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¿OIDOR Ó HACEDOR?
Introducción.
Mas sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
Porque si alguno oye la palabra, y no la pone por obra, este tal es semejante al hombre que
considera en un espejo su rostro natural. Porque él se consideró a sí mismo, y se fue, y luego se
olvidó que tal era. Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de la
libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será
bienaventurado en su hecho. (Santiago 1:22-25)
La palabra de Dios nos enseña efusivamente que debemos ser hacedores o no tan solo oidores de
la palabra; nos advierte que seríamos semejantes a un hombre que se ve a un espejo debido a que
se consideró a sí mismo.
Esto quiere decir que considera su propia sabiduría e inteligencia mayor a la que se encuentra en
la palabra de Dios, pero al enfrentar los problemas cotidianos de la vida, pruebas y tribulaciones ya
no puede recordar ni seguir sus propios consejos olvidándose aun de la palabra de Dios. (Lucas
6:47-49, Mateo 7:24-27)
Es como aquellos que se enferman y no van al médico, o quienes van al médico y no siguen sus
indicaciones, o quienes leen en un artículo que es bueno tomar agua y no lo hacen. Muchas
personas sabemos que es lo que nos hace bien:
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Sabemos que debemos estudiar con tiempo para un examen, sin embargo lo hacemos un
día antes.
Sabemos que debemos alimentarnos sanamente pero, no nos resistimos a alimentos altos
en grasas, harinas y azucares.
Sabemos que debemos ser precavidos con las finanzas, pagar primero las deudas y ahorrar
si se puede, sin embargo todavía no recibimos la quincena y ya está destinada en cosas no
tan importantes y si tenemos tarjeta de crédito la tenemos hasta el tope o aún peor, y
puede que todavía teniendo deudas nos sigamos endeudando por mantener la
comodidad.
Sabemos que debemos orar, caminar en santidad, obedecer la palabra de Dios, buscar el
rostro de Dios y nos ira bien pero a veces actuamos como si fuésemos más sabios que Dios
(Lucas 6:46, Mateo 7:21-23)
Cabe mencionar que no podríamos obedecer a la palabra si no fuese por el espíritu Santo, quien
nos redarguye impidiendo que nos gocemos en hacer lo malo (Gálatas 5:16-17), entonces
tenemos que hacer menguar a la carne fortaleciendo al espíritu (Gálatas 5:24), También
tendremos que ejercitar el dominio propio (2 Timoteo 1:7)
Conclusión.
No nos tratemos de engañar pensando que solo conociendo pero no haciendo estaremos bien
con el Señor, ¡seamos firmes en las convicciones, obedezcamos a su palabra!.