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PALABRAS DE LA PRESIDENTA
DE LA COMUNIDAD DE MADRID
EN LA TRIBUNA AUTONÓMICA
DE EL MUNDO
Madrid
28 de septiembre de 2016
1
Gracias a Unidad Editorial y El Mundo, que han tenido la generosidad de ofrecerme esta
Tribuna Autonómica, justo en un momento de especial interés político para nuestro país,
cuando se acaban de celebrar las elecciones autonómicas en Galicia y País Vasco.
Unas elecciones que, como todos sabemos, han tenido una importancia muy singular, al
menos por dos motivos:
-
En primer lugar, estas elecciones han confirmado que los españoles quieren
estabilidad. Una estabilidad que les permita impulsar, dentro de un marco de
razonable certidumbre, sus proyectos personales, laborales, empresariales,
sociales y de todo tipo… Una estabilidad que les ayude a encontrar y a crear
empleo.
Y para ello la ciudadanía ha dado un apoyo significativo a partidos moderados, y
que han acreditado su experiencia a la hora de gobernar y de proporcionar
bienestar a la sociedad. El Partido Popular es la referencia más clara de ese perfil,
y en el País Vasco, y aunque en menor medida, también el PNV.
-
Y en segundo lugar, estas elecciones han sido especiales porque no caben ya más
maniobras dilatorias por parte del Partido Socialista. Ni son de recibo tampoco
descabelladas alianzas radicales, urdidas desde una representación cada vez más
insignificante.
Porque la lectura de las elecciones autonómicas ha sido muy clara, y no se puede
desoír: los españoles no quieren experimentos populistas ni aventuras radicales,
sino moderación y políticas de centro. Y por eso seguir insistiendo en la actitud de
bloqueo (o ensayar la fórmula suicida de los tripartitos, o cuatripartitos, o
pentapartitos radicales) es, sencillamente, ir contra la voluntad nacional. Nadie en
España quiere un gobierno que unos días se inspire en Marx, otros en Sabino
Arana y a ratos en Companys.
Pero además, las elecciones del domingo son importantes en sí mismas porque en las
Comunidades Autónomas se desarrolla una actividad económica, social y también política
que es la que está impulsando a diario nuestro país.
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En estos nueve meses de Gobierno en funciones se ha visto que algunas Comunidades
Autónomas estamos siendo un elemento de estabilidad y certidumbre, pese a las
dificultades del momento.
Galicia, Castilla-León, La Rioja, Murcia y Madrid son casos evidentes de Comunidades
Autónomas yo creo que razonablemente bien gobernadas (sobre todo en comparación
con los gobiernos del cambio, sumidos en la ineficacia y el trazo grueso de su lenguaje y
sus gestos; y ahora, además, inmersos en una mayor inestabilidad e incertidumbre, a raíz
de la ruptura de los pactos de gobierno con Podemos).
Unos gobiernos, los del Partido Popular, volcados en hacer compatible el crecimiento
económico con la política social.
Por centrarme en Madrid, debo decir que estamos sacando adelante una serie de
medidas objetivamente beneficiosas para todos, pero especialmente para quienes peor lo
han pasado, y lo están pasando todavía, durante la crisis.
Así, la voluntad de entendimiento entre el Partido Popular y Ciudadanos hace posible un
Gobierno en minoría en el que estamos cumpliendo nuestros compromisos de investidura
y nuestro propio programa político.
Y es que durante estos 15 meses, en el Gobierno de la Comunidad de Madrid hemos
trabajado sin descanso.
Un esfuerzo que se está volcando en los madrileños, mediante una política de centro,
moderada y orientada a la creación de empleo y la mejora de los servicios públicos.
Y desde esa posición hemos recuperado el diálogo con muchos sectores: la educación, la
sanidad, la función pública, diversas organizaciones, sindicatos, la patronal...
Porque siempre he dicho que gobernar es pactar; y como resultado de esa disposición al
diálogo y al pacto, hoy ya hemos alcanzado seis grandes acuerdos en la Comunidad de
Madrid, en muy diversas materias.
Aunque sin duda, la más importante de ellas es el empleo. La Estrategia Madrid por el
Empleo, consensuada con empresarios y sindicatos, va a fomentar la creación de puestos
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de trabajo, y también va a mejorar la empleabilidad de 220.000 personas, con una
inversión de 650 millones de euros en dos años.
Y esta forma de gobernar genera la estabilidad y la confianza que la economía requiere.
Por eso, el PIB de la Comunidad de Madrid está creciendo un 3,4% interanual (2 décimas
más que el conjunto de España); y por eso recibimos tres veces más inversión extranjera
que Cataluña (el 51% de toda la inversión extranjera que llega a España).
Pero lo más importante es que esa vitalidad económica se traduce en 84.333 personas
más trabajando que hace un año, y en una tasa de paro que se sitúa 3,7 puntos por
debajo de la media nacional (16,3% frente al 20%). Y además tenemos la tasa de
estabilidad más alta de España (82,1%).
Y mientras recorremos este camino de la recuperación económica y del mercado de
trabajo, nos hemos propuesto que nadie se quede atrás.
Por eso, destinamos 9 de cada 10 euros del presupuesto a gasto social, demostrando con
hechos y no con palabras que la política social no es patrimonio de la izquierda; y que en
España, y en la Comunidad de Madrid, el que practica las políticas sociales es el Partido
Popular.
Pero no porque gastemos más, sino porque gastamos mejor, porque gestionamos con
más eficacia.
Por eso hemos podido reducir el sector público un 27,6%, un 15,5% los altos cargos y el
18,7% del personal de confianza.
Y todo esto lo hacemos
-
manteniendo la deuda más baja de todas las regiones españolas (el 14,2% del PIB,
10,6 puntos menos que la media de las Comunidades Autónomas);
-
sin necesidad de adherirnos al Fondo de Liquidez Financiera (el FLA), tal como han
tenido que hacer 9 Comunidades Autónomas (Andalucía, Aragón, Baleares,
Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Extremadura, Murcia y Valencia).
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-
y garantizando la presión fiscal más baja de España (cada madrileño paga de
media, en el IRPF, 205 euros menos que en otras regiones españolas; patrimonio,
sucesiones y donaciones).
Pero que en 15 meses hayamos puesto en marcha más de 8 de cada 10 medidas de
nuestro plan de Gobierno no significa que no quede mucho por hacer. Cada día surgen
nuevos desafíos que exigen una rápida y eficaz respuesta.
Lo primero que vamos a hacer es continuar avanzando en la creación de empleo, que es
nuestra principal prioridad, por encima de cualquier otra.
En el último año, hemos puesto en marcha medidas como la ampliación a 18 meses de la
tarifa plana de 50 euros a la Seguridad Social para los nuevos autónomos; o el fomento
de la contratación estable con 22 millones de euros.
Ahora vamos a apostar por iniciativas como el cheque-formación, o un sello para las
empresas comprometidas con el empleo de calidad. También pondremos en marcha el
programa Re-Emprende, con ayudas de hasta 450 euros durante 6 meses a los
autónomos que hayan fracasado en su negocio.
Y, por supuesto, seguiremos trabajando en diversas iniciativas de impulso económico,
algunas de ellas orientadas a hacer del BREXIT una oportunidad.
También vamos a impulsar el proyecto MadridTech, que dinamizará el Sur de la
Comunidad de Madrid y las actividades de I+D+i.
Pero no perdemos de vista que el objetivo de nuestra política es sobre todo social. Por
eso vamos a seguir mejorando los servicios públicos en ámbitos tan importantes como la
sanidad y la educación.
En materia sanitaria hemos abordado ya la mejora de la atención primaria y la reducción
de las listas de espera quirúrgicas. Ahora vamos a ocuparnos de las urgencias con un
Plan Integral de Urgencias y Emergencia 2016-2019.
Por su parte, en materia educativa, destacan tres iniciativas:
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-
Una, la futura Ley del Espacio Madrileño de Educación Superior, que nos permitirá
dotar a las Universidades madrileñas de una financiación estable.
-
La segunda es el Acuerdo por la Transformación Educativa que estamos
ofreciendo, y que entre sus 93 medidas contiene el reconocimiento, cuando
proceda, de los periodos vacacionales a los profesores interinos; o la extensión de
la enseñanza bilingüe al segundo ciclo de Educación Infantil.
-
Y la tercera es el V Plan Regional de Investigación Científica e Innovación
Tecnológica, el PRICIT, que nos ayudará a conseguir nuestro compromiso de que
en 2020 el 2% del PIB regional se destine a I+D+i.
Y, por supuesto, vamos a seguir potenciando las políticas sociales. Lo haremos mediante
actuaciones valientes como un Plan de Choque para la Cañada Real Galiana; la emisión
de bonos sociales; la extensión de la tarifa social del agua (4 euros mensuales) a las
pensiones no contributivas; o la creación de una Carta de Derechos Sociales y una tarjeta
social que dé acceso a los mismos.
El Gobierno regional de Madrid tiene, por tanto, numerosos proyectos para seguir
trabajando por las clases medias, por las familias, los trabajadores, los parados, los
estudiantes, las pymes y las capas más desfavorecidas de la sociedad.
Pero, lógicamente, necesitamos elaborar unos Presupuestos para sacar adelante todos
nuestros proyectos.
En circunstancias normales dispondríamos de la información oficial que es necesaria para
hacerlo y que proporciona el Gobierno de la Nación. (Techo de gasto, objetivos de deuda
y déficit, liquidación del ejercicio de 2015 y participación en los ingresos del Estado.)
Pero como todos sabemos, el bloqueo que sufre España ha hecho imposible hasta ahora
que las cosas discurran con normalidad.
Aun así, el Presidente del Gobierno manifestó el lunes que va a intentar que podamos
elaborar nuestros presupuestos facilitando a las Comunidades Autónomas la información
precisa.
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En todo caso, y aunque el Gobierno en funciones haga lo posible por remediar esta
situación de incertidumbre, no podemos minimizar los efectos desestabilizadores de la
estrategia de tierra quemada de Pedro Sánchez.
El bloqueo político e institucional al que ha sometido a nuestro país (con sus exiguos 85
escaños, y en caída libre) es un elemento perturbador que solo introduce ruido e
incertidumbre; que está ralentizando la recuperación económica, el crecimiento y la
creación de empleo; y que en última instancia perjudica a todos los españoles, y
especialmente a aquellos que más necesitan de las políticas sociales que tenemos que
desarrollar.
Baste decir que, si no se remedia, esta situación de interinidad podría suponer para la
Comunidad de Madrid una pérdida de 800 millones de euros. Además, los sueldos de los
funcionarios quedarían congelados y el ritmo de pago a proveedores empeoraría.
A pesar de ser diputado por Madrid, y de haberse presentado encabezando la candidatura
de Madrid, parece que a Pedro Sánchez no le importan ni Madrid ni los madrileños.
Por todo ello, urge que Pedro Sánchez levante un asedio a las instituciones que dura ya
283 días, y que ahora trata de prolongar secuestrando a su partido para buscar un frente
de izquierda radical que salve su posición personal.
Esta semana veremos si finalmente el sentido de la responsabilidad del conjunto de los
socialistas pesa más que el interés personal de un solo hombre; o si por el contrario este
ha logrado ya su objetivo de neutralizar unas siglas históricas (como ya ocurrió, por cierto,
con Izquierda Unida, de la mano de Alberto Garzón, que rindió su partido a Podemos).
Pero el desbloqueo institucional no puede limitarse, en mi opinión, a la formación de
gobierno. Tiene que ir más allá, y habrá que abordarlo en cuanto salgamos de este
impasse, si alcanzamos un mediano clima de entendimiento.
Porque estoy firmemente convencida de que España debe acometer un ambicioso
proceso de reformas que, sin necesidad de afectar al núcleo constitucional, sí pueden y sí
deben ser profundas, de gran calado.
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Me limitaré a mencionar algunas, buena parte de las cuales ya estamos impulsando en la
Comunidad de Madrid, dentro de nuestro ámbito de competencias.
Nuestro Plan de Regeneración Democrática incluye tres proyectos de ley que el Gobierno
regional ya ha remitido a la Asamblea: el de Medidas de Regeneración Democrática, el de
Reforma del Estatuto de Autonomía y el de Gobierno Abierto, Participación Ciudadana y
Transparencia.
Dichos proyectos articulan una serie de iniciativas que hace ya tiempo suscitan un
elevado consenso social:
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La eliminación de los aforamientos;
-
la limitación de los mandatos de la Presidenta y los Consejeros;
-
el establecimiento de listas abiertas;
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la reducción del número de diputados;
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un régimen más exigente de incompatibilidades;
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o la dedicación exclusiva de los diputados;
Todas esas medidas están ya plenamente asumidas por la opinión pública, que lo único
que demanda es que se lleven a la práctica ya; y que se pregunta por qué los partidos
políticos están tardando tanto en hacerlo.
Y, en otro orden de cosas, me parece evidente que es urgente empezar a madurar la idea
de abordar reformas en nuestro sistema electoral que garanticen la estabilidad
parlamentaria y faciliten la formación de gobierno.
Así lo defendió el Partido Popular en el último debate sobre el estado de la región en la
Asamblea de Madrid. Presentamos entonces una propuesta de resolución (que los grupos
de la oposición, eso sí, se encargaron de rechazar), en la que se instaba al Gobierno de la
Nación y a las Cortes Generales a que promovieran una modificación de la legislación
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electoral adoptando medidas como el establecimiento de una mayoría reforzada al partido
más votado.
Una propuesta sensata e imparcial, que devolvería la estabilidad a nuestro país, y que
garantiza la neutralidad, porque favorecería al partido más votado, con independencia de
que sea de izquierda o de centro.
Porque la actual situación no es inédita en el entorno político de las naciones más
próximas a nosotros. Pero sí seremos una excepción si no modificamos nuestro sistema
electoral buscando la gobernabilidad, como han hecho muchas de ellas en algún
momento de su historia: la Francia de la V República (con el sistema de doble vuelta), o
incluso la Italia presente, que desde este año tiene un nuevo sistema electoral para
favorecer gobiernos estables.
Finalmente, es urgente rediseñar el sistema de financiación autonómica, con objeto de
garantizar los servicios del Estado del Bienestar que prestamos a los ciudadanos las
Comunidades Autónomas. Porque un sistema que penaliza con 1.000 millones menos de
euros al año a la región que es, de largo, la que más aporta a la solidaridad interregional
(concretamente 8 de cada 10 euros), es, sencillamente, absurdo, además de muy injusto.
Y que nadie malinterprete esta reivindicación. Si queremos cambiar esta herencia
envenenada del último gobierno socialista es porque queremos seguir siendo solidarios,
pero necesitamos los recursos necesarios para ser productivos, para nosotros y para los
demás.
Todas estas reformas se van acumulando en el debe de nuestro sistema institucional.
Pero que las vayamos posponiendo no significa que se hagan menos urgentes, sino al
contrario. No deberíamos engañarnos pensando que el país está simplemente bloqueado,
en una especie de tablas que ya se resolverán. No. Mientras el tiempo corre, la situación
se deteriora. Y si no acometemos todas estas reformas para relegitimar el sistema, otros
lo echarán abajo.
Esos otros que quieren asaltar los cielos de las instituciones democráticas metiendo
miedo o poniendo su mejor cara, porque a eso se reducen sus diferencias.
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Pero la estrategia radical de Podemos y sus marcas blancas tiene un único objetivo, que
es la sustitución de nuestra democracia representativa por un modelo asambleario que en
el mejor de los casos conduce a la pobreza y la parálisis (como en Grecia), y en el peor a
la misma pobreza y a la supresión de las libertades (como en Venezuela).
De nosotros depende, de los partidos moderados que intentamos mantener la sintonía
con la ciudadanía, ser los impulsores de ese proceso de cambios, antes de que otros se
apoderen de él y lo perviertan para sus propios fines.
Pero es necesario que hagamos un esfuerzo por superar nuestras diferencias y dejemos
los cálculos tácticos de corto alcance. Es difícil no tomar nota de las palabras del Rey en
Naciones Unidas, cuando nos ha recordado que “el pueblo español ha demostrado a lo
largo de las últimas décadas que ha hecho suyos los valores del diálogo, del compromiso,
del sentido del deber y de la solidaridad”.
Madrid siempre ha hecho de esos valores su razón de ser. Y desde ese compromiso con
el diálogo y la solidaridad, vamos a seguir trabajando para mejorar la realidad cotidiana de
los madrileños, dejando a un lado intereses partidistas, con moderación y, en definitiva,
haciendo política de centro.
Porque en Madrid el centro político se llama Parido Popular.
Y desde el centro, que es nuestro espacio natural, continuaremos contribuyendo a un
Madrid cada día más próspero, equilibrado y justo.