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La Economía Social
y Solidaria en la Historia
de América Latina y el Caribe
Cooperativismo,
desarrollo comunitario
y Estado
tomo i
Valeria Mutuberría Lazarini
y Daniel Plotinsky
(compiladores)
La Economía Social
y Solidaria en la Historia
de América Latina y el Caribe
Cooperativismo, desarrollo
comunitario y Estado
tomo i
Plotinsky, Daniel
Plotinsky,
Daniel
La economía
social y solidaria en la historia de América Latina y el
La economía social y solidaria en la historia de América Latina y el
Caribe
:
cooperativismo,
desarrollo comunitario y Estado / Daniel Plotinsky ;
Caribe : cooperativismo, desarrollo comunitario y Estado / Daniel Plotinsky
Valeria
Lazarini.
- 1a- Ciudad
ed. . - Autónoma
Ciudad Autónoma
y Valeria Mutuberría
Mutuberría Lazarini.
- 1a ed.
de Buenos de Buenos Aires :
IDELCOOP
- Instituto
la Cooperación
- Fundación
de Educación,
Aires : IDELCOOP
- Instituto dede
la Cooperación
- Fundación
de Educación,
Investigación y Asistencia
Técnica,
2015. 2015.
Investigación
y Asistencia
Técnica,
v. 1, 320
p. ; 23x15
Libro
digital,
PDFcm.
Archivo
Digital:
descarga
ISBN 978-987-1687-05-3
ISBN
978-987-1687-09-1
ISBN 978-987-1687-06-0
(Obra completa)
ISBN 978-987-1687-08-4 (OBRA COMPLETA)
Cooperativismo. 2. I.
Historia.
3. Latinoamérica.
Mutuberría
1.1.Cooperativismo.
Mutuberría
Lazarini, I.Valeria
II.Lazarini,
Título
Valeria
CDD 334
CDD 334
Fecha de catalogación: 23/12/2014
La economía social y solidaria en la historia de América Latina y el Caribe.
Cooperativismo, desarrollo comunitario y Estado.
Compiladores: Valeria Mutuberría Lazarini y Daniel Plotinsky
© Ediciones Idelcoop
INSTITUTO DE LA COOPERACIÓN
Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica – IDELCOOP
Montevideo 431 (C1019ABI)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(54) 11 – 5077-8041/43
www.idelcoop.org.ar
Presidente de Idelcoop: Ángel Petriella
Director de Idelcoop: Pablo Imen
Todos los derechos reservados.
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ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, por fotocopia o cualquier otro, sin permisoprevio escrito de la
editorial y/o autor, autores, derechohabientes, según el caso.
Hecho el depósito de Ley 11.723
I.S.B.N.: 978-987-1687-05-3
I.S.B.N.: 978-987-1687-06-0 (Obra completa)
Índice
Presentación................................................................................................7
Introducción.................................................................................................9
Formación para la Economía Social y Solidaria.
Prácticas y representaciones de los y las estudiantes
en torno al DOSESS de la UNQ..................................................................13
Bárbara Altschuler, Paula Cabanchik,
Natividad Marciano, Guillermina Mendy y Gustavo Rosas
Auge y decadencia de las cooperativas de consumo
en Colombia: análisis de 30 años de políticas públicas ...............................27
Juan Fernando Álvarez
Acumulación capitalista y economía social en la Argentina reciente.
Encuentros y tensiones entre mundo del trabajo y política social.
Un estudio de caso....................................................................................45
Álvaro Álvarez y M. Paz Rey
Puentes entre Economía Social y Solidaria
con las Tecnologías Sociales. ¿Por qué construirlos?...................................61
Gustavo Federico Apablaza
Enfoque de Desarrollo Local para repensar las Políticas Públicas
de Juventud en la Ciudad de Buenos Aires.................................................71
Constanza Arias Montes
Historia del despliegue democrático del zapatismo.
De la Primera a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona........................81
Odin Ávila Rojas
Cooperativas de trabajo en Argentina: Vigencia del pensamiento
de Aarón Gleizer y Floreal Gorini frente a las problemáticas
y desafíos actuales de estas experiencias...................................................93
Magalí Bausset, Eleonora Feser, Karina Frontera,
Valeria Mutuberría Lazarini y Facundo Ureta
Las finanzas populares en el Ecuador:
¿una alternativa para el empoderamiento de los pobres?...........................107
Cristina Nataly Cadena Palacios
El “cooperativismo” prehispánico en la Puna Argentina...............................129
Ulises A. Camino
Experiencias de formación en Economía Social Solidaria
y Autogestión: aportes para pensar alcances,
potencialidades y desafíos........................................................................145
Colectivo LaYunta
¿Otro mundo posible? Cuestión de Lógicas..............................................157
Laura Collin Harguindeguy
Cultura grupal: amadurecimento dos grupos nos
Empreendimentos de Economia Solidária..................................................175
Tânia Maria Fernandes Crespo
Vulnerabilidad social y emergencia habitacional.
La autogestión comunitaria en dialogo con la perspectiva
de los Derechos Humanos.......................................................................183
Dan Deligdisch
Desafíos para la enseñanza de la Economía Social y Solidaria.
Algunas reflexiones desde la experiencia universitaria.................................203
Ariel Fontecoba, Juan Ramón Silva y María Luz Soteras
Programa de diversificación productiva, un proceso
de economía social en la cordillera del Chubut- Patagonia.........................213
Cecilia Gajardo, Carolina Martin y Ana Valtriani
El acto cooperativo, construcción latinoamericana.....................................227
Alberto García Müller
Crédito Cooperativo en Trenque Lauquen..................................................243
María Cristina Goires y Gabriela Lucía Ibarzábal
La impronta de las cooperativas agrarias del estado
de Paraná (Brasil) en un escenario mundializado........................................255
José Daniel Gómez López
Cartografiando las prácticas de trabajo asociativo
autogestionado en el Sur de México.........................................................273
Amalia Gracia y Jorge Horbath
Extensão universitária e economía solidária:
desafios do encontró dialógico..................................................................309
Nara Grivot Cabral
Presentación
La génesis del presente libro tuvo lugar en Asunción del Paraguay en ocasión
de la realización del Taller Internacional titulado “La formación de los Estados
latinoamericanos y su papel en la historia del continente”. Dicho encuentro fue
co-organizado por historiadores y otros intelectuales paraguayos constituidos en
un Comité con tal propósito, la Asociación de Historiadores Latinoamericanos
y del Caribe (ADHILAC) y nuestro Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC). Sesionó entre los días 10 y 12 de octubre de 2011, con la
participación de decenas de historiadores de toda Nuestra América y de una
interesante cantidad de público paraguayo. El Centro Cultural de la Cooperación
estuvo representado por quien esto suscribe, en su carácter de Subdirector, y los
investigadores del Departamento de Historia Alejandro Pisnoy, Roberto Deibe
y Lucas Ricci.
En la Asamblea de la ADHILAC, realizada durante el funcionamiento del
taller, propuse convocar para el año 2012 un Congreso internacional de ADHILAC en conjunto con las III Jornadas del CCC en Buenos Aires.
El propósito era tomar la resolución de las Naciones Unidas que habían
decretado al año 2012 como “Año Internacional de las Cooperativas” para convocar a quienes, desde todo el continente, pudieran exponer sobre el cooperativismo y la economía social en general. El objetivo era lograr una cantidad
de ponencias que pudieran dar cuenta de la riqueza y potencialidad de dichas
formas organizativas sociales, y que recogieran testimonios sobre la construcción,
desarrollo, resistencias y luchas de las mismas.
El fin último era editar un libro que contuviera algunos de los trabajos
presentados sobre las experiencias desarrolladas en América Latina y el Caribe,
habida cuenta de la inexistencia, hasta el momento, de un trabajo global que
informara sobre el estado de los estudios en perspectiva histórica de las organizaciones de la economía social.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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La propuesta se aprobó con entusiasmo, y así fue que entre los días 24 y 26
de septiembre de 2012 los Departamentos de Historia y de Cooperativismo
del CCC y ADHILAC realizaron, en las instalaciones del Centro Cultural de la
Cooperación Floreal Gorini, en Buenos Aires, las Jornadas tituladas “La Economía Social y Solidaria en la historia de América Latina y el Caribe. Cooperativismo, desarrollo comunitario y Estado”. Las Jornadas fueron exitosas por el nivel y
la cantidad de las ponencias presentadas.
El presente libro constituye una selección de dichas ponencias.
Agradecemos a Cooperar e INAES la valiosa colaboración para que este
libro haya salido a la luz.
Horacio A. López.
Subdirector
Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Introducción
Los trabajos que conforman este libro han sido seleccionados entre el centenar de ponencias presentadas y debatidas en el Congreso Internacional: La Economía
Social y Solidaria en la historia de América Latina y el Caribe. Cooperativismo, desarrollo
comunitario y Estado, organizado por la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC) y el Centro Cultural de la Cooperación Floreal
Gorini (CCC), en el marco de la conmemoración del Año Internacional de las
Cooperativas. El mismo se desarrolló en el CCC entre el 24 y 26 de setiembre
de 2012.
El proceso de selección no fue sencillo ya que, por razones de espacio, no
se incluyen más de la mitad de los 107 trabajos presentados por historiadores y
dirigentes de toda Nuestra América, sin dejar de reconocer que la totalidad de
las ponencias muestran el grado de desarrollo y la riqueza del campo teórico y
de las experiencias de cooperativas y organizaciones de la Economía Social y
Solidaria de la región.
Finalmente, y tomando como punto de partida la calidad y pertinencia de
las investigaciones, se decidió seleccionar los artículos en función de que fueran
una muestra representativa de la compleja realidad de las experiencias de la Economía Social y Solidaria (ESyS) en nuestra región, de las diferentes metodologías
de abordaje a esas experiencias, y de las visiones y expectativas teóricas respecto
al aporte del sector a la realidad socioeconómica nuestraamericana.
Se intentó, además, que estuviera representado el más amplio espectro temporal y territorial; en este sentido los 43 trabajos seleccionados cubren más de un
siglo de evolución histórica y corresponden a experiencias argentinas (26 artículos), mexicanas (seis artículos), brasileñas (cinco artículos), colombianas (dos artículos), ecuatorianas, venezolanas, españolas y cubanas (un artículo de cada país).
En las páginas del presente libro los lectores encontrarán producciones individuales y colectivas, orientadas a relatar experiencias y prácticas y/o a promover
reflexiones y debates sobre las diferentes expresiones que se desarrollan en nuesHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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tros países en el amplio campo de la Economía Social y Solidaria.
Si bien se optó por publicar los artículos por orden alfabético de autores,
los trabajos pueden agruparse en cuatro grandes áreas: experiencias y prácticas,
reflexiones y debates, normativa y políticas públicas, y educación.
Los 18 trabajos que se centran en el relato reflexivo de experiencias y prácticas, abarcan a su vez una amplia variedad de temáticas y abordajes. Dos de ellos
son análisis de procesos históricos de larga duración referidos al devenir del cooperativismo colombiano (Luz Patricia Pardo Martínez y María Victoria Huertas)
y del cooperativismo católico en el centro de México (Octavio Montes Vega) a
lo largo del siglo XX.
Los trabajos de Leandro Moglia y Alejandro Pisnoy analizan el papel de la
inmigración en el desarrollo del cooperativismo agrícola chaqueño y bonaerense
(Argentina) desde fines del siglo XIX, mientras que los presentados por José Gómez Lopez, Celso Torres do Nascimento y Luciane Maria da Silva reflexionan
sobre las características y perspectivas de desarrollo de cooperativas agrícolas en
tres zonas diferentes del Brasil, y Lourdes Romero Navarrete, Daniel Murillo
Licea y Teresa Rojas Rabiela se concentran en el análisis de la autogestión del
agua de riego en las comunidades mexicanas.
Cinco trabajos, por su parte, coinciden en el análisis de experiencias solidarias en el ámbito financiero: Juan José Rojas Herrera analiza la experiencia
de las cooperativas rurales durante la revolución mexicana, Daniel Plotinsky el
papel del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos en la expansión de las
cajas de crédito argentinas en la década del ´60 y María Cristina Goires y Gabriela Ibarzábal la evolución de una de esas cajas de crédito que nació bajo el
impulso del Instituto. Por otra parte, Alejandra Gulli y Ángel Gómez reflexionan
sobre el accionar dirigencial en una filial del Banco Credicoop del conurbano
bonaerense (Argentina), mientras que Cristina Cadena Palacios lo hace sobre las
posibilidades de empoderamiento popular generadas por las finanzas populares
en Ecuador.
Otro grupo de trabajos refieren a experiencias más recientes en el campo
de la ESyS. Eliana Ortubia Díaz y Emanuel Jurado trabajan sobre las estrategias
de comercialización de empresas recuperadas por los trabajadores en la provincia
argentina de Mendoza; Manuela y Francisco Salau Brasil, sobre la experiencia de
los clubes de trueque en Argentina, Brasil y Chile; y Cecilia Gajardo, Carolina
Martín y Ana Valtriani se ocupan de un programa de diversificación productiva
en la región cordillerana de Chubut (Argentina).
Finalmente, el trabajo de Odin Ávila Rojas analiza las experiencias y prácticas del zapatismo mexicano, mientras que Ulises Camino reconstruye las prácticas cooperativas prehispánicas en la puna argentina.
Los once trabajos que coinciden en aportar a la reflexión y el debate sobre
la situación y posibilidades de desarrollo de las diversas experiencias de la ESyS
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
en América Latina y el Caribe muestran la amplitud que la temática tiene hoy
en la región. Los artículos de Laura Collin Harguindeguy (México) y Gertrudis
Toledo Cabrera (Cuba) son aproximaciones a una visión global de la crisis del
capitalismo, y a las alternativas generadas desde una economía social alternativa.
Cuatro son las ponencias que comparten su preocupación por diferentes
formas de trabajo autogestionado. Amalia Gracia y Jorge Horbath, recuperan las
prácticas de trabajo asociado en el sur de México; Denise Kasparián, Candela
Hernández, María Eugenia Díaz y Rodrigo Salgado, las articulaciones no mercantiles en las empresas recuperadas de la ciudad de Buenos Aires y Álvaro Álvarez y María Paz Rey, reflexionan sobre encuentros y tensiones entre el mundo
del trabajo y la política social a partir de un estudio de caso desarrollado en la
ciudad bonaerense de Tandil. Finalmente, Magalí Bausset, Eleonora Feser, Karina Frontera, Valeria Mutuberría Lazarini y Facundo Ureta, recuperan el aporte
intelectual al tema, de dos referentes históricos del cooperativismo de crédito
argentino: Floreal Gorini y Aarón Gleizer.
Tania Fernández Crespo, de Brasil; y Leila Litman, Santiago Sorroche y María Fernández Álvarez, de Argentina, analizan las posibilidades de sustentabilidad
y consolidación de las organizaciones de la ESyS desde la teoría del campo grupal y la etnografía, respectivamente.
Por su parte, los trabajos de los argentinos Gustavo Apablaza y Dan Deligdisch establecen puentes entre la economía social, las tecnologías sociales y los
derechos humanos, respectivamente; mientras que Genny Negroe Sierra y Pedro
Miranda Ojeda reconstruyen el papel de la ESyS en Yucatán (México), durante
el siglo XIX.
Entre los diez trabajos dedicados a la normativa legal y las políticas públicas,
el venezolano Alberto García Müller analiza el concepto de acto cooperativo
en tanto aporte doctrinario latinoamericano. Por su parte, María Guillermina
Zanzottera examina el desarrollo de políticas vinculadas a la economía social en
Argentina en la segunda década del siglo XX, mientras que Matías Sánchez y
Mariano Landry y Lorena Putero estudian en sendos artículos los aportes de la
Constitución argentina de 1949 a la ESyS. En tanto, María Emilia Rodríguez y
Guadalupe Hindi, avanzan en una sistematización de los cambios en las políticas
públicas en argentina desde 2003.
Por su parte, cinco trabajos analizan políticas públicas puntuales: Juan Fernando Álvarez las orientadas al desarrollo del cooperativismo de consumo en
Colombia, Valeria Mutuberría Lazarini y María Florencia Rodríguez el rol del
Estado en los procesos colectivos de urbanización y Malena Victoria Hopp la experiencia del Programa “Argentina Trabaja”, ambos en el conurbano bonaerense;
Mariela Molina y Daiana Paez la relación entre el Estado y los procesos de recuperación de empresas en el partido bonaerense de Gral. San Martín; y Constanza
Arias Montes las políticas públicas porteñas hacia la juventud.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Por último, cuatro ponencias publicadas refieren a experiencias educativas.
Nara Grivot Cabral, y Ariel Fontecoba, Juan Ramón Silva y María Luz Soteras
analizan los desafíos que la ESyS representa para las universidades brasileñas y
argentinas, respectivamente; mientras que el colectivo La Yunta, y Bárbara Altschuler, Paula Cabanchik, Natividad Marciano, Guillermina Mendy y Gustavo
Rosas, reflexionan sobre sus propias prácticas como Colectivo y en el marco de
la Universidad Nacional de Quilmes.
Agradecemos a todos los investigadores, estudiantes, militantes y dirigentes
que participaron en el Congreso Internacional: La Economía Social y Solidaria en la
historia de América Latina y el Caribe. Cooperativismo, desarrollo comunitario y Estado,
y especialmente a quienes autorizaron la publicación de sus trabajos como un
aporte al tema.
Esperamos que este libro motive nuevas investigaciones, ideas, relecturas y
balances, que profundicen el conocimiento y las reflexiones en torno a la realidad de la ESyS en Nuestra América.
Valeria Mutuberría Lazarini
Coordinadora del Departamento de Cooperativismo del Centro Cultural
de la Cooperación “Floreal Gorini”.
Daniel Plotinsky
Director del Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito y adscripto
a la dirección de Idelcoop – Instituto de la Cooperación
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Formación para la Economía Social y
Solidaria.
Prácticas y representaciones
de los y las estudiantes en torno al
DOSESS de la UNQ1
Bárbara Altschuler, Paula Cabanchik, Natividad Marciano,
Guillermina Mendy y Gustavo Rosas2
1. Introducción
Formación, experiencias, prácticas, representaciones, economía social y solidaria; palabras que se imbrican en el recorrido del proceso educativo integral del
Diploma de Extensión Universitaria de Operador Socioeducativo en Economía Social y
Solidaria (DOSESS) y que nos invitan a reflexionar en torno al mismo.
El DOSESS fue diseñado por el Programa CREES (Construyendo Redes
Emprendedoras en Economía Social) de la Universidad Nacional de Quilmes
(UNQ) y su objetivo radica, fundamentalmente, en fortalecer la formación de
dirigentes territoriales en Economía Social y Solidaria (ESS), en vistas a la generación de prácticas más autogestivas, sustentables y solidarias.
A partir del 2010 el mismo fue implementado por la Universidad en articulación interinstitucional con los Ministerios de Desarrollo Social y Educación de
la Nación, y fue dirigido a los denominados “orientadores” de las Cooperativas
del “Programa de Ingreso Social con Trabajo: Argentina Trabaja”. En esta oportunidad se formaron, durante un año, alrededor de 800 cooperativistas, a partir
1. Esta ponencia es resultado de la línea de Investigación en Educación y Economía Social y Solidaria, llevada adelante por el Proyecto CREES de la Universidad Nacional de Quilmes, la cual se
encuentra actualmente en curso.
2. Universidad Nacional de Quilmes.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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de la conformación de un equipo de más de 120 docentes, distribuidos en 25
comisiones ubicadas en diferentes localidades del Conurbano Bonaerense.
La propuesta político-pedagógica del Diploma recupera las tradiciones de
la educación popular y propone el enfoque de comunidad de aprendizaje (CA),
buscando valorizar los múltiples saberes de sujetos de aprendizaje con trayectorias y características diversas. De esta manera, se busca construir un cambio de
paradigma en la educación, pensando en una formación para todos y todas en las
que estamos involucrados como artífices de un proyecto educativo propio.
Dada la gran cantidad de dimensiones que pueden desplegarse de esta experiencia, en este trabajo proponemos centrarnos en las miradas de los/as orientadores/as sobre la experiencia realizada y sobre su propio proceso de aprendizaje.
En este sentido, tomamos dos ejes de análisis: por un lado, el proceso de formación y la representación de los estudiantes en torno al mismo. En esta línea
nos preguntamos ¿cuál es el alcance del DOSESS en el proceso de formación
subjetivo y cognitivo de los estudiantes? y más específicamente ¿cuáles son las
representaciones de los estudiantes en torno a su propio proceso de formación?
Por otro lado, indagamos sobre las prácticas profesionalizantes realizadas por los
estudiantes en el marco del DOSESS, sobre las cuales nos preguntamos ¿cuál es
el alcance de estas prácticas en los territorios? como así también ¿qué sentido y
representaciones construyen los estudiantes en torno a sus propias prácticas y sus
consecuentes implicancias? Para reflexionar en torno a estos dos ejes, trabajamos
con el análisis de encuestas de evaluación realizadas a los/as estudiantes y con los
registros de dichas prácticas profesionalizantes.
Reflexionar sobre la Educación como un espacio concreto en esta experiencia, tiene un sentido estratégico, ya que busca fortalecer el proceso de descolonización cultural que se está gestando en nuestro país y buena parte de América
Latina. En este sentido, el DOSESS se reconoce en los procesos sociales que
interpelan la institución “Universidad” y va transitando un proceso educativo
que se despliega en dos dimensiones: de formación en situación, en tanto se configura como la dimensión educativa de prácticas socio- territoriales existentes
y recoge los aprendizajes, intercambios y experiencias actuales y previas; y por
otro, de formación en conceptos, valores y prácticas de la ESS, a partir de la convicción
y el compromiso que supone la afirmación de que es posible construir formas
alternativas de producción, trabajo, consumo, organización y gestión socio económica y colectiva.
Los invitamos ahora a adentramos en la reflexión en torno a la experiencia
vivenciada, para construir nuevos saberes en torno a la formación para la Economía Social y Solidaria y sus impactos en los territorios.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
1. Presentación del DOSESS, sus prácticas y los
sujetos de aprendizaje.
El Diploma de Operador Socioeducativo en Economía Social y Solidaria (DOSESS),
en tanto trayecto de formación integral de extensión universitaria de la UNQ,
se propone ofrecer encuadres de intervención y herramientas conceptuales en
torno a la socio- economía y la educación social, que contribuyan a fortalecer las
prácticas socioeconómicas que los actores participantes vienen realizando en sus
espacios socio-ocupacionales. En este sentido, el DOSESS surge como propuesta
desde el proyecto CREES, con el objetivo de formar, acompañar y fortalecer
promotores de la Economía Social y Solidaria en los territorios. Como proceso
formativo, es pensado desde un modelo de educación distinto al tradicional, basándonos en la impronta de la educación popular, y centrándonos en el concepto
de “comunidad de aprendizaje” (CA), entendida ésta como una comunidad abierta
a los saberes, a diversas personas y colectivos, a experiencias nuevas y a distintas miradas,
desde las cuales se construyen conocimientos y aprendizajes de manera dialógica
e intersubjetiva.
Como primer experiencia, en el año 2010 el Diploma se desarrolló en articulación con los Ministerios de Desarrollo Social y Educación de la Nación, y
fue dirigido a los “orientadores” de las cooperativas del Programa Ingreso Social
con Trabajo “Argentina Trabaja” (AT)3. Las actividades se desarrollaron desde octubre de 2010 a diciembre de 2011 de forma simultánea en 25 comisiones del
conurbano bonaerense, en articulación con cinco (5) Universidades Nacionales
y siete (7) Institutos de Formación Docente.
Participaron como estudiantes 871 orientadores, y se constituyó un equipo
de 120 docentes en total. El DOSESS se estructura a partir del dictado de un
Seminario de Prácticas, cinco Materias Curriculares y 180 horas de Prácticas Profesionalizantes. Esta formación integral se organiza en formato de clases semanales con
docentes en “parejas pedagógicas”, conformadas por un docente curricular que se
focaliza en los contenidos conceptuales de las materias específicas y un docente
tutor, que guía y acompaña el proceso de aprendizaje de manera tanto personalizada como grupal, facilitando la construcción y posterior consolidación de una
comunidad de aprendizaje.
Las 5 materias curriculares que conforman el DOSESS son: Economía So-
3. Esta figura fue creada desde el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, con el objetivo de
fortalecer el proceso asociativo de las cooperativas. El “orientador” es un cooperativista mas y
trabaja junto a sus compañeros, pero además se le asigna el rol de acompañar a las cooperativas
en su proceso organizativo y autogestivo, haciendo además de puente entre diversas políticas
públicas, los cooperativistas y los territorios. Dada la magnitud del desafío planteado, resultaba
fundamental su fortalecimiento, acompañamiento y formación, necesidad a la que el DOSESS se
propuso responder.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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cial y Solidaria (ESS); Grupos, Organización y Equipos de Trabajo (GOET);
Trabajo y Sociedad; Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs)
y Educación Social y Comunidad de Aprendizaje: herramientas y prácticas
(ESCA); con una carga horaria total por materia de 64 horas. Las 180 horas de
prácticas profesionalizantes se enmarcan en la materia ESCA, pero articulan el
proceso educativo del Diploma en su conjunto. En esta instancia, se espera que
los/as Orientadores/as apliquen en los territorios lo aprendido a lo largo del
año, a partir de prácticas socioeducativas vinculadas a la ESS. Es así como desde
las prácticas se puede dar cuenta de cómo los/as Orientadores/as se apropian de
los contenidos, las herramientas, el sentido del DOSESS y lo ponen a jugar en el
territorio y en sus cooperativas. Para realizar estas prácticas, los/as Orientadores/
as deben diseñarlas y planificarlas, realizando un previo diagnóstico de las necesidades de las cooperativas y del territorio en el que realizarán sus intervenciones.
A partir del diagnóstico, los/as Orientadores/as planifican, de manera grupal,
con el apoyo de los docentes y desde la perspectiva de la educación popular,
diferentes prácticas sobre diversas temáticas, utilizando variadas dinámicas, herramientas, determinando tiempos y roles. Luego de realizar la intervención en
el territorio, los/as Orientadores/as sistematizan, evalúan y reflexionan sobre sus
propias prácticas para generar más conocimiento y para luego volver a dichos
territorios más enriquecidos.
Vinculado al sentido político-pedagógico del DOSESS en tanto proceso de
formación integral que apuesta fuertemente a la inclusión educativa, y dado que
la presente ponencia se propone dar cuenta de las prácticas y las representaciones
de los estudiantes en torno al proceso educativo transitado, resulta necesario hacer una breve caracterización de los sujetos de aprendizaje del DOSESS.
Los estudiantes son personas adultas, que están insertos en diferentes espacios
de militancia y ámbitos laborales y que han transitado por recorridos escolares
diversos, dentro y fuera de la educación formal. En este marco, traen consigo
saberes y experiencias de vida heterogéneos, que han configurado sus modos de
aprender. Son sujetos que han atravesado diversas situaciones de vulnerabilidad
socio- laboral, tales como desempleo, precariedad e informalidad laboral, habiendo sido sujetos de políticas sociales diversas antes de incorporarse al Programa
AT (particularmente los de mayor edad). Al mismo tiempo, su designación como
orientadores se basó en mayor o menor medida en trayectorias de militancia social,
política y barrial previa, por lo que sus vidas están impregnados de sentimientos y retóricas de lucha, convicciones, movilizados por ideales y apostando a la
transformación hacia una sociedad más justa e inclusiva para todos. Cuando hablamos de diversidad de trayectorias, tenemos que hacer referencia a que cada sujeto
aprende desde su singularidad y en el caso de las personas adultas y teniendo en
cuenta las particularidades de esta etapa, se hace necesario pensar en una educación que tome como material de trabajo los acontecimientos subjetivos vividos,
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
sus demandas e intereses, acompañando desde la formación a un conjunto de
proyectos de las personas.
De los 871 estudiantes que comenzaron el DOSESS el 80% concluyó la cursada. En términos de género, el 65% de las estudiantes fueron mujeres, mientras
que sólo el 35% fueron hombres, cifra que nos permiten, de cierta manera, visibilizar la creciente importancia del rol de la mujer en estos procesos. Asimismo,
una característica que atravesó y marcó al DOSESS fue la heterogeneidad etaria
de los sujetos de aprendizaje (un 28% era menor de 30 años, un 26% de entre 30
y 40, un 17% de entre 41 y 50 y el 29% eran mayores de 50 años). Igualmente, en
cuanto al nivel educativo, el 44% había concluido el secundario, mientras que un
38% no lo había completado, y un 15% no lo había iniciado. La heterogeneidad
se hacía también presente en términos de trayectorias de militancia socio- política- territorial y experiencias de vida. Heterogeneidades todas que construyeron
la riqueza de la Comunidad de Aprendizaje de “la Diplo”.
2. Evaluación de la experiencia por parte de los actores.
2.1. Evaluación de los procesos de enseñanza- aprendizaje.
Analizaremos en este apartado algunos resultados de la Encuesta- Relevamiento realizada a estudiantes del DOSESS, la cual toma en cuenta aspectos generales del proceso, aspectos particulares -correspondientes a las 5 materias cursadas-, así como cuestiones subjetivas y actitudinales vinculadas a la experiencia.
La encuesta fue diseñada por el Equipo de Investigación y Sistematización
de la línea Educación y Economía Social y Solidaria del Proyecto CREES- UNQ
(en el cual participamos los autores de este trabajo, quienes además nos desempeñamos en el mismo como docentes) y tuvo como objetivo general conocer la
evaluación que los estudiantes realizaban sobre los procesos de enseñanza- aprendizajes
y sobre la propia experiencia personal realizada en los mismos. La encuesta fue de carácter anónimo y auto administrada y básicamente consistió en cuatro bloques,
correspondientes a los objetivos particulares del relevamiento: 1) Una evaluación general de los procesos de enseñanza, teniendo en cuenta: los contenidos
ofrecidos, la metodología utilizada, el rol de los docentes curriculares y de los
docentes tutores; 2) Una autoevaluación de los propios procesos de aprendizaje, en
relación a las distintas materias cursadas y tomando en cuenta para cada una: los
conocimientos previos sobre las mismas y los adquiridos luego de la cursada, la
dificultad en el aprendizaje y el interés en profundizar en la temática; 3) La auto
percepción sobre los cambios experimentados a partir del DOSESS en las capacidades comunicacionales, organizativas y colectivas, tales como ordenar y expresar ideas,
hacer propuestas y pensar proyectos, organizar tareas y actividades y coordinar
grupos, y 4) la auto percepción sobre cambios subjetivos y actitudinales experiHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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mentados, dentro de los que consideramos: confianza en sí mismo, compromiso
con el trabajo y la militancia, ganas de seguir aprendiendo/ estudiando.
En cuanto a la metodología utilizada y la significación de los resultados obtenidos, la encuesta fue realizada a estudiantes que se encontraban cursando hacia
el final del ciclo. Se implementó en un total de 22 comisiones4, en la propia aula
y con acompañamiento del docente tutor. Se obtuvieron un total de 480 respuestas sobre una población de alrededor de 700 estudiantes, es decir el 68% del
total. Sumado ello a que la encuesta fue anónima y voluntaria, podemos afirmar
que el relevamiento posee un alto nivel de representatividad y confiabilidad de
los datos obtenidos. Los resultados fueron cargados y procesados en el Programa
de Estadísticas Sociales SPSS.
Algunos resultados obtenidos. En cuanto al módulo 1, Evaluación general de
los procesos de enseñanza del DOSESS, en general, la gran mayoría de las valoraciones (más del 95%) se ubicaron en los niveles de “Satisfactorio” y “Muy
Satisfactorio”5. Tanto en contenidos y metodología utilizada, como en desempeño de
docentes curriculares y tutores, más del 70% de los estudiantes los calificaron como
Muy Satisfactorios. En estos temas no se registraron calificaciones de Nada Satisfactorio. Una calificación un poco menor pero igualmente satisfactoria se obtuvo en el ítem materiales didácticos que fue calificado como Muy Satisfactorio solo
por un 56% de los casos, lo cual se debió a la dificultad para tener en tiempo el
material de trabajo, desarrollado íntegramente por los docentes y coordinadores
de cada espacio curricular, durante el desarrollo de las materias.
En cuanto al segundo módulo, Autoevaluación de los procesos de aprendizaje, en lo referido a conocimientos previos en las materias Grupos, Organizaciones y Equipos de Trabajo (GOET), Trabajo y Sociedad (TyS) y Educación Social
y Comunidad de Aprendizaje (ESCA) las calificaciones mayoritarias correspondieron a los niveles 1, 2 y 3 (Ninguno, Poco y Algún conocimiento)6, siendo de
alrededor del 50% los que señalaron que tenían poco o ningún conocimiento
previo. Se registraron niveles menores de conocimientos previos en las materias de
Economía Social y Solidaria (ESS) donde el 62% dijo saber poco o nada, y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TiCs), donde el 35% no poseía
ningún conocimiento previo, aunque por otro lado un 25% dijo tener mucho o
bastante conocimiento al respecto, lo cual refleja la diversa composición etaria y
de trayectorias laborales y educativas dentro de las comisiones.
4. Las comisiones relevadas se localizaban en los partidos de San Fernando, San Martín, Glew,
Ciudad Evita (2 comisiones), José C. Paz (4 comisiones), Campana, Moreno (2 comisiones), Ramos
Mejía, Matanza, Bernal (4 comisiones), Varela, Moreno, San Fernando y Banfield, de la Provincia de
Buenos Aires, Argentina.
5. Se calificó en una escala de Muy Satisfactorio, Satisfactorio, Poco Satisfactorio o Nada Satisfactorio.
6. Se calificó en una escala del 1 al 5, en la que 1 correspondía a Ninguno y 5 a Mucho.
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Respecto a los conocimientos adquiridos durante el curso, en GOET, TyS y
ESCA se registran más de un 50% de respuestas de nivel 5 (Mucho). Para ESS
baja levemente a un 47% y en TICs baja a 42%. Los niveles bajos de conocimiento (Poco y Ninguno) después de la cursada son menores al 3%, con la excepción
de TICs, que son del 8%.
La valoración en cuanto a la dificultad en el aprendizaje de las diversas materias
se distribuye en forma similar para todas, variando para el nivel 1 (Ninguna)
entre el 35 y 39%, para el 2 (Poca) entre 18 y 22%, para el 3 (Alguna) entre el
16 y el 21%, para el 4 (Bastante) entre el 16 y 17% y para el 5 (Mucha) entre el
7 y 8%. Las materias que resultaron más dificultosas en términos relativos fueron
ESS donde al menos la mitad dijo tener entre Alguna y Mucha dificultad, y TICs,
donde el 45% respondió dentro de estas categorías.
En cuanto al interés por seguir profundizando en cada una de las materias, también se distribuye en forma bastante pareja: entre un 78 y un 83% contestó 5
(Mucho) y entre las calificaciones 5 y 4 (Mucho y Bastante), concentran entre
un 90 y un 93% de las respuestas. Las materias que despertaron mayor interés
en profundizar fueron GOET, TICs y ESCA (82% señala mucho interés), pero
también ESS (80% señala mucho interés) y TyS (78%). Efectivamente la materia
GOET (“grupos”) fue una de las que más los interpeló, ya que se trabajó allí
con la problemática grupal colectiva en lo interpersonal-subjetivo, organizativolaboral y socio- político, cuestión de primer orden de complejidad e importancia
para un “orientador” que trabaja cotidianamente junto a otras al menos 30 personas, en el marco de estructuras cooperativas en germen y tensionadas por pujas
socio- políticas territoriales.
En tercer lugar, en el módulo de auto percepción en la mejora en capacidades
comunicacionales, organizativas y colectivas, encontramos que entre el 89 y el 92% de
los estudiantes contestaron entre 5 y 4 (Mucho y Bastante mejora). El aspecto
en el que se percibe un mayor impacto es en la capacidad de expresar y ordenar
ideas con un 55% que contestan 5 (Mucho) y en el que se percibe menos es en la
capacidad de hacer propuestas y pensar proyectos con un 47% que contestó 5 (Mucho), ya que esta capacidad implica un grado mayor de complejidad, por lo que
se planteó una profundización de la misma en la Tecnicatura Universitaria en Economía Social y Solidaria (TUESS), en la cual están cursando en la actualidad unos
200 orientadores/ras que finalizaron el DOSESS y poseían estudios secundarios
completos (requisito que se hizo imprescindible por ser una carrera universitaria,
y no ya de extensión).
En cuarto lugar, el módulo de auto percepción sobre cambios subjetivos y actitudinales experimentados a partir del DOSESS, se repite la tendencia del apartado
anterior, pero con mayor fuerza aun, ya que entre el 95 y el 97% contestó 5 y 4
(Mucho y Bastante) para todos los aspectos mencionados. El aspecto en el que se
percibe un mayor impacto, lo cual señala un importante logro de la experiencia,
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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es en el interés por seguir aprendiendo/estudiando, donde un 79% de los estudiantes
señalaron Mucho. En el que señalaron un impacto relativamente menor fue en la
mejora en el compromiso con el trabajo y la militancia, que igualmente fue muy alto,
con un 64% de respuestas 5 (Mucho), quizás por tratarse de una dimensión en la
que ya se encontraban fuertemente involucrados.
De este modo, podemos señalar en términos generales que la experiencia del
DOSESS presentó muy altos niveles de aprobación, satisfacción e impacto por
parte de la amplia mayoría de los estudiantes del DOSESS, con un nivel de calificación general de la misma de 9,17 puntos (en una escala del 1 al 10), y donde
los aspectos más ampliamente valorados (en un contexto de amplia satisfacción
general) fueron el acompañamiento y compromiso de los docentes tutores, las
posibilidades de intercambio y aprendizaje que representaron el trabajo grupal
(vinculado a la metodología propuesta); y el interés que la experiencia despertó
en seguir estudiando y aprendiendo.
2.2. Evaluación de las prácticas profesionalizantes
¿Qué significa accionar socio educativamente con adultos marginados pedagógicos en
la Argentina de hoy? Nuestra experiencia se propone instituir Operadores Socioeducativos en Economía Social y Solidaria. A tal fin pone en diálogo saberes,
experiencias, conocimientos diversos con contenidos teórico- prácticos hacia
la construcción de una praxis integral. Hablar de formación de “Operadores
Socioeducativos en Economía Social y Solidaria” en el marco descripto implica
profundizar en un proceso de reflexión con dirigentes que realmente contribuya
a avanzar en la construcción de nuevos sujetos políticos, capaces de llevar adelante los cambios y las rupturas que nuestro país necesita en estos tiempos.
La modalidad de organización de la propuesta, la participación de distintos
actores socio-institucionales, el dictado de las materias a cargo de parejas pedagógicas y el espacio sustantivo de las prácticas profesionales materializan un
posicionamiento político determinado, que coloca en el centro del análisis las
experiencias del campo popular, configurando una visión colectiva que ubica
a la Comunidad de Aprendizaje (CA), tal como la definimos en el apartado 1,
como sujeto de la transformación.
El hecho de que la figura del “orientador” fuese una construcción ad-hoc, en
el marco de políticas públicas, generó grandes incertidumbres e interpelaciones
identitarias, tanto de los mismos “orientadores” como de sus compañeros cooperativistas. En este punto, las aulas del DOSESS se constituyeron como punto de
encuentro de los “orientadores” y, consecuentemente, como espacio de catarsis,
debate, reflexión y, finalmente, (re) construcción de su rol dentro de las cooperativas, en los territorios y en el marco de la ESS. Resulta significativo mencionar
en esta instancia que las prácticas profesionalizantes realizadas por los estudiantes
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en el último período del DOSESS cumplieron un lugar central en la consolidación de este rol, tanto en la propia subjetividad de los “orientadores” como en el
territorio y la cooperativa.
–Fundamentación de las prácticas para el DOSESS
En las prácticas socioeducativa de los actores sociales en el marco de la ESS,
analizamos el potencial metodológico: la búsqueda de cursos de acción eficaces
para la reproducción ampliada de la vida (Coraggio, 2002); y político: de transformación de sus condiciones de existencia, vulnerabilidad socioeconómica y, en
algunos casos, de opresión. Estas prácticas que oponen a la economía del capital
“la economía del trabajo” (ibíd.) contienen estrategias alternativas dirigidas a
generar condiciones de transformación en el largo plazo y construir modos específicos de integración social. Analizamos de qué manera la articulación de un
proceso de formación que tiene su anclaje en las formas de habitar el territorio,
no son experiencias marginales, sino que se constituyen como actores en el espacio público, con capacidad de interpelar al conjunto a través de la estructuración
de demandas colectivas entre quienes comparten una misma condición, pero
también un proyecto.
–Las Prácticas Profesionalizantes como proceso.
¿Cuál es el sentido de las prácticas, en los procesos de aprendizaje propuestos? Decíamos anteriormente que para llevar adelante experiencias socio-educativas en
ESS, tomamos la propia realidad como fuente de conocimientos, como punto
de partida y como punto de llegada. Articulamos nuestra realidad analizándola y
abordándola con las herramientas teóricas que adquirimos, que utilizamos para
la reflexión y para la planificación de tareas. Ello implica un recorrido dialéctico
entre práctica y comprensión sistemática, histórica, global y científica (teorías).
La propuesta es construir una relación lógica entre: Objetivos- Contenidos (en
que se basan los objetivos) y Método. Las Prácticas Profesionalizantes, planificadas
en las clases, proponían relacionar las prácticas militantes de la organización y la
planificación organizada y sistematizada fundamentada con la teoría y los nuevos
conocimientos construidos a partir del Diploma. Para ello, hicimos hincapié en
la importancia de repensar de las propias prácticas pre-existentes, para poder
observarlas y realizar de esta manera un diagnostico situacional. Esto requirió la
elaboración de un Triple auto-diagnóstico que implicó el relevamiento de los
siguientes aspectos: ¿Dónde? Reconocimiento de la realidad objetiva (contexto)
¿Qué? Acciones espontáneas u organizadas que el grupo/los grupos realizan para
transformar la realidad (su medio y situación en general) ¿Cómo? Interpretación
de la realidad social (la intención que existe en cada acción sobre ella). Se relevan,
en definitiva, las razones de las personas para actuar (o para no actuar).
A partir de aquí nos encontramos en situación de poder realizar las prácticas
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territoriales, que se fueron construyendo a lo largo de las clases, basadas en necesidades reales de sus territorios con una clara acción transformadora.
–Registro y sistematización de experiencias. Construir el conocimiento para volver al
territorio.
La Sistematización de Experiencias como proceso de apropiación social de
aprendizajes, disponía las acciones que permitieron recuperar los trayectos de
cada sujeto. Supuso un proceso político, ideológico, participativo, emancipador,
transformador; productor de conocimiento desde la experiencia. Se convirtió
de esta manera en una herramienta para generar aprendizajes, conocimientos y
propuestas transformadoras, sobre la base de la praxis revolucionaria y al mismo
tiempo, impulsar el conocimiento libre, para lo cual debe asumirse como una
pieza fundamental del propio proceso de sistematización el desarrollo de estrategias de socialización de los resultados.
Al respecto, nos hicimos algunas preguntas problematizadoras:
¿Cómo se expresa la educación social en las experiencias socio-económicas?
¿Cuáles son los aprendizajes que aspiramos o podemos lograr a través de la
sistematización de estas experiencias?
¿Cuáles son los conocimientos que pretendemos producir mediante la sistematización de estas experiencias?
¿Cuáles serían los aportes de la sistematización de esta experiencia para contribuir con la transformación de la realidad específica a la cual ella pertenece?
¿Qué pretendemos lograr en materia de socialización de los resultados a
través de este proyecto de sistematización?
El aporte de la teoría es parte esencial del proceso de educación-acción. Y
el aportar elementos de información, propiciar herramientas de análisis y conducir el proceso con rigor y creatividad, es uno de los roles más importantes
del coordinador/a o educador/a, orientador/a. No tendría sentido desencadenar
un proceso como el que hemos presentado, si no tiene como consecuencia el
superar la situación inicial de la que se partió. Por ello, “volver a la práctica”,
constituye en cierto sentido un regreso al punto de partida, pero no entendida
en el sentido original y en forma estática, pues esto significaría la anulación del
movimiento dialéctico que se pretendía impulsar. El proceso de reflexión teórica
sobre el punto de partida, nos debe provocar el avance en términos de aprendizaje e incorporación de nuevos conocimientos, pero también en la capacidad y
calidad racional, organizativa y política de las acciones transformadoras sobre la
misma realidad socio-económica de la cual se partió.
No se trata pues de un “regreso mecánico” al punto original, sino de un retorno crítico y superador del punto de partida, para así avanzar dinámica y creativamente en la superación de las situaciones diagnosticadas.Y ello, sin abandonar
la visión a partir de “la teoría” de la propia realidad. “Distanciarse” teóricamente
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no debe ser sinónimo de abandono. Implica ampliar la mirada, y en definitiva la
acción transformadora.
–Evaluar para volver al Territorio
La evaluación formó parte del proceso programador de la intervención social, lo que significó estar presente en todas las fases del proyecto, ya que a través
de ella se pudo comprobar la adecuación de las intervenciones. Podríamos decir
que evaluar supuso: comprobar el grado de consecución de los objetivos, como
un medio de mejora de la intervención, constituyéndose como un instrumento
de organización y gestión.
En términos de Oscar Jara7, las experiencias son procesos socio-históricos
dinámicos y complejos, individuales y colectivos, vividos por personas concretas.
No son simplemente hechos o acontecimientos puntuales, ni meramente datos.
Las experiencias son esencialmente procesos vitales que están en permanente
movimiento y combinan un conjunto de dimensiones objetivas y subjetivas de
la realidad histórico-social.
Por todo ello, cuando hablamos de la sistematización de experiencias, estamos hablando de procesos históricos en los que se van concatenando todos
esos diferentes elementos, en un movimiento e interrelación permanentes, produciendo continuamente cambios y transformaciones en la medida que cada
aspecto se constituye respecto al todo y el todo se redefine en su vinculación
con cada aspecto.
–Alcance territorial: entre las aulas y el barrio...
Es así como podemos sostener que las prácticas profesionalizantes generaron
una gran huella tanto a nivel subjetivo y formativo de los propios estudiantes
como a nivel territorial. Lograron desnaturalizar las prácticas educativas instaladas en el territorio, construyendo prácticas de educación popular, estableciendo
relaciones dialógicas, de horizontalidad, logrando escuchar y rescatar las experiencias y saberes previos de sus compañeros. En este sentido, los espacios de
diagnóstico, diseño y planificación ocuparon un lugar central. A partir del análisis
de los Informes de Prácticas, (confeccionados por los mismos estudiantes), podemos
dar cuenta de la valoración de la acción planificada reflexiva y la problematización de lo territorial. Asimismo, la posterior sistematización y evaluación de las
prácticas nos hablan del lugar que se le da a la reflexión y el análisis crítico de
las mismas. También resulta interesante mencionar que las prácticas realizadas se
desarrollaron, en su gran mayoría con la metodología tipo taller, recuperando las
7. Educador Popular y Sociólogo. Director General del Centro de Estudios y Publicaciones Alforja y
coordinador del Programa Latinoamericano de Apoyo a la Sistematización del CEAAL (Consejo de
Educación de Adultos de América Latina).
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dinámicas y las formas que los docentes aplicaron a lo largo del DOSESS.
También se puede sostener que las prácticas profesionalizantes lograron llevar e instalar en las cooperativas y en el territorio, temas y conceptos que no estaban presentes: cooperativismo, Economía Social y Solidaria, autogestión y grupos fueron
las temáticas más abordadas por los orientadores en sus prácticas. Esto visibiliza
dos cuestiones: por un lado, el impacto cognitivo del proceso formativo del DOSESS en los propios estudiantes, quienes lograron instalar los conceptos de mayor
relevancia en el trayecto formativo en el territorio. Por otro lado, estas nuevas
temáticas que fueron apareciendo en las cooperativas, generaron reacciones sumamente positivas en los cooperativistas, impulsó a seguir aprendiendo, impulsó
a pensar en la necesidad de fortaleecer la autogestión, a armar nuevos proyectos, a
fortalecer los grupos, a luchar por los derechos conseguidos y por los vulnerados.
Algunas conclusiones para la reflexión
La experiencia realizada, sus logros y el análisis efectuado nos invita a seguir creyendo en la educación popular y en la construcción de comunidades
de aprendizaje abiertas como caminos muy productivos para la inclusión social
y educativa, la ampliación de derechos y la construcción del campo teórico
práctico de la ESS. Trabajar desde el paradigma de la educación popular y la
comunidad de aprendizaje en la Universidad pública nos propone desafíos, pero
también nos demuestra que la Universidad y el territorio pueden imbricarse,
que la Universidad puede ser territorio y el territorio Universidad, que pueden
entramarse en pos de la transformación social en un permanente encuentro.
Cambiar la mirada, revisar las concepciones, profundizar sobre qué hacemos,
cómo lo hacemos y para qué lo hacemos es la revolucionaria idea de partir de la
práctica y mirarla críticamente para transformarla (sustento conceptual sencillo y
profundo tanto de la Educación Popular latinoamericana como de la Educación
Social). Nuevas prácticas, enriquecidas con el análisis y una visión estratégica son
las que podrán alimentar los sueños y diseñar los pasos para lograr la construcción de una nueva sociedad.
El DOSESS resulta así una práctica educativa universitaria innovadora, en
tanto se posiciona desde este paradigma. Se adopta una postura política-pedagógica inclusiva, de ampliación de derechos, de la cual todos somos parte, todos
tenemos algo para aportar. Se concibe a la educación como dialógica, en la que
los docentes son facilitadores del proceso de aprendizaje. De esta manera, se
intenta romper con las prácticas tradicionales y excluyentes del sistema educativo hegemónico. Partiendo de la concepción freireana de la educación popular,
se recupera la experiencia de los estudiantes, para reflexionar teóricamente en
torno a la misma, y luego volver para transformarla y mejorarla. Práctica-teoríapráctica. De esta manera, la experiencia territorial de los “orientadores” se vuelve
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el eje central del trabajo tanto dentro como fuera del aula. Desde la mirada de
Comunidad de Aprendizaje se concibe a todos los actores como protagonistas
en su propio proceso formativo que promueve el lazo social, la participación y la
pertenencia como una construcción compartida de los saberes y de las responsabilidades. Un dispositivo que permite el crear, el producir, el provocar condiciones necesarias para una práctica liberadora y contextualista en educación.
Es así como se piensa la Comunidad de Aprendizaje, como un grupo en
permanente movimiento, abierto, que no sólo se trata del aula del DOSESS, sino
que trasciende espacios, involucra también al barrio, el club, la familia, la escuela,
la cooperativa.
Como proceso, nuestra construcción implicó transformaciones, que fueron
articulando vivencias, y por sobre todo, recuperando experiencias y sentires que
integraron esta realidad, de la cual somos parte, pero de la que somos parte como
sujetos de la praxis. En este punto consideramos necesario visibilizar nuestro lugar como investigadores- docentes participantes de esta experiencia. Los autores
de este artículo fuimos docentes del DOSESS, y es desde esta perspectiva que
nos propusimos esta investigación, con el objetivo de sistematizar al menos una
parte de la gran riqueza teórico- práctica que envuelve la experiencia, y producir algunos conocimientos y aprendizajes que nos permitieran reflexionar sobre
nuestras prácticas para mejorarlas. Asimismo, tomando los recaudos metodológicos del caso, resulta interesante mencionar que el ser parte de esta experiencia
es lo que hizo factible la realización de la investigación, nos permitió el acceso a
información y documentación, como así también a testimonios, logrando el rapport necesario con los protagonistas. Constituye así un ejercicio de revisión de
la propia tarea, tanto desde las decisiones profesionales como de las ideológicas
que constituyeron nuestro aporte al proceso de aprendizaje colectivo y también
de las emotivas, resultantes de nuestra vinculación personal a los grupos, a las
comunidades de aprendizaje que impulsamos y que nos interpelaron en tanto
sujetos de aprendizaje.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Auge y decadencia
de las cooperativas de consumo
en Colombia: análisis de 30 años
de políticas públicas8
Juan Fernando Álvarez9
Al maestro Rymel Serrano
una leyenda viva de la cooperación
1. Introducción
El cooperativismo de consumo ha sido fomentado, desde los inicios del cooperativismo en Colombia, de forma moderada por un sin número de órganos del
Estado colombiano buscando obtener de ellas la ventaja cooperativa de disminución y regulación de precios.
Sin embargo, las cifras dan cuenta de una merma progresiva de estas organizaciones en número y significancia dentro del universo cooperativo. Al respecto
hay poca documentación y la invisibilidad estadística y analítica predomina.
En este papel de trabajo se analizará, de forma muy tangencial, el desarrollo
del cooperativismo de consumo en Colombia durante los años 1980-2010, a
partir de un estudio documental de las políticas públicas y la relación de éstas
organizaciones con los gremios cooperativos. Esto con el fin de identificar refe-
8. Este artículo es una síntesis actualizada del capítulo denominado “Las políticas públicas en el
sector de cooperativas de consumo 1980-2010” contenido en Mora, Christian –director- (2011),
Políticas públicas y cooperativismo en Colombia: 30 años de encuentros y desencuentros, Editorial
IEMP-Procuraduría, Bogotá.
9. Coordinador académico del Centro de Investigación y Educación Cooperativas de la Cooperativa
de Profesores de la Universidad Nacional de Colombia.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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rentes históricos que pueden ser útiles a la hora de considerar una propuesta de
fortalecimiento a las organizaciones cooperativas.
2. Algunas precisiones iniciales sobre las cooperativas
de consumo
Las cooperativas de consumo no tienen que ver con el consumo mismo, sino
con las compras para el consumo (Laidlaw, 1998). Así, las cooperativas de consumidores reúnen la demanda de bienes perecederos y muebles de sus miembros
para comprarlos en común, por cuenta de los mismos, y distribuírselos posteriormente para su consumo final, o para realizar una actividad económica productiva
(García, 2009).
Como la empresa compra en común los bienes que requieren sus miembros
para luego proporcionárselos, existe una sola operación de compra-venta donde
no hay agregación del costo por efecto lucrativo, sino la agregación de un monto
de operación.
La más característica de estas empresas es la cooperativa de consumo familiar
la cual es creada por los consumidores con miras de proveer sus necesidades en
bienes de consumo final, por la compra en común de éstos (García, 2009). Pero
también es posible que se compren productos intermedios como insumos o
provisión de materias primas (Serrano, 1994). En este caso la cooperativa agrega
valor al bien adquirido y genera un bien de consumo final a menor precio destinado regularmente a clientes externos.
De manera que la cooperativa sirve, en este caso, como comercializadora de
las compras comunes de los asociados, efectúa la transferencia de estos bienes
para el mercado que el miembro integra, e incluso puede venderlos a terceros.
Lo anterior, es una premisa que desde el punto de vista doctrinal y jurídico puede conllevar a intensos debates sobre el radio de acción de la cooperativa. Pero
en todo caso lo que subyace detrás de la apertura de ventas a no asociados, es
la necesidad de generar escalas para que los costos administrativos no impacten
en el valor final del producto y se pueda conseguir el objetivo de precios justos,
entendidos como aquellos libres de elementos parasitarios (Jiménez, 1995).
Desde las primeras cooperativas de consumo como Rochdale se promovieron las operaciones al contado con el fin de liberar a los asociados de los intereses,
generar buenos hábitos y evitar costos adicionales que perturben el precio justo.
Pero hoy este principio es poco implementado y se tiene la certeza de que el
consumo se basa en el crédito.
Por otra parte, las cooperativas de consumo deben inducir un buen uso
del consumo, evitando la promoción de excesos o consumos innecesarios. Sin
embargo, la dinámica comercial y social apunta a otra cosa: excesos, avaricia,
ambición desmedida por consumir cosas inútiles y usar el consumo no como
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satisfactor de necesidades sino como aliciente de consumismo (Arbeláez, 2005).
En el ámbito organizacional, la empresa sirve de agente de colocación de la
producción de sus miembros y colabora en la colocación de las producciones
pertenecientes de las cooperativas de producción que así lo deseen y que produzcan bienes del grueso de la empresa de consumo. Lo anterior, mediante una
empresa que distribuye y se encarga de la ejecución autónoma, la transformación
de los productos de sus miembros y su adecuación al mercado (García, 2009).
Así, las cooperativas de consumo basan su éxito en su capacidad de articulación y generación de economías de escala. Por ello deben tener un elevado
número de miembros o cuando menos generar integración horizontal para proveerse de las fuentes de producción internas y externas.
La cooperativa podrá sostenerse económicamente en la medida en que la
carga de sus gastos generales y costos fijos sean cada vez menores y la empresa
obtenga rendimientos crecientes (Lasserre, 1963), que permitan financiar nuevas
inversiones, mejores condiciones en la compra de los bienes y servicios que ofrece, mayores retornos sobre las compras de los asociados y posibilidades reales de
articularse e incluso promover la producción que ofrece, con la calidad, cantidad
y atributos que los consumidores demandan.
Las cooperativas de consumo también requieren capitales significativos para
realizar las inversiones necesarias para hacer, de la transferencia de bienes, una
operación eficiente. Esto implica también su integración como centrales de
compra y tecnificación de procesos y su relacionamiento federado con entidades
cooperativas de financiación.
En la historia del cooperativismo de consumo en Colombia podemos encontrar, en diferentes momentos, la totalidad de las formas cooperativas identificadas líneas arriba. Lo que a continuación viene es el resumen de la identificación
de algunos elementos sobre el accionar histórico de este tipo de organizaciones
encontrados en la literatura disponible y algunos entrevistas a líderes del fomento
y la regulación cooperativa en Colombia.
3. Sobre el accionar histórico de las organizaciones
cooperativas de consumo
Antes de la década de los ochenta las cooperativas de consumo tenían incidencia en las grandes ciudades. El mayor número de cooperativas eran las de
empresa y de establecimientos públicos (de vínculo cerrado) y estaban normalmente próximas a los trabajadores de empresas de capital.
La primera cooperativa de consumo que se registra se creó en 1933 y se denominó La Antioqueñita de Medellín (Serrano, 1967). Posteriormente, se crearon cooperativas de consumo bajo la modalidad de cooperativas de empresas
entre 1930 y 1940.
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Luego, las entidades crecieron lentamente hasta la década de los cincuenta
del siglo pasado cuando el presidente Alberto Lleras Camargo intervino en una
sesión del congreso cooperativo para resaltar la importancia que le daba al cooperativismo, como generador de un nuevo orden económico, en la solución de
los problemas que tenía el país. En este período presidencial el discurso político
rondó alrededor del establecimiento de cooperativas para contribuir a solucionar el problema de vivienda y organizar el mercadeo y transporte de productos
agropecuarios para abaratar el costo de vida. Así las cooperativas de consumo
recibieron por parte del Estado las primeras acciones de apoyo exclusivo basada
en la creación de organizaciones, pero también las primeras iniciativas basadas
en la instrumentalización de la figura para solucionar problemas estructurales de
abastecimiento y lucha contra el acaparamiento que ni el Estado ni las empresas
de capital pudieron resolver.
En este período, la política pública fue paternalista e intervencionista. El desarrollo cooperativo de cooperativas de consumo se fundamentó en buena parte,
en las amplias exenciones y facilidades que se les otorgaba.
Posteriormente, ya inicios de la década de los sesenta del siglo pasado, y luego de casi treinta años de reconocimiento jurídico, el cooperativismo colombiano comenzó a consolidarse en el área de crédito, consumo y vivienda. También
predominaron las cooperativas de múltiple propósito (multiactivas). No obstante,
las cooperativas de producción y las agrícolas tuvieron un crecimiento muy lento
y económicamente casi insostenible (Uribe, 1978). Este último tipo de empresas
fue la que paradójicamente recibió más apoyo gubernamental en décadas anteriores, especialmente en los años cuarenta del siglo pasado bajo el gobierno del
Presidente Alfonso López Pumarejo.
Desde la década de los setenta del siglo pasado las estrategias implementadas
en las cooperativas de consumo se basaron en el desarrollo de convenios para
satisfacer las necesidades de asociados pertenecientes a entidades oficiales o privadas. De manera que las cooperativas de consumo que más preponderaron por
su número, a partir de ese momento, fueron las de índole multiactivo con sección
de consumo.
Sin embargo, la estrategia de satisfacer las necesidades de consumo a través de
convenios con otras entidades, vacía de capacidad de reproducción económica a
la organización cooperativa, generando que las escalas y dimensiones de consumo alcanzadas se transfieran a terceros no cooperativos. Al final del día, la organización cooperativa termina siendo un intermediario al cual los márgenes de
comercialización sólo alcanzan para mantener las estructuras administrativas de
estas organizaciones. En el tiempo, esto repercute en las posibilidades de desarrollar programas propios autofinanciados y hace que las organizaciones dependan
de fuentes financieras externas para su mantenimiento.
A continuación se visibilizan las consideraciones anteriores en términos es30 |
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tadísticos, advirtiendo de antemano que lo apuntado representa una tendencia
dados los problemas en los reportes de información, periodicidad, parámetros de
cálculo y demás problemas propios de la escasa información disponible.
4. Evolución de las cooperativas de consumo en el
tiempo
Examinar la evolución de las cooperativas de consumo no es tarea fácil. Inicialmente es menester registrar que hay dos visiones con respecto a este tipo de
cooperativas. La primera aboga por dar al cooperativismo de consumo una especificidad como tipo de entidad preponderante del sector cooperativo. Esta visión
primo durante los primeros años del registro que realizamos (1980-1987). La segunda visión es a incorporar las cooperativas de consumo dentro de la clasificación
entre cooperativas para consumidores y cooperativas para productores. Así dentro
de esta segunda línea de registro documental, autores como Zabala involucran
actividades dirigidas a los consumidores como la generada a través de las cooperativas de vivienda, transporte y educación.Y esta segunda línea pareciera que primó
desde los años noventa del siglo pasado, para clasificar a las cooperativas.
Pero en la práctica las cooperativas de consumo fueron incorporadas estadísticamente a las cuentas de cooperativas integrales, especializadas y multiactivas,
haciendo difícil precisar las estadísticas de este tipo de organizaciones porque en
definitiva había cooperativas de consumo de empresa imbricadas dentro de las
multiactivas, cooperativas de consumo especializadas e incluso cooperativas que
partiendo desde el consumo se integraron en la cadena para procurar la producción o viceversa.
Este documento analiza fundamentalmente a la cooperativa de consumo
como entidad en la que se reúne la demanda de bienes perecederos y muebles
de sus miembros para comprarlos en común, por cuenta de los mismos, y distribuírselos posteriormente para su consumo final, o para realizar una actividad
económica productiva. El objetivo de este tipo de cooperativas es la regulación
de precios y la generación de escalas de consumo para mitigar los efectos de la
especulación. Sin embargo, este criterio puede restringir el universo de entidades
que realizan actividades para procurar el consumo de sus asociados a través del
crédito o de convenios y aquí entran la mayoría de cooperativas multiactivas con
sección de ahorro y crédito y las cooperativas especializadas en ahorro y crédito
que tienen líneas de crédito para el consumo.
De 1979 a 1987 se tenían claramente identificadas el número de cooperativas de consumo (sean estas de vínculo empresarial cerrado, de asociación u otras)
(cuadro 1).
Desde inicios de la década las cooperativas de consumo disminuyeron en
número pero lograron aumentar levemente el número de asociados. De manera
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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que su participación dentro del universo cooperativo cayó en el tiempo, pero
quizá internamente se vieron fortalecidas por agregación de escala.
Cruzando esta información con la del número de cooperativas totales se
puede apreciar la evolución de las cooperativas de consumo en el período 19791987 (Gráfico 1). En este período las cooperativas bajaron su participación en el
universo en términos porcentuales y decrecieron.
Cuadro 1. Evolución de las cooperativas de consumo en Colombia 1979-1987
Año
No. de
No. de
cooperativas de asociados
consumo
No. de
cooperativas
total
% Cooperativas de
Consumo / Total de
Cooperativas
1979
307
232.405
2135
N.D.
1980
351
139.654
2.196
16%
1981
289
120.242
2.114
13.7%
1982
315
190.169
2.242
14%
1983
331
243.916
2.410
13,7%
1984
331
194.209
2.404
13,8%
1985
243
170.785
2.530
9,6%
1986
308
348.000
2.669
11,5%
1987
330
328.000
2.953
11,2%
Fuentes: Informes DANCOOP al Congreso de la República; N.D.: no disponible
Gráfico 1. Evolución de las cooperativas de consumo frente al universo
cooperativo 1979-1987
Número de cooperativas
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
Años
Fuente: elaboración propia a partir de Informes DANCOOP al Congreso de la República
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
A partir de 1988 hay un vacio estadístico con fuentes siempre aproximativas
que duró casi hasta el año 1999. Sin embargo, pudieron encontrarse algunos
datos que pueden ser linealizados con efectos de estimar la tendencia de estas
organizaciones en el tiempo.
Este período se constituye en una década pérdida en la visibilidad de las
cooperativa de consumo y de igual manera esta época coincide con la escisión
de muchas secciones de ahorro de cooperativas de consumo, de liquidación de
entidades especializadas de consumo y de la tendencia a asumir el consumo desde la noción crediticia y no de la dotación directa de bienes y servicios con fines
de regulación de precios.
Los datos que se tienen (años 1989, 1991, 1993 y 1998) nos sirven de base
para conocer la tendencia a la baja de la participación de este tipo de cooperativas en el universo (gráfico 2). Aún cuando cabe destacar que en el período de
crisis del sector cooperativo del período 1996-1998 el universo de cooperativas
cayó más que proporcionalmente que las cooperativas de consumo. También
vale la pena destacar como el porcentaje de participación de las cooperativas de
consumo de la década anterior, entre el 10% y el 13%, cayó a porcentajes entre
el 4% y el 6%.
En este período desapareció la precisión estadística y con ella el registro de
las cooperativas de consumo.
Gráfico 2. Evolución de las cooperativas de consumo frente al universo
cooperativo 1979-1987
Cooperativas de consumo
5000
4000
3000
2000
1000
0
1989
1991
Años
1993
1997
Fuente: elaboración propia a partir de Informes DANCOOP al Congreso de la República
A partir del año 2000 las cooperativas de consumo desaparecieron de los
reportes tanto oficiales como gremiales y eso da cuenta de un desinterés por el
subsector, en tanto estadísticamente se registran cooperativas como las de salud
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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y las aseguradoras con cuantías de empresa presumiblemente menores. Así, las
actividades de las cooperativas de consumo quedaron inmersas como actividades
conexas en cooperativas especializadas o multiactivas. Por otra parte, se comenzó
el registro de los subsectores de transporte, trabajo asociado, agropecuario, financiero, funerario, salud, asegurador, educación y aporte y crédito. Así la única
forma aproximada de conocer el número de organizaciones es mediante el supuesto de que la clasificación económica correspondiente a comercio al por mayor
y al por menor reparación de vehículos automotores, motocicleta, efectos personales y enseres
domésticos, corresponde a las cooperativas de consumo. Así al menos lo clasifica
la Superintendencia de Economía Solidaria en sus estadísticas colocando en su
clasificación la cuenta: Comercio (CONSUMO).
Sin embargo, conocemos que esta clasificación incluye cooperativas que no
son necesariamente de consumo por lo que el patrón de información es disperso,
incluye a otros actores del sector solidario como los fondos de empleados y las
mutuales y en definitiva es poco confiable. Una muestra de lo anterior se da en
las estadísticas del año 2002 cuando por una parte la Supersolidaria reportaba
que las cooperativas que consideran de consumo representaban 6.9% del universo, mientras que el DNP reportó que sólo alcanzaba el 3%.
Cuadro 2. Evolución de la actividad económica denominada Comercio (CONSUMO)
correspondiente al período 2000-2010
Año
No. de
No. de
cooperativas de asociados
consumo
No. de
cooperativas
total
% Cooperativas de
Consumo / Total de
Cooperativas
40.000
3.472
3.95%
2000
137
2001
203
N.D.
3.517
5.77%
2002
363
264.375
4.195
8.65%
2003
361
290.030
5.107
7.07%
2004
366
305.024
5.931
6.17%
2005
356
311.861
6.462
5.51%
2006
360
341.701
6.877
5.23%
2007
352
359.034
7.349
4.79%
2008
338
389.918
7.833
4.32%
2009
249
414.625
8.124
3.06%
2010
319
403.805
8.533
3.74%
Fuente: elaboración propia a partir de: 2000 (Cerda y Pineda, 2005), 1993 (Padilla y Atehortúa,
2005, pp.25); 2001 (Estadísticas de Cooperativas por actividad económica -comercio al por mayor
y al por menor reparación de vehículos automotores, motocicleta, efectos personales y enseres
domésticos- Confecoop) 2002-2009 (Estadísticas de entidades de economía solidaria por actividad
económica Supersolidaria). ND: no disponible.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Las estadísticas disponibles muestran una aparente invisibilidad progresiva
del sector cooperativo de consumo en el tiempo. A partir de entrevistas a profundidad se llegaron a una serie de conclusiones sobre las causas explicativas de
tal fenómeno.
5. Apuntes sobre causas del auge y decadencia de
las cooperativas de consumo bajo la experiencia
colombiana
No hay una razón unívoca para entender cómo las cooperativas de consumo
fueron mermando su presencia e incidencia en el tiempo. Más bien hay una
canasta de problemas que determinaron incentivos y desincentivos institucionales que influyeron de forma gradual en lo que denominamos decadencia. A
continuación se presentan una serie de relacionales institucionales que terminaron condicionando el estado actual de este subsector del cooperativismo y que
pueden servir de referente sobre qué elementos debemos considerar a la hora de
fomentar estas organizaciones.
Sobre las relaciones con el Estado
Algunas cooperativas de consumo creadas en la década de los cincuenta hasta
los ochenta del siglo pasado, obtuvieron un apoyo estatal. Este surgimiento trajo
consigo el imaginario de que todo el esfuerzo oficial debía dedicarse mediante
leyes a crear, por disposiciones, organismos y obligaciones que sólo sirvieron para
crear ilusiones y coartar la libertad de acción de las cooperativas (Serrano, 1967).
En paralelo, los temas de asistencia técnica y acompañamiento con transferencia
de saberes y tecnologías condujeron a limitar el esfuerzo propio y la aplicación
de técnicas comerciales coherentes con la doctrina.
Por otra parte, muchas de las cooperativas de consumo que se constituían
a partir de la asociación de trabadores de empresas públicas sufrieron bajas de
membrecía por las reestructuraciones que el Estado implementó luego de la
apertura económica y la consecuente política de reducción del tamaño del
Estado.
Las cooperativas de consumo no han tenido relaciones con los Municipios que garanticen su autonomía. En la medida en que estas organizaciones
se convirtieron en instancias de liberación de recursos para los consumidores
y reguladores de precios, los Municipios buscaron su instrumentalización para
transferirles funciones de distribución de recursos a poblaciones vulnerables.
Sobre su articulación con los mercados
La informalidad en el mercado de los bienes de consumo es un obstáculo
real que compite de forma desigual con la opción del consumo cooperativo. En
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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la medida en que vendedores ambulantes ofrecen sus mercancías directamente a
los consumidores, sin pagar costes de administración y de transacción implícitos,
generan ofertas difícilmente igualables por las organizaciones cooperativas. Además genera desincentivos a la asociación de las personas para obtener beneficios
económicos en sus compras, en tanto pueden obtenerlas de forma individual,
aun cuando esto reste posibilidades a los comercios formales.
Por otra parte, a partir de la década de los ochenta, el sector de consumo
tuvo la incorporación al mercado de grandes superficies e hipermercados de empresas de capital. Este hecho desató una competencia férrea con las cooperativas
de consumo donde estas fueron perdiendo progresivamente cuotas de mercado.
Las Cajas de Compensación desplazaron los espacios dejados por las cooperativas de consumo y además lo hicieron con co-financiación pública y sin
mayores índices de eficiencia.
Muchas cooperativas de consumo fracasaron en su intento de parecerse a las
grandes cadenas comerciales. Sus únicas estrategias se basaban en la realización
de propagandas, premios por compras y promociones (Laidlaw, 1998), pero poco
han enfatizado en la demostración de la diferencia que se establece por el retorno en el momento de la compra, al final del período económico y después de él
por medios de los fondos sociales.
Sobre los sistemas de tratamiento diferenciados entre asociados y no
asociados
Muchas organizaciones comenzaron a perder su autonomía en la medida
en que incorporaban consumidores no asociados. Externamente, los terceros representaban para la cooperativa la posibilidad de crecer económicamente, pero
internamente los asociados perdían progresivamente los incentivos para serlo.
La incapacidad para generar una discriminación entre asociados y nos asociados
terminó por mermar la ventaja cooperativa de la asociación.
La inexistencia de incentivos para que los asociados se sientan tratados con
diferencia es una de las mayores causas de la salida de éstos. Cuando el asociado
no es capaz de percibir los beneficios por el riesgo solidario que asume, tiende
a dejar de participar en la organización y generar demandas de consumo que
contribuyan a la generación de escalas. Al respecto el maestro Alexander Laidlaw
refiere las cooperativas de consumo pueden ver disminuir el interés activo de sus
socios porque en la comunidad donde actúan aparecen otras organizaciones que
ofrecen mayores atractivos o porque extienden los servicios al público no asociado, lo cual deja a los socios sin mayores ventajas (Laidlaw, 1998, 101).
Sobre la estructura económica
Muchas de las actividades de consumo se han organizado de forma accesoria
a la actividad de ahorro y crédito de las cooperativas. En el tiempo, el consumo
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
visto desde la complementariedad ha generado énfasis en la actividad económica
que mayores retribuciones genera: el ahorro y el crédito. Por ende, el consumo
queda relegado como una actividad muchas veces deficitaria y en otras ocasiones
como actividades prestadas a través de líneas de crédito que son utilizadas en supermercados de índole lucrativo. Autores como Mendoza (1977, pp.122) afirman
que el cooperativismo colombiano se ha orientado más a los aspectos especulativos de las
finanzas que a los más profundos de la producción de artículos básicos, urbanos y agrarios,
y a su comercialización y distribución en beneficio del conjunto.
La ausencia de recursos para financiar nuevas inversiones es uno de las razones que han impedido el crecimiento organizacional. Quizá sea útil deducir para
fines de capitalización un porcentaje del retorno con este fin.
Sobre la integración
Las cooperativas de consumo no lograron integrarse y generar economías de
escala suficientes para competir en los mercados. Esto vino aparejado de un insuficiente apoyo y compras intercooperativas entre las organizaciones del sector. En
ello contribuye la ausencia de una política y personalidad compartida. También
contribuye la falta de unicidad gremial frente a los demás sectores económicos,
fruto de intereses particulares de directivos y representantes gremiales. En definitiva, el sector se presenta al país fragmentado en pedazos de diverso tamaño y
condición (Mendoza, 1977).
Los gremios y en parte el Estado, no han reconocido el rol de las cooperativas de consumo como generadoras de desarrollo. Su papel ha sido asociado a
actividades conexas sin una mayor fuerza productiva y de hecho en un Diagnóstico concertado realizado al cooperativismo colombiano a finales de la década de
los setenta del siglo pasado, se presentó como debilidad la alta concentración del
sector cooperativo en áreas no productivas como el consumo (DANSOCIALPNUD-OIT, 1982). En este contexto el único rol que se atribuía a las cooperativas de consumo era la potencialidad que tenían de luchar contra la inflación.
Su fomento buscaba instrumentalizar a esta forma organizacional como herramienta de combate contra la inflación y en la práctica no hubo evidencias del rol
cumplido, por lo que estas organizaciones quedaron en el olvido y enfrentadas
a una voraz competencia con hipermercados dispuestos a competir con precios
bajos para absorber temporalmente los clientes y Cajas de Compensación cofinanciadas por el Estado, los trabajadores e incluso los propios cooperativistas.
La ausencia de visibilidad sectorial y el consecuente olvido de las estadísticas
generó que este subsector cooperativo fuera unido a otro tipo de organizaciones.
Sobre la educación y capacitación técnica
Autores como Jaramillo (1978) refieren como la mentalidad individualista
en la búsqueda de beneficios, genera una colisión con los intereses generales de
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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las organizaciones. No se duda sobre la necesidad de generar beneficios tangibles,
más los mismos requieren necesariamente de los aportes previos de los asociados. En la práctica muchos asociados tienden a aprovechar los beneficios de las
organizaciones sin pagar los costos implícitos, utilizando para ello una voz de
constante crítica que no se ajusta a la realidad financiera de organizaciones de
índole mutuo.
La ausencia de capacidad técnica para gestionar este tipo de organizaciones
venía dada por las prácticas generalizadas de elegir miembros para el Consejo de
Administración desde las bases, sin que éstos tuviesen competencias para gestionar almacenes de cadena que requerían saber algo más que la administración de
un pequeño local de barrio.
Muchas cooperativas de consumo perdieron la participación y el interés de
sus asociados por la ocasionalidad de sus decisiones. Esto genera que las compras
en común sean determinadas por los trabajadores y no por los consumidores, lo
que a la larga hace perder la identidad y conexión del usuario con el producto
que demanda.
Existe una tendencia a destinar cada vez más recursos al consumo de bienes
suntuarios y derrochar los recursos en promociones inútiles para las personas.
Cuando las cooperativas de consumo no asumen el rol como inductores de
consumos más responsables, ni ofrece incentivos para ello, corren el riesgo de
que los asociados sean constantemente seducidos por bienes ofrecidos por otros
locales comerciales.
Sobre las dinámicas de las cooperativas de empresas e instituciones
públicas
La práctica de proveer consumo a partir de las demandas de trabajadores de
una organización determinada tan característica de las cooperativas de consumo
de los años ochenta y principio de los noventa, terminó convirtiendo a estas organizaciones en intermediarias de comercio privado y debilita su posibilidad de
desarrollo por cuando los márgenes de comercialización, que no se traslada directamente a los asociados, sólo alcanzan para mantener las estructuras administrativas de estas organizaciones. Las entidades pierden sus ventajas con respecto a
la agregación de demandas y la competencia termina socavando las posibilidades
de obtener ganancias para realizar nuevas inversiones, descuentos por grandes
compras y en definitiva el asociado termina encontrando mayores incentivos por
descuentos en entidades foráneas.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
6. Conclusiones acerca de la incidencia de las políticas
públicas en las cooperativas de consumo 1980-2010
El discurso político ha generado vaivenes en el desarrollo e implementación
de políticas públicas, muchas de ellas inmediatistas e influidas por las circunstancias y necesidades del momento, dotando al cooperativismo de un protagonismo
potencial privilegiado pero en la práctica carente de estructura para ejercerlo
(Álvarez, 2007). El discurso derivó en iniciativas de políticas públicas no siempre concertadas con las empresas cooperativas y bajo la visión de un promotor
gubernamental con nociones, en la mayoría de los casos, diferenciadas de sus
predecesores y orientadas inicialmente a intervenir en la creación de cooperativas, luego a su promoción mediante asesoría técnica y finalmente a su regulación
como empresas en el mercado, pero siempre con objetivos de utilizarlas como
medios para solucionar problemas de índole público asociados a la producción,
comercialización o provisión de bienes y servicios y de impacto en temas como
la pobreza, el desempleo e incluso como alternativa de pacificación nacional.
Estas nociones derivan en agendas públicas, pero se reitera que la descoordinación entre período y período gubernamental, las aleja de una política pública
de Estado.
Con respecto al marco normativo, es posible afirmar que ha sido favorable.
Y si bien, la intervención del Estado hacia este subsector ha sido discreta y para
algunos insuficiente, en la práctica la evolución negativa de este subsector en
el tiempo tiene que ver principalmente con su incapacidad para adaptarse a la
dinámica de un mercado que se reestructuró totalmente y en el que las prácticas
comerciales expansivas de cajas de compensación, y luego de hipermercados,
generaron la transferencia de usuarios y asociados a los cuales muchas organizaciones no pudieron fidelizar.
El estudio del subsector de cooperativas de consumo da cuenta de la imposibilidad organizacional que tuvieron estas entidades de crear estructuras de
desarrollo federativo. Los gremios fueron abandonando poco a poco el interés
por esta figura y las entidades que realizaban acciones en este subsector se vieron
abocadas a privilegiar actividades de crédito en procura de su sostenibilidad. La
ausencia de una cooperativización progresiva de actividades, la débil integración
con productores cooperativos y la ausencia de esquemas adaptativos de sobrevivencia permearon a las instituciones en un escenario de interés generalizado
por propiciar salidas al laberinto competitivo que tuvieron que enfrentar estas
entidades.
Los elementos anteriores, no hacen parte del modelo de cooperativas de
consumo ni de las prácticas exitosas evidenciadas en algunas organizaciones. Por
tanto, no es posible atribuir a las políticas públicas el desenlace de esta opción
cooperativa. Por el contrario, la regulación en este subsector ha dejado espacios
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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para el desarrollo de iniciativas, pero no ha habido instituciones que tomen esta
opción. Quizá la única carencia destacable es la de directivos que apliquen herramientas de gestión acordes con las necesidades de impulsar la figura cooperativa
en escenarios que privilegian la conformación de monopolios que ofertan servicios y de consumidores desestructurados asociativamente. Esto tiene que ver con
educación y asistencia técnica y si bien en el Plandecoop se plantearon algunas
líneas al respecto, la vinculación de directivos de cooperativas de consumo fue
mínima y la especialización en este tipo de organizaciones por parte de los consultores y formadores también.
El caso de las cooperativas de consumo no tiene los elementos del intervencionismo estatal que se evidencian en sectores como el agropecuario y el de ahorro y crédito. La legislación ha sido estable en el tiempo y la aparición de nueva
normatividad no ha hecho más que reafirmar la anterior. La única restricción
de tipo normativo que afecta a este subsector es la que restringe la constitución
de comercializadores internacionales por medio de la opción cooperativa. De
manera que si ha de evaluarse la política pública estatal para este subsector, el
resultado sería favorable. Pero si tomamos en cuenta que las políticas públicas requieren en su diseño e implementación la participación de los actores que tienen
intereses en desarrollar el tema, encontraríamos que los actores no estatales como
gremios, dirigentes y organizaciones de proximidad (como asociaciones de consumidores) no han logrado tener éxito en el desarrollo de estas organizaciones
en el período bajo estudio.
La existencia aún de algunas organizaciones, y de otras que están intentando
generar un marco propicio para el futuro, nos dan una lección contundente del
valor de estas organizaciones y cómo al hablar de políticas públicas se debe responsabilizar por su ejecución y resultados no sólo al Estado, sino también a los
actores inmersos (en especial los gremios) quienes al privilegiar opciones cooperativas imaginariamente más rentables, dejaron casi con desidia que el subsector
de cooperativas de consumo languideciera progresivamente.
Afortunadamente, aún existen cooperativas de consumo y otras organizaciones asociativas que realizan acciones para acercar a los consumidores y productores bajo una lógica que procura el mayor bienestar para ambos agentes económicos. En estas organizaciones se evidencia una dinámica innovadora basada en
la formación de consumidores y productores responsables que generan prácticas
comerciales alternativas en un mundo en donde los consumidores comienzan a
retomar su poder como fuerza social.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Entrevistas efectuadas
Rymel Serrano Uribe, Clemencia Dupont, Christian Mora, Hernando Zabala, Carlos Uribe Garzón, Julio Noé Cely, Alfonso Camargo, Carlos Acero, Carlos Julio Pineda, Benjamín
Ramírez.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Acumulación capitalista y economía
social en la Argentina reciente.
Encuentros y tensiones entre mundo
del trabajo y política social.
Un estudio de caso.
Álvaro Álvarez y M. Paz Rey10
1. Introducción
El supuesto teórico-metodológico que guiará la presente investigación parte
de entender el trabajo como una actividad social fundamental, constitutiva. Es a
partir de esta ontología de ser social que estudiaremos la Economía Popular en
el marco de los programas impulsados por el Estado nacional.
A partir de la noción estructuradora de trabajo como elemento fundamental
de la realidad social y material, abordaremos, en primer lugar, el análisis de las
características que asume la nueva morfología del trabajo, la configuración del
mundo del trabajo en la Argentina reciente y la constitución del sujeto (colectivo) trabajador. Es a partir de esta primera caracterización que nos abocaremos, en
segundo lugar, al estudio del impacto de las políticas sociales ligadas a la economía social en el pueblo trabajador. Concepciones y lógicas, impactos de sentido,
construcción de subjetividad y configuración de una materialidad serán los ejes
que orientarán esta segunda aproximación analítica.
Tanto para Marx como para Lukács la historia humana es la historia de la
transformación de las condiciones materiales de la vida social mediante el trabajo. El desarrollo del ser humano como sujeto histórico no es sino el desarrollo de
su capacidad para actuar sobre la naturaleza, a fin de transformarla en un medio
para sí.
10. FCH-UNCPBA
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Marx plantea que el trabajo es un proceso entre el hombre y la naturaleza
mediante el cual el hombre pone en movimiento las fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad a fin de apoderarse de los materiales de la naturaleza
bajo una forma útil para su propia vida. Al operar por medio de ese movimiento
sobre la naturaleza y transformarla, transforma a su vez su propia naturaleza. Este
trabajo consciente es exclusivo del hombre y la mujer. No de otra especie. (Marx,
1999).
En cuanto a Lukács (2004), la especificidad del ser social, esta articulación
única entre necesidad y libertad, encuentra en el trabajo su fundamento elemental. La categoría fundante del ser social es el trabajo, es mediante el mismo que
un ser orgánico ha puesto en movimiento un proceso que lo llevará a convertirse
en hombre, en ser social, en “complejo de complejos” (Infranca, A. y Vedda, M.,
2005). Por lo tanto, lo que determinará la constitución del hombre en tanto
tal serán las relaciones sociales que se establecen en el proceso de producción
y reproducción de la vida, en la relación con la naturaleza y otros hombres, en
definitiva, en el trabajo. Argumenta Lukács que:
...a gênese do ser social consubstanciou um salto ontológico
para fora da natureza. Se, na natureza, o desenvolvimento da vida é
o desenvolvimento das espécies biológicas, no mundo dos homens
a história é o desenvolvimento das relações sociais, ou seja, um
desenvolvimento social que se dá na presença da mesma base genética. O que determina o desenvolvimento do homem enquanto
tal não é sua porção natural-biológica (ser um animal que necessita
da reprodução biológica), mas sim, a qualidade das relações sociais
que ele desdobra.11
Hasta aquí hemos recuperado una noción de trabajo en tanto fundamento
de la riqueza material, como productor de valores de uso para la vida, estructurador de relaciones sociales y de la vida en sociedad. Sin embargo, nos interesa
sumar otra perspectiva de análisis que pone el acento en el trabajo como generador de valor de cambio. En su análisis sobre el modo de producción capitalista,
Marx considera que es a partir del proceso de apropiación del trabajo ajeno que
el capital se apropia de una parte de lo producido por los trabajadores. El trabajo
se constituye en fuente de valorización del capital. Encontramos aquí, entonces,
la contradicción básica del capitalismo que se funda en una relación antagónica
a partir de la compra y venta de la mercancía fuerza de trabajo.
La lógica de la acumulación del capital, basada en el lucro y la competencia
individualista, contribuirá al desarrollo de las fuerzas productivas, pues a través de
11. Lessa, S.: Lukács e a ontologia: uma introdução, Revista Outubro,
http://www.revistaoutubro.com.br/edicoes/05/out5_06.pdf
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
la mejora de instrumentos y maquinaria y la creciente tecnificación del proceso
de producción el capital logrará apropiarse de una plusvalía extraordinaria.
Esto último es central en el análisis marxista, ya que para Marx el desarrollo de la historia se explicará a partir del desarrollo de las fuerzas productivas.
Encontraremos aquí una concepción de la idea de “progreso” del capitalismo.
No desconocemos una dialéctica hegeliana, teleológica y cerrada del progreso
presente en la obra de Marx, que postula que el capitalismo sólo sería superado
cuando haya desarrollado al máximo su capacidad de producción y las fuerzas
de la producción encuentren trabas, limites, en las relaciones sociales de producción, llevando inevitablemente a un proceso revolucionario (Löwy, 2011).
Sin embargo, conocemos, y adscribimos, a otra “dialéctica del progreso”, crítica, no teleológica y fundamentalmente abierta que entiende la historia como
progreso y catástrofe a la vez. En esta línea, es Walter Benjamin (2009) quien
afirmará que la revolución no es inevitable sino, más bien, la interrupción de un
progreso catastrófico -expansionista, destructivo e incontrolable en palabras de
Istvan Mészáros (1995)-. Los límites en las relaciones sociales de producción se
expresan a través de crisis de sobreacumulación, a las que le sobreviene lo que
Harvey (2004) denomina ajuste espacio-temporal. La sobreacumulación en un
determinado sistema territorial supone un excedente de trabajo y excedente de
capital. Estos excedentes pueden ser absorbidos por: el desplazamiento temporal
a través de la inversión de capital a largo plazo (en gastos sociales, por ejemplo), y
el desplazamiento espacial con la apertura de nuevos mercados, nuevas capacidades productivas y nuevas posibilidades de recursos y de trabajo en otros lugares.
El ajuste espacio-temporal es una metáfora de las soluciones de la crisis capitalista
a través del aplazamiento temporal y la expansión geográfica. La apertura de
nuevos y más baratos complejos de recursos y de nuevos espacios dinámicos de
acumulación de capital en formaciones sociales preexistentes brinda diversos
modos de absorber los excedentes de capital y de trabajo.
Harvey vuelve hacia la acumulación originaria del capital, desarrollada por
Marx, para explicar que es ese proceso de expropiación de recursos preexistentes
el que el capitalismo repite ante las sucesivas crisis de sobre acumulación.
En este contexto, el Estado, en tanto representación socialmente organizada
del capital total que paso a tener en sus manos la provisión masiva y gratuita
de valores de uso para la reproducción de la fuerza de trabajo y se convirtió en
garante de la reproducción del capital a escala territorial, ha posibilitado la subsistencia del capitalismo como modo de producción pese a sus múltiples crisis.
Pensar en la alteración radical del sistema del metabolismo social del capital -no
únicamente del capitalismo- exige el desafío de superar la tríada capital-trabajoEstado (Mészáros, I., 1995). Es en este sentido que pretendemos aportar a la
reflexión acerca del mundo del trabajo en la Argentina reciente y las caracte-
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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rísticas que asume el pueblo trabajador, en tanto sujeto social potencial fuerza
transformadora.
La significación clásica de la clase trabajadora remite a dos condiciones: 1)
atendiendo a las relaciones establecidas en la producción en el régimen capitalista, en el sentido de expropiados de las condiciones materiales de existencia, por
ende, forzados a obtener sus medios de vida bajo la forma de salario, lo obtengan
o no. 2) atendiendo a las relaciones de confrontación y alianza que establece ese
grupo social en el campo de la lucha, cuando toma conciencia de sus intereses,
inmediatos o históricos (Iñigo Carrera, N., 2004).
En los últimos años, el mundo del trabajo ha sufrido múltiples transformaciones. A través de un proceso de desproletarización y subproletarización se
comprobó una significativa heterogeneización, complejización y fragmentación
del trabajo. Sin embargo, en contraposición a aquellos que postulan el fin del trabajo, se observa un amplio abanico de agrupamientos y segmentos que componen la clase-que-vive-del-trabajo (Antunes, 1995). Por lo tanto, es preciso partir
de una concepción ampliada de trabajo, abarcando la totalidad de los asalariados,
hombres y mujeres que viven de la venta de su fuerza de trabajo y no se restringe
a los trabajadores manuales directos; debemos incorporar la totalidad del trabajo
social y colectivo, que vende su fuerza de trabajo como mercancía, sea ella material o inmaterial, a cambio de un salario.Y debemos incluir también el enorme
contingente sobrante de fuerza de trabajo que no encuentra empleo, pero que se
reconoce como parte de la clase trabajadora desempleada.
Esta manera de conceptualizar la fuerza de trabajo es similar a la que utiliza
Guillermo Cieza (2006), y a la cual adscribiremos en esta investigación, quien
refiere a la noción de pueblo trabajador. De esta manera, se remite a un sujeto
social múltiple que se corresponde con una sociedad fragmentada donde los
trabajadores representan un conjunto heterogéneo y cambiante que en escasas
oportunidades se lo puede identificar con el trabajador formal explotado por un
empresario capitalista. La aparición y expansión creciente de población sobrante12 , excedente, genera nuevas relaciones económicas y sociales donde la explotación aparece de manera indirecta. Es así que “... la política de concentración
de la producción y los servicios convierte a pequeños propietarios en asalariados
encubiertos, proletariza a los profesionales y por otro lado permite la existencia
de una capa gerencial y burocrática que percibe altos ingresos sin ser directamen-
12. El sinónimo de población obrera sobrante (aunque este término es más amplio por incluir a
aquellos imposibilitados para el trabajo) es el Ejército Industrial de Reserva que es un concepto desarrollado por Marx en la crítica a la economía política que se sustenta en la existencia de una parte
de la población que resulta excedentaria como fuerza de trabajo. Un ejército industrial de reserva,
es una fuente de desempleados permanentes necesaria para el funcionamiento del sistema de
producción capitalista.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
te dueños de los medios de producción”13.
En esta complejidad que asume la reproducción ampliada del capital en
su etapa actual, es que pueden inscribirse las tensiones y luchas al interior del
campo de la economía popular como un campo en disputa, por un lado, como
un mecanismo que le permite al capital la reproducción mínima de población
sobrante y, por otro, la construcción de organizaciones político-económicas que
sustenten otras lógicas productivas y que permitan la subversión de la relación
capital-trabajo. En esta disyuntiva observamos también la consolidación del pueblo trabajador y sus formas de lucha.
2. Caracterización del mundo del trabajo en la Argentina
reciente.
En este apartado nos centraremos en la caracterización de los rasgos más
salientes que asume el mundo del trabajo en la Argentina reciente a partir de la
exploración y el análisis de los datos que se encuentran en el INDEC, Ministerio
de Economía y Finanzas, Ministerio de Trabajo nacional y provincial y consultoras privadas. Los datos oscilan entre fines del año 2010 y principios de 2012 de
acuerdo a la actualización de los datos en los organismos a los cuales recurrimos.
Para fines del año 2010, según la EPH-INDEC, la tasa de actividad en Argentina es de un 45,8%, mientras que la tasa de empleo se ubica en el 42,4%. para
el mismo periodo. En relación a la ocupación por sector, para el último trimestre
de 2010, podemos decir que de 6.074.828 trabajadores ocupados, 2.844.870 se
ocupaban en el sector de servicios y 1.090.626 en el comercio mientras que las
actividades productivas más relevantes del modelo económico como la minería
(65.443) y la agricultura (358.634). Queda de manifiesto así la tercerización de
la economía y los déficit estructurales en la generación de trabajo genuino. La
industria incluso, pese a la recuperación económica emplea a 1.228.889 trabajadores un porcentaje sin mucha significación si atendemos a la pretensión industrialista del modelo de desarrollo argentino.
Según estimaciones oficiales (EPH, INDEC, 2012), la desocupación del primer trimestre del 2012 se ubicó en 7,1% (equivalente a 1.159.000 trabajadores
y trabajadoras), una baja de 0,3 puntos porcentuales en relación con el mismo
período de 2011.
Es necesario hacer referencia, al gran porcentaje de trabajo informal observado que se ubica en un 34,2%, según los datos del INDEC correspondientes
al último trimestre de 2011. En particular, en algunas regiones del país, como
13. Cieza, Guillermo: Borradores sobre la lucha popular y la organización, Manuel Suarez Editor,
Avellaneda, 2006.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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el Noroeste y Nordeste, el empleo en negro alcanza al 41,9 y 41,0 por ciento,
respectivamente.
De esta manera, de los 11.800.000 asalariados que se computan hasta el momento, 7,8 millones se registran en el sector formal y 4 millones en el informal.
Según el último informe del EDI, el salario promedio sobre el que se realizan
los aportes jubilatorios llega a los 5.500 pesos, pero el 55% de esos trabajadores
percibe hasta 4.000, muy alejado de la canasta familiar estimada entre 5.000 y
6.000 pesos. En el otro extremo 1.4 millones gana entre $7.000 y 30.000 o más
pesos al mes. Los trabajadores no registrados ganan como mínimo un 30% menos que los registrados. Esta fragmentación se percibe también al interior de los
trabajadores del sector público, entre los del Estado nacional y los que laboran en
los Estados provinciales y municipales. (Fuente: INDEC y Dirección Nacional
de Programación Económica)
Durante la última década ha sido significativa la consolidación de la fractura
del mercado laboral iniciada en los ’90, no sólo entre los trabajadores formales e
informales, sino también al interior de la estructura formal. Siendo que la precarización se extiende por el conjunto. Según informes proporcionados por el
CECSO en 2008 casi el 60% de los ocupados estaban empleados en modalidades
precarias, lo cual incluye pero excede el empleo no registrado. Un porcentaje
considerable de esta población remite a las formas de contratación estatal.
La subocupación, es decir quienes trabajan menos de 35 horas semanales
alcanzó en el primer trimestre del año un 7,4%. Mientras que el 32,4 % de la
población se encuentra sobreocupada.
En el sector formal el salario aumentó 285% en promedio entre diciembre
del 2001 y julio 2010. Según el índice de inflación que se tome para realizar
la comparación (INDEC, cálculos provinciales, estimaciones privadas), ese incremento se ubica por encima o por debajo de la pobreza. Pero en el mismo
período se registró un aumento de la productividad muy superior al incremento
de los salarios reales y por esta razón los costos salariales decayeron. El contraste
es más significativo si la evaluación se realiza comparando con los beneficios. Las
ganancias de las empresas se duplicaron en la última década y su patrimonio es
200% mayor que en el 2003.
El escenario empeora si consideramos el fuerte impacto que tiene la inflación en el debilitamiento de los salarios reales, lo cual impacta directamente en
los niveles de pobreza que según consultoras no oficiales, consultora Equis, a
fines de 2011 rondaba el 17% de la población.
Estimaciones privadas de distintos orígenes dan cuenta que el índice de inflación acumulada en el pasado año 2010 habría sido aproximadamente el doble
del que mide el INDEC. Esto duplica por lo tanto el número de argentinos que
no llegan a cubrir la canasta básica de alimentos y servicios.
Así el modelo ha consolidado la categoría del “trabajador pobre” (que no
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
cubre la canasta familiar), frente a la figura del “desocupado pobre” que prevalecía en la crisis del 2001.
Alrededor del 20% de los argentinos (9.5 millones de personas) son pobres
y cerca de 3 millones son indigentes porque no llegan a cubrir el costo de la
canasta básica de alimentos. Estos son promedios dentro de un territorio donde
la pobreza alcanza al 40% en la zona noreste y alrededor del 34% en el noroeste
(Arencibia, 2011).
A esta situación debemos agregar los datos en torno a la distribución de las
riquezas en la Argentina. Según los porcentajes obtenidos en el último trimestre
del año 2011, el 10 por ciento de los hogares más ricos concentra el 28,8% de los
ingresos totales, mientras que el 10% más pobre apenas logra el 1,7%, esto se desprende de datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. De
acuerdo con este trabajo, el ingreso medio en los hogares de más altos ingresos es
de 16.689 pesos, mientras que en el nivel inferior es de 1.014 pesos por mes. La
relación muestra que los ingresos en el 10 por ciento de los hogares más ricos es
16,4 veces más que en los que están en la base inferior de la escala. Mientras que
el 20% de los trabajadores mejor remunerados del sector privado capta el 52% de
la masa salarial, el 20% ubicado en la base percibe el 5,2% de ese total.
Los estudios oficiales intentan demostrar que “el modelo reduce la desigualdad”. Destacan que la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre se
redujo de 37 a 16 veces (2003 -2010), que el índice Gini declinó de 0,54 a 0,39%
y que la participación de los trabajadores en el ingreso mejoró de 34,5 a 44,9%
(2003-2010). Estos cambios han seguido una pauta cíclica determinada por el
nivel de actividad y los vaivenes del mercado laboral. Si se considera un período
prolongado (y no la sesgada comparación tras el colapso del 2001) se verifica que
el coeficiente Gini prácticamente no cambió entre 1994 y 2010.
3. Estudio de caso: Banco Popular de la Buena Fe.
El siguiente apartado se propone analizar una experiencia concreta en un
territorio definido: la puesta en marcha del programa nacional del Banco Popular de la Buena Fe (BPBF) impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social
en la ciudad de Tandil. De manera sintética, podemos decir que este programa
se propone como objetivo general la superación del desempleo a partir de la
generación de auto-empleo, a través de la entrega de microcréditos a “sectores
excluidos” para el desarrollo de microemprendimientos.
Para esto se recurrirá centralmente a los resultados preliminares de la encuesta a emprendedores y emprendedoras del BPBF de la ciudad de Tandil realizada por las propias Organizaciones Ejecutoras en el período diciembre de
2010-enero de 2011. La misma recoge información de 112 personas de distintos
barrios de la ciudad de Tandil que participan o han participado del Programa
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Banco Popular de la Buena Fe en el período comprendido entre setiembre de
2009 a setiembre de 2010. La metodología utilizada para la recolección de datos
fue la de una encuesta cerrada autoadministrada que pretendía recavar datos
tanto cuantitativos como cualitativos. No obstante, debemos señalar que también se han analizado otras fuentes secundarias como crónicas, publicaciones y
sistematizaciones; así como también se cuenta con fuentes primarias producto
de la experiencia laboral como parte del Equipo Promotor durante el período
comprendido entre 2009-2011.
El BPBF se ha desarrollado desde 2003 en distintos barrios periféricos de la
ciudad de Tandil con características y realidades diversas.
Partiendo de la caracterización territorial en la que se inscribe la experiencia concreta del BPBF que analizaremos, en primer lugar, haremos mención
a las características generales de los emprendedores y emprendedoras que han
participado y/o participan del BPBF. Podemos afirmar que quienes se acercan
en busca de un microcrédito y conforman el BPBF en Tandil son centralmente
mujeres jóvenes: el 92% mujeres, de las cuales el 80% son menores de 45 años.
Puede afirmarse además que existe un bajo nivel educativo, ya que el 74% de
la población censada no ha completado el secundario, de los cuales el 15% ni si
quiera ha logrado finalizar el nivel primario.
En relación a la composición de los hogares, se conoce que en promedio
cada uno cuenta con 4 miembros, aunque los extremos oscilan entre los hogares
unipersonales (1,8%) y los 9 integrantes (1,8%). Existe un porcentaje considerable de hogares numerosos ya que un 36% cuenta con 5 integrantes o más. Podemos decir, además, que la mayoría son hogares jóvenes con presencia de niños (el
82% de los hogares tiene al menos un niño).
Con respecto a las condiciones habitacionales podemos observar que un
porcentaje elevado de los hogares no cuenta con gas ni cloacas (56% y 48% respectivamente). y, aunque mínimo, también existe un porcentaje sin agua (6%) ni
luz (2%). Esta realidad no sólo aporta información sobre las condiciones de vida
de la población involucrada en el BPBF, sino también sobre las condiciones en
las que se desarrollan los micro-emprendimientos que desde este programa se
financian, ya que el 70% de los mismos se desarrollan en las mismas viviendas. En
relación a la situación dominial, podemos decir que sólo el 25% de la población
censada vive en casa propia con escrituras y un 35% alquila o vive en una vivienda cedida.También se registra un porcentaje importante (37%) de población que
habita en en casa propia sin escrituras.
Existen otros datos que aportan a la caracterización socio-económica de los
hogares a los que llega el BPBF y que, además, dan cuenta de la precariedad laboral en la que se encuentran las familias involucradas. En el 57% de los hogares son
2 o más personas las que aportan a la economía familiar, el 47% de la población
censada recibe asignación universal por hijo y en el 55% de los hogares ningún
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miembro cuenta con obra social. Vale interrogarnos aquí acerca de la relación
existente y la manera en que se imbrica y desarrolla el programa del BPBF, ligado
a la noción de autoempleo y trabajo digno, con los procesos de precarización
laboral, inestabilidad, informalidad, desempleo y la estructura legal que hace posible y perpetúa esta situación.
El 53% de las personas entrevistadas manifiesta que su actividad antes de
ingresar al BPBF no se encontraba ligada a una experiencia laboral, ya que el
8% se encontraba desocupada, el 8% recibía un plan de empleo, el 32% era ama
de casa y el 5% estudiante. Interesante este dato si tenemos en cuenta que casi la
totalidad de las personas entrevistadas han sido mujeres, por lo tanto, es probable
que el inicio del emprendimiento y su vinculación con el BPBF haya significado
el pasaje de mujer ama de casa a mujer emprendedora.
Los datos anteriores nos permiten hacer una breve caracterización de los
sujetos a quienes se destina efectivamente la política del BPBF: mujeres jóvenes,
poco calificadas, con escasa o nula experiencia laboral, con niños/niñas a cargo,
muchas de ellas viven en hogares numerosos, en situación de precariedad habitacional, sin contar con todos los servicios y con empleos precarizados.
En relación a los emprendimientos, podemos decir, de acuerdo a la encuesta
realizada, que existe un porcentaje elevado (72%) de emprendimientos dedicados
a la comercialización (reventa), en tanto sólo un 18% son de producción y un
7% pertenece al sector de servicios. Estos datos dan cuenta de una característica
recurrente a nivel nacional, ya que la última sistematización general hecha por
el MDS en 200714, asegura que el 49% de los emprendimientos se dedicaban a
la reventa. Este hecho devela una situación preocupante en términos de empleo,
ya que no se trata de una actividad que genere valor agregado, ya que se mueve
dentro de los límites de un capital fijo, sin producir beneficios a largo plazo. La
encuesta realizada indica, además, que el 50% de los proyectos se dedican al rubro
textil.
Si atendemos a la intención del Programa de superar el desempleo y garantizar posibilidades de sobrevivencia a los sectores más vulnerables, resulta llamativo
que aproximadamente un 30% de las personas censadas afirma únicamente haber
cubierto los gastos o haber tenido pérdidas en relación a su emprendimiento.
Vinculado a lo anterior, podemos decir que el 53% de las personas encuestadas dice dedicarle menos de 20 horas semanales a su proyecto. Por el contrario,
aproximadamente un 20% de los casos afirma dedicarle más de 45 horas semanales. Ambos datos parecen reflejar una situación recurrente en la forma que asume
14. “De vuelta en pie”. 2002 a 2007. Sistematización de las prácticas del Banco Popular de la
Buena Fe. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Secretaría de Políticas Sociales y Desarrollo
Humano. Marzo, 2008.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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actualmente la reproducción del capital indicando subocupación acompañado
de sobreempleo.
Una cuestión central a identificar en el marco de la actual configuración
del modelo de desarrollo argentino es el grado de formalización que adquieren
estos proyectos. Al respecto podemos destacar que existe un porcentaje mínimo
(menor al 10%) de emprendimientos que han sido regularizados a través de los
distintos mecanismos existentes como son: cursos de manipulación de alimentos, libreta sanitaria, habilitación comercial, monotributo, monotributo social.
Este hecho da cuenta de las condiciones materiales en las que se desarrollan
los proyectos, la desarticulación entre las distintas instancias estatales (municipal,
nacional) y, en definitiva, la marginalidad en la que se mueven este tipo de emprendimientos.
Vinculado a lo anterior, el 23% afirma que el principal problema de su emprendimiento son los ingresos insuficientes, el 18% encuentra dificultades para
comprar mercadería y materias primas y el 13% afirma falta de infraestructura
y máquinas.
Otra característica de los emprendimientos, característica llamativa teniendo
en cuenta que estamos pensando en proyectos ligados a la economía social, es
que el 76% de los mismos son desarrollados de manera unipersonal, mientras
que sólo un 0,9% cuenta con 6 integrantes15. Igualmente, aún aquellos emprendimientos en los que trabaja una sola persona, reconocen la ayuda/participación
de amigos y familiares.
El 68% de los emprendimientos se inician con el crédito otorgado por el
BPBF. El 61% de los emprendimientos ha recibido más de un crédito, lo cuál nos
conduce a preguntarnos acerca de la reincidencia, la función cumple el crédito,
la relación dependencia/autonomía, y sobre cuál es la sobrevida de los proyectos
más allá del crédito.
Otro dato importante indica que el 40% de las personas entrevistadas dice
haber tenido que recurrir a la garantía solidaria en su grupo. De modo que al
menos un 40% de los emprendedores o emprendedoras han tenido dificultades
en sus emprendimientos que impidieron cumplir con el pago de la cuota y su
grupo debió generar acciones para saldar la deuda que poseían como grupo.
5. Conclusiones
La premisa que fundamenta esta investigación, que entiende al trabajo como
constitutivo del ser social, nos conduce hacia un interrogante decisivo: ¿Qué sujeto social se construye a partir de la actual configuración del mundo del trabajo?
15. Dato curioso si tenemos en cuenta que la cantidad mínima de socios de una cooperativa de
trabajo, por ejemplo, según la ley nacional de cooperativas 20.337 es de 6 integrantes.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Los datos contenidos en esta investigación, relevados de diferentes fuentes,
oficiales e independientes, nos permiten constatar la existencia de un mundo del
trabajo heterogéneo sobre el cual se configura la existencia de sujetos sociales,
trabajadores, con identidades múltiples.
El estudio de estos datos demuestra la preeminencia, en el orden del modelo
de desarrollo, de un esquema de ocupación donde prima la tercerización económica. Situación que se replica en el estudio local territorial al profundizar sobre
la interpretación de los índices del mundo del trabajo en el Municipio de Tandil.
En relación a esta descripción, y a la interpretación de los datos, es de importancia destacar la subocupación de la fuerza de trabajo, la precarización laboral y
sobre todo la sobreocupación tanto en el orden nacional como local. En relación
a esto último nos parece importante destacarlas fuertes consecuencias sociales
que genera este contexto. La más evidente están vinculadas a la ruptura de las
posibilidades de establecer y prolongar lazos de sociabilidad dentro y fuera del
ámbito laboral, lazos familiares y la dificultad de entablar relaciones del orden
político reivindicativo, en definitiva el desarrollo integral y pleno de la vida.
Esta dificultad de establecer relaciones sociales y políticas que redunden en
la construcción de un sujeto capaz de prefigurar un cambio social, cuestionador
del orden preestablecido, se refuerza con los altos índices de desocupación que
en el país rondan el 7,3% y en Tandil muy por encima de ese porcentaje alcanza
casi al 12% de la PEA.
Se confirma, así, una tendencia hacia la precarización estructural del trabajo
dada por un cuadro de crisis estructural y sistémica del capital. Como afirma
Antunes el sistema del capital, expansionista, destructivo e incontrolable en sus
límites, asume cada vez más la forma de crisis endémica, una crisis acumulativa,
crónica y permanente. Esta crisis estructural es cada vez más profunda, al contrario de su mecánica anterior, cíclica, que alternaba fases de desarrollo productivo
con momentos de “tempestad”. La falta de resolución de la crisis crónica hace
emerger en su horizonte visible el espectro de la destrucción global de la humanidad pues se trata de una crisis en la propia realización del valor.
Esta crisis en la realización del valor se expresa directamente en la erosión
de la mano de obrera contratada y reglamentada, que sumergida en la precariedad ve sesgada la posibilidad de transformación de las condiciones materiales de
existencia social.
Esta situación de persistencia de la marginalidad de amplios sectores del
“pueblo que vive de su trabajo” es cotejable al analizar los datos en torno a la
distribución de las riquezas en la Argentina. Según los porcentajes obtenidos en
el último trimestre del año 2011, el 10 por ciento de los hogares más ricos concentra el 28,8% de los ingresos totales, mientras que el 10% más pobre apenas
logra el 1,7%, esto se desprende de datos difundidos por el Instituto Nacional
de Estadística y Censos. De acuerdo con este trabajo, el ingreso medio en los
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hogares de más altos ingresos es de 16.689 pesos, mientras que en el nivel inferior es de 1.014 pesos por mes. La relación muestra que los ingresos en el 10 por
ciento de los hogares más ricos es 16,4 veces más que en los que están en la base
inferior de la escala.
El desempleo estructural y la persistencia de condiciones críticas de existencia de amplios sectores es tanto expresión de esta pauperización del trabajador y
la trabajadora como de la imposibilidad por parte de estos programas de economía social de incidir sobre las características estructurales del modelo productivo.
Tal como hemos constatado más arriba, el programa del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Banco Popular de la Buena Fe, se encuentra dirigido
exclusivamente a aquel sector de la población que ha sido expulsado del mundo del trabajo, que se encuentra en las condiciones más críticas de existencia,
aquellos que han sido duramente golpeados por esta precarización estructural
del trabajo. Así lo indican los datos: 92% mujeres, de las cuales 80% menores de
45 años, con escasa calificación (74% sin estudios secundarios completos, de los
cuales 15% sin primario), sin experiencia laboral (53%) o hogares en situación de
precariedad laboral (alrededor del 50%).
El programa se asienta en la corriente teórico-política del emprendedorismo, desde allí se apunta a la inclusión a partir de la iniciativa y el esfuerzo personal. De acuerdo al estudio de caso que aquí presentamos, la generación de autoempleo, a partir del impulso a microemprendimientos, implica la naturalización
de la pobreza y la desigualdad, fragmentación de esta problemática respecto del
modelo global de acumulación, énfasis en las capacidades y voluntades, orientación hacia la producción marginal y escasamente sustentable. Constatamos que
ha dado como resultado actividades con reducida creación de valor y de innovación de gestión o de producto (se ratifica la tercerización de la economía que se
da a nivel nacional y local), un alto grado de informalidad y dificultades para la
integración/subsistencia en el mercado. Al respecto,
Las políticas de generación de (auto) empleo descomprimen
las demandas sobre el sistema en su conjunto e incidiendo sobre los
núcleos del sentido común crean nuevos mecanismos de identificación -vinculadas al ‘emprendedorismo’ de los trabajadores y a la
capacidad diferenciada para salir de la situación de desocupación- y
resignificando las prácticas solidarias -en tanto, reinserción a los
flujos de producción y consumo dominantes16.
Habiendo identificado los componentes centrales del mundo del trabajo en
la actualidad y caracterizado la configuración que asume el pueblo trabajador,
16. Ciolli, V. y Rodríguez, M.: “Tensiones entre el emprendedorismo y la autogestión: el papel de las
políticas públicas en este recorrido” Revista ORG & DEMO, Vol. 12, No 1, 2011
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creemos que es fundamental puntualizar algunos desafíos con los que nos encontramos en la etapa actual.
En primer lugar, y en términos generales, retomaremos la idea de Mészáros
cuando señala que la superación del sistema de metabolismo social del capital sólo
es posible superando la tríada en su totalidad (capital, trabajo, Estado); es inconcebible emancipar al trabajo sin simultáneamente superar al capital y también al Estado.
En esta dirección se propone (nos proponemos) un desafío vital: crear un
modo de producción y de vida profundamente distinto del actual.
La construcción de un modo de vida dotado de sentido replantea, en este inicio del siglo XXI, la imperiosa necesidad de
construcción de un nuevo sistema de metabolismo social, de un
nuevo modo de producción basado en actividad auto-determinada, en la acción de los individuos libremente asociados (Marx) y en
los valores más allá del capital. La actividad basada en el tiempo disponible para producir valores de uso socialmente útiles y necesarios, contraria a la producción basada en el tiempo excedente para
la producción exclusiva de valores de cambio para la reproducción
del capital se vuelve vital.17
En este sentido, entonces, creemos central recuperar las experiencias, potencialidades y significados de la economía popular. Una economía popular anclada en su territorio (hombre/naturaleza/comunidad), organizada en torno a
la propiedad colectiva de los medios de producción, una lógica democrática en
relación a la toma de decisiones y distribución de lo producido, preocupada por
la satisfacción de las necesidades reales de su comunidad y orientada por los
principios de solidaridad, cooperación, responsabilidad y buen vivir. Es así que
creemos que estas experiencias poseen la capacidad de conformar sujetos colectivos que impulsen una organización social alternativa.
Recuperando a Marx, y del desarrollo de esta investigación, podemos aseverar la necesidad de construir paradigmas productivos basados en la libre asociación de los sujetos del trabajo.
La desfetichización del trabajo se convierte en el núcleo de un horizonte de
cambio social, que nos exhorta a prefigurar nuevas relaciones sociales a partir de
nuevos sujetos colectivos. Esta relación dialéctica trabajo – sujeto es el núcleo del
pensar – hacer emancipador.
Las condiciones materiales en las cuales los hombres y las mujeres realizan
su existencia es la base desde la cual se levanta la estructura social y es a partir de
la transformación de esa base que podemos pensar y trabajar en pos de la construcción de una sociedad distinta portadora de relaciones sociales de nuevo tipo.
17. Mészáros, Itsvan: Más allá del capital, The Merlin Press, Londres, 1995
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Aparece aquí la doble dimensionalidad de la dominación del capital sobre
el trabajo, material, puesta de manifiesto en las características generales de la
estructura económica y las formas de producción capitalista y simbólico en las
relaciones sociales que de esta estructura se construyen.
La economía popular es sin dudas una práctica que prefigura la deconstrucción de estos dos niveles de la dominación. Por un lado, promueve lógicas distintas de producción y consumo, sobre la base de la propiedad colectiva de los medios de producción y la horizontalización en la toma de decisiones y de manera
simultanea va generando las relaciones sociales que abonan una sociedad distinta
sobre la puesta en valor de lógicas, valores y saberes de experiencias asociativas.
Son estas experiencias en sí mismas formadoras, educadoras y constituyentes de un nuevo sujeto trabajador y trabajadora que nace en el propio proceso
de transformación de las condiciones materiales y las lógicas de producción. Si
la hegemonía nace en la fábrica (Gramsci, 2009), el potencial pedagógico del
trabajo en el marco de la economía popular dará lugar a la conformación de
una “nueva cultura del trabajo” (Lia Tiriba, 2001) que agrupe prácticas, valores y
conocimientos (en el mundo del trabajo y fuera de él) disruptivos al orden social
imperante, al sistema de metabolismo social del capital.
De esta manera, concluiremos afirmando que sólo es posible el desarrollo
pleno de este tipo de experiencias y el despliegue de todo su potencial emancipatorio en un marco de autonomía e independencia respecto de aquellas instituciones y prácticas encargadas de garantizar la reproducción del capital. El estudio
de caso que se analiza en el presente trabajo da cuenta cabal de ello. Tal como
afirma Mészáros, una nueva sociedad “...solamente será dotada de sentido y efectivamente emancipada cuando sus funciones vitales, controladoras de su sistema
de metabolismo social fueran ejercidas de manera autónoma por los productores
libremente asociados y no por un cuerpo exterior extraño y controlador de estas
funciones vitales”18.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Puentes entre Economía Social
y Solidaria con las Tecnologías
Sociales. ¿Por qué construirlos?
Gustavo Federico Apablaza19
Introducción
Este trabajo responde a las indagaciones realizadas mediante dos procesos de
investigación y formación profesional. Por un lado las diversas experiencias de
Economía Social y Solidaria en las que he tenido la oportunidad de participar
como gestor, investigador o extensionista. Por otro, la formación en los canales
“normales” de grado y postgrado en diversas temáticas vinculadas a la Economía Social y Solidaria, Tecnologías Convencionales, Desarrollo Local, Tecnologías Sociales, etc... guiadas por la convicción de que es necesario el plantear un
nuevo tipo de desarrollo que sea inclusivo socioeconómicamente, que fomente
la democratización política y el desarrollo local armónico de nuestros pueblos.
Es en este sentido que proponemos que el incipiente campo de la Economía
Social y Solidaria (ESS); para la gran mayoría de personas que la practican pero
no la visualizan como tal; el potencial que conjuntamente con la utilización de
Tecnología Social puede constituirse en la base para la consolidación de un modelo diferente y posible de sociedad.
Estableciendo algunos patrones comunes en relación al
campo de Economía social solidaria.
Es verdad que existen una gran cantidad de definiciones al interior de lo que
podríamos denominar el campo de una economía diferente. Este debe ser aclarado, ya
que en la utilización de un término se ocultan elementos que hacen que puedan
19. Ministerio de Desarrollo Social- Gobierno de la Provincia del Neuquén. Red Trasandina de Tecnologías Sociales para la Inclusión Social, el Desarrollo Local y la Democratización Política.
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ejercerse ciertas distorsiones o apropiaciones que derivan en la reproducción
del modelo existente. Por otra parte, al ser un campo en constante construcción
los mismos deben ser lo suficientemente amplios como para poder abarcar a la
mayor cantidad de sectores dentro del campo posibles.
Esta, la Economía Social Solidaria sufre una serie de definiciones que muchas veces se ven como similares o diametralmente opuestas.
Lo importante de esta gran diversidad de definiciones e interpretaciones
es poder ofrecer, o lograr generar un patrón común básico de acuerdos que
permita ir avanzando en los procesos que son más urgentes de solucionar como
el hambre, la violencia, el autoritarismo, la explotación de nuestros hermanos
y hermanas, la degradación indiscriminada de la naturaleza, y la alienación de
millones de personas.
Comprendo que la definición puede resultar muy importante a los colegas
implicados en las discusiones académicas, y que la misma tiene un papel preponderante en lo que hace a la lucha por evitar que desde “otros discursos” se genere
la apropiación lingüística con la consecuente degradación de contenido político.
Es por esa razón es que vamos a establecer algunos patrones comunes en
este campo con el objetivo de centrar los esfuerzos en la tarea por venir. En este
punto nos parece importante el aporte realizado en el taller realizado en Perú
donde en Lima +10 se define a la Economía Solidaria de la siguiente manera:
“Considerando que la economía social y solidaria esta basada
en valores humanos y principios de solidaridad, que propugnan el
reconocimiento de la otra persona como fundamento de la acción
humana y eje de la renovación de la política, la economía y la
sociedad; y que incluye al conjunto de actividades y organizaciones de carácter comunitario, asociativo, cooperativo, mutualista y
demás formas colectivas creadas para responder a las necesidades
de empleo y bienestar de los pueblos, así como a movimientos ciudadanos orientados a democratizar y transformar la economía20...”
En función de esto nos parece que es importante, también, establecer una
pequeña diferenciación tomando estos lineamiento planteados y ampliándola,
para ello nos parece importante la definición que se ha ido construyendo en el
marco de la Mesa Provincial de Economía Social Solidaria de la Provincia de
Neuquén que esta en pleno proceso de construcción de una propuesta de un
proyecto de Ley de Economía Social y Solidaria:
A los efectos de esta ley se entenderá como Economía Social
20. Memoria del taller de RIPESS Latinoamérica y Simposio Latinoamericano de Economía Solidaria.
Lima: concertando agendas para promover la economía solidaria. 28-30 Noviembre 2007, Lima
Perú. Ediciones la Huella Digital, Lima, 2008.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
y Solidaria al modelo alternativo de resolver las condiciones de reproducción ampliada de la vida de todas y todos los seres humanos
y de la naturaleza, centrados en la cultura del buen vivir.
De esta manera la producción de bienes y servicios, su distribución, circulación, consumo responsable y reutilización de modo
asociativo o comunitario, son realizadas por personas y/o entidades
que están organizadas de modo económicamente solidario.
Estas operan regidas por los principios de participación democrática en la toma de decisiones, autonomía de la gestión, la primacía del ser humano y del fin social sobre el capital, la equidad e
igualdad de oportunidades, el respeto por la naturaleza, la interculturalidad y como productora y sostén para la soberanía alimentaria.
Todos estos principios y valores van configurando modos de
organización basados en la economía para la vida.21
Es decir que el abanico desde donde miramos es muy amplio por lo que nos
da la posibilidad de contar con un colchón cognitivo importante.
El proceso de consolidación de la ES: sus límites y
posibilidades reales. ¿Porque otra economía?
A primera vista es evidente la necesidad de una nueva forma de producir,
distribuir y consumir. Una nueva forma que no genere destrucción ni explotación. Una nueva forma que expanda nuestras capacidades, que no genere alienación, que no genere anti desarrollo, que no genere distribución inequitativa del
ingreso, que no degrade no destruya el medio ambiente, que respete los saberes
populares y ancestrales uniéndolos con los saberes provenientes de las tecnociencias, orientado a la expansión positiva de nuestras capacidades como seres
humanos, de nuestra relación positiva en con el medio ambiente.22
En muchos países de Latinoamérica, en este caso me voy a referir principalmente a la experiencia argentina se ha producido una consolidación de
la Economía Social Solidaria a partir de un hecho trágico como fue la oleada
neoliberal que no solo trajo terribles consecuencias económicas sino también
sociales y culturales para una amplia mayoría de nuestro pueblo sino que también
fue una oportunidad que necesitábamos para rescatar esa solidaridad innata que
tiene nuestro pueblo, esa solidaridad que se ha ido consolidando y constituyen
en un actor económico-político-cultural- social fundamental.
21. Mesa de Economía Social del Neuquén, Documento de Trabajo en referencia al proyecto de Ley
Provincial de Economía Social Solidaria, Agosto 2012
22. Novaes, Henrique (org.) 2011. O retorno do caracol a sua concha. Sao Paulo: Expressao
Popular.
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Durante un proceso formativo iniciado a principios de este año pude observar junto a compañeros de toda Latinoamérica que las problemáticas y desafíos , si bien poseen diferencias locales comparten una similitud en los procesos
desarrollados, así como en los problemas que enfrentan, esto es porque todos se
encuentran inmersos en el mismo sistema. De esta manera no nos encontramos
ante un movimiento aislado o ante una expresión nacional sea brasilera, chilena,
uruguaya, mexicana, o argentina. Nos encontramos con una respuesta Continental al capitalismo que intenta desligitimar o absorber a cualquier precio, todas las
alternativas que se van generando en su contra.
Acerca de los límites
Es importante tener en cuenta que hay limites naturales al actual desarrollo
de la Economía Social Solidaria. Estos están dados por varios elementos, pero el
fundamental es que para ciertos volúmenes de producción es necesario el recurrir
al conocimiento tecno-científico, si o si, y muchas veces desde la Es ni siquiera
se plantea el tema o la necesidad. Solo ante el emergente se plantea la necesidad
de recurrir a la Tecnología, sea hardware, software, u orgware, pero no Tecnología
Social y es ahí donde surgen los problemas e inconvenientes donde se utilizan
artefactos, conocimientos y procesos de la lógica capitalista que terminan reproduciendo lo que se quiere rechazar, queriendo combatir la alienación del capital
le damos nuevas herramientas, y en un acto de voluntarismo terminamos dando
nuevas herramientas a un proceso de explotación del hombre por el hombre.
Un caso muy común es el que se produce en los emprendimientos originados en las fábricas recuperadas, o en varias cooperativas. Pero también en emprendimientos agrarios, textiles, etc... Donde a pesar de estar los sujetos en una
posición favorable para la aplicación y generación de lógicas solidarias que deriven a su vez en la generación de nuevos procesos de producción, planificación,
comercialización y consumo, estos terminan recurriendo a los mismos procesos
que se desarrollan en unidades similares pero en la economía capitalista
No se vislumbra el poder de la Tecnología Social para
la sustentabilidad de la ES como proyecto político,
económico, social, cultural.
Los Emprendimientos de la Economía Social Solidaria (EESS) pocas veces
voltean a ver a la tecnología como herramienta de solución a sus problemas y
cuando lo llegan a hacer piensan la tecnología como un artefacto útil para facilitar los procesos de trabajo. La Tecnología Convencional (TC) por medio de la
lógica transferencia, determinista, lineal y ofertista no hace más que reproducir
las condiciones que se pretenden evitar.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
En el caso de software y orgware, por un lado las experiencias son incipientes y pautadas por la lógica del capital, donde la mayoría de los esfuerzos están
orientados a la imitación de las herramientas de gestión de las empresas o a la
adaptación de los mismos a la ES.
Podemos destacar que en los Foros de ES se discute sobre: producción, comercialización, distribución, autogestión, legislación, etc.. Donde los temas vinculados a TS no están presentes.
Como consecuencia de esto se genera un triplete que deriva en que:
• Los Emprendimientos de la Economía Social Solidaria reproducen la
Tecnología Convencional en todas sus modalidades.
• Los Emprendimientos de la Economía Social Solidaria no logran ser
sustentables económica, social, cultural y ambientalmente.
• Los Emprendimientos de la Economía Social Solidaria continúan dependiendo de otros actores.
Al referimos a “otra” economía pensamos en la Economía Social Solidaria,
como otro proyecto alternativo de relaciones de producción y comercialización.
La cual necesita otra tecnología alternativa a la Convencional para posibilitar su
subsistencia, y aquí nos referimos a la Tecnología Social.
A través de experiencias ya planteadas podemos ver que no hay puente entre
Tecnología Social y Economía Social. Esto quiere decir que no se han formado
los mecanismos para construirlo, y consideramos que esa construcción va de la
mano con cierta desconstrucción. Ya que la idea predominante en los Emprendimientos de la Economía Social y Solidaria es que la tecnología en sí no es importante para la solución de problemas sistémicos, ya sean de hardware, software
y orgware, se la considera un elemento secundario y muchas veces ajeno.
A su vez, cuando se contempla la tecnología se mira como algo a ser importado, es decir, no generado dentro del propio emprendimiento. Se continua
reproduciendo la Tecnología Convencional que es funcional a la reproducción
del capital, arraigado en la creencia de los emprendedores así como técnicos, profesionales, en fin, todos aquellos actores que se involucran en “otra economía”,
sin poder ver que la Tecnología Convencional no es adecuada a la sustentabilidad
de la Economía Social Solidaria.
Si este modelo se continua aplicando, es indudable que los Emprendimientos
de Economía Social Solidaria fracasen o degeneren, ya que los valores de la Economía Social Solidaria son incompatibles con las características de la Tecnología
Convencional, o tecnología capitalista.
En el siguiente cuadro algunas de las características de la Tecnología Convencional y de la Tecnología Social:
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Tecnología Convencional
Tecnología Social
1. Aplicación práctica del conocimiento
científico.
2. Resultado de la acción del empresario
sobre un proceso de trabajo.
3. Control dado por el empresario.
4. Promueve exclusión social.
5. Economiza mano de obra.
6. Posee escalas óptimas de producción
siempre crecientes.
7. El ritmo de producción es dado por las
maquinas.
8. Posee controles coercitivos que
disminuyen la productividad.
9. Segmentada: no permite control del
productor directo.
10. Maximiza la productividad en relación a
la mano de obra ocupada.
11. Alienante: no utiliza la potencialidad del
productor directo.
12. Posee padrones orientados por el
mercado externo de alta renta.
13. Jerarquizada: demanda la figura del jefe.
14. Monopolizada por las grandes empresas
de los países ricos.
15. Ambientalmente insustentable.
1. Une saber popular, organización social y
conocimiento Tecno-científico.
2. Resultado de la acción de un colectivo
de productores sobre un proceso de
trabajo.
3. Control facultado por un acuerdo social.
4. Estimula alternativas a la exclusión
social.
5. Amplia ocupación de mano de obra.
6. Desarrolladas en interacción con la
comunidad (construida cooperativamente).
7. Adaptada a pequeño tamaño.
8. Liberadora del potencial físico y
financiero, y de la creatividad del productor
directo.
9. No discriminatoria, patrón-empleado.
10. Capaz de viabilizar los
emprendimientos autogestionarios.
11. Orientada para el mercado interno de
masa.
12. Representan efectivas soluciones de
transformación social.
13. Sustentable económica, social, cultural
y ambientalmente.
El desconocimiento o inaplicación de Tecnología Social por parte de los
emprendimientos de la Economía Social Solidaria contribuye a reproducción y
continuidad del modelo capitalista, ya que la reproducción de Tecnología Convencional es funcional a la empresa privada, considerada esta como la única
transformadora del conocimiento en bienes y servicios.
Debemos comprender que la Economía Social Solidaria requiere de una
base sobre la cual pueda transformarse en la alternativa sustentable y sostenible
al modelo económico actual. Esa base cognitiva no es otra que la Tecnología
Social23.
En un primer nivel la Tecnología Social como elemento que viabiliza la sustentabilidad económica, social, política y cultural, de los Emprendimientos de la
23. Dagnino, Renato (org) 2010. Tecnología Social. Ferramenta para construir outra sociedade. 2da
ed., Campinas, SP: Komedi.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Economía Social Solidaria. En un segundo nivel como elemento articulador de
las formas de producción y organización, fortaleciendo a los Emprendimientos
de la Economía Social Solidaria. Y por último, en un nivel que abarca aun más
y apunta a largo plazo, se sitúa a la Tecnología Social como núcleo del substrato
cognitivo que deberá tomar el lugar de la tecnociencia.
La Tecnología Social es el complemento de la Economía Social y Solidaria
para que esta pueda tornarse una alternativa sustentable-viable al capitalismo,
aquella tecnología que comparte los valores de un proyecto alternativo, solidario
y justo. Dirigir procesos en otra dirección, más dignos y democráticos; colocar
otras directrices en las formas de desarrollar, gestionar y planificar, co-construyendo tecnologías que generen dinámicas de desarrollo local, de inclusión social
y de resolución de problemas ambientales. Construir soluciones técnicas adecuadas (según los criterios de cada Emprendimiento de Economía Social Solidaria); generar formas de organización alternativas para la superación del trabajo
alienado; generar dinámicas de inclusión, educación y participación acorde con
los principios de esta nueva economía (educación más allá del capital) y diseñar
nuevos sistemas de servicios des-mercantilizados.
Al desarrollar Tecnología Social por parte de Iniciativas de Economía Social
y Solidaria se generarían dinámicas que apoyen su sustentabilidad en el tiempo
y espacio. Como dice Fraga: “Aliar o desenvolvimento de tecnologia social à
economia solidária permite não perder o horizonte, não deixar de seguir a utopia da
superação dessa sociedade desigual e injusta.24
Acerca del poder de las metáforas y la necesidad de
puentes
Hay que construir un puente entre los dos pilares constituidos por la Economía Social Solidaria y la Tecnología Social, esta metáfora es utilizada fundamentalmente en función de que hay que hallar los motivos, las excusas y los
lineamientos para ello.Y es una necesidad que se basa en el requerimiento ético
de que la Economía Social Solidaria deba transformarse en un nuevo paradigma
evolutivo, civilizatorio.
El fin último de esta construcción seria el de establecer los patrones y articulaciones institucionales para fomentar la producción de bienes y servicios por
la Economía Social Solidaria intensivos en Tecnología Social mediante el entrelazamiento y articulación de las cadenas productivas.
El puente entre los dos pilares para construir una sociedad más allá del capital
24. Fraga, Lais. 2011. Autogestão e tecnologia social: utopia e engajamento. Publicado em Gestão
Pública e Sociedade: fundamentos e políticas públicas da Economia Solidária. Vol. 1. São Paulo:
Editora Outras Expressões.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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implica que afrontemos dos desafíos que podríamos ubicar en planos distintos:
• El primero, referido al plano co-cognitivo.
• El segundo, relativo al plano de acción practico-política.
Si consideramos el primer punto, es importante la construcción y concepción de nuevos abordajes en relación a metodologías, prácticas, lógicas y estrategias que orienten esa construcción a partir de la crítica a la creciente mercantilización de todos los ámbitos de la vida. Orientar las acciones a lograr la
transformación de los mecanismos que constituyen el capitalismo contemporáneo, y su racionalidad tecno-científica subyacente, teniendo como propuestas y
horizonte el buen vivir y las lógicas de la desmercantilización, la autogestión, y
la solidaridad.
El segundo punto, es importante el mapeo de actores para generar estrategias
de inclusión productiva, detectar y registrar potenciales o nichos para el desarrollo de Tecnología Social, identificar líneas de incidencia y acción legislativa.
La Tecnología Social es la herramienta para materializar en el plano tecnoproductivo las reflexiones, acciones y logros de la Economía Social Solidaria que
se sitúan en el plano académico y político de nuestros territorios.
Por otro lado la complementariedad de las cadenas productivas entre los
Economía Social Solidaria, hoy prácticamente inexistente ya que no hay relaciones de compra y venta entre los Emprendimientos de la Economía Social
Solidaria, no hay complementariedad en escalas adecuadas teniendo el desafío
de lograr que la Economía Social Solidaria produzca insumos, servicios y bienes
finales para ella misma o para ser consumidas por el resto de la población fuera
de los mercados capitalistas.
Cierre
El presente trabajo pretende lograr que se genere un proceso de discusión y
acción crítica acerca de la relación entre Economía Social Solidaria y la Tecnología Social, en función de la necesidad de la creación de un puente entre ambas
para que la Economía Social Solidaria pueda constituirse en un proyecto con
amplitud de posibilidades de generar un nuevo modelo de desarrollo alternativo
al existente.
Pensando en que el desafío de incluir a los hoy “excluidos” del sector formal
en la Economía Social Solidaria y no en el formal. Hay que ampliar de manera
tal el campo para que el mismo pueda por un lado empezar a integrar las diversas
escalas productivas existentes al interior de la Economía Social Solidaria de tal
manera que el sector pueda ir fortaleciéndose a la vez que integra las cadenas
productivas a su interior.
Este desafío no es fácil porque existen diversas posiciones que en el movimiento de la Economía Social Solidaria están presentes, muchas de ellas pecan
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
de ciertos determinismos sociales en los cuales la tecnología es algo neutro y
solo con la modificación de la sociedad esta puede mudar. Lo cierto es que hay
una relación mucho más compleja entre ambas, en realidad ocurre una simbiosis
entre sociedad y tecnología y así como la sociedad construye a la tecnología, la
tecnología construye a la sociedad. Contando además con que debemos desvincular la noción de tecnología de la de artefacto, el hecho de que ampliemos el
concepto, nos permitirá trabajar de una manera más amplia, nos permitirá poder
revalorizar el caudal de conocimientos y saberes existentes en nuestro pueblo y
organizaciones.
Debemos pensar y actuar en relación a tecnología desde la mirada de la Tecnología Social combatiendo y demostrando la falacia de que la empresa capitalista es la única que posee el conocimiento para generar trabajo y renta mediante
la producción de bienes y servicios.
Para ello es fundamental la generación de nuevos conocimientos que aprovechen los conocimientos del campo popular, del campo de la Economía Social
y Solidaria con los provenientes del conocimiento tecnocientifico de tal manera
que se genere una conexión que permita la construcción de Tecnología Social,
esos son los puentes que debemos generar para la construcción de un mundo
mejor para todos y todas.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Enfoque de Desarrollo Local
para repensar las Políticas Públicas
de Juventud en la Ciudad
de Buenos Aires.25
Constanza Arias Montes26
Introducción
A raíz de la experiencia laboral llevada a cabo en distintas dependencias públicas del AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) que dirigen su atención
a la juventud o adolescencia, he podido observar que la política pública orientada
a este sector de la población no logra dar respuestas satisfactorias en lo concerniente a las posibilidades de pensar un proyecto de vida personal a mediano o
largo plazo. Tal vez como consecuencia de ello, muchas veces los jóvenes se ven
involucrados en situaciones de violencia, sea como víctimas o victimarios. De
aquí que el presente trabajo intenta tomar algunos de los ejes que propone el
enfoque de Desarrollo Local para comenzar a pensar en las políticas de juventud
que se aplican en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires.
Lo que interesa es reflexionar sobre la situación actual de aquellos sectores
que viven en los enclaves más pobres de la ciudad, que atraviesan desde hace al
menos dos décadas situaciones de exclusión social sumamente alienantes.
El trabajo propone pensar algunos de los tópicos planteados por el enfoque
de Desarrollo Local como canales novedosos de inclusión social de los jóvenes
adolescentes de sectores vulnerados de la ciudad. En particular interesan conceptualizaciones y prácticas tales como el cooperativismo y el asociativismo, la
25. Basado en trabajo presentado en el Seminario Desarrollo Local, Gestión Urbana y Participación
de la Carrera de Especialización en Políticas Sociales de la Universidad Nacional de La Plata.
26. Lic. en Trabajo Social por la Universidad de Buenos Aires, tesista del Posgrado de Especialización en Políticas Sociales de la Universidad Nacional de La Plata. Becaria del Departamento de
Cooperativismo del Centro Cultural de la Cooperación (CCC) “Floreal Gorini”.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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solidaridad, reciprocidad en tanto se configuran como ideas y/o principios que
se estima pueden ser atractivos para comenzar a delinear propuestas concretas de
transformación de las relaciones sociales entre los adolescentes.
Desarrollo
Jóvenes: Historia y Situación Actual de la Niñez
La Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN) fue aprobada en el año 1989 e incorporada a la Constitución Nacional en 1994 con la
reforma respectiva. Esto condujo a que en nuestro país se empezaran a diseñar e
implementar políticas públicas que dieran forma concreta a una política de niñez
y juventud. Cabe aquí una aclaración: en este trabajo se adoptarán indistintamente los conceptos niñez, juventud y adolescencia justamente por estar todos
enmarcados en lo que constituye la niñez, comprendida por aquel sector de la
población que tiene entre 0 y 18 años de edad, si bien la juventud es entendida
hoy, según el enfoque teórico, desde distintos ángulos que logran extenderla
hasta los 25 años de vida e incluso más.
De manera que como política pública la juventud tiene una historia acotada
o reciente, ya que si bien existieron distintas formas de intervención con respecto
a la niñez generalmente se hizo desde lo que hoy podemos denominar sector
privado, o bien desde el Estado de Bienestar aunque a través de la situación contextual de pleno empleo27. Por lo tanto, llegado el ocaso de este paradigma de
Estado la situación general de la población se vio alterada, modificada afectando
lógicamente también la situación de la niñez.
A esta altura de la historia es posible afirmar que los cambios acaecidos en la
estructura productiva del país repercutieron de modo diferencial en las ciudades,
sobre todo en la ciudad de Buenos Aires cuya centralidad respecto del país se
mantiene. Esto es, si bien la calidad del empleo ha variado sustancialmente por lo
menos en las últimas tres décadas, las posibilidades de encontrarlo no se redujeron tanto como sí sucedió en ciudades más pequeñas o incluso en zonas rurales.
Es que ésta -la capacidad de emplearse- fue la condición que habilitó durante
décadas a ejercer ciertos derechos garantizados en la Constitución Nacional.
Además de constituirse como área específica dentro de la política pública, la
niñez ha tenido en los últimos años algunos cambios que responden a una modi-
27. Por caso: las intervenciones desde la sociedad civil, se pueden mencionar sociedades filantrópicas o la Fundación Eva Perón (que no era en la formalidad una estructura del Estado); en lo
que refiere a las intervenciones desde el Estado de Bienestar, hago referencia a que se llegaba a
los niños/as y adolescentes a través de, por ejemplo, la implementación de políticas de seguridad
social que fueron paulatinamente incorporándose como parte de la situación de empleo de los
adultos; mucho tiempo la inclusión de los miembros menores de las familias se alcanzó mediante
estos mecanismos.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
ficación en el paradigma desde el cual se diseña esa política. Desde comienzos del
siglo XX la Ley de Patronato28 constituyó el eje vertebral de la política dirigida
a la infancia que por entonces había resultado novedosa e intentaba atender la
situación que atravesaban niños/as con problemáticas familiares, generalmente
pobres, criminalizando esa situación en más de una ocasión. Desde la reforma
mencionada arriba, que incorpora al texto constitucional la CIDN, ese paradigma
pasó a ser el denominado de “Protección Integral a la Niñez”. Entre otras cuestiones, lo que postula es concebir al niño/a como un sujeto de derechos, y ya no
como objeto de tutela del Estado cuando sus familias se encuentran limitadas para
hacerse cargo de ellos; también pondera el derecho a vivir en familia, el de ser
oído al momento de tomar decisiones que lo involucran, entre otras cuestiones.
Así, se fueron diseñando distintas políticas cada vez más especializadas, dirigidas a los niños y niñas, y a los adolescentes. Para éstos últimos, en general lo
que se observa es que existe una tendencia a subestimar su condición temporaria,
transitoria que implica el ser adolescente. Es decir, pocas son las políticas que
contemplan a la adolescencia como una etapa de la vida que requiere ser atendida desde el Estado de modo diferencial, no porque sean distintos sino porque sus
necesidades son distintas, son sujetos en construcción, que buscan su identidad,
su vocación, referentes, etcétera.
En clara correspondencia con las políticas focalizadas29, los programas que
en los últimos años se han aplicado en materia de adolescencia en la ciudad de
Buenos Aires están dirigidos a la reinserción y/o permanencia en el sistema educativo formal o bien apuntan a la incorporación en el mercado de trabajo, con
lo ello implica. Esto es, un mercado laboral sumamente complejo y flexibilizado.
Se trata generalmente de programas de becas de estudio o subsidios económicos
que implican realizar una contraprestación en capacitación en oficios, en la mayoría de los casos. La crítica que es posible hacerle a estos programas es que no
contemplarían ciertas condiciones contextuales tales como el mercado de trabajo o las posibilidades reales de inserción y proyección que brinda en el presente
la escuela formal.
Estas modestas observaciones permiten plantear dos cuestiones que revisten
interés para el presente trabajo: en primer lugar, las posibilidades de proyectarse
a futuro, sea a mediano o largo plazo, se observa que los adolescentes presentan
algunas dificultades para hacerlo; segundo, las situaciones de violencia en las que
se ven involucrados, sea como víctimas o victimarios. Ambos aspectos son los
28. Es conocida como Ley de Patronato o ley Agote la N° 10.903, del año 1919, que regulaba la
situación de niños/as que tenían vulnerados uno o algunos de sus derechos fundamentales, y cuya
crítica principal hacia fines del siglo XX residió en la tutela que ejercía el Estado mediante las disposiciones judiciales; ello se calificó en la jerga como “judicialización de la pobreza”.
29. Más adelante se desarrollará este aspecto de la política.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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que interesa pensar en este trabajo a la luz de los aportes que puede hacer el
enfoque de Desarrollo Local.
La ciudad de Buenos Aires y su Política de Desarrollo Urbano
Una primera interpretación de estas dos cuestiones que tienen como protagonistas a los/las adolescentes permite afirmar que ambas son clara expresión
de una sociedad que desde hace más de dos décadas se ve deteriorada en sus
relaciones en general, y esto no es otra cosa que una de tantas consecuencias del
conjunto de políticas públicas aplicadas desde el momento referido. Es que existe
en nuestro país un sector de la sociedad que se ha visto particularmente afectado
por estas políticas que hicieron hincapié en la reforma del Estado. Entre las medidas, aplicadas desde la década de los años setenta y con mayor profundidad durante los años noventa, sobresalen la venta de activos y privatización de empresas
públicas, descentralización de funciones, desregulación de mercados financieros,
flexibilización laboral, políticas sociales focalizadas. Éstas se adoptaron contando
con el apoyo de buena parte de la sociedad que aceptó y reprodujo un discurso
que colocaba al Estado como un asignador ineficiente de recursos. Con referencia a estas posturas que legitimaron las políticas aplicadas, José Luis Coraggio sostiene que hubo un discurso hegemónico que dio fundamento moral y técnico:
“(...) se trataría de priorizar según pautas objetivas la transferencia de recursos -definidos (políticamente) como escasos- a
los que tienen menos, y de utilizar ‘eficientemente’ los recursos
públicos para aliviar estas situaciones, dando protagonismo en la
gestión a las ‘organizaciones de la sociedad civil’” (Coraggio; 2004).
Respecto de la última afirmación se puede extraer que, en efecto, es positiva
la participación de la sociedad civil en cualquier instancia de la política, solo que
a la luz de los hechos habría que revisar los mecanismos a través de los cuales eso
se llevó a cabo, sobre todo porque en muchos casos hubo escaso control.
Pero tal como se anticipó, las políticas de corte neoliberal que el gobierno
nacional adoptó fundamentalmente en la década de los noventa tienen su origen algún tiempo atrás, y sus implicancias en la ciudad han sido particulares.
Pues, al menos desde la década de los años setenta y como consecuencia de
políticas económicas y productivas análogas, Buenos Aires ha sido testigo de
cambios en su distribución socio espacial tales que se configuró una ciudad algo
distinta de la que venía siendo. Esas modificaciones que hoy alcanzan a todo el
AMBA, refuerzan la centralidad urbana (Rodríguez; 2009). En otras palabras, el
hecho de haber transformado la estructura productiva -que dejó de lado el modelo agroexportador, en tanto productor de materias primas para reemplazarlo
o complementarlo con una estructura con fuerte impronta en la provisión de
bienes y servicios- implicó no solo la desinversión en zonas rurales sino, y sobre
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
todo, la consecuente migración a los centros urbanos de la Argentina30. Como
consecuencia de ello, las ciudades vieron alterada la distribución espacial sin que
mediara planificación alguna.
Al describir distintos momentos históricos del país, María Cristina Cravino31 explica cómo quienes residen en las villas fueron construidos como sujetos
focalizados de la política desde la década de los años ochenta y posteriormente,
a partir de los años noventa, “las organizaciones villeras de la capital federal se encontraban en proceso de fragmentación y debilitamiento” (Cravino; 2006). Es así
que uno de los efectos más notorios que esta situación trajo aparejado fue -y aun
es- la presencia de una porción amplia de la población atravesando situaciones
de pobreza y exclusión. Situaciones que hoy podrían calificarse como crónicas
dada su persistencia.
“La privatización [de servicios] implicó un aumento de las tarifas y una
regularización de aquellos que se encontraban conectados de manera informal,
todo lo que contribuyó a un encarecimiento de habitar en la ciudad y, por tanto,
repercutió en las condiciones de vida de los habitantes” (Cravino; 2006; p. 26).
En este sentido y de acuerdo con Rodríguez32, en la actualidad la ciudad
de Buenos Aires presenta una política urbana cuya característica central es la
existencia de “pobreza dispersa” caracterizada por la ocupación de edificios y
hoteles-pensión, junto con los asentamientos que con el tiempo van tomando la
forma de lo que se conoce bajo el nombre de villas. Asimismo, sostiene que el
tema habitacional nunca fue un tema que haya estado en la agenda de la ciudad,
por lo que la llegada de migrantes rurales y de países limítrofes a la ciudad en
cada momento histórico, no tuvo un correlato de políticas públicas que redundaran en la inclusión y bienestar de las familias. Fue así que estos sectores fueron
dándose distintas estrategias de supervivencia que se tradujeron, en muchos casos,
en la ocupación ilegal de tierras y/o inmuebles.
Por ello, es preciso entender la ciudad como una producción social que se da
a partir de la interacción de la sociedad y el espacio. Un espacio que se construye
desde lo histórico pero también desde los actores que en esa historia jugaron
un papel fundamental y, en este sentido, tanto Estado, mercado como sociedad
civil han sido actores relevantes, con lógicas de apropiación y significación bien
diferentes en las que la línea divisoria entre formalidad e informalidad se borra.
Hoy la cuestión habitacional es un tema por demás interesante y aún más: por
distintos motivos está siendo colocado paulatinamente en la agenda de gobierno.
30. Por caso: Córdoba, Rosario y Buenos Aires.
31. Cravino, María Cristina: Las villas en la ciudad. Mercado e informalidad urbana. Universidad
Nacional de General Sarmiento; 2006.
32. Rodríguez, María Carla: Autogestión, políticas del hábitat y transformación social. Buenos Aires;
Espacio Editorial; 2009.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Enfoque de Desarrollo Local para pensar una nueva Política de
Juventud en la ciudad
Se planteó más arriba que como rasgos característicos, la política de juventud
de la ciudad de Buenos Aires propone la reinserción y retención en el sistema
educativo formal por un lado, y favorecer la incorporación en el mercado de
trabajo. Pero los mecanismos de que se vale el Estado local para ello son al menos
revisables. Porque tal como se explicó antes, se da un subsidio económico cuyo
requisito de percepción es la contraprestación de vía capacitaciones que en más
de una oportunidad son en oficios u otras actividades afines cuyas probabilidades
de ser ponderadas al momento de buscar un empleo son prácticamente nulas.
Esta afirmación se basa en que la situación actual del mercado de trabajo parece
no estar siendo puesta en consideración y, en todo caso, pareciera responder más
a la lógica de los programas de transferencias condicionadas que se instalan y legitiman un discurso que valoriza el esfuerzo personal como si esa fuese la única
condición de acceso a un empleo. Remite a la idea de mérito para alcanzar lo
que se desea. Ello no hace más que reforzar las ideas que culpabilizan al pobre, al
desempleado por su situación. Además de que no logra hacer efectiva la inserción
laboral, sino solo hacer cumplir determinados requerimientos a fin de que se obtenga el subsidio económico. En su trabajo “Producir para vivir” Souza Santos33
sostiene que es necesario “disminuir la dependencia de las personas en relación al
trabajo asalariado” (Souza Santos; 2002; p. 5) al referirse a las distintas alternativas
que desde movimientos globales contrahegemónicos se plantean. En efecto esto
es lo que Zygmunt Bauman llama el fin de la ética del trabajo, sin lugar a dudas,
un elemento es preciso comenzar a poner en consideración en el actual estado
de situación del mercado laboral en el mundo.
Con referencia a estos movimientos el autor explica que se plantean como
alternativos al sistema capitalista, reforzando las críticas que se le hacen a éste por
no garantizar ni hacer efectivo un mínimo de bienestar a la población mundial.
Sin embargo, también subraya que las propuestas no se perfilan como enfoques
excluyentes respecto del capitalismo, sino que es posible la convivencia de unas y
otro. Este planteo es interesante en la medida que contempla aspectos que hacen
que de los movimientos respuestas viables. En términos del autor lo que buscan
“estas alternativas no es eliminar al capitalismo de un día para otro sino incomodar su reproducción y hegemonía” (Souza Santos; 2002; pág. 6).
Estas son las líneas de análisis que interesa destacar aquí, porque lo que estos
enfoques replantean es una nueva forma de ver la realidad más cotidiana, de modificar el tipo de relaciones que en el presente predominan a causa de la fuerte,
33. Souza Santos, Boaventura (Org.): Producir para vivir: los caminos de la producción no capitalista. Civilización Brasileira; Río de Janeiro; 2002.
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constante y extendida permanencia del capitalismo y sus principios. Pues, los
movimientos contra hegemónicos aludidos hacen hincapié en comenzar a construir relaciones basadas en la reciprocidad y la solidaridad, en lugar del intercambio por la obtención de un beneficio personal (Souza Santos; 2002). Ahora bien,
¿por qué este planteo para pensar las políticas de juventud? Acaso las relaciones
interpersonales que estos mantienen -que de ningún modo desligan responsabilidad en los adultos que son referentes y de los cuales han aprehendido- y que
se caracterizan en muchos casos por ser violentas, son la expresión más clara del
excesivo individualismo que el mismo sistema fomenta. En efecto, señala Cravino, que junto al clientelismo político, la violencia urbana aparece como tema
de interés en buena parte de los estudios provenientes de las Ciencias Sociales
(Cravino; 2002; p. 27).
Asimismo, distintos autores coinciden en afirmar como aspecto central y
característico de las políticas sociales de los últimos años, la focalización. Éstas
tienen como implicancia pensar de manera fragmentada, segmentada la realidad
en la medida que se implementan políticas “exclusivas” para sectores pobres de la
sociedad. En el caso de la adolescencia la política que emana desde el Estado local
está dirigida a sectores pobres que deben confirmar en las oficinas públicas su
situación de vulnerabilidad social y la de sus familias, residentes en villas o barrios
calificados como de bajos recursos económicos, que no estudien o trabajen. Sin
dudas, estos criterios se corresponden con parámetros que se estima, son de riesgo pero lejos de equiparar condiciones de bienestar, estigmatizan, discriminan,
rotulan a una población que está en pleno desarrollo y construcción de subjetividad con lo cual el proceso de crecimiento también es desigual con respecto a
otros sectores de la sociedad.
Por ello, si bien es importante ponderar como componentes de la política
pública de niñez/adolescencia la inserción laboral y la reincorporación al sistema
educativo, no son elementos suficientes en la medida que no permiten superar
la situación de vulnerabilidad de manera definitiva. A esto se agrega uno de los
elementos más relevantes sobre el cual se insiste desde el Estado al momento de
aplicar la política -y que se destaca en el presente trabajo- como lo es el mercado
de empleo el cual, sin embargo, parece erróneamente analizado. Coraggio sintetiza con claridad esta idea al afirmar que:
“la generación del empleo ha dejado de ser un objetivo real
de la política económica para convertirse en una política social
para compensar la falta de dinamismo del subsistema económico
regido por las relaciones salariales. El acceso a un trabajo está siendo asistencializado.”34
34. Coraggio, José Luis y Arancibia, Inés: Recuperando la economía: entre la cuestión social y la
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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A modo de conclusión
En la actualidad las políticas públicas dirigidas a los jóvenes y adolescentes de
la ciudad de Buenos Aires tienen distintos criterios de focalización claramente
marcados, tal como se señaló arriba. Se trata de intervenciones que si bien se
plantean como modos de dar solución a diversas problemáticas sociales y relacionales que se dan en este sector de la población -aunque no de manera exclusivalas expresiones que adoptan y se observan en la práctica profesional cotidiana
permiten cuando menos relativizar sus propósitos formales.
“Las intervenciones no están dirigidas a evitar la fractura social, sino que
apenas a hacer más gobernable una sociedad cuya integración está siendo pulverizada, desde la base material y desde el imaginario (como muestra la estigmatización de los pobres como peligrosos, los desocupados como que no quieren
trabajar o como responsables de su propia suerte por no haber hecho lo debido
en su momento)”35.
Sin pretensión de encontrar aquí una respuesta, se estima pertinente revalorizar el enfoque de Desarrollo Local y todas sus posibilidades con el objeto de
reflexionar sobre la política pública de niñez. Pues este enfoque se orienta a la
mejoría de las condiciones materiales de vida de los sectores menos favorecidos
de la población. Afirmación ésta que no debe interpretarse como un modo de
hacer políticas especiales, en el sentido de focalizadas para aquellos sectores que
“tienen limitaciones” específicas sino, por el contrario, debe ser entendida como
una manera de alcanzar la igualdad de oportunidades en el acceso a bienes y
recursos que garanticen un desarrollo pleno de la vida.
Es que si bien es un tipo de opción que se implementa por región, la Ciudad y sus enclaves no serían un impedimento para su puesta en práctica ya que
implica un esfuerzo conjunto y coherente del Estado tanto como de la sociedad,
apuntando a una transformación efectiva de las estructuras que reproducen los
problemas. De aquí la importancia de que sean incluidos sus principios para
replantear la política.
Del mismo modo, por tratarse de adolescentes, la participación como componente característico se convierte en un factor central que reconoce y revaloriza el lugar de esta población en la sociedad favoreciendo cambios en los
modos de vincularse con pares y con otros. En enfoque de Desarrollo Local dice
Coraggio:
“incluye cambios en las relaciones sociales y en la subjetividad, se guía por el plan asumido por los miembros de la sociedad
intervención social. Congreso Nacional de Trabajo Social: De Araxá a Mar del Plata; mayo 2004.
35. Coraggio, J.L: Recuperando la economía: entre la cuestión social y la intervención social; p. 4.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
o los beneficiarios directos, requieren una dirección estratégica,
requieren una participación masiva social y política.”36
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36. Op. Cit.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Historia del despliegue democrático
del zapatismo. De la Primera a
la Sexta Declaración de la Selva
Lacandona.
Odin Ávila Rojas37
“Llamamos a todos y a todas no a soñar,
sino a algo más simple y definitivo,
los llamamos a despertar”.
CCR-CG-EZLN, 1999. La vieja y la nueva política
Desde la Primera Declaración de la Selva Lacandona hasta la pronunciación
de la Sexta Declaración y la “Otra Campaña”,38 los herederos de la rebeldía mayense chiapaneca han desdoblado una propuesta democrática a nivel nacional
con eco en otras experiencias emancipatorias tanto latinoamericanas como de
diversos lugares del planeta Tierra, la cual consiste en la lucha por ampliar espacios representativos y reconstruir una realidad política plural. Sin olvidarse que,
la democracia es un horizonte político y social que la mayoría de las veces se
problematiza con base en los límites planteados por el paradigma dominante del
liberalismo representativo alrededor del mundo. Y en el caso de los zapatistas o
neozapatistas recobra una historicidad diferente al orden impuesto, tanto por el
37. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la FCPyS-UNAM. Maestro en
Estudios Latinoamericanos FFyL-UNAM. Doctorante del Posgrado en Ciencias Sociales de la UAMXochimilco. Profesor e investigador. Línea de investigación: propuestas y experiencias alternativas
de poder, política y democracia desde los movimientos sociales en América Latina.
38. Frente a la campaña electoral de 2006, surge una despliegue de fuerzas político-sociales para
articular a las izquierdas radicales y clases subalternas en miras de realizar una lucha cívica contra
el profesionalismo electoral. La Otra Campaña es el movimiento dentro de la movilización zapatista.
Cabe decir, “La Otra Campaña” tuvo su finalización en diciembre del 2012, ahora se transformo en
“La Sexta”. Véase: AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio, “Ir a contracorriente. El sentido de La Otra Campaña”, en; Contra historias, La Otra Mirada de Clío, No. 7, México, marzo-agosto, 2006, p.p. 7-24.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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capital neoliberal como la narración oficial de los hechos a cargo de la modernidad estatal.
En palabras de los zapatistas: “mirado desde abajo, el mundo es tan grande
que caben muchos mundos y aún así sobra espacio para una cárcel. O sea que,
resumiendo, visto desde arriba, el mundo se encoge y no cabe en él más que la
sin razón. Y, visto desde abajo, el mundo es tan espacioso que hay lugar para la
alegría, la música, el canto, el baile, el trabajo digno, la justicia, la opinión y el
pensar de todos, no importa que tan diferentes sean si abajo son lo que son”.39
Importante señalar que la idea de un mundo donde quepan muchos mundos
no nació de la noche a la mañana, sino se ha estructurado a lo largo de una trayectoria de más de 17 años de lucha pública por parte del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional, quién décadas antes del levantamiento armado de 1994 se
nutría en la clandestinidad de aquellas organizaciones político-militares de corte
marxista-leninista muy cercanas a los modelos guerrilleros de liberación nacional centro y sur americanos, así como de grupos guevaristas latinoamericanos
y, desde luego del movimiento indígena ya existente, en ese tiempo a cargo de
varias comunidades politizadas entorno a la recuperación de lo indígena en una
dimensión nacional.
Basándose en lo anterior, puede observarse la compleja experiencia zapatista
producto del abigarramiento entre la herencia rebelde mayense de más de 500
años en resistencia frente a la colonización occidental y las prácticas revolucionarias a consecuencia, del gran impacto de los modelos críticos marxistas del
siglo XX sobre los intentos para transformar la miseria, exclusión, violencia,
sometimiento y explotación hacia los sujetos dominados amerindios. Por eso la
mirada democrática que obedece tal movilización histórica concentra un tipo de
comportamiento y estrategia cultural mestiza que hace al zapatismo recuperar lo
ancestral y en el mismo momento lo moderno.
Esto lo explica Ana Esther Ceceña de la siguiente manera: “la elite indígena
transformó el foco en ejército, las comunidades convirtieron la lucha por el socialismo en una por la dignidad, ampliando sus horizontes desde la esfera de la
producción y la propiedad a la de la reproducción en sus múltiples sentidos... el
foco pasó a ser ejército, y después a la insurrección popular y la toma del poder;
de la dictadura del proletariado y la propiedad de los medios de producción se
pasó a la construcción del mundo en que caben todos los mundos. Y en el que
no hay dictadura del proletariado porque lo que no caben son las dictaduras...
la lucha de clases se combina con la lucha de concepciones societales y con la
construcción del arco iris de culturas y colores de piel”.40
39. EZLN, “Qué tan grande es el mundo?, Comunicado del 17 de febrero de 2010”, en; http://www.
cedoz.org/site/content.php?doc=612&cat=74.
40. CECEÑA, Ana Esther, Derivas del mundo en el que caben todos los mundos, México-Argentina-
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La autora refiriéndose así, en cierto sentido, a que la rebeldía zapatista tomó
conciencia de que no bastaba con abolir los medios de producción económicodominantes, sino también había que combatir el resto de aquellas formas opresoras del hombre, cualquiera que no deje vivir la humanidad en el ser humano
obstruye la reproducción de la vida comunitaria. Esto recuerda el humanismo
contenido en los escritos del revolucionario Ernesto Guevara de la Serna, en los
cuales reiteraba la urgencia de rescatar a la sociedad de la dominación imperialista y el modelo de vida impuesto por el colonialismo.
“El paso de la lucha contra la explotación a la lucha por la dignidad corresponde a una concepción intersubjetiva que trasciende la separación jerarquizante
sujeto-objeto y permite saltar de la lucha por el socialismo- entendida como una
realización fundamentalmente objetiva que modifica los términos de la relación
sujeto-objeto; pero mantiene su estatus-, a una lucha por la emancipación, por
el no capitalismo, por el no poder, por la no dominación; por un mundo abierto
a la imaginación y el deseo, por un mundo intersubjetivo”41. Lo citado puede
traducirse como la subversión de la realidad con base en la condición y relación
de los sujetos en sus distintos planos epistémicos, políticos, sociales, filosóficos,
culturales e incluso ontológicos.
La liberación de la rebeldía neozapatista no se limita a subvertir lo políticosocial entre sujetos, sino además introspecciona su arquitectura conceptual, es
decir, no basta con ir a contracorriente; también hay que ver aquello que lo
forma. Bien dice Enrique Dussel, “una revolución dentro de las revoluciones
y la revolución de las mujeres zapatistas una revolución dentro del zapatismo y
del pueblo maya”,42 refiriéndose a una movilización autocrítica de su accionar y
capaz de transformarse a sí misma.
Contra las diversas prácticas, saberes, estrategias, mecanismos y formas de
dominación se han planteado pelear los neozapatistas a lo largo de esta travesía
por tratar de reconstruir un proyecto de nación democrática opuesto a las condiciones marginales y de pobreza denunciadas en el país a partir de la Declaración
de Guerra contenida en la Primera Declaración de la Selva Lacandona firmada el
31 de diciembre de 1993 y hecha pública al año siguiente con la toma del Palacio
de Gobierno de San Cristóbal de las Casas (el primero de enero).
Tal situación es descrita por los zapatistas de la siguiente manera: “somos
producto de 500 años de luchas: primero contra la esclavitud, en la guerra de
Independencia contra España encabezada por los insurgentes, después por evitar ser absorbidos por el expansionismo norteamericano, luego por promulgar
España, CLACSO-Siglo XXI, 2008, p. 70.
41. Ídem.
42. DUSSEL, Enrique, Política de la liberación. Historia mundial y crítica, España, Trotta, 2007, p.
500.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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nuestra Constitución y expulsar al Imperio Francés de nuestro suelo, después la
dictadura porfirista nos negó la aplicación justa de leyes de Reforma y el pueblo
se rebeló formando sus propios líderes, surgieron Villa y Zapata, hombres pobres
como nosotros a los que se nos ha negado la preparación más elemental para así
poder utilizarnos como carne de cañón y saquear las riquezas de nuestra patria
sin importarles que estemos muriendo de hambre y enfermedades curables, sin
importarles que no tengamos nada, absolutamente nada, ni un techo digno, ni
tierra, ni trabajo, ni salud, ni alimentación, ni educación, sin tener derecho a
elegir libre y democráticamente a nuestras autoridades, sin independencia de los
extranjeros, sin paz ni justicia para nosotros y nuestros hijos”.43
Así, inician los planteamientos democráticos del EZLN con la exigencia de
la satisfacción de las demandas básicas negadas (trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz) por
la clase dominante mexicana, la cual según ellos es formada por “la ambición
insaciable de una dictadura de más de 70 años encabezada por una camarilla de
traidores que representan a los grupos más conservadores y vendepatrias. Son los
mismos que se opusieron a Hidalgo y a Morelos, los que traicionaron a Vicente
Guerrero, son los mismos que vendieron más de la mitad de nuestro suelo al extranjero invasor, son los mismos que trajeron un príncipe europeo a gobernarnos,
son los mismos que formaron la dictadura de los científicos porfiristas, son los
mismos que se opusieron a la Expropiación Petrolera, son los mismos que masacraron a los trabajadores ferrocarrileros en 1958 y a los estudiantes en 1968, son
los mismos que hoy nos quitan todo, absolutamente todo”.44
La idea de un grupo integrado por una camarilla de traidores en la Declaración de la Selva Lacandona puede verse como la identificación de un antagonismo entre “los herederos de los verdaderos forjadores de nuestra nacionalidad,
los desposeídos”45 y quienes a lo largo de la historia se han apropiado de lo que
Marx denominaría medios de producción y en general la riqueza correspondiente a un pueblo soberano. Este planteamiento que conforma la elaboración
de comunicados y el resto de las declaraciones puede comprenderse en términos
marxistas clásicos como aquel conjunto de grupos manejadores, gestionadores,
propietarios e implementadores de los medios de producción, reproducción y
creación que van desde lo económico hasta lo político, es decir, la clase dominante-hegemónica nacional.
Una clase dominante continuadora de la tradición colonialista y conformada
43. COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL del EJERCITO ZAPATISTA de LIBERACIÓN NACIONAL, “Declaración de la Selva Lacandona”, en; Ejercito
Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la Esperanza, México, FZLN, 2000,p.9.
44. Ídem.
45. Ídem.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
en la actualidad por los grupos partidistas priistas, panistas, perredistas y en general por diversos sectores político-económicos que después de la vulgarización de
la “transición democrática”46 por el Instituto Federal Electoral y los transitólogos
mexicanos, adquirieron formulas nuevas para luchar por el poder político dentro
de la extensa maquinaria institucional. A esto se aunó el impacto y penetración
de las corrientes neoliberales y el profesionalismo electoral a las estructuras representativas en el Estado nación.
Para los zapatistas, tal “clase política”47 tiene un significado clasista, racista y
excluyente a diferencia del atribuido por Gaetano Mosca48, quien teoriza el concepto bajo lineamientos positivos de competencia y aptitud entre los individuos
para poder acceder a ella, es decir, para el pensador los mejores hombres y mujeres son los integrantes, al igual que los formadores de la elitización de la política,
por el hecho de ser más hábiles e inteligentes para la gestión gubernamental.
En la tradición gramsciana, dicha clase dominante formadora de la sociedad
política es opuesta a la sociedad civil, aquella que tiene como función la regulación de la esfera del poder político. Antonio Gramsci al respecto diría: “es la sociedad perfecta, teniendo en ella misma todos los medios para su propio fin, que
es el bien común temporal; por lo cual, tiene preeminencia sobre la familia, que
consigue precisamente en esta su conveniente perfección... Estado de ética”.49
Después del ¡Ya Basta! y el llamado a la población mexicana para respaldar la
lucha zapatista, el 10 de junio del mismo año se publica la Segunda Declaración
de la Selva Lacandona con la intención de llamar a esta sociedad civil para “replantear el problema del poder en este marco de democracia, libertad y justicia
obligará a una nueva cultura política... Nacerá una relación política nueva... cuya
base no sea una confrontación entre organizaciones políticas entre sí, sino la confrontación de sus propuestas con las distintas clases sociales, pues el apoyo real de
éstas dependerá la titularidad del poder político, no su ejercicio”.50
46. Una categoría política que tiene un reducido espectro explicativo para enunciar lo que fue un
cambio de partido profesional electoral en la toma del poder político más que una transición, puesto
que no hubo una transformación de sentido en la historicidad nacional de la política mexicana en
el 2000, por lo menos no fue así por parte del sistema político aún prevaleciente en nuestros días.
Revísese la ponencia en versión escrita de FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Paulina, “La transición extraviada”, en; Ciclo de mesas redondas: Democracia y Estado en el México actual, México, D. F., 15
a 17 de noviembre de 2006, 8 p. Este texto fue proporcionado por la autora y es parte de una investigación más amplia sobre la crisis de los partidos políticos mexicanos, en la cual se trabaja también el zapatismo como posible alternativa frente a tal fenómeno. En los últimos años la politóloga
interdisciplinaria se ha enfocado más a estudiar la organización y formas políticas de los zapatistas.
47. Cfr. El termino de Gaetano Mosca con la tradición marxista crítica latinoamericana de los últimos
decenios.
48. MOSCA, Gaetano, La clase política, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, p.p. 91-111.
49. GRAMSCI, Antonio, “La sociedad civil”, en; SACRISTÁN, Manuel, Antología Antonio Gramsci.
Selección, traducción y notas, España, Siglo XXI, 1974, p.p.290-291.
50. COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL del EJERCITO ZAPATISTA de LIBERACIÓN NACIONAL,“ Segunda Declaración de la Selva Lacandona”, en; EjerHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Tal paso produjo establecer una relación entre EZLN y la multimencionada
sociedad civil con el fin de atribuir a la segunda la residencia de la soberanía
mexicana, en un sentido de comprenderla como la expresión organizada del
pueblo. A esta sociedad reguladora de la dominación estatal-nacional en México,
los zapatistas le apostaron la capacidad motora para tratar de ampliar lo democrático más allá del modelo liberal-representativo. Se referían a esa parte de la
población que actúa y se organiza sin la necesidad de circunscribirse o apoyarse
en la toma decisoria estatal-gubernamental.
En la Segunda Declaración, se plantea que: “la Sociedad Civil [quien] asumió el deber de preservar a nuestra patria y manifestó su desacuerdo con la
masacre y obligó a dialogar; todos comprendimos que los días del eterno partido
en el poder, que detenta para su beneficio el producto del trabajo de todos los
mexicanos, no puede continuar más; que el presidencialismo que lo sustenta impide la libertad y no debe ser permitido, que la cultura del fraude es el método
con el que se imponen e impiden la democracia, que la justicia sólo existe para
los corruptos poderosos, que debemos hacer que quien mande lo haga obedeciendo, que no hay otro camino”.51
En otra parte del texto, dice: “todos los mexicanos honestos y de buena fe, la
Sociedad Civil, lo han comprendido, sólo se oponen aquellos que han basado su
éxito en el robo al erario público, los que protegen, prostituyendo a la justicia, a
los traficantes y asesinos, a los que recurren al asesinato político y al fraude electoral para imponerse”.52 Hay que subrayar el significado adquirido de la sociedad
civil por el lado de los zapatistas, el cual consiste en nombrar a la ciudadanía con
un contenido colectivo, desplazándose así la carga individual del concepto; lejos
de ocultar las contradicciones, más bien las exhibe en cada uno de los niveles de
dominación y coacción social expresados en el Estado nacional.
Se marcó, así una propuesta de transición política emancipatoria por medio
de una estrategia pacifica en la que la sociedad civil fuese el punto articulador
de las diversas asociaciones posibles para la democratización del país. Dicha liberación se basa en una visión que enlaza la capacidad de los sujetos por elegir a
sus representantes con la de hacerlos responsables de su propia conducción a una
transición real y estructurada de lo democrático.
Dicen los zapatistas: “esta revolución no concluirá en una nueva clase, fracción de clase o grupo en el poder, sino en un espacio libre y democrático de lucha
política... Dentro de esta nueva relación política, las distintas propuestas de sistema
y rumbo... deberán convencer a la mayoría de la Nación de que su propuesta es la
mejor para el país. Pero no sólo eso, también se verán vigilados por ese país al que
cito Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la Esperanza, México, FZLN, 2000, p. 15.
51. Ibid.p.13.
52. Idem.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
conducen de modo que estén obligados a rendir cuentas regulares y al dictamen
de la Nación respecto a su permanencia en la titularidad del poder o su remoción.
El plebiscito es una forma regulada de confrontación Poder-partido políticoNación y merece un lugar relevante en la máxima ley del país”.53
Tanto en la Primera como en la Segunda Declaración la lucha por ampliar
los espacios representativos toma una dirección más radical, pero también inédita,
porque se colocan a discusión y consenso los lineamientos para democratizar
el país, por medio de lo que fue la “Convención Nacional Democrática”,54 en
la que se hace un llamado a las diversas formas de lucha y organizaciones para
exigir un tránsito democrático fundado en la realización de prácticas libres y
respetuosas de la elección popular sobre los representantes elegidos.
La CND55 derivo por un lado en un gran esfuerzo por organizar la democracia desde la sociedad civil, en obtención de resultados diferentes a los más
deseados, tales como la eliminación del fraude y en general los vicios electorales
persistentes por el sistema político nacional. Sin embargo, esto logro atraer la
atención de varios sectores dentro de la ciudadanía organizada, aunque no en su
plena totalidad. Esto último se debió en gran parte a los obstáculos aún persistentes del priismo y su estructuración del sistema político.
Como bien se expresa en la Tercera Declaración de la Selva Lacandona,
“llamamos a todas las fuerzas sociales y políticas del país, a todos los mexicanos
honestos, a todos aquellos que luchan por la democratización de la vida nacional,
a la formación de un Movimiento para la Liberación Nacional incluyendo a la
Convención Nacional Democrática y a todas las fuerzas que, sin distinción de
credo religioso, raza o ideología política, están en contra del sistema de partido de Estado. Este Movimiento para la Liberación Nacional luchará de común
acuerdo, por todos los medios y en todos los niveles, por la instauración de un
gobierno de transición, un nuevo constituyente, una nueva carta magna y la destrucción del sistema de partido de Estado. Llamamos a la Convención Nacional
Democrática y al ciudadano Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a encabezar este
Movimiento para la Liberación Nacional, como frente amplio de oposición”.56
53. Ibid.p.15.
54. Convención Nacional Democrática fue la propuesta principal de la Segunda Declaración de la
Selva Lacandona, en donde el EZLN convoca a una lucha democrática bajo los siguientes puntos:
1) Usurpación de la herencia legal de las luchas mexicanas por pate del priismo; 2) la Carta Magna
es la voluntad popular; 3) que la salida del usurpador del Ejecutivo Federal no basta y es necesaria
una nueva ley para nuestra patria nueva, la que habrá de nacer de la lucha de todos los mexicanos
honestos; 4) es necesario utilizar todas las formas de lucha para lograr el tránsito hacia la democracia en México. La CND tuvo como objetivo principal organizar la expresión civil y la defensa de la
voluntad popular. Véase: Íb. P.p. 17-18.
55. Abreviatura de la Convención Nacional Democrática.
56. COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL,“ Tercera Declaración de la Selva Lacandona”, enero
de 1996, en; Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la Esperanza, México,
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Aquí los rebeldes del Sur comienzan a perfilar una posición no sólo más
crítica de la situación democrática mexicana, sino también asumen la tarea de no
descartar las vías armadas, pero tampoco las pacíficas para materializar la libertad,
justicia y democracia en el país. Aquí se manifiesta la potencia que puede llegar
a tener la sociedad civil con el apoyo del EZLN para defender esa soberanía que
tanto se le ha negado a la población por muchos años.
Por eso, en su momento dijeron: “el EZLN apoyará a la población civil en
la tarea de restaurar la legalidad, el orden, la legitimidad y la soberanía nacionales, y en la lucha por la formación e instauración de un gobierno nacional de
transición a la democracia con las siguientes características: que liquide al sistema
de partido de Estado y separe realmente al gobierno del PRI; que reforme la
ley electoral en términos que garanticen: limpieza, credibilidad, equidad, participación ciudadana no partidaria y no gubernamental, reconocimiento de todas
las fuerzas políticas nacionales, regionales o locales, y que convoque a nuevas
elecciones generales en la federación; que convoque a un constituyente para la
creación de una nueva constitución; que reconozca las particularidades de los
grupos indígenas, reconozca su derecho a la autonomía incluyente y su ciudadanía. Y; que vuelva a orientar el programa económico nacional, haciendo a un
lado el disimulo y la mentira, y favoreciendo a los sectores más desposeídos del
país, los obreros y campesinos, que son los principales productores de la riqueza
que otros se apropian”.57
A partir de la Tercera Declaración, el EZLN toma distancia de los caminos
electorales y partidistas, que considero en su momento como posibles instrumentos de movilización de la sociedad civil, lo cual no podía plantearse como
una fuerza democratizadora capaz de transformar la realidad nacional, porque lo
que se necesitaba era un proyecto conductor de la ciudadanía hacia un nivel más
eficaz contra los intereses de la clase hegemónica, que se ha abrogado el derecho
soberano de controlar la representación en el sistema político mexicano, incapaz
de reconocer la autodeterminación de la sociedad y al mismo tiempo las prácticas políticas generadas democráticamente por esta.
Por lo anterior, los herederos de Votán-Zapata en enero de 1996 confirman
y delimitan gran parte de lo planteado dándole una dirección político-ideológica
más acorde con lo que causó su movilización hace años atrás, la cual consistió
“por un lado el proyecto de país que tiene el poder, un proyecto que implica la
destrucción total de la nación mexicana; la negación de su historia; la entrega de
su soberanía; la traición y el crimen como valores supremos; la hipocresía y el
engaño como método de gobierno; la desestabilización y la inseguridad como
programa nacional, y la represión y la intolerancia como plan de desarrollo. Este
FZLN, 2000, p. 24.
57. Ídem.
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proyecto encuentra en el PRI su cara criminal y en el PAN su mascarada democrática. Por el otro lado, el proyecto de la transición a la democracia, no una
transición pactada con el poder que simule un cambio para que todo siga igual,
sino la transición a la democracia como el proyecto de reconstrucción del país; la
defensa de la soberanía nacional; la justicia y la esperanza como anhelos; la verdad
y el mandar obedeciendo como guía de jefatura; la estabilidad y la seguridad que
dan la democracia y la libertad; el diálogo, la tolerancia y la inclusión como nueva
forma de hacer política”.58
Al exponerse así la idea de un “proyecto por hacerse, que corresponderá
no a una fuerza política hegemónica o a la genialidad de un individuo, sino a
un amplio movimiento opositor que recoja los sentimientos de la nación... La
guerra entre quienes pretenden la perpetuación de un régimen social, cultural
y político que equivale al delito de traición a la patria, y los que luchan por un
cambio democrático, libre y justo. La guerra zapatista es sólo una parte de la lucha entre la memoria que aspira a futuro y el olvido con vocación extranjera...
todos los hombres y mujeres honestos a participar en la nueva fuerza política
nacional que hoy nace: el Frente Zapatista de Liberación Nacional organización
civil y pacífica, independiente y democrática, mexicana y nacional, que lucha por
la democracia, la libertad y la justicia en México”.59
El FZLN nace con la intención de ser un organismo civil bajo los principales preceptos de los zapatistas en las múltiples realidades de obreros de la República, a los trabajadores del campo y de la ciudad, a los indígenas, a los colonos, a
los maestros y estudiantes, a las mujeres mexicanas, a los jóvenes de todo el país,
a los artistas e intelectuales honestos, a los religiosos consecuentes y en general
a esa ciudadanía independiente, crítica y consciente de las problemáticas en su
entorno tanto nacional como internacional.
Prueba de esto puede verse en la “Declaración de Principios del FZLN”,60
documento en el cual se subraya un carácter plural en la práctica política con mirada democrática de “garantizar la participación de todos los sectores y permitir
que la sociedad civil retome los espacios que le corresponden en la creación de
una nueva sociedad... una autentica ciudadanización...”61
Tales ciudadanos identificados con la Cuarta Declaración exhibieron de manera pública su aspiración a la no toma del poder, aunado a la realización de un
58. COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL,“ Cuarta Declaración de la Selva Lacandona”, enero
de 1996, en; Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la Esperanza, México,
FZLN, 2000, p.31.
59. Íbid.p.34.
60. CONGRESO FUNDACIONAL del FRENTE ZAPATISTA de LIBERACIÓN NACIONAL, Documentos Básicos del FZLN: principios, programa de lucha y plan de acción. 13-16 de septiembre, México, Ediciones FZLN, 32 p.
61. Ibíd. p. 12.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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esfuerzo por dar un sentido comunitario a la participación de los sujetos en centros urbanos, las periferias y en general otras zonas del país. El Frente Zapatista
funcionó como un organismo autónomo frente a la estructura más rígida de los
indígenas en resistencia, aunque en constante diálogo y acción conjunta con la
problemática en el Sureste chiapaneco.
Las cuatro declaraciones anteriores expresan la desconfianza, distanciamiento, pero sobre todo la ausencia de compromisos hacia los pueblos indios por
parte de gentes de los partidos políticos supuestamente críticos, sectores de la
sociedad civil que al final de cuentas se definieron bajo los parámetros de las
oneges con poco compromiso con las comunidades indígenas y más con la comercialización del logo e imagen revolucionaria contemporánea del Sur. En
este contexto, se lanza la Quinta Declaración de la Selva Lacandona, en la que
además de manifestar un gran silencio en repudio a la guerra genocida contra
los pueblos amerindios, también simbolizó la posición ideológica de plantear la
reconstrucción democrática nacional fuera de los límites y mecanismos ofrecidos
por cualquier fuerza proveniente del liberalismo electoral, aun si ésta se autodefiniera o ubicará en algún tipo de izquierda. En pocas palabras, los zapatistas se
dieron cuenta de que las rutas impuestas por el gobierno priista no ayudaban en
sustancia a la solución de los problemas reales indígenas, y mucho menos de la
sociedad mexicana.
Para los zapatistas, el intento por organizar lo que John Holloway en su momento llamó “zapatismo civil”62 consistió en plantear a la sociedad civil como el
sujeto democratizador y renovador de una cultura política nutrida de la esfera
social; sin embargo, de la Cuarta a la Quinta Declaración de la Selva Lacandona
y todavía los primeros años del siglo XXI, el Frente Zapatista, la Marcha del
Color de la Tierra, la Consulta Nacional sobre la iniciativa de Ley Indígena de
la Comisión de Concordia y Pacificación fueron experiencias en que dedicaron
sus esfuerzos a obligar al régimen a que cumpliera los Acuerdos de San Andrés,
los resultados adversos demostraron la necesidad de proyectar una alternativa
materializadora de lo democrático basándose en reconstruir la realidad, desde la
condición subalterna de sus mismos sujetos en rebeldía.
A consecuencia de esto, en junio de 2005 el EZLN emite la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en aviso de un programa nacional de lucha y como
dijeron ellos: “vamos a buscar, desde La Realidad hasta Tijuana, a quien quiera
62. Véase el debate entre Atilio Borón y John Hoolloway sobre la comprensión de sociedad civil en
el universo zapatista y su aplicación en los núcleos políticos urbanos. Esto puede encontrarse en;
BORON, Atilio, “La selva y la polis. Interrogantes en torno a la teoría política del zapatismo”, en; Chiapas, No. 12, México, Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM-Era, 2001, p.p. 89-114. Y su
respuesta en: HOLLOWAY, John, “Gente común, es decir, rebelde. Mucho más que una respuesta
a Atilio Borón”, en; Chiapas, No. 16, México, Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM-Era,
2004, p.p. 155-162.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
organizarse, luchar construir acaso la última esperanza de que esta nación, que
lleva andando al menos desde el tiempo en que un águila se posó sobre un nopal
para devorar una serpiente, no muera... Vamos por democracia, libertad, justicia
para quienes nos son negadas. Vamos con otra política, por un programa de izquierda y por una nueva constitución”.63
Por último, la proyección de la Sexta Declaración puede leerse como la más
reciente fase democrática del zapatismo, así como el elemento definitorio de su
concepción política antisistémica, es decir anticapitalista, anti institucionalismo
liberal y en contra del Estado mexicano moderno. Dicho con sus mismas palabras: “hacer acuerdos para ir juntos a escuchar y a organizar la indignación; no
a levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los
hacen, sino a tomar en cuenta siempre la opinión de quienes participan; no a
buscar regalitos, posiciones, ventajas, puestos públicos, del Poder o de quien aspira a él, sino a ir más lejos de los calendarios electorales; no a tratar de resolver
desde arriba los problemas de nuestra nación, sino a construir DESDE ABAJO
Y POR ABAJO una alternativa a la destrucción neoliberal, una alternativa de
izquierda para México”.64
Fuentes de información
AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio, “Ir a contracorriente. El sentido de La Otra Campaña”,
en; Contra historias, La Otra Mirada de Clío, No. 7, México, marzo-agosto, 2006, p.p. 7-24.
BORON, Atilio, “La selva y la polis. Interrogantes en torno a la teoría política del zapatismo”,
en; Chiapas, No. 12, México, Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM-Era, 2001, p.p.
89-114.
CECEÑA, Ana Esther, Derivas del mundo en el que caben todos los mundos, México-ArgentinaEspaña, CLACSO-Siglo XXI, 2008, 143 p.
COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA
GENERAL del EJERCITO ZAPATISTA de LIBERACIÓN NACIONAL, “Declaración
de la Selva Lacandona”, en; Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la
Esperanza, México, FZLN, 2000, p.p. 9-11.
COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA
GENERAL del EJERCITO ZAPATISTA de LIBERACIÓN NACIONAL,“ Segunda Declaración de la Selva Lacandona”, en; Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones
de la Esperanza, México, FZLN, 2000, p.p. 12-19.
COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA
GENERAL DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL,“ Tercera
63. COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL del EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, Sexta Declaración de la Selva Lacandona, desde las
Montañas del Sureste Mexicano, 2005, en; Rebeldía, México, 2005, p. 19.
64. Ídem.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 91
Declaración de la Selva Lacandona”, enero de 1996, en; Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la Esperanza, México, FZLN, 2000, p. p. 20-25.
COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA
GENERAL DEL EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL,“Cuarta Declaración de la Selva Lacandona”, enero de 1996, en; Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Declaraciones de la Esperanza, México, FZLN, 2000, p. p. 26-35.
COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA
GENERAL del EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL, Sexta Declaración de la Selva Lacandona, desde las Montañas del Sureste Mexicano, 2005, en; Rebeldía, México,
2005, 20 p.
CONGRESO FUNDACIONAL del FRENTE ZAPATISTA de LIBERACIÓN NACIONAL, Documentos Básicos del FZLN: principios, programa de lucha y plan de acción. 13-16 de septiembre, México, Ediciones FZLN, 32 p.
DUSSEL, Enrique, Política de la liberación. Historia mundial y crítica, España, Trotta, 2007, 587 p.
EZLN, “Qué tan grande es el mundo?, Comunicado del 17 de febrero de 2010”, en; http://
www.cedoz.org/site/content.php?doc=612&cat=74.
FERNÁNDEZ CHRISTLIEB, Paulina, “La transición extraviada”, en; Ciclo de mesas redondas:
Democracia y Estado en el México actual, México, D. F., 15 a 17 de noviembre de 2006, 8 p. Por
publicarse.
GRAMSCI, Antonio, “La sociedad civil”, en; SACRISTÁN, Manuel, Antología Antonio Gramsci. Selección, traducción y notas, España, Siglo XXI, 1974, p.p.290-292.
HOLLOWAY, John, “Gente común, es decir, rebelde. Mucho más que una respuesta a Atilio
Borón”, en; Chiapas, No. 16, México, Instituto de Investigaciones Económicas-UNAM-Era,
2004, p.p. 155-162.
MOSCA, Gaetano, La clase política, México, Fondo de Cultura Económica, 2004, 301 p.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Cooperativas de trabajo en Argentina:
Vigencia del pensamiento de Aarón
Gleizer y Floreal Gorini frente a las
problemáticas y desafíos actuales de
estas experiencias
Magalí Bausset, Eleonora Feser, Karina Frontera,
Valeria Mutuberría Lazarini y Facundo Ureta65
Introducción
Desde principios de siglo se viene gestando un contexto favorable para el
desarrollo social que permite a los sectores de la Economía Social en general, y
al cooperativismo en particular, consolidarse y así abordar, replantear y debatir
cuales son las diferentes problemáticas que dificultan o bloquean su evolución.
Por otro lado, esta consolidación permitió posicionar al sector en forma favorable, aspecto que propicia la creación de un marco normativo que acompañe su
crecimiento.
El presente trabajo es parte de una investigación que se está llevando adelante en el Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” que pretende
hacer un análisis del pensamiento de Aaron Gleizer y Floreal Gorini a través de
sus aportes y contribuciones al movimiento cooperativo y a la sociedad, para
poder evaluar la vigencia de sus planteos y preocupaciones al contrastarlos con
las problemáticas actuales del cooperativismo, específicamente las cooperativas
de trabajo.
Para ello realizamos un extenso relevamiento en los distintos ámbitos en los
que han dejado sus enseñanzas y propuestas, en los debates que han sabido dar y
en las opiniones de quiénes han tenido el privilegio o la oportunidad de trabajar
65. Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 93
o compartir su vida laboral, profesional y de activa militancia.
El eje de esta investigación está puesto en las cooperativas de trabajo; y el
objetivo es desarrollar y analizar los distintos puntos críticos y los principales
desafíos que obstaculizan el normal desarrollo de las mismas trayendo en todo
momento el pensamiento y opinión de los autores para su mejor comprensión
y fundamento.
El trabajo se divide en tres apartados. En el primero, desarrollamos la trayectoria de los autores mencionados. En el segundo, abordamos el marco normativo
de las cooperativas y su relación con el acto cooperativo, cuestiones relativas
a la Seguridad Social, la problemática del financiamiento de las cooperativas
y la necesidad de cooperativas de crédito. Por último, abordaremos cuestiones
tributarias y contables específicas del cooperativismo en general. Para finalizar,
presentaremos las reflexiones finales.
II. Breve reseña de los autores
AARON GLEIZER
Polemista vehemente, de una sólida formación profesional y principista, abnegado como pocos y defensor apasionado de sus profundas convicciones, Aarón
Gleizer dedicó su vida a los principios y valores cooperativos.
El Dr. Aarón Gleizer se distinguió por su asombrosa memoria, una gran
capacidad de trabajo, su formación académica rigurosa y una cultura general
incomparable. Brindó un aporte invalorable a través de artículos, charlas y opiniones sólidamente fundadas sobre temas doctrinarios, económicos, normativos
y técnicos.
Graduado de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (FCE - UBA) en las carreras de Contador Público Nacional y Licenciado en Economía fue docente invitado de la facultad de Ciencias Económicas.
Ingresó al Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) a principios de la década del 60´ en pleno esplendor de las Cajas de Crédito Cooperativas. Comenzó desempeñándose en el equipo de auditores externos y posteriormente actuó como asesor normativo de la Gerencia General y la Presidencia de
ésta entidad.
En la Confederación Cooperativa de la República Argentina (COOPERAR) se desempeñó en la sindicatura y colaboró en el análisis de los dictámenes
en materia tributaria, en la rama del crédito cooperativo y en el asesoramiento
al Consejo de Administración de la Central Cooperativa. Fue distinguido en el
año 2007 con el cargo de Consejero Honorario Vitalicio en reconocimiento por
su trayectoria consecuente.
Otro ámbito en el que desempeñó sus aptitudes profesionales, siempre te94 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
ñidas de un fuerte espíritu cooperativo, fue el Consejo Profesional de Ciencias
Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CPCECABA). Participó
como miembro de la Comisión de Actuación Profesional en Entidades Financieras y llegó a ser Presidente de la Comisión de Actuación Profesional en Cooperativas y otras Entidades sin fines de lucro.
También se destacó como asesor de la Comisión de Asuntos Cooperativos,
Mutuales y de ONG´s de la Cámara de Diputados de la Nación y como árbitro
de los Tribunales Nacionales de Consumo.
Ha contribuido con sus aportes a la labor legislativa del dirigente Floreal
Gorini, durante el ejercicio de su diputación y colaboró como Asesor ad-honorem del Diputado Nacional Héctor Polino, contribuyendo en ambos períodos a
la elaboración de más de doscientos Proyectos de Ley destinados a promover la
economía solidaria.
Luego de honrar la vida con su inteligencia prodigiosa, su dedicación al trabajo, el compromiso inclaudicable con los principios y valores del cooperativismo, transparente y puro como pocos, Aarón ingresó definitivamente a la historia
grande del Instituto Movilizador el 13 de Septiembre del 2009.
Su nombre y su obra fecunda forman parte del patrimonio intelectual y
afectivo del movimiento cooperativo, donde sembró sus brillantes reflexiones y
contribuciones teóricas, cosechando la admiración y el afecto de todos los que
tuvieron el honor de conocerlo.
FLOREAL GORINI
Dueño de una coherente conducta principista, dirigente político y cooperativo de vasta trayectoria, Floreal Gorini nació el 15 de Octubre de 1922.
Su padre, tuvo una gran influencia en su formación. Hombre de una conducta
rectísima y convicciones inquebrantables. Defensor acérrimo de la justicia, la
igualdad y la solidaridad.
Egresado del Colegio Industrial de La Plata en 1941 como técnico químico. Comenzó trabajando como cobrador de boletos de colectivo. Siempre lo
acompañó su afición por la lectura, aprovechando épocas duras de baja actividad
política para incorporar la mayor cantidad de conocimientos y saberes.
Años más tarde, ingreso como empleado en una fábrica de sombreros donde
llego a la jefatura en poco tiempo. Paralelamente comenzó a participar activamente en la Sociedad de Resistencia de Obreros Sombrereros, dirigida por
anarquistas, socialistas y comunistas. En 1945 tras una extensa huelga en la fábrica
en la que trabajaba y una larga negociación bajo su liderazgo, logró la reincorporación de los cesanteados (excepto la suya por ser jefe) y la aceptación por parte
de la patronal de todos los reclamos de los trabajadores.
Su segunda experiencia fuerte en el ámbito laboral fue en el Banco Industrial hasta el 1959, año de la famosa huelga bancaria organizada contra el
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 95
gobierno de Arturo Frondizi que culminó con el despido de 5000 empleados.
Floreal paralelamente desempeñaba funciones como dirigente sindical bancario
llegando a ser Secretario General Adjunto de la Asociación Bancaria y uno de los
líderes de esa huelga. Luego de estos incidentes quedó nuevamente desocupado.
A partir de la fundación en 1958 del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC) fue un activo dirigente y promotor del cooperativismo de crédito. Durante la década del 60´ se desempeñó como Gerente Regional pasando
a ejercer la Gerencia General desde el año 1973 a 1992 y luego la presidencia
hasta el día de su fallecimiento.
Entre 1995 y 1997 se desempeñó como Diputado Nacional por el Partido
Comunista y en 1997 se postuló como candidato a Diputado por la Ciudad de
Buenos Aires por el Partido Comunista Argentino.
Floreal Gorini entendía que existía por sobre todo, la necesidad de un cambio cultural y su vocación emprendedora propició la creación en el año 1973
del Instituto de la Cooperación IDELCOOP: Fundación de Educación, Investigación y Asistencia Técnica. Fue docente del Instituto de la Cooperación, de
la Fundación de Educación (IDELCOOP) y autor de diversos artículos sobre
temas cooperativos y financieros.
Más contemporáneamente propició la fundación del Centro Cultural de la
Cooperación (CCC) que hoy lleva su nombre, siendo su primer director.
Junto a los dirigentes del IMFC supo levantar un proyecto inquebrantable
de resistencia y proyección cooperativa que hoy se expresa en múltiples formas
de una red de instituciones económicas e ideológicas con prestigio social, económico e importante proyección cultural. Su eterna preocupación pasaba por el
respeto al funcionamiento de los colectivos asociados y la asunción consiente de
los desafíos por una gestión participativa.
Su nombre también resonó en otras instituciones como la Alianza Cooperativa Internacional (ACI). Allí realizó vastos aportes como miembro del Comité
de Enlace de las Cooperativas de Ahorro y Crédito adheridas a la ACI, siempre
con la visión de una mente abierta y lúcida. También participó del Consejo
Consultivo del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES).
Falleció el 3 de Octubre del 2004 a sus 81 años dejando vigente una larga
trayectoria en el sindicalismo, el cooperativismo y la participación activa en la
política. Su causa militante fue la transformación de la sociedad y el compromiso
con los trabajadores y los sectores populares.
III. Información relevada
Para analizar las fuentes de información utilizadas se partió de los espacios
de actuación de los autores, es por ello que comenzamos analizando las publicaciones que pudieran existir en la Revista Idelcoop y Lazos Cooperativos,
96 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
continuamos relevando la información que se obtuviera en la Biblioteca del
Centro Cultural de la Cooperación Utopía así como también en la Biblioteca
del Congreso de la Nación.
Por otro lado, relevamos las publicaciones que fueran realizadas por Aaron
Gleizer en la Subcomisión de Cooperativas perteneciente al Consejo Profesional
de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Bs As.
En virtud de la actividad política de Floreal Gorini como diputado de la
nación, relevamos los proyectos de ley que hubiera presentado en el Congreso
de la Nación.
Asimismo hemos obtenido diversas entrevistas inéditas que fueron realizadas
por Daniel Plotinsky.
Del relevamiento realizado hemos detectado la existencia de 134 documentos, perteneciendo un 49% a Floreal Gorini y un 51% a Aáron Gleizer. Estos
documentos fueron clasificados en diversas categorías obteniendo la siguiente
distribución:
Cuadro 1 - Distibución de los documentos por temas abordados
5%
Otros
19%
Principios y valores cooperativos
8%
13%
Ecología
Internacionales
26%
17%
7%
Ley de cooperativas
2%
3%
Normas contables e impositivas
Cajas de crédito y banca solidaria
Seguridad social
Regulación específica del tipo cooperativo
Fuente: elaboración propia en base a matriz de documentos
Si analizamos la producción de documentos en función del año de publicación podremos observar que durante los años 1996 y 1997 existe marcada
diferencia con respecto a los otros años en virtud que en estos Floreal Gorini ha
realizado la presentación de diversos proyectos de ley en el marco de su actividad
como Diputado. Otro año que merece ser destacado es el año 2009 en donde
Aaron Gleizer ha tenido su mayor producción vinculada al Consejo Profesional
de Cs. Económicas de la CABA.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 97
Cuadro 2 - Cantidad de documentos por año de producción
30
25
20
15
10
5
0
1974 1976 1978 1980 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2010
Años
Fuente: elaboración propia en base a matriz de documentos
III. Breve resumen de los aspectos más relevantes
El cooperativismo en la Argentina surgió virtualmente con el nacimiento
de la Nación misma, siendo el primer antecedente probado que se conoce de la
fundación de una cooperativa (de consumo) en el año 1871.
Desde tan vetusto antecedente es que parten los análisis sobre el movimiento
cooperativo por parte de los autores cuyo pensamiento es objeto del presente
trabajo. Resaltan la existencia de dos formas de cooperativismo, una ideada para
resolver problemas concretos de una comunidad determinada, y la otra dirigida
a ser el motor de la transformación social, que reconoce una esencia socialista,
que aspira a ocuparse de la problemática social en su conjunto66 y como fruto de
la condición humana67.
Desde esta segunda óptica es que se despliega el trabajo de estos dos autores,
que no sólo se ha limitado a un estudio técnico/teórico de la problemática del
sector cooperativista, sino que ha sido desplegado como una militancia activa y
en la producción de diferentes proyectos de ley, especialmente durante el período en que Floreal Gorini fuera diputado nacional.
Reconocen así que en la álgida historia nacional durante los períodos de
relativa normalidad institucional se supo dispensar a las cooperativas un tratamiento que reconocía su naturaleza de promotoras del progreso y de la transformación social, mientras que en los períodos de “anormalidad” (en cualquiera
de sus formas) las cooperativas recibieron un trato hostil y persecutorio, en tanto
que son “escuelas de práctica democrática” e impulsoras del progreso social con
equidad68.
Siempre con miras en los procesos históricos y económicos que ha atravesa-
66. “Diálogo con Floreal Gorini / entrevista: Alberto Catena”. de. “Desde la Gente”, año 2002.
67. Gorini (2004).
68. Gleizer (2004).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
do el mundo y en particular la Argentina, tanto Gorini como Gleizer han puesto
el hincapié en la falta de legislación específica para las cooperativas, especialmente las de trabajo y de crédito, incluyendo aquellas constituidas a partir de la
recuperación de las empresas en crisis. Quizá la muestra más cabal de dicha circunstancia ha sido la falta de reconocimiento y protección de la Economía Social
durante la reforma constitucional del año 1994, otorgando rango constitucional
a los actos solidarios en general y al acto cooperativo en particular.
En tanto el presente trabajo se enmarca en un proceso de investigación sobre
la vigencia del pensamiento de Aaron Gleizer y Floreal Gorini, tendremos por
objeto del mismo desarrollar un primer acercamiento a las principales problemáticas planteadas por ellos en diferentes esferas del movimiento cooperativo.
III.a. La falta de regulación específica de las cooperativas
de trabajo.
Señala Gleizer que a pesar de los numerosos proyectos tratados por el Parlamento desde 1983, no se ha reconocido un cuerpo legal que reconozca los
caracteres propios del acto cooperativo de trabajo y otorgue seguridad jurídica a
las entidades, a sus asociados y a todos quienes operen con aquellas. Ello resulta
de vital importancia, sostiene, en tanto la necesidad de un marco jurídico confiable, junto con la correcta administración y la existencia de condiciones favorables
para la colocación de los bienes y servicios producidos, constituyen condiciones
básicas para la normal evolución de las entidades.
La necesidad de contar con un marco normativo específico que regule y
otorgue seguridad jurídica a las relaciones que se establecen entre las cooperativas de trabajo y sus asociados, en la ejecución de actos cooperativos de trabajo,
han llevado al Congreso Nacional a debatir en diversas oportunidades numerosos proyectos de ley en la materia, sin que ninguno de ellos haya alcanzado
sanción definitiva.69
Tal problemática resurge con mayor fuerza debido a la formación de numerosas cooperativas de trabajo constituidas a partir de la reactivación de empresas
en crisis (205 conforme el relevamiento efectuado en 2010 por el Programa
Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras70). Resalta que más allá de
los instrumentos específicos requeridos para la transición se demanda un marco
normativo estable para lo futuro. En cuanto a ellas, en el año 2008 Gleizer resaltó
la necesidad de que mediante una reforma del artículo 190 de la Ley de Concursos y Quiebras, se elabore un marco normativo que regule la recuperación de
69. Gleizer (2003).
70. Programa Facultad Abierta (2010).
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 99
empresas fallidas, a través de la constitución de cooperativas de trabajo integradas
por los trabajadores de aquellas empresas.71
Para el desarrollo de las cooperativas, Gleizer entiende que se requiere de
apoyo legislativo para la sanción de una Ley de Cooperativas de Trabajo que contemple el acto cooperativo como eje de la reglamentación; políticas activas de
promoción, acordes a su trascendencia económico-social; derogación de normas
que impiden el acceso de las cooperativas de trabajo a distintas actividades; fijación de un aporte previsional en equilibrio con los ingresos del trabajador; apoyo
a las cooperativas de trabajo que surgen a partir de la reactivación de empresas
en crisis, reconvirtiéndolas bajo los principios internacionales de la cooperación,
como forma de mantener, desarrollar la producción y superar las condiciones
de desocupación y consecuente pobreza; fortalecimiento de los organismos de
control de la autoridad de aplicación de la Ley de Cooperativas para impedir que
se encubra el fraude laboral mediante la utilización de la figura cooperativa72.
Si bien la falta de regulación específica es trascendental para reconocer la
problemática del sector cooperativo, conforme enseña Gleizer, los conflictos no
derivan primordialmente del texto de la Ley 20.337, sino de otras causas. Por
ende, la solución a tales problemas no pasaría por una hipotética reforma de
aquella ley. Señala que los problemas de las cooperativas y de sus asociados están relacionados con la pesada herencia del neoliberalismo, con la enajenación
del patrimonio nacional, con las enormes desigualdades en la distribución del
ingreso, con el deterioro generalizado de la salud, de la educación y del hábitat,
entre otras.
En lo que hace estrictamente al marco normativa, siempre debería tenerse
en miras que la cooperativa de trabajo es una figura autónoma, que excluye las
contrataciones de orden laboral, civil o comercial. Entre las leyes que obstaculizan el desarrollo de las cooperativas, en exceso de la ley 20.337, encontraríamos
la “nefasta” (sic) Ley de Radiodifusión, limitadamente modificada por la Ley
26.053, al marco general de la Ley de Entidades Financieras, la necesidad de
sancionar un marco regulatorio específico para las cooperativas de trabajo y en
particular para las cooperativas constituidas a partir de la recuperación de empresas fallidas o cerradas, y la necesidad de dictar marcos normativos adecuados para
las cooperativas de servicios públicos, entre otros.
En opinión de Gleizer, el crecimiento y consolidación del sector cooperativo dependen en lo interno de la concurrencia simultánea de varios factores que
traduzcan el doble compromiso de las cooperativas como empresas económicamente eficientes e instituciones de finalidad social. Estos factores son:“1. La creación de una conciencia solidaria en los asociados. 2. La aplicación consecuente,
71. Gleizer (2008).
72. Gleizer (2003).
100 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
por la dirección de las entidades, de métodos transparentes y participativos de
gestión. 3. La utilización de métodos y procedimientos de avanzada, similares a
los empleados por las empresas del sector lucrativo, para optimizar la prestación
de los servicios (eficiencia cooperativa), afirmando objetivamente en los cooperadores la convicción indubitable (subjetiva) de que el servicio cooperativo es
el mejor. Esto exige superar las deficiencias y debilidades de las organizaciones,
porque la eficiencia empresarial parece haber constituido desde siempre un flanco débil de la Cooperación. La explicación acerca de la suerte diversa corrida
por cooperativas de una misma rama frente a agresiones políticas o normativas de
alcance general, podría encontrarse en los diferentes grados de eficiencia alcanzados en la gestión de cada una de ellas. 4. La realización de esfuerzos sostenidos
en favor de la integración cooperativa.”73
En síntesis, ambos autores entienden que la cooperación constituye una de
las expresiones más avanzadas de la Economía Social, apta para desarrollar eficientemente una amplia gama de actividades. La contribución de las cooperativas
al progreso económico y social, explica Gleizer, será tanto mayor en cuanto puedan desenvolver su actividad en un contexto de políticas y marcos normativos favorables (en forma respetuosa de su naturaleza) y que al mismo tiempo aseguren
internamente condiciones de democracia, participación, eficiencia e integración.
III.b. Cuestiones relativas a la Seguridad Social.
Como hemos referido, uno de los mayores conflictos a los que se enfrentan
las cooperativas es la inexistencia de un marco normativo específico que regule
su actividad, circunstancia que también se corrobora en materia de seguridad social. Por este motivo, antes de analizar la problemática concreta de los trabajadores autogestionados, describiremos sintéticamente el actual sistema de seguridad
social en la Argentina y su aplicación a la modalidad de trabajo autogestionado.
En la década de los noventa la ANSES dispuso mediante la resolución N°
784/92 que los asociados a cooperativas de trabajo no revisten la calidad de
dependientes de la misma, considerándolos como “trabajadores autónomos”. La
definición de trabajador autónomo es la de aquel que se desempeña con independencia en el trabajo y con ausencia de subordinación, desenvolviendo su
actividad en una organización propia, de la cual el mismo sujeto es el organizador, asumiendo los riesgos, trabajando por y para sí. Como vemos, esta categoría
no se relaciona con las características propias del trabajador de una cooperativa
de trabajo, por lo que su encuadramiento resulta forzado y, como consecuencia,
perjudica la situación del trabajador frente al Sistema de Seguridad Social.
73. Gleizer (2001).
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 101
Gorini y Gleizer han encontrado técnicamente observable que la Ley de
Cooperativas de Trabajo defina el encuadramiento previsional de los asociados
como trabajadores autónomos (categorización ésta que parece recibir general
aceptación), tema éste reglamentariamente abordado por la Resolución ANSeS
N° 784/92. Sostienen que así como el tertium genus tiende a prevalecer en la
caracterización general de las cooperativas por sobre los modelos clásicos de
sociedad y asociación, cabría imaginar el desarrollo de una figura previsional
específica para el trabajador asociado que realiza actos cooperativos de trabajo.74
Como peculiar -e ineficaz- paliativo a esta circunstancia se dispuso que las
cooperativas de trabajo puedan solicitar la inscripción de sus asociados en el
Régimen Simplificado para Pequeños Contribuyentes o Monotributo. Este impuesto es considerado un régimen tributario integrado y simplificado que unifica en un único pago mensual las obligaciones impositivas (IVA e impuesto a
las ganancias) y previsionales (obra social y jubilación). Se observa entonces que
bajo el régimen del Monotributo los trabajadores de cooperativas sólo pueden
acceder a dos de los cinco componentes del Sistema de Seguridad Social: la obra
social y la jubilación -con sus bemoles-.75
Por tal motivo, y en esta línea de razonamiento, Gorini ha presentado un
Proyecto de Ley76, que propugna incluir a las cooperativas de trabajo y a sus
asociados dentro del régimen de Aseguradoras de Riesgo de Trabajo instituido
por la Ley N° 24.557, sin alterar la naturaleza de las entidades solidarias. Asimismo, tal proyecto proponía que las ART pudieran constituirse también en forma
cooperativa, lo que hubiera representado un paso más en el reconocimiento y
ampliación de las posibilidades operativas de tales entidades.
La falta de una regulación específica que contemple la situación de los trabajadores autogestionarios y las particulares del movimiento de cooperativistas han
llevado a que, entre otros conflictos, los trabajadores encuentren serios problemas para acceder a los derechos de la seguridad social, circunstancia que ha sido
cabalmente comprendida por los autores y que incluso han procurado revertir.
III.c. Banca Solidaria y Cooperativas de Crédito.
Señala Gleizer que el crédito y los demás servicios financieros constituyen
sin duda una de las palancas esenciales de la Economía y particularmente importante para el sector cooperativo. A partir de las experiencias europeas que
datan de la segunda mitad del siglo XIX, las cooperativas de crédito ostentan en
nuestro país una tradición secular.
74. Gleizer (1997).
75. Feser, Mutuberria Ureta (2011).
76. Expediente 2621-D-97. Proyecto de Ley presentado por el Diputado Gorini (Partido Comunista).
102 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Ambos autores reconocen que las restricciones operativas impuestas a las
cooperativas de crédito, devenidas luego en cajas de crédito, por la dictadura de
Juan Carlos Onganía, se agravaron durante la dictadura de Videla, y a pesar del
intento de eliminación total, se impulsó su transformación mayoritaria en bancos cooperativos. Las condiciones para operar siguieron siendo adversas bajo las
condiciones del neoliberalismo establecidas por la administración menemista, lo
que se reflejó en una drástica reducción de la presencia cooperativa en el sistema financiero. Como conclusión de tal proceso, de los 85 bancos cooperativos
existentes en 1979, al culminar el proceso de transformación impulsado por
Martínez de Hoz, sobrevivió una única entidad, el Banco Credicoop Cooperativo Limitado.
En términos generales, Gleizer afirmar que los restantes bancos cooperativos
no quisieron, no supieron o no pudieron superar las dificultades presentadas por
un contexto hostil y fueron desapareciendo por completo, en algunos casos previa transformación en sociedades anónimas, admitida por la Ley 24.485.77
La trascendencia de la cuestión radica en que las cooperativas de crédito constituyen una herramienta financiera popular y autogestionaria puesta al
servicio de las pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales, basadas en la
movilización de los recursos corrientes generados por los mismos sectores a los
que atendían crediticiamente.
Así, entiende que la sucesión de crisis –no sólo financieras- justifica plenamente la necesidad de reformar la legislación, derogando a la Ley 21.526 (Ley de
Entidades Financieras heredada de la dictadura) y su reemplazo por una norma
de contenido democrático que consagre el carácter de servicio público investido
por la actividad financiera, cuyas prestaciones deben llegar a todos los sectores
(especialmente las pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales) y a todas las
regiones del país. La sanción de una nueva Ley de Entidades Financieras resultaría así primaria ya que gran parte de los problemas estructurales que afronta el
sistema derivan de la filosofía que lo regula, cuyo pilar es la norma referida que
deja las operaciones del sistema al arbitrio de los bancos.
Sostienen que debería reconocerse las características de solidaridad y servicio no lucrativo inherente a la banca cooperativa, por su naturaleza de entidades
minoristas y de servicio público, y por su función de apoyo a las pequeñas y
medianas empresas, por lo cual resulta de vital trascendencia el dictado de regulaciones especiales que alienten su formación y desarrollo.
Por su parte, entienden que la actividad de las cooperativas de crédito, devenidas luego en cajas de crédito, permaneció vigente en el imaginario colectivo,
y al derrumbarse finalmente la convertibilidad monetaria, se fueron creando las
77. Gleizer (2009).
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 103
bases para la reconstrucción del sistema, a través de las leyes 25.782 y 26.173 Con
el dictado de las normas reglamentarias del Banco Central, quedó virtualmente completado el nuevo marco normativo aplicable, y sólo restaría esperar que
comiencen a presentarse ante el ente monetario rector las correspondientes solicitudes de autorización. No obstante ello, hacia 2008 quedarían pendientes de
definición algunos aspectos reglamentarios, como el ensanchamiento del campo
operativo de las o la definición más precisa de las funciones que se asignarán a las
cooperativas de grado superior o algunas cuestiones que no pueden ser soslayadas, tal como la exigencia de capitales mínimos fluctúa aproximadamente entre
$1.000.000.- y $ 5.000.000.-, que si bien se trata de magnitudes significativamente menores que las exigidas para las restantes entidades financieras, tampoco
resulta fácilmente asequible para los grupos interesados, generalmente constituidos por pequeños y medianos empresarios y grupos afines, habitualmente
limitados en sus posibilidades económicas.
Finalmente, sostiene Gleizer que debe fomentarse la creación de cajas de
crédito cooperativas, a través de regulaciones que mantengan su espíritu de entidades de la economía social y permitan su localización en las zonas de menor
población relativa, que son precisamente aquellas que experimentan mayor necesidad de cobertura de servicios financieros.
III.d. Cuestiones Tributarias y Contables.
Para reseñar lo que hace al tratamiento tributario diferencial de cooperativas,
Gleizer apunta a la eliminación de las situaciones de injusticia que las afectan, en
tanto se les aplican regimenes impositivos que desconocen la naturaleza jurídica
de las entidades.78
Por ello, ambos autores entienden que debería otorgárseles un tratamiento
impositivo especial que se ajuste a su naturaleza, determinando la procedencia
de cada gravamen en cada caso concreto. Entre ellos, debe destacarse que no se
encuentran sujetas al impuesto a la ganancia en tanto sus actividades no son lucrativas y sus excedentes sólo constituyen un exceso en el costo de sus servicios,
como así tampoco retener tal impuesto sobre los retornos que las cooperativas
distribuyen entre sus asociados, excluirlas de los impuestos sobre débitos bancarios, gravámenes locales de ingresos brutos o similares y, finalmente, considerarlas
consumidores finales en relación al IVA en aquellas cooperativas que distribuyen
bienes o servicios entre asociados, en tanto aquellas acontecen dentro de un
mismo sujeto económico.
Así, el temprano reconocimiento de la particular naturaleza de las coopera-
78. Gleizer (2004)b.
104 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
tivas y de sus efectos tributarios no siempre encontró los carriles técnicos más
adecuados en materia tributaria. Reflexiona Gleizer sobre que “exención es un
tratamiento favorable por razones de política fiscal, que el Gobierno adopta y
que aconseja no gravar a una determinada actividad o a un determinado sujeto;
en tanto que no sujeción significa que no se grava porque no está configurado
el hecho imponible, la materia sujeta al gravamen”. Ello, en tanto las cooperativas no persiguen ni pueden perseguir propósitos de lucro, porque la ley 20.337
manda retornar a sus asociados, en proporción a los servicios utilizados por cada
uno, los importes percibidos en exceso de su costo estricto”79
En tal sentido, corresponde reseñar que Gorini impulsó un proyecto de ley
que propiciaba eximir del Impuesto al Valor Agregado a las importaciones de
bienes efectuadas por o para cooperativas, con destino a la generación de electricidad mediante fuentes de energía eólica u otras no tradicionales.80
Resulta entonces que los actos cooperativos celebrados entre las cooperativas
y sus asociados no pueden sujetarse a regímenes tributarios concebidos para ser
aplicados a entes de naturaleza lucrativa, siendo que las cooperativas no lucran
ni pueden lucrar. La acción cooperativa contribuye directamente al desarrollo
económico con equidad social dentro de las comunidades donde actúan.81
Gleizer sostiene que similar dificultad emana en el aspecto contable, en donde la figura del acto cooperativo otorga un marco jurídico adecuado a la función
de transformación social de las cooperativas, que no posee su correlato en las
normas que regulan la exposición de los estados contables de estas entidades. Al
carecer de un marco normativo específico, aquellos deben ser elaborados con
sujeción a las pautas establecidas para los entes lucrativos, en franca contradicción
con su naturaleza sustancialmente distinta.82
Conclusión
Tanto Gorini como Gleizer han sabido desarrollar su pensamiento y trabajo
sobre cooperativas conjugando análisis técnico, político e histórico lo que pretende abordar la problemática de forma acabada y comprensiva de los procesos
en los que se encuentran inmersas desde aquellos tiempos a la actualidad el
movimiento cooperativo. Asimismo, no sólo sus valiosos aportes se han limitado
al campo de la teoría sino que también han aplicado su estudio a una militancia
activa que propicie un mejor campo para el desarrollo del movimiento cooperativista.
79. Gleizer (2006).
80. Expediente D-2340-97, Proyecto de Ley presentado por el Diputado Gorini (Partido Comunista).
81. Gleizer (2005).
82. Gleizer (2005)b.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 105
Así, resulta necesario recurrir a estos autores no sólo para comprender los
procesos que ha atravesado el cooperativismo en nuestro país, sino para efectuar
un análisis de la problemática que aqueja al sector, parte de la cual, si bien excede
el presente trabajo, aún no ha sido resuelta.
Por lo que forma parte de nuestro desafío profesional sumergirnos en el
pensamiento de estos autores tomándolos como referentes de éste sector, para
poder continuar haciendo aportes al sector cooperativo en general.
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______, “Situación tributaria de las cooperativas en Argentina: Encuadramiento constitucional”, Las cooperativas y los impuestos en el Mercosur; reunión especializada de cooperativas
del Mercosur / Dante Cracogna (coordinador), 2004 (b).
______, “Efectos Tributarios del Acto Cooperativo”, Revista Idelcoop, año 2005.
______, “Normas Contables para Cooperativas”, Revista Idelcoop, año 2005 (b)
______, “La no sujeción de las cooperativas en el impuesto a las ganancias”, Revista Idelcoop,
año 2006.
______, “El crédito solidario en el siglo XXI”, Revista Idelcoop, 2009.
Gorini, Floreal. “El Precio de la Dignidad”, Revista Realidad Económica, N° 101, p. 13-20, año
2004.
Programa Facultad Abierta, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires,
“Las Empresas Recuperadas en la Argentina”, edición de Cooperativa Chilavert, año 2010.
106 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Las finanzas populares en el
Ecuador: ¿una alternativa para el
empoderamiento de los pobres?
Cristina Nataly Cadena Palacios83
Introducción
La necesidad de realizar estudios que permitan comprender la realidad de
las finanzas populares en Ecuador, su evolución en los últimos años y el papel
que tiene sobre el desarrollo local, productivo y económico del país, obedece
a varias razones. Por un lado, la fuerte expansión del Sistema Cooperativo de
Ahorro y Crédito a raíz de la crisis económica y financiera de 1999. Por otro
lado, el reconocimiento -por primera vez en la Constitución de la República del
año 2008- de que dichas instituciones forman parte de la Economía Popular y
Solidaria dentro del modelo económico vigente.
Analizar a este sector y su rol en la economía ecuatoriana, comienza por
comprender que sus instituciones nacen a través de una necesidad individual y
se concretan de forma colectiva, apelando a principios y valores cooperativos
característicos, los cuales actúan como directrices para orientar la conducta y la
acción de las cooperativas y sus socios. En este sentido, la cooperación, la ayuda
mutua y la solidaridad juegan un papel central y se manifiestan como elementos
inherentes en la manera en la que los actores buscan enfrentar los problemas,
satisfacer sus necesidades y desarrollar una organización. Con la finalidad de
construir una red que vaya más allá de la simple inclusión al sistema económico
actual, se manifiestan de forma activa como una sola estructura articulada, capaz
de aprovechar las ventajas de la participación conjunta y cooperación.
83. Economista de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Estudiante PhD de la Universidad
Santiago de Compostela
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 107
Con una fuerte especialización en las microfinanzas, las Cooperativas de
Ahorro y Crédito (COAC) se presentan como una alternativa de financiación
para los sectores más vulnerables y excluidos de la población ecuatoriana. La
finalidad de estas instituciones, al intentar democratizar y profundizar los servicios financieros, eleva su potencial como entes dinamizadores de economías
locales y regionales, llamando la atención de actores tanto a nivel nacional como
internacional.
A continuación, se presentan los antecedentes y el contexto económico
que han favorecido el crecimiento del sector, seguido por una evolución de
sus principales cuentas y ámbito de cobertura. Adicionalmente, se exponen
los resultados del estudio de caso realizado en los años 2007 – 2008, a raíz
de los principales resultados de la Encuesta de Impactos Socio Económicos
realizada a socios y socias de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito
(UCACNOR). Posteriormente, se hace referencia a la calificación de desempeño social de cada una de las cooperativas; finalizando con las conclusiones
respectivas del análisis.
1.- Antecedentes y Contextualización
A finales de los años noventa, la crisis económica y financiera en el Ecuador
y la decisión de dolarizar la economía a principios de este nuevo siglo, han provocado el surgimiento de una serie de cambios sociales, económicos y financieros, entre los cuales se encuentra la proliferación de instituciones microfinancieras como respuesta al incremento significativo de la población microempresarial.
Según Carvajal et al. (2006), desde 1999 muchos de los trabajadores se volcaron
a la microempresa luego de perder sus trabajos debido a la crisis, ya que el 52%
de los microempresarios y microempresarias comenzaron a funcionar a partir de
2001. En la actualidad, el Observatorio de la PYME, estima que en 2009 existían
2.142.914 microempresas en todo el país.
El sector microempresarial resulta de gran importancia tanto para la economía del país como para sus familias, ya que se constituyen como la principal
fuente de ingresos para el 41,7% de los microempresarios (según los resultados de la encuesta ENAME). Este colectivo empresarial está enfrentado a
determinadas restricciones económicas y financieras, que deben solventar para
lograr una mayor expansión y crecimiento de sus negocios. Según la percepción de los microempresarios, los principales obstáculos enfrentados son: las
difíciles condiciones de acceso al mercado (37,8%) y el problema de acceder al
financiamiento (20,6%). La mayoría de los microempresarios inicia sus negocios gracias a sus ahorros (67,1%); siendo los préstamos procedentes del sector
informal (de familiares y amigos) la segunda fuente en importancia (12,6%).
Por su parte, el financiamiento formal (bancos, COAC, ONG y fundaciones)
108 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
apenas representa el 5%. Esta distribución muestra la necesidad de superar la
exclusión financiera que sufre el sector, fomentando la profundización de los
servicios financieros entre los microempresarios.
A pesar de la escasa participación como fuente de financiamiento de las
instituciones formales, al momento de preguntar a los encuestados cuáles son
las instituciones que son reconocidas por los microempresarios, Carvajal et al.
(2006) recalca que las COAC fueron las más mencionadas (32,9%), seguidas por
las ONG y fundaciones (22,3%), luego los bancos privados (20,2%), y por último
los bancos públicos (12,2%). Esto evidencia la importancia del sector cooperativo
para el financiamiento de las microempresas.
Esta gran expansión del número de microempresarios en el país, ha incrementado la demanda de servicios financieros para poder lograr el desarrollo y
financiamiento de sus negocios, con la finalidad de mejorar sus condiciones de
vida y el bienestar de sus familias. Por esta razón, y como respuesta al incremento
de la alta demanda de servicios microfinancieros, el mercado ecuatoriano de las
microfinanzas se ha expandido en los últimos años. Actualmente, está compuesto
por entidades que forman parte del sector financiero público, privado y popular
y solidario, según lo estipula la Constitución Política de la República del Ecuador en el artículo 283.
Antes de la promulgación de la Ley de la Economía Popular y Solidaria
en mayo de 2010, las instituciones microfinancieras se encontraban divididas
en dos ámbitos institucionales. Por un lado, se agrupaban aquellas controladas
por la Superintendencia de Bancos y Seguros (SBS). En noviembre de 2010, se
registraban 67 instituciones, entre las cuales se identifican los Bancos Privados,
Sociedades Financieras, Mutualistas y Cooperativas de Ahorro y Crédito. Por
otro lado, se encontraban las instituciones reguladas por la Dirección Nacional de
Cooperativas (DINACOOP) del Ministerio de Inclusión Económica y Social,
donde se consideraban las Cooperativas de Ahorro y Crédito y las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs). Además, se incluían las Organizaciones de
Hecho, entendidas como las Estructuras Financieras Locales. Entre ellas, destacaban las Cajas Rurales, las Cajas de Ahorro y Crédito, las Sociedades Populares
de Inversión, los Bancos Comunales, que se encontraban al margen de una regulación concreta.
A partir de la Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria (2011), se
establece como única institución de supervisión y control, la Superintendencia
de Economía Popular y Solidaria (SEPS), que se crea como organismo técnico
con jurisdicción nacional, personalidad jurídica de derecho público, patrimonio propio y autonomía administrativa y financiera y con jurisdicción coactiva;
incorporando a las COAC que se encontraban bajo el control de la SBS. Así, se
elimina la dualidad en el marco normativo, y con ella la incertidumbre sobre el
estatus de estas instituciones, tanto a nivel de las autoridades respectivas como
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 109
a nivel de los financiadores nacionales e internacionales, y de las instituciones
académicas y de promoción del sector cooperativista.
2.- Evolución del Sistema Cooperativo de Ahorro y
Crédito en el Ecuador
Las cooperativas ecuatorianas de ahorro y crédito han estado sujetas a una
evolución paradójica. Por un lado, su fortalecimiento ha permitido que sus socios
incrementasen su capacidad organizativa, actuando como una sola empresa para
la toma de decisiones. Por consiguiente, el camino que quieren y deben seguir
en función del interés común ha tenido la oportunidad de expresarse más coherentemente en los últimos años. Por otro lado, las cooperativas han estado bajo
la tutela de dos sistemas regulatorios con sus respectivas entidades de control,
en una suerte de bicefalia institucional que ha suscitado una serie de debates en
torno a las características del manejo financiero e institucional entre un sistema
de cooperativas y otro.
Consecuentemente, el papel jugado por las COAC en la oferta de servicios financieros a los sectores popular y medio, ya sea en las zonas rurales,
periurbanas o urbanas, contribuye activamente a la generación de empleos y
reducción de la pobreza, por su participación decisiva en el mercado de las
microfinanzas. Carvajal et al. (2006) y Palán (2006) mencionan que la cartera
de microcréditos del sector de las cooperativas en diciembre de 2006 alcanzaba
892 millones de dólares, siendo destinados al sector microempresarial 487 millones de dólares (55%), lo que representa atender aproximadamente a 209.396
clientes. Afirman también que el volumen estimado de operaciones para el
sistema cooperativo ‘no regulado’ alcanza aproximadamente el 30%, mientras
que el ‘regulado’ abarcaría el 70% del total del sistema cooperativo de ahorro
y crédito nacional84.
Las COACs presentan altos niveles de profundización y penetración en
microcrédito especializado, al ser las que están más cerca de sus clientes y las
que mejor los conocen debido a que mayoritariamente también son socios
de ellas. Otorgan préstamos menores en comparación a los bancos privados,
pues sus préstamos promedios se ubican a diciembre de 2006 en US$ 1.796
para las cooperativas “no reguladas” y en US$ 2.613 para las cooperativas
“reguladas”. Aunque en muchas ocasiones otorgan créditos iniciales de menor cuantía.
Pese a los grandes esfuerzos de muchas entidades para la recopilación de
84. El término de cooperativas de ahorro y crédito “reguladas” se refiere a aquellas que se encontraban bajo la supervisión de la SBS, dejando el término de ‘no reguladas’ para las cooperativas bajo
la regulación de la DINACOOP.
110 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
información sobre el sector cooperativo ecuatoriano, esta es parcial y diversa
por la ausencia de un sistema estándar de control, lo que incita a subestimar
el verdadero impacto socio-económico y financiero del sector y limita la
posibilidad de mesurar si los principios de interés por la comunidad y los
valores de justicia económica realmente están siendo cumplidos. Con esta
salvedad, se presenta información para las COAC controladas por la SBS en
su totalidad, e información para las COAC que estando bajo el control de la
DINACOOP, participan en el Sistema de Información y Apoyo Gerencial
(SIAG) de la Red Financiera Rural (RFR).
2.1.- Cooperativas de ahorro y crédito controladas por
la SBS
En los últimos años, las cooperativas reguladas por la Superintendencia de
Bancos y Seguros experimentaron un crecimiento muy importante en cuanto
al número de instituciones, con lo cual lograron una mayor participación dentro
del sistema financiero nacional privado, equivalente al 55,22%. De esta forma,
se constituyen en el segundo sector financiero más importante del país después
de bancario. Según los datos de la misma SBS, a julio de 2002 se encontraban
nueve cooperativas reguladas, incrementándose a 22 en diciembre de 2003. En
diciembre de 2004, se registraban 31 cooperativas, hasta llegar a ser 37 a finales
de 2010.
Gráfico 1.- Evolución financiera de las COAC reguladas por la SBS
(en miles de dólares)
2.500.000,00
2.250.000,00
2.000.000,00
1.750.000,00
1.500.000,00
1.250.000,00
1.000.000,00
750.000,00
500.000,00
250.000,00
-
Activos
Dic. 03
Dic. 04
Cartera
Dic. 05
Dic. 06
Pasivos
Dic. 07
Patrimonio
Dic. 08
Dic. 09
Dic. 10
Años
Fuente: elaboración propia en base a Boletines de Series Mensuales COAC de la SBS.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 111
Como se puede observar en el gráfico 1, la evolución de los activos, pasivos y del patrimonio durante el período 2003 – 2010, muestra un crecimiento
geométrico donde los máximos valores se localizan en el último año. Las tasas de
crecimiento fueron de 516.13% para los activos; de 1.671,26% para los pasivos y
de 581,99% para el patrimonio. Este crecimiento está explicado por la fuerte y
sostenida expansión del sector cooperativo desde la los años de la dolarización,
alcanzando en diciembre de 2010 una tasa de crecimiento anual para los activos
de 27,6%, para los pasivos de 29,9% y para el patrimonio de 16,4%. El gráfico 2
exhibe las fluctuaciones de las tasas de crecimiento anuales de las cuentas referidas.
Gráfico 2.- Tasas anuales de crecimiento de las principales cuentas
Activos
70%
60%
Pasivos
Patrimonio
60,4%
56%
50%
40%
42,2%
32,9%
30%
25,1%
20%
29,9%
29,9%
25%
23,7%
26%
22,4%
23,1%
10%
14,8%
16,4%
20,1%
27,6%
19,6%
16,9%
16,4%
0%
Dic. 04
Dic. 05
Dic. 06
Dic. 07
Dic. 08
Dic. 09
Dic. 10
Años
Fuente: elaboración propia en base a estadísticas SBS.
La contribución de las cooperativas reguladas a los niveles de profundización
financiera ha crecido en los últimos años, lo que se ve reflejado en una mayor
participación de las principales cuentas en relación con el Producto Interno
Bruto. Por ejemplo, sus activos en relación al PIB pasaron del 1.02% en diciembre de 2002 a 4.34% a diciembre de 2010, debido principalmente al fuerte
incremento de la cartera de créditos en ese período. En cuanto a los pasivos, las
cooperativas experimentaron un incremento en su participación con relación al
PIB, al pasar de 0,76% en diciembre de 2002 a 3,66% en diciembre de 2010. En
el gráfico 3, se puede ver la evolución de las principales cuentas, evidenciando la
importancia del sector cooperativo en la economía del país.
112 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Gráfico 3.- Activos, pasivos y patrimonio respecto al PIB en las COAC reguladas
por la SBS (Porcentajes)
Activos
Pasivos
Patrimonio
5
4,3
4
3,7
1,9
2
1
0,8
1,0
0,3
0
3,0
2,9
3
Dic. 02
1,5
1,4
1,1
0,3
Dic. 03
0,4
Dic. 04
2,4
2,1
Dic. 05
3,1
2,5
1,9
1,7
0,4
2,4
3,7
0,5
Dic. 06
0,5
Dic. 07
0,5
Dic. 08
0,6
Dic. 09
0,7
Dic. 10
Años
Fuente: Elaboración propia en base a estadísticas SBS.
Ubicación Geográfica
En junio de 2006, la SBS registra un total de 232 oficinas de las cooperativas
de ahorro y crédito bajo su dirección, entre las cuales se encuentran matrices,
sucursales y agencias ubicadas en 79 ciudades del país. Como se puede observar
en el gráfico 4, la provincia que concentra el mayor número de oficinas a nivel
nacional es la de Pichincha, pues aglutina 73 puntos de atención, que representan
un 31.47% del total de oficinas. Las provincias de Loja y Manabí muestran 17
oficinas, seguidas por la provincia del Guayas y Cotopaxi con 16 y 14 oficinas,
respectivamente.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 113
Gráfico 4.- Número de oficinas por provincia de las COAC reguladas por la SBS
(junio de 2006)
Chimborazo
Carchi
14%
Cotopaxi
Tungurahua
11% 11%
14%
Guayas
Manabía
16%
Imbabura
10%
Bolívar
10%
El Oro
8%
Azuay
7%
6% Pastaza
18%
17%
Otros
Napo 3
Zamora 4
Cañar 2
Esmeraldas 2
17%
Loja
Los Ríos 3
Sucumbíos 2
75%
Morona 1
Pichincha
Orellana 1
Fuente: Elaboración propia a partir de información de María de Lourdes, Isabel Kastner, Red Financiera Rural.
2.2.- Cooperativas de Ahorro y Crédito bajo el control
de la DINACOOP
Las Cooperativas de Ahorro y Crédito bajo la supervisión de la DINACOOP presentan información parcial y diversa, por lo que resulta difícil
obtenerla a detalle y consolidarla en formatos estándares85. En el siguiente
gráfico, se pueden observar la evolución de las cuentas financieras de las
COAC que forman parte de la Red Financiera Rural; donde la tendencia
positiva de los últimos años (al igual que en las cooperativas reguladas) se
mantiene.
85. Cabe destacar que la RFR, en septiembre de 2010 contaba con la participación de 36 instituciones microfinancieras ‘no reguladas’, de las cuales 17 son Cooperativas de Ahorro y Crédito que
participan en el SIAG, a través de procesos de adecuación normativa para la aplicación de normas
de prudencia y solvencia financiera, realización de auditoría externa y calificación de riesgos.
114 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Gráfico 5.- Principales cuentas financieras de las COAC controladas por la
DINACOOP y socias de la RFR (en miles de dólares)
Activos
Cartera
Cartera Bruta de Microfinanzas
Pasivos
Patrimonio
200.000
150.000
100.000
50.000
0
Dic. 03
Dic. 04
Dic. 05
Dic. 06
Dic. 07
Dic. 08
Dic. 09
Sep. 10
Años
Fuente: elaboración propia en base a Estadísticas de Microfinanzas en el Ecuador 2003-2006 y
Boletines Financieros de la RFR.
Hasta diciembre de 2007, la evolución de la serie presenta un crecimiento
continuado a partir del cual los valores caen debido a que COAC grandes que
pertenecían a este grupo, pasaron a ser parte de las reguladas por la SBS. Sin
embargo, en términos generales, si comparamos los datos, los activos se quintuplicaron al pasar de 26,72 millones de dólares en diciembre de 2003 a 122,84
millones de dólares en septiembre de 2010, año en el cual la cartera bruta de
microfinanzas ha significado el 71,57% del total. Correspondientemente, los pasivos que en diciembre de 2003 fueron de 21.493 miles de dólares aumentaron
a 102.304 miles de dólares en septiembre de 2010, revelando un crecimiento de
4,78 veces en tan solo cuatro años. El patrimonio por su parte se incrementó
hasta alcanzar los 20.531 miles de dólares en septiembre de 2010.
Ubicación Geográfica
Las cooperativas que se encuentran bajo el control de la DINACOOP registraban en junio de 2006 un número de 407 oficinas a nivel nacional. Las
mismas muestran su mayor concentración en la provincia de Pichincha con 83
puntos de atención equivalentes al 20,39%, seguida por Guayas con 50 oficinas
correspondientes al 12,29%. El gráfico 6 presenta la distribución de oficinas a
nivel nacional.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 115
Gráfico 6.- Número de oficinas por provincia de las COAC reguladas por la
DINACOOP (junio de 2006)
Morona 6
Paztaza 6
El Oro 6
Cañar 7
Los Ríos 10
Zamora 5
Sucumbios 4 Carchi 2
Napo 5
Galápagos 1
Otros 40
Esmeraldas 11
Pichincha 83
Bolívar 12
Cotopaxi 13
Imbabura 16
Loja 18
Azuay 19
Guayas 50
Chimborazo 27
Manabí 31
Tunguragua 35
Fuente: Elaboración propia a partir de información de María de Lourdes, Isabel Kastner, Red Financiera Rural.
3.- Caso de estudio: la Unión de Cooperativas de
Ahorro y Crédito del Norte (UCACNOR)
La asociatividad entre personas con objetivos, metas y principios compartidos que descansan sobre los valores de la responsabilidad social y conjunta, la
igualdad, la honestidad y la preocupación por los socios de las asociaciones, no
solo se dan a nivel personal o de pequeños grupos (quienes son en última instancia los que se organizan y forman las cooperativas), sino que ha trascendido
a niveles superiores y son ahora las cooperativas, las que con el ejemplo de los
principios que las caracterizan, han decido unirse y formar una serie de instituciones y organizaciones de nivel superior, sin descuidar la esencia para la cual
fueron creadas.
En Ecuador, la posibilidad legal de crear asociaciones entre cooperativas como
respuesta a la urgencia de buscar consensos que respondan al interés común, ha
provocado que en los últimos años se creen una serie de entidades de este estilo,
las cuales posibilitan la organización y la agrupación de organismos y entidades de
integración entre los que se distinguen las uniones, las federaciones y las confederaciones; las cuales se agrupan en base a intereses similares y compartidos a través
de la autoayuda, fortaleciendo y fomentando sus principios de creación, donde la
116 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
solidaridad y el trabajo conjunto son sus principales incentivos.
Este ‘nuevo’ fenómeno, se ha desarrollado para aprovechar oportunidades
de mercado y de economías de escala, pero esencialmente para mejorar el desempeño social, económico y financiero de las cooperativas socias. Los beneficios logrados por estas asociaciones en materia económico – financiera, se han
transferido a los socios mejorando sus condiciones de vida y su empoderamiento
dentro de la sociedad. De esta manera, los miembros de las cooperativas se han
visto favorecidos a doble nivel con iniciativas iguales pero a distinta escala, donde
los pilares y fortalezas basadas en la cooperación y la solidaridad han trascendido
los niveles del trabajo individual de cada una de ellas.
Bajo este contexto, la UCACNOR es una institución de personería jurídica
de Derecho Privado, sin fines de lucro de duración indefinida, al amparo de la
Ley de Cooperativas y su Reglamento General. Fue creada el 7 de enero del
2005 mediante Acuerdo Ministerial, y se constituye como un organismo que
representará institucionalmente a todas las Cooperativas de Ahorro y Crédito de
la provincias de Imbabura, Carchi, Pichincha, Esmeraldas y Sucumbíos, brindándoles apoyo mutuo, planificando su desarrollo y crecimiento, en procura de su
consolidación.
La misión y visión de UCACNOR radican en la cooperación mutua y solidaridad de las cooperativas socias, con la finalidad de buscar el fortalecimiento
y desarrollo de las mismas y de la red, a través de procesos de negociación de
manera conjunta, el acceso a recursos y el ofrecimiento de servicios comunes; en
pro de la profundización financiera y democratización del crédito de cada uno
de sus socios. A diciembre de 2010, UCACNOR existían con seis cooperativas
abiertas socias de esta red: COAC Artesanos Ltda., COAC Mujeres Unidas Ltda.,
COAC Huaycopungo Ltda., COAC San Antonio Ltda., COAC San Gabriel y
COAC Santa Anita Ltda.
Con relación a las principales cuentas del balance a diciembre de 2010,
las cooperativas socias alcanzaron los 23.612.003,87 dólares en activos, de los
cuales la cartera bruta de crédito representó el 82,27% del total de activos con
19.425.990,18 dólares. Los pasivos fueron de 19.667.201,96 dólares, donde las
captaciones representaron el 74,78% del total de los pasivos; mientras el patrimonio fue 3.944.801,91 dólares y el capital social asciende a 1.732.289,94 dólares.
Las cooperativas socias de UCACNOR ofrecen sus servicios financieros y
no financieros en Ibarra, Otavalo, Cotacachi, Antonio Ante, Pimampiro, Urcuquí
(en la provincia de Imbabura); en Bolívar, Montúfar, Espejo, Mira, Tulcán, Huaca
(en la provincia del Carchi); en San Lorenzo (en la provincia de Esmeraldas) y el
Norte de la provincia de Pichincha. En total, la Red UCACNOR, a través de
sus asociadas, tiene una cobertura de 29 puntos de atención en las provincias de
incidencia a través de 6 oficinas matriz y 23 sucursales; atendiendo en diciembre
de 2010 a 42.192 socios y socias.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 117
En el Cuadro 1, se presentan las principales características de cada una de las
cooperativas socias de la Unión, donde se puede observar la heterogeneidad de
este grupo de instituciones tanto a nivel de población objetivo, como del tamaño,
el número de asociados y asociadas, la metodología de gestión microfinanciera
utilizada y la estructura de las principales cuentas.
Cuadro 1: Cooperativas de Ahorro y Crédito Socias
Nombre/
Cooperativa Cooperativa
Cooperativa Cooperativa
Razón Social de Ahorro
de Ahorro
de Ahorro y de Ahorro y
y Crédito
y Crédito Crédito Mujeres Crédito San
Artesanos Huaycopungo Unidas CACMU Antonio Ltda.
Ltda.
Ltda.
Ltda.
Año de
constitución
1991
1993
2001
Población
objetivo
Sector
artesanal
Sector indígena
Mujeres
Socios activos
(número)
19.105
3.427
6.823
3.554
5.326
3.957
Socios
microcrédito
activo (número)
2.896
834
1.969
1.288
1.959
2.649
% mujeres de
microcrédito
62.98%
57.55%
72.57%
35.71%
53.91%
56.06%
Saldo
promedio por
prestatario
(Usd)
$1.681
$962
$1.629
$2.465
$2.093
$1.198
Promedio por
ahorrista (Usd)
$90
-
$123
$198
$357
$223
Puntos de
servicio
10
3
4
2
4
5
Metodología
microcrédito
Individual
Individual
81% grupos
solidarios,
11% bancas
comunales,
8% créditos
asociativos
Individual
Individual
80% Individual
y
20% grupos
solidarios
% de oficiales
de crédito del
personal
22.22%
-
28.57%
31.25%
29.17%
32.14%
% de oficiales
mujeres
12.96%
-
14.29%
31.25%
25%
7.14%
% de oficiales
hombres
9.26%
-
14.28%
0.00%
4.17%
25%
118 |
1960
Cooperativa Cooperativa
de Ahorro Y de Ahorro y
Crédito San Crédito San
Gabriel Ltda. Anita Ltda.
1962
Parroquia San Provincia del
Antonio
Carchi
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
2001
Sector rural
Activos (Usd)
$5.540.633
$1.088.122
$4.177.462
$3.757.777
$5.466.235
$3.581.775
Cartera de
crédito (Usd)
$4.868.100
$902.005
$3.207.683
$3.175.283
$4.100.084
$3.172.835
Pasivos (Usd)
$4.628.889
$912.538
$3.544.784
$3.072.227
$4.591.638
$2.897.873
Captaciones
(Usd)
$3.996.204
$765.840
$2.227.265
$2.208.745
$2.800.274
$1.829.982
Patrimonios
(Usd)
$911.744
$175.583
$632.678
$666.289
$874.597
$683.902
Capital social
(Usd)
$461.126
$101.137
$177.995
$351.870
$278.846
$361.316
Fuente: elaboración propia en base a UCACNOR (2010).
4.- Encuesta de Impactos Socio-Económicos y
Satisfacción de socios/as de UCACNOR
4.1.- Población y muestra
La población establecida para la elaboración de la investigación de campo
corresponde a las personas, que siendo socios y socias de cada una de las cooperativas de ahorro y crédito miembros de UCACNOR, están registrados y
participan en el Fondo de Vida y Accidentes cuya base de datos de mayo de 2007
establece que existían un número de 4.643 socios. Para determinar el tamaño de
la muestra se utilizó la fórmula para poblaciones finitas o pequeñas86, utilizando
p=q=50 para maximizar el tamaño de la muestra, con un nivel de confianza de
95%.
Por el gran número de encuestas a realizarse con un margen de error del
5% para todas las cooperativas y por los altos costos que implicaría realizar ese
número de encuestas, se estableció el mencionado margen para tres cooperativas:
COAC Santa Anita, COAC San Antonio y COAC Mujeres Unidas; mientras
que para las tres cooperativas restantes el margen de error fue del 8%. Así, se
realizaron entonces un total de 1.118 encuestas que representan el 24% del total
de la población, entre los meses de noviembre de 2007 y abril de 2008, teniendo
lugar en las oficinas matrices de cada una de las cooperativas de ahorro y crédito
estudiadas, las cuales se encontraban localizadas en las provincias de Imbabura,
Carchi y Pichincha.
n=
Z 2 pqN
Z 2 pq + Ne 2 .
86. La fórmula para el cálculo de una muestra de poblaciones finitas o pequeña es:
Donde: n= tamaño de la muestra; Z= nivel de confianza; N=tamaño de la población; p=probabilidad
de éxito; q=probabilidad de fracaso; e=margen de error.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 119
4.2.- Resultados de la Encuesta
La encuesta constó de 45 preguntas divididas en seis bloques de información:
i. Información Básica del Encuestado; ii. Información Familiar; iii. Información
sobre los Servicios de la Cooperativa; iv. Información sobre Impactos Económicos; v. Información sobre Impactos Sociales: educación, vivienda, prevención
salud y seguridad alimentaria; y, vi. Información sobre Impactos de Empoderamiento que contiene información sobre habilidades empresariales, autoestima y
empoderamiento. A continuación se presentan los principales resultados de cada
uno de los bloques de información.
Información Básica del Encuestado
• El 59,66% del total de encuestados fueron mujeres equivalentes a 667
socias; mientras que el 40,34% fueron hombres. En cuanto al análisis por cooperativas, la que concentra un mayor número de mujeres es la COAC Mujeres
Unidas con el 72,85% aunque en el resto de cooperativas, el género femenino
supera el 50%.
• Los encuestados son en su mayoría son adultos que superan los 30 años,
pues representan un porcentaje de 73,34%; dentro de los cuales la mayoría oscila
entre 31 y 40 años con el 35,24%, seguidos el grupo de socios y socias entre 51
y 60 años con el 16,99%; y mayores de 60 años con el 8,94%. Por otro lado, los
jóvenes entre 19 y 30 años representan únicamente el 26,03% y los menores de
edad menos del 1%.
• La distribución por sectores en los que viven el total de encuestados es
la siguiente: 56,80% vive en el sector rural, el 40,43% en el sector urbano y el
2,77% en el sector urbano marginal.
• El 76,12% del total de encuestados están casados o se encuentran viviendo en unión libre, el 15,56% son solteros(as), el 5,72% son divorciados(as); y el
2,59% son viudos.
Información Familiar
• La media del número de personas que viven en el hogar para el total de
encuestados, con un nivel del 95% de confianza es de 4,6 personas. El número
promedio de niños hasta 11 años en las familias es de 1,9 personas; la media de
los jóvenes entre 12 y 18 años es de 1,5 personas; y los adultos mayores de 18
años es de 2,7 personas.
• La media del número de personas que trabajan en el hogar con un nivel de
confianza de 95% es de 2,2 personas. Para el número de jóvenes entre 12 y 18
años es de 1,35; mientras que los adultos son de 2,2 personas.
• El 47,58% de los encuestados manifestó ser la persona que toma las deci120 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
siones en el hogar, porcentaje que se distribuye en el 65,04% para hombres que
manifestaron serlo versus el 34,95% de las mujeres.
Información sobre los servicios de la cooperativa
• Cuando se preguntó cuales eran los motivos por los cuales abrieron una
cuenta en la cooperativa, el 33,45% lo hizo por confianza y seguridad que tienen
en la cooperativa; el 23,53% por que entregan crédito rápido; el 20,04% porque
considera que los trámites son fáciles; el 10,20% por que recibió buenas referencias de la cooperativa; el 8,14% por la buena administración; el 3,58% porque
atiende al sector indígena; y, el 1,07% por otros motivos.
• De la muestra tomada, el 94,45% indicó haber recibido créditos de la
cooperativa comparado con el 5,55% que no lo hizo. La media del número aproximado de créditos que recibieron desde que son socios y el monto promedio
de los créditos con un nivel de confianza de 95%, fue de 2,5 créditos y 1.313,30
dólares, respectivamente, donde el monto máximo fue de 1.388,61 dólares y el
mínimo fue de 1.238 dólares.
• El 84,66% reveló que considera que los trámites para adquirir crédito en su
cooperativa son fáciles; el 13,35% expresó que eran difíciles; el 1,70% que eran
muy difíciles; y el 0,28% que eran muy fáciles.
• El 94,51% piensa que ha mejorado su producción y sus ingresos con la
ayuda del crédito o créditos proporcionados por la cooperativa, mientras que el
5,49% considera lo contrario.
• Con respecto a la calificación de los servicios de ahorro, el 68,52% considera que el servicio es bueno, el 18,96% considera que es muy bueno, el 12,34%
menciona que el servicio es regular y el 0,18% que es malo. El servicio de crédito
para los encuestados es bueno con un 70,45%, muy bueno con el 18,94% y regular con el 10,61%; ninguno de los encuestados manifestó que el servicio fuera
malo. El servicio de cobranza fue calificado como bueno por el 71,69% de los
socios y socias encuestados; el 18,09% muy bueno; el 10,04% regular y el 0,19%
dice que es malo. Finalmente, el servicio de atención al socio es calificado por un
69,41% de los encuestados como bueno; el 22,72% muy bueno; el 7,78% regular
y el 0,09% considera que es malo.
Información sobre impactos económicos
• Los encuestados se dedican principalmente a actividades microempresariales con un porcentaje de 62,26%; dentro de las que destacan: comercio con
el 22,45%; artesanos con el 16,64%; agricultura con el 14,58%, crianza de animales el 5,55% y otras actividades microempresariales el 3,04%. Por otro lado, el
30,41% son empleados o asalariados, el 3,22% son jornaleros de la zona, el 2,59%
se dedican a actividades de quehaceres domésticos y el 1,52% a otras actividades.
• En cuanto a los ingresos familiares que consideran los ingresos de todas
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 121
las personas que trabajan en el hogar, se tiene que con un nivel de confianza del
95%, la media de ingresos de todos los encuestados es de 455,107 dólares. Este
nivel de ingresos comparado con la canasta básica para una familia promedio
de cuatro personas en los meses dentro de los cuales se realizó la investigación,
se obtiene que para noviembre de 2007 los ingresos cubriesen el 96,92% de la
canasta básica; y para abril de 2008 los ingresos cubrían el 93,01%. No obstante,
estos ingresos corresponden a un número promedio de persona en el hogar de
4,65 personas.
• La mayoría de los microempresarios encuestados, se encuentran ubicados
en el sector rural con el 60%, en el sector urbano el 37,25% y el 2,75% en el
sector urbano marginal. El 29,57% de los encuestados que respondieron ser microempresarios, emplean a otras personas en sus negocios ayudando a la generación de empleo dentro de sus propios negocios. Por otro lado, tan solo el 15,65%
de los microempresarios han empleado a nuevos trabajadores en el último año.
• Más de la mitad de los microempresarios (52,61%) manifestaron que le
ayudan niños o jóvenes de su familia en sus negocios dicho fenómeno se da
principalmente en el sector rural con el 62,53% pues sus familiares les ayudan
principalmente en actividades agrícolas.
• El 21,88% de los microempresarios indicaron haber recibido asistencia
técnica o capacitación para sus negocios en el último año.
• El 24,20% de los encuestados ha comprado nuevos equipos o herramientas,
cuyo financiamiento ha provenido principalmente de las cooperativas de ahorro
y crédito con el 54,49%; los fondos propios el 40,12% y el restante 5,39% han
sido otras fuentes de financiamiento.
• El 56,96% de los microempresarios manifiestan que su negocio ha crecido en el último año y lo adjudican primordialmente al aumento de las ventas
(56,49%); a incremento de la producción (18,32%); a la mejora del mercado
(7,89%).
Información sobre impactos sociales
• En lo que respecta al nivel o grado educativo de los encuestados, el 35,15%
de la muestra menciona haber terminado la primaria; el 20,75% ha terminado
la secundaria y solo 10,02% de los encuestados indica haber terminado sus estudios superiores. Por otro lado, 29,61% de los encuestados indicó tener estudios
incompletos correspondientes a la primaria el 10,02%; la secundaria el 13,95%;
y, el 5,64% tiene niveles superiores incompletos. Además, el 4,47% menciona no
tener ningún nivel de estudios.
• La media con un nivel de confianza del 95% de los niños o jóvenes que
actualmente asisten a la escuela o colegio es de 1,76 niños o jóvenes; mientras
que la media de los niños o jóvenes que nunca han asistido a la escuela fue de es
de 1,16 niños, lo que se explica porque existen una media alta de niños menores
122 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
en los hogares.
• Los encuestados viven mayoritariamente en su casa propia con el 61,54%;
el 22,63% vive en casa de familiares y el 15,83% vive en lugar arrendado.
• El 15,92% de los encuestados indica haber realizado alguna mejora a su
casa en el último año, con un monto promedio de mejoras de 2.271,80 dólares.
• El 61,36% de los encuestados dice haberse realizado controles médicos en
el último año, de los cuales el 63,85% fueron mujeres y el 36,15% fueron hombres. El número promedio de controles realizados con un nivel de confianza del
95% de los encuestados fue de 4,53 controles.
• En cuanto a la condición de seguridad alimentaria, el 66,99% indica que
sus hábitos alimenticios no se han modificado en el último año, el 22,99% dicen
que si mejoró, el 8,85% dice que empeoró y el 1,16% no sabe o no responde.
Impactos de empoderamiento
• El 27,91% de los encuestados manifiestan utilizar hábitos contables para el
manejo de sus negocios y el 72,09% no utilizan hábitos contables. Los encuestados manejan los recursos del hogar y del negocio de manera conjunta en un
65,74%; de manera separada el 27,28% y el 6,98% no responde a la pregunta.
• El 31.57% de los encuestados indicó participar en organizaciones sociales,
de los cuales el 58,64% son mujeres y el 41,36% son hombres.
• La condición de los ingresos familiares de los encuestados con relación al
último año ha permanecido constante con un 56,53%, aumentó con el 29,34%;
disminuyó con el 12,43%; finalmente, el porcentaje restante no sabe con el
1,52%, aumentó mucho y disminuyó mucho con el 0.09%.
• El 57,07% de los encuestados considera que sus ingresos personales permanecieron constante en el último año, el 30,23% piensa que aumentaron; el
11,45% que disminuyeron, el 0,09% piensa que aumentó mucho y el mismo
porcentaje piensa que disminuyó mucho; finalmente, el 1.07% no responde la
pregunta.
5.- Desempeño social
En un estudio realizado por Cadena (2008), se analizó el nivel de desempeño
social para las cooperativas socias de UCACNOR, utilizando la metodología
establecida por FINRURAL, que define cuatro dimensiones: desempeño financiero, satisfacción del cliente, evaluación de impactos y responsabilidad social
microfinanciera. Utilizando 57 indicadores para cada una de las dimensiones se
dividió en varias subdimensiones. Para medir el Desempeño Financiero se contemplaron indicadores de calidad de la cartera, eficiencia, productividad, gestión
financiera, rentabilidad y sostenibilidad, y liquidez. La dimensión de satisfacción
al cliente utilizaba indicadores para medir la fidelización de los mismos y la caHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 123
pacidad de la cooperativa para atraer nuevos clientes. Por otro lado, en cuanto
a la medición de aspectos sociales para la evaluación de impactos, se utilizaron
indicadores para medir el impacto económico, el bienestar social, el empoderamiento y el capital social. Finalmente, en lo que respecta a la responsabilidad
social microfinanciera, se incluyeron indicadores que pertenecen a las categorías
de focalización de clientes y servicios complementarios y la obra social.
Los resultados del estudio se presentan en la Cuadro 2, donde se puede observar que la calificación de desempeño social depende mucho del peso de los
indicadores utilizados en su calificación, tanto en aspectos cuantitativos y cualitativos. Sin embargo, el análisis realizado en base al estudio de mercado evidencia
que las cooperativas atienden y brindan sus servicios tanto financieros como no
financieros a los sectores más vulnerables.
Cuadro 2.- Resultados en desempeño social de las COAC socias de UCACNOR
Cooperativa
Fija (%)
Variable (%)
SC
EI
RSM
Artesanos
66
67
66
65
Huayco Pungo
59
61
58
59
Mujeres Unidas
69
68
70
70
San Antonio
61
59
61
62
San Gabriel
64
65
63
63
Santa Anita
59
57
59
60
Fuente: Cadena (2008).
Cabe mencionar que, para la definición de los rangos de calificación de cada
uno de los indicadores en cada dimensión, se calculó la desviación estándar que
pueda permitir el cálculo de los límites de cada uno de los rangos. Para ello, se
utilizaron dos criterios: 1. Datos financieros del sistema cooperativo de ahorro
y crédito regulado por la SBS que tienen mejor desempeño económico porque
pueden aprovechar economías de escala, lo que afecta directamente a la posición de cada una de las cooperativas analizadas; 2. Datos del estudio de campo
realizado a las seis cooperativas socias de UCACNOR, pues no se encontraba al
momento información disponible como un benchmarking social para indicadores predeterminados.
Si se presenta la calificación de cada una de las cooperativas considerando
las ponderaciones fijas y variables de acuerdo a las dimensiones, se pone en evidencia que las calificaciones de desempeño social de las cooperativas de ahorro
124 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
y crédito socias de UCACNOR oscilan entre CC y B. Así, la cooperativa que
mejor calificación tiene es la cooperativa Mujeres Unidas que llega a tener una
puntuación de B, como se observa en la Cuadro 3.
Cuadro 3.- Calificaciones de desempeño social de las COAC socias de UCACNOR
Cooperativa
Fija (%)
Variable (%)
SC
EI
RSM
Artesanos
CCC
CCC
CCC
CCC
Huayco Pungo
CC
CCC
CC
CC
Mujeres Unidas
CCC
CCC
B
B
San Antonio
CCC
CC
CCC
CCC
San Gabriel
CCC
CCC
CCC
CCC
Santa Anita
CC
CC
CC
CCC
Fuente: Cadena (2008)
6.- Conclusiones
La fuerte expansión del sector microfinanciero en Ecuador está encabezada
por las COAC, que en los años analizados han experimentado las tasas de crecimiento más altas dentro del sector si se consideran las principales cuentas de
los balances. Estas instituciones a través del incremento de puntos de servicios y
el ofrecimiento de servicios tanto financieros como no financieros, atienden a
socios y socias dedicados principalmente a actividades microempresariales, que
viven en su mayoría en el sector rural y urbano marginal.
Dentro de los principales retos que enfrenta el sector cooperativista, se encuentran el continuar con la expansión de servicios financieros y no financieros
hacia una población microempresarial que demanda crecientemente una variedad de servicios complementarios (fondos de aseguramientos, microseguros, micropensiones, etc.); a la par que se mantiene la necesidad de generar una dinámica de crecimiento sostenible que les permita garantizar que la gama de servicios
que se ofrecen, sean en condiciones justas y eficientes. Para ello, es necesario que
su crecimiento esté fundamentado en el seguimiento de normas de prudencia y
solvencia financiera, a la vez que se tenga en cuenta el desempeño social e institucional de las cooperativas.
La democratización del crédito y la profundización de servicios financieros
a sectores desatendidos requiere, por un lado, la búsqueda de fuentes de fondeo
más bajas como el fomento del ahorro y las captaciones de los socios, el acceso
a créditos de instituciones nacionales e internacionales con tasas de interés preHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 125
ferenciales y focalizadas a grupos objetivo, la venta de cartera y los fideicomisos,
entre otros. Por otro lado, se precisa un mayor apalancamiento de patrimonio
que puede provenir de una inyección de capital directa.
El impacto de las cooperativas de ahorro y crédito en el país además de proveer servicios financieros a los sectores tradicionalmente desatendidos, radica en
la capacidad de ser un punto de encuentro entre socios y socias quienes encuentran además del acceso a servicios financieros y no financieros, la posibilidad de
formar parte de redes y organizaciones entre pares facilitando el intercambio de
experiencias, conocimientos y saberes que les permita solventar las vicisitudes de
sus actividades microempresariales, el fomento de hábitos contables y el mantenimiento tanto de sus ingresos personales como el de sus familias.
UCACNOR, al ser una red que abarca gran parte del norte del país, tiene
la gran responsabilidad con sus cooperativas socias – y los socios y socias de cada
una de ellas - para enfrentar los retos de la situación coyuntural y estructural que
se presenten, con el objetivo de fortalecer servicios personalizados y de calidad
a su socios, los cuales les permitan alcanzar la tan anhelada Rentabilidad Social
como respuesta a su gran compromiso con el desarrollo del país.
Finalmente, con la promulgación de la Ley que regula a las instituciones que
forman parte de la Economía Social y Solidaria del Sistema Financiero Popular
y Solidario, se elimina la dualidad en el marco normativo, pero se abre el debate
sobre los nuevos retos en términos de operatividad y funcionalidad para llevar
a cabo procesos de supervisión y monitoreo a un gran número de instituciones
que ahora forman parte del sistema. Especialmente, estos retos son importantes
cuando estas instituciones atienden a los grupos más vulnerables de la población
ya que el efecto de un mal manejo puede deteriorar aún más su situación de
partida.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 127
128 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
El “cooperativismo” prehispánico
en la Puna Argentina
Ulises A. Camino87
Introducción
El principal objetivo de este trabajo es desmitificar los supuestos que asumen
que el hombre tiene características individualistas innatas. Esto se sustenta en la
economía liberal, para de alguna manera poder naturalizar el mercado capitalista
y así evitar la toma de conciencia que los llevaría a los humanos a darse cuenta de
que para el sistema capitalista los hombres no son más que objetos reemplazables
dentro del aparato productivo. Con esto el sistema capitalista se plantea como el
único modo de producción posible. Este trabajo muestra que mucho antes de la
llegada de los europeos a América existió, en el actual territorio de la Argentina,
experiencias de tipo cooperativo. Esta era la base del modo de producción y
no un subsistema dentro del sistema. Dichas experiencias son la base del actual
modo de producción cooperativo de los descendientes de los pueblos originarios
en el mundo andino. Es decir que ellos no fueron influenciados por los socialistas
utópicos ni por las experiencias europeas para organizarse sino en sus propias
tradiciones, aunque hoy participen del Sistema Mundial (capitalismo).
Antecedentes
Cuando investigamos en la bibliografía sobre los orígenes de las formas cooperativas en el actual territorio de Argentina, nos encontramos solamente con
dos momentos, ambos post- conquista.
Desde una perspectiva histórica88, Alicia Kaplan de Drimer y Bernardo Drimer (1981), afirman que los primeros antecedentes históricos de cooperativis-
87. Dpto. de Cooperativismo Centro Cultural de la Cooperación
88. Entendemos por perspectiva histórica aquella que basa su análisis exclusivamente en documentos escritos para conocer los hechos pasados.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 129
mo en América pueden remontarse a: las cajas de comunidades indígenas. Estas
fueron creadas a propuesta del virrey Antonio de Mendoza, con el objeto de
que proporcionaran servicios en las tierras asignadas a los indígenas o sea en las
“repúblicas de indios”, las cuales se intentaron organizar junto a las tierras adjudicadas individualmente a los españoles. Las“cajas” administradas por oficiales
reales y caciques indígenas, recibían los bienes de los nativos y realizaban gastos
e inversiones en beneficio común, debiendo actuar asimismo como instituciones
de ahorro, préstamo y previsión. Sin embargo, los frecuentes abusos cometidos
por los conquistadores contribuyeron a desprestigiarlas”89.
Otro antecedente mencionado son las Misiones Jesuíticas: Estas promovieron experiencias comunitarias y de colonización de caracteres muy específicos.
En las reducciones de indios se combinaron la dirección de los sacerdotes jesuitas
con diversos caracteres igualitarios, consagraron la propiedad privada de las familias indígenas (“avambaé”) junto a la propiedad de carácter comunal (“tumpambaé”) y se propusieron esencialmente elevar el nivel espiritual y material de las
poblaciones autóctonas.90 Sin embargo esto seguramente encubría el propósito
de disciplinar la fuerza laboral de los guaranies para poder explotarlos.
No obstante, creemos que las formas de organización de tipo cooperativo en
América son prehispánicas. Desde la arqueología nos remontamos al pasado prehispánico de los pobladores del noroeste argentino e indagamos en los orígenes
de formas de organización de tipo cooperativas autóctonas. Los arqueólogos estudian las sociedades mediante del análisis de los restos materiales dejados por éstas.
Prehistoria de la región de estudio
Dado que aquí proponemos analizar la puna argentina, consideramos insoslayable conocer tanto la ecología como algo de la historia (o en este caso
prehistoria) de la región.
Los primeros pobladores se incorporaron a este paisaje hace unos 1200015000 años. Su estrategia de subsistencia se basaba en la caza y la recolección, lo
que implica el aprovechamiento de recursos vegetales, sobre todo, y animales en
estado silvestre. Este tipo de economía es llamado de retorno inmediato91, ya que
no hay acumulación. Es decir, la energía invertida por el humano, en trabajo, es
recuperada instantáneamente, ya que no existe el almacenamiento debido a faltas
tecnológicas. Hace 3000 o 4000 años, este estilo de vida original comienza ser
suplantado por una economía agropastoril centrada alrededor de un poblado92.
89. Kaplan de Drimer Alicia y Bernardo Drimer. Las cooperativas. Fundamentos. Historia. Doctrinas.
Ediciones Intercoop, Buenos Aires. 1981.
90. Idem.
91. Woodburn James. Egalitarian Societies.En: Man, N.S.17: e431-51. 1982
92. Brush, Stephen B.. The Natural and Human environment of the Central Andes. En: Mountain
130 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
En el territorio americano este período es comúnmente llamado Formativo o
Temprano93. Es un complejo proceso socio-económico y tecnológico que transcurre de hace 2500 a 1500 años antes del presente. Se caracteriza por un considerable crecimiento demográfico, la aparición de la agricultura (u otra actividad de
subsistencia), el advenimiento de nuevas tecnologías (cerámica, esculturas líticas,
arquitectura ceremonial, etc.) y la aparición y consolidación de aldeas94. Empiezan a cobrar importancia las redes de intercambio con aldeas próximas y con
grupos ubicados en otras fajas ambientales. Básicamente, un sistema formativo se
caracteriza por organizarse en función de cierta opción productiva (agrícola y/o
pastoril), complementada por caza y recolección, que obliga a cierto grado de
sedentarismo y a la incorporación de tecnología adecuada. Las manifestaciones
concretas de esta opción productiva pueden ser múltiples. Este proceso se extiende en NOA desde 2500 a 1200 AP95.
Desarrollo del marco teórico
La antropología es en términos generales la ciencia que estudia al hombre,
tanto como ser biológico como ser social. Las ciencias antropológicas abarcan
desde los comportamientos presentes y pasados hasta las características biológicas de los grupos humanos, por lo que es un campo científico muy amplio y
abarcativo.
Las fuerzas y los medios de trabajo, el mismo trabajo con sus instrumentos y
las diversas formas de producción, distribución y consumo, dejan testimonio de
su existencia como condiciones de actividad social. Del examen de estos restos
de la actividad humana, tarea llevada adelante por la arqueología, se podrán derivar las informaciones socialmente significativas .
Actualmente, la antropología económica se centraliza en cuestionar el dominio de las relaciones económicas como un dominio aislado, autónomo con
respecto a la organización social. En el ámbito del marxismo la revisión de los
presupuestos metodológicos en lo referente a las relaciones entre infraestructura y
superestructura operan en este sentido.96
A diferencia del marxismo que se utiliza habitualmente y que cae en seguida
en el materialismo vulgar, afirmamos que Marx, distinguiendo entre infraes-
Research and Development. N° 2. 1982. Traducción de cátedra de Sistemas socioculturales de
América II Lorandi FFyL UBA.
93. González, Alberto Rex. Arte precolombino de la Argentina. Introducción a su historia cultural.
Filmediciones Valero. Buenos Aires. 1977
94. Tarragó, Miryam. El Formativo y el surgimiento de la complejidad social en el Noroeste argentino.
En: El Formativo sudamericano. Una evaluación, pp. 302- 313. ABYA- YALA, Quito. 1992.
95. AP: Antes del Presente
96. Bergesio, Liliana. Antropología y Economía: uniendo Extremos. En: Noticias de antropología y
Arqueología 2003. Equipo NayA. ISSN 0329-0735. 2003
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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tructura y superestructura y suponiendo que la lógica profunda y el movimiento general de las sociedades y de la historia dependían, en última instancia, de
las transformaciones de la infraestructura, no ha hecho más que evidenciar por
primera vez una jerarquía de distinciones funcionales, sin prejuzgar de ninguna
manera sobre la naturaleza de los elementos que se encargan de estas funciones
(parentesco, religión, política, etc.) ni sobre el número de funciones que pueden
encarnarse en un mismo elemento.97
Con respecto a la dimensión económica como sistema incrustado en las
relaciones sociales, Alberti y Mayer98 sostienen que el sistema económico andino
aún hoy se basa en la reciprocidad:
Dentro de estos sistemas la reciprocidad es una dimensión
económica que regula el flujo de mano de obra, de servicios y de
bienes entre las instituciones de producción, distribución y consumo. Pero, como dimensión económica, se manifiesta en un conjunto sociocultural que le da sustento y significado. En este sentido
la reciprocidad, como concepto y como praxis, representa un elemento fundamental de un modo de producción de tipo comunitario que proviene desde los tiempos preincaicos y que, aunque haya
perdido pureza y sufrido alteraciones al entrar en contacto con
otros modos de producción, persiste en el presente.99’
La reciprocidad, entonces, se puede definir como el intercambio regulado y
permanente de bienes y servicios entre personas físicas o instituciones conocidas
entre sí, “en el que entre una prestación y su devolución debe transcurrir cierto
tiempo”.100
Analíticamente podemos distinguir dos tipos de intercambio recíproco, el simétrico
y el asimétrico. El intercambio simétrico se realiza entre iguales, lo recibido debe corresponder a lo dado. El intercambio asimétrico, por el contrario, no se realiza entre
iguales ni lo recibido corresponde a lo dado. Alberti y Mayer expresan que “la
combinación por la que varias personas realizan intercambios asimétricos con una
sola, nos da la base de un sistema redistributivo”101. Marshall Sahlins102 agrega que
todo hombre ambicioso que pueda convocar a su alrededor un séquito puede
dar principio a una escalada social: “Al principio el big man incipiente depende
necesariamente de un pequeño grupo de seguidores, constituidos sobre todo por
97. Godelier, Maurice. Antropología y economía. Editorial Anagrama. Barcelona 1983 p. 333
98. Alberti, Giorgio y Enrique Mayer. Reciprocidad andina: ayer y hoy. En: Reciprocidad e intercambio en los Andes peruanos. Instituto de estudios Peruanos, Lima. 1974
99. Op.cit: 14
100. Op. cit: 21
101. Op. cit: 23
102. Sahlins, Marshal. Hombre pobre, hombre rico, big man, jefe: tipos políticos en Melanesia y Polinesia. En: Antropología política. José R. Llobera compilador, Editorial Anagrama, Barcelona. 1990
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
su propia familia y parientes más cercanos.”103 Podría ser que sobresalga económicamente sobre ellos, y de esta manera capitaliza las obligaciones de parentesco
y lo aplica con astucia a las relaciones de reciprocidad. Es entonces esencial establecer relaciones de lealtad y obligación por parte de un cierto número de personas de manera que su producción pueda ser utilizada en la redistribución. El gran
desafío para el big man está en la “intensificación del trabajo: hacer que la gente
trabaje más o que más gente trabaje. Esto quiere decir que el destino económico
de la sociedad depende de sus relaciones de producción, en especial, de las presiones
políticas que pueden acumularse sobre la economía de la unidad doméstica”.104 Esta
última hace referencia a “la unidad básica de producción, consumo, posesión, socialización, sociabilidad, apoyo moral y ayuda económica mutua”.105 En el mundo andino el acceso comunal a las tierras fértiles tanto para el uso agrícola como
ganadero implicaba la cooperación entre distintas unidades domésticas asociadas
por fuertes lazos de reciprocidad.106
La posición de la unidad doméstica en las sociedades originales es un tira y
afloje constante, entre el bienestar doméstico y las obligaciones más amplias hacia
los parientes: “los poderes tribales en vigencia y los que van en camino de serlo
invaden el sistema doméstico para minar su autonomía, doblegar su anarquía y
desencadenar su productividad”.107 Para nuestro trabajo es importante el concepto de comunidad doméstica agrícola, en donde las tareas agrícolas no sólo movilizan la mayor parte de la energía de los productores, sino, especialmente, porque
determina la organización social general a la que se subordinan las restantes actividades económicas.108 Los rasgos principales de la economía agrícola doméstica
son: la producción a largo plazo, dada la inversión de energía humana aplicada a
la tierra, la acumulación, el almacenamiento y la redistribución dirigida y organizada del producto.109 De aquí en más llamaremos a este sistema modo de producción domestico agrícola. Un modo de producción es, además de los procesos
de trabajo (relaciones de los hombres entre sí, dentro de sus relaciones materiales
con un medioambiente determinado a partir de una tecnología determinada),
la relación de los productores y no productores, en la apropiación y el control de los
medios de producción (tierra, herramientas, materias primas, fuerza de trabajo) y
los productos del trabajo.110 De acuerdo con Meillassoux, “la reproducción del
ciclo agrícola implica una solidaridad necesaria y prácticamente indefinida entre
103. Op. cit: 274
104. Sahlins, Marshall. Op cit 1983 [1977] p. 98
105. Shanin, Teodor La clase incómoda. Editorial Alianza, Madrid. 1983.
106. Murra, John. El Control Vertical de un Máximo de Pisos Ecológicos de las Sociedades Andinas.
En Formaciones Económicas del Mundo Andino. IEP, Lima.1975
107. Sahlins, Marshall Op. cit. 148
108. Meillassoux, Claude Mujeres Graneros y Capitales. Editorial S. XXI, México1985.
109. Idem
110. Godelier Maurice. Antropología y economía. Editorial Anagrama. Barcelona. 1983
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 133
los productores que se suceden en ese ciclo: las nociones de anterioridad y de
posterioridad que señalan el lugar de los productores en el ciclo agrícola, presiden
la jerarquía social entre mayores y menores, protectores y protegidos, entre el que
adopta y el adoptado, entre el anfitrión y el huésped”111. Esto se relaciona con el
concepto de tiempo de Rigby112, quien postula que la manera de percibirlo está
correlacionado con el modo de producción. Rigby expresa:
Cada formación social surgida de un modo de producción
posee una concepción particular del tiempo. Esta visión depende del devenir histórico específico de la fuerza de producción en
relación con las relaciones sociales de producción de cada sociedad valga la redundancia”[...] “bajo el capitalismo, el cuidado del
tiempo no es meramente un medio de coordinar e interrelacionar
funciones complicadas; es también como el dinero una mercancía
independiente con un valor en sí misma113.
Los modelos de economía andina planteados por varios autores desde las
ciencias antropológicas son aplicables a casos arqueológicos. Nos pueden ser útiles para modelizar y entender la problemática que acontecía en la puna hace
2000 años.
El estudio de cómo están instituidas las economías empíricas debe comenzar
por la manera en que la economía adquiere unidad y estabilidad, es decir, por la
interdependencia y recurrencia de sus partes. Esto se logra mediante una combinación de muy pocos modelos, que pueden denominarse formas de integración114.
Entonces, consideramos que para el análisis del caso propuesto son útiles dos
modelos de interacción económica social en los Andes.115 Browman propone un
modelo que llama de Altiplano. En este, la integración económica se basa en extensas redes de intercambio caravanero que conectan diferentes zonas ecológicas.
Siguiendo esta misma temática, el modelo de sedentarismo dinámico desarrollado
por Daniel Olivera116 evalúa la mejor forma de explotar un ambiente con variaciones climáticas. Este implica la existencia de campamentos base ubicados en
sectores aptos para la producción agrícola- pastoril. Pero, durante ciertas épocas
111. Meillassoux, Claude Op. cit. 73
112. Rigby, Peter La historia y el tiempo. En: Persistent pastoralist. Nomadic societies in transition.
ZED Books, Londres1985. (Traducción de Pablo Wright para la cátedra Antropología Sistemática III
FFyL UBA)
113. Idem
114. Polanyi, Karl El sistema económico como proceso institucionalizado En: Antropología y economía. Editorial Anagrama . Barcelona. 1976 p. 161
115. Extraídos de Dillehay, Tom y Lautaro Núñez A. Camelids, Caravans, and Complex Societies in
the South- Central Andes. En: Recent Studies in Pre- Columbian Archaeology, Saunders y Montmollin Eds. BAR International Series 421, Oxford. 1988
116. Olivera, Daniel. 1991. El Formativo en Antofagasta de la Sierra (puna meridional argentina). Actas del XI Congreso Nacional de Arqueología Chilena, Museo Nacional de Historia Natural, Santiago.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
del año y con posible ritmo estacional, integrantes del grupo se desplazarían a
otros sectores microambientales en función de obtener recursos escasos o inexistentes en su hábitat.117
La aplicación de estos modelos a la evidencia empírica recuperada mediante
las excavaciones arqueológicas, nos permite explorar dentro de la producción de
recursos en el pasado.
Problemática, hipótesis y objetivos
La historia tradicional del cooperativismo comienza en la Europa del siglo
XVIII y se relaciona estrechamente con el origen del capitalismo. En ese momento surgen pensadores que denuncian la injusticia social del sistema que se
estaba desarrollando y proponen la necesidad de formar colonias donde se organice la vida comunitaria, de manera de evitar la competencia y construir una
nueva sociedad fundamentalmente justa. No creían que a esto debiera llegarse
necesariamente por medios violentos, ni tampoco se dirigían a una clase social
concreta sino al conjunto de la sociedad. Para los elaboradores de este pensamiento, los posteriormente llamados socialistas utópicos, el problema social no
radicaba en una contradicción o contraposición de intereses sociales, que por su
antagonismo revestía la forma de lucha de clases, sino que su origen se debía a la
ignorancia -tanto por parte de los explotadores como de los explotados-, de una
concepción justa de la sociedad. Según los socialistas utópicos del siglo XIX, para
disipar esa ignorancia bastarían con la realización del ideal colectivista, a través de
la implantación de un modelo de comuna, falansterio, comunidad colectiva, sin
tener en cuenta los intereses antagónicos existentes entre las clases sociales, por
estos motivos fueron posteriormente identificados como utópicos.
En el caso del cooperativismo Argentino, Alejo Peyret, inmigrante francés
que venía del conflicto revolucionario de París en 1848, puede ser considerado
como el gran pionero, ya que él como organizador y luego administrador de la
colonia San José construyó cooperativas en el campo comercial de los productos
generados en la Colonia, fue orientador económico y político de las cooperativas de San José . Sin embargo hay que tener presentes a los seres anónimos que
vivieron dentro de una sociedad cooperativa, con acceso igualitario a los medios
de producción y consumo , hace 2000 años en la Puna Argentina. Si bien el origen del cooperativismo moderno en la Argentina se vincula con la inmigración
europea, no debemos olvidarnos de las comunidades originarias de América que
lucharon para poder seguir manteniendo su estilo de vida, en el cual la tierra
(medio de producción) siguió siendo de propiedad comunal. El acceso comunal
117. Idem
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 135
a las tierras fértiles tanto para el uso agrícola como ganadero implicaba la cooperación entre distintas unidades domésticas asociadas por fuertes lazos de reciprocidad
(por ejemplo el ayllu de los incas) . Esto se habría transmitido culturalmente en
forma transgeneracional, ya que en la actualidad las poblaciones locales registran
fuertes lazos cooperativos, de lo cual también hay evidencia arqueológica.
Registro arqueológico
La reconstrucción de las características del proceso productivo a partir de estrategias productivas se lleva a cabo mediante el análisis de los restos materiales dejados
por dichas actividades. Para realizar esto se debe partir de cómo se administraban
los recursos naturales en las sociedades pasadas.
Aquí se proponen distintas cualidades que se repiten en el registro arqueológico del período Formativo en la Puna Argentina.
Arqueofauna
Las arqueofaunas son los restos óseos de animales aprovechados por las poblaciones humanas tanto como alimento, como para la confección de instrumentos y o de compañía o trabajo. Nos permiten inferir patrones dietarios, ambiente
y comportamentales de las poblaciones.
La no diferenciación de los restos óseos de las faunas consumidas en las distintas unidades de excavación nos habla de un acceso igualitario a los alimentos
por parte de las distintas unidades domésticas.
Arquitectura
Consideramos arquitectura arqueológica a los restos de estructuras habitacionales y de construcciones asociadas a la producción (camino, canales de riego,
canchones de cultivo, etc.).
La similitud entre las estructuras residenciales representaría un alto grado de
igualdad entre las unidades domésticas.
La igual técnica constructiva de los recintos podría implicar cooperación
entre las unidades domésticas para la construcción.
La semejanza entre los corrales y su ubicación espacial estaría mostrándonos
un acceso igualitario a los recursos por parte de las unidades domésticas.
Arte Rupestre
Es un tipo particular de vestigio arqueológico, expresión gráfica que materializa una imagen mental mediante el uso de diversas materias primas y técnicas
de manufactura118.
118. PROINDARA, Programa de Investigación y Documentación de Arte Rupestre Argentino. Ed.
136 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
La similitud iconográfica con otras zonas del área andina nos hablaría relaciones de reciprocidad interregionales (asimétrica).
La poca diferenciación de las figuras humanas nos indicaría poca diferenciación social entre los individuos y las unidades domésticas.
Cerámica
Llamamos cerámica a todas las tierras cocidas a una temperatura mayor a 550
°C. Por lo general en el registro arqueológico aparece fragmentada.
La presencia de restos de vasijas de gran grosor implicaría el almacenamiento
de productos alimenticios, lo que nos habla de un modo de producción agropastoril.
La similitud de los hallazgos en las distintas unidades residenciales nos indicaría un acceso no diferenciado a los recursos por parte de las unidades domésticas.
La igualdad de técnicas en la confección de las vasijas implicaría un acceso
irrestricto a los medios de producción por parte de las unidades domésticas.
La semejanza de decoraciones con las cerámicas halladas en otros yacimientos nos hablaría de relaciones de reciprocidad a larga distancia.
Líticos
Consideramos artefactos líticos a las herramientas y a los desechos, resultantes de su manufactura, confeccionadas en rocas. “La relación primitiva hombre
– herramienta es una condición de la modalidad doméstica de producción. De
una manera característica, el instrumento es una extensión artificial de la persona, que no está diseñada especial y simplemente para el uso individual, sino como
un instrumento que aumenta la capacidad mecánica del cuerpo...”.119
La gran cantidad de materia prima que proviene de larga distancia y su tratamiento implicaría la participación en una amplia red de reciprocidad con otros
grupos.
La diversidad de materias primas locales utilizadas mostraría un igual acceso
a los medios de producción.
La relativa homogeneidad artefactual entre estructuras residenciales, implica
acceso igualitario a los medios de producción de parte de las unidades domésticas.
Análisis etnográfico
Durante las campañas de investigación convivimos con la familia ArjonaMartínez (pobladores de la quebrada). Aquí describimos algunas de las actividades realizadas por esta familia mientras convivimos:
FECIC, Bs.As. 1985
119. Sahlins, Marshall. Op cit. 1983 [1977] p. 96
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 137
La Señalada.
Las actividades comenzaron alrededor de las 8 de la mañana, a metros del
corral donde ya se habían encerrado todas las llamas, con el sacrificio de una
llama macho (el mejor del rebaño), elegido por Eulalia Arjona, para honrar a la
Pachamama para que ésta provea a la pastora de nuevas y mejores llamas. Dos
hombres y una mujer se ocuparon del cuereo, eviscerado y carneo, Eulalia sólo
intervino para recolectar, en una vasija de cerámica, la sangre con la que luego
prepararía morcilla120.
Dentro del corral se quema chacha (coba, c.f. Artemisia copa) para defender
del mal a los animales y que no se ahuyenten121 (ver imagen de la señalada).
La challada (ofrenda a la Pachamama) constituye el acto inaugural de casi todas
las actividades rituales (o no) en la Puna. En este momento Eulalia se arrodilla
sobre la tierra y hace un pozo. Uno tras otro, todos los participantes se arrodillan
delante del hoyo y arrojan dentro las ofrendas (hojas de coca, cigarrillos, alcohol,
caramelos, vellones de lana teñidos de colores fuertes, vino, chicha y clericó), a
la vez que beben un sorbo de cada una de las bebidas. Eulalia cierra este momento esparciendo una mezcla de chicha y hojas de coca por todo el corral. El
pozo queda abierto hasta la finalización del ritual donde es objeto de una última
ofrenda que va acompañada de rogativas a la Pachamama122. De esta manera se
observan los fuertes vínculos existentes entre los pobladores actuales, los antepasados y la tierra.
Se seleccionan por su belleza dos llamas jóvenes –un macho y una hembrapara unirlas en matrimonio simbólico. También se separan del rebaño otros dos
animales que ofician de padrinos. Los cuatro animales, sentados uno al lado del
otro, son bendecidos y luego los señalan colocándoles los zarcillos en sus orejas y
cortándoles un pedacito de éstas. Sólo a estos cuatro animales se les ata al cogote
un collar o pollerita hecho de lana de diversos colores.
Luego se procede a señalar al resto de los animales. Cabe destacar que las
señales o cortes en las orejas sólo se le realizan a los animales nuevos, es decir a
aquellos que han nacido durante el lapso de la última señalada y ésta. Además de
los cortes y la colocación de los zarcillos, los chimpean (decoran) atándoles vellones
teñidos de muchos colores por todo el lomo. Para realizar los cortes utilizan una
navajita especial –Eulalia y su hermana heredaron la de su abuelo- y sólo con ella
pueden realizarse. También heredaron de sus abuelos las chuspas (carteritas que se
cuelgan del cuello y que - los pedacitos recortados de oreja de los animales seña-
120. Catá M. Paz. y Frete, Sebastián L. Señalando en la altura : rito y economía entre los pastores
puneños (San Antonio de los Cobres, Salta, Argentina). Trabajo presentado en: III Taller Internacional
de Zooarqueología de Camélidos Sudamericanos. Tilcara, Jujuy 21 al 25 de agosto de 2003.
121. Idem.
122. Idem.
138 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
lados), aquí volvemos observar la importancia de los ancestros en la cosmogonía
de los pobladores locales.
De tanto en tanto Doña Eulalia se arrodilla cerca del pozo de la challada
para recibir, por parte de los participantes, una serie de rogativas. De esta manera
muchos participantes se arrodillan frente a ella y colocan en su chuspa, uno por
vez, varias hojas de coca mientras repiten: pasto abundante, que no falte agua, muchas
crías, todas sanitas. Hemos observado cómo algunos colocan una a una cada hoja
enumerando así la cantidad de nuevos animales que le desean a la pastora. Esto es
una representación simbólica de la reciprocidad existente en la Puna. Con estas
rogativas se vuelven a agregar cigarrillos encendidos y chicha al pozo de la Pachamama para que ésta se sienta gratificada y escuche las peticiones que, mediante la
entrega de hojas de coca a la pastora, se le realizan a ella especialmente123.
Una de las últimas etapas del ritual consiste en dar dos vueltas completas al
interior del corral . Luego se deja salir a todas las llamas. Inmediatamente que
se aleja el último animal, todos se arrodillan y rezan mirando en esa dirección,
porque allí es donde sale el sol.
Se tapa el hoyo de la Pachamama con un gran cuarzo blanco y el corral se
abandona124.
Al mediodía todos compartimos la comida demostrando la solidaridad existente para con todos los que trabajaron en la señalada sean parientes o no.
Eulalia había decidido señalar toda la hacienda en una misma jornada, porque
es difícil reunir a toda la familia, que vienen de lejos. Luego del almuerzo se procedió
a realizar la señalada de las ovejas, las cabras y por último las vacas. En el caso
de los primeros, se siguieron exactamente los mismos pasos que en la señalada
de las llamas. Para la señalada de las vacas nos mudamos a otro corral. Este es un
trabajo exclusivamente masculino. En este último corral se dio por terminada la
gran jornada con un último acto simbólico: todos los concurrentes formamos
una fila y dimos a Benito cuarzos blancos y pastitos como deseo de abundancia
y prosperidad.
123. Idem.
124. Idem.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 139
Cómo se vivía hace 2000 años en la Puna: el modelo
desarrollado
La comunidad que tenía un modo de producción agrícola-ganadero, caracterizado por la posesión común de las tierras y que compartían un antecesor mítico.
Las personas vivían en casas que compartían con su unidad doméstica. Cada
una de estas, tenía asignadas tierras en las que cultivaban maíz, quínoa, ají, etc. Estos productos eran para el autoconsumo, sólo una parte de la producción, cuando
era posible, se entregaba al big man devolviendo los favores que este les había
prestado el pasado año (o en anteriores). Estos favores se habían dado cuando la
unidad doméstica no pudo producir lo suficiente como para autoabastecerse, por
distintas causas, pero por lo general por una falta de productores sobre la cantidad
de dependientes. A veces se le entregaba al big man gran cantidad de productos,
porque al “prestar” bienes (o dones), la unidad doméstica obtenía mucho prestigio, y sabía que cuando ella necesitara de los demás estos concurrirían en su
ayuda. Esto es lo que llamamos reciprocidad asimétrica.
Los rebaños de llamas eran llevados a pastar a campos alejados de la base
residencial, inclusive varios kilómetros. Cuando llegaba el verano algunos integrantes de la unidad doméstica se trasladaban con el rebaño a tierras más altas
o al fondo de valle donde seguramente se localizaban otros pequeños núcleos
habitacionales.
En las épocas del año en que era necesario reunir a toda la manada, como
cuando debían ser señalados los animales nuevos, se utilizaban los grandes recintos a los que denominamos corrales. Seguramente se celebraría todo el día un
acontecimiento anual como este. Hoy en el valle de SAC se observan las mismas
conductas en los pastores.
En el momento de la cosecha, evento crítico en la producción agrícola por
la fuerza de trabajo requerida, todas las unidades domésticas ayudaban en las labores. En esta época, se llevaban a cabo fiestas y rituales que estaban a cargo del
big man o de cada unidad doméstica.
Para que este plusproducto permita un crecimiento demográfico de la unidad doméstica, es necesario que se cumplan varias condiciones. Si se tiene en
cuenta que la producción agrícola nunca es regular sino que está sometida al azar
del clima, el que a veces puede reducir la producción durante varios años seguidos, la primera condición para el crecimiento demográfico consiste, lo hemos
visto, en disponer de productos que tengan la capacidad de conservarse al menos
mientras dure el más largo de los períodos cataclísmicos125.
Toda la etnología moderna ha confirmado que aun en las sociedades sin
125. Meillassoux, Claude. Op cit p. 84
140 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
clase existen desigualdades ya sean económicas, políticas o sociales, comenzando
por las más básicas, como la edad y el sexo126. Los individuos de mayor edad eran
los que tenían mayor poder político dentro de la unidad doméstica y por lo tanto
de la comunidad. Esto está dado por el modo de producción agrícola-ganadero.
“La reproducción económica se realiza mediante la producción de alimentos,
medio de producción de la energía humana y por la distribución de esta energía
en el ciclo productivo, vale decir su distribución entre los productores pasados,
presentes y futuros.”127. Imaginemos tres generaciones: 1, 2 y 3. 1 representa a los
individuos que ya produjeron e invirtieron energía en las generaciones futuras y
devolvieron a las pasadas. 2 representa a los que producen actualmente y es responsable de mantener a 1 (que ya no produce) por una cuestión de reciprocidad
(favores contraídos cuando el productor era 1) e invertir energía en 3, que todavía no produce. 3 representa a los futuros productores, quienes adquieren una
deuda con 2. Entonces, los productores presentes están en deuda constante con
los que los antecedieron y son acreedores de los futuros productores. Por eso los
ancianos son lo más importante en estas sociedades porque ellos solo les deben
a los ancestros y por lo tanto son el contacto con los antepasados míticos y el
poder simbólico de estos. Este rol de intermediario traslada parte del poder a los
ancianos. “Tenemos aquí las relaciones de producción en su esencia. Ellas crean
relaciones orgánicas de por vida entre los miembros de la comunidad; sucintan
una estructura jerárquica fundada sobre la anterioridad (o la ‘edad’); contribuyen
a la constitución de células económicas y sociales funcionales, coherentes y orgánicamente ligadas en el tiempo; definen una pertenencia, una estructura y un
poder de gestión reservado al más anciano en el ciclo productivo.”128
El big man no necesariamente debe ser un anciano o un ex-productor. Un big
man controla el poder político y no el simbólico, que se encuentra en manos de
los más ancianos de la comunidad. El poder político del big man está dado por la
manipulación de los lazos de parentesco.Y sobre todo por la presión que ejerza
sobre su propia unidad doméstica con el fin de que esta aumente la producción
y así poder entrar en el juego de los dones y contra dones. “A diferencia del capitalismo, y esto es importante, el poder en ese modo de producción reposa sobre
el control de los medios de la reproducción humana: subsistencias y esposas y no
sobre los medios de la producción material.”129
Todas las unidades domésticas tienen la misma capacidad tecnológica, o sea
que todas comparten los conocimientos de la producción de artefactos, tanto
líticos como cerámicos, y los conocimientos necesarios en el manejo del ganado
126. Godelier, Maurice. Op cit. 1983
127. Meillassoux, Claude. Op. cit. 79
128. Op cit p. 67
129. Op. cit. 77
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 141
y de la producción agrícola. Los depositarios de este conocimiento son los ancianos y este es un motivo más de poder junto con el de ser antiguos productores.
Los chamanes seguramente eran ancianos que regulaban las relaciones de
la comunidad con la de los ancestros y con las fuerzas de la tierra (Pachamama).
La concepción de tiempo de esta sociedad seguramente tenía que ver con el
ciclo agrícola. Por lo tanto, existía una idea de pasado, presente y futuro, porque
en un pasado se invirtió en la siembra, en un presente se cosecha y se guarda una
parte de lo cosechado para la futura siembra. La misma concepción se da para el
ciclo productivo ya que como se explicó anteriormente en este ciclo se suceden
productores pasados, presentes y futuros.
La caza era muy importante para esta sociedad y seguramente, como en las
actividades agrícolas, cuando se requería cantidad de fuerza de trabajo, como en
la caza de los huidizos ungulados, se llevaba a cabo colectivamente.
Las relaciones de larga distancia eran muy importantes para conseguir las
materias primas alejadas. Éstas eran manejadas por el big man que por medio de la
reciprocidad (asimétrica) recibía estos productos tan importantes para la comunidad y entregaba otros de producción local a estas comunidades alejadas. Para que
esto pudiera realizarse debía existir una estructura ideológica compartida por
todos estos pueblos del altiplano y la yunga. Esto es lo que vemos representado
en el arte rupestre y en las pipas halladas en el sitio. Todos los pueblos con los
cuales se mantenían relaciones reciprocas eran vistos como parientes (aunque
lejanos). Los big man son una especie de intermediarios entre las distintas unidades domésticas y los intereses comunitarios y entre la comunidad local y las otras
comunidades regionales.
En resumen era una sociedad sin clases con acceso igualitario a los medios
de producción, con acceso igualitario a los productos de consumo, y con un baja
diferenciación de estatus, aunque esto no significa que sea totalmente igualitaria,
existían diferencias de prestigio y de poder simbólico como el poder de los viejos
sobre los jóvenes o de poder político entre el big man y el resto de los integrantes
de la sociedad.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Experiencias de formación en
Economía Social Solidaria y
Autogestión: aportes para pensar
alcances, potencialidades y desafíos
Colectivo LaYunta130
Introducción
Este trabajo constituye un primer ejercicio de reflexión sobre nuestra propia
práctica educativa, la cual venimos desarrollando desde el año 2002 como Colectivo LaYunta.
Nuestro recorrido y trabajo con otros despertó la necesidad e importancia
de sistematizar las experiencias de formación que venimos realizando dentro
del campo de la economía social y solidaria (en adelante, ESyS). Así es como
decidimos “parar la pelota” y escribir sobre nuestra propia experiencia como
educadores/as, con el objetivo y la esperanza de poder aportar debates, miradas,
herramientas en este camino de construcción de otra economía y otro mundo
posible.
En este sentido, decidimos comenzar por sistematizar nuestra pedagogía, a
partir de realizar un trabajo de revisión, análisis y reflexión de las diferentes
propuestas educativas que desarrollamos en estos años en distintos ámbitos de
intervención, desde y para el fortalecimiento de la ESyS.
130. El Colectivo La Yunta, equipo de economía social y solidaria se conforma en el año 2002, con
el fin de reflexionar e intervenir en problemáticas sociales vinculadas al trabajo y a nuevas formas
emergentes de organización económica y productiva. Actualmente está integrado por graduados
de distintas carreras de la Facultad de Ciencias Sociales y de Económicas de la UBA (Sociología,
Relaciones del Trabajo, Ciencias Políticas, Administración y Economía), conformándose así un equipo interdisciplinario. Como fruto de 8 años de recorrido, en el 2010 el colectivo se conformó como
cooperativa de trabajo. Actualmente integran el Colectivo La Yunta: Humberto Rodríguez, Luciana
García Guerreiro, Lucila Toscano, Natalia Pérez, Paola Rubinsztain, Sergio Álvarez, Valeria González
Caristia y M. Virginia Guerriere. www.colectivolayunta.wordpress.com
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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La ponencia está organizada en dos partes: por un lado, a) un acercamiento
descriptivo a nuestro recorrido como formadores en ESyS y una primera sistematización de nuestras prácticas educativas y por otro lado, b) una lectura crítica
de las mismas, que busca identificar potencialidades y desafíos en el camino
como formadores/as y educadores/as en la temática.
Para la elaboración de este trabajo de sistematización retomamos críticamente distintos documentos que fuimos produciendo en las prácticas pedagógicas
que desarrollamos, tales como propuestas didácticas, planificaciones, memorias y
registros de los encuentros, evaluaciones realizadas por los participantes, materiales didácticos, etcétera. A su vez, recuperamos nuestra memoria colectiva sobre el
camino andado a partir de diferentes nudos problemáticos que nos inquietan sobre la práctica. Recuperamos los aportes de Oscar Jara (1994), quien afirma que
la sistematización es “aquella interpretación crítica de una o varias experiencias,
que a partir de su ordenamiento y reconstrucción, descubre o explicita la lógica
del proceso vivido, los factores que han intervenido en dicho proceso, cómo se
han relacionado entre sí, y por qué lo han hecho de ese modo”.
Creemos que si bien la ESyS es un campo en creciente desarrollo (tanto
en términos de las iniciativas que se reconocen como ESyS -urbanas y rurales-,
como de espacios de articulación entre las mismas, de políticas públicas dirigidas
hacia el sector y de reflexión teórica ante dichos procesos), encontramos que las
instancias de formación específicamente en ESyS son de desarrollo más incipiente y, con ello, las elaboraciones conceptuales sobre las mismas. Así, este trabajo de escritura colectiva persigue una doble intención: por un lado, compartir y
socializar con otros/as algunos aspectos de nuestro recorrido que puedan resultar
aportes para otros procesos y experiencias de formación en estas temáticas; y por
otro lado, revisar, problematizar y fortalecer nuestra propia experiencia como
formadores/as.
Nuestro recorrido como educadores/as en y desde la
ESyS
• Nosotras/os como educadores/as en y desde la ESyS
Somos un colectivo de trabajo interdisciplinario nacido en la Facultad de
Ciencias Sociales (UBA) en el año 2002; un momento particular de la Argentina
en el cual frente a la crisis de ciertas formas de organización social, económica,
política y cultural dominantes comenzamos a preguntarnos por nuevas formas
de pensamiento y acción, con el fin de reflexionar e intervenir en problemáticas
sociales vinculadas al trabajo y a nuevas formas emergentes de organización económica y productiva. Nuestro objetivo principal se orienta a construir y desarrollar estrategias colectivas para el fortalecimiento de las experiencias de la ESyS,
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
de la cual formamos parte. Uno de los ejes en los cuáles nos focalizamos es en la
formación, desde una perspectiva de educación popular, en y desde la temática.
Nuestro Colectivo está integrado por hombres y mujeres de entre 29 a 38
años, graduados/as universitarios de las carreras de Sociología, Relaciones del
Trabajo, Administración de Empresas y Economía de la Universidad de Buenos
Aires. Como trayectoria personal, cada uno de nosotros/as cuenta con experiencias laborales relacionadas con la formación de jóvenes y adultos en diferentes
contextos, instituciones y niveles: redes territoriales, organizaciones sociales y/o
comunitarias, movimientos y comunidades campesinas, bachilleratos populares,
cooperativas de producción y aprendizaje, asociaciones sindicales, centros de formación profesional, escuelas de nivel medio, institutos de formación docente
y técnica, universidades nacionales públicas y privadas y organismos estatales
nacionales.
Nos interesa mencionar este mestizaje de trayectorias laborales relacionadas
con la formación de jóvenes y adultos porque creemos que fue potenciador para
poder empezar desde ahí a diseñar, realizar y transitar las instancias de educación
en ESyS como colectivo. En un primer momento, estas instancias las fuimos
construyendo de forma “intuitiva” y colectiva, aprendiendo y desaprendiendo
de las prácticas que veníamos desarrollando individualmente como educadores/
as, y aquellas que habíamos vivido como estudiantes al transitar los diferentes
niveles educativos.
También con los años fuimos adquiriendo mayores herramientas teóricas y
prácticas en relación a la educación de jóvenes y adultos, y algunos/as de nosotros participamos en seminarios de formación de formadores en educación
popular. Otros/as realizamos profesorados en nivel medio y superior de nuestras
carreras de grado. Ambas formaciones nos pusieron en diálogo (o en tensión),
dándonos nuevas herramientas para problematizar gran parte de las prácticas que
veníamos realizando de forma “intuitiva”, y permitiéndonos reconocer aquellas
que nos fortalecían como colectivo de educadores/as en y desde la ESyS y aportaban para la construcción colectiva de conocimientos/ aprendizajes.
Sin desmerecer las instancias y experiencias de formación hasta aquí planteadas, creemos que el principal aprendizaje que hemos realizado como colectivo
y el motor de nuestro recorrido, ha sido el diálogo, el ida y vuelta de saberes,
entre los/as participantes de las instancias de formación que desarrollamos. Fue y
es ese diálogo, uno de los ejes principales que nos formó y desde el cual fuimos
construyendo y reconstruyendo nuestra propia pedagogía como “educadores/as
del Colectivo LaYunta”.
Otro eje fundamental en nuestra formación en la temática ha sido la participación activa en distintas experiencias de ESyS, principalmente en la Red de
Economía Solidaria “Tacurú” desde el año 2006, y de distintas ferias autogestivas
que se desarrollaron y desarrollan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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como fueron las Ferias del Bajo Flores, organizadas por la Red de Emprendimientos del Bajo Flores, y las Ferias del Encuentro, que desde el año 2007 se
realizan en el barrio de Caballito. Estos espacios de construcción colectiva en la
búsqueda de nuevas formas de practicar cotidianamente nuestra economía fueron y son fuente de aprendizaje constante para nosotros/as.
Por último, creemos que algo que nos define y construye como educadores/
as en y desde la ESyS se vincula con nuestra forma de organización, nuestras
relaciones, nuestro trabajo como colectivo, el cual se basa en la construcción colectiva, la autogestión, la autonomía, la participación, el respeto por la diversidad
y la horizontalidad. Estos son nuestros principios, a partir de los cuáles pensamos
y llevamos a cabo las propuestas educativas que desarrollamos.
• Por qué educadores/as en y desde la ESyS
Como colectivo de trabajo creemos que los grandes cambios sociales se nutren y construyen en el día a día de nuestras prácticas: desde los modos en que
nos relacionamos entre nosotros/as, con nuestro entorno y con la naturaleza; el
modo en que organizamos nuestro trabajo; cómo nos formamos; cómo producimos; cómo intercambiamos y cómo llevamos a cabo nuestras propias prácticas
de consumo y producción; entre otras.
En este sentido, partimos de la convicción de que el trabajo asociativo y
autogestionado es la semilla, la base, desde la cual podemos construir nuevas
relaciones económicas, sociales, políticas y culturales. Así, en los espacios educativos que desarrollamos y vivenciamos proponemos la autogestión y la construcción
colectiva como principios educativos. Esto implica construir nuestras prácticas educativas desde la concepción de “comunidad de aprendizaje”, considerando que el
proceso de enseñanza-aprendizaje es un espacio formativo para todos/as los/as
actores/as involucrados/as en el mismo, que implica responsabilidades compartidas. Por ello, sin desconocer ni querer diluir los roles de educador-educando
que se dan dentro de toda instancia de formación, creemos que éstos no son
estancos, sino que están en movimiento, pasando de ser educadores a educandos
y viceversa constantemente en la interacción y en el diálogo de saberes que se da
dentro de los espacios educativos que integramos. Parafraseando a Paulo Freire,
podemos sintetizarlo en “Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo.
Por eso, aprendemos siempre”.
Una comunidad de aprendizaje se presenta así como “una comunidad humana
organizada que construye y se involucra en un proyecto educativo y cultural propio, para
educarse a sí misma, a sus niños, jóvenes y adultos, en el marco de un esfuerzo endógeno,
cooperativo y solidario, basado en un diagnóstico no sólo de sus carencias sino, sobre todo,
de sus fortalezas para superar tales debilidades” (Torres, 2001).
Ahora bien, en función de lo hasta aquí planteado, nos parece importante
aclarar algunos puntos a nivel conceptual sobre nuestra concepción en torno
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
a la ESyS. Cuando hablamos de economía nos estamos refiriendo a las formas
en que hombres y mujeres nos organizamos para satisfacer nuestras necesidades
-tanto de tipo material (alimentación, vestimenta, vivienda, etc.) como no material (educación, ocio, culturales, etc.) de forma tal de poder garantizar la reproducción de la vida. A grandes rasgos, estamos hablando concretamente del modo
en que se produce y reproduce una sociedad a partir de prácticas de consumo,
producción, trabajo, intercambio y ahorro. Partimos de la idea de que toda economía es social, ya que no es dada por la naturaleza, sino que es producida por
hombres y mujeres en sociedad; es decir, es una producción colectiva e histórica,
cuyo reconocimiento es fundamental a la hora de desnaturalizar las relaciones
sociales que la comportan.
Desde el Colectivo LaYunta, entendemos que la economía social y solidaria
está conformada por el conjunto de prácticas autogestivas laborales, productivas,
de intercambio, ahorro y de consumo que, a diferencia de la economía capitalista,
no tienen como fin la maximización de ganancias sino que persiguen el objetivo de la reproducción ampliada de la vida y la mejora en la calidad de vida de
todos/as, en base a los valores de solidaridad, cooperación, justicia y un vínculo
recíproco con la naturaleza. Nos parece importante hacer énfasis en el carácter
socializante de la ESyS, que se propone como otro modo posible de organizar la
sociedad promoviendo la autogestión, la solidaridad, la ayuda mutua, la toma de
decisiones compartidas, la propiedad colectiva de los medios de producción, la
distribución equitativa de los ingresos, a partir del trabajo colectivo y autogestivo.
El surgimiento y expansión de muchas de estas prácticas aportaron a que,
desde hace ya varios años, comenzara a instalarse la idea de que “otro mundo” y
“otra economía” es posible131, resistiendo y cuestionando las concepciones hegemónicas en torno a lo económico y las relaciones de poder dominantes. En
tal sentido, la ESyS como búsqueda conceptual y práctica recupera (y reinventa)
viejas luchas y experiencias (mutualismo, cooperativismo, comunidades autónomas, autogestión, etc.) abriendo todo un abanico de posibilidades en torno a
la gestación de nuevos modos de organización de la vida individual y colectiva,
tendiendo a la construcción de una “otra” sociabilidad. Así, se contrapone a la actual racionalidad económica capitalista de tipo individualista, para demostrar que
se puede producir una/otra práctica y racionalidad económica de tipo solidaria.
Por ello nos parece fundamental repensar los espacios educativos y de formación
en tanto espacios de transformación social, donde poder crear herramientas para
cuestionar las relaciones dominantes, así como pensar y construir otras sociabilidades y otra economía.
131. Esta consigna surge a partir de encuentros y Foros Sociales Mundiales y latinoamericanos,
que permitieron la visibilidad y el reconocimiento mutuo entre diferentes experiencias de resistencia
social que se venían generando.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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• Sistematización pedagógica de nuestras prácticas educativas
El enfoque pedagógico que nos orienta recupera aspectos de la tradición
de la educación popular, como ser la apuesta por la construcción de un vínculo
dialógico entre educadores y educandos, en dónde entran en juego distintos
saberes para ampliar la “lectura del mundo” y configurar opciones para su transformación (Freire, 2008).
Por otro lado, un eje central de nuestras prácticas lo constituye el trabajo colectivo: los momentos de planificación, seguimiento y evaluación de las propuestas educativas se debaten y construyen conjuntamente entre todos los integrantes
del colectivo LaYunta. Esto luego se lleva a la práctica a partir del trabajo en pareja o tríada pedagógica. Esto quiere decir, que cada taller, clase, encuentro, etc. que
realizamos tratamos de llevarlo a cabo entre dos o más compañeros/as. Asimismo,
en las experiencias que involucran más de un encuentro, generalmente se da
una rotación entre los integrantes del colectivo, tratando de garantizar que haya
continuidad de al menos un compañero/a entre los mismos. Creemos que esto es
posible por lo antes dicho: las propuestas educativas se construyen, se debaten y
se reflexionan conjuntamente entre todos los integrantes del colectivo LaYunta.
Otro punto central es que, en la mayoría de los casos, a pesar de las diferentes modalidades utilizadas (talleres, clases, mesas, encuentros), la metodología
didáctica asume la forma de “taller”. Consideramos “taller” a los espacios de
formación donde el trabajo se realiza en forma colectiva entre todos/as los que
forman parte del espacio y se garantiza el diálogo y una reflexión dialéctica práctica-teória-práctica entre las/os participantes del mismo. Todos los talleres que
realizamos persiguen siempre un objetivo común vinculado a poner en diálogo
las propias prácticas con los conceptos teóricos trabajados.
Un cuarto punto central se vincula con la organización del “espacio áulico”
de modo tal de ubicarnos en círculo, conformándose así círculos de trabajo.
Cabe mencionar que el trabajo desde la metodología y el enfoque de “taller
de formación” requieren de diferentes momentos. Por un lado, el momento de
planificación y diseño donde analizamos y relevamos información sobre quiénes
serán los actores que participarán de las instancias de formación, indagando principalmente sobre: edades, trayectorias laborales, estudios previos, participación
en organizaciones sociales y/o comunitarias, vínculo con la Economía Social y
Solidaria. A partir de esta información pensamos y reflexionamos los objetivos y
los contenidos de la propuesta que llevaremos adelante.
La propuesta final la ponemos en diálogo con los estudiantes en el primer
encuentro de trabajo: es decir, realizamos un breve diagnóstico sobre cuáles son
las necesidades y las expectativas que traen en relación al espacio de formación.
Así, presentamos nuestra propuesta y la reformulamos en base a este diagnóstico
realizado en forma conjunta, rediseñada en función de los aportes, necesidades y
expectativas relevadas.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Esta actividad creemos que es central para el desarrollo de las instancias
de formación, ya que ubica al estudiante en un lugar activo, partiendo de una
pregunta básica como ser sobre qué temáticas se quiere formar y qué espera de
dicho espacio de formación. Muchas veces esta actividad de diagnóstico genera
cierta resistencia inicial, ya que los/as estudiantes no están acostumbrados a que
se les pregunte qué quieren y/o suelen pensar que su saber no tiene validez. Esta
situación se va transformando al visualizar que su opinión tiene incidencia en la
definición posterior en torno a los contenidos que se van a abordar. Es importante para esto poder manejar un equilibrio entre las expectativas “tradicionales”
de los “alumnos” por aprender y la construcción participativa de este espacio y
proceso de enseñanza-aprendizaje.
Continuando con los momentos que componen nuestro trabajo en taller,
cabe mencionar que siempre comenzamos los talleres con una ronda de presentación con el objetivo de (re)conocernos, de saber quiénes somos los que vamos
a compartir el espacio de formación. Así se da una presentación de los educandos
centrada en su propia experiencia y una presentación como educadores a partir
de nuestro recorrido. En general, las dinámicas de presentación utilizadas apuntan a que ese momento no sea sólo una mera presentación descriptiva, sino que
involucre el cuerpo, el movimiento, las sensaciones, los sentimientos, etc. Según
la cantidad de participantes hemos utilizado diferentes dinámicas, como ser: presentaciones actuadas, presentación cruzada, la tela araña, presentación a partir de
ejes, entre otras.
Asimismo, los talleres cuentan con diferentes instancias que a continuación
describimos, que no necesariamente se dan en dicho orden.
El trabajo sobre las temáticas y conceptos que se abordan parte de la recuperación de saberes previos de los estudiantes, a partir de preguntas disparadoras o
actividades que van permitiendo que se escuchen los diversos saberes que traen
de sus trayectorias e historias de vida. Los mismos son registrados en papelógrafos
conformándose así una primera aproximación al tema, la cual comienza a ser
problematizada, ordenada y sistematizada. Algunas dinámicas que hemos utilizado para este momento son: historias de vida, lluvia de ideas, construcción de
líneas de tiempo, elaboración de árboles del trabajo familiar (en grupos)/ árbol
de problemas, dibujos, entre otras. En algunos casos estas actividades se realizan
entre sub-grupos y otras con la totalidad de los estudiantes.
Estas actividades dan lugar a que se desnaturalicen los conceptos y que las
problemáticas puedan ser dimensionadas como parte de procesos y contextos
históricos. Así mismo, la recuperación de saberes supone un rol activo de los/
as estudiantes, partiéndose de su experiencia como puntapié para la reflexión
teórica.
Otra modalidad que acompaña los talleres es el trabajo en pequeños grupos.
Las actividades grupales tienen el objetivo de que los estudiantes se conozcan en
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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mayor profundidad, intercambien experiencias y puedan realizar alguna producción colectiva socializando conocimientos. La división de grupos por lo general
se realiza con alguna dinámica, buscando que los grupos tengan una composición heterogénea en cuanto a edades, pertenencia a organizaciones de la ESyS
y/o se realiza la división ajustada según el fin de la actividad a realizar. El trabajo
en pequeños grupos propicia la circulación de la palabra y que la producción del
conocimiento se realice de manera colectiva.
A partir de los saberes previos y del trabajo conceptual de los estudiantes se
propone una instancia de reflexión crítica (en forma colectiva o en sub-grupos)
a fin de poder problematizar la construcción realizada hasta el momento. Para
ello utilizamos diferentes dinámicas de trabajo: ”barómetro de ideas”, juegos de
roles, mapeos de actores, de recursos, etc., árbol de problemas, “juego del capitalismo”, entre otros. Cabe aclarar que suelen ser actividades que implican “poner
en juego” el cuerpo, las emociones, lo lúdico, practicando así una experiencia
educativa que mueve los parámetros establecidos por la “educación bancaria”
(Freire, 2008).
Otra instancia, es la de conceptualización de lo trabajado en el taller, coordinada desde el equipo de educadores con una lógica inductiva, que pone en diálogo constante con los saberes previos, las producciones grupales y los registros
realizados por los/as educandos durante el taller. Estas conceptualizaciones, por
lo general, quedan registradas en papelógrafos, lo que permite tener un registro
de la formación, sintetizando las diferentes producciones realizadas, pudiendo ser
retomado y retrabajado en los encuentros subsiguientes.
Otra instancia corresponde a la “tarea”, lo que se llevan para seguir trabajando. Muchas veces se entrega a los estudiantes alguna consigna con el objetivo
de que pueda repensar fuera del espacio áulico aquellos saberes y experiencias
vivenciadas en el taller. En el caso de estudiantes que son miembros de organizaciones, las tareas tienen el fin de que lo vivido pueda ser compartido y socializado en las organizaciones, siendo el estudiante el que transmita el conocimiento y
lo ponga en diálogo en el territorio. En el caso de estudiantes que no pertenecen
a organizaciones las tareas tienen el objetivo de repensar sus propias prácticas
cotidianas, por ejemplo, como trabajador/a, consumidor/a, etc.
Luego de los talleres se da un momento de registro y sistematización de lo
trabajado, lo cual luego es compartido y entregado a todos/as los/as que participaron del proceso; actividad a cargo del equipo educador. En las últimas experiencias estamos utilizando la herramienta de memoria de los encuentros, la cual
es realizada por los educandos (se va rotando el responsable en cada encuentro).
Así mismo, podemos mencionar el momento de búsqueda de materiales
bibliográficos y/o audiovisuales necesarios, como material pedagógico y bibliografía soporte. En algunos casos utilizamos bibliografía y/o producciones académicas de los autores referentes en la temática abordada, y en otros casos produci152 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
mos colectivamente los textos, ya que en algunas temáticas, se dificulta disponer
de materiales que asuman una mirada desde la economía social y solidaria y la
autogestión.
A manera de síntesis, en los espacios educativos y de formación fomentamos
y promovemos la participación activa, la valoración y circulación de la palabra,
la recuperación de saberes previos, la escucha, el respeto y el diálogo entre las
diversas experiencias, el compartir las trayectorias y definiciones políticas; y la
problematización constante a través de la “re-pregunta”.
• Ejes temáticos trabajados en las propuestas de formación
Nos interesa dar cuenta de los principales ejes temáticos referidos a la ESyS
trabajados en las propuestas de formación. Para ello, nos basamos especialmente
en los encuentros de capacitación destinados a miembros de organizaciones sociales que realizamos anualmente con una frecuencia semanal a lo largo de dos
meses132.
A lo largo de los encuentros vamos desarrollando una secuencia de temas
referidos a la ESyS que combinan contenidos más teóricos, relativos a los conceptos más generales que definen este campo, y contenidos más concretos, referidos a las distintas áreas que caracterizan las experiencias de ESyS (Colectivo
LaYunta, 2007). Al respecto cabe mencionar que, en distintas ocasiones, los participantes de los talleres se acercan motivados por resolver cuestiones “técnicas”
u operativas inmediatas, referidas a sus realidades concretas, por lo que constituye una primer tarea docente buscar abordar las principales definiciones más
teóricas y generar instancias de enmarque y problematización de los horizontes
más amplios a los que apunta la ESyS. Los contenidos se abordan anclándolos
permanentemente en las experiencias concretas de los participantes, dado que
buscamos ofrecer un marco desde el cual ampliar la reflexión crítica sobre las
propias prácticas para fortalecerlas.
Como ya mencionamos, nos proponemos en los encuentros la construcción
colectiva de conocimientos, mediante el diálogo entre los saberes de las distintas
organizaciones y los saberes que aportamos como coordinadores de los talleres.
A partir de este diálogo buscamos conceptualizar en términos más teóricos los
saberes que se construyen a partir de las experiencias y aportes que surgen en
el taller. Es decir, partimos de recuperar el recorrido de las organizaciones para
problematizarlo.
132. Parte de esta sistematización se basa en nuestra experiencia como educadores en ESyS en
el marco del Programa de Capacitación y Fortalecimiento a Organizaciones Sociales y Comunitarias
(PCOC) de la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Sociales- UBA desde el 2002
a la fecha.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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En los primeros encuentros buscamos desnaturalizar y construir colectivamente nociones teóricas generales, por un lado, acerca de qué entendemos
por economía, cuáles son las actividades que la componen y quiénes saben de
economía; luego, profundizamos en las perspectivas y prácticas particulares que
conforman la ESyS. Todo esto tratando de precisar, caracterizar y vincularlo con
los contextos históricos.
En los talleres apuntamos a diferenciar las practicas económicas autogestivas
de aquellas de la lógica capitalista a partir de algunos ejes: los fines, el vínculo con
la satisfacción de necesidades y las consecuencias de ambas prácticas económicas,
el papel del trabajo, la toma de decisiones, los valores que orientan las prácticas
económicas, los principales actores que las desarrollan, etc. Una vez realizada
esta tarea de distinción analítica, nos planteamos caracterizar ambas prácticas de
modo no dicotómico, dado que la realidad suele ser compleja y, en la práctica,
las iniciativas que podríamos caracterizar como de la ESyS, presentan contradictoriamente rasgos de la economía capitalista (como ser, sostener al interior
de un emprendimiento toma de decisiones colectivas y vínculos de solidaridad
y cooperación, pero en términos de comercialización, basarse en las pautas del
mercado y la competencia para garantizar la sustentabilidad).
Luego de la problematización de las nociones que estructuran la ESyS, enfocamos los talleres en aspectos específicos referidos a la organización interna de las
experiencias productivas que están llevando a cabo. Así, desde el Colectivo venimos proponiendo a las organizaciones cuatro ejes desde los cuáles reflexionar sobre sus prácticas: i) trabajo autogestivo y grupo, ii) producción, iii) administración
y iv) comercialización. Analizamos cada una de estas áreas mediante distintos
ejercicios grupales que suponen, en el caso de participantes que ya intervienen
en alguna iniciativa, poner en discusión con otros los propios desarrollos como
organización. En el caso de los participantes que se acercan con la intención de
organizar una iniciativa productiva autogestiva, implica dar herramientas para
empezar a pensarlo/formularlo.
Respecto de lo trabajado en los talleres en torno al eje “grupo”, nos interesa
rescatar que no es un aspecto que suelan mencionar o prestar especial atención,
sino que recién es visualizada a partir de la reflexión propuesta en los talleres, que
por nuestra parte consideramos central por constituir ésta la base que estructura
una iniciativa asociativa.
A modo de reflexiones finales para seguir caminando
Para concluir, este comienzo de sistematización colectiva, nos interesa identificar los principales desafíos que encontramos como Colectivo LaYunta en
nuestras prácticas educativas como educadores/as en y desde la ESyS.
Uno de los desafíos principales que encontramos en el proceso de construc154 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
ción colectiva de conocimientos tiene que ver con la complejidad del proceso de
construcción conceptual desde la ESyS, ya que nos encontramos con contenidos
que requieren en muchos casos ser desnaturalizados, analizados y reconstruidos a
partir de las propias prácticas y las lógicas propias de las experiencias de la ESyS.
Conceptos tales como economía, trabajo, Estado, territorio, solidaridad, autogestión, gestión, administración, actor social, mercado, entre otros, que deben ser resignificados, reenmarcados teóricamente en trayectorias apropiadas para las propuestas que estamos queriendo construir. En muchos casos este proceso genera
resistencias por partes de los estudiantes, y requiere el aprendizaje de descentrarse
de una mirada economicista y poder pensarlos en claves de economía social y
solidaria, así como poner de relieve la dimensión histórica, social y política de las
instituciones vigentes.
Como educadores/as en ESyS también enfrentamos la dificultad de poder
distanciarnos de los parámetros de la economía clásica y las miradas economicistas dominantes, así como contar con y formular herramientas conceptuales y pedagógicas adecuadas. Encontramos que la ESyS no sólo es un saber en construcción, sino también “en resistencia”, que presenta miradas contra-hegemónicas
acerca de las prácticas económicas dominantes.
Otra dificultad que enfrentamos en los procesos de enseñanza-aprendizaje
refiere a la posibilidad de lograr problematizar los recorridos de los estudiantes,
de modo que partiendo de la experiencia de ellos mismos, no nos quedemos
sólo en el relato anecdótico, sino que éste nos permita complejizar la comprensión de la experiencia vívida, con la finalidad de conceptualizar inductivamente,
es decir, en términos de experiencias que puedan asociarse o construir relatos
problematizadores.
Una discusión emergente en los grupos, particularmente en nuestras primeras experiencias pedagógicas, estuvo dada por el interrogante acerca de la
perspectiva política que se construye en torno a las experiencias económicas
autogestivas: ¿se las concibe sólo como “parches”, especialmente para momentos de crisis y/o desocupación, o también pueden ser pensadas y practicadas
como alternativas a la economía capitalista? Desafío que creemos se vincula con
la importancia de madurar otra sociabilidad (en términos sociales, culturales,
políticos, económicos y subjetivos) para fortalecer el campo de la ESyS. Una
experiencia potente en este sentido ha sido invitar a los encuentros a compañeros/as de diversas iniciativas del campo de la ESyS (empresas recuperadas,
emprendimientos de espacios asamblearios, organizaciones campesinas, cooperativas de trabajo barrial, etc.) que han transitado distintos recorridos. El intercambio de los logros y las dificultades que atraviesan compañeros/as de otros
espacios constituye un aporte importante para la formación, que en la mayoría
de los casos ha permitido a los estudiantes re-significar el propio desarrollo y
horizonte como organización.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 155
Por otro lado, encontramos el desafío de llevar a cabo estas propuestas pedagógicas en instituciones de educación formal (universidad, centros de formación
profesional, etc.), ya que en muchos casos ponen en tensión normativas y culturas institucionales, las cuales se contraponen a la educación popular y la forma en
la que llevamos adelante los talleres en un en y desde la ESyS.
Creemos que las redes juegan un rol fundamental en estas construcciones
de enseñanza-aprendizaje para fortalecerlas y enfrentar estos desafíos. No sólo a
nivel de articulación de las experiencias de ESyS sino también como equipo de
educadores/as tenemos el desafío de poder generar encuentros que nos permitan
poner el diálogo y reflexionar sobre nuestra práctica y nos permita la construcción de nuevas sociabilidades dentro del ámbito educativo formal e informal.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
¿Otro mundo posible?
Cuestión de Lógicas
Laura Collin Harguindeguy133
El contexto: las llamadas de alerta
En otras ocasiones hemos insistido sobre el carácter sistémico de la crisis en
tanto comprende al menos cinco dimensiones: económica-financiera, del trabajo,
energética y ambiental, alimentaria, y cultural (Collin, 2009; Bartra, 2009) por
lo que puede ser catalogada como una crisis civilizatoria (Arruda, 2004, Peón,
2008). En esta ocasión queremos resaltar que las argumentaciones no provienen
solo de los estudiosos del cambio social, sino desde diferentes ramas disciplinarias,
que con lenguajes y abordajes disimiles tienden a coincidir en críticas y búsquedas. De manera frecuente los foros alternativos congregan tanto a biólogos y
agrónomos, como economistas, sociólogos o antropólogos. Desde varias perspectivas y miradas se apela a la necesidad –más que de un cambio de personas, clases
o inclusive modelos–, de un cambio en la lógica que orienta la producción, la
circulación y el consumo. La diferencia resulta sustantiva pues desde que el pensamiento moderno se volvió hegemónico la visión evolucionista del desarrollo
creciente, reflejada en la lógica de la reproducción ampliada del capital, de la
supremacía del hombre sobre la naturaleza así como de la capacidad humana para
transformar la realidad a su antojo ha sido común en modelos supuestamente
antagónicos como el capitalismo –liberal o no– y el socialismo (Touraine, 2000;
Morin, 1995). Hoy se comienza a cuestionar tal paradigma en la búsqueda de
formas de producir y consumir menos destructivas tanto de la naturaleza como
de las capacidades de los seres humanos.
133. El Colegio de Tlaxcala A.C
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 157
Desde las Ciencias ambientales
Desde el campo de la ecología el impacto del cambio climático y la posibilidad del colapso, de ser objeto de burla cuando hace años se presentara ante el
Club de Roma (Meadows, 2006), se ha convertido en lugar común para iniciados y neófitos, reconocida inclusive por neoliberales recalcitrantes, solo que las
coincidencias no pasan del nivel constatativo. En el plano de las soluciones no
pasan de la necesidad de disminuir los gases efecto invernadero (protocolo de
Kioto, 1997) y de reciclar. Hasta allí los acuerdos pues las medidas oscilan desde
las francamente reformistas como la idea de incorporar al costo de producción
las llamadas externalidades134 (Moreno-Jimenez, 1995), o los pagos compensatorios (Gómez-Baggethun, 2010), mientras que en relación con la población se
proponen campañas de ahorro energético o de reciclado. Más recientemente se
ha revivido el tema de las fuentes energéticas alternativas (Sempere, 2007), siendo
suspicaz se puede presumir que atrás del cambio tecnológico, más que conciencia
ecológica se encuentra la constatación del fin del petróleo (Roberts, 2004).
Una perspectiva más analítica demuestra que el acceso generalizado al desarrollo constituye una gran falacia. Al incorporar el cálculo de la llamada huella
ecológica (Mosangini, 2008; Carpintero, 2005) se comprueba que para mantener el ritmo de consumo energético y de bienes de un norteamericano medio
hacen falta 5.33 planetas tierra y para un europeo 3 (Shirai, 2008), sobrecarga
que es compensada por el escaso gasto energético de los países “poco desarrollados”. Incorporar al desarrollo (en tanto modelo de consumo de bienes y
consumo energético) al resto de la humanidad sería suicida. Así para mantener
el ritmo de bienestar de unos, el de los otros debe permanecer deprimido. El
reconocimiento de las leyes de la entropía (Georgescu-Roegen, 1971), supone
la aceptación de que todos los sistemas tienden a la destrucción la cuestión consiste en cuando se produce: si se incrementa el gasto energético o la extracción
más pronto se consume el recurso; contrariamente los esquemas que tienden al
equilibrio ganan tiempo en el proceso de deterioro. Medidas como los bonos
compensatorios, de ahorro energético, etc., no constituyen más que paliativos,
la posible solución equitativa y democrática sería bajar el consumo energético
de toda la población, sobre todo de los que tienen un alto consumo energético
recurriendo casi exclusivamente a recursos renovables (Mosangini, 2008), tecnologías apropiadas y apropiables, modelos energéticos de baja entropía (Marcellesi,
2008), es decir de mayor equilibrio con la naturaleza. La inequitativa sería man-
134. El pago de las externalidades supone incorporar al costo de los productos el costo ambiental
de la producción, tanto por los insumos que implican, no solo los que incorporan sino los necesarios
para su producción, como los subproductos de la producción los desechos, la contaminación de
agua y aire, entre otros.
158 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
tener el excesivo consumo de una minoría, manteniendo deprimido el de las
mayorías, que es la situación que prevalece; mientras que la solución autoritaria
sería la eugenesia masiva, pronosticada por Malthus, y que gana cada día más
adeptos (Kerschner, 2008).
Contradiciendo abiertamente los planteamientos desarrollistas en cuanto a
las ventajas de la especialización y la producción a gran escala, desde la biología
se demuestra como la producción “a escala”135 no solo no es más eficiente, sino
por el contrario destructiva y peligrosa. La implantación de monocultivos ha
incidido en la destrucción de valiosa biodiversidad, provocando en las regiones
la perdida de potencial productivo (Leff, 1994), el aumento de vulnerabilidad
local y de ecosistemas (Boegue, 2008; Toledo, 1985), desorganiza ecosistemas y
formas productivas autóctonas. En sentido contrario también se ha demostrado
que la diversificación resulta más productiva que la explotación escala136, que
además es peligrosa: cuando se traspasa un umbral, los riesgos se magnifican137
(Davies, 2005).
Desde las Ciencias Económicas
El análisis de los fenómenos económicos evidencia, entre otras cosas como
efectos más urticantes y problemáticos de 30 años de neoliberalismo, las crisis
recurrentes, el desempleo como pandemia, y el incremento innegable de la pobreza. El sector financiero se ha convertido en un casino global (Amitai, 2009),
cuyos resultados fueron minimizados mientras afectaban a las periferias (efecto
tequila, tango y dragón), pero indudables desde 2009 cuando alcanzaron a los
países centrales. Parte distinguida de los economistas admite que las recetas del
Consenso de Washington (Williamson, 1999) (Bustelo, 2003) fueron negativas
para la mayoría de los países donde fueron aplicadas (Kruggman, 2002; Stiglitz,
1998, 2002), pero tambien que la desregulación implicita en las politicas neoliberales conduce inevitablemente a la especulación, las crisis aparece como la
versión epidémica del modelo, el desempleo constituye su problema endémico.
No solo Riffkin (1996) anuncia el fin del trabajo o de manera más prudente
135. Al suprimir el adjetivo gran y mencionar la escala como sinónimo de mucho o grande se naturaliza y supone que la única escala deseable es la grande, de esta manera se descarta la posibilidad
de la pequeña escala, o se la estigmatiza como negativa.
136. Mientras un minifundio manejado bajo la forma de sistema productivo (con diversidad de
especies animales y vegetales) alcanza para el sustento de una familia, el ingreso resultante de la
venta de un solo producto, cultivado de manera intensiva en la misma superficie, no genera el dinero
suficiente para su sustento.
137. Davies (2005) publica antes de la pandemia un libro denominado el monstruo toca a nuestra
puerta, en la que menciona las varias señales de alerta desestimadas sobre los riesgos de la producción a gran escala en tanto la excesiva concentración de animales es caldo de cultivo para la
rápida mutación de los virus.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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el fin de sociedad salarial (Castel, 1998), también se observa la precarización de
las condiciones de trabajo tanto en la disminución neta de ingresos y de prestaciones (Kliksberg, 1999), como el incremento de las horas trabajadas (Sotelo,
2003). El incumplimiento de la promesa moderna de obtener un ingreso que
permita el acceso a los satisfactores, redunda en la exclusión de millones de trabajadores sin trabajo138 y por tanto sin ingresos. Es la exclusión y no una supuesta
epidemia de criminalidad la que orilla a los trabajadores sin empleo a la informatización y a otros a la criminalidad. Ante la desaparición creciente de puestos
de trabajo y en sentido inverso el incremento exponencial de las mercancías
ofertadas se señala que el sujeto de la posmodernidad no es ya el trabajador sino
el consumidor (Bauman, 2003), con la contradicción intrínseca de la exclusión
del consumo de quienes carecen de ingresos. Que las personas cuenten con un
“trabajo” remunerador, condición de acceso a los bienes necesarios para su sobrevivencia, constituye uno de los problemas a los que el capitalismo neoliberal
no tiene forma de responder. Aunque se pretenda lanzar cortinas de humo como
el posible tránsito al sector servicios (Lash, 1998), o folklóricas como la “changarización” de Fox, el fantasma del desempleo recorre el mundo, tendencia que
se intenta contrarrestar con la distribución de subsidios mediante las llamadas
políticas sociales focalizadas o propuestas más audaces como la de la Renta Básica
Universal (Domenech, 2007;Yanes, 2007).
Sin embargo, cuando se llega al nivel de las explicaciones si bien resulta
frecuente recurrir a la teoría marxista de las crisis de sobreproducción y sobre
acumulación (Arrighi, 1999); (Beinstein, 2009) y la intrínseca tendencia a la
concentración monopólica (Amin, 2003) o a explicar el viraje del estado de
bienestar al neoliberal en la necesidad del capital de recuperar la tasa de ganancia
(Márquez-Covarrubias, 2011)(Husson, 2008) es en el campo de las opciones
donde las posiciones se dividen. La regulación de los mercados y de las actividades financieras es reclamada tanto por notorios políticos, como en motivo de
análisis académico (Kruggman, 2002) (Krugman, 2012) (Stiglitz J. , 2002), un
número menor de analistas y políticos reivindican la necesidad de la intervención
estatal para reconstruir el mercado interno (Chavez, 2007) (Navarro & Garzon,
2011)y sobre todo recuperar la soberanía alimentaria (Barkin, 2003; (RodriguezGomez, 2007). La propuesta del regreso a medidas intervencionistas parecería
revivir la tendencia al doble movimiento a la que hacía referencia Polanyi, donde
a la autorregulación sigue la tendencia al control para subsanar las desviaciones
del mercado.139
138. Los llamados piqueteros en Argentina se denominan a sí mismos trabajadores sin empleo,
pues se niegan a perder la condición de trabajadores y por tanto su identidad (Bordegaray, 2007)
139. La XII Reunión de la Society for de advance of Socio Economics se dedicó al análisis de la
obra de Polanyi, muchas de las ponencias se preguntaban sobre la posibilidad de un nuevo ciclo
160 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Tal vez menos, pero en forma creciente, aparecen las voces de quienes plantean rever la lógica misma de la reproducción ampliada del capital y por tanto
la necesidad de reducir la escala de producción. Esta tercera vertiente abre la
posibilidad al reconocimiento de la existencia de otras lógicas productivas, tendencia que aun no alcanza a encontrar un nombre unívoco . Nuevos conceptos
como el posdesarrollo (Escobar, 2005), economía ecológica (Alier, 2001); de
economía solidaria (Razeto, 1988); economía del trabajo (Coraggio, 2003, 2009),
Economía Política institucionalista (Caille, 2008), o la idea del descrecimiento
(Latouche, 2009).
Cada una con sus particularidades, coinciden en ciertos aspectos como el
cuestionamiento al supuesto cálculo racional para incorporar nociones que revaloran la subjetividad y la cultura, debaten la existencia de una sola lógica económica y en consecuencia de una sola Teoría Económica, para reconocer que
tanto los motivos que subyacen al comportamiento económico, como las formas
de interpretarlos varían y pueden modificarse. Las nuevas corrientes del pensamiento económico retoman como referencia a antropólogos económicos que
dataron prácticas no occidentales o previas a la modernidad occidental, también
comienzan a observar las prácticas campesinas y de la economía popular sin la
mirada descalificatoria de la superioridad del desarrollado ante el atrasado. En
este contexto de manera recurrente se recupera a Polanyi (2006), pero también
connotados economistas citan la teoría del “don” de Mauss (1979), el concepto
de Unidad Doméstica de Meillasoux (1977) o los estudios de economía campesina de Chayanov (1966), para recuperar la lógica de la reproducción social
como alternativa a la de reproducción ampliada del capital. Coraggio, por ejemplo acuña el concepto de reproducción social ampliada (2009), mientras que
Hinkalamert y Mora (2008 y 2009) proponen el de racionalidad reproductiva.
Desde las ciencias humanas y de la conducta
A las condiciones objetivas: concentración de riqueza especulativa, incapacidad para generar trabajo para todos y la tendencia destructiva hacia la naturaleza
se suman las subjetivas: el supuesto bienestar en realidad provoca malestar: quienes tienen mejores índices de bienestar reflejan mayor malestar (Arruda, 2004).
Desde las ciencias sociales se advierte la existencia de un problema mayúsculo
en la pérdida de sentido de la existencia (Auge, 1998, 2004; Baudrillard, 1992;
Bauman, 2005, Bell 2007), derivado de la casi exclusiva valorización del dinero
como medida del éxito, el hedonismo y el narcisismo imperantes. La lógica de
la reproducción ampliada trasladada al consumo provoca el consumismo y el
regulatorio, o interventor.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 161
consumismo constituye una actitud adictiva, habitus que se traslada a otros ámbitos: el consumo de drogas, el consumo de pornografía (Baudrillard, 2004) y
finalmente el de la violencia misma.
En busca de las causas
Desde las diferentes disciplinas se constata la inadecuación del modelo económico que está llevando al mundo al borde del colapso. La variante neoliberal
ha agudizado las fallas del sistema llevando la concentración de la riqueza a límites no imaginables, por un lado e incrementando la exclusión a niveles alarmantes, sin embargo las contradicciones no se limitan a esta variante, son intrínsecas
al modelo de reproducción ampliada del capital: El modelo ha demostrado no
ser eficiente, pues es incapaz de generar trabajo remunerador para todos, produce
excesivas mercancías que están convirtiendo a la tierra en un gran basurero y es
depredador de recursos naturales.
Marx y los anarquistas intuyeron que el problema de la concentración de la
riqueza se encontraba en la propiedad privada de los medios de producción y
abogaron por su socialización a través de la colectivización. Žižek, sostiene que
solo vieron el síntoma, no el trauma (Žižek, 2003), no la causa lógica que lleva a
la concentración.Yo diría que no vieron la lógica, que conduce a la acumulación
y esta es la lógica de la reproducción ampliada del capital. Los economistas neoclásicos intentan explicar esta lógica recurriendo al concepto de maximización,
y parten de la premisa en cuanto a la existencia de bienes escasos y fines alternativos, formulaciones que traducidas al lenguaje común y corriente la maximización implica producir mas con menos, con el fin de obtener mayor ganancia y
acumular, para volver a invertirla y lograr producir otra vez mas con menos, para
seguir acumulando.
Ahí entra el supuesto espíritu economizador del hommo aeconomicus lo
llevará a gastar menos o pagar menos por los insumos, menos por el trabajo, y así
aprovechar al máximo la capacidad instalada de los bienes de capital. En dos palabras por su naturaleza ahorradora el hommo aeconomicus, es depredador y explotador. El ahorro en insumos no solo refiere a las políticas de desperdicio cero,
sino también casi inevitablemente, a la depredación de los recursos naturales. En
ese sentido cuando se incorpora la idea de la sustentabilidad, generalmente se
trata de un discurso huero, vacío o de esquizofrenia, muy pocas son las empresas
que contemplan el cuidado de los recursos y de las medidas de salvaguarda generalmente se implantan por presión de la sociedad y con suerte transformado
en norma/sanción por parte de la autoridad. La situación en relación con los
insumos se repite en todas o casi todas las esferas: para ahorrar en los costos de
producción, mientras menos se pague por el trabajo, mejor. La reducción del costo del trabajo puede recurrir al menor salario ya por migración de las empresas
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
(a zonas sin regulación del trabajo, ni tradición sindical (Zibechi, 2006) o a las
medidas de desregulación del trabajo (en México las llamadas reformas estructurales) justificadas en la “necesidad” de incrementar la competitividad y atraer la
inversión extranjera directa (IED) que traducido quiere decir, pagar menos por
el trabajo.
Cuando no pueden pagar menos, por la existencia de leyes laborales se recurre al incremento de la productividad hombre, producir más en el mismo
tiempo, que se acompaña con la sustitución de trabajo humano por máquinas, la
robotización del trabajo (Castells, 1999) (Coriat, 1990). En proporción directa
con el incremento de la productividad disminuye la demanda de trabajo y el
resultado es el incremento del desempleo que se observa en la actualidad. Pero
aun empleando menos trabajadores los incrementos de la producción se mantienen arrojando al mercado cantidades crecientes de mercancías, que alguien debe
consumir.
Por eso Bauman sostiene que con la posmodernidad ha cambiado el sujeto
social, que ha dejado de ser el trabajador industrial, sustituido por el consumidor.
Para que las empresas no paren de producir, requieren de consumidores voraces,
gente que no pare de consumir, gente indisciplinada, un adicto.
Es un círculo vicioso, las empresas para ser competitivas y exitosas deben
producir más con menos. Y si producen más, deben incrementar las ventas para
colocar lo que producen, por tanto necesitan expandirse, disputar otros mercados, pero también estimular el consumo convenciendo o forzando a renovar
los actos de consumo. Se convence publicitando nuevos modelos y nuevas funciones, aplicaciones, estimulando las representaciones de status, de figuración, se
fuerza a comprar con la obsolescencia programada: productos de vida limitada
o componentes de productos que se deben sustituir como los acumuladores de
los automóviles. La gran contradicción es que en la medida que las empresas
se expanden, crecen, destruyen a otras, anulan capacidades productivas, asesinan
empleos y fuentes de trabajo disminuyendo el número de consumidores potenciales, por eso, cada tanto, requieren de destrucciones cuasi rituales de bienes para
seguir produciendo.
La lógica de la reproducción ampliada es en realidad completamente ilógica,
no se produce para satisfacer las necesidades humanas, sino que se produce para
producir y para permitir la reproducción del capital, y su acumulación.
La lógica de la reproducción ampliada del capital, que implican el crecimiento constante de la producción, la competencia-guerra por los mercados, y
su justificación ideológica con el tema del desarrollo −antes progreso−, constituyen una revolución y una transformación relativamente reciente, de hace
solo 200 años, en los cuales se trastocaron todos los valores. Fue tan avasalladora
que imbuyó de su espíritu al modelo que pretendía desplazar al capitalismo: el
socialismo que pretendió producir en función de las necesidades, copió la lógica
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 163
industrial de la reproducción ampliada y la producción a gran escala y como
correlato la producción en línea, con el carácter alienante del trabajo, asimismo,
fue igualmente, depredador y peligroso para el medio ambiente.
El núcleo del problema del capitalismo, el trauma, que esta llevando a la humanidad al borde del colapso no radica en la propiedad privada de los medios de
producción, sino en la lógica de la reproducción ampliada del capital, y mientras
persista tendera a reproducirse a si misma.
En busca de otra lógica
Frente a un panorama tan desolador se ha comenzado a repensar la función
de la economía y las premisas de las que parte, comenzando por cuestionar la
definición formal de economía, como la relación medio fines, por la existencia
de bienes escasos y fines alternativos, que mediante tal formula tautológica omite
señalar cuales serían los fines de la economía. La discusión renueva la polémica
protagonizada en el campo de la antropología económica entre formalistas y
sustantivistas, cuando desde la datación de las culturas otras se criticó a la teoría
económica el igualar la economía humana general con su forma de mercado
(Polanyi, 2009). Los sustantivistas ahondaron sobre la posibilidad −y aportaron
datos concretos−, sobre la existencia de diferentes lógicas económicas. Polanyi
profundizó sobre los mecanismos de circulación a los que denominó formas de
integración, diferenciando la reciprocidad, la redistribución y el intercambio. En
relación con la producción, si bien señaló el cambio de lógica productiva con
los tránsitos de la comunidad arcaica a la unidad doméstica, serían otros quienes
abundarían sobre la lógica de la Unidad Doméstica (Meillassoux, 1977) y o de
los campesinos (Chayanov, 1966), que resaltaría la falta de espíritu acumulador,
por el contrario que el esfuerzo del grupo seria proporcional a las necesidades
de reproducción social.
Melliassoux (1975) sostiene reiteradamente que resulta evidente que la reproducción es la preocupación dominante las sociedades domesticas. Entre las
características de las sociedades domésticas menciona que la tierra constituye un
medio de trabajo (no una mercancía), proveen libre acceso a la tierra, las aguas y
las materias primas, los medios de producción son individuales y que se asocian
con la autosubsistencia, a la que diferencia de la autarquía dado que no excluyen
relaciones con otras comunidades, ni la existencia de especialistas (1975). Esas
sociedades domésticas, que menciona Meillassoux, en realidad no constituyen
rarezas antropológicas limitadas a unos pocos grupos primitivos encontrados en
el medio de la selva, han constituido la base de la reproducción humana durante
miles de años, no solo en ambientes exóticos, sino inclusive para la tradición
occidental, ocupan la mayor parte de la historia de la humanidad en el tiempo y
en el espacio. A pesar de que la versión occidental de la historia intenta presen164 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
tarlas como atrasadas y primitivas para justificar su destrucción en nombre del
progreso y de la civilización, ni las comunidades autónomas, ni las tribus o las
unidades domésticas eran pobres, lograron reproducirse durante siglos, produjeron excedentes para la construcción de edificios, las necesidades comunitarias, y
pagaban tributo, si no hubieran sido eficientes en la satisfacción de necesidades
no se hubieran resistido tanto a su desaparición. Su calificación como pobres, o
atrasadas proviene de una visión externa, y se convierte en un hecho cuando se
destruye su autosuficiencia y su reproducción comienza a depender del dinero
(Shiva, 2005).
La evidencia en cuanto a la existencia de una pluralidad de formas económicas, llevo a la necesidad de buscar una definición que no se limitara a describir la
formula del hombre ahorrador. Para hallar esa fórmula, en vez de partir de falsas
premisas como la de la escases y el natural deseo de acumulación −falsas porque
la datación histórica y etnográfica no las confirman−, se partió de dos premisas
diferentes, los seres humanos tienen necesidades que satisfacer y que no pueden
hacerlo sin una interacción con el medio ambiente y con otros hombres, la definición sustantiva entiende a la economía como un proceso institucionalizado
de interacción que sirve para la satisfacción de las necesidades, en opinión de
Polanyi es posible generalizar tal definición pues sin esas condiciones ninguna
sociedad existiría durante un largo período de tiempo.
En su momento el hallazgo de una definición sustantiva de lo económico,
solo afecto al gremio antropológico, que durante años parecíamos los únicos en
conocer a Polanyi o las UD (Unidades Domésticas) sin embargo, primero con
los estudios campesinos, y más recientemente con la necesidad de encontrar
respuesta a la posibilidad de un modelo alternativo, las aportaciones desde las
diferentes disciplinas comienzan a converger. Desde las ciencias ambientales y
la biología se aportan las búsquedas en torno a la sustentabilidad de los sistemas,
desde las ciencias sociales se retoma la discusión sobre las necesidades humanas y
su forma de satisfacción para sumar la posibilidad de la existencia de otras lógicas
económicas.
Si se parte de esta definición sustantiva de la actividad económica, es posible
formular una serie de preguntas desde la lógica de la reproducción, o desde la
lógica de la satisfacción de necesidades a la teoría económica. Por ejemplo: ¿La
economía consiste en la generación de riqueza contabilizada como PIB (Producto Interno Bruto) o la de proporcionar trabajo digno y los medios de subsistencia y realización para las personas?
O en menos palabras si la función de la actividad económica es ¿Generar
riqueza o el bienestar de la población? ¿Es el fin la riqueza o el medio para garantizar el bienestar? Si se coincide en cuanto a que el bienestar es el fin de la
actividad económica, lo primero es preguntarse cuáles son los contenidos del
bienestar, o ¿cómo se logra el bienestar? El modelo consumista confunde el
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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bienestar con el confort y este con el consumo incesante de objetos destinados
a convertir a la tierra en un inmenso basurero y a las personas en adictos a la
renovación constante de modelos (Avalos Tenorio y Hirsch, 2007:9).
Pensar en el bienestar desde otra perspectiva implica re-considerar la teoría
de las necesidades y reconocer que estas no se limitan a las materiales, sino que
incluyen con igual importancia a las necesidades cognitivas, emocionales, y de
desarrollo (Boltvinik, 2007: 81). A partir de considerar las necesidades humanas
Boltvinik propone una nueva mirada de la riqueza como desarrollo de capacidades y necesidades humanas (2007: 55).
Para satisfacer las necesidades humanas de afecto, creatividad y cognitivas
¿qué tipo de producto, de producción y de consumo se requiere? ¿Cuáles son
trabajos “dignos”?, ¿cuáles actividades satisfacen la necesidad de trascendencia
humana?, ¿cual organización del trabajo satisface las necesidades afectivas de los
seres vivos? Sin duda no lo es la organización “racional” del trabajo con la producción en línea, ni la dependencia del trabajador con respecto de las máquinas,
formas alienantes donde el trabajo consiste en una tortura de horas muertas o
vendidas. Si la función de la economía es generar la posibilidad de trabajo digno
para todos hay que pensar en un trabajo que implique creatividad, que comprometa la inventiva humana, que suponga la identificación del trabajador con
su producto, en formas de trabajo diferentes al trabajo asalariado o empleo, con
actividades intensivas en mano de obra (en vez de robots asesinos de puestos de
trabajo) y seguramente sería un trabajo a pequeña escala: “Small is beautiful”
(Schumacher, 1973).
La tecnología actual y futura tiende a la descentralización, inclusive procesos
complejos pueden desagregarse en unidades múltiples: la gran fábrica del siglo
XIX y principios del XX ya no es necesaria, hoy son posibles herramientas que
permitan eliminar la esclavitud del hombre, sin someterlo a la máquina” (Illich,
2006:408). Por su parte, si el objeto de la producción es generar bienes que sirvan
para satisfacer necesidades cuales son los bienes deseables ¿no es preferible que
sean bienes sólidos, durables de buenos materiales, hermosos y si son comestibles
sanos y sabrosos; cuya contemplación produzca goce estético en vez de cosas
destinadas a saturar el mundo de basura?
Los estudio sobre las condiciones de vulnerabilidad frente a catástrofes sostienen que la resilencia se incrementa si las fuentes de abasto se encuentran
próximas (Brauch, 2005). La conclusión retomada por la FAO y convertida en
recomendación es que las fuentes de abasto básico deberían estar a menos de 3
horas de distancia otros dicen a menos de 100 km. Al igual que en la naturaleza,
las comunidades locales polidiversas aparecen como mas sustentables que las altamente especializadas pues permiten minimizar riesgos y garantizar la suficiente
bioenergía para satisfacer las necesidades básicas de la población. ¿Qué es una
comunidad local polidiversa? Lo mismo que un ecosistema, una comunidad con
166 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
relaciones de interdependencia y complementariedad. Una localidad que tiene
fuentes de abasto cercanas, con ofertas crecientemente diversificadas, pero con
todos los bienes y servicios. A esto debería referir el concepto de rururbanización: comunidades rurales con servicios y comodidades urbanas y ciudades verdes. Si los intercambios se generan entre productores y consumidores locales140
de manera multi-recíproca, la riqueza circula de manera endógena generando
prosperidad141. En síntesis desde diferentes disciplinas se coincide en cuanto a
que la función de la economía es producir los bienes y servicios necesarios y
garantizar que todos tengan acceso al trabajo y a los satisfactores materiales y
espirituales, situación definida como: Buen Vivir, Calidad de Vida. Felicidad.
¿Es posible otro modelo? Definitivamente sí, con la tecnología actual se
puede producir de manera descentralizada, en células interconectadas en redes.
Es mentira que para producir sea necesaria la mega concentración, la concentración es necesaria para concentrar la riqueza, no para producir142. Un modelo que
produzca en función de las necesidades, productos buenos y durables, de manera
local, replanteando el volumen de los desplazamientos de productos y personas,
es posible y deseable. ¿Qué se perderían empleos, si sin duda, pero compensados
por trabajos creativos, intensivos en mano de obra. A una organización tal Illich
la denomina austeridad convivial, mientras que Latouche añade que si se practica
la frugalidad, la sobriedad, incluso cierta austeridad en el consumo material, “Lo
único que le puede ocurrir a nuestro nivel de vida, al reducir nuestro impacto
sobre la biosfera es que nuestro bienestar sea mejor” (Latouche, 2009, pág. 71).
La propuesta de Coraggio en cuanto a denominar a la otra economía como
economía del trabajo, delinea una frontera con respecto a la del capital basada en
la reproducción ampliada, para proponer un nuevo sentido enfocado en la “reproducción y desarrollo de la vida humana” (2009: 133). Hinkelammert y Mora
(2008) contraponen a la racionalidad instrumental la racionalidad reproductiva,
es decir la racionalidad de orientar la producción a la satisfacción de necesidades.
Ambas racionalidades se oponen, aparecen como contrarias, pero también en
conflicto. Su afirmación se constata cuando se analiza el celo misionero con el
que la racionalidad instrumental ha intentado destruir las lógicas reproductivas.
Se trata, propone Latouche (2009) de inventar una nueva lógica social, cambiar
la mirada diría Boltvinik (2007), para centrarse en la satisfacción de necesidades.
140. Los Toffler redefinen a los nuevos sujetos como prosumidores (Toffler, 1979).
141. Hopkins las define como comunidades de transición donde: These changes can lead to the
rebirth of local communities that will grow more of their own food, generate their own power, and
build their own houses using local materials; they can also encourage the development of local currencies, keeping money in local area (Hopkins, 2008, pág. 13).
142. Inclusive la producción de energía, si se recurre a tecnologías alternativas, funciona mejor a escala humana o a nivel local, de manera que en el futuro volveremos a como comenzamos, cuando
la electricidad y la telefonía eran administradas por cooperativas locales.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Partir de lo local para desde las demandas construir círculos virtuosos de intercambios recíprocos. Cuando se parte de las necesidades y del espacio local toda
la óptica se transforma, en tanto se reinserta lo económico en la sociedad o en la
sociabilidad.Tal es la opción que han tomado miles de neo rurales, neo- agricultores, neo-artesanos, y neo comunidades143. En México ya existen iniciativas de
transformación, cada año se crean nuevos mercados de productores, y se ha experimentado con monedas locales. Cambiar de paradigma y consecuentemente
de la lógica de la actividad económica, no resulta una tarea fácil, pero tampoco
imposible. La lógica de la reproducción ampliada del capital no existía, fue creada
y en términos de la historia de la humanidad en fechas recientes. Fue un invento
de occidente.
Coraggio propone que el objetivo de la actividad económica sería la “coordinación del trabajo social y de los criterios de factibilidad de las múltiples
actividades humanas necesarias para producir un bien material que permita
la supervivencia y el desarrollo de todos a partir de una adecuada satisfacción
de las necesidades humanas” (2009:150), y con 4 Principios de Integración: a)
autarquía de la unidad doméstica; b) Reciprocidad intra e intercomunidades;
c) redistribución a diversos niveles de la sociedad; d) intercambio en mercados
regulados o libres; e) planificación de lo complejo, en particular de los efectos
no intencionales de las acciones particulares (2009:136). Esta definición, ancla la
actividad económica en la satisfacción de las necesidades humanas, e incorpora la
reintegración de tales actividades en la sociedad, e incorpora los diferentes principios de integración que identificara Polanyi en un orden que supone prioridad,
invirtiendo de esta forma la situación actual, donde el mercado subsume a las
otras formas de circulación. Cabria preguntar como se mantendría la autarquía
de la unidad doméstica con la redistribución que implica la existencia de un centro, es decir un estado y con los mercados que suponen mecanismos formadores
de precios. Coraggio considera a su propuesta un esquema de economía mixta,
pues combina las funciones redistributivas del llamado estado de bienestar, con
la lógica de mercado, esta propuesta coincide con la situación actual, donde las
diferentes formas subsisten, la novedad consistiría en la revaloración la capacidad
de autosuficiencia de las UD, tal como lo hicieran las sociedades campesinas.
Desde la perspectiva del actor la propuesta para realizar actividades orienta-
143. Solamente en Masachussetts se tienen registradas 160 granjas orgánicas, 140 aun por certificar y 143 mercados de productores. Desde hace mas de 20 años los agricultores en resistencia
de Ithaca adoptaron la moneda “horas” (time dolars) como mecanismo para lograr que el dinero
circulara localmente, en la actualidad existen cerca de 50 monedas locales en Nueva Inglaterra.
Lietaer (2005) sostiene la existencia de 4 mil monedas locales en el mundo Hopkins (2008) registra
35 comunidades de transición, formales y registradas, en el Reino Unido, autosuficientes en servicios y alimentación.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
das al buen vivir se sintetiza en términos coloquiales en 1) producir más144, comprar menos; 2) intercambiar lo más posible a nivel local y limitar las adquisiciones
foráneas a los artículos no disponibles en la zona. Contrariamente si se dispone
de un producto cuyo mercado es lejano, como en el caso del café, no depender
exclusivamente de su venta, sino garantizar primero el abasto cercano, y utilizar
lo obtenido de la venta del producto, como plus.
El campo de la economía social
Como ha sucedido en la historia los cambios no se producen de manera
inmediata, se inauguran períodos de transición en los que las nuevas lógicas aparecen como prácticas prefigurativas. La diferencia entre prácticas prefigurativas
y estrategias de sobrevivencia es que las primeras apuestan a la opción de operar
mediante lógicas y fines diferentes, las de sobrevivencia conservan los fines y las
lógicas vigentes. En el presente coexisten la economía de mercado, algunas de las
funciones redistributivas del Estado de Bienestar, y la llamada Economía Social,
con funciones complementarias de generación de trabajo, bienes y servicios.
Entre esta se diferencian tres tipos: la Economía Popular, la Social y comienza
a aparecer la de una nueva lógica ya bajo la forma de Economía Solidaria, del
trabajo, o de reproducción social. La primera se caracteriza por ser una estrategia
de resistencia o de sobrevivencia: incluye las actividades que realizan los sectores populares, generalmente denominados informales que suelen operar con la
lógica de las unidades domésticas, con división interna del trabajo, ausencia de
relaciones salariales y solidaridad entre los miembros, pero al exterior mantienen
la lógica de la obtención de ganancias.
Lo mismo sucede en la economía social, fundamentalmente las cooperativas:
solidarias entre los socios y capitalistas hacia afuera, y finalmente los balbuceantes
intentos de generar una nueva lógica económica orientada a la reproducción
social de la existencia, que reinserta lo económico, en lo social, cultural, ambiental, científico-tecnológico, y en lo político, para beneficio del conjunto de
la sociedad. Estas formas balbuceantes que desde una perspectiva ambiental intentan minimizar el impacto sobre el medio ambiente, y lograr la autosuficiencia
energética y alimenticia, como las comunidades de transición en gran Bretaña;
en menor medida la reconversión a la producción orgánica tanto por motivos
de salud, o ambientales, o los múltiples proyectos de autoconsumo emprendidos
por campesinos pobres para garantizar la autosuficiencia o la soberanía alimentaria, parecieran prefigurar la posibilidad mas que de un cambio de modelo, del
144. Producir mas no refiere exclusivamente al regreso a la economía de autosuficiencia sino a la
recuperación de capacidades como el cocinar, tejer, u otras actividades domésticas que además
de procurar bienes necesarios su realización producía satisfacción y su consumo un valor simbólico.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 169
cambio en la lógica de la producción, centrando las actividades productivas en
la satisfacción de las necesidades humanas, es decir en una lógica reproductiva.
Los cambios societales y civilizatorios son posibles, la historia y la antropología dan cuenta de ellos pero no bastan los cambios de modelo económico,
generalmente implican un cambio de perspectiva, de mirada o como se propone
en esta ponencia, de lógica productiva, o en palabras de Polanyi.
Sólo si se organiza un estilo de vida que cubra todos los aspectos relevantes,
incluyendo las imágenes sobre el hombre y la naturaleza de la sociedad , una
filosofía de la vida diaria que comprenda criterios de conducta razonable según
el sentido común... [se crean las] condiciones practicas y teóricas pueden transformar una sociedad en una o dos generaciones (Polanyi 2009:63).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Cultura grupal: amadurecimento dos
grupos nos Empreendimentos de
Economia Solidária
Tânia Maria Fernandes Crespo145
Introdução
Este trabalho visa analisar aspectos individuais que influenciam os grupos
dentro dos Empreendimentos de Economia Solidária. Far-se-á, à luz as teorias
do campo grupal, buscando relacionar os movimentos psíquicos individuais e
coletivos expressos em relações de solidariedade.
Para o trabalho, serão analisadas como as dinâmicas estabelecidas nos grupos
fortalecem ou debilitam a lógica solidária, e como a capacidade de lidar com
situações ambivalentes, de repará-las e de crescer como coletivo permitem o
fortalecimento dos mesmos.
Por este fim, identifica-se que a cultura do grupo, por meio da relação entre
a mentalidade grupal e os desejos dos sujeitos que a compõe, contribui para o
amadurecimento intrapsíquico de cada indivíduo e o fortalecimento de traços
constitutivos e essenciais de solidariedade, mutualismo, cooperação e autogestão comunitária, caros aos empreendimentos de economia solidária que buscam
práticas mais sustentáveis na construção de outra forma de produzir, distribuir e
comercializar bens e serviços.
O principal interesse do presente trabalho é aproximar estudos sobre o “grupal” e os fenômenos estabelecidos nos grupos de Economia Solidária, gerando
aprendizagens que possam fortalecer a mediação ou a facilitação destes grupos
possuidores de ideologias e práticas tão específicas.
Há mais de um século, os grupos constituem um campo de problemáticas
145. UNILA – Universidade Federal da Integração Latino-Americana (http://www.unila.edu.br/) y
Move Social – Avaliação Estratégica em Desenvolvimento Social (http://movesocial.com.br/ )
[email protected]
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 175
onde se produzem múltiplas análises nas mais distintas disciplinas. Nos grupos se
elaboram permanentemente efeitos de inscrições institucionais, históricas, sociais
e políticas.
Adverte-se no que diz respeito aos discursos e estudos da grupalidade, que
não é intenção deste trabalho dar conta da transversalidade necessária para a
compreensão global dos acontecimentos grupais, dentre tantos corpos teóricos,
como a psicologia social, a psicanálise, a sociologia, a teoria da comunicação, etc,
ou analisar definições de cada corrente sobre o que são grupos e os distintos
fenômenos que os envolvem; serão vistos apenas alguns apontamentos de tais
discursos, aqueles que se apresentam mais instrumentais para o trabalho proposto.
Assim, os grupos – aqui mais especificamente aqueles inscritos e identificados pela “lógica solidária” - serão vistos como espaços táticos onde se dá a produção de efeitos singulares e inéditos. E deste ponto de vista, é muito certo que
estes grupos podem ser objetos de observação ou de análise.
O processo grupal nos Empreendimentos de Economia
Solidária
A etimologia da palavra grupo provem do italiano Groppo cujo sentido é
“nó” ou “conjunto-reunião”. Se pensarmos o grupo como um nó formado por
“fios” do econômico, do sócio-histórico, do político, etc, os compreendemos
como nó problemático atravessado por múltiplos elementos que o constitui.
O tempo de formação, o território, o número de pessoas e o objetivo comum criam condições para que um agrupamento se transforme em um grupo.
Ou seja, um sentido específico e próprio de um grupo, e não de outro. Pode-se
considerar que os grupos envolvidos com a Economia Solidária buscam essencialmente como sentido, a autogestão e a autonomia como prática e discurso,
de forma a permitir aos seus membros a participação direta na construção de
acordos, de normas e sua aplicação.
O valor central da ES é o trabalho, o saber e a criatividade e não o capital-dinheiro e sua propriedade sob quaisquer formas. Sendo a referência da ES cada
sujeito e, ao mesmo tempo, toda a sociedade, concebida também como sujeito, a
eficiência não pode limitar-se aos benefícios materiais de um empreendimento,
mas se define também como eficiência social, em função da qualidade de vida de
seus membros e, ao mesmo tempo, de todo ecossistema (Coraggio, 2001).
Todavia, podemos observar que os grupos - ligados à lógica capitalista ou
à lógica solidária - apresentam aspectos repetitivos e transformadores em uma
dialética permanente. É bastante comum encontramos nos grupos ligados à Economia Solidária, resistência ou dificuldade em desenvolver conteúdos novos,
dentro de novas formas organizativas, em detrimento ao modelo tradicional vindo do setor empresarial dominante.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
De certo modo o tema repetição-transformação ou replicação da lógica
capitalista versus autogestão nos remete a um aspecto quase invisível nas teorizações sobre grupos, e também pouco debatido dentro e fora dos grupos envolvidos com a Economia Solidária, como é o problema do poder nos grupos,
as relações saber-poder ou trabalho operacional versus trabalho intelectual, o
exercício da violência simbólica, a circulação de micro poderes nos grupos, etc.
Uma hipótese é que essa ausência de reflexão ou debate sobre este tema ocorre
dada a premissa que os grupos de Economia Solidária absorvem “naturalmente”
em sua prática a “lógica solidária” que pressupõe autonomia, descentralização de
poder, etc.
Na prática, nota-se que muitos dos Empreendimentos de Economia Solidária acabam se comportam como empresas, reproduzindo a lógica dominante, devido a uma estrutura frágil que começa a transformar-se em hierárquica,
competitiva, vertical, fragmentada. Em consequência, muitas vezes essa forma
organizativa leva a separação de seus membros, a incipiente ou nula articulação
com outros EES para fortalecer sua visão e missão, assim como a absorção do
sistema capitalista através de comercialização tradicional, em detrimento ao comércio justo.
Outro fator importante a considerar é a disputa ideológica entre dos paradigmas: o hegemônico e o emergente, que consiste nas experiências que buscam
outros modos de ser, viver e conhecer.Todavia, o indivíduo ou os grupos podem
ver-se perdidos na luta desigual entre os dois paradigmas. Construir relações mais
colaborativas que competitivas, desprender-se do velho e enferrujados hábitos
inerentes à lógica do capital, na qual os sujeitos dos empreendimentos estiveram
anos submersos, é um processo que necessita de outro tipo de formação, de uma
educação emancipadora e política dos grupos envolvidos. Mas também de outro
tipo de escuta e olhar para estes grupos.
Pode-se dizer que os EES estão imersos, mesmo que não desejem, no modelo de pensamento que dita as pautas e que determina o pensar e o atuar. O
mecanismo psicológico por qual um grupo humano submete-se a outro está
embasado na desqualificação dos modos de pensar deste outro grupo (MOFFATT, 1974).
Por estes motivos, outros aspectos precisam ser objetos de reflexão visando
a compreensão mais global sobre estes coletivos, além dos aspectos usualmente
debatidos em torno da Economia Solidária.
Autonomia e paradoxos do poder nos grupos de ES
Observa-se que a preocupação com respeito à montagem de dispositivos
grupais eficazes em dispor condições de possibilidade para a gestão e a produção coletiva versus a manipulação e a sugestão dos grupos é um debate ético de
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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absoluta importância no campo grupal, sobretudo dentro dos coletivos de ES.
No campo social, muitos trabalhos de elucidação sobre o lugar do coordenador (seja uma liderança interna, um consultor, docentes ou alunos de Universidades parceiras dos Empreendimentos Solidários, gestores públicos, educadores,
etc) sustenta esta preocupação: como criar, desde a coordenação, condições de
possibilidade para a produção coletiva, como não cair na sugestão, na manipulação, na indução? Seguramente conhecer os fenômenos e as dinâmicas grupais,
além dos elementos, conceitos, leis, princípios e valores inerentes à Economia
Solidária pode ser o primeiro passo para apoiar a autonomia destes grupos.
Wilfred Bion, um dos pioneiros nos estudos sobre Dinâmica Grupal, sustentou o ponto de vista de que nenhum indivíduo pode ser considerado como
marginal em relação a um grupo, ou carente de manifestações ativas de psicologia grupal146.
As teorias psicanalíticas, entre elas a do complexo de Édipo e as teorias kleinianas das ansiedades psicóticas e dos mecanismos precoces de defesa, podem ser
utilizadas para explicar alguns fenômenos grupais. Para Bion, em sua participação
ativa em vários grupos, o ser humano dispõe de diferentes modos de reação. Ao
reunir-se várias pessoas para efetuar uma tarefa pode identificar-se dois tipos de
tendências: uma focada na realização da tarefa e outra que parece se opor a ela,
no nível das emoções e afetos, o que chama de pressupostos básicos.
Os pressupostos básicos de Bion estão implicitamente contidos na mentalidade do grupo. O que, frequentemente, poderá determinar um funcionamento
grupal excessivamente centrado em uma liderança pessoal (dependência); ou
excessivamente centrado numa ideia colocada como promessa, esperança para o
futuro (acasalamento); ou excessivamente centrado na sua autopreservação, que
é mantida como que o grupo reagisse atacando ou fugindo de ameaças internas
ou externas (luta-fuga).
A hipótese da existência de uma mentalidade grupal deriva do fato de que
o grupo funciona em muitas oportunidades como uma unidade, ainda que seus
membros não tenham consciência.
A mentalidade grupal está formada pela opinião, vontade ou desejo unânimes do grupo em um dado momento. Os indivíduos contribuem para ela anônima ou inconscientemente. A mentalidade grupal pode estar em conflito com
os desejos, opiniões ou pensamentos dos indivíduos, produzindo-lhes mal-estar,
desconforto e outras reações.
A organização do grupo em determinado momento pode ser vista como
a resultante do jogo entre a mentalidade grupal e os desejos do indivíduo. Esta
organização é chamada por Bion de cultura do grupo. Este conceito inclui a
146. Grinberg et al (1973)
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
estrutura adquirida pelo grupo em um momento, as tarefas que se propõe, e a
organização que adota para a realização das mesmas. A cultura do grupo é um
fato observável dentro do contexto da situação grupal, que pode ser descrita pelo
observador tendo este em conta a conduta dos integrantes do grupo, os papéis
que desempenham, os líderes que atuam, e o comportamento do grupo como
totalidade.
A cultura do grupo é a função da mentalidade grupal e dos desejos dos indivíduos que são fatores desta função. A organização que o grupo adota em determinado momento surge do conflito entre a vontade coletiva anônima
e inconsciente e os desejos e necessidades individuais. Dizia Bion:
Apenas se os indivíduos se cercarem suficientemente uns dos
outros é possível dar uma interpretação sem necessidade de gritar;
da mesma maneira é necessário que todos os membros do grupo
possam comprovar os elementos nos que se fundamentam as interpretações. Por estas razões o número e o grau de dispersão do
grupo devem ser limitados. O fato de que o grupo se constitua em
um lugar determinado e em um momento determinado é importante pelas razões mecânicas identificadas, mas no tem maior significado para a produção dos fenômenos de grupo; a ideia de que ele
seja significativo surge da impressão que estabelece que uma coisa
começa no momento em que sua existência se faz palpável […] a
existência da conduta de grupo se faz evidentemente mais fácil de
demonstrar, e ainda de observar, se o grupo se constitui como tal147.
Contudo, observava que quando se juntam pessoas que individualmente podem comportar-se de maneira razoável frente a um problema, ao agrupá-las com
outras tornam-se dificilmente capazes de uma conduta racional coletiva. Neste
sentido, Bion pensou na predominância dos processos psíquicos primários e conclui que a cooperação consciente entre os membros do grupo, necessária para o
sucesso de suas atividades, requer uma circulação emocional e inconsciente entre
eles; a importância atribuída a mesma o permitiu afirmar que inclusive a cooperação pode ser paralisada ou estimulada por ela.
Aprendizagem como processo
e amadurecimento grupal
O objetivo do empreendimento solidário é a obtenção da quantidade e da
qualidade do produto ou serviço que venha a atender a demanda social, e não
apenas maximizar o lucro. Idealmente o excedente tem sua destinação decidida
147. Bion (1963).
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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pelos trabalhadores em assembleia, já que a propriedade coletiva dos meios e modos de gestão do trabalho deve ser característica do empreendimento solidário.
Tais critérios, no entanto, não são encontrados de forma absoluta nos empreendimentos, bem como de práticas efetivamente autogestionárias.
Compreender como se dá a aprendizagem e o processo de amadurecimento
grupal é elemento chave para apoiar o desenvolvimento dos empreendimentos
solidários. É muito comum ouvir os cooperados ou associados reclamarem que a
autogestão é uma “imposição”, ou que ninguém os ensina como ser autogestionários148. Outras vezes, a disputa de poder dentro dos empreendimentos dispersa
os valores solidários que deveriam estar intrinsicamente ligados à prática destes
grupos.
Santos (2000, p. 248) define o poder como “qualquer relação social regulada
por uma troca desigual”. É comum notar na programação dos fóruns de Economia Solidária a ausência do debate sobre os modos de produção de poder no que
envolve trabalho e da subjetividade na economia solidária, com as lutas de poder
que ali se travam. Segundo Santos (2000, p. 249):
(...) o que é mais característico das nossas sociedades é o fato
de a desigualdade material estar profundamente entrelaçada com
a desigualdade não material, sobretudo com a educação desigual,
a desigualdade das capacidades representacionais/comunicativas e
expressivas e ainda a desigualdade de oportunidades e de capacidades para organizar interesses e para participar autonomamente em
processos de tomada de decisão significativa.
Essas assimetrias explicam a dificuldade que os sujeitos na economia solidária encontram para apropriar-se de novos modos de trabalhar e de se relacionar.
Quem tem maior capacidade expressiva ou discursiva assume uma liderança nos
moldes da empresa capitalista, perpetuando a troca desigual.
Por outro lado, buscar saídas realmente participativas nos processos de tomada de decisões podem, fortalecer coletivos na descentralização do poder. Ainda
que o termo “consensuar” remeta a busca por concordância e tomada de decisão
entre várias pessoas, seu sentido distancia-se de “concordar”, ou tomar as decisões pela maioria. Teoricamente, a solidariedade e a participação já estão corporificadas nos consensos que orientam o campo da economia solidária, instalando
relações horizontais de comunicação e busca de soluções. Mas na prática, ainda é
um processo que necessita atenção de todos os atores envolvidos.
Tomar decisões por consenso permite que ninguém imponha as suas opiniões, não se omita para fugir de possíveis sanções ou confrontações, evita recursos
para minimizar ou disfarçar conflitos latentes (como é o caso do voto por maio-
148. Veronese y Guareschi, http://www.scielo.br/pdf/psoc/v17n2/27045.pdf
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
ria), dificulta a manipulação do grupo, se respeite as diferentes opiniões, e talvez
uma das principais razões: se encara as diferenças de opinião como parte natural
do processo e não como um obstáculo, percorrendo um caminho de aprendizagem em grupo.
De tal maneira que os empreendimentos solidários, na busca por sua autonomia, aprendizagem cooperativa, fortalecimento e autogestão genuína, podem
ou devem utilizar o consenso como método mais adequado para a tomada de
decisões, fugindo de métodos que induzam a omissão ou ao uso da autoridade,
ou decisões de maioria. E neste percurso, é preciso construir uma relação onde
o sucesso de cada membro está ligado à conquista do grupo, potencializando o
coletivo, gerando uma postura mais crítica.
Daí, mais uma vez, a relevância e o mérito dos conhecimentos sobre o campo grupal, as dinâmicas e fenômenos que envolvem os grupos.
Considerações finais
Compreender o indivíduo dentro da lógica solidária, significa também inscrevê-lo dentro de múltiplas possibilidades. O indivíduo solidário precisa ter
consciência e escolher dentro do seu contexto, a melhor forma de emancipar-se
dentro da coletividade. É preciso pensar formas de facilitar novos processos de
subjetivação, que apoiem a criatividade e a inovação neste campo laboral e de
ideologia de vida.
Neste sentido, a intervenção do coordenador – aqui entendido como indivíduo dentro ou fora dos empreendimentos solidários – engendra sensivelmente
suporte para a produção grupal e implica o acompanhamento do vir-a-ser dos
grupos atravessando os múltiplos momentos que muitas vezes são polares: estabilidade-instabilidade, rigidez-flexibilidade, autonomia-dependência, vida-morte
inerentes ao processo de desenvolvimento dos coletivos de Economia Solidária.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Vulnerabilidad social y emergencia
habitacional. La autogestión
comunitaria en dialogo con la
perspectiva de los Derechos
Humanos
Dan Deligdisch149
Introducción
“Habremos de ser aquello que hagamos con lo que hicieron de nosotros”
Jean Paul Sastre
Mis primeros contactos con el campo empírico se remontan a fines del
año 2005 cuando conocí a dos hombres adultos (luego me enteraría que eran
militantes del Partido Comunista Argentino, uno de ellos se llamaba Carlos) de
tez clara, anteojos y aspecto prolijo que juntaban firmas de vecinos del barrio
en una mesita plegable montada en la vereda de un ex mercado municipal del
barrio porteño de Mataderos que fue “recuperado150” en el año 2003. Tenían unas
planillas que decían: “vecinos auto convocados” donde hacían firmar a los transeúntes un petitorio, me explicaron que las firmas servían de respaldo para habilitar
149. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”.
150. En primer lugar es necesario señalar que hablo de “recuperado”, o de “mercado recuperado”
ante todo porque es así como lo llaman los propios sujetos que ocupan el inmueble; con lo cual,
retomo sus propias categorías nativas para referirme al mismo fenómeno social y reivindico su
significado político crítico. ¿A qué se refieren con “recuperado”? se refieren a que este lugar fue
originalmente ocupado, tomado para recuperarlo de la lógica del capital que subordina todo a su
propia reproducción ilimitada, absorbiendo cualquier relación social entre sujetos, reduciéndola a la
mediación monetaria. No obstante, en otro momento desarrollaré las implicancias que tuvo, y que
tiene, el uso de tal vocabulario en mí acceso y comprensión de la realidad.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 183
dentro del “Mercado Recuperado” un Centro de Salud para los vecinos del barrio,
les dije que: ‘me parecía una buena idea, que yo era vecino del barrio, que estudiaba antropología y que tenía ganas de ayudar...’ de ahí en más mí acceso
estuvo marcado y mí comprensión estuvo condicionado por la manera en la que
ingrese a ese mundo que quedaba en la vereda de enfrente de donde vivía en
aquel entonces. Quién da acceso a la persona o grupo al campo es significativa
porque nos da indicios de algunas de las razones por las que la persona o grupo se
vincula con la vida cotidiana de “adentro” del espacio.Todo espacio esta atravesado por múltiples tramas sociales de poder que nos interpelan y como etnógrafo
jamás pretendí desligar mí responsabilidad política ante lo que veía y escuchaba
alegando neutralidad científica. Explicite mis intenciones de investigar y de hecho lo evidencie en mis actos al tomar registro escrito, grabar conversaciones o
realizar filmaciones de video (siempre con previo permiso) y aún así, al cabo de
no mucho tiempo los y las compañeros del Movimiento Territorial Liberación
(mis “informantes clave”) comenzaron a llamarme “cumpa151” puesto que efectivamente comencé a militar en el MTL.
En el presente trabajo pretendo explicitar y reconstruir mi propio proceso
de abordar “lo político” en la vida social de un comedor comunitario de Mataderos sostenido de manera autogestionaria por un movimiento social. A partir
de tal descripción, me enfocaré en los mecanismos de integración / exclusión
que utiliza la población que se aglutina entorno a dicho espacio para analizar los
modos en los que se reproducen material y simbólicamente los sujetos. Pretendo
realizar tal objetivo a partir de una descripción etnográfica desde los aportes de la
tradición antropológica. Desde tal disciplina entendemos a la etnografía, más que
un método de recolección de datos, como un enfoque o perspectiva de construcción de conocimiento localmente situado como resultado del dialogo; una
estrategia de investigación cualitativa que implica que el etnógrafo aprende de la
gente otras formas de vida con tipos de sociabilización particulares; aprendizaje
que supone transformaciones en el enfoque del investigador como producto de
la interacción dialógica entre la experiencia personal y el conocimiento adquirido entre saberes del sentido común y académicos. La centralidad de la experiencia dialógica como constitutiva de la experiencia etnográfica supone una actitud
abierta y reflexiva del sujeto cognoscente (el investigador) que al posicionarse
como interlocutor reconoce al otro en su diversidad e igualdad dentro de una
relación reciproca entre sujetos (Rubén Aldo Ameigeiras, 2006).
La especificidad de las ciencias sociales es que su objeto de estudio está compuesto por sujetos sociales. La objetividad pasa por explicitar la relación intersubjetiva entre los sujetos a partir de la objetivación gráfica y escrita lo más amplia
151. Por “cumpa” entiéndase el diminutivo afectivo de “compañero”.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
posible de la experiencia, así como la consistencia y coherencia conceptual (Elsie
Rockwell, 2009). En el análisis etnográfico: cualitativo y exhaustivo surgen nuevas relaciones conceptuales, el conocimiento local transforma la mirada, le da
contenido concreto a la teoría abstracta, es decir, lo que Marx llama concreto de
pensamiento. Por todas estas razones consideramos a la perspectiva etnográfica,
como un recurso teórico metodológico privilegiado para desnaturalizar conceptos que, como los “movimientos sociales”, son al mismo tiempo categorías
sociales y categorías analíticas. Sin embargo, considero necesario informar estadísticamente toda experiencia etnográfica.
A propósito, resultan de gran valor los aportes realizados por Karel Kosik,
quien devuelve la riqueza de la teoría materialista del conocimiento a partir de
las categorías de praxis y totalidad para superar la falsa dicotomía entre práctica
(lo objetivo) y teoría (lo subjetivo).152
En un campo de interacción humana de escala reducida, como puede ser un
barrio, un hecho social puede ser entendido racionalmente a partir de las prácticas sociales concretas, puesto que se ponen en juego relaciones estructurales que
lo condicionan, ya que pertenecen a una misma totalidad concreta mayor que
contiene los elementos particulares del fenómeno (su forma) y la generalidad de
su esencia (su contenido). Totalidad como realidad estructurada dialécticamente
que se desarrolla y se crea en contradicción permanentemente; realidad mutable
pero no caótica, ni acabada o dada de una vez para siempre.
Al pretender dar cuenta de las condiciones de vida de amplios sectores sociales para entender la propia lógica de los actores que se aglutinan entorno a
distintos espacios metropolitanos y organizaciones territoriales nos encontramos
con una gran heterogeneidad de trayectorias e incluso polarización social. Entendemos que esta diversidad social concentrada en el espacio urbano responde
a una lógica que excede a la voluntad de los sujetos observados a nivel barrial;
a propósito de ello resulta interesante tener en cuenta cinco aspectos para la
orientación de la investigación: 1- Distinguir conceptos y categorías nativas, de
los conceptos y categorías analíticas. 2- Ubicar al Estado y el destino del barrio,
puesto que el espacio urbano es una construcción histórica y política modelada
por la relación triangular entre clase, Estado y ciudad. 3- Realizar un estudio
etnográfico para entender las relaciones constitutivas de y constituidas por los
sujetos. 4- Establecer una distinción entre la condición social de los espacios estudiados (Mercado Recuperado como campo de poderes en pugna); su posición
en una estructura jerárquica de lugares que pondere lo material y simbólico
(Mataderos); y la función que cumple dentro del sistema metropolitano (lugar
comunitario transitorio, o de paso). 5- especificar el grado y la forma que adopta
152. Kosik (1965), p. 70
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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la relación del Estado con los espacios, las organizaciones e individuos estudiados
(Wacquant, 2007).
Por otro lado, resulta problemática la utilización del término exclusión social y sin embargo, los niveles de indigencia y pobreza producto de la situación
de desempleo estructural, la vuelve inocultable. Podemos decir que “nunca hay
exclusión definitiva sino formas que habilitan modalidades de reinserción más
desiguales y diferenciales del trabajo en los circuitos de producción y realización
del capital” (Trinchero 2009: 23 y 24).
Considero que el concepto de clase social es un concepto teórico no solo
vigente, sino también indispensable para explicar la realidad social, aunque si bien
es necesario no es suficiente para dar cuenta de los sujetos complejos y heterogéneos existentes que generan voces atravesadas por variables de edad, status,
género y culturales. Amén de ello, sería un error reducir nuestra comprensión
de la realidad social exclusivamente al análisis de los cambios en las estructuras
económicas. En éste sentido el concepto de vida cotidiana (Agnes Heller, 1977)
ofrece una perspectiva interesante para entender las condiciones que generan tal
polifonía.
Esta postura implica una crítica a posturas teóricas interpretativas; puesto
que estas reducen la realidad objetiva del mundo social a un acto de interacción
subjetiva entre individuos aislados ficticiamente de las relaciones contradictorias
de la sociedad capitalista que los alberga, desconociendo con ello los condicionamientos objetivos y subjetivos que atraviesa todo fenómeno, para conectarse
lógicamente con una totalidad concreta mayor.
Realice trabajo de campo de manera continua entre el año 2006 y 2010, por
razones de confidencialidad se preservara la localización exacta donde se realizo
el trabajo del campo; con lo cual no se enunciaran calles. La presente etnográfica
se acota al período comprendido entre 2006 y fines del 2010, cuando realice
trabajo de campo en CABA, centralmente en el barrio porteño de Mataderos,
en dos espacios donde funcionaban comedores comunitario separados por tres
cuadras de distancias.
En el relevamiento etnográfico utilicé las técnicas de observación-participante, entrevistas abiertas (no dirigidas153 y semi-estructuradas), recolección de
material de audio y video, así como también recopile material impreso producido por las propias organizaciones estudiadas.
Es necesario precisar que la narración contenida en el presente trabajo se
apoya en distintos momentos en la investigación que marcan clivajes que fueron
transformando mi mirada a la luz de los acontecimientos experimentados en el
campo y en diálogo permanente con la profundización del marco teórico; sin
153. Guber (1991).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
embargo pertenecen a un proceso continuo de construcción de conocimiento
etnográfico a partir de la interacción dialéctica entre empiria y teoría.
En un primer momento de la investigación mí intensión fue exploratoria,
con lo cual mantuve una mi mirada que se dejaba sorprender por todo lo que
veía. Releve información principalmente a través de las técnicas de observación
participante (OP) y de entrevistas abiertas no-dirigidas. En cuanto a las OP mi
disposición a mirar era la de la atención flotante, es decir, en momentos era amplia y general pero en otros momentos profunda y detenida. Releve por medio
de ésta técnica asambleas (del MTL y de distintas organizaciones políticas), fiestas, marchas, actos políticos, episodios cotidianos, desalojos o intentos de desalojo,
etcétera. En cuanto a las entrevistas abiertas no-dirigidas las realice a distintos
actores sociales del barrio, militantes del MTL, militantes sociales de una ex
asamblea barrial y otros.
El primer obstáculo en la investigación que debí sortear es de carácter heurístico, accedí al campo de investigación sin plantearme un problema de investigación y concluí realizando una caracterización forzosa de un fenómeno social
sumamente complejo, utilice la categoría analítica de empresa recuperada154 (Galera, J; Martínez, C; Nordvind, A; Pizzi, A; Ruggeri, A; Trinchero, H. y Valverde
S., 2005) para establecer los contornos de mi unidad de estudio y la asocie con
la categoría nativa de “mercado recuperado” con el que se caracterizaba al inmueble que ocupaban las distintas organizaciones sociales y políticas. Es decir,
homologué categorías analíticas y nativas; y con ello las confundí límites y contornos de unas y otras.
Al asumir como propia tal categoría nativa, utilice el potencial semántico del
sentido político crítico asociado a tal categoría de lenguaje pero no reflexione
lo suficiente sobre como tal categoría cognitiva condicionaba mi acceso a la
realidad. El diálogo es más que oír, es escuchar… y citar la palabra del otro no
necesariamente implica registrar lo que nos está diciendo. La manera de hablar
de la realidad se fue naturalizando e invisibilizando ante mi mirada y dando por
supuesto la existencia de diferencias y antagonismos claramente distinguibles en
sí mismos, casi se podría decir, por esencia.
La categoría analítica de empresa recuperada opero como un obstáculo epistemológico porque al confundir unidad de análisis y unidad de estudio contemple una “gestión polarizada del inmueble” pero no logre distinguir correctamente si se trataba de procesos de autogestión porque no pude identificar las prácticas
de cooperación (por ejemplo: el funcionamiento del comedor del MTL, los
comensales colaborando con dicho comedor, ni siquiera la colaboración de la
iglesia donando alimentos al comedor que organizaba el MTL) solo vi la pugna
154. En ese entonces era el punto de referencia cognitiva del que partía porque venía de la experiencia de investigar unidades productivas autogestionadas, mayoritariamente, de carácter cooperativo.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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política por los espacios al interior del mercado. Construí antagonismos y dicotomías discursivas al describir determinadas prácticas que sigo considerando
diferentes, pero no logre explorar en profundidad las implicancias económicas,
políticas, culturales y sociales de las prácticas y relaciones sociales que tienen para
los sujetos.
En los fenómenos sociales observables la praxis concreta de los sujetos se
presenta de manera confusa y contradictoriamente entre sí y muchas veces condensan en un mismo hecho, tanto aspectos políticos, económicos, sociales y culturales. No obstante, me centre en las prácticas políticas y rápidamente me enfoque en la experiencia del Movimiento Territorial Liberación (MTL), en tanto
“movimiento social” como objeto de estudio.
En la conceptualización de los procesos de movilización social, diferenciamos dos grandes líneas teóricas. De una parte se encuentran las teorías enroladas bajo el individualismo metodológico, siendo las principales: en Norteamérica,
la Teoría de la Acción Colectiva y la Teoría de la Movilización de Recursos
(siendo algunos de sus más reconocidos exponentes Tilly, Tarrow, McAdam, McCarty, Olson, etc.), y, en Europa, la Teoría de los Nuevos Movimientos Sociales
(podemos mencionar a Offe, Touraine, Melucci, como algunos de los teóricos
más importantes). El eje de las investigaciones que siguen esta línea suelen ser las
preguntas sobre cómo se organiza la gente y cuáles son las condiciones que facilitan la movilización social. De este modo se vuelve la atención hacia los factores
microsociales de la movilización social originándose, en los últimos años, un gran
desarrollo de estudios micro sociológicos (Piqueras Infante; 2002). La principal
crítica a estas teorías indica que en ellas no hay una búsqueda de explicaciones
sobre los detonantes coyunturales y estructurales, la importancia del momento y
contexto histórico, ni se realiza un análisis profundo sobre las relaciones de poder
(Puricelli; 2005).
Por otra parte se encuentran las teorías críticas, de corte marxista, que ponen
el eje en las luchas y conflictos generados por la imposición de un determinado
modelo de acumulación capitalista y por la interacción y puja de intereses entre
sectores y clases sociales. Más allá de los matices, las diferentes líneas de las teorías
críticas coinciden en la idea del hombre como sujeto histórico, ser creador de la
realidad social (Kosik, 1963; Piqueras Infante, 2002). Dentro del marco teórico
marxista es central el concepto de “movimientos antisistémicos contemporáneos” propuesto por Wallerstein (1999), concepción que abarca dimensiones no
solo económicas, sino también políticas, ideológicas, culturales y sociales en un
sentido integral del cambio. Las características comunes de estos nuevos movimientos sociales se basan principalmente en el rechazo frente a la “estrategia en
dos pasos” de la vieja izquierda (primero ganar el poder estatal y luego transformar el mundo) y a las prioridades que ella establece, desde los 60 la lucha por
reinvindicaciones del feminismo o el ecologismo ampliaron el repertorio de
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
demandas difícilmente reducibles al clasismo.
En síntesis, estudiar a los movimientos sociales es estudiar a la realidad humano social misma, la cual se desenvuelve contradictoriamente consigo misma
en un devenir dialéctico que produce y reproduce cotidianamente una formación histórica y social en la cual interactúan tanto los factores objetivos como
subjetivos de la totalidad y de las partes que la constituyen para dar por resultado
determinado statu quo, la posibilidad de cambio y la actualización de clases y
actores que desplieguen con su praxis innovaciones sociales que caracterizan a la
historia (Galafassi; 2006).
La bibliografía sobre movimientos sociales de la Argentina es bastante heterogénea, parte de la literatura relativa al tema, ofrece un completo mapeo histórico
de los movimientos en su génesis, desarrollo y su potencial político en relación
con el Estado. Donde se construye como objeto de análisis a el “movimiento”, se
rastrea la línea política de la dirección del movimiento y se construye un objeto
que deviene sujeto para entender su lógica interna (Schneider Mansilla y Conti
2003; Maristella Svampa y Sebastián Pereyra 2003).
En un segundo momento reorienté el foco de mí investigación y me descentre del movimiento; fundamentalmente porque los emergentes que impone
la experiencia de campo me señalaban fenómenos sociales que trascendían ampliamente el campo empírico y remitían a fenómenos de índole internacional.
Específicamente hablando, el campo me señalaba que en el área metropolitana
del CABA subyacían procesos migratorios transnacionales que se interrelacionaban con los procesos de movilización social local.
A raíz de entender ello es que utilice ciertas categorías analíticas y elementos
de la teoría social y bibliografía general relativa a los fenómenos migratorios,
particularmente (aunque no exclusivamente) me apoye en los aportes de la antropología de los procesos migratorios para relevar la incidencia de la variable
migratoria en la configuración metropolitana del MTL.
En ese momento me enfoque en cómo se articulaban los procesos migratorios (principalmente con el Perú) con los procesos de movilización social locales.
Atendiendo al problema de las identidades socioculturales, es preciso tener
en cuenta algunas particularidades de la trayectoria migratoria del Perú y señalar
algunas posibles causantes estructurales que den cuenta del proceso migratorio
entre Perú y Argentina que tuvo lugar en determinado momento histórico: A
partir de 1950 el Perú se convierte en un polo centrífugo (push), es decir, en un
país emisor de emigrantes. Ésta tendencia se mantiene hasta la actualidad, en el
2007 más del 10% de los peruanos se encontraba residiendo fuera de sus fronteras
geográficas. Para el mismo año un 39.3% de la población peruana se encontraba
en situación de pobreza; con lo cual la incapacidad del sistema productivo de
absorber adecuadamente la mano de obra disponible, la desigualdad en la distribución de los ingresos y la concentración de éstos en una pequeña porción de
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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la población reflejan uno de los principales problemas que afronta el Perú y que
inciden de manera decisiva en la emigración de sus habitantes155.
En lo que respecta a la presencia de migrantes peruanos en Argentina puede
hablarse de un fuerte crecimiento desde la década del 90’. Señalar este crecimiento no debe llevarnos a caer en la errónea afirmación, promovida por funcionarios estatales y medios de comunicación, de un aumento de la migración
limítrofe y del Perú en los últimos veinte años. Los resultados de nueve censos
nacionales, de 1869 hasta 2001, muestran que el porcentaje de migrantes de la
región sobre el total de extranjeros se mantiene alrededor del 2,5% a lo largo de
todo el período.156
Sin embargo, la población peruana en la Argentina se ha cuadruplicado entre
1991 y 2001. Si para principios de los 90’ el censo nacional registró un total de
15.939 migrantes peruanos, esta cifra ascendió a 88.260 en 2001.157 Particularmente en la Ciudad de Buenos Aires se registra una marcada concentración de
migrantes peruanos. Según estudios anteriores entre 1991 y 2001 la concentración era del 44.3 por ciento.
Por otro lado, necesario señalar la existencia de diferencias significativas en la
migración peruana a lo largo de este extenso período que se inicia a mediados del
Siglo XX. Hacia los 90’ puede hablarse de un cambio sustancial en la composición social de los inmigrantes peruanos. Desde ese momento se trata de lo que las
investigaciones clásicas sobre la cuestión llaman migrantes económicos. Es decir,
hombres y mujeres que vienen en busca de oportunidades laborales y de crecimiento económico que no encuentran en su país. Por otro lado el enfrentamiento
entre el Estado peruano y organizaciones armadas como por ejemplo Sendero
Luminoso, con la represión de grandes grupos poblacionales que lo acompaña,
intensifica el proceso migratorio en los últimos años. (Canevaro en Grimson y
Jelin, 2006).
Reconocemos entonces, que el movimiento de la población y la agencia
de los sujetos, además de responder a factores socioeconómicos también se encuentra relacionado con conflictos políticos que no vamos a profundizar en éste
trabajo pero que impulsan emigraciones (por ejemplo la existencia de conflictos
armados internos, persecución ideológica, entre otros) y no solo impulsan migraciones; más aún el trauma social está latente y aún no se ha elaborado una
reflexión como sociedad que de justeza a lo sucedido. Esto lo podemos ver en
los militantes peruanos que si bien evitan hablar de lo sucedido (sobre todo
considerando que hubo participación en ambos “bandos”), ocurre que asocian
la palabra “comunista” con “terruco” (categoría nativa utilizada por los perua-
155. Abusada Salah (2008)
156. Cerruti (2005).
157. Cerruti (2005b) pp. 7-28.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
nos) y el miedo y rechazo al último término mencionado.
Por otra parte, si bien la afirmación de una masiva y novedosa inmigración
limítrofe a la Argentina tiene más que ver con motivaciones ideológicas que
datos demográficos, sí podemos señalar que la Ciudad de Buenos Aires expone
en los últimos años una mayor presencia de migrantes internos e internacionales.
Nuevamente los migrantes peruanos siguen presentándose en menor proporción
respecto a los migrantes limítrofes, pero al mismo tiempo son lo que muestran un
mayor dinamismo en el periodo 1991-2001158.
Quienes se integran al MTL responden a este grupo de migrantes, que se
enfrentan, en principio, con dificultades para acceder a un trabajo que esperaban
obtener en Argentina. En este punto vemos que las distintas esferas comienzan a
mezclarse y a configurar sentidos para la movilización social.
Por su parte, la Argentina, y más específicamente Buenos Aires actuó en los
últimos años como un polo atractivo (pull) de emigrantes de distintas nacionalidades. Al respecto, los Gobiernos de Perú y Argentina suscribieron a fines del
2002 un Protocolo Adicional al Convenio de Migración suscrito entre ambos
países en 1998 con el objetivo de ampliar un conjunto de beneficios y realizar algunas simplificaciones administrativas importantes. Así por ejemplo, el Protocolo
estableció la ampliación del plazo para solicitar la regularización migratoria a 365
días (siendo el plazo anterior de 180 días) y del tiempo de residencia temporal
a 3 años (siendo antes de 6 meses). Igualmente, se realizó la simplificación del
trámite de la renovación de la residencia temporal y del procedimiento de regularización. Asimismo, se establecieron los requisitos para obtener la residencia
permanente y se reguló la salida de nacionales en situación migratoria irregular
de manera voluntaria.
En la fase actual de la investigación, ya habiendo transcurrido un tiempo
considerable en el campo y con ajustes en el marco teórico, agregaría que existe
una relación directa entre las transformaciones estructurales de corte neoliberal
que se sucedieron desde 1976, provocando una descomposición de la estructura salarial de la sociedad argentina y la correlativa erosión de la base social
de los sindicatos;Y como tales sucesos impactaron significativamente en la vida
cotidiana de las clases populares y en su politicidad. A raíz de ello el Estado
encontró un interlocutor privilegiado en los movimientos sociales que organizaron territorialmente la participación política. Cabe señalar que tomo prestado
el término “politicidad” para designar la condición política de las personas. El
concepto engloba al conjunto de sus prácticas, su socialización y sus culturas
políticas. La politicidad así definida es constitutiva de la identidad de los individuos (Merklen 2005).
158. Ídem, p. 12.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Los movimientos sociales latinoamericanos se van constituyendo como movimientos territoriales a partir de políticas sociales focalizadas, diseñadas para
controlar y contener la pobreza. Y frente a las iniciativas norteamericanas de
subsumir a los países de la región bajo un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsaron procesos de resistencia que configuraron “nuevos internacionalismos” con espacios de coordinación regional y foros sociales contra la
globalización, que cuestionan las nuevas estructuras de dominación y defienden
la diversidad cultural (Svampa, 2009).
Considero particularmente interesantes para la perspectiva que aquí presento, complementar la mirada de la totalidad en la que se desarrollan los movimientos sociales, con las perspectivas propuestas por ciertos trabajos que muestran a
los movimientos sociales desde una perspectiva etnográfica que se descentra de
los movimientos para visualizar a los sujetos concretos atravesados por múltiples
dimensiones en relación con su vida cotidiana y sus trayectorias. A su vez, recuperan ciertos elementos fundantes en la teoría sociológica yantropológica; me
refiero a la prevalencia del estudio del intercambio en la génesis y mantenimiento de los vínculos sociales (Manzano 2004, 2007; Quirós 2006, 2009). Por cierto,
considero adecuado incorporar la dimensión afectiva vivida por los militantes
(Quirós, 2009).
Virginia Manzano realiza un interesante aporte al proponer elementos para
el análisis de procesos organizativos (fundamentalmente para el caso del movimiento piquetero), a saber: 1- Competencia por una misma base social compuesta por trabajadores desocupados. 2- Reconstrucción de las tradiciones políticas y
organizativas previas. 3- El vínculo entre las organizaciones piqueteras, el Estado
y las agencias internacionales como ONG’s es otra variable de análisis a tener
en cuenta. 4- En escenarios de disputas construidos desde las políticas estatales
y desde las tradiciones organizativas previas se generan espacios de convergencia
entre distintas organizaciones sociales (por ejemplo el corte de ruta). 5- Tener en
cuenta la forma en que las organizaciones piqueteras consiguen el consentimiento de sus miembros con las demandas y con las medidas de acción. Es interesante
focalizar en los mecanismos internos de toma de decisiones y los espacios de participación: asambleas, interacción cotidiana en el marco del trabajo que se desarrolla cotidianamente (por ejemplo un comedor comunitario) (Manzano, 2004).
De este modo, nutrida por la discusión con las teorías críticas pero atento a
no incurrir en dogmatismos mecanicistas esquemáticos y partiendo desde nuestra perspectiva, entendemos que estudiar a los movimientos sociales es estudiar
a la realidad humano social misma, la cual se desenvuelve contradictoriamente
consigo misma en un devenir dialéctico que produce y reproduce cotidianamente una formación histórica y social en la cual interactúan tanto los factores
objetivos como subjetivos de la totalidad y de las partes que la constituyen para
dar por resultado determinado statu quo, la posibilidad de cambio y la actualiza192 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
ción de clases y actores que desplieguen con su praxis innovaciones sociales que
caracterizan a la historia.
Es pertinente señalar que no soy original al centrar el foco de mi investigación en el MTL, otros investigadores han prestado atención al movimiento. Al
respecto resulta material de consulta casi obligatoria una publicación del CCC
escrita por Christian Poli en 2007. Por otro lado, Rauber, Enriquez, y Mendizabal, investigan el MTL accediendo teóricamente a partir del concepto de cultura
política para entenderlo. El primer trabajo ofrece una clara descripción y caracterización del movimiento que parte de su propia historia y sus declaraciones;
el segundo, ofrece una interesante aproximación en perspectiva comparada con
otra organización social.
La historia local y características del campo empírico.
En cuanto a la historia de Mataderos159 cabe señalar que está ligada al desarrollo del Mercado de Hacienda y de los frigoríficos, hechos que configuran
históricamente un barrio de clase trabajadora que evoca una identidad tradicional gaucha y criolla muy presente, cuya actividad económica más importante
está asociada a la industria de la carne. Desde ya que Mataderos tenga presentes
las luchas obreras, sobre todo las vinculadas a dicha rama de la producción; de las
cuales la toma y resistencia del Frigorífico Lisandro de la Torre en 1959 es sin
lugar a dudas un hecho histórico de ineludible trascendencia por su implicancia
y relación directa entre la historia del barrio y la historia de la Argentina cuando
el Gobierno de Frondizi aprueba el proyecto de privatizar el frigorífico. Durante
días obreros y vecinos desataron fuertes batallas con las fuerzas públicas de seguridad (Ernesto Salas, 1990). Éste hecho quedo impreso en la memoria colectiva
de los habitantes de Mataderos (muchos de los cuales son testigos directos, o
familiares de quienes vivieron tales sucesos) y en las organizaciones políticas que
anualmente conmemoran tal gesta histórica.
Por otro lado, si ponderamos algunos datos estadísticos de la CABA y prestamos atención a la realidad económica y social de los habitantes del barrio de
Mataderos, se percibe una generalizada desprotección social. En la Comuna 9
(circunscripción municipal que incluye a los barrios de Mataderos, Liniers y
Parque Avellaneda) la tasa de desocupación para el año 2009 presenta el segundo
porcentaje más alto (7,7%). En cuanto a la tasa de Mortalidad Infantil, para el
mismo año el porcentaje ascendió a un 11,3, convirtiéndose en la segunda Comuna con mayor tasa de mortalidad infantil, después de la Comuna 8160.
159. Para una descripción detallada del barrio de Mataderos y su cultura ver Sirvent, María Teresa:
“Cultura popular y participación social. Una investigación en el barrio de Mataderos”
160. Referencia: Encuesta Anual de Hogares 2006 y 2009, Informe Estadístico Mortalidad Infantil
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 193
No obstante, el espacio de referencia estudiado está ubicado en la zona residencial y comercial del barrio de Mataderos (en su límite barrial noreste) con
marcada presencia de capas sociales medias, que se percibe a simple vista por el
contraste comparativo de los edificios y negocios de ésta zona con la zona aledaña al casco histórico de Mataderos.
En anteriores trabajos (basándome en la reconstrucción de la historia oral de
los sujetos que iniciaron la toma) realizo una la breve descripción161 de la historia
reciente del mercado una vez recuperado. No obstante, en el presente trabajo no
desarrollo tal proceso; sin embargo es importante señalar que en el interior del
Mercado conviven y convivieron una multitud de organizaciones de diverso tipo
y diferente afinidad ideológica que va desde el, troskismo y el maoísmo hasta el
peronismo. A lo largo del proceso de ocupación han pasado por el interior del
inmueble innumerables organizaciones (políticas, sociales, culturales, etcétera)
sean de carácter nacional o de expresión barrial minúsculas que se fracturaron,
cambiaron de nombre o dejaron de existir y que en la mayoría de los casos tuvieron una presencia meramente testimonial. A su vez, habitaron temporalmente el
inmueble agrupamientos de personas a través de lazos de parentesco o afinidad.
El inmueble consiste en un mercado de barrio (cuya propiedad es municipal) como tantos, que en otros tiempos albergaban en cada barrio y bajo un mismo techo a puestos de verdulería, carnicería, etcétera. No obstante, al ocuparse se
va modificando sustancialmente la arquitectura interna del inmueble, sobre todo
con el ingreso en masa de familias humildes en los últimos años que edifican
habitaciones (con maderas y con ladrillos).
El mercado recuperado de las 7 Esquinas
entre 2006-2010
A mediados del año 2006 y luego de un par de meses frecuentando asambleas barriales (en parroquias, sociedades de fomento y otros lugares aledaños)
por el tema de la instalación del Centro de Salud en el Mercado Recuperado
(iniciativa que nunca se concreto) y otras iniciativas, donde participaban veci-
1990/2009 de la Dirección General de Estadística y Censos.
161. La descripción etnográfica de éste espacio fue realizada en el marco de un trabajo presentado
en el seminario de Cambio social, desarrollo y procesos de movilización social (dictado por Guido
Galafassi) en febrero del 2007 titulado “Un proyecto de desarrollo alternativo desde los movimientos
sociales”, éste trabajo es publicado colectivamente por Dan Deligdisch, Lucrecia D´Amato y Marysol Orlando, como miembros del Programa Facultad Abierta de SEUBE, FFyL, UBA con el mismo
nombre en julio de 2007 con motivo del Primer Encuentro Internacional de Debate La economía de
los trabajadores: autogestión y distribución de la riqueza. Claro, como se trata de una historia viva,
en la actualidad se suscitaron muchos cambios sea en las correlaciones de fuerza internas y o en
la presencia / ausencia de determinadas fuerzas políticas (algunas cambiaron de nombre o dejaron
de existir).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
nos independientes (de vínculo orgánico con alguna organización política) y
distintas fuerzas políticas, Carlos tuvo tiempo de conocer como me desenvolvía
e investigar mis intenciones para con el Mercado. Una mañana cálida frente
almercado, ya habiendo descartado el supuesto de que represente una amenaza,
Carlos me presenta formalmente a un referente del MTL que ya había visto en
las asambleas. Se trata de Jorge López, que se encuentra barriendo la vereda del
Mercado (él se transformaría en un informante clave y una persona central para
facilitar mí ingreso al Mercado).
El mercado recuperado, fundamentalmente, es un espacio que se transformo
en el refugio de muchos ante un sistema económico que no puede garantizarles
las condiciones necesarias básicas que le aseguren su pleno desarrollo.
Es un inmueble que contiene espacios públicos, privados y de uso restringido y cumple una función comunitaria (transitorio o de paso) para muchos
sujetos y actores sociales que mantienen una intensa vida en su interior. En el
viven permanentemente algunas personas, solas o en familia. También habitan o
circulan dentro y entorno al Mercado muchas y diversas personas con diferentes
trayectorias, identidades, realidades y culturas que se vinculan al Mercado por
distintos motivos y con distintos objetivos.
En este espacio se núcleo gente principalmente por necesidad de un techo o
de un plato de comida (aunque sea para complementar sus magros ingresos), es
decir, como estrategia de supervivencia. El concepto de estrategias aparece como
nexo entre elecciones individuales y estructuras sociales, en tanto remite a opciones posibles. Cuando la gente opta, lo hace dentro de condiciones sociales que
determinan objetivamente las consecuencias de sus actos, por medio de la propia
experiencia y conocimientos de las relaciones sociales y desde sus condiciones
reales de vida (Hintze, 1989).
Por eso es vital tener en cuenta que la necesidad es el fundamental móvil
(aunque no es el único) que motiva a las personas a acercarse al mercado. Se trata
de un espacio habitado mayoritariamente por la miseria pero permanentemente
disputado por múltiples lógicas, por supuesto que estas lógicas no se presentan
en el fenómeno observado de manera clara, nítida y distinguible; sino más bien
de manera difusa, mezclada e interrelacionadas.
Como mi ubicación en el campo se centraba dentro del mercado recuperado frente a donde vivía en aquel entonces, experimente un extraño pero cercano
sentimiento de desplazamiento cultural que lo describo con la expresión “dentro
o fuera” del Mercado. Mi experiencia directa y prolongada dentro del mercado,
y en particular junto al MTL, me permitió tener una comprensión profunda de
los móviles y fundamentos de las prácticas concretas, y los sentidos y significados
que los actores asociaban a ellas (el punto de vista nativo según Mallinowski). De
ésta manera tuve un acceso privilegiado del conocimiento local (según Geertz)
de los referentes políticos, que constantemente se remitía a transformaciones esHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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tructurales en el modo de acumulación (en el plano nacional e internacional) y a
discursos políticos neoliberales (explícitos o implícitos) que estigmatizaban a los
más vulnerables como chivos expiatorios para sostener y legitimar un sistema de
dominación. Sin embargo mi presencia, como la de toda persona que ingresaba
al mercado, siempre fue observada y analizada por todos y todas en base a tres
posibilidades: “compañero”, “aliado” o “enemigo”. Inicialmente me vincule con
fines solidarios y luego fui construyendo un distanciamiento epistemológico a
partir de la ficción “nosotros-otros”; no obstante ese “estar adentro” me sumergió en las reglas de juego del campo de poderes en conflicto, donde no había
lugar para “neutros observadores”, en el medio de dos bandos en conflicto o se
está de un lado o se está del otro, (ya sea por acción u omisión) al menos si uno
pretende permanecer dentro del campo. Tal involucramiento inconscientemente
sesgo mi mirada y en ese proceso de distanciamiento mi enfoque se centró en
los movimientos sociales y en la pugna política, que en el fenómeno que observaba se manifestaba en la pugna por ocupar espacios, pero no vi a los sujetos
individuales sino más que a través de la mirada del movimiento y únicamente en
relación a él.Tal distanciamiento se volvió tanto más urgente “cuando los nativos
son nuestros vecinos162” y todo lo que ello implica subjetiva y objetivamente.
Por otro lado, vivir en el campo de interacción me dio acceso a las categorías nativas de quienes vivían fuera del mercado (hace décadas o incluso por
generaciones), por ejemplo si consideramos al barrio desde la perspectiva nativa,
que otorgan mayor importancia al espacio cercano y a las relaciones afectivas
cara a cara entre vecinos al momento de asociar sentimientos de pertenencia
e identidad, se entiende que “el barrio” para los vecinos cercanos al espacio de
referencia es la zona de influencia que funde a distintos sectores de los barrios
(desde las nomenclaturas oficiales de la CABA) de: Mataderos, Parque Avellaneda
y Villa Luro.
Si comparamos la población de dentro y fuera del mercado, lo primero que
se percibe es que quienes habitan dentro del mercado son residentes de hace
pocos años de origen migratorio interno (sea intra o interprovincial) y externo
(mayoritariamente peruanos y bolivianos) pero no son de originarios del barrio.
Lo segundo que se percibe a simple vista es que el grueso de la población
que se aglutina entorno al mercado recuperado lo hace por necesidad.
Ya habían pasado años de cuando conocí a Jorge y una noche fría a mediados de junio entro al Mercado para ayudar con el comedor; esto es lo que se
arreglo en la reunión zonal del miércoles pasado cuando termino la asamblea y
se paso a las comisiones, la comisión de política alimentaria armo en una cartulina con los días del mes a quien le tocaba venir a cocinar la semana siguiente, ese
162. Ginsburg (1998).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
día nos tocaba a “Kapa”, a Toto y a mí, me acuerdo que en la zonal Toto protesto
diciendo: “siempre venimos los mismos a cocinar”.
Llego a las 19:05 hs., las mesas del comedor comunitario del MTL ya se encontraban montadas a la izquierda del espacio común (compartido por todas las
organizaciones de adentro del mercado), frente a la pieza de la Asociación de Refugiados Peruanos y al local compartido163 por Los Aymaras Intercontinentales164
y por los chicos de la universidad165, atravieso caminando el comedor donde ya
había 7 adultos conversando mientras esperaban que les sirvan la comida (varones), estaban sentados en la mesa que está debajo del cuadro colgado de Manuel
Marulanda Reyes166, donde se hacen las reuniones semanales de la zonal 6 (que
aglutina a los barrios de Mataderos y Flores) del MTL. De a poco, los comensales
se fueron haciendo la costumbre de ayudar, cuando llegaban tomaban los tablones y caballetes frente a la cocina y montan el comedor en el lugar de siempre.
Entro a la cocina del movimiento y se encontraba “Kapa” (militante del
MTL) cocinando, mientras me pongo a ayudarlo a pelar las papas comenzamos
a conversar.
“Kapa” tiene 30 años, hizo el secundario completo, sus padres eran agricultores y en su chacra también criaban animales.Vino a vivir a la Argentina desde
Perú hace 2 años porque en su país ganaba poco en su trabajo, así que junto plata
para el pasaje y se vino para acá, eligió Buenos Aires porque acá tiene un primo
que lo esperaba al llegar. Las redes migratorias cumplen una función de amortiguador del coste económico, no solo por el apoyo y ayuda al partir o al llegar
a destino; sino también por el acceso a la información que provee. Además, no
solo permite reducir costos económicos; sino que además estimula la adaptación
o integración a la comunidad receptora por medio de la contención emocional
para transitar con cierta armonía la ruptura con la comunidad de origen.
Al principio estuvo trabajando en un lavandero de autos 1 mes hasta que
consiguió un trabajo mejor en una fábrica de medias. A los 3 meses de estar aquí,
los quisieron desalojar a él y a su primo de la casa donde vivían; él se acerco al
MTL para ponerse en contacto con otras personas en su misma situación que lo
163. Cuando aún funcionaba el antiguo mercado municipal del barrio había una panadería; luego de
la recuperación dormían ahí los militantes de la Federación Juvenil Comunista (los cumpas la Fede)
cuando hacía guardia en un momento de conflicto interno y le decían la piojera; cuando yo llegué al
mercado ya no estaba la Fede.
164. Es una banda de sikurys que tocan folklore andino, promueven diversas iniciativas culturales y
educativas y tienen un perfil de fuerte compromiso político y social en favor de las reivindicaciones
de los pueblos originarios.
165. Ahí nos reuníamos, estudiantes y graduados universitarios, todos los sábados a las 11hs para
planificar las actividades del Centro de Promoción de Derechos Humanos y Formación para el Trabajo Cooperativo, SEUBE, FFyL, UBA.
166. Líder guerrillero de las FARC caído en combate.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 197
ayudasen contra los desalojos y aprender a ayudar a otras personas167.
Participa en todas las actividades del movimiento como por ejemplo ir a
marchas, participar en las reuniones semanales zonales y además es miembro de
la comisión zonal de políticas alimentarias, dice que los comedores están subsidiados por el Estado pero no el comedor comunitario del Mercado Recuperado
donde ayuda regularmente a cocinar (sin embargo reciben donaciones de otro
comedor subsidiado por el Estado).
El movimiento le dio acceso temporalmente a una pieza dentro del Mercado hasta que mejore su situación habitacional, allí debe vivir solo. Comenta que
algunas compañeras recibieron a través del MTL la tarjeta de ciudadanía porteña,
él espera mejorar su situación de vivienda, estar mejor, conseguir sus documentos
y también le gustaría cambiar de trabajo porque el actual no le gusta mucho.
Fuera de la cocina transitan por los espacios comunes personas vinculadas al
mercado que caminan a donde están los baños de hombres y mujeres que están
enfrente del lavadero (los baños y el lavadero son compartidos por todas las organizaciones del mercado).
Una vez que terminamos de pelar las papas Kapa va al lavadero (se encuentra
detrás del comedor y de las cocinas frente del espacio donde se reúne el MTL)
a lavarlas y yo me pongo revolver la olla, que ya esta hirviendo, para que no se
pegue el arroz y fijarme si se están cocinando bien los cogotes y menudos de
pollo que le regalaron a Jorge en la carnicería por que como los trajo ayer los
tuvo que freezar (el freezer y la cocina industrial se compraron con lo recaudado
en varias polladas y peñas que organizo la zonal 6 del MTL). De pronto escucho
gritos y al salir veo que Kapa vuelve enojado, ¿qué paso? – le pregunto- nada,
que estos de adelante te ponen toda la ropa en el lavadero a remojar justo a la
hora del comedor, lo hacen a propósito, la otra vuelta se lo hicieron a Rita (otra
militante del MTL).
A las 20hs comenzamos a servir la cena a los comensales del comedor (28 en
total: 18 varones adultos, 5 mujeres adultas, 1 niñas y 4 niños). Primero servimos
comida a 11 hombres y 1 mujer (adult@s) que se encontraban sentados, a muchos los conozco de verlos seguido en el comedor viven en la calle (son hombres
adultos desalineados, algunos con bolsos o carritos cargados), ellos ya tienen un
itinerario flexible armado de donde ir por comida y donde ir para tener dinero.
Uno de los compañeros me avisa que no me fie de un grupo de jóvenes que
están haciendo barullo en el comedor (tienen la vestimenta bastante desalineada)
167. A partir de la modificación de la Ley 25.488 de Alquileres, promulgada en noviembre de 2001,
que postulaba el desalojo automático de que cualquiera inquilino u ocupante de una vivienda en 48
horas en caso de no cumplir con los reglamentos de alquileres, junto a la especulación inmobiliaria,
se creó una situación de incertidumbre que agravó el problema de la emergencia habitacional para
los inquilinos.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
porque “son los limpiavidrios que andan tomando porquerías acá adelante” <me
da la impresión que son argentinos>.
Se siguen acercando transeúntes al comedor en busca de un plato de comida, 1 joven mujer que vive en el mercado me acerca un plato para alimentar a
su bebé, al minuto se acerca otra joven mujer que también vive en el mercado
y retira una pequeña fuente para 3/4 personas (estas 2 jóvenes vinieron con sus
familias, les dio acceso la chilona y contribuyen a generar roces con el MTL).
Llegan 1 hombre adulto, 1 mujer adulta, 2 niños y 1 niña <me dan la impresión de que son un núcleo familiar básico (madre, padres e hijos/as) por el trato
y actitud de proximidad entre los 2 adultos y la particular atención que presta la
mujer a l@s niñ@s> (cuando llevo los platos me dice: “primero a los chicos…”)
un comensal pide locoto (ají picante que habitualmente se consume en Bolivia
y Perú), otro pide un vaso de agua, luego se acerca otro preguntando si puede
repetir.
A las 20:20 hs. los comensales se acercan a la cocina a dejar los platos, cubiertos y vasos se van retirando, llega Toto (militante del MTL) y entra directamente
a la cocina del MTL, saluda, agarra los platos sucios, los elementos de limpieza y
se dirige a lavar los platos al lavadero.
Se acerca a la cocina a pedir un plato de comida y agua 1 hombre adulto,
se encuentra desalineado <me da la impresión de que es argentino y que tiene
unos 45 años aproximadamente>, tiene sus manos callosas y sucias, su mano
derecha está envuelta en cinta adhesiva plástica (tipo de embalar). Me cuenta
que es cartonero y que se hallaba recolectando, cuando encontró el monitor de
una computadora en la calle, rompió su pantalla de vidrio para extraer el cobre
interno y al arrancar con su mano derecha cables de cobre del interior se cortó la
mano. Me dice: “igual no me sangro muchos…” <dio a entender que estaba bien>.
Se sienta a comer en la mesa que está en el espacio del MTL (donde se realizan
sus reuniones zonales) y me quedo próximo a él conversando por un momento.
A modo de conclusión
A partir de una investigación etnográfica en un espacio urbano intentamos
no solo dar cuenta de la enorme heterogeneidad social que concentra la miseria
urbana en las ciudades latinoamericanas modernas. Sino que además he intentado señalar la especificidad que aporta la migración a los procesos de movilización
social metropolitanos. En particular en el presente trabajo me concentre en cruzar la variable de clase con la variable migratoria (particularmente la peruana),
no obstante no desconozco la existencia de múltiples variables que configuran la
presencia de polifonías en los grupos subalternos.
La participación en el MTL por parte de algunos inmigrantes peruanos actuó como un mecanismo de integración social, no solo para los residentes de la
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 199
CABA de origen migrante; sino también para la diversa y altamente heterogénea
población en situación de vulnerabilidad social. Las trayectorias hacía la pobreza
e indigencia son muy disímiles pero se encuentran en los espacios de segregación
residencial; Estos espacios muchas veces se transforman en lugares que devienen
escenarios de disputa o campos de poderes en pugna por la hegemonía del inmueble que generan lugares de fricción y/o divergencia entre distintos grupos.
En éste caso en concreto el conflicto no se genero entre organizaciones sociales,
menos por la competencia por una misma base social; sino por la ocupación de
posiciones al interior del inmueble.
En éste trabajo intentamos trascender los sentimientos y motivaciones puramente individuales, no porque desconozcamos que ellos efectivamente inciden
en la agencia de los sujetos; sino para dar cuenta de los causantes estructurales
que condicionan sus decisiones individuales. Las múltiples dimensiones que atraviesan a los sujetos van siempre juntas, debemos superar el modelo que separa
a la vida en esferas aisladas para entender las conexiones entre diversos factores
objetivos y subjetivos que nos permitan superar la estéril dicotomía entre política
y economía.
Es frecuente ver un proceso de transformación en los sujetos que se incorporan al Movimiento, que va desde el individualismo utilitarista hasta el compromiso voluntario con un proyecto colectivo. Este proceso es visibilizado conscientemente por los propios actores sociales y adquiere verdaderamente el estatus
de categoría social (categoría nativa), entendiendo por éstas a las representaciones
o prácticas recurrentes en discursos o acciones locales y que establecen relaciones
particulares.
No debemos tener prejuicios en reconocer la existencia de fuertes condicionantes iniciales, como la necesidad de hacerlo, en la incorporación de los sujetos
individuales al movimiento. El problema es ubicar la politicidad de las clases
populares en situación de vulnerabilidad social para comprender como es vivido
“lo político” por los propios actores nativos presentes en el campo de estudio...
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Desafíos para la enseñanza de la
Economía Social y Solidaria. Algunas
reflexiones desde la experiencia
universitaria.
Ariel Fontecoba, Juan Ramón Silva y María Luz Soteras168
Introducción
Las experiencias educativas de la Economía Social y Solidaria (en adelante:
ESS) plantean una serie de desafíos, fundamentalmente en cuanto a la comprensión de “lo económico” como dimensión social. Las teorías económicas
dominantes definen a este campo a partir de su identificación plena con las
formas capitalistas de producción, distribución, consumo y acumulación, imposibilitando la tematización de prácticas alternativas de hacer economía. Estas
dificultades se trasladan generalmente a las instituciones educativas, que suelen
reproducir los discursos dominantes sobre lo económico en sus contenidos curriculares. En tal sentido, construir conocimientos en torno a un campo amplio
y diverso de experiencias económicas no capitalistas y desde el contexto de una
universidad pública supone superar una serie de reduccionismos conceptuales en
torno al papel del mercado, el capital y la subjetividad humana -entre otros-, y
generalmente argumentando a contrapelo de discursos académicos fuertemente
arraigados en las instituciones educativas. A partir de una experiencia de cátedra
y de extensión de casi 10 años con la ESS en la carrera de Relaciones del Trabajo
en la Universidad de Buenos Aires, vinculada a reflexionar en torno a la reconfiguración de las relaciones del trabajo en las formas autogestivas, trataremos de
abordar algunos de estos dilemas y desafíos, entendidos como intentos de disputa
168. Colectivo LaYunta. Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Seminario “De la globalización a
la Economía Solidaria. Transformaciones en el mercado laboral y alternativas en la generación de
trabajo y empleo”
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 203
por el sentido de lo económico, su representación en las teorías económicas y su
transmisión naturalizada en el currículo universitario.
En primer lugar, apoyándonos en la obra de Polanyi y Razeto, afirmamos
que el proceso de constitución de la ciencia económica moderna se encontró
doblemente condicionado por las estructuras mercantiles y la mentalidad económica del capitalismo liberal. En este sentido, argumentamos que las categorías
económicas de la disciplina absolutizan la racionalidad particular del modo de
producción capitalista, al tiempo que el clima cultural y científico dominado por
la epistemología positivista de las ciencias naturales de la época la impulsaron a
buscar leyes causales de los procesos económicos, representando a la economía
como un espacio social separado y determinado por factores universales y necesarios. En consecuencia, planteamos que estos postulados de la ciencia económica suponen para la ESS una serie de limitaciones y condicionamientos que
deben ser cuestionados y superados en un nuevo marco de comprensión de los
sistemas económicos.
Esta crítica, así como la presentación de los criterios en los que se basa, nos
permitirá postular un punto de partida teórico-práctico alternativo al liberalismo económico, que hará las veces tanto de basamento epistemológico como de
hipótesis teórico-política de comprensión de la ESS. Para ello nos apoyamos en
las nociones de “reproducción ampliada de la vida” de Coraggio (1999, 2007).
Estos principios de interpretación alternativos son proyectados como ejes axiológicos que posibilitan tanto la crítica de las teorías y de las estructuras económicas
dominantes como la construcción de conceptos de la ESS fundados sobre otros
criterios definitorios de “lo económico”. Asimismo, argumentamos que este
cambio de perspectiva es necesario no sólo por las insuficiencias epistémicas de
la ciencia económica, sino también por las consecuencias humanas desbastadoras
de la sociedad de mercado como sistema económico, requiriendo una toma de
posición ético-política y una reflexión normativa sobre las categorías de análisis
empleadas desde la ESS.
A partir del desarrollo anterior, esbozamos una caracterización preliminar de
las prácticas económicas solidarias que las define como emergentes embrionarios
de posibles arreglos económicos con capacidad de institucionalizarse y generar
estructuras alternativas de producción y consumo. En tal sentido, se manifiestan
como experiencias que crean espacios socio-económicos a nivel micro social en
los que predominan principios de igualdad, solidaridad, cooperación y respeto
por el medio ambiente, bajo diferentes modalidades organizativas y con distinta
intensidad. Estas experiencias y sus protagonistas no conllevan aún una alternativa estructural y comprehensiva de organización económica basada en criterios
anticapitalistas, pero tienen la fuerza suficiente como para dificultar la reproducción del sistema capitalista en forma parcial, generando efectos emancipatorios
acotados a nivel individual y societal (Santos y Rodríguez, 2007).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
2. Una disputa por el sentido de “lo económico”
2.1 Enfrentar los reduccionismos: mercado, capital
y subjetividad
Nuestras ideas, nuestros valores, nuestra manera de pensar la economía están
permeadas por el tipo de sociedad en la que vivimos, una sociedad gobernada
por un conjunto de mercados autorregulados o sociedad de mercado. Para Polanyi (1980, 2007) no debe extrañarnos que en una sociedad tal, donde cada individuo se ve obligado a someterse a las reglas de la compra-venta de mercancías
para sobrevivir, el concepto dominante del hombre sea el homo economicus. Según
este concepto el hombre es un ser que se mueve fundamentalmente por móviles
“materiales”, especialmente por el temor al hambre y la ambición de riquezas,
en contraposición a los demás móviles, que son considerados como “ideales” y
secundarios. Sin embargo, esta concepción es sólo válida parcialmente, puesto
que se deriva de un determinado contexto social. En una sociedad donde reinan
los patrones de mercado, la carencia para la inmensa mayoría de otro medio de
subsistencia que no sea la propia fuerza de trabajo crea las condiciones para el
sometimiento de los trabajadores y sus familias a los mecanismos de coerción
económica.
Pero el hambre y la ambición de lucro no son más “económicas” que otras
motivaciones humanas. La absolutización de estas motivaciones como “motivaciones económicas”, naturales para cada ser humano en cualquier tiempo histórico, es una operación ideológica consumada por la doctrina económica liberal.
El estudio de sociedades precapitalistas demuestra que los hombres han encontrado múltiples motivos para producir a lo largo de la historia. Cualquier incentivo, motivación o sentimiento por sí sólo, en forma aislada, carece de significado.
Son las circunstancias sociales las que condicionan las conductas de las personas,
no una supuesta esencia innata a todo ser humano. A este respecto la conclusión de Polanyi es categórica: «Lo que en el siglo diecinueve llevó a concebir al
hambre y la ganancia como “económicos” fue simplemente la organización de la
producción en una economía de mercado» .
Luego la ciencia económica liberal procedió a separar estas motivaciones
históricamente determinadas, presentándolas como tendencias naturales del
hombre, válidas para cualquier época. De esta manera se pudo afirmar que la
economía, tanto de las sociedades precapitalistas como de la sociedad capitalista,
se organizó siempre bajo los mismos preceptos y las mismas motivaciones, sacralizando el status quo de la sociedad de mercado.
En realidad, el hombre jamás fue tan egoísta como querría
esta teoría, aunque el mecanismo de mercado haya traído a escena
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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su dependencia de los bienes materiales, sus móviles ‘económicos’
jamás han constituido su único incentivo para trabajar (…) Pero
una observación más atenta revela que el hombre actúa por motivaciones “mixtas”, sin excluir las que tienen que ver con el deber
para consigo mismo y con los otros, y quizá también disfrutando
secretamente del trabajo169
Los condicionamientos que impuso el contexto histórico-social sobre el
pensamiento económico en su período de constitución llamado “clásico” no se
redujo simplemente a una determinada concepción del ser humano. La ciencia
económica en su conjunto se vio sesgada por los determinantes sociales de su
tiempo. Como señala Razeto (1984), en sus orígenes, la ciencia de la economía
se presenta como “economía política”, es decir, como una disciplina interesada
en primer término por los fundamentos del orden social. No emerge como una
ciencia “pura”, desligada de la política y de la sociedad, sino muy por el contrario se conforma como una ciencia del Estado, en tanto institución central para
la construcción del mercado nacional. Pero esta disciplina expresa, a su vez, el
ascenso social de una clase: la burguesía liberal, que deviene hegemónica a partir
del ejercicio del poder político desde el aparato de Estado. Por lo tanto, la ciencia
económica, afirma Razeto, se constituye en sus comienzos como el ala ideológica del proyecto político de la burguesía.
Este origen mundano del pensamiento económico es negado por la doctrina
liberal del laissez faire. La sociedad de mercado es presentada por esta doctrina
como un orden natural, necesario e inmutable. A esta esfera social autónoma
capaz de autorregularse, el Estado sólo debe prestarle su fuerza de coacción,
de manera tal que asegure su libre desarrollo. Cualquier otra intervención del
Estado sobre la economía es presentada como una “intromisión” de principios
extra-económicos dentro de un orden social cuya lógica inmanente tiende naturalmente al equilibrio. Esta separación ficticia entre “lo social”, “lo político” y
“lo económico”, responde a la realidad de una sociedad que se subordina crecientemente a los mecanismos del mercado. Pero la representación que la ciencia
económica clásica realiza de este proceso es una verdadera mistificación, puesto
que presenta aquello que es el resultado de un proceso histórico, en el que la
política no estuvo ni está ausente, como un estado natural de la condición humana. En última instancia, la ciencia económica clásica no hace más que reforzar
la apariencia de una “ficción real”. “Ficción”, porque la conformación de un
sistema de mercados autorregulados no se logró “naturalmente”, sino mediante
la coerción de las instituciones estatales que respondieron a los intereses políticos de la clase burguesa. “Real”, porque una vez que dicho proceso histórico se
169. Ibídem, pp. 6-7.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
realizó en gran parte, la sociedad quedó efectivamente subordinada a la dinámica
autónoma de las reglas del mercado.
El período siguiente de la ciencia económica, el llamado período “neoclásico”, no hizo más que acentuar la separación de lo económico respecto de las
demás dimensiones de lo social. Aquí, afirma Razeto, la ciencia económica se
presenta sin empacho como una ciencia “pura”: «La disciplina se presenta como
el estudio de un espacio particular de relaciones económicas ‘puras’, separadas, al
que se atribuye un grado de objetividad que lo hace susceptible de un conocimiento científico exacto»170.
Como lo demuestra Razeto, este devenir de la ciencia económica no es ajeno al devenir del conjunto de las ciencias sociales de la época, y tiene su explicación en la dependencia de estas disciplinas del modelo positivista de las ciencias
naturales. Se conjugan, entonces, dos procesos: por un lado, la consolidación del
mercado capitalista de concurrencia, que la ciencia económica absolutiza exponiendo abstractamente la racionalidad particular que lo caracteriza como lógica
natural de la esfera económica; y por otro lado, un determinado clima cultural y
científico dominado por la epistemología positivista de las ciencias naturales, que
impulsa a la ciencia económica a buscar leyes causales de los procesos económicos, representando a la economía como un espacio social separado y determinado por factores universales y necesarios.
En las ciencias sociales occidentales predomina aún el paradigma positivista
de ciencia, que en gran parte conserva supuestos deterministas y objetivantes del
accionar humano. El problema con esta idea de ciencia social es que no habilita
la posibilidad de pensar el cambio o, en el mejor de los casos, el cambio ya está
calculado, como resultado de los patrones que rigen el comportamiento humano.
Esto es a lo que se refiere Santos (2006) cuando afirma que las ciencias sociales producen una “desmoralización de la voluntad de transformación social”.
La acción, la voluntad, las intenciones de los seres humanos están fuertemente
determinados por las condiciones sociales objetivas. Éste, dirá el autor, es un
presupuesto cultural de la ciencia occidental que no comparten, por ejemplo, las
culturas orientales. El contexto socio-cultural en el que se desarrollan las ciencias
condiciona ciertos postulados que son asumidos por ellas en forma acrítica. Esta
concepción de la ciencia occidental se deriva, entonces, de un tipo de racionalidad particular que Santos (2006) llama “razón indolente”.
En tal sentido, para que nuestra imaginación social no quede paralizada y
reducida a lo existente, se requiere un punto de partida alternativo que postule
otros ejes axiológicos de comprensión económica, dado que toda indagación
científica se encuentra orientada por ciertos principios normativos implícitos
170. Razeto (1984), p. 3.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 207
o explícitos. Lo que postulamos aquí es que los cánones del mainstream de
la ciencia económica y de buena parte de las ciencias sociales occidentales
son un obstáculo para pensar, comprender y reflexionar sobre las prácticas de
producción, consumo, acumulación y distribución de la ESS. Necesitamos no
sólo criticarlos y cuestionarlos, sino intentar construir otros marcos de comprensión que estén a la altura de nuestro objeto de conocimiento. Con este
criterio consideramos que la noción de “reproducción ampliada de la vida” de
Coraggio (1999, 2007) constituye un vía alternativa para iniciar este camino de
reconstrucción epistemológica.
La noción de “reproducción ampliada de la vida” habla de un proceso por el
cual, durante un período prolongado, un individuo, un colectivo o una sociedad
alcanza la satisfacción de sus necesidades humanas -biológicas, sociales y culturales- con un desarrollo en la calidad de los fines (las necesidades) y los medios (los
satisfactores) implicados en dicho proceso. En la definición se destacan tanto la
idea de “calidad” como la idea de “vida”. Nótese que por “vida” se hace alusión
no sólo a la mera existencia biológica de los seres humanos, sino también a todo
aquello que es considerado social y culturalmente como valioso y necesario para
la realización personal de los individuos. La inclusión del vocablo “calidad” da
cuenta de una evolución cualitativa, significa que la vida de las personas, en este
sentido amplio de vida al que hacíamos referencia, se va modificando a lo largo
del tiempo para mejor. Esto implica, como es natural, una percepción subjetiva
que es variable de un individuo a otro, de un grupo social a otro o de una sociedad a otra, pero de por sí supone un corrimiento del marco de sentido planteado
desde la teoría neoliberal. Este principio sustantivo cuestiona la centralidad del
mercado “autorregulado” y de las motivaciones “materiales” como ejes estructuradores de la economía.
2.2 Las prácticas económicas solidarias
A partir de este punto se plantea la cuestión de cómo conceptualizar a las
experiencias prácticas de organización económica que presentan características
alternativas y que genéricamente denominamos de ESS. Como afirman Santos y
Rodríguez (2007), se trata de experiencias que no tratan de reemplazar al sistema
capitalista como totalidad, es decir, no conllevan aún una alternativa comprehensiva de organización económica a nivel micro y macro social basada en criterios
anticapitalistas. Sí, en cambio, tienen la potencialidad como para crear espacios
socio-económicos acotados en los que predominan principios de igualdad, solidaridad o respeto por el medio ambiente, bajo diferentes modalidades y con distinta intensidad. En este sentido, podemos decir, junto con los autores, que tienen
la fuerza suficiente como para dificultar la reproducción del sistema capitalista
en forma parcial. Son formas de resistencia acotada, generalmente local, pero con
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
diversos grados de efectividad. No se trata, por lo tanto, de nuevos modos de
producción que reemplacen al sistema capitalista. Sin embargo, como destacan
Santos y Rodríguez, generan efectos emancipatorios en otro sentido. En primer lugar, a nivel individual, dado que estas iniciativas suelen implicar cambios
importantes en las condiciones de vida material y subjetiva de los actores. En
segundo lugar, a nivel societal, ya que la difusión de experiencias alternativas
exitosas amplía el espectro de lo posible, mostrando y legitimando otras formas
de organización económico-social, que se tornan así creíbles.
Por otra parte, estas iniciativas económicas deben ser capaces de mantener
y reproducir sus rasgos anti-sistémicos, al tiempo que deben lograr ser viables y
sustentables, dentro de las reglas de juego del modo de producción capitalista.
Esta tensión entre el potencial emancipatorio y la sostenibilidad económica de las
experiencias le otorgan un carácter embrionario, e implican generalmente que
deban soportar distintos grados de inestabilidad. No son “islas” de una economía
social pura, sino emprendimientos que tienen relaciones con mercados locales y
nacionales, que deben garantizar la reproducción material de sus miembros sin
perder sus atributos diferenciales. En definitiva, son “alternativas suficientemente
utópicas como para implicar un desafío al status quo y suficientemente reales
como para no ser fácilmente descartables por ser inviables”171.
Para una “sociología de las emergencias” (Santos, 2006), estas características de las experiencias de ESS suponen prestar atención simultáneamente a la
viabilidad y al potencial emancipatorio de las mismas. Si se insistiera demasiado
en la viabilidad en detrimento de los rasgos disruptivos, se correría el riesgo de
reproducir los defectos de la “razón indolente”, reduciendo la realidad a las modalidades dominantes de existencia social y aceptando los valores que impone el
sistema capitalista. A su vez, si se juzgara a estas iniciativas solamente en función
de su radicalidad, se corre el riesgo opuesto de practicar un “fundamentalismo de
lo alternativo” (Santos y Rodríguez, 2007), lo cual nos llevaría a descartar aquellas experiencias que conllevan transformaciones graduales y que tienen que asumir algún grado de compromiso con el sistema dominante para poder sobrevivir.
De lo que se trata, en realidad, es de sostener la tensión entre la sostenibilidad y
la radicalidad socio-económica de los emprendimientos solidarios, amplificando
y desarrollando sus rasgos emancipatorios, haciéndolos más visibles y creíbles.
171. Santos y Rodríguez (2007), p. 10.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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3. Reflexiones finales
Desde nuestro enfoque, la crítica de la ciencia económica dominante se
presenta como una necesidad doblemente motivada. En primer término, dado
el grado de implicación con el status quo que adquirió históricamente la disciplina económica, aportando un sustento teórico justificatorio de la sociedad de
mercado. La ciencia económica moderna ha construido sus categorías centrales
a partir de la naturalización de la lógica económica del modo de producción
capitalista. Lejos de aportar a una teoría comprensiva del fenómeno económico en toda su extensión, ha reducido sus conceptos a las formas económicas
dominantes, presentándolas como formas racional e históricamente superiores.
En otras palabras, para la disciplina, lo económico tout court se confunde con lo
económico en su expresión capitalista.
Estas características de la ciencia económica actual nos han conducido a señalar las insuficiencias y los sesgos de su matriz de interpretación del fenómeno
económico. En este sentido, sus conceptos operan produciendo un empobrecimiento del universo de experiencias pensables. La reflexión se detiene allí donde
las formas no capitalistas de producción aparecen, dado que se salen del marco
categorial de la ciencia económica. En el mejor de los casos, estas formas han
sido teorizadas como versiones simplificadas del modelo utilitarista o simplemente descalificadas como manifestaciones anti-económicas.
La relación entre la economía formal y el sistema económico
humano es, en efecto, contingente. Fuera del sistema de precios
formados por el mercado, el análisis económico pierde la mayor
parte de su relevancia como método de investigación del funcionamiento del sistema económico172
Esta reflexión de Polanyi la consideramos válida no sólo para la crítica del
análisis económico en una perspectiva histórico-genética de los sistemas económicos. Sus limitaciones se muestran también frente al universo de prácticas que
abarca la ESS, orientadas por la reproducción ampliada de la vida humana.
En segundo lugar, la propia realidad de la sociedad de mercado demanda un
posicionamiento ético-político frente a sus consecuencias deshumanizantes. Esto
implica postular que no existe un modo de conceptualización valorativamente
neutral, lo que no supone en cambio ausencia de rigor y método. Por el contrario,
la objetividad entendida como investigación social desprovista de valores es usualmente uno de los argumentos más fuertes para justificar la realidad “tal cual es”,
confundiendo la objetivación como momento parcial de todo proceso de conocimiento con la “objetualización” del orden social. La cosificación de los hechos
172. Polanyi (1976), pp. 160.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
sociales representa un modo corriente de “naturalización” de las formas de dominación social metodológicamente fundado y avalado. Sobre este aspecto la ciencia
económica se ha alimentado mayormente de una epistemología positivista.
Por otro lado, la asunción de criterios axiológicos alternativos no se funda
en una crítica puramente negativa y abstracta de la economía capitalista, sino que
asume al universo de lo económico como un territorio diverso, habitado por
nuevas realidades emergentes.
No se trata de un futuro abstracto, es un futuro del cual tenemos pistas y señales; tenemos gente involucrada, dedicando su vida
–muriendo muchas veces– por esas iniciativas. La Sociología de las
Emergencias es la que nos permite abandonar esa idea de un futuro
sin límites y reemplazarla por la de un futuro concreto, basado en
estas emergencias: por ahí vamos construyendo el futuro173.
La postulación de un criterio de sentido orientador de la investigación teórica en función de la reproducción ampliada de la vida en sociedad recurre a
la “sociología de las ausencias” y a la “sociología de las emergencias” para dar
visibilidad y potenciar al amplio y diverso abanico de prácticas y actores de la
ESS. De esta manera, al tiempo que se ejerce la crítica de la sociedad de mercado
se habilita la posibilidad de proyectar otros escenarios futuros para el conjunto
de la humanidad. La crítica de la ESS, entonces, se ubica en una perspectiva de
transformación social (Habermas, 1990), lo cual permite, sin ignorar las tendencias dominantes de los procesos histórico-sociales, identificar también las contratendencias que sostienen y habilitan desarrollos alternativos, evitando caer en el
fatalismo de las determinaciones económicas.
Bibliografía
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Bs. As., Miño y Dávila Editores, 1999.
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latinoamericanas, Colección lecturas sobre Economía Social, Bs. As., Altamira, UNGS, 2007.
Habermas, J., Conocimiento e interés, Bs. As., Taurus, 1990.
Polanyi, K., La Gran Transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo, Bs. As.,
FCE, 2007.
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--- “Nuestra obsoleta mentalidad de mercado”, traducido al castellano de Economie primitive,
173. Santos (2006) pp 31.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 211
arcaiche e moderne, Turin, Giulio Einaudi Editore, 1980.
Razeto, L., Economía de Solidaridad y Mercado democrático (Libro segundo), Santiago de Chile, Ediciones PET, 1984. Formato web: http://www.luisrazeto.net/content/primera-seccion-parauna-nueva-critica-de-la-ciencia-economica-desde-la-economia-de-solidari
Santos, B. de S., Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social, Bs. As, CLACSO, 2006.
Santos, B. de S. y Rodríguez, C., “Para ampliar el canon de la producción”, en Revista Otra
Economía,Vol. I, Núm. 1, 2007, pp. 8-13.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Programa de diversificación
productiva, un proceso de economía
social en la cordillera del ChubutPatagonia
Cecilia Gajardo, Carolina Martin y Ana Valtriani174
Introducción
La Cátedra de Sociología Rural y Extensión Forestal de la Facultad de Ingeniería Forestal de la Universidad Nacional de la Patagonia, sede Esquel y el
Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico (CIEFAP), iniciaron en el 2004 un proceso de intervención en acuerdo con las autoridades del
Parque Nacional los Alerces (PNLA) en la provincia del Chubut. En este caso
la intervención vinculada con un proceso de investigación y extensión, con un
enfoque de género con pobladoras de la seccional del Maitenal, fue planificada
en base a un componente de capacitación en diferentes producciones de interés
para la comunidad.
Dado un infructuoso resultado en la búsqueda de financiamiento de proyectos en diferentes fuentes de financiación, se decidió acompañar a este grupo de
unidades domésticas desarrollando una estrategia autofinanciada de elaboración
de dulces y comercialización en ferias o en sus propias casas.
Continuando la búsqueda de financiamiento, en 2010 se presentó un proyecto a la Secretaría de Trabajo de la provincia del Chubut, denominado Programa
de Diversificación Productiva, cogestionado por la Municipalidad de Trevelin;
ampliando el área de intervención a otras dos comunidades de su jurisdicción:
Aldea Escolar y Los Cipreses; están ubicados en zonas rurales que se encuentran
174. UNPSJB. Docentes Cátedra de Sociología Rural y Extensión Forestal Facultad de Ingeniería
Forestal. Sede Esquel. Chubut.
Ana Valtriani. CIEFAP Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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a 30-40 km de la ciudad de Esquel, Chubut (referencia administrativa, institucional y comercial en la zona).
Se localizan en sitios turísticos, dos de ellos antes de la entrada Sur y Centro del P.N. Los Alerces, donde ingresan más de 200 mil turistas en temporada
de verano, constituyéndose en una oportunidad que debe ser aprovechada más
plenamente, con la planificación y la coordinación de acciones. En este sentido,
Aldea Escolar y Los Cipreses, cuentan con lugares comunitarios para la venta
de productos artesanales y en el Maitenal hay algunas experiencias previas de
organización, como fue una Dulcería instalada en la Escuela Nº 25 en la Villa
Futalaufquen, proyecto coordinado también desde la UNPSJB, y actualmente a
través de un Programa de Pobladores del mismo Parque.
El objetivo del proyecto fue capacitar a mujeres de tres comunidades rurales,
pertenecientes al sector de la agricultura familiar, en diferentes elaboraciones de
productos alimenticios de calidad y promover su comercialización a través de
ferias artesanales, buscando recuperar los saberes locales y revalorizando saberes
y prácticas ancestrales.
El origen de las unidades domésticas es principalmente rural, con una cultura de la producción fruti-hortícola y ganadero y su diversificación. También
con saberes en la cosecha y el aprovechamiento de recursos naturales como
productos forestales no maderables. Para estos productos se promueve desde estas
intervenciones, formas de agregarle valor como la fabricación de chacinados, la
elaboración de quesos y otros productos para el turismo.
Con el avance de la urbanidad y el desarrollo de políticas públicas de asistencia, se instala en estas poblaciones, ciertos valores asociados a un pseudo progreso,
tecnología y modernidad de lo urbano versus el atraso de lo rural.
La tendencia a la pérdida de los valores rurales es resistida por las organizaciones sociales locales, a través de la construcción de redes, con la participación
y visibilización del sector de la economía social en espacios públicos, como son
las ferias comunitarias y el intercambio entre los diferentes grupos, que se viene
desarrollando con el apoyo de políticas intervencionistas activas por parte de
diferentes Programas Estatales.
El desempeño de los Municipios es clave, en tanto nuclean y definen la modalidad de implementación de los programas sociales, interviniendo, a través de
sus reparticiones, en la forma de atender a las necesidades básicas insatisfechas de
la comunidad; y desde la década de los `90 se han instalado, al igual que en todo
el país, una diversidad de Planes y Programas Asistenciales.
Los desafíos son muchos para el sector de la agricultura familiar, y dependen
tanto de las estrategias institucionales, como del esfuerzo que las organizaciones
comunitarias realizan para ser visibilizadas y revalorizadas, como actores de la
economía y como unidades domésticas productoras de bienes y servicios.
Este proyecto de capacitación se orienta a diversificar las fuentes de ingresos
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
de las unidades domésticas, a través de la revalorización de los saberes tradicionales y el intercambio de saberes.
Esta sistematización de una intervención planificada y de impacto, de un
proceso dialéctico teórico – práctico, pretende además de comunicar la experiencia, alentar a la réplica o al desarrollo de prácticas similares, con la convicción
que su aporte a la gesta y cambio de la realidad experimentada por quienes participan en ella es de relevancia y tienen su correlato en procesos complejos que
definen el entramado socio económico más amplio.
Desarrollo de la Experiencia
Tensión dialéctica teoría – práctica. El equilibrio de la reflexión.
“…para una teoría ciega, la práctica es invisible,
y para una práctica ciega, la teoría es irrelevante…”
Boaventura de Sousa Santos.
Las principales líneas teóricas retomadas en esta sistematización se centran
en la investigación-acción-participativa, en el enfoque de la economía social y
en el enfoque agroecológico. La postura del grupo de intervención considera a
la población como sujeto social con capacidad de participar, analizar y de transformar su realidad; y el rol del equipo técnico no es neutral sino que se involucra
en el proceso, articulando las diferentes dimensiones a partir de la participación
activa de la población. “...La actividad es, por lo tanto, una actividad educativa, de
investigación y de acción social.” (De Witt y Gianotten, 1988).
a- Algunos conceptos para la reflexión
Una de las líneas teóricas es el enfoque de la economía social que articula lo
social y económico que el neoliberalismo se encargó de disociar. Este enfoque
cuestiona como el libre juego del mercado capitalista no produce organicidad,
sino fragmentación de la Economía Popular, es asimismo fundamental el papel
del Estado democrático, institucionalizando las condiciones morales -marco jurídico, límites y regulación del accionar privado en el mercado- para que la libre
contratación cohesione a los órganos de la Economía del Trabajo redirigiendo la
coerción a su favor. Esto supone fuerzas políticas y gobernantes, que estén dispuestos a ir más allá del cortoplacismo clientelar, proyectando en el imaginario
colectivo sociedades futuras equivalentes por sus alcances, aunque ajustadas a
nuestra época, a las que inspiraron los grandes movimientos sociales en el pasado,
(Coraggio, 1999).
Otra de las líneas teóricas que atraviesan este trabajo es la que sostiene que
se está produciendo en la actualidad un proceso de desagrarización productiva, o
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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descampesinización en el medio rural, y paralelamente se está extendiendo una
desagrarización cultural que está llevando a un distanciamiento profundo con
respecto a los procesos agrarios y biológicos, involucrados en la producción de
alimentos (en el país Murmis y Feldman (2005), Neiman(2002), entre otros; en
Latinoamérica Gómez (2002); en España FUNDACIÓN FOESA, Gallar y Vara
(2010), entre otros).
Otro concepto que se trabaja es el de agroecología de las emergencias, es
clave para este caso (Souza Santos, 2009), ya que se busca una independencia de
las “concepciones hegemónicas”; “otros discursos del mundo” y estos otros se
encuentran dentro de las culturas diferentes y subculturas insertas en el “terreno
de las luchas, iniciativas, movimientos alternativos, muchos de ellos locales, muchas veces procedentes de lugares remotos del mundo y, por ello, quizás fáciles
de desacreditar como irrelevantes o demasiados frágiles o localizados para ofrecer una alternativa creíble al capitalismo” (Ottmann, Spiaggi, Sevilla Guzmán,
2011). Rescatar estas subculturas que resisten, elaboran alternativas, se enfrentan
al capitalismo, permite identificar el ámbito de sustracción y contracción del
mundo desarrollado por la modernidad capitalista para que estas experiencias
consideradas ausentes, sean liberadas de esas relaciones de producción; se visibilicen y amplíen sus presentes, con otros colectivos que se encuentran en la misma
situación (Calle Collado, 2011).
Rescatar esta experiencia y visibilizarlo, permite analizar la existencia o no
de la dependencia, de los pueblos originarios y campesinos de la agricultura
industrializada; y por otra parte conocer sistemas agroalimentarios locales; alternativos al sistema hegemónico, sostenido en estas localidades por el supermercadismo, como una expresión “del imperio agroalimentario”.
La práctica de las emergencias es una relación entre los seres humanos y la
naturaleza, que se plasma en prácticas diferenciales desde cada cultura; y rompe
con la subalteridad a través de la coproducción de conocimiento, mediante el
diálogo de saberes, en su lucha epistemológica por formas de justicia alternativa (Rist, 2006), y también mediante el rescate de instituciones productoras
de mecanismos de horizontalidad, por sus acciones participativas de validación
alternativa, impresas en la búsqueda de democracia radical (Calle Collado, 2005).
b- Referencias metodológicas
Esta investigación se llevó a cabo con un enfoque de investigación-acciónparticipativa, considerando las etapas de preinvestigación y aprestamiento del grupo; una segunda etapa de diagnóstico; una tercera de programación con talleres
participativos y una cuarta de construcción del programa de acción (Gallar, 2011).
Su desarrollo fue un proceso dinámico y complejo, una constante espiralada
entre la práctica, la reflexión y la teoría, desenvolviéndose más que en etapas
secuenciales, en momentos.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
El área de estudio fueron tres comunidades de la cordillera andina de la provincia del Chubut y las unidades de análisis fueron las mujeres que participan del
programa de diversificación productiva y sus correspondientes UD
Las técnicas de recolección utilizadas son cuali-cuantitativas, a través de
encuestas, entrevistas en profundidad, observación participante en los talleres y
construcción de historias de vida. El Mapa Histórico, utilizado para el diagnóstico, como técnica participativa permite el análisis de procesos sociales y comprender rápidamente los problemas, potencialidades y conflictos que tienen las
familias, cómo se generan y desde cuándo, su percepción de cómo fue su desarrollo y de la comunidad; además de visualizar la percepción de la población en
relación a la organización social e institucional de la misma, en este caso desde
la subjetividad de las mujeres. Este mapa en combinación con el mapa comunal,
fue útil para conocer la distribución del territorio y de los recursos naturales, la
organización social e institucional del mismo, pero también para comprender los
conflictos y las perspectivas de la comunidad, desde la subjetividad en este caso,
de las mujeres de las unidades domésticas de las mismas.
Análisis y Valoración
a) Estrategias productivas de autoabastecimiento, producción y
consumo de las UD
La producción de estas unidades domésticas se basa en una diversificación
fruto hortícola y ganadera como base de su alimentación; es decir que, fundamentalmente la producción se destina al autoconsumo, su diversificación y la
comercialización de un resto (artesanías, dulces, verduras y frutas).
La producción hortícola ocupa una proporción variable de las superficies
de las chacras que guarda relación con el tamaño del predio y la disponibilidad
de mano de obra de la unidad doméstica y al ciclo vital de la familia. El trabajo
en huertas al aire libre y su producción se ve limitada por estar situadas en una
región sin un período libre de helada y muy pocos podían acceder a tener un
invernáculo. La intervención y financiación de las instituciones ha permitido la
instalación de invernáculos y túneles para mejorar y ampliar el tipo de producciones (tomate, morrón, lechuga, entre otras), con la limitante de la rotura del
nylon por los fuertes vientos. Las verduras que producen y venden son papas,
zapallos, arvejas y habas y en menor medida cebolla, lechuga, acelga, echalotes.
Otras verduras las producen para autoconsumo y también al ser más perecederas
es más complicado su traslado. La incorporación de la verdura a su dieta, por
medio de diferentes programas, ha permitido la diversificación de la misma y la
reducción del consumo de carne por parte de la familia.
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Las familias poseen en sus predios árboles y arbustos de fruta fina, que si
bien están diversificados, se caracterizan por tener un bajo número por especie,
ser antiguos y con un escaso manejo. La mayoría prepara con ellos dulces caseros, en su mayor parte para el autoconsumo y su excedente para el mercado, y
presentan algunas dificultades para la comercialización, por falta de insumos o
puntos de venta.
Los integrantes de estas familias, desde lo cultural, tienen incorporada la
recolección de frutos del bosque como recurso accesible, ya que cosechan los
denominados “productos forestales no maderables”, destacándose entre estos, los
hongos de pino y ciprés y la rosa mosqueta.
El ganado (ovejas, vacas, caballos, aves de corral), se integra a estos recursos,
como una alternativa; el ganado ovino es el más histórico y más frecuente en las
UD, lo esquilan y comercializan directamente el vellón de lana; algunas mujeres
lo hilan y hacen artesanías que comercializan en los espacios comunitarios, como
práctica que se ha ido recuperando en las últimas décadas. Algunas UD, han incorporado formas de agregarle valor a través de la diversificación al ganado ovino
y vacuno, como chacinado, quesos y otros productos para el turismo, con todas
las limitaciones que presentan los aspectos de habilitación bromatológica. Otros
productos derivados de la producción animal son los huevos caseros, la manteca,
todos productos artesanales y naturales.
Las estrategias de autoabastecimiento y consumo de las UD productivas no se
reducen a las actividades descriptas, sino que tienen una dependencia de la compra
de insumos mensuales para su alimentación diaria. Se dan diferentes casos según
la movilidad, la ubicación a los centros poblados y la situación socio-económica
de cada familia, pero en general compran al por mayor o en un local que tienen
cuenta (libreta mensual), o utilizan la tarjeta social. En tal sentido se distinguen dos
situaciones, en Aldea Escolar por estar más cerca de centros urbanos, cuentan con
la posibilidad más concreta de proveerse de negocios o supermercados, no siendo
así en Los Cipreses y Parque Los Alerces que se encuentran a distancias mayores,
teniendo que depender de un poco frecuente transporte público.
De esta manera las actividades productivas prediales, arriba descriptas son
de carácter complementario respecto a los ingresos necesarios que cada UD se
procura para asegurar la reproducción cotidiana de la UD y sólo en puntuales
casos de subsistencia con carácter transitorio (mientras tramita una jubilación,
pensión, subsidio, etc.).
b) Composición de ingresos de las familias y asistencia del estado
En las entrevistas realizadas se evidencia que existe un 50% de la población
que compone su ingreso extrapredial de los planes sociales, ayudas económicas,
pensiones/jubilaciones, tarjetas sociales, asistencia para las instalaciones de servicios y asistencias en lo relativo a vivienda y por hijos y escolaridad. La asignación
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de estos recursos se halla en el estrato de 20-40 años y más de 60 años, es muy
diversa y cubre diferentes aspectos de las necesidades de la población.
El resto de las familias componen su ingreso extrapredial con algún trabajo
asalariado (blanqueado o no) fuera de su predio, tanto de la mujer como del
hombre, según la composición de la UD.
También de lo producido en los predios, en muchos casos estas mujeres
envían o reciben remesas de sus hijos más cercanos, constituyendo otro componente del ingreso.
c) La tensión dialéctica entre una pseudo economía de consumo
urbano (moderno) – economía rural social (atraso)
La población considerada, UD que en su mayoría son de origen rural con
una cultura de producción y diversificación agrícola ganadero, en relación con el
avance de la urbanidad y la implementación de políticas públicas de asistencia, ha
experimentado un cambio en sus prácticas de autoabastecimiento, producción/
consumo y un correlativo cambio de valores asociados a un pseudo progreso y
modernidad de lo urbano versus el atraso de lo rural.
El estado tanto por ausencia o por excesiva presencia ha jugado un rol político clientelar que no ha promovido la economía social, salvo experiencias aisladas
como son las ferias, que en muchos casos han sido autogestivas.
La presencia asistencial clientelar, conlleva una inyección de liquidez, de
ingresos de efectivo a las unidades domésticas y el consecuente consumos de
productos comercializados en la zona urbana/ciudad (con el correspondiente
traslado); se instala así, una tendencia a satisfacer las necesidades básicas a la manera del consumo supermercadista urbano. Estas prácticas, a través del tiempo,
han dejado huellas y marcado una progresiva pérdida de los valores rurales y su
respectiva forma de procurarse el abastecimiento.
d) La tensión dialéctica entre el ayer y el hoy…
De la investigación se desprende que en ningún caso se proveen completamente de lo que producen, a diferencia de sus padres y abuelos, generando una
primera reflexión sobre los cambios productivos y el proceso de transición ruralurbano, tan sólo en una o dos generaciones.
Para llegar y realizar esta afirmación, partimos del mapa histórico, (utilizado
como técnica diagnóstica participativa) realizado con las mujeres participantes,
en los talleres desarrollados. En sentido horizontal se considera la variable tiempo
(pasado-presente-futuro) y en sentido vertical la producción local desarrollada
por las familias, la comunidad y el origen de su sustento económico y productivo,
siempre desde la percepción de las mujeres de la comunidad.
A modo de síntesis, en la Figura Nº1 se observa en el pasado la diversidad
de fuentes energéticas y alimenticias de las familias y las diferentes tecnologías y
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medios de transporte. En el presente hay dos elementos a destacar como son la
incorporación de los electrodomésticos en la organización de la vida familiar, si
bien continúan con el telar y algunas tradicionales, estas fueron reemplazadas y
la presencia del estado a través de sus instituciones. En el futuro las familias perciben un avance de la urbanización y también una gran incertidumbre sobre su
subsistencia (signos de pregunta).
Figura Nº1 –Mapa histórico elaborado por el grupo de mujeres de Los Cipreses.
En la Figura Nº 2 se visualiza también con claridad la base rural de la comunidad en el pasado, y en el presente los cambios familiares con padres que
abandonan su hogar en busca de trabajo y dejan sus hijos, si bien continúan
trabajando pequeñas superficies, también se remarca la presencia del estado en
épocas eleccionarias. En el futuro el cambio tecnológico en el hogar; la violencia
entre los jóvenes y una posible industrialización.
Figura Nº2 –Mapas históricos realizado por las mujeres de Aldea Escolar.
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Historia de ocupación de la tierra
La historia del origen de la ocupación de las tierras de los tres casos de estudio se puede explicar en base a dos corrientes claras de migración.
Por un lado, familias de ascendencia mapuche que han habitado las tierras
de la actual Patagonia Argentino-Chilena desde tiempos ancestrales, y que al
tener una cultura nómade se movilizaban de un territorio a otro cruzando la
cordillera. Luego de la conquista del desierto y la fijación de los límites a fines
del siglo XVIII, se consolidan los estados, se obligó a las familias a migrar y asentarse definitivamente, y el caso de Los Cipreses, que es el paraje más cercano al
límite con Chile, en la zona urbana se conforma con poblaciones de ascendencia
mapuche migrantes.
La corriente migratoria criolla, por otro lado proveniente de Chile, representa a la mayoría de las familias que pueblan el paraje de Aldea Escolar y de EL
Maitenal en el PNLA. Estas familias provenían de sectores rurales de Chile, que
por su cultura, sus saberes y el desarrollo de su actividad basaban su economía
fundamentalmente en actividades tradicionales agrícolas o forestales (extracción
de leña y madera) y la cría de ganado principalmente para autoconsumo.
En el caso de las familias de El Maitenal, preexistentes a la APN, los pobladores ocupan la tierra con ciertas restricciones, no tienen título de propiedad, y por
reglamentación de Parques no existe la herencia y esto representa un conflicto
para las generaciones jóvenes que no siempre pueden afincarse, y con ello se ven
imposibilitados subdividir sus parcelas.
La historia de ocupación y la obtención de títulos de propiedad en algunos
casos han sido resueltas por el propio estado con la venta de tierras fiscales, con
créditos subsidiados obteniendo así sus títulos. En otros casos todavía no han sido
resueltos, y aún así algunos de ellos han subdividido de manera informal sus lotes
para que vivan sus hijos en el mismo predio. Esta alternativa va conformando
una familia ampliada, con el conflicto de no poder pagar las sucesiones, ante el
fallecimiento de los padres.
Las sucesiones indivisas y la presión inmobiliaria son uno de los principales
problemas que vulneran al sector de la agricultura familiar en la región. Hay pobladores que han vendido parte de sus terrenos informalmente a nuevos rurales
instalados en los parajes, con objetivos e ingresos socioeconómicos diferentes y
características culturales totalmente distintas a los antiguos pobladores.
e) El rol de las mujeres campesinas
Tensión dialéctica rol productor – rol reproductor.
En general, se observa que las mujeres no valoran culturalmente (concepciones sobre sí mismas en todas sus formas de expresión) su rol de productoras
como una fuente de generación de ingresos para su hogar, y se centran en su rol
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reproductor y son dependientes del sector estatal, como actor principal proveedor de aportes sociales.
El rol histórico de estas mujeres en sus unidades domésticas es el de productoras y reproductoras. Las mujeres son las encargadas de llevar a cabo las tareas
productivas dentro de la chacra como el cultivo de cereales, cultivo de la huerta
y cuidado de los animales domésticos; entre otras producciones estas tareas son
concebidas por las mujeres como parte de la obtención de alimentos para su
familia, asociado a lo reproductivo por desarrollarse dentro del predio y como
estratégicas para la alimentación de sus familias. Así, en la distribución de tareas
de las UD es generalmente el hombre el que realiza tareas extraprediales, existiendo una cierta invisibilización del trabajo femenino, ya que su trabajo se asocia
más al de ser amas de casa que productoras. Además en varios casos, las mujeres
desconocen o no contabilizan el ingreso producido por el hombre en las tareas
extraprediales y tampoco llevan una contabilidad de sus ingresos totales. En las
mujeres mayores se ha observado una complementación de roles entre el hombre y la mujer; en especial en las tareas de la chacra, pero es considerado como
“ayuda” por parte del hombre.
Las mujeres mapuches de las comunidades tienen entrenamiento en el manejo de sus ingresos, ya que ellas comercializan sus artesanías como tejidos artesanales, y ese ingreso es considerado un ahorro y es administrado por ellas.
f) La tensión dialéctica entre lo colectivo vs. lo individual
La mayoría de los encuestados identificó como principal dificultad para el
desarrollo de la actividad de economía social, la “falta de unión” entre los pobladores y la conflictiva que se genera ante la gestión pública de algún beneficio
compartido o por el acceso a información sobre beneficios o subsidios (por ej.
El acceso al riego o información sobre talleres becados).
La presencia de conflictos, de dificultades para la participación en actividades colectivas o en relación al uso de lugares y objetos de propiedad colectiva,
evidencia una tendencia al individualismo, observables en algunas experiencias
aisladas de organización social autónoma (sin un agente externo que funcione
como organizador).
Así, podemos sostener el supuesto de que, se instalara en lo cultural de estas
poblaciones la concepción y/o valoración de la gestión individual de asistencia
ante el gobierno, en detrimento de prácticas y saberes de promoción, búsqueda
de resolución en forma compartida y por esfuerzo propio.
La experiencia de las ferias artesanales
Las ferias artesanales son consideradas a nivel nacional una experiencia de
integración de lo económico y de lo social; la gran mayoría de los relatos seña222 |
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lan que no sólo participan por los ingresos monetarios, sino por su carácter de
espacio de encuentro e intercambio. En estas tres comunidades los antecedentes
de ferias son diversos y con diferentes desarrollos. En la medida que el sector de
mujeres encuentra un lugar para comercializar sus excedentes, dedican mayor
tiempo a la producción.
En los tres casos la historia de construcción del espacio de feria es diferente:
en el caso de El Maitenal-PNLA, se llevaron a cabo diferentes experiencias en
ferias comunitarias en la Villa Futalaufquén, como el caso de la Carpa de Consuma Chubut entre 2005-2007; luego la APN dispuso una serie de puestos en la
Villa y por último entre el 2008-2012 las mujeres que participaban del proceso
de intervención decidieron vender en sus propios predios, en gran desigualdad
de oportunidad según la ubicación del predio en relación a la ruta de acceso al
PNLA. En la temporada 2012-2013 se impulsó la organización de un grupo de
mujeres (14) que se instalaron en una antigua casilla de informes y comenzaron
a vender en conjunto en la Villa.
Por su parte el paraje de Aldea Escolar se encuentra sobre la ruta camino a la
portada Sur del PNLA. A través de la organización del PSA se construyeron los
puestos para el funcionamiento de ferias sobre la banquina de la ruta, con resultados poco alentadores asociados a continuos conflictos organizativos; se observa
diferentes grados de apropiación por parte de las mujeres, dificultades para la
toma de decisiones y para sostener acuerdos, además de un escaso entrenamiento
por parte de la población para participar. Por parte del estado la escasa articulación entre los diferentes niveles, no promueve la participación y apropiación del
espacio, fomentando el individualismo y esto implica un desafío institucional de
mejorar e incorporar nuevas estrategias de intervención que brinden herramientas más sólidas hacia el desarrollo local, como proceso endógeno.
La comunidad de Los Cipreses han tenido un tipo de organización comunitaria de las mujeres entre los 80-90, con experiencias de ferias que recuerdan
como exitosas. En la actualidad dispone de un espacio construido por la municipalidad y la provincia del Chubut, a través de la Secretaría de Cultura, en la
ruta provincial que une con el paso internacional con Chile. En este espacio se
comercializan las artesanías y se brindan talleres de telar mapuche. En el hall de
entrada de este espacio, desde el 2011 se ha propuesto la instalación de las ferias
de productos de las chacras para la venta a los locales y a los turistas.
En los tres casos, las experiencias de organización previas no han tenido gran
impacto en la población de mujeres en cuanto a la necesidad de construir una
conciencia colectiva, y en el marco de estrategias clientelares produce una mayor
racionalidad individual que colectiva.
La propuesta institucional que ha surgido a partir de esta experiencia del
programa de diversificación productiva, como un proceso de la economía social
fue impulsar en la temporada 2013, la conformación de una red de mercados y
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ferias artesanales, con acuerdos con las secretarías de turismo de los municipios
de Esquel y Trevelin e ir consolidando esta visión con las tres comunidades,
articuladas con otras experiencias de mercados comunitarios de Lago Rosario,
Trevelin, Esquel, Costa de Lepa, Corcovado, entre otros. La propuesta acordada
es promover el comercio justo, la producción de productos naturales, el consumo
responsable, el compre local, y todo lo que estos conceptos implican para nutrir
este entramado social que está en proceso de construcción.
Conclusiones
Las tres comunidades que conformaron la base de este estudio presentan
características con ciertas regularidades en cuanto a su origen, su historia, sus
características socio-culturales y productivas. Los parajes de Aldea Escolar y Los
Cipreses tienen un proceso de mayor urbanización que El Maitenal, pero continúan teniendo características socio-culturales de neto corte rural.
Las poblaciones en su interior son heterogéneas, y se distinguen dos corrientes migratorias que colaboraron en el establecimiento de las actuales poblaciones;
por un lado, las familias descendientes de Mapuche y, por otro, los que provienen
de sectores rurales criollos de Chile desde hace más de un siglo.
Las estrategias de la economía social desarrolladas por las unidades económicas se basan en la producción predial, para el desarrollo de actividades fundamentalmente basadas en la agricultura y la ganadería para autoconsumo. El rol productor de las mujeres resulta de vital importancia, ya que son ellas las encargadas
de llevarlas adelante, siendo el hombre el que realiza actividades extraprediales,
generalmente de corta duración tipo “changas” o con un trabajo estable; aunque
en su valoración prima el rol reproductor y no el productor.
En la historia productiva de las tres localidades las mujeres tienen una fuerte
coincidencia sobre su origen rural y sobre la diversificación que existía en sus
predios. En la actualidad perciben con preocupación el futuro de sus chacras,
el avance de la urbanización y del progreso que se instaló en sus casas, pero no
visualizan al sector primario como proveedor de ingresos para su economía doméstica; desde lo que se promueve de las políticas públicas, si bien la presencia
institucional se ha incrementado exponencialmente en los últimos 20 años.
El programa de diversificación productiva implementado entre el 20112013, tuvo como objetivo capacitar a mujeres de tres comunidades rurales, pertenecientes al sector de la agricultura familiar, en diferentes elaboraciones de
productos recuperando su saber ancestral y sus experiencias. La propuesta institucional que ha surgido a partir de este proceso de la economía social es conformar una red de mercados y ferias artesanales, basados en el comercio justo, la
producción y venta de productos naturales, el consumo responsable, el compre
local, como estrategias de consolidación de este entramado social que está en
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proceso de construcción. Es decir como espacio témpora espacial, donde se entrecruzan lo económico y lo social, donde se develen las contradicciones y se
resuelvan las tensiones a través de la dialéctica entre prácticas y saberes y valores,
entre lo productivo y lo reproductivo, entre el ayer, el hoy y el futuro.
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El acto cooperativo,
construcción latinoamericana
Alberto García Müller175
Antecedentes
Doctrinariamente, el primer antecedente del concepto de acto cooperativo es de Salinas Puente (México-1954), seguido de Daly Guevara (Venezuela-1964), Cracogna (Argentina-1986), Torres y Torres (Perú-1990), Pastorino y
Corbella (Argentina-1993), así como los Congresos Continentales de Derecho
Cooperativo realizados de 1969 a 1992 en Venezuela, Puerto Rico, Argentina,
Brasil, y el proyecto de Ley Marco para las Cooperativas de América Latina, iniciado en 1987 y replanteado en 2009.
Legislativamente, el acto cooperativo es contemplado en 14 leyes de cooperativas de América Latina: Brasil 1971, Argentina 1973, Honduras 1987, Colombia 1988, México, 1994, Paraguay, 1994, Puerto Rico, 1994, Costa Rica, 1994,
Panamá, 1997, Venezuela, 2001, Nicaragua, 2004, Uruguay, 2008, Perú, reforma
parcial de 2010, y en la Ley de Cooperativas de Bolivia, 2013.Y el acto solidario
en Ley Orgánica de la Economía Popular y Solidaria de Ecuador (2011).
Concepto de acto cooperativo
En sentido propio o restringido:
En sentido restringido, el acto cooperativo se considera como el realizado
entre una cooperativa y sus miembros en relación con el servicio o con la actividad propia del objeto social de ella, y que se objetiva en la prestación material
que la cooperativa le hace. Así, son cooperativos aquellos actos que efectúan las
cooperativas con sus miembros, relacionados directamente con su objeto; por
175. Profesor de la Universidad de los Andes de Mérida, Venezuela; Director Científico de la Asociación Iberoamericana de Derecho Cooperativo y de la Economía Social y Solidaria, Rosario, Argentina
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ejemplo, la recepción que hace la cooperativa agraria de los productos de la cosecha de sus miembros para comercializarlos en forma conjunta.
De manera que aquellos actos que pueda realizar el miembro con su cooperativa y que no tengan relación directa con el objeto social, o que no encajen
en la consecución de los objetivos sociales, no serían actos cooperativos, como
sería el caso de un miembro que adquiere un vehículo que era utilizado por la
directiva de su cooperativa, o un abogado que presta servicios profesionales a la
cooperativa de consumo de la que es miembro (Lopes-Becho, 2002).
De igual forma, es acto cooperativo el que realiza el miembro de una cooperativa con otra u otras cooperativas cuando usa o utiliza los servicios que ésta o
éstas tuviesen en funcionamiento, en goce de un acuerdo entre estas cooperativas
(acuerdo inter-cooperativo) para el uso compartido de servicios por parte de sus
miembros, de manera que no sea necesario replicarlos en cada una de ellas. Tal
sería el caso de las prestaciones de salud que un miembro de una cooperativa
de consumo obtiene de una cooperativa multiactiva que tenga este servicio, en
ejecución de un acuerdo inter-cooperativo.
Extensión a los actos inter-cooperativos
La concepción de acto cooperativo se extiende, también, a los actos que
realiza el movimiento cooperativo, incluyendo las relaciones inter cooperativas. De
suerte que las operaciones económicas que realizan las cooperativas entre sí y, o
con sus organismos de integración, con la finalidad de dar cumplimiento a los
objetivos que persiguen en común, siempre que estén ajustados a los principios
del cooperativismo, serían también actos cooperativos. Esto es, los actos de intercooperación son actos cooperativos.
Sentido amplio
En su concepción amplia (por cierto, no compartida por la mayoría de la
doctrina) el acto cooperativo comprendería no solo las relaciones entre las cooperativas y sus miembros o entre las cooperativas entre sí, sino que también incluiría los actos realizados entre las cooperativas y terceros no miembros, respecto
de la cooperativa, siempre que se realicen en cumplimiento de los objetivos que
la misma se ha propuesto.
Para Valder (2007) no sería exagerado afirmar que todos los negocios jurídicos realizados en el ámbito de las cooperativas que envuelvan sus prácticas institucionales, deben ser erigidos a la categoría de actos cooperativos. Ello incluye
las operaciones accesorias o complementarias realizadas por ellas, ya que sin esas
operaciones, muy probablemente los actos cooperativos serían seriamente obstaculizados en su ejercicio; todo lo que llevaría a hacer inviable el emprendimiento
operativo de la empresa.
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De manera que para esta concepción, los negocios con terceros que realiza
la cooperativa para poder, por ejemplo, colocar en el mercado la producción
agropecuaria de sus miembros, también serían actos cooperativos, dado que estos
negocios son accesorios (aunque necesarios e imprescindibles) para la realización
de aquellos.También, la compra de 20 toneladas que una cooperativa de productores de granos haga a terceros para completar las 100 que tenía comprometidas
para exportar, no podría ser considerada como acto no cooperativo, cuando apenas se estaría dando cumplimiento y exteriorización al acto cooperativo.
Sin embargo, para Bertossi (2000) es un error extender a los actos jurídicos
o mercantiles que las cooperativas realizan con otras personas, la categoría de
actos cooperativos. Afirma (2005) que esas operaciones con terceros son simples
actos de intermediación y su resultado, cuando es positivo, no es excedente sino
utilidad, conceptos absolutamente diferentes. En igual sentido, Pastorino (1993)
estima que los actos a que dan lugar las operaciones con no miembros son simples contratos, y jamás podrán ser actos cooperativos por la ausencia total en ellos
del espíritu de cooperación.
Actos cooperativos financieros
De aceptarse la concepción amplia, se entendería por actos cooperativos financieros las operaciones monetarias que realizan las cooperativas (colocaciones
o inversiones de excesos de caja, o la venta de bienes del activo permanente) que
persiguen solamente mantener a salvo el patrimonio social (capital y reservas) de
los efectos corrosivos de la inflación, con vista a mantener solvencia para cumplir
con sus objetivos socio-económicos que se propone realizar en el futuro. Estas
operaciones financieras tienen finalidad complementaria o accesoria de la actividad principal de servicio de la cooperativa, y como tales, también son actos cooperativos; no revelan rasgo especulativo ni configuran actividad de riesgo capaz
de desnaturalizar su naturaleza solidaria o desvío de su finalidad (Valder, 2007).
Características del acto cooperativo
El acto cooperativo tiene las siguientes características:
1. Es un acto a la vez voluntario en el sentido que el miembro lo efectúa
en forma libre y sin coerción externa y obligatorio, porque para él constituye una
obligación de dar o de hacer (de usar los servicios de la cooperativa) que contrae
al ingresar a la entidad, y cuyo incumplimiento puede causarle la aplicación de
sanciones por parte de la cooperativa.
2. El acto es individual en cuanto se produce cuando el miembro solicita y
goza del servicio objeto de la cooperativa, lo que puede hacer frecuente y repetidamente.
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3.Es recíproco ya que el miembro que recibe el servicio que le presta la
cooperativa, debe realizar una prestación equivalente o compensadora, por ejemplo, devolver la ayuda económica obtenida con intereses, en el plazo estipulado.
4.Es igualitario, en el sentido que el acto cooperativo al implicar la acción
común de dos o más personas, exige que ellas actúen bajo el principio de igualdad de derechos y de obligaciones de los cooperadores. El cooperador no puede
hacer ofertas o propuestas a la cooperativa cuando accede al servicio que es el
objeto de ésta, porque las condiciones de esa operación ya han sido determinadas por el estatuto y, o por la asamblea, y todos los cooperadores obtendrán ese
servicio en la más estricta igualdad, porque la regla de la democracia (un hombre
= un voto) es de la esencia de la entidad (Torres, 1990).
5. El acto cooperativo es económicamente interesado aunque no es un acto de
cambio. Los miembros ingresan o se asocian a una cooperativa siempre buscando
la solución a un problema económico especifico; no buscan el beneficio a costa
de un tercero sino mediante el esfuerzo propio y la ayuda mutua (práctica de
la reciprocidad). El pago que el miembro hace por el servicio no constituye el
“precio” en sentido técnico, sino una restitución a la cooperativa de los gastos
que la misma ha tenido para procurarle bienes o servicios al miembro: se tiene
entonces un valor restitutorio o resarcitorio para que la cooperativa pueda continuar operando (Naranjo, 2002).
No hay, entonces, una relación de cambio ni una duplicación de relaciones.
La relación es una, societaria; es un acto gremial, fuera del mercado y del cambio
solidario pero a su vez económicamente interesado. En el acto cooperativo hay
un corpus (el objeto material o inmaterial sobre el que versa) y un animus (el espíritu de servicio que informa la relación). Se trata de un acto jurídico sui-generis,
que no tiene naturaleza civil ni comercial ni laboral ni otra, sino que le es propia.
Su presencia es condición a la vez necesaria (no puede fallar en un acto de esta
naturaleza) y suficiente (por cuanto si está dada no hay duda que nos hallamos
frente a una actividad cooperativa (Cracogna, 1969).
Sujetos del acto cooperativo
Las personas que participan en el acto cooperativo son la cooperativa, el
miembro y, eventualmente, el organismo de integración.
La cooperativa
El primer sujeto del acto es la cooperativa actuando como organizadora,
suministradora o receptora de servicios, bienes, productos y, o recursos financieros aportados por los miembros. Así, en la cooperativa de ahorro y crédito los
miembros acumulan sus ahorros en un fondo común para otorgarse créditos a sí
mismos; es decir, se auto conceden préstamos con sus propios ahorros en forma
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mutua; en la cooperativa de comercialización que recibe los productos de sus
miembros para venderlos en el mercados; en la cooperativa de consumidores que
compra en común bienes para suministrarlos a sus miembros; o en la cooperativa
de servicios que organiza su prestación a sus miembros.
El miembro
En segundo lugar se encuentra el miembro como beneficiario directo de los
bienes o servicios, adquiridos u organizados en común con los demás miembros
de la cooperativa y que, recibe dicho bien o servicio. Incluye, también, al miembro de una cooperativa que percibe el servicio de otra cooperativa con base a un
acuerdo inter-cooperativo.
El miembro actúa y se relaciona con su cooperativa, no como cliente, ni
como tercero, sino como propietario de la misma porque la cooperativa es el
medio por el cual los miembros, reunidos en comunidad de acciones e intereses,
buscan satisfacer sus necesidades. Necesidades que pueden ser de dinero, en las
cooperativas de ahorro y crédito; de productos a ser adquiridos o enajenados en
común, según sea una cooperativa de consumo o aprovisionamiento o de comercialización de productos elaborados por los miembros, o la fuente de trabajo
que el miembro requiere y que la cooperativa le brinda.
El organismo de integración y otras cooperativas
En el acto cooperativo de integración intervienen las cooperativas que realizan operaciones entre si y los organismos de integración cuando intervienen
en él, además de las empresas que integran los grupos empresariales cooperativos
y las entidades participantes de sistemas de redes cooperativas en ejercicio de la
intercooperación.
Deslinde con el acuerdo cooperativo
El acuerdo cooperativo tiene dos acepciones:
1. El acuerdo constitutivo
Se considera como acuerdo cooperativo el acto de dar nacimiento a una
cooperativa lo que -para algunos- sería el primer acto cooperativo. Sin embargo,
aquí no se puede hablar de una relación jurídica entre miembros y organización porque esta no existe todavía. Lo que hay en ese momento son relaciones
jurídicas entre personas (podríamos decir, pre-miembros) lo que constituye un
contrato plurilateral de organización mediante el cual se crea la cooperativa. En
este sentido, para Lopes-Becho (2002) son actos cooperativos los actos jurídicos
que crean, mantienen o extinguen relaciones cooperativas, excepto la constitución de la propia entidad.
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2. Los acuerdos sociales
Los acuerdos sociales son las manifestaciones de voluntad de la cooperativa
adoptadas a través de sus órganos (asamblea y consejos), por ejemplo, la aprobación de los estados financieros. En estos actos no hay una relación jurídica
entre miembros y cooperativa, sino que se trata de una decisión intrínseca de la
organización, pero –para algunos- en tanto son que son imprescindibles para la
realización inmediata o mediata del objeto social, son actos cooperativos.
Sin embargo, la opinión prevaleciente es que los acuerdos sociales son actos
plurilaterales de organización de servicios de naturaleza institucional, llamados
actos jurídicos colectivos. No son contratos porque no crean entre los participantes relaciones subjetivas generadoras de situaciones de acreedores y de deudores, sino son declaraciones unilaterales dirigidas a un mismo fin sin determinarse las unas por las otras.
Son, además, de naturaleza institucional puesto quien se incorpora a la cooperativa realiza una adhesión al estatuto, una inicial relación jurídica de subordinación a la voluntad de la colectividad de donde nacen los derechos y obligaciones de los miembros (Corbella, sf).
Para Salinas (1954) se trata de actos colectivos o complejos en los que los
miembros entrelazan sus voluntades paralelas para formar una voluntad colectiva
que representa la voluntad de la cooperativa. Los sujetos no pretenden obligarse recíprocamente; no se contraponen como partes, sino forman unidos una sola parte.
Efectos generales del acto cooperativo
Concepto
Afirma Kesselman (1976) que el acto cooperativo como acto jurídico que
es debe producir efectos jurídicos (creación, modificación o extinción de relaciones jurídicas) o no es un acto jurídico, y los efectos que produce deben ser
cooperativos, distintos –por tanto- de los efectos que producen los actos civiles,
comerciales, laborables o administrativos.
De manera que los efectos del acto cooperativo pueden ser entendidos
como los resultados jurídicos obtenidos con la emisión del acto cooperativo; las
modificaciones que el acto produce en la realidad jurídica preexistente al mismo;
los derechos u obligaciones creadas con su emisión, tanto en el ámbito interno
como en el externo de la cooperativa.
Los efectos generales del acto cooperativo son:
Elimina la intermediación
El concepto de acto cooperativo aparta o desecha la existencia de mercado,
ya que la cooperativa es el “brazo extendido” de los propios miembros, siendo
a la vez propietarios del emprendimiento común; lo mismo, desecha el carácter
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lucrativo una vez que la realización de los actos cooperativos no prevé intermediación entre la idea de la cooperación y la ejecución de las operaciones, puesto
que sus agentes son los mismos: beneficiarios y propietarios (Périus, 2001).
Incluso, para Valder (1997) dado que no persiguen fines de lucro, las cooperativas no facturan (en el sentido mercantil de relación de mercaderías que constituyen el objeto de una remesa, venta u otra operación comercial –Cabanellas).
Esto es, ni siquiera obtienen provecho propio por el resultado económico positivo de las actividades que promueven, dado que su objetivo es la persecución de
ventajas de provecho común.
Se regula por la ley cooperativa
Los actos cooperativos son regulados por la legislación cooperativa y no por
la legislación general que regula la actividad socio-económica que realizan, aunque esta pueda aplicarse de forma supletoria. Podemos decir, entonces, siguiendo
la jurisprudencia argentina y la ley de Bolivia, que “el acto cooperativo está
regido en primer término por el derecho cooperativo y en segundo lugar por
el derecho común aplicable a la figura contractual cuya forma asuma” (C.N.C.,
Sala C, 24/03/87).
En consecuencia, se plantea la unidad normativa de relaciones entre el
miembro y la cooperativa, tal y como lo manifiestan Corvalán y Moirano (1987)
“... las relaciones jurídicas nacidas de los actos cooperativos ejecutados por la
cooperativa y sus miembros en cumplimiento del objeto social de ésta quedan
subordinadas a la relación jurídica principal que es la relación asociativa. Esta es
la única que vincula a los miembros con la cooperativa, de tal manera que no hay
un doble orden de relaciones: la asociativa de la cual los miembros ejercen sus
derechos para-políticos en la vida institucional de la cooperativa; y la de derecho
común, por la cual celebran los contratos necesarios para obtener los servicios
que son objeto de la cooperativa. Solamente existe la relación asociativa cooperativa que debe ser interpretada y juzgada a la luz de los principios y normas del
derecho cooperativo.”
Ejecuta normas estatutarias
En el acto cooperativo no hay verdaderas “partes” en la acepción del derecho civil (personas con intereses contrapuestos). Cuando se realizan operaciones
entre el miembro y la cooperativa no se realizan contratos, sino que se ejecutan
normas estatutarias relacionadas con el derecho de utilización de los servicios y,
o el deber de prestación de servicios (Valder, 2007). De manera que las operaciones internas (miembro-cooperativa) y de integración (intercooperativos) serían
reguladas por la normativa cooperativa (legislación especial y estatuto).
El resto de operaciones que realiza la cooperativa se regula por la normativa
general, criterio que nos parece el más acertado. En este orden de ideas, por
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tanto, los actos no cooperativos realizados por el miembro con su cooperativa
se regulan por la legislación específica de esa actividad (civil, comercial, laboral,
etc.) sin que intervenga el derecho cooperativo. Es más, tal y como sostiene Verón
(2009) dentro de la cooperativa la relación de mutuo, de compraventa, de trabajo,
no es distinta de la social sino que es parte integrante de ésta; se compra, se vende,
se trabaja, se da dinero en préstamo por la cooperativa en cuanto se es miembro;
estas relaciones subordinadas quedan absorbidas en la relación principal, que es
la participación social.
Respecto de la tributación
Afirma Pastorino (1976) que si las cooperativas no practican entre sí ni con
sus miembros actos de comercio, ni hacen operaciones de mercado, ni intermedian entre la oferta y la demanda no podrán ser alcanzadas por las leyes de
impuestos a las ventas y al valor agregado, porque estos impuestos exigen esencialmente un “proceso de cambio para aplicar el tributo” como lo hay en el acto
de comercio. Cuando se opera en un “círculo cerrado” una vez que la riqueza ha
entrado en él, el desplazamiento que ella tenga internamente nada debe tributar
porque, en rigor de verdad, no hay ningún desplazamiento económico sino una
mera distribución física o, en general, la prestación de un servicio. De manera tal
que el acto cooperativo no crea base imponible, razón por lo cual las cooperativas no son sujetos de impuesto.
En el caso de las cooperativas, señala Zabala (2012) se trata de sujetos que
no tienen obligación de tributar; esto es, personas no obligadas al gravamen por
efecto de que la fuente (hecho generador) del mismo no cobija la operación
económica del contribuyente, por cuanto como cualquier entidad sin fines de
lucro, no es generadora de renta.
En tal sentido, para la jurisprudencia brasileña (STJ, 17/08/2006, en Duarte,
2009) el acto cooperado es el practicado entre las cooperativas y sus miembros,
entre estos y aquellas y por las cooperativas entre sí, cuando se asocian para la
consecución de objetivos sociales. El resultado positivo recurrente de esos actos
pertenece proporcionalmente a cada uno de los cooperados. Manteniéndose el
fin social, no existe facturación o recibo que resulte de los actos cooperativos
que beneficien a la sociedad, no existiendo de este modo, base impuesta para el
impuesto.
Por tanto, tratándose del acto cooperado, hay exención de la incidencia de
los impuestos, por lo que se trata apenas del ejercicio por la cooperativa de
su objetivo y, en ese aspecto, no hay por qué hablar de obtención de lucro, la
conclusión es que las cooperativas y los actos cooperativos, no están sujetos a la
cuestión fiscal.
Igualmente, una reforma de 2010 de la ley de cooperativas del Perú, declara
inafectas a las cooperativas del Impuesto General a las Ventas, por las operaciones
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que realicen con sus miembros, así como al Impuesto a la Renta por los ingresos netos provenientes de las operaciones que realicen las cooperativas con sus
miembros.
Efectos de los diversos tipos de actos cooperativos
El análisis de la teoría del acto cooperativo que hemos visto encuentra su
aplicación práctica en los efectos concretos que éste produce en los diversos tipos
de relaciones cooperativas, a saber:
El acto cooperativo de consumo
En las cooperativas de consumo no hay compra-venta de productos entre el
miembro y la entidad (operación de derecho comercial) sino que se trata de un
acto de mera distribución; de distribución de bienes para el consumo personal y
familiar (eventualmente profesional) y no una venta.
Existe acto cooperativo porque no hay contrato, y no lo hay porque no hay
contraparte o intereses opuestos como ocurre en el contrato mercantil en que
el comprador busca el producto en el mercado y hasta regatea el precio, en cuya
determinación nada tuvo que ver, generándose un contrato de cumplimiento
obligatorio, bajo apercibimiento de sanción. En cambio, en la cooperativa, la
relación se genera en su interior, no en el mercado, no existen contrapartes, ni
intereses opuestos, porque son los mismos dueños de la empresa los que fijan los
costos o precios a ser cubiertos por ellos mismos (Naranjo, 2002).
De forma tal que entre el miembro y la cooperativa no se realiza una operación de compra-venta, y el pago que el miembro realiza no lo es del precio del
bien adquirido o del servicio obtenido, sino la reposición del capital social que
la cooperativa utilizó para poner ese bien o servicio a la disposición de aquel.
Comienza en el consumidor y termina al hacer contacto con la actividad económica de mercadeo (que puede ser a puerta de fábrica). La empresa compra a
terceros los bienes pero no los revende a terceros, sino que las distribuye entre
los miembros (Moirano, 2005).
En tal sentido, la Casación francesa (23-4-1957) sostuvo: “En la enajenación
que las cooperativas hacen a los propios miembros concurre, en todas sus expresiones respecto a los derechos y los deberes, el elemento asociativo, extraño
naturalmente a las ventas normales, y tal elemento penetra la íntegra relación
en el delicado juego de interferencias y de enlaces con toda la actividad de la
cooperativa dirigida a realizar los fines específicos de ella. Mejor entonces que de
venta a los miembros, en la especie debe hablarse de distribución o asignación”.
De manera tal que no habiendo operación de venta sino de asignación de
bienes (no se factura) no se produce operación de cambio en sentido económico, no hay –por tanto- renta, por lo que no hay hecho generador de impuesto
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alguno. Caso diferente lo serían las operaciones con terceros en que, si la legislación no lo contempla expresamente como acto cooperativo, sería una verdadera
operación de venta (intercambio económico) generadora de renta.
El acto cooperativo laboral
En las cooperativas de trabajo asociado no hay relación laboral entre miembro-trabajador y la cooperativa (de derecho laboral) sino una relación asociativa de trabajo. El cumplimiento del objeto social (la producción de bienes o la
prestación de servicios) se realiza mediante el trabajo personal e indelegable de
los miembros y este es el acto cooperativo que permite el cumplimiento del fin
querido de dar a estos la ocasión de trabajo, por el cual la prestación de trabajo
se estima de naturaleza asociativa y no una relación laboral.
En este sentido, Sanz Jarque (1986) considera que “las relaciones laborales
de los miembros en las cooperativas, no son pues relaciones por cuenta ajena, ni
autogestionarias; son actos cooperativos a regular en la nueva ley, atribuyendo a
los mismos, en su propia naturaleza, los beneficios de trabajo por cuenta ajena”.
Por su parte, Moirano (2005b) estima que la teoría del acto cooperativo torna en inaplicable la normativa laboral a las cooperativas de trabajo. En tanto acto
jurídico sus sujetos son la cooperativa y el miembro; su objeto, la producción de
bienes o servicios; y su causa, satisfacer la necesidad ocupacional. De su análisis
resulta que la cooperativa debe organizar y prestar el servicio de dar ocupación
al miembro; este, asumiendo el riesgo empresario, debe cumplir con dos clases
de prestaciones: a) el aporte dinerario o no dinerario para iniciar, mantener o
ampliar el objeto social; y b) necesariamente, su trabajo personal, ineludible e
indelegable. La utilización del servicio ocupacional –mediante la elaboración de
productos o la prestación de servicios– no es más que el cumplimiento del acto
cooperativo indispensable para la realización del objeto social.
De esta manera, la relación entre el miembro-trabajador y la cooperativa de
trabajo asociado siendo –como lo es- asociativa y no “laboral” se regula por la
normativa cooperativa (ley, estatuto y reglamento de trabajo) siéndole aplicable
subsidiariamente, las normas básicas protectoras del hecho social trabajo, previstas
en la legislación laboralista.
El acto cooperativo de crédito
En las cooperativas de ahorro y crédito las operaciones de entrega de dinero al miembro a un plazo determinado no constituyen un contrato de mutuo,
sino una ayuda en dinero al miembro que también es un acto cooperativo de
distribución, sujeto a las normas del estatuto y del reglamento de crédito de la
cooperativa. Se trata de un acto de mutualidad ya que se utiliza para ello el fondo
común constituido por los ahorros de todos los miembros. Es un acto cooperativo que se regula por las disposiciones del estatuto y las normas de la ley especial
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que regula el sector, y no por la normativa civil o mercantil de la materia.
Para Torres (1990) podría sostenerse la tesis de que en las cooperativas de
este tipo no existen propiamente préstamos sino uso de la copropiedad de los
miembros, particularmente en relación a los depósitos que estos colocan en la
cooperativa. Tal masa dineraria es de propiedad de todos los miembros, administrada por un representante, la cooperativa y usada por los miembros copropietarios como tales, es decir, mediante un acto jurídico que no es el de mutuo, sino
el de uso de la “propia” propiedad”.
Como efecto de ello, al acto cooperativo de ahorro y de crédito no es un
acto de naturaleza mercantil o bancaria, sino un acto de naturaleza propiamente
cooperativa, regulado por la normativa cooperativa.
El acto cooperativo de comercialización
La entrega de los productos de los productores agrarios miembros a la cooperativa de comercialización se entiende no como de venta de los productos de
ellos a la cooperativa (salvo cláusula expresa en contrario) sino como un acto
de representación de ésta a favor de sus miembros. Tenemos a un productor que
entrega su producción a la cooperativa que la manipulará, industrializando o
almacenando, para posteriormente venderla en el mercado.Y la cooperativa que
entrega al productor los valores pecuniarios obtenidos con la primera operación
(Lopes-Becho, 2002), deducidos los gastos ocasionados por ella.
La comercialización del producto del miembro es un acto cooperativo de
representación: la cooperativa cumple la función de comercializar la producción
de los miembros: la transferencia de sus productos para el mercado. El agricultor
entrega su producción a la cooperativa y esta la vende hacia el exterior por lo
que no habrá cambio entre la cooperativa y el miembro. El acto cooperativo es
practicado sin que la cooperativa obtenga ventajas patrimoniales para sí (Krueger,
2005). Así resulta de la esencial identidad miembro/cooperativa; si no fuese así,
habría solo intermediación.
Los productores constituyen la cooperativa para vender su producción y ello,
precisamente, constituye parte de su objeto. De tal manera que los miembros
productores en lugar de vender individualmente, venden en común sus productos a través de la cooperativa que han formalizado precisamente para ello. No hay
por tanto, venta, transacción ni operación de mercado entre los miembros y sus
cooperativas.Tampoco mandato civil o comisión comercial.Y el efecto de ello es
que la entrega de los productos de los miembros a la cooperativa no produce un
cambio en sentido económico, por lo que no hay renta, no hay base imponible,
no hay obligación tributaria. Además, se regula por la legislación cooperativa,
siéndole aplicable la normativa comercial sólo de manera subsidiaria.
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El acto cooperativo de distribución
En las cooperativas de prestación de servicios públicos (electrificación, agua
potable, gas, telefonía, televisión, internet, etc.) no hay compra-venta del servicio, sino un acto cooperativo donde el miembro-usuario usa el servicio que
necesita y que él mismo organizó con otros y paga por lo que usa sobre una
tarifa que debiera ser fijada por ellos mismos (no por la Autoridad concedente)
a su conveniencia, pensando que la cooperativa debe tener continuidad empresaria para la prestación que seguirá necesitando el vecino-usuario-miembro
(Bragulat, 2005).
El acto de distribución es regulado por la ley cooperativa y el estatuto o
reglamento de servicio, siéndole aplicable subsidiariamente la normativa general
de la actividad y, lo mismo que en los casos anteriores, no hay causa para la obligación tributaria.
El acto cooperativo de adjudicación de vivienda en propiedad
individual
Esta acto constituye o un convenio de adhesión o una adjudicación de una
unidad de vivienda, pero no un acto de compra-venta inmobiliario. En estas
cooperativas la dotación de la unidad de habitación no constituye un contrato de
compraventa (operación de derecho civil) sino que se trata de una adjudicación
de vivienda, de un acto cooperativo de distribución. Tan así, que el miembro no
paga a la cooperativa un precio, sino que repone el capital que la entidad debió
invertir para la construcción de la vivienda.
Se entiende que la entidad no tiene en ningún momento la propiedad de la
vivienda para trasladarla después al miembro. La relación cooperativa-miembro
es una adjudicación como contraprestación a sus aportaciones. No hay vendedor,
porque en rigor, se trata de cooperativas de distribución (en este caso, de bienes).
No hay acto traslativo de dominio; el miembro era ya anterior copartícipe de la
titularidad de la parcela que se le atribuye. La entidad solidaria es un mero instrumento de gestión de los intereses de sus miembros, que hace posible que estos
adquieran sus viviendas directamente.
El miembro era ya anterior copartícipe de la titularidad dominical de la parcela que se le atribuye. Lo que en realidad se dio con la adjudicación fue la simple
sustitución de una porción o cuota pro-indiviso que venía correspondiendo de
modo abstracto sobre la totalidad del inmueble que era objeto de esa comunidad
a cada uno de sus miembros, por la concreción material. Lo que existía era una
copropiedad sobre los fondos aportados y los bienes en que se vaya materializando éstos. Una vez adjudicada la vivienda, el miembro concreta su propiedad
individual (Tribunal Supremo Español, apud Fajardo, 1997).
Como efecto de ello, tenemos que el acto de adjudicación de vivienda de la
cooperativa al miembro aunque es un acto de transmisión patrimonial no es una
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compra-venta, no hay relación de cambio, por lo cual no hay base generadora de
obligación tributaria.
El acto cooperativo de integración:
Comprende las relaciones jurídicas entre las cooperativas en desarrollo de
su objeto; los actos que efectúan las cooperativas entre sí, en desarrollo de sus
respectivos objetos sociales. De igual forma, las operaciones económicas realizadas entre las cooperativas miembros de grupos empresariales cooperativos; de
las cooperativas que participan de asociaciones o de convenios de integración
horizontal; de formas asociativas temporales o permanentes; de redes solidarias o
de contratos de colaboración empresarial cooperativos.
Para Torres (1990) puede ser, también, acto cooperativo el realizado entre
dos cooperativas aunque ellas no estén asociadas, pues a ellas las une un estatuto
inmaterial constituido por los principios generales del cooperativismo. “En efecto, si dos cooperativas contratan entre sí están actuando dentro de una relación
de cooperación inserta dentro de los principios cooperativos. Para una interpretación tendremos dos planes básicos: primero el de los principios generales
del cooperativismo y segundo el de las normas contractuales específicas. El juez
deberá preferir la fuerza interpretativa de las primeras sobre las segundas en caso
de duda o contradicción”.
Además, son cooperativos los actos practicados por las cooperativas con los
organismos de integración a los que se encuentren afiliadas, en cumplimiento de
su objeto social.
Como efecto práctico tenemos que, al igual que en el acto cooperativo entre
el miembro y la cooperativa, los actos entre cooperativas y con sus organismos
de integración, se regulan por la normativa especial y se encuentran en situación
de no sujeción a impuesto.
Conclusiones
El acto cooperativo es el realizado por el miembro con su cooperativa para
obtener el servicio cuya prestación organiza la misma, y por lo cual se constituyó. También lo son, los actos realizados por los miembros de las cooperativas
que tengan acuerdos intercooperativos de uso recíproco de servicios, así como
las relaciones socio-económicas que efectúan las cooperativas entre si y, o con el
organismo de integración. Los actos cooperativos son regulados por la legislación
cooperativa y el estatuto de cada cooperativa, y no comportan operaciones de
cambio que generen renta, razón por la cual los hace no sujetos de tributación.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Referencias
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ANEXO: El acto cooperativo en la legislación latinoamericana
País/ley
Contenido
Bolivia, 2013.
Arts. 9 y 10
Artículo 9. (ACTO COOPERATIVO).
I. El acto cooperativo se caracteriza por ser voluntario, equitativo, igualitario,
complementario, recíproco, no lucrativo y solidario.
II. Son actos cooperativos aquellos realizados por:
1. La cooperativa con sus asociadas y asociados.
2. Entre sus asociadas y asociados.
3. Las cooperativas entre sí.
Art. 10. El acto cooperativo es regulado por el derecho cooperativo
Brasil, 1971.
Art. 79
Denominam-se atos cooperativos os praticados entre as cooperativas e
seus associados, entre estes e aquelas e pelas cooperativas entre si quando
associadas, para a consecução dos objetivos sociais.
Parágrafo único. O ato cooperativo não implica operação de mercado, nem
contrato de compra e venda de produto ou mercadoria.
Argentina, 1973.
Art. 4
Son actos cooperativos los realizados entre las cooperativas y sus miembros y
por aquéllas entre sí en el cumplimiento del objeto social y la consecución de
los fines institucionales. También lo son, respecto de las cooperativas, los actos
jurídicos que con idéntica finalidad realicen con otras personas.
Honduras, 1987.
Art. 4
Son actos cooperativos aquellos en que intervengan por sí, una o más
cooperativas, toda vez que no signifiquen actos de comercio o civiles,
expresamente definidos en códigos especiales. Los actos cooperativos se regirán
por las disposiciones de esta Ley.
Colombia, 1988.
Art.7
Son actos cooperativos los realizados entre sí por las cooperativas o entre éstas y
sus miembros, en desarrollo de su objeto social.
México, 1994,
Art. 6
Se consideran actos cooperativos los relativos a la organización y funcionamiento
interno de las sociedades cooperativas.
Paraguay, 1994.
Art. 8
El acto cooperativo es la actividad solidaria, de ayuda mutua y sin fines de
lucro de personas que se asocian para satisfacer necesidades comunes o
fomentar el desarrollo. El primer acto cooperativo es la Asamblea Fundacional y
la aprobación del Estatuto. Son también actos cooperativos los realizados por:
a) Las cooperativas con sus miembros; b) Las cooperativas entre sí; y, c) Las
cooperativas con terceros en cumplimiento de su objeto social. En este caso se
reputa acto mixto, y sólo será acto cooperativo respecto de la cooperativa. Los
actos cooperativos quedan sometidos a esta ley y subsidiariamente al Derecho
Común. Las relaciones entre las cooperativas y sus empleados y obreros se rigen
por la Legislación Laboral. En las cooperativas de trabajo los miembros no tienen
relación de dependencia laboral.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Puerto Rico, 1994.
Art. 2.4.
Son actos cooperativos los realizados entre las cooperativas y sus miembros
o por las cooperativas entre sí y con el Estado en cumplimiento de su objetivo
social y quedan sometidas al Derecho Cooperativo.
Costa Rica, 1994.
Art.2
Las actividades de intermediación financiera cooperativa son actos cooperativos,
por lo cual quedan sometidos al derecho cooperativo; sin embargo,
supletoriamente se regirán por el derecho mercantil, en cuanto sea compatible
con su naturaleza especial.
Panamá, 1997.
Art.3
Son actos cooperativos los realizados entre cooperativas y sus miembros o entre
estos y las entidades previstas en esta Ley, o entre los miembros y terceros, en
cumplimiento de su objetivo social, y quedan sometidos al derecho cooperativo.
Venezuela, 2001.
Art.7
Son actos cooperativos los realizados entre las cooperativas y sus miembros o
por las cooperativas entre sí, o con otros entes en cumplimiento de su objeto
social y quedan sometidos al derecho cooperativo y en general al ordenamiento
jurídico vigente.
Nicaragua, 2004.
Art. 7
Son actos cooperativos, los que realizan entre sí los miembros y las cooperativas,
en cumplimiento de sus objetivos, las relaciones de las cooperativas con terceras
personas no sujetas a esta Ley, no son actos cooperativos y se regirán por la
legislación correspondiente.
Uruguay, 2008.
Art. 9
Son actos cooperativos los realizados entre las cooperativas y sus miembros,
por éstas y los miembros de sus cooperativas socias, o por las cooperativas
entre sí cuando estuviesen asociadas bajo cualquier forma o vinculadas por
pertenencia a otra de grado superior, en cumplimiento de su objeto social. Los
mismos constituyen negocios jurídicos específicos, cuya función económica es la
ayuda mutua, quedan sometidos al derecho cooperativo y para su interpretación
se entenderán integrados por las estipulaciones del estatuto social. Tendrán por
objeto la creación, modificación o extinción de obligaciones, negocios dispositivos
en sentido amplio o en sentido estricto.
Ley Marco, 2009.
Art. 7
Son actos cooperativos los realizados entre las cooperativas y los miembros o
por las cooperativas entre sí en cumplimiento de su objetivo social y quedan
sometidos al derecho cooperativo.
Peru 2010.
Son actos cooperativos los que se realizan internamente entre las cooperativas y
sus miembros en cumplimiento de su objeto social, los cuales son actos propios
de un mandato con representación, estos no tienen fines de lucro.
Ecuador, 2011.
Art. 4
Las operaciones que los organismos de la Economía Popular y Solidaria efectúen
con sus miembros, para efectos tributarios, no constituyen actos mercantiles
de transferencias de bienes o prestación de servicios. Son actos económicos
solidarios de aportación, distribución o partición; en cambio, los que efectúan con
terceros no miembros de dichas organizaciones, constituyen actos civiles o de
comercio, sujetos al régimen tributario.
Fuente: elaboración propia
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Crédito Cooperativo
en Trenque Lauquen
María Cristina Goires y Gabriela Lucía Ibarzábal176
En el año 1965 un grupo de vecinos de Trenque Lauquen considera una alternativa de desarrollo local a través de la creación de la Caja Popular de Crédito
Cooperativa bajo el respaldo del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos.
El funcionamiento cooperativo -existían cinco cooperativas- se amplía en nuestra comunidad a través de esta institución y genera una posibilidad de crédito
frente a las dificultades que encontraban pequeños y medianos comerciantes,
profesionales, artesanos, clubes, instituciones intermedias en el circuito bancario
tradicional. Esta propuesta enmarcada en el importante avance del movimiento
nacional cooperativo de crédito no estuvo exenta de reacciones opuestas basadas en razones políticas e ideológicas, sin embargo el espíritu cooperativo unió
voluntades por encima de las ideas partidarias convencidos de que el cooperativismo era el instrumento válido para hacer frente a los monopolios y a los
privilegios, y el medio más idóneo para ampliar la coparticipación del pueblo en
el poder, la conducción y el progreso común.
La influencia del Golpe Militar de 1966, la política restrictiva del Banco
Central, la acción de entidades financieras y la propia historia de la Caja local
serán analizadas para reflexionar sobre proyectos que se pierden en el tiempo
pero cuyos principios perduran a través de otras instituciones que hacen crecer a
nuestras comunidades. No es el objetivo de este trabajo hacer un abordaje estrictamente económico, sino detenernos en el espíritu cooperativo que éstas trasuntan. Conocer y reflexionar sobre proyectos que han impulsado e impulsan las comunidades nos brinda un panorama sobre fortalezas y debilidades de las mismas
y la posibilidad de pensar el futuro en función de ellas. Los trenquelauquenses
se han manifestado y han optado en muchas oportunidades por la organización
cooperativa, a pesar de lo cual no todos los emprendimientos prosperaron.
176. Instituto de Formación Docente y Técnica Nº 40 de Trenque Lauquen. Argentina.
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La Declaración de 2012 como Año Internacional del Cooperativismo reconoce el impacto de las empresas cooperativas en la construcción de un mundo
mejor, coincidente con la visión del IMFC desde su creación en 1958, que “concibe al cooperativismo como herramienta de transformación social.”177
Diarios y periódicos locales y regionales constituyen una fuente documental
importante. Se observa en ellos el apoyo y el estímulo que brindaron a la iniciativa y la adhesión permanente a los principios cooperativos, reflejado en importantes espacios hacia posteriores propuestas de crédito cooperativo. Las voces
de aquellos que participaron directa o indirectamente también son una pieza
fundamental en el rescate de esta experiencia que se dio en Trenque Lauquen y
la región en la década del sesenta. El Dr. Jaime Kreimer ha definido a las Cajas de Crédito como una asociación
de personas que, sin propósitos de lucro, se agrupan para volcar en una caja común su movimiento financiero, y crear con ello disponibilidades dinerarias con las que se autoabastecen
crediticiamente, satisfaciendo igualmente sus necesidades económicas, educativas, asistenciales y culturales, en beneficio de la comunidad.
La idea de crear una Caja Popular de Crédito Cooperativa en Trenque Lauquen (en adelante la Caja) encontró un espacio propicio para el desafío de ofrecer una alternativa asequible a aquellos que no sólo no reunían las condiciones
mínimas para trabajar con los bancos locales sino que ni siquiera se animaban a
acercarse al mismo. La puerta del banco se alzaba como un muro infranqueable
para aquellos que pergeñaban ideas que necesitaban de un sostén económico.
La época en la que se crea la Caja en Trenque Lauquen - 1965 - corresponde a un período de incremento de las mismas ya que funcionaban en el país aprox. 636, dato que emana
de una propaganda de nuestra Caja, y en el año 1966, 974 Cajas178. En 1958 ya eran
197 - de las cuales 124 estaban instaladas en Buenos Aires - . La Provincia de Buenos Aires en su época de mayor auge contó con 168 Cajas de las casi mil que existían en todo el país, por lo que deducimos la amplitud territorial que alcanzaron.
La situación del país había cambiado a partir del golpe militar de 1955 y
también las reglas de juego económico. Acompañó este nuevo período una política
económica de sesgo liberal, con escaso apoyo a la producción nacional y un retraso en la distribución de los ingresos siendo los más afectados los sectores medios y la clase trabajadora.
El IMFC fundado en noviembre de 1958 fue el organismo de segundo
grado que acudió en auxilio de estos segmentos que habían quedado desprotegidos por el nuevo sistema económico. Esta iniciativa que contuvo a distintas
cooperativas asociadas con el fin de canalizar sus operaciones financieras expresó
la necesidad de contar con una base jurídica que le diera marco a través del An-
177. Fragmento del discurso del Presidente del Banco Credicoop en la ONU, 2011. Revista Acción
N° 1086, segunda quincena de noviembre de 2011.
178. Listado en el sitio del Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito www.archicoop.com.ar .
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teproyecto de Ley de 1964, proponiendo la necesidad de legislar especialmente
para las Cajas de Crédito:
La actividad cooperativista ha significado y significa una complementación de la actividad gubernamental, particularmente en el plano de la pequeña y mediana economía. Su
composición y territorialidad le han permitido aplicar la sensibilidad de sus componentes
a la solución de un gran número de problemas individuales de los productores modestos
de la ciudad y del campo, de los comerciantes, profesionales, obreros y empleados, así como
también trascendentes iniciativas de contenido social en el interés de barrios, localidades y
zonas de los más recónditos lugares del país.
Dentro del cuerpo de este Anteproyecto de Ley se cita un antecedente legislativo179 sobre las cooperativas de Crédito (Cajas rurales cooperativas) de principios de siglo en el que ilustra de manera didáctica sobre la relevancia de las
mismas a través de un ejemplo en el que demuestra que la suma de pequeños
ahorros se transforman en una fuerza arrolladora.
También en el Anteproyecto de Ley de 1964 – Capítulo V: Servicios, artículo
29 encontramos elementos que nos sirven para observar la multiplicidad de destinatarios que se verían beneficiados por la Caja:
Art. 29. – Los préstamos serán destinados a la productividad en general,
adquisición de maquinarias, herramientas, muebles y útiles destinados a crear o
incrementar el proceso de producción de riquezas, a la adquisición de implementos agrícolas, semillas, sementales, hacienda; a la creación, mantenimiento
o incrementación de fuentes de trabajo; a la construcción, adquisición, mejora,
ampliación o refacción de viviendas; a la pavimentación, veredas, redes eléctricas,
gas, instalaciones sanitarias, teléfonos; adquisición y conservación de vehículo
para el socio que la utilice en su actividad específica de interés para la comunidad; a ejecución de obras de bien público, como dispensarios, maternidades,
escuelas, templos, bibliotecas, estadios; a la adquisición de bienes aplicados al ejercicio profesional; y en general para toda actividad comercial, industrial o social
que merezca ser promovida o facilitada.
El día 4 de mayo de 1965 en el local de la Cámara de Comercio de Trenque
Lauquen se reunió un grupo de comerciantes, con el fin de formar una Cooperativa de crédito auspiciada y asesorada por el IMFC la que abrió sus puertas el
19 de setiembre de ese mismo año acompañada de numeroso público, autoridades municipales y legisladores provinciales y nacionales locales.
El presidente del Consejo Directivo, Sr. Eduardo Devoto, pronunció un enjundioso discurso señalando propósitos y finalidades del organismo:
No venimos a competir con nadie, ni vemos enemigos en nadie”. Señaló además que
179. Primer proyecto parlamentario de legislación sobre cooperativas, presentado por el Senador
don Francisco Uriburu en la sesión del cuerpo respectivo del 2 de setiembre de 1905.” (Tomo I, Pág.
657 y siguientes, año 1905. Diario de Sesiones del H. Senado de la Nación).
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“tanto él como los demás integrantes del cuerpo directivo tenían conciencia de las dificultades que habrían de enfrentar en la ejecutoria de la flamante caja, pero que habían asumido
la responsabilidad de su conducción, en la certeza de que se emprendía con ello una obra de
positiva utilidad para Trenque Lauquen”. Destacó que “la eficiencia de los servicios que
prestará la Caja estará condicionada al apoyo que reciba de los asociados, pues su actuación
girará en torno a los recursos de que pueda disponer por vía de depósitos.” Y a título de
definición, afirmó categóricamente que, “de ninguna manera, la faz política, religiosa, o de raza tendrá injerencia alguna en la acción de la Caja.180
Esta declaración final era importante que la manifestara, pues en torno a esta
iniciativa sobrevolaba la desconfianza hacia la tendencia de izquierda del IMFC.
El Sr. Nelson Giribaldi, representante del IMFC, reseñó antecedentes y motivos de la creación de las Cajas de Crédito en una amplia exposición, reafirmó
los conceptos de Devoto agregando que el IMFC prestaría toda la ayuda posible.
Aludió también a la campaña que realizaban algunos sectores en contra del
Instituto y de las Cajas de Crédito y refutó con fervor los cargos señalando que,
mientras las Cajas de Crédito tenían escasa actividad a nadie molestaban, pero
que, al crecer en monto gigantesco las dimensiones de sus actividades, se habían
movilizado en su contra otros sectores que insistían en afirmaciones que calificó
de calumniosas. Dijo luego que sería beneficioso para el país que mermaran las
concepciones destructivas y se afianzaran las positivas, que hubiera en la Argentina menos “anti” y más “pro”.
En Trenque Lauquen se observa el apoyo a través de los medios a esta nueva
actividad. Se reiteran en varias oportunidades las bondades de la organización
cooperativa y permanentemente se informa sobre sus logros:
Los bancos no dan créditos a personas o empresas con escasos recursos económicos.
Por eso los obreros, empleados, docentes, profesionales, estudiantes, pequeños comerciantes,
industriales, agropecuarios, deben asociarse a las cooperativas de crédito para ayudarse a sí
mismos, ayudando a los demás. La Caja Popular de Crédito de Trenque Lauquen promueve la ayuda mutua y la solidaridad social.”
“Las cooperativas de Crédito no funcionan por lucro ni por caridad; funcionan como
entes de servicio. Este principio fundamenta su importancia como herramienta en el terreno
crediticio, de autodefensa de los factores de la producción y el consumo en base al autoabastecimiento del crédito. Las disponibilidades de una Caja de Crédito surgen de su capital
accionario y del movimiento financiero de la masa societaria. Los préstamos se otorgan
teniendo en cuenta la solvencia moral y la voluntad de trabajo del socio solicitante. Se
toman otras garantías (segunda firma) para respaldarlo ante acontecimientos fortuitos”.181
Los créditos de una cooperativa van orientados contra la especulación y
la usura. Combaten la inflación, pues se conceden solamente con fines útiles y
180. La Opinión, 21 de setiembre de 1965.
181. La Opinión de Trenque Lauquen, martes 13 de julio de 1965.
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productivos. Tonifican la economía general al expandir entre su masa societaria
las posibilidades de producción y consumo.
Esos principios básicos encontraron eco en nuestra ciudad: “Éramos un grupo de vecinos muy idealistas, soñábamos con lograr el bienestar general, y poníamos toda
nuestra energía en lograr el progreso de la comunidad. Era una época donde la palabra dada
valía, así como la reputación ética de la persona. En algunos casos de vecinos muy conocidos,
no se necesitaban firmar papeles ni garantías. Simplemente lo charlaban los miembros del
Consejo local y el gerente, y concedían el préstamo”182.
Las palabras de otro integrante nos trasladan a esa época y detrás de su recuerdo distinguimos la esperanza, la confianza depositada en esa utopía y también la animosidad que había generado la situación económica posterior a 1955:
“Era un despertar de la sociedad. Era otra cosa. Los bancos eran muy selectivos. Era una
máquina aceitada” “recuerdo el tiempo como una epopeya, un sueño realizado...
reconozco que me enganché en la cooperativa con algo de resentimiento, Perón
había emparejado al obrero, pero no fue suficiente”...183 “Al mencionar esto, con
mucha humildad se coloca a un costado y habla de las personas que comprendieron que era interesante motorizar ese sueño y menciona a destacados vecinos
que se involucraron con entusiasmo en el proyecto. Profundizando esta idea
recurrimos a otra expresión: “La palabra banquero suele ser un término tabú
para el hombre de la calle, pero hoy hemos demostrado que somos capaces de
manejar y administrar el dinero...”184
La comunidad trenquelauquense rápidamente comenzó a sentirse parte de la
propuesta, actitud que se ve reflejada en “el monto de 12.111.633 en préstamos
directos e indirectos otorgados, a escasos ocho meses de su creación”.185
Idéntica situación se observaba en la vecina localidad de Pehuajó que había emprendido el mismo desafío paralelamente a Trenque Lauquen y que llegó a contar con mil socios
antes del año de su funcionamiento logrando la complementariedad de socios de reconocida
trayectoria comercial con amas de casa, trabajadoras domésticas y mecánicos.186
Hoy es un día trascendente para Pehuajó, nace una nueva institución que modificará
en un futuro no muy lejano el panorama económico y social de nuestra zona. Las cooperativas de Crédito cumplen una función superior a cualquiera institución en lo que a
progreso y dependencia económica se refiere, es la única forma de hacer que el federalismo
sea una realidad y no una mera expresión de deseo. Se ha hablado hasta el cansancio de
la descentralización de nuestro país, de que es necesario trasladar las industrias al interior
como una manera de solucionar los problemas de hacinamiento, vivienda, transportes de
182. Entrevista a Juan Ramón Nazar, 17 de febrero de 2012.
183. Entrevista a César Conesa, gerente por el término de seis meses de la Caja.
184. Discurso del Sr. Nazar en la inauguración de la Caja de Pehuajó, 6 de noviembre de 1965.
185. Diario La Opinión de Trenque Lauquen, 24 de mayo de 1965.
186. Entrevista al Sr. Raúl Fáchal, secretario de la Caja de Pehuajó, 22 de junio de 2012.
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la capital que hasta ahora concentra la casi totalidad de la actividad industrial. Pero esa
transformación no se logra con leyes y decretos, porque si los industriales se concentran en las
grandes ciudades es porque disponen de los recursos provenientes del ahorro nacional y del
dinero circulante. Las cooperativas de crédito tienden precisamente a esa descentralización
y hacen que los recursos de cada lugar se reinviertan en ese mismo lugar, propiciando el
progreso y bienestar”.187
A manera de ejemplo, el primer día que abre sus puertas la Caja de Pehuajó el monto
de los fondos depositados sobrepasa las expectativas de sus impulsores al superar los dos
millones de pesos, cantidad superior a otras Cajas de ciudades más importantes como en
ese momento Junín. Es importante distinguir la suma de quinientos mil pesos colocada
por la Cámara de Comercio, Industria y Producción demostrando con esto su apoyo a la
iniciativa comunitaria.
El acceso al crédito es fácil en función del conocimiento que se tiene de las
personas en comunidades chicas, pero también algunos autores señalan que a veces esta confianza jugaba una mala pasada a las Cajas, porque sin poner en duda la
solvencia moral de las personas no siempre podían hacer frente a sus obligaciones
y se debilitaba todo el sistema. De alguna manera algo de eso pasó en Trenque
Lauquen, no se podía ser “una sociedad de beneficencia” dice César Conesa, sin
soslayar las condiciones externas que prepararon su desmoronamiento. Escenario
que no se apreció en Pehuajó, la gente cumplía con los pagos ya que al decir del
entrevistado mencionado anteriormente no tuvieron un solo clavo.
Trenque Lauquen se mostró activo frente al acecho de aquellos que querían
poner freno a la expansión del crédito cooperativo y que obstaculizaban el ímpetu inicial.
La Asociación de Bancos de la República Argentina y la Asociación de Bancos del Interior reclaman medidas y toman una serie de decisiones que afectan a
las cajas de crédito cooperativas. El Banco Nación dispone, mediante circular de
su directorio, prohibir a sus clientes la negociación de cheques librados por las
cajas, la supresión de servicios a éstas e incluso el cierre de sus cuentas corrientes.
La inmediata respuesta del movimiento cooperativo será la de rodearse de organizaciones sociales, instituciones y personalidades para defender la continuidad
de la experiencia cooperativa. El 8 de agosto de 1965 se realiza un imponente
acto en el Luna Park, donde asisten representantes de las diversas ramas de la
cooperación, del movimiento obrero, gobernadores, legisladores e incluso el vicepresidente de la Nación. A este acto le suceden meses de campañas contra las
cooperativas de crédito nucleadas en el IMFC, privilegiando la “acusación” de
izquierdismo a sus dirigentes, y de estructurar las actividades del movimiento
cooperativo en función de fines inconfesables. El IMFC sale al cruce de este
187. Discurso de Raúl Fáchal en la inauguración de las Caja, 6 de noviembre de 1965. Diario Noticias de Pehuajó, 8 de noviembre de 1965.
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agresivo posicionamiento señalando sus fines al servicio del desarrollo nacional:
“La única política que ha inspirado la labor del IMFC –dice una declaración de
la regional Santa Fe del 25 de octubre– es la que indica el deseo de servir al país
mediante la unión de todos los argentinos, de los auténticos productores de una
tarea común, de ayuda mutua, fraternidad y solidaridad humana...188
La reacción de los cooperativistas se observa a través de una virulenta solicitada en los diarios del 1° de diciembre y la convocatoria al acto de protesta para
el día 3. El acto fue multitudinario y la voz del Vicepresidente, Carlos Humberto Perette, defensor tenaz del cooperativismo, se hizo sentir al decir: “Queremos
quebrarle el espinazo a los explotadores del pueblo argentino.” También censuró que
se invocara la existencia de ideologías extremas (comunismo) en el movimiento
cooperativo para combatirlo.
La misma problemática se observó en Pehuajó, no fue fácil insertar el concepto de crédito cooperativo porque “cuando los hombres encuentran el modo
de solucionar sus problemas aparecen sectores que son minoría, pero con fabulosos recursos económicos realizan campañas difamatorias para ganar la adhesión
de los desprevenidos, afortunadamente nuestro pueblo está informado”.189
La Asociación Coordinadora de Instituciones Empresarias Libres ( ACIEL)
había participado en cercenar la actividad de las Cajas encontrando la oposición
no sólo de los cooperativistas sino de la CGE en la defensa de sus principales
proveedores de financiamiento a las empresas representadas por la confederación.
La Federación Argentina de Cooperativas de Crédito fijó su posición en la defensa de la actividad cooperativa.
Una nota enérgica y mordaz de Clemente E. Enrico expone el sentimiento
de los cooperativistas:
Que quiere ACIEL? Simple: Un cooperativismo apático, dormido e inoperante. No
comulgamos con las ideas mercantilistas de ACIEL. Si analizamos quiénes son, veremos
el eterno coro de los intereses creados, dispuestos siempre a desviar a la opinión pública hablando de una libertad sui géneris, la que pretende orden político y jungla en lo económico,
escudo tras el cual se esconden los que no se atreven a defender directamente sus privilegios.
Son los mismos que se ruborizan cuando el vicepresidente se indigna por aquellos a quienes
más preocupa el engorde de sus toros, que el hambre de sus peones. ¿Acaso esos “descubridores de comunistas” piensan afirmar que también son comunistas países como Suecia, Dinamarca, Israel, Holanda, Canadá, EEUU, Inglaterra, Italia, donde el movimiento cooperativista aniquiló todo resabio de privilegio e injusticia. Ellos mismos se mostraron como en
realidad son: representantes de la intermediación parásita, del lucro inescrupuloso, el atraso
y la injusticia. El país debe salir adelante con el esfuerzo de todos y de nadie en particular.
188. Petriella Angel, Las Finanzas Populares como una alternativa de desarrollo. Banco Credicoop.
II Encuentro de Finanzas Populares y Solidarias. Verdades y desafíos, Ecuador 2008.
189. Continuación discurso Sr. Fáchal de Pehuajó.
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Cabría preguntarse, con honestidad y franqueza, quién es el vehículo de la subversión y
quién alienta el golpismo: Si el cooperativismo, que quiere imponer la justicia, el trabajo,
la paz, el bienestar social, o los sectores que buscan perpetuar sus privilegios mediante la
violencia, contra la voluntad de la mayoría, incluso amenazando la estabilidad jurídica e
institucional de la república. El extremismo más peligroso es el de los que no comprenden
que una sociedad organizada debe sustituir el individualismo. Que el hambre y la riqueza
no pueden convivir. Cada ciudadano argentino tiene la histórica tarea de ocupar su lugar
en pro del orden, la paz y el bienestar general.190
Finalmente las medidas quedan transitoriamente sin efecto, la ofensiva llegará
con un nuevo golpe militar encabezado por el Gral. Onganía. El gobierno de la
«Revolución Argentina» encabezado por el Gral. Onganía inicia, a poco de tomar el poder, un doble ataque al movimiento cooperativo: pone en vigencia una
normativa restrictiva de su operatoria y acentúa la campaña difamatoria contra
las autoridades del IMFC en los medios de prensa, lo que origina una crisis de
confianza con la consiguiente «corrida» entre los ahorristas. Es propicia la oportunidad para mencionar la anécdota del vecino pehuajense al referirse a la fiesta que
realizó la Cooperativa seis días después del golpe para agasajar al socio Nº 1000
en la que se iba a entregar una placa. Dada las circunstancias, el socio no apareció
y la placa quedó como un mudo vestigio de este importante proyecto que se vio
malogrado, a menos de un año de su inauguración, exclusivamente por la política
gubernamental, “Onganía al liquidar las órdenes de crédito nos cortó las manos”
Pese al esfuerzo realizado para revertir la situación, hacia 1973 sólo sobreviven aproximadamente 400 entidades, que logran recuperarse parcialmente durante el breve período democrático abierto en 1973.
¿Qué pasó con la Caja trenquelauquense?, éste es el interrogante que comienza
a circular a través de los medios de comunicación y de la población en general.
Algunos se atreven a esbozar causas por las cuales la Caja no pudo funcionar
como es el caso de Malke (seudónimo de Mario O. Gurovich) al señalar:
Es que desde el vamos la Cooperativa de crédito se vio asediada desde afuera y desde
adentro. Desde afuera porque todas las cooperativas de este tipo “molestan” a ciertos intereses oligárquicos y desde adentro porque lamentablemente su dirección fue confiada a manos
inexpertas, desembocando todo ello en la situación actual.191
El 5 de mayo de 1968 se lleva adelante una Asamblea Extraordinaria convocada por
el Síndico y en la que se designó una Comisión Investigadora. Para el semanario TRIBUNA la situación era confusa y era necesario clarificar la situación, su reclamo
se basa desde el reconocimiento a la iniciativa a lo que considera la desvirtuación
del sistema denunciando “un manejo discrecional de depósitos con criterio poco claro y
mucho menos seriamente documentado y se habla del otorgamiento de créditos sin ninguna
190. La Opinión, Viernes 3 de septiembre de 1965.
191. Tribuna, 24 de octubre de 1970. Trenque Lauquen.
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garantía ni responsabilidad a personas estrechamente vinculadas al manejo de la Caja”.
El 24 de agosto de 1968 ante la natural inquietud manifestada por algunos asociados
el Consejo de Administración brinda -a través de una solicitada- explicaciones en las que
se refleja tanto el desencanto como la ilusión de solucionar el conflicto:
1.- La Caja de Crédito ha cumplido una innegable función social poniendo al servicio
de sus asociados todos sus escasos recursos financieros. Es conocido por todos las dificultades
de diverso orden que debió sortear desde su nacimiento comenzando por la falta de un real
y efectivo apoyo y concluyendo con las trabas impuestas por normas oficiales que en lugar
de posibilitar su crecimiento cercenaron su operatoria.
2.- La Caja de Crédito pertenece a sus asociados y a ellos hemos reunido en múltiples
oportunidades informando de su marcha, de sus alternativas y de sus problemas a través
de asambleas, reuniones, comunicados peridodísticos. En oportunidad de cada renovación
de Consejo solicitamos el aporte y representación de nuevos valores caracterizados por la
industria y el comercio que dinamizaría a la institución. Hemos agotado en ese sentido las
gestiones desde la primera renovación del Consejo con resultados negativos.
3.- Llegamos así al 5 de mayo de 1968, fecha de la última asamblea ordinaria en
cumplimiento de las disposiciones estatutarias. Se designó un nuevo Consejo que no logró
hacerse cargo al conocer la delicada situación financiera de la institución. Se convocó nuevamente a asamblea extraordinaria el 7 de julio pasado, que pasó a un cuarto intermedio
hasta el 28 del mismo mes para dar lugar a la elección de autoridades y finalmente designar un Consejo de Administración, que, ante la falta de recursos financieros de la entidad
y por mandato de la Asamblea resolvió liquidar la operatoria de la Caja dando cuenta al
Banco Central con acogimiento al art. 27 de las normas básicas del decreto Ley 16.898.
4.- En estos momentos el Consejo elabora un plan de devolución de las imposiciones
(depósitos) y recuperación de la cartera de créditos que pondremos en conocimiento de los
asociados a la brevedad.
5.- La posibilidad de la reapertura de la Caja no está definitivamente cerrada. Ello
depende fundamentalmente del interés que demuestren sus asociados especialmente aquellas entidades de mayores recursos financieros. En la Asamblea recogimos el aliento de
personas e instituciones para esa recuperación. Por ello confiamos en la posibilidad de su
reapertura una vez que este Consejo cumpla una primera etapa de efectivizar la parte
principal en su carta de crédito.192
Tristemente no se logró su reapertura, las palabras de aliento no se concretaron en acciones reales y tal vez se conjugó la falta de confianza, el temor
frente a las acciones del gobierno y también el compartir la idea del “riesgo”
que constituían esta forma de asociaciones. “La gente tenía miedo. Nos consideraban
“peligrosos”. No existía una conciencia entre la población que los moviera a defender esto
que era de todos y para todos, que representaba el más profundo republicanismo”.193
192. Solicitada publicada en diario “La Opinión” del 24 de agosto de 1968.
193. Juan Ramón Nazar.
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Se necesitaron más de dos décadas para que la población trenquelauquense fuera testigo de la reaparición de una nueva entidad de crédito cooperativa. “El banco de los socios
y para los socios ahora también al servicio de Trenque Lauquen y su zona de influencia”,
enunciaba la propaganda del Banco Local Cooperativo Limitado el cual abrió sus puertas
el 26 de marzo de 1982, en carácter de sucursal de la Casa central de Chacabuco y sumándose a las filiales bonaerenses de Saladillo, Lincoln, Arribeños, Colón, Zárate, pergamino, Rojas, Luján, 25 de Mayo, Las Flores, Arrecifes y Salto.
En el caso de Trenque Lauquen el Banco Local surgió de la licitación efectuada por
el Banco central al Ex Banco Oddone ocupando las mismas instalaciones hasta la fecha.
Se instituyó como una entidad de puertas abiertas a la comunidad, trabajando en armonía con el resto de los sectores y con un fuerte acento en la actividad cultural como también en ese año clave de 1982 de la historia nacional se
dedicó a la formación política ciudadana organizando debates a través de Mesas
redondas con la presencia de personalidades del ámbito político nacional de diferentes corrientes de opinión. La educación cooperativa fue otro de los ejes de
preocupación plasmados en una actitud de servicio y apoyo económico hacia los
establecimientos educativos como en charlas sobre cooperativismo brindadas a
docentes, estudiantes, asociados, empleados del banco y público en general.
Una modalidad interesante de llegada a los socios, que continúa vigente, la
constituyó la publicación quincenal de la Revista Acción brindando un profundo análisis de la realidad política, económica, socio-cultural a nivel nacional e
internacional, de actualización cooperativa y de intercambio de experiencias y
realizaciones solidarias.
A través de lo expuesto coincidimos con sus propulsores iniciales que el
Banco debía “transformarse en una cosa viva y no algo limitado exclusivamente
a la operatoria bancaria”194.
Cabe destacar el fuerte impacto que tuvo la implementación de la Tarjeta
de Crédito Cabal para amplios sectores de la población. Al igual que en su momento las Cajas de Crédito incluyeron a sectores excluidos del sistema crediticio
tradicional la tarjeta o el nuevo “dinero plástico” se hizo accesible a la clase media
trabajadora que hasta el momento no podía gozar de los beneficios de tarjetas
que ya circulaban a través de otros bancos.
Conclusión
Decíamos al comienzo de este trabajo que la capacidad para pensar y actuar en
conjunto es lo que ha distinguido a comunidades pequeñas que han logrado día a
día ofrecer una mejor calidad de vida a sus habitantes. Ese espíritu está presente en
194. Palabras del Representante del IMFC Sr. Héctor Navarro, La Opinión de Trenque Lauquen, 6
de marzo de 1982.
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Trenque Lauquen a lo largo de toda su historia y a través de diversas actividades,
tanto del área comercial, industrial, agrícola ganadera, como artísticas, solidarias y
educativas. Agregué esto porque estaba mencionado en el inicio del trabajo.
La Caja de Crédito Cooperativa no fue una idea nacida en el seno de la
comunidad trenquelauquense, el grupo conformado para llevar adelante la experiencia compartió el mismo espíritu que había imbuido a tantos a lo largo de
todo el país. También acompañaron la tarea transformadora del IMFC y sobre
todo lo que representó para este momento histórico y en general para el movimiento cooperativo la figura de Floreal Gorini. Para nosotros fue una de las
tantas maneras que tiene Trenque Lauquen de mostrar que es capaz de atreverse
a la innovación.
Muchos de los proyectos emprendidos a lo largo del tiempo resultaron exitosos. Otros, naufragaron. Pero el espíritu solidario y la capacidad de lucha de
nuestra comunidad no se agotan. Nuevas personas con nuevas ideas aparecen, y
nuevos proyectos reemplazan a los antiguos, mostrando en el horizonte trenquelauquense un futuro donde el trabajo mancomunado en pro del desarrollo de la
comunidad seguirá ocupando un lugar preponderante.
Bibliografía general
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itf.org.ar.
-Cieza Daniel y Elgue Mario César: “La Economía social y el Peronismo Histórico.
-Goires María Cristina, Ibarzábal Gabriela: Caja Popular de Crédito en Trenque Lauquen,
trabajo presentado en la “Cuartas Jornadas de Historia Regional del Oeste Bonaerense” 20 y
21 de abril de 2012 , Trenque Lauquen.
-Montes Verónica Lilian y Ressel Alicia Beatriz: Presencia del Cooperativismo en Argentina.
Instituto de estudios Cooperativos, facultad de Ciencias Econ+omicas, UNLP. Trabajo presentado en Costa Rica en el Taller de Diagnóstico de las Cooperativas en las Américas, 2003.
-Kesselman, Silvia E: “Las Cajas de Crédito, una mejor opción para el crédito a las PYMES”
Facultad de Ciencias Económicas Universidad Nacional del Nordeste.
- Plotinsky Daniel:
“La Construcción de una identidad en el cooperativismo de crédito argentino: el Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos. Trabajo presentado en el Quinto Encuentro de Investigadores Latinoamericanos de Cooperativismo ( Ribeirao Preto, Brasil, 2008) Archivo
Histórico del Cooperativismo.
“Banco Central de la República Argentina y Cooperativismo de Crédito. Una relación conflictiva ( 1958-1969)”. Presentado en las XXI Jornadas de Historia Económica ( Buenos Aires
2008) Mesa 12: Cooperativismo y economía social.
-Rezzónico Alberto: “La inmediación como rasgo distintivo y caractern esencial del crédito
cooperativo”. Revista del Instituto de la Cooperación (IDELCOOP). Tomo s 3 y 4 - Año
6- Rosario, Argentina, diciembre de 1979. Páginas 343 a 355.
-Rubinzal Diego; “Regresan viejos jugadores al sistema financiero doméstico. Renacen las
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 253
Cajas de Crédito”en diario Página 12 del 21/12/2006.
-Schujman, León: “El coop de crédito y su aporte al desarrollo. Experiencia del crédito solidario en la Argentina”. Revista del Instituto de la Cooperación (IDELCOOP). Tomo 2- Año
6- Rosario, Argentina, junio de 1979. Páginas 173 a 197.
Diarios y periódicos
Diario “La Opinión” de Trenque Lauquen: 05/05/65; 20/05/65; 03/07/65; 13/07/65;
21/07/65; 03/08/65; 12/08/65; 20/08/65; 22/08/65; 25/08/65; 27/08/65; 03/09/65;
06/09/65; 13/09/65; 20/09/65; 21/09/65; 30/11/65; 24/05/66; 12/11/66; 15/04/67;
21/07/67; 27/07/67; 19/09/67; 26/08/67; 24/08/68; 28/09/68; 26/11/68; 18/12/67;
26/11/68; 17/12/68; 15/04/69; 14/11/79; 24/11/79; 03/03/82; 06/03/82; 12/04/82;
21/05/82; 17/07/82; 11/08/82; 13/08/82; 29/09/82; 09/12/82; 10/12/82; 13/12/82.
17/12/82.
Se revisaron los años 1970, 1971, 1972 y 1973 (Biblioteca Pública “Rivadavia” y Museo Histórico Regional).
Diario “Noticias” de Pehuajó: Marzo y noviembre de 1965.
Semanario “Tribuna” ex Tribuna Radical: 02/11/68; 09/04/69; 16/04/69; 14/05/69;
06/09/69; 24/10/70; 18/11/70; 22/05/71; 19/09/74.
Sitio en Internet del Archivo Histórico del Cooperativismo: Listado de Cooperativas
de Crédito, Documentos, Archivo Oral y Biblioteca.
Revistas
• Revista Acción, 16 al 28 de febrero de 1981, página 13. “Rezzónico: Se mantiene intacta
honrosa tradición”.
• Revista Acción, 1 al 15 de abril de 1981, página 9. “El lenguaje irrebatible de los hechos
traduce el definitivo compromiso del IMFC con los más altos intereses del pueblo argentino”.
• Revista Acción, 16 al 31 de octubre de 1976, páginas 6 y 7. “El IMFC decide otorgar su
primera distinción al mérito cooperativo al Dr. Carlos H Perette”.
• “XX aniversario del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos”. Revista del Instituto
de la Cooperación (IDELCOOP). Tomo 1- Año 6 - Rosario, Argentina, marzo de 1979.
Páginas 121 a 143.
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
La impronta de las cooperativas
agrarias del estado de Paraná (Brasil)
en un escenario mundializado195
José Daniel Gómez López196
I. Introducción
El medio rural de Brasil y especialmente de algunos estados como Paraná,
ha experimentado importantes cambios en su base social, productiva, técnica
y cultural. Estas transformaciones se insertan dentro de una serie de procesos
que están ocurriendo en la economía mundial como consecuencia de la propia
dinámica seguida por el sistema capitalista, lo que ha provocado la aparición de
nuevas formas de producción más acordes con la demanda del mercado principalmente de exportación, la modernización del aparato productivo en algunos
sectores altamente competitivos, el incremento de las inversiones en nuevas tecnologías, y la expansión de nuevos métodos de comercialización. Estas mudanzas de gran trascendencia económica y social, también están propiciando una
reestructuración del sistema territorial y de los agentes sociales y económicos
que en él intervienen como son las cooperativas agrarias. Se trata de mudanzas
que afectan tanto a su estructura como la forma de gestión, y a los históricos
objetivos del movimiento cooperativo. Así, frente a la tradicional organización
reivindicativa, solidaria y comprometida con las clases menos favorecidas del
195. Esta comunicación se ha realizado dentro de la ayuda para estancias en centros de investigación radicados fuera de la Comunitat Valenciana de la Direcció General de Política Científica de
la Conselleria d`Educació de la Generalitat Valenciana según RESOLUCIÓN de 31 de marzo de
2011, del director general de Política Científica para estudiar el movimiento cooperativo del estado
de Paraná (Brasil).
196. Dpto. Geografía Humana - Universidad de Alicante (España)
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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campo, base social fundamental de este movimiento asociativo, en un escenario
de expansión e internacionalización del capital, se prioriza a las cooperativas
agrarias que apuestan decididamente por una estrategia que tiende a identificarse
y perseguir una estricta visión empresario-mercantil más acorde con la lógica del
mercado. En este contexto, el objetivo de esta comunicación es analizar al sector
cooperativo agrario del estado de Paraná (Brasil) y su importancia tanto en el
ámbito del desarrollo social, como económico y territorial.
II. Génesis, Evolución y Afianzamiento
Aunque la existencia de diferentes formas de cooperación y asociación en el
medio rural de Brasil es anterior a la presencia del colonizador europeo (como
en la mayor parte de los países latinoamericanos), la génesis del moderno cooperativismo agrario se puede situar temporalmente entre la segunda mitad del siglo
XIX y primeras décadas de la pasada centuria. Durante este largo período son
frecuentes las crisis en el medio rural que enfrentaban -y todavía enfrentan- a la
clase dominante (terratenientes y burguesía agraria) con el colono europeo, el
pequeño campesino familiar y el proletariado rural. En algunos casos, las revueltas sociales en el campo permitieron ampliar y fortalecer la base social además de
los sindicatos rurales, de un incipiente asociacionismo agrario que inicialmente
tenía un carácter reivindicativo y transformador, ligado tanto a la puesta en práctica de proyectos que indujeran a importantes cambios estructurales en el campo,
como a la transformación del sistema socioeconómico predominante, en este
caso, mediante el robustecimiento de los movimientos insurgentes, en ocasiones
incluso armados, y de base fundamentalmente campesina (Macias, 2002).
En este escenario de génesis, evolución y afianzamiento de los movimientos
sociales y las ideas asociacionistas y cooperativistas en el campo, la contribución
de los inmigrantes europeos, fundamentalmente de origen alemán, francés, italiano y suizo entre otros, fue decisiva. En todos las regiones donde se instalaron
estos inmigrantes rápidamente se crearon cooperativas de producción, trabajo en
común y hasta de consumo, aunque muchas de ellas también fracasaron debido
a una serie de dificultades que incluían la ausencia de sólidas políticas públicas
destinadas a brindar un inequívoco respaldo al cooperativismo, dificultades económicas de toda índole (acceso a fuentes de financiación), ausencia de mercados
estables de consumo al tratarse de zonas de reciente colonización, inexistencia
o deficientes infraestructuras de comunicación y, debido a su escasez, un parco apoyo técnico al colono-agricultor por parte de profesionales representados
principalmente por los ingenieros, técnicos y agrónomos.
Las primeras experiencias de Brasil en el ámbito del cooperativismo aparecen en la primera mitad del siglo XIX, cuando el médico francés Jean Maurice
Faivre funda junto a un grupo de colonos europeos la Colonia Tereza Cristina,
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
en el estado de Paraná. En 1891 también se erige en el mismo estado la Colonia
Cecilia, en este caso gracias al esfuerzo del doctor Giovanni Rossi y un grupo
de anarquistas italianos, quienes se instalan en el estado de Paraná después de
una fracasada experiencia de colonización agrícola en Italia. Este grupo italiano,
denominado Los Anarquistas, intentó organizar una comunidad rural cuyo eje
prioritario giraba en torno a la cooperación y el mutualismo (Schorer, 1984). La
riqueza del estado de Paraná en la realización de ensayos ligados al ámbito de la
cooperación y el cooperativismo tiene su continuidad en el año 1912 cuando se
crea, por parte de la Sociedade Agrícola Polonesa, la Colonia Muricy, y se funda
en el municipio de Carazinho la “Sociedade Cooperativa Svitlo” atribuida al
ferroviario de origen ucraniano Valentin Cuts. Digna de mención es la creación,
en 1925, de la Sociedade Cooperativa Hollandeza de Laticinios Batavo, integrada
inicialmente por 450 holandeses y localizada en el término municipal de Carambeí, en el estado de Paraná. Esta entidad cooperativa ocupa en la actualidad
uno de los primeros lugares en la clasificación de cooperativas agrarias de Brasil,
tanto por el número de socios como por su facturación, producción diversificada
y expansión comercial.
La creación de colonias rurales y la aparición de otras formas de ayuda mutua y trabajo colectivo en el campo se extienden rápidamente por otros estados
de Brasil. En Rio Grande do Sul, la génesis del movimiento cooperativo está vinculado al jesuita suizo Teodor Amstadt, quien establece a principios del siglo XX
las primeras Cajas (Caixas) Rurales, semejantes a las Raiffeisenkassen existentes
en Alemania. Más adelante se fundan, en el mismo estado brasileño, las primeras
cooperativas dedicadas a la elaboración de productos porcinos y lácteos. Esta iniciativa se debe a la presencia en la zona de destacados cooperativistas de origen
italiano, como Giuseppe Di Stéfano Paternó, cuya actividad se centró en la búsqueda de mecanismos que permitiesen quedar en manos del agricultor asociado,
y no entre los numerosos intermediarios que existían en la región, la mayor parte
de los excedentes generados por la actividad agraria (De Campos, 1998). Este espíritu cooperativo e integrador que existía entre la numerosa colonia de italianos
instalada en el estado de Rio Grande do Sul, se plasma con la creación en el año
1912, de la “Uniao de Cooperativas de Rio Grande do Sul”, cooperativa que integra a otras cooperativas de base (cooperativa de segundo grado) dedicadas fundamentalmente a la vitivinicultura. En efecto, en Rio Grande do Sul el cultivo
de distintas variedades de uvas altamente seleccionadas y la esmerada elaboración
de caldos para un mercado de consumo exigente, en cuanto a la calidad, se han
beneficiado de la activa presencia de cooperativas vitivinícolas fundadas por inmigrantes (colonos) italianos. Esto ha posibilitado que en la actualidad el vino se
haya convertido en uno de los productos agroalimentarios de mayor proyección
internacional de Rio Grande do Sul y, por extensión, de Brasil.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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III. Continuidad y Cambio
En Brasil, la mayor parte de las cooperativas y movimientos de ayuda mutua
que se crean en el campo hasta la segunda mitad de la pasada centuria contemplan entre sus objetivos, convertirse en un amplio movimiento solidario y en
un sólido instrumento de trabajo colectivo, donde la consecución de un mayor
bienestar para la comunidad estaba por encima de los estrictos resultados económicos. Esta filosofía que guió durante mucho tiempo al sector cooperativista
agrario logró aumentar el bienestar de las poblaciones rurales y de aquellos territorios donde las cooperativas tenían su sede y actuaban, al suplir con eficacia
las insuficientes políticas públicas que deberían dirigirse hacia el fomento del
desarrollo rural.
Sin embargo, el cooperativismo agrario, como la propia actividad agropecuaria en Brasil, experimentan un cambio importante en su base productiva, social y
comercial, a partir de la década de los setenta. El régimen militar que se impone
en el país además de facilitar la entrada del capital extranjero, en este caso representado por las empresas agroalimentarias transnacionales a partir del año 1964,
promulga la Ley nº 5.764/71 que permite una mayor injerencia del Estado en
la organización, funcionamiento y control del sector cooperativo. Esta medida
autoritaria por parte del poder ejecutivo también estaba orientada a conseguir
un mayor control social y político del conflictivo mundo rural.
En la agricultura, el largo período militar y los gobiernos surgidos en la reciente época democrática, han dado un trato privilegiado a los latifundios improductivos y a las grandes explotaciones dedicadas a los cultivos de exportación, en
perjuicio del pequeño productor familiar responsable por una parte muy importante de la producción de alimentos del país. En este sentido, la distribución del
cuadro social según la dimensión de las propiedades en Brasil, refleja claramente
la preponderancia de las grandes explotaciones en el agro brasileño (vid. Cuadro I). Por otro lado, se constata que las explotaciones inferiores a 100 hectáreas
responden con el 47% del valor de toda la producción agropecuaria. Las fincas
comprendidas entre más de 100 y menos de 1.000 hectáreas son responsables por
el 32% del valor total de la producción agropecuaria, mientras las incluidas entre
más de 1.000 hectáreas y menos de 10.000 hectáreas solamente responden por
el 17% del valor total, porcentaje que desciende al 4% en las explotaciones agropecuarias con una superficie superior a las 10.000 hectáreas (Comissao Pastoral
da Terra, 2003). La aplicación de políticas favorables al gran propietario rural y
al gran empresario agroexportador, han reforzado un modelo de acumulación
del capital que históricamente ha generado en la sociedad brasileña desigualdad
social, diferencias económicas y desequilibrios territoriales. Como señala el geógrafo Ariovaldo Umbelino de Oliveira, resulta paradójico que mientras en el año
2003 las exportaciones del sector agropecuario brasileño (destacando la soja en
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
grano, salvado y aceite) aumentaron espectacularmente al representar el 41,9%
del total exportado por el país, en el mismo período se importaron productos
básicos para la alimentación de la mayor parte de la población brasileña como
es el arroz, frijoles, maíz, trigo y leche. En esta lógica mercantil impulsada por la
globalización, Brasil produce y exporta lo que falta en el plato de la mayoría de los
trabajadores del país (Revista Sem Terra, nº 24, 2004).
Más recientemente, el fortalecimiento de estos desequilibrios se inserta dentro de una serie de procesos que están ocurriendo en la economía mundial
(expansión internacional del capital) como consecuencia de la propia dinámica
seguida por el sistema capitalista, lo que también está provocando la aparición
de nuevas formas de producción, la difusión de nuevos métodos de gestión y la
aparición de nuevas condiciones en la explotación del trabajo.
En este escenario, la situación de la población en numerosas zonas rurales
que presentan notables especificidades como dificultad de acceso a la tierra (reforma agraria), el abandono (expulsión) de las actividades agropecuarias ante el
escaso apoyo al campo por parte de las instituciones públicas (ayudas, subvenciones, créditos a bajo interés), el aumento del desempleo, el incremento del trabajo
a tiempo parcial, el aumento de la edad media del agricultor y la escasa incorporación de jóvenes, tiende a agravarse por la aplicación y puesta en práctica de
medidas que favorecen una mayor desprotección del sector agrario, mediante
la contención de los gastos en los presupuestos y el desmantelamiento de todo
apoyo institucional a la agricultura, sobre todo, la representada por los pequeños
agricultores familiares que producen el 53% de los alimentos. Según el Movimento dos Pequenos Agricultores, el Gobierno brasileño en la campaña 2003-2004
destinó en concepto de ayudas para 1,3 millones de campesinos cerca de 4.500
millones de reais. Se trata de una cantidad similar (4.340 millones de reais) a la
que percibieron en el mismo período empresas transnacionales como la Aracruz
Celulosa, Basf, Bayer, Bunge&Born, Cargill, Monsanto, Nestlé, Rhodia y Souza
Cruz (Jornal dos Trabalhadores Rurais Sem Terra, junho 2004).
La intensidad y celeridad de los cambios económicos, sociales y políticos
han conducido a que la dimensión social, la dinámica colectiva, los valores solidarios y de apoyo mutuo antes predominantes en el movimiento cooperativo,
se desplacen paulatinamente hacia modalidades donde adquiere mayor interés,
y en algunos casos hasta interés único, criterios relacionados estrictamente con
el mercado como son la eficiencia, productividad, competitividad, oferta, demanda, precios y beneficios, aspectos que fortalecen la visión empresarial dentro
del cooperativismo en perjuicio de otros principios que tradicionalmente han
inspirado la génesis y expansión del movimiento asociativo en el campo. En este
contexto se constata, entre las cooperativas agrarias brasileñas, un claro divorcio
entre una administración cada vez más tecnocratizada y supeditada a los intereses
del gran productor asociado, y la mayor parte de su base social (pequeños proHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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ductores) que al no sentirse parte activa en la gestión, toma de decisiones y elaboración de una estrategia cooperativa, tampoco se implica suficientemente en
debates que permitan trazar nuevos caminos para buscar una mayor penetración
y fortalecimiento del movimiento cooperativo en los procesos de organización
y desarrollo rural. Esta circunstancia no impide subrayar la contribución que en
Brasil han realizado y están realizando la mayor parte de las cooperativas agrarias
a la cohesión social, económica y territorial del mundo rural.
Las cooperativas agrarias comprometidas con una mayor participación de su
base social y un desarrollo integral del medio rural, se posicionan como un importante instrumento capaz de estimular una producción racional respetuosa con
el medio ambiente y la calidad alimentaria, mantener unos ingresos que permitan a las familias de los socios-agricultores mejorar su condición de vida, impedir
la desaparición de numerosas pequeñas explotaciones agropecuarias mediante
una mejor organización y gestión de las mismas, elevar la capacitación y formación educativa, técnica y cultural del agricultor asociado, evitar la intermediación
mediante el control del proceso de transformación y distribución de la producción, con el fin de que el agricultor se apropie del valor añadido generado, e
introducir nuevas y diversificadas actividades económicas generadoras de renta y
empleo para la población local. De hecho, las cooperativas agrarias también están
cumpliendo un extraordinario papel en el desarrollo local.
En este sentido, la vocación de permanencia de las cooperativas agrarias
frente a los procesos de deslocalización de otros sectores empresariales y las decisiones que deben adoptar las mismas en variadas circunstancias, se hacen generalmente en función de las necesidades de sus socios (agricultores) locales, y no
atendiendo a decisiones adoptadas en los centros exteriores de poder, tal como
ocurre con la mayoría de las sociedades por acciones (OIT., 1998). Tampoco se
puede obviar la importante labor que pueden cumplir y cumplen las cooperativas agrarias, cuando por su tamaño económico y amplia base social se convierten
en un potencial instrumento de defensa de los pequeños productores en el mercado, frente a la competencia monopolística de las grandes empresas productoras
y de distribución transnacionales agroalimentarias.
En este escenario de incremento de la competencia, exaltación del mercado
y paulatina pérdida de valores históricos cooperativos, es un hecho que numerosas cooperativas agropecuarias están apostando por una estrategia que persigue
la más pura racionalidad empresarial, fortaleciendo la presencia de grandes productores entre su base social, divorciando la gestión del conjunto de asociados
y convirtiendo al socio-agricultor en un mero cliente. Esta nueva estrategia se
dirige hacia la incorporación de valores propios de la rentabilidad económica y
comercial, mediante el sacrificio de principios cooperativos como la solidaridad,
ayuda mutua, trabajo colectivo, educación y preocupación por la comunidad.
A tal efecto se suele argumentar que las cooperativas agrarias representan a un
260 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
colectivo muy amplio de socios-agricultores agrupados en torno a proyectos
económicos, y menos a afinidades ideológicas (Moyano y Entrena, 1997).
IV. Compromiso Social y Racionalidad Empresarial
Aunque el cooperativismo agrario brasileño de manera general está comprometido con un desarrollo rural sostenido en su vertiente social, económica y
medio ambiental, éste se debate desde hace tiempo entre dos modelos que tienen
orientaciones y bases ideológicas muy distintas y, por tanto, una visión muy diferente en lo que se refiere a la consecución de un desarrollo social, económico y
medioambiental equilibrado en el medio rural. El primero está ligado a la Organización de las Cooperativas Brasileñas (Organizaçao das Cooperativas BrasileirasOCB), mientras el segundo responde al Movimiento de los Trabajadores Rurales
Sin Tierra (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra-MST).
Entre las cooperativas agrarias asociadas a la Organización de las Cooperativas Brasileñas predomina preferentemente, una visión más empresarial, y sus
intereses responden fundamentalmente a una base social donde es amplia la representación de grandes y medianos productores. Desde esta lógica, los vínculos
e interrelaciones entre las grandes cooperativas, las agroempresas comerciales y
exportadoras, la industria agroalimentaria, la distribución comercial y el capital
financiero son más intensos y fluidos. Estas relaciones constituyen el principal sostén de un modelo de agricultura en Brasil, centrado en la existencia de
grandes explotaciones especializadas en monocultivos de exportación. En este
escenario, las fusiones y adquisiciones entre cooperativas son indispensables tanto
para aumentar la fortaleza de las mismas, frente al aumento de la competencia,
como para favorecer una mayor “modernización” del sector rural del país.
Desde esta Organización cooperativa (OCB) también se apuesta por las
alianzas estratégicas con otras empresas terceras, estrategia esencial para ganar
mayores cuotas de mercado (Rodrígues, 1999). Siguiendo esta lógica, son significativos los cambios verificados en algunas de las mayores cooperativas agrarias
de Brasil y, especialmente, del estado de Paraná, respecto a la composición de su
base social y su posición de dominio en el escenario productivo y comercial de
algunos productos agropecuarios del país (vid. Cuadro II), sobre todo, aquellos
dirigidos a su transformación industrial y al mercado externo, y menos al abastecimiento de alimentos para el mercado interno (arroz y frijoles).
La cooperativa Cocamar Cooperativa Agroindustrial (antes Cooperativa dos
Cafeicultores e Agropecuaristas de Maringá), localizada en el municipio de Maringá (estado de Paraná), se posiciona por ventas (superiores a 270 millones de
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dólares en 2002 y 1,4 billones de reais en 2008197), superficie ocupada por su parque agroindustrial (13 unidades fabriles en 2003) y actuación territorial (Gómez,
1993), como una de las más grandes de Brasil (vid. Cuadro III). Esta cooperativa
está presente en numerosas actividades agroindustriales, desde la fabricación de
hilo de seda y algodón, hasta la producción de zumos de fruta a partir del empleo
de soja como material de base (Purity), pasando por la elaboración de aceites,
café y otros productos destinados al abastecimiento del mercado interno y externo. En esta cooperativa los grandes productores con superficie superior a 100
hectáreas (vid. Cuadro IV) representaban en 1989 el 8,88% del total, porcentaje
que en 2002 ascendió al 30% (Diario de Maringá, 25-01-2002). Esta tendencia
también se verifica en otras cooperativas bien posicionadas, tanto en el mercado
nacional como inclusive internacional.
Tratándose de la Cooperativa Agropecuaria Cascavel (Coopavel), ubicada en
el municipio de Cascavel, región Oeste del estado de Paraná, esta cooperativa por
sus ventas (223 millones de dólares y 954 millones de reais en 2010) aparece en
la sexta posición entre las cooperativas de mayor dimensión comercial de Brasil.
En este caso, la distribución de las explotaciones de los asociados (3.500 sociosagricultores en el año 2003 y 3.000 en 2010) según tamaño, arroja un resultado
muy desigual, aunque ciertamente favorable para el mediano y gran productor.
Así, en el intervalo de hasta 60 hectáreas, considerado como pequeño productor,
se registra el 71% del total de los asociados. En el umbral comprendido entre las
61 a 250 hectáreas, es decir, considerados como medianos productores, se censa
el 24% del cuadro de socios, mientras los grandes productores con superficie
superior a 250 hectáreas suman el 5% del total de socios-agricultores.
La importante participación del mediano y gran productor en las cooperativas agrarias brasileñas asociadas a la OCB, nuevamente se repite en la Cooperativa Agropecuaria Mouraoense (COAMO). Se trata de la mayor cooperativa
agraria de América Latina y, por tanto, también la más grande del estado de
Paraná y de Brasil por su facturación (871 millones de dólares en 2003 según
fuentes de la propia cooperativa). La COAMO ocupa la posición 70 entre las 500
mayores empresas de Brasil (en 2011, según la revista Exame-ediçao 995, ocupa
la posición 90 con una facturación de 2.829,9 millones de dólares), concentra
el 3,3% de la producción brasileña de cereales y el 14% de la cosecha del estado
de Paraná. El ámbito territorial de actuación de esta cooperativa se extiende por
3,7 millones de hectáreas, y su cuadro laboral incluye 3.300 asalariados y 20.000
puestos de trabajo indirectos. De los 17.000 asociados que la cooperativa posee,
el gran productor representa el 28% de los mismos. La mayor parte de las explotaciones agrarias pertenecientes al clasificado como gran productor, siguen una
197. Un euro en diciembre de 2011 equivalía 2,4175 reais brasileños (Fuente: Forexpros).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
lógica empresarial estrechamente vinculada a los mercados y, por esta razón, se
dedican mayoritariamente a los monocultivos comerciales de exportación. De
ahí que la cooperativa ocupe el puesto 27 entre las mayores empresas exportadoras de Brasil (Fundaçao Getulio Vargas, 2004), y en la producción agraria del
estado de Paraná también tenga un lugar muy destacado (COAMO, 2003).
Aunque no existen datos al respecto, mediante la realización de un laborioso
trabajo de campo (entrevistas) podemos afirmar que el papel protagonista que
tienen las cooperativas agrarias del estado de Paraná en la producción de determinadas variedades agrícolas (vid. Cuadro V) se debe a la presencia, entre su base
social, de un importante contingente de grandes y medianos productores que
poseen fincas altamente tecnificadas y cuya producción se destina en un elevado
porcentaje a la exportación.
En esta línea de reestructuración que vive una parte sustancial del sector
cooperativo agrario de carácter empresarial de Paraná, para adaptarse a los procesos de cambio que imprime la internacionalización del capital, cabe destacar
la apuesta de las mismas hacia no solamente los procesos de fusión y adquisición,
sino también por las alianzas estratégicas con otras empresas terceras, estrategia
esencial, desde esta óptica, para ganar mayores cuotas de mercado. Se trata de un
modelo que en numerosas ocasiones reproduce las relaciones desiguales existentes entre regiones, países y ámbitos empresariales distintos.
Desde esta lógica, en agosto de 2005 la Cooperativa Corol localizada en la
ciudad de Rolândia en el estado de Paraná (Brasil), firmó una joint venture con
la empresa transnacional estadounidense Global Protein Group (GPG) para la
construcción en ese estado brasileño de una moderna planta industrial con el
fin de exportar carne de bovino. En esta relación desigual entre socios, mientras la Cooperativa paranaense asume la mayor parte del riesgo al encargarse de
organizar la producción a través de su cuadro de socios ganaderos y asalariados
rurales, la transnacional privada estadounidense se va a dedicar únicamente a la
comercialización externa lo que le permitirá añadir valor al producto y obtener
sustanciosos beneficios sin arriesgar apenas capital.
También en este esquema de adaptación a los cambios que imprime en el
medio rural y en el sector cooperativo agrario el proceso de internacionalización
del capital, cabe mencionar la reciente sociedad establecida entre la Cooperativa
Mista Agropecuária do Brasil (Coopermibra) ubicada en la ciudad de Campo
Morao en el estado de Paraná (Brasil), y la Cooperativa transnacional estadounidense Cenex Harvest States (CHS Inc.). Ésta última es una cooperativa que actúa
en un amplio y variado abanico de actividades que incluyen desde la distribución
de energía hasta la fabricación de piensos, pasando por los alimentos, fertilizantes
y cereales. También se dedica a los seguros y servicios financieros, como asimismo, a la gestión de riesgos. La empresa cooperativa también opera refinerías,
oleoductos y fábricas con diversa actividad. Además comercializa y distribuye
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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combustibles, lubricantes, propano y productos de energía renovable con marca
Cenex. El cuadro de propietarios de esta macrocooperativa está conformado
por agricultores, ganaderos y también otras cooperativas, además de miles de
accionistas. En total son 1.551 cooperativas asociadas que suman más de 680 mil
socios. Cabe señalar que también existen otros 38 mil productores rurales que
están asociados directamente a la CHS. El año fiscal de 2007 fue cerrado con
un beneficio líquido de 756,7 millones de dólares. En 2008, la revista “Fortune
500” situó a esta cooperativa en el puesto 144 (Tribuna do Interior, 3-09-2008).
A través de esta sociedad, en realidad una compra encubierta (Radioagência NP., 4-09-2008), la transnacionalizada cooperativa estadounidense (tercera
mayor productora de granos en Estados Unidos) se dedicará en Brasil a la producción de fertilizantes y al procesamiento de alimentos. La sociedad también
contempla extender las actividades desde el fomento de la producción hasta la
comercialización de soja y maíz, incorporando más adelante la producción de
semillas y agroquímicos. La presencia de la misma en el estado de Paraná obedece
a los bajos costes de producción existentes (entre los más bajos del país), y a la
proximidad de un gran puerto adaptado a la exportación de granos (Paranaguá).
Para numerosas organizaciones sociales, la presencia de esta Cooperativa agroindustrial estadounidense, es una clara manifestación del proceso que se vive
en el campo brasileño, y que afecta al sector cooperativo, es decir, la paulatina
venta al capital extranjero de activos nacionales con el consecuente aumento de
la dependencia externa. Por otro lado, como suele ocurrir en estos casos, estas
empresas privilegian más los cultivos de exportación (más rentables) que aquellos
destinados a cubrir las necesidades alimenticias del mercado interno.
En los años noventa, coincidiendo con una mayor liberalización de los mercados y los intercambios comerciales impuestos desde la Organización Mundial del Comercio, se acelera el proceso de consolidación respecto al carácter
empresarial que deben asumir las cooperativas agrarias ligadas al agribusiness o
agronegocio, especialmente, aquellas cuyas ramas de actividad se encuentran mejor posicionadas en los mercados internacionales (carne, soja, maíz, arroz, leche,
hortalizas, frutas y flores entre otras). Se trata de cambios que están sustentados en
la elaboración y aplicación de políticas que tienden a afianzar un modelo agrario
excluyente en el plano interno y selectivo en el externo.
Con esta situación, no es de extrañar que desde el ámbito del cooperativismo agrario y, sobre todo, desde aquellas cooperativas que tienen un mayor
tamaño se imponga un cambio de estrategia dirigida fundamentalmente a incorporar valores relativos a la rentabilidad económica y comercial con el fin de
estar presentes en escenarios más internacionalizados. Diversos autores reconocen que las cooperativas agrarias en el proceso de modernización capitalista de
la agricultura en Brasil (y otras regiones del mundo), han servido y sirven como
soporte a una determinada práctica del desarrollo capitalista, crean desigualdades
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
entre los socios que la integran, son útiles al Estado para afirmación y defensa
del orden vigente que tiene como base de sustento la lógica del mercado, y son
utilizadas por el gran productor con el objetivo de permitir su reproducción
como productores capitalistas y como instrumento para mejorar su posición en
un mercado altamente competitivo.
Es paradigmático el ejemplo de la Cooperativa Agrícola Mista do Vale do
Mogi-Guaçu Ltda. (Coperguaçu) localizada, en este caso, en el estado de Sao
Paulo (municipio de Descalvado). Además de ser extendida la idea, entre los
socio-cooperados fundadores, de que por ser pioneros deberían poseer mayores
cuotas de poder conculcando el principio cooperativo de gestión democrática, la
presencia del gran productor es manifiesta al observar que los mismos representan el 65% de las rentas superiores a 10.000 R$ (reais), cantidad monetaria que
separa a los grandes de los pequeños productores. Asimismo, en la Cooperativa
Coperguaçu, el principio democrático de igualdad es nuevamente vulnerado al
constatar la existencia de mano de obra asalariada representada por 500 empleados directos y 600 indirectos en una cooperativa que tiene un total de 37 grandes
productores asociados. También cabe destacar que hasta el año 2000, la Coperguaçu tenía un cuadro de asociados que sumaba 1.340 cooperados. A partir de
ese año, se planteó, por parte de los grandes productores asociados, un ajuste
estructural que “excluyó” de la Cooperativa tanto a los cooperados no avicultores, que se integraron en otra cooperativa (Coopervam), como a los pequeños
productores avícolas que al no lograr capitalizarse, constituían una rémora para la
integración de la Cooperativa en el mundo del agribusiness (AZEVEDO, 2002).
Como dejó entrever la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) en su 76
Jornada Cooperativa Internacional celebrada en 1998, esta profundización de las
relaciones estrictamente mercantiles en el mundo cooperativo agrario como son
la eficacia económica y la competitividad en el mercado, están socavando tradicionales valores ligados a aspectos como el bienestar social y material de todos
los socios, la gestión democrática, la solidaridad y la participación y atención a la
comunidad donde la cooperativa está localizada y desempeña su actividad. Abundando en esta pérdida de identidad cooperativa, Paul Singer sociólogo brasileño,
advierte que cuando el éxito económico acaba transformándose en un fin en sí
mismo, aparece una incompatibilidad total con los principios cooperativos. En
esta escala sitúa tanto a la adopción del trabajo asalariado que vulnera el principio de igualdad entre todos los miembros y convierte a muchos de éstos en
patrones, como la aparición de socios que no son personas físicas y sí empresas
capitalistas. Este último caso, lo considera una total inversión de los valores cooperativos, ya que una forma igualitaria y democrática de organizar una actividad
económica, se transforma en una asociación de empresas que pueden ejercer un
férreo monopolio como ocurre en varios países del mundo (SINGER, 2003).
Esta visión estrictamente empresarial no es exclusiva de la mayor parte de
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 265
las cooperativas agrarias de Brasil y, por extensión, del estado de Paraná. Contrariamente, está muy extendida en el sector cooperativo mundial. Así, una vez más
desde la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), en el mensaje emitido el 4 de
julio de 1998, con motivo de su 76 jornada cooperativa, se advierte que “las cooperativas desarrollan múltiples funciones que no son únicamente económicas,
sino también sociales y medioambientales”. Desde esta Institución representativa
del cooperativismo mundial se apuesta por una cooperativa más reivindicativa,
comprometida con la justicia social e integrada en la comunidad.
Por esta senda transita, en gran medida, el segundo modelo cooperativo existente en Brasil, de reciente aparición y que tiene una base social más popular.
Este cooperativismo está ligado al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin
Tierra (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra-MST) y vinculado a la Confederación de las Cooperativas Brasileñas de Reforma Agraria (Confederaçao das
Cooperativas Brasileiras de Refórma Agrária-CONCRAB). Se trata de una experiencia que comienza paulatinamente a extenderse por otros países fronterizos de
Brasil, caso de Paraguay, donde los campesinos se están organizando en torno al
Movimiento los Sin Tierra (Riquelme, 2003).
El MST nace oficialmente en el año 1984 en la ciudad de Cascavel (Paraná),
cuando 80 representantes de organizaciones campesinas deciden crear el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST Informa, 2-02-2004). Sin embargo, la génesis de este movimiento nacional de lucha por la tierra y la reforma
agraria, cuyos antecedentes históricos deben buscarse en organizaciones campesinas como las Ligas Camponesas, la Confederaçao Nacional dos Trabalhadores
na Agricultura- CONTAG y la Uniao dos Lavradores e Trabalhadores AgrícolasULTAB, está estrechamente vinculada a la ocupación de tierras en el municipio
de Ronda Alta (estado de Rio Grande do Sul), proceso que con carácter general
se inserta dentro de la lucha contra la expropiación y explotación que genera el
desarrollo del sistema capitalista (Mançano, 1999).
En Brasil este amplio movimiento de trabajadores rurales está integrado,
entre otros, por arrendatarios, aparceros, asalariados rurales y pequeños agricultores que exigen la aplicación de una política de reforma agraria, la cual
materialice la histórica reivindicación de que la tierra es para quien la trabaja,
además de luchar por un proyecto de desarrollo rural integral. Cabe recordar
que, según el Plano Nacional de Reforma Agraria, en el año 2003 existían
en Brasil 55 mil propiedades improductivas que concentraban 116 millones
de hectáreas y representaban el 46% de todas las tierras, y ellas en manos solamente del 1% de todos los propietarios rurales (MST Informa, 14-08-2004).
Asimismo, de un total de 400 millones de hectáreas registradas como propiedad privada, solamente 60 millones de hectáreas son aprovechadas. El resto se
destinan a la ganadería, son tierras ociosas o están infrautilizadas. En Brasil, esta
escasa utilización de la tierra en manos privadas, contrasta con la existencia de
266 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
4,8 millones de familias sin tierra (Comissao Pastoral da Terra, 2003).
Las acciones y objetivos de los Sem Terra básicamente se centran en la ocupación de latifundios improductivos, asentamiento de familias en pequeñas
comunidades rurales a las cuales se dota de infraestructuras básicas y servicios
colectivos (denominadas agrovilas), organización de la producción mediante las
Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y acceso al crédito a través
de las Cooperativas de Crédito vinculadas a las Cooperativas de Prestación de
Servicios (CPS) que, una vez diversificada su producción, se convierten en Cooperativas de Producción y Prestación de Servicios (CPPS). En cada estado de la
Federación se forman las Cooperativas Centrales de Reforma Agraria (CCA),
y articulando este Sistema Cooperativista dos Assentados (SCA) a escala nacional, aparece la Confederación de las Cooperativas de Reforma Agraria de Brasil
(Confederaçao das Cooperativas Brasileiras de Refórma Agrária -CONCRAB).
Con esta estructura se persigue que todos los trabajadores rurales participen
en alguna experiencia de cooperación, y ésta tiene como objetivo principal el
desarrollo de la producción para incrementar el bienestar social de las familias
(CONCRAB, 2002), y no el patrimonio de algunas de ellas, tal cual ocurre con
frecuencia en el entorno del cooperativismo agrario de inspiración estrictamente empresarial. Por otro lado, en el ámbito de la Confederaçao das Cooperativas
Brasileiras de Refórma Agrária (CONCRAB), las cooperativas aparecen como un
importante instrumento que rige además de la vida económica, la vida social y
cultural de las familias. Asimismo las cooperativas agrarias se erigen como herramienta de participación y lucha por la Reforma Agraria y la transformación de
la sociedad (CONCRAB, 2002).
Las cifras de este vasto movimiento cooperativo ligado al MST son elocuentes. Son más de 500 asociaciones de producción, comercialización y servicios; 49
Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) con 2.299 familias socias; 32
Cooperativas de Prestación de Servicios con 11.174 socios directos; 2 Cooperativas Regionales de Comercialización y 3 Cooperativas de Crédito con 6.521
asociados. En el ámbito de la transformación industrial existen 96 agroindustrias
que procesan café, carne, cereales, leche y productos lácteos, frutas, hortalizas y
una variada gama de dulces. También los productos artesanos tienen una notable
presencia. Estas actividades económicas además de generar empleo directo e indirecto, constituyen una importante fuente de renta y de captación de impuestos
que beneficia indirectamente a 700 municipios localizados en el interior de
Brasil. Por otro lado, la dimensión educativa de este movimiento cooperativo es
extraordinaria y se manifiesta a través de la existencia de 1.800 escuelas públicas
ubicadas en los campamentos y asentamientos del MST, donde estudian 160 mil
niños. En aquellos territorios rurales gestionados por el Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra, a través de sus cooperativas, se ha erradicado el hambre (MST
Informa, 2-02-2004).
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 267
De ahí que este cooperativismo se posicione como un importante instrumento colectivo empleado en la defensa y reivindicación de los intereses de las
clases menos favorecidas del medio rural brasileño (asalariados, pequeños campesinos con o sin tierra de origen familiar etc.), ante las penurias que históricamente padece el campo y cuya manifestación más palpable se plasma a través
de varios factores. Entre ellos, la aplazada política de reforma agraria, la elevada concentración de tierra en manos de terratenientes propietarios de grandes
latifundios improductivos, la expulsión y desplazamiento de los agricultores y
trabajadores rurales hacia las ciudades en la búsqueda de mejores oportunidades, la lenta reducción de los ingresos percibidos y el constante aumento de
los precios de los factores de producción que hacen inviable la pervivencia de
una agricultura familiar, la desarticulación y desactivación de políticas públicas
(créditos, asistencia técnica etc.) que faciliten el acceso a la tierra y fomenten el
desarrollo rural integral, la enajenación-expulsión de la tierra por procesos altamente especulativos, la apertura de fronteras a la importación agroalimentaria a
través de empresas pertenecientes fundamentalmente a países industrializados, y
la merma en la producción de alimentos para el mercado interno en beneficio
de los cultivos de exportación.
Por otro lado, se trata de un cooperativismo que reivindica el principio
histórico de la intercooperación o cooperación entre cooperativas. Esta estrategia es la que ha seguido la Cooperativa Cooperoeste, que en el ámbito de la
industrialización láctea estableció un acuerdo de intercooperación con la cooperativa lechera uruguaya CONAPROLE. Fundada en 1996 por el Movimento dos
Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST) y el Movimento dos Pequenos Agricultores, esta
cooperativa brasileña está localizada en el estado de Santa Catarina (municipio
de Sao Miguel do Oeste). La Cooperativa Agropecuaria Cooperoeste cuenta
con 420 socios-trabajadores (incluidos los gerentes y administrativos), aunque
está integrada por 1.300 productores, lo que permite reducir sustancialmente
la adquisición de insumos. Además de contar con dos agroindustrias dedicadas
a la producción de pepino en conserva, su principal actividad está ligada a la
producción y transformación de leche. Se trata de la mayor empresa productora
de Santa Catarina cuyos productos se comercializan con la marca Terra Viva,
perteneciente a la Cooperativa Central de Reforma Agraria de Santa Catarina
y también integrada en el MST. Sin embargo, la importancia de esta cooperativa
agropecuaria brasileña radica en su contribución a la cohesión social, económica
y territorial del mundo rural donde se localiza y desarrolla su actividad. En este
sentido, la producción de pepinos en conserva y, sobre todo el envase de 220 mil
litros de leche por día, permite generar un total de 250 empleos directos e indirectos, además de posicionar a la cooperativa como la segunda mayor empresa
del término municipal por recaudación de impuestos. Por otro lado, la actividad
desarrollada por la Cooperativa Cooperoeste contribuye decisivamente, al de268 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
sarrollo sostenible de la región, generando empleo y renta para más de 5.000
familias (INFORMATIVOS MST, 17-03-2004).
V. Conclusión
El cooperativismo agrario en Brasil históricamente ha contribuido a organizar y desarrollar numerosos territorios, incrementando de manera general el
bienestar de sus poblaciones. Sin embargo, como ocurre en otros países, el movimiento cooperativo de manera general y particularmente el agrario, se debate
en el actual proceso de internacionalización del capital (globalización) entre dos
modelos cuya orientación, base ideológica y actuación en el medio rural responde a intereses muy distintos. El primero de ellos propicia la introducción de
métodos de gestión identificados con la estricta lógica empresarial, y que tiende
a privilegiar al gran agroproductor comprometido con una agricultura intensiva y productora de mercancías destinadas principalmente al abastecimiento del
mercado externo. Se trata de una agricultura que fomenta el desarrollo de técnicas agresivas para el medio ambiente y socava la independencia alimentaria del
país, al sustentarse en la importación de factores productivos. El otro modelo, más
reivindicativo y comprometido socialmente, apuesta por una cooperativa agraria
que sirva como instrumento colectivo de defensa reivindicación de los intereses
de las clases sociales del campo menos favorecidas. En este caso el desarrollo de la
producción debe servir para aumentar el bienestar social de las familias y no estar
al servicio del incremento patrimonial de una parte de ellas. El compromiso con
una agricultura familiar, el fortalecimiento de la producción de alimentos para el
abastecimiento del mercado interno y la apuesta por un desarrollo rural sostenible en lo económico, social y medioambiental son retos que están presentes en la
expansión y fortalecimiento de este modelo de cooperativa, frente a un escenario
de cambio en la organización y estructura del mundo rural.
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VV.AA. Panorama do Cooperativismo Brasileiro. História, cenários e tendencias, Universidades de
Pernambuco, Rio de Janeiro, Paraná,Vale dos Sinos, 2003.
Cuadro I. Brasil. Distribución del cuadro social según la dimensión de las
propiedades. Año 2005
Dimensión (en hectáreas)
% clase
% acumulado
No propietarios
28,09
28,09
0-10
39,56
67,85
10-50
15,71
83,36
50-100
8,90
92,26
100-500
2,35
94,61
Más de 500
5,39
-
TOTAL
100,00
100,00
Fuente: IBGE
270 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Cuadro II. Brasil. Participación de las cooperativas agrarias en la producción
agropecuaria. Año 2003
Producto
Porcentaje de participación
Trigo
62,19
Cebada
44,19
Avena
39,21
Algodón
38,91
Soja
29,40
Café
27,97
Ajo
22,47
Uva
19,17
Maíz
16,68
Arroz
11,36
Frijoles
11,18
Fuente: Organizaçao das Cooperativas Brasileiras-OCB, diciembre 2003
Cuadro III. Brasil. Clasificación de las cooperativas agrarias por ventas. Año 2003
Cooperativa Agraria
Estado
Ventas (mil reais)*
Coop. Agropecuária Mouraoense Ltda. (Coamo)
Paraná
2.104.206
Coop. Central Oeste Catarinense Ltda.
(Coopercentral)
Santa Catarina
940.227
Coop. Agrícola Mista Vale Piquiri Ltda. (Coopervale)
Paraná
799.908
Coop. Agricultores da Regiao de Orlândia Ltda.(Carol)
Sao Paulo
773.881
Coop. Central Produtores Rurais de Minas Gerais
(Itambé)
Minas Gerais
700.247
Cocamar Cooperativa Agroindustrial
Paraná
633.527
Coop. Agropecuária Cascabel Ltda. (Coopavel)
Paraná
540.415
Coop. Regional de Cafeicultores em Guaxupé
(Cooxupé)
Minas Gerais
530.061
Coop. Mista Produtores Rurais Sudoeste Goiano
(Comigo)
Goias
500.994
Coop. Agrop. Produçao Integrada do Paraná
(Integrada)
Paraná
498.749
Fuente: Fundaçao Getulio Vargas, dezembro 2003.
Obs.: (*) 1 €= 3,60 reais aproximadamente en el mercado paralelo (agosto 2004).
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 271
Cuadro IV. Cocamar Cooperativa Agroindustrial. Evolución de las explotaciones
asociadas según tamaño y condición del productor
Intervalo
Número absoluto
Porcentaje
1989
1993
1989
1993
hasta 20 hectáreas (micro
productor)
12.167
3.149
61,42
31,40
de 21-50 hectáreas (pequeño
productor)
4.305
4.608
21,73
45,90
de 51-100 hectáreas (mediano
productor)
1.577
s.d.
7,97
s.d.
más de 100 hectáreas (gran
productor)
1.760
2.283
8,88
22,70
Total
19.809
10.040
100,00
100,00
Fuente: Cocamar Cooperativa Agroindustrial.
Cuadro V. Estado de Paraná. Evolución de la participación de las cooperativas
en la producción agropecuaria
Producto
% participación de las
Cooperativas (año 2003)
% participación de las
Cooperativas (año 2009)
Cebada
100,00
92,9
Colza
78,40
25,2
Algodón
70,10
s.d.
Trigo
67,50
66,3
Soja
61,50
70,1
Café
48,40
30,6
Maíz
38,60
48,4
Frijoles
6,60
5,2
Arroz
2,10
10,0
Fuente: OCEPAR, Varios años
Obs.: s.d. (sin datos).
272 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Cartografiando las prácticas de
trabajo asociativo autogestionado en
el Sur de México
Amalia Gracia y Jorge Horbath198
1. Introducción
Nuestro interés se centra en el estudio de experiencias de trabajo asociativo
autogestionado emergentes en México –así como su discusión crítica y contraste
con las que han venido emergiendo en América Latina– entendiendo por tal de
manera general a los grupos de trabajadoras y trabajadores que autogestionan actividades de producción de bienes y/o servicios y cuya finalidad es la satisfacción
de sus necesidades y no la acumulación de capital.
El análisis de estas experiencias tiene como objetivo general, la valoración
de sus alcances para generar trabajo, ingresos y ciudadanía en contextos de crisis
económicas recurrentes, pérdida de empleo estable, precarización de las condiciones de trabajo y deterioro de los derechos sociales y políticos conquistados
en décadas atrás por diversos colectivos sociales. ¿Cuáles son sus posibilidades de
sostenibilidad en estos contextos histórico-estructurales que se generalizan en nuestra región
y en el mundo? ¿Qué relaciones tienen con otras experiencias de la economía popular, con
otros actores y con el mercado y el Estado? ¿De qué manera contribuyen con distintos procesos de democratización de nuestras sociedades, es decir, cómo van reconstruyendo tejidos
sociales, políticos, económicos y culturales empobrecidos profundamente desiguales, social y
ambientalmente insostenibles en los que y en los que crecientemente se instalan distintos
tipos de violencias,? ¿Qué tipo de alternativas representan y qué tipo de actores y sujetos
colectivos emergen de ellas?
198. Investigadores titulares, Área Sociedad Cultura y Salud, El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), Unidad Chetumal. Miembros del Sistema Nacional de Investigadores, S.N.I. Nivel 1 del CONACYT. Av. Centenario km 5.5, CP 77014, Chetumal, Quintana Roo. AP 424. Tel. (983) 835 0440
ext 4790 - Fax (983) 835 0454. Correos electrónicos: [email protected] y [email protected]
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 273
Basados en los avances de una investigación en curso financiada por el Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONACYT)199 en esta ponencia más que
dar respuestas acabadas a estos interrogantes generales partimos de ellos para
formular un primer boceto sobre la extensión, características, actores y sujetos
involucrados. En primer lugar ubicaremos las experiencias en el espacio de la
Economía Social y Solidaria y plantearemos nuestra perspectiva analítica. Luego presentaremos una panorámica de la extensión que tiene el sector social
de la economía social en México utilizando las escasas y problemáticas fuentes
oficiales disponibles y, posteriormente nos referiremos a algunas características
de experiencias de trabajo asociativo en las regiones de estudio basándonos en
el análisis preliminar de los directorios que estamos elaborando a partir de la
consulta a organizaciones y entrevistas a informantes claves. Finalmente, a partir de entrevistas abiertas y recorrido de campo, buscaremos situar y ubicar las
experiencias estudiadas en el contexto nacional para trazar una cartografía que,
aunque sintética, logre dar cuenta de la diversidad de actores y prácticas socioproductivas involucradas.
2. Las experiencias de trabajo asociativo en el campo
de la Economía Social y Solidaria en México
En términos teórico-metodológicos, ubicamos a las formas asociativas que
estudiamos en el espacio amplio y en construcción de la Economía Social y Solidaria, en el que concluyen una multiplicidad de propuestas teórico-conceptuales
y de experiencias concretas que se retroalimentan mutuamente de diversas maneras y con distintos grados de sinergias. Este espacio tiene desarrollos analíticos
diferenciales en los distintos países y regiones de América Latina y se nutre e
interactúa con experiencias y propuestas teóricas de otros lugares del mundo
(particularmente desarrolladas en el mundo francófono –Francia, Bélgica y Canadá). Empíricamente, en nuestra región podemos encontrar en este espacio
organizaciones de la sociedad civil de base y apoyo; nuevos movimientos sociales que han ido incluyendo prácticas productivas así como de intercambio y
comercialización; empresas recuperadas y autogestionadas por sus trabajadores y
trabajadoras fundamentalmente en Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela pero
con algunos casos aislados en México como la Cooperativa de Trabajadores Democráticos de Occidente (TRADOC ex Euzkadi); experiencias asociadas a la
problemática del hábitat popular; redes de comercio justo, mercados (tianguis)
orgánicos y solidarios y redes de consumo responsable; emprendimientos eco-
199. Proyecto “Respuestas y experiencias de innovación social ante la crisis estructural del empleo
asalariado” financiado por la convocatoria Ciencia Básica de Conacyt.
274 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
nómicos populares mercantiles y no mercantiles, cooperativas de producción,
de vivienda, de servicios públicos, de ahorro y préstamo y de consumo; finanzas
solidarias, monedas sociales, redes de trueque y ayuda mutua y de comercialización/distribución de bienes y servicios; asociaciones vecinales, experiencias de
presupuesto participativo, entre otros. Como puede notarse estas experiencias
son diversas, tanto en cuanto a los actores que las protagonizan como en sus lógicas, proyectos y alcances y su capacidad de plantear alternativas a los modelos de
desarrollo que se han venido aplicando con poco éxito en el país y en la región.
Se trata entonces de un espacio heterogéneo, pues se va componiendo de una
variedad de actores de la sociedad civil, de base, funcionarios públicos, a veces
empresarios, investigadores, que promueven diverso tipo de experiencias, teorías
así como de políticas públicas.
Además con este nombre –que es el que han adoptado las redes internacionales de investigación (RILESS-Red de Investigadores Latinoamericanos de Economía Social y Solidaria) y la red de promoción Ripess200–, se busca incluir tanto
a las experiencias de la vertiente de “Economía Social” (en México reconocida
constitucionalmente a partir del “sector social de la economía”), más identificada
con las organizaciones que tradicionalmente se han incluido en ese sector como
las cooperativas y mutuales (y, en el caso de México, también los ejidos y comunidades) así como diversas organizaciones gestadas a partir del resurgimiento de
la sociedad civil que han estado apoyando experiencias emergentes de trabajo
asociativo y autogestivo y otras formas que han surgido retomando o resignificando antiguas prácticas para propiciar nuevas redes de intercambio que pretenden
reposicionar en la agenda pública las distintas variantes de economía popular y
conformar un horizonte de transformación y búsqueda de la buena vida.
Como se trata de un espacio en construcción con él sucede algo similar
que lo que ocurre cuando se busca estudiar un movimiento social: no puede ser
equiparado a un actor empírico pues básicamente es una construcción analítica
que en este caso, tiene fuertes componentes “utópicos” y ético-políticos en tanto persigue la construcción de posibles, de alternativas, de emancipaciones. Nuestra
herencia racionalista ilustrada nos ha llevado en muchas ocasiones a considerar
la utopía como una quimera, a darle un sentido negativo e incluso peyorativo,
soslayando su papel en la conformación de los grupos y aún de las mismas sociedades. Sin embargo, la utopía ha jugado un papel muy importante en la historia
de América Latina intensificándose a partir del siglo XIX pues, por una parte,
“la utopía tomaba una dimensión política con las revoluciones cuarentaiochistas y, por la otra, los criollos se ponían a considerar su propio continente como
200. Ripess conformada en 2004 en Canadá, busca globalizar la solidaridad y participa del Foro
Social Mundial. En América Latina se conformó la Ripess LAC representada en México por Comercio Justo y Espacio Ecosol.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 275
destinado a la regeneración de la humanidad”201; entre 1824 hasta 1858 aproximadamente los movimientos utópicos-reformistas tuvieron una importancia
central, período que además abarca los momentos de estancia en América de tres
de los más importantes representantes del socialismo utópico, Owen, Cabet y
Considerant (Gómez Tovar, 1991, citado por Gracia 2011) que buscaban realizar
sus proyectos utópicos por estas tierras. En el caso de la Economía Social y Solidaria el vínculo con el pensamiento utópico también se relaciona con las utopías
católicas inspiradas en las comunidades cristianas primitivas por lo cual “los conceptos morales aplicados a la economía por parte de la iglesia aparecen en todo el
continente” (...) [recuperando, por ejemplo,] “al Comercio justo como propuesta de la comercialización solidaria”202 y con nexos particularmente estrechos con
las Comunidades Eclesiales de Base y la Teología de la Liberación. Estudiando
específicamente el caso mexicano, Laura Collin expresa la siguiente hipótesis:
la propuesta solidaria, menos urticante que la liberacionista, ha
permitido la expresión de los restos de la Teología de la Liberación
que permanecieron en estado larvario durante años, en algunas
OSC y a nivel comunitario en las CEBs, y que vuelven a emerger
a la luz pública (...) [sobretodo] “por las condiciones generadas por
el neoliberalismo203.
Consideramos que el campo de la Economía Social y Solidaria no existe
en la realidad empírica y por tanto no es un sector o subsector de la economía
que pueda ser mensurado. Es una imagen deseable, dinámica, en construcción
que además se entrecruza con propuestas emergentes como las del buen vivir y
cuya función es justamente la de ser una anticipación imaginativa, una imagen
que se construye mediante una serie de procesos de experimentación social de
prácticas productivas, políticas, económicas, simbólicas (Gracia, 2011) que buscan
implícita o explícitamente ser alternativas a la economía y política capitalista
(aunque desde distintas conceptos y diferencias de grado). Son también prácticas
que pueden ser pensadas como políticas de la posibilidad económica (Gibson y
Graham 2011) porque tienen la función y nos invitan a considerar aquellas opciones que fueron marginadas o que ni siquiera se han intentado (Santos, 2000:
23. citado por Santos 2011: 17), ampliando con ello el campo de lo posible y, al
mismo tiempo poniendo en duda la separación tajante entre realidad y utopía ya
que las propuestas emergentes también tienen el reto de plantearse como sostenibles y por tanto no pueden darse el lujo de ser fácilmente descartadas como
inviables (Wright, 1998, citado por Santos, 2011).
201. Abramson (1999), p.345
202. Collin (2010), (material aun no editado), p. 189.
203. Ibidem, p. 186.
276 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Existen en este campo una diversidad de planteamientos teórico-metodológicos y de proyectos vinculados a ellos. Principalmente se distinguen las propuestas de Economía Solidaria (Singer, 2002; Gaiger, 2004; Razeto, 1993 ayb);
Social y Solidaria (Laville, 2003); Autogestiva (Albuquerque, 2003); Economía
de Trabajo (Coraggio, 2004, 2011); Popular (Sarria Icaza y Tiriba, 2003); Digna
y Sustentable (López Llera, 2001, 2005. No sólo existen diferencias entre estas
aproximaciones sino también cada una de ellas es dinámica en sí misma. Más
allá de las diferencias, los planteamientos de estos autores, no sólo tienen en común el diagnóstico sobre la insuficiencia del mercado capitalista para integrar a
amplios sectores de la población sino también la necesidad, a la que adherimos,
de pensar “lo económico” desde un horizonte más amplio que el de la ciencia
económica y su teoría hegemónica (neoclásica). En este sentido, hay una pretensión teórica de gestar una “teoría económica comprensiva” (Razeto, 1993 ayb y
2002) que retome los aportes de la sociología, la antropología y la historia económica, bajo la convicción epistemológica que “las economías reales no pueden
encararse desde una disciplina y pretendidamente universal” (...) “que además se
rige por un paradigma epistemológico positivista que de todas maneras no respeta (Coraggio, 2002: 1). Recuperando los aportes de la antropología económica
sustantivista (Polanyi, 1957, 2003), autores como Laville plantean como síntesis
la propuesta de “economía plural” que frente al reduccionismo de la corriente
formalista (hegemónica), busca rescatar la diversidad de principios y prácticas
que rigen a las instituciones económicas pues ellas remiten a las relaciones de
interdependencia entre los hombres y con la naturaleza que permiten la reproducción de la vida humana en sociedad (Laville, 2009).
A pesar de que se porta una visión crítica dentro de las ciencias económicas,
un elemento que se distingue es la tendencia en algunos de los planteamientos
a caracterizar a las experiencias tomando en cuenta predominantemente aspectos económicos como si se pudiera crear “otra” economía sin crear al mismo
tiempo “otra” política, “otro” Estado, otra sociedad (Gracia, 2011; Marañón y
López, 2010). En este sentido consideramos fundamental abarcar en el análisis
las dimensiones económicas, políticas y culturales integrando el problema del
poder y la dominación y cuestionar epistemológicamente la separación entre lo
económico, lo político y lo social evidente desde la conformación de las ciencias
sociales y su separación de las humanidades (Wallerstein, 2003, Santos, 2009).
2.1. Cambios en el conflicto y en la acción colectiva: la Economía
Social y Solidaria y el (re)surgimiento de la sociedad civil
... la referencia a la economía solidaria alude a una dinámica en que emergen nuevos actores sociales, nuevas experiencias
socio-económicas asociativas, se revitaliza un pensamiento crítico
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 277
y se discuten alternativas al modelo de acumulación capitalista. En
otras palabras, indica la reactivación de la dinámica de movimiento
social, saliendo del cuadro institucional a que se habían restringido
la economía social y el cooperativismo.204
Las propuestas que convergen en el campo de la Economía Social y Solidaria están imbricadas en la constelación abierta por diversos movimientos de
resistencia al neoliberalismo en la región que encarnan movimientos indígenas
como el zapatismo en México o movimientos rurales como el Movimiento de
los Sin Tierra en Brasil o movimientos urbanos como el de Piqueteros o el de
las Fábricas Recuperadas en Argentina. Ciertamente muchas de las propuestas y
experiencias que luego convergerían en este campo se fueron encontrando en el
espacio abierto por el Foro Social Mundial (FSM) realizado en Río Grande do
Sul, Brasil, en el año 2001, que tuviera sus capítulos nacionales en México desde
2008 y en los que la corriente de “economía solidaria” participó de manera muy
activa, de allí que algunos trabajos la ubican como una de los referencias fundamentales de los movimientos alter-globalización (Amaral, 2012, Collin, 2010).
Si históricamente, los movimientos fueron concebidos sobre todo desde una
perspectiva de acción política en su confrontación con el Estado, los movimientos emergentes parecen no estar interesados en la toma del poder. Desde visiones
marxistas críticas y abiertas (Esteva, 2011; Ouviña, 2011) se recuperan muchas
de las experiencias de los movimientos emergentes de la región y se enfatiza
que ellos expresan la necesidad de construir ya desde ahora espacios autónomos
de asociación en los que se pone en juego un poder-hacer desde el que se acumula poder popular relacionado con la capacidad colectiva de creación y con
la posibilidad de transformación de la conciencia o subjetividad. Otro autores,
observan que los rasgos que caracterizan a los movimientos sociales actuales son
la creación o recreación comunitaria de territorios étnicos, la búsqueda de autonomía, la creación de nuevas subjetividades y la revalorización de la cultura, la
preocupación por el trabajo, la autogestión y la horizontalidad y la relación con
la naturaleza (Zibechi, 2006).
Como parte de las trasformaciones en los rasgos de la acción colectiva, desde diversas perspectivas analíticas se utiliza la noción de “sociedad civil” cuyo
re-surgimiento se vincula tanto con las transformaciones en el régimen de acumulación y del Estado nación, como con la disminución del peso relativo de la
clase obrera y la crisis de la democracia representativa. En el caso de los países del
Cono sur y de Europa del este, la emergencia de la sociedad civil tuvo con ver
con el surgimiento de un coro polifónico de organizaciones comprometido con
los procesos de democratización luego de las dictaduras militares y los regímenes
204. Sarria Icaza (2008), p. 77
278 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
de socialismo real. En México, las organizaciones de la sociedad civil que en muchos casos ya estaban constituidas años atrás, se visibilizaron con el terremoto de
1985 a partir de su labor de apoyo y de canalización de créditos internacionales
para la construcción y compra de nuevas viviendas, y así comenzaron a convertirse en actores de interlocución con el gobierno; durante los años ochenta del
siglo XX la Sociedad civil organizada creció y se diversificó en organizaciones
que iban desde la denuncia y la movilización en torno a la problemática ambiental o las violaciones a los derechos humanos, hasta aquellas dedicadas a proyectos
sociales comunitarios en ámbitos rurales y urbanos que luego se extendieron
durante los años noventa con la aplicación de políticas neoliberales promovidas
por organismos internacionales como el Banco Mundial que propiciaron la intervención de la sociedad civil.
En términos teóricos, el concepto de sociedad civil es sumamente ambiguo
pues se utiliza tanto para defender la autonomía y el poder-hacer de asociaciones
y colectivos como para justificar programas de ajuste estructural que les transfieren funciones supletorias que otrora desempeñaba el Estado. Esta ambigüedad,
que se relaciona tanto con distintas perspectivas analíticas como con opciones
ideológicas, es similar a la que se observa en los distintos significados que pueden
adquirir las propuestas y prácticas ubicadas dentro de la Economía Social y Solidaria en tanto su definición es objeto de disputa por parte de los distintos actores
que participan de este campo difuso y en construcción.
Una de las perspectivas principales de la sociedad civil, tanto en el mundo
como en México, es la perspectiva liberal que la define como “tercer sector”,
diferente al estado (primer sector) y mercado (segundo sector). Dentro de esta
perspectiva, la tradición anglosajona restringe la utilización del término a las
“organizaciones sin fines de lucro” (non profit organisations) mientras que la tradición europea la amplía incluyendo a las cooperativas y mutuales. Esta propuesta
concibe al mercado como la solución de los problemas sociales y piensa que el
Estado o la Sociedad Civil tienen que intervenir ante sus “fallas” creando opciones y ofertas para los sectores pobres que quedan fuera del mercado. De allí que
el tipo de políticas que se proponen siguiendo esta línea de análisis constituyen
más bien medidas asistencialistas desde una visión atomizada, que piensan soluciones creando miles de changarros sin articulación y como un sector refugio
hasta que la crisis pase.
Otras perspectivas, que cuestionan la definición de “tercer sector”, retoman
nociones de sociedad civil como la de Antonio Gramsci, quien la definió como el
terreno en el que se disputan relaciones de fuerza entre polos sociales antagónicos
(Gramsci, 1986) por lo que en dicho terreno es posible construir la hegemonía o
consenso y también la contra-hegemonía o el poder popular. Desde esta visión, la
Sociedad civil no es opuesta dicotómicamente al Estado “como lo es la perspectiva liberal” sino que forma parte de la noción de Estado ampliado que incluye
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 279
tanto la Sociedad civil como la Sociedad política. De allí que desde ella sea posible
construir instancias de impugnación o de contrapoder. Justamente Luis Razeto
retoma la noción gramsciana de sociedad civil para analizar la capacidad y los retos
de la Economía Solidaria en América Latina en la generación de contrapoder.
Retomando los distintos momentos del proceso de construcción de la contrahegemonía (diferenciación/búsqueda de la identidad, contraposición y autonomía),
advierte sobre la dificultad del momento de la oposición, el de plantearse como
“otra” economía, pues en él se tiene el peligro de cooptación así como el riesgo
de caer en dogmatismo al tener que resistir la injerencia de racionalidades ajenas.
Las experiencias que convergen en el horizonte de economía social y solidaria
pueden ser estudiadas en la clave de movimiento pues en tanto plantean propuestas
para afrontar problemas enfatizando la transformación social, son “profetas del presente”, “anuncian los cambios posibles, no en el futuro distante sino en el presente
de nuestras vidas” (...) y “utilizan un lenguaje que parece exclusivo de ellos, pero
dicen algo que los trasciende y hablan por todos nosotros” (Melucci, 1999:11). Por
ello nos planteamos las experiencias de manera dinámica, como partes de un movimiento de actores heterogéneos que participan de la definición legítima de este
campo, de su identidad y de las relaciones con otros actores regionales, nacionales
e internacionales. En ese sentido nos preguntamos sobre las características de los
principales proyectos de trabajo asociativo autogestionado que han ido surgiendo,
sus discursos, prácticas, sus síntesis, su recuperación/ resignificación de identidades
y experiencias históricas y sobre la confluencia con otros proyectos afines.
2.2. Definición operativa para captar los actores y las experiencias de
trabajo asociativo autogestionado
Buscamos estudiar experiencias de trabajo asociativo autogestionado que producen
bienes (del sector primario o secundario) y servicios para intercambiarlos en el
mercado capitalista, en mercados o redes de comercio justo o para complementar
el consumo final del grupo o comunidad en la que éste se inserta pues entendemos que su lógica está íntimamente relacionada con las unidades domésticas de
sus protagonistas. Teóricamente y en términos típico-ideales, concebimos que la
finalidad de estas experiencias es el buen vivir o la reproducción ampliada de la
vida y, por tanto, en sus objetivos contemplan no sólo el bienestar de sus miembros y comunidades sino también la relación equilibrada con la naturaleza, es
decir, la reproducción ampliada de la vida misma (principio biocéntrico).
Retomando a Coraggio, esta idea de reproducción ampliada de la vida busca
ir más allá de las “necesidades básicas” en tanto, lejos de plantear que el capital
drene su excedente para cubrir la subsistencia de los más desfavorecidos, plantea
una competencia por los recursos y por la definición legítima de la economía.
De allí que consideremos que ellos buscan ir más allá de las “necesidades básicas”
280 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
en tanto, lejos de plantear que el capital drene su excedente para cubrir la subsistencia de los más desfavorecidos, plantea una competencia por los recursos y
por la definición legítima de la economía. En ese sentido no se trata de una economía para pobres sino de una propuesta que busca extenderse y crear sinergias
con otros sectores y en la que predominan (no sin tensión) las relaciones sociales
de cooperación libre, horizontal y autónoma (esté o no cristalizada jurídicamente)
para la producción basada en principios de reciprocidad-solidaridad e igualdad y en
el ejercicio democrático de los poderes de decisión política (incluyendo el control y la
rendición de cuentas) sobre la organización del trabajo, y la apropiación y distribución de los productos de dicho trabajo así como sobre las vinculaciones con el
Estado y otros actores sociales y políticos.
Esta definición que hace referencia a un conjunto de prácticas sociales que
se distinguen por la reciprocidad-solidaridad e igualdad, por la naturaleza democrática en la toma de decisión y por favorecer la autonomía del colectivo que
las ejerce, es de carácter multidimensional, es decir, abarca prácticas económicas,
políticas, culturales, pedagógicas, técnicas (Albuquerque, 2004).
3. Una aproximación al volumen de los principales grupos del sector
social de la economía de acuerdo a los datos oficiales
Mostrar cuantitativamente el denominado sector social de la economía en
México en el marco del resto de sectores de la economía que aparecen en las
estadísticas oficiales es un gran reto. A pesar de que la propia Constitución en su
artículo 25 reconoce y consagra la existencia de un sistema de economía mixta
como un legado del proceso revolucionario del siglo XX, integrado por las organizaciones y empresas de la economía pública, la economía privada y la economía social, en realidad no existe una política de Estado abocada a la materia lo
cual se refleja en los instrumentos de clasificación y medición estatal. Tomando
como base los censos económicos y las encuestas no es posible visibilizarlos adecuadamente ya que no tienen un diseño que permita captarla y delimitarla. Así,
trabajando con los datos oficiales, se puede hacer una aproximación a la magnitud de los distintos subgrupos de acuerdo al marco jurídico previsto que adoptan en las distintas regiones de estudio. Aquí nos referiremos a los principales,
es decir, a las cooperativas, ejidos y organizaciones de la sociedad civil (OSC’s).
En el caso de las cooperativas, antes de la reforma a la Ley de Sociedades
Cooperativas de 1994 existía la Dirección de Fomento Cooperativo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) que era la institución que llevaba
el registro de las sociedades cooperativas legalmente constituidas. Sin embargo,
los mecanismos previstos en los artículos 13 y 17 de la nueva Ley para integrar
el Registro han resultado poco operativos, por lo cual a dieciocho años de la
reforma la información estadística sigue siendo poco confiable e inconsistente.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 281
Los datos oficiales disponibles son los de la Tesorería General de cada uno de
los estados del país inscriptos en el Registro Público de la Propiedad y del Comercio que sólo permiten observar de manera tentativa el comportamiento de
las cooperativas, las cuales forman parte en México de las sociedades mercantiles
y por eso no se incluyen en las sociedades sin fines de lucro que han sido captas
por el del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en una cuenta
satélite especial (Horbath y Gracia, 2011). A nivel nacional y para el año 2009,
de las 273,072 unidades de sociedades mercantiles, 6,416 eran cooperativas, es
decir, el 2.35 por ciento del universo de sociedades mercantiles (Tabla 1). Estos
datos son intermedios respecto a otra fuente oficial y a una estimación de la cámara de Diputados de la Nación. Por un lado, para este año 2012, el registro del
Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENEU) del INEGI
incluye 2586 sociedades cooperativas205, mientras que la estimación de la cámara
de representantes para 2005 era de 13,316 (Rojas, 2006:134).
Tabla 1 Número de Sociedades Mercantiles en el Sur de México, 2005 y 2009206
Regiones y Subregiones Sociedades Mercantiles
Noroeste
Norte
Noreste
Centro-Norte
Cooperativas
Resto
2005
2009
Crec. %
05-09
2005
2009
Crec. %
05-09
2005
2009
Crec. %
05-09
Baja California
1,807
2,013
11.4
17
47
176.5
1,790
1,966
9.8
Baja California Sur
412
706
71.4
4
0
-100.0
408
706
73.0
Sinaloa
289
402
39.1
101
257
154.5
188
145
-22.9
Sonora
1,745
1,932
10.7
320
929
190.3
1,425
1,003
-29.6
Chihuahua
688
1,270
84.6
197
153
-22.3
491
1,117
127.5
Coahuila
1,295
651
-49.7
132
56
-57.6
1,163
595
-48.8
Durango
108
305
182.4
3
0
-100.0
105
305
190.5
Nuevo León
3,485
2,420
-30.6
20
22
10.0
3,465
2,398
-30.8
Tamaulipas
1,713
1,945
13.5
113
235
108.0
1,600
1,710
6.9
Aguascalientes
671
544
-18.9
21
154
633.3
650
390
-40.0
San Luis Potosí
749
920
22.8
12
0
-100.0
737
920
24.8
Zacatecas
385
569
47.8
127
277
118.1
258
292
13.2
205. Disponible en http://www.inegi.org.mx/Sistemas/denue/Default.aspx
206. Para la regionalización se hizo uso de la clasificación de Bassols, 1999.
282 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
CentroOccidente
Centro-Este
Sur
Este
Península de
Yucatán
Colima
316
439
38.9
3
13
333.3
313
426
36.1
Guanajuato
2,091
2,573
23.1
110
177
60.9
1,981
2,396
20.9
Jalisco
4,166
5,087
22.1
137
71
-48.2
4,029
5,016
24.5
Michoacán
1,940
1,832
-5.6
3
188
6,166.7
1,937
1,644
-15.1
Nayarit
154
193
25.3
2
9
350.0
152
184
21.1
Distrito Federal
s.i.
230,936
s.i.
s.i.
1,553
s.i.
s.i.
229,383
s.i.
Hidalgo
611
151
-75.3
216
55
-74.5
395
96
-75.7
México
2,799
3,271
16.9
78
2
-97.4
2,721
3,269
20.1
Morelos
s.i.
644
s.i.
s.i.
5
s.i.
s.i.
639
s.i.
Puebla
3,554
1,825
-48.6
46
232
404.3
3,508
1,593
-54.6
Querétaro
1,302
1,469
12.8
71
45
-36.6
1,231
1,424
15.7
Tlaxcala
223
565
153.4
32
69
115.6
191
496
159.7
Chiapas
535
374
-30.1
95
52
-45.3
440
322
-26.8
Guerrero
896
487
-45.6
157
0
-100.0
739
487
-34.1
Oaxaca
110
1,273
1,057.3
4
100
2,400.0
106
1,173
1,006.6
Tabasco
703
749
6.5
125
67
-46.4
578
682
18.0
Veracruz
2,422
3,445
42.2
847
1,053
24.3
1,575
2,392
51.9
Campeche
315
771
144.8
37
214
478.4
278
557
100.4
Quintana Roo
731
1,953
167.2
84
94
11.9
647
1,859
187.3
Yucatán
783
1,358
73.4
133
287
115.8
650
1,071
64.8
Fuente: elaboración propia a partir de INEGI, Anuarios Estatales de 2006 y 2010. Tesorería General
de los Estados y Registro Público de la Propiedad y del Comercio.
Siguiendo los datos de la Tabla 1, las cooperativas tienen un predominio en
la región sur y norte del país ya que del total regional de sociedades mercantiles
representaban para 2009 el 17.9 por ciento en el Sur (con 1867 cooperativas),
14.6 en el Norte (con 1,699 cooperativas) y 1.01 por ciento en el Centro
(con 2850 cooperativas). En el caso del Sur, para ese año sobresalen los estados
de la Península de Yucatán (sobre todo Campeche y Yucatán) y Veracruz en la
región Sureste y llama la atención en el Sur el caso de Guerrero que reporta
la inexistencia de cooperativas y, al contrario Oaxaca que pasa de registrar 4 a
registrar 100.
Dentro del sector rural, los núcleos agrarios básicos en México son los ejidos
y las comunidades en los que existe un régimen colectivo de tendencia y puede
haber distintas formas jurídicas de organizaciones productivas (entre las que sobresalen las Sociedades de Producción rural.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 283
Tabla 2. Número de Ejidos y Ejidatarios en los estados del Sur de México,
2001 y 2007
Regiones y Subregiones Sociedades Mercantiles
Noroeste
Norte
Noreste
Centro-Norte
CentroOccidente
Centro-Este
Sur
Este
284 |
Cooperativas
Resto
2005
2009
Crec. %
05-09
2005
2009
Crec. %
05-09
2005
2009
Crec. %
05-09
Baja California
233
240
3.00
16,733
17,111
2.26
72
71
-0.72
Baja California Sur
96
99
3.13
6,657
7,084
6.41
69
72
3.19
Sinaloa
1,186
1,309
10.37
144,185 152,779
5.96
122
117
-4.00
Sonora
937
979
4.48
79,136
78,231
-1.14
84
80
-5.38
Chihuahua
907
987
8.82
108,723 107,187
-1.41
120
109
-9.40
Coahuila
877
875
-0.23
57,947
57,714
-0.40
66
66
-0.17
Durango
994
1,124
13.08
126,612 149,890
18.39
127
133
4.69
Nuevo León
592
607
2.53
39,403
37,289
-5.37
67
61
-7.70
Tamaulipas
1,384
1,391
0.51
77,095
76,791
-0.39
56
55
-0.90
Aguascalientes
186
187
0.54
15,852
16,195
2.16
85
87
1.62
San Luis Potosí
1,185
1,421
19.92
151,041 153,092
1.36
127
108
-15.48
Zacatecas
751
767
2.13
112,047 106,661
-4.81
149
139
-6.79
Colima
161
165
2.48
14,350
13,349
-6.98
89
81
-9.23
Guanajuato
1,498
1,543
3.00
104,045 108,703
4.48
69
70
1.43
Jalisco
1,349
1,429
5.93
133,581 137,503
2.94
99
96
-2.83
Michoacán
1,680
1,910
13.69
217,813 214,832
-1.37
130
112
-13.25
Nayarit
364
404
10.99
74,632
68,724
-7.92
205
170
-17.03
Distrito Federal
22
37
68.18
29,962
29,007
-3.19
1,362
784
-42.44
Hidalgo
1,013
1,189
17.37
164,133 173,511
5.71
162
146
-9.93
México
1,037
1,233
18.90
300,525 323,941
7.79
290
263
-9.34
Morelos
204
234
14.71
56,344
64,157
13.87
276
274
-0.73
Puebla
1,043
1,194
14.48
206,252 216,675
5.05
198
181
-8.23
Querétaro
354
378
6.78
34,700
35,922
3.52
98
95
-3.05
Tlaxcala
242
246
1.65
44,062
44,216
0.35
182
180
-1.28
Chiapas
1,968
2,823
43.45
291,945 351,933
20.55
148
125
-15.96
Guerrero
1,039
1,259
21.17
244,633 335,112
36.99
235
266
13.05
Oaxaca
818
1,632
99.51
477,785 566,401
18.55
584
347
-40.58
Tabasco
756
779
3.04
59,726
60,606
1.47
79
78
-1.52
Veracruz
3,624
3,684
1.66
276,487 294,675
6.58
76
80
4.84
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Península de
Yucatán
Campeche
385
385
0.00
45,461
46,567
2.43
118
121
2.43
Quintana Roo
278
197
-29.14
35,172
36,107
2.66
127
183
44.87
Yucatán
726
722
-0.55
126,015 128,865
2.26
174
178
2.83
Fuente: INEGI, Anuarios Estatales de 2006 y 2010. Dirección General de Estadísticas Económicas.
Censo Ejidal 2001 y 2007.
Con los datos disponibles de 2001 y 2007 y haciendo el ejercicio de agregar
las cifras de cada uno de los 32 estados207, observamos que para el total nacional se pasó de 27,889 a 31,429 ejidos, con un incremento del 12.7 por ciento,
mientras que los ejidatarios pasaron de ser 3’873,054 en 2001 a 4’210,830 en
2007, con un incremento de 8.7 por ciento. El número promedio de ejidatarios
por ejido pasó de 139 a 134 en el mismo período, lo que significa una contracción del 3.52 por ciento. Tomando en cuenta el crecimiento demográfico de las
comunidades rurales reflejado en el aumento de los ejidatarios , la reducción de
ejidatarios por ejidos responde más a la fragmentación de ejidos (avalada por la
reforma al artículo 27 de la Constitución de 1917 instituida por la Revolución
que permite ahora vender las tierras) que a ejidos conformados en nuevas tierras
pues la política agraria ha ido abandonando el fomento y protección de esta forma social que se sustentaba en una serie de medidas que apuntaban a que la tierra
se trabajara colectivamente (aunque por las características del sistema político y
de dominación social mexicano, gran parte de las organizaciones económicas del
sector social rural sufrieron la impronta del corporativismo con sus mecanismo
clientelares y de cooptación dejando menos margen para formas más autónomas
y autogestivas).
Este fenómeno se constató en todas las regiones de México, pero fue más
intenso en la región Centro. En la gran región del sur se pasó de 9,594 a 11,481
ejidos con un aumento del 19.6 por ciento, mientras que los ejidatarios pasaron
de ser 1’557,224 a 1’820,266 (un incremento del 16.9 por ciento en el período),
lo cual informa de un descenso de 162 a 159 ejidatarios por ejido, en promedio.
Destaca la contracción en los estados de Oaxaca y Chiapas, donde el promedio
de ejidatarios por ejido se redujo en 40.58 y 15.96 por ciento respectivamente.
Un elemento importante a tener en cuenta en el sector rural, es la fuerte incidencia de la migración. A nivel nacional, el 41.24 por ciento de los ejidos reportan la incapacidad de retener a los jóvenes en ellos, 68 por ciento de los cuales
migran a Estados Unidos, se van a áreas urbanas (26 por ciento) o a otras zonas
rurales (6 por ciento).
207. De manera agregada el Inegi proporciona una cifra un poco mayor, de 31514, pero con la
desagregación es posible depurar un poco más la información.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 285
Pasando ahora a las Organizaciones de la Sociedad Civil, de acuerdo al Registro Federal llevado por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol),
en 2010 había un total de 12,602 OSC en México, que en contraste con las
9,013 OSC que arrojó el Censo de 2000 realizado por la UAMI, muestra un
incremento del 39.2 por ciento durante la década. Ese “boom” fue generado por
la aprobación y entrada en vigor de la Ley Federal de Fomento a las Actividades
Realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil el 9 de febrero de 2004. Dicha ley establece el marco legal que regula la vinculación del Gobierno Federal
con la sociedad civil organizada y crea el Registro Federal de Organizaciones de
la Sociedad Civil.
Según tipo de organización, las OSC se componen de: 11,554 Asociaciones
Civiles (AC); 642 Instituciones de Asistencia Privada (IAP); 34 Instituciones de
Beneficencia Privada (IBP); 60 Asociaciones de Beneficencia Privada (ABP) y
312 Sociedades Civiles sin fines de lucro (SC); de las 4,420 OSC que se encuentran registradas en el Distrito Federal, 2,803 trabajan en la entidad, mientras
que 1,617 se encuentran en el DF pero tienen como finalidad trabajar con otras
entidades federativas. Del conjunto de OSC en México, 2,911 son reconocidas
como donatarias y representan el 23.1 por ciento del total. Un problema que
tiene la información es que la Ley de Fomento a las Actividades Realizadas por
Organizaciones de la Sociedad Civil reúne a todas las organizaciones y no las
distingue según las actividades que realizan y la población a la que se dirigen o
con la que trabajan.
Con la tabla 3 notamos que si bien la gran región central tenía 6,646 OSC
que representan el 46.74 por ciento, fue la gran región del sur la que registró el
mayor crecimiento de OSC en el período con un 78.1 por ciento, frente al 39.4
por ciento de la región central. El levantamiento zapatista y la necesidad de observar lo que estaba ocurriendo en las zonas y comunidades indígenas del sur del
país han fomentado el surgimiento y localización de muchas organizaciones sociales en esa zona que tienen lógicas y características diferenciales. Su tendencia
inercial continúa debido a la persistencia en la desigualdad, marginación y a una
serie de eventos de atropello hacia los derechos humanos, especialmente, hacia
las comunidades indígenas. Por ello no es extraño ver el aumento que han tenido
las OSC en Oaxaca que pasaron de ser 279 a 684, mientras que en Chiapas pasaron de 269 a 491 y en Guerrero se incrementaron de 132 a 237 organizaciones.
286 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Tabla 3. Número de Organizaciones de Sociedad Civil en los estados del Centro
y Sur de México, 2000 y 2010, Según Tipo de Organización en 2010.
Regiones y
Subregiones
Noroeste
Norte
Noreste
CentroNorte
CentroOccidente
CentroEste
OSC
OSC según tipo de organización
2010
OSC OSC en
en la
DF
Entidad
OSC
Donatarias
2000
2010 Crec. % A.C.
00-10
265
476
79.62
446
2
8
0
0
456
20
97
Baja
171
California Sur
72
-57.89
67
0
0
0
1
68
4
13
Baja
California
I.A.P. I.B.P. A.B.P. S.C.
OSC según
lugar
Sinaloa
259
189
-27.03
97
72
0
0
5
174
15
78
Sonora
200
207
3.50
127
58
0
0
1
186
21
82
Chihuahua
349
410
17.48
383
6
7
0
3
399
11
167
Coahuila
363
464
27.82
435
0
0
0
4
439
25
90
Durango
89
326 266.29 282
2
0
1
25
310
16
45
Nuevo León
437
289
-33.87 218
0
2
55
0
275
14
132
Tamaulipas
170
188
10.59
143
0
0
0
1
144
44
44
Aguascalientes
176
142
-19.32 130
1
2
0
4
137
5
34
San Luis
Potosí
314
198
-36.94 174
2
0
0
4
180
18
53
Zacatecas
80
126
57.50
117
0
0
1
2
120
6
13
Colima
105
104
-0.95
55
45
0
0
1
101
3
37
Guanajuato
302
371
22.85
341
0
0
0
8
349
22
122
Jalisco
491
531
8.15
489
0
0
0
10
499
32
153
Michoacán
423
516
21.99
362
73
1
0
10
446
70
96
Nayarit
80
108
35.00
89
0
0
0
15
104
4
10
2
1
101
2,803
0
921
Distrito
Federal
1,492 2,803 87.87 4,029 287
Hidalgo
191
245
28.27
170
1
1
0
6
178
67
34
México
511
822
60.86
139
14
0
0
5
158
664
176
Morelos
250
281
12.40
214
0
0
0
4
218
63
48
Puebla
295
395
33.90
292
0
9
2
8
311
84
79
Querétaro
305
243
-20.33 139
67
0
0
6
212
31
95
Tlaxcala
84
227 170.24 212
0
0
0
2
214
13
15
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 287
Sur
Este
Chiapas
269
491
82.53
449
0
0
0
16
465
26
37
Guerrero
132
237
79.55
176
0
0
0
13
189
48
11
Oaxaca
279
684 145.16 565
0
0
0
31
596
88
57
Tabasco
76
174 128.95 163
0
0
0
2
165
9
13
Veracruz
273
789 189.01 633
1
1
0
11
646
143
66
118
-3.28
92
4
0
0
0
96
22
6
156
-22.00 114
6
0
0
13
133
23
27
220
-15.38 212
1
1
0
0
214
6
60
Península Campeche 122
de Yucatán
Quintana Roo 200
Yucatán
260
Fuente: Charry, 2003 sobre la base de Censo 2000 de UAMI-Indesol y Registro Federal de las
Organizaciones de la Sociedad Civil.
4. Características generales de las experiencias
de trabajo asociativo en las regiones de estudio
4.1. Península de Yucatán
La península de Yucatán está situada en el sureste de México y conformada
por tres estados, Yucatán, Campeche y Quintana Roo, estos dos últimos fronterizos con Guatemala y Belice respectivamente (Mapa 1). El estado más joven
es Quintana Roo que hace apenas cinco décadas era territorio nacional; tiene
actualmente más de un millón de habitantes, 12% de los cuales es de origen rural.
Yucatán, estado que nombra a la península, tiene cerca de dos millones de habitantes y cuenta con un 16% de población rural y Campeche, cuenta con cerca
de 900 mil habitantes, el 25% de origen rural.
A partir del trabajo realizado para confeccionar un directorio de casos y
de las principales organizaciones y redes que los nuclean pudimos identificar y
constatar la existencia de aproximadamente 200 proyectos de trabajo asociativo
organizados mayoritariamente en cooperativas (algunas de ellas funcionan tanto en propiedades comunales como ejidales) y situados en los municipios con
mayor población indígena. La mayoría de estos proyectos ofrecen productos y
servicios en el mercado capitalista (muchos de ellos mediante organizaciones
de comercio justo que facilitan la exportación), lo cual significa que tienen una
gran dependencia de la demanda y las fluctuaciones del mercado y de los precios
internacionales. Sus protagonistas, están inmersos en una economía campesina
que ha ido trasmutando afectada por su mayor vulnerabilidad hacia los cambios
climáticos y las políticas de liberalización del comercio, y combina los ingresos
que reciben por la actividad asociativa por lo que se produce en la unidad doméstica a partir de agricultura para el autoconsumo en la “milpa” , el cuidado
de animales de traspatio, la silvicultura, pesca (en algunos casos) y ganadería (en
288 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
otros) y la creciente migración de jóvenes (sobre todo varones), hacia las zonas
de gran demanda turística y hacia estados unidos. En esta zona hemos detectado
sólo unos pocos e incipientes tianguis (mercados) para intercambio de productos
que plantean lógicas agroecológicas, orgánicas y solidarias.
En términos generales se trata de una región con creciente vocación turística
pues en ella se ubica Cancún, uno de los polos de mayor desarrollo turístico del
mundo junto con la Riviera Maya costera, que abarca desde Puerto Morelos
hasta Tulum y la isla de Cozumel, puntos que ofrecen zonas exóticas y exclusivas
en un espacio de gran complejidad y fragilidad ecológica y cuyo gran impacto
ambiental contrasta con la escasa derrama económica hacia las economías locales
y regionales y por tanto no se evidencia en el bienestar de las poblaciones que
migran desde las zonas indígenas rurales –inclusive desde los municipios autónomos zapatistas de Chiapas– para obtener bajos niveles de remuneración y condiciones muchas veces extenuantes de trabajo en un espacio que además ha sido
reiteradamente identificado como altamente discriminatorio y estigmatizante
para las poblaciones originarias de la zona.
Mapa 1. Península de Yucatán
Mérida
Cancún
Haciendas del
Mundo Maya
Vaiiadolid
YUCATÁN
Golfo de México
Uxmal
Puerto Morelos
Playa del Carmen
Xcaret
Puerto Aventuras
Chichén Itzá
Akumal
Tulum
Xpu-Ha
Haciendas del
Mundo Maya
QUINTANA ROO
CAMPECHE
Mar Caribe
TABASCO
Chetumal
BELIZE
CHIAPAS
GUATEMALA
Toda la península destaca por su diversidad y riqueza ecológica que se evidencia en la existencia de seis reservas de la biosfera (dos en cada uno de estos
estados), siete parques naturales y tres áreas protegidas de flora y fauna, de allí
que el 25 por ciento de las cooperativas y grupos que detectamos en esta región
están organizados para realizar actividades vinculadas al turismo ecológico o eco
turismo, ya sea dentro de las reservas o áreas protegidas donde habitan pescadores
y comunidades indígenas o en las zonas aledañas a ellas, sobre todo en la zona
norte del estado de Quintana Roo (Municipio de Lázaro Cárdenas aledaño a
Benito Juárez donde se encuentra Cancún) y también algunas en la zona norte
de Yucatán. Por ello el trabajo no sólo involucra una serie de elementos organiHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 289
zativos, económicos y comerciales sino que pone en juego aspectos de manejo
y conservación de recursos naturales. En su mayoría, se trata de experiencias de
formación reciente (surgieron luego del año 2000) por lo que aun no están muy
consolidadas o articuladas en redes o conectadas con organizaciones regionales o
nacionales de economía solidaria pero sí apoyadas por distintas organizaciones de
la sociedad civil que trabajan en la zona y por programas de organismos internacionales de cooperación como el Compact de PNUD. Una de las excepciones
en términos de articulación, lo constituye la denominada “Puerta Verde” que
está promovida por seis comunidades rurales e indígenas mayas e involucra dos
Áreas Naturales Protegidas de carácter federal,Yum Balam (en Quintana Roo) y
Otoch Maax Yetel Koh (en Yucatán). En mucho menor medida, también encontramos experiencias de turismo cultural sobre todo en Yucatán y Campeche aunque más recientemente varios grupos de pobladores mayas se están organizando
de manera autogestiva para desarrollar proyectos de este tipo en el municipio de
Carrillo Puerto, en el Centro del estado de Quintana Roo.
Muchas de estas experiencias han surgido o cuentan con el apoyo del Programa Turismo Alternativo en Zonas Indígenas que ejecuta la Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Si bien de acuerdo a distintos
casos el programa es relevante en algunos aspectos para ampliar la oferta de servicios y a veces incluir alojamientos (como en las experiencias del municipio de
Nuevo Durando al norte del Estado de Quintana Roo), no alcanzan para ser una
oferta autosuficiente en un mercado sumamente competitivo en el que además
existen fuertes presiones sobre la tierra. De allí que muchas veces los proyectos
terminan siendo explotados por grandes empresarios que alquilan zonas comunitarias y ejidos para desarrollar una serie de servicios vinculados con el ecoturismo y
turismo aventura. En términos de apropiación y búsqueda de autonomía, también
hemos detectado una experiencia (Punta Laguna) protagonizada por jóvenes mayas en el norte del estado de Yucatán que aprendieron a hablar inglés directamente
de “la maya” antes que en español, sin embargo, aun no la hemos visitado.
La actividad pesquera es sumamente importante en toda la Península y está
reservada a las cooperativas que se han venido conformando sobre todo a partir
de los años ´50 del siglo pasado y que tienen concesión de pesca o sólo permiso
en algunos casos (algunas de las cuales pescan en áreas protegidas). En nuestro
directorio, el 35 por ciento de los grupos se concentra en el sector pesquero. Si
bien la pesca de langosta a nivel nacional representa solo el 2 por ciento de la
pesca total, en términos de valor comercial es uno de los productos más importantes. En la Península de Yucatán la producción actual de langosta es de unas 711
toneladas en promedio producción en la cual los estados de Yucatán y Quintana
Roo han registrado volúmenes similares. En los registros de CONAPESCA del
2010, la Langosta aportaba el 33% del valor de producción pesquera total del
estado de Quintana Roo.
290 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Concentrándonos en el estado de Quintana Roo, ubicamos 19 cooperativas
langosteras El mayor número de cooperativas se localiza en la zona norte del
estado (Tabla 4), pues tan solo en Isla Mujeres se reportan cinco. A pesar de la
concentración de cooperativas en la zona norte, la producción se concentra en
la zona centro (ver Gráfica 1).
Tabla 4. Cooperativas de langosta de Quintana Roo registrados hasta el 2011.
Cooperativas del Estado
de Quintana Roo por Zona
Socios
Numero Total de
Embarcaciones
S. C. P. P. “Vanguardia del Mar”
68
51
S. C. P. P. "Pescadores de la Isla de Holbox" S.c. De
R.l.
45
40
S. C. P. P. ''Cabo Catoche'' S.c. de R.l.
28
10
S. C. P. P. "Chiquila" S.c. de R.l.
30
35
S. C. P. P. "Horizontes Marinos" S.c. de R.l.
10
17
S. C. P. P. "Puerto Juárez" S.c. de R.l.
8
10
S. C. P. P. "Pescadores de la Laguna de Makax", S.c
de R.l.
26
12
S. C. P. P. "Isla Blanca" S.c. de R.l.
19
17
S. C. P. P. "Del Caribe"
37
30
S. C. P. P. "Por la Justicia Social"
19
19
S. C. P. P. "Patria y Progreso" S.c. de R.l.
80
31
S. C. P. P. "Vigía Chico"
76
46
S. C. P. P. "Cozumel"
46
25
S. C. P. P. “Pescadores de Tulum”
21
16
S. C. P. P. “Puerto Morelos”
9
11
S. C. P. P. “José Maria Azcorra”
22
18
S. C. P. P. "Andrés Quintana Roo” S.c. De R.l.
23
11
S. C. P. P. “Langosteros del Caribe”
28
8
S. C. P. P. “Pescadores de Banco Chinchorro”
33
13
ZONA NORTE
ZONA CENTRO
ZONA SUR
Fuente: Datos no publicados de SAGARPA
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 291
Justamente en la zona centro se ubican las cooperativas Cozumel y Vigía
Chico que hemos identificado como los casos más interesantes en cuanto a capacidad de autogestión (Sosa-Cordero et al. 2008) y por ser pioneras en el uso de
artes de pesca para la captura de la langosta viva con el propósito de maximizar el
aprovechamiento y ampliar el mercado. Entre los elementos que diferencian estas
experiencia de otras que presentan una serie de dificultades ligadas sobre todo a
la poca identidad grupal y al paternalismo y corporativismo que ha imperado en
este sector de cooperativas, está la mayor solidaridad y cohesión grupal, lo cual se
ve estimulado en el caso de Vigía Chico en el hecho de que los pescadores viven
en la comunidad de Punta Allen y no como otros socios de cooperativas del estado que se han ido a vivir a la ciudad y han perdido el contacto y la convivencia
entre ellos que otrora tenían.
Además estas dos cooperativas forman parte de la administración del Sistema Producto Langosta que promueve la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) en su Programa Sectorial
para impulsar las cadenas productivas agropecuarias, a través de la optimización
de cada eslabón de la cadena y los procesos que integran. Para el caso del Sistema Producto de Langosta actualmente se lleva un registro de los usuarios, datos
de producción e información sobre la empresa Integradora de Pescadores de
Quintana Roo, que es la empresa donde recientemente ha surgido una marca colectiva (Chakay) para comercializar la langosta y de la que participan seis
cooperativas (las dos antes mencionadas y José María Azcorra, Langosteros del
Caribe, Banco Chinchorro y Andrés Quintana Roo), cooperativas cuyas áreas de
pesca comprenden dos áreas protegidas (Sian Ka’an y Banco Chinchorro). Esta
marca está en proceso de certificación, lo cual garantizaría el ingreso al mercado
de comercio justo y la calidad de un producto obtenido de pesquería sustentable.
El proceso de certificación fue coordinado por una organización de la sociedad
civil (COBI AC) y es el único programa de certificación y ecoetiquetado para
pesquerías de captura en estado silvestre. Algo a destacar en esta pesquería es
que la decisión de veda para la preservación del recurso surgió de los propios
pescadores.
292 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Gráfica 1 Registro de producción de langosta por zona de pesca en Quintana Roo
Zona Norte
Zona Centro
Zona Sur
35,000.0
Producción (kg)
30,000.0
25,000.0
20,000.0
15,000.0
10,000.0
5,000.0
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
Años
Fuente: Datos no publicados de la Subdelegación de Pesca Quintana Roo.
Al ser una zona con la mayor cantidad de selva y bosques del país, también
tienen gran importancia las actividades derivadas de su aprovechamiento como la
apicultura, la producción maderera y la histórica explotación del chicle. En esta
dirección hemos encontrado experiencias más consolidas de productores de miel
orgánica en el sur de Quintana Roo, cerca de Bacalar (Cooperativa Kabi Habin)
que surgieron hace casi ya 20 años y han enfrentado y superado momentos sumamente difíciles derivados de los destrozos de los huracanes que azotan a la región. Como otros productores de la zona el grueso de la producción se efectúa a
partir del comercio justo y se exporta a Europa. La mayoría de los socios apicultores también se dedican a la agricultura, (algunos de ellos para el autoconsumo)
y otros tienen ganado y por lo general la organización del trabajo es por grupo
doméstico y durante la cosecha los socios recurren a conocidos o familiares (no
socios). Un tema preocupante para los apicultores del sureste mexicano es el de
los transgénicos, por lo cual la introducción de siembra transgénica (que este año
se ha parado en la península pero no en el Estado de Chiapas) representa una
gran amenaza por su afectación hacia la salud pública y el impacto económico
que tendría al perderse la calidad orgánica de la miel. De allí que este tema es de
importancia central y los grupos, redes y organizaciones han promovido diversas
reuniones entre ellos, con funcionarios públicos y con el sector académico.
En torno a la producción del chicle, a principios de los años ´90 surgió una
experiencia que actualmente se denomina Consorcio Chiclero e involucra 2 mil
productores que pertenecen a 46 cooperativas en los estados de Campeche y
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Quintana Roo. La iniciativa surgió de la cooperativa Noh Bec y buscaba rescatar
la histórica actividad chiclera que por entonces se encontraba en una profunda
crisis. Así fue impulsada esta experiencia, utilizando los recursos organizacionales
del modelo de desarrollo que otrora había impulsado al sector (cooperativas y
apoyo estatal) y con un fuerte predominio de técnicos o profesionales vinculados
al sector estatal que se mueven paralelamente como consultores y como promotores del sector social. Estos agentes actúan bajo una lógica de tipo pragmática;
conocen bien los engranajes estatales y los mecanismos para acceder a préstamos,
subsidios y armar proyectos y se relacionan y mueven con viejos actores del sector –en los que predominan estilos de cacicazgo y prácticas clientelares. Durante
todo el proceso estos grupos han ido moviéndose de manera táctica y estratégica
para buscar conjugar una nueva institución que conjuga lógicas e instituciones
de otrora con un discurso empresarial enfocado a las nuevas exigencias del mercado que promueve el cambio. Si bien el Consorcio, sostiene en el discurso y en
la práctica una mayor igualación en la distribución de ingresos y en la derrama
económica hacia las comunidades, lo hace desde una lógica técnico-empresarial
que piensa el cambio y las transformaciones más desde “arriba hacia abajo” que
a partir de un trabajo desde la base que privilegie las relaciones y dimensiones
pedagógico-culturales.
La participación de las mujeres en actividades asociativas empieza a ser más
importante pues gradualmente se han ido involucrado, en casos como la apicultura y el rubro artesanal, incluso creando grupos exclusivos (indígenas en su mayoría). Ejemplo de ello es la cooperativa Melitzaak (la melipona que cura-maya-)
localizada en Felipe Carrillo Puerto, formada por un grupo de mujeres que eran
esposas o hijos de apicultores y empezaron hace unos cuatro años a hacer productos derivados de la miel y actualmente tienen más de 100 productos entre
jabones, dulces etc. Ellas se independizaron porque notaron que la contabilidad
de los hombres tenía muchas deficiencias y ya han ido a dar capacitaciones en
otros sitios como Cancún, Belice, Tulúm para enseñar a otros grupos a trabajar.
Otro caso de organización de mujeres es el conformado por artesanas mayas
del norte del estado, que se fueron organizando hace unos siete años y en 2010
se constituyeron en cooperativa a partir de su participación en el proyecto de
apoyo para el mejoramiento de las capacidades de las mujeres de la zona maya
impulsado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón y el Instituto
Quintanarroense de la Mujer. Las integrantes de la cooperativa consideran que
los apoyos recibidos por el Estado les han servido de mucho, sin embargo no han
sido suficientes para apuntar su esfuerzo; han podido adquirir herramientas, materiales y capacitación, sin embargo, aún tienen problemas con la comercialización. Además los apoyos van dirigidos meramente a brindar recursos monetarios
y no comprenden el acompañamiento durante la comercialización, lo que ha representado un problema serio pues al no ver ganancias, las integrantes empiezan
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
a desanimarse y buscan otras formas de obtener ingresos, lo que causa la posible
desarticulación de la cooperativa. Durante el tiempo que fueron apoyadas en el
proyecto de colaboración, ellas presentaron saltos cualitativos en lo que hace a la
sensibilización sobre su pertenencia y tradición cultural así como sobre su papel
en el desarrollo comunitario.
4.2. Sur y Sureste
De acuerdo a la regionalización utilizada, la región Sur abarca los estados
de Chiapas (con 4,796,580 habitantes), Oaxaca (con 3,801,962 habitantes) y
Guerrero (con 3,388,768 habitantes) y la región Sureste los estados de Veracruz
(con 7,643,194 habitantes) y Tabasco (con 2,238,603 habitantes), todos ellos con
importantes concentraciones de población indígena y gran diversidad y riqueza
en sus patrimonios culturales y ambientales y también con importantes organizaciones y tradición de lucha.
Mapa 2. Sur y sureste de México
Yucatán
Puebla
Veracruz
Tabasco
Campeche
Quintana
Roo
Guerrero
Oaxaca
Chiapas
A partir del trabajo realizado para confeccionar el directorio de casos y de las
principales organizaciones y redes que los nuclean pudimos identificar y constatar la existencia de aproximadamente 600 proyectos en el Sur y 329 en el Sureste,
también organizados mayoritariamente en cooperativas, aunque también organizados dentro de los ejidos y comunidades indígenas y luego nucleados en Unidos
de Ejidos o Uniones de Comunidades. También hemos comenzado a trabajar de
manera más profunda en zona del Istmo (Oaxaca) así como en la sierra norte y
sur de Oaxaca y en los Altos de Chiapas, visitando experiencias de cuidado de
ganado en las comunidades autónomas zapatistas, de producción orgánica de café
y de otros productos primarios que han diversificado esas actividades a partir del
procesamiento de productos primarios y la creación de cajas de crédito y ahorro
y ; experiencias de uso y conservación comunitaria de los recursos forestales.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Las experiencias que hemos detectado a través de nuestro directorio de casos
y redes y de visitas exploratorias a algunas de ellas son diversas en cuanto a los
pueblos y actores involucrados, pero más allá de sus especificidades locales las
podemos ubicar como expresiones de las luchas de los movimientos campesino
e indígena por la independencia y la autonomía, esta última no sólo en la autogestión productiva sino en la cultura y el autogobierno (Flores, Paré y Sarmiento,
1988). Este proceso que ha sido largo y ha tenido una serie de momento de inflexión y de síntesis (aunque sean transitorias), se inició en la segunda mitad del
siglo pasado cuando las organizaciones rurales propiciaron movilizaciones que
primero buscaron la independencia del control estatal y del corporativismo, luego reclamaron sus derechos (derechos indígenas) y finalmente pugnaron por su
autonomía, retomando el legado de los pueblos autóctonos que se perfila en una
práctica antisistémica por la cual los oprimidos se resisten construyendo órdenes
de organización alternativos (Bartra y Otero, 2008). Así, utilizando los propios
usos y costumbres, se ha ido propiciando el ejercicio de la autonomía para organizar la producción campesina y cooperativa y para proveerse de servicios básicos
como salud, educación y seguridad. Ciertamente el ejemplo más radical de estos
ejercicios ha sido y continúa siendo la lucha promovida por proyecto políticomilitar encarnado en Chiapas por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) y sus bases de apoyo civiles en la zona de los Altos.
Un eje de reclamo y lucha es y sigue siendo el control de las condiciones
de producción y comercialización por lo cual las acciones combinan demandas
dirigidas al Estado (para solicitar créditos, asistencia técnica, regulación de precios
o desarrollo de infraestructura) con la propia organización para paliar la falta de
financiamiento productivo y los problemas derivados de la usura y de los intermediarios (“coyotes”), de allí que en nuestro directorio el 25 por ciento de los
casos en el Sur y el 15 por ciento el Sureste están representados por las cajas de
ahorro popular.
En estas regiones en las que predomina la economía primaria y campesina,
la organización en torno al proceso productivo del café ha sido de gran relevancia en la movilización y lucha de los movimientos indígena y campesino. Una
de las experiencias pioneras fue la de Unión de Comunidades Indígenas de la
Región del Istmo (UCIRI) que a finales de los años ochenta del siglo pasado
se conectó con el organismo de cooperación holandesa Solidaridad para formar
la asociación Max Havelaar buscando relaciones más directas entre productores
y compradores del norte y del sur a un precio justo por el grano. Las distintas
prácticas, estrategias y aprendizajes desarrollados por UCIRI –entre ellas la búsqueda de recursos para la producción y la promoción del trabajo cooperativo
en la producción y el consumo– se fueron transmitiendo a otros grupos de
trabajo, asociaciones y redes, sobre todo en Oaxaca y Chiapas que se apropiaron
de algunos de sus elementos y propusieron también sus propios modelos. Los
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
elementos comunes a estas experiencias y que sobresale en distintos casos es la
composición indígena de los grupos y el apoyo que han tenido de la Pastoral
Social de la iglesia vinculado con el trabajo que la Iglesia católica vino haciendo
desde los años ´60 con los indígenas a partir de organizaciones como el Centro
Nacional de Pastoral indígena (CENAPI, que ya no existe) y el Centro Nacional
de Apoyo a las Misiones Indígenas (CENAMI) que promueven el desarrollo desde una visión integral incluyendo la dimensión subjetiva y cultural, recuperando
la medicina tradicional y la teología india. Asimismo, la búsqueda de mejores
condiciones económicas para la venta de sus productos a través de la producción
orgánica y el comercio justo. Entre los ejemplos más destacados encontramos la
Unión de Ejidos Nahua Otomí y Tepehua (Veracruz); la Coordinadora Estatal
de Productores de Café de Oaxaca (CEPCO); Comunidades Campesinas en Camino (CCC), que es una Sociedad de Solidaridad Social (SSS) con 1000 socios
productores que sobresale por su diversificación económica (producción orgánica, procesamiento del aceite de ajonjolí y una caja de crédito y ahorro que tiene
4500 socios) y la notable importancia dedicada a la educación y capacitación:
la Unión de Ejidos de la Selva (Chiapas), la Unión de Ejidos y Comunidades
de Cafeticultores del Beneficio Majomut (Chiapas), que fue el antecedente de
las actuales cooperativas cafetaleras en Chiapas y la Coordinadora de pequeños
productores de café de Chiapas (COOPCAFE) que agrupa a 36 organizaciones
y 17,000 campesinos que dedican una parte de su trabajo a la producción y comercialización de café orgánico.
Dentro de este universo de organizaciones que pujan por la autonomía,
encontramos una cooperativa surgida del grupo Las Abejas. La organización Las
abejas surgió en diciembre de 1992, dos años antes del alzamiento zapatista,
cuando los habitantes de las Parroquia de San Pedro Chenalhó buscaron diferenciarse de los conflictos políticos derivados de la gran polarización entre
cardenistas y priístas y abocarse a la defensa de los derechos humanos en la búsqueda de una justicia con dignidad en contra de la opresión y discriminación
de los gobiernos. Cuando se dio el alzamiento zapatista Las Abejas crearon una
zona neutral del conflicto, apoyando las demandas zapatistas que radicaban en la
búsqueda de la democratización, la seguridad en la tenencia de la tierra y los derechos indígenas de todas las etnias del país –posteriormente devino la demanda
de autonomía– pero sin coincidir en la toma de las armas como método para
conseguirlas (Zamora, 2003). El Municipio de Chenalhó se declaró autónomo
ejerciendo funciones en la zona con las Bases de Apoyo del EZLN. Las Abejas
han fungido como mediadores del conflicto regional. Luego de frecuentes ataques a miembros del EZLN por parte de los grupos paramilitares, de constantes conflictos y de agresiones constantes contra quienes se negaron a colaborar
con los paramilitares, fue instalada la Mesa de Diálogo de Las Limas coordinada
en 1997 por la Comisión Nacional de Intermediación (CONAI), el Centro
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC), la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CND) y Las Abejas para dialogar con los representantes del gobierno municipal de Chenalhó, a fin de lograr una tregua a la
violencia, sin embargo ésta continuó hasta la perpetración de la Masacre de Acteal donde fueron asesinados 45 campesinos, 15 niños, 21 hombres y 9 mujeres
quedando además 25 personas heridas. Se trataba de refugiados y habitantes de
Acteal reunidos orando para pedir la paz en el municipio. Este acontecimiento
marcó el precedente en la división de algunas organizaciones teniendo repercusiones en distintos aspectos, entre ellos en lo económico, ya que derivado de estos
conflictos actividades productivas como la cafeticultura que se llevaban a cabo
a partir de la Cooperativa pionera Majomut se pusieron en cuestión ya que se
relaciono dicha cooperativa (principales compradores y vendedores de café) con
los Paramilitares por lo que una parte del grupo de Las Abejas decidió formar la
cooperativa Maya Vinic.
En este contexto surgió la Unión de Productores Maya Vinic S. de R.L. de
C.V. que se registró legalmente el 29 de Julio de 1999 como cooperativa cafetalera en los municipios de Chenalhó, Pantelhó y Charchihuitán y con influencia en
36 comunidades. Aunque surgió a partir de un grupo de Las Abejas, Maya Vinic
tiene una estructura autónoma regida por su mesa directiva. Se creó como producto de la reestructuración dentro de Las Abejas, derivada de las problemáticas
concretas de los pequeños cafeticultores de Las Abejas con propiedades menores
a las 2 hectáreas de cultivo. En la actualidad la cooperativa tiene 473 socios y 4
personas trabajan en ella pero no son socios (encargado de ventas, auxiliar contable, tostador y asesor interno). Los socios son los productores de café y entre
ellos hay 40 mujeres.
El grupo busca tener autonomía, no depender del dinero del gobierno, ser
un espacio donde puedan tener su propia forma de organización, sin plantear la
idea zapatista de tener instituciones paralelas pues consideran que el apoyo del
gobierno es necesario para la exportación y proveer de las cosas básicas como los
servicios. Sin embargo, han trabajado por mucho tiempo con Mut Vitz que es
una de las cooperativas zapatistas de producción orgánica de café.
En el mundo zapatista, la amplitud de las experiencias regionales de militantes del cooperativismo y la autonomía indígena encuentra una ilustración sugerente en la consolidación de los “colectivos”, es decir las cooperativas de producción, como alternativa económica en los municipios autónomos zapatistas de la
Selva Lacandona en Chiapas. Desde hace 18 años, se ubican no solamente en la
dimensión de la resistencia abierta a los modos productivos capitalistas, sino que
representan modalidades de carácter emancipador, al impulsar alternativas para
procesos de desarrollo local y microregional que sólo se pueden superar retomando iniciativas de transformación política y social a nivel nacional (Cadena,
2005). En alrededor de mil comunidades tzeltales, tsotsiles, choles y tojolabales
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
que pertenecen a la zona de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, la Ley
Agraria Revolucionaria (1993) implica que las tierras “recuperadas” por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional sean repartidas como propiedades colectivas, entre campesinos sin tierra y jornaleros agrícolas que solicitan trabajarlas,
para la formación de cooperativas campesinas y de “colectivos” de producción
agrícola y ganadera. En estas regiones rurales multiétnicas donde la teología de la
liberación india y el cooperativismo han tenido impactos profundos en los años
70 y 80, se siguen creando hoy “colectivos” en los ejidos, rancherías y nuevos
centros de población zapatista.
Los analistas de los procesos autonómicos de las cooperativas zapatistas coinciden en subrayar la cuestión de la sustentabilidad como un eje estructural de
la economía de la resistencia (Gerber, 2005; Híjar, 2008; Stahler-Sholk, 2011),
puesto que persisten dificultades de múltiples órdenes que afectan la productividad y amenazan la viabilidad de los “colectivos” para satisfacer las necesidades
alimentarias y materiales. Las comunidades autónomas reciben de manera irregular algunos apoyos económicos, formativos y técnicos externos para desarrollar “colectivos” de hortalizas, de animales (vacas y gallinas principalmente), y
también de textiles, zapatería y jabonería. En cada nuevo municipio que federa
a comunidades autónomas, se encuentran bodegas que abastecen las pequeñas
tiendas de abarrotes autogestionadas (cooperativas de consumo), y se puede hacer uso de ellas para acopio, pesaje, almacenaje y venta de los excedentes de
granos. Los ingresos generados por los distintos trabajos colectivos sirven para
financiar gastos “del pueblo en resistencia”, es decir el desarrollo local, la organización y el funcionamiento de las instancias de “buen gobierno”, en educación,
salud, justicia y agroecología.
En la zona del estado de Tabasco, a partir de entrevistas a informantes claves
y el contacto con algunos de sus protagonistas, hemos identificado organizaciones que nos parecieron más destacadas por su articulación entre lo económico,
social y ambiental y su preocupación y capacidad de respuesta y aprendizaje
ante las crisis derivadas de fenómenos “naturales” (aunque los “desastres” no son
naturales sino que derivan de la interrelación compleja entre el ambiente y las
formas de organización espacial de las sociedades). Entre ellas destacan experiencias cuyas actividades se dirigen a generar proyectos productivos en contextos
de las fuertes inundaciones que sufre el estado de Tabasco y que ha llegado a
afectar hasta el 80 por ciento de su territorio. Una de ellas es I´xiktar Yinikos Aj´
Juate Buka A.C. del Municipio de Centla, Tabasco (municipio que limita con el
estado de Chiapas) organización dedicada a promover la medicina tradicional, la
acuicultura, la desalinización de los suelos y la producción de alimentos orgánicos y en la que participa población indígena Yokotan (Chontal). Otro caso muy
significativo es la Sociedad Cooperativa Semillas de Solidaridad, constituida en
febrero de 2009 a partir de la ejecución del proyecto denominado: “Fomento a la
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 299
participación civil en la reactivación socioeconómica de la economía campesina
en Tabasco”, impulsado por la Diócesis de Tabasco para hacer frente a las inundaciones ocurridas a finales del año 2007. Este proyecto se diseñó para aplicarse
en 49 parroquias del medio rural con el propósito de reconstruir la agricultura
campesina afectada por las inundaciones, mediante el establecimiento de las bases operativas de un sistema de participación social que facilitara el proceso de
planeación del desarrollo local, redujera la vulnerabilidad de la agricultura ante
los desastres naturales, impulsara la participación comunitaria en la solución de
los grandes rezagos sociales de tipo estructural y más allá de las inundaciones en
sí que padece la población y permitiera el establecimiento de una relación de
corresponsabilidad entre los diferentes niveles de gobierno y la sociedad civil,
contribuyendo a romper los mecanismos tradicionales de dependencia y subordinación del ciudadano respecto a las instituciones de gobierno. La cooperativa
Semillas de Solidaridad se ha encargado de coordinar los esfuerzos de capacitación organizacional implementados en el estado de Tabasco y al mes de abril de
2010, la base social del proyecto incluía un total de 88 emprendimientos asociativos en los que participaban alrededor de mil campesinos, con presencia en 15
de los 17 municipios del estado208.
Finalmente también destacan experiencias de manejo comunitario de bosques por parte de comunidades de la sierra norte y sur de Oaxaca en las que las
comunidades rurales no sólo están logrando superar sus condiciones de marginación y pobreza alimentaria de forma autónoma, sino que existe un mejoramiento en el impacto de las actividades económicas en la naturaleza. Tanto las
experiencias de La Nevería y San Pedro el Alto nos permiten observar la gestación de experiencias comunitarias que se caracterizarían por la transición de las
economías campesinas a formas de organización social, económica y ambiental
que son capaces de generar excedentes y mejorar la calidad de vida de la población rural (Rosas, inédito).
5. Las experiencias de trabajo asociativo en el Sur de
México a la luz de la conformación del campo de la
economía social y solidaria a nivel nacional
Si bien cada una de las experiencias y organizaciones a las que hicimos referencia en el apartado anterior tienen sus peculiaridades y lógicas e inclusive están
circunscriptas a contextos regionales con dinámicas complejas y específicas, también es fundamental observar que ellas no pueden ser cabalmente comprendidas
si no son situadas en la cartografía de organizaciones y movimientos que cierta-
208. Los elementos aquí aportados se derivan de una entrevista realizada al Dr. Juan José Rojas.
300 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
mente son nacionales y que han ido aportando en la conformación dinámicas y
en disputa del actual espacio de la economía social y solidaria. Ya hemos hecho
referencia a la importancia que en muchas de ellas tuvieron los movimientos
campesinos e indígenas.Tangencialmente observamos que una de ellas ha centrado su discurso en los derechos humanos, tema que a nivel nacional se convirtió
en uno de los fundamentales de muchas organizaciones de la sociedad civil en
México desde los años ‘80 y ‘90 del siglo pasado. Mencionamos también el papel
jugado por la Pastoral Social de la iglesia católica (particularmente en el caso del
Sur y de Chiapas específicamente, de las congregaciones de jesuitas, maristas y
dominicos, los dos primeros más ligados a discursos del desarrollo y a la búsqueda
de opciones de vida y el tercero más enfocado al tema de los derechos humanos).
A partir de entrevistas abiertas realizadas a informantes claves de las principales organizaciones vinculadas a la economía solidaria, de la revisión de material
secundario y de los diversos recorridos de campo realizados hasta el momento,
se pueden ubicar a las experiencias de trabajo asociativo exploradas dentro de
tres grandes grupos de actores que operan en el espacio nacional: a) Grupos que
predominantemente operan a partir de lógicas corporativo-estatales (solidaridad
clientelista); b) Grupos que predominantemente se rigen a partir de lógicas filantrópicas (solidaridad filantrópica); c) Grupos que predominantemente funcionan
a partir de lógicas autónomas (solidaridad democrática).
En el primer grupo (solidaridad clientelista) encontramos experiencias y organizaciones que intervienen en las estructuras productivas dominadas por lógicas
burocráticas de corte corporativo, que se encuentran en todo el espacio nacional,
rural y urbano, con vínculos estructurados con los aparatos gubernamentales
(sistema partidista y sindical) y la economía de mercado especialmente en el
subsector agropecuario, en el sector pesquero y en el transporte. Construidos
en la época del nacionalismo posrevolucionario, los canales administrativos estructurados en las dependencias públicas para financiar y asesorar a los actores
de la economía social permanecen controlados por grupos de poder que instrumentan los programas de las secretarías del Estado federal y en las entidades
estatales. Estas redes corporativo-sindicales articulan a grupos identificados como
cooperativas pero que dependen de intereses personales y de cuotas de poder
gremial. Los funcionarios de la Secretaría de Economía, la Secretaría de Desarrollo Social y los de la SAGARPA operan distintos programas de financiamiento
dirigidos a las organizaciones productivas del país, pero que están desarticulados
y suelen beneficiar a una minoría de trabajadores del sector de la economía
social, a veces con intereses electorales y actitudes paternalistas que no ocultan
la corrupción bastante extendida. La apertura de la economía mexicana al libre
comercio no parece contribuir a modificar de manera tajante las estructuras
verticales y clientelares en las cuales interactúan estos agentes institucionales que
propician procesos de cooptación y represión hacia dirigentes de las protestas.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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Como decíamos anteriormente, los ejidatarios y comuneros representan los sujetos más numerosos del sector de la economía social rural. La mayor parte de
las organizaciones rurales del sector social no funciona de manera eficiente y
enfrenta problemas financieros y técnicos serios, como las Uniones de ejidos
organizadas bajo el registro de Asociación Rural de Interés Colectivo (ARIC)
que permanecen funcionando con dificultades profundas. A nivel nacional, son
escasas las experiencias de organizaciones económicas del espacio rural que desempeñan prácticas de autogestión campesina. En combinación con los efectos
del clientelismo, el control corporativo del Estado mexicano se ejerce sobre estas
organizaciones paralizando la generación de prácticas democráticas que fortalezcan las capacidades de gestión popular de la producción y comercialización de
los productos agroecológicos.
En el segundo grupo (solidaridad filantrópica) predominan concepciones del
desarrollo y de la caridad paternalista que les inclinan a competir, especialmente
desde los años 90 y 2000 por fondos atribuidos por las instancias de gobierno y
multilaterales, para penetrar y colocarse en los mercados hegemónicos de bienes
y servicios (agropecuarios, turísticos, bancarios, de construcción de infraestructuras o de asesoría y capacitación). Siguiendo la noción de Laville (2009) ellos
propician vínculos de solidaridad para resolver “lo urgente” sin preocuparse por
sus causas con el fin de garantizar la “paz social” a través de dádivas altruistas,
voluntarias y paliativas que lejos de poner en juego la reciprocidad mantienen la
desigualdad. La dispersión y el aislamiento que predominan entre los actores de
las agrupaciones civiles y productivas de este grupo responden de manera general a dificultades para construir espacios regionales y nacionales de coordinación
entre profesionales de distintos sectores, debidas en parte a intereses distintos
y distantes y también porque su proyecto no piensa estas prácticas como una
alternativa sino más bien como una solución para paliar situaciones de pobreza
que se agudizan por las reiteradas crisis. Ellos también se pueden caracterizar por
su dependencia relativa hacia los programas de apoyo al desarrollo, y además su
presencia es más marcada en el sector de las cajas de ahorro y crédito, así como
en el sector turístico, de la producción artesanal y del comercio.
La implicación de asociaciones civiles en la gestión de los programas públicos de apoyo al desarrollo corresponde a actividades de la economía social que
el Estado deja de ocupar en el contexto neoliberal, pero que algunas empresas tienden a dominar en los mercados. Ahora bien, numerosas organizaciones
sociales sin fines aparentes de lucro compiten en múltiples convocatorias para
beneficiarse a partir de proyectos locales de los subsidios de las dependencias
públicas. Estas agrupaciones civiles que funcionan a menudo como empresas
privadas, se vuelven prestatarias de servicio del Estado, auxiliando a los gobiernos
que se retiran de manera paulatina de las funciones de aplicación de las políticas
sociales, gracias a fondos de coinversión en los cuales pueden también intervenir
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
organismos multilaterales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Por ejemplo,
los impulsores y los socios de las cooperativas financieras y agencias de microcrédito se vinculan al espacio de la economía social en distintas regiones del país, y
sus actividades son reguladas por las normas del mercado y las reglamentaciones
legales en vigor. Como actores del desarrollo social y económico a nivel local, las
familias que son socias de cooperativas de ahorro y crédito pertenecen a la clase
de los trabajadores pobres en las ciudades y en el medio rural. Las distintas Federaciones de cajas populares representan los interlocutores que negocian con los
agentes institucionales y de las empresas privadas. Antes del boom reciente de las
finanzas populares en México como medida anticrisis, se calcula desde distintas
fuentes que existen más de 1,500 entidades financieras con vocación social en el
país (Rojas, 2006).
Los empleados de subsectores emergentes en el turismo alternativo como en
el comercio o la producción artesanal tienden a organizarse de manera independiente y desarticulada, y hasta ahora las experiencias exitosas de redistribución
justa entre los socios permanecen poco visibles. Por su lado, como observáramos
con anterioridad, la CDI ha invertido en este sexenio presidencial en la creación
de infraestructuras turísticas que son manejadas por representantes de los ejidos
en regiones multiétnicas donde se cuestiona a menudo las capacidades técnicas
y humanas así como la legitimidad de los proyectos ecoturísticos y sus impactos
culturales y ambientales. Asimismo, la producción artesanal en pequeñas unidades (familiares o comunales) en subsectores distintos como la alimentación
y el textil, atraviesa una coyuntura delicada, especialmente cuando se trata de
proyectos que carecen de respaldo político, asesoría, financiamiento y recursos
técnicos formados.
Finalmente, en el tercer grupo (solidaridad democratizante) encontramos
una serie de proyectos que buscan alternativas al libre mercado y se han ido
formando desde los años ´60 participando en movimientos sociales, religiosos
y autogestivos, y ahora fomentan iniciativas prefigurativas de producción y distribución desde posturas militantes de la “otra economía” críticas hacia el capitalismo y la democracia representativa. Promueven la generación de espacios de
resistencia antisistémica, inspirados en distintas utopías. Su presencia es notable
en barrios populares y pueblos campesinos e indígenas del sur de México que
experimentan procesos de innovación social en términos de organización y capacitación interna, y de participación en la toma de decisiones.
Dentro de este grupo, uno de los nodos activos está constituido por grupos
ligados a los movimientos sociales formados en el cooperativismo, el sindicalismo
crítico y la teología de la liberación que con posterioridad al ´68 se involucran
en la promoción del desarrollo solidario (fondos revolventes, mercados justos,
cooperativas de crédito, de producción y de consumo, monedas sociales). A pesar
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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de la diversidad de proyectos de sociedad defendidos por las agrupaciones de
izquierda presentes en el campo de la economías social y solidaria, los militantes
han tejido alianzas bajo la forma de coaliciones, o plataformas de intercambio,
trabajo y de lucha contra dispositivos legislativos que consideran contrarios a los
principios de justicia social.
A nivel nacional se destacan alianzas de cooperativistas, como la Colmena
Milenaria creada en 1998 y conformada por una red de organizaciones de desarrollo con acciones de ahorro y crédito vinculadas a procesos organizativos y
educativos en el medio rural y semi urbano209 que tiene como propósito fortalecer las capacidades de organizaciones que realizan actividades de ahorro y crédito
alternativos, y que tienen la intención de contribuir a disminuir la pobreza y
generar círculos virtuosos entre ahorro, educación y participación ciudadana. En
el contexto de la lucha contra la Ley de Ahorro y Crédito Público en diciembre
de 2001, se crea la Alianza Cooperativista Nacional (ALCONA) que reúne hoy
a más de 100 cooperativas de ahorro y préstamo y a algunas decenas de cooperativas de producción y consumo de todo el país, incluyendo a Pascual (refrescos).
En los años posteriores a su creación en 2003, el Espacio Economía Solidaria
(EcoSol) reúne actores clave210 en el impulso y el seguimiento a los proyectos del
campo de la economía solidaria, como Promoción del Desarrollo Popular (PDP)
que es un actor clave en la promoción de este campo y se especializa en el sector
de las financias solidarias (monedas sociales), así como organizaciones de apoyo
a pequeños productores, a menudo cercanas a los equipos diocesanos de pastoral
social. Algunas de ellas confluyen desde 2006 en el Consejo Mexicano de Empresas de la Economía Solidaria (CMEES),211 y la mayor parte de sus miembros
están animados por la inspiración de la teología de la liberación cuyo impacto
es notorio en este campo (Vázquez Cabal, 2011). Además, se señala también
el protagonismo de la Coordinación Nacional de Uniones y Federaciones de
Cooperativas que incluye a cooperativas de todo tipo, especialmente en el Distrito Federal. Durante la primera década del siglo XXI distintos representantes
209. Las organizaciones que dieron origen a esta red fueron el Fondo Solidario del Frente Democrático Campesino de Chihuahua S.C.C. de R.L. (FEDECOOP), Sistemas de Proyectos Organizados
en Comunidad S.C.L. (POC), Federación Estatal de Sociedades de Solidaridad Social (CFESSS),
Desarrollo Sustentable para la Mujer y la Niñez A.C. (DESMUNI) y Unión de Esfuerzos para el Campo, A. C. (UDEC); ubicadas en Chihuahua, Tabasco, Sonora, Chiapas y Querétaro respectivamente.
210. Entre los promotores de la iniciativa de creación del Espacio EcoSol, se encuentran redes
regionales y nacionales de actores de la economía solidaria como Agromercados, ALCONA , Centro
de Desarrollo Agropecuario (CEDESA), Centro de Estudios Ecuménicos (CEE), Centro Nacional de
Ayuda a las Misiones Indígenas (CENAMI), Coalición Rural, Fundación Ahora, PDP/Tianguis Tlaloc /
Vida Digna (ver Vietmeier, 2005; Santana, 2005).
211. Los integrantes del CMEES siguen desarrollando proyectos inspirados en el cooperativismo,
como Centro de Desarrollo Comunitario Centéotl, A.C., Coalición Rural, Fundación Padre Adolfo
Kolping, A.C., JADE Grupo Mexicano, A.C., Participación Organizada para el Desarrollo Regional,
A.C., Productora y Comercializadora Toxtli, S.C., Unión de Esfuerzos por el Campo, A.C. (UDEC).
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
y organizaciones de las redes cooperativistas más activas se comprometen abiertamente con grupos políticos de izquierda, como el Partido de la Revolución
Democrática, la Otra Campaña zapatista y el Foro Social Mundial.
El comercio justo se ha desarrollado en distintos estados (y como vimos
surgió a partir del proceso ligado a la producción del café en el sur), como por
ejemplo la Red Mexicana de Comercio Comunitario (REMECC) y los grupos
de comerciantes indígenas y campesinos. Los socios de los proyectos cooperativos alternativos a los mercados tradicionales se distinguen por su desconfianza
hacia las instancias de gobierno y por su compromiso con procesos de educación
y capacitación que fomenta la solidaridad en la economía y las innovaciones en
la producción y el funcionamiento interno. La intencionalidad de los principales
sujetos autonómicos implicados en este campo gira alrededor de la creación de
espacios de autodeterminación y de lucha por la democracia y la ciudadanía
activa, forjando conciencias cooperativistas y progresistas.
En las regiones del sur y el centro del país, especialmente las que son indígenas y rurales, los militantes vinculados a los equipos pastorales, a los movimientos
agrarios y cooperativistas, recurren a modos de producir e intercambiar organizándose de formas autonómicas, donde se destacan los vínculos sociales generados por proyectos en los cuales se reproducen valores y conocimientos basados
en la comunalidad, la etnicidad y la reciprocidad. La generación de excedentes
proviene de actores comprometidos en una organización productiva, la cual está
marcada por un sentimiento de pertenencia comunal que reivindica la autonomía a través de la toma de decisiones de forma colectiva, las faenas y la rotación
de los cargos. Las experiencias cooperativistas en los pueblos indígenas parecen
ser tributarias de una historicidad de relaciones complejas heredadas del indigenismo, la discriminación y la explotación en las haciendas, pero a través de las
cuales los sujetos en las luchas autonómicas han reproducido y se han apropiado
conocimientos y valores, como la ética de la solidaridad y del trabajo colectivo,
así como la participación activa como ciudadanos y activistas culturales.
Las restricciones en el acceso al crédito, pero también a la educación agrícola
y a la asesoría técnica, son obstáculos que afectan los rendimientos y la consolidación de las cooperativas rurales y grupos de pequeños productores independientes. Ante este reto, una iniciativa metodológica de investigadores y alumnos de
la Universidad Autónoma de Chapingo consiste en apoyar a redes de “Escuelas
Campesinas” donde se intercambian conocimientos sobre producción, gestión
y política rural. Como soporte de aprendizaje autónomo en nueve encuentros
nacionales organizados desde el año 2003, el método de aprendizaje “de campesino a campesino” permite que interactúen representantes de las “Escuelas
Campesinas” vinculadas a organizaciones indígenas de los estados del centro y
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 305
el sur del país.212 Además de los aportes técnico-productivos comunes en este
tipo de encuentro independiente de formación de jóvenes y adultos indígenas,
los intercambios son favorables a la difusión de prácticas sugerentes en materia
de toma horizontal de las decisiones, de rotación de los socios en los puestos de
trabajo y de no separación entre trabajo manual y trabajo intelectual.
Cada uno de estos tres agrupamientos no son homogéneos y su carácter es
tentativo. Están realizados pensando en lógicas predominantes, de allí que muchas veces las experiencias y agrupaciones estudiadas puedan tener rasgos de más
de una, aunque se inclinan casi siempre por un tipo de solidaridad (clientelar,
filantrópica o democratizante) que ciertamente van gestando proyectos socioproductivos, sujetos y actores sociales diferenciados.
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Escuelas Campesinas entre 2003 y 2012, como el Centro de Educación Campesina de la Unión
de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), el Centro de Estudios Superiores Indígenas Kgoyom (CESIK) de la Organización Independiente Totonaca (OIT), el centro de formación
“Kaltaixpetaniloyan” de la Sociedad Cooperativa Tosepan Titataniske (Cuetzalán, Puebla), el Centro
de Estudios Superiores para el Desarrollo Rural (CESDER), Escuela de Campo en Agrosistemas Citrícolas (Martínez de la Torre, Veracruz), Escuela de Agricultura Ecológica (Maní, Yucatán), Educación
Comunitaria Indígena para el Desarrollo Autónomo (Ocosingo, Chiapas), la Universidad Campesina
del Sur (Morelos).
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Extensão universitária e economia
solidária: desafios do encontro
dialógico
Nara Grivot Cabral 213
Introdução
No contexto atual, de crescentes exigências e desafios complexos, como a
expansão do ensino, a incompletude do conhecimento e a inovação tecnológica,
as universidades têm se defrontado com grandes obstáculos na redefinição da
sua missão enquanto instituição. A ideia de uma universidade que esteja aberta
às transformações de seu tempo para que possa redefinir os seus rumos e os seus
processos de produção, de organização e de socialização do conhecimento, não
é uma ideia nova. O que parece crescer em sentido e importância nas últimas
décadas tem sido a forma como a universidade se coloca na relação com a sociedade para percorrer esses novos caminhos e para encontrar as alternativas que lhe
permitam enfrentar as novas contradições e tensões postas pela sociedade atual.
A problematização das atividades de extensão universitária tem sido uma das
questões que cada vez mais tem se destacado na universidade, principalmente
se considerarmos os crescentes debates sobre os rumos da universidade para o
século que se inicia.
Nesse sentido, a aproximação da universidade com a sociedade tem gerado
a criação de programas e projetos educativos, próprios das competências acadêmicas, que buscam o diálogo e revigoram as suas estruturas e estratégias. Notadamente, com aquelas comunidades afastadas dos centros de produção de conhecimento. Porém, o desenvolvimento de projetos voltados para a sociedade está
213. Psicóloga. Doutora em Educação pela UFRGS, Mestre em Ciências Sociais Aplicadas pela
Unisinos e Especialista em Projetos Sociais e Culturais pela UFRGS. Professora y Coordinadora Incubadora de Economia Solidária da Universidade Feevale/Novo Hamburgo/RS, Brasil. naracabral@
feevale.br ou [email protected]
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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constantemente sendo tensionado pelas exigências do rigor teórico, científico e
metodológico, próprios do fazer acadêmico.
A pertinência e a atualidade dos projetos de extensão universitária que tenham na economia solidária o seu objeto de estudo e de intervenção tem ganho
sentido e importância, especialmente nestas duas últimas décadas, colocando-se
neste estudo como uma das práticas acadêmicas que possibilita indagar sobre os
rumos da universidade e, mais especificamente, sobre a relação da universidade
com a sociedade na perspectiva do cumprimento do seu compromisso social.
Atualmente, a compreensão da extensão universitária continua sendo um
desafio para a universidade, que busca por concepções, estruturas e práticas de
extensão que consigam avançar na superação das lacunas teórico-conceituais e
metodológicas deixadas ao longo das décadas. Situações essas instigantes para
a realização de novos estudos que venham contribuir para a revisão de alguns
pontos balizadores dessas lacunas, principalmente no que se refere às tensões e
desafios colocados pela ideia do encontro de saberes diversos.
Este estudo tem como objetivo apresentar algumas reflexões sobre a experiência da Incubadora de Economia Solidária da Universidade Feevale/Novo
Hamburgo/RS/Brasil, como um projeto de extensão universitária que tem
oportunizado a incubação, o apoio e a formação a empreendimentos de economia solidária (EES) da região na qual a universidade está inserida.
Extensão universitária: a relação da universidade com a
sociedade
A extensão universitária, no contexto de contínuas mudanças que a universidade vem enfrentando, apresenta-se de modo paradoxal. Por um lado, ela tem
se colocado como uma das respostas da universidade frente às diversas demandas
da sociedade, estando presente desde a origem da universidade brasileira, no
século XX, no início da década de 1930, e, portanto, fazendo parte da sua longa
trajetória histórica. Por outro lado, ela ainda continua pouco reconhecida como
um espaço acadêmico de produção de conhecimento, mesmo que venha se colocando como uma atividade acadêmica importante para a formação dos estudantes e dos processos de construção de cidadania. No geral, ela ainda apresenta
inúmeras dificuldades, principalmente na superação dos limites encontrados para
a sistematização das suas práticas e para o aprofundamento das suas elaborações
teórico-conceituais.
O percurso da extensão universitária, longe de ser linear e unívoco, tem
envolvido uma gama de atividades realizadas por docentes, estudantes e funcionários técnico-administrativos envolvidos em programas, projetos e ações de
extensão. Uma diversidade de atividades que muitas vezes dificulta as tentativas
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
de compreensão, delimitação e legitimação do espaço da extensão como uma
função legítima da universidade. Estudos acadêmicos brasileiros sobre extensão
universitária mostram que a diversidade dos conceitos e práticas na extensão tem
sido associada à polissemia dos discursos (Sousa, 2000) e à fragmentação das práticas extensionistas (Silva, 2003). Porém, a multiplicidade de concepções e práticas, muito mais do que mostrar uma polissemia, remete ao caráter heterogêneo e
não linear que tem acompanhado a própria construção do conceito de extensão
universitária ao longo da história da universidade.
Atualmente o discurso da extensão universitária situa-se para além do debate
sobre o assistencialismo, ao reafirmar o compromisso social da universidade na
relação com as práticas democráticas e emancipatórias, principalmente na vinculação com as lutas do movimento social.
Entretanto, a extensão universitária ainda se apresenta entre proposições diversas e ambivalentes, algumas vezes confundida com a prestação de serviços
técnicos à comunidade, que a aproxima das concepções com fins utilitaristas e
instrumentais, como referem Santos (2001, 2004) e Chauí (1994, 1999, 2003), ou
mesmo como uma prática isolada e individualista, como demonstram os estudos
de extensionistas brasileiros (Botomé, 1996; Faria, 2001; Ponte, 2008; Silva, 2003;
Sousa, 2000). Ao mesmo tempo, é perceptível a existência de momentos em que
a universidade dialoga profundamente com outras experiências que nascem na
sociedade, como os movimentos sociais e a educação popular (Brandão, 2002;
Freire, 1983), estabelecendo um diálogo mais aberto com os diversos saberes
existentes na sociedade.
Notadamente nestas últimas décadas, a diversidade das práticas em extensão
universitária, tem levado a universidade cada vez mais a ampliar a sua compreensão sobre os limites e as possibilidades do saber científico dialogar mais
amplamente com os diversos saberes, como o saber popular, o senso comum, o
saber do Outro, etc. Sobre isso, Santos (2001, 2002) oferece um referencial teórico interessante, que nos ajuda a entender as contradições e as múltiplas funções
que a universidade vem assumindo ao longo da história, com reflexões críticas e
propositivas sobre a realidade pragmatista, tecnicista e excludente, e na relação de
emergência ou invisibilidade dos saberes diversos.
O pressuposto epistemológico e político-social do não desperdício das experiências e das realidades deixadas de fora pela racionalidade dominante e hegemônica (Santos, 2002), coloca para a extensão universitária o desafio de ser uma
atividade educativa em diálogo com as riquíssimas experiências disponíveis no
mundo, com suas racionalidades e lógicas próprias. Ou seja, em diálogo com as
práticas emergentes do futuro.
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 311
A sociologia das ausências e a sociologia das emergências: repensar a teoria e reiventar a prática
O entendimento oferecido pela sociologia das ausências e pela sociologia das
emergências (Santos, 2002, 2006a, 2006b), permite tensionar a ideia de monocultura do saber frente a diversidade de saberes presentes na extensão universitária,
buscando-se compreender como o saber científico pode dialogar com o saber
popular, o saber indígena, o senso comum, as crenças, entre outros, a partir da
extensão universitária. Nesta lógica, o conceito de ecologia dos saberes criado pelo
autor é chave para o entendimento aqui proposto.
Com a ideia da sociologia das ausências, Santos propõe a substituição da
monocultura do saber por uma ecologia dos saberes, em que o saber científico
possa dialogar mais amplamente com o saber laico, o saber popular, o saber das
populações afastadas dos centros de produção hegemônica de um saber hegemônico, entre outros. Para Santos, essa perspectiva etimológica designada por ele,
inicialmente apresentada no livro Um Discurso sobre as Ciências, em 1988, teve
uma enorme expansão nos últimos vinte anos. Em outros termos, a ecologia dos
saberes refere-se a um conjunto de epistemologias, ou seja, desde a pluralidade
interna das práticas científicas até a pluralidade externa encontrada na diferenciação entre saberes científicos e não científicos (SantoS, 2006a).
Na lógica das ausências, afirma o autor, deixam-se de fora as práticas sociais
geradoras de saberes populares, não legitimadas pelo rigor da ciência ocidental,
ignorando, portanto, não só os conhecimentos alternativos, mas também os sujeitos que os constroem, pois “há produção de não-existência sempre que uma dada
entidade é desqualificada e tornada invisível, ininteligível ou descartável de um
mundo irreversível” (Santos, 2006a, p. 102). Nesse sentido, a ecologia dos saberes
estaria relacionada à reinvenção das possibilidades emancipatórias.
Com esse pressuposto epistemológico e político-social, passa a ser relevante entender a extensão universitária a partir do princípio do não desperdício
das experiências e das realidades deixadas de fora pela racionalidade dominante
e hegemônica, e, ao contrário disso, colocá-la em diálogo com as riquíssimas
experiências disponíveis no mundo, com suas racionalidades e lógicas próprias.
Dessa forma, a extensão passa a ser entendida como um processo de abertura ao
que ainda não foi ativamente produzido como existente, por ainda estar sendo
gestado e experenciado na sociedade em seu potencial de vir-a-ser. Sem deixar
de fora as práticas sociais geradoras de saberes populares, sem deixar de fora os
conhecimentos alternativos, e, portanto, os sujeitos que os constroem.
Neste contexto, a universidade precisa encontrar um outro rumo, que dê
sentido à reorganização dos seus processos de ensino, pesquisa e extensão, para
que ela concretize o seu lugar do encontro de saberes e da aplicação edificante
312 |
Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
da ciência (Santos, 2001). O caminho proposto pelo autor tem sido em direção a
um projeto democratizante e emancipatório que esteja voltado às exigências da
época atual, marcada principalmente pela exclusão social (Santos, 2004).
Nesta perspectiva, a extensão universitária define-se como um espaço plural, de encontro de saberes, sendo uma atividade acadêmica que não pode ser
apreendida como um bloco monolítico, pois as suas concepções e práticas não
são unívocas. Com natureza, formas e funções diversas, a extensão universitária
tem uma multiplicidade de concepções e práticas, que produzem e reproduzem
as relações de poder inseridas no campo do saber, em um processo que é contraditório, tenso e dinâmico. Dai se afirmar a existência de saberes em extensão
universitária (Cabral, 2012).
O contexto de diálogo e de não diálogo dos saberes
A partir destas reflexões críticas, torna-se imprescindível avançar o debate
para o contexto de diálogo e de não diálogo de saberes, com as contribuições
de Jovchelovitch (2008) e Spivak (2010), que colocam desafios às instituições
e aos grupos sociais, especialmente às universidades por estarem implicadas nas
relações de poder que se encontram presentes no campo do saber.
A questão do encontro de saberes ao ser colocado em pauta, com suas zonas
de luz e sombras, como afirma Santos (1988), mostra a ambiguidade da procura
pelo conhecimento como uma prática contingente e contextual, assim como
mostra a diversidade epistemológica, com as riquíssimas experiências espalhadas
pelo mundo, e, portanto, na relação da universidade com a sociedade.
“O problema do saber persiste”, afirma Jovchelovitch (2008, p. 19), e continua sendo nosso quando se tenta dar sentido à herança que se recebe e quando se
confrontam os desafios e exigências que são postos pelas questões ligadas ao conhecimento disponível na sociedade atual. As discussões mais recentes, centradas
sobre quem detém o conhecimento e sobre o que é conhecimento, tornam-se
complexas de serem respondidas, principalmente em contextos desiguais, em
que surgem as difíceis perguntas: Pode o subalterno falar? (Spivak, 2010). Quem
pode falar pela vítima? (Santos, 2009, p. 360). Portanto, a questão da relação entre
o saber e o poder tem desafiado a universidade enquanto espaço de construção e
de produção de conhecimento, mas, sobretudo, enquanto espaço de prática social
a rever os seus processos organizacionais e institucionais.
Na construção de um modelo assimétrico de conhecimento, o Outro é
quem se encontra do outro lado da fronteira, que passa a ser representado pela
ideia da irracionalidade, como: os povos não civilizados, o louco, o ignorante, o subalterno, o leigo, o índio, o negro, o pobre, etc. Como afirma Jovchelovitch (2008,
p. 233), “o outro radical foi vigorosamente construído como um lugar de irraHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
| 313
cionalidade e privado de tudo o que pudesse ser chamado de conhecimento”.
Pode-se dizer que não é por acaso que o conhecimento verdadeiro é o que vai
colocar em segundo plano o conhecimento que é local, tradicional ou endógeno, como os conhecimentos populares, camponeses ou indígenas, que passam a
ser entendidos como um conhecimento mágico, intuitivo, alternativo, exótico,
secundário ou periférico.
Nessas condições, o debate epistemológico tem fornecido uma base de entendimento dos processos que estão em curso. A questão epistemológica, mesmo
que inerente ao debate na universidade e da universidade, ainda assim tem se
colocado de diferentes formas na comunidade acadêmica, com diferentes leituras sobre a sociedade e sobre suas demandas. Muitas vezes tornando invisíveis
os processos e as relações de poder que fazem parte do campo do saber, como
mostram os estudos de perspectiva pós-colonial, desenvolvido por Santos (2008,
2009), em Portugal, e Lander (2000), na América Latina.
A proposta do paradigma emergente de Santos (1988, 2005, 2006a) como um
contraponto ao paradigma hegemônico, capitalista e colonialista, defende uma
nova relação entre ciência e ética, em que a aplicação técnica possa ser substituída pela aplicação edificante da ciência na construção de um conhecimento
prudente para uma vida decente. Como uma nova articulação entre conhecimento
científico e outras formas de conhecimento, esse é um caminho que assenta na
dupla ruptura epistemológica, privilegiando, entre outros, o reconhecimento das
experiências das vítimas e dos grupos subalternizados. Assim, como construção
epistêmica, política e social, a proposta do paradigma emergente substitui o projeto sociopolítico atual por uma nova Epistemologia do Sul (Santos, 2009; Santos,
Meneses, 2009), em que a questão do diálogo dos saberes ocupa um lugar central.
O “Sul” é uma metáfora criada por Santos (2005, p. 367-368) que significa todo
o sofrimento causado pelo capitalismo mundial em todas as suas formas de subordinação, como expropriação, supressão, silenciamento, diferenciação desigual,
etc. Portanto, o termo implica a experiência histórica de subalternização do
mundo inteiro, inclusive o Norte e o Ocidente.
A Incubadora de economia solidária:
tensões e contradições
A experiência extensionista em economia solidária aqui apresentada como
um estudo de caso é decorrente das atividades da Incubadora de Economia
Solidária da Universidade Feevale, Novo Hamburgo/RS, Brasil. A Incubadora
é um projeto de extensão, desde 2008, vinculado a Pró-Reitoria de Extensão e
Assuntos Comunitários (PROACOM), e financiado pelo Programa Nacional de
Incubadoras Universitárias (PRONINC), da Secretaria Nacional de Economia
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Historia Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
Solidária (SENAES), com recursos repassados, desde 2009, pela Financiadora de
Estudos e Projetos (FINEP).
As reflexões aqui tecidas sobre a experiência da Incubadora de Economia
Solidária da Feevale dão ênfase às atividades de incubação, apoio e formação desenvolvidas por um grupo de professores e de alunos de diversas áreas de conhecimento voltados para empreendimentos de economia solidária que atuam em
municípios da região na qual a universidade está inserida.
Cabe ressaltar que, desde a segunda metade da década de 1990, começa a se
constituir em algumas universidades brasileiras a ideia de Incubadoras de Economia Solidária, criadas junto a programas de pesquisa ou de extensão, que buscam,
entre outros objetivos, recolocar o papel social da universidade e reposicionar a
sua inserção comunitária. São ações de apoio e de valorização as experiências e
iniciativas de auto-organização, que vêm reforçar e reatualizar as dinâmicas originadas na livre associação de trabalhadores, em setores como produção, prestação
de serviços, comercialização e crédito.
No geral, tem sido difícil precisar a data de revivência do movimento dos
trabalhadores em defesa de uma outra economia (Laville, Gaiger, 2009; Singer,
2003). Este é um fenômeno social que difere em aspectos conceituais, econômicos, sociais e políticos, sendo específico a cada momento e a cada país que se
origina. Entretanto, tem sido consensual entre os autores a ideia de retomada dos
princípios básicos da economia solidária, com a autogestão, o cooperativismo e a solidariedade, associados à diversidade das lutas atuais, como a preocupação ambiental,
de gênero e de raça, entre outros, que retomam os valores da democracia e da
igualdade aplicados ao campo da produção, da comercialização, do consumo, das
finanças, ou seja, aos modos de viver.
A perspectiva política, educativa e social na retomada dos princípios do cooperativismo e da solidariedade e na luta contra as diversas formas de exclusão
tem sido o maior balizador das ações do grupo da Feevale, na Incubadora de
Economia Solidária, desde 2006. São ações de apoio aos trabalhadores e à geração de trabalho e renda que encontram a sua potência nas práticas de extensão
de abertura e diálogo com o movimento social, não só em Novo Hamburgo, mas
também na região do Vale do Sinos, área de abrangência da universidade.
Neste período de atuação, com a institucionalização como um projeto de
extensão da universidade e com o repasse financeiro da agência de fomento
externo, definem-se as condições concretas e materiais para o apoio sistemático
da Incubadora as iniciativas e aos grupos que atuam na geração de trabalho e
renda pelas práticas associativas. A abertura ao conhecimento e ao diálogo com
estas iniciativas individuais e coletivas de trabalho leva não só a outras formas de
organização econômica e social, para além do mercado capitalista, mas também
oportuniza o apoio a luta por uma outra racionalidade, o que aproxima a univerHistoria Economía Social y Solidaria en América Latina y el Caribe
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sidade das experiências locais, no fortalecimento de um outro projeto de sociedade, que busque outros modos de produzir, comercializar, consumir e viver. Ou
seja, fortalece a reinserção da universidade na sociedade como entidade de apoio
às práticas de economia solidária.
Por um lado, se a universidade encontra-se como protagonista no apoio a
auto-organização dos trabalhadores, em diferentes segmentos, como artesanato,
alimentação e reciclagem de resíduos sólidos; por outro lado, ela tem sido constantemente desafiada pela complexidade das tensões e contradições demandadas
no cotidiano do trabalho associativo e cooperativo, cada vez mais acirradas pelos processos de violência e exclusão social, principalmente se considerarmos o
empobrecimento da população, a falta de oferta de emprego e o desemprego de
longa duração, das últimas décadas.
Neste contexto, as práticas da Incubadora têm sido direcionadas aos empreendimentos que estão organizados em pequenos grupos de trabalho, comumente
formados por pessoas de baixa renda, a maioria mulheres, distribuídos notadamente nas atividades de artesanato e alimentação, a maior parte pertencente
ao município de Novo Hamburgo. Atualmente o segmento do artesanato e da
alimentação tem caracterizado o campo de atuação dos empreendimentos apoiados, porém, em outros momentos, as ações da Incubadora já estiveram voltadas
para a reciclagem de materiais sólidos, que posteriormente passa a ser assumida
por iniciativas de órgãos públicos locais. Cabe destacar que a diversidade de
atores e ações faz parte da própria dinâmica do real, principalmente no envolvimento com problemas sociais de grande complexidade que demandam por
políticas públicas e por diferentes instâncias de participação, como o caso dos
resíduos sólidos.
Por fim, ao longo desta trajetória, o foco de incubação tem incidido, sobretudo, na construção e fortalecimento dos processos de autogestão e de cooperação
dos coletivos de trabalho, tornando-se, portanto, um importante dispositivo de
articulação e representação dos trabalhadores, no âmbito econômico, político e
educacional. Para isso, tem sido fundamental a realização das Feiras de Economia
Solidária nos campi da universidade; as articulações para o fortalecimento dos
Fóruns Municipal e Regional, e dos Conselhos Municipal e Estadual de Economia Solidária. Além disso, no âmbito educativo, amplia-se a realização de oficinas
de formação em temas demandados pelos próprios empreendimentos incubados
e assessorados a partir do Núcleo de Formação da Incubadora, em parceria com
diversos cursos e projetos de extensão da universidade.
As atividades de economia solidária, no âmbito do desenvolvimento local,
têm ganhado sentido e significado, principalmente se considerarmos os efeitos
avassaladores do capital, que se globaliza de forma acelerada, retirando o emprego
de milhares de pessoas, em escala nunca vista na história da humanidade, deixan316 |
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do pouco espaço para a solidariedade e a cooperação, onde o individualismo e a
competição desenfreada rompem os vínculos sociais e coletivos, tornando inevitável a convivência com novas formas de exclusão social, política e econômica.
Nesse sentido, parece imprescindível para a sociedade, “valorizar as experiências
que nascem da auto-organização, que defendem os direitos básicos do trabalho e
que apostam na associação e em soluções coletivas, formando o lastro de experiências e de convicções morais e intelectuais” que cada vez mais são indispensáveis à construção de novos rumos para a sociedade (Laville, Gaiger, 2009, p. 162)
e, portanto, para as instituições que a constituem, como a universidade.
Considerações Finais
A universidade tem tido um papel estratégico na reflexão sobre as experiências associativas que vem sendo construídas, acumuladas e reapropriadas pelos
trabalhadores ao longo do movimento contraditório da história. A articulação
da extensão universitária com o tema da economia solidária e com as questões
teórico-práticas e metodológicas enfrentadas no cotidiano de trabalho com os
empreendimentos têm levado a uma profunda reflexão do papel da universidade
e do seu compromisso social, principalmente por elas trazerem para o debate as
implicações da racionalidade do saber e da pluralidade dos contextos nos quais
os saberes se inserem.
Com este desafio, na lógica da sociologia das ausências e da sociologia das emergências, a extensão universitária tem ganho potência ao ser compreendida como
encontro de saberes. Ou seja, como procedimento teórico-metodológico e de intervenção da universidade na sociedade, que reflete a luta contra a profunda
preocupação contra o desperdício das experiências sociais. Principalmente, ao
se relacionar com experiências que estão em curso, algumas desvalorizadas e
desacreditadas por serem invisibilizadas e inferiorizadas pela lógica dominante,
colocadas à margem e na periferia da sociedade, onde não são vistas nem consideradas relevantes por serem produzidas como “não existentes”.
A extensão é então compreendida como um caminho teórico-prático que
busca a promoção do diálogo entre o saber científico ou humanístico que a universidade produz e a diversidade de saberes que nasce na sociedade, distanciando-se, portanto, da ideia da prestação de serviços e da aplicação técnica a setores
estratégicos da sociedade. Portanto, sob o ponto de vista da lógica emancipatória,
a opção pelo encontro de saberes tem evidenciado uma forma educativa de
resistência ao saber predominante na relação com a sociedade, levando a problematização das relações de reconhecimento (legitimação) e de poder (tensões e
contradições) inerentes ao campo do saber.
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