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PESCANDO EN INTERNET No. 11 Dr. Ricardo Topolanski En una de las últimas pescas estuve comentando acerca de algunas propiedades de los progestágenos y de cómo deberían tenerse en cuenta éstas a la hora de indicarlos, lo que culminó con el provocativo editorial de Naftolin sobre la pertinencia de su indicación en la TRH. Dentro del mismo tema se publicó en Circulation 2002; 104:1773-1778 un interesante trabajo de Wakatsuki A. y col. de la facultad de medicina de Kochi en Japón, acerca de la Acción del acetato de medroxiprogesterona (MPA) sobre la vasodilatación dependiente del endotelio vascular, en las mujeres postmenopáusicas que reciben estrógenos. El interés de este trabajo radica en que los estrógenos aumentan la vasodilatación producida a partir de las células endoteliales vasculares, en las mujeres posmenopáusicas. Se conoce que la vasodilatación endoteliodependiente, mediada a través de vasodilatadores como el óxido nítrico está inhibida en las mujeres postmenopáusicas. Esta función está regulada por múltiples factores entre los que se hallan los estrógenos, en una relación determinada por su concentración plasmática. La acumulación de LDL y LDL oxidado están asociados también con la disminución de los estrógenos y pueden alterar directamente la función endotelial. La terapia de reemplazo estrogénica tiene efectos beneficiosos sobre los lípidos del plasma, sobre la oxidación del LDL y sobre factores hemostáticos, además de favorecer la función endotelial aumentando la expresión de la syntetasa-NO que produce una vasodilatación endotelio dependiente. Debido a la posibilidad de que la administración de estrógenos provoque hiperplasia endometrial y carcinoma, se comenzaron a administrar gestágenos conjuntamente con los estrógenos, entre los que se emplea mucho el MPA. Se ha comunicado que este gestágeno se opone a los efectos beneficiosos de los estrógenos sobre la función endotelial en estudios sobre animales, razón por la que se piensa que el MPA podría haber disminuido los efectos beneficiosos de los estrógenos en el estudio HERS. Estos autores investigaron si el MPA contrarresta los efectos beneficiosos de los estrógenos sobre la reactividad vascular endotelio dependiente en las mujeres postmenopáusicas. Como resultado de sus investigaciones, observaron que los estrógenos aumentaban la vasodilatación mediada por flujo en forma significativa, lo que fue rervertido por el empleo del MPA, incluso a dosis de 2.5 mgs. Este efecto se observó tanto en mujeres con, como sin enfermedad cardiovascular, pensándose que esto se debe a las propiedades androgénicas de este gestágeno, lo que también podría provocar alteraciones arterioescleróticas con el uso prolongado.. En cambio la adición de progesterona micronizada, no alteró los efectos vasodilatadores endotelio dependientes de los estrógenos, por lo que nuevos estudios serán necesarios para ver si la adición de progestágneos, menos o no androgenizantes, disminuye la incidencia de coronariopatías en las mujeres postmenopáusicas con enfermedad cardiovascular. En una de las primeras pescas escribí acerca de los DIU de cobre y los riesgos de infertilidad en las nulíparas (N Engl J Med 2001;345: 561). En ese articulo de Hubacher y col. se afirmaba que el DIU no representaba un riesgo para la fertilidad. Dos cartas publicadas en el volumen 346, págs 376-377 del N Engl J Med se refieren al tema. En la primera, V. Verhoeven, Avonts D y Peremans L de Amberes, Bélgica, comentan que el insertar un DIU en una mujer portadora de una infección por clamidias, puede extender la infección hacia el tracto genital superior y provocar una inflamación pélvica. La infección por clamidias es muy frecuente y a menudo es desconocida por la paciente, por lo cual la colocación de un DIU no deja de ser riesgosa. En la otra carta, Vessey M y Doll HA hacen algunas precisiones: sólo 6% de las mujeres del estudio de Hubacher y col. usaron el DIU por lo que, sostienen, el número usado para probar un efecto en la duración del uso del DIU fue muy pequeño: sólo 44 mujeres usaron el DIU de cobre durante más de una año, de las cuales sólo 8 tuvieron oclusión tubárica. La odds ratio para oclusión tubárica muestra una tendencia moderada, no significativa, de incremento del riesgo con la duración del uso del DIU, pero los limites superiores de los intervalos de confianza muestran una relación, con un efecto marcado, con la prolongación del uso del DIU. En un estudio de estos autores no se encontraron efectos deletéreos sobre la fertilidad con el uso a corto plazo (42 meses), pero sí una fuerte evidencia de estos efectos en el largo plazo (78 o más meses). Hubacher y Lara-Recalde contestan diciendo que no están de acuerdo en que su estudio no incluya suficientes casos de empleo a largo plazo para este efecto putativo. Afirman que si el razonamiento sobre las odds ratio del grupo de control de mujeres infértiles se hubiese aplicado al segundo grupo control, de mujeres primigrávidas, hubieran concluido que cuanto más tiempo se usa el DIU de cobre, menos posibilidades hay de que estas mujeres se vuelvan infértiles. Igualmente, sostienen que las clamidias son frecuentes y a menudo se ignora su infección como sostienen Verhoeven y col., pero no colocar el DIU, no es la respuesta si una mujer dice que ambos miembros de la pareja son monógamos y ella no tiene signos de infección genital. En Bélgica, las tasas de infección cervical por clamidias fueron inferiores en las mujeres que optaron por DIU a las de las mujeres que optaron por los anticonceptivos orales. Es cierto que cuando se coloca un DIU, las bacterias pueden ser transportadas hacia el tracto genital superior, pero estudios clínicos, -que requieren validación- indican que la enfermedad inflamatoria pélvica, mismo en presencia de infección cervical, está dentro o por debajo de los rangos comunicados sin inserción de DIU. Concluyen que un número cada vez mayor de comunicaciones indica que el uso del DIU es más seguro de lo que se pensaba anteriormente. Un artículo de la periodista Denise Grady del New York Times del 2 de febrero de 2002, titulado Científicos comunican éxito inicial con un examen de sangre para el cáncer de ovario. me llevó a buscar la fuente del mismo en Lancet 2002; 359: 572. Allí Emanuel F Petricoin y col. publican un trabajo pionero, con la investigación de los ritmos o secuencias proteómicos (grupos de proteínas específicas) detectables por medio de la espectrografía. El trabajo se titula Use of proteomic patterns in serum to identify ovarian cancer. Los autores se hacen eco de la imperiosa necesidad de detectar precozmente al cáncer de ovario. Hacen notar que cambios patológicos en un órgano determinado, pueden reflejarse en las secuencias proteómicas del suero y desarrollaron un método para identificar las secuencias o ritmos proteicos en el suero, que puedan distinguir entre una enfermedad neoplásica y una no neoplásica del ovario. Pero, a todo esto, ¿qué es un proteoma? Cuando estaba escribiendo esto, aparte de conocer que se trataba de un conjunto de proteínas no sabía gran cosa más. Recordé un artículo de la periodista Catherine Tastemain del diario Le Monde, que se publica en Francia, y cuyo sugestivo título decía: El estudio del “proteoma” humano, nuevo Graal de los biólogos, artículo de divulgación que, sin embargo, me aclaró muchos aspectos del problema que yo ignoraba totalmente. Luego del estudio del genoma humano, los científicos se lanzan a análisis de las proteínas, que les permitirá sumergirse en el corazón mismo del funcionamiento de los organismos vivientes. La “proteómica” consiste en analizar y catalogar el conjunto de las proteínas, o sea el proteoma de una célula, de un tejido o mismo de un organismo, dice Tastemain. Son la armazón física de los organismos vivientes, y lo que les permite funcionar. Pero no se trata de estudiar una a una las proteínas, sino analizar el conjunto de las proteínas presentes en una célula, en un momento dado, estudiar su localización, sus modificaciones, sus interacciones, comparar sus variaciones bajo diferentes condiciones. Se busca encontrar el perfil por ejemplo, característico de la transformación cancerosa de un tejido o la aparición de otra enfermedad, para lo que se necesitan tecnologías esenciales, pues el tema es inmensamente complicado. Así es pues Petricoin y sus colegas, desarrollaron una herramienta bioinformática y la emplearon para identificar ritmos proteómicos en el suero, que les permitiera distinguir enfermedades neoplásicas de no neoplásicas en el ovario. El suero de proteínas de bajo peso molecular podría reflejar el estado patológico de diversos órganos y ayudar en la detección precoz del cáncer. Se generaron así, distintos espectros por espectroscopia de masa (SELDI-TOF: surface-enhanced laser desorption and ionisation). Las primeras corridas se efectuaron sobre el suero de 50 mujeres no afectadas y de 50 mujeres afectadas por un cáncer del ovario. Se analizaron las muestras por medio de la búsqueda iterativa de un algoritmo que identificara una secuencia proteómica, que discriminase completamente cáncer de no cáncer. Esta secuencia fue descubierta, y se utilizó entonces para clasificar un conjunto de 116 muestras de suero enmascaradas, 50 de mujeres con cáncer de ovario y 66 de mujeres no afectadas por cáncer o afectadas con enfermedades no malignas. Se empleó una metodología para individualizar y analizar la secuencias proteicas en forma de agrupamientos que fueran o no similares. En este estudio utilizó un conjunto de muestras conocidas para separar los datos en dos tipos de agrupamientos: los que contienen muestras de pacientes afectadas y los que contienen muestras de pacientes no afectadas. La secuencia proteómica es una secuencia discriminada formada por un pequeño agrupamiento de proteínas o péptidos ocultos dentro del repertorio completo de miles de proteínas representadas en el espectro de la muestra. Este descubrimiento fue posible debido a que se desarrolló una herramienta analítica que combina elementos de los algoritmos genéticos y métodos de análisis de agrupamientos ya conocidos. Se desarrolló también un software bioinformático llamado Proteome Quest versión 1.0 (Correologic Systems Inc, Bethesda, MD, USA) y luego se procedió a efectuar un análisis estadístico de los resultados obtenidos. El punto en el espacio para un paciente desconocido se comparó por su proximidad a agrupamientos en un espacio N-dimensional, correspondiente a la locación de individuos de las pruebas preliminares, un principio de reconocimiento de secuencias ya establecido. Los resultados arrojaron un 100% de sensibilidad (IC 95% 93-100) y una especificidad del 95% (IC 95% 8499). El valor predictivo positivo para la validación enmascarada fue de 94%, lo que resultó ser muy superior, si se lo compara, al 35% que brinda el CA 125. Indudablemente este estudio justificaría una investigación prospectiva de la tecnología de la secuencia proteómica, como una herramienta para el tamizaje o screening para todos los estadios del cáncer de ovario. Por otra parte, la FDA en los EEUU y diversos organismos en Europa han comenzado a investigar las secuencias del proteoma en diversos campos, como ser la toxicidad de los medicamentos a través de los mecanismos moleculares involucrados o bien, identificando los marcadores proteicos de diferentes cánceres, con el objetivo de poner a punto nuevas herramientas de diagnóstico o de seguimiento del progreso de una enfermedad. Todo un nuevo campo en la investigación de la enfermedad. R.T.