <iu<lo. Solución Precisadas las condiciones <lel prohlenrn, rlebcmos hallar la relación entre la Jongitud deJ arco ri el sect.or y su radio que nos dé la mnyor ~upcr ficie posi-ble, sin nlt.erar el perímetro dado. Si el radio de un sector es x y el arco y, el perímetro l y 1a su pcrficic S, se expresarán ~1 $ Í (fig. 24). l= Z:t+ !1. :t y s = T= :1 (/. -2:t·) 2 La magnHud rle S llegti a su máximo valor, con los valores de ;l: que lo 1>roporcionen tnrnbión a In ex presión 2:r. (l - 2x), o ~ea , ol cuádruplo de la 202 superfide. Y como la sumn 2x + (l - 2x) = l es una magnitud constanfo, ~u pl'oducto será ol mayor cuando 2x = l - 2x, de donde l x=T, l l Y=l-2·4=2· De esta forma, un sector con perímetro dado tiene In mayor superficie cuando su radio representa la mitad del arco (es decir, l a longitud Fig. 24. de ~u nrr·o es igual a l a suma de .los radios; o la Jongit.ud d<~ l~ línea cur\.'a de s11 perfrnetro l'!S igua.l a la longitud de' fa. quclrra.rfo.). l~ l ángulo rlcl sector os 1.1pr:dma1iamcHt.C <le 115°, o sea, dos l't1<lia11es. L as cunlidl'ules di) vuelo <le ta l cometa ya o~ 111rn cuc:-:;ti6n ajena a <!ste probJoni41. 203 La construcción de una casa Problema En el sola¡ de una casa derruída, donde queda en pie tan sólo una pared de 12 m de largo, se pro yecta la constrncci ún de un nuevo edificio aprovechnndo el muro cxistent.o. La superficie de Ja nueva casa debe ser de 112 m 2 • Las condiciones económic.as para la obra son: 1. La l'eparació1t <le un metro lineal de pared vieja equivale al 25 % de lo que cue~ta le va ntar 11 na nueva. 2. El derriho de?- un metro lineal de la pared vieja y la consl.rncción de una nocva con ladrillo recobrado alca11z.a el !50% de lo que costaría levanLarla con material de fábrica. En tales conrliciones. ¿cómo sería más ventajoso aprnveclrnr la pared vieja? Solución S111>011gamo::; quo ::;e conservan x mctl'o8 de pared y Jos dcmús 12-x se derriban para , con el material recuperado, levantar una parte de la pared de la fntura c~sa (fig. 25). Si el valor de cada metro lineal levanl.ado con ladrillo nuevo es igual a a, la reparación de x metros de pared vieja costará la edificación de los 12 - x roetros do pared costara, al12-t x) ¡ e l resto d e l a pared, a (y - (1 2 - x)J, es decir, a (y + x - 12); la tercera pnrte de 1a pared, ax, y la cuarta, ay. Todo el ti·abajo equivalch·á a ªZ ; ax 1.+ = a (12- x) 2 +a(y +x - a ( 7.r ···I 8!1) l. , - ·· h(l . 1 204 12) + a..i:+ ay= La última expres.ió11 llegur!t a su iníuima maguitud cuando la suma 7x 8y alcance s u va lol' m tnlmo. + Fig. 25. Sabemos que el área a H 2; por lo tanto, no esta cRsa xy es igual 7x ·By = 56 ·H2. Si el producto os constante, fa suma 7x tomará el menor valor cuando + By 7:& = 8y, de donde 7 8 x. Sustituyendo el vaJor <le y e n la ecuación Y= xy = 112 tendremos: ~ zS=H2, X= Vi'28 ~ 11,3. Y siendo la longitud de la antigua pared de 12 m debe desmontarse tan sólo 0,7 m de dicha pared. 205 la parcela Problema Con el fí11 <lo con~trnil' nnn C.llBil dü mm po se pr:Hci.s:iba cc l'car Jn ·¡Hn'e'l <l cstiunda a o~ L e fin . Co nláha'!',H con .r11 a\'.eriHL para l metros linealc~s de va lla. A cl emiís, en uno d.e Jos l ados dn la pamela podía cm pJearse 11nn corca cot1 ~truí da c.o n a 11 leriorid a d . En es tas coudicionc.s, ¿cómo lt11l>c> que 0crctll' In J>fü't.ela rect.nr1g nfo r. pura abarcar fo .rn.riyor superficie p o~i Ll o!1 Solución Supongamos qllc. In Jo11gi L11 d rl e la parcela (según l a cercn) es igu<d a :i; , y el ancho (es decir, Ja Fig. 26. dimensión de la parcela en ]A dirección perpendiC\1lnr a la cerca) equivale a y (jig. 26). En este caso, para corca r esta parcela fueron precisos x 2y metros de cerca, de forma que + X+ 2y =l. 206 El área de )a JHH'c.ela será s = :rt/ = y (l - 2.y), que n lc;i nzal'á u11 v.n lor m ii ximo sim 11.1tá1wnnw1üc r..o n d va 1or 2y ( l - 2y) (duplo rlel área), producto do dos factoros, F-iendo l constante. Por eso, par·a conseg uir Ja nwyol' úrea de la par.·ccla 1 debe tenor Jugar la signienl.e igua ldad '2.y = l - 2y, de donde t Y = 4- ' l :t =l-2y=2. En o tras Jrnlabras : x = 2y , o¡.:; <h~ci r, fa Jo11git.11d rle la pnrc.el a d ebe ~~1· el •lollle <le l a é111cliurn. El canalón de sección máxima Problema Hemos el.e doblar on forma •Je canalón una hoj<i rectangular de chapa (fil( . 27). Su sección debe tener forma de trapecio isóscele8, lo que puede conseguirse por <li ver~o~ p.roce<limientoi::, según se indica en la f ig. 28. ;,C11:íl ha de ser la a nchura de los costados y qué ángulo d eben for~ mar para que la sección del canalón tenga la m áxima superficie? (fig. 2fJ). Soluci6n Be presentemos por l la a nchurn de la hoja; por x, la de los costados dob1ados, y por y ]a del fondo del cana1ón. I nlroduzc.amos mm medida más, la incógnita z, cuyo valor aparece con toda claridad en. In fig. HO. 207 La su ~crficie de 1 tt·a µcc.iu que re i1re8trn.ta la secció n del canalón será l,a tarea consiste en determinar cuáles han de ser 1os valores de x, y, z parn qm:1 S alcance fig. 27. la mayor magnitud admitiendo qu o la suma 2x-¡- y (anchura de la hoja) es unn constante l. Pasomos a las transformaciones: sz = (y + z) 2 (.t + z) (.x - z). 8 2 alcanzará S U mflxima magnitud COll los valores de x, y y z que la proporcionen t.am bién a 3S 9 • 3S:l puede prcscrntarse eu forma de r>1·oducto (y + z) (y+ z) (x + z) (3.x - 3:z). La suma de estos factores será: y + Z + y + Z + X + Z + :ü = 2y + 4.:r = 2l, 208 3:z = es .d~cir , es in vorialJie. .Por l\SO, of prQcl.uctoi: de nu estros cuatro factores llega al máximo cuari4~... éstos so1l igual~s c:>.n tre. sí, es der,ir .. y +z=x+z y x + z = 3x - 3z. Por la primera ecuación sabernos que y= ::e ~ 1 A" Fig. 28. Fig . 30. Fig. 29. + 2x = l, entone.o:; :r =JI De la segunda ec uad ón, rc~ulta y como y X l = 3· l z=2=u· Como el cat eto z es igual a Ja mi tad de la hipotenusa X (jig. 30), el ángulo opuesto a.este cateto será igua'l a 30", y el á ngulo d~ illclinación de Jos costados equivaldrá H 90º 30° -di' 120º . + 14 - 05~0 209 En fin, el caunlóu alcanzará le. mayor sección cuando sus doblecos tengan la forma de 3 lados contiguos de un hexágono regular. :~ El embudo de mayor capacidad Problema Debemos construir la parte cónica de un embudo valléndonos de un círculo de hojalata. Para ello se corta un sector en dicho círculo y, con el resto , se construye el cono Uig. 31) . ~. Cuántos grados debe tener el arco del sector que se ha cortado para qn e el embudo alcance Ja mayor capacida <l posiblo? Solución La longitud del arco de aquella parte que se aprovecha para el cono se rcprosonta con la .x (en unidades lineales). Por lo tanto, la generatriz sel'á el radio, R , rlel círculo de hojalata, y la circunferencia de la base será igual ax. El r·adio r, de la hase rlel cono , !'C rlet.erminará en la ig un]dad 2nr = ;r, de donde X r ==- .; 2n · La altur.a g oras, será ·d,~l cono, según el teorema de Pitá- H =V u2- r2= ·Vn2- 4~z (fig. 31). El v olumen de este cono equi valdl'á a 210 Y esta cxprcs10n alcanzu su mayor valor simul tñneamente con lt\ e.x prcsióu y con su cuadrado ( ;~ ) 4 L~R2 ~ ( ;1t )2 J y como 2 2 + R2 -(_..::...) =R'.l (2-) 2n 2n es un valor constante, el 1Jltimo producto (como se demuestra en las páginas 195-196) llega a RU Fig. 31. m6.ximo valor cuando x tiene una magnitud ta.J, que (:n ) 2 : [ R2 - ( 2: ) J 2 = 2 : 1, de donde 211 14* El arco x tieue alrededor de 2956 y, en consécuencia, el arco ctel sector cortado equivaldrá: aproximadamente a 65 grados. La iluminación más intensa Problema ¿A. qué ull.lH'a de l a mesa debe hallarse la ll ama de u na voJa para que ilumine con la mayor intensidad <1 una moneda col ocada sobre die.ha mesa? Solución ·Puede paroeor quo pnra conseguir el objet.i vo pror>ue:;to deba colocarse Ja Barna lo má!'> haja posibfo. Eslo es falso. En esas condiciones , los -,., e BH Fig. 3 2. rayos de luz cneu muy oblicnos. :rvta.s si se ele.va l a vela para que los rayos caigan más vertical es, el foco de luz se al<>ja. Por eso, Ja ilnm inación más venlajosa es, si n duda, la que se 1·ealiza desde \m a alt.urn media. Denominemos a e!;t.a altura con la fo1.1·a x (jig. 32) . La dis tnnc.i a BC, que media e nt.ro l n moneda 13 y la base de la perpend icuJ ar que pasa por la ll ama A, l a desigoa rern <>s con Ja k t.l'él a. Si la claridad de fo ll nma e 2 12 es i, de acuerdo con las leyes de la óptica, la lumino~ída.d ser.á expresada así: i -=AH'l. ~OSCT-= i cos a i (l' a2 + x~)2 cos « = --,,.-......,,.. 11.2+ x z ' donde a es el ángulo de caída de los Y como X rayo~ A.B. :1: cosa = r.os A= AB = -1"""".ír:,"=2= +:::::x=2=-' ta lurnino!-\i<la<l serit i :r: :l' 3 • (a2 1 :1: 2) ~ ' E~ta ex1n·esión alcanza su miiximo valor cuando sin variar la x, :.tdquicra también su mayor magnitud el cuadrado d~ aquélla (a2 + x2)3 · Omitamos el valor del factor i 2 por su magnitud constante y trnnsforrnemos el resto de la expresión analizada como s igrn~: x2 1 - (a2+x2.)3 -- (xi+a2)2 2 ) ( 1- = ( xZ~a~ (1- xll -¡az.az )-- x2~a2) · La expresión transformada alcanza su mayor magnitud cuando la alcanza la expresión x2~a2 2 ( ll ( ) 1 •¿ - :t2~a2 ) ' por cuanto el factor constante íntroducido, a4, no influye en el valor do x con el cual el producto llega a su más elevada magnitud, 213 Partiendo de que la suma de las primeras potencias de est os factores ali x 11 +a2 + (1- at x2+a 2 }-1 - es \ma magnitud constante, se deduce que el p rod ucto examinado alcanza su más alto valor en ando x2~a2 : { 1- xz~a2) =2: 1 (véanse las pági::. 195-196). Tenemos u un ecuació 11: a2 = 2z2 + 2al - 2a2t que al resolvorla resultará. a x== , ,.- y .2 ~ 0,7ia . La moneda es ilnmin nda con la ma yor intensidad cuando el foco de luz se encuentra a una altura de 0,71 de la distancia desde la proyección del foco hasta la moneda . El conocimien to de esta correlación ayuda a instal ar con la mayor acierto el alumbrado en los lugares de trabajo. CAPITULO OCT A YO Progresiones .. La progresión .más antig"(a Problema El problema de progre8iones .m,.ás antiguo 'Iw ~"~ el de la recom1>ensa al inventor del ajedrez 1 qu~ t iene ya m ás de dos mi) años, sino otro mu~ho más viejo , rop·artición del pan, registrado en el célebre papiro egipcio de Rincl. Este papiro, hallado por Rincl a finos del siglo ·pa::;ado, fue escrito unos 2 000 años a1ltcs de nuestra · erl:l y consti.tuye una .copfa de otra obra matcr.nática aún má~ remota .q ue dat.a seguramente dol tercer milenio a.ntcs de nuestra era. :t~n tre los problemas nritmótícos, a.lgebraicos y geométricos que íigu1·an en dicho documento aparece el que trousmitimos en traducción libre. Entre cinco personas se r~partie1·011 cien medidas de trigo, de tal suerte que la segunda recibió m ás que l a primera tanto como le corres. · .. pondió a la tercera más que a l a segunda, a l a cuarta máR que a la tercera y a Ja quinta .roá~ que a Jn cunrta .. Adem~\~. 1ui; dos prírncras obt.uvicron .<siotc veces rn e nos q uo Jal-' trns 1·esl11 n l..c~. ¿Cuánto correspondió a cada una? So\uci6n Es evidente que las cantidades de trigo distribuidas entre los cinco participantes en el reparto constituyen una progresión aritmética crecien te. 216 Fig. 33. Supongamos que eJ primer miembro sea x, y la difer~ncía, y .. En ese caso tendr~mos: Parte de ln 1a. . )) » » 2a . ~ ~ 1) 3n ~ » & 4a » » )} 5a . X :r.+y x + 2Y x+3Y x+4y De acuerdo con las premisas deJ prob1ema e·!':.tas dos ecuaciones: ~stahlecemos + ·, x+ (x + y) +(x+ 2y) (x + 3y) + (x+ 4y) = 100, { 7 [x+{x+ y))= (:c+2y)+-(x+3y) (x+4y). + Después de su simplificación, la primera ecuación será: ~ + 2y = 20, y la segunda: 1tz = 2y. Al resolver este sistema resultará . 2 1 x=13t Y=9lf. Por consiguiente, ol trigo debe ser repartido en las siguientes proporciones: 2 5 t 13, 106' 20, 29-g-. t 383 . .Algebra en papel cuadriculado Á pesar de que este problema de progresiones tiene ya 50 siglos .de antigüedad, en la práctka escolar, Ja progresión apareció hace relativa.mente poco tiempo. Aunque en el mam.rnl de Magnitski. publicado hace doscientos años y empleado en Rusia durante medio siglo como texto en las eseuelas 1 se trata de progresiones, no se dan 217 fórmulas gener~les que liguen las magnitudes Q'Ue figuran en las mismas. Por esa razón, el propio autor sale airoso de esos problemas sólo a costa ¡ ; +--1 -·- -...¡ -.. ¡ ··-T-1- ... ! ..!. : .!--1--.~- Fig. 34. de grandes csluorzo~. Y, sin embargo, la fórmulá. de la suma oe los miembros de la progresión artimética puede deducirse por un medio sel)cillo y gráfico, em pleando para ello el pa-p el cuadri· culado. En éste, cualquier progresión aritmética puede expresarse con una figura escalonada. Por ejemplo, la figuro ABDC, de la fig. 34 ·r epresento la progresión: 2; 5; 8; H; 14. Para determinar la suma de los miembros com.pleta.mos el diseño hasta formar el rectángulo ABGE y obtendremos dos figuras iguaJes: ABDC y DGEC. Lo su perficie de cada 1ma represent.a ln suml\ de Jo~ mi4;)mbros de nuestrn progresión. ~hí que ln doble suma de los miembros es igual a la superficie del rectángulo ABGE, es decir: ·ne (A C + CE) ·AB. Pero AC + CE expresa la Sttma de los miem bros 1'0 y 5° de la progresión; AB representa el número 218 ..... __ . - -=e -~ Fig. 35. de miembros de Ja progresión, por eso, el duplo de la suma: 2S = (surna del primero y el último térmíno) X X (números de términos) o ._ S- (primer término + último tét'mino} X x (número ele términos) 2 El riego de la huerta Problema En una huerta hay 30 caballones; cada uno de ellos tiene 16 m do largo y 2,5 m de ancho. Durante el riego , el hortelano lleva los eubos de agua desde el pozo situado a 14 metros del ex.tremo de la huerta (fig. 35) y da la vuelta al caballón por el surco. EJ agua que carga. cada vez le sirve para regar un solo c:,¡ballón. .. ¿Cuál es la longitud del camino que recorre el hortelano par.a regar toda la huerta? El camino comienza y termina junto al pozó. Para regar el primer caballón, el ho_rt~lano ha de recorrer un camino igual a 14 + 16 + 2 ,5 + 1.6 + 2,5 + 14 = 65m. Para regar el segundo recorre 14 + 2)5 + = 65 16 + 2,5 + 1G + 2,5 + 2,5 + 14 = + 5= 70m. Cada nuevo caballón exige andar 5 metros más que para ir ol anterior. Por ello tendremos la siguiente progresión: 65; 70; 75; .. . : ()5 + 5. 29. La suma de sus miembros será (65+65-t29 ·5) 30 = 4125 m. 220 Para regar toda la l1 uert.a, e l hortelano necesita recorrur 4, 125 km. La comida para las gallinas Problema Para 31 ga llinas se hn preparado Lllla cantidad de .reservas de comida o baso de un decalitro semanal para cada una. Esto se }iacía en el supuesto de que el núrnorn de gall inas permaneciera invariabl e. Pero, debido a que cada semana disminuía en una el número de aves, la comida pre.parada duró doble tiom¡>o del proyect.ado. ¿Qué cantidad de coro ida p repararon como reserva y para cuánto tiempo fue ca lculadaí1 Solución St1pongamos que la reserva f1rn de x decalitros de comida ¡)ara y semanas. Como el alimento se calculó para 31 galJinas a raz6n de 1 d ccu lit 1·0 por cabeza a la sem<lna, resultn que :X = 31y. En l u primera semana fueron c.on~umidos e l 31 DI; en la segunda, .30; on la tPrcern, 2!), y así sucesiva.mente hasta 1a ú ltimn doble, cuando se consumiú (31 - 2y + 8f.' 111ana del plazo 1) 01•. * El consumo oe comida fue.: 111 somuna = 31 Dl, 2a » = 31 - 1 DI, Ja » = 31 - 2 l)J, = 31 - (211 - 221 1) = .'H - 2y + 1 DI. La reservn, por consiguiente, sería de :r = .~o+ 29 3 fy = :lt - + . .. +· (31 - '2!1 + 1) . La s uma de 2y miembros de la progresión, el primero do la cual es 31, y el último 21 - 2y+ 1, se1·á igual a + 31y= (31 +31-;2.y-1-1 ) 2y (63-2y) y, Y como y no puede ser igual a cero, entonces tenemos derecho a dividir por y ambos miembros de la ignalclan , con lo que tendremos 31 = 63 - 2y e y = 16 •le <fondo X= 3f y = 49G. Fnero n p roparados 496 DI <le comida pa ra 1{-) sero anns. Brigada de cavadores Problema Un grupo de alwnnos de l a secundaria so hizo cargo de construir una zanja en la huerta de la escuela y para eso formaron una brigada. Si hubiera trabaj ado toda la brigada, la zanja habría sido cavada en 24 horas. Mas el trabajo fue comenzado por .\In solo miembro de la brigada. Poco después se le \mió otro y más tarde un t.ercero, al cabo del mismo tiempo se incorp oró un cuarto, y a.si sucesivamente, hasta el último. Cuando se hizo el balance del trabajo efeotuudo, resultó que el primero había invertido en el trabajo H veces más de Líempo que el último. ¿Cuá nto tr abajó oJ úJtiroo? 222 Solución Supongamos que el último mi(~mLrn de ln bdga<la tr·al>ajó x horas; siomlo así, el J)dmero habrá trabajado 11 x horas. .Prosigamos . Si eJ número de miembros de la brigada es y, el número global de horas de trabajo se determina como la suma de y miembros de una progresión decreciente, cuyo primer tél'mino es 11a::, y el ú1 Limo, x, es decir, '• (11.x + .x) g 1 6xy. 2 Sabemos también que la brigada, compuesLa por y personas, trabajando simultánea.mente hubiera terminado la zanja en 24 horas, lo que quiere decir que para realizar ese trabajo hacen falta 24y horas de trabajo. Por tanto Gxv = 24y. Como y no es igual a O, la ecuación puede ser simplificada por ese factor, <lcspués de Jo cual obtendremos: ($.x z= _:¿4 y X = 4. Por lo tanto, el último miembro de Ja brigada trabajó 4 horas. Hemos contestado a la pregunta ueJ problew ma, mas si quisiéramos saber el J)Úmero de ollreros con que cuenta Ja brigada no podríamos determinarlo, aunque en la ecuación figuraba este último con la y. Para tesolver esta cuestión no se cuenta con dalos suficicnlés. Las manzanas Problema Un hortelano vendió al prim~ro de sus compradores la mitad de las manzflnas do su jnrdín mfü) 223 media manzana; al segundo, la mitad de las restantes más media; al tercero, la mitad de cuantas quedaron más media, etc. El séptim.o comprador ndquidó la mitad de las manzanas que quedaban más media, agota~do con ello la mercancía ¿Cuántas manzanas tenía el jardinero·? Solución Si el número inicial de manzanas era x, el primer comprodor adquirió ~ + ..!._= x+i 2 2 2 t el seguHdo _!_ (~2 ... ) -!- ~= :r.+ 1 x+1 2. 2 22. 1 el tercero ~ 2 ( ·- x+1 _ _.r+1 ) + !_:!___ 4 2 X 2- :c+1 2ll 1 el séptil.Uo x -!-1 ~ Tenemos la ccuacióu x +1 2 + x+i 2·¿ 1_ l ;t:-1-1 23 + 6 1 (;¡;+ 1) ( ·2+ 1 22 + 2ª1 + ... 1 ) +21 = J:, Hallada la s uma de los miembros de la progr:esión geométrica comprendida en los parént.esis, rnsuJtará: X 1 1- 27 y :1· -= V - 1 = 127. EJ hortela no tenía ·127 manzanas. 224 La compra del caballo Problema En la aritm~tica d e Magnitski encontramos un divcl'tido problema que damos n conocer sin sujetarnos al lenguaje del original: CierLa persona vendió su caballo por 156 rubios. Mas el comprador se arrepintió de haberlo adquirido y devolvió el caballo diciendo: - No me inlerosa comprar el caballo por ose 'Precio, pues no lo morece. El vendedor le propuso nuevas condiciones: - Si te parece elevado ese precio, compra sólo los clavos de las herraduras y conseguirás de balrle el caballo. En cada herradura hay 6 clavos; por el primer cl3vo me pagas tan sólo ~ 1 de kopek; por el segundo, 2 ; por el tercero, 1 kopek, ele. El comprador, deslumbrado por las nuevas condiciones, en su afán do tener gratis un caballo, aceptó la propuesta, creyendo ·que tendría fJUC pagar por los clavos no más ele 10 rublos. ¿Cuál fue el importe de fo cocnprai) Solución Por los 24 clavos hubo de pagar: ! + ~ +1+2 +2i +2L~ .. . +224-a kop. cuya suma será igual a 1 2~.l .2-4 2- t Es decir 1 cerca de 42 000 rublos. En tales condiciones no da peno. e ntregar el caballo de balde. 15-0580 225 La recompensa del soldado Problema De otro antiguo manual ruso de matemáticas, que lleva el ampuloso título de Curso completo de m.a temáticas puras elaborado por Efirn Vottiajovski , cadete de a.rtillerfa y profesor particular, para uso; y provecho de la j1wentud y cuantos se e;ercitan en:matemáticas (1795), copio el siguiente problema. «Un-sol dado veterano recibe corno recompensa 1 kopek por la J..H'imera horida sufrida; 2, por la segunda; 4, por la tercera, cLc. Cuando se hizo el recuento, el soldado resu ltó recompeu[-(a.do con 655 rublos 35 ko pcks. D eséasc saber el número ele heridas». Solución Planteamos la ec1rnci6n 65 535 = 1 + 2 + 2 + 2ª -12 •,•+ 2x- l ó 65535= 2:x:- 1 .2-1 2 _ 1 2X-1 , de donde obtend remos : 65 535 = 2X y X = f6 resultado que obtenemos fácilmente por tanteo. Con este generoso sistema de recompensa, el soldado debía sel' heri do 10 veces, quedando además vivo, para ol>tener ()55 rublos y 35 kopeks. CAPlfULO NOVENÓ La séptima operación motemó.tica La séptima operación Hemos recordado que Ja quinta operación - elevación a potencias- t iene dos operaciones inversas. Si ab =e, la búsqueda de a será una de las operaciones inversas: la extracción de raíz. Para hallar la b se recurre a la otra: l a logarit.mación. Supongo que el lector conoce las nociones de logaritmos correspondjentes a un curso escolar. Para él no representará ninguna llificultacl encontrar , por ejemplo, a qué es igual alog ab. Es fácil comprender que si la hase del logar itmo a se eleva a la p otencia del logaritmo del número b se obtendrá el número b. Los logaritmos fueron descubiertos para acelerar y simplificar el cálculo. Neper, in ventor de las prim eras tablas de logaritmos, refiere así el propósito que le a1ümaba: «En la medida de mis capacidades, me proponía evitar las difíciles y .aburridas operaciones de cálculo, cu.yo fastidio constituye una pesa227 dilla para mu chos que se d1~dican al ostu<lio dt~ las matemáticasl}. En efecto, los logaritmos facilitan y acele!'au en grado sumo los cálculos, sin hablar ya de que permiten realizar operacíonos que serían en extremo complejas sí n o los aplicáramos (extracción. de raíces de cualquier índice). Laplace escri bió con tod o fundamento que «con la roducción del trabajo de varios meses de cálculo a unos pocos dfos, el in ven to de los logari tmos parece haber duplicado l a vida de los astrónomos». El famoso matemático se refería a Jos astrónomos por cua nto se ven obligados a hacer cálculos agotadores y de singular complejidad. Mas sus palabras pueden sor aplicadas con pleno derecho a todos aquellos que operan con números. A nosotros, acostumbrados al empleo de logaritmos y al alivio que proporcionan, nos es difícil comprender el asombro y la admiración que ocasionó su aparición. Briggs, contemporáneo de Neper, célebre más tarde por su invención de los logaritmos decimales, escribió al recibir la obra de aquél: «Con sus nuevos y asombrosos logaritmos, Neper, me ha obligado a trabajar intensamente con la cabeza y las manos. Confío verle este verano , pues jamás he leído un libro que tanto me agradara y asombrara como éste». Briggs realizó su deseo, dirigiéndose a Escocia para visitar al i o ventor de los logar.itmos. Cuando se encontraron, Bríggs le djjo: «He emprendido este prolongado viajo con el f.in exclusivo de verle a usted y conocer con ayuda de qué ingenioso 1>rocedimiento y de qué arte se ha valido -para concebir ese admirable recurso para los astrónomos: los logaritmos. Y, por cierto, que lo que ahora más me asombra es que nadie los hallara antes; hasta tal punto parecen sencillos después de conocerlos». 228 Los rivales de los logaritmos Antes de haberse inventado los logaritmos, la necesidad de acelerar las opeTacioncs determinó la aparición de unas tablas de otro género, mediante las cuales la multiplicación se suplía por la resta y no por la suma . Dichas tablas se basaban en la identidad: ªb = (a+b) 2 4 - (a-b) 2 4 • cuya veracidad es fácil de comprobar abriendo los paréntesis. Disponiendo de cuartos de1 cuadrado, puerle hallarse el producto de dos sin multiplicarlos . Basta restar de un cuarto del cuadrado de Ja suma de estos números el cuarto del cuadrado rlc su diferencia. Esas mismas tablas alivian 1a elevación al cuadrado y la extracción de la raíz cuadrada. La tabla de cifrM inversas simplifica también la división. La superioridad de estas tablas sobre las de logaritmos estriba en que gracias a ellas se obtienen resultados e x a et os y no aproximados. Sin embargo ceden ante ellas en lo referente a muchas propiedades, que prácticamente son de mayor tra.s cendencia. Si las tablas de las cuartas partes de los cuadrados permiten la multiplicación de d os cifras, los logaritmos, en cambio, hacen posible enc,ontrar a 1 m i s m o t i e m p o el producto de cuantos factores se quieran y , por añadidura, la potenciación de e u a l q n i e r grado y puede extraer las raíces de e u a l q u i e r índice (entero o quebrado) . Los problemas de interés compuesto no pueden resolverse con la8 tablas de cumtos del cuadrado. A pesar de eso siguiernn publicándose Jas tablas de ct1a'rtos del cuadrado aún rl espnés de 229 aparecer Jas do logaritmos de todas clases. En 1856 se editaron en Francia unas tablas tituladas: Tabla de los cuadrados de números del 1 al 1 000 millones, con ayuda de la cual se' halla el producto exacto de números mediante un $ístema. sencillo en extremo y más cómodo que el de logaritmos. Compue.<;ta por .Alejandro Cos..~ar. Esta idea !';C les ocurre a muchos que ni sosvechan que está ya superada. Se me. han dirigido dos veces inv.mtores de .semejantes tnb1aR creyendo se trataba de una novedad, enterándose con asombro que su invención data de hace tres siglos. Otro de Jos rivaJes de los logarit.mos, aunque más joven, son las tablas de cálculo que figuran en muchos manuales de consulta técnicos. Se trata de tablas generales que contienen las siguientes columnas: cuadrados y cubos, :raíces cuadradas y cúbicas, números in versos, la longitud da la circunferencia y la suporficie de círculos para números del 2 al 1 000. Estas tablas, a menudo muy cómodas para una serie de cálculos técnicos, son insuficientes¡ las de logaritmos tienen una esfera de aplicación considerablemente más extensa. Evolución de las tablas de logaritmos Hasta hace poco tiempo, en nuestras escuelas se. empleaban tablas de logaritmos de cinco cifras. Actualmente se ha pasado a las de cuatro, por cuanto cubren las necesidades de los cálculos .técnicos. Mas para la mayoría de las necesidades prácticas son más que suficientes las mantisas de 3 cifras, ya que las mediciones comunes raramente se realizan con más de tres cifras. El empleo de mantisas con pocas cifras es bastant~ recie11tc. Hecuerdo los tiempos en los 230 que en nuestras escuc1as ~e empleaban voluminosas tablas de logaritmos ele 7 cifras, que füerE>n su~tit.uidos por los de 5 sólo despu·és de duro forcejeo. Al aparecer en 1794 las tab1as de logaritmos de 7 cifras fueron tachadas de novedad inadmi.~ ible. Las primeras tablas de logaritmos decimales, confecciona das por el matemátfoo ing1é~ H enr y Bl'iggs, e,n 1G24, tenían 14 cifras. U no~ nños después Andt•ia n Vlncq, matemático holandés, redujo si.is tablas n ·1 O cifrM. Como vemos, la evolución de las tablas corrientes de logaritmos hn sido on sentido r~sfricti vo, pasando de las mantisas de cifras num·e rosas a otras más cortas, proceso que no ha terminado aún en nuestros días, porque todavía l1ay quien no comprende que la precisión en los cálculo~ no p1wde superar la exactit.\Hl de las mediciones. La reducción do las mantisas acarrea dos impol'tRntes consecuencias prácticas; 1) la sensible disminución del volumen de las tablas v 2) la correspondiente simplificación de su empleo-. y, por lo tanto, la aceleración de los cálculos que ~e efectúan con ellas. Lns tablas de siete clfras ocupan cerca de 200 páginas de gran forJil<lto; las d e 5, 30 páginas, la mitad de formato que las anteriores; las de 4 decimales ocupan un espacio diez veces menor, reduciéndose a dos páginas cuando se imprimon en formato grande, y, las de 3 pueden lim it.arsc a una sola página. En cuanto a. rapidez en fas operaciones, los cálculos con las tablas de 5 cifras requieren la tercera parte de tiempo que nl operar con l as de 7. Curiosidades logarifmicas Si las tablas de 3 ó 4 cifras sa tisfacen completamentü las necesidades lognrít.micns <le 1a vid~ 231 pn\ctica y los cálculo~ técnico~ . en c.am.bio los investiga.do1·es te6ricos se ven obligados a manejar ta.blas mayores incl uso que las de 14 cifrn~ de Briggs. En realidad, Jos logarit mos son, en Jn mayoría de los casos! uu número irraci onal que .no puede ser expre~ado exactamente por mu chos gua rismos qne lo formeu: los logaritmos de la mayoría de los números, por muchas cifras que tengan se expresan s<)lo apro:x ünadamento, aumentando su exactitud a medid a que so toman m ás cifras para fa manLisa. En los cálculos cie11tíficos, 11ay ocas iones on que resultan insuficientes las t ablas de 14 cif1·as*, pero entre los 500 ti pos de tablas ]ogarít.mícas, publicadas dosde que éstas fuero11 in.ventad::is, ol invcst.igador puede encontrar s iempre aquel1 as que le satisfacen. Recordemos, por ejempl o, las tablas de 20 cifras para números <lel 2 al 1 200> publicadas en Francia por Callet (1795). Para un g1·u1)0 de números todavía máH limitado hay tablas con enorme cantidad de cifras, es un verdadero milagro logarítmico cuya exisl.enda , como he podido comprobar, era desconocida por muchos matemáticos. He ·aquí estas tablas gigantes, todas ellas de logaritmos neperianos**. Las tablas ele 4.8 cifras de Wolfram, par.a nú~eros inferiores a 10 000; las tablas do 61 cifras> de Sharp; • Por cierto quo lns t.ahlas de logaritmos do 14 cifras, de Briggs, s6lo comprond<in del número 1 ni 20 000 y del 90 000 al 101 000. •• Se llam an nepor'u1nos o nflturalos l os logaritmos que a diforencia de los dccimfllcs, cu ya basa es 1O, tienen como base el niíme.ro 2;i18 ... u los que n os refcr iromos m ás adolanle. 232 Jns La bias de 102 c·.ifra8, de Parkhmst, y por úl1.imo, la nltracurio~icl<id log-arHmica: las tablas de 200 cifras, de Adams. Por cforlo que en éstas, tN1emos, no unas la hla.s, sí no los logar.ítmos naturales de cinco números: 2, 3, 5, 7 y 10, y fo recíproca (260 cifras) para transformarlos a decimales. Mas no es di.íícíl comprender que disponfo11do ya de Jos logaritmos de estos cinco uúmeros , con una simple adición o multiplicación, se puede obtener el logaritmo de multitud de números compuestos: por ejemplo, el logaritmo de 12 es igual a 13 su ma de los logaritmos de 2, 2 y 3, etc. Como curiosidad logarítmica podría hacerse referencia a la regla de cálculo. «logaritmos de marlcra», si no se hubiera transformado, por su comod.idad, en un inslrumento de cálculo habitual entre los técnicos, como los áhaco1-1 docimafos para Los contables. Debido a la costumbre ya no af:ombra ese instrumento, basado en el principio de los logaritmos, annque los que lo manejan pueden dosco nocer los. Los logaritmos en escena .El trnco más sorpl'endente de cuantos han shlo present.;idos ante el púh1ico por calculadores profesionales es, sin duda, el siguiente: Enterarlo por Jas C.:\rteler<1s do que un notable calculador se disponía a extraC\1' de memoria las raíces de elevados índices de números muy grande.e; , propara usted en casa, pacientemente, la 31ª potencia f1e nn númoro cunlqufora y se dispone a hacer fracasar al cale u li~t.a con su gran número de 35 cifr::H;. En e] momento oportuno ge dirige 233 al cnlc.ulador con las siguientes palabras: - E~o estú hien, ¡pero pruebe a e.:draer la raíz, cu yo índice es 31, del siguiente número de 35 cifras! Tome nota, se Ias voy a dictar. El calculador toma la tizo., pero ya antes de quo pronuncie usl;ed la primera cifra, él ya ha encontrado el resuJtado: 13. EJ ca1cu1ad or sin saber el número , ha extraído su rnh, siendo, ndemás, de grado 31; lo ha hecho de memoria y. por añadidura, ¡con rapidez de relámpago! ... Usted so maravilla y descorazona, aunque no ha sucedido naila extraordinario. El secreto resírle en que no existe más que un número , precisamente el 13, que elevado a unu potencia cuyo ex.ponente sea 31, dó un resultado de 35 cifras. Los númoros menores a 13 dan menos de 3G cifras, y los mél yo res, más. (,De dónde sabía. eso el calculador? ¿Cómo halló la cifra 13? Se sirvió de los logaritmos, de logaritmos con d o s e i f r a s de mantisa , que recuerda de menioria, para los primeros 15 ó 20 números. Aprendérselos no es tan difícil como parece, sobre todo si se tiene en cuenta que el logaritmo de un número compuesto es igual a la suma de los logaritmos de sus factores primos. Recordando bien los Iogal'itmos de 2, 3 y 7* se conocen ya los logadtmos correspondientes a los 10 primeros números; para saber los de la 2(1 decena (del 10 al 20) hay que acordarse de lo::; .logaritmos de otro~ cuatro números. A cualquier calculador profesional le es fácil conservar en la memoria la siguiente tabla de • Recordemos que log 5 = 234 log ~O = 1 - log 2. logal'itmo1:' do dos c.Hrn ~: CiíP s r.•og. 0,30 0;48 11 12 1,04 0,60 1.3 1,11 1,15 1,18 1,20 Log. Cifras 2 3 4 5 O,iO () 7 8 ~) ·14 0,78 0,81) 15 0,90 17 18 19 rn 0,95 1 ,08 1,23 1,26 1,28 El truco matemático que los ha llenado de nsombro consiste en lo siguiente: . l og 31/(35 ·v . c1frits) = 34 ..•. 31 1rncd~ erwontrarso El logaritmo buscado 34 3f y 31 34 99 e11tre o entro i ,09 y J ,13. En este intervalo sólo se encuentra el logaritmo de un número entero 1, 11, que es el logaritmo de 13. De esa manera es como se halla el resultado que los ha deja.do perplejos. Clal'o que para lrncer todo esto mental y rápidamente hay que disponer del ingenio y la destreza de un profesionaJ, pero en esencia, la cuestión es bastante sencilla. Cualquiera puede realizar traeos análogos, s i no de memoria, al menos, por escrito. Supongamos que le proponen resolver d tliguient.o pl'oblema: ox tracr la raíz dt~ índice ()/¡ de un número de 20 cifrns. Sin indagar de qué númern se trata puede usted ofrecer el r esultado: la rníz es igual a 2. En efecto log 6·~/(2.ü cih·as) = 19 • 6 4· · 235 por lo tanto debe estar cornprendiclo entre y 1 ~¡ 9 , es docir, entre 0,29 !~ y 0,32. Tal logaritm.o para número entoro no puede ser más que uno; 0,30 . .. , o seu, el logaritmo del número 2. Ustell podría desconcertar definiti vament.e al que Je planteara el problema, anticipándole el número que él se disponía a dictarle: el famoso número del «ajedrez~ 264 = 18 446 744 073 709 551 616. Los logaritmos en el corral Problema La llamad a t·ación alimenticia de «sostén», (es decir, el alimento mínimo que cubre exclusivamente las calorías, que consume el funcionamiento de los órgRnos internos, el restablecimiento de las celulas qi.1e perecen, etc.)* es proporcional a la superficie externa del cuerpo animal. Conociendo esto hallar las calorías necesarias para la ración alimenticia de sostén de un buey que pesa 420 kg. Se sabe que en esas condiciones, un buey que pesa 360 kg necesita 13 500 calorías. Solución Para resol ver es Le 11robJema prácticoir de la esfera de la ganadería, además do recu';rir al álgebra debe utilizarse la geometría. De acuerdo con las condiciones del problema, las calorías buscadas (x) son proporcionales a la superficie • A diforencia de la ra.ción ele producción, es decir, el alimento destinado a la producción ganadera , debido al cual se rnuntiene el ganado. 236 exte rna (s) dol cuer po d(!l nn imal , es decir, :e: $ 13 500 =-:;;- donde S1 es l a superfício exte rna del buey, que pesa 630 kg. La geometría enseñn que las superficies (s) de cuerpos semejantes son proporcionales al cuadrado de s us m edid as lineales (l), y Jos volúmenes (y, poL' consiguiente, el peso) son proporcionales al cubo de las medidas linea los . Por eso o sen, de donde x 13 500 = x = 1:!500 3V ( ·V4202 420 ) ~ = Voao~ 3v; ()30 ªV,,r ( T2 ) 2 , . .Empleando las f.aulas de logari tmos se encuen tra que: X= 10 300. E l buey necesita 10 300 calorías. Los logaritmos en la música A los músicos raramente las atraen las mat,emáticas. Aunque en su mayoría, sienten respeto por esa ciencia, prefieren mantenerse alejados de ella. Sin embargo, los músicos, incluso los que como el Sallerí de Pushkin menosprecian el álgebra en l a armonía , se l as tienen que ver con l as matemáticas más a men udo do lo que ellos mismos suponep. y, por añadidura, con cosas tan tcrri.bles como los logaritmos. 237 ·' ' ' . prnposll.o este me pe.rm1to transcJ'I'L'11' e1 fragmento de un al'lículo de Huestro difunto profesor de Jísica, A. Eihen vald *. «A mi comvaíiero de gimnasio le gustaba tocar. el piano, pero no le agradaban las matemáticas; incluso manifestaba en tono despectivo que la música y las matemáticas no tienen nada de común: «Es cierto quo Pitágoras halló ciertas correlaciones {!ni.re las vil.naciones del sonido; pero precisamente la gama de Pitágoras resultó innplic.able J>ara nuestra música». Imagínense lo desagradable de la sorpresa de mi compañero al demostrarle que al tocar sobre las teclas dol piano moderno, se toca, hablando con rigor , sobre logaritmos.. . Efectivamente: los llamados «grados» da tonalidad de la escala cromática no son equidistantes ni por el número de vibraciones ni por la longHud do las ondas de los sonidos respectivos, sino que representan los 1 o g ar i t m os de estas magnitudes. La base de estos logaritmos es 2, y no 10, como se admite en otros casos. Supongamos que Ja nota do de la octava ruás baja -la r.eprcsento.mos con el e e ro- está d.eterminada por n vibraciones por segundo. En este caso, el do de la primera octava producirá al segundo 2n vibraciones; ol do de la m octava p1:oducfrá n .2m vibraciones, etc. Expresemos todas las notas de la escala cromática del piano con los números p 1 tomando el do de cada octava como nota cero; entonces, la nota sol será la nota 7ª, el la, la 9ª, e Le.; la 12ª será do nuevo el do, aunque <le una octava más alta. Y como en la escala cromática, cada nota siguiente tiene 1\ . * Fue publicado on al C<ilendario astron6mico ruso de 191O bajo el título de A cerca de las pequeñas y grandes distancias. 238 y ·2 1 más vihrnciones que 1n anterior, ent.ont.es el número de éstas de cualquier tono puede ser expresado cou la fórrm1la N11m=it·2711 (l-if2)P. Aplicando los logaritmos a esta f órmul<1 , obt,enrlremos : . . log 2 Jog Npm = )og n+m iog 2+p~ o log N pm= log 11 + ( 111+ f, ) log 2, al tomar el riúmero de vihracioues del do más bajo como unidad (n = 1) y pasando los logaritmos al sistema de baso 2 (o siroplemento tomando log 2 == 1), tenemos: 1011 " N prn =m+L 12 . De aquí vemos que los números do teclas del piano constituyen logaritmos do la cantidad de vibraciones de cada uno de Jos sonidos correspondientes*. Podemos incluso decir que ol número de la octava forma la e ar a e ter í s t i e a, y el número del sonido en la octava dada** es la m a u t i s a de este logar itmo ». Por ejemplo, en el tono sol de la torcera octa7 va, es decir, en el número 3 (~3,583), el 12 número 3 es la caracteristica del loga·ri tmo del 7 número de vibraciones de este tono y (~0,583) , 12 la mantisa del mismo logaritmo de base 2; po1· consiguiente el número de vibrnr.ioncs es 2ª·6 83 , + 0 * Multiplicados por 12. Dividido por 12. 239 o sea, es 11 ,98 veces mayor c¡uo el número de vibraciones <lel tono do de la primera octava. Las estrellas, el ruido y los logaritmos Este título, <1uc trala rle e.osas a J>rimcra vista t.a n heterogéneas, no pnreco Sl:!l' eJ más Üldicado para una irn1oclia de las ohras de Kuzmá Prut- kov*, mas, en r·ealidad, se ocupa de las esLre llas y del ruido en estrecha conexión con l o:-; log~rit mos. E l ruido y las est.rollas aparecen aquí juntos porque tanto Jn intensidad del sonido como la luminosidad de las est.rollas se calculan de la misma manera: mediante la escala logar~tmica. Los at;trónomos dividen las esLrellas, según el grado de luminosidad visible, en a~tros de primera magn ih1cl, do segunda, tercera, etc. Las magnitudes con!:>ec.uti vns de las estrellas son rnprescntadas corno miembros do una progresión aritmética. Mas la luminosidad física de las estrellas varía de acuerdo con otra ley, la luminosidad objetiva constituye una progresión geométrica, con una razón igual a 2,5. Es fácil comprender que la «magnitud» de una estrella no es otra cosa que el logaritmo de su luminosidad física. Por ejemplo. una estrella de tercera es 2,ss-1 (es decir, f> ,25) vece8 más luminosa que una estrella de primern magnitud. En pocas palabras: al establecer la luminosidad visible de una estrnlla, el astr6nomo opern con las tablas de logaritmos de base 2 ,5. No me d etengo con máR detalle en estas interesaute~ correlaciones por cuanto • Kuzmá Prutkov es el nombro de un imaginario autor de fogeniosos a foriswos. El stiudóniuio corresponde ~ los escritores l'Uso~ hcrmanns Zhemch úzhn\kov y a A. Tolstoi. 240 en otro de mis libros , A stronomta Recreatt11a, se dedican a ello suficientes páginas. De la misma fo rma se calcula intensidad del sonido. La influencia nociva de los ruidos industriales en la salud del obrero y en su productividad incitó a elab orar un método para precisar exactamente l a intensidad numérica del ruido. La unidad de esa intensidad es el bel (prácticamente se em plea el decibel, décima parte del b el). Los siguientes escalones de sonoridad: 1 bel, 2 beles, otc. , (en la práctica, 10 decibeles, 20 decibeles, etc.), constituyen para nues tro oido una progresión aritmética. La duerza» física de estos sonidos (energía, más exactamente) constituye una progresión geométrica cuya r azón es 10. A la diferencia de intensidad de un bel corresponde la relación de f uerza de sonido 10. Por lo tanto, la in tensidad del son ido expresada en bel es será igual al logaritmo decim al de su intensidad física. Esto aparecerá más claro si examinamos algunos ejemplos. El tenue rumor de l as hojas se considera como de 1 bel; la conversacl.ón en voz alta, 6 ,5 beles; el rugido del león , 8, 7 beles. De aquí so deduce que, por la fuerza dal sonido, la conversación supera al susurro de las hojas en 1.06 •5 - 1 =i.05 •5 .....:316 000 veco.s. El rugido del le6n es superior a la con versaci6n en voz al ta en 108 • 7 - 6 •6 =102 • 2 = 158 veoos. El ruido cuya- intensidad es superior a 8 beles se considera perjudicial para el organismo hwnano. Este margen es rebasado en ·muchas fábricas, donde se producen ruidos de 10 beles y más; el golpe de martillo sobre láminas de .aoero jll-0!116 241 ocasiona un ruid.o de 11 beles. Estos ruidos son 100 y 1 000 veces más fuertes que la norm a 1>ermitida y de 10 a 100 veces más intensos c1ue los más estrepitosos de las cataratas del Niágara (9 beles). ¿Es forLuito que al calcular l a luminosidad visible de las estrellas y al medir la intensidad del sonido nos refiramos a l a dependencia logarítmica existente ontre la magnitud de l as sensaciones y l n irritación que éstf),s ocasionau? No. Ta nto l o uno como l o otro son efectos de una misma ley (llamada d ey psicofísica de Fechner») que d ice así: la m agnitud de l a sensación es proporcional al logaritmo de la intensidad de ir.l'itac ión. Vemos, puC:\s, cómo los logaritmos van inva<.l iendo el campo de la psicología. Los logaritmos y el alumbrado eléctrico Problema La causa de que las l ámp aras d e gas (con frecuencia se les llama erróneamente « de m edio vatio») alumbren más qlle las de vacio, a un teniendo filam ento metálico del mismo m a terial , consiste en l a diferente tem pera tura del fi )amento. Según una regla do física, la cantidad general de luz proyectada con la incandescencia blanca aumenta en proporción a la potencia de exponente 12 de la temperatura absoluta. E n consecuencia hagamos el s iguiente cálculo: det erminar cuántas veces u na lámpara, «de m edio vatio», ·cuya temperatura de filamento es de 2-500° por la escala absoluta (a partir de -273º) ·despide más Juz q 110 otra de vacfo, cuyo fi ln· mento .•llega hasta 2 200º de temperatura. 242 Solución Representando con la :x la relación buscada, tenemos la siguiente ecuación; .: :.t:= ( 2500 ) 2200 12 ( = 25 ) 22 12 , ·de .donde iog :x = 12 (log 25 - log 22)¡ x = 4,6. La lámpara de gas despide 4,6 veces más Juz qun la de vacío. De ahí que si esta última equivale a 50 bujías, la primera, en las mismas condiciones, produce 230 bujías. Hagamos otro cákulo: ¿Cuál será la elevación de temperatura absoluta (en tanto por ciento) necesaria para d u p l i e a r la luminosidad de la lámpara? Soluci6n Planteemos la ecuación: a: ( 1+100 )12 =2, de donde log(1+1~0)=1~~2 Y .x=6% . Veamos ahora en qué proporción (en tanto por ciento) aumentará la luminosidad de una lámpara si la temperatura absoluta de su filamento so eleva en el 1 %• Soluclón Si resolvemos la e.<mación por medio de logaritmos, tendremos: X= f,0f 111 , de donde z=í,13. .243 J...a luminosidad crece en el 13% . .AJ calcular la elevación de la temperatura en el 2% veremos que el aumento de ]a lumínosidad es del 27 %, y con una elevación de temperatura en un 3 %, aumentará la luminosidad en el 43 %. Esto explica por qué la industria de lámparas eléctricas se preocupa tanto de la elevación de la temperatura del filamento, siéndole de gran valor cada grado que logra superar. Legados a largo plazo ¿Quién no ha oído hablar del consabido número de granos de trígo que, según las leyendas, pidió como recompensa el inventor d@l ajedrez? Esta cantidad se forma duplicando sucesivamente cada uno de los números obtenidos; para el primer escaque del tablero, el inventor pidió un grano; para el segu ndo, dos; etc. A cada uno de los escaques le corresponde el doble que al anterior, hasta llegar al 64 escaque. Mas crecimiento tan vertiginoso se da, no s6lo duplicando sin cesar la cifra anterior, sino con una norma de crecimiento notablemente más moderada. Un capital que produce el 5 % anual a interés compuesto, aumenta cada año 1,05 veces. Parece éste un crecimiento de poca consideración, mas al cabo de cierto tiempo el capital llega a alcanzar grandes proporciones. Esto explica que después de transcurridos muchos años de ser legada una herencia crezca de forma insólita. Parece extraño que dejando el finado una suma harto modesta se convierta ésta en un enorme capital. Es bien conocido el testamento de Franklin, famoso estadista norteamericano. Fue publi244 ca do en Recopilaci6n ck diversas obras ile Benjamin Franklin. He aquí un fragmento de él: «Dono mil libras esterlinas a los habitantes de Bostón. Si las aceptan, estas mil libras, deben ser administradas por los vecinos niás distinguidos de l a ciudad, que las concederán en préstamo al 5%, a los artesanos jóvenes*. Al cahQ cien años esta suma se elevará a 131 000 libras estér~ linas. Deseo que entonces sean empleadas, "fQO :OOO libras en la construcción de edificios públicos, y las 31 000 restantes concedidas en crédito por un plazo de 100 años. Al cabo de este tiempo la suma habrá llegado a IÍ 061 000 libras esterlinas, de lai:- cuales 1 060 000 dejo a disposición de los vecinos de Bostón y 3 000 000, al municipio de Massachusettes. En lo sucesivo no me atrevo a seguir extendiéndome con más disposiciones». Franklin ,J que dejó una herencia de 1 000 li ~ bras, distribuyó millones de ell as. Y no se trata de ningún malentendido. El cálcul o matemático confirma que las disposiciones del testador son ciertas. Las 1000 libras aumentaron cada año en 1. ,05 veces y, al cabo de 100 afios se con virtio~ .ae· ro en ~ = 1 000 · i ,05100 libras. Esta expresión puede caleularse mediante l os logaritmos: log x = log 1 000 + 100 log 1,05 = 5,11893, de donde :& = 131 000 de acuerdo con el testamento. En el segundo siglo las 31 000 llegaran a y= 31 000-1.,051 ºº· • Por entonces no había en América instituciones de crédito. 24ó <la donde, al aplicar los logaritmos resultará: y= 4 076 500 suma· que se diferencia muy poco de la señalada en el testamento. D ~jemos a juicio del lector la solución del sigµiente problema, qu.e aparece en la obra Los señores Golovliov, de Saltikov~Schedrín: «Porfíri . Vladímirovich está en su despacho es((ribiendo cantidades en hojas de papel. Trata de saber cuánto dinero tendría si los cien rublos que Je regaló .su abuelo al nacer, en lugar de ser gastados por su nrnclre, hubieran sido depositados cm la caja de Ahorros. Sin embargo, el resultado no es muy elevado: ochocientos rublos». Si su ponemos que Porfiri tiene a la sazón 50 años y, admitiendo que hubiera hecho bien el , cálculo (poco probable, pues sin duda alguna desconocía Jos logaritmos, 1>or lo que no podría resolver problemas de interés compuest.o) hay que establecer qué tanto por ciento concedía en aquellos tiempos la Caja de Ahorros. Interés continuo En las Cajas de Ahorro, el interés del capital suma al depósito. Si la adición ~e hace con más frecuencia. el capiLal crece más de prisa por cuanto forma el rédito una suma mayor. Tomemos un sencillo ejemplo puramente teórico. Admitamos que se depositan 100 rublos en la Caj a de Ahorros al 100 % anual. Si se acumul a el interés al depósito, al cabo del año sumarán 200 rublos. Veamos ahora qué ocurre si el _porcentaj e se va ~umando al capital inicial cada medio año. Al finalizar el primer semestre llegará a !;C 100 mblos ·1,5 = 150 rublos. 246 Al segu n do semestre: 1.50 rublos .i.,5 = 225 rublos. Si la adición se realiza cada 1/3 de año , serán: 1.00 rubl os ( t !) ~ 3 237 l'\tblos 03 kopcks. Hagamos m ás frecuentes los plazos de acumul ación del rédito al capital depositado: a O,1 · ele año; 0,01 de año; 0,00'1 de año, etc., y veremos que los 100 rublos, al cabo del año se transforman en 100 rublos .f, 11º ~ 259 rublos 37 kopeks 100 » t ,01100 ~ 270 » 48 kopeks 100 1> ·i,00i1ºººº ~ 27i » 69 kopeks Las matemáticas su¡>eriores demuestran que re duciendo indefinidamente los plazos de acumulación del rédito devengado al depósito , éste no crece infinitamente, si no que se aproxima a un cierto límite, que equi vale más o m eno·s* a 271 ru blol'i 83 kopeks. Un capital depositado al 100 % no puede crecer en un año más Allá de 2, 7183 veces, aunque fuera acumulándose el interés al capital cada segundo . El número "e" El 2, 7t 8 ... obtonido, n úmero que desempeña én las matemáticas su periores un papel trascendental (qllizás tan impor.tanto como el famoso n) tiene un signo especial de expresíón: l a e. Es un número irracional que no puede ser expresado con n ¡nguna cifra ex acta**, pero se calc11l a c.on "' Tomando l os kopeks por aproximación . Además, lo mism o que d uúmcro n, es trascen~ <lente , es dech-, no 1rnecle ser oht.e nido com o result~1<lo de 1a 80luci6n de ninguua ocuació 11 algdira ica con coefi- ** cientes entfJros . 247 la aproximación deseada, mediante lu siguiente serie: 1+ : + /z + 1.!.a+ 1.2\.4+1.2.! .4.s+ · · · Por el ejemplo de capitalización expuesto puede verse que el número e es el límite de la expresión (1+{- )n para un incrcmonto ilimitado de n. Por numerosas razones, que no procede expli- car aquí, es de suma conveniencia tomar el número e como base del sistema de logaritmos. Tales tablas (de dogaritmos naturales») existen y se aplican en gran escala en la ciencia y la técnica. Aquellas grandes tablas de 48, 61, 102 y 260 cifras, a las que nos hemos referido más arriba, tienen precisamente como base el número e. Con frecuencia el número e aparece allí donde menos se sospecha. Supongamos, por ejemplo, el siguiente problema: ¿En qué partes debe dividirse el número a para que el producto de todas ellas sea el mayor? Ya sabemos que cuando la suma de factores es invariable, su producto será el mayor cuando los factores sean iguales entre sí. Pero, ¿en cuántas partes 110.y que dividir a? ¿En dos, en tres, en diez? Las matemáticas superiores cnseiían. que se obtiene el producto mayor cuando los factores adquieren valores lo más cercanos posibles al del número e. Por ejemplo: 10 debe dividirse en tal cantidad de partes iguales que cada una de ellas se aproxime cuanto pueda a 2,718 ... Para ello hay que encontrar el cocien~o 2,71~ ... =3,678 ... 248 Mas, como no es posible dividir eh 3,678... partes iguales ha y quo l1acerlo por la cifra entera más próxima, por 4, y obtendremos el producto mayor de los sumandos de 10, si éstos son iguales a ~ , es decir, 2,5. Quiere decirse que: (2,5)' = 39,0625 es el producto mayor que puede obtenerse multiplicando los sumandos iguales del número 10. En efecto, dividiendo 10 en 3 ó en 5 partesiguales, los productos de éstas son menores: ( i~ )3 =37, 10 )() =32. (5 Para conseguir el producto mayor de las partes iguales del número 20, éste debe dividirse en 7 partes, puesto que 20: 2,7t8 ... = 7,36 ~ 7. Para obtener el producto m ayor de las partes iguales del número 50, éste debe dividirse en 18 partes, y 100, en 37, puesto que 50: 2,718 ... = 100 : 2., 716 ... = 18,4, 36,8. El número e desempeña un enorme papel en las matemáticas, la física, la astronomía y en otras ciencias. Veamos algunas de las cue.stiones para cuyo análisis matemático hay que valerse de este número (la cantidad de tales cuestiones podría ampliarse indefinidamente): la fórmula barométrica (la disminución de la presión con la altura): la fórmula de Euler; la ley del enfriamiento de los cuerpos; !249 la <lesintogr<lción radiactiva y la edad de la Tierra; las oscilaciones libres del péndulo; la fórmula de Tsiolkovski para la velocidad del cohete; los fenómenos oscilatorios en un circuito radiofónico; el c.rocimiento do Ja~ células. Comedia 'ogarítmica Problema Como complement.o a las comedias mnternáUcas, que el lector tuvo ocasión de conocer en el capftnlo V, vrnsontamos un e.aso má!-; del mismo género: la «<lcmostrnción» de la desigual clad 2 > 3. Esta vez inte1·viene la logaritmaci6n. La «comodín» empieza con In ctcsigualdad 1 1 4>8, eme es completamente cierta. Después s,igucn las trn nsformacioncs qno tampoco inspira de8confiam~a. A un Húmero mayor Je corresponde un logaritmo también mayor; por 1o t~nt.o · 2 log 10 ( ~) >3log10(; ). Después de clividir ambos miembros de la designaldad por log 10 ( ~ ) , tenemos 2 > il. ¿ D6nde está el error de es t.a d.emostración? 2t>O • Solución El error reside en que al simplificar por log10 ( ~) el signo > no fue sustituido por <; entre tanto, era necesario hacerlo, por cuanto log10 ( ~ ) es u n número negativo. [Si no se hubieran ap1icado los logarit.mos vulgares, sino otros menores que ( el log1 0 ( ~ ) hubiera sido positi vo, aunque entonces no habríamos podido afirmar que a un número mayor coITesponrle un logaritmo también mayor.! i ), Expresar cuaJquier número tan sóro con tres doses Problema Termi nemos el Hhro con 1111 ingenioso rornpecabozas algebraico q110 distnijo n los doJegados de un congreso físico celobra<lo c11 Odcs:i. Proponemos el siguiente problema: ex presar cualquier número, enLero y positivo, medianl.e tres dosos y signos matemáticos. • Soluctón Mostremos en un ejemplo la solución de est.o probl ema. Supongamo::1 que el níimero nado e~ el 3. En este caso el probl ema se rflsuel ve H1'Í: 3 = - log 2 log2 ·v., r-;r-::- r ·., 2. Es fácil convencerse do l a veracid ad rle tal igualdad. En efecto: vv 1 'V2=l(21 /2)l/~ ¡ l/Al=2:!' log 22 2-• = 2- :1, - log22.-a = 3. 261 =:. 22- • Si el número dado fuera 5, resolveríamos el problema por los mismos procedimientos: 5= -logz lo¡:z V VV V1/2. Se tiene presente que siendo la raíz cuadrada, se omite el índice de la mjsma. La solución general del problema es como sigue: si el número dado es N, entonces N=-log2 log2 -i/V ··· Vv2. N veces Además, el número de radicales es igual al número de unidades del número dado. A nuest ros lectores: "Mir" edita libros soviéticos traducidos al español, inglés, francés, árabe y ofros idiomas extranjeros. Entre ellos figuran las mejores obros de las distintas ramas de la ciencia y la técnica: manuales pera los centros de enseñanze superior y escuelas tecnológicas; literatura sobre ciencias naturales y médicas. También se incluyen monografías, libros de divulgación científica y ciencía-fícci6n. Dirijan sus opiniones a la Editoriel "Mir", 1 Rizhsk.i per., 2, 129820, Moscú, 1-110, GSP, URSS. P.\' Hl78 MIn PUBLICARA: \'. Rídnik Loyes del mundo atómico Vlta1i Híduik , ca11dida1.o a Doctor en Ciencias Físico·· 1oatcmiil.icas, es d iwLor <le este Iibl'O . Hídnik tiene puJili cados roás de GO tr{1bajos científicos; en la actualicla<l se ocupa del esludio de la física del estado sólido. A él le porle1locn11 vario~ trabajos de divulgación científicn, como son: "l:~ n el mundo de objetos simples" (1960), "El cuarto eslatlo do la materia" (1962) y "Desdo la manzanillu h:lsl-a el 11ntünundo" (1971). Colabora también en difei·ont.cs l'evis1as uo d ivulgación científica. El libro quo oirncemos al lector es la roedición corregida y acl.uaJizatla de su Lrabajo "¿Qué es lu mecánica cuáuLica?" apurecido l111ce L-íempo y traducido u vD.rios idíoruas. A principios del siglo XX la física penetró en el asombroso mundo de lo invisible, ul mundo atómico; nuclear y de las partículus clementalos. Simultáneamente surgió una teoría que durante más de 70 años ha servido de guía en este campo a los físicos, la mecánica cuántica. El aspecto dol mun<lo invisiblo se diforenciu notoriamente del mundo al que estarnos acostumbrados. En ol mundo nuevo dejan de ser válidas la ~ leyes, las partí<:ulas pierden su~ d imensiones y adquierol.I. las propio<lades do ondas. A su vez estas últimas empiezan a parocorse a las partículas. Los electrones y otras partículas del m.icromundo puooen ser capaces de atravesar las barreras inacc.esihfos o desaparncer quedando en su lugar los cuantos. 'l'odos esl.os fonóuieuos Jos supo explicar brillantomente In mecánica cuánLica, a. cuyo surgimiunto y de~arrollo está dedicada esta obra. El autor nos habla sobre los priucipios ínndamont.alüs de la mecánica cuántica. El lec l.or podrá saber dimo Ílll'-l'oi1 <foscubierlos los socrctos do la estmétura do los átomo.s, moléculas, núcleos atómicos y cómo osta cie.ncía va i·osolviendo el p1·oblema rcfcrenLe a ]a propiedad más fundamental de la materia, fo de Jn inl.eracción de las part.íeulas entre la materia y el campo. Esta obl·a est¡í dosl.in adn al autplio círculo do lectores que so intcrn.su u por Jos (:xit.os tle 1a física moderna. Se rcc1m1ienda como libro 110 consullu para Jos estudi_¡mtes ·' de facultades de Física de los contras .Jo enseñanza s uperior.