Download poemas de mi soledad - Editorial Club Universitario

Document related concepts
no text concepts found
Transcript
POEMAS DE MI
SOLEDAD
ATILANO OLMOS
Título: Poemas de mi soledad
Autor: © Atilano Olmos
ISBN: 978–84–8454–726–6
Depósito legal: A-749-2008
Edita: Editorial Club Universitario Telf.: 96 567 61 33
C/. Cottolengo, 25 – San Vicente (Alicante)
www.ecu.fm
Printed in Spain
Imprime: Imprenta Gamma Telf.: 965 67 19 87
C/. Cottolengo, 25 – San Vicente (Alicante)
www.gamma.fm
[email protected]
Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este
libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento
electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o
cualquier almacenamiento de información o sistema de reproducción,
sin permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.
Atilano Olmos
CAMPANAS
Campanas de la mañana
que tocáis como sonámbulas
al amanecer el día
entre el rocío y la brisa
con repique vespertino
llamando a la gente a misa.
Campanas del medio día
que tocáis con alegría
cual sones angelicales
y repique celestiales
la exaltación más divina
en catedral o basílica.
Campanas de media tarde
con repique mortuorio
que despertáis de la siesta
con sabores de tristeza
y olores a carne muerta
a alguien de nuestra sangre
en circunstancias siniestras.
Campanas de media noche
que tocáis como asustadas
desde las doce hasta el alba
con tan delicado son
que serenáis hasta el alma,
¡haced que mi cuerpo duerma
hasta que llegue mañana!
3
Poemas de mi soledad
TODOS LOS SANTOS
Hoy es uno de noviembre
día de todos los Santos,
día de triste recuerdo
y visita al Campo Santo.
Día de todos los muertos
de cantar de las auroras
y comer “huesos de Santo”
en un ambiente de espanto.
Día de la sepultura
y dejar sobre la tumba,
tan limpia como tan fría,
tan limpia como tan sola,
un lirio, clavel o orquídea
para aquél que se nos fuera
un día de madrugada
desde la tierra a la gloria.
Y entre el olor de los pinos
y luces de luna llena
evocar el loco amor
del tenorio en la escena.
4
Atilano Olmos
MIÉRCOLES DE CENIZA (SONETO)
Todos los años un día
se le recuerda al cristiano
que su origen fue ceniza
de la que Dios nos hiciera
y nada más con un soplo
le diera a ese polvo vida.
Todos los años un día,
aunque sea un instante,
regresamos a la nada
de donde Dios nos creara.
Todos los años un día,
al marcharse el carnaval,
entrará doña Cuaresma
con su frente bien manchada.
5
Poemas de mi soledad
ESPEJO
Espejo, espejito,
tan hermoso y coquetón
que hasta juegas con el sol
cual gato con el ratón,
reflejas todo mi cuerpo
que es el reflejo del alma
con tan claro sentimiento
cuando me mire en tu cara.
Pero espejo, espejito,
no te rompas al mirarme
que dicen que es mala suerte
y no quiero que me mates
por solo mirar tu luna
tan blanca, limpia y pulida
lo mismo que si mirara
reflejada en la fuente
su agüita tan clara y pura.
6
Atilano Olmos
INOCENCIA
Si la inocencia es un niño
y un niño alma de Dios,
y el alma de Dios amor,
el amor es como un niño,
y un niño siempre es amor,
y el amor el mismo Dios.
7
Poemas de mi soledad
LA FUENTE
Cuando fuimos a por agua
a la fuente de la plaza
y vi tu carita hermosa
reflejá en la agüita clara:
como si fuera tu alma
oí decir por bajito
la fuente a la agüita clara
¡ojos tan lindos y hermosos
jamás miraron mi agua!
8
Atilano Olmos
ME GUSTABA PASAR POR TU COLEGIO ME
GUSTABA (SONETO)
Me gustaba pasar por tu colegio, me gustaba
para verte con tu uniforme de colegiala
y tu trencita a media espalda,
cada día, tarde y mañana.
Tú esperabas el rutinario toque de la campana
anunciando la inequívoca entrada a las aulas
y las horas de interminable “charla”.
Mi mirada platónica te asustaba,
pero yo no cesaba de esperar
que entre clase y clase tú te asomarás a la
ventana del aula.
Por el contrario tu mirada inocente y cándida
me atraía, me llenaba y me encelaba
saciando mis besos y sentimientos de mi
cuerpo y de mi alma,
con la ilusión y la esperanza de robarte algún
beso algún día, tarde o mañana.
9
Poemas de mi soledad
LA ROSA
Flor tan hermosa
tan olorosa y primorosa,
flor encarnada, blanca o rosada,
flor encantada tan perfumada y tan graciosa
para la dama, para la novia, para la amada,
por la mañana, a media tarde,
a media noche, de madrugada, al alba,
dentro en su alcoba color caoba,
sobre su cama de pino y haya,
sobre su almohada tan suave y blanda,
sobre sus sábanas de hilo y de seda,
sobre su falda color de malva,
sobre sus bragas blancas y negras,
apuntilladas y muy caladas,
sobre su pelo tan largo y negro,
sobre su seno terso y erecto,
sobre sus muslos como amapolas,
sobre su entraña blanca y rosada,
tan fresca y tierna tan olorosa y perfumada,
de igual belleza y tan hermosa
como la rosa de quien se habla.
10
Atilano Olmos
DOCE JAZMINES
Doce jazmines, doce azucenas y colorines
se desparraman de sus macetas
por primavera desde ventana balcón o reja.
Hojas muy verdes, flores muy blancas
de mil colores entrecruzadas
que dan aroma de mil olores,
con mil amores, para mil pasiones, de mil
sabores,
para quien las toma, para quien las deja,
para quien las huele, para quien las besa,
de mil maneras y de mil formas.
Doce jazmines, doce azucenas y colorines
que se prometen por primavera amor eterno.
Entre mil ramas, entre mil hojas,
entre mil flores, entre mil frutos,
entre mil vientos, entre mil fuegos, entre mil
aguas,
y mil sonrisas, y un sí te quiero,
que aroma el alma, que aroma el cielo,
a mil estrellas, a mil luceros del firmamento.
Doce jazmines, doce azucenas y colorines
de color blanco para un día claro,
del sol radiante y noche oscura,
de color negro para una luna
muy amarilla llena y graciosa cascabelera
que desde el cielo manda mil besos.
Doce caprichos, doce caricias, doce placeres
para quien las mira, para quien las huele,
para quien las toca, para quien las besa y las
deshoja.
11
Poemas de mi soledad
Doce regalos, doce presentes, para un solo
Dios
entre mil vírgenes, entre mil gentes
una oración, mil ilusiones, una esperanza
y un solo amor.
12
Atilano Olmos
¿PLÁTANO, MEMBRILLO O FLOR? (SONETO)
¿Plátano, membrillo o flor?
Solo el membrillo y la flor,
pues el membrillo es el sol
y la flor siempre el amor.
Pero el plátano o banana
es primo de la manzana
siendo sexo y perdición.
¿Plátano, membrillo o flor?
Solo el membrillo y la flor
con su dulzor y su olor
nos llevarán hasta Dios.
Solo el membrillo y la flor,
solo el amor con su sol,
solo el amor, flor y Dios.
13
Poemas de mi soledad
LAS FLECHAS DE CUPIDO (SONETO)
Cupido lanzó dos flechas,
dos flechitas de amor
que el cielo lo atravesaron
cual un rayito de sol,
queriendo San Valentín
y por mediación de Dios
prendieran los corazones
de los que buscan amor.
Una prendió en su boquita,
en su boquita de piñón,
la otra en mi alma y corazón
Cupido lanzó dos flechas,
dos flechitas de amor
que a los dos atravesó.
14
Atilano Olmos
EL VIVIR SIN EL AMOR
El vivir sin el amor
es como un árbol sin hojas,
como una hoja sin flor,
como una flor sin el fruto,
como un ruiseñor sin voz,
como un río sin el agua.
El vivir sin el amor
es un pájaro sin alas
cayendo a un precipicio,
un barco a la deriva,
un desierto sin oasis,
un día crudo de invierno,
una ida sin retorno,
una espera sin llegada
es una noche perpetua,
¡es el gran vacío del alma!
El vivir sin el amor
es como un huevo sin sal,
como el leño sin el ascua,
como el yunque sin la fragua,
una escopeta sin carga,
un rocío sin escarcha,
un perfume sin esencia
¡una amarga madrugada
sin amanecer ni alba!
15
Poemas de mi soledad
El vivir sin el amor
es un mal sabor de boca,
la carencia del olor
y el resurgir del dolor,
lo que el viento se llevó,
la sordera y la ceguera
el más grande desaliento
en este mundo traidor.
El vivir sin el amor
es una trena interior
de cadena tan perpetua
que nadie te libra de ella
El vivir sin el amor
es la más triste locura
y miserable pecado
de criatura de Dios,
tan olvidada y perdida
por su pasión desmedida.
El vivir sin el amor
es la mayor penitencia
de criatura divina
en tránsito por esta vida.
El vivir sin el amor
es la amarga soledad
de una negra oscuridad
sin principio y sin final.
16
Atilano Olmos
El vivir sin el amor
es una falsa esperanza
de constante agonía
que te hiere y te atormenta,
hasta que llega la muerte
con su piedad de bonanza.
17