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LA ECONOMÍA SOCIAL.
UN ANÁLISIS CONCEPTUAL
MARÍA INÉS PASSANANTE
En los años ochenta, los científicos sociales franceses retomaron el término economía
social para designar un amplio movimiento de la economía que había ofrecido en importancia
en las décadas del 60 y 70, y que comprende un tipo de empresa, cuyos locros no se miden con
los mismos parámetros del capitalismo (beneficio, rentabilidad, etc) sino por resultados sociales
que se integran con Ganancias económicas indirectas.
Cooperativas, mutualidades y asociaciones sin fines de lucro, se agruparon para hacer
frente a las dificultades que progresivamente fueron experimentando en Francia, surgiendo la
idea que estas organizaciones tendrían elementos en común.
El movimiento se extendió a otros países europeos de lengua latina, aunque más
lentamente, y con cierta dificultad a los anglosajones, germánicos y escandinavos. En 1997, el
sector de la economía social representaba el 6% del empleo, en la Unión Europea
(aproximadamente siete millones de personas).
La mitad de estas personas trabajaba en
asociaciones, al-o más de un tercio en cooperativas y el resto en mutuales y fundaciones
(Thiry,1997).
Este artículo se propone contribuir al esclarecimiento del tema desde un enfoque
sociológico. Partiremos de un análisis conceptual y tendremos en cuenta:
1) La perspectiva histórica (antigua economía social),a fin de ubicar el concepto en el marco
de las corrientes de pensamiento y de precisar al-unas condiciones de su aparición.
2) Desde la realidad actual (nueva economía social), hacia una definición de economía social,
distinguiendo la visión anglosajona, basada en la noción de sector no lucrativo, de las de
los países latinos de Europa.
3) La experiencia de algunos países extranjeros (Bélgica, Italia, España y Canadá)
donde más se ha desarrollado la economía social.
La antigua economía social
La expresión economía social apareció en Francia en el primer tercio del S. XIX,
cuando, en 1830, Charles Dunoyer publicó en París su Nuevo Tratado de Economía Social.
Sin embargo, su historia se remite a las formas más antiguas de las asociaciones. La
época medieval, por ejemplo, fue rica en manifestaciones asociativas (guildas, oficios, etc.) y en
el si-,lo XVIII, las instituciones caritativas y las "friendly societies" de Inglaterra representaron
otras modalidades.
El economista italiano Stefano Zamagni, prefiere hablar de "economía civil". Nos
recuerda que en el 1.400, 1500 y 1600, durante cuatro o cinco si-,los, ha habido "empresarios
civiles, es decir, empresarios que tenían como lógica la de la reciprocidad, no la del beneficio"
(Zamagni, 2002:10). Sostiene que el término "economía civil" aparece por primera vez en 1753
y señala que la primera cátedra de economía política en el mundo, en la Universidad t4LNápoles, en 177 1, se llamaba cátedra de economía civil.
Desde la orientación francesa, que acuñó el término "economía social", Jaeques
Defoumy, profesor de la Universidad de Liege (Bélgica), sostiene la tesis del pluralismo
político cultural de la economía social en el siglo XIX (Defourny y Develtere,2001:41-44).
Señala que las primeras iniciativas aparecen antes de ser legalmente reconocidas, pues es hacia
fines del siglo XIX y comienzos del XX, cuando surgen en Francia las primeras leyes que
ofrecen un marco jurídico a cooperativas y mutualidades.
Ante la cuestión social que trajo la revolución industrial, se ha propuesto la economía
social como otra forma de política económica. Sus defensores criticaban la ciencia económica
que ignoraba la dimensión social. En esta línea de pensamiento (la economía social como
extensión de la economía política), hubo en Francia varias tradiciones o escuelas durante el si,lo XIX:
1 Socialismo asociativo (R.Owen, Fourier, Saint-Simon, Proudhon y otros): hasta 1870
promueven las cooperativas de producción, identificando el socialismo con la economía
social. En un primer momento, Karl Marx adhiere a la cooperación, pero sostiene tesis
colectivistas. Una parte del movimiento obrero niega a la economía social una función
central en el proceso de transformación social.
2) Cristianismo social: iniciativas que nacen en el ámbito de la Iglesia. La encíclica "Rerum
Novarum" (1891) impulsó la economía social y valorizó la autonomía del individuo,
proponiendo el concepto de subsidiariedad.
Fréderic Le Play, quien creó una Sociedad de Economía Social en 1856 y una revista titulada
La Economía Social recomendó las obras de patrocinio de los responsables de la industria.
En Alemania, Fréderic Guillaume Raiffeisen fue el fundador de las primeras Cajas Rurales
de Crédito.
3) Liberalismo: ciertos pensadores del liberalismo presentan una apertura hacia la dimensión
social. Charles Dunoyer se basó en el principio de autoayuda. John Stuart Mill, en
Inglaterra, fue defensor de la superación del asalariado por la asociación de trabajadores, y
Luiggi Luzatti en Italia, impulsó las cooperativas de crédito.
4) Solidarismo: Charles Gide y la Escuela de Nimes, que promovió la cooperación en el
consumo como centro de la renovación social. Implantó el modelo de Rochdale en Francia
y coincidió con los "socialistas cristianos" ingleses.
Paralelamente a esta rama
cooperativista de inspiración cristianas, el solidarismo tiene una rama laica y republicana
con León Bourgois, quien brindó inspiración a la mutualidad francesa.
Según Defourny "en Europa, la economía social moderna se forjó en la encrucijada de las
grandes ideologías del S.XIX y ninguna de ellas puede reivindicar la exclusiva paternidad"
(Defourny y Delvetere,2001:43).
Este autor se refiere a las condiciones de su aparición y desarrollo, entre las que figuran:
1 ) las "condiciones de necesidad": la historia nos enseña que las iniciativas de asociación
"nacen bajo presión de importantes necesidades no satisfechas, para responder a agudas
dificultades"(Defourny y Delvetere,2001:67);
2) la pertenencia a un grupo social ligado por una identidad colectiva y la cohesión social.
En la Argentina, hay una fuerte tradición en organizaciones de economía social.
En una investigación anterior (Passanante,1987), señalamos que las doctrinas e ideologías
europeas se propagaron en la Argentina a raíz de la inmigración de
ultramar. Los extranjeros constituyeron en nuestro país sociedades de
socorros mutuos y de beneficencia, recreativas y de instrucción y también
Gremiales y cooperativas.
En el pensamiento y la obra de Juan B. .Justo se advierte la incidencia de las corrientes
filosóficas europeas en el cooperativismo argentino (Passanante, 1987).
Hacia una definición actual de economía social.
La economía social es un concepto muy amplio y representa una realidad difíci1 de
aprehender. ¿Qué tipo de iniciativas económicas o sociales comprende?
Según Bemard Thiry (Thiry, 1997), en los países del Norte es muy diversa en su
tamaño: muchas cooperativas y asociaciones son muy pequeñas, aunque en el sector de
la agricultura, de la banca y los seguros existen "grandes cooperativas". Se inserta en el
límite entre lo económico y lo social, y entre las actividades comerciales y las no
comerciales.
Este autor considera dos perspectivas de análisis conceptual:
1) el enfoque anglosajón y norteamericano de "non-profit-organizations",
2) la óptica de los países latinos de Europa, de "economía social".
En el análisis anglosajón y norteamericano,"non-profit organizations" se refiere
esencialmente a las asociaciones, incluida la categoría de organizaciones que no distribuyen
beneficios.
En cambio, en las cooperativas y en las mutuales, existe en principio un beneficio,
aunque éste no sea su objetivo principal, y que se distribuye según normas particulares.
La idea norteamericana de "non-profit organizations" se basa en un modelo simple
según el cual existiría un sector privado, ampliamente mayoritario, un sector público que
presenta grandes dificultades y defectos, y en consecuencia, un gran ámbito de iniciativa
privada que se hace cargo de una serie de funciones que el Estado podría asumir.
"El diálogo entre esta visión de 'non-profit organizations' y la óptica de la economía
social no es nada fácil", señalaba Bemard Thiry en la conferencia pronunciada en la
Universidad de Buenos Aires, en 1997.
Jacques Defoumy (Defoumy,2003) sostiene que no hay un consenso sobre un concepto
unívoco de economía social.
Si bien el tríptico "cooperativas-mutualidades asociaciones"
corresponde en Francia a actividades y estatutos jurídicos claros, no ocurre lo mismo en otras
naciones, donde el término "economía social" no siempre se refiere al mismo objeto. Propone
realizar un trabajo de aclaración de conceptos y de análisis comparativo a nivel internacional.
El profesor Zamacni presenta una interesante posición al respecto. Se refiere a la
"economía civil" para designar la expresión de la "sociedad civil" en el ámbito económico.
"...Debemos pensar en un orden social que no tiene sólo dos pilares, el pilar del mercado
y el del Estado, sino al menos tres pilares, si agregamos el pilar de la sociedad civil... La
sociedad civil... debe jugar también ella en el centro de la economía, y entonces debe expresarse
en el ámbito económico, que es el que llaman "economía civil".
Entonces no sólo hay
economía privada o economía pública del Estado, sino que hay también una economía civil"
(Zamagni,2002,8- 1 0).
Según el profesor Zamagni, las empresas de la economía civil se rigen por la lógica de la
reciprocidad o de la mutualidad, no la del beneficio. El mercado debe caminar "con dos
piernas": la economía privada y la civil, que deben ir juntas.
Rafael Chaves, profesor titular en la Universidad de Valencia, desarrolla tres líneas
intelectuales referidas a la economía social. Se propone situar su dimensión científica, y desde
el punto de vista epistemológico, considera que el ámbito de la economía social exige un
paradigma de investigación propio.
Según este autor, hay tres planos en el conocimiento de este tema:
1) la realidad social (el campo de la economía social),
2) una disciplina científica que estudia la anterior realidad (la ciencia de la economía social),
3) un enfoque metodológico en las ciencias sociales (el enfoque de la economía social).
En los tres aspectos, la economía social representa "una forma alternativa" a la economía
política, con un cariz "más humano y social" (Chaves, 2003:105-134).
1 ) Como realidad social, está institucionalmente definida y constituye una vía de acción y de
expresión de la sociedad. Su campo está comprendido en las organizaciones con marco
institucional y jurídico propio dentro de una determinada sociedad.
2) En tanto disciplina científica, la delimitación de su objeto de estudio deberá hacerse
considerando la perspectiva institucional organizativa.
La elaboración de teorías sobre las cooperativas de trabajo asociado, que son la base del
Sector Autogestionario o Cooperativo, es distinta de la que puede surgir del estudio sobre
fundaciones y otras asociaciones "non-profit", base del Sector Voluntario o No-lucrativo.
¿Qué las une y qué las separa a este conjunto de "empresas" capaces de integrar la
función económica y social (crear riqueza y distribuirla equitativamente)?¿Qué elementos
delimitan este Sector en relación con el público y el del mercado y que permitan una
clasificación interna del mismo?
Las entidades de la economía social se hallan ligadas a la satisfacción de necesidades
sociales y a la resolución de los problemas sociales latentes, objetivos que buscan alcanzar
mediante formas organizativas distintas al sector público y a la economía de mercado.
Es preciso considerar otras dos perspectivas: a) la de los problemas sociales sustantivos; y
b) el análisis organizacional e institucional comparado en relación a la solución de estos
problemas, y eventualmente, el análisis de las innovaciones organizativas sociales.
La economía social conforma una realidad inmersa dentro de un sistema social y cultural.
Requiere una perspectiva global que la contemple en relación a la sociedad y cultura en la
que está integrada. También nos sugiere este autor, desde un punto de
vista metodológico, una perspectiva dinámica que considere el cambio social en relación a la
economía social.
3) El enfoque metodológico de la economía social se encuentra ligado a la dimensión moral.
Ello nos remite al debate epistemológico, suscitado en la historia del pensamiento de las
ciencias sociales, referente a la neutralidad valorativa. -Es posible el conocimiento objetivo
en ciencias sociales, libre de juicios de valor?
Las críticas a la posición avalorativa llevó al reconocimiento que el proceso intelectual
se halla curado por valoraciones.
Sin embargo, ello no significa la imposibilidad de
objetividad.
Esta depende de la comunicabilidad y la contrastabilidad de los juicios de valor; y ello
exige analizar estos valores y hacerlos explícitos.
El enfoque de la economía social se basa en que el proceso de conocimiento en las
ciencias sociales es valorativamente condicionado. Según este supuesto, el economista debe
explicitar honestamente los valores que orientan su análisis. La dimensión moral es central en
su trabajo, primero porque va a guiar su investigación, y luego por ser en sí misma objeto de
análisis por parte del científico social.
Desde esta dimensión ética, las premisas valorativas cumplen una triple función:
a)
definen el foco de análisis o problemas socioeconómicos a estudiar,
b) guían la búsqueda de solución a los problemas, y
c)
estimulan la reflexión.
De acuerdo con esto, el enfoque de la economía social prioriza unas problemáticas sobre
otras. La selección de los temas se realiza a la luz de un prisma, el sistema de valores
explicitado por el investigador al comienzo de su tarea. El foco de estudio son problemas
social y económicamente relevantes y no sólo la faz económica de la realidad social. Así,
surgen cuestiones más prioritarias que otras, como el desempleo, la exclusión socio-laboral, el
hambre, etc.
Las tres líneas intelectuales referidas a la economía social señalan campos en común de
la economía y la sociología. Desde el punto de vista de la realidad social, son los problemas
sociales y las instituciones el centro de interés. Desde la óptica de la disciplina, la perspectiva
institucional y el análisis organizacional, y la perspectiva dinámica (de cambio social) y global,
orientan los estudios. Desde el enfoque metodológico, se destaca un proceso no neutral guiado
por valores, y es central la dimensión moral.
Estos tres aspectos de la economía social se presentan como "otra forma de hacer
economía" y representan una alternativa a la economía ortodoxa y a la neoclásica. En síntesis:
Tres líneas intelectuales referidas a la economía social.
La experiencia actual de los países europeos.
A nivel internacional, existe una eran diversidad de formas de economía social.
Las cooperativas han experimentado cambios muy marcados en los últimos años. En un
comienzo, existían para beneficio de sus miembros. Actualmente, en muchos países hay una
concepción más amplia con respecto a quiénes deben ser los beneficiarios de la acción
cooperativa. Así, se extendieron sus beneficios a usuarios no miembros.
En Italia, hay cooperativas que se proponen reinsertar por el trabajo a personas con
dificultades. Esta situación no está contemplada en los principios básicos establecidos por la
Alianza Cooperativa Internacional.
En España, se desarrolló una modalidad peculiar: las sociedades laborales. No son
cooperativas, sino sociedades mercantiles que pueden adoptar la figura de sociedad anónima o
de responsabilidad limitada.
Suelen ser una variante de las empresas autogestionadas
(Monzón,1999).
Las sociedades anónimas laborales españolas presentan características particulares, ya
que la mayoría de las acciones de la sociedad anónima está en manos de sus trabajadores, pero
con disposiciones que le permiten la total libertad de ingreso o retiro a estas sociedades.
En Europa, la tendencia actual es hacia una transformación de numerosas cooperativas
en sociedades anónimas. El cambio se atribuye a la necesidad de obtener financiamiento del
modo más simple, es decir, vendiendo acciones de una sociedad anónima y también a la
formación empresarial de los ejecutivos que dirigen estas organizaciones.
Bélgica presenta una interesante tradición en este tipo de asociaciones; sin embargo, en
el pasado, el concepto economía social se utilizaba principalmente en Valonia, la zona francoparlante. A partir de 1980, su uso se fue generalizando en todo el país, incluso fuera de sus
fronteras, en otras naciones europeas. Ello fue a raíz de la creación de una "División de
Economía Social" por parte de la Comisión de la Unión Europea.
En 1990 el Consejo Valón de la Economía Social propuso una definición según la cual
ésta se compone de actividades económicas ejercidas por sociedades, principalmente
cooperativas, mutualidades y asociaciones, cuya ética se traduce en los siguientes principios:
a)
finalidad de servicio a los miembros y a la colectividad en lugar de finalidad lucrativa,
b) autonomía de gestión,
e)
procesos de decisión democráticos, y
d) primacía de las personas y del trabajo sobre el capital a la hora de repartir beneficios.
La definición identifica las principales formas jurídicas que pueden adoptar las
organizaciones de la economía social: cooperativas, mutuales y asociaciones. Sin embargo, esta
no es una definición cerrada: ello se advierte al crearse un nuevo tipo de organización en el
derecho belga: la Sociedad con Finalidad Social, que también integra la economía social.
Las asociaciones sin fines de lucro reúnen más de 460.000 trabajadores remunerados
que representan el 12,5% del empleo total en Bélgica. En cuanto a su fuente de ingresos, los
subsidios públicos son una parte importante (Adam,1998).
Los sectores de actividades más importantes de estas asociaciones son: salud, educación
y servicios públicos. En los -geriátricos, por ejemplo, el 32% de sus camas pertenecen a las
asociaciones sin fines de lucro, más del 34% al sector público y el 33% al sector privado
(Adam, 1 998).
Las SFS tienen un estatuto intermedio entre las asociaciones sin fines de lucro y las
sociedades comerciales. Las iniciativas de orientación cristiana se desarrollan en el ámbito
privado, mientras que las de inspiración socialista están más bien ligadas a los poderes
públicos.
En Bélgica hay una complementariedad entre el Estado y las empresas de economía
social.
Existen varias alianzas nacionales de mutualidades cristianas, neutras, socialistas,
liberales.
Los "pilares" más destacados son: el socialista, que incluye cooperativas, mutualidades;
el partido socialista y su sindicato, nucleados dentro de la Acción Conjunta Socialista; y el
"pilar" cristiano, que reúne vanas asociaciones dentro del Movimiento Obrero Cristiano.
Más del 97% de la población belga pertenece a alguna mutualidad.
Las mutualidades belgas tienen un estatuto muy particular: son entidades de derecho
privado pero al mismo tiempo cumplen con una misión de servicio público (Adam, 1998).
Están encarnadas de reintegrar los vastos de salud cubiertos por el sistema nacional de seguro
médico, y están obligadas por ley de ofrecer por lo menos un servicio de seguro
complementarlo. Además, pueden organizar otros servicios, por ejemplo, geriátricos, centros
de vacaciones, sistema de ayuda a domicilio, etc.
El origen de las mutualidades belgas se remonta al siglo XIX. En 1945 se implementa
el sistema nacional obligatorio de seguro médico para todos los asalariados, extendiéndose, en
1969, para toda la población.
En Bélgica, las organizaciones de la economía social no son nuevas, aunque según
Jacques Defourny, esta noción era prácticamente desconocida hasta fines de la década
de 1980 (Defourny, 2003:143 y ss).
El ejemplo del cooperativismo belga impresionó profundamente a Juan B. Justo, quien
en 1895 propone a las cooperativas belgas como "modelos", aceptando un "cooperativismo
socialista", aunque en 1897 cambia su concepción y proclama la cooperación sin propósito
partidista. De regreso de Europa, donde visitó distintas cooperativas, en 1895 Justo escribe
sobre ellas artículos periodísticos en "La Vanguardia". En uno, "Cooperativas Obreras. Dos
buenos modelos", Justo destaca la iniciativa de los socialistas de la ciudad belga de Gante,
quienes fundaron la cooperativa "Vooruit". En 1880 se fundó "La Maison du Peuple", cuyos
estatutos fueron considerados modelo por Juan B. Justo (Passanante,1987).
La tradición de Bélgica en organizaciones de Economía Social puede interpretarse según
valores de solidaridad vigentes en una sociedad marcadamente religiosa. En una investigación
anterior sobre las políticas para la ancianidad (Passanante,1983), decíamos que podríamos
referirnos a un modelo belga comunitario-solidario donde la acción de las comunas en materia
de servicios para los ancianos es paralela a la acción voluntaria y a la de las sociedades sin fines
de lucro. No es casual que Bélgica haya optado por atención comunitaria a domicilio para
ancianos o que se hayan destacado en la acción de iniciativas parroquiales y grupos religiosos.
En el ámbito de la economía social, muchas comunas y Centros Públicos de Ayuda Social
(CPAS) implementaron proyectos.
Québec: un caso ejemplar en economía social.
Si bien forma parte de Canadá, Québec es considerada una "sociedad distinta".
El 80% de sus siete millones de habitantes tiene como lengua materna el francés y su código
civil es de inspiración napoleónica.
Québec es europea en algunos aspectos, por
la
intervención más visible del Estado en la economía, especialmente en el ámbito de las
numerosas sociedades del Estado en las que ha seguido el ejemplo francés, y en los programas
sociales sin equivalente en América del Norte. En otros aspectos es americana por su fuerte
valoración del mercado como modo de regulación y de las asociaciones intermedias para la
provisión de bienes y servicios. En general, hay consenso entre los autores en relacionar a
Québec más con el modelo "renano" que con el anglosajón (Levesque, Malo y Girard,
2001:318).
La economía social es, desde hace una década, parte central de un "nuevo modelo
quebecense de desarrollo", calificado de solidario en relación con la salud y el bienestar. No se
trata de un nuevo modelo de economía social, sino de un modelo de desarrollo, donde la
economía social hace su contribución para renovar las políticas públicas.
Las cooperativas constituyen uno de los pilares del "modelo quebecense de desarrollo".
Aunque representan un porcentaje menor del producto bruto interno, las cooperativas se
concentran en un limitado número de actividades, entre las que se encuentran la agricultura y el
sector financiero, y las más recientes responden a necesidades sociales tales como la vivienda.
El Movimiento Desjardins es la primera institución financiera de Québec y constituye
una significativa presencia cooperativa en el ámbito del crédito comercial, industrial y de
consumo y en el sector de los seguros. En 1995 sus dirigentes invirtieron 500 millones de
dólares en una operación de modernización de las cajas populares, que acompañado por un
proceso de racionalización que redujo el número de cajas locales, convirtió a las cajas de ahorro
y crédito en cooperativas financieras.
En el ámbito de la salud, las cooperativas comprenden cinco subsectores específicos:
a)
servicios a las personas,
b) mantenimiento a domicilio y sostén a hogares de activos, y albergue especializado de corto
y largo plazo,
e)
transporte de ambulancias,
d) profesionales, y
e)
clínicas cooperativas.
Québec ha implementado un concepto particular en el sector de la cooperación del trabajo: la
cooperativa de trabajadores-accionistas que reúne a todos los trabajadores que poseen acciones
de la empresa capitalista en la que trabajan. Desde 1996, estas cooperativas de trabajadoresaccionistas se agruparon en una federación (Levesque, Malo, Girard, 2001: 312).
La fuerte movilización de la sociedad civil en Québec tuvo un rol central en su expansión
de la economía social y en su institucionalización. La especificidad del modelo quebecense
radica en que gran parte del compromiso público de su gobierno para
reconocer y sostener la economía social se debe a las demandas de movimientos sociales, por
ejemplo el de mujeres.
Los sindicatos valorizan la participación de los trabajadores en las empresas y favorecen
diversas innovaciones organizacionales e institucionales.
Los fondos de desarrollo surgieron como nuevos instrumentos financieros ante la falta de
créditos, que afectaba a los pequeños empresarios y a grupos específicos (mujeres, jóvenes,
inmigrantes). En la actualidad, hay cerca de 350 fondos que ofrecen microfinanciamiento para
proyectos innovadores que revitalizan la economía local. Estos fondos pueden montarse con
capital local (por ejemplo, vecinos de una localidad), con capital sindical, con capital público o
con una asociación de todas esas fuentes. Su objetivo es promover el desarrollo local y la
creación de empleos.
Algunos autores (Solange van Kemenade y Louis Favreau,2000) sostienen la hipótesis del
potencial de integración de la economía social en Québec, en la medida en que es Generadora
de empleos de calidad en un contexto de crisis de empleo, y posible de crear formas originales
de cohesión social, que reemplazarían el poder integrador del
Estado de Bienestar:
Los grupos comunitarios y los servicios de proximidad (ayuda a domicilio, servicios de
guarda, centros de servicios de perinatalidad, albergues) han generado un verdadero desarrollo
local comunitario. Estas estrategias son innovadoras en materia de creación de empleo, y
valorizan el espacio, el ahorro y la inversión local, y a los mismos ciudadanos como
protagonistas del desarrollo.
Describiremos dos tipos de servicios de inserción de la economía social en el campo del
bienestar:
1)
Los servicios de guarda de primera infancia forman parte de la nueva política
familiar implementada en 1997. Los organismos sin fines de lucro que brindan estos servicios
permanecen fuera de la autoridad directa del Estado y son controlados por los actores locales
(padres, empleados, voluntarios, etc).
Entre 1980 y 1990, la mayoría de los servicios de guarda quedan asegurados por
asociaciones no lucrativas, cuyo consejo de administración estaba controlado por los
padres.
En 1999 se establece un acuerdo entre el gobierno y los sindicatos de empleados de
guarderías que favorece el reconocimiento de la responsabilidad colectiva de los servicios de
guarda de primera infancia y el aumento del valor del trabajo de las educadoras y otros
empleados de las guarderías.
2) Los servicios a domicilio siguieron una evolución según las siguientes etapas:
a)
1960-1979: en materia de atención a los ancianos, predominaron las iniciativas de
internación y "hospital-céntricas".
b) 1979-1984: se implementa la Primera Política de Servicios a Domicilio (adoptada
en 1979). El gobierno de Québec favorece el desarrollo de una oferta de servicios
públicos a domicilio para ancianos y discapacitados, ofrecidos por asociaciones de
voluntarios. En esta etapa comienza la crisis del Estado Benefactor.
c)
1985-1990: se marca una tendencia hacia la privatización: aumentan los servicios a
domicilio, implementados por los trabajadores independientes y por las agencias
privadas.
d) 1990-1996: se lanzan los primeros proyectos de economía social en materia de
ayuda doméstica.
e)
1997-2000- finaliza la reunión Cumbre sobre la Economía y el Empleo, y se crea
una red de empresas cooperativas y sin fines de lucro de ayuda a domicilio. Se
instituyen las Empresas de Economía Social de Ayuda Doméstica (EESAD).
La organización de estos servicios ha llevado a la reducción del tiempo de
hospitalización de los pacientes que, junto con una tendencia de envejecimiento demográfico,
motivaron la creación de cooperativas cuyo objetivo es la atención domiciliaria a las personas
de edad.
Una experiencia exitosa es "Les Cuisines des Parents" (Las cocinas de los padres).Esta
iniciativa nace como un grupo de cocina colectiva liderado por mujeres preocupadas por
alimentar sus familias en un barrio pobre de Montreal. Este grupo de ayuda mutua se convirtió
en pocos años en una empresa comunitaria de servicios de alimentación. La empresa combina
el servicio a la comunidad y una lógica de empresariado colectivo. Sus servicios se extienden
además a las personas de edad del barrio, quienes reciben una comida diaria.
Las etapas descriptas se insertan en dos períodos Generales:
1) 1960-1980: auge del Estado Benefactor.
2) 1980 en adelante: crisis y transformación de las políticas sociales de bienestar.
A modo de síntesis, formulamos el siguiente esquema acerca del modelo quebecense:
Economía social y sector informal.
En las sociedades en desarrollo se habla del sector informal. La literatura atribuye
Generalmente a Keith Hart (1973) la primera utilización del término "informal sector",
traducida en francés como "secteur informel" o incluso como "secteur nonstructuré". Desde
entonces, los estudios sobre el tema se refieren a las actividades económicas urbanas,
informales y desestructuradas que constituyeron las estrategias de supervivencia de grupos de
inmigrantes en las grandes ciudades (pequeños negocios callejeros, talleres de producción,
servicios y otros). Este sector informa¡, desarrollado en las áreas periféricas urbanas, está
comprendido entre las varias formas de "economía popular".
Sin embarco, a)sería erróneo identificar la economía social con el sector informal.
"La economía informal no es propiamente hablando un dispositivo de desarrollo, es
principalmente un mecanismo de supervivencia.
La economía social y solidaria es una
estrategia de desarrollo económico y social inscripta en un proyecto de largo alcance, proyecto
en que los sujetos concernidos llegan a ser actores conscientes" (Favreau, 2001).
Si esto es cierto, ¿puede el sector informal ser un punto de partida para construir una
economía social?
b) Algunos autores latinoamericanos ven en el sector informal la aparición de una economía
popular "donde se imbrican lógicas comerciales y lógicas de redes sociales propias de las
barriadas populares de las grandes ciudades" (Defourny, Develtere y Fonteneau, 2001).
c)
Fonteneau y otros consideran que no puede establecerse una correspondencia directa entre
economía social en el Norte y economía popular en el Sur. Ésta es muy heterogénea y
comprende iniciativas puramente individuales, microempresas familiares y estrategias de
asistencia.
En Chile, por ejemplo, la economía popular tiene sus orígenes en las ciudades, que en el
siglo XIX, generó una actividad social productiva entre comerciantes y artesanos. Estos
últimos desarrollaron numerosas asociaciones, que organizaron, entre otras cosas, la
atención de la salud, la educación, los ahorros y la protección social.
A medida que la industria fue creciendo, los artesanos fueron desapareciendo
Gradualmente.
El proyecto de modernización nacional excluyó la economía popular de artesanos y
dueños de negocios. Sin embargo, en 1950 el movimiento representó más del 20% de la mano
de obra de Santiago, y en 1970, empleaba al 15% (Nyssens, 1 998).
En los años ochenta el análisis económico redescubrió la economía popular,
denominándola como el sector informal.
Las estrategias se multiplicaron y cambiaron
cualitativamente. Desde entonces, hubo mayor organización interna entre diferentes unidades y
han aparecido iniciativas dentro de los grupos familiares: las microempresas.
Estas son
organizaciones económicas populares formadas por grupos de pobladores de un municipio,
trabajando en áreas tales como el consumo, la producción y los servicios.
Desde principios de los años noventa, estas actividades económicas populares integran
una realidad muy heterogénea.
Hay varias modalidades diferentes: microempresas
dirigidas por familias, iniciativas individuales, etc.
¿Cuáles son los lazos entre la economía popular y la economía social?
Dos investigadores (Razeto y Calcagni) proponen una clasificación basada en dos
criterios: la naturaleza de la actividad realizada y su grado de desarrollo.
En lo que respecta al primero, se distinguen cinco tipo de actividades:
a)
las organizaciones de economía popular: nacidas de la iniciativa de un grupo de personas
que buscan satisfacer necesidades básicas empleando sus propios recursos y la ayuda
mutua y desarrolladas en el seno de un barrio;
b) las micro-empresas familiares: son unidades de producción y/o de comercialización de
bienes y servicios de tipo familiar;
c)
las iniciativas individuales: a diferencia de las microempresas familiares, surgen por una
sola persona, que crea su fuente de trabajo;
d) las estrategias de asistencia: el recurso a la caridad;
e)
las actividades ilegales (incluye las delictivas).
El segundo criterio clasifica a las actividades según tres niveles de desarrollo:
1 ) nivel de supervivencia: comprende las iniciativas de urgencia, como las que se organizan
después de una catástrofe natural;
2) nivel de subsistencia: incluye las actividades más o menos estables que aseguran la
satisfacción de necesidades básicas;
3) nivel de crecimiento: corresponde a actividades por las que los participantes son capaces de
mejorar su calidad de vida, basadas en valores tales como la solidaridad, la cooperación, la
libertad de decisión.
Conclusiones
1 . Desde la perspectiva histórica, el concepto de economía social, acuñado en Francia en el
primer tercio del siglo XIX, tiene sus raíces en diversas escuelas (socialismo asociativo,
cristianismo social, liberalismo, solidarismo), aunque su origen no se atribuye con
exclusividad a una sola corriente de pensamiento.
2.
Las iniciativas económicas y sociales de asociación han sur-ido en respuesta a las
condiciones de necesidad y a las dificultades, y se han basado en la pertenencia crupal o en
una identidad colectiva, siendo fuente de cohesión social. En la Argentina, por ejemplo,
donde hay una fuerte tradición en organizaciones de economía social, el mutualismo y el
cooperativismo de fines del siglo XIX y de las primeras décadas del siglo XX se
desarrollaron a partir de las colectividades extranjeras que fundaron sus propias sociedades
de socorros mutuos, de beneficencia, de educación y sus cooperativas.
3.
Desde un análisis conceptual, se han distinguido tres líneas intelectuales en el
conocimiento del tema: 1)la realidad social, 2)la disciplina científica, y 3)el enfoque
metodológico de la economía social. Los tres aspectos señalan campos en común de la
economía y la sociología, y representan una alternativa a la economía ortodoxa y a la
neoclásica.
El economista italiano Stefano Zamacni se refiere a las empresas de la economía civil, que se
ricen por la lógica de la reciprocidad o de la mutualidad, distinta a la del beneficio de las
empresas capitalistas.
4.
Economía social es un concepto muy amplio, y a nivel internacional comprende una
diversidad de formas. En Francia, cooperativas, mutualidades y asociaciones se rigen por
estatutos jurídicos.
En otros países latinos de Europa se instituyeron además otras
modalidades: en Bélgica, las sociedades con finalidad social, en España, las sociedades
laborales, en Italia, las empresas autogestionadas.
Según la experiencia de las naciones extranjeras, podemos referimos a dos ejemplos
principales:
1.El modelo belga: con una fuerte tradición en asociaciones, el concepto de economía
social, restringido en un principio a la zona franco parlante, a partir de 1980, el se
generalizó en todo el país, y en 1990 el Consejo Valón de Economía Social propuso
una definición que identifica las principales formas jurídicas que pueden adoptar las
organizaciones de economía social, creando un nuevo tipo de organización en el
derecho belga: la sociedad con finalidad social, con un estatuto intermedio entre
asociaciones sin fines de lucro y las comerciales.
En Bélgica las mutualidades presentan la peculiaridad de ser entidades de derecho
privado, pero con una misión de servicio público, complementándose la acción del Estado y las
empresas de economía social.
Bélgica representa un modelo comunitario-solidario donde la acción pública es paralela
a la de asociaciones voluntarias. La tradición belga en organizaciones de economía social
puede interpretarse según valores propios de solidaridad.
2.El caso Ouébec: la economía social es un componente central del "modelo
quebecense de desarrollo" desde hace una década. Las cooperativas constituyen uno de los
pilares de este modelo, destacándose en el sector financiero, de ahorro y crédito, de vivienda y
de trabajo.
En este último, Québec implementa una forma particular: la cooperativa de
trabajadores-accionistas que reúne a todos los trabajadores que poseen acciones de la empresa
capitalista en la que trabajan.
La economía social en Québec tiene un poder integrador, generando empleos de calidad
en un contexto de crisis de trabajo y mediante iniciativas originales de desarrollolocal
promovidas por actores de la sociedad civil. Los grupos comunitarios y los servicios de
proximidad (ayuda a domicilio, servicios de guarda, etc.) contribuyen al desarrollo local
comunitario.
5.
En las sociedades en desarrollo se habla de "sector informal". Los autores estudiados
consideran erróneo identificarlo con la economía social. La economía popular en el Sur
comprende iniciativas individuales, microempresas familiares y estrategias de asistencia,
actividades heterogéneas que difieren de la economía social en cuanto a su naturaleza y a
su nivel de desarrollo.
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