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Formación profesional en Trabajo Social:
Reflexiones a partir de los desafíos a que el medio actual nos enfrenta
Héctor Alejandro Abarca Díaz 1
Descriptores: Transformaciones sociales, formación profesional de pre-grado.
Eje temático: Trabajo profesional, formación profesional (grado, postgrado) y educación continua:
características y desafíos ético-políticos, teórico-metodológicos y técnicos-operativos
Condiciones del contexto y demandas emergentes
La sociedad sigue cambiando día a día, pero muchas de sus transformaciones no
siempre han resultado beneficiosas para la población, y en ocasiones, han provocado
situaciones de desigualdad o inequidad entre las personas. Además, este dinamismo no
siempre ha sido captado por los centros de formación académica, quedando muchas veces
estancados en procesos educativos que no se renuevan ni se flexibilizan. Quienes
trabajamos desde la academia formando Trabajadoras/es Sociales, enfrentamos entonces el
desafío de asimilar estas demandas e incluirlas en los planes de estudio y en los perfiles de
egreso. De esta forma se logrará que la profesión actúe como un ente que recoja los
aprendizajes de la cotidianeidad, gracias a su cercanía con las personas y organizaciones,
para transmitirlas a las/os futuras/os profesionales.
En el caso chileno, el sistema de educación superior he mejorado en las últimas décadas,
sin embargo, hay aspectos sobre los cuales aún se debe trabajar. Estas condiciones
determinan también el contexto en el cual se entrega la formación profesional en Trabajo
Social, por lo cual es importante puntualizarlas para tener una visión general del escenario en
el cual se enseña la profesión y los elementos sobre los cuales aún se deben trabajar:
Acceso desigual que tienen estudiantes de sectores sociales diferentes, evidentes
diferencias entre instituciones universitarias y no universitarias, currículos inflexibles y
métodos de enseñanza anticuados, programas de estudio muy extensos, prácticas de
financiamiento retrógradas en las instituciones, un sistema de investigación que carece de
enfoque y financiamiento, entre otros (OCDE y Banco Mundial, 2009. Págs. 11-12).
Asistente Social, Magíster en Trabajo Social y Políticas Sociales. Docente de la carrera de Trabajo
Social de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Concepción, Chile). Correo
electrónico: [email protected]
1
1
La formación profesional en Trabajo Social de manera particular, ha transitado por cinco
grandes etapas del desarrollo en nuestro país que son importantes de considerar (Castañeda
y Salamé, 2003. Págs. 1-10), teniendo presente que desde la que está vigente surgen
demandas por competencias y desafíos que históricamente no habían sido tan considerados:
a) De la beneficencia a la profesionalización, que comprende el periodo ubicado entre los
años 1925 a 1960.
b) Del asistencialismo a la promoción, abarca el periodo de 1960 a 1973.
c) Trabajo Social y el Gobierno Militar, desde 1973 hasta 1990.
d) Continuidad y cambios en busca de una síntesis, se inicia con los gobiernos de la
concertación has fines de la década de los noventa.
e) De la tradición profesional a la transformación de la profesionalidad, desde fines de los
años noventa en adelante.
Respecto a la etapa actual en que nos encontramos, las autoras señalan que “sus
características se vinculan a las exigencias derivadas de un mundo globalizado – con
transformaciones estructurales en curso – que en el ámbito de la formación de profesionales
se ha caracterizado, inicialmente, por la formación de pregrado a partir de modelos de
competencias profesionales insertos en procesos de innovación curricular; la demanda de
procesos de autoevaluación institucional y proposición de estándares de calidad para la
acreditación en la formación de pre y postgrado; junto a un creciente reconocimiento de las
condiciones de incertidumbre en la estabilidad laboral y transdiciplinariedad en la inserción
profesional” (Castañeda y Salamé, 2005. Págs. 18-19).
En consecuencia, los responsables de formar profesionales debemos actualizar los
marcos teórico-metodológicos y ajustar los ejercicios técnicos-operativos a objeto de
responder de mejor forma a todos estos requerimientos. Para lo anterior, se debe contrastar
de manera permanente el perfil de egreso con las demandas del entorno, estableciendo para
ello alianzas con las diversas organizaciones con que las unidades académicas se
relacionan.
2
Principales áreas de acción y tareas que desarrollan las/os profesionales
Otro elemento desde el cual se deben nutrir los planes de estudio es el conocimiento de
cuales son los principales espacios laborales donde se insertan las/os egresadas/os de
Trabajo Social. En el caso chileno por ejemplo, el Estado y sus reparticiones públicas son el
agente empleador primordial, por lo cual es clave que las y los estudiantes conozcan su
estructura, procesos internos, legislaciones asociadas y reglamentaciones internas antes de
postular a los empleos en este tipo de instituciones.
La importancia de que conozcan aspectos como los señalados anteriormente, se refuerza
en una de la conclusiones del estudio sobre calidad de los titulados y graduados de la
educación superior chilena (MIDE UC, 2008. Págs. 81-82), ya que señala respecto a las
debilidades en la formación profesional, que en el tercer lugar identificado se encuentra la
“falta de adecuación al mundo laboral”, entendiendo que esta va desde aspectos generales
como el desconocimiento del funcionamiento del mundo laboral y de las empresas, o un
desconocimiento de cómo relacionarse con las personas que trabajan en dichas
instituciones, hasta aspectos más concretos como entender las funciones de los cargos a los
que se postula.
De acuerdo a un estudio reciente del Colegio Nacional de Asistente Sociales (Vidal, 2009.
Págs. 18-19), el mayor empleador para el gremio son las entidades público/estatales (67%),
seguido de las empresas o privados (20%) y en menor medida las organizaciones del tercer
sector (13%), tales como ONGs, Corporaciones, etc. Cabe agregar que dentro de quienes se
desempeñan en ámbito público, un 52% de ellos y ellas lo hace en alguna instancia
municipal, por lo cual el adecuado conocimiento de las funciones y marcos de acción de los
gobiernos locales se transforma en un imperativo dentro de la formación.
Sin embargo, y a pesar de lo que se podría creer, no todos los profesionales que se
desempeñan en estos espacios cuentan con estabilidad laboral, ya que como señala el
consorcio de Escuelas de Trabajo Social del Consejo de Rectores: “Se observa un aumento
creciente y sostenido de contratos de corta duración, subcontrataciones, empleos por cortos
periodos, autoempleos y la necesidad de realizar más de un empleo para obtener mayores
beneficios económicos” (Castañeda y Salamé, 2005. Pág. 40).
3
Respecto a los principales campos de acción laboral, el mencionado estudio del Colegio
Nacional de Asistentes Sociales2 identifica los siguientes ámbitos en que se desenvuelven
las y los entrevistados: Salud (21%), Fuerzas Armadas (19%), Servicios generales del estado
y empresas (17%), Otros (12%), Infancia y adolescencia (11%) y Educación (9%).
Esto constituye otra pista que puede permitir a los centros de formación tener claridad
respecto a las orientaciones que se les pueden dar a los contenidos relativos a las áreas de
intervención por ejemplo, reforzando aquellas que no siempre son consideradas por creer
que son espacios en los cuales los trabajadores sociales no se desenvuelven habitualmente.
Retomando el señalado estudio de caracterización ocupacional del Trabajador Social en
Chile impulsado por el Colegio Nacional de Asistentes Sociales, las principales acciones que
las y los profesionales entrevistadas/os dicen llevar a cabo se señalan en el siguiente cuadro:
Cabe mencionar que este estudio considero una muestra de 307 personas de un universo
estimado de 15 mil profesionales asistentes/trabajadores sociales existentes en el país, por lo cual
los datos reflejan una mirada parcial de la realidad laboral gremial, surgiendo entonces como
necesidad el obtener una aproximación más amplia sobre el tema para así poder intentar realizar
alguna generalización basado en datos más extensos. Otra visión de los campos de acción se
puede encontrar en el Informe de sistematización elaborado por el Consorcio de Escuelas de
Trabajo Social del Consejo de Rectores, ya mencionado anteriormente (Págs. 53 a 55).
2
4
Acciones que realizan las y los Trabajadores Sociales
Frecuencia con que realiza las acciones (%)
Muy
Frecuente Ocasional
Casi
Acciones
frecuente
70
72
54
57
47
28
19
31
28
39
23
39
33
32
20
25
61
51
60
51
3
13
88
Derivación-orientación de casos
Entrevistas individuales
Seguimiento de casos
Visitas domiciliarias
Elaboración de informes sociales
Distribución de recursos
Diseño instrumentos evaluación, diagnósticos, etc.
Promoción social y comunitaria
Elaboración de proyectos y/o programas
Ejecución y evaluación de proyectos
Elaboración de material educativo
Reuniones y/o talleres grupales
Encuentros de planificación y organización
Encuentros de coordinación con otros servicios
Funciones de jefatura
Realizar control de gestión
Reuniones de equipo
Reuniones con jefaturas
Registro de acciones
Completar planillas, estadísticas, formularios, etc.
Organizar acciones para recaudar fondos
Organizar eventos masivos
Otros
13
18
27
21
5
26
30
20
24
21
36
19
33
31
14
15
22
32
31
20
15
20
8
15
5
11
9
37
20
32
40
30
31
26
35
32
35
23
28
17
17
6
24
31
37
4
nunca
2
5
8
13
11
26
19
9
18
9
15
7
2
2
43
32
0
0
3
5
51
30
0
Fuente: VIDAL, FRANCSICA. “Aproximación a una caracterización del espacio socio-ocupacional del
Trabajador Social en Chile”. Colegio de Asistentes Sociales de Chile. Santiago, Noviembre de 2009
Como se aprecia, las acciones relativas a la atención de personas y familias se sigue
realizando con mucha frecuencia, manteniéndose como una de las determinantes de la
identidad de la profesión. Pareciera que no sucede lo mismo con las acciones vinculadas a la
generación de proyectos, talleres grupales y desarrollo comunitario, ya que las y los
entrevistados señalan con bastante frecuencia que estas actividades las desarrollan sólo
ocasionalmente o casi nunca. La necesidad de coordinación eso sí, lleva a que el trabajo en
red sea una de las acciones que realizan con alta frecuencia (encuentros de planificación y
5
de coordinación con otros servicios), por lo que fomentar las habilidades de trabajo
intersectorial es otro de los aspectos que se deben fortalecer en la formación de pre-grado.
Por su parte, las funciones de jefatura y el control de la gestión son actividades que las
y los entrevistados reconocen no llevar a cabo con mucha frecuencia, por lo cual este es un
aspecto que quizás se debiera potenciar desde temprano dentro de la formación, a objeto de
que cuando se inserten en el mundo laborar cuenten con las condiciones de liderazgo
necesarias para posicionarse como profesionales con capacidades potenciales de autoridad
y conducción de servicios.
El registro de acciones es una de las actividades que se realiza con mayor frecuencia,
por tanto, las capacidades de expresión escrita, la adecuada redacción y la comprensión
lectora son competencias que las y los estudiantes deben trabajar. En el caso de Chile, este
es uno de los aspectos identificados como muy débiles en algunos estudios sobre
egresados/as, por lo cual se deben profundizar los esfuerzos académicos para desarrollar
estas habilidades en las y los futuros profesionales.
Por último, y tal como lo menciona este estudio del Colegio Nacional de Asistentes
Sociales, llama la atención la frecuencia con que las y los entrevistados llevan a cabo otros
tipos de actividades distintas a las analizadas; por lo que resulta evidente la necesidad de
investigar con mayor dedicación este aspecto y así poder contar con información más
completa y precisa respecto al tipo de acciones que más desarrollan las y los trabajadores
sociales en sus espacios laborales.
Demandas emergentes del medio hacia los profesionales
A partir de las características del medio en que actualmente se desenvuelve el Trabajo
Social, se desprenden ciertos requerimientos a los cuales las y los profesionales deben hacer
frente, tal como lo señala el informe del consorcio de escuelas de Trabajo Social (Castañeda
y Salamé, 2005. Pág. 39-40):
6
a) Nuevos contenidos del trabajo: Si bien el colectivo aún se desempeña en áreas
laborales tradicionales, ha tenido que abrirse a nuevos espacios de trabajo que le
permitan desempeñarse, principalmente en actividades que se desarrollan en forma
independiente.
b) Nuevos medios de trabajo: Las demandas actuales del mercado laboral para el
Trabajo Social están cada vez más relacionadas con la incorporación sistemática de
tecnología y al desarrollo de bases de datos con información social.
c) Nuevos métodos de trabajo: Existe una necesidad creciente de contar con
profesionales cada vez más preparados y capacitados para enfrentar los cambios
vertiginosos en el ámbito laboral.
d) Nuevas formas sociales de trabajo: Los cambios en el marcado laboral generan
sentimientos de inseguridad, ya que no todos los profesionales cuentan con un trabajo
estable.
En base a los antecedentes recopilados en este mismo informe, y relacionado con las
demandas identificadas anteriormente, se señalan las principales competencias requeridas
hacia las y los Trabajadores Sociales por las organizaciones que los emplean, las cuales son
importantes de considerar en la formación profesional, ya que de esta manera las y los
estudiantes podrán enfrentarse de mejor forma al dinámico y desafiante escenario laboral ya
descrito:

Profesional capaz de desarrollar los niveles de intervención social en forma avanzada
(Caso, Grupo, Comunidad).

Profesional que conoce las diferentes temáticas de trabajo social y es capaz de
mantener una actualización constante sobre diversos temas atingentes al trabajo
social y en cuanto a temáticas emergentes.

Profesional adaptable a las diferentes situaciones sociales que se le presentan.
7

Profesional innovador y creativo capaz de desarrollar nuevas estrategias y acciones
de intervención.

Profesional capaz de relacionarse con pares e interactuar con otro tipo de
profesionales.

Profesional capaz de tomar decisiones propias, atingentes a la realidad a intervenir.

Profesional capaz de responder a los diferentes requerimientos de la institución y
comprometido con el quehacer de ésta.

Profesional capaz de manejar e implementar las diferentes políticas gubernamentales.
Desafíos que se desprenden para los centros de formación profesional
Una tarea importante es elaborar un catastro conjunto entre universidades y colegio
profesional, de los principales empleadores y funciones que realizan las y los Trabajadores
Sociales, a objeto de tener una visión generalizada de cuáles son los principales campos de
acción y demandas que se generan desde ellos para las y los futuros profesionales. De esta
forma, la formación de pre-grado y post-grado estará en consonancia con esas necesidades
y requerimientos.
Asimismo, es clave que las unidades académicas sostengan un diálogo permanente
con ex – alumnos/as, empleadores y colegio profesional, ya que la retroalimentación con
estos agentes permitirá perfeccionar los perfiles de egreso y los planes de estudios. En el
caso específico de los empleadores por ejemplo, el informe sobre la Educación Superior en
Chile señala que “los empleadores no parecen hacer un aporte regular y sistemático al
contenido de los currículos universitarios, las prácticas pedagógicas o la gestión institucional
que les diera la posibilidad de discutir cambios” (OCDE y Banco Mundial, 2009. Pág. 14).
Se deben revisar los sistemas de prácticas, a objeto de que estas respondan a las
necesidades de integración teórico-metodológica, resultando así un aporte para las
organizaciones, para las/os estudiantes y sobre todo para las personas que necesitan de
nuestro apoyo profesional.
8
Generar instancias de responsabilidad social donde el alumnado aporte a la
construcción de la nación, específicamente apoyando y acompañando aquellos sectores más
desprotegidos de nuestra sociedad.
Por último, y no menos importante, los centros académicos enfrentan el reto de formar
profesionales que desarrollen capacidades proactivas que les permitan desenvolverse en las
exigentes y dinámicas condiciones del medio laboral, para lo cual es clave promover que las
y los nuevos profesionales sepan flexibilizar sus estrategias de trabajo y se ocupen de su
perfeccionamiento y especialización de manera permanente.
Conclusiones
Es de vital importancia entonces pensar la estructuración y desarrollo de la formación
profesional como un proceso dinámico que contemple los necesarios grados de flexibilidad
que permitan incorporar de manera permanente los desafíos que surgen de la sociedad en la
cual el y la profesional del Trabajo Social se desenvuelve, ya que como se señala en el
informe del consorcio de escuelas de Trabajo Social: “Hoy en día la innovación se reconoce
como una demanda permanente, en el emergente marco de las lógicas de transformación
profesional que atraviesa el colectivo, asociada a las dinámicas tecnológicas, económicas
que se suceden en la sociedad globalizada” (Castañeda y Salamé, 2005. Pág. 24).
Además de las mejoras que se puedan introducir a nivel de formación académica, es
elemental que también cada profesional se preocupe por generar instancias que contribuyan
a su autoformación y perfeccionamiento continuo, en atención a los requerimientos
específicos que cada vez más exige el medio laboral.
Es importante también fortalecer la alianza ente el Colegio Profesional y las
Universidades, ya que esta es una opción de trabajo conjunto que aportará la
retroalimentación necesaria para ir mejorando los planes de estudio, por un lado, y
enriquecer las prácticas de los profesionales, por otro.
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Bibliografía utilizada

CASTAÑEDA P. Y SALAMÉ A. M. “Competencias profesionales. Conceptos y visiones
en trabajo social”. Colección Cuadernos de Trabajo Social Nº 4. Ilustre Municipalidad de
Viña del Mar y Escuela de Trabajo Social, Universidad de Valparaíso (2003).

CASTAÑEDA P. Y SALAMÉ A. M. “Competencias profesionales y trabajo social en Chile:
Estado del arte”. Informe de Sistematización elaborado para el Consorcio de Escuelas de
Trabajo Social de Universidades pertenecientes al Consejo de Rectores. Proyecto MECESUP
UCM 0401. Valparaíso, Temuco del 2005.

MIDE UC, Centro de Medición. “Percepción de la calidad actual de titulados y
graduados de la educación superior chilena”. Pontificia U. Católica de Chile, Escuela de
Psicología. Santiago, Octubre de 2008.

OCDE y Banco Mundial. “La Educación Superior en Chile. Revisión de Políticas
Nacionales de Educación”. Resumen ejecutivo. Chile, 2009.

VIDAL, FRANCSICA. “Aproximación a una caracterización del espacio socioocupacional del Trabajador Social en Chile”. Colegio de Asistentes Sociales de Chile.
Santiago, Noviembre de 2009.
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