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Transcript
E
EDITORIAL
manteniendo nuestros altos estándares de
calidad informativa y gráfica.
Muy pronto contaremos, además, con
nuestra propia plataforma web, que servirá
como hogar de todo nuestro contenido, el
registro pasado, presente y futuro, y enlace
ideal para acceder a nuestras redes sociales
que tan bien han funcionado.
El reportaje principal de la edición
#35 lo dedicamos al proyecto Rodrigo
Solo, encarnado por una de las voces más
representativas del rock venezolano del
siglo 21: Rodrigo Gonsalves, vocalista y
guitarrista de Viniloversus (ver Ladosis #9).
A través de esta nueva faceta como solista,
Rodrigo reflexiona sobre el estado actual
de las cosas, desgrana sus inquietudes
personales y sociales, y muestra además su
faceta como ilustrador, desconocida hasta
ahora. Representa un crecimiento notable.
La edición cuenta además con su
acostumbrada variedad temática, que va
de nuevos y muy distintos proyectos como
Mundano (la aventura como solista de Fauadz
Kassen de La Abuela Disco), Colérico Espín
(el alter ego del cantautor Jesús Fuentes), el
baterista Pancho Montañez y el virtuoso grupo
Quintillo Ensamble. También nos acercamos al
magnífico grupo Tunacka. Rendimos homenaje
al alemán pionero de la música electrónica
moderna, Edgar Froese, y a la legendaria
cantante y activista Nina Simone, a 12 años de su
fallecimiento. Así mismo le damos cabida a una
reveladora crónica realizada por el cantautor
puertocruzano Noel Grisanti de su encuentro
con el legendario cantautor Daniel Johnston.
No nos olvidamos del 20 aniversario del
emblemático disco The Bends, de Radiohead.
En la columna El Cine que Suena
abordamos la primera parte de la obra del
compositor francés Alexandre Desplat, cada
vez más cotizado y laureado. En nuestra sección
de conciertos, destacamos especialmente la
Ofrenda para Vytas.
Además, la acostumbrada y nutrida
sección de Discos para leer.
Con ustedes, la edición #35 de Ladosis.
Gracias por estar ahí.
04 PANCHO MONTAÑEZ
Un músico “improvisto”
16 El Otro yo
de COLÉRICO ESPÍN
42 CLAUDIO BAGLIONI
Genuino embajador de la canción italiana
06 MUNDANO
“Me gusta hacer música
18 EDGAR FROESE
(1944-2015)
El piloto cósmico
44 Ahí Estuvimos
El 2015 llegó con todo. Lo cierto es que hemos
estado trabajando duramente estos primeros
meses por la consolidación de Ladosis como
medio digital. El concierto correspondiente
a esta edición #35 ya lo realizamos, con
excelente resultado y asistencia. Ese fue
nuestro “feliz año nuevo”, acompañados por
Mundano, Phonit y Tunacka, tres propuestas
que deslumbraron a los asistentes.
Las tres ediciones anteriores, pero
las primeras en plataforma digital, han
funcionado bien a pesar de los evidentes
cambios que ello trae consigo en las
costumbres adquiridas. Nuestra audiencia,
afortunadamente, vive en Internet, muy en
especial la más joven. Las estadísticas de
lectoría han sido satisfactorias, y de edición
en edición han ido mejorando. La edición
6to. Aniversario dedicada a Cayayo y con
récord de páginas, fue un auténtico éxito.
Pero buscamos mucho más. Como ocurre
en un universo tecnológico tan cambiante,
seguimos en el proceso de optimizar nuestra
adaptación con miras a ofrecer a lectores y
anunciantes el más atractivo medio digital,
Ladosis
ÍNDICE
para ambientar una ruta”
08 TUNACKA
Arreglos, composición
colectiva, experimentación y sinergia
22 RODRIGO SOLO
Generando puntos de encuentro
30 Discos para leer
10 NOEL GRISANTI vs.
DANIEL JOHNSTON
Encuentros cercanos del primer tipo
38 RADIOHEAD
Veinte años de The Bends
14 QUINTILLO ENSAMBLE
La irreverencia entre lo académico
40 NINA SIMONE
Un grito por la igualdad
52
54
OFRENDA A VYTAS
(Foto-reportaje)
GRAN HOMENAJE
AL TÍO SIMÓN
(Foto-reportaje)
56 ALEXANDRE DESPLAT
Nigromante de las cuerdas
y maestro de la orquestación
(primera entrega)
y lo popular
Edición #35
Año 7 (2015)
©Todos los derechos reservados
Una publicación de
La Bemba Producciones, C.A.
Rif J-31579764-0 Calle París, Res. La Isla, Apto. 11,
Las Mercedes. Caracas.
Editores/Directores
JUAN CARLOS BALLESTA
[email protected]
XABIER LANDA
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twitter: @revistaladosis
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You Tube: Revista Ladosis
Director de Arte:
AARÓN LARES
Correctora:
Reina León Beretta
Asesores legales:
Raúl Daniel Quiñones
Portada
Rodrigo Gonsalves.
Foto: Camila Ayala
Las colaboraciones son rigurosamente solicitadas.
Colaboran en esta edición: Alejandro Fernandes Riera, Andrea Martínez, Andrés Manner,
Andrés Paduano, Camila Ayala, Carlos López, Carlos Varela, CCStencil,
Dubraska Jiménez, Eduardo Vallejo, Eduardo White Emilio Méndez,
Erik Galindo, Eugenio Scalise, Gustavo Reyes, Hugo Santaromita,
Humberto Sánchez Amaya, Javier Fernández, José Alberto “Leno” Pérez,
Iola Mares, Lanteh Rivas, Laura Flores, Leonardo Bigott, Lord Comepiña,
Luis Cantillo, Mercedes Sanz, Noel Grisanti, Rui Cordovez, Tomás Jaimes.
Agradecimientos especiales: Aarón Lares, Carla Montero, CCStencil, Fauadz Kassen (Mundano), Mikott Ingeniería de Audio, Phonit, Reina León Beretta, Tunacka, UV Backline.
01
Edición 35 Concierto Centro Cultural Chacao / Marzo 7, 2015
3. PHONIT
2. MU
4. PHONIT
Fotos: 1, 3, 4 y 7: John Scarso / Foto 2, 5, 6 y 8: Juan C Ballesta
02
Conciertos
1. MUNDANO
7. TUNACKA
UNDANO
5.
8. TUNACKA
6
03
PANCHO
MONTAÑEZ
Fotos: José Bonilla /Combustión Producciones
L
Un músico “improvisto”
Tras una interesante y ecléctica
trayectoria como baterista de la
agrupación de rock de San Antonio
de los Altos, Hora Cero, la banda
de ska-jazz El Arca, del cantautor
José Alejandro Delgado, e incluso
ocasionalmente de Desorden Público,
entre otros proyectos, finalmente
presenta su disco debut como solista.
Mercedes Sanz
04
Los héroes anónimos, son esos personajes
que, en distintas disciplinas y labores,
silenciosamente van haciendo un trabajo
valioso que a primera vista no se ve o no
nos enteramos. Peor aún, muchos se van
de esta vida y siguen en el plano de actores
desconocidos o de bajo perfil. La música
está llena de estos seres extraordinarios
que, sin ellos, muchos proyectos no
hubiesen tenido reconocimiento. Y la
venezolana, obviamente, no se queda atrás
con historias de sus héroes anónimos.
Manuel “Pancho” Montañez es un
nombre con el que nos encontramos en
los créditos de unos cuantos discos. En
producciones de artistas de reggae, ska,
música experimental, jazz, rock y más,
aparece este baterista. Pero después de
un largo recorrido como colaborador y de
unas dos décadas de estudios de la batería,
fue en 2014 cuando Pancho presentó su
primer álbum como solista: Improvisto.
Pancho está estudiando el instrumento
desde los 14 años, aunque su odisea arranca
cuando era un niño. “Fue un amor a primera
vista, tocarla con las manos, sentirla”,
responde el músico a la pregunta de cómo
llega a la batería o cómo ésta llega a él.
Un álbum inspirado en teatro
Lo primero que llama la atención del disco
es su nombre; luego, en la contraportada,
los títulos de los temas; después los créditos
(Heriberto Rojas en el bajo, Juanma Trujillo
en la guitarra y Jesús Azócar en el piano) y,
finalmente, los invitados: el maestro Gerry
Weil, Horacio Blanco y José Alejandro
Delgado. Para el melómano venezolano, que
ha escuchado a estos músicos, Improvisto no
puede ser un trabajo malo. La producción,
sin duda, nos invita a curiosearla.
¿Cómo defines Improvisto?
Las definiciones… (suspira). Las
definiciones son tan difíciles de definir
(risas). Bueno hay mucho de jazz, de
improvisación. No sé, dejo que los
especialistas le den un nombre, yo hago
música para disfrutarla. Lo definiría como
un disco de música hecha para disfrutarla.
Es un disco experimental
¡Sí! Tú sabes que el nombre de Improvisto
viene por estas obras de teatro que eran
una suerte de medio comedia, donde
ponían a los actores en tres y dos, porque
la dinámica era que sacaban un papelito
de un bol; entonces cada uno, en función
de la frase que el público escribía en
el papelito, hacía un parlamento. Ese
improvisto hacía que los actores estuvieran
en una cuerda floja permanente porque
¿qué va a pasar en el siguiente papelito? El
disco tiene un poco esa intención, poner
a los músicos en la cuerda floja. Vamos a
ver qué pasa, vamos a tocar y a improvisar,
es libre. Por supuesto hay temas escritos
en partituras, la mayoría. Pero la intención
es esa, que haya sorpresa, que no sea
algo tan premeditado, que deje espacio al
proceso creativo del músico, incluso del
mismo ingeniero de sonido, al proceso
de mezcla. Hay una posibilidad con este
disco que nosotros hemos encontrado
que es desde la mezcla de la batería, la
mezcla del bajo, cómo hacer una fusión
de todos esos sonidos, poder hacer algo
improvisado, usando recursos como el de la
música jamaiquina -el dub-. Quizás en este
disco no toco reggae frontalmente, pero
hay manipulación de la onda del sonido
registrado, desde el sonido de la voz, la
guitarra, el piano, y todo eso se interviene
en el estudio. Esa ha sido la labor creativa
también de Francisco “Coco” Díaz, el
ingeniero de sonido. Él es un diestro en
esto de manipular la onda sonora, y sabe
hacer dub sobre efectos de jazz. Yo siento
que es algo muy divertido, muy intenso.
Siento que es algo productivo para el
proceso creativo.
¿Cómo llegas a este disco?
En 2010 hice una gira con Desorden
Público, y me pidieron que hiciera el
“aguante” en la batería, a sustituir a Danel
por ese tiempo. En ese momento salió
el disco de El Arca, y también Jungla
Boulevard sacaba disco. Noel tenía el disco
y lo presentaba, y Magú hacía lo mismo con
el disco de Jungla, y yo decía: ¡Ajá! ¿Y tú
qué vas a presentar?, ¿cuál es tu tarjeta de
presentación? Me quedé con ese gusanito.
Desde ese año estuve pendiente de
presentar lo que hago yo como artista, más
allá de ser acompañante en otros proyectos
musicales. Lo empecé en octubre de 2013
y lo presenté en febrero de 2014.
Yo quise tener una banda estable, un
cuarteto. Y sobre eso hacer invitaciones.
En este disco, uno de los invitados es Gerry
Weil y fue una suerte de clase magistral.
Es una conversación de dos instrumentos,
de dos mundos que viajan paralelo en
ese problema paralelo. Es ver cómo cada
instrumento, a través de su ejecutante, va
planteando sus dudas, necesidades, sus
preguntas, sus respuestas.
El otro invitado es José Alejandro
Delgado, quien declama un poema y sólo
lo acompaña una batería. “Mi nombre
es…” es un poema mío dedicado a un tío
que falleció. Es un dúo con José Alejandro.
Es algo fuera de lo común, no hay más
instrumentos, sólo voz y batería.
Y el otro es Horacio Blanco, de
Desorden Público. Cuando estaba grabando
el disco le planteo a los muchachos:
yo quiero hacer esto, ayúdenme. La
idea era grabar algo, darle a REC en la
grabadora del estudio y tocar y que saliera
música, sin ningún tipo de atadura o de
pre conversación. En eso salieron ideas
generales. En esos improvistos yo empecé
a experimentar sonidos alternativos en la
batería, igual Juanma Trujillo en la guitarra.
Entonces cada improvisto lo bauticé
como improvisto 1, 2, 3... Uno de esos
improvistos lo agarré y le dije a Horacio,
mira yo quiero que tú cantes un tema
de Desorden con una música sorpresa.
Nunca la escuchó sino hasta el momento
de grabarla. Es un poema de un tema del
disco en “Descomposición”. “Mosca” no
es un tema de los más comerciales de
Desorden. Es un tema político, crítico,
urbano, es lo que significa estar en una
sociedad, cómo se comporta un ser social
dentro de un conglomerado. Y la música
incidental que responde a ese poema.
¿Y cómo fue el proceso con Gerry Weil?
Cuando me planteo hacer el tema
de las improvisaciones, le pregunté a
Gerry si gustaba participar en mi disco.
Conversamos, le pregunté qué quieres
hacer y qué no. Yo le dije: “mira Gerry
yo creo que ponerte una partitura para
que la toques de arriba abajo, es ponerte
una camisa de fuerza”. Claro que lo
hace, pero era más divertido hacer algo
que no supiéramos qué era. Él en este
tema no toca piano, que es algo muy
interesante. Tenía tiempo que no tocaba
Fender Rhodes. En el momento en que nos
sentamos y él comienza a tocar, y yo trato
de ir haciendo colores a manera de prueba
de sonido, le digo a “Coco” -en voz baja-,
pisa el botón, vamos a grabarlo. También
hicimos un registro visual de este encuentro
(disponible en You Tube). Grabamos entre
12 y 13 minutos, y quedaron registrados
ocho minutos. Hay música que quedó
fuera. Pero lo que está en este disco y
en You Tube es realmente lo que se tocó,
no hubo segunda toma. Es eso. Es el
encuentro, puro y único.
Una obra desarrollada a través de un
creativo proceso de grabación, en el que no
hubo los ensayos habituales y en algunas
piezas ni siquiera se hicieron repeticiones.
Era poner al artista al descubierto con su
propia imaginación. He aquí el secreto de
Improvisto.
05
MUNDANO
E
“Me gusta hacer música
para ambientar una ruta”
“…El entorno es súper importante a la hora
de la inspiración y de la musa. De no haber
sido así estaría haciendo seguramente otro
tipo de música…”, Mundano agradece
de esta manera el haber tenido una grata
infancia que estimuló su talento musical.
Tanto Mundano, como Campo Costumbre
surgieron hace escasos 7 meses, pero
su curiosidad por el trabajo musical
independiente no fue deliberado, pues
luego de aproximadamente 2 años se le
ocurrió hacer “algo distinto”; de esta manera
planificó, compuso y entró al estudio de
grabación para darle forma a un disco que
busca aportar valores, acercando a los
jóvenes a un sonido que transporta la plácida
naturalidad de la vida campestre, para
ciudadanos urbanos y ciudadanos rurales.
¿Cuál es tu inspiración para componer y cantar?
Mi inspiración fue avanzando de género en
género, desde el pop hasta lo folclórico, así
como la música más suave al igual que la
electrónica, el indie y el rock europeo; todos
estos géneros han sido mi inspiración.
Aun así, ciertos discos y etapas que voy
viviendo me van marcando y las atesoro
y sigo escuchando. Por ejemplo, crecí
en un ambiente muy folclórico, mi padre
es cuatrista, a su vez mi entorno familiar
siempre fue musical; tíos cantantes de
música llanera. Algunos instrumentos
musicales como la bandola, el violín
formaron parte de mi entorno, en el que
me era imposible no escuchar música
venezolana; eso me enriqueció tanto
cultural como personalmente.
06
Si el rock y el folclore han sido tus principales
escuelas, ¿quiénes han sido tus maestros?
Mi principal maestro en el folclore ha sido mi
padre, sin embargo a lo largo de la historia
muchos han hecho cosas impresionantes
por la música nacional tales como Simón
Díaz o Alí Primera. En cuanto al rock hay
eminencias de las cuales rescataría a
Gustavo Cerati, Björk o Thom Yorke.
Cuando escuchas una tonada de Simón Díaz,
¿qué viene a tu mente?
A mi mente viene automáticamente el
llano, su olor, el hecho de dormir en una
hamaca o un caney de paja; el río, su
música me transporta hacia lugares donde
crecí y gran parte de mi infancia trascurrió
en un pueblo de Barinas llamado San
Silvestre, llano adentro, la cual fue una
etapa muy feliz de mi vida.
¿A qué te refieres con “textura orgánica”
en este disco Campo Costumbre?
Es la sensación de estar escuchando algo
más sólido en su forma, para quienes
pueden percibir la música con colores,
sabores y olores; sonaría más a madera, a
un instrumento mucho más ejecutado en
vivo de una manera orgánica; sin ediciones
ni software, sin procesamientos en el audio.
Es una experiencia totalmente diferente
a lo que hice con La Abuela Disco, este
género es menos eléctrico y no interviene el
procesamiento digital.
Foto: Laura Flores
¿Qué buscas con este disco, fama o fortuna?
La fama es lo que menos buscaría con este
proyecto, sin embargo, si quisiera ganarla el
disco sería mucho más pop y en este EP me
alejo bastante de eso. En cuanto a fortuna ya
para mí es mucho con que las personas se
interesen y escuchen mi música.
¿Crees que a través de la música se puedan
rescatar los valores de la sociedad?
Por supuesto que sí, totalmente, no solo los
valores sino también el arte, el deporte, nuestra
manera de pensar; la manera en que podamos
canalizar nuestros impulsos. La música
propone un mensaje y cuando este mensaje
exhorta a las personas a rescatar principios y
valores obviamente se puede lograr.
¿Crees que tu música va dirigida a los jóvenes
del campo o de la ciudad?
Cuando compongo caigo en un trance y lo
único que deseo es tratar de saber qué me
está tratando de decir la música. Tratar de
pensar que esas letras son cosas para mí
que quiero escuchar; pero he aprendido
a tomar consciencia de que la música la
pueden escuchar otras personas; que los
jóvenes saben que existe un mensaje;
es por ello que para mí es un grado de
responsabilidad positivo y útil que llegue
ese mensaje a las personas jóvenes de
nuestro país, no necesariamente del campo
o la ciudad; las letras de Mundano pueden
ser fáciles de digerir por cualquier joven.
¿Crees que a través de tu música se logren
rescatar esos valores específicamente en
Venezuela?
Creo fielmente que de algún modo la
música nos va a salvar y nos hará entrar en
consciencia, sin embargo, no estoy diciendo
que sea mí música, pues puede llegar
por cualquier fuente musical, bien sea a
través del hip hop, siempre y cuando lleve
al rescate de los valores porque el país lo
necesita y cuando hay un déficit de algo,
nuestra mente lo capta y la música es la vía.
¿Crees que tu música va contra la corriente?
Mi música no va en contra de la corriente,
de hecho es parte de la corriente y se suma
a ella uniéndose a músicos que traducen
lo que acontece en nuestro país. No sé
si se mantenga o evolucione, pero sí sé
que quiero seguir manteniendo la onda
orgánica. No espero quedarme atrapado
con el folclore, porque en Venezuela hay
personas que están haciendo producciones
a la altura y que según mi perspectiva se
puede seguir evolucionando.
¿Por qué este primer disco en solitario se
denomina Campo Costumbre?
Este es el reflejo de un sentimiento que
percibo en el campo y en el interior de
nuestro país, no se trata de las costumbres
del campo, se trata del sentimiento de
resignación que percibo en la gente de
campo, el cual es estar acostumbrados a
ese estilo de vida y de no esperar más, tan
sencillo porque así es el destino.
¿Cómo te ves en diez años?
Nunca me había hecho esa pregunta,
pero es difícil mantenerse estable y
continuar produciendo. Sí, espero seguir
haciendo música, pero no sé si de manera
profesional o amateur. El tiempo lo dirá, así
como la situación del país.
¿Cómo ha influenciado, musicalmente,
el hecho de vivir lejos de Caracas?
Primordialmente es darse cuenta de las
ventajas y desventajas que tiene un músico
que se forma dentro o fuera de la ciudad
de Caracas. La música es un reflejo de
nuestro entorno y es la única manera
de que la música sea sincera y si está
divorciada de lo que representa algo va a
fallar. En las afueras de Caracas se respira
otro aire muy diferente al citadino, son otros
paisajes, colores, la manera de vivir y de ser
es diferente y eso influenció mucho en mí;
siempre respetando a los músicos citadinos
puesto que cada quien hace música
referente a lo que le rodea y le inspira. Aquí
se respira un aire mucho más tranquilo con
respecto a la capital y por ello mi música
es más serena. Quizás, si hubiese nacido
en Caracas estaría tocando otro tipo de
música. El entorno es súper importante
a la hora de la inspiración y de la musa.
De no haber sido así estaría haciendo
seguramente otro tipo de música.
¿Cuáles son los valores que podrías rescatar
a través de tu música?
El respeto, la educación, el conocimiento, el
amor. El interés por este tipo de cosas que
se han perdido.
Foto: Javier Fernández
Nacido en los llanos de Araure, estado
Portuguesa, Mundano, el seudónimo
escogido por FauadzKassen, un
joven venezolano de 28 años, hace
una pausa musical con la banda
“La Abuela Disco” para emprender
en paralelo como solista. Esta vez
fusionando sonidos orgánicos que
nacen de la cotidianidad campestre,
de los extensos paisajes llaneros,
así como de la tierra que sin apegos
o intereses fue inspiración para
la realización de este material
discográfico que representa el
inicio de la carrera como solista de
Mundano, Campo Costumbre.
Dubraska Jiménez
Si tuvieses la oportunidad de realizar una
colaboración musical, ¿quiénes serían y por qué?
Me gustaría hacer algo bien atípico, en
Maracaibo con Ulises Hadjis. Bandas
venezolanas que me interesan mucho,
como Charliepapa. Alguien de la música
electrónica, el Sr. Méndez.
¿Dónde prefieres que las personas
escuchen tu música?
Mientras se desplacen de un lugar a otro, a
pie, en carro, en autobús. Me gusta hacer
música para ambientar una ruta.
¿Tienes planes de salir fuera del país para
reimpulsar tu trabajo discográfico?
Sí me gustaría, haré todo lo posible, mas no
estoy seguro de que pueda suceder, pero
hay grandes probabilidades. Si me dedico
de lleno podría estar produciendo música
fuera del país.
07
TUNACKA
Arreglos, composición colectiva,
experimentación y sinergia
E
Existe una paradoja llamada Tunacka,
sexteto musical formado en 2006 por
un grupo de amigos que bien define su
saxofonista, Xavier Sobrevila, en una sola
palabra: “diversidad”.
Y es que este grupo emergente de la
fecunda región de Los Altos Mirandinos,
encuentra en sus integrantes una
importante brecha generacional cuyas
ineludibles consecuencias son los diversos
gustos musicales y el modo particular
de ver la vida que tiene cada integrante.
Bajo esa naturaleza los muchachos de
Tunacka comparten sus diferencias con
un elemento en común, la música. Es así
como el bajo y voz de Dionisio López, la
batería de Henry Kavier Roa, las guitarras
de Johann Puerta y Jesús Torres, el saxo y
flauta de Xavier Sobrevila, y la percusión de
Iván Rivas, se unen para compartir sonidos
que se van decantando a partir de una
idea inicial que no surge de un caos sónico
como pudiera pensarse, pero sí de un
complejo entramado que se va formando
08
Fotos: Lanteh Rivas
bajo un ambiente bastante democrático
y espontáneo. El sexteto acaba por ser
entonces “un modo de hacer las cosas”
donde todos son timoneles.
En el encuentro con Xavier esta
paradoja se va diluyendo y poco a poco
se va revelando el orgullo de pertenecer
a una banda donde todos participan en
la aventura de una indisoluble fuerza
creadora que desde sus inicios ha tenido
como eje una creatividad deslindada de
rígidos esquemas y viejas fórmulas.
Xavier relata que en los primeros
tiempos “la nota era pasarla bien y
descansar del estrés diario de cada
uno”. Así, desde aquellos días a la fecha,
Tunacka ha procurado ejecutar una música
sin más normas o reglas que la de dejar
fluir un sentimiento, una idea, sin observar
elemento alguno que desvíe ese propósito.
Xavier expresa que “los pocos intentos que
hemos hecho siguiendo una partitura o
normas preestablecidas, han terminado en
la basura”. Esa exigencia no tiene cabida
en un grupo como Tunacka, donde la idea
inicial puede emerger de cualquiera de sus
miembros y ser seguida hasta dar forma a
lo que eventualmente se convertirá en un
tema a ser incorporado a su repertorio pero
siempre sin seguir más norma que la del
sentimiento que les impulsa a compartir y
crear música.
El origen indígena de Tunacka
La paradoja poco a poco se sigue
desfigurando y todo comienza a tener más
sentido. Por momentos, las anécdotas
de Xavier me alejan de la pregunta inicial
¿Qué es Tunacka? o más bien ¿Quién es
ese fulano Tunacka? De cualquier modo,
cierto es que existe un aire indígena en la
sonoridad de este extraño vocablo sobre el
cual Xavier comenta con picardía su origen
y el eterno dilema de la existencia misma,
¿de dónde viene y a dónde va? En la
riqueza del imaginario de esta agrupación,
relata el saxofonista, que “Tunacka es
el hijo bastardo del indio Guaicaipuro,
gran guerrero quien derrotó ejércitos
enteros durante la conquista española.
Oblicuamente, era amante de la paz y de
una creatividad extensa que le llevó incluso
a construir instrumentos, convirtiéndose así
en el primer lutier de Venezuela”. Bajo ese
espíritu los muchachos decidieron adoptar
el nombre para su banda. La mítica
leyenda cuenta, además, que “Tunacka
también viajó por Europa y fue recibido por
las coronas española, francesa y austríaca
para abogar por la permanencia de la paz.
Tras ese viaje regresa a Gulima, su pueblito
natal localizado en las montañas de Los
Altos Mirandinos”.
La convergencia de influencias
Cuando escuché a Tunacka por primera
vez, me encontré viajando en el tiempo y
en todas direcciones. La agrupación posee
esa magia de una contemporaneidad con
visos de otros tiempos, en un flujo sonoro
de diversas influencias que nacen de una
metodología de trabajo donde se crean
y destruyen, se proponen y descartan
ideas que contrariamente resultan en
composiciones muy bien estructuradas
y definidas que intrínsecamente son
portadoras de diversas corrientes
musicales donde están el “heavy metal” de
Jesús, el “funk” de Henry Kavier, el “rock”
de Dionisio, el “sabor latino” de Iván y las
influencias de Weather Report, Charlie
Parker y John Coltrane de Xavier.
Con ese espíritu independentista y
buscando la emancipación estética en la
promoción de una música que fluye de un
modo y sonido raras veces encontrados,
nuestro guerrero, después de Ensarada
(2008), su primer disco, da un paso
innovador con el lanzamiento de su
segundo álbum titulado Cocuy. Este nuevo
álbum de Tunacka plasma un precedente
El sexteto de San Antonio de los
Altos está próximo a celebrar su
primera década de vida. Resta
un año para alzar las copas y
brindar por la existencia de
una aventura que llega a su
segunda producción discográfica
con Cocuy, una colección de
once temas bajo un novedoso
concepto pictórico y musical
que une el jazz, los ritmos
afrovenezolanos y diversas
sonoridades del mundo.
Leonardo Bigott
histórico con un novedoso formato tipo
LP ideado por Iván Rivas y en el cual el
CD viene inserto en una presentación
de 20,5 cm x 21,5 cm que el grupo ha
concebido en cuatro versiones distintas
en edición limitada de colección y con
trabajos de diferentes artistas que, entre
otros, incluyen a Arnoldo Madero, Hernán
Soto e Iván Estrada. Los temas del disco
tienen además una característica común
donde “el grupo, con frecuencia, nombra
a las canciones apelando a un platillo de
comida”, cuenta Sobrevila. Así, como si
se tratara del menú de un restaurante,
el melómano encontrará temas como
“Aguacate con azúcar”, “Quesillo místico”
y “Hallaca de enero” o, para matizar,
“Limonada Frapé”. Siendo la primera,
el tema título y “Palo de Agua” cantadas
en las voces de Iván y Dionisio. Todo
mientras las manos palpan con curiosidad
el novedoso formato como si más bien se
tratara de un menú.
La personalidad
Sería particularmente injusto hablar de
Tunacka como si se tratara sólo de una
agrupación de una sutil fusión de rock y
jazz. Resulta necesario entonces insistir
en que, si bien existen elementos de
esos géneros, los músicos han vertido
diversas ideas que dan otros tintes a su
música. Tal vez uno pueda encontrar
rasgos de Santana, John Coltrane o
Mongo Santamaría en la sonoridad de
Tunacka, pero el grupo sin duda posee
una voz propia que está ligada a diversas
influencias, incluyendo la del grupo
Akurima (nombre indígena de San Antonio
de los Altos). Respecto a ello, Xavier
amplía “la historia de Tunacka está ligada
a la historia del grupo Akurima ya que
aunque Tunacka no tiene nada que ver
musicalmente con Akurima, Iván y yo
tocábamos allí bajo la misma metodología
de trabajo que ha adoptado Tunacka”.
El saxofonista añade también que ha
resultado un elemento estimulante para la
originalidad de la banda, la clara reticencia
y negación a interpretar versiones.
Tomando un ligero riesgo, creo que
Tunacka refleja una actitud similar a la
legendaria King Crimson. En esta última,
Robert Fripp ha insistido que su banda
refleja “un modo de hacer las cosas”
y en ese aspecto guarda relación con
aquella. También hay un aire progresivo
que se siente plenamente en el modo
como Tunacka desarrolla su música. Sin
embargo, Tunacka no sólo permite una
mayor libertad sino que realmente es un
barco sin capitán que curiosamente no
navega a la deriva. Entonces esa paradoja
pareciera acosar al oyente que procura
encontrar un punto central inexistente.
Cocuy representa también la
consolidación de un proyecto musical
deseoso de llevar esa espontaneidad a
diversas audiencias del país y más allá
de sus fronteras. En tiempos recientes,
han participado en el prestigioso ciclo
de Noches de Guataca que coordinan el
promotor/melómano Ernesto Rangel y el
compositor/guitarrista Aquiles Báez, el
IV Festival de Voces del Jazz Cartagena
de Indias 2013, Colombia, y en diversos
locales nocturnos.
09
CRÓNICAS DEL ROCK
NOEL GRISANTI vs
DANIEL JOHNSTON
Encuentros cercanos del primer tipo
Foto: Foto: Jessica Kourkounis
10
A
A finales del año 2012 tuve la oportunidad
de visitar el estado de Texas, en Estados
Unidos. Recién había publicado mi disco
Sueños de Bromazepam, y lo presenté
en mi único show de ese año: El festival
Virgen Fest. Como nunca he sido un
músico de tocar en vivo, ese año consistió,
básicamente, en estar encerrado en un
estudio o en mi casa. Así que este viaje
era una buena oportunidad para despejar
la mente y escapar por un rato de nuestra
convulsionada Venezuela.
El plan era quedarme en la casa de mi
hermana menor: una joven graduada con
honores en la Universidad Simón Bolívar,
que como muchos otros, se subió al tren de
la fuga de cerebros rumbo a Norteamérica.
Antes de salir, me propuse tres
misiones. La primera era comprar una
guitarra acústica con mi cupo viajero;
la segunda, asistir a un concierto de Of
Montreal, grupo que estaría en Houston
uno de esos días de mi viaje. La tercera y
menos factible: tratar de conocer a uno de
mis héroes musicales de todos los tiempos:
Daniel Johnston.
Yo descubrí la música de Daniel a
través del documental The Devil and
Daniel Johnston (2005). En este exponían
descarnadamente el sufrimiento de un
artista acosado por la esquizofrenia, que se
refugia en la música para transmitir todos
sus problemas e inquietudes de una forma
muy sincera y conmovedora. Daniel era
catalogado como un genio incomprendido,
se había pasado la década de los 80
encerrado en hospitales psiquiátricos o en
la casa de sus padres; siempre grabando
cassettes que no eran producidos o
comercializados correctamente.
Un joven famoso y millonario llamado
Kurt Cobain fue uno de sus más fervientes
fans. En los MTV Video Music Awards
del año 92, Kurt sorprendió a todos con
una franela muy extraña de una rana
que decía: “Hi, how are you?”. Era la
portada de uno de los cassettes grabados
por Johnston. A partir de ese momento
muchas otras personas le empezarían
a prestar atención. De la noche a la
mañana, el desconocido músico texano, ex
empleado de McDonnald’s, había llegado
a los súper mediáticos escenarios de Los
Ángeles, ni más ni menos que colgando
del pecho de Cobain.
Gran parte del documental fue
rodado en la casa de los padres de
Daniel, ubicada en un pequeño pueblito
texano llamado Waller. Para mi sorpresa
descubrí que quedaba a una hora de
Houston, así que mi fantasiosa idea
parecía ser realizable después de todo.
Igualmente, me seguía pareciendo un
poco desquiciado visitar a un tipo con
esquizofrenia y le di largas al asunto.
CRÓNICAS DEL ROCK
El joven cantautor
puertocruzano, Noel Grisanti
(antes conocido como El
Caminante), entrevistado
y reseñado varias veces en
Ladosis, cuenta su interesante
y quimérico encuentro con el
cantautor norteamericano de
culto, Daniel Johnston, uno de
los casos más extraordinarios
de supervivencia y honestidad
dentro de la música popular.
Noel viajó kilómetros en busca
de la casa de Johnston, en un
lejano pueblo de Texas, donde
apenas se intuye su presencia.
Noel Grisanti
En búsqueda de Daniel
Los primeros días los dediqué a compartir
con mi hermana y conocer Houston. La
primera semana me gasté de un solo golpe
2000 $ del cupo viajero en una tienda de
música. Me quedaron 1000$, incluidos
los 500$ de efectivo para el resto del viaje.
La gente normal viaja y compra ropa o
entradas a parques, pero los músicos locos
como yo, hacen lo contrario. Más de uno
por ahí va a entenderme.
La misión Of Montreal también fue
cumplida. Fui a verlo en un pequeño
galpón/bar llamado The Warehouse Live,
y al final del concierto pude conocer al
líder, Kevin Barnes, un compositor que
admiro muchísimo. Le di el disco Aldhils
Arboretum, que compré en la entrada,
y el tipo me escribió una dedicatoria
extraordinaria: “La noche es pálida y
sangrienta, pero no tengas miedo, Noel”.
Hablamos sobre Los Beatles y Os Mutantes,
la banda de Brasil. Estaba particularmente
fascinado de que alguien de Venezuela
supiera de su trabajo. Yo le comenté
que varios de mis amigos disfrutaban su
música y se sonrió tímidamente. Al final
me agradeció el gesto de acercarme a
conversar, se montó en el autobús de la
gira, y adiós.
Mi viaje ya casi terminaba y me seguía
persiguiendo la idea de visitar a Daniel.
No quería aparecerme por su casa como
un fan tonto y asustarlo. Mi visita debía
tener un propósito. Decidí comprarle un
regalo como muestra de agradecimiento
por toda la música que hizo y que tanto me
influenció. Le compré un libro de fotos de
Lennon, porque sé que es un fan a muerte
de los Beatles como yo. También se me
ocurrió que podría darle mi disco Sueños
de Bromazepam.
Me desperté bien temprano esa
mañana. Como todos los días, llevaba a
mi hermana a su trabajo a las 7 a.m., para
poder quedarme con su carro y pasear por
ahí. Ese día no tenía ningún plan, y pensé
que era el momento de hacer el glorioso
intento de visitar a Daniel. Aunque no
tenía la dirección de su casa, Waller es un
pueblo con 2500 habitantes, ¿qué tan difícil
sería encontrarlo?
Llegué a Waller como a las 10 a.m. Era
un pueblo bien cowboy en la orilla de la
carretera 290 que te lleva a Austin. Manejé
un poco alrededor a ver si encontraba
alguna pista, pero no había absolutamente
nada que hiciera referencia a Johnston.
Me bajé en un parque donde dos señoras
paseaban a sus hijos y les pregunté si
conocían al destacado músico. Me miraron
confundidas y respondieron que nunca
habían oído hablar de Daniel Johnston.
Luego, fui a una tienda de repuestos de
carros pero tampoco sabían. ¿Qué es esto?
¿Será que me confundí de lugar? ¿Podría
ser Daniel tan underground que no lo
conozcan en su propio pueblo?
Finalmente, y ya sintiéndome una
especie de periodista de investigación,
vislumbré una peluquería y tuve una
corazonada. Si hay algo que hacen en
las peluquerías es chismear y hablar de
todo el mundo. Entré y era en realidad
una barbería bien masculina, donde
un par de viejos cortaban el cabello a
otros dos ochentones. Me revisaron con
la mirada de pies a cabeza, cuando
ingresé interrumpiendo su intimidad
anglosajona con mi descarada presencia
11
CRÓNICAS DEL ROCK
Foto durante el rodaje del documental “The Devil & Daniel Johnston” (Sony Classic Pictures) Daniel tocando en su estudio-garaje
latinoamericana. Les pregunté si conocían
al músico Daniel Johnston y me dijeron
que no, sin más palabras que eso. ¡Qué
chasco! Ya me estaba volteando para irme,
desilusionado aunque firme en mi papel.
Hasta que de pronto, uno de los barberos
exclamó: ¡Oye tú! Si hay un Daniel Johnston
en Waller, tiene que salir en esta agenda
telefónica.
Revisé el librito y milagrosamente
encontré a un solo Johnston, Bill Johnston
para ser exactos. No sólo aparecía su
número telefónico, también revelaban
la dirección de su hogar. Luego de una
pequeña investigación con mi celular,
averigüé que Bill Johnston es el papá de
Daniel. Recordé que el documental estaba
ambientado precisamente en casa de ellos.
Esta era definitivamente la pista. ¡Lo había
conseguido!
Puse la dirección en el GPS y llegué
fácilmente a la casa. Reconocí la fachada,
porque la habían mostrado varias veces
en el documental. Me quedé un rato en el
carro armándome de valor y a los pocos
minutos me bajé y caminé hacia la casa. En
Texas la gente anda escopetada, así que,
mientras tocaba el timbre, imaginaba varios
escenarios trágicos y cómo reaccionar.
Lo imposible de lo posible
Se abrió la puerta y me recibió un anciano,
era el papá de Daniel, el cual sale hablando
varias veces en la película. Se veía mucho
más anciano y me dijo que gritara porque
estaba medio sordo. Así que le grité en un
inglés medio desastroso: ¡HOLA! SOY DE
VENEZUELA Y HE VENIDO A TRAERLE UN
REGALO A DANIEL. El anciano se rió y me
dijo: “Hace tiempo que no venía uno de
ustedes buscando a Daniel” (¿refiriéndose
Daniel en 1983 mostrando su quinto cassette.
12
al montón de fans que lo habían visitado
en el pasado?). “Ven, pasa adelante, vienes
de muy lejos. Será mejor que lo esperes
adentro”.
Me senté en la cocina y el señor empezó
a hablarle a un Walkie Talkie con un fuerte
acento texano inolvidable, “Daniel, here
is a young man from South America who
wants to see you”. No hubo respuesta. Me
dijo que Daniel vivía en la casita de al lado,
un anexito que le construyeron para que
tuviera privacidad. “Es muy tímido así que
no te prometo que salga. Puedes quedarte
un rato más y conversar conmigo”. Acepté
encantado. En términos realistas, conocer
la casa de Daniel Johnston era más de lo
esperado, de hecho, era mucho. (Bill se
encontraba solo, la madre de Daniel había
fallecido pocos meses antes de mi visita).
Nos sentamos en la cocina y Bill me
preguntó sin rodeos: “¿Qué le pasaba al
presidente Chávez con nosotros, eh? Yo
pensé sorprendido, “¡Coño, a Chávez lo
conocen hasta en la casa de Johnston!”).
Le respondí algo bien escuálido, para
evitar que ese viejo texano me botara de la
casa. Me contó que en su juventud viajó
varias veces a Venezuela porque trabajaba
para una empresa petrolera, y que estaba
al tanto de nuestra situación política.
No parecía entender porqué el gobierno
venezolano la tuviera tan tomada con ellos.
“No todos somos malos aquí”, me dijo.
Cuando ya me estaba relajando con
el viejo, casi con la comodidad de si me
encontrara con mi propio abuelo, y riendo
con él un poco, apareció una sombra por la
ventana de la cocina. “¡Ahí viene!” me dijo Bill.
Daniel apareció tembloroso y sonriendo
incómodamente. Su camisa blanca estaba
manchada por varios colores de pintura,
y si no me equivoco, había pegostes que
parecían helado de chocolate y fresa.
CRÓNICAS DEL ROCK
Me saludó repitiendo “Hi, hi, hi”, varias
veces, como un autómata. Lo noté un
poco confundido, así que me identifique
inmediatamente. “Hola Daniel, he venido
a visitarte para traerte este regalo y para
agradecerte por toda la música que has
hecho”, le dije, rebosante de felicidad y
orgulloso de haber logrado mi cruzada.
Le entregué el libro de Lennon y creo que
ahí se calmó un poco. Me preguntó que
de dónde era, y le respondí: Venezuela.
Me dijo que había tenido contacto con
otras personas de África que le escribían
por internet. Yo le recordé que Venezuela
quedaba en Sudamérica y trató de arreglar
su error: “ah, sí, sí; de ahí también me
escriben bastante”.
Le di el disco Sueños de Bromazepam,
y le conté que también era músico; que
sus canciones habían sido una gran
inspiración para mí, y que probablemente
notaría eso en mi trabajo. Me dijo que lo
escucharía y yo quedé sin palabras por un
momento. Le agradecí por dejarme pasar
y le dije que seguiría mi camino para no
robarle más su tiempo.
Dos cantautores: dos realidades
Cuando ya pensaba que era el final de la
visita, Daniel me preguntó: “¿Te gustan
Los Beatles?”. Yo le respondí que era mi
banda favorita de todos los tiempos. Daniel
exclamó emocionado: “¡Let’s jam!” Yo no
me lo podría creer. Creo que balbuceé algo
sin sentido por un par de segundos, luego
reaccioné y le dije que tenía mi guitarra
en el carro. Daniel negó con la cabeza y
me dijo: “No, no. I play the guitar, you play
the drums”. Yo me repetía: esto no puede
estar pasando.
Daniel se dirigió a la sala para avisarle
al papá que nos íbamos. “Hey Dad!, me
voy con mi amigo a la otra casa para tocar
algo de música”. Bill se paró del sofá
diciendo: “Si ustedes van a la otra casa yo
tengo que ir con ustedes”. A continuación
empezó una acalorada discusión, en la que
Daniel le reclamaba que siempre querían
controlarlo, que lo dejara en paz, y otras
cosas por el estilo. El papá le respondió:
“Recuerda lo que hiciste la última vez que
un fan vino a visitarte”. Yo a todas estas
estaba completamente callado, pero con la
boca abierta.
Luego, Bill se volteó y me dijo: “Cuando
viene gente a visitarlo, él trata de venderle
las cosas de la casa; sus dibujos, los
instrumentos. Y luego va con el dinero
a comprar licor y dulces. Yo tengo que
cuidarlo”. Daniel estaba temblando y
parpadeando cada vez más. Cuando ya
pensaba que explotaría como una bomba,
Daniel nos dio la espalda, abrió la puerta de
la casa, y se marchó dándole un batacazo.
¡Qué pálida! estuve a punto de tocar con
The Late Great Daniel Johnston.
Daniel frente a una de sus obras en una calle de Austin, Texas. (ca. 1990)
Bill me pidió disculpas por arruinar el
jammin; me explicó que tiene que cuidarlo
mucho por su condición mental, y más
ahora que es diabético y no se cuida. Yo le
dije que haberme dejado pasar y conversar
conmigo había sido demasiado. Que
entendía completamente que tuviera que
cuidarlo. Me despedí del señor, que aún
seguía un poco apenado por el incidente, y
salí de la casa.
Cuando caminaba hacia mi carro vi
que Daniel estaba parado en la puerta de
su anexito. Me acerqué para despedirme:
“Hey Daniel, no te preocupes por lo que
pasó. Yo entiendo que tu papá quiera
protegerte”. Daniel me respondió: “Yeah
man, but I’m a fucking millionaire, and I
can’t spend my money!”. Le pregunté si era
verdad que iba a pedirme dinero, y sonrió
más en confianza diciendo: “No man, yo de
verdad quería que tocáramos un poco”.
Bill estaba asomado desde la otra casa y
Daniel me dijo con cierto disimulo: “vuelve
otro día y me tocas el timbre directamente
a mí. No vayas a casa de mi papá. Te
prometo que haremos algo de música”.
Nos dimos un estrechón de mano y le pedí
un último favor. “¿Podemos tomarnos una
foto juntos? Mis amigos no van a creerme
que te conocí”. Nos paramos en la entrada
de su casa y tomé la foto con el celular.
Más tarde me di cuenta que la foto salió
borrosa. Era imposible, con la energía de
ese pana, que la foto saliera bien.
Me fui sintiendo como si todo fuera un
sueño, que había estado en un episodio de
la película y que alguien nos debía haber
estado filmando. El encuentro había sido
muy raro, no esperaba encontrarme con
Daniel Johnston dentro de los términos de
la normalidad, pero toda la situación me
había dejado en un estado casi lisérgico.
Pensando extasiado que la brecha entre
fantasía y realidad es imperceptible. No
existe nada que no podamos lograr.
Qué personaje Daniel Johnston, un
artista puro y sincero, al mejor estilo Syd
Barrett o Lennon. Me pregunto si habrá
escuchado Sueños de Bromazepam,
o si al menos lo utilizó para rascarse la
espalda, o matar una mosca, que ya sería
demasiado. Lo cierto es que nunca volví. A
los pocos días regresé a Venezuela, con esa
sensación hermosa e intransferible de que
mis tres misiones, ¡las tres!, habían sido
cumplidas.
Y aunque hoy me encuentro viviendo en
Austin, muy cerca de Daniel, no he querido
volver e insistir más de la cuenta. Ir por
segunda vez de sorpresa ya es medio Mark
D. Chapman, ¿verdad? Creo que esta vez
esperaré por una invitación. Probablemente
nunca llegue, pero si pasa… les prometo
arrancar pa’ Waller en mi scooter sin frenos.
Daniel y Noel, durante su revelador encuentro.
13
QUINTILLO
ENSAMBLE
La irreverencia entre lo académico y lo popular
“Quintillo Ensamble no se trata
de liderazgos, más bien somos
como el engranaje de un reloj
donde todas las piezas cuentan.
Si la pieza más pequeña del reloj
deja de funcionar, el reloj se
detiene”. Palabras que resuenan
de uno de sus miembros y que
aprueban el resto de los jóvenes
que conforman una de las
agrupaciones más arriesgadas
de la nueva hornada ligada a la
música de raíz tradicional.
E
Leonardo Bigott
En esas “noches guataqueras” ya hace casi
tres años, descubrimos a una agrupación
de jóvenes neoespartanos con un perfecto
desempeño musical bajo una propuesta
fusionada con lo venezolano. Con Suácata,
su primer CD, el sexteto persigue cautivar
nuevos horizontes. Una tarea, que si bien
es ardua, rendirá sus frutos, pues el grupo
representa una de las propuestas más
interesantes de los últimos treinta años.
Relata la historia que esta experiencia
musical comenzó como una aventura
de amigos que apenas abandonaban la
infancia haciéndose a las calles de Juan
Griego interpretando composiciones
tradicionales. La Isla de Margarita,
encomiable riqueza musical, fue
haciéndose pequeña para aquel grupo de
muchachos que en su diaria y constante
búsqueda por una música desafiante,
rica en ritmos complejos y madurada con
esa irreverente actitud frecuentemente
encontrada en la adolescencia y los
primeros años de la adultez, buscara
mayor exposición de su trabajo y más
oportunidades en la no menos irreverente y
caótica Sultana de El Ávila.
Cuatro de aquellos cinco muchachos
ahora coexisten en un sólido bloque al
que han llamado Quintillo Ensamble.
14
Fotos: Jorge Andrés Castillo
Sus composiciones no sólo revelan la
originalidad de un planteamiento musical
altamente complejo en concepción y
ejecución sino que tiene ese sentimiento
que mueve las fibras más profundas y que
compromete al oído más experto.
Tal afirmación puede reflejarse en las
palabras de un erudito en la materia como
es Aquiles Báez quien categóricamente
afirma “es uno de los proyectos más
originales que conozco”. Y es que la
sonoridad del Quintillo Ensamble es
única, pues el flautista Bryan Carrera, el
saxofonista y clarinetista Héctor Hernández,
el cuatrista José David Lunar y el bajista
Josfran León, poseen no solamente una
técnica de características milimétricas sino
que son artífices de una música concebida
desde diferentes ángulos y que resulta
en un engranaje que bien define Bryan
cuando dice “Quintillo Ensamble no se trata
de liderazgos. Somos como el complejo
engranaje de un reloj donde todas las
piezas cuentan. Si la más pequeña deja de
funcionar, el reloj se detiene”.
Un quinteto de seis
El cuarteto se tornó en quinteto con la
inclusión de la excelente clarinetista
cubana Dianelys Castillo, pero Quintillo
Ensamble (QE) pronto formaría parte de
esa siempre irregularidad léxica universal
con la incursión del excelente percusionista
Orestes Gómez, haciéndose un quintillo de
seis, como C4 Trío es un cuarteto y los tres
mosqueteros son cuatro.
Aunque en la actualidad Orestes no
está formalmente con el grupo debido a
compromisos que cumple en el exterior,
es el percusionista de Suácata y su
contribución al sonido de QE ha sido sin
dudas importante. Un sonido que bien
describe el compositor y guitarrista antes
mencionado cuando dice que “a veces
endulza y otras veces pica” pero, sea una
o la otra, conforman un concepto musical
distante de la banalidad y mediocridad que
suele colmar los medios. No es arriesgado
decir que su rol en la historia musical
contemporánea con tan sólo un CD en su
haber, ya deja un testimonio de una calidad
que el mundo entero merece conocer.
¿Qué ocupa actualmente a Quintillo Ensamble?
Estamos organizando una gira nacional.
Para ello estamos siendo asesorados
por la productora RojasSosa que está
involucrada con el proyecto. Tenemos en
mente arrancar esta gira en el mes de
abril y ésta sería por Caracas, Maracay,
Valencia, Maracaibo, Margarita y estamos
pensando añadir Cumaná y Puerto La Cruz.
Queremos al menos unas ocho fechas. Una
de las cosas que deseamos incluir en la
gira, es la participación de Manuel Rangel y
sus maracas electrónicas ya que la música
de Quintillo Ensamble es en un 80% ritmo y
queremos que él con sus maracas tome un
rol importante.
En este CD, Sácate, Bryan ha compuesto la
mayoría de los temas. ¿Se puede hablar de ti
como líder del grupo?
No. Sólo que en esta oportunidad me tocó
a mí. Realmente queríamos hacer un CD
doble. Pero en el proceso las cosas se
complicaron y nos dijimos “bueno, vamos al
menos a sacar estos 10 temas”. Y así pasó.
Un proyecto tan vanguardista como el de
ustedes debe tener influencias poco comunes.
¿Qué dicen al respecto?
Bueno, desde que llegamos a Caracas
han pasado muchas cosas pero creo que
hemos tenido una influencia importante
del trío sueco Esbjörn Svensson Trio. Es lo
que más hemos escuchado desde nuestra
llegada acá.
La música del sello ECM es provocadora.
Aunque no es el caso de Esbjörn, su sonido
tiene características afines. ¿Han pensado
tocar esa puerta?
La segunda parte del CD queríamos hacerla
en Alemania ya que tenemos un amigo
muy cercano que se puso a disposición. No
propiamente ECM pero algo cercano. Además
de esa influencia hay otras cosas. Paquito
D’Rivera, Michele Camilo, Tigran Hamasyan y
New York Gypsy Band, son algunas.
¿Qué cambio importante ha ocurrido para QE?
Venir a Caracas. Ya tenemos algún tiempo
y ha sido realmente el cambio más
importante.
La ejecución de QE es impecable,
milimétrica. ¿Se debe eso a que algunos
de ustedes vengan del “Sistema”?
Todos venimos de ahí. Nuestra música es
música popular pero como si fuera música
de cámara. Técnicamente hablando, sí.
En el disco tienen varios invitados.
¿Cuál fue el criterio?
En el caso de Horacio Blanco, Héctor ha
estado tocando con Desorden Público pero
de un modo general la idea fue añadir
texturas y colores. Todo surgió mientras
tocábamos y se nos ocurrió la incursión de
un cantante urbano. Le dimos la libertad a
Horacio de escribir la letra, y el resultado
fue genial.
Aquiles Báez en el comentario del CD describe
la música de QE como una montaña rusa.
¿Cómo se definen ustedes?
Más innovación. Comenzamos a partir de
un tema tradicional y le añadimos nuestras
ideas terminando en una composición
propia. QE es muy rítmico. Si bien el
formato tiene tres instrumentos melódicos
todo parte de una base rítmica, lo
armónico/melódico viene luego.
¿Tiene QE elementos de rock progresivo?
No es la primera vez que nos dicen algo
así. Tal vez Jethro Tull, pero sí ha habido
una influencia de rock. De hecho dos de
nosotros tuvimos la idea de formar una
banda de rock antes de esto y comenzamos
a estudiar guitarra.
¿Qué expectativas tienen con respecto a
presentaciones futuras fuera de Venezuela?
Hemos estado enviando material a varios
países. Europa está interesada en nuestro
proyecto. Ya veremos.
Para terminar… ¿es fácil conciliar lo popular
con lo académico?
Nunca hemos estado bajo ese concepto.
Los elementos académicos que podamos
usar son más un gusto propio del grupo.
La música de QE tiene unas exigencias
particulares y ustedes parecen estar
dispuestos a todo. ¿Es así?
Sí. Queremos tomar riesgos y debemos
añadir que junto a Rangel estará el nuevo
baterista, José “tipo” Núñez.
¿Cómo llegan a este formato?
OK, QE no era como ahora se conoce. En
sus orígenes usábamos dos mandolinas.
La transformación ocurrió por una
queja de Tomás Ramírez, el clarinetista,
cuando estábamos en Margarita. Él era
el cuatrista pero ya no quería ser sólo eso
sino clarinetista también. Así que José
David pasó de la mandolina al cuatro y ese
formato abierto nos gustó más.
Por lo anterior, la experimentación
es elemento fundamental.
Sí, es así. De hecho lo estamos haciendo en
estos momentos con sonidos electrónicos.
Nuestro cuatro es totalmente eléctrico y con
la flauta usamos efectos con pedalera.
15
El otro yo de
COLÉRICO
ESPÍN
Fotos: Andrés Paduano y Andrea Martínez
16
J
Jesús Fuentes y Colérico Espín dialogan, a
veces pelean. Más allá de sus diferencias,
han sabido convivir. “Cuando hago las
canciones, siento que no soy yo, no es
Jesús de verdad. Creo que Colérico toma
vida solo”, dice Fuentes. “Él es más suelto,
yo soy más tranquilo. Me cuesta describirlo,
siento que no lo conozco bien. Él es más
vaquero, más de tierra, y yo creo que soy
más de aire”, asegura con tono de duda.
Fuentes se atropella hablando. Tarda
en responder, pero tampoco elabora
sus respuestas, como si lo agarraran
desprevenido. Es Jesús Fuentes, cantautor
que no estudió música y comunicador
social que no ejerce la carrera. Es muy
delgado, usa barba, es calvo, sencillo y
tiene 27 años de edad. Es quien le da vida
a Colérico Espín o éste se expresa a través
de Fuentes.
Colérico Espín y su banda el Sol de
los Venados grabaron en 2013 su ópera
prima descargable por internet. Una vez
conocido el trabajo, en seguida se generó
la curiosidad de saber quién o quiénes
se escondían detrás del proyecto. La
información que tiene el disco es escasa,
apenas que fue producido por José Ignacio
Benítez (Domingo en Llamas, ver
Ladosis #29), y ese ya era un buen dato.
Las influencias de Violeta Parra,
Víctor Jara, exponentes del bolero, tango,
ranchera, Augusto Bracho (Gustavo
Guerrero) y más artistas están presentes en
este disco de Colérico Espín. “Al principio
imitaba a The Beatles, Bob Dylan. Después
empecé a copiar mucho la estructura
de las canciones de Georges Brassens,
de hecho este disco está inspirado en
Brassens. Él agarraba una estructura
melódica sencilla y la repetía. Me parece
que no le hacía falta más. Jacques Brel
también me gusta, sus canciones son
narraciones”, señala Fuentes.
¿Cómo llegas a este disco?
Las canciones de este disco son de
hace cuatro años. Me tardé bastante
haciéndolas. La letra es lo que más tiempo
me lleva. Después de tocar con amigos, me
puse a componer. Entonces cuando tenía
las canciones no sabía cómo grabarlas. Me
daba miedo dar ese paso. Entonces hablé
con José Ignacio. A él le gustó y grabé en
su casa.
Después de la crítica positiva
que tuvo su primer disco “El
Sol de los Venados presenta a
Colérico Espín” (2013), que
contó con la producción de José
Ignacio Benítez (Domingo en
Llamas), el enigmático trovador
caraqueño, a quien pocos han
visto, trabaja en una nueva
placa producida por él mismo.
Descubrimos lo que está detrás
de ese bizarro pseudónimo.
Mercedes Sanz
¿Por qué tomas los nombres de las canciones
de títulos de otras obras?
Me cuesta poner los nombres a las
canciones. Aunque el contenido no tenga
que ver con la obra original. No siento que
sea plagio. Uno siempre absorbe cosas de
los demás. “La ciudad y los perros”, le robé
el título a Vargas Llosa, muchas canciones
tienen títulos de poemas, “Los amorosos”
es de Jaime Sabines.
¿Cómo nace Colérico Espín?
(Piensa). En Hamlet alguien menciona
al colérico espín, haciendo referencia
al puerco espín -es la parte del diálogo
entre Hamlet y la sombra-. Hay otro
personaje que está apareciendo por allí.
Entonces éste se pelea con Colérico las
canciones (risas).
¿A quién se parece ese otro heterónimo?
Hmm. Se parece más a Atahualpa
Yupanqui.
¿De dónde sale el Sol de los Venados?
No sé cuál es la referencia. Me vino a la
mente por una canción de Simón Díaz, “Mi
querencia”. Pero Miguel Ángel Asturias, en
Leyendas de Guatemala, también habla
del sol de los venados, y esta historia es
anterior a la canción. No he investigado
el origen, pero es una imagen recurrente
y nativa.
¿Cuál es el concepto del disco?
(Piensa). Es difícil responder eso. Muchas
ideas que se fueron formando. Hay
humorismo, el estilo de Brassens. Tiene
del mariachi. Hay pesimismo en el lado
del amor y la ciudad. Esta música habla
de Latinoamérica, nos habla de una
identidad que se ha ido perdiendo con esto
de internet, MTV. Cuando oigo a Violeta,
Mercedes Sosa, Bola de Nieve, siento que
allí está América Latina. Siento que esto
se ha perdido un poco, pero también hay
gente que la está rescatando. Siento que
esta música está viva. Cuando escucho a
Simón Díaz, allí está Venezuela. Hay un
contenido más popular.
¿Cómo será el nuevo álbum?
Más caribeño. El primero tiene de José
Ignacio porque la idea de la producción
y los arreglos son de él. Ahorita estoy
haciendo éste a mi manera. Pensaba
dárselo a otro personaje pero creo que
será de Colérico, no estoy seguro. Quizás
lo muestre por parte. No sé si fue buena
idea haber presentado todo el primer
disco completo, no sé si haga lo mismo
con éste. Lo estoy produciendo con un
pintor, Eduardo Bol Pereira (ver la portada
de Ladosis #19), no es músico, toca
instrumentos intuitivamente. Y el otro que
me acompaña es Isaac Sasson. Este disco
no va a ser tabernesco como el primero,
será más abierto.
¿Definirías el estilo de Colérico Espín?
¡Uy! A ver. Kevin Johansen dijo que
en cuestiones de géneros eran unos
degenerados y me gustó eso. No sé cómo
definirlo, hay algo de folclor, de lo popular,
de América Latina. Hay un collage como la
portada del primer disco.
¿La letra aflora primero en el proceso creativo?
Casi siempre llega la melodía. Antes
la hacía en el piano. Muchas de esas
canciones de este primer disco salieron en
el piano. Y también algunas con la guitarra.
La melodía me va pidiendo la letra. Hay
temas cuyas letras tardan más en llegar. En
“Que viva la biología” vino rápido, la hice en
10 minutos.
17
EDGAR FROESE
(1944-2015)
El piloto cósmico
Edgar Froese junto a Chris Franke y Peter Baumann, la formación clásica de Tangerine Dream entre 1973 y 1977.
18
L
La primera mitad de la década de los años
70 fue de absoluta libertad creativa. Una
inmensa cantidad de músicos, bien sea
como solistas o con bandas, transformaron
la música popular y crearon nuevos códigos
y paradigmas, algunos de los cuales aún
siguen en plena vigencia.
En medio de esa efervescencia,
Alemania se erigió como una especie
de universo paralelo, con una serie de
propuestas alejadas de lo que se hacía en
Gran Bretaña (centro neurálgico de las
novedades) y el resto de Europa. Tras un
par de décadas en las que los alemanes
se avocaron a la reconstrucción física
y moral, las primeras generaciones de
posguerra se ocuparon de resurgir de
manera especialmente diferente, tratando
de deslastrarse del oprobioso pasado
inmediato y recuperando el espíritu de
vanguardia cultural que por siglos habían
ostentado. Es así como dentro del ecléctico
panorama del “krautrock” (nombre
acuñado por los ingleses), convivieron todo
tipo de iniciativas, entre ellas varias que le
dieron forma al nacimiento de la música
electrónica moderna. Dentro de ese grupo
tan diverso que incluyó, entre otros, a
Kraftwerk, Cluster, Neu!, Harmonia, Ashra
y Klaus Schulze, destacó especialmente el
particular e innovador sonido de Tangerine
Dream, agrupación fundada y liderada
desde 1967 por Edgar Froese, quien se
mantuvo al frente hasta el momento de su
inesperada muerte el pasado 20 de enero.
Los orígenes
Froese nació en Prusia Oriental (de
mayoría étnica de origen alemán) en un día
considerado histórico (“D-Day”), el 6 de
junio de 1944, cuando las tropas aliadas
desembarcaron en Normandía, evento
Discografía de Froese solo y con Tangerine Dream (1970-75).
De forma inesperada, Edgar
Froese, líder fundador de Tangerine
Dream, agrupación alemana
pionera de la música electrónica
moderna, murió el pasado 20 de
enero, a los 70 años. Durante más
de 45 años dirigió el más longevo
y prolífico proyecto electrónico,
surgido de la escena alemana de
finales de los años 60, la cual
transformó el panorama musical
y estableció paradigmas. Durante
los años 70, la etapa analógica,
Froese junto a su grupo, editaron
varios de los discos definitivos de
la música cósmica y la electrónica
contemporánea que aún ponen a
volar a cualquiera.
Juan Carlos Ballesta
que supuso el más duro golpe para Hitler
y las tropas alemanas. Su padre y otros
miembros de su familia fueron asesinados
por los nazis. Al finalizar la guerra, la
mayoría alemana prusiana fue expulsada
por los rusos, que anexaron a Prusia como
provincia a la Unión Soviética. Su madre
entonces se mudó a Berlín Occidental,
en donde el pequeño Edgar comenzó
a desarrollar sus habilidades artísticas,
comenzando por el piano y siguiendo con
la guitarra. Sus aptitudes por el arte lo
llevaron a estudiar pintura y escultura en la
Academia de las Artes de Berlín Occidental.
Su inquieta naturaleza lo llevó a formar su
primer grupo de rock psicodélico en 1965,
con el cual viajó a tocar en varios países
europeos. Cuando The Ones fue invitado a
tocar en Cadaqués (Cataluña, España) en
la villa de Salvador Dalí, Froese entró en
contacto con uno de sus más admirados
artistas, convirtiéndose en un inspirador y
definitivo encuentro en su vida.
El sueño de la mandarina
De regresó a Berlín, Froese formó Tangerine
Dream, en principio como un grupo de
free rock (tal como quedó registrado en
su debut Electronic Meditations, 1970) y
muy pronto como la más representativa
agrupación de “Kosmische Musik” de
Alemania. El trío de discos que siguió
con el sello Ohr, Alpha Centauri (1971),
Zeit (1972) y Atem (1973), definieron el
soporte de la música cósmica a base de
largas atmósferas instrumentales sostenidas
en el recurso hipnótico de la repetición.
Influencias del lado más experimental de
Pink Floyd fue quizá la única referencia
notoria. Probablemente Zeit (LP doble, con
un track por cada lado), sea la obra cumbre
de aquellos años de experimentación,
composiciones concebidas como mantras.
Pero el gran punto de inflexión estaba
por llegar. Su exposición al público inglés
ocurrió gracias a John Peel, el famoso
locutor y productor de la BBC que siempre
estaba a la caza de lo novedoso. Gracias
a él, Richard Branson, que acababa de
fundar el importante sello independiente
Virgin Records, los firmó. Los diez años que
prosiguieron fueron los más influyentes y
los que definieron muchas de las premisas
de la electrónica moderna, entre ellos el
uso efectivo e hipnótico del recurso de la
repetición y las atmósferas envolventes.
La formación de Edgar Froese, Chris
Franke y Peter Baumann, produjo una
seguidilla de discos inmortales y de gran
19
Discografía de Froese solo y con Tangerine Dream (1975-79).
trascendencia: Phaedra (1974), Rubycon
(1975), Ricochet (1975, grabado en vivo
en la Catedral de Coventry), Stratosfear
(1976), Sorcerer (1977, primero de
decenas de soundtracks) y Encore (1977,
grabado en vivo durante la histórica
gira norteamericana). En ellos no hay
un solo momento prescindible, cada
desarrollo obedece a momentos de
sublime inspiración y de arrojo. El uso
de sintetizadores (Modular Moog, Mini
Moog, VCS3, Elka…), secuenciadores
Oberheim, mellotrón, órgano eléctrico,
cintas electromagnéticas, guitarra eléctrica
y diversos efectos, le dieron cuerpo al
sonido totalmente distintivo del Tangerine
Dream de los años 70, influencia ineludible
para muchos músicos de generaciones
posteriores.
Aquella tecnología, a pesar de sus
limitantes, representó un gran avance y
Tangerine se transformó en un epicentro
para las marcas para probar prototipos y
estrenar nuevo equipamiento. No era fácil
armar la estructura instrumental, además
de músicos tenían que ser técnicos.
Cada concierto tenía una entidad propia
ya que las posibilidades de presetear
sonidos y ritmos era todavía precaria.
Afortunadamente, muchos de aquellos
shows fueron registrados y editados
décadas después.
Froese, a pesar de la intensa actividad
con el grupo, sacó tiempo para editar
varios discos en solitario. Aqua (1974),
Ypsilon in Malasyan Pale (1975), Macula
Transfer (1976), Ages (1978) y Stuntman
(1979), son todos discos ligados al
sonido Tangerine, pero de construcción
más minimalista y personal. Joyas
imperecederas.
20
Los años 80: comienzo del cambio
Entrada la década de los 80, Froese
siguió adelante con Tangerine Dream,
readaptando la formación con nuevos
y valiosos integrantes (cabe destacar a
Johannes Schmoelling y Paul Haslinger),
así como dando cabida a la tecnología
digital, que poco a poco fue quitándole la
calidez orgánica de la era analógica y el
protagonismo a ciertos sonidos distintivos
(secuenciador, mellotrón, Modular Moog).
Nunca dejó de producir, aunque en los 90
haya editado discos poco trascendentes,
sin el espíritu de riesgo que caracterizó las
décadas previas.
En el siglo 21, Froese había recuperado
parte de su inclinación original, rescatando
muchas de las composiciones que en
los 70 jamás pudo tocar en vivo debido a
las limitantes de la tecnología analógica.
Lamentablemente, una inesperada embolia
pulmonar lo sorprendió a los 70 años,
justo cuando comenzaba a ensamblar una
nueva formación de Tangerine Dream.
La música electrónica le debe
demasiado. Todo amante de la electrónica
que no conozca su obra fundamental de
los años 70 y parte de los 80, tiene por
delante una tarea ineludible. Aquellos que
la conocen, ya saben de sus invalorables
aportes. Edgar ya se encuentra viajando
por el cosmos que tanto exploró con su
música. Gracias por tantos viajes.
RODRIGO SOLO
Generando puntos de encuentro
22
Rodrigo Gonsalves salió del
anonimato cuando la agrupación
Vinilo ganó el Festival Nuevas
Bandas en 2006. Entonces
tenía apenas 19 años. De ahí en
adelante se transformó en una de
las puntas de lanza del nuevo rock
venezolano, grabando tres exitosos
discos con Viniloversus (así se
rebautizó la banda. Ver Ladosis #9)
y tocando en muchas locaciones de
Venezuela, Latinoamérica, Estados
Unidos y España. Ahora, tras una
pausa de dos años, regresa con
un proyecto solista enmarcado
dentro de la canción de autor
con acercamientos al tema socio
político, alejado de la estética del
power rock. La propuesta engloba
artes plásticas, música, diseño
gráfico y una alianza con la ONG
Un Mundo Sin Mordaza.
Juan Carlos Ballesta
Foto: Camila Ayala
23
D
Después de una etapa incierta, el rock
venezolano tuvo un notable resurgimiento
a mediados de la década pasada. Muchos
coincidimos en afirmar que ocurrió a partir
de la aparición y consecuente triunfo en
el Festival Nuevas Bandas de 2006 del
cuarteto Vinilo, poco tiempo después
rebautizado Viniloversus. El grupo había
sido formado dos años antes por Rodrigo
Gonsalves (guitarra, voz) y Adrián Salas
(bajo), a quienes se unieron poco después
Orlando “Mangan” Martínez (batería) y
Héctor Besson (bajo), sustituido por Juan
Víctor Belisario. La energía y desparpajo
de aquellos jóvenes apenas abandonando
bachillerato fue notable. La formación de
guitarra, dos bajos y batería también rompía
con el molde. Todo estaba servido para
que Viniloversus, de la mano del manager
Alberto Cabello (Sentimiento Muerto), se
convirtiera en piedra angular del nuevo
rock hecho en Venezuela (o VRock, como
lo define Félix Allueva).
El primer disco, El día es hoy (2008),
fue un auténtico momentazo, fuente de
inspiración para otras bandas como La
Vida Bohème, Telegrama y Los Mesoneros.
Luego seguiría Si no nos mata (2010)
y con el mismo ritmo de un disco cada
dos años aparecería Cambié de nombre
(2012), completando una soberbia trilogía
de discos producidos por Rudy Pagliuca
con los que viajaron por muchas ciudades
venezolanas y de otros países. Punto
álgido fue la presentación abriendo el
concierto de Nine Inch Nails en octubre
de 2008, cuando pocos asistentes
conocían su primer disco. La banda
salió airosa.
La situación venezolana y las
circunstancias personales de cada
integrante, parecieron llevar a la
culminación de un ciclo cuando en
octubre de 2013 se produjo el hasta
ahora último concierto de Viniloversus.
Sin decretar el fin de la banda, cada uno
se dedicó a diferentes proyectos. Rodrigo,
la cara más conocida del grupo por ser el
cantante y principal compositor, asumió el
riesgo de emprender una carrera solista de
distintas dimensiones a las de Viniloversus.
Rodrigo es un creador inquieto. Como
ocurre con muchos músicos que llevan
carreras paralelas, solos y con banda,
pero además abordando otras ramas del
quehacer artístico, él ha asumido un rol
de cantautor, ilustrador y estandarte de
un mensaje con implicaciones socio
políticas. Gonsalves ya no es el
adolescente que conocimos en 2006.
Ahora es un músico adulto, aunque
todavía con 28 años y mucho que
decir y abordar. Pertenece a una
generación que ha crecido bajo
unas difíciles circunstancias
políticas y sociales, sin
prácticamente conocer otra
forma de gobierno. Una
parte de esa generación
24
ha emigrado por falta de perspectivas.
El entorno complicado en que vivimos,
lo gris de este presente y lo oscuro que
podría vislumbrarse el futuro si ciertas
cosas no cambian, obliga a enfrentarse
a estas complejidades como sociedad y
de manera individual. Esto ha acelerado
el proceso de maduración en muchos
jóvenes. Rodrigo quiere fijar posición, al
tiempo que confiesa querer construir una
carrera prolífica, que le permita poseer un
repertorio amplio y ecléctico.
Por ello, acomete esta nueva etapa
como Rodrigo Solo, un nombre tan directo
como adecuado para definir esta faceta
en la que ha tenido que encargarse casi
de todo y que emprende con la energía
y humildad de quien empieza, pero
sabiendo al mismo tiempo que ya tiene
un camino recorrido. Habla con pasión y
honestidad de todo lo que involucra este
lanzamiento.
Por todo ello también nosotros lo
abordamos desde un ángulo muy distinto
al que asumimos hace 5 años cuando
Viniloversus acaparó la portada de nuestra
edición #9.
¿En qué momento te surgió la necesidad de
afrontar un proyecto en solitario?
En un momento después de la aparición
del tercer disco de Vinilo, Cambié de
nombre, surgió la oportunidad de presentar
algunos temas en acústico. De hecho
habíamos pensado en grabar el siguiente
disco de forma acústica. Eso nos permitió
replantear algunas canciones, volverlas
más maleables y tener una oferta más
dinámica, no solo eléctrica. En esa
búsqueda surgieron un par de canciones
que nos gustaban pero sentíamos que
no eran muy Vinilo, por lo que quedaron
engavetadas. Luego de un tiempo se
unieron varias circunstancias, por un lado
la situación del país y por otro la etapa de
transición en la vida de varios de nosotros
que, luego de 10 años de trabajo, nos llevó
a hacer una pausa con la banda.
Esa pausa de Viniloversus se ha notado mucho en
la escena rock caraqueña. ¿Qué ha hecho cada
uno de ustedes durante estos dos últimos años?
Mangan se adentró en un proyecto de
artes plásticas con su papá que está
muy bueno. Juan Víctor viajó a España
a estudiar ingeniería de sonido, ya que
estamos intentando convertirlo en un
mini-Imperatori (risas) (*se refiere
al ingeniero de sus discos Carlos
Imperatori). Adrián se metió de
frente en el mundo de las redes
sociales, además de escribir.
De los cuatro él es el que mejor
pluma tiene. Y en mi caso, no
me quería quedar sin seguir
editando discos, ya que una de
mis metas en la vida siempre
ha sido tener suficiente
repertorio, lanzar muchos
discos que reflejen cada etapa
de mi vida.
¿Viniloversus volverá en algún
momento?
Sí. Cuando decidimos
entrar en pausa es porque
ya habíamos recorrido el
país y teníamos una década de
trabajo. Pero nos reuniremos
de nuevo todos en Miami a
mediados de año para comenzar
a grabar el cuarto disco de la
banda. Habíamos decidido que
si volvíamos tendríamos que
hacerlo en una versión 2.0. Todos
queremos volver, nos ha hecho falta el
proyecto. Así que decidimos encontrarnos
en Florida para esta versión repotenciada,
que probablemente incluirá integrantes
adicionales con nueva instrumentación.
Es decir, seremos más. Yo estaré unos tres
meses y regresaré.
Foto: Camila Ayala
Foto: Carlos López
¿De modo que este primer disco en solitario
obedece no solo a una situación coyuntural
con el grupo sino a una necesidad expresiva
personal? ¿En qué momento aterrizas las ideas?
Empecé a grabar las primeras ideas en
enero de 2014. Yo sabía lo que quería,
pero al principio no estaba claro de cómo
llamarlo, si sería un trabajo en solitario o
con otra banda distinta. Lo que sí tenía
claro es que quería afrontar otro proyecto.
De hecho ya venía trabajando con
Araguato, un proyecto con Luis Jiménez
de Los Mesoneros e Imperatori, pero
teníamos mucha dificultad para coordinar
los horarios. De modo que decidí asumir mi
proyecto solo, con toda la responsabilidad
recayendo sobre mí. Era un reto probarme
a mí mismo ya que me obligaba a crecer
como músico.
¿De qué consta este proyecto solista?
Terminé grabando 13 canciones, de
las cuales 11 irán para el disco que
será lanzado en mayo. Antes de eso lo
presentaré en vivo en el Teatro de Chacao,
el cual será el único show con banda
completa durante este semestre. En
abril y mayo estaré presentando el disco
en formato dúo con Gabriel Figueira en
la otra guitarra en lo que será una gira
universitaria. Pienso que las universidades
son espacios olvidados por los artistas, así
que me presentaré gratis en varias.
Lo relativo al arte del disco es muy
importante. El diseño de Totuma es
tridimensional, es increíble lo que han
hecho. Muy difícil explicarlo en palabras,
hay que verlo. Cada canción tiene asociado
un dibujo hecho por mí.
Rodrigo con Viniloversus, Festival Tu Voz es Mi Poder de Un Mundo Sin Mordaza. Sept 29, 2013
¿Con quienes trabajaste el disco?
A sugerencia de Alberto Cabello contacté
a Bernardo Rísquez, que tenía un
proyecto llamado Tulio Chuecos y ahora
otro excelente que se llama Different
Fountains. Me gustaba mucho su energía,
su timidez y cierta excentricidad. Además
tiene muy buen gusto musical. Yo no lo
había pensado bien hasta que escuché
su música. Aprovechamos que iba a estar
unos meses en Venezuela. Me enteré
después que es primo de Devendra
Banhart, pero ese hecho nunca estuvo
en la ecuación. No quería un productor
convencional, sino alguien que le inyectara
un veneno especial que no tuviera nada
que ver con Vinilo. Él además me ayudó
en la composición de tres temas. Luego de
tres meses trabajando en la producción,
arrancamos la grabación con Fidel Goa.
Fue un buen experimento y una bonita
experiencia para mí, algo muy distinto a
lo que había hecho con Vinilo. Estar al
100% al frente del timón me permitió varias
licencias. Hay canciones en el disco que
ni siquiera tienen coro, que se alejan un
poco del formato clásico del rock. La idea
era romper un poco las reglas. Otro que
me ha ayudado mucho es Gabriel Figueira
(Gaélica), que es un gran músico. Con él
estoy montando los shows en vivo.
¿Qué tanto se diferencian los textos
de los de Viniloversus?
En este sentido no hay tantas diferencias
respecto a cómo he venido escribiendo
para Vinilo. El elemento diferenciador
en ese caso es la música y la manera de
cantar las letras. Aunque sí hay algunas
que incursionan en temáticas sociales que
dejan entrever lo insatisfecho que estoy
como ciudadano. Trato, eso sí, de decirlo
de la manera más poética posible. Hay
canciones muy personales sobre mi vida
actual. Es una foto mía a los 28 años.
¿Si tuvieras que definir el disco en muy pocas
palabras, cuáles serían?
Es un disco más conceptual, más etéreo,
suave y bizarro. El reto que me puse era
tratar de mantener la esencia rock pero sin
tener que ser agresivo y distorsionado, y a
la vez no sonar cursi.
La imagen sobria que proyectas en el arte del
disco, las fotos en smoking en blanco y negro,
sin duda van acordes al concepto. ¿Hay algún
meta mensaje?
Lo importante era mostrar una evolución,
tanto en lo musical como lo visual. Para
mí es importante porque los artistas
que yo más admiro son con los que uno
puede crecer. Me encanta, por ejemplo,
el tratamiento visual de Jack White. Uno
puede ver la evolución desde la época de
White Stripes que era rojo y blanco, luego
con The Raconteurs que era muy antiguo,
con The Dead Weather muy oscuro y ahora
como solista es azul. Es como un Picasso
musical. Vinilo siempre manejó una imagen
visual bastante libre y colorida, por lo que
ahora como solista quería diferenciarlo y
mostrar crecimiento. Con Vinilo era “ponte
una franela y sal a rockear”, en plan muy
visceral, mientras que ahora con Rodrigo
Solo hay más calma, sutileza y reflexión.
Hasta el hecho de estar peinado y no
despeinado como habitualmente, es un
detalle notable. Camila Ayala lo entendió
muy bien en sus fotos.
25
ATROPA BELLADONNA
HONOR KAMIKAZE
LAVATE LA CARA
MI MEJOR DEFENSA
NO HAY DUDA
NUBE NEGRA
SINGULAR PLURAL
TAL VEZ NO SE HUNDE EL BARCO
ALMA PERPETUA
Ilustraciones realizadas
por Rodrigo Gonsalves
para acompañar a cada una
de las canciones del disco.
ALFILERES
26
TE OIGO VIENTO
¿Quieres decir que detrás de Rodrigo Solo hay
un estudio de mercadeo socio-musical?
Quiero demostrar un compromiso con la
escena, entregar algo muy profesional,
sin engaños, sin pretender dar la imagen
de ya saberlo todo. Un artista nunca
sabe en realidad lo que está haciendo,
un artista puede pretender saber lo que
está haciendo. Tú presentas la obra sin
saber bien si va a tener éxito o si será bien
recibida. Quiero que mi público de siempre
y el nuevo que pueda captar, perciba,
que hay un sacrificio y una búsqueda
para presentar algo novedoso, y no algo
reempacado. Hubiera sido triste entregar
algo “rocanrolero” con otro nombre pero
muy parecido a la obra de Vinilo.
¿Cómo ha sido la recepción de lo que has
mostrado, una versión de “Alma perpetua”, un
tema inédito de Cayayo y la canción homenaje
a Simón Díaz?
Quería entrar a escena de esta manera,
para llegarle tanto a los seguidores de Vinilo
como a los que nunca han escuchado
a la banda o no les gusta. Mundos muy
distintos que podrían unirse a través
de íconos nacionales como Cayayo o
mundiales como Simón. En el caso
de las personas que ya me conocen
la idea es llegarle de manera muy
humilde con este proyecto, porque
en muchos casos reciben un
rechazo por la nostalgia que
produce la banda. Hay gente,
en cambio, que no le gusta el
rock, pero pudiera conectar a
través de una letra o de una
canción más sutil. Me interesa
ese público, guardando las
distancias. Hay gente que no
le gusta tanto Cerati pero Soda
lo es todo, y viceversa. Se trata
de crear plataformas distintas
interconectadas.
El tema de los grafitis es clave
entonces en este proceso de
conexión.
Totalmente. Hay gente
que nunca va a escuchar
Viniloversus, pero puede ver
los grafitis y conectar por ese
lado. Si se logra ese punto de
encuentro yo estoy feliz
Formación orginal de viniloversus. 2006.
De izquierda a derecha:
Orlando “Mangan” Martínez,
Rodrigo Gonsalves, Adrián Salas
y Héctor Besson
de varias maneras son sin duda los más
completos. Admiro muchísimo a personajes
como Frank Sinatra o Charles Chaplin, que
podían conectar con millones de maneras
distintas, cantando, actuando, hablando,
haciendo humor.
¿Cómo has manejado el ego?
Sin duda el nombre Rodrigo Solo es el
nombre más ególatra posible. Alguien
me lo sugirió y era tan obvio y sincero
que lo adopté. Sin embargo, esto ha sido
todo lo contrario, ha ejercido un control
sobre el ego bastante importante. En
este proceso de hacer algo solo afloran
muchas inseguridades, por eso ha sido
un interesante encuentro con mi ego.
Todos mis compañeros de Vinilo me han
apoyado, también el manager Alberto
Cabello, así como mis amigos e incluso
gente que no conozco tanto.
¿Cómo llegas a asociar el proyecto con
la ONG Un Mundo Sin Mordaza?
Yo quería que el disco trascendiera
un poco más allá del ámbito o la
escena musical. Que no fuera solo
‘el nuevo proyecto del cantante de
Vinilo’. Eso sí me parecía un poco
egocéntrico. En una conversación
con Rodrigo Diamante, quien
dirige Sin Mordaza, surgió la
posibilidad de unir mi esfuerzo
al de ellos. Yo tenía ilustraciones
que podíamos convertir en
esténciles para grafitis, invitar a la
gente a participar en un concurso
de Instagram con ideas visuales
asociadas a ellos, y que todo sirviese
para promocionar tanto el disco
Muchas veces los músicos tienen otra
faceta muy interesante que la gran mayoría
desconoce. Me parece que en tu caso pocos
sabían de tus destrezas como ilustrador.
Es cierto. Hace un tiempo me di cuenta
que la música es solo una herramienta
más para conectar, no la única. No soy
actor, pero me gusta pensar en que puedo
actuar a través de lo que canto y lo que
pinto. Quisiera que la persona que es
sorda no se quede sin la oportunidad de
tener algún tipo de contacto con el artista.
Aquellos artistas que logran conectar
Rodrigo durante la sesión de fotos
para Ladosis #9. Marzo 2010.
Foto: Erik Galindo
27
como el mensaje. Nos pareció muy bueno
empezar con esta campaña participativa
y terminar con un disco y un concierto.
Esto obviamente tenía que hacerlo con un
equipo de trabajo, especialmente con uno
que ya hubiera hecho trabajo en las calles.
Por eso, Un Mundo Sin Mordaza caía como
anillo al dedo.
¿No temiste asociarte con una ONG que el
gobierno tiene en la mira?
Mucha gente me ha preguntado por qué
me involucro con una organización cercana
con la política. Sin embargo, Venezuela está
tan politizada que no me da ningún miedo.
Es para mí importante dar un mensaje
de unión, no politizado, junto a una ONG
que no involucra figuras políticas sino un
mensaje de esperanza que extiende su
mano a la gente que está sufriendo. Por eso
el nombre “No estás solo”.
“No estás solo” parece tener una doble
lectura. Por un lado hacia los estudiantes
presos y también hacia el individuo que se
siente desamparado.
Pues sí, el mensaje tiene varios
destinatarios. Aquí mismo, tenemos
una cola de 600 personas para comprar
solamente leche. A esos hay que decirles
que no están solos, así como a los
presos injustamente, los chamos que
no son Leopoldo López ni aspiran a ser
presidente pero sí a cambiar el estado
actual de las cosas.
¿Y qué impacto pudiera tener ese mensaje en
alguien que le gusta tu música pero que piensa
distinto, que aún cree que las colas y los
problemas son culpa de un sabotaje?
Es una muy buena pregunta. He ahí
las contradicciones. Pasa mucho que
los valores de un artista que te gusta
muchísimo no los compartes, como
puede ser el caso para mí de Zack De la
Rocha, un tipo activista pro Che Guevara
cuyo trabajo con Rage Against the
Machine no deja de gustarme por eso. Lo
interesante es que aun pensando distinto
te provoque al menos un cuestionamiento.
Por eso agarro a Cayayo y a Simón Díaz
que rompen el hielo y son puntos de
encuentro. El más chavista u opositor se
identifica con el legado de Simón, igual
con Cayayo si eres rockero.
Lo mismo podría aplicarse a la figura y obra
de Alí Primera, que una parte del país se ha
apropiado y tratado de arrancárselo a la otra.
El mensaje de Primera sigue estando vigente
hoy, incluso más. Siempre queda la duda sobre
cuál sería su posición en el 2015.
Es tristísimo que eso ocurra. Espero que
nunca pase con Cayayo o Simón.
28
Foto: Eduardo Whaite
Muchos artistas asumen una posición
“guabinosa” con el argumento de que
cantan para todos, aunque antes de ser
músicos son ciudadanos.
Yo no tengo miedo a caer en eso. Creo
que asumo una posición coherente con
lo que pienso. Necesitamos artistas que
sean ciudadanos antes que artistas.
Yo entiendo como músico que es más
importante conseguir los productos
básicos que comprarse un disco o ir a
un concierto. Soy empático con eso, me
identifico. Por eso admiro a Gabriela
Montero cuando le escribe a Dudamel
criticándolo por presentarse a tocar
en un evento del gobierno ignorando
todos los problemas que existen. Ella
le increpaba ‘ya basta de decir que
la música está por encima de todo’.
Cuando tienes hambre, cuando te
atropellan en tus necesidades más
básicas, la música pasa a segundo
plano. Por eso se tiene que transformar
en ocasiones en una forma de protesta o
de espejo.
La música muchas veces tiene el don de unir,
de abrirle los ojos a la gente, de pacificar
y lograr encuentros. El caso Bob Marley
es emblemático. La música no siempre es
entretenimiento, muchas veces es catalizadora
de las angustias de una sociedad. Los músicos,
como los jóvenes universitarios, no suelen
aliarse con el poder. La función contralora
puede tener forma de canción.
Exacto. Y de eso se trata mi proyecto. Quiero
dormir con la conciencia tranquila sabiendo
que algo hice y propuse. Antes que vender
muchos discos, que por supuesto me
encantaría que ocurriera, quiero aportar. No
me interesa un proyecto disociado de una
causa. La frustración que tengo la comparto
con millones de venezolanos. Es una
frustración no poder tocar más, no poder
ofrecer mayor número de conciertos, no
vivir con seguridad. Un chamo de 16 años
hoy en día sufre mucho porque tiene muy
pocas opciones. Si yo como artista no reflejo
la realidad en mi propuesta no estoy siendo
totalmente honesto. No puedo abstraerme
de lo que pasa.
Definitivamente hay demasiado miedo. Muchos
creen que expresar descontento les cierra
puertas. La autocensura es nociva.
Me pasó que al bajarme de un concierto
organizado por Sin Mordaza algunos me
dijeron que estaba loco por haber dicho al
presentar “Ares” que estaba ‘dedicada a
este gobierno que no sirve absolutamente
para nada’ (ver Ladosis #30). Yo no soy
odontólogo ni abogado, yo canto, yo
comunico, entonces debo aportar para lograr
que se produzcan puntos de encuentro que
apunten a un cambio de dirección.
¿Qué grupos o personajes destacas
del rock venezolano?
Luis Jiménez es el chamo con mejor voz y
mejor ejecución que conozco. Tiene gran
conocimiento del instrumento y muy buen
gusto. Casi siempre ocurre que tienes una
cosa o la otra. Él es un mini Cerati en talento
y es muy humilde. El nuevo disco que está
grabando Los Mesoneros está sonando bestial.
¿Cómo percibes el rock en este momento en
Venezuela?
La escena está muerta. Le metieron una daga
en el corazón. No digo que haya muerto para
siempre y que no haya buenos grupos. Hay
un éxodo increíble por falta de oportunidades.
Muchas bandas paradas. Siento que debo
brindar mi aporte a los más chamos en esta
época de sequía de conciertos.
¿Cómo te ves a futuro?
Quisiera ser un artista consecuente, que
dentro de 20 años tenga una obra sólida
como Desorden Público. Este es apenas
mi cuarto disco, el primero solo. Ojalá
podamos conversar de nuevo tú y yo en
esta misma panadería. Yo no voy a parar.
Este disco es solo un capítulo de una etapa.
¿Cuáles son tus héroes musicales?
Hay muchas generaciones de héroes. Desde
chamo me ha gustado Frank Sinatra, un tipo que
siempre tuvo control sobre todo. Me identifico
con Jack White y Bob Dylan, tienen demasiadas
canciones con la que me identifico. Por supuesto,
Cayayo y Cerati en el plano latinoamericano.
Cerati estuvo tocado por Dios, tocaba la guitarra
y cantaba muy bien. A Cayayo lo siento súper
cercano, hizo de todo y lo hizo bien, y aquí
cerquita. Mi admiración es principalmente por
artistas con trayectoria. No quiero ser un artista
de discos sino de discografía.
¿Fuera del ámbito musical, que te interesa?
En el cine admiro muchísimo el trabajo de
Christopher Nolan como director. También el
del mexicano González Iñárritu, cuyo discurso
al recibir el Oscar por “Birdman” en el que
habló sobre el ego, me pareció brillante. Me
interesan todos aquellos que se plantean de
una forma u otra el complejo interrogante del
porqué y para qué estamos aquí. En el plano
de filosofía de vida, Alan Watts, mi escritor
favorito. Mi guía espiritual es un cruce entre
Baruch Espinoza y Allan Watts (risas).
Foto: Camila Ayala
29
DISCOS PARA LEER
Björk
Vulnicura
One Little Indian. 2015. Islandia
Cada nuevo disco de la islandesa,
es un acontecimiento. Se las ha
arreglado desde Debut (1993),
para estar en la cresta de la ola, sin
claudicar a su identidad, a su sentido
de atemporalidad y sobre todo para
sonar diferente a todo el universo pop
y electrónico contemporáneo. Ella es
en sí, un estilo. Björk es única.
Vulnicura es el noveno disco, y
lo más cercano a la estética de
Homogenic (1997). La cercanía
viene dada por el extensivo uso de
cuerdas y un carácter sosegado. En
este caso, sin embargo, la atmósfera
es más oscura aunque con textos
que reflejan cierta vulnerabilidad.
Los beats, clicks y demás sonidos
electrónicos son cortesía de ella
misma, del venezolano Arca (que a
pesar de haberse unido al proceso
en la recta final, cuando el disco
estaba casi listo, logró aportar mucho)
y del británico Haxan Cloak. Son 58
minutos de una envolvente batalla
entre electrónica y cuerdas, en los
que hay momentos álgidos como los
diez minutos de “Black Lake”, los
ocho de “Family” y “Atom Dance”
(con la voz fantasmal de Anthony
Hegarty). Los temas cortos, “History
of Touches” y “Quicksand” son
igualmente intensos.
La reciente ruptura sentimental
con su pareja de 12 años, Matthew
Barney, es la temática central, por
Thom yorke
Tomorrow’s Modern Boxes
Independiente. 2014. Inglaterra
ello el tono confesional del disco,
que la ha servido como proceso
curativo. Pocas referencias hay a
Biophilia (2011), Volta (2007) o
Medulla (2004), más allá de su voz.
Atrás quedaron los experimentos
con inventos como el “Reactable”,
las aplicaciones para iPad, el
compromiso ecológico, el múltiple
juego de voces o el arpa. Los puentes
son con los celebrados e icónicos
Homogenic y Vespertine (2001), e
incluso con Selmasongs (2000), la
música de la película “Dancer in
the Dark”. Hay drama y dolor en
Vulnicura, pero también hay luz y
horizonte. Björk está acostumbrada
a reinventar su sonido y nunca como
ahora su música suena tan madura.
Los ecos de su eterna mano
derecha Mark Bell (LFO) fallecido
el pasado año, aún pueden
sentirse, pero la participación
de nuevos productores le otorga
frescura. El lanzamiento del disco,
programado para marzo junto a
una exposición en el MOMA y un
libro, tuvo que adelantarse para
enero, debido a una filtración por
internet a la que Björk reaccionó
casi al día siguiente.
Todo el 2015 será para la
duendecilla islandesa.
The Woodentops fue una de las
más excitantes bandas de la escena
inglesa independiente de la segunda
mitad de los años 80. Su sonido
electro acústico se hizo distintivo
gracias a Rolo McGuinty (vocalista,
guitarrista y principal compositor),
quien supo construir un sonido único,
que en vivo adquiría un frenetismo
inusual. Así, sus dos discos en
estudio, Giant (1986) y Woodenfoot
Cops on the Highway (1988) y el
brutal Live Hypnobeat (1987) llegaron
hasta lo alto de las listas británicas en
una época muy rica en propuestas.
Pero, el grupo perdió la inspiración
y en 1992 desapareció. McGuinty
se dedicó a la electrónica, hasta
que hace unos años reflotó a The
Woodentops junto a dos de los
originales, Simon Mawby (guitarra)
y Frank de Freitas (bajo).
La aparición de Granular Tales
fue, para muchos que le habían
perdido la pista, una gran sorpresa.
Los elementos de su sonido
permanecen, aunque ahora a una
velocidad más comedida. No es
una obra maestra, pero sí un disco
muy digno luego de más 20 años.
Juan Carlos Ballesta
The Woodentops
Granular Tales
Cherry Red. 2014. Inglaterra
30
Carlos Varela
Desde incluso antes de la
edición de su primer disco como
solista, The Eraser (2006), ya
el inglés Thom Yorke había
decidido adentrarse en los
confines y posibilidades de la
electrónica junto a Radiohead.
Aquel revolucionario disco Kid A
(2000) fue criticado en principio
por su lejanía con Ok Computer
(1997), pero luego convertido
en indispensable. En calidad de
solista, Yorke es más minimalista
que con el grupo, algo lógico.
Han pasado 8 años desde que
Yorke diera su primer paso fuera
de Radiohead, y su evolución
como artista sigue íntimamente
ligada con la electrónica y la
informática. Ya con In Rainbows,
enfrentaron como banda a la
industria discográfica (luego de
abandonar EMI), colocando el
disco para libre descarga en su
portal. Con este sigue explorando
posibilidades, ofreciéndolo a
través de un servicio Pear-to-Pear
(BitTorrent), por seis dólares. El
resultado fue revelador: 100.000
descargas las primeras 10 horas
del 26 de septiembre y un millón
los siguientes seis días.
Producido por su inseparable
Nigel Godrich, este segundo
disco en solitario no se aleja
demasiado de la estética de su
predecesor, así como tampoco
del proyecto Atom for Peace.
Ocho temas que se mueven
entre el dubstep, los ritmos
quebrados, el techno mutante,
las atmósferas fantasmales,
que siguen construyendo las
interesantes formas de la canción
de laptop. (http://thomyorke.
bandcamp.com/)
Juan Carlos Ballesta
DISCOS PARA LEER
Marianne Faithfull
Perfume Genius
Dramatico/Naïve Records. 2014.
Inglaterra.
Matador. 2014. EE UU
Give My Love To London
Too Bright
The Decemberists
Elbow
Capitol. 2015. EE UU
Fiction/Universal. 2014. Inglaterra
What a Terrible World, What a
Beautiful World
The Take Off and Landing of
Everything
Marianne Faithfull ha estado haciendo
música desde mediados de los 60,
pero desde comienzos de este siglo se
ha acercado a artistas contemporáneos
como Damon Albarn, Jarvis Cocker,
Beck, PJ Harvey, Mark Lanegan, Billy
Corgan, Cat Power entre otros, para
componer e invitarlos a colaborar en
sus cuatro recientes discos. Give My
Love to London sigue esta tradición
en la que co-escribe canciones con
Roger Waters (“Sparrows Will Sing”),
Ed Harcourt (“True Lies”), Nick Cave
(“Late Victorian Holocaust” y “Deep
Water”), Anna Calvi (“Falling Back”),
además de versionar a Leonard
Cohen (“Going Home”) y a los Everly
Brothers (“The Price of Love”). Trabajo
indispensable de una artista que
celebra 50 años de carrera y aún se
mantiene vigente.
Hay algo irresistiblemente frágil y
fatalista en la música de Perfume
Genius (Mike Hadreas), que se hace
sublime en este disco. Casi puedes
sentir la sensación de sacrificio y dolor
de sus vivencias hechas música, y su
debilidad inconsolable ante la belleza,
así como esa catarsis agridulce,
como si su espíritu se rindiera y,
paradójicamente, se liberarse de todo,
del mundo y sus egoismos. A esto lo
han llamado “pop de cámara”, lo que
no explica la enigmática danza de
ánimos y sonidos, entre lo intimista y
lo wagneriano, en la que se manifiesta.
Hadreas es una romántico minimalista
que nos deja caer en vacios sonoros
que parecen abismales, para
impactarnos de repente con espesos
glaciares de distorsion y contundencia
sonora, punteos tribales o pequenos
oasis de piano, e incluso de esperanza.
El séptimo álbum de la banda liderada
por Colin Meloy, nos trae un conjunto
de canciones un poco alejadas de
ese estilo teatral y épico que los
caracterizaba; aspecto que dejan
claro desde el primer tema (“The
Singer Addresses His Audience”):
“sabemos que te pertenecemos
[...] pero tenemos que cambiar un
poco”. Destacan los himnos pop
“Cavalry Captain”, “Make you better”
y “Mistral”, “Philomena” (o cómo
curar el aburrimiento a través del
sexo oral), aproximaciones al country
(“The Wrong Year” y “Easy Come,
Easy Go”) y la auto-parodia “AntiSummersong”. Aunque no alcanza el
nivel de perfección de The Crane Wife
(2006) o The Hazards of Love (2009),
este trabajo es una excelente opción
para los amantes del indie-folk.
El sexto disco de esta banda de
pop inglés no decepciona a pesar
de estar precedido por clásicos
como The Seldom Seen Kid (2008)
y Build a Rocket Boys! (2011).
Sus canciones reflejan situaciones
típicas de la mediana edad
como supervivencia al desamor,
cambios en el estilo de vida y
compromisos a largo plazo. El
desarrollo de cada tema es largo,
sin prisa, con arreglos orquestales
o electrónicos sencillos y delicados,
con estructura de pop progresivo
y acompañados por la gran voz
de Guy Garvey. Destacan “Fly Boy
Blue / Lunette”, “Charge”, “My Sad
Captains”, “New York Morning”,
“The Blanket of Night” y “This Blue
World”. Un disco catártico, muy
recomendable.
Eugenio Scalise
Gustavo Reyes
Eugenio Scalise
Eugenio Scalise
The Acid
Archive
Infectious/Mute. 2014. EE UU/
Inglaterra/Australia
PIAS. 2015. Inglaterra
Liminal
Uno de los discos más notables
del pasado año dentro del vasto
panorama de la música electrónica
es, sin duda, Liminal. Producto
de la conjunción de tres talentos
provenientes de lugares distantes
geográficamente: el DJ y productor
inglés Adam Freeland, el compositor,
productor y profesor de tecnología
californiano Steve Nalepa, y el artista
australiano RY X (quien también
pertenece al proyecto Howling con
Frank Wiedemann).
Este disco es una auténtica exquisitez.
Está construido a base de delicadas
capas de bajo profundo, ritmos
minimalistas, guitarras acústicas
Restriction
fantasmales y voces lánguidas con
cierto aire a James Blake pero de
inspiración menos soul y más indiepop. Quizá lo más parecido es lo que
ha venido haciendo el chileno Nicolás
Jaar solo y con Darkside. De principio
a fin, durante 51 minutos, este
álbum hipnotiza y envuelve. (https://
soundcloud.com/the-acid-sounds)
Juan Carlos Ballesta
Han pasado 20 años y aún Archive
es capaz de sorprender y emocionar
con este su décimo disco. Formados
en Londres al calor del nacimiento
del trip hop y la explosión electrónica
de los años 90 por Darius Keeler
y Danny Griffith (encargados de
los sintetizadores, programaciones
y arreglos), ambos se las han
arreglado para mantenerse a flote
como una agrupación de culto con
un importante arrastre en Europa.
Junto a Pollard Berrier (voz, guitarra,
programaciones), Dave Pen (voz,
guitarra) y las vocalistas Maria Q y
Holly Martin (además de otros músicos
invitados), construyen un fantástico
disco que se pasea por el trip hop,
el electro pop, el soul electrónico y el
post rock, manteniendo la atención
hasta el final.
La conjunción de voces masculinas
y femeninas sigue la fórmula tan
bien explotada por Massive Attack.
56 minutos sin desperdicio. (http://
archiveofficial.com/)
Tomás Jaimes
31
DISCOS PARA LEER
Wilco
Alpha Mike Foxtrot: Rarities
1994-2014
Nonesuch. 2014. EE UU
El pasado año, la banda de
Chicago liderada por Jeff Tweedy
celebró sus primeros 20 años
de existencia, tiempo durante
el cual editó varios de los más
importantes discos del rock
estadounidense. Para celebrarlo
lanzaron dos compilados,
un doble CD con su temas
esenciales (What’s Your 20?
Essential Tracks 1994-2014) y
este cuádruple de rarezas. Pocas
agrupaciones más representativas
del rock contemporáneo como
Wilco, que se ha movido entre
el country alternativo, el rock de
aroma lennoniano y stoniano,
las murallas de guitarra, las
emotivas baladas corta-venas
y el southern rock clásico.
A lo largo de dos intensas
décadas, Tweedy ha surfeado
modas, cambios de integrantes,
depresiones, desencantos con
sellos discográficos y sus propias
contradicciones, para darle
forma a un cuerpo de trabajo
de grandes proporciones, con
la ayuda a lo largo de los años
de grandes músicos como Jay
Bennett, John Stirratt, Max
Johnson, Pat Sansone, Mikael
Jorgensen, Glenn Kotche, Ken
Coomer, Leroy Bach, Bob Egan y
Nels Cline, entre otros.
Neuman
If
Subterfuge. 2014. España
Este compilado de 4 CDs es una
auténtica joya que recorre toda
su trayectoria aportando rarezas,
grabaciones en vivo, temas inéditos,
versiones, colaboraciones y en
definitiva, elementos de alto valor no
solo para los fans del grupo sino para
todo aquel que quiera adentrarse en la
rica y profusa propuesta de Wilco y en
el imaginario del rock norteamericano
más auténtico. La obra contiene la
generosa cifra de 67 canciones, lo
que permite conocer con detalle la
evolución del grupo desde los primeros
tiempos de A.M (1995) y Being
There (1996) de estética folk-rock,
herencia aún del período previo con
Uncle Tupelo y Jay Farrar, hasta
los estupendos Wilco (The Album)
(2009) y The Whole Love (2001),
pasando por la etapa que va del
gran Summerteeth (1999) a los años
más experimentales con el procuctor
Jim O’Rourke y el guitarrista Nels
Cline que arrojaron los soberbios
discos Yankee Hotel Foxtrot (2002) y
A Ghost is Born (2004) Alpha Mike
Foxtrot es el mejor preámbulo
posible para el nuevo disco de
Wilco anunciado para este 2015.
Bastó un sólo tema, Tres puñales,
para que este disco me atrapara
sin escapatoria. Imaginen el más
indómito dramatismo, evocando
heridas y traiciones, con una dosis
difusa de vientos con sabor ibérico,
inundado a ratos por una estática,
sutilmente perturbadora, como
algo alucinado por Radiohead, y
esa voz introvertida de Rodés, casi
susurrante, absorbiéndolo todo.
Enemiga inteligente y divertida de
los temas más trillados del pop, la
repentina idea de esta cantautora
estelar del indie, de entrarle a lo más
tradicional de la canción española,
parecía un sacrilegio o una traición, y
terminó siendo una acontecimiento de
crecimiento y reafirmación musical.
Lo atestiguan 10 canciones en las
que el ánimo meditativo de Rodés
encuentra un hogar inesperado
y perfecto en esos océanos
de apasionamiento desatado,
trayendo esas canciones de
emociones polvorientas y añejas a
la sensibilidad actual, dándoles una
segunda juventud y haciéndolas
más eternas. Sublime. (https://
mariarodes.bandcamp.com/album/
maria-canta-copla)
Juan Carlos Ballesta
María Rodés
María canta copla
Chesapik. 2014. España
32
Gustavo Reyes
Uno de los más celebrados
discos del rock español de
2014 es este tercer disco de la
banda murciana, Neuman. If
lo tiene todo, ya no solo como
uno de los mejores del pasado
año, sino para convertirse en un
clásico referencial del siglo 21.
La producción está sumamente
cuidada, así como los arreglos
que incluyen cuerdas y coros
infantiles.
Desde el saltarín primer tema,
“Turn it” (que pudiera recordar
a Arcade Fire), al épico y
sensacional “Kids” (cuyas
ambientaciones orquestales nos
retrotraen a Spiritualized) hay
todo un universo. “Oh No” es un
corto y pegadizo tema, mientras
“Too Pretty”, nos devuelve al
rock guitarrero británico de los
primeros 80 de grupos como Ride
o Catherine Wheel. Memorable
es el chillido de la guitarra al
minuto 2:40 que se mete directo
al cerebro y al alma. La tempestad
cesa y llega la maravillosa calma
de “Baby in My Arms”, con la
voz de Paco Neuman ejerciendo
de hipnotizador. “Tell You”, con
su aroma al Wilco más noisy
contrasta con la exquisitez folkie
de “A Branchs in a Forest full of
Love” y el intimismo de “If”.
Otro tema avasallante es “Battle
Starship” que, a medida que
avanza, se convierte en un
torbellino guitarrero de grandes
proporciones. El disco lo cierra
“Nobody has to Worry”, corto
tema conducido por cuerdas y
que por momentos hace que
orbite “God Only Knows” de los
Beach Boys.
If es un disco sin fisuras, un
trabajo de largo aliento.
Juan Carlos Ballesta
DISCOS PARA LEER
Fatima
Banda de Turistas
Erlend Øye
Delta venus
Eglo Records. 2014. Suecia/Senegal
Popart. 2014. Argentina
Bubbles Records. 2014. Noruega
Independiente. 2015. Argentina
Yellow Memories
Lo que más querés
Legao
Delta Venus
Fatima Bramme Sey es una suecosenegalesa radicada en Londres
que hace música increíble. Con
Yellow Memories, su primer disco,
presenta un documento que, desde
donde se mire, es soul, pero viene
con sorpresa. En la instrumentación,
que varía desde muy orgánica a muy
electrónica, encontramos un arsenal
de sonidos bien depurados de
diversa índole, que copulan entre sí
para crear maravillas como “Circle”
o la interesantísima “La Neta”. En
términos de electrónica, el club y el
house se adaptan perfectamente a
lo que Fatima puede hacer con su
polifacética voz que también canta
jazz (“Biggest Joke of All”). Las letras
hablan de sus problemas personales,
que parecen insignificantes cuando
los proyecta con su particular forma
de cantar. (https://soundcloud.com/
bklyn/sets/fatima-yellow-memories)
El tema que bautiza -y cierra- este
disco nos hace sospechar que los
BDT se infiltraron en las sesiones de
grabación del AM de los Artick Monkeys,
robándoles su debilidad por el rock &
roll y el R&B clásicos. Pero estos aun
pibes, no tienen los delirios de rock
star de Alex Turner y sí un apetito voraz
de sabores musicales, siendo igual de
generosos con el funk, el dance pop de
los 80s, remembrando a Los Rodríguez
y al Oasis más rastrero, y haciéndolos
sonar primigenios, como sonidos
recién nacidos, sin intelectualizaciones
de conocedor. Pop desnudo, sin
desmesuras de arreglos o ideas, que
los reafirma como prestidigitadores de
las canciones con personalidad. Han
comenzado a crecer, y nos prometen
más de lo bueno; lo confiesan abriendo
el disco, en Nenes: “este soñador ya
está bien despierto…buscando su
revancha”.
Se están agotando las excusas para
poder hacer reggae en estos tiempos.
Una valedera es que seas noruego
y que seas el responsable de dos
bandas increíbles, como Kings of
Convenience y The Whitest Boy Alive.
Erlend Øye lanza 9 años después
su segundo disco como solista, con
un sonido netamente caribeño, pero
pulcramente pop. Es un disco de
tardes playeras, con temas que rozan
el reggae (“Fence me in”, “Peng
Pong”, “Whistler”) pero conservando
su vena folk (“Say Goodbye”,
“Bad Guy Now”). Los mejores
momentos del disco son cortesía de
“Rainman”, “Garota” y “Save Some
Loving”. Las letras hablan de amor
de una forma muy melancólica,
algo que no podría sugerir la
instrumentación. Legao es un disco
fácil de escuchar y mientras lo
haces, tienes una sonrisa en la cara.
Nacidos Bambis, por momentos Delta
Venus me remonta al segundo disco de
The Horrors, con esas atmósferas que
sientes cruzar como si fueras una nave
espacial en busca de un amanecer, allá
donde se curva el horizonte, y ese sabor
de descreimiento épico al estilo del R.E.M
de Radio Free Europe. Volarás con estos
temas y se te pegarán como un deseo de
inconformidad renacido. Música para creer
de nuevo en la música, destilada, dicen,
de sus experiencias, alucinantes como su
sonido: grabaciones en el estudio Unísono
de Cerati, con Will Berman, de MGMT,
produciendo; teloneo a Tame Impala, viaje
lluvioso por el desierto californiano, en
un carro en Nueva York escuchando el
Artaud de Spinetta junto a Sean Lennon
para luego terminar en su estudio tocando
en el mismísimo Rhodes blanco que
usó John en su apogeo Beatle…así de
mitológico. (http://deltavenus.bandcamp.
com/album/delta-venus-lp)
Alejandro Fernandes Riera
Gustavo Reyes
Alejandro Fernandes Riera
Gustavo Reyes
Los Humanoides
Como vivir en el campo
Independiente. 2015. Venezuela
El Genio Equivocado. 2014. España
Abducciones y Mutaciones Vol 1
El cuarteto caraqueño de synth pop,
bastante activo en tiempos recientes,
sorprende con un nuevo disco
compuesto por versiones sintéticas
de conocidos temas del imaginario
colectivo, remixes y “divertimentos”.
Podemos encontrar desde
acercamientos al legado de Kraftwerk
(“Calculator operators”, inspirado en
“Pocket Calculator”), quizá la más
obvia influencia del grupo; “TNK”
(inspirado en “Tomorrow Never
Knows” de The Beatles) a “Profesor
Boombox”, una especie de homenaje
al “El Profesor Rui Ruá” de la Billo’s
Caracas Boys. En medio están los
remixes a Charliepapa, De Reyes, La
CVEEC 2
Abuela Disco, Los Paranoias, Jack
Bundy, Dolli, Bioshaft y The Asbestos,
además de la colaboración con 12”
NinJazz.
Este compilado es un ejercicio de
amplitud, siempre dentro del estilo
robótico 8-bit del quinteto llegado a
Caracas desde alguna lejana galaxia.
(http://www.loshumanoides.com/)
Tomás Jaimes
Finalmente, con este segundo disco,
el trío madrileño rompe el celofán de
la atención que no habían logrado
con su debut publicado en 2012.
Con notables influencias de grupos
emblemáticos del indie pop como “Yo
La Tengo”, “Stereolab” o “La Costa
Brava”, Pedro Arranz (voz y guitarra),
Carlos Barros (batería) y Miguel López
(bajo), construyen un pegadizo disco
de 37 minutos realmente redondo.
El disco abre con “Oro graso”, con
una explosión guitarrera que de
inmediato capta la atención. Luego
sigue con dos temas más “happy”,
“Perdido” y “La perla del Pacífico”,
que desembocan en el exquisito
“Lo que no logra la razón lo hace
el Diablo” y el libidinoso “North
Koreans”, ideal como puente hacia la
segunda mitad del disco que incluye
una adaptación de “Cuando el Sol”,
de la trovadora cubana Teresita
Fernández; y el largo e hipnótico
tema “Escándalo en la autopista”.
(https://cveec.bandcamp.com/)
Juan Carlos Ballesta
33
DISCOS PARA LEER
Steven Wilson
Hand.Cannot.Erase
KScope. 2015. Inglaterra
El polifacético músico inglés sigue
su imparable crecimiento con este
nuevo disco conceptual, inspirado por
la impactante y tristemente célebre
historia de Joyce Carol Vincent, que
fue convertida por Carol Morley en el
filme “Dreams of Life” (2011).
La historia de Vincent, quien fue
hallada muerta frente a su televisor
prendido luego de tres años, sin que
nadie notara su ausencia durante
todo ese tiempo, es el leit motiv que
llevó a Wilson a construir el disco de
manera cronológica, asociada a la
vida de esta joven que pasó de ser
una exitosa profesional en una firma
transnacional, querida por su familia
y amigos, a una retraída mujer de
limpieza en un hotel barato, abusada
por su pareja.
Los 66 minutos que dura el
disco son de alto nivel en todos
los frentes: ejecución instrumental
y vocal, composición, textos,
grabación y producción. Tal como
cabía esperar en un perfeccionista
como Wilson, quien por ahora ha
decidido dejar atrás a su banda
Porcupine Tree. Como solista
está teniendo mayor éxito, lo que
probablemente se deba no solo
a la calidad de sus discos, sino
a que su nombre ha estado en
boca de muchos fans del rock
progresivo por sus impecables
remasterizaciones y mezclas
Surround 5.1 de obras clásicas de
King Crimson, Jethro Tull, Emerson
Lake & Palmer, Gentle Giant y Yes,
labor que se ha extendido a grupos
pop como Tears for Fears y XTC
(Dave Gregory es invitado en tres
temas de este disco).
The GED Trío
+1
Independiente. 2014. Venezuela
34
Gerardo villasmil
De Una Vez
Independiente. 2014. Venezuela
Hand.Cannot.Erase, cuarto disco
solista, posee todos los ingredientes
para convertirse en uno de los
grandes discos progresivos del siglo
21. Afortunadamente, Wilson maneja
con mesura e inteligencia los tópicos
del género, sin que ello signifique
que las evidentes influencias
setenteras no sean notables y los
pasajes instrumentales no dominen la
mayor parte de la obra. Los sonidos
pinkfloydianos siguen presentes,
sobre todo por la guitarra de temas
como “Home/Invasion” y “Routine”.
En este último la voz de Ninet Tayeb
es clave, y nos retrotrae a Dark Side
of the Moon. De hecho, la presencia
femenina por primera vez, resulta
muy adecuada para ayudar a contar
esta historia.
En la extraordinaria “3 Years Old”
el bajo recuerda al de Chris Squire
(Yes), cortesía del fenomenal Nick
Begg, que junto al increíble baterista
Mike Minnemann, conforma una
base rítmica de otro planeta, como
comprobamos en Caracas (ver
Ladosis 21). A lo largo de todo el
disco es utilizado un Mellotron,
tocado por el propio Wilson, que
nos transporta al Crimson de los
70, en especial en la extensa
“Ancestral”. Mientras, Adam
Holzman hace maravillas con los
teclados, arsenal que comprende
piano, órgano Hammond, piano
Fender Rhodes y sintetizador
Moog. La banda la completa el
joven guitarrista Guthrie Govan,
perfecto complemento para Wilson,
en especial en vivo. La ausencia del
flautista y saxofonista Theo Travis
(quien solo aparece en un tema),
hace que este disco sea mucho
menos jazzy que el anterior The
Raven that Refused to Sing (2013).
Steven Wilson lo volvió a hacer.
Su inspiración sigue encendida.
Una estupenda e inesperada noticia es
la reunión en Florida, Estados Unidos,
de estos tres músicos venezolanos
auto-expatriados, cuyas iniciales de
apellidos dan nombre al proyecto: Luis
E. González (guitarra), Pablo Estacio
(bajo, de Bacalao Men) y José R.
Duque (batería). La sorpresa es aún
mayor al constatar que este esfuerzo
es un gran disco de jazz, el cual
incluye algunas referencias tímbricas
de grandes como Pat Metheny o John
Scofield, así como algunas pinceladas
rítmicas de joropo/onda nueva, en
especial en los dos magníficos temas
iniciales “Daedalus” y “Aprieta el
botón” . De los ocho temas, cinco
son aportados por Duque, entre
los que destacan “Counterpoint
Café”, “El Gato enmoChill-Out”
(con Julio Andrade en el saxo) y el
mencionado “Daedalus”. González
aporta “TRES-Nocho” (con la
notable participación en el piano
Rhodes de Otmaro Ruiz, que le
da un toque años 70), mientras
que Estacio se atreve con “Aprieta
el Botón” y “Viaje al centro
del tiempo”. Buen comienzo,
sin duda. (https://thegedtrio.
bandcamp.com/album/1)
Juan Carlos Ballesta
Juan Carlos Ballesta
Gerardo Villasmil es un
cantautor venezolano que
lleva algunos años en el ruedo
musical. Su vida musical
la comparte con su banda
Summertime, grupo que en
su repertorio incluye versiones
de temas legendarios de los
70. Su faceta solista ya lleva
dos discos, En mis sueños
y éste. En esta oportunidad,
Gerardo ofrece 12 temas con
una temática que va desde lo
romántico hasta lo existencial
empleando con efectividad
una fusión de R&B, funk,
latino, country y hasta un son.
Sus letras están cargadas de
emotividad bajo un lenguaje
directo y sencillo que se
mezcla con estos ritmos
procurando siempre llegar con
disfrute al oído del incipiente
melómano y del experto. En
su música existe un aire de
aquellos grupos de los 70
como Azúcar, Cacao y Leche
y Los Pasteles Verdes, pero
en la malicia instrumental de
Gerardo su música resulta
muy atractiva. Así se evidencia
en temas como “El camino
a ti”, “No viviré jamás”,
“Buenos deseos” y “Una
ilusión de ayer”. Su propuesta
es clara y sin artificios. Su
voz y sonido están basados
en el sentimiento natural que
encontramos en la alocada
urbe que habitamos, pero
Gerardo es esperanzador,
positivo y romántico. Sin duda,
una especie aparentemente
en extinción.
Leonardo Bigott
DISCOS PARA LEER
Gong
I See You
Madfish. 2014. Francia/
Inglaterra/Australia
Cuarenta y cinco años después
de la formación de Gong por el
australiano Daevid Allen, al calor
del Mayo Francés de 1968, la
aparición de un nuevo disco en
estudio es un acontecimiento
muy celebrable. Sobre todo si se
trata de un álbum tan inspirado
como éste. Pero no todo ha
sido alegría. Hasta hace poco
Allen era aún el incombustible
e incandescente hechicero
que nos regaló algunos de los
más alucinantes y particulares
discos de nuestro tiempo y era
capaz de transportarnos a ese
singular planeta Gong con su rock
psicodélico pincelado de jazz y
atmósferas cósmicas. Pero, un
cáncer de garganta terminó con su
vida el pasado 13 de marzo, a los
77 años.
Gong siempre funcionó como
una especie de comuna creativa
alrededor de Allen (guitarra, voz) y
su pareja, la hechicera Gilli Smith
(susurros espaciales), y de la cual
formaron parte en los años 70
grandes músicos de Inglaterra
(Steve Hillage, Mike Howlett, Pip
Pyle, Tim Blake) y Francia (Didier
Malherbe, Pierre Moerlen, Francis
Moze). Gong dio paso a varias
escisiones posteriores a 1975
cuando Allen abandonó su propio
proyecto: Mother´s Gong, Pierre
The Charlatans
Modern Nature
BMG. 2015. Inglaterra
Moerlen´s Gong, Gongmaison,
Gongzilla, New York Gong, Planet
Gong, todos proyectos surgidos
de la raíz madre, que Allen reflotó
en 1991. La formación actual
que conforman el iraní Kavus
Torabi (ex Cardiacs) y el brasileño
Fabio Golfetti en las guitarras,
Orlando Allen (batería), lan East
(saxos, flauta), David Sturt (bajo)
y hasta hace poco el propio Allen,
no tiene nada que envidiar a la
etapa clásica. La mayoría de estos
músicos llevan varios años dándole
forma al sonido envolvente de
esta nueva encarnación de Gong,
logrando que este disco, I See You,
esté emparentado en línea directa
con la famosa trilogía de Radio
Gnome (1973), Angel´s Egg
(1973) y You (1974), auténticos
paradigmas del space rock.
Esperemos que el planeta
Gong siga su órbita y a pesar de
la ausencia de su piloto Daevid
Allen, su sonido siga atrapando,
inspirando y haciéndonos viajar.
“Y si en esta esquina estás
esperándome, yo te guardo una
canción para usarla contra ti”
canta Willbert Álvarez en “Puto
malandro”, una de las canciones
de su disco debut como solista.
“Maldita policía, maldita policía.
Toda la noche esperándolos, toda
la noche esperándolos”, dice más
adelante el cantautor responsable
de un trabajo en el que se permite
ser más directo que en Luz Verde,
la banda caraqueña radicada en
España a la que pertenece, al
momento de expresar la rabia y el
desengaño.
Sin embargo, no deja de ser
intimista y la música que
acompaña sus letras subraya
esos sentimientos de nostalgia
y añoranza característicos del
grupo, pero esta vez se atreve
por momentos alejarse de ese
rock and roll característico de
la agrupación para adentrarse
en otros sonidos como el blues.
Destacan temas como “Tu alma
es un blues”, “Fall in Love in NY”
y “Te busque”, el primer sencillo
promocional. Es inevitable no
recordar “Al lado del camino” de
Fito Páez al escuchar “En malas
condiciones”.
Juan Carlos Ballesta
Willbert Álvarez
Musical animal
Independiente. 2015. Venezuela/España
Humberto Sánchez Amaya
De todo el efervescente
e influyente período del
Madchester Sound entre 1988
y 1993 que tuvo a Happy
Mondays, The Stone Roses e
Inspiral Carpets como puntas
de lanza, el único grupo que
se ha mantenido activo a lo
largo de 25 años ha sido The
Charlatans.
A pesar de las varias
pérdidas que ha sufrido la
banda (primero el teclista Rob
Collins que aportaba una parte
importante de la personalidad
del sonido, fallecido en un
accidente de carro; ahora el
baterista Jon Brookes, fallecido
de cáncer el año pasado), Tim
Burgess (voz), Martin Blunt
(bajo) y Mark Collins (guitarra)
se las han arreglado para
seguir, no solamente editando
discos, sino manteniéndose
como una banda activa en los
escenarios.
Este Modern Nature,
el doceavo álbum, destila
(milagrosamente, dadas las
circunstancias) una frescura
que tenían cierto tiempo sin
demostrar en disco. Su anterior
álbum, Who We Touch (2010),
pasó inadvertido, producto de
cierto agotamiento estético.
Si bien, este nuevo trabajo no
representa un alejamiento de
su fórmula, sí se advierte la
presencia de ciertos elementos
distintos, menos presencia de
ritmos funky y dance a favor
de ambientes más sosegados y
sensuales.
The Charlatans llega al
cuarto de siglo con cosas qué
decir y aportar. Y eso ya es
bastante.
Tomás Jaimes
35
DISCOS PARA LEER
José Domingo
Almería
Enunplisplasmúsica. 2014. España
El cantautor catalán de Girona, editó
uno de los discos más atractivos y
cautivadores del pasado año. Almería,
su tercer álbum como solista, es
un viaje psicodélico y aflamencado
durante el cual hay muchas sorpresas.
Pocos discos como éste se editan
en estos tiempos. Lo acústico encaja
perfectamente entre los temas más
eléctricos, creando un notable balance.
Así, temas como “Obsesionado” y “Se
irán contigo”, una especie de bolerowestern españolizado con una voz
profunda que recuerda algo a Javier
Corcobado, conviven con el guitarreo
eléctrico de “Más que perfumado”.
Destaca especialmente la participación
del cantaor catalán, Jordi Fornells, en
Joe La Reina
Bailamos por miedo
Subterfuge. 2014. España
El joven quinteto de San Sebastián,
había debutado con un EP de aires folk
cantado en inglés (Changes of Masks,
2012) que llamó la atención de público
y crítica. Este disco, sin embargo, es otra
cosa. Producido por Abel Hernández
(Migala/El Hijo), representa un notable
36
la soberbia “Piedras en los bolsillos”,
así como en la dramática y bucólica
pieza de cierre “Un caballo solo” (con
la cellista sueca Helena Espvall, del
grupo Espers), con reminiscencias del
gran Enrique Morente. “Tus ojos de
mujer” tiene pinceladas dub y también
de Radio Futura. Hace 40 años
Smash, Gualberto y Triana acercaron
el rock al flamenco, y ahora José
Domingo parece seguir esa senda.
La participación del guitarrista
Diego Cortés (a quien vimos en
Caracas varias veces acompañando
al inimitable trovador Albert Plá)
aporta todo lo necesario para hacer
de este disco una joya como pocas.
(https://josedomingo.bandcamp.
com/album/almer-a)
Juan Carlos Ballesta
paso adelante ahora adentrados en
terrenos más eléctricos. Una acertada
decisión fue cambiar de idioma,
cantando ahora en castellano, lo que
realza no solamente la interesante voz de
Luis Malcorra sino también los textos.
Un disco intenso, que se pasea
entre los sonidos semi-eléctricos como
“En una casa junto al mar” (que podría
ser un Duncan Dhu más psicodélico),
el folk rock clásico de “Rusia” o
maravilloso art-folk de “Oh, la mía pena”,
“Tiemblan”, “Tempestad”, “Huracán
2000” y “Bailamos por miedo”, tema
homónimo que representa quizá la
piedra angular de este fantástico álbum.
Malcorra y sus compañeros Jaime
Artetxe, Iñaki Oro, Carlos Erasu y Nicolás
Pérez, tienen un prometedor viaje por
delante. (http://joelareina.bandcamp.
com/album/bailamos-por-miedo)
Juan Carlos Ballesta
Tunacka
Cocuy
Independiente. 2015. Venezuela
Esta agrupación de San Antonio de
los Altos, posee una espontaneidad
y picor que inquietan. Su innovador
formato entre LP y CD de este
trabajo ya le hace un manjar para
el consumado melómano, pues son
4 carátulas diferentes de 3 artistas.
La música es sencillamente
espléndida por su riqueza rítmica
y la interactividad de los músicos.
Como si hubieran nacido para
convivir en Tunacka, las guitarras
de Jesús Torres y Johann Puerta
frecuentemente conversan
cómodamente con el saxo y flauta
de Xabier Sobrevila, apoyados por
la sección rítmica de Kavier Roa
(batería), Iván Rivas (percusión)
Hotel
Paisajismo Nocturno
La quimera que bosteza. 2015. Venezuela
Regresa el cantautor marabino
Diego García, mejor conocido
como Hotel (ver Ladosis #34)
con un maravilloso EP de seis
canciones y apenas 19 minutos.
Quizá sea el tiempo perfecto para
dejarnos con ganas de más. De lo
y Dionisio López (bajo y voz). Un
hermoso diálogo entre guitarra y
saxo en “Pistacho”; frases sutiles
a lo George Benson o Pedro Aznar
en “Cacao”; aires selváticos en
“Quesillo místico”, son algunas
de las características que incluye
este álbum que invita además a
ser escuchado una y otra vez, lo
cual es otra bendición si tomamos
en cuenta que, para este álbum,
Tunacka ofrece poco menos de
una hora. Así que el tiempo es
prudente y no hay excusas para
retornar a Cocuy. “Limonada
Frapé” es el tour de force con sus
11 minutos que sin abusos “trae
de todo”. Muy buen trabajo de
una banda que es, además, muy
buena en vivo.
Leonardo Bigott
bueno, poco. Melancolía pura y
conmovedora, que Diego construye
con guitarras acústicas, armónicas,
órgano de juguete, cuatro, las
coplas, su voz nostálgica y eso que
llama “trenes fantasmas” y “neón
maldito”. Lo ayuda Andrés Melo
en las máquinas traga-sonido,
los mariachis imaginarios, bajo,
Casio angelical, guitarras eléctricas
y “labores de consigliere”.
Colabora en las voces el cantautor
puertocruzano Noel Grisanti en
“Puerto La Cruz Blues”.
Ecos de Elliot Smith, Leonard
Cohen, Simón Díaz, García Lorca,
Bill Callahan, Bon Iver, entre otros.
Una auténtica joya de la nueva y
cada vez más atractiva canción de
autor venezolana. Todos los temas
son fenomenales.
Juan Carlos Ballesta
King Crimson
Live at The Orpheum
Ian Anderson´s Jethro Tull
Discipline. 2015. Inglaterra/
EE UU
La primera publicación oficial de la nueva y
sorprendente encarnación de la legendaria
banda de rock progresivo, es un extracto
proveniente del doble show grabado en The
Orpheum Theatre de Los Ángeles el 30 de
septiembre y 1 de octubre de 2014. Antes de
este disco, sin embargo, se había editado el
preámbulo The Elements of KC, un compilado de
todas las épocas que incluyó unas pinceladas del
sonido del nuevo Crimson.
Para seguir rompiendo moldes, una
costumbre desde 1969, el jefe indiscutible
Robert Fripp (guitarra), ha conformado un
septeto consistente en tres bateristas de alto
calibre y largo historial que en escena se colocan
al frente (Bill Rieflin, Gavin Harrison y Pat
Mastelotto, este último parte del grupo desde
1994); el saxofonista Mel Collins (antiguo y
glorioso miembro en los 70), el bajista Tony Levin
(en la banda desde 1981) y el también guitarrista
y nuevo cantante Jakko Jakszyk, quizá el único
flanco con cierta debilidad de esta potentísima
formación.
El repertorio escogido para esta primera
aproximación alcanza unos escasos pero muy
disfrutables 40 minutos, y está compuesto
por temas principalmente de los años 70
(“The Letters”, “Sailor´s Tale”, “One More Red
Nightmare” y la épica “Starless”), algo que no
había ocurrido nunca. Ni el cuarteto de los 80, ni
el doble trío de los 90, ni el quinteto de principios
de siglo 21, solían incluir más de dos temas de
aquel inolvidable período entre 1969 y 1974.
Thick as a Brick- Live in Iceland
Eagle Records. 2014. Inglaterra
Solo esta razón, invita a ponerle atención a este
KC. La gratificación es muy alta al comprobar
que los arreglos realizados son impecables,
respetando las formas originales pero agregando
elementos de cada uno de los músicos. El
regreso del saxo nos retrotrae a los 70, mientras
que las tres baterías se complementan a la
perfección sin atropellarse una a la otra, cosa
difícil, lo que demuestra la madurez y calidad de
los tres. Levin tiene un rol menos protagónico,
aunque su peso se siente. Escuchar la guitarra
de Fripp en el comienzo de “Starless” produce
una especie de orgásmico deja vu, para luego,
tras el crescendo, lanzarnos en al cráter en
erupción con las baterías y el saxo a tope.
Puede que la reincorporación de Collins haya
inspirado a Fripp a recuperar aquel legado con
gran peso específico, aunque probablemente
la razón fundamental es la ausencia de Adrian
Belew, cuyo distintivo estilo vocal y guitarrístico
son insustituibles, además de su recuerdo
demasiado cercano, lo que obligó a mirar atrás y
obviar buena parte de lo hecho a partir de los 80,
especialmente las piezas cantadas. Es indudable
que Jakszyk no es Belew.
Queda solo esperar por el nuevo material,
necesario para oficializar a este septeto y
terminar de agregar una página más en la
larga, fructífera y vanguardista historia de King
Crimson.
Juan Carlos Ballesta
En 1972, en pleno apogeo del rock
progresivo, la banda británica Jethro Tull –
liderada desde su fundación por el increíble
flautista, cantante y multi-instrumentista
escocés Ian Anderson– editó Thick as
a Brick, una de las obras conceptuales
más memorables de aquel período. El
disco (compuesto por un solo tema de 43
minutos) se basaba en la adaptación del
poema épico (ficticio) escrito por el niño
de 8 años, Gerald Bostock. Cuarenta años
después, Anderson decidió explorar en la
vida adulta de Bostock, editando Thick as a
Brick 2 (2012). La ocasión fue propicia para
hacer una pequeña pero muy significativa
gira tocando ambos discos, con la
fantástica formación actual que acompaña
a Anderson (ver Ladosis #17), ya con Jethro
Tull definitivamente en el congelador.
Este doble-CD, también en DVD/
Blue-Ray, encuentra a Anderson en una
excelente forma, aun con la poca voz
que le queda, producto de un deterioro
natural que empezó hace mucho tiempo.
Por primera vez (inteligentemente) cede
algunas partes vocales a Ryan O’Donnell,
quien logra imprimirle un sello parecido al
de la versión original. La complejidad de
Thick as a Brick es resuelta de manera
magistral por Scott Hammond (batería),
David Goodier (bajo), John O’Hara
(teclados, acordeón) y el joven maravilla
Florian Opahle (guitarra eléctrica), mientras
Anderson hace las conocidas filigranas con
la flauta y guitarra acústica, y se esfuerza en
vocalizar, además de narrar.
Por primera vez en cuarenta años,
la emblemática obra es ejecutada en
vivo en su totalidad y, para sorpresa, la
secuela de 2012 no suena fuera de lugar,
sino que más bien sirve como excelente
complemento. Esto no es solo para
nostálgicos, sino también para interesados
en explorar el lado menos complaciente y
arriesgado del rock.
Juan Carlos Ballesta
37
RADIOHEAD:
20 años de
The Bends
Hace justo 20 años, el 13 de
marzo de aquel año, veía la luz
The Bends, el segundo disco del
quinteto de Oxford, Radiohead,
considerado como el primer
gran punto de inflexión en la
fructífera carrera de la banda y
uno de los mejores discos de todos
los tiempos según una amplia
diversidad de encuestas de opinión
realizadas durante este siglo.
E
Juan Carlos Balllesta
El año 1995 estuvo plagado de grandes
discos, piedras angulares en la trayectoria
de sus autores. Una lista breve, solo en
Gran Bretaña, debe necesariamente
incluir a Pulp, Blur, Tricky, Supergrass,
Tindersticks, David Bowie, Seefeel, Disco
Inferno, Oasis, Julian Cope, The Chemical
Brothers, Leftfield, PJ Harvey, Porcupine
Tree, Aphex Twin, The Verve y Radiohead.
Apenas dos años antes Radiohead
había tenido un éxito planetario con el
tema “Creep” (incluido en el debut Pablo´s
Honey, 1993), así como varias extensas
giras que dejaron exhaustos a los cinco
integrantes: Jonny Greenwood (guitarra,
teclados, arreglos de cuerda), Colin
Greenwood (bajo), Ed O’Brien (guitarras,
coros), Phil Selway (batería) y Thom Yorke
(voz, guitarra, piano, ilustraciones y diseño).
La efervescencia del sonido grunge
hizo que muchos asociaran su sonido
inicial con el proveniente de Seattle, cosa
que estaba muy lejos de lo que realmente
pretendían. Quedaba claro que aún la
propuesta de Radiohead necesitaba pulirse.
Todo comenzó a cambiar cuando en 1994
graban el EP, My Iron Lung, con el que
criticaban lo que habían vivido durante las
giras de Pablo`s Honey. La disquera (EMI/
Parlophone) quería, sin embargo, seguir
explotando la estética grunge.
En apenas dos años el grupo cambió.
Greenwood pasó semanas probando
guitarras, efectos y amplificadores
buscando un sonido distintivo. Yorke
comenzó a escribir letras más crípticas,
mientras el resto de la banda ensayaba
las nuevas canciones una y otra vez. El
legendario productor John Leckie logró
38
que el disco saliera redondo, con la ayuda
del ingeniero Nigel Godrich, quien a partir
del siguiente disco (Ok Computer, 1997)
se convertiría en el productor y pieza clave
hasta el presente.
The Bends arrojó cinco singles, el
primero de ellos lanzado previamente
(“My Iron Lung”). Siguieron “High and
Dry”, “Fake Plastic Trees”, “Just” y “Street
Spirit (Fade Out)”, temas de alto impacto
que convirtieron al grupo en favorito de
muchos, aunque no en un éxito comercial
masivo. El álbum estuvo 160 semanas en
las listas británicas, aunque apenas llegó al
puesto 88 en Norteamérica. Con los años
se ha convertido en un clásico, siendo
apreciado cada vez más, desplazando en
algunos casos a Ok Computer, que siempre
ha sido el consentido de la gran mayoría
entre los varios discos imprescindibles
que ha aportado Radiohead al rock. Aquel
año 1995 giraron por Estados Unidos con
REM y eso sirvió para ayudar a cambiar
la percepción sobre su música y para
convertirse en el grupo favorito de otros
grupos y músicos.
Sin The Bends y la forma de cantar de
Yorke en semi-falsetto, probablemente no
existirían Travis, Coldplay, Keane, Starsailor
o James Blunt. Luego de establecer este
trademark, la banda se movería hacia
terrenos más experimentales, creando
nuevos paradigmas y generando otra
camada de bandas influenciadas por Kid A
(2000), Amnesiac (2001), Hail to the Thief
(2003), In Rainbows (2007) y The King of
Limbs (2011).
En 2006 el semanario NME organizó
una encuesta entre 40 mil personas
alrededor del mundo para que votaran
por los 100 mejores discos y The Bends
ocupó el décimo puesto. Antes, en el 2000,
apareció de segundo detrás de Revolver de
The Beatles en la lista de los mejores 1000
discos según Virgin.
A 20 años de su lanzamiento, su
importancia sigue siendo capital y su
relevancia aún mayor. Radiohead le debe
mucho a The Bends. Y nosotros también.
VIAJE AL FONDO DEL JAZZ
Nina Simone, 1968.
Foto cortesía de Getty Images.
NINA SIMONE
C
Un grito por la igualdad
Como ella pocas, o ninguna. Una de las
facetas más poéticas de Nina Simone
eran sus llamativas transiciones entre el
susurro, el grito y el lamento, para intentar
subrayar los estados de ánimo enunciados
en las canciones. Nina fue siempre así:
una intérprete rebosante de espiritualidad y
realidad social. Su típica estampa sentada
al piano era de una sobriedad intimidatoria,
producto, tal vez, de su estricta educación
clásica con composiciones agridulces, que
mezclaba magistralmente con un registro
grave bien utilizado y un carácter que le dio
fama de arrogante, temperamental pero, al
mismo tiempo, vulnerable.
Su activismo por los derechos civiles
de las personas de ascendencia africana,
fue uno de sus baluartes de vida; una
lucha que quedó plasmada a través de sus
canciones. La primera vez que escuché a
Simone, yo tendría quizá 9 años. Recuerdo
sus canciones cuando en 1968 se
desarrollaba el Mayo Francés y asesinaban
40
a Martin Luther King, éste último, uno
de los detonantes que provocó que Nina
abandonara los Estados Unidos, asqueada
de la segregación racial.
Ese primer tema que escuché fue “My
Baby Just Cares For Me”, una canción que
Nina había grabado 11 años antes para el
álbum Little Girl Blue, su primera grabación,
que luego llegó al Top Five de los éxitos en
el mercado británico. A partir de allí quedé
sorprendido y gratificado con esa voz ritual,
carrasposa, de madera, que me obligaba
a mirar el entorno de otra manera. Digo
esto porque a mis 9 años no había mucho
qué decidir. Mi casa estaba inundada de
clásicos de Ellington, Sinatra, Eckstine,
Sarah Vaughan, Glenn Miller, y del folklore
venezolano, que era mucho y muy extenso.
Contra el racismo
Años después escuché el tema “Mississippi
Goddam” (1964), en el que Simone
criticaba el atentado con una bomba en
una iglesia de Alabama, que acabó con
la vida de cuatro niños negros. Eran los
tiempos duros del Ku-Klux Klan. En su
canción, Simone reclamaba la igualdad
y, al mismo tiempo, criticaba a muchos
activistas negros, entre ellos a Luther King,
con quien discrepó en distintos aspectos
de la lucha racial. La canción era un furioso
alegato contra varios estados del sur de
Estados Unidos.
Eran momentos difíciles para los
afroamericanos de Norteamérica. A
mediados de los 50, Nina se presentaba
en Atlantic City a hurtadillas de su religiosa
madre, en un club donde cantaba por más
de dos horas seguidas, con apenas 15
minutos de descanso entre esos lapsos.
Su nombre verdadero, Eunice Kathleen
Waymon, lo ocultó, lanzando su nombre
artístico de la combinación de “Nina”
(que viene de “Niña”, como la llamaba
cariñosamente un fugaz amante latino del
cual poco se sabe) y “Simone”, en honor
VIAJE AL FONDO DEL JAZZ
Una vida errante
de la actriz francesa Simone Signoret, a la
que la joven Eunice admiraba.
La influencia de Duke Ellington es
patente en casi toda la obra de Nina. Su
primer álbum, Little Girl Blue, fue un éxito
inmediato, del cual se extrajo el sencillo
“I Love You Porgy”, que vendió un millón
de copias en Estados Unidos en el verano
de 1959. Curiosamente, jamás volvería
a colocar otra canción en el Top 40 de
Estados Unidos.
Prolífica carrera
Con Columbia Records grabó 10 discos
en cinco años, seis en estudio y cuatro
en directo. De esa época surgieron
varios temas para bandas sonoras de
Columbia Pictures, como “Wild Is The
Wind”, “Sayonara” y “Samson And
Delilah”. Posteriormente, en 1964, fue
contratada por el sello Philips, con el
cual grabó siete álbumes en tres años,
época en la cual destaca el clásico
“Dont Let Me Be Misunderstood”, un
éxito también de The Animals y años
después en versión discoteca con la
agrupación Santa Esmeralda, y el arriba
mencionado “Mississippi Goddam”. Otro
de sus clásicos, grabados para el sello
RCA entre los 60 y los 70, “To be young,
gifted and black”, fue grabado por Aretha
Franklin en 1972.
No podemos dejar de mencionar temas
emblemáticos como “House of the Rising
Sun”, que también grabaría Bob Dylan y
popularizaría mundialmente The Animals.
Otras canciones que la hicieron famosa
fueron la inigualable “I Put a Spell on You”
(sin duda una de las mejores versiones de
las miles que se han hecho de ese clásico
de Screamin’ Jay Hawkins), “Here Comes
the Sun” de Los Beatles, “Four Women”, “I
Shall be Released” de Dylan, y “Ain’t got no
(I got life)”. Su tema “Sinnerman” apareció
también en el film de Norman Jewison,
The Thomas Crown Affair (1968), y volvió
a aparecer en la versión de la misma
película que en 1999 protagonizaron Pierce
Brosnan y Rene Russo.
Particularmente, me es imposible
olvidar la letra de su canción “I Wish I Knew
How It Would Feel To Be Free” (“Ojalá
supiera cómo ser libre”) (1963), que reza lo
siguiente: I wish I knew how it would feel to
be free / I wish I could break all the chains
holding me / I wish I could say all the things
that I should say / say ‘em loud, say ‘em
clear, que se traduce así: Ojalá supiera
cómo es ser libre / ojalá pudiera romper
todas las cadenas que me sujetan / ojalá
pudiera decir todas las cosas que debería
decir / decirlas alto y claro. El calibre de la
denuncia de Simone sólo era comparable
con la lucha de Mandela en Suráfrica y con
la que protagonizaron Martin Luther King y
Malcolm X en los Estados Unidos.
Nina posando para la BBC en 1968
La estadounidense Eunice
Kathleen Waymon, mejor
conocida como Nina Simone,
es considerada una de las más
grandes leyendas del jazz y el
blues de todos los tiempos, y una
gran activista de los derechos
y las luchas por la igualdad de
género y de raza. Su presencia
en escena era intimidatoria, su
voz era agria como sus protestas,
y su arrogancia, producto de
la segregación racial contra la
cual luchó toda su vida. Europa
le regresó todo lo que Estados
Unidos le arrebató. El 12 de
abril se cumplen 12 años de su
fallecimiento, ocurrido en Francia.
Hugo Santaromita /
Ciudad de Panamá
Nina siempre fue una mujer solitaria.
Parecía que esa era su tragedia, cuando
la realidad es que era una mujer con
firmes convicciones, comprometida con
la realidad social de entonces, orgullosa,
altiva y de indoblegable carácter. Su huida
de los Estados Unidos a principios de los
70 tuvo que ver mucho con eso y con el
rechazo al modo de vida norteamericano,
y además, con su persecución por evasión
de impuestos, que ella atribuyó al racismo.
Jamás volvió a residir en su país natal.
De allí pasó a Barbados, donde tuvo
un affaire sentimental con el entonces
Primer Ministro Errol Barrow, y luego viajó a
Liberia, atraída por el país de sus ancestros
y lejana a la realidad de un país pobre y
corrupto. Fue su amiga, la emblemática
Miriam Makeeba, quien la alentó a dar
ese extraño salto. En los 80 cantaba
regularmente en el club de jazz Ronnie
Scott, de Londres. Luego se mudó a Suiza y
Holanda, hasta que pasó al sur de Francia,
donde falleció en 2003.
El éxito en toda Europa la regresó a las
grandes audiencias, y fueron comunes sus
colaboraciones con artistas como María
Bethania, Pete Towsend y la mencionada
Makeeba. En 1992, apareció su música
en la película Point of no return, inspirada
en su propia vida. Ese año publicó su
autobiografía, titulada I put a spell on
you, que fue inmediatamente traducida al
francés, el alemán y el holandés. Europa
le regresó todo lo que Estados Unidos le
arrebató.
Nina fue una mujer con muchas
tormentas internas. Hacía tiempo que
había dejado de llevar bien la soledad.
Cuando pequeño la escuchaba, nunca
me imaginé lo que pasaba por la cabeza
de aquella mujer tan temperamental.
Poco después, ya en mi madurez, entendí
en gran parte la razón de sus protestas.
Se puso al frente de marchas de 40 mil
personas con otros artistas negros y se
convirtió en un símbolo de la lucha por los
derechos raciales.
El británico Elton John, se refirió a ella
como “la mejor cantante del siglo 20”,
mientras que el Washington Post dijo
una vez: “Su arte destilaba una fuerza
creadora sobrehumana, inasequible al
desaliento”. Nina, nacida en 1933, vivió
en carne propia los vaivenes entre el cielo
y el infierno, amores ardientes y maridos
abyectos, sonoras protestas y rabias
calladas, comportamientos erráticos, exilios
y reacciones paranoicas. Fue un mito, pero
también una especie de bruja africana
engañada y rota que nunca agachó la
cabeza, ni siquiera en los momentos en
que parecía desmoronarse para siempre.
Quedó inserta en la historia del jazz, el
blues y el soul.
Nina en Newport Jazz Festival,
1968. Foto Tom Coppi
41
Foto: cortesía IL Corriere de la Sera
CLAUDIO
BAGLIONI
Genuino embajador de la canción italiana
En 2010, durante su gira Un Solo
Mondo, el cantautor romano visitó
Caracas para presentarse en el
Anfiteatro del Sambil. Allí, compartió
a casa llena un repertorio que abarcó
sus 45 años de carrera artística.
El legendario músico satisfizo el
anhelado deseo de una comunidad
italiana que agotó las principales
localidades en menos de 15 días,
dos meses antes del concierto.
Leonardo Bigott
42
L
La carrera artística de Claudio Baglioni
inició en Roma a mediados de los 60’s
con su participación en un evento de
nuevos talentos. Tenía 14 años cuando
la vida comenzó a mostrarle su mejor
cara en 1965, pero no sería sino hasta
1972 cuando Questo Piccolo Grande
Amore lo diera a conocer en todo el
mundo, iniciando así un ascenso que
no ha menguado. Sus composiciones
reflejan el trabajo meticuloso de un
músico preocupado por crear hermosas
melodías y escribir, en ocasiones, oníricos
pasajes que dejan siempre una reflexión
espiritual con cada verso cantado, a
veces plasmado en las cosas más simples
de la vida y otras en lo más profundo
y sublime del sentimiento humano. Su
lírica suele dibujar hermosas metáforas
que pueden apreciarse en álbumes
como Strada facendo, La vita é addesoy
Oltre. Versos como “aprenderás que
sólo basta un ocaso para morir” reflejan
el carácter místico que se desprende
de un personaje apacible, prudente,
articulado que ha sido frecuentemente
asociado a las baladas amorosas pero
que en realidad es poseedor de una
hermosa poesía que trasciende eso que
a veces llamamos ‘balada pop’. Baglioni
es, en realidad, un amante de la vida
en todos sus aspectos y su música está
frecuentemente teñida de rock.
Si bien la década de los 70’s marcó
su fama con temas como “E tú”, “Sabato
pomeriggio”, “Amore bello” y “E tu
come stai”, los años sucesivos fueron
demostrando una musicalidad más
amplia y un mayor interés por una lírica
de mayor densidad y un tanto distante
de las baladas románticas. Con La vita é
addeso y Oltre Baglioni vivió en los años
80’s una década esplendorosa que inició
con el nacimiento de su hijo Giovanni, a
quien compuso el tema “Avrai”, y el éxito
de una serie de álbumes como Alé-oó
y Assolo. Fue la década durante la cual
compartió con grandes músicos como el
teclista Vangelis, el baterista Manu Katché,
los bajistas Tony Levin y Pino Palladino,
el cantante Andrea Bocelli, el cantautor
Pino Daniele, Mia Martini, Youssou N’Dour,
Phil Palmery el guitarrista, recientemente
fallecido, Paco de Lucía.
Las dos décadas siguientes
abarcaron una serie de giras, álbumes
y el otorgamiento del importante premio
Lunezia. En tiempos recientes, Claudio
Baglioni también ha escrito una novela y
realizado un sueño que le ocupaba desde
hace algunos años, grabar Q.P.G.A. Una
banda sonora de versiones extensas de
“Questo piccolo grande amore” junto a
una pléyade de grandes de la canción
italiana como Alice, Premiata Forneria
Marconi, Jovanotti, Angelo Branduardi,
Nek, Ennio Morricone y otros.
Su primera visita a Caracas fue
anunciada al inicio de los 90’s pero fue
cancelada. Finalmente en 2010 nos visitó
con un memorable concierto pero comentó
que “estuve en Venezuela, creo que en
1975 o 1976 como parte de una larga gira
promocional junto a otros artistas aunque
este trabajo es maravilloso, no ves mucho
cuando viajas. Me ha gustado el espíritu
moderno y al mismo tiempo nostálgico del
venezolano. Hace un tiempo estuve en Los
Roques. Fue magnífico”.
De aquellos días a su tan esperada
visita, ha sido mucha el agua que ha
corrido bajo el puente. Quien ha seguido
su evolución artística reconoce a un
compositor amplio que ciertamente ha
trascendido esa nefasta etiqueta de “pop”.
Claudio además de ser considerado entre
los grandes cantautores de Italia, ha sido
nominado en el World Music Award por
su puesta en escena y el dinamismo
planteado en ellas. Caracas vivió esa
experiencia.
Baglioni estuvo recientemente de gira
por Italia presentando su nuevo álbum,
Con voi, pero ha sido el incesante recuerdo
del grato encuentro entre Claudio, el
guitarrista Flavio Sala, cuyo álbum De la
buena onda contó con la participación
de Giovanni Baglioni (hijo de Claudio) y
yo, a la entrada del Eurobuilding, lo que
me impulsó a compartir este inolvidable
encuentro y la posterior entrevista de
la cual extraje algunas preguntas para
compartir con aquellos de ustedes que
aún no conocen a este notable músico
italiano de carácter diáfano, correcto
hablar, poseedor de un estilo musical ya
madurado y delineado meticulosamente
donde se reflejan sutiles escenas
campestres, amaneceres, atardeceres
de pescadores, de “le strade” y tantas
imágenes que hacen de su música una
hermosa expresión, ocasionalmente
bucólica.
Claudio…
Tus letras son con frecuencia poemas.
¿Cómo las desarrollas?
Ante todo compongo música. Es bastante
misterioso el modo como ella se desarrolla.
Las letras son como música sobre música
y la palabra cantada tiene para mí una
gran importancia.
¿Cómo han llegado a ti músicos
como Tony Levin?
Grabé Oltre en los estudios de Peter
Gabriel. Fue así como conocí a Levin,
Katché, etc… pero he trabajado con
músicos de jazz, clásica y étnica. Gavin
Harrison, ahora de Porcupine Tree, fue casi
un descubrimiento nuestro por esa razón.
¿Cuál es tu álbum más significativo?
Cada década tiene un álbum importante.
He ido madurando hacia algo más
pensado. Oltre es el más completo,
Strada Facendo aún tiene cierta
contemporaneidad y La Vita É Adesso.
¿Has pensado grabar con artistas más jóvenes?
Puede ser. No sé si sabes que hago un
festival para artistas jóvenes de varias
disciplinas. Creo que una colaboración
debe nacer espontáneamente.
¿Es cierto que tienes afecto
por el pensamiento Sufi?
Sí, pero sólo porque hay una filosofía
interna. Es algo casi metafísico, es
curativo. La música tiene una forma muy
cercana a la religión. Componer una
misa moderna ha sido un sueño que
espero realizar.
43
AHÍ ESTUVIMOS
Noches de Guataca (del 28/1 al 18/2)
Espacio Plural, Trasnocho Cultural. Caracas
(Enero 28 a marzo 4, 2015)
Fotos: Leonardo Bigott
Pepperland
Ana Isabel Domínguez y Los Profesionales
¡…y aquí vienen ellos siete a buscarnos
en su “Peñero Amarillo” para llevarnos
a Pimientlandia! Son Pepperland, una
provocativa propuesta sugerida por el
productor Xariell Sarabia y que reúne parte
de la crema y nata de una generación que
viene con todo. El capitán de este “peñero”
cargado de canciones de los inmortales
The Beatles es el virtuoso mandolinista
Jorge Torres, a quien se le encomendó
este proyecto que llevaba algún tiempo
en gestación. Es él quien comanda una
envidiable tripulación conformada por el
bajista Gustavo Márquez, el guitarrista
Gustavo Medina, el baterista Abelardo
Bolaño, el percusionista Yonathan Gavidia,
el laureado (Grammy) cuatrista Héctor
Molina y la carismática cantante Hana
Kobayashi. Ramón Castro y Aquiles
Báez se encargarían de la botadura del
estelar peñero que nos llevaría por 17
exitosas canciones a ritmo de sangueo,
jota carupanera, gaita zuliana, merengue
y otros exóticos ritmos de nuestra tierra. Y
así, con la composición de Paul McCartney,
“Blackbird” en merengue 5/8, zarpó este
ambicioso proyecto. “From Me to You”, en
gaita zuliana, y una irreverente “I Wanna
Hold Your Hand” en jota carupanera,
continuaron este viaje lleno de candor,
nostalgia, humor y ciertamente inspirador.
Tras “Don’t Let me Down” el capitán del
“Peñero Amarillo” se dirigió a una sala
completamente llena y sorprendida en
la riqueza rítmica y los nuevos aires a la
que siempre está dispuesta la música
44
de los Fabs 4. Si bien Jorge comentó
acertadamente que proyectos como estos
se han hecho en otras partes del mundo,
destacando que esta vez la novedad eran
los ritmos venezolanos, debo añadir que
hay un aspecto altamente relevante en
el caso de Venezuela y ese hecho está
en las propuestas de Los Beat3, Música
Expresiva y Los Buitres. Los dos primeros
han sido elogiados con grandilocuencia
en Liverpool, Inglaterra. El primero, por la
energía interpretativa de sus integrantes y
el segundo, por lo exótico de la percusión
y la inusitada instrumentación (cello,
corno francés, percusión étnica, guitarra,
flauta) en bossanova, reggae, R&B. Los
mozalbetes del “Peñero Amarillo”, y
créanme que es así, parecieran estar
navegando el mismo mar, hacia el mismo
destino y es mi deseo que consigan un
productor que los lleve a ese puerto
mayor atravesando el Atlántico. Clásicos
como “Lady Madonna”, “The Long And
Winding Road”, “Revolution” y “Taxman”
se hicieron escuchar como nunca. Hana,
portando lentes a la Yoko Ono, evocó a la
semilla de la discordia con humor. Y los
dos Gustavo, tras breves palabras, fueron
en ocasiones portadores de una armonía
vocal encantadora. “Here Comes The Sun”
coreada por la audiencia, trajo a puerto al
“Peñero Amarillo”.
Ana Cecilia Loyo
La segunda fecha del ciclo musical
correspondió a la cantante y compositora
Ana Cecilia Loyo. Enraizada en lo
Ana Cecilia Loyo
tradicional, la vocalista falconiana inició
su variado repertorio con el emotivo tema
“Deja”, cantado a cappella. Su dulce voz
continuó el concierto acompañada del
bajista Edwin Arellano, el cuatrista Héctor
Medina, la percusión de Reinaldo Chacón
y la dirección musical y mandolina de
Jorge Torres. Temas como “Tu merengue”
y “Pueblos tristes”, el primero de su autoría
y el segundo un clásico de Otilio Galíndez,
ambos pertenecientes a su trabajo
discográfico En Sol Mayor, fueron ejemplos
de una de las voces más significativas de
la actualidad en lo tradicional venezolano.
Ana Cecilia revela influencias de veteranas
como Cecilia Todd y Lilia Vera bajo una
personalidad siempre alegre y dispuesta
a compartir con un espíritu festivo. “Mi
negrito” de Lucía Piñango fue otro de
los temas de la noche en la cual Ana fue
hilvanando con especial candor ritmos
como gaita tambora, merengue y décima
zuliana, entre otros. Fue precisamente
en éste último donde llamó a escena a
Amanda y Marisela Querales, hijas del
laureado compositor y ejecutante de
la bandola, Ismael Querales, quienes
acompañaron a Ana en la interpretación de
“A mi hermano”. “Barriga de aire”, tema
que Ana interpretará en sus tiempos con la
agrupación Zaranda haciéndolo ahora con
Aquiles Báez, representó esa guasa criolla
cargada de sano humor. A estos temas
se les unieron “Zumba que zumba” del
renombrado tenor Juan Tomás Martínez;
“1,2,3,4” en tributo al cuatro, instrumento
que en 2013 fue declarado patrimonio
AHÍ ESTUVIMOS
nacional, y composición donde Edwin,
Reinaldo y Héctor, resaltaron sus talentos
como instrumentistas con “solos” llenos de
ese swing criollo que siempre invita a bailar.
“Yo te canto San Benito”, gaita tambora
compuesta por Ana, puso la guinda de este
buen concierto, un paso más en la carrera
de esta cantautora que ya se perfila como
una de las más importantes en el género de
lo tradicional.
Homenaje a Conny Méndez
Tres distinguidos músicos: el guitarrista
Edwin Arellano y las laureadas voces
de Gilda Lamuño y Gioconda Cabrera,
rindieron un emotivo homenaje a una
caraqueña ilustre, Conny Méndez. En un
nuevo e incómodo pero necesario horario
(7 p.m.) que redundó en una asistencia
media, el estelar trío interpretó temas de
un repertorio representativo de la faceta
musical de la polifacética Conny. Tras una
cálida y divertida presentación de Aquiles
Báez y el letrado Willy McKey, el programa
inició con un video del programa “Dos
generaciones”, conducido por Cecilia
Martínez y Napoleón Bravo, el cual
presentaba a Conny cantando “Yo soy
venezolana”. El concierto iría alternando
canciones y anécdotas en las voces de
cada músico. Más de una decena de
temas que inició con el video y continuó
con “Chucho y Ceferina”, “Mal de ojo” y
“Transformación”, recrearon el arte de la
insigne caraqueña. “Cuento de hadas”
trajo a Aquiles como el acompañante
ideal. Destacó, entre otros aspectos, la
sensibilidad especial de cada una de las
voces y la maestría de Edwin Arellano,
quien demostró porqué se ha convertido
con su guitarra o bajo, en un excepcional
músico de sesión y un maestro en el
siempre difícil trabajo de la guitarra
acompañante. Boleros como “Quisiera” y
“Déjame” fueron signando la parte final del
concierto entre risas y jocosos comentarios.
No pudo faltar el acostumbrado bis que
trajo de retorno el tema que inició el
concierto. Destacó también el loable trabajo
de investigación que hizo el trío para esta
ocasión y que se reflejó no sólo en las
anécdotas sino en la elaboración de un
repertorio que satisfizo enteramente a la
audiencia. Merecido homenaje.
Solo Ensamble
Solo Ensamble es uno de los quintetos
más provocadores de la actualidad musical
enraizada en lo tradicional. Esta es la
segunda vez que se presentan en este ciclo
con su propuesta musical fundada en una
mezcla de ritmos venezolanos a los que
les suman sonoridades latinoamericanas
con un “picor” muy especial. Su música
es compleja en todos los aspectos, pues
la presencia de elementos populares,
argentinos, brasileros, cubanos e italianos
mezclados con elementos clásicos y
autóctonos, delinean con frecuencia una
fusión de buen gusto que sólo músicos de
alto nivel pueden ejecutar como lo hace
este quinteto. Poco más de una decena de
canciones conformaron el repertorio que
inició con “Gavilán tocuyano con pajarillo”, y
continuó con el potpurrí “Sólo merengues”,
“La vergüenza” y “Sobrecarga”, los dos
últimos compuestos por Daniel Ford. En
los temas destacaron el carácter didáctico
y humorístico del grupo, además de la
interacción y dinámica entre Army Zerpa
(bajo), Daniel Ford (guitarra y teclados),
Erick Gutiérrez (percusión), Fernando
Pancho Montañez
Rodríguez (cuatro y cavaquinho) y Luis C.
Gutiérrez (violín y mandolina), que reflejan
la precisión y acuciosidad de músicos con
una sólida formación académica. “Anhelo
y deseo”, de Fernando Rodríguez, fue uno
de los temas más emotivos de la noche. El
grupo complementó su presentación con
la reconocida cantante Ana Cecilia Loyo
en el tema “Alma de Venezuela”, y con
el legendario compositor, esencialmente
gaitero, Alexis Cedeño, quien interpretó y
dedicó a su madre (†) “Mi bella dama” e
ilustró a la nutrida audiencia sobre el ritmo
orquídea interpretando “El súper bloque”
de Simón Díaz. Contó cómo este ritmo
ha perdido popularidad con el paso del
tiempo pero que no deja de ser interesante.
También cantó el clásico cubano “El
carretero”. Otro tema que destacó en el
concierto fue el clásico de Isaac Albéniz,
“Asturias”, que dejó solo en escena a
Daniel Ford y que incorporó gradualmente
al resto del grupo. El jocoso e intrincado
tema de Adelis Freitez, “Los dos gavilanes”,
con todos en escena, culminó el concierto
con una estruendosa ovación que fue
complacida con “Apure en un viaje”.
Los Profesionales
La musicalidad venezolana, aficionada
o profesional, es indiscutible y si un
concierto ha reflejado eso, fue el de la
noche del 25 de febrero. Los Profesionales,
en su mayoría médicos, interpretaron un
repertorio criollísimo que incluyó doce
temas. A modo de conferencia, la pantalla
de Espacio Plural sirvió como medio para
presentar la ficha técnica de cada uno. Así,
podía verse nombre del tema, compositor,
intérprete y profesión de cada integrante
e invitado, además de una foto. Ataviados
Hana Kobayashi y Pepperland
45
AHÍ ESTUVIMOS
Fotos: Leonardo Bigott
Homenaje a Conny Méndez
con la ropa que suele distinguir sus
profesiones (artes culinarias, anestesiología,
cirugía maxilofacial, ingeniería civil y
petrolera, odontología, politología) estos
profesionales presentaron un repertorio
que inició con “Seis guayanero“, “Apure
en un viaje”, un “San Rafael” de Aquiles
Báez, “Caballo viejo” y “Quisiera”. La
original y venezolanísima agrupación estuvo
conformada por el arpista Orlando Reyes,
el cuatrista Pedro Plazola, el mandolinista
Jorge Córdoba, las maracas de Wilmer
Montilla y el bajo de Carlos Borrero, estos
dos últimos músicos profesionales. Y como
artífice de este experimento Ana Isabel
Domínguez, cantante/anestesióloga. El
primero de los temas fue instrumental y
sirvió para calentar los ánimos. Abigail
Ledezma fue la primera voz invitada con
el tema de Genaro Prieto. Tras el “San
Rafael” vendría Néstor Zavarce Jr., el
hijo del laureado intérprete del mismo
nombre. La segunda parte del concierto
presentó a Fátima Sulbarán (voz de oro
2008) con un hermoso tema de Alberto
Arvelo Torrealba titulado “Ojos color de
los pozos” y un emotivo momento con
Abigail Ledezma y Enrique García en las
guitarras, interpretando el emblemático
vals Nº 3 – “Natalia” – de Antonio Lauro.
Este concierto no dejó a un lado el buen
humor y la audiencia pudo ver a un Aquiles
Báez ataviado cual paciente en hospital
en una escena que jocosamente sirvió
como crítica a la situación hospitalaria
actual. El programa continuó con “Tarde
gris”, que tuvo como invitado al teclista
Armando Jaime, y dos mosaicos: “El norte
es una quimera / El espanto” y “Carretera
/ De repente” temas compuestos por Luis
Fragachán, Adelis Freites y Aldemaro
Romero, respectivamente. Otros clásicos
46
del repertorio popular fueron “Rosario” y
“Di”. El cierre fue un joropo/copla recio
donde destacaron todos los instrumentistas,
especialmente el bajista Carlos Borrero
con su ‘slapping’ y expresión corporal. Este
evento repitió el día 26 a casa llena.
Pancho Montañez
El 4 de febrero representa y representará,
en lo personal, uno de los conciertos
más gratificantes desde la creación de
este ciclo musical. La batería de Pancho
Montañez, el bajo de Freddy Adrián, la
trompeta de Noel Mijares y el trombón de
Joel Martínez, interpretaron un repertorio
donde la espontaneidad y el alto nivel
musical estuvieron presentes siempre.
Un color muy especial, en las voces
del emblemático Horacio Blanco y el
novel Rafael Pino, contribuyó a que este
concierto esencialmente enmarcado en
el jazz tuviera los rasgos vanguardistas
necesarios para darle un matiz más que
diferente a esta ‘noche de guataca’. La
interactividad, cohesión y libertad mostrada
por este excepcional cuarteto es digna
de elogio en cualquier parte del mundo
jazzístico. Y no es una exageración, ya
que la riqueza de elementos musicales
propios de acá siempre le dieron un valor
agregado a propuestas contemporáneas
como éstas. Ese fue el caso del primer
tema que de algún modo coqueteó con
el merengue venezolano. Otra interesante
composición del baterista fue “Mecánico”.
Si bien cada propuesta del ciclo refleja
lenguajes que identifican uno u otro estilo,
es ese elemento ‘riesgo’ el que marca la
diferencia sustancial entre lo tradicional
y lo realmente vanguardista, siendo este
último motivo de mi preferencia. Sin
embargo, debo decir con especial ahínco
Solo Ensamble
que ambos modos de expresión son
plenamente disfrutables y loables, como
pudo apreciarse en el concierto de la
excelente cantante Ana Cecilia Loyo y los
conciertos que bajo el nombre de “Voces
de la tierra I y II” presentara este ciclo hace
algún tiempo. Pancho Montañez ha tomado
el concepto del grupo actoral Improvisto
y lo ha vertido en este ambicioso proyecto
interpretando algunos temas sin títulos,
cuyos hilos conductores fueron los rasgos
característicos del género musical más
relevante del siglo 20, el jazz. Durante la
noche, los asistentes disfrutaron una y otra
vez de los ‘solos’ de cada instrumentista.
En esa espontaneidad estuvo un tema sin
título que compuso Joel Martínez cuyo
trombón fue motivo de elogio. Freddy
Adrián también destacó por su musicalidad
y naturalidad.
La participación del emblemático
cantante y compositor de Desorden Público
con los temas “Mosca” y “Cursi” revelaron
a un Horacio reflexivo y con planteamientos
que comprometen el pensar, algo
recurrente en su rol ante DP. Del mismo
modo destacó la participación de Rafael
Pino, singular vocalista que ha ido ganando
la admiración del público por su estilo
coetáneo. Ambos performance estuvieron
cargados de ese elemento mágico e
indescriptible que es la espontaneidad.
Del mismo modo, Pancho culminó
irónicamente con “Número uno”, tema que
abre su primer trabajo discográfico titulado
Improviso! Altamente recomendable.
Leonardo Bigott
AHÍ ESTUVIMOS
CAFÉ TACVBA
Anfiteatro del Parque de la Exposición, Lima
(Diciembre 20, 2014)
Foto: cortesía de AFP
En una noche con tres cuartos de público en el
recinto se presentó la banda mexicana en su gira
conmemorativa de los 20 años del álbum Re y
sus 25 años de carrera artística.
No es necesario ser fanático de la banda para
reconocer que es un placer escuchar en vivo una
agrupación con años de ensayo, a la que se le
nota la sincronización, la gran personalidad y la
actitud; como toda buena presentación no dejan
nada a la improvisación, todo está calculado,
especialmente en la primera parte del concierto.
Todo inició con una reproducción de
una canción veracruzana de antaño. Al casi
terminarse aparecen los Cafeta tocando
“El Aparato” y “La Ingrata” – el vestuario
con luces de Zopilote (Rubén Albarrán)
destacó en este inicio de concierto. Luego
Zopilote saludó al público y explicó –en puros
mexicanismos– que tocarían el álbum Re de
principio a fin y que no fastidiaran pidiendo
“Chilanga Banda” o “Eres”. Me pareció
gracioso esto.
Camelia Jordana
José Alberto “Leno” Pérez
Foto: Juan Carlos Ballesta
Plaza Los Palos Grandes, Caracas
(Marzo 21, 2015)
Una verdadera sorpresa resultó ser la
presentación de la cantante francesa de origen
argelino, Camelia Jordana, junto a su grupo de
cinco músicos. Gracias a la Alianza Francesa,
fue posible disfrutar de la visita de esta joven
cantautora de apenas 22 años, quien saltó a la
fama a los 16 años tras quedar en tercer lugar
en el programa de TV, Nouvelle Star, una especie
de versión francesa del británico Pop Idol. Su
versión del clásico de Louis Armstrong, “What a
Wonderful World”, convenció al jurado, a pesar
de que su voz es lo opuesto al trompetista.
Casi de inmediato fue firmada por el sello
Sony Music y editó su homónimo debut en
2010. Cuatro años después, con más madurez,
lanzó Dans la peau (2014), que fue la columna
vertebral de sus dos shows en Caracas
tocando la totalidad de los temas. Jordana vino
acompañada de Donia Berriri (teclados, saxo),
Sebastien Gastine (bajo), Laurente Bardainne
(teclados, saxo), Steve Arguelles (batería,
secuencias) y Nicolás Villebrun (guitarra), una
banda que entiende a la perfección la naturaleza
de cada canción, mostrando una sutileza
notable en la ejecución.
La música de Jordana se mueve en
terrenos que emparentan el trip hop, el electro
pop y la chanson (canción francesa). Su
Cada canción de Re estuvo impecable en
su ejecución, desde la técnica de los músicos,
el vestuario, los bailes, la afinidad entre los
integrantes de la banda. Se destacó “Las Flores”
–dedicada a los 43 estudiantes mexicanos y al
nuevo régimen laboral juvenil en Perú–, y “El
Baile y El Salón” por su festividad, vestuario y
alegría en el escenario.
En varias ocasiones Zopilote conversaba con
el público mostrando su carácter y personalidad
que destaca sobre los demás, hablaba sobre
varias cosas: su resistencia a lo establecido, a la
tecnología. Recomendó aprender a disfrutar los
momentos de soledad, a disfrutar el aburrimiento
y sacarle provecho para ordenar las ideas y
buscar objetivos.
Al terminar de tocar Re se despidieron y
volvieron con un largo encore, de carácter fresco
y alegre. Fue como si empezara otro concierto.
Por momentos le preguntaban a los espectadores
qué canciones querían escuchar. Se destacaron
sus éxitos “Eres”, “Como te extraño mi amor”,
“Chilanga Banda” y por supuesto el cover de la
agrupación Los Tres “Déjate caer” con la cual
cerraron, canción que se ha vuelto una insignia
de ellos con baile sincronizado incluido.
Es un verdadero placer ver en vivo una
banda tan establecida como esta, con gran
control del escenario y con una personalidad en
su música como pocas otras lo han logrado. Muy
recomendado su show, saldrán llenos de energía.
expresiva voz y notable simpatía condujeron
el concierto. Además, su esfuerzo por hablar
siempre en español contribuyó a una mayor
calidez y cercanía con el público, siempre
generoso en aplausos.
Aunque realmente no hubo ningún tema
que desluciera, habría que destacar el pegadizo
“Dans la peau”, la libidinosa “Ma Gueule”
(con un órgano que recuerda al etíope Mulatu
Astatke), la sensualidad bailable de “Sarah Sait”,
la melancolía con aroma africano de “Madi”, la
festiva “La Fuite” (en la que destacan los saxos
de Berriri y Bardainne), la nocturna tristeza de
“Berlin” (sensible tema acústico) y la cabaretera
“Coronel Chagrin” (que recuerda a Tom Waits).
A destacar también la estupenda versión de
“Retrograde”, del inglés James Blake, de cuya
música confesó ser admiradora. De su primer
disco, al que parece haber dejado atrás, apenas
tocó el tema “Moi c’est”.
El aparente cierre fue con “J’aime L’orage”,
un exquisito tema con loops y voz. Pero la
gente quería más. Camelia regresó sola a la
tarima para sorprendernos con una versión a
capella del clásico mexicano de Tomás Méndez,
“Cucurrucucú paloma”, y por si no fuera
suficiente se vació con una visceral interpretación
de “Mercedes Benz” de Janis Joplin.
Fue una tarde reveladora. Camelia Jordana
llegó para quedarse.
Juan Carlos Ballesta
47
AHÍ ESTUVIMOS
Carlos Núñez
Sala Ríos Reyna, Teatro Teresa Carreño. Caracas.
(Febrero 21, 2015)
Fotos: Lord Comepiña
Pocos conciertos tan adecuados para
Venezuela como el ofrecido por el
afamado gaiteiro y flautista español Carlos
Núñez, acompañado por la Orquesta
Sinfónica de Venezuela dirigida por el
maestro Alfredo Rugeles. Un show de
altura, de gran emotividad.
Núñez funcionó como un bálsamo,
un verdadero catalizador del estrés y las
angustias, haciendo que la audiencia que
abarrotó el teatro, se llenara de alegría
y euforia. El gallego es, además de un
virtuoso instrumentista, un estupendo
maestro de ceremonia. Agradeció a
todos, ensalzó las virtudes de los músicos
venezolanos, recordó a Castor Cachafeiro,
el legendario gaiteiro gallego que emigró a
Venezuela y creó escuela y por supuesto,
habló maravillas de la audiencia.
A la fiesta celta se unieron como
invitados especiales el Ensamble Gurrufío,
Semente Novo (grupo de danzas de la
Hermandad Gallega de Venezuela) y
la Banda de Gaitas Xuntanza Fillos de
Ourense, esenciales para el desarrollo de
este fabuloso espectáculo.
48
El estado de crispación de muchísimos
venezolanos se puso de manifiesto
cuando por los parlantes del teatro se
daba la bienvenida con un “El gobierno
socialista, revolucionario y chavista de
Nicolás Maduro…” (el resto fue imposible
escucharlo por la sonora y contundente
pitada de casi toda la audiencia).
Pero, apenas apareció la Orquesta
para interpretar “Melodía en el llano”
de Antonio Estévez, la paz se apoderó
de todos. Ni hablar cuando Núñez
apareció para, con la flauta, comenzar su
performance junto a la orquesta tocando
“Non te namores meniña”.
Comenzaba la fiesta celta. Carlos se
montó al hombro la majestuosa gaita
gallega (un instrumento con más de
1000 años de historia) para interpretar
“Pilgrim´s Sunrise” de Shaun Davey,
dejando a todos perplejos. Sus dos
acompañantes, Pancho Álvarez (guitarra)
y su hermano Xurxo Núñez (bodhram y
tambor irlandés), fueron esenciales en el
distintivo sonido celta.
El conocido y ecléctico compositor
japonés Ryuichi Sakamoto también ha
incursionado en los sonidos celtas, tal
como lo explicó Núñez. De él escogió
el tema “Shining Boy”, que fue seguido
por la “Muiñeira, Op. 32” del recordado
violinista navarro Pablo Sarasate,
responsable de acercar el mundo
académico al folclórico en la Europa del
siglo 19.
Uno de los momentos más emotivos
ocurrió con la adaptación del Adagio
del Concierto de Aranjuez de Joaquín
Rodrigo, que tocado con gaita escocesa
en lugar de guitarra suena a celta y muy
poco andaluz. Núñez agarró entonces la
gaita irlandesa (Pastoral Pipe), explicando
con humor que los irlandeses agregaron
un fuelle para no tener que soplar y
poder así beber cerveza en simultáneo.
Con ella interpretó “Setting Sail”, tema
popularizado por la legendaria agrupación
The Chieftains e incluido en la película
“La isla del tesoro”. La participación de
Semente Novo, el grupo de danzas de la
Hermandad Gallega, agregó el adecuado
AHÍ ESTUVIMOS
ingrediente para conformar una noche
redonda.
Otro acierto fue la inclusión de “Mar
adentro”, de la banda sonora de la
película de Alejandro Amenábar que ganó
el Oscar a Mejor Película de habla no
inglesa en 2004, en la que Núñez tuvo
una participación notable.
Tras el intermedio, aparecieron en
el escenario los cuatro miembros de
Ensamble Gurrufío: David Peña (bajo),
Juan Ernesto Laya (maracas), Asdrúbal
“Cheo” Hurtado (cuatro) y Manuel Rojas
(flauta). Junto a Núñez, se adentraron
en una antigua gaita venezolana del
siglo 18 (“Diferencias sobre la Gayta”),
estableciendo un magnífico diálogo entre
la flauta dulce y la traversa. Luego Gurrufío
y la orquesta interpretaron el conocido “El
trabadedos” en medio de un popurrí de
joropo. De inmediato Núñez demostró su
versatilidad tocando con la flauta, junto
a Gurrufío, el joropo “Apure en un viaje”,
según arreglo de Vinicio Ludovic.
De nuevo en el mundo celta, hicieron
el recorrido por las “seis naciones” que
conforman y han mantenido viva dicha
cultura principalmente a través del idioma
y ciertas costumbres (Escocia, Irlanda,
Gales, Bretaña francesa, Isla de Man,
Cornwall) y las regiones del norte de
España (Galicia, Asturias y Cantabria), que
si bien no conservan el idioma, poseen la
herencia cultural. Para ello, echaron mano
del repertorio de The Chieftains (grupo
irlandés formado en 1963, aún activo),
interpretando “Galician Overture”, “Reels
Medley” y “An Dro”.
Con este último tema de la tierra de
Asterix se prendió la celebración colectiva.
Fue el momento escogido para que la
fiesta la protagonizara el público. Con el
grupo de danzas gallegas como perfecto
“médium”, Núñez invitó al público a
unirse en una especie de “trencito celta”
que recorrió los pasillos del teatro y
terminó en tarima. El contagio fue total y
personas de todas las edades se unieron
a esta especie de rito milenario que sirvió
de auténtico tratamiento anti estrés.
Luego siguió con el estupendo “Rupert´s
Mambo” de Fiachra Trench.
Aunque parecía el final, todavía hubo
tiempo para el merecido homenaje a
Simón Díaz, para lo cual escogieron
“Caballo viejo”. Núñez es un virtuoso. Su
ejecución de las gaitas y de las flautas
(dulce, tin wistle, punteiro…) es realmente
fabulosa. Su don de gente, además, lo
hace más grande aún.
Cuando el público se retiraba, los
jóvenes de la Banda de Gaitas Xuntanza
Fillos de Ourense sorprendió en la
planta baja del teatro tocando muiñeiras,
llenando de añoranza (y también de
alegría) a buena parte de los asistentes,
principalmente a los muchos gallegos
presentes.
Agradecimientos especiales a la
Embajada de España y su agregado
cultural, Moisés Morera, por hacer el
esfuerzo de presentar en Venezuela este
espectáculo inolvidable.
Juan Carlos Ballesta
49
AHÍ ESTUVIMOS
Ofrenda para Vytas –
Homenaje a Vytas Brenner
Electroestética_Ambiental.VE
Centro Cultural BOD, Caracas
(Febrero 18, 2015)
Teatro Teresa Carreño, Sala Ríos Reyna, Caracas
(Marzo 21, 2015)
Foto: Emilio Méndez
En el marco de la exposición Electroestética_
Ambiental.Ve auspiciada por Fundación
Telefónica, fue comisionada la realización de
un concierto (a modo de pre-inauguración)
a diversos actores musicales provenientes
de ámbitos distintos: electrónica (Miguel
Noya y Andrea Ludovic), música tradicional
venezolana (Los Sinvergüenzas), música
antigua (Continuo de Caracas) y música clásica
y ópera (Gustavo Castillo).
Bajo la dirección general de Adina Izarra,
la dirección musical de Rubén Riera y la
producción general de Emmy Herrera y Ana
Vass, se conjugaron en un mismo concierto
música y videos, los cuales fueron realizados
por los participantes del Taller de VJ´s de la
Fundación Telefónica en base a una temática
ligada con la conservación medio ambiental.
La idea resultaba sumamente atractiva,
habida cuenta del aparente abismo existente
entre música proveniente principalmente del
período barroco, la música tradicional urbana
venezolana y la electrónica digital del siglo 21.
La tarea parecía ardua y en efecto, el resultado,
más allá de los excelentes performances de
todos los músicos, quedó en un terreno algo
difuso en el que ambos mundos coquetearon
pero no terminaron de maridarse a plenitud.
El repertorio constó de temas originales de
Noya (“Agua plana”, “Gran sabana” y “Tonga
Tango”), que abrieron y cerraron el concierto;
dos magníficas de Los Sinvergüenzas y el
repertorio académico de Continuo de Caracas,
compuesto por el Concierto en Re Mayor y el
Concierto en Sol Menor para violín de Antonio
Vivaldi, “Amarilli mia bella” de Giulio Caccini y
Sonata en Sol Menor de Carl Phillip Emanuel
Bach. También fue incluida una particular
versión de “Fly me to the Moon”, cantada por
Gustavo Castillo.
La participación de Noya, pionero de la
electrónica en Venezuela, y la talentosa
joven Andrea Ludovic, pudo haber sido más
impactante si en lugar de limitarse a ciertos
puentes sonoros entre pieza y pieza repletos
de sonidos de la naturaleza hubieran podido
50
tener la libertad (o el tiempo para prepararlo,
no sabemos) de inmiscuirse en medio de
las interpretaciones de los dos ensambles,
que ofrecieron un notable nivel de ejecución,
pero con pocas concesiones al mundo digital,
auténtico leit motiv de esta iniciativa.
Hubo, sin embargo, interesantes aunque
puntuales esfuerzos de Noya orientados a que
instrumentos acústicos como el violín, la flauta,
el cuatro y el contrabajo, se imbricaran con
sus sonoridades. Ludovic por su parte pinceló
algunos pasajes de manera brillante e incluso
se lució con una de sus rítmicas intrincadas,
pero no fue suficiente.
Ver en vivo a los maestros Rubén Riera
(guitarra barroca y tiorba), Frank de Polo
(violín, trompeta), es ya un privilegio. Junto
a las estupendas Doris Bennaman (laúd,
tiorba) y María Carolina Concha (viola da
gamba), conforman un cuarteto excepcional,
con altísimo nivel interpretativo. A Los
Sinvergüenzas los hemos seguido desde la
irrupción de la MAU (Movida Acústica Urbana)
de la cual son el grupo que se formó primero,
en Mérida. Sus cuatro integrantes, Héctor
Molina (cuatro, también de C4 Trío), Raimundo
Pineda (flautas), Edwin Arellano (mandolina) y
Heriberto Rojas (bajo), han llevado la música
venezolana de raíz tradicional a otra dimensión,
sin abandonar la esencia acústica. Todo en
ellos fue un derroche de buen gusto y calidad,
sin que nunca el virtuosismo ensombreciera la
emotividad y la calidez de la música.
En lo referente a las visuales, como siempre
ocurre con un grupo grande de artistas, actúa
la subjetividad. Todas las imágenes realizadas
por los jóvenes VJ´s tuvieron su razón de ser,
unas mezclando la naturaleza con lo digital y
otras simplemente trabajando texturas. Quizá
hayan sido estas últimas las que lograron el
mejor efecto en conjunto con la música.
La idea es muy buena, aún tiene campo para
ser desarrollada para que dos universos de
origen distinto, convivan con naturalidad.
Juan Carlos Ballesta
Justo en el 11 aniversario de la inesperada
desaparición del gran Vytas Brenner
por fin pudo llevarse a cabo el merecido
homenaje soñado por algunos y esperado
por muchos. Una mega producción que
además de incluir a la Orquesta Sinfónica
Venezuela dirigida por el maestro Alfredo
Rugeles, pondría en tarima a más de veinte
músicos de dilatada trayectoria artística y
a nóveles figuras de altísimo nivel musical.
Fue un privilegio poder asistir y compartir
un concierto conmovedor, digno y bien
producido. Fue, sin dudas, un momento
que muchos esperaban desde hace algunos
años. El coraje de los productores Emanuel
Abramovits y Orlando Zurita cristalizó ese
anhelo bajo una atmósfera cálida, colmada
de las más variadas emociones y que
durante más de tres horas rindió tributo a
Vytas Brenner (†) (Ladosis # 33), músico
alemán de nacimiento pero de corazón
venezolano que durante los años 70 y
80 estrechó las sonoridades del rock, la
electrónica y el folclore venezolano dando
así origen a nuevos caminos en nuestro
paisaje sonoro.
Su música, innovadora, evocadora de
visiones oníricas y los más hermosos
paisajes de la geografía nacional, fue el
hilo conductor de varias generaciones
de músicos que la noche del 21 dejaron
claro que la música de Brenner sigue
fresca y atractiva. Bajo las luces de la sala
LOS AMIGOS INVISIBLES
Centro Cultural BOD, Espacios abiertos, Caracas
(Diciembre 20, 2014)
Como se ha hecho costumbre, Los Amigos
Invisibles cerraron el año con una doble tanda
en Caracas bautizada como “24 Cañonazos
Bailables”. Sin embargo, en esta ocasión la
banda se presentó con notables cambios en
su formación. Ya José Luis Pardo, fundador,
guitarrista y compositor primordial, y el teclista
Armando Figueredo, no están. Sus lugares son
ocupados por Daniel Saa y Agustín Espina,
respectivamente. Ambos, con personalidades
y trayectorias distintas (Saa más introvertido,
Espina más histriónico), cumplieron a la altura
con tamaño compromiso.
Los Amigos Invisibles es una banda que
ya parece estar más allá de detalles tan
trascendentes como cambios de integrantes clave.
Son casi 25 años de trayectoria con un sólido
repertorio que parece aguantar los embates más
imprevisibles. Solo queda por conocer el nuevo
material, que a juzgar por lo confesado por Julio
Briceño, será muy interesante.
El show comenzó con “La que me gusta” y
“Corazón Tatú”, con una transición a la versión
en inglés de “Amor”. Desde el principio se sintió
AHÍ ESTUVIMOS
aún encendidas y camino a mi asiento se
escuchaban sonoridades electrónicas. Era
Miguel Noya y su Mac, quien desde el palco
de prensa y a modo de intro ambiental que
incluyó “Wayamo“, estimulaba a la audiencia.
Con una luz a medias, el maraquero Manuel
Rangel y Noya dieron inicio al concierto con
una Obertura en la que maracas y electrónica
fueron símbolos indubitables de la música de
Vytas. Willy McKey, maestro de ceremonias,
presentó a Gaélica aún con el telón abajo y
una sublime transparencia que dejaba ver
los instrumentos de la banda base al fondo.
La conocida agrupación de música celta
interpretó “Araguaney”, a la cual le siguió el
primero de una serie de visuales testimoniales
presentados entre los temas y en los cuales
Julio Anidez, Vicente Corostola, Félix Allueva,
Marcos Salazar, Ignacio Lares, Felipe Rengifo
(Mandingo) y Pablo Manavello, varios de ellos
relacionados directamente con la obra de
Vytas, comentaron sobre diversos aspectos de
la importancia de la obra del homenajeado.
Las magníficas “Tragavenado”, “15 partes por
millón” y “Catatumbo” siguieron la velada,
siendo el último tema uno de los momentos
estelares de la noche. A golpe de arpa,
cuatro y maracas, la agrupación Compasses
conmovió a una audiencia seducida por
su virtuosismo. La noche continuó con la
voz de Sergio Pérez en “Agua Clara”. De
Sergio, una vez más al violín, junto a Biela
Da Costa en la voz y Joseíto Romero en la
guitarra interpretaron “Estoy como quiero”
y luego Biela con Jorge Spiteri versionaron
“I’m feeling (I belong)”, un tema funky no
precisamente entre los mejores de Vytas.
“Guacamaya” trajo a escena a Alfredo
Naranjo y Alí Agüero, vibráfono y cuatro,
respectivamente. Naranjo se lució, como es
costumbre, en el vibráfono.
Uno de los puntos álgidos lo representó
el cuarteto de progrock, Backhand, que
se adentró en “Tren del encanto” (un
tema que nunca apareció en disco alguno
pero se conoce por ciertas grabaciones
en vivo). También hizo una deslumbrante
interpretación de “Catatumbo”, que
recibió aplausos de pie. La primera parte
culminó con Boston Rex (Tomates Fritos)
interpretando “Sentado en una piedra” y
luego Gaélica con la emblemática “Caracas
para locos”, a la que le hizo falta una mayor
presencia del sintetizador que la caracteriza.
Incluso, tomando en cuenta el estado actual
de la ciudad, pudo ser más estruendosa y
representativa de la Caracas del siglo 21.
Cabe destacar la importancia de un equipo
técnico de lujo dirigido por Jimi Kovacs
(quien fue parte del equipo de Vytas), que
contó con Rafael Rondón como ingeniero
de sonido y Darío Peñaloza en la consola
de monitores, además de los visuales
proyectados por Interaktivos.
La magna obra “Oro negro”, solo interpretada
una vez en 1989 en la misma sala y con el
mismo Rugeles de director, inició la segunda
parte del concierto. Rugeles explicó que
escogieron presentar solo 15 minutos junto
a la orquesta, dado lo ambiciosa de la obra
de Vytas, muestra de una amplitud musical
merecedora de los más grandes elogios. A la
orquesta le siguió el maestro Gerry Weil con
una composición propia dedicada a Brenner y
Foto: Emilio Méndez
que Daniel Saa lucía integrado, ya con buena parte del
año recorrido en tarimas. “Mujer policía” y “Ultrafunk”
fueron dos temas altamente apreciados. La modalidad
de incluir pequeños interludios de melodías y ritmos
clásicos del pop también ocurrió esta vez. “Another
One Bite the Dust” de Queen fue el preámbulo para
“Plastic Woman”, cosa que ocurrió también con
“Cuchi cuchi”, que fue precedida por “Are You Gonna
Go My Way” de Lenny Kravitz, con un puente de
“Seven Nation Army” de White Stripes.
Los primeros invitados de la noche fueron
el cuatrista Edward Ramírez (de C4 Trío) y el
percusionista Diego “El Negro” Álvarez, quienes
tocaron en el calipso original de Un Solo Pueblo “All
Day Today”, con unos arreglos en plan jazz fusión
en los que se lució Espina, con el clásico sonido del
Fender Rhodes. Siguieron dos de los acostumbrados
momentos álgidos, “Ponerte en cuatro” y “Disco
anal”, con la percusión de Iván Rivas (Tunacka),
Pedro Isea (So Sambistas) y Álvarez.
simplemente titulada “Vytas” y que fue el tema
más emotivo y hermoso de la noche. Gerry fue
merecedor de una gran ovación mientras se
alejaba del escenario bastón en mano.
La sólida banda base dirigida por Pedrito
López (teclados) y Santos Palazzi (guitarra)
y conformada por Roldán Peña (guitarra
eléctrica), Hildemaro Álvarez (teclados),
Ezequiel Serrano (saxos, flauta), Jorge Torres
(mandolina), Miguel Siso (cuatro), Alexis Rossell
(arpa criolla), Oscar Fanega (bajo), Gerardo
López (batería), Yonathan Gavidia y Julio
Alcócer (percusión) interpretaron dos temas
infaltables: “Frailejón”, y “Ganado”. Ese clímax
fue roto un poco por “Armonías para cantar”,
un tema con una letra bastante insípida y
simple, cantada por Spiteri, Boston Rex y Sergio
Pérez. El final parecía estar cerca. Apareció
entonces José Ignacio Lares (del grupo Ficción)
con un sintetizador colgado para afrontar al
frente del escenario “Princesa”, con resultado
decepcionante.
El recordado percusionista de la Ofrenda, Felipe
“Mandingo” Rengifo, viviendo en Alemania
desde hace década, apareció en la pantalla
para contarnos de su estrecha relación con
Vytas. A ello siguió, sin pena ni gloria, el tema
“La Chinita”. Pero faltaban dos platos fuertes,
“Morrocoy” con Huáscar Barradas en la flauta,
la hermosa “San Agustín” (traída de nuevo a las
radios por Los Amigos Invisibles a mediados de
la pasada década), y el tema de Luis Mariano
Rivera, “Canchunchú Florido” con todos en
escena. Así se selló uno de los conciertos más
significativos de los últimos años.
Leonardo Bigott / Juan Carlos Ballesta
El bossa “Viviré para ti” fue cantado en falsetto
por Julio Briceño, a falta de Natalia Lafourcade u
otra invitada femenina. Otro invitado fue Servando
Primera, que con maracas en mano se lució en
sus intervenciones en “Esto lo que hay” y “Óyeme
Nena”, también con el flautista Huáscar Barradas
y el guitarrista Álvaro Paiva.
El repertorio conocido de los Amigos parece
inagotable. Y así lo deja ver el público en la zona
general coreando y bailando, no tanto el de la tribuna,
bastante tranquilo. Siguieron con el space funk “Stay”,
con el interludio de “Could you be loved” como
introducción de “La vecina”, que fue seguida por
“Sexy” con un gran solo de guitarra de Saa.
La pegadiza “Mentiras” cerró, aunque como
es costumbre, aún faltaba el encore, que fue
generoso con “Cachete a cachete”, “Playa
azul” (con un intro de solo voz y guitarra
muy hedonista), el divertido swing “Mostro”
(con extractos de “La horrible mansión” de
Los Hermanos Naturales) y el cierre con el
frenético merengue “El Sobón”, con todos los
invitados en tarima.
Mauricio Arcas, José Rafael Torres, José Manuel
Roura y Julio Briceño, ahora con nuevos tripulantes,
siguen adelante. El público lo agradece.
Juan Carlos Ballesta
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OFRENDA PARA VYTAS
Sala Ríos Reyna, Teatro
Teresa Carreño.
Ensayo general.
Marzo 20, 2015
CONCIERTO: Marzo
21, 2015
Fotos: Andrés Manner
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GRAN HOMENAJE AL TÍO SIMÓN
Más de 60 artistas conmerando la obra de Simón Díaz, a un año
de su muerte. Febrero 21, 2015
Lugar: Avenida Francisco de Miranda, Los Palos Grandes, Chacao.
Fotos: Emilio Méndez
Alain Gomez (Famasloop)
Hugo Fuguet
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Bettsimar Diaz y participantes
Armando Lovera
(Los Hermanos Naturales)
Marisela Lovera
Laura Guevara
Horacio Blanco
(Desorden Publico)
Huascar Barradas
Guillermo Carrasco
Rodrigo Gonsalves
(Viniloversus)
Mariaca Semprun
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Lola Mares @ElcineQsuena EL CINE QUE SUENA
ALEZANDRE DESPLAT, nigromante de las cuerdas
y maestro de la orquestación (primera entrega)
A
Al compositor que dedicamos esta primera
entrega, le llegó su Óscar (2015) con Grand
Budapest Hotel después de haber fecundado
un trayecto impresionante de atmósferas
sonoras para montones de películas.
Proveniente de una familia pluricultural,
Alexandre Michel Gerard Desplat, (París
1961) comenzó a tocar el piano a la edad
de cinco años. Su madre griega y su padre
francés se habían conocido mientras asistían
a la universidad en los Estados Unidos, e
inculcaron en el pequeño un entusiasmo
por los instrumentos que lo llevaron a probar
con el piano y la trompeta, hasta conocer la
flauta, su acompañante decisiva. Tarareando
las canciones que oía en el cine, como “Lo
más vital” (Bare Necessities) de El libro de la
Selva, pasaría su infancia: “Desde niño yo la
tarareaba, pero más tarde escuché a Bill Evans
haciéndola como una pieza jazzística de piano
y la reconocí, porque yo llevaba un fragmento
de ella conmigo. Y así comenzó mi amor
temprano por la música de las películas”.
Alexandre llegaría a la adolescencia
coleccionando álbumes de soundtracks
hasta hacerse un experto conocedor de
un puñado de compositores entre los que
se incluyen Max Steiner, Franz Waxman,
Maurice Jarre, y Georges Delerue. Pronto se
sentiría capaz de aventurarse a componer
una banda sonora que tuviera su propia voz
y, que por su timidez, pudiese expresar con
plenitud lo que las palabras no le permitían.
Sus primeros influjos los tomó de maestros
como Maurice Ravel y Claude Debussy, así
como de artistas del jazz que colmarían las
horas de su tiempo durante los días en que
cumplía su educación musical. A medida que
iba descubriendo autores, el muchacho se fue
decantando por los sonidos de África y Brasil;
y en una ocasión, incluso llegaría a grabar con
Carlinhos Brown y Ray Lema. Aquel inusitado
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interés por las bandas de sonido que se nutría
en cada visita al cine, hacía crecer su empeño
por componer su propia banda sonora, cosa
lograría siendo todavía joven.
Durante la grabación de Le Souffleur
(1985), su primer soundtrack conoció a la
violinista Dominique “Solrey” Lemonnier, con
quien descubre una extraordinaria fórmula de
trabajo, y se convierte en la principal solista
de sus piezas, en la directora artística y en
su esposa. Luego de su primera incursión
en la composición para el cine, y durante el
lapso comprendido entre 1998 al año 2000,
Desplat compone más de treinta bandas
sonoras. Seguidamente seguiría otra cantidad
de títulos de la cinematografía francesa de
los que destaca Lee mis labios (Sur mes
lèvres, 2001), un policial dirigido por Jacques
Audiard, nominada a los Premios César a la
mejor música en 2002.
Desplat se muda de París y comienza
a trabajar en el Reino Unido y en
España y, posteriormente, se traslada
a Hollywood, lugar donde en 2003, se
completa su ascenso definitivo a la escena
cinematográfica cuando escribe la partitura
para un filme llamado La muchacha del
arete de perla (The Girl with a Pearl Earring),
inspirado en una de las obras más conocidas
del pintor holandés del siglo 17, Johannes
Vermeer, un debut que le valdría una
nominación a los Golden Globes, los BAFTAs
y el European Film. En este filme dirigido
por el británico Peter Webber, destacan
además de la orquestación, los xilófonos y
las cuerdas que dan vida a una historia fría
que tiene sus puntos de mayor brillantez en
el diálogo sobre las nubes. La experiencia
de Desplat en la dirección de sus propias
grabaciones incluye a la London Symphony
Orchestra; la Royal Philarmonic Orchestra; la
Czek Philarmonic; la Berlin Studio Orchestra
y la Munich Symhony Orchestra, entre otras.
De ahí proviene la maestría desplegada
en las sinfonías, suites y piezas sinfónicas
presentes en su ancha filmografía.
En 2004 musicaliza Latido de mi corazón
(De battre mon coeur s’est arrêté) haciendo
llave de nuevo con Jacques Audiard, para
un suspense cuyo personaje central es un
pianista enloquecido y ardiente. Se trataba
de un remake de “Melodía para un asesino”
(Fingers, 1978), filme dirigido por James
Toback y protagonizado por Harvey Keitel. La
música aquí es, podría decirse, eje central;
cabe destacar que, además de las melodías
de Desplat, el score contiene piezas de
Bach y de lo último de la electrónica. Pero la
variedad de piezas no impide que el Oso de
Plata a la Mejor Banda Sonora en el Festival
de Berlin, 2005, así como su primer Premio
César, ese mismo año, le sean otorgados al
compositor por este trabajo.
También en 2004, ya con sólidas
relaciones establecidas con el cine industrial
estadounidense, trabaja para Jonathan Glazer
y su película Reencarnación (Birth), una
perturbadora historia en donde la música
de Desplat encaja de una forma magistral
en los cánones del género de suspense
alternando con melodías para piano y otras
cuerdas, elegantes, sobrias y sinfónicas.
Llega el 2006, año en que Alexandre Desplat
recibe su primera nominación al Premio de la
Academia por su partitura para La reina (The
Queen), de Stephen Frears; ese mismo año
había ganado el Golden Globe por la música
para Al otro lado del mundo (The painted
Veil), una historia de amor ambientada en los
años veinte y realizada por John Curran; la
ejecución del piano estuvo a cargo del chino
Lang-Lang, quien imprime la huella cultural
necesaria para solidificar la música de este
largometraje.