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IDEA BASE
Ciudadanía y Justicia Social
-Elementos para la reforma democrática del sistema políticoPrograma Agentes de Cambio 2016 – Costa Rica
Friedrich Ebert Stiftung – FES en América Central
"He notado que aun la gente que dice que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino, mira antes de cruzar la calle."
Stephen Hawking
1. Enfoque político: (del dejarse impresionar por la realidad, hacerse cargo y cargar con ella)
Algunas citas de la lectura como lentes: Democracia y ciudadanía activa: valores y prácticas
La democracia es un sistema de gobierno donde la soberanía o la autoridad del poder están en el pueblo, por eso, cuando hablamos
sobre democracia pensamos en un régimen político o en una forma de gobierno, pero sobre todo, debemos saber que la democracia
es un proyecto de vida que hemos construido en sociedad, y que debemos fortalecer continuamente, ya que los cambios que se
producen en la sociedad hacen que ese proyecto requiera trabajo constante. En Costa Rica como en el resto del mundo, si revisamos
la historia podremos ver como la mayoría de los principios y derechos que son hoy el fundamento de la democracia no fueron
otorgados gratuitamente por las personas con poder para tomar esas decisiones, sino que son producto de las luchas llevadas a cabo
por las poblaciones excluidas y discriminadas; y del reconocimiento de la sociedad de los derechos de éstas poblaciones. (p. 10-11)
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Ciudadanía política que incluye el derecho a elegir a las personas que nos gobiernan y a ser electos.
Ciudadanía civil que se refiere al pleno disfrute de las libertades individuales (expresión, asociación, etc.)
Ciudadanía social que hace referencia al derecho de estar bien y tener una buena calidad de vida.
Estas tres dimensiones (política, civil y social), nos hacen ver cómo el concepto de ciudadanía va más allá de la condición legal de la
mayoría de edad y se relaciona con el ejercicio pleno, consciente y activo de deberes y derechos ciudadanos como el de
participación en los procesos electorales, en grupos comunales y en otros que busquen incidir en las políticas y decisiones del
Estado, el control ciudadano, entre otros. Se relaciona la participación de las y los ciudadanos con la construcción de los distintos
espacios de convivencia”. (p.22)
La ciudadanía activa ve a las personas como actores que pertenecen y tienen un papel protagónico en su comunidad o en su país; y
no como espectadores(as) que se sientan a ver una película para criticarla. Hoy en día practicamos la democracia como forma de
vida cuando somos parte de una sociedad y cuando, en forma colectiva, buscamos el bienestar común mediante el desarrollo de
actividades de discusión y acción. (p.25)
“Al cierre de la primera década del siglo XXI, alrededor de 3,3 millones de hogares en el Istmo centroamericano (17,2 millones de
personas) subsisten en condiciones paupérrimas, con acceso nulo o precario a los mercados de trabajo, sin seguridad social y con
bajísimos niveles de instrucción pública. Esta situación refleja un casi inexistente poder o capacidad individual y colectiva para influir
sobre el funcionamiento de los mercados y sobre la redistribución social que el Estado debe realizar. Son hogares que han sido
simultáneamente abandonados por ambos, el mercado y el Estado, una condición que se denomina exclusión social”. (Cuarto
Informe Estado de la Región, 2010: p.459)
“Los gobiernos y la mayoría de los partidos políticos y organizaciones sociales consideran indeseables las privaciones humanas
asociadas a la exclusión. Las Constituciones Políticas, los tratados y convenciones internacionales suscritas por los países reconocen
derechos sociales y la obligación de garantizar su disfrute. Sin embargo, durante la última década hubo muy poco progreso en
reducir este problema: las naciones que mostraban altos niveles de exclusión social al inicio del decenio los siguen teniendo hoy en
día. ¿Por qué esta falta de resultados?”. (Cuarto Informe Estado de la Región, 2010: p.459)
“Al tiempo que arrastra déficits históricos como los altos niveles de exclusión social y desigualdad, el Istmo se ha convertido en el
territorio más violento de América Latina y en una de las zonas más inseguras del mundo, con actores del crimen organizado cada
vez más fuertes, diversificados y amenazantes; también es la región más expuesta al cambio climático. Por otra parte, las
involuciones democráticas ocurridas en Nicaragua y Honduras, y los episodios de crisis en Guatemala cuestionan el supuesto de que
la democratización electoral lleva de manera inexorable a la democratización del Estado y del ejercicio del poder. Por último, la alta
sensibilidad de la región a los shocks económicos externos consumió esfuerzos e incluso anuló logros alcanzados en años previos y,
como saldo, ha quedado comprometida la sostenibilidad de las finanzas públicas”. (4to Informe Estado de la Región, 2010: p.51)
“Junto a las severas dificultades que enfrenta, Centroamérica ha perdido importancia relativa en el mundo. (…) La crisis económica
en Europa y Estados Unidos ha afectado los flujos de cooperación, que históricamente han sido claves para la inversión social en los
países menos desarrollados del Istmo. (…) Esta situación compromete más a los centroamericanos a buscar soluciones propias para
neutralizar las amenazas y, a partir de ahí, complementar esfuerzos con la ahora más escasa cooperación externa”. (Cuarto Informe
Estado de la Región, 2010: p.52)
El cuarto informe del Estado de la Región destaca como estratégicos los siguientes desafíos regionales:
1. Hay un tipo de Estado, presente en varios países de la región, particularmente hostil a la democracia. Son Estados con
aparatos institucionales pequeños, redes institucionales precarias, Ejecutivos dominantes, sin contrapesos, esquivos a la
transparencia y penetrados por intereses particulares. Estos Estados no sólo son incapaces de apalancar la democracia,
sino que desde su seno atentan contra ella y limitan la capacidad de anticipación y de respuesta a los problemas que los
acucian.
2. El cambio climático. Aún los pronósticos más optimistas señalan que el Istmo tendrá que convivir con el aumento de las
temperaturas y con una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos hidrometeorológicos, situación que agravará los
problemas que ya de por sí experimenta la región. Esto combinado con la vulnerabilidad social dispara el riesgo para la
infraestructura, la producción y la supervivencia misma de las personas y especies.
3. Bloqueo político que impide combatir la exclusión social. Cuando la (1) vulnerabilidad y la exclusión social interactúan
con la (2) alta violencia social, (3) la debilidad de las instituciones y del Estado mismo, (4) la transición demográfica y (5) el
estilo de desarrollo; conforman bloqueos que ponen en riesgo la estabilidad futura de la región.
Siendo así la situación, ¿qué hacen o pueden llegar a hacer los y las agentes de cambio para cambiarla?
En el contexto nacional la historia no es muy distinta. “Debajo de la aparente calma costarricense, se incuban tempestades. Al iniciar
la segunda década del siglo XXI, el país vive un tiempo de inflexión en su desarrollo, marcado por el deterioro institucional y por la
falta de adaptación del sistema político para responder a la población con entregas efectivas de un mayor y más equitativo bienestar
social, económico y ambiental. Es inocultable que el ritmo del desarrollo humano en Costa Rica ha perdido el paso, no solo en
relación con las sociedades más avanzadas sino, aun más preocupante, en relación con naciones emergentes. Dependerá de la
manera en que se enfrenten los problemas, que el país entre en una fase de nuevo progreso, o en una de estancamiento
prolongado e incluso, decadencia”. (17 Informe Estado de la Nación, 2011: p. 37)
“El tiempo de inflexión se manifiesta como una acumulación de problemas sin resolver, algunos de ellos tan puntuales como la
célebre “platina” de la autopista General Cañas (pero sus consecuencias adquieren gravedad por la reiteración hasta el hastío); otros
tienen dimensiones estructuralmente serias. Todos sin embargo, contribuyen a un clima de ansiedad, agresividad y pesimismo que
domina al país”. (17 Informe Estado de la Nación, 2011: p. 37)
Es decir, un clima que es producto de procesos crecientes de individualismo exacerbado en donde las élites políticas se alejan cada
vez más de las necesidades sociales de sus bases. Esto porque “gobiernan” para una sociedad homogénea sin ver las diferencias y
particularidades del conjunto, lo cual trae consigo un aumento de problemas sociales, económicos y ambientales sin resolver,
ocasionando como resultado un deterioro de las relaciones sociales. Esta realidad es a lo que Mallo denomina “un liberalismo vacío
de contenido” (Mallo: 9)
Entre ellos “la crisis financiera del seguro de salud, la controversia sobre la sostenibilidad del régimen de pensiones y la crisis de
gestión de la CCSS, han generado alarma en amplios sectores de la población. En el ámbito de la política social: el paso del problema
de gestión al de la sostenibilidad del Estado de bienestar como dificultad fundamental. En la gestión ambiental: el paso de la
inconsistencia entre un discurso público ambientalista y el desempeño real, al abandono explícito de su prioridad política en
momentos de serio compromiso para la sostenibilidad. En lo económico: el paso de una recuperación frágil y de la confianza en que
la promoción de exportaciones era suficiente para apalancar el desarrollo, a la constatación de las incertidumbres de corto y largo
plazo que rodean el futuro económico de Costa Rica. En el plano político: el paso de un esquema bipartidista en transición a uno
multipartidista, que demanda mayor negociación y calidad en los liderazgos”. (17 Informe Estado de la Nación, 2011: p. 39)
Según el décimo octavo Informe Estado de la Nación, el poder Ejecutivo ha sufrido de una inestabilidad importante en su Gabinete y
ha acumulado rápidamente una pérdida de confianza ciudadana, en tanto el Legislativo continúa con graves problemas de
desempeño sea con un Directorio oficialista o de oposición, y sobre el Judicial se han levantado cuestionamientos sobre su
independencia y autonomía. Por otro lado, el 2011 fue el año con mayor cantidad de protestas sociales desde 1995 (18 Informe
Estado de la Nación, 2012: p. 73).
“El saldo para el sistema político en general, y el Gobierno en particular, es negativo: se ha reducido la capacidad de conducir el
aparato estatal y no se vislumbra un actor o alianza de actores capaces de tomar la iniciativa, lo que no pasa desapercibido para la
opinión pública. En efecto, el apoyo al sistema político costarricense nunca antes había estado tan bajo, en tantos indicadores y al
mismo tiempo”. (18 Informe Estado de la Nación, 2012: p. 73)
Como si fuera poca semejante tristeza de realidad, a los nuevos liderazgos progresistas se nos impone la necesidad y la esperanza de
buscar soluciones políticas viables a cada problema de la mano de un enfoque de equidad de género, identidad y Derechos
Humanos como campos de acción que concretizan los valores de Igualdad, Libertad y Solidaridad conducentes a la Justicia Social.
Esto hace que cada problema público identificado sea visibilizado en tres dimensiones diferentes, cada una de las cuales tiene
manifestaciones diversas. Por ejemplo, el problema de la pobreza tiene que ver con la satisfacción de varios Derechos Humanos de
distintas generaciones reconocidos en diferentes instrumentos legales con sus especificidades, tiene una afectación particular
dependiendo del género de la persona afectada (a las mujeres jóvenes y madres solteras de zona rural les afecta distinto que a los
hombres jóvenes y solteros sin hijos de zona urbana), y también se manifiesta diferente según grupo étnico, cultural y social.
Los nuevos liderazgos progresistas necesitan cualidades y capacidades que les permitan colocarse en esa realidad para marcar
diferencia y hacerla cambiar. Valores, convicciones, e ideología para marcar el rumbo es lo que falta, pero también habilidades
sociales, herramientas y coraje para enfrentar la realidad adecuadamente sin desviarse del camino ni desesperar en el intento.
Hacerse cargo de la realidad y cargar con ella porque la situación se recibe como es pero no se deja como está. Necesitamos, como
agentes de cambio, participar en procesos de reconversión de las relaciones sociales (relaciones como Estado – mercado, público –
privado, central – local, representantes - representados) y la resignificación de la aplicación de los Derechos Humanos y la
construcción de ciudadanía, procesos que implican que seamos actores responsables y proactivos en la construcción del poder
ciudadano desde las bases sociales a través de una representación efectiva y participación activa en la búsqueda de la justicia social.
2. Objetivos:
General:
Jóvenes líderes/as progresistas conocen y aplican elementos conceptuales y funcionales del sistema político como palancas para la
reforma democrática del mismo, desde una perspectiva que pone a la persona en el centro de la preocupación social y la
ocupación política y que promueve una agenda de reforma democrática con justicia social a partir del poder ciudadano y los demás
actores políticos constructores de ciudadanía activa.
Políticos:
a. Jóvenes líderes agentes de cambio reconocen que la democracia actualmente existente tiene grandes deudas sociales con la
población, razón por la cual su transformación y reforma democrática es un mandato irrenunciable para cumplir con la justicia
social. [como FIN]
b.
Nuevos(as) líderes(as) agentes de cambio construyen las iniciativas de su proyecto político y desarrollan la capacidad de
construcción de nuevos discursos progresistas que impulsan la justicia social como condición para la construcción de una
ciudadanía activa y una democracia verdadera. [es MEDIO]
c.
Nuevos(as) líderes agentes de cambio reconocen la necesidad de plantear e incorporar la justicia social como “brújula” de su
acción social y política cotidiana. [un INSTRUMENTO]
d.
Jóvenes líderes agentes de cambio promueven el diálogo y debate, asimismo alianzas y construcción de propuestas progresistas
sobre la reforma democrática del sistema político a partir de la justicia social, tomando en cuenta a los actores políticos que
influyen en ella. [a la vez INSUMO]
De aprendizaje:
a. Agentes de cambio conocen y se apropian de los conceptos básicos del sistema político, gobierno, democracia y ciudadanía.
b.
Agentes de cambio han debatido sobre los alcances y límites de la democracia actual, con énfasis en las condiciones
materiales que necesitan los derechos ciudadanos para realizarse.
c.
Agentes de cambio pueden argumentar cómo la falta de justicia social afecta en casos concretos el funcionamiento del
sistema político y de la democracia, así como el éxito o no de sus resultados sociales.
3. Momentos temáticos
Momento 0: El cambio social: entre el sistema y la persona.
Momento 1: Ciudadanía activa y justicia social - aclaración de la matriz conceptual e Idea Base: discusión y comprensión de los
conceptos que vamos a usar con más frecuencia durante el seminario/taller y el programa: democracia, justicia social, ciudadanía:
sistema político, Estado, Estado de derecho y gobierno. Transparencia y rendición de cuentas: poderes legítimos, poderes fácticos:
representación política, participación política. Además, se enmarca la lógica general del módulo para seguir su coherencia y
aprovecharlo al máximo.
Momento 2: La democracia costarricense: limitaciones y oportunidades
Momento 3: El desempeño de los actores políticos en el sistema político: opinión pública, poderes fácticos y actores formales
Momento 4: La construcción de ciudadanía o el poder ciudadano: transparencia y rendición de cuentas
Momento 5: Claves para construir una democracia con más ciudadanía y justicia social. Ejemplos institucionales y sociales.
Momento 6: Agendas de trabajo para un proyecto político progresista (gestión política basada en alianzas, participación de control
y de gestión, y una mejor representación en la reducción de brechas entre representantes y representados)
4. Estrategia metodológica
El presente módulo en la modalidad de seminario/taller se construye sobre los conceptos-bisagras de “ciudadanía” y “justicia social”
para retratar cómo el sistema político actual impide y limita conscientemente el ejercicio de los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales, culturales y de tercera generación. Tal limitación viene dada por las condiciones materiales de existencia que
el sistema impone a amplios sectores de la población, los cuales viven para sobrevivir sin poder involucrarse en los asuntos públicos
y la política, de la cual suelen ser víctima, clientela y objeto. Así de claro, la democracia sin justicia social deja de serlo porque no se
preocupa de incluir a las personas, termina por excluirlas no sólo de un nivel de vida digno a través de ingresos, sino que con él, de
toda una serie de derechos de los cuales hasta el mismo liberalismo se presume.
La tesis de la que parte este módulo es esa. Sin justicia social que redistribuya lo suficiente como para darle y permitirle a las
personas una condición socioeconómica básica y digna, no existe democracia alguna. Por ejemplo, una persona sin vivienda no
tiene otra preocupación que buscar una. La inflación o la corrupción le importan poco; la despenalización del aborto o la legalización
de sociedades de convivencia le importan menos. Vive para buscar una vivienda. Lo mismo con las personas pobres, excluidas o
pertenecientes a grupos vulnerabilizados y debilitados. El ejercicio mismo de la libertad y otros tantos “derechos políticos” depende
de la condición socioeconómica e ingresos de las personas, la cual sólo puede satisfacerse por la vía de las oportunidades y la justicia
social. No hay ciudadanía (ejercicio de derechos) sin justicia social. Esto es comprensible si recordamos que la justicia social es la
relación virtuosa entre los valores de Igualdad, Libertad y Solidaridad, los cuales tienen sus respectivos principios de acción y
prácticas sociales de realización concreta.
En ese sentido, método-lógicamente, se plantea la incorporación de la justicia social y el ejercicio de ciudadanía (poder ciudadano)
como motores y ejes transversales que hacen de una reforma del sistema político algo realmente democrático y social. Esa reforma,
impulsada por esos motores, necesita una “ruta” o “agenda”, que para nuestro caso pasa por los campos de acción de DDHH,
transversalidad de género e identidad, pero que se aterriza en temas de fondo que fortalezcan bienes públicos para atender la
desigualdad social. Todo según la guía de los valores de la izquierda democrática y progresista. Ahora bien, a todo esto nos
preguntamos ¿cómo? Y la respuesta es: mediante un Proyecto Político.
Por tratarse del sistema político no existirá nunca una solución única y universal que incluya toda la amplia gama de problemas,
actores y dimensiones del sistema, que pueda solucionarlo todo. Por lo tanto, es necesario ensayar iniciativas, claves o elementos
estratégicos que deben ser transformados en la democracia actual en busca de justicia social; es decir, que deben formar parte de
un Proyecto Político de nueva generación con miras a transformar la democracia en Costa Rica y la forma de vivir la política.
Los y las participantes en su calidad de agentes del cambio social deberán proponer, a lo largo del módulo, elementos básicos para
un Proyecto Político (temas y agenda de reforma como ruta de cambios hacia resultados sociales) de transformación progresiva y
democrática, en los términos políticos mencionados. Tomando en cuenta los insumos que generen en cada momento y los hallazgos
en cada uno, deberán ir pensando un Proyecto Político en paralelo que proponga la Costa Rica del futuro al menos en sus aspectos
más básicos y fundamentales. En ese Proyecto Político figurará inevitablemente la definición de intereses para la construcción de
alianzas, para lo cual el diálogo político constructor de acuerdos es requisito sine-qua-non. Y por otro lado, en la aspiración a la
transparencia, la búsqueda y el ejercicio de la rendición de cuentas será protagonista. No hay Proyecto Político serio que pueda volar
sin ambas alas. Esta aproximación acotada de Proyecto Político tiene una doble funcionalidad, tanto pedagógica como política: la
primera porque nos permite poner en práctica in situ todos los objetivos que este módulo se propone, la segunda porque el
contenido del mismo irá dirigido a la organización de un nuevo sistema político que sí permita la Ciudadanía y la Justicia Social. Todo
esto sin desconocer las limitaciones de tiempo que tiene el módulo para abarcar una temática tan amplia, cosa que afecta
directamente la metodología.
5. Vínculo de conexión entre módulos
En seguimiento a los ejes transversales como campos de intervención política que tiene el Programa Agentes de Cambio: Derechos
Humanos, Género e Identidad, este módulo visibilizará en cada momento los efectos que en esas tres dimensiones tiene cada uno
de los temas por desarrollar. En este aspecto los y las participantes deben ser vigilantes y atentos para darle vida al proceso
participativo de formación. Asimismo, durante las discusiones y los acuerdos a los que obliga el ejercicio de propuestas clave para el
Proyecto Político, este módulo provocará la práctica de los valores aprehendidos en el seminario/taller de Nuevo Liderazgo
Progresista y las herramientas y metodologías brindadas durante el módulo de Herramientas para el Cambio Democrático y Social
6. Bibliografía de referencia
Momento 0 Rojas, Manuel y Rosales, Rotsay; “Poder, política y democracia. Cuadernos didácticos sobre teoría y práctica de la
democracia”. CIEP-UCR, IIDH-CAPEL. San José, Costa Rica. 2012.
Momento 1 Cálix, Álvaro, “Emancipación y cambio social: la acción colectiva de los movimientos sociales”. Cuaderno para la
Fundación Friedrich Ebert. Tegucigalpa, Honduras. 2010.
Momento 2 Burchardt, Hans-Jürgen, “Desigualdad y Democracia”. EN: Revista Nueva Sociedad, Nº 215. Buenos Aires,
Argentina. 2008.
Momento 3 Rincón, Omar, “El relato del poder en América Latina: los medios de comunicación son la cancha donde se juega la
democracia”. EN: Revista Nueva Sociedad, Sección de Opinión. Junio, 2013. Disponible en:
http://nuso.org/opinion.php?id=118
Momento 4 Hopenhayn, Martín, “Viejas y nuevas formas de la ciudadanía”, Revista de la CEPAL, No. 73, Santiago/Chile, abril
2001.
Momento 5 Alpizar Lidia y Bernal Marina (2003); La construcción social de las Juventudes, Ultima Década Nº19, CIDPA Viña del
Mar, Chile.
Craske, Nikki, “Género, política y legislación”, Sylvia Chant con Nikki Craske, Género en Latinoamérica, México, Publicaciones de
la Casa Chata, 2007. Se consigue en Amazon
De Souza Santos, Boaventura: “Hacia una concepción multicultural de los Derechos Humanos”, Análisis político, Colombia, No.
31, mayo-agosto de 1997.
Bobbio, Norberto. El futuro de la democracia. México, Fondo de Cultura Económica, 1989