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Col—lectiu de Treball Social de Ca Revolta
Por una Carta Valenciana de Derechos Sociales como
proceso de construcción de la Ciudadanía Social Comunitaria
Índice
Página
Los derechos sociales bajo el capitalismo. Una lectura crítica .................................. 3
Carta Valenciana de Derechos Sociales:
ciudadanía social y regeneración comunitaria ......................................................... 4
Carta Valenciana de Derechos Sociales:
aspectos centrales de la ciudadanía social, derechos sociales y garantías................. 7
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Col—lectiu de Treball Social de Ca Revolta
Por una Carta Valenciana de Derechos Sociales como
proceso de construcción de la Ciudadanía Social Comunitaria
Los derechos sociales bajo el capitalismo. Una lectura crítica
La desposesión original de los medios necesarios para la producción de la propia vida
y la constatación de que el desarrollo del capitalismo va comprometiendo, cada vez
más, las bases materiales y sociales de la existencia humana, conduce a la
ciudadanía a desplegar una estrategia básica de defensa: exigir al Estado la
instauración de derechos sociales que supongan una protección frente a los
crecientes riesgos impuestos por los poderes económicos. La historia de los derechos
sociales es, así, la historia de la lucha social y política contra la lógica desposeedora
del capital.
En el marco de esta dinámica de crecientes cotas de desposesión a las que se
oponen mayores exigencias sociales, y tras la feroz crisis de legitimidad del
capitalismo al término de la Segunda Gran Guerra, se crea en Europa un nuevo
modelo social. El Estado del Bienestar es concebido como un gran contrato social por
el cual, a cambio de la paz social, el capital accede a socializar parte de sus
beneficios en la forma de mayores rentas salariales y mediante derechos sociales y
económicos. La novedad histórica desde el punto de vista no sólo económico y
político, sino también desde la perspectiva cultural y sociológica, es la emergencia de
la nueva ciudadanía social europea, integrada por una clase media asalariada
destinada a cumplir dos funciones decisivas para la legitimación de las renovadas
democracias capitalistas:
– Desde la perspectiva política, es un formidable elemento de estabilidad.
– Desde la perspectiva económica, conforma una sólida demanda solvente
capaz de consumir la creciente producción de la economía de mercado y
limitar la tradicional tendencia a la crisis del capitalismo.
Derivada de la aparición de esta nueva clase media asalariada, y con una influencia
decisiva para la subjetividad de la población, tienen lugar tres fenómenos clave del
proceso de legitimación:
1) El nacimiento de una sociedad en la que la capacidad de consumo se
convierte en el criterio exclusivo del éxito o el fracaso social.
2) La clase media se convierte en un referente normativo de normalidad social y
corrección cívica. Pobres y excluidos sociales lo son por su personal ineptitud
para la vida social en un modelo que se pretende correcto.
3) Nueva forma reconfigurada del patriarcado doméstico, en el que subsisten,
renovados, los principios de la dominación masculina.
La era dorada del capitalismo europeo no sólo invisibiliza gran parte de estos
procesos, sino que oculta su fundamento último: una división del trabajo en la escala
internacional y una estructura de la propiedad y control de los recursos globales que
han supuesto un gravísimo expolio de los pueblos de las naciones periféricas, así
como su explotación humana, cultural y ecológica.
La hegemonía del discurso posibilista del fin de la historia, según el cual no existen
alternativas a las democracias capitalistas, cala en todos los ámbitos. La cultura del
consenso mal entendido, la institucionalización de fuerzas políticas y sindicales con
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su consiguiente compenetración con intereses económicos y corporativos otrora
antagónicos, conducen a una amplia conciencia colectiva de autocomplacencia, con
el resultado de fuertes lealtades a la sociedad de mercado que concluyen en la más
descorazonadora desmovilización social.
Por otra parte, la creación de las organizaciones políticas y económicas
supranacionales y los procesos de cesión a ellas de la soberanía nacional crea el
escenario geopolítico para la nueva fase del capitalismo transnacional y financiero.
Se inicia un macroproceso de regresión social (desregulación laboral y retroceso en
las conquistas sociales) que se presenta como la única vía que podría posibilitar que
las economías centrales mantuvieran su posición dominante en el mercado global.
Nace así la era neoliberal, que conduce a una nueva ola de desposesión capitalista:
la crisis del Estado del Bienestar.
Observamos, pues, que el balance de la histórica interacción antagónica entre el
desarrollo del capitalismo y los procesos de conquista de los derechos sociales no es
satisfactorio y las crisis cíclicas del sistema económico actual lo ponen, de tanto en
tanto, de actualidad:
– Destrucción de la diversidad social y cultural.
– Formación de largos circuitos de intercambio que han desplazado formas de
producción locales ajustadas social y medioambientalmente.
– Destrucción de las formas de cooperación social y de apoyo mutuo forjadas
por la evolución social en los diferentes ámbitos de la vida.
– Mercantilización de toda forma de relación social, incluyendo las relaciones
proveedoras de afectos y cuidados, significado y pertenencia; incapacitando a
las comunidades humanas para crear y recrear vínculos propios.
– Externalización sistemática de los costes medioambientales de la producción
mercantil, comprometiendo progresivamente la capacidad de los ecosistemas
para satisfacer las funciones básicas de provisión de recursos, de sumidero
(absorber y regenerar residuos) y de hábitat.
En definitiva, un balance que puede resumirse en el resultado de una alta
inhabilitación humana para crear y recrear su propia vida.
Carta Valenciana de Derechos Sociales,
ciudadanía social y regeneración comunitaria
Proponemos a la sociedad valenciana la puesta en marcha de un proceso político y
social de construcción de una Carta Valenciana de Derechos Sociales que empodere
a la ciudadanía y a sus comunidades, al punto de que permita ser concebida como
un instrumento para la transformación social emancipadora. Una Carta que:
– Subordine cualquier tipo de política económica, fiscal, laboral o social, a la
efectiva realización de los derechos en ella contenidos.
– Articule y garantice una ciudadanía social y económica efectiva que, además
de constituir la base de una existencia digna, nos permita ejercer el control de
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proceso de construcción de la Ciudadanía Social Comunitaria
las decisiones políticas que afectan al devenir de la vida de las personas, los
grupos y las comunidades.
– Garantice la base material para el ejercicio de los derechos formalmente
reconocidos.
– Articule un proceso de regeneración comunitaria y de reapropiación de los
recursos, del espacio social, cultural y de los conocimientos, orientado a
superar las estructuras de dominación clasista y patriarcal.
– Que reconozca y valore la diversidad y pluralidad humana en todas sus
dimensiones y alcances, sean éstas de edad, etnia, género, orientación sexual,
salud, ideas o capacidad económica.
– Que, iniciada y promovida desde la base, sea fruto de un proceso horizontal y
radicalmente igualitario. Todo ello mediante formas de acción colectiva
articuladas desde lo local hacia niveles superiores de la acción sociopolítica.
Proponemos huir de la tentación de fijar el objetivo en la obtención de un mero texto
normativo. Situamos el valor de la Carta Valenciana de Derechos Sociales en el
propio proceso de la conquista social, por cuanto este proceso debe ser estímulo y
oportunidad para la reflexión crítica y la toma de conciencia, así como la ocasión
para la creación y recuperación de los vínculos comunitarios, y el activismo social.
En consonancia con todo esto, proponemos que el proceso se inicie con la apertura
de un amplio debate sobre el ideal comunitario íntimamente ligado a la plena
ciudadanía social, el cual ha de servir permanentemente de referente para valorar la
consecución de los fines planteados:
• Un ideal de comunidad que realice un principio de desmercantilización y de
despatriarcalización de las relaciones humanas, en el sentido de que sean
predominantes en la acción individual y colectiva las motivaciones y actitudes
igualitarias, pro-sociales, altruistas y cooperativas, generadoras de bien
común, confianza social y apoyo mutuo.
• Un ideal de comunidad que busque la generación de las condiciones
necesarias para la eliminación de las desigualdades entre mujeres y hombres
y redefina todas las situaciones desde la perspectiva de género.
• Un ideal de comunidad fundamentado en la acción comunicativa; en la que
las personas buscan entenderse, negociando una definición de la situación,
de forma argumental, para poder coordinar de común acuerdo sus acciones.
• Un ideal de comunidad que garantice un ámbito propio y autónomo de la
persona en su diversidad.
Algunas notas características adicionales de este ideal de comunidad son:
• La autonomía personal junto a la colectiva ha de estar en la base de cualquier
proyecto comunitario radicalmente democrático e inclusivo.
• La acción comunitaria reconoce el conflicto de un modo natural y no
criminalizador; como un hecho consustancial a las personas que no debe ser
negado y que ha de ser percibido como una fuente de oportunidad. Son
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constitutivas de la acción comunitaria las actitudes basadas en la prevención;
en el reconocimiento, el fomento y la validez de la diversidad; y en la nocompetitividad, entre otras.
• La comunidad, lo es, en tanto que puede permitir la socialización de los
recursos y comprometerse con la universalidad en el acceso a los mismos.
• La regeneración comunitaria ha de implicar el empoderamiento de las
comunidades y su capacitación para incidir significativamente en las escalas
intermedia y global.
• Lo colectivo y lo común ha de ser el ámbito natural para el enfoque y la
resolución de los problemas. La acción comunitaria debe denunciar las pautas
de desmontaje de los asideros colectivos de la persona, así como aquellas
otras que invisibilizan las dimensiones compartidas de los problemas sociales.
Debe denunciar, también, la lógica individualista de las responsabilidades,
fundamento de la ideología del éxito/fracaso que, combinada con la cultura
del miedo, está en la base de crecientes niveles de criminalización,
estigmatización y represión.
• La acción comunitaria debe permitir a las colectividades transitar de una
identidad de resistencia a otra identidad de proyecto. La primera es reactiva,
en tanto que la segunda habilita la articulación de proyectos democráticos de
participación ciudadana en clave transformadora.
• Una comunidad consustancial con la construcción de una ciudadanía plena en
la que las personas no son receptoras pasivas de ayudas y prestaciones, sino
agentes de su propio cambio. Los derechos sociales genuinos deben ser
instrumentos de activación sociopolítica y comunitaria.
• La identidad colectiva es una condición necesaria para la formación del sujeto
colectivo comunitario y para la existencia de la propia comunidad. Para ello,
se necesita crear las condiciones necesarias para el mantenimiento de las
redes naturales, de apoyo mutuo, referencias comunes, reapropiación de los
espacios públicos y de las redes formales, sin que ello signifique identificar a
la comunidad con un ente de intereses homogéneos, sino todo lo contrario, la
comunidad ha de considerar la pluralidad cultural, de actores e intereses
diversos, de usos y costumbres también diversos y todo ello en una
perspectiva de inclusión social de cada persona o grupo que conforma una
comunidad humana.
• La acción comunitaria aspira a avanzar todo lo posible en los procesos de
desprofesionalización y destecnificación y evitar, con ello, la delegación en los
técnicos para la resolución de todos y cada uno de los problemas que puedan
aparecer en el devenir de la convivencia comunitaria. Para ello es preciso
incorporar pautas de democracia directa e inclusiva; reconocer y respetar la
multiplicidad de los niveles y espacios de decisión.
• El hecho comunitario no es posible sin el reconocimiento del derecho a
decidir como derecho colectivo primordial. Las comunidades deben ser el
contrapoder de los grandes poderes políticos y económicos, al punto de
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poder influir decisivamente en sus decisiones, e incluso de poder vetar
proyectos antisociales o que atenten contra la propia articulación de la
comunidad.
• La acción comunitaria exige reconocer el valor y la validez del conocimiento
que la vivencia cotidiana proporciona a las personas, así como criticar el mito
de la superioridad del conocimiento experto.
• La educación popular mediante la acción cultural y la reflexión crítica es una
de las principales acciones comunitarias. Debe integrarse de procesos de
búsqueda de lo común, desligándose, en consecuencia, de modelos basados
en relaciones verticales de transmisión de conocimiento.
Carta Valenciana de Derechos Sociales:
aspectos centrales de la ciudadanía social, derechos sociales y garantías
Esta Carta de derechos sociales recoge y da efectividad a los principios y valores
expresados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Reconoce y garantiza
un conjunto de derechos que articulan y desarrollan elementos constitutivos de la
ciudadanía social, como hecho inherente a la mera existencia de las personas y en
igualdad de condiciones para todas ellas.
1) Derecho a la vida digna, tanto individual como colectiva. Este derecho
inalienable no deberá estar vinculado, en ningún caso, al estatus económico
que proporcionan las rentas del trabajo. El trabajo asalariado no puede ser
considerado ni como un valor, ni como el único elemento de integración social.
El derecho a la vida digna implica la necesidad de desplazar la centralidad
social de la institución del trabajo asalariado.
2) Igualdad de género. Derecho a la socialización igualitaria de los trabajos de
cuidados y reproductivos.
3) Un hábitat que responda a las necesidades de las personas y las comunidades
y que supere las fronteras físicas y culturales, garantizando la libre movilidad
de todas las ciudadanas y ciudadanos.
4) Derecho de la comunidad a decidir sobre aquello que le atañe y a unos
servicios públicos que garanticen el abordaje colectivo de las necesidades y
aspiraciones sociales.
5) La conservación del ecosistema estableciendo un justo equilibrio entre el ser
humano, la naturaleza y la producción de bienes y servicios.
6) La plena ciudadanía social es un hecho inherente a la mera existencia de las
personas. Cualquier acto del poder que suponga una desposesión de la
existencia jurídica o menoscabo de cualquier derecho fundamental es ilegítimo
A partir de esta concepción de la ciudadanía, los principios y valores que deben
inspirar e informar los derechos sociales son:
– Pluralismo y diversidad. No competitividad.
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– Universalidad e incondicionalidad, autonomía y dignidad, frente al
paternalismo o la estigmatización social y suficiencia en los niveles de los
derechos.
– Inclusividad en el sentido de que los servicios han de adaptarse a las personas
y no al revés; eficacia y participación.
– Igualdad, libertad real individual y colectiva.
– Transparencia y participación democrática.
– Desmercantilización y no-aprovechamiento privado.
– Tutela judicial efectiva y suficiencia financiera como garantía de los derechos
sociales.
– Control democrático de los poderes públicos, económicos y sociales.
– Sostenibilidad social, medioambiental y cultural.
– Libertad de expresión
Finalmente, algunos aspectos concretos que proponemos como contenidos
específicos de la Carta Valenciana de Derechos Sociales son:
(A) Derecho a un Sistema Público de Servicios Sociales, que garantice el
acceso a las prestaciones básicas como derecho de ciudadanía, que
asegure la igualdad de oportunidades, la promoción de la autonomía
personal y la atención a las personas en situación de dependencia y evite
los procesos de exclusión social.
(B) Derecho a un Sistema Público de Sanidad ligado a la condición de
ciudadanía, que atienda los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de
la salud. Que ponga el énfasis en la prevención de la enfermedad y la
promoción de la salud y la atención a sus determinantes sociales. Que se
mantenga fuera del control privado y de la influencia decisiva del complejo
industrial biomédico, farmacéutico y tecnológico. Y que permita la
participación efectiva de los usuarios y profesionales en su gestión y
control a todos los niveles.
(C) Derecho a un Sistema Público de Educación plural, de calidad, laico y en
valenciano a lo largo de toda la vida, que se adapte a la diversidad de
todas las personas, que utilice metodologías eficaces, que permita el
aprendizaje a todas las personas para que puedan desarrollar sus
potencialidades y desenvolverse de forma creativa.
(D) Derecho a una Renta Básica universal, no condicionada, individual y
suficiente en su cuantía para asegurar una vida digna.
(E) Derecho al empleo de calidad y socialmente útil, en coherencia con el
principio “a cada uno según su necesidad, de cada uno según su
capacidad”.
(F) Derecho de las personas y de las comunidades a recuperar y promover los
mecanismos naturales para satisfacer los bienes públicos.
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(G) Derecho a la autogestión del propio cuerpo; a escoger en igualdad entre
las diferentes opciones vitales (profesionales, personales, de identidad de
género, de modelos de convivencia) y a que el género no sea un factor
adicional de riesgo social y vital.
(H) Derecho a la vivienda y al espacio urbano idóneo para la cohesión social, la
participación pública y el pleno desarrollo de las personas y las
comunidades.
(I) Derecho a una integración social justa, democrática y respetuosa con las
diferencias culturales de los nuevos valencianos. Derogación de las
legislaciones excepcionales como la Ley de Extranjería y su sustitución por
una política de migraciones presidida por los principios y valores
contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
(J) Asimismo, esta Carta Valenciana de Derechos Sociales ha de reconocer el
Estatuto de Autonomía Cultural del pueblo gitano.
No creemos que una Carta de derechos sociales, concebida exclusivamente como un
instrumento jurídico, sea todo lo que se necesita para asegurar los objetivos
pretendidos. Sólo un verdadero proceso de lucha social, que involucre a toda la
sociedad en una dinámica de transformación social emancipadora, puede garantizar
efectivamente los derechos de la ciudadanía social. Sin embargo, no hemos de
renunciar por ello a exigir garantías financieras e institucionales como las siguientes:
– Reconocimiento por ley de los derechos sociales.
– Garantía, por ley, de la suficiencia financiera de los derechos sociales, de
forma que la falta de adecuada consignación presupuestaria comporte la
nulidad de pleno derecho de los presupuestos de la Administración.
– Establecimiento, por ley, de un suelo o mínimo legal de gasto social por
habitante.
– Establecimiento de las suficientes garantías jurisdiccionales para la efectiva
tutela judicial de los derechos sociales.
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