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El pensamiento social latinoamericano y el caso de la sociología en México. El desarrollo de
América Latina y de México hasta el siglo XXI
Autor(a): Istar Vignal Novelo
Seudónimo: Tunisia
Desarrollo:
Dentro de este ensayo de carácter histórico y socioeconómico, trataremos de entender la forma en la
cual surgió el desarrollismo en América Latina a fin de subrayar su difícil condición de dependencia y
su dualismo estructural debido a su posición geopolítica así como, comprender de qué manera se
vincula y difiere del pensamiento social mexicano. En una segunda instancia, destacaremos el
desarrollo de la sociología en México para poder relacionarlo con las corrientes latinoamericanas de
pensamiento social y entender cuáles son los retos del siglo XXI.
En primer lugar, hay que mencionar que la reorganización política después de la derrota de las
estructuras oligárquicas de la conquista dio pauta a una serie de confrontaciones violentas debido a la
caída de las estructuras dominantes o las crisis económicas gestadas que implicaban una
transformación hacía los intereses de la clase capaz de manejar la economía. Asimismo, se empiezan a
difundir corrientes ideológicas, provenientes de Europa hacía finales del siglo XIX, como el
anarquismo o el marxismo con la idea de luchas de clases como primer potencial conflictivo en la
sociedad latinoamericana por sus estructuras productivas. Empero, muchas de esas ideas nunca
fructificaron ya que el término de clase implica un valor cualitativo como el proletariado en Europa, lo
cual no existía en sí dentro del contexto latinoamericano. En México por ejemplo, las masas fueron
objeto de manipulación política por parte del Estado quien las controló fuertemente hasta la
Revolución. A posteriori de las luchas antioligárquicas, el fenómeno social que surge a través de
América Latina es indudablemente producto de la solidaridad: clase media, trabajadora e intelectual se
unen en contra de la oligarquía logrando una lucha de varios sectores sociales integralmente en adversa
de un enemigo común.
Así, empezó a desarrollarse una estructura corporativa y trabajadora por medio de partidos sociales y a
veces con tintes anarquistas: en Uruguay, los socialdemócratas intentaron crear una representación más
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definida hacía la concepción de clases mientras que en otros partidos más flokclasistas o políticoliberales se quería ampliar la participación política de la población para consolidar una democracia. En
México, el anarquismo tuvo su expresión con la figura de Ricardo Flores Magón. Esta nueva tendencia
ideológica logró fomentar un concepto llamado populismo orientado hacía el deseo de ver una alianza
y una política estatal que defiende la reinversión del capital para el país y no hacía afuera. Además, el
populismo es una corriente nacionalista que quiere ver un capitalismo más moderno y distributivo
enfocado en un mercado interno, una necesidad de industrializarse, un corporativismo eficaz y un
estado de intervención entre otras cosas a fin de que haya un desarrollo homogéneo en la sociedad.
Por consecuencia, se comenzó a manifestar un desarrollo popular paralelo al desarrollo de una
conciencia de organización uniforme del pueblo que a partir de 1930 creó expectativas de poder en la
sociedad de masas y dio pie a una lucha popular reaccionaria. Asimismo, nace una discusión polémica
en términos de cual debería ser la política económica a seguir en América Latina para utilizar el
potencial nacional y desarrollar economía junto con sociedad. Esta teoría denominada desarrollismo
consiste en impulsar integralmente lo social, cultural, nutricional, educacional así como el ingreso a fin
de obtener una economía capaz de generar capitales para las necesidades de cada nación.
La
educación superior se logró expandir y dejó de ser una inconveniencia al Estado: se crea la Facultad de
Economía y la de Ciencias Políticas y Sociales así como la meritocracia empezó a tomar importancia.
Por primera vez, una posibilidad de desarrollo parecía realista y hacía finales de los cuarentas se crea
la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL).
Sin embargo, para 1960 en pleno contexto de Guerra Fría, los desarrollistas hacen prueba de falta de
decisiones políticas capaces de llevar a cabo un proyecto de Estado justo y con respeto a los derechos
humanos a fin de obtener un capital social suficiente para el desarrollo de las infraestructuras básicas
en Latinoamérica. Este hecho se debe en gran parte al surgimiento de la concepción neoliberal la cual
tiene que derrumbar cualquier obstáculo que podría limitar una entrada de capital: para esa época los
EUA parecían tener todo el control político y económico sobre América Latina gracias a su política de
seguridad nacional y lucha en contra del comunismo. Además, los cincuentas se habían marcado por
los numerosos tratados hechos por los EUA, época llamada la pactomanía y simbólica de una
verdadera histeria colectiva hacía el comunismo, el terror de la época. Por consecuencia, los aportes
financieros y los acuerdos de defensa hechos con países latinoamericanos como el Pacto de Río de
Janeiro, le permitió a los norteamericanos tomar posesión sobre el control armamentista y los tipos de
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armas traficados en el continente. Por ejemplo, la Escuela de las Américas es su gran reflejo, así como
el canal de Panamá.
Paralelamente, se crea la Organización de Estados Americanos (OEA) con los EUA al centro, lo cual
enfatiza el número de instituciones internacionales y de becas proporcionadas para estudiantes. Este
último hecho le permite a muchos estudiantes estudiar en los EUA lo cual fomenta la idea del
panamericanismo consistente en teoría para todas las naciones en el continente. Aunque la teoría en sí
no se realizó a un nivel ideológico más trascendental, el panamericanismo permitió el desarrollo de
inmensos kilómetros de vías férreas como forma de facilitar el comercio y los medios de transporte de
las mercancías entre los diferentes países latinoamericanos. Empero cuando el mercado de
Norteamérica se abre para América Latina, no cabe duda que los EUA lo hacen con intenciones de
explotación ya que implica la aniquilación de las intenciones desarrollistas.
Por otro lado, en el plano político, se estaba viviendo un periodo de persecuciones por el comunismo y
movimientos de reivindicaciones hacia los campos de concentración así como la situación de los
presos políticos ya que no se pensó posible más sufrimiento después de los horrores de la Segunda
Guerra Mundial. Asimismo, cuando América Latina surge como un posible terreno de influencia del
bloque oriental, los EUA toman medidas drásticas frente al miedo de su contagio con la izquierda. Las
posibilidades para un proyecto desarrollista en el ámbito internacional parecían pocas y la realidad
imperante demostró que la integración de América Latina había servido más para su represión que por
su propio desarrollo. Además, si la oligarquía muy europeizada de antes todavía mantenía su
populismo nacional, pues la mayoría de los presidentes latinoamericanos de la época habían estudiado
en los EUA y por lo tanto, compartían la ideología neoliberal. Esta tendencia tuvo una penetración
sociocultural amplia y hacía finales de los cincuentas, la posibilidad desarrollista detenta un
agotamiento notorio.
Sin duda, hay que subrayar que los problemas de integración de América Latina para su
desarrollo fueron causados por la misma presión de los EUA: hacía los sesentas, su integración por la
inserción de las transnacionales aumenta los enclaves del capitalismo. Los problemas de desarrollo
eran los mismos que los de la conquista, solamente a otra escala, se utilizaban y se producían cosas no
siempre necesarias para la población. La producción estaba orientada hacía un mercado externo y las
inversiones de capitales extranjeros eran inagotables, además, el manejo de la tecnología no estaba
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infundida; América Latina no poseía la maquinaria adecuada para competir con el mercado
internacional lo cual, la obligaba a importar maquinaría. Este fenómeno recurrente, parece ser de
carácter histórico, hecho que ha marcado al continente y ha compenetrado la cultura así como la vida
cotidiana.
Económicamente, se podría explicar por las áreas de enclave que empezaron a definir la dirección de
los Estados: muchas veces, las disputas entre las áreas tradicionales que querían resguardar su
autonomía y las modernas orientadas hacía el mercado internacional, dieron pauta a severas
confrontaciones y golpes de Estado siempre resueltos por la vía autoritaria. Además, en términos de
comercio nacional, las normas de origen le imponían a las exportaciones de las transnacionales un
porcentaje del producto nacional que se tenía que quedar en el país. Empero, esta regla se corrompió
rápidamente favoreciendo al capital exterior de las transnacionales sumándose al hecho que ya
contaban con mano de obra barata y usaban espacios de más beneficio económico. Indudablemente, la
economía estaba en manos de intereses ajenos y alejados de las necesidades reales de la población.
Hacía los sesentas, con el porcentaje de las transnacionales en las economías nacionales ya
dependientes, la sociedad toma conciencia de su condición y la revolución se hace presente en
América Latina.
Gracias al triunfo de la revolución cubana, surgieron novedades políticas y por consecuencia se
despertó una gran inquietud a través del continente latinoamericano: el impacto social que tuvo este
proyecto contestatario se debe en parte por el hecho que obtuvieran el poder por las armas, recibiendo
un gran apoyo social y hasta del ejército a través de la vía de la guerrilla. Asimismo, se empezaron a
formar por todas partes guerrillas (este fenómeno también es conocido por foquismo) bajo el modelo
cubano como la experiencia venezolana, peruviana o boliviana entre muchas otras, y luchas políticas
armadas que eventualmente derrotarán a dictadores y lideres superimpuestos quienes beneficiaban
directamente a su liderazgo en vez de la estructura social y las condiciones del país. No cabe duda que
América Latina vivió de las épocas más sanguinarias (ejecuciones y desaparecidos), corruptas e
injustas (represión política y autoritarismo) en términos de derechos humanos. Los golpes de Estado
fueron consecuencias directas de la Guerra Fría y de la política de Nixon y Kissinger quienes deseaban
liquidar cualquier generación socialista. El objetivo consistía en la eliminación física de cualquier
riego de contagio al comunismo (guerra sucia) y persecuciones con sentido científico durante las
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cuales se mataban los intermedios con el pueblo y no los dirigentes de alto mando. Esta política afectó
a las cadenas generacionales y surgieron vacíos poblacionales en cuanto a las edades.
Hacía mediados de los sesentas se intentó explicar la realidad dominante equiparadamente al
desarrollismo; en búsqueda de una explicación de las causas del subdesarrollo que crean el descontento
social y el por qué del fracaso de los modelos desarrollistas. Surgió una polémica para las épocas
posteriores aún vigente hoy en día: la teoría de la dependencia. Esta teoría puso en evidencia el
desarrollo del subdesarrollo bajo la concepción centro-periferias que destaca al crecimiento y
expansión de un país al detrimento de otro: situación permanente en América Latina desde la
conquista. ¿Será que el subdesarrollo de América Latina es para muchos países, una condición en vez
de una etapa? Muchos pensadores como Gunder Frank refuncionalizaron la teoría de la dependencia
bajo el modelo del dualismo estructural que destaca al subdesarrollo como consecuencia de las
estructuras socioeconómicas contrapuestas: si existen intereses distintos, no habrá consenso social.
Asimismo, se forma la visión de un mundo más abierto a la cultura y las necesidades sociales, se
quiere integrar a los indígenas también. Por ejemplo, en Perú y Bolivia se desarrolló un proyecto de
nacionalismo popular progresista acentuando a la población indígena como grupo dominante y
gobernante en la sociedad (vertientes de ésta política llevaría a Evo Morales a la presidencia de Bolivia
décadas después). Podríamos mencionar que hacía 1970 con la radicalización de la política
norteamericana por las expectativas populares y el peligro de reconstrucción de los grupos alternos
surge otra temática en relación con la teoría de la dependencia; la de los derechos humanos.
El relieve puesto sobre los derechos humanos se debió fundamentalmente a la movilización de las
poblaciones latinoamericanas forzadas al exilio económico que implicaba la fuga de personas que
habían participado en una actividad de proyecto popular y estaban inscritas en una lista negra que no
les permitía volver a encontrar trabajo. La transferencia masiva de más de cincuenta mil exiliados tuvo
sus efectos perversos en la sociedad: el tejido social se desarticula en el país de origen como en él de
llegada (Europa o Canadá). Se intentó hacer un ejercicio autoritario para reestablecer la capacidad de
dominación refuncionalizando las intenciones políticas y la formación de agrupaciones sociopolíticas
de América Latina, cosa que solamente agravó el no respeto hacía los derechos humanos. Los setentas
se impregnaron de estrategias muy radicales con apoyo del sector conservador (apoyado a su vez por
los EUA) que llevaron al asesinato de grandes dirigentes como el general Torres en Bolivia por
ejemplo así como la desaparición de miles de personas.
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Por otra parte, hubo mucho saqueo y enriquecimiento de las fuerzas policíacas quienes encautaban
bienes para hacerse ricos rápidamente. Otro ejemplo del abuso de poder podría ser el famoso Plan
Cóndor concebido por Pinochet como un proyecto de la policía política a fin de unificar la represión
policíaca en Chile, Uruguay, Argentina y Bolivia entre otros. Este plan llevó a la desaparición y
asesinato de miles personas de las cuales muchas están todavía confinadas al anonimato. La
unificación de la represión entre distintas naciones permitió aún más esconder la identidad de los
asesinos ya que un cuerpo chileno se podía encontrar en Argentina así como miles de niños fueron
víctimas de secuestro para ser llevados a otros países, situación que persiste hoy en día.
El problema de desarrollo en América Latina siempre pareció estar sujeto al problema del cambio
democrático por la coalición de las fuerzas internas conservadores con las externas norteamericanas.
La fragilidad democrática y la poca posibilidad de resistencia al autoritarismo dieron pauta al
resquebrajamiento de las instituciones y sociedades democráticas que sin el apoyo norteamericano
estaban condenadas a morir. En México, país que no fue marcado por una dictadura de Estado sino por
una de partido, también manifestó grandes movimientos sociales fuertemente reprimidos como el
famoso 02 de octubre de 1969 en Tlatelolco o la huelga de maestros y obreros. Asimismo, la política
que se vivía en América Latina nunca propuso una redistribución equitativa de la riqueza sino que al
contrario, cuando se incorporaban proyectos liberales no hubo replica en contra de la privatización:
siempre se benefició el treinta por ciento de la población en detrimento de los otros setenta.
Consecuentemente, el conservadurismo latinoamericano fue denominado consumo conspicuo ya que
beneficiaba deliberadamente a la clase privilegiada por el comercio exterior mientras que los pequeños
y medianos comerciante ni siquiera tuvieron la oportunidad de competir en contra de las grandes
corporaciones transnacionales y el ritmo de crecimiento tecnológico de los países primermundistas.
A partir de los setentas, con la destrucción de las organizaciones corporativistas y sindicales por parte
del autoritarismo ultraconservador surgió una lucha por los derechos humanos cada vez más fuerte que
se vinculó a través de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) nacientes. Las ONG lograron
reemplazar al sindicalismo y las corporaciones que habían quedado ilegalizados apoyando asimismo a
los derechos indígenas con redes de solidaridad europeas. Podríamos subrayar que el problema
desarrollista latinoamericano siempre ha estado estrechamente vinculado al problema de la democracia
tutelada y la forma de la cual se ha desarrollado el control político. Además, el proceso de
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debilitamiento institucional ha llevado a arrasar con los principios básicos sobre él por qué existe la
institución denunciando de esa forma el deterioro de la confianza pública como fenómeno
generalizado. El abuso del poder y el uso discriminado del judicial han conciliado el uso pragmático
desprovisto de la responsabilidad política. En un continente en donde más de la mitad de la población
requiere de un apoyo estatal para poder sobrevivir, esta manera de gobernar solamente ha empeorado
la vida cotidiana y esta situación sigue vigente actualmente.
Podríamos enfatizar que desde el dominio político heredero de la conquista y las formas de gobierno
como las relaciones entre propietarios y trabajadores siempre ha existido una brecha en el sistema de
direcciones de los países latinoamericanos. Además, los grandes sistemas de exclusión económica,
sociocultural y las cuestiones ciudadanas siempre han estado presentes ya que el subdesarrollo de un
país depende del desarrollo de otro (EUA notablemente). Sin embargo, se ha querido plantear un
sistema redistributivo del gasto social a fin de fomentar un modelo económico de industrialización
capaz de reemplazar los capitales extranjeros con un consumo verdadero a nivel nacional y una
inversión en la industria pesada capacitada para generar un beneficio nacional. Desgraciadamente, la
falta de cohesión política entre los gobernantes hace que América Latina sufra de una incapacidad
política en cuanto a la posible integración de los mercados nacionales equiparadamente a sus recursos
naturales: por esto quiero decir que nuestro continente es y siempre ha sido lo suficientemente dotado
para sustentarse a si mismo pero ha sido sujeto a un circulo vicioso de intereses.
Ahora bien, entendiendo la situación de desarrollo latinoamericano, podemos en una segunda
instancia enfocarnos en el desarrollo de la sociología en México que sin duda fue influenciado por la
situación de dependencia y lo dicho previamente. Así, la sociología en México tiene una forma
particular de concebir la relación con la sociedad dado que depende del proceso de interpretación. El
contexto de desarrollo de la sociología mexicana se da bajo el clima político de la Guerra Fría y
durante un periodo de grandes transformaciones sociales en el país, América Latina y el mundo. Previo
al periodo, se crea en 1929, el Instituto de Investigaciones Sociales y se empieza a dar la lucha por la
autonomía de la universidad frente a una sociedad en convulsión después de la Revolución y la guerra
cristera. Para 1940, José María Vasconcelos empieza a promover el saber universal a través del
proyecto socialista de la época pero llevó a la intromisión del gobierno en la educación y el Estado
tomó un papel regulador en la educación socialista con vocación universalista.
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Frente a las demandas sociales de un proyecto de modernización se creó el Instituto Politécnico
Nacional como la universidad científica de la moderna industria. El concepto de autonomía surgió de
cara a la guerra cristera y el Instituto de Investigaciones Sociales empezó a promover los estudios de lo
social mientras que el aparato estatal tomó más fuerza con el populismo del PRI. Así, desde 1940 hacía
adelante se da una etapa de conformación de identidad disciplinaria con el impulso de la investigación
por ejemplo. El departamento de agrarismo y antropología (INAH) se hizo más relevante por la
magnitud de la población indígena. La instrucción se daba bajo la visión elitista de las clases pensantes
y surgió la alfabetización como proceso de integración de esa visión. Empero, la sociología era todavía
muy precaria, en sí no existía puesto que eran más bien abogados y politólogos enfocados en la
sociedad quienes vinculaban el pensamiento social.
La sociología en México vino de la vertiente de la filosofía del discurso humanista frente al
positivismo para esclarecer las causas de la ciencia y sus principios (mecanismos, causantes). Alfonso
Caso fue de los primeros en subrayar el libre albedrío con su obra El ateneo de la juventud que trata
sobre la emancipación de la filosofía humanista y la posibilidad de lucha social. El pensamiento social
mexicano también fue influenciado por la educación y la defensa de lo humanista, se institucionalizó la
metodología básica de la formación científica-social hacía principio de los años veinte. La
preocupación por una metodología en las ciencias sociales le dio una concepción unitaria a la ciencia y
una formación científica a la sociología de carácter ya formativo.
El desarrollo de la sociología en México fue marcado por un periodo de investigación que va de 1939 a
1950. Los años sesentas se manifestaron con el crecimiento de la estructura institucional para dar pie
en los setentas a una política científica. La Revista Mexicana de Sociología se publica por primera vez
en 1939 por el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
(IISUNAM). El periodo histórico se caracteriza por una época de estabilidad política y de desarrollo
dentro del cual las ciencias sociales empezaron a ser consideradas como disciplinas necesarias para el
mismo desarrollo nacional. La sociología en México influenciada en sus principios por el positivismo
y la teoría de los tres estados de desarrollo de Augusto Comte destacó que el conocimiento y el
pensamiento liberal permitían formular soluciones a problemas nacionales. Después llegó la corriente
del funcionalismo vinculado por Emile Durkheim. Asimismo, se dejó de estudiar el progreso y las
ciencias sociales se enfocaron en destacar el orden social, las funciones de los hechos sociales y la
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solidaridad. Talcott Parsons tuvo igualmente una gran influencia en América Latina priorizando el
estudio del mantenimiento del orden social muy necesitado en dicho periodo histórico
A pesar del predominio del positivismo y del funcionalismo, la sociología en México estuvo abierta a
las diferentes corrientes de pensamiento del momento: se buscaba una visión más holística para que
pudiera abarcar toda la sociedad. Se empezó a dar un debate entre el enfoque formalista y la línea
humanista del pensamiento social preocupada por la unidad latinoamericana, el indigenismo y el
imperialismo norteamericano. No fue hasta la década de los cincuentas que la sociología en México
encontró un camino delimitado dándole así un horizonte rico y amplio a la disciplina. El proceso de
cuestionamiento aportado por la generalización de una crisis en el funcionalismo engendró una ruptura
disciplinaria a la vez que difundió estándares de evaluación y una metodología más estructurada. El
interés por técnicas como el muestreo, la entrevista, las tipologías y taxonomías aumentaron
significativamente por consecuencia del predominio de la sociología norteamericana en la posguerra.
La estabilidad y la tranquilidad, la modernización y el desarrollo que experimentó México en los años
de posguerra se denominaron como el milagro mexicano. Sin embargo, el final de la década se
caracterizó por el auge de movilizaciones sociales inspiradas en las luchas de liberación nacional, el
triunfo de la Revolución cubana y la Guerra Fría. Paralelamente se empezó a desarrollar una sociología
más crítica enfocada en aspectos de macro escala bajo la influencia de la escuela de Frankfurt.
Consecuentemente en los años sesentas, la sociología en México se enfocó en los problemas sociales
surgidos en el país y el gran malestar cultural latente en América Latina. La teoría de la dependencia,
el subdesarrollo y el desarrollismo se explicaron a través de conceptos como el imperialismo, el
colonialismo y la sociedad dual. Notablemente, Pablo González Casanova, Bagú y Romero así como
Puiggos entre otros crearon ese nuevo enfoque en el pensamiento social. La CEPAL jugó un papel
importante en la difusión del pensamiento social latinoamericano aunque a veces muy criticada por el
énfasis puesto en la sustitución de importaciones y la creación de inversiones extrajeras que podría
crea riqueza pero no siempre equidad socioeconómica.
Frente al fuerte nacionalismo de la época surgieron teorías de desarrollo y dependencia como lo hemos
explicitado en la primera parte: por todas partes nacieron movimientos guerrilleros, estudiantiles y se
pensó la teología de la liberación. El enfoque sociológico pasó del orden social al cambio social y
desarrollo. Los años sesentas fueron sin duda marcados por la creación de grandes obras y de
pensadores sociales como Daniel Cosío Villegas, Jesús Silva Herzog, Pablo González Casanova entre
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mexicanos y Theotonio Dos Santos, Gunder Frank, Cardoso, Boff y Boff, así como Rodolfo
Stravenhagen entre muchos otros.
Hacía finales de los setentas, las condiciones económicas de México se revirtieron, el mercado interno
se vio perjudicado, las importaciones aumentaron y la deuda nacional también. Por consecuencia, el
pensamiento social mexicano dejó de ver hacía el exterior para enfocarse en la realidad imperante en la
cual se encontraba el país. Frente a los golpes de Estado y la caída de gobiernos populistas que habían
luchado en contra de las dictaduras, se divulgo un sentimiento de derrota entre los científicos sociales
al percatarse que la democracia, los derechos humanos y el desarrollo eran ilusorios frente a las
potencias imperialistas. La sociología propuso un cambio de paradigma hacía teorías más concretas
frente a las crisis económicas que se vivían uniformemente en toda América Latina.
Los años ochentas se marcaron por una sociología más enfocada en lo regional para contribuir a la
resolución de problemas locales propiciando el estudio a micro escala dado que lo macro había perdido
relevancia frente las dificultades de cohesión social. Las investigaciones sociales se centraron en casos
específicos de la sociedad, la política y la economía. Para 1982, la crisis económica estalló de nuevo
con más fuerza, fracasó el proyecto nacional de industrialización y se abrieron las puertas a las
políticas neoliberales. Las ciencias sociales se enfocaron en los hechos más concretos aprovechando el
legado histórico y modernizando la ciencia. Para 1990, el enfoque volvió la mirada hacía la
marginalidad rural y urbana, se empezó a vincular una sociología urbana fundamentalmente con
Manuel Castells. Junto con la crisis política y la época del salinato, la democracia se convirtió en un
tema importante para la sociología equiparadamente al auge de fuerzas sociales que luchaban por una
política más transparente y justa. De esta manera se enfatizó la participación social a la vez que
surgieron nuevos movimientos sociales de gran relevancia como el EZLN en 1994 por ejemplo.
Hoy en día, la sociología en México se encuentra frente una pluralidad de perspectivas aportadas por
las múltiples identidades existentes en el país. El proceso de modernización se acompaño sin duda de
un proceso de concientización frente al aislamiento de muchas comunidades en el país. Empero como
las políticas públicas no hacen mucho para reforzar la solidaridad frente a la pobreza, el sistema formal
debería ampliarse para entender las múltiples identidades existentes. Hasta la fecha, si no se le puede
otorgar ayuda a una comunidad, el gobierno le da autonomía desaprovechando el capital social y
perjudicando la integridad social. La sociedad mexicana contemporánea se vincula con un ritmo
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político vertiginoso dado que se ha debilitado la soberanía notablemente con los acontecimientos
políticos pasados (elecciones 2006). Incontestablemente, la sociología se ha enfocado en los perfiles de
la transformación de los actores sociales y la sociedad civil se ha hecho cada vez más presente frente a
las vivencias de las polarizaciones políticas (PAN vs. PRD).
A manera de conclusión, podríamos decir que la sociología en México es principalmente crítica
y se concentra en entender los grandes cambios de la actualidad para poder desarrollar modelos
sociales mas afines con la realidad del país. Dado que el mercado está al centro de las sociedades, el
gobierno debería de ser más cuidadoso a fin de evitar repercusiones en el sistema político.
Indudablemente, el modelo de sociedad necesita ser replanteado hacía desenlaces mas acordes con las
necesidades humanas como el bienestar por ejemplo. Frente al conflicto, la crisis y el caos causados
por las elecciones, los ejes analíticos de la sociología se tornaron hacia propuestas alternativas a favor
de una política legitimada por la integridad de la sociedad. Donde hay integridad, hay cohesión, un
hecho que las ciencias sociales siempre han explicitado. Sin duda la creación de un cambio
significativo que tenga al bienestar y la equidad como valores fundamentales para la nación será el
gran reto de la sociología mexicana a lo largo del siglo XXI.
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