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Tu bebé ya tiene 6 meses y hasta ahora lo has alimentado exclusivamente con tu leche, siguiendo
las recomendaciones de la OMS, UNICEF y la AEP. Si tu bebe se sienta sin ayuda, si ya no tiene el
reflejo de extrusión (empujar con la lengua), si muestra hambre y saciedad, y si muestra interés por los
alimentos que tú tomas y sabe abrir la boca cuando se los acercas o cerrarla si no quiere probarlos,
ahora es el momento de iniciar la alimentación complementaria.
Si su desarrollo sigue siendo adecuado, se puede esperar hasta los 7 u 8 meses.
COMPLEMENTAR, NO SUSTITUIR
Por alimentación complementaria entendemos todo aquello que no sea leche materna, sean sólidos
(frutas, verduras, cereales...) o líquidos (zumos, caldos...)
No importa el orden en que decidas introducir los nuevos alimentos pero es importante que hasta que
tenga un año sigas dándole el pecho antes de las comidas para seguir manteniendo una buena
provisión de leche.
Algunas indicaciones básicas:
- Hay que complementar, no sustituir. Primero le das el pecho y luego le ofreces el otro alimento.
Si sustituyes una toma de pecho por una papilla de frutas o verduras tu bebé recibe menos calorías.
- Introduce los nuevos alimentos de uno en uno, separados al menos por cinco o siete días. Así
se puede detectar rápidamente si algún alimento le sienta mal.
- El gluten, que está en el trigo, avena, centeno, cebada y la mayoría de los cereales, así como en
galletas, pan y pasta, puedes dárselo a partir de los 8-9 meses.
- Algunos alimentos es mejor esperar al año: alimentos potencialmente alergénicos como la
leche de vaca y derivados, huevos, pescado, frutos secos, soja, chocolate y cualquier alimento con
antecedentes en la familia de alergia.
- No añadas ni sal ni azúcar en sus comidas.
- Tomará pequeñas cantidades al principio, esto es lo normal. No esperes que devore todo lo que
le des el primer día. ¡No es necesario que se coma todo a los 6 meses y un día!
- Nunca le obligues a comer si ya no quiere más. Debes ofrecer nuevos alimentos pero nunca
obligar que se los coma. Deja que tu bebé se tome su tiempo para acostumbrarse a los nuevos
sabores y confía en su propio sentido del apetito. Si no acepta la nueva alimentación o rechaza
algún alimento en particular, espera unos días y vuelve a intentarlo. Entretanto sigue dándole el
pecho para que esté perfectamente alimentado y no necesitará nada más.
La leche materna sigue siendo la base principal de la alimentación durante el segundo año.
Si tu hijo tiene bajo peso adelantar el inicio de los nuevos alimentos antes del sexto mes no hará que
engorde más. Piensa que una toma de leche materna le aporta más calorías que cualquier puré de
frutas o verduras. Si tu bebé está sano, se muestra activo y toma el pecho sin restricciones al menos 6
veces al día, aunque te parezca que come poco está recibiendo los nutrientes que necesita.
Los bebés amamantados aceptan los nuevos alimentos más tarde ya que la leche materna
cubre mejor sus necesidades nutricionales
Todas la madres suelen recibir detalladas instrucciones de sus pediatras sobre cuáles son “los
mejores alimentos para empezar la alimentación complementaria”. El problema es que cualquier
madre que hable con otra puede comprobar por sí misma que estos “mejores alimentos” simplemente
no coinciden y se hacen cada vez mas extraños a medida que aumenta la distancia geográfica, no
digamos si además la amiga en cuestión se ha ido a vivir a otro país. Empleando el puro sentido
común pronto se hace evidente que con toda probabilidad existen tantos “mejores alimentos,
cantidades y sistemas como pediatras hay en el mundo.
Y es que a veces nos pasa desapercibido que todas estas recomendaciones no obedecen realmente a
evidencias científicas sino que responden más bien a los hábitos culturales de una población
determinada o a las preferencias personales de cada profesional de la salud en cuestión.
Tampoco hay ninguna base científica para recomendar que un alimento determinado deba darse a
una hora determinada, (por ejemplo, las frutas por la tarde). Cualquier alimento puede darse a
cualquier hora, a comodidad de la madre. De hecho si la madre trabaja o debe ausentarse por
cualquier motivo lo más cómodo es que la alimentación complementaria se dé en su ausencia.
¿QUÉ CANTIDAD?
La mejor estrategia para determinar la cantidad de alimentación complementaria que debe ingerir un
niño es fiarse de su propio sentido del apetito. Al principio tomará apenas alguna cucharada pero en
cuanto empiece a aceptar de buen grado la alimentación complementaria irá aumentando la cantidad
que ingiera. La idea es ofrecer y, sobretodo, no obligarle jamás a comer. Cada niño tiene sus propias
necesidades y sigue su propio ritmo, pretender que coma una cantidad standard determinada a una
edad determinada no sólo es inadecuado sino que puede ser contraproducente.
¿QUÉ COMEN LOS BEBÉS?
Los alimentos que puede tomar un bebé a esta edad han de ser sanos y elaborados de forma sencilla.
No importa el orden en que decidas empezar a ofrecérselos ni tampoco la hora del día, puedes
decidirlo dependiendo de tus necesidades. Si sales a trabajar, lo mejor es que la persona encargada le
ofrezca el puré en tu ausencia y mientras tú estás tome pecho.
- Ofrécele alimentos sanos y nutritivos como lo son las frutas, las verduras frescas con algo de
carne, las legumbres, los cereales... Aprovecha que está aprendiendo a comer para enseñarle a
hacerlo de manera saludable, evitando en lo posible las golosinas y la bollería industrial.
- La comida casera que toma el resto de la familia adaptada a sus necesidades es lo más
indicado. Si además lo sientas con todos a la mesa a las horas de las comidas, estarás
reforzando la función socializadora que tienen estos momentos.
- En vez de triturar los alimentos, puedes ofrecérselos aplastados con el tenedor o en
pequeños trocitos si los acepta.
- Las papillas o purés hechos en casa es mejor ofrecerlos todo lo espesos que el bebé pueda
aceptarlos, para evitar llenarle la tripa con el agua de la cocción.
- Puedes enriquecer sus comidas con un poquito de aceite de oliva, sobre todo a las verduras.
Hará más sabrosos los alimentos a la vez que aumenta su valor energético.
- Las papillas de cereales que se venden para los bebés son una opción. Las puedes hacer con
agua, zumo de frutas, caldo o con tu propia leche, es mejor no hacerlas con leche artificial y
evitar las papillas ya “lacteadas”. Recuerda que la leche de vaca es mejor esperar hasta el año.
Otro modo de darle cereales es darle arroz hervido, maíz…
- Los potitos y comidas preparadas son útiles en algunos casos pero es preferible la comida
hecha en casa.
- La pasta como macarrones, fideos, sopa… hay que evitar que sea “al huevo” antes del año.
- La carne magra, sin grasa. Empezar con pollo, luego ternera, cordero. Las vísceras no son
recomendables, el hígado muy hecho puedes darlo a partir del año.
- El pescado: empezar con pescado blanco, nunca antes de los 10 meses, preferiblemente al
año.
- Huevo: empezar por la yema, cocida, nunca antes de los 10 meses, preferiblemente al año. La
clara bien cocida, al año.
- Ofrecer agua, la que quiera.
- No le des miel al menos hasta el año. Los frutos secos mejor después de los 3 años.
Si tienes que volver a trabajar es mejor adelantar la introducción de los sólidos entre los 4 y
6 meses que darle leche artificial. Lo ideal es que te informes sobre la extracción de leche
para esperar a los 6 meses.
LA LECHE DE VACA Y DERIVADOS
La leche de vaca es el alimento que más alergias produce. Los bebés amamantados
exclusivamente ya toman la mejor leche. Por eso mientras siguen mamando no necesitan leche de
vaca. Si se le quiere dar leche de vaca o alguno de sus derivados es mejor esperar hasta el año.
Dentro de los derivados de leche de vaca están: la leche artificial, los yogures, incluidos los
“especiales para bebés”, el queso, los quesitos. Algunos potitos, pan de molde, galletas o
embutidos llevan leche, suero láctico o proteínas lácteas, así que es recomendable echar un vistazo
a las etiquetas de los alimentos.
A PARTIR DEL PRIMER AÑO
Tu bebé ya es una pequeña personita que puede ir comiendo de todo. Ahora empiezas a ofrecerle
huevos, pescado, leche de vaca y todo lo que te parezca adecuado para él (para los frutos secos
todavía es pronto) siempre que lo hagas poco a poco y de uno en uno. Hay que evitar abusar de
dulces y salados y por supuesto, continúa con el pecho cada vez que lo pida. Ahora no es necesario
que se lo des antes de las comidas, puedes dárselo de postre y a cualquier hora que lo necesite. Tu
leche sigue alimentándole y él sigue necesitando tu pecho porque:
- Sigue siendo fuente de vitaminas, proteínas, minerales, ácidos grasos esenciales y otros
nutrientes.
- Le beneficia en su desarrollo intelectual.
- El pecho es mucho más que alimento. Es también cariño, calor, consuelo, contacto… refuerza
su autoestima. Una experiencia personal, única e irrepetible.
ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
La introducción de los sólidos.
Que tu leche a partir de ahora “está aguada”, que ”ya no le alimenta”, que “lo que tiene es sólo vicio”
son afirmaciones completamente falsas.
La OMS, UNICEF y la AEP recomiendan prolongar la lactancia materna hasta los 2 años y
continuar todo el tiempo que madre e hijo deseen.
ALGUNOS MITOS
Las papillas alimentan más que la leche. FALSO.
A muchas madres les dicen que “su leche ya no alimenta” o que “su leche es agua” y lo peor es que
muchas se lo creen. Las papillas de carne y verduras suelen tener menos calorías que la leche y las
de verduras solas y las de fruta todavía menos, y aunque algunas papillas, como las de cereales,
tengan bastantes calorías, tienen menos cantidad de proteínas, vitaminas, minerales y otros
nutrientes que la leche materna. El único alimento capaz de satisfacer, por sí solo, todas las
necesidades de un ser humano, al menos durante una parte de su vida, es la leche materna. Un recién
nacido está perfectamente alimentado durante seis meses o más sólo con leche materna.
Encuentros de madres, charlas, consultas…
Con una buena papilla antes de cenar, dormirá toda la noche. FALSO.
Muchos niños, incluso a los dos o tres años, se despiertan casi cada noche por mucho que hayan
cenado. Por mucho que se pretenda utilizar la comida para manipular el sueño de los niños, está
demostrado experimentalmente que los niños no duermen más por haber tomado papilla. Además les
da más sed. Durante los primeros años los niños suelen despertarse por la noche, no sólo porque
necesitan comer, sino porque nos necesitan a nosotros. Por suerte el pecho permite satisfacer las dos
necesidades a la vez, y el niño vuelve a dormir rápidamente.
Libro recomendado:
“Mi niño no me come”Carlos González. Ed. TEMAS DE HOY
Información y apoyo a la Lactancia Materna
www.lactaranda.org.es
Teléfono: 625 38 49 95
Correo electrónico: [email protected]
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