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Transcript
Revista
Trabajo Social
Facultad de Ciencias Sociales
A G O S T O
74
20
08
PONENCIAS
Desigualdad global,
poder y el mundo unipolar:
implicancias para la educación
en Trabajo Social
PHD. JAMES MIDGLEY
El mundo unipolar y
la inequidad
en el Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de James Midgley
Igualdad, Estado de
Bienestar y Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
PHD. ALDO MASCAREÑO
Marxismo, Psicoanálisis
y Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
PROF. SAÚL KARSZ
PHD. TATSURO AKIMOTO
Ética pública
Trabajo Social, capitalismo
y mundo unipolar
PHD. ADELA CORTINA
Comentario a la ponencia central
de James Midgley
PHD. ANA ELIZABETE MOTA
Demandas globales
para Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de James Midgley
PHD. VISHANTIE SEWPAUL
El orden social
contemporáneo
como desafío central
PHD. JOSÉ PAULO NETTO
Más allá del análisis de la
pobreza: narrativas desatendidas
en el pensamiento marxista
Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
PHD. LENA DOMINELLI
desde una perspectiva dialógica
Alegorías de Dulle Griet
en el capitalismo tardío
Comentario a la ponencia central
de Adela Cortina
PHD. TERESA MATUS
ARTÍCULOS
La espiritualidad
¿Una herramienta de sanación o un
factor agravante? La violencia doméstica
en las comunidades religiosas
PHD. MARCIANA POPESCU & PHD. RENE’ DRUMM
Mejoramiento de las
oportunidades de vida
de los niños que necesitan cuidado fuera
del hogar: Algunas lecciones de un estudio
transnacional dirigido a profesores e
investigadores de Trabajo Social
PHD. JUNE THOBURN
Reconfigurando a los padres
Escuela de
Trabajo Social
Análisis de estudios locales desde una
perspectiva internacional
PHD. LENA DOMINELLI
ISSN 0716-9736 SANTIAGO / CHILE
Facultad de Ciencias Sociales
A G O S T O
74
20
08
PONENCIAS
Desigualdad global,
poder y el mundo unipolar:
implicancias para la educación
en Trabajo Social
PHD. JAMES MIDGLEY
El mundo unipolar y
la inequidad
en el Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de James Midgley
PHD. TATSURO AKIMOTO
Trabajo Social, capitalismo
y mundo unipolar
Comentario a la ponencia central
de James Midgley
PHD. ANA ELIZABETE MOTA
Demandas globales
para Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de James Midgley
PHD. VISHANTIE SEWPAUL
El orden social
contemporáneo
como desafío central
PHD. JOSÉ PAULO NETTO
Más allá del análisis de la
pobreza: narrativas desatendidas
en el pensamiento marxista
Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
PHD. LENA DOMINELLI
Igualdad, Estado de
Bienestar y Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
PHD. ALDO MASCAREÑO
Marxismo, Psicoanálisis
y Trabajo Social
Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
PROF. SAÚL KARSZ
Ética pública
desde una perspectiva dialógica
PHD. ADELA CORTINA
Alegorías de Dulle Griet
en el capitalismo tardío
Comentario a la ponencia central
de Adela Cortina
PHD. TERESA MATUS
ARTÍCULOS
La espiritualidad
¿Una herramienta de sanación o un
factor agravante? La violencia doméstica
en las comunidades religiosas
PHD. MARCIANA POPESCU & PHD. RENE’ DRUMM
Mejoramiento de las
oportunidades de vida
de los niños que necesitan cuidado fuera
del hogar: Algunas lecciones de un estudio
transnacional dirigido a profesores e
investigadores de Trabajo Social
PHD. JUNE THOBURN
Reconfigurando a los padres
Escuela de
Trabajo Social
Análisis de estudios locales desde una
perspectiva internacional
PHD. LENA DOMINELLI
Revista Trabajo Social
Agosto / No 74 / 2008
FICHA TÉCNICA
La Revista de Trabajo Social es una publicación semestral de la Escuela de Trabajo
Social de la Universidad Católica de Chile.
Revista fundada en 1970. Permitida la reproducción total o parcial de los
artículos, citando la fuente. ISSN 0716-9736 Santiago/ Chile.
DIRECTORA RESPONSABLE
Mg. Margarita Quezada Venegas
EDITORA
PhD. © Carolina Muñoz Guzmán
COMITÉ ASESOR EDITORIAL
Mg. Margarita Quezada
Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica, [email protected]
Mg. Fabiola Cortez-Monroy
Sub- Directora Escuela de Trabajo Social Universidad Católica, [email protected]
PhD. Teresa Matus
Académica Escuela de Trabajo Social UC, [email protected]
Mg. María Olga Solar Silva
Académica Escuela de Trabajo Social UC, [email protected]
PhD. Rodrigo Flores
Académico Escuela de Trabajo Social UC, rfl[email protected]
Mg. Liliana Guerra
Académica Escuela de Trabajo Social UC, [email protected]
PhD. Pablo Salvat
Académico Departamento Ciencias Políticas y Gobierno UAH
[email protected]
PhD. Aldo Mascareño
Director Departamento Sociología Universidad Alberto Hurtado
[email protected]
PhD. Leonardo Onetto
Académico Escuela de Trabajo Social Universidad Católica de Valparaíso
[email protected]
COMITÉ ASESOR INTERNACIONAL
Mg. Maestra Graciela Casas Torres
Escuela de Trabajo Social UNAM, [email protected]
PhD. Lena Dominelli
School of Applied Social, [email protected]
PhD. Edward Lawlor
George Warren Brown School of Social Work, Washington University in
St. Louis, [email protected]
PhD. James Midgley
University of California, Berkeley, [email protected]
PhD. José Paulo Netto
UFRJ Brasil, [email protected]
Prof. Alberto Parisi,
Universidad Nacional de Córdoba, [email protected]
PhD. Ana María, Quiroga
ISER Río de Janeiro
PhD. Margarita Rozas
Universidad de la Plata, [email protected]
Prof. Saúl Karsz
Asociaciación Prácticas Sociales de París, [email protected]
PhD. Luis Zayas
Professor George Warren Brown School of Social Work, Washington University
in St. Louis, [email protected]
PhD. Clifton David Hollister
School of Social Work, University of Minnesota, [email protected]
PhD. Alberto Godenzi
Dean School of Social Work Boston College, [email protected]
PhD. Dario Menanteau
Social Work, University of Minnesota, [email protected]
PhD. James Lubben
Director PhD. Program School of Social Work Boston College, [email protected]
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Departamento de Diseño de la Vicerrectoría
de Comunicaciones y Asuntos Públicos
IMPRESIÓN
Salviat Impresores
Escuela de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Sociales
Universidad Católica de Chile, Campus San Joaquín
Vicuña Mackena 4860, Teléfono 0056-2-3544606, Fax 0056-2-3544667
www.trabajosocialuc.cl
Escuela de Trabajo Social
Pontificia Universidad
Católica de Chile
Sumario
Editorial
7
Mensaje de S.E. la Presidenta de la República,
Michelle Bachelet, en el 33º Congreso
Mundial de Escuelas de Trabajo Social
President of the Republic, Michelle Bachelet
speech in the 33º Schools of Social Work World
Congress
PONENCIAS
13 Desigualdad global, poder y el mundo
unipolar: implicancias para la educación en
Trabajo Social
Global inequality, power and the unipolar world:
implications for Social Work education
PHD. JAMES MIDGLEY
19 El mundo unipolar y la inequidad en el
Trabajo Social. Comentario a la ponencia
central de James Midgley
The unipolar world and inequality in Social
Work. Comment to James Midgley’s central
conference
PHD. TATSURO AKIMOTO
23 Trabajo Social, capitalismo y el mundo
unipolar. Comentario a la ponencia central
de James Midgley
Social Work, capitalism and the unipolar world.
Comment to James Midgley’s central conference
PHD. ANA ELIZABETE MOTA
27 Demandas globales para Trabajo Social
Comentario a la ponencia central de
James Midgley
Global demands for Social Work. Comment to
James Midgley’s central conference
PHD. VISHANTIE SEWPAUL
31 El orden social contemporáneo como desafío
central
The contemporary order as central challenge
PHD. JOSÉ PAULO NETTO
47 Más allá del análisis de la pobreza: narrativas
desatendidas en el pensamiento marxista.
Comentario a la ponencia central de José
Paulo Netto
Beyond poverty analyses: unheard narratives in
Marxist thought. Comment to José Paulo Netto’s
central conference
PHD. LENA DOMINELLI
51 Igualdad, Estado de Bienestar y Trabajo
Social. Comentario a la ponencia central de
José Paulo Netto
Equality, Social Welfare State and Social Work
Comment to José Paulo Netto’s central conference
PHD. ALDO MASCAREÑO
57 Marxismo, Psicoanálisis y Trabajo Social.
Comentario a la ponencia central de José
Paulo Netto
Marxism, Psychoanalysis and Social Work. Comment to José Paulo Netto’s central conference
PROF. SAÚL KARSZ
63 Ética pública desde una perspectiva dialógica
Public ethic from a dialogical perspective
PHD. ADELA CORTINA
71 Alegorías de Dulle Griet en el capitalismo
tardío. Comentario a la ponencia central de
Adela Cortina
Dulle Griet’s allegories in the late capitalism.
Comment to Adela Cortina’s central conference
PHD. TERESA MATUS
ARTÍCULOS
83 La espiritualidad. ¿Una herramienta de
sanación o un factor agravante? La violencia
doméstica en las comunidades religiosas
Spirituality: a healing tool or an aggravating
factor? Domestic violence in faith communities
PHD. MARCIANA POPESCU Y PHD. RENE’ DRUMM
95 Mejoramiento de las oportunidades de vida
de los niños que necesitan cuidado fuera
del hogar: Algunas lecciones de un estudio
transnacional dirigido a profesores
e investigadores de Trabajo Social
Improving the life chances of children who need
out-of-home care: some lessons from a crossnational study for Social Work professors and
researchers
PHD. JUNE THOBURN
107 Reconfigurando a los padres. Análisis de
estudios locales desde una perspectiva
internacional
Reconfiguring fathers: interrogating local studies in an international arena
PHD. LENA DOMINELLI
Editorial
La REVISTA TRABAJO SOCIAL de la Escuela de
Trabajo Social de la Universidad Católica de Chile reinicia su publicación periódica presentando
las discusiones más fructíferas del 33º Congreso
Mundial de Trabajo Social realizado en Chile el año
2006, con el patrocinio de la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social (IASSW), la
Corporación Chilena para la Enseñanza del Trabajo
Social (ACHETS) y la Asociación Latinoamericana
de Escuelas de Trabajo Social (ALAETS). La organización de este evento se propuso desplegar en sus
ponencias centrales diversos puntos de vista teóricos, disciplinares e ideológicos en torno al tema
central del congreso: “Crecimiento y desigualdad:
escenarios y desafíos para el Trabajo Social del siglo
XXI”, convocatoria que junto con reunir expositores del más alto nivel mundial, produjo complejas
discusiones apreciadas por los más de mil académicos participantes, que representaban a diversas
escuelas de trabajo social del globo. Sumado a lo
anterior, el Congreso fue inaugurado por la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cuyas palabras
de apertura inician también la discusión sobre trabajo social de este número.
Son precisamente las ponencias centrales del
Congreso y los comentarios a las mismas, las que
concentran la presentación de esta edición, desde
la postura radical de José Pablo Netto, comentadas por Aldo Mascareño, Lena Dominelli y Saúl
Karsz, la compleja discusión ética generada por
Adela Cortina y la respuesta de Teresa Matus,
hasta la ponencia de James Midgley en torno al
“mundo unipolar” y las críticas respuestas de Tatsuro Akimoto, Ana Elizabete Mota y Vishanthie
Sewpaul. Estas son, indudablemente, discusiones
sin precedentes en un contexto espacio-temporal
simultáneo, difíciles de replicar y que merecen ser
resguardadas en un medio de circulación académica y profesional como la revista Trabajo Social, con
el objeto de enriquecer y contribuir a la reflexión
del trabajo social disciplinar.
Es tras este último objetivo que recientemente el
comité editorial de la revista ha diseñado un sistema de evaluación de pares para la selección de
los artículos publicados, similar al que se usó para
seleccionar los artículos presentados en el 33º Congreso Mundial de Trabajo Social; ha ampliado el
comité editorial internacional y ha establecidos nuevos vínculos internacionales para no sólo extender
los circuitos de llegada de la revista, si no también
abrir al mundo académico internacional del trabajo
social la posibilidad de contribuir y enriquecer con
sus investigaciones las publicaciones periódicas de
Trabajo Social.
Una muestra de lo anterior son los últimos tres artículos publicados en esta edición, con un énfasis
en investigación aplicada en áreas de la familia,
reflejando los esfuerzos que la Escuela de Trabajo
Social de la Universidad Católica viene realizando
desde hace ya más de quince años, por consolidar
un saber acumulado sobre la intervención en familia. Los artículos publicados presentan interesantes
hallazgos transnacionales sobre el rol parental, la
violencia doméstica y el cuidado de niños en instituciones residenciales; y vienen a enriquecer la
intervención social del trabajo social.
Indudablemente, este número de Trabajo Social reúne un panorama internacional sobre discusiones
emergentes, así como preocupaciones tradicionales
por el saber en la disciplina, y convoca a los profesionales y académicos a producir conocimiento y
difundirlo por este medio.
Margarita Quezada
Directora
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 7-11
Mensaje de S.E. la Presidenta
de la República, Michelle Bachelet,
en el 33º Congreso Mundial de
Escuelas de Trabajo Social
President of the Republic, Michelle Bachelet speech
in the 33º Schools of Social Work World Congress
SANTIAGO, 28 DE AGOSTO DE 2006
Yo como Presidenta de la República de Chile y ustedes como trabajadores sociales de estos 72 países
hoy día aquí representados, estamos trabajando por
lo mismo, por hacer de este mundo, un mundo mejor, por hacer de cada uno de nuestros países un
país más humano, más justo, más igualitario, un
país donde cada uno de sus habitantes sienta que
vale la pena vivir en él.
Y es por eso que quiero decirles colegas, porque estamos en el mismo trabajo, que sigamos trabajando
con mucha fuerza por un mundo mucho mejor.
Yo quiero darles con mucha alegría una gran bienvenida a Chile, y quiero enviar un abrazo muy afectuoso
a todos los trabajadores y trabajadoras sociales del
mundo hoy día aquí presentes. Y a través de ustedes,
nuestro aprecio a todos quienes están día a día en la
primera línea, en la lucha contra la pobreza, contra
la exclusión y contra la desigualdad social.
Relevancia de este congreso
Ustedes han decidido convocar a este encuentro
mundial para reflexionar sobre un tema muy relevante, el tema es Crecimiento y Desigualdad:
escenarios y desafíos para el Trabajo Social del
siglo XXI. Con ello, ustedes están haciéndose cargo de uno de los temas, de verdad, más urgentes y
más relevantes del mundo actual en el ámbito de lo
social: cómo hacer que el crecimiento económico
vaya de la mano con la inclusión de todos en sus
beneficios.
Cómo hacer que el enorme esfuerzo de creatividad,
de emprendimiento y de trabajo que las personas
realizamos en todos los países, que se expresa en
crecimiento económico, vaya acompañada de un
esfuerzo igualmente extraordinario para ir haciendo realidad, en cada una de las regiones y naciones
del planeta, el imperativo ético y social de un desarrollo humano justo y sostenible que a todos
incluya.
Y para ello es imprescindible confrontar la realidad
sin eufemismos y sin rodeos.
En nuestra época, hemos llegado a tener los recursos
económicos, técnicos y científicos que permitirían
por primera vez asegurar el bienestar de toda la humanidad.
Por eso mismo es que cada día, cada día que pasa
se hacen más injustificables las extremas desigualdades que caracterizan al mundo actual, donde más
de 1.100 millones de personas viven en el planeta
con un dólar o menos al día, y cerca de 2.700 millones con menos de dos dólares al día, y donde,
a su vez, el 10% más afortunado de la población
mundial concentra alrededor del 70% de la riqueza
globalmente creada.
Es, asimismo, intolerable la persistencia de lacras
como la extrema pobreza, el hambre o la muerte
de millones de seres humanos en el mundo por enfermedades que pueden prevenirse o que pueden
curarse.
Hacerse cargo de éstas y de muchas otras realidades
y asumir el imperativo de cambiarlas, como ustedes
lo están haciendo en este encuentro, es un paso imprescindible, pero sólo un paso para avanzar hacia
su superación.
7
El otro paso, sobre el cual también ustedes están
reflexionando en este Congreso, es el que permite
avanzar del diagnóstico a la acción.
Yo, en lo personal, estoy convencida que no hay
trade-off entre crecimiento y equidad, que no es un
dilema real. Que uno no tiene que optar por uno
o por el otro. Que es perfectamente posible aspirar
a países que crezcan y que también crezca la igualdad y la equidad. Que es posible crecer y la vez
crecer con más igualdad. Que es necesario hacerse
cargo de todas las desigualdades, y aquí en Chile yo
planteé durante mi campaña el lema que era “Chile
somos todos”.
El asumir que si bien en los 16 años de democracia hemos logrado reducir la pobreza del 40% que
había en el año 90, a un 18% que hay hoy día, ésta
cifra aún no nos satisface, nos parece que debemos
continuar avanzando con mucha fuerza, pero también la certeza que en nuestro país, con todo lo que
hemos avanzado, persisten desigualdades, y una
que, sin duda, va a ser mayoritariamente tema de
este encuentro, es el de las desigualdades en la distribución el ingreso.
Pero también hay otras desigualdades que como país
queremos ir luchando en contra de ellas, desigualdad
del punto de vista de género, desigualdades de oportunidades en cuanto a la edad, en cuanto a la etnia
originaria, en cuanto a ser parte de un país en lo rural
o en lo urbano, en cuanto a ser parte del centro de
la ciudad o las regiones. Es decir, de un conjunto de
desigualdades que persisten en Chile y que estamos
tratando de atacar todas ellas para hacer de este país,
un país en que realmente cada uno de sus habitantes
diga: Chile somos todos, soy parte de este país y tengo las mismas oportunidades que otros.
Y Chile y mi Gobierno estamos trabajando, como
decimos nosotros, a toda máquina, a todo vapor, en
la implementación y el fortalecimiento de políticas
públicas y programas sociales orientados a asegurar igualdad de derechos y oportunidades, de modo
que, como a mí me gusta decir, el país siga creciendo, pero sin dejar de incluir y siga incluyendo sin
dejar de crecer.
En eso también quiero ser muy clara, y la experiencia de la democracia chilena lo está demostrando:
estoy convencida que crecimiento económico y la
inclusión social no son metas que puedan contraponerse. Por el contrario, crecimiento e inclusión,
y crecimiento o equidad, deben complementarse
desde la mirada amplia del bien público, la mi8
rada generosa hacia quién más lo necesita y la
mirada severa hacia los intereses corporativos que
obstaculizan a la vez el progreso económico y el
progreso social.
Por una parte, es claro que el crecimiento económico es la base indispensable del bienestar social. Y en
esta cuestión, sencillamente, no hay atajos.
Y, por otra parte, sólo es posible y ético, a comienzos del siglo XXI, que ese crecimiento esté basado
en la extensión del trabajo digno y con derechos,
adecuadamente remunerado, así como acompañado
por servicios públicos que garanticen los derechos
fundamentales de todos.
El crecimiento económico debe ir, pues, a la par con
la equidad social y de género, el respeto a la diversidad, la articulación democrática de la sociedad y la
sustentabilidad medioambiental.
Para lograrlo, es indispensable diseñar, implementar
y evaluar políticas sociales en las que logren converger el esfuerzo del sector público y de la comunidad
organizada, donde los beneficiarios de las políticas
sean también actores de su creación, ejecución y
evaluación.
Si queremos avanzar en equidad, tenemos que
avanzar en participación ciudadana; si queremos
avanzar en equidad, debemos también profundizar la democracia. Las personas que son parte de
un país cada vez más democrático, no quieren ser
objetos de políticas públicas, quieren también ser
sujetos, poder entregar sus propuestas, enriquecerlas y poder ser co-partícipe en el desarrollo de una
sociedad más democrática.
Yo estoy convencida que las políticas públicas no
sólo tienen mayor legitimidad, sino que tienen
mayor calidad si los ciudadanos son parte importante también, no sólo lo hará el diagnóstico, sino
también en que tomemos en consideración las propuestas que de ellos pueden nacer.
Políticas sociales y Trabajo Social
En este contexto, las trabajadoras y los trabajadores
sociales tienen la particularidad y la ventaja comparativa, respecto de otras profesiones, de realizar
sus intervenciones con una mirada que permite
comprender los problemas y las potencialidades
de las personas, de sus familias y de las comunidades, así como el contexto social más amplio que
puede favorecer u otras veces limitar las oportunidades del desarrollo.
MENSAJE DE S.E. LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA, MICHELLE BACHELET, EN EL 33º CONGRESO MUNDIAL DE ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL
La virtud del trabajo social es que trabaja en cada
uno de estos ámbitos; pero también lo hace en las
intersecciones que existen entre ellos, lo que facilita y favorece intervenciones de carácter integral,
tan necesarias para avanzar en la efectiva superación de la pobreza y la vulnerabilidad social.
Si algo hemos aprendido en estos 16 años de democracia, si algo hemos hecho bien, es que en muchos
programas la manera de mirar cómo abordamos
ello, es desde una mirada integral, y esa es, a nuestro juicio, la manera de avanzar también en poder
lograr mayor igualdad.
Esa visión de las intervenciones sociales es la que
aportan los trabajadores sociales en los equipos
multidisciplinarios en los que se insertan.
Por eso ustedes desarrollan un papel prioritario en
dichos equipos, superando la visión sectorial -muchas veces estrecha- de los especialistas; y poniendo
en el centro de las discusiones, las propuestas y las
intervenciones, la perspectiva de los destinatarios
de dichas acciones.
Por otra parte, la extensa experiencia práctica, de
terreno, de los trabajadores sociales, los convierte,
a su vez, en la voz de los beneficiarios, cuya perspectiva comparten, tanto en el diseño como en la
implementación de los más diversos programas y
políticas sociales.
Quiero destacar este último punto. El Trabajo Social
hoy en día en Chile aporta a las políticas públicas
no sólo en su implementación, sino también, y en
forma creciente, en su diseño y evaluación.
Las Escuelas de Trabajo Social
Recoger la experiencia práctica del trabajo social,
sistematizarla, compartirla y difundirla críticamente,
es un ejercicio indispensable para el mejoramiento
y perfeccionamiento continuo de los programas y
políticas sociales.
En esta tarea, la labor de las escuelas formadoras de
trabajadores sociales, es de la mayor relevancia.
Felicito que se haya hecho justicia en nuestro país
y que se haya devuelto el rango universitario a la
carrera de Trabajo Social, que sin duda ha avanzado
en su configuración disciplinaria.
Las Escuelas de Trabajo Social están atentas a las
experiencias en las que los profesionales participan,
facilitan las metodologías y los modelos que permiten aprender de dichas experiencias, acumulan
conocimiento acerca de la realidad y cómo modifi-
carla a partir de la implementación de programas y
políticas sociales, comunicando a otros profesionales y disciplinas sus hallazgos y sus aprendizajes.
Deben mantenerse al día y observantes respecto de los
rápidos cambios que van experimentando las sociedades. Y, a la vez tienen que aportar en la orientación
de nuevas formas de enfrentar con éxito los problemas sociales y superar la exclusión de los grupos más
pobres y vulnerables de nuestras sociedades.
La formación de los trabajadores sociales no es sólo
una formación de aula. Es una formación que se
despliega inserta en la realidad, que desde los inicios propicia y fomenta la experiencia práctica.
Es una formación que no se centra únicamente en el
conocimiento acumulado o en la teoría desarrollada. Es una formación de las habilidades y destrezas
necesarias para efectivamente trabajar directamente
con las personas, familias y comunidades en su propio contexto social.
Y, al mismo tiempo, es una formación para algo que
cada día es más importante, para articular redes de
apoyo y para trabajar con otras disciplinas, muchas
veces muy diferentes al Trabajo Social.
Cuánto ha avanzado el Trabajo Social desde Mary
Richmond hasta nuestros días. Por suerte, dirán
ustedes, me imagino. Desde aquella mirada filantrópica y asistencialista; pasando por la perspectiva
promocional del proceso de reconceptualización
de los años 60, hasta la configuración... Si una
Presidenta viene acá, lo mínimo es que estudie un
poquito, ¿no les parece? Bueno, hasta toda la configuración disciplinaria que hoy día tienen ustedes.
Esta Conferencia Internacional de Escuelas de
Trabajo Social permitirá compartir valiosas experiencias entre sus participantes, aprender unos de
otros, acumular dichos aprendizajes y, seguramente,
algo que siempre es fundamental después de este
tipo de instancias, construir redes que darán sus
frutos a lo largo del tiempo.
Y, en ese sentido, yo quisiera decirle al presidente
Abye Tasse, él decía que me agradecía por estar acá.
Lo que usted no sabe es que yo espero que parte de
la tarea me la hagan ustedes y que me entreguen
muchas experiencias de cómo seguimos también
avanzando en la lucha contra la pobreza, en la lucha
por un país más justo.
Algo de mi propia experiencia
Pero quiero contarles algo de mi vida personal. A lo
largo de mi vida profesional y pública, yo soy médi9
co, he aprendido a valorar de manera muy directa la
gran contribución de las trabajadoras y trabajadores
sociales, en distintas épocas y en variados ámbitos
de mi vida.
Ya como estudiante de Medicina, pude darme
cuenta del aporte de las y los trabajadores sociales,
asociados en los equipos de salud, en el común
empeño de poder lograr que la Medicina Social
fuera parte de ese país que soñaba con una sociedad más justa.
Después, en tiempos de oscuridad y persecución,
me reencontraría con ellas y ellos, trabajando en
nuevos equipos interdisciplinarios que asumíamos
la tarea de luchar contra las peores formas de exclusión y por reparar en cuanto fuese posible sus
devastadores efectos en las personas.
Y en la democracia recuperada, trabajando en Salud
y en Defensa Nacional, volvería a reencontrarme
con las trabajadoras y trabajadores sociales, diseñando y ejecutando ahora innovadoras políticas
sociales, para ir construyendo un país más justo y
más incluyente.
Los gobiernos democráticos, además, hemos contado con el gran aporte de ministras y subsecretarias
pertenecientes a esta profesión, así como también
se han destacado diputadas, jefes de servicios y muchos profesionales trabajando en nuestro gobierno
por el desarrollo del país.
Palabras finales
Porque el “salto al desarrollo” lo tenemos que alcanzar de manera inclusiva, con la participación y
en beneficio de todos, uno de los objetivos prioritarios de mi gestión gubernamental es la instalación
progresiva de un sistema de protección social para
todos los chilenos y chilenas, desde que nacen, hasta la vejez.
Mi gobierno dura cuatro años, y yo he planteado
cuatro grandes transformaciones que apuntan a este
gran objetivo. Y, por cierto, una serie de otras áreas
fundamentales.
posible de salas cuna y jardines infantiles, es decir, de educación preescolar de cero a cuatro años y
en adelante, de manera que nuestros niños puedan
aprender a desarrollar todas sus capacidades desde
el comienzo, las madres que quieran trabajar puedan insertarse y puedan apoyar en desarrollar sus
familias y sus comunidades.
Pero también he dicho igualdad a la llegada. Por
cierto, la educación en todos sus niveles, hasta la
educación superior. Uno de los problemas aún no
resueltos en nuestro país es tener a nuestros adultos mayores, a nuestros abuelos y abuelas, con vejez
digna y decente.
Y por eso, otro de los grandes ejes de mi trabajo
para consolidar realmente este sistema de protección social, es la reforma al sistema de pensiones,
de manera que en Chile todas y todos puedan tener
pensiones dignas y decentes, para que aquellas personas que han entregado su aporte, su compromiso
a nuestra sociedad, a nuestras familias, puedan tener una vejez digna y decente.
Un tercer gran aspecto es el salto al desarrollo a través de un apoyo muy fuerte a la innovación y al
emprendimiento, de manera que podamos seguir
creciendo en la economía, podamos generar trabajo, pero no cualquier tipo de trabajo, no trabajo
precario, sino trabajo digno y decente y mejor remunerado. Y, por tanto, ese también es un gran eje
de transformación.
Y el cuarto tiene que ver con la calidad, con la calidad de vida, en ciudades más amables, más seguras,
más integradas, que no segreguen. Una pelea muy
fuerte contra la segregación en nuestras ciudades,
contra la exclusión. Y, por cierto, programas fuertes
en términos de políticas de vivienda, de salud, en
fin, de todos los elementos que permitan que cada
uno de los chilenos puedan sentir que tiene detrás
un Estado que, por un lado los apoya a surgir, a
emprender, pero por otro lado los protege cuando
está en condición de vulnerabilidad o en situación
de fragilidad.
La primera es lo que yo he dicho, igualdad desde la
partida. Yo estoy convencida que en un país como
Chile, y probablemente en muchos de los que aquí
están, la desigualdad parte desde la cuna. Y, por
tanto, tenemos que enfrentar la desigualdad desde
la partida.
Esta es una gran tarea y es un desafío enorme para
cuatro años de gobierno, y la participación de las
trabajadoras y los trabajadores sociales en este proceso ha sido y seguirá siendo crucial, tanto en el
diseño de las acciones que estamos emprendiendo,
como en la implementación del sistema de protección social a lo largo del país.
Hay muchas iniciativas, pero entre otras, una de las
fundamentales va a ser la reforma de la calidad de
la educación y también la expansión lo más masiva
Y estoy convencida, y estoy esperanzada, como
decía hace un rato, en que el intercambio de experiencias en esta conferencia internacional, va a ser
10
MENSAJE DE S.E. LA PRESIDENTA DE LA REPÚBLICA, MICHELLE BACHELET, EN EL 33º CONGRESO MUNDIAL DE ESCUELAS DE TRABAJO SOCIAL
un tremendo aporte a las tareas que hemos emprendido en el campo de la protección social.
Felicitaciones y sigamos trabajando por el progreso
social, por la equidad, por un país y un mundo más
justo, más humano, más igualitario, más solidario,
donde cada uno de nuestros habitantes sientan que
son importantes. Porque yo estoy convencida que
si todos unimos nuestras fuerzas, nuestro compromiso, nuestra pasión por un mundo mejor, vamos
a poder vivir efectivamente en un mundo mejor. Al
menos yo creo que para eso vale la pena ser Presidenta de Chile.
Muchas gracias.
11
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 13-18
Desigualdad global, poder y el mundo
unipolar: implicancias para la educación
en Trabajo Social
Global inequality, power and the unipolar world:
implications for Social Work education
PHD. JAMES MIDGLEY
James Midgley es Harry and Riva Specht Professor, Dean Emeritus, 1997-2006 de la School of Social Welfare en UC Berkeley
University. 203 Haviland Hall Phone: (510) 642-4430; [email protected]
Resumen
James Midgley hace un llamado a que la preocupación tradicional del trabajo social respecto de
la desigualdad en el ingreso y la riqueza como también de las opresiones étnicas, de género y
culturales, sea ampliada hacia un entendimiento de cómo las relaciones globales de poder operan
y afectan las condiciones sociales con que los trabajadores sociales primariamente intervienen.
Palabras clave (Trabajo social, mundo unipolar, globalización, poder.)
Abstract
James Midgley appeals to the traditional concern of social work regarding the inequality in income and wealth as well as the oppression of ethnic, gender and cultural rights, asking to extend it
toward an understanding of how the overall relations of power operate and affect social conditions in which social workers are primarily involved.
Key words (Social work, unipolar world, globalization, power)
La elección de Crecimiento y Desigualdad como
tema para el Congreso 2006 IASSW es bienvenida y oportuna. Aunque la desigualdad ha sido
un tema destacado en los debates políticos, económicos y sociales durante los siglos XIX y XX,
el argumento de que la desigualdad tiene una
importancia secundaria para alcanzar la meta de
promover un crecimiento económico rápido, ha
sido ampliamente aceptado en años recientes.
Desde los años 80, con el auge de la ideología capitalista neo-liberal, se ha sostenido exitosamente
que el crecimiento más que la redistribución debe
ser prioritario en la política económica. Muchos
líderes políticos y gestores de políticas han sido
convencidos por este argumento. Aún los líderes
de partidos políticos como la Social Democracia
Progresiva, o como el Partido Liberal Inglés, han
aceptado el panorama que la desigualdad es un
“no tema”.
Sin embargo, durante los últimos años el tema
de la desigualdad se ha retomado en la literatura
académica y popular. Varios estudios han mostrado que las desigualdades en ingreso y riqueza en
muchos países se han extendido y aparte de sus
efectos sociales negativos, muchos creen que estas desigualdades tienen consecuencias políticas y
económicas dañinas. Organizaciones Internacionales como por ejemplo el Banco Mundial, conceden
ahora que el rápido crecimiento económico durante
estas dos últimas décadas, no ha traído prosperidad
a todos. En muchas partes del mundo, el rápido
crecimiento económico ha sido acompañado por
un estancamiento de los ingresos de las personas
comunes. Por otro lado la riqueza y el crecimiento
se concentran cada vez más. Hoy, la necesidad de
orientar el problema parece estar reconocido más
ampliamente.
Discusiones recientes respecto a la desigualdad se
han relacionado primariamente con la disparidad
en ingreso y riqueza, manteniendo la antigua práctica establecida de usar indicadores monetarios para
medir la desigualdad. Sin embargo, la literatura no
13
JAMES MIDGLEY
ha prestado mucha atención a las desigualdades en
razas, sexos y las amplias y poderosas relaciones
que éstas reflejan, una auténtica y comprensiva conceptualización de la desigualdad debe abarcar estas
formas de opresión. Por consiguiente, existe una
necesidad urgente de sintetizar los asuntos cuantitativos y economicistas de la academia convencional
y profundizar en el tema de la desigualdad, con el
insight del multiculturalismo y la sociología, perspectivas que analizan la desigualdad desde una
matriz no-monetaria.
El estudio de la desigualdad necesita también fijar
su atención en las relaciones de poder internacionales y la forma como diferentes grados de poder
entre naciones a nivel global influencian las desigualdades domésticas y locales. A pesar de los
ideales cosmopolitas-igualitarios contenidos en las
cartas de organizaciones multilaterales como las
Naciones Unidas, los países insertos en el sistema
mundial moderno no son similares en el sentido
de ejercer influencia económica y política. En realidad a los países miembros de las Naciones Unidas
y otras organizaciones multilaterales se les recuerda
frecuentemente de cómo sus intereses y esfuerzos
están sujetos a relaciones globales de poder desiguales. Estas desigualdades tienen una penetrante
influencia que afecta un amplio espectro de problemas, incluyendo de forma ostensible asuntos
sociales no controversiales, de salud y medio ambiente como por ejemplo el calentamiento global,
planificación familiar y prevención del sida.
Es por esta razón que los estudios de desigualdad
global deben ser informados a través de una comprensión actualizada en el campo académico de las
relaciones internacionales. Mientras que el estudio
de relaciones internacionales no ha sido de mucho
interés para académicos e investigadores del trabajo social, la preocupación tradicional del trabajo
social respecto de la desigualdad en el ingreso y la
riqueza como también de las opresiones étnicas,
de género y culturales, necesita ser ampliada por
un entendimiento de cómo las relaciones globales
de poder operan y afectan las condiciones sociales
con que los trabajadores sociales primariamente
intervienen.
Perspectivas teóricas respecto al
poder global
Una enriquecida herencia de pensamiento académico respecto a de qué manera las diversas personas
del mundo debiera interactuar se ha ido acumulando durante siglos. Mucho antes de que emergieran
14
los estados-nación modernos, pensadores políticos
y sociales de distintas eras ofrecieron interpretaciones de cómo y por qué el poder es ejercido
entre personas de distintas etnias y nacionalidades
y cómo personas de distintas culturas y sociedades debieran relacionar entre sí. En el pensamiento
social y político de Occidente comentarios normativos al respecto, pueden ser rastreados hasta llegar
a las ideas de Cínicos y Estoicos, siendo después
reformulados en las teologías de Agustín y Aquinas,
quienes enfatizaron los aspectos en común compartidos en la humanidad de todas las personas.
El cosmopolitismo clásico puso la primera piedra
para la subsiguiente internacionalización de Kant,
Hegel, Marx y Engels, y en tiempos más recientes
dio inspiración para los actuales multilateralistas
tales como los fundadores de la Liga de las Naciones y las Naciones Unidas. Pero mientras el ideal
Kantiano de los estados naciones cooperando entre sí como socios igualitarios bajo la dirección de
entidades gubernamentales supranacionales para
promover intereses nacionales y globales continúa
dotando de una razón poderosa para la cooperación
internacional, también tiene muchos detractores.
Por ejemplo, los etnonacionalistas vienen sospechando desde hace tiempo de los motivos de los
internacionalistas los cuales, según ellos, intentan
absorber la soberanía nacional con un mal definido
gobierno mundial a futuro. Rechazan la idea que la
ciudadanía derivada de la identidad étnica-nacional
deba sumergirse bajo la rúbrica de la “Ciudadanía Global”. Aunque no rechazan la cooperación
internacional, están comprometidos a mantener
la identidad nacional y proteger los intereses nacionales. Por consiguiente, ellos buscarán ventaja
nacional al relacionarse con la política internacional
y perseguirán políticas diseñadas para mantener la
lealtad doméstico-cultural.
Tanto las posiciones nacionalistas y cosmopolitas
son rechazadas por isolacionistas, quienes sostienen que los estados naciones están mejor cuando
enfocan problemas domésticos y evitan embrollos
internacionales. En consecuencia, proponen que el
compromiso internacional debe ser minimizado. Su
posición es rechazada por aquellos que manifiestan
que en el mundo globalizado de hoy, es simplemente imposible evitar “embrollos” internacionales. Les
guste o no las naciones derivan inexorablemente
hacia los sistemas políticos y económicos globales,
viéndose afectados por el comercio, tecnologías comunicacionales, viajes, diplomacia y otros eventos
internacionales.
DESIGUALDAD GLOBAL, PODER Y EL MUNDO UNIPOLAR: IMPLICANCIAS PARA LA EDUCACIÓN EN TRABAJO SOCIAL
Este último argumento es reforzado por los realistas internacionales quienes dominan las relaciones
internacionales hoy en día. Toman como punto de
vista que el idealismo en el pensamiento cosmopolita es digno de admiración, pero simplemente no
implementable. Las naciones estados, sostienen,
actuarán de manera tal que promocionaran sus propios intereses. El mejor acercamiento es enfrentar
estas realidades y esperar que la competencia por el
poder –como la competencia económica– sea sana
y positiva. Si la competencia por el poder internacional tiene efectos negativos, como el fomentar el
militarismo, es probable que “el balance de poder”
que asegura la mantención por siempre de la paz,
emerja. Mientras los realistas crean que las reglas
y regulaciones internacionales sean necesarias para
sostener la arquitectura internacional, ellos se darán
cuenta que estas reglas serán latamente determinadas por aquellos capaces de ejercer el poder global.
Una variación extrema del acercamiento realista es
sustentada por imperialistas unipolares, los cuales
creen que los estados poderosos van a, inevitablemente, dominar a las naciones más débiles siendo
esta una manera natural y realista de organizar
los asuntos internacionales. Sus puntos de vista
han sido usados no sólo para justificar el ejercicio
de la diplomacia, del poder militar y económico,
sino que también justifican la difusión de valores
e instituciones. A diferencia de los multilateralistas
Kantianos, los imperialistas de hoy en día recurren
a ideas Hobbesianas para sostener que el mundo
es un lugar extremadamente peligroso compuesto
por estados-naciones egoístas y agresivos. Estando
por encima de la perspectiva del balance del poder, proponen que las naciones del mundo pongan
su confianza en un poderoso pero benevolente Leviathan capaz de usar su poder militar, diplomático
y económico para mantener la paz en el mundo.
Señalan que en el pasado los imperios Británico y
Romano jugaron este rol. Los unipolaristas actuales
creen que EE.UU es el único calificado para asumir
esta responsabilidad.
Estas ideas normativas no han sido adecuadamente
debatidas por los trabajadores sociales interesadas
en asuntos internacionales. Si bien la literatura sobre
trabajo social internacional se ha visto influenciada
por el espíritu Kantiano de cooperación y mutualidad, también ha sido influenciada por puntos de
vista menos optimistas respecto a la posibilidad de
trabajar la cooperación internacional entre trabajadores sociales en diferentes partes del mundo. Por
ejemplo, en los `70 algunos trabajadores sociales en
el Sur Global fueron influenciados por el estructuralismo internacional Neo-Marxista y vieron a las
relaciones internacionales dentro de lo profesional
como “imperialistas”. Por otra parte, la teoría post
colonial ha ejercido relativamente poca influencia
en el pensamiento del trabajo social, aún cuando
Midgley (1998) hizo notar que las ideas post-colonialistas podían fortalecer una mejor evaluación de
cómo las continuidades coloniales influían las desigualdades a nivel doméstico e internacional. En
el nivel doméstico, un análisis de la perpetuación
de la pobreza y deprivación entre los indígenas en
sociedades de colonos es incisivamente enfatizado
por interpretaciones post-coloniales.
La complejidad de estas teorías y los temas a menudo contradictorios que emergen para el trabajo
social internacional no han sido debatidos adecuadamente. Por ejemplo, el desafío planteado por el
pensamiento post-moderno al cosmopolitanismo
inherente al trabajo social internacional no ha sido
totalmente examinado. De forma similar, se ha escrito suficiente respecto a la globalización pero, de
nuevo, muy pocos autores de trabajo social han
reconocido hasta qué punto los elementos cosmopolitas en el discurso de la globalización han tenido
implicancias positivas, a fin de fortalecer la cooperación global de la sociedad civil y patrocinar una
política social internacional. Estos complejos temas,
necesitan ser desenredados y sometidos a continuos debates no sólo para efectos académicos sino
que prácticos. Como se hizo notar anteriormente,
el compromiso de trabajo social profesional en un
sin número de campos prácticos es directamente
afectado por relaciones de poder internacional. El
entender la complejidad de las teorías e ideologías
que dan expresión a estas relaciones de poder y
las cuales, a su vez, las influencian, es vital para
formular posiciones en muchos asuntos claves del
trabajo social.
El mundo unipolar
Es en este marco que el concepto de unipolarismo
toma una particular relevancia respecto al trabajo
social internacional. Popularizado por el escritor
norteamericano, neoconservador, Charles Krauthammer a principios de los ´90 (vea Krauthammer,
2004), el término evoca una nueva imagen global,
la cual reemplaza conceptualizaciones y clasificaciones previas de los estados países del mundo. Incluye
la dicotomía bi-polar “Este v/s Oeste” de la Guerra
Fría y la clasificación tri-polar “Tres Mundos” defendida por los líderes del movimiento no-alineado de
15
JAMES MIDGLEY
los ´50. Para el movimiento no-alineado el mundo
estaba dividido en tres grandes esferas de influencia o “polos”; a saber, las democracias capitalistas
occidentales, la Unión Soviética y los países en desarrollo. Formulaciones subsiguientes aumentaron
esta clasificación al agregar un “Cuarto Mundo” de
países extremadamente pobres en desarrollo o por
ver al mundo compuesto por algunas pocas esferas distintas, culturales o “civilizacionales” como
aquellas que concibió Samuel Huntisgton (1996)
en su libro “El Choque de Civilizaciones”. Para los
cosmopolitas, sin embargo, el mundo está mejor
descrito, no como una multiplicidad de polos, sino
que como una comunidad de estados-nación iguales y soberanos unidos por leyes internacionales y
participando en una base recíproca de esfuerzos cooperativos globales.
Intelectuales neo conservadores y políticos se mofan ante este concepto, señalando que las relaciones
internacionales no se han caracterizado por idealismos, sino que por duras realidades políticas y poder
económico. Estas realidades más que idealistas, lo
que hacen es reclamar mutuo respeto y reciprocidad. La mirada realista fue promovida activamente
por escritores neoconservadores, tales como Normal Podhoretz e Irving Kristal en los `80, los cuales
propugnaron que las políticas acomodaticias de la
era de la guerra fría fueron rechazadas, y que el
gobierno de los EE.UU se abocara totalmente a la
destrucción de la Unión Soviética y de su ideología
comunista. Su destrucción, sostenían, era necesaria para asegurar la paz mundial y promover el
bienestar social y económico de los habitantes del
mundo. Despreciaban al Presidente Jimmy Carter y
sus esfuerzos de promover la paz a través del diálogo, apoyaban a los ataques de Ronald Reagan hacia
la Unión Soviética y manifestaban que la obstinada
idea de Reagan fue la que llevó al colapso Soviético
en una nueva era de paz y prosperidad global.
Subsiguientemente, una nueva generación de
neoconservadores incluyendo a Richard Perle, Paul
Wolfowitz, Robert Kogan y William Kristal habían
articulado una visión para la diplomacia americana la cual propone que el gobierno de los EE.UU,
acepte sus nuevas responsabilidades como la única
Superpotencia Mundial y, en el nuevo mundo unipolar, no tolerará ninguna oposición de ningún lado.
Los americanos, sostiene, no deben tener reserva
alguna para aceptar su nuevo rol como guardianes
del orden mundial. De forma interesante esta visión
es apoyada por algunos eruditos de otras partes del
16
mundo, como por ejemplo, el notable historiador
británico Niall Ferguson y el economista indio Deepack Lal, quienes han avalado de forma entusiasta
los ideales de la nueva PAX AMERICANA.
La idea de Krauthammer, del mundo unipolar,
encontró eco en el informe de política interna del
Departamento de Estado en 1992, el cual requirió
el reemplazo de la estrategia de la Guerra Fría de
“internacionalismo colectivo”, por una nueva estrategia de “dominación benevolente”. Esbozada en
gran parte por Paul Wolfowitz, bajo la supervisión
del Secretario de Defensa Dick Cheney, el informe
político requirió a la primera administración de
Bush declarar la total hegemonía de los EE.UU y
asumir la responsabilidad única por la seguridad internacional. Aunque el informe político recibió una
acogida hostil, al filtrarse al New York Times, sus
premisas más importantes fueron reiteradas agresivamente durante los ´90 por numerosos pensadores
neoliberales con el apoyo de los centros de investigación (think tanks) del ala gobernante de derecha.
En 1997, un grupo de neoconservadores bajo la dirección de William Kristol y Gary Schmith fundaron
el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano el cual
promueve el uso del poder diplomático, económico
y militar para difundir los valores e ideales americanos. Tal como los romanos dieron forma a su
mundo, también los líderes del Proyecto propugnaron al gobierno para re-hacer el nuevo mundo ante
la imagen americana. En 1998 los líderes neoconservadores enviaron una carta abierta al Presidente
Clinton proponiendo una agresiva estrategia político-militar para derrocar la dictadura de Saddam
Hussein en Irak. Haciéndose llamar Comité Para La
Paz y Seguridad en el Golfo, el grupo incluía luminarias actuales tales como el Secretario de Defensa
Donald Rumsfeld, el Presidente del Banco Mundial
Paul Wolfowitz, el Embajador de EE.UU ante Las
Naciones Unidas John Bolton y el Embajador en
Irak Zolmay Khalilzad.
En su reciente libro, El Caso de Goliat, Michael
Mandelbaum (2005) ofrece una nueva y audaz interpretación del unipolarismo, argumentando que
los debates acerca de las ventajas y desventajas respecto de la hegemonía global americana han sido
presentadas dudosamente desde que el gobierno
de los EE.UU., ha, de hecho, emergido (y ha sido
ampliamente aclamado) como el gobierno de facto
del mundo. Las ideas de Mandelbaum dan última
DESIGUALDAD GLOBAL, PODER Y EL MUNDO UNIPOLAR: IMPLICANCIAS PARA LA EDUCACIÓN EN TRABAJO SOCIAL
expresión a los elementos neo-hobbesianos dentro de la ideología unipolar que señalan que la paz
mundial puede llegar a ser bajo directrices de un
Leviethan poderoso con la voluntad y medios para
controlar los estados-nación.
Mientras que la tesis de Mandelbaum puede ser
también interpretada cínicamente sugiriendo que el
cosmopolismo ideal para el gobierno mundial ahora ya se ha realizado, los cosmopolitas se pueden
horrorizar ante la idea de que un poder imperial
puede, efectivamente, representar los intereses de
las diversas naciones del mundo y personas. El unipolarismo acaba con el ideal Post II Guerra Mundial,
como se demuestra en la Carta de las Naciones Unidas, el cual mencionaba que el mundo debe estar
compuesto de una comunidad igualitaria de países
estados soberanos cooperando entre ellos y viviendo en paz bajo una ley internacional.
Los defensores del unipolarismo no sólo han ridiculizado el ideal cosmopolita, sino que han hecho
campañas en su contra. Ejercieron influencias sobre círculos de política exterior norteamericana en
los ´90, y obviamente, sus ideas fueron adoptadas
por la actual administración Bush, la cual frecuentemente ha declarado su compromiso de expandir
las ideas de democracia liberal y capitalismo de libre mercado a través del mundo. El ejemplo más
dramático de la adopción de este unipolarismo
neoconservador fue la invasión a Irak. El desprecio
unipolarista hacia las Naciones Unidas se reveló ante
la insistencia de que el gobierno de EE.UU tiene el
derecho, bajo la doctrina del pre-despojo, de actuar
de forma unilateral en la arena internacional. Desde
luego los unipolaristas han previamente exhortado
al Congreso Norteamericano a rechazar una variedad de tratados internacionales y acuerdos sobre
derechos humanos, y a desdeñar organizaciones
multilaterales tales como la Corte Criminal. Más
recientemente, han asegurado el nombramiento de
unipolaristas en puestos claves de instituciones internacionales, como por ejemplo, el Banco Mundial
y las Naciones Unidas. Sus ataques también se han
dirigido hacia organizaciones internacionales sin
fines de lucro que no cuentan con su aprobación
en los campos ideológicos. El gobierno de Bush ha
usado su considerable poderío económico y diplomático para influenciar sobre la política mundial
de medio ambiente, derechos humanos, salud reproductiva y los esfuerzos para prevenir el SIDA,
particularmente en África. Por ejemplo, un artículo
reciente de la revista norteamericana EL PROSPECTO AMERICANO (The American Project) (Klaplan,
2006) muestra como las tradicionales políticas de
la administración Bush han tenido consecuencias
negativas para prevenir el SIDA en Uganda donde
el soporte financiero para programas de promoción de la abstinencia ha tenido como resultado la
disminución del uso de preservativo y el correspondiente incremento e incidencia de las infecciones
del VIH.
Sugerencias para la educación
en Trabajo Social
La agenda unipolarista representa un desafío mayor
para los docentes de trabajo social y profesionales
que creen en los ideales de la cooperación y reciprocidad internacional. Una gran cantidad del esfuerzo
internacional del trabajo social se fundamenta en
estos ideales. A través de los años los trabajadores
sociales han formado asociaciones profesionales a
nivel nacional, regional e internacional que promueven la cooperación entre ellos en diferentes partes
del mundo. Estas organizaciones y los trabajadores
sociales que ellas representan, son respetuosas de
las diferencias y buscan comprender y compartir
más que imponer puntos de vista profesionales.
Cuando estos ideales se confirmen en las reuniones
internacionales de este verano, y en futuros eventos
internacionales, los trabajadores sociales deben ser
cuidadosos respecto al rol de la ideología unipolar
y las poderosas fuerzas sociales hegemónicas que se
han liberado.
La ideología unipolar tiene profunda implicancia
para los trabajadores sociales docentes preocupados
de la desigualdad en el mundo. Al impartir enseñanzas sobre desigualdad y opresión, los educadores del
trabajo social deben estar atentos sobre la manera
de cómo la relación del poder global tiene su efecto
sobre las desigualdades domésticas y la vida de las
personas, familias y comunidades que ellos sirven.
Un conocimiento de las realidades del poder global
debe formar parte de las agendas de investigación.
Aún más, los educadores del trabajado social deben insistir en que sus asociaciones profesionales,
nacionales e internacionales, confronten incidentes
específicos que reflejen el brutal desarrollo del poder
global y reafirmen de manera práctica su compromiso con el diálogo y entendimiento internacional.
Esto implica algo más que declaraciones opositoras a las desigualdades causadas por globalización
económica o a opresiones étnicas, religiosas, homofóbicas y otras. La defensa del trabajo social debe
ir más allá de exhortar a estudiantes en las salas de
clases y con publicaciones del mismo tipo. Requiere
17
JAMES MIDGLEY
un compromiso específico para desafiar a aquellos
con poder en niveles nacionales e internacionales
que buscan minar los esfuerzos de los multilateristas que han luchado por promover la cooperación
internacional en la post era de la segunda guerra
mundial. Las asociaciones profesionales de asistentes sociales, como tales, son incapaces de ejercer
mucha influencia sobre los defensores del unipolarismo. Sin embargo, formando coaliciones con
otras organizaciones internacionales progresivas,
movimientos y grupos, los trabajadores sociales
pueden contribuir en positivas formas a enfrentar
el problema de la desigualdad global, promover la
paz, los derechos humanos, la justicia social internacional y el bienestar de todos los ciudadanos del
mundo.
18
Referencias
KAPLAN, E. (2006). “Fairy-Tale Failure.” The American
Prospect. July/August, 2006, p. 9.
HUNTINGTON, S. P. (1996). The clash of civilizations
and the remaking of the world order. New York: Simon
&Schuster.
KRAUTHAMMER, C. (2004). Democratic realism: An
American foreign policy for a unipolar world. Washington DC: AEI Press.
MANDELBAUM, M. (2005). The case for goliath: How
America acts as the world’s government in the 21st century. New York: Public Affairs Press.
MIDGLEY, J. (1998). ‘Colonialism and welfare: A PostColonialcCommentary.’ Journal of Progressive Human
Services. 9 (2), 31-50.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 19-22
El mundo unipolar y la inequidad en el
Trabajo Social. Comentario a la ponencia
central de James Midgley
The unipolar world and inequality in Social Work.
Comment to James Midgley’s central conference
PHD. TATSURU AKIMOTO
Tatsuru Akimoto es profesor de Trabajo y Bienestar Social en el Departamento de Trabajo Social de Japan Women’s University, XX.
Dirección Postal: 1-1-1 Nishi-Ikuta, Tama-Ku, Kawasaki-shi, Kanagawa, 214-8565, Japan; [email protected]
Resumen
El comentario a la ponencia del Profesor Midgley contrapone a la existencia de un mundo unipolar, la unipolaridad del trabajo social, y pone en evidencia que efectivamente el trabajo social
es esencialmente unipolar, ya que en nuestro entendimiento del trabajo social están incluidos los
sesgos y la inequidad.
Palabras claves (Mundo unipolar, trabajo social unipolar, desigualdad, prejuicio)
Abstract
The comment on Professor Midgley’s paper contrasts to the existence of an unipolar world, the
unipolarism in social work, evidencing that social work is effectively unipolar, because in our
understanding of social work there are included bias and inequality.
Key words (Unipolar world, unipolar social work, inequality, bias.)
Introducción
El mundo es unipolar
Los trabajadores sociales deberían entender los
asuntos más bien en el contexto de las relaciones
internacionales de poder, en particular en el mundo
unipolar de hoy en día, puesto que éste es una importante fuente de inequidad. Muchas gracias, Dr.
James Midgley, por este estimulante diálogo.
Con este incentivo me gustaría que la conversación se moviera un poco hacia adelante o un poco
hacia el lado. Hay dos puntos1: El primero es, “¿Es
el mundo unipolar una realidad o una ilusión? Si
es una realidad, hasta qué grado, y ¿en qué sentido (lo es)?” Y el segundo, “el mundo del trabajo
social es unipolar, por lo tanto la inequidad ¿le es
inherente, no?”
En la época de la Guerra Fría, el mundo era bipolar.
Uno de esos polos se derrumbó. Dos menos uno
equivale a uno-unipolar. Estados Unidos afirma que
alrededor del 30% (Shuppan, 2006:73) del producto nacional bruto del mundo de hoy, y casi 200
corporaciones de entre las que aparecen en Fortune,
500 pertenecen a ese país. Estados Unidos se refiere
a otros países como “granujas” y destruye los regímenes y/o gobiernos de éstos. La economía al estilo
Reagan, la economía de mercado, la privatización,
la liberalización de la economía, la competencia, la
economía neoclásica, las prácticas antisindicales, el
nacionalismo y su estrechez de miras, la (doctrina
de) seguridad nacional y la restricción de los derechos civiles han surgido en Estados Unidos para
barrer el resto del mundo. Alguna vez el pueblo de
Estados Unidos se preguntó “¿Cuál es nuestra cultura en común?” y descubrió que “¡Es la Cultura de
“¿Es el mundo unipolar una realidad o una
ilusión? Si es que es una realidad, ¿hasta
qué grado, y en qué sentido (lo es)?”
1
Hay otros puntos de interés, incluyendo, por ejemplo, “cosmopolitismo y globalización”.
19
TATSURU AKIMOTO
Norteamérica! –la de la comida chatarra, los blue
jeans y la música popular, etc.”2
polar, no unipolar. Muchas gracias, Sr. Midgley, por
aludir a esta teoría post colonial.
¿Es verdad?
Sin embargo, piensen sólo un poco. Este tipo de unipolaridad existía ya antes del colapso del régimen de
la Guerra Fría, y a veces en grados mucho mayores.
Pocos años después de finalizar la II Guerra Mundial,
casi el 70 % de todo el oro que había en el mundo estaba en manos de Estados Unidos3, que posee ahora
el 26%. El mismo 30% del producto nacional bruto
del mundo era producido por Estados Unidos, incluso en 19704 cuando ese país competía contra la
Unión Soviética. Estados Unidos utilizó la fuerza en
Corea, Vietnam, América Latina y en otros lugares
del mundo a fin de mantener la paz y el orden. Y, por
el contrario, fue apenas hace 15 años que ese mismo
país lamentaba su descenso al decir que “Japón era el
Nº 1”. Japón descendió con bastante rapidez. Alguna vez todos buscamos ayuda en los países europeos
para recuperar la economía mundial.
(3) Fue gracias al mundo uni-sistémico y no gracias al mundo uni-polar que ocurrió la desaparición
del mundo bi-polar. La desaparición del polo rival
implicó la desaparición del propio polo. Un polo requiere de algún grado de coherencia o convergencia
en el verdadero sentido de la palabra. Ahora tenemos un sistema capitalista más liberalizado en todo
el mundo, si bien de vez en cuando surge por un
momento por encima del resto algún país o algunos
países en particular.
El mundo de ahora
(1) Hoy en día el producto nacional bruto de la
Unión Europea excede el de Estados Unidos y el de
Japón alcanza la mitad del PNB de ese país (Shuppan, 2006: 72.). China se está acercando. Estados
Unidos no fue capaz de concluir las recientes negociaciones de la OMC tal como lo deseaba. Ni
tampoco ha sido capaz de convertir a Afganistán ni
a Irak según sus deseos.
(2) Sin embargo, las cosas han seguido marchando.
“Los días en que un puñado de países constituía un
súper poder y otros mantenían la paz y el orden
mediante la fuerza se han ido para siempre”, dijo un
diplomático británico al observar el G8 el mes pasado. El principal periódico de Japón, Asahi, señaló
que “El personaje principal no fue ni Rusia, ni Estados Unidos, ni ninguno de los otros grandes países
de los que ahí figuran”, sino aquellos países que no
estaban en la escena. El de hoy es un mundo multi-
¿Qué significa ser unipolar?
Es el mundo intelectual el unipolar. Tal como lo dijo
el Dr. Midgley, fueron los líderes de opinión de Norteamérica los que crearon y difundieron la teoría
del mundo unipolar, a veces centrándose en su responsabilidad en la mantención de la paz y el orden
como policía mundial. Después vinieron algunos de
los “eruditos” de la vertiente central de otros países.
En Japón, por ejemplo, la Asociación Japonesa de
Estudios Americanos5 le dedicó recientemente un
volumen a este tema. Sin embargo, no sabemos qué
se ha hablado respecto a las presentes relaciones internacionales de poder entre las personas en el resto
del mundo que no hablan inglés (o algunos de los
demás idiomas principales).
“¿Acaso la inequidad no es inherente
al trabajo social?”
La unipolaridad del trabajo social
El trabajo social, sin embargo, es con certeza un
mundo de unipolaridad. Tomemos, como ejemplos,
la definición internacional de Trabajo Social y sus
Estándares Globales que nosotros, pertenecientes a
la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo
Social y a la Federación Internacional de Trabajo Social6 hemos desarrollado en conjunto. La definición
Hay quien podrá decir que es adecuado como análisis de la acumulación de capital. ref: Teoría del Sistema Mundial.
Consorcios de bancos centrales, tesorerías, fondos de estabilización de intercambio monetario y otras instituciones oficiales. 68.2%
en 1950. Como no hubo disponibilidad de información de algunos países, el porcentaje real es levemente inferior a esta cifra. El
Departamento de Comercio de Estados Unidos, ed., Statistical Abstracts of the United States (1969), p.851. El momento cúlmine de
los consorcios en Estados Unidos fue en 1949. Publicación del Departamento de Comercio de Estados Unidos, Estadísticas históricas de
Estados Unidos, Vol. II, 1986., pág. 995. cf. Dos quintas partes aún en 1935.
4 29.8 en PNB real. Publicación del Banco Mundial, World Economic Statistics [Sekai Keizai Tokei] 1995 (1973-1993), Tokyo-shorin,
1996, P.32. 30.4% en PNB calculado por T. Akimoto del Departamento de Comercio de Estados Unidos; Publicación, Resumen Estadístico
de los Estados Unidos (1973), p.813 y el Departamento de Comercio de los Estados Unidos; Publicación Estadísticas Históricas de los
Etsados Unidos, Vol.I, 1986, p.224.
5 La ‘Japanese Association for American Studies’ es la mayor asociación académica de estudios americanos en Japón, que fomenta estos estudios
mediante publicaciones y actividades que facilitan la comunicación y cooperación entre especialistas en el tema americano (N. Editor).
6 IASSW y FISW (N. Editor).
2
3
20
EL MUNDO UNIPOLAR Y LA INEQUIDAD EN EL TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JAMES MIDGLEY
es idéntica a aquella que el trabajo social americano
ha desarrollado hasta el día de hoy y sus estándares
son una variación de aquellos que el trabajo social
Americano requiere para sí mismo.
Definición a partir del Polo
¿Existen ingredientes de inequidad en ellos? La definición comienza con las palabras “La profesión del
trabajo social fomenta...” Asume que el trabajo social es una profesión. No tengo intención de repetir
el antiguo debate que se sostuvo hace muchos años
en Estados Unidos y en otros lugares del mundo,
pero ahora estamos hablando de trabajo social en el
mundo. El ser una profesión se basa en la premisa
de que se trata de un oficio. ¿Cuántos países en el
mundo de hoy tienen y pueden permitirse el “espacio” para tener trabajadores sociales como oficio
o como profesión? Entre 200 países, dos terceras
partes pertenecen al mundo de los dos tercios7”.
Veamos, por ejemplo, las estadísticas de la OIT. Su
composición industrial está conformada abrumadoramente por la industria primaria. Las industrias
manufactureras (secundaria) y proveedoras de servicios (terciaria) son muy limitadas, a veces con
apenas porcentajes variables, o entre 10 y 30 %. El
propio término “trabajadores sociales” no puede ser
hallado en su clasificación ocupacional.
Requerimientos a partir de estándares
Otro ejemplo. El último borrador de los Estándares Globales, que se distribuyó para ser sometido
a la opinión pública antes de nuestro congreso en
Montpellier, contenía cláusulas que requerían, por
ejemplo, una cierta cantidad de profesionales con
doctorados en los programas de graduados8. Ustedes conocen las tasas de matrículas de los niños en
muchos países. Incluso la matrícula para enseñanza básica está por debajo del 50%, la matrícula en
universidades alcanza apenas un bajo porcentaje y
aquellas para el nivel de postgrado llegan prácticamente a cero. Puede que no haya programas de
educación en trabajo social de niveles más elevados. Sólo algunas personas entre los muy ricos o las
familias pertenecientes a las elites pueden estudiar
en el extranjero, en Estados Unidos o en los países europeos para obtener grados de maestría o de
doctorado. No existen suficientes candidatos que
7
8
9
puedan cumplir con esta condición de los Estándares Globales ¿Acaso debemos importar titulares de
doctorados desde los Estados Unidos u otros países
occidentales? El trabajo social americano es el que
aquellos que estudiaron en el extranjero traen de
vuelta y aquellos que han sido importados traen
como aporte9.
Dos tercios del mundo sin Trabajo Social
No sólo las personas en los “países desarrollados”,
sino también la gente del “mundo de los dos tercios” sufren problemas y dificultades en sus vidas.
Mientras existan esos desafíos habrá trabajo (social)
y esfuerzos de otros para implementarlo. Ese trabajo y ese esfuerzo pueden ser llevados a cabo por
trabajadores sociales “profesionales” o “no profesionales”, o por alguien más que pueda no contar
con el título de trabajador social al interior de su
sociedad, o puede que lo haga en forma gratuita o
a cambio de un pago. Ustedes pueden recordar un
término de la sociología, “alternativas funcionales”.
O recordar nuestros típicos textos de estudio de historia occidental del trabajo social, los que siempre
consideran la caridad y a los amigables visitantes,
entre muchas otras actividades.
¿Importar trabajadores sociales desde los
“Países Desarrollados”?
Si definimos trabajo social como profesión, todo el
trabajo con poblaciones autóctonas y los esfuerzos
dirigidos a aliviar o a resolver las necesidades de
muchos países del mundo en desarrollo, al igual
que algunos países subdesarrollados, quedan socialmente excluidos de nuestro territorio de trabajo
social. Si hubiésemos exigido el cumplimiento de
la cláusula de postgrado, pocos programas hubiesen podido implementarse en el mundo en vías de
desarrollo. ¿Es que no podemos practicar el trabajo
social en aquellos países a menos que su trabajo social se desarrolle y madure como oficio o profesión?
¿Debemos esperar su desarrollo y madurez? ¿O sólo
los “trabajadores sociales internacionales” de los
“países desarrollados” que realizan un trabajo social
profesional pueden llevar a cabo la práctica de trabajo social en aquellos países al menos por ahora,
aceptando la teoría de la convergencia?
“Two Thirds World”, o Mundo en vías de desarrollo” (N. Editor).
Las cláusulas fueron eliminadas del borrador final antes del Encuentro de Adelaide en 2004.
Tatsuru Akimoto, “Una reflexión sobre la definición internacional de Trabajo Social”, un “comentario público” enviado a AIETS el
26 de junio de 2002.. (“Hacia dónde se dirigen los programas de graduados?” - Nuestros ‘Bienestar Social’/’Trabajo Social’ deben ser
globalmente competitivos. –,” Bienestar Social (Departamento de Bienestar Social de la Universidad de la Mujer de Japón), No.43, 2002,
pp.175-192 y Trabajador Social (Asociación Japonesa de Trabajadores Sociales), No.7, Mayo de 2005, pp.25-40.
21
TATSURU AKIMOTO
Absorber, más que divulgar
El trabajo social logró un pleno florecimiento en Estados Unidos y no se nos han presentado modelos
alternativos de trabajo social. En este sentido, el trabajo social es esencialmente unipolar. No se trata de
que esto sea bueno o malo. Lo que precisamos hacer
es “enriquecer ‘nuestro’ trabajo social con ‘sus’ actividades, prácticas y experiencias en aquellos países
que hoy en día no cuentan con trabajadores sociales
profesionales” en lugar de “extender ‘las nuestras’
hacia los países subdesarrollados”. No diseminar
sino que absorber. Además, no hay alternativas para
que el trabajo social progrese. En nuestro entendimiento del trabajo social están incluidos los sesgos
y la inequidad. La “profesión” y la “cláusula de
22
doctorado” son perfectos ejemplos de esto. Debemos entender el trabajo social en un contexto más
internacional. Es esto lo que aprendí hoy. Muchas
gracias, Dr. Midgley.
P.D. Mientras el mundo real sea unipolar, puede
resultar muy efectivo que el trabajo social sea unipolar a fin de tratar con los problemas y dificultades
de las personas en todo el mundo.
Referencias
SEIBIDO SHUPPAN (2006) ed., World Atlas [Ima ga
wakaru, Jidai ga wakaru, Sekai-chizu], Seibido Shuppan,
2006, p.72.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 23-26
Trabajo Social, capitalismo y el mundo
unipolar. Comentario a la ponencia central
de James Midgley
Social Work, capitalism and the unipolar world.
Comment to James Midgley’s central conference
PHD. ANA ELIZABETE MOTA
Ana Elizabete Mota es profesora del Departamento de Servicio Social de la UFPE (Universidad Federal de Pernambuco) Av. Prof.
Moraes Rego, 1235 - Prédio da Reitoria - CEP.50.670-901 Cidade Universitária - Recife - PE - Brasil; [email protected]
Resumen
De acuerdo a la autora, Midgley define el campo de las relaciones internacionales de poder como
un vector analítico esencial para el análisis del asunto de la desigualdad y de los mecanismos utilizados para enfrentarlas, entre ellos, la intervención del Servicio Social. Sin embargo ella insiste
en que las desigualdades sociales son inherentes al desarrollo del capitalismo y que para revertir
u oponerse al dominio global del capitalismo que se expresa en las iniciativas económicas y en
sus disposiciones políticas, se impone la conciencia de las desigualdades que son inherentes a la
formación y constitución de las clases sociales.
Palabras claves (Mundo unipolar, capitalismo, clases sociales, desigualdades)
Abstract
According to the author, Midgley narrows the field of international relations of power as an essential analytical dimension to analyze inequality and the mechanisms used to face it, including
the intervention of Social Service. But Mota insists that social inequalities are inherent to the
development of capitalism and to reverse or oppose the domination of global capitalism, expressed in economic initiatives and in its political provisions, it is needed to impose awareness about
inequalities through training and formation of social classes.
Key words (Unipolar world, capitalism, social class, inequalities)
Me gustaría saludar a todos los participantes del 33°
Congreso Mundial de Escuelas de Trabajo Social,
y agradecer la invitación de la Comisión Organizadora, en especial a la Coordinadora académica
del evento, Teresa Matus, por la oportunidad de
dialogar con el Servicio Social mundial. Lo hago
a nombre mío, de mi Universidad, la Universidad
Federal de Pernambuco, y de la Asociación Brasileña de Enseñanza e Investigación de Servicio Social,
que se hace representar en este Congreso.
También aprovecho la oportunidad para felicitar a
los demás integrantes de este panel, en particular al
conferencista, profesor James Midgley, cuya exposición será el objeto de mis comentarios.
No podría ser más oportuno el tema de esta sesión,
quizás uno de los más estratégicos para alimentar el
debate y las iniciativas que estamos presenciando
en este Congreso.
Vuelvo al objetivo de mi participación en este panel
para expresar mi acuerdo con los términos generales del debate presentado por el Profesor Midgley,
así como con el estimulante desafío que nos hace al
proponer la creación de una agenda política, teórica
y académica para el Servicio Social mundial.
Al alero de la denuncia de la unipolaridad norteamericana, cuya autorepresentación de gobierno del
mundo nos remite al concepto de nación imperialista, el profesor delimita el campo de las relaciones
internacionales de poder como un vector analítico
esencial para el análisis del asunto de la desigualdad
y de los mecanismos utilizados para enfrentarlas, entre ellos, la intervención del Servicio Social.
23
ANA ELIZABETE MOTA
En el desarrollo de su conferencia el Profesor destaca tres puntos fundamentales que profundizó y
analizó a lo largo de su exposición:
1. La necesidad de hablar sobre la desigualdad
más allá de una perspectiva cuantitativa, economicista y monetarista problematizándola
desde una perspectiva que llamó multicultural y sociológica;
2. La importancia de darle un enfoque más
amplio a la desigualdad, tratándola en el
contexto de las relaciones internacionales de
poder, cuyas macro-determinaciones inciden
en la forma en que diferentes estados-naciones incorporan tanto la relación entre
crecimiento económico y desigualdad como
la relación entre poder global y desigualdades
regionales, nacionales y locales;
3. La ineludible necesidad de ampliar el
horizonte y los objetos de búsqueda/investigación y conocimiento en el Servicio Social,
incorporando estudios e intervenciones cuyas perspectivas sobrepasen la comprensión
de las desigualdades sociales en términos de
inequidad en el ingreso y/o de manifestación
de formas de opresión étnicas, de género y
culturales, y las instalen al interior de las relaciones internacionales de poder. Se trata
de identificar la forma en que esas relaciones
afectan directa o indirectamente las condiciones de vida y los derechos humanos y sociales
de millares de personas en los más diversos
países, y de conocer los mecanismos vigentes
de intervención social, muchos de los cuales
son implementados por trabajadores sociales
de todo el mundo.
Luego de identificar los problemas y analizar las
tendencias teóricas e ideo-políticas que informan el
debate sobre la unipolaridad, en particular lo que
aparece expresado en la “paz americana”, el Profesor Midgley concluye su exposición defendiendo
la multi-lateralidad, la cooperación internacional,
los derechos humanos y la justicia internacional,
ofreciendo indicaciones que me parecen muy importantes:
1. La revelación de los temas presentes en la
agenda unipolar, entre otros, los que están
siendo incorporados por los organismos
financieros internacionales tales como el Banco Mundial, el FMI y la OMC, y que afectan
en forma directa a los sistemas de protección
social, educación, políticas ambientales y de
género, etc., como condición para construir
24
nuevos mecanismos de contrapoder internacional;
2. La conciencia del papel de la ideología unipolar y de las poderosas fuerzas globales
predominantes, en particular la ofensiva del
pensamiento único que se expresa en la ideología neoliberal y en las coercitivas estrategias
de poder;
3. La necesidad de manifestaciones públicas
contra el brutal ejercicio del poder global,
desafiando a los poderosos locales e internacionales;
4. La formación de alianzas con organizaciones
internacionales progresistas y con movimientos sociales con objeto de abordar la
desigualdad en el mundo.
Aunque concuerdo con la problemática y las propuestas sugeridas, pienso que a esas afirmaciones
debemos agregar otros problemas y asuntos, lo que
haré a continuación:
• Parto del principio de que las condiciones de
vida y de trabajo de millones de personas que
viven al margen de la producción y del beneficio de la riqueza producida socialmente, tanto
en los principales países como en los países
de la periferia, revelan que las desigualdades
sociales son inherentes al desarrollo del capitalismo.
• El modo de producir, distribuir y acumular los
bienes materiales y la riqueza es un producto
histórico, resultado de la acción de hombres
y mujeres, que al aportar con la reproducción
de su propia vida reproducen las relaciones sociales. Son hombres y mujeres que hacen la
historia, si bien bajo condiciones y relaciones determinadas.
• El capitalismo, en el curso de su desarrollo histórico, junto con instituir la acumulación de
la riqueza, produjo el fenómeno de la extrema
pobreza. Tal como podemos constatar, ya en
el siglo XIX estaba arraigado el problema que
vendría a desafiar el siglo XXI: la indiscutible
tendencia a la exclusión de los procesos productivos y del acceso a los bienes materiales y
culturales socialmente producidos.
• Lo que diferencia la problemática y la programática de la situación anterior respecto de la
actual es el horizonte expansivo del capitalismo, con la brutal reducción de la mano de obra
(en los procesos de trabajo y producción), la
subordinación de la producción material a los
imperativos del capital financiero, los cambios
TRABAJO SOCIAL, CAPITALISMO Y EL MUNDO UNIPOLAR. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JAMES MIDGLEY
en la intervención social del Estado y el acento
de este proceso en las luchas en la historia de
la clase trabajadora.
Si en el periodo expansivo de la post-guerra el Estado era el que mediaba la acumulación a través
de la intervención social, hoy en día éste gestiona la financierización1 y le entrega a la sociedad
y a sus organizaciones la responsabilidad de encontrar formas “creativas” de abordar el problema
social, depositando en la ayuda, en la solidaridad
interpersonal, en el voluntarismo personal y empresarial y en el trabajo social, la única posibilidad
de intervención social. Todas estas son efímeras,
ocasionales, y surgen en regímenes de excepción
o de emergencia. Del mismo modo, transforma
aquellos que fueran los pilares de sustentación de
los sistemas mundiales de protección social en servicios comerciales o en negocio, despojando con
esto a los usuarios de los servicios públicos y colectivos de su condición de sujetos con derechos
y transformándolos en genéricos ciudadanos consumidores.
Así las cosas, el panorama mundial, subordinado
a las relaciones internacionales de poder y a una
capacidad sin precedentes de concentración de la
riqueza en pocas manos, deja patente la existencia
de problemas que afectan en forma severa el modo
de ser y de vivir de los trabajadores: el desempleo
estructural, la crisis del trabajo asalariado, la desarticulación del estado de bienestar, la cancelación de
los derechos sociales, asuntos que afectan el tenor
ideológico de sus luchas sociales. Sí, ya que para revertir u oponerse al dominio global del capitalismo
que se expresa en las iniciativas económicas y en sus
disposiciones políticas, se impone la conciencia de
las desigualdades que son inherentes a la formación
y constitución de las clases sociales.
Más que las normas y disposiciones económicas, lo
que el nuevo imperialismo instala en el mundo es
la construcción de una hegemonía plasmada por la
difusión de culturas y valores de una determinada
clase: la de los que acumulan riqueza y poder a costa del trabajo de los millones de hombres, mujeres y
niños de todo el mundo.
Calificado por muchos como un periodo en el que
el trabajo perdió su centralidad o como un periodo en el cual el capitalismo dejó de tener miedo,
el hecho es que estas últimas dos décadas son el
escenario de un proceso de restauración capitalista
1
asentado en un doble movimiento: la redefinición
de las bases de la economía del mundo a través de
la reestructuración productiva y de los cambios en
el mundo del trabajo; y la ofensiva ideo-política
necesaria para la creación del predominio del gran
capital, que se evidencia en el surgimiento de un
nuevo imperialismo, característico de esta nueva
fase del capitalismo.
Según Harvey (2003), el predominio ha sido
ejercido por Estados Unidos mediante el uso de
estrategias que combinan la coerción y el consenso
y lo hace como “un estado dominante que dirige
un sistema de Estados en una dirección determinada, y al hacerlo, es percibido mayoritariamente
como un gobierno mundial, abocado a promover
el interés general”. Al delimitar la ideología de sus
opositores establecen la suya como ideología universal.
En la fase actual, los capitales que circulan en los
círculos financieros provienen del sector productivo, pero es el capital financiero el que se nutre de
la transferencia de la riqueza en un círculo muy
propio. Los resultados son el desempleo y el empobrecimiento de millones de personas.
En oposición a la acumulación expandida que
marcó la primera mitad del siglo XX, lo que está
en proceso de consolidación es la acumulación por
despojo bajo el comando de los países ricos. El principal vehículo de esta acumulación por usurpación
ha sido la apertura forzada de mercados en todo el
mundo mediante presiones institucionales ejercidas
por medio del FMI o de la OMC.
Este proceso va desde el patentar las investigaciones
genéticas, la mercantilización de la naturaleza a través del derecho a contaminar, hasta la privatización
de los bienes públicos y la transformación de los
servicios sociales en negocios, como viene ocurriendo con la salud, la previsión social y la educación.
Se continúa con la ampliación de los fondos de
pensión, dando origen a lo que Peter Druck llama
capitalismo de los trabajadores o fin del capitalismo, puesto que la propiedad de los fondos es de los
trabajadores, haciendo que los procesos de financierización y privatización estén en manos de estas
instituciones que concentran el mayor volumen de
activos disponibles en el mundo. Los trabajadores
se transforman en accionistas mayoritarios de las
mayores corporaciones mundiales, así como en ejecutivos del capital financiero.
La financierización consiste en priorizar los capitales financieros y comerciales sobre los industriales (N.Traductor).
25
ANA ELIZABETE MOTA
También implica la degradación del medio ambiente, con el aumento de la industria de los desechables
y con la producción de mercancías con caducidad
programada, generando una sociedad de basura y
de productos desechables.
En este panorama, el gran capital desea que los lugares
ocupados por las clases trabajadoras en los procesos
de producción y reproducción social se separen cada
vez más de su convivencia de clase, fragmentándosela, y a veces, confrontando sus intereses.
La mercantilización de la esfera de la reproducción
también es uno de los nuevos signos de la actual
etapa y repercute en dos aspectos: a) la expropiación y mercantilización de actividades domésticas
y privadas no mercantiles de las que son ejemplo
los servicios de cuidado del hogar y los cuidadores
sociales; b) y la sobre explotación de las familias,
particularmente de las mujeres, en los países periféricos que, asumen como parte de sus actividades
domésticas y bajo su responsabilidad, y a costa de
hacer más precarias sus condiciones de vida, un
conjunto de actividades que deberían ser públicas.
Al la vez que el proceso de mundialización consigue articular y reunir los capitales de todas partes
del mundo, fragmenta las identidades y las necesidades de aquellos que viven de su trabajo. Es la
razón de que sea necesario crear una interfase con
el movimiento antiglobalización -anticapitalista y
anti-imperialista con acento en la tensión entre lo
global y lo local, en una perspectiva de clases, como
la única manera de resistir y revertir el proceso social en curso.
También en el ámbito del trabajo hay cambios substantivos, ya sea bajo una nueva versión de antiguas
formas de trabajo, como la producción de partes,
en el hogar, etc., o bien instituyendo nuevos procesos de trabajo, externalizando y desterritorializando
parte del ciclo productivo o construyendo nuevos
modos de cooperación, donde se adaptan en un
mismo proceso productivo, actividades que implican altas tecnologías y la absoluta precariedad.
La ofensiva para asegurar la reproducción de esos
procesos pasa por dos mecanismos: la reforma del
Estado y la definición de estrategias que deben ser
formadoras de una nueva cultura y formas de convivencia. En esa nueva convivencia se reconsidera
al ciudadano con derechos, convirtiéndolo en un
supuesto ciudadano consumidor; el antiguo trabajador asalariado se considera un emprendedor;
el desempleado pasa a integrar la clientela de los
programas de ingreso mínimo; y los trabajadores
subcontratados se transforman en socios de los
grandes negocios mediante los fondos de pensión
y de los mecanismos de co-gobierno. Además,
las relaciones locales y de vecindad se consideran comunitarias y solidarias, difundiendo la idea
de componer una identidad asociativa, solidaria y
cooperativa. También se observan formas de despolitización de las acciones colectivas, tratadas ahora
como mecanismos de empoderamiento. Nos preguntamos: ¿Empoderamiento de quién? ¿Para qué?
26
Eso no es tarea exclusiva de los asistentes sociales,
si bien como trabajadores sociales que somos, como
profesionales reconocidos socialmente por la utilidad de nuestro trabajo, tenemos la obligación, cada
uno desde su lugar y desde su país, de no desconocer este proceso. Es necesario tener claro que los
mecanismos de enfrentamiento y superación de las
desigualdades sociales deben considerarse en dos
dimensiones: 1) la que apunta al enfrentamiento
a través de la lucha por la emancipación política
–el campo del derecho, del acceso universal, del
reconocimiento público y civil de la condición del
ciudadano– 2) la que percibe su superación a través de la búsqueda de la emancipación humana
de los pueblos, cuya estrategia puede ser la internacionalización de las luchas de los trabajadores,
proceso para el cual tenemos contribuciones, teorías, políticas y prácticas para ofrecer.
Es en esta atmósfera que están puestos los desafíos del Servicio Social mundial. En primer lugar,
un supuesto para todos nosotros: si se confunde la
esencia con la apariencia, toda investigación sería
innecesaria. En segundo lugar, investigar nuestra
práctica docente de una condición de trinchera teórica, académica y de formación y capacitación de las
nuevas generaciones de profesionales, respetando
las diferencias, pero sin renunciar a la posibilidad
de ser profesionales críticos, formadores de cultura
y protagonistas de la construcción de una sociedad
distinta. Las sugerencias del Profesor Midgley son
un buen comienzo para este proyecto. Gracias.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 27-30
Demandas globales para Trabajo Social.
Comentario a la ponencia central de
James Midgley
Global demands for Social Work. Comment to
James Midgley’s central conference
PHD. VISHANTHIE SEWPAUL
Vishanthie Sewpaul es Profesora Senior en la Natal University of Kwazulu Natal. School of Social Work and Community Development Howard College Campus. Durban 4041. South Africa. [email protected]
Resumen
El comentario a la ponencia del Profesor Midgley se refiere básicamente a resguardar el rol del
trabajo social en el ejercicio de la solidaridad y la acción colectiva en un mundo donde los nacionalistas y los cosmopolitas no son auto-excluyentes uno del otro, y donde el trabajo social es demandado en unir fuerzas a nivel global como profesión organizada, con el objeto de desafiar a los
sistemas globales de injusticia y al imperialismo unipolar que ha llegado a dominar al mundo.
Palabras claves (Unipolar, trabajo social, desigualdad, solidaridad, acción colectiva)
Abstract
This comment about Professor Midgley’s presentation talks mainly about protecting social work’s
role in promoting solidarity and collective action, in a world where nationalists and cosmopolitans are not exclusive position, and where social work is demanded to gather forcers at global
level, as organized profession, in order to challenge unequal global systems and the unipolar
imperialism dominating the world.
Key words (Unipolar, social work, inequality, solidarity, collective action)
Damas y caballeros, me complace ofrecer la respuesta a la ponencia del Profesor Midgley. Si bien
es en verdad un placer, es también una tarea desalentadora, dado el prestigio del Profesor Midgley
y su prolífica escritura en el terreno del desarrollo
social. Aunque el Sr. Midgley ha estado demasiado
presente en mis clases de postgrado sobre políticas
de bienestar y desarrollo social –en forma virtual,
como para involucrarnos en muchos de sus textos– debo admitir que me siento un poco fuera de
lugar al redactar hoy esta respuesta, pero haré mi
mejor intento.
El Profesor Midgley avala la elección del tema del
congreso –de modo que mis felicitaciones a los organizadores del Congreso por la elección– que señala
que con el aumento del neoliberalismo y el énfasis
puesto en el crecimiento económico más que en la
redistribución, hemos visto aumentar la desigualdad en el mundo. La desigualdad se ha ampliado
no sólo entre los así llamados países desarrollados
y en las regiones en desarrollo, sino también en los
países esencialmente capitalistas. Los Estados Unidos, uno de los países más poderosos del mundo,
cuentan con más de 12 millones de personas que
sufren de inseguridad alimentaria y que no saben
de dónde llegará el próximo alimento que podrán
consumir. Si bien las diferencias en los ingresos
son importantes de por sí, el Profesor Midgley nos
recuerda que no deberíamos olvidar la forma en
que factores tales como la raza, el género y la etnia se intersectan con los factores económicos para
mantener a las personas en posiciones de opresión
y exclusión. No es accidental que las personas de
color y principalmente las mujeres de color sigan
siendo las personas más pobres y marginadas en
cada uno de los continentes del planeta. Hace tiempo descartamos las teorías socio-biológicas de raza y
género que intentaron ubicar a las personas de raza
negra y a las mujeres en un estatus inferior como
27
VISHANTHIE SEWPAUL
personas de menor inteligencia y pertenecientes a
la menor de las especies. Como cientistas sociales
reconocemos el impacto de las constelaciones de
poder sesgadas y de las injusticias estructurales y las
formas en que esto enmarca prácticas fuera de las
cuales nosotros mismos tenemos dificultades para
pensar. El control de nuestra conciencia ha sido tan
poderoso, tan exitoso y tan completo que tenemos
dificultad para creer que haya otros mundos fuera
del capitalismo y más allá de éste. Aún cuando lo hacemos, nos quedamos cortos al imaginar un orden
mundial alternativo que abarque ideales y prácticas
redistributivas democráticas sociales. Estas, necesariamente, piden estructuras de gobiernos políticas y
socioeconómicas que van contra la mayoría de las
formas occidentales de democracia liberal.
En verdad, más que entender plenamente el “realismo” de los imperialistas unipolares y de cuestionar
sus destructivos efectos, que es a lo que nos insta el Prof. Midgley, existe una llamada de muchos
trabajadores sociales hacia los derechos humanos y
la justicia social desde el interior del modo liberal
que domina los derechos, principios y opciones. La
democracia liberal supone la existencia de un individuo autónomo y libre, no sujeto a restricciones
estructurales externas sobre sus elecciones. Hay una
supuesta convergencia entre la democracia liberal y
la ideología del libre mercado. De ahí el deseo de
Bush de democratizar a Irak llevando a ese país por
el camino liberal y su regocijo ante la perspectiva de
que Fidel Castro renuncie de modo que Norteamérica pueda restaurar para los cubanos sus libertades
y democracia. Yo digo que Cuba debe trazar su
propio camino si el socialismo cubano no funciona para Cuba. La intervención norteamericana en
Irak no ha contribuido a ninguna otra cosa aparte de una gran cantidad de muerte y destrucción.
¿Qué bien le ha aportado la forma norteamericana
de democracia liberal a las mayorías del mundo, en
donde la riqueza, la educación, la salud y el bienestar se concentran en las manos de unos pocos? Si la
democracia social implica esforzarse por conseguir
mayor igualdad entre las personas –donde ningún
niño se vaya hambriento a la cama, donde ningún
niño muera a causa de enfermedades que pueden
prevenirse, y en donde todos los niños tengan acceso a la educación básica gratuita– ¿no es esta una
mejor opción que la ideología de libre mercado? Los
beneficios acumulados por una pequeña elite bajo
el neoliberalismo y el poder que ésta ejerce al controlar la mayor parte del capital del mundo, además
de los medios, significa que somos pocos lo que podemos pensar en posibilidades fuera de este marco.
28
Pero amigos, es importante –en especial si reconocemos que el dolor, los traumas y el desperdicio de
vidas se apoyan en el capitalismo neoliberal y en la
destrucción de los recursos del planeta– que cuestionemos el actual orden imperante en el mundo.
Existe un supuesto que se da por sentado en relación
a una convergencia entre el mercado y la democracia, con el predominio capitalista norteamericano
pregonados como fuente de moral y de práctica
de la democracia, lo cual en realidad no puede estar más alejado de la verdad, tal como lo aclara un
maravilloso escritor post-colonial, Samir Amin. Si
la democracia en verdad se trata de derechos humanos, justicia social, participación del pueblo y
respeto por la dignidad humana, ¿en dónde está su
convergencia con el mercado, que no deja espacio
para la justicia y la compasión, que crea indiferencia
respecto de la desigualdad, el hambre, la explotación y el sufrimiento, que excluye las voces de los
Otros, con un poder altamente centralizado que se
negocia en la Banca Mundial, el Fondo Monetario
Internacional, La Organización Mundial del Comercio y por los súper poderes del mundo? Si el acceso
a la información es central para una democracia
que se profundiza, ¿cómo puede haber democracia
si la información y las propias ideas que generamos se transforman en materia prima? ¿Cuál es la
convergencia entre democracia y mercado cuando
los derechos de propiedad intelectual (DPIs) que
incorporan las leyes de patentes, se diseñan sólo
en interés del lucro (por ejemplo, aquellos de las
empresas farmacológicas multinacionales, permiten que muera una tercera parte de la población del
Mundo de los Dos Tercios? ¿Qué son lo liberal y la
libertad individual, si tales libertades significan la
restringida opción por la enfermedad, la inanición,
el hambre y la muerte para una gran parte de la
población del mundo? Chang y Grabel (2004, p.
94) afirman que “se ha dejado fuera de la noción
liberal sobre los derechos de propiedad intelectual,
la posibilidad de que el ‘lucro social’ o bienestar
social puedan servir como estímulo para la innovación o que los gobiernos deberían estar en posesión
de esos derechos” más que los individuos o la empresa privada. Amin (2001, p. 9) concluye que “...
las relaciones capitalistas globales de mercado han
generado desigualdades cada vez mayores. La teoría
de la convergencia –la noción de que mercado y democracia confluyen– es hoy en día sólo un dogma;
una teoría de políticas imaginarias”, con mucho de
lo que se habla acerca de democracia reflejando la
imposición de los formuladores de las políticas que
han usurpado el poder en los Estados Unidos.
DEMANDAS GLOBALES PARA TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JAMES MIDGLEY
El Profesor Midgley nos ofrece una comprensión
teórica al proporcionarnos cuatro amplias categorías
de respuesta al poder global. Los ideales optimistas
e igualitarios de los cosmopolitas que favorecen la
cooperación internacional con el mismo trato para
todos los estados - naciones; la protección de las
identidades e intereses nacionales de los etno-nacionalistas; la negación del mundo interconectado de
los aislacionistas1; y los realistas internacionales. Es
al interior de esta última categoría donde están los
imperialistas unipolares que basan sus argumentos
en el principio darwiniano del determinismo biológico y de la supervivencia del que mejor se adapte;
la “naturalidad” y la inevitabilidad del dominio de
las naciones más débiles por parte de las más fuertes. Según lo dicta la dinámica actual del mundo,
los Estados Unidos son los que ostentan esta posición –sólo que no se trata del benevolente Leviatán
que utiliza su poder militar, diplomático y económico para mantener la paz en el mundo como creen
algunos imperialistas unipolares. Sabemos que la
verdad es lo opuesto. El Profesor Midgley menciona apenas algunos de varios ejemplos de los efectos
destructivos del unipolarismo norteamericano– su
compromiso con hacer que la democracia liberal y
el libre mercado dominen el mundo, la guerra en
Irak, y las consecuencias de las políticas de abstinencia de los conservadores Norteamericanos con
respecto a la prevención del VIH en Uganda.
Si bien los sistemas de clasificación y categorización pueden tener valor y ayudarnos a encontrarle
el sentido a un mundo muy caótico y complejo,
al mismo tiempo contienen el potencial de imponernos una camisa de fuerza. No he estudiado las
complejidades en absoluto. Sin embargo, no estoy
segura de que no se pueda ser, por ejemplo, nacionalista y cosmopolita al mismo tiempo. ¿Podría ser
nuestra fidelidad hacia la identificación nacional, y
nuestra necesidad de ella, la antítesis de los ideales
cosmopolitas de ciudadanía global? Las identidades, como todos sabemos, son fluidas, dinámicas
y cambiantes –dependiendo de diversos factores
de contexto e históricos. Además, si bien mucho
de nuestra retórica en el trabajo social acerca de
los derechos humanos y la justicia social pueden
conjurar las imágenes de la ciudadanía global, las
definiciones de ciudadanía– con su enfoque sobre
los derechos y responsabilidades de los pueblos en
relación a una nación-estado específico, indican que
todos los aspectos sustantivos de la ciudadanía se
apoyan a nivel nacional. De modo que, sin importar lo cosmopolita que se pueda ser en términos de
perspectiva la realidad es que esos marcos políticos
y legislativos con respecto a la ciudadanía se definen
a niveles nacionales. Los sistemas de clasificación a
veces constituyen también la apariencia tras la cual
se ocultan los académicos y los cientistas sociales.
Facilita un lenguaje de objetividad, neutralidad y
una postura de libre mercado (value - free) ante
una problemática demasiado repleta de valor (value laden). Estoy muy complacida de señalar que el
Profesor Midgley no usa esta clasificación con esta
finalidad. Por el contrario, llama en forma explícita a los trabajadores sociales a estar concientes de
las consecuencias de la ideología y prácticas unipolares y a nosotros nos propone cuestionarlas. Nos
re-repite aquello a lo que nos han llamado muchos
trabajadores sociales en todo el mundo. Su llamado
concuerda plenamente con la declaración de visión
y misión de la Asociación Internacional de Escuelas
de Trabajo Social (AIETS)2. La declaración de políticas sobre derechos humanos de la Federación
Internacional de Trabajadores Sociales (FITS)3 y de
la AIETS reconoce el lugar de la solidaridad y de la
acción colectiva. Pienso que llegó el momento de
responder a este llamado en forma activa. Hay muchos trabajadores sociales profesionales, quienes ya
sea dentro de sus capacidades individuales, o como
parte de sus organizaciones nacionales de sociedad
civil locales o nacionales, están cuestionando los
sistemas globales de injusticia, exclusión y marginación. Es poco afortunado que como profesión
organizada no hayamos sido capaces de hacerlo a
nivel global. Necesitamos desarrollar una red global de trabajadores sociales que se involucre, que
entable diálogos, que desarrolle alianzas con otros
movimientos de la sociedad civil y que desafíe a los
actuales esquemas del imperialismo unipolar y a la
ideología de libre mercado que domina cada aspecto de nuestras vidas y de las vidas de las personas
para las que trabajamos. El trabajo social, como disciplina, se ve afectado por ellos en todo el globo.
Los trabajadores sociales han escrito sobre el tema,
y algunos han protestado contra el creciente énfa-
Isolationism: una política extranjera que combina una política militar no intervencionista y una política de nacionalismo económico
(proteccionismo). (N. Editor).
2 IASSW.
3 IFSW.
1
29
VISHANTHIE SEWPAUL
sis en las prácticas, resultados, auditorías, nóminas
salariales con base en la evidencia, a expensas del
énfasis del trabajador social en la protección, los valores, los procesos y la reflexividad. Los trabajadores
sociales deben trabajar bajo enormes presiones con
el aumento de la privatización de los servicios; la
reducción de la salud, la educación y el bienestar,
y la creciente desigualdad en el mundo. Y lo que
es más importante, vemos, somos testigos y experimentamos, los efectos de éstos en las vidas de las
personas para las que trabajamos. Necesitamos comenzar a dialogar a nivel global. Necesitamos soñar
con la posibilidad de órdenes mundiales alternativos. Si realmente podemos comenzar a visionar ese
sueño tal vez podamos comenzar a darle alguna
sustancia y ofrecer esperanzas para el futuro. Es un
30
imperativo moral y no deberíamos rendirlo ante
los políticos, cientistas políticos, sociólogos y anarquistas del mundo. El trabajo social necesita unir
fuerzas a nivel global como profesión organizada
para desafiar a los sistemas globales de injusticia y
al imperialismo unipolar que ha llegado a dominar
al mundo.
Referencias
AMIN, S. (2001) Imperialism and Globalization. Monthly
Review. 53, 2 http://www.monthyreview.org/0601amin.
htm.
CHANG, H. AND GRABEL, I. (2004) Reclaiming
Development: An Alternative Economic Policy Manual.
London: Zed Books.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 31-46
El orden social contemporáneo como
desafío central
The contemporary order as central challenge
PHD. JOSÉ PAULO NETTO
El doctor José Pablo Netto es Profesor Titular del Departamento de Métodos de la Escuela de Serviço Social de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (Brasil) e Investigador del Conselho Nacional de Desenvolvimento Tecnológico (CNPq/
Brasil) con más de diez libros publicados. Av. Pasteur 250, Campus Praia Vermelha, ESS Praia Vermelha - Rio de Janeiro - RJ
CEP: 22290-240; [email protected]
Resumen
El autor recoge el desafío planteado por el Congreso: el desigual orden contemporáneo, y hace un
llamado por un compromiso profesional enmarcado en lo que él describe como un Servicio Social
crítico, que busca contraponerse frontalmente al reino de las desigualdades. El profesor Netto se
refiere a la desigualdad en Brasil y América Latina y sostiene que superar esta condición, más que
una simple petición de un principio ético o una aspiración subjetiva o una demanda político-ideológica de sectores de izquierda, es para el Servicio Social una insoslayable exigencia cívica. Para
explicar la situación describe las consecuencias del ajuste neoliberal en la región y establece que el
desafío para el servicio social no se sitúa en el ámbito de técnicas o procedimientos interventivos
- vale decir, no se insertan en el circuito instrumental, si no éste se inscribe en el ámbito de la
comprensión del significado social de su intervención, y este significado sólo es inteligible si se dilucidan las condiciones en que las relaciones sociales se procesan en la sociedad contemporánea.
Palabras claves (Desigualdad, servicio social crítico, neoliberalismo, intervención social, contexto social)
Abstract
The author takes the challenge posed by Congress: the unequal contemporary order, and calls for
a professional commitment framed by what he describes as a critical social service, which seeks
to frontally resist the kingdom of inequality. Professor Netto concerns inequality in Brazil and
Latin America and argues that this condition rather than a simple call for an ethical principle
or an aspiration or a subjective demand of ideological-political left sectors, for Social Service
is a major civil requirement. To explain the situation, the author describes the consequences of
neoliberal adjustment in the region and establishes that the challenge for social service does not
fall within the scope of techniques or procedures of the intervention, but it falls within the scope
of understanding the social meaning of the intervention, which is based on the conditions under
which social relations are processed in contemporary society.
Key words Iinequaity, critical social service, neoliberalism, social intervention social, social context)
Introducción
La propuesta de esta 33ª Conferencia Mundial de
Escuelas de Servicio Social Crecimiento y desigualdad. Escenarios y desafíos del Servicio Social en el
siglo XXI, no podía ser más pertinente. Agradezco la invitación y ofrezco a todos estas hipótesis
de trabajo, para que enfrentemos los desafíos que
nos son colocados como docentes y ciudadanos.
El tema es pertinente, porque la denominada cuestión social, espacio en que la desigualdad se expresa
como evidencia flagrante y de la cual se desprenden
las problemáticas centrales de las que se ocupa el
Servicio Social, se nos presenta con una magnitud
exponencial en este comienzo del siglo XXI. En palabras de Mello, el cuadro mundial de desigualdad
en que nos movemos puede ser descrito de la siguiente forma: “Los países ricos, que representan sólo
15% de la población mundial, controlan más del 80%
del rendimiento global, siendo que aquellos del hemisferio sur, con 58% de los habitantes de la tierra, no llegan
al 5% de la renta total. Considerada, entonces, la población mundial en su conjunto, los números del apartheid
global se estampan con mayor claridad: el 20% más
pobre dispone apenas de un 0,5% de la renta mundial,
mientras los más ricos, del 79%. Basta para esto pensar
31
JOSÉ PAULO NETTO
que un único banco de inversión, el Goldman Sachs,
divide anualmente el lucro de US$ 2,5 billones de
dólares entre 161 personas, mientras que un país africano, como Tanzânia, con un PIB de apenas US$ 2,2
billones, tiene que sustentar 25 millones de habitantes.
La concentración de la riqueza llegó al punto que el
patrimonio conjunto de 447 billonarios, es equivalente
a la suma de toda la renta de la mitad más pobre de
la población mundial, es decir, cerca de 2,8 billones de
personas”( Mello, 1999: 260)
vadurismo de la profesión, criticando la neutralidad
político-ideológica, denunciando la debilidad teórica de sus fundamentos y demostrando la extrema
limitación de sus impactos en la intervención social.
Las dictaduras latinoamericanas de los 70 no hicieron viable su desarrollo, pero su legado trascendió
a través de la acción del CELATS y el apoyo de la
Asociación Latinoamericana de Escuelas de Servicio
Social (ALAETS), consolidando una vertiente crítica
en el universo profesional3.
En el desarrollo de mi exposición abordaré con detalles este cuadro de proporciones absolutamente
dramáticas, en el cual se destacan tres dimensiones:
“la creciente distancia entre el mundo rico y el pobre (y dentro del mundo rico, entre sus ricos y sus
pobres), la ascensión del racismo y la xenofobia; y la
crisis ecológica del globo, que nos afectará a todos”(
Hobsbawm, 1992:104). Sin embargo, quiero partir
con la perspectiva profesional en la que se inserta
mi argumentación:
La concepción de Servicio Social fundamentada en
el Código de Ética Profesional brasilero4, explicita su
compromiso con la igualdad social, entendida no
como una ecualización homogeneizadora de los individuos, sino como la única condición capaz de
propiciar a todos los supuestos para su libre desarrollo. Así, la igualdad se opone a la desigualdad
y no a la diferencia, de hecho lo que se opone a la
diferencia es la indiferencia. Es más, precisamente
para que los individuos se desarrollen explicitando
sus auténticas diferencias es que se torna imprescindible la igualdad social. En este marco se inscribe
un Servicio Social crítico que busca contraponerse
frontalmente al reino de las desigualdades. Es en él
que vivimos en Brasil y América Latina.
Un servicio social comprometido
con la igualdad
Actualmente, el universo del Servicio Social latino-americano es claramente un mundo plural.
Y al contrario de ciertos nostálgicos de un idílico
tiempo de unanimidades amorfas, pienso que esto
es una demostración inequívoca de las potencialidades profesionales y de la sintonía del Servicio
Social con los conflictos y tensiones que dinamizan
las diversas sociedades latinoamericanas. Esto no
significa que todas las vertientes tengan igual valor
o significado social. En ellas coexisten corrientes
extremadamente conservadoras con otras marcadas
por un izquierdismo romántico-utópico. Sin embargo, estoy convencido que la diversidad, además de
propiciar riquezas para el debate de las ideas, expresa la diferenciación de proyectos societarios que se
confrontan en nuestro subcontinente1.
La instauración del pluralismo en este universo dice
relación con el movimiento de reconceptualización,
surgido hace ya 40 años2. En su heterogeneidad,
este proceso de renovación rompió con el conser1
2
3
4
5
La desigualdad en Brasil y
América Latina
La desigualdad en Brasil es tal, que el mayor historiador marxista vivo sostuvo que mi país era “un
monumento de injusticia social y candidato a campeón mundial de la desigualdad económica, donde
el 20% más pobre de la población se divide el 2,5%
de la renta de toda la nación y el 20% más rico con
los dos tercios de esa misma renta” (Hobsbawm,
1995:397)5. Estudios reciente muestran que 5.000
familias, en un país de 180 millones de habitantes,
se apropian de una riqueza equivalente a 2/5 de
todo el flujo de renta generado por la sociedad brasilera durante un año. Tales familias embolsan el 3%
de la renta nacional total con su patrimonio que representa cerca del 40% del PIB brasilero (Campos,
Barbosa, Pochman, Amorim & Silva, 2004: 11-29).
Para un mayor análisis de este aspecto ver: “La construcción del proyecto ético-político del Servicio Social frente a la crisis
contemporánea”, in E. Borgianni, Y. Guerra e C. Montaño (orgs.), Servicio Social Crítico: hacia la construcción del nuevo proyecto
ético-político profesional. S. Paulo, Cortez, 2003.
Un análisis más profundo verlo en N. Alayón (org.), A 40 años de la Reconceptualización. Buenos Aires, Espacio Editorial, 2005.
Ver revista Del CELATS Acción Crítica, especialmente em El documento Servicio Social en América Latina. Balance y perspectivas.
Lima, Ediciones Celats, 1983.
Assistente Social: ética e direitos. Coletânea de leis e resoluções. Rio de Janeiro, CRESS/7a. Região-RJ, 2005.
Recordemos que el “coeficiente de Gini” es el indicador más usado para referirse a las desigualdades, variando de O (cero - perfecta
distribución de renta) a 1 (uno- total concentración de la renta).
32
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
Pero la desigualdad no es sólo una panacea brasilera, ella marca el conjunto de las principales
sociedades latinoamericanas. Como sostiene un calificado analista: “...América Latina es la región del
planeta donde existen las mayores desigualdades y
donde los más ricos reciben una mayor proporción
de renta. A pesar de tener un PIB per capita intermedio, América Latina presenta el mayor porcentaje
de renta para los 5% más ricos y el menor porcentaje de renta para los 30% más pobres entre todas las
regiones del planeta” (BID, 1998: 119). De hecho,
en la entrada del siglo XXI, América Latina permanece con sus venas abiertas (E. Galeano). De allí que
esta condición es para Servicio Social, más que una
simple petición de un principio ético o una aspiración subjetiva o una demanda político-ideológica
de sectores de izquierda: ella se muestra como una
insoslayable exigencia cívica.
mericanas. Si en 1987, el Banco Mundial contaba 70
millones de pobres y 50 millones de indigentes en
América Latina6, en 1996 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo/PNUD estimaba que,
a mediados de los años noventa del siglo pasado, en
América Latina vivían 110 millones de personas por
bajo de la línea de la pobreza (dos dólares diarios
por persona), lo que representaba 24% de la población del subcontinente (PNUD, 1997). En la última
década, había en América Latina 42 millones de
adultos analfabetos, 55 millones de personas sin acceso a servicios de salud, 109 millones sin servicios
de agua potable, 5 millones de niños menores de
cinco años subnutridas y 36 millones de personas
sin esperanza de vivir más de 40 años (BID, 1998:
87); y datos de 2004 según la CEPAL indicaban que
44% de la población residían en favelas o áreas con
precaria infra-estructura.
Cabe observar, además que la desigualdad es un
fenómeno recurrente, aunque con patrones diferenciados, en el conjunto de las sociedades capitalistas.
Incluso en la mayor potencia capitalista, en los Estados Unidos, el coeficiente de Gini entre 1968 y
1994 aumentó un 22,4%. En este período, en el
quintil más rico la renta creció un 44%, mientras
que la renta de la renta media del quintil más pobre
creció apenas un 8% (Op. Cit, p. 82). Tales procesos
de concentración de renta son fenómenos planetarios: hay datos que muestran que en términos de
distribución de renta mundial, entre 1988 y 1993,
la participación de los 10% más pobres cayó de 0,9
a 0,8%, mientras que el 10% de los más ricos subió
de 46,9 a 50,8% (Op. Cit. p. 86).
Ya desde el último tercio del siglo XX, la pobreza
dejó de ser visible sólo en los países en desarrollo.
Estados Unidos, mediante su Escritorio del Censo,
consideraba en 1986 que la pobreza incluía a 18,2%
de su población, en datos más recientes ella llegaba a 20% (Chossudovsky, 1999: 36). No es casual
que el PNUD en el 2005, sostenía la enorme desigualdad existente en Estados Unidos en relación al
acceso a los servicios de salud y sus efectos (PNUD,
2005)7. A su vez, a finales de los ochenta existían 50
millones de pobres en la Unión Europea (Atkinson,
1998); en 1994 un 11,8% de sus familias vivían en
una situación de pobreza (Eurostat, 1998). En datos
del PNUD en 1998, dos estudiosos observaban que
los países de la OCDE tenían más de 100 millones
de personas viviendo debajo de la renta individual
media disponible (Salama & Destremau, Op. Cit.
p.93-94).
Pobreza y desigualdad
A esta altura de nuestra argumentación, es preciso
colocar una problemática conexa a la desigualdad:
la problemática de la pobreza. La mensuración de la
pobreza envuelve cuestiones de naturaleza técnicopolítica y de orden instrumental. Los indicadores
que pueden ser construidos son siempre objeto de
polémica ya que presentan resultados muy diversos (Salama & Destremau, 1999), sirviendo incluso
como medios de mistificación político-ideológica,
como es el caso del Banco Mundial (Chossudowsky,
1999:35). Pero con cualquiera de ellos, la pobreza
es una marca constitutiva de las sociedades latinoa-
Por otra parte, es necesario decir que la pobreza y la
desigualdad no se agotan o reducen a sus aspectos
socio-económicos. Ambas se tratan de problemáticas
pluridimensionales (Fitoussi & Rosanvallon, 1996;
Salama & Destremau, Op. Cit.). Sin embargo, la
condición de comprenderlas consiste precisamente en partir de su fundamento socio-económico.
Cuando ese sustrato es minimizado, el resultado es
una naturalización o la culturización de ambas. En
las sociedades en que vivimos –es decir, formaciones económico-sociales fundadas en el dominio de
Para el banco, la línea de indigencia (o pobreza extrema) estaría en una renta anual de 275 dólares, de pobreza una renta anual de 370
dólares. Ver Banco Mundial, World Development Report 1990. Poverty. Washington, Banco Mundial, 1990.
7 Para una primera aproximación a las condiciones sociales contemporáneas de América del Norte, ver. J. Petras, Neoliberalismo: América
Latina, Estados Unidos e Europa. Blumenau, FURB, 1999, pp. 189-219.
6
33
JOSÉ PAULO NETTO
la producción capitalista–, pobreza y desigualdad
están íntimamente vinculadas, ya que un componente insuprimible de la dinámica de la producción
capitalista es la explotación. Sin embargo, los patrones de desigualdad y pobreza no son meras
determinaciones económicas, ellos se relacionan a
través de mediaciones extremadamente complejas y
de determinaciones de naturaleza político-cultural,
que se expresan en las diversas formaciones económico-sociales capitalistas.
Crecimiento económico, pobreza
y desigualdad
La nomenclatura usada hasta ahora modo de producción capitalista, formación económico social,
nos remite claramente a la tradición teórica fundada por Marx. Es en esta perspectiva, que reivindico
explícita y frontalmente el desarrollo capitalista y
la producción exponencial de riqueza, así como la
producción reiterada de pobreza. Este trazo, propio
de la dinámica de desarrollo capitalista, encuentra
su fundamento teórico en la ley general de acumulación capitalista (Marx, 1984).
El desarrollo plurisecular del “capitalismo real” es
la demostración cabal de que la producción capitalista es simultáneamente producción polarizadora
de riqueza y pobreza (absoluta o relativa)8. Todavía está por descubrirse una sociedad capitalista en
cualquier cuadrante o período histórico, donde la
pobreza no sea la contra parte necesaria de la riqueza socialmente producida9. Por esto mismo, es falsa
la tesis según la cual el crecimiento económico es
la única condición necesaria para enfrentar y reducir el pauperismo que proviene de la acumulación
capitalista (y, en la misma medida, para reducir las
desigualdades). Aquí, son numerosos los ejemplos
históricos que lo muestran, partiendo por el desarrollo norteamericano en el siglo XX: si en él no se
registró pauperización absoluta; la pauperización
relativa fue incontestable, cayendo su parte de la
renta nacional en 56% en 1890, en 1923 54% y en
los finales de los años sesenta bajando hasta cerca
del 40%.
Un segundo ejemplo, lo muestra el desarrollo brasilero. Entre 1939 y 1978, Brasil se industrializó y
se urbanizó, modernizó su agricultura y, en escala
mundial, fue de aquellos que presentó una perfomance económica extraordinaria. A lo largo de esos
años el PIB creció una media anual de 5,9% y la
renta per cápita fue multiplicada por cinco. Pero el
padrón de desigualdad no fue alterado en lo más
mínimo, como lo sostienen diversos especialistas:
“el crecimiento no demostró ser lo suficientemente
fuerte, por si solo, para alterar el juego distributivo. En síntesis, la torta de la renta creció, pero su
repartición no se mostró distinta a lo que ya venía
ocurriendo con anterioridad” (Campos, Op. Cit.
p.37).
Por tanto, en una sociedad capitalista, el crecimiento
económico puede potencialmente contribuir a una
reducción de la pobreza (en el sentido marxista de la
pauperización absoluta) siempre que el ciclo del crecimiento sea largo y expresivo, acompañado de una
política expresamente redistributiva y siempre que
se pueda mantener una inflación baja. En esas condiciones el crecimiento puede, efectivamente, tener
un efecto positivo en la reducción de la pobreza. En
la ausencia de esos requisitos el crecimiento puede,
incluso, acarrear desigualdades crecientes (P. Salama
e B. Destremau, op. cit., p. 41). En suma, sobre las
relaciones entre crecimiento, pobreza y desigualdad,
se puede afirmar con certeza que ellas están muy
lejos de ser causales y unívocas, y sobretodo de justificar la tesis según la cual solamente el crecimiento
económico puede permitir tanto la reducción de la
pobreza como la disminución de la desigualdad.
La distinción entre pauperización absoluta y relativa en la tradición marxista, nada tiene que ver con los indicadores generalmente
utilizados para la medición de la pobreza. De hecho, los trabajadores experimentan, en el curso del desarrollo capitalista, procesos
de pauperización que provienen de la esencia explotadora del orden del capital. La pauperización puede ser absoluta o relativa. La
pauperización absoluta se registra cuando las condiciones de vida y trabajo de los proletarios experimentan una degradación general. La
pauperización relativa es distinta: puede ocurrir aunque las condiciones de vida de los trabajadores mejoren; ella se caracteriza por la
reducción de la parte que les cabe del total de los valores creados, en cuanto crece la parte apropiada por los capitalistas. Esto no puede
ser confundido con los conceptos de pobreza absoluta y pobreza relativa.
9 Pienso que es necesario recordar que la pobreza, en el orden del capital, al contrario de lo que ocurría en las formaciones sociales
precedentes, no proviene de una penuria generalizada, sino de una paradojal y continua producción de riquezas. Como ya sostuve:
“Se, nas formas de sociedade precedentes à sociedade burguesa, a pobreza estava ligada a um quadro geral de escassez, [na sociedade
burguesa ela se mostra conectada a um quadro geral tendente a reduzir com força a situação de escassez. Numa palavra, [na sociedade
burguesa a pobreza] se produz pelas mesmas condições que propiciam os supostos, no plano imediato, da sua redução e, no limite, da
sua supressão” (J. P. Netto, Capitalismo monopolista e Serviço Social. S. Paulo, Cortez, 2001, p. 153-154).
8
34
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
La excepcionalidad del Welfare State o
el significado de su deconstrucción
En este argumento se debe considerar que el Estado
de Bienestar Social o esos treinta años dorados en
la dinámica capitalista, el crecimiento estaba conectado a la disminución de la pobreza y la reducción
de la desigualdad. Este episodio es la suma de experiencias diferenciadas, sea desde el punto de vista
cronológico (en la Europa nórdica, se inicia en los
años 30, en el desdoblamiento de la crisis de 1929,
mientras que en la Europa occidental, son característicos de la posguerra) (Przeworsky, 1985); sea
desde el punto de vista del capitalismo donde alcanzó niveles propios de lo que Mandel designó como
formato institucional (Mishra, 1981). Sin embargo,
aparece un denominador común en su base, con
tres elementos distintivos:
• un lapso temporal de casi treinta años, en que el
crecimiento de la economía fue una onda larga
expansiva (Mandel, 1982), con notables índices
de crecimiento y tasas de lucro bastante altas;
las crisis cíclicas no fueron suprimidas (verifíquense en 1949, 1953, 1958, 1961 y 1970),
pero sus efectos fueron bastante atenuados;
• una fuerte organización operaria y trabajadora,
a través de un movimiento sindical y sólidos
aparatos partidarios (social-demócratas, socialistas y comunistas);
• el pavor de las burguesías occidentales a una
expansión del socialismo - o el prestigio conquistado por la Unión Soviética en la lucha
contra el nazi-fascismo hizo que las burguesías, delante del “peligro rojo”, se dispusiesen
a admitir a legitimidad de varias demandas de
“su” proletariado.
Considerando lo anterior es relevante marcar que
las experiencias del Welfare no expresaron una
posible “evolución normal” del desarrollo capitalita. Al contrario, ellas constituyeron una excepción
cronológica, espacial y sociopolítica en el proceso
multisecular del capitalismo. No fueron más que
episodios descartados después de una corta existencia de tres décadas. Los años 70 asisten al inicio del
asalto del gran capital a las experiencias de Welfare.
La gran burguesía monopolista, termina su luna de
miel con el intervencionismo keynesiano y rompe
litigiosamente ese breve matrimonio. Lo hace por
una razón simple, en 1975 por primera vez después
de la guerra mundial, la economía capitalista mundial conoció una recesión generalizada, que impactó
a todos los principales países capitalistas (Mandel,
1990). Para tratar de revertir la baja de las tasas de
lucro es que la burguesía monopolista da curso a
una ofensiva del capital, entre cuyos objetivos está
el asalto a las experiencias del Welfare, ideológicamente configurada como neoliberalismo (Aveles,
1991; Netto, 1993; Sader y Gentili, 1995).
Objetivamente, al movimiento del capital le repugna cualquier tipo de control o regulación externa al
juego del mercado –y los varios modelos de Welfare
consistían en regulaciones políticas impuestas al capital. La ofensiva iniciada en los años setenta tuvo una
finalidad central– hacer del mercado el único regulador societario. Por esto mismo, la retórica del gran
capital (vocalizada en la ideología neoliberal) acerca
de la necesidad de reducir las funciones estatales es
falsa y mistificadora porque oculta su objetivo real:
el Estado mínimo que defiende equivale a un Estado máximo para el capital. El capital no puede
prescindir del Estado, como bien demostró Mészáros (1995): en la ofensiva desatada por el capital a
partir de los años setenta, no se trata de “disminuir”
el Estado, sino de amputar las funciones democrático-reguladoras que la presión de las organizaciones
de operarios y de trabajadores consiguieron inscribir en el Estado burgués hasta la sexta década del
siglo pasado.
En gran medida, la ofensiva del capital fue exitosa –como lo muestra, entre otros indicadores, la
deconstrucción y la “crisis del Welfare State”. La
represión política al movimiento sindical europeo
(tipificada en el trato que la Sra. Tatcher dio a los
mineros ingleses) se sumó a la vergonzosa capitulación de la social-democracia, con sus partidos
transformados en máquinas electorales y su plena
integración al programa del gran capital; y los efectos
del colapso de la Unión Soviética y del bloque socialista acompañaron la “reestructuración productiva”
y todo el elenco de procesos que redimensionaran
la economía capitalista, haciendo que el capitalismo monopolista transitase para su segundo estadio
contemporáneo, marcado por la financierización. El
resultado que comprueba el éxito de la ofensiva del
capital surge en la última década del siglo XX: altas tasas de lucro fueron rescatadas, aunque sin
la recuperación de tasas significativas de crecimiento (Sader & Gentili, Op. Cit)– desde mediados
de los años ochenta, la economía capitalista viene
creciendo a una tasa media anual de 2,5%, casi la
mitad de lo verificado en el período 1950/1970 (Pochmann, Op. Cit. p.35).
La deconstrucción del Welfare adquiere su verdadero significado cuando se inserta en el proceso más
amplio de la ofensiva del capital: no se trató, como
35
JOSÉ PAULO NETTO
pretenden algunos social-demócratas tardíos, de una
simple respuesta a una pretendida “crisis de financiamiento”, implicando el agotamiento “cultural”
de un determinado “contrato social” (Rosanvallon,
1981) - ella firmaba la liquidación del capitalismo
“democrático” que duró treinta años, revelando la
incompatibilidad de una conexión durable entre
dinámica capitalista, supresión de pobreza absoluta y reducción de desigualdades. Ella indica que
el capitalismo contemporáneo se muestra cada vez
menos capaz de soportar reformas viabilizadoras de
la ampliación de derechos sociales. Ella demuestra
que el movimiento del capital, en el ocaso del siglo
XX y en el alba del siglo XXI, recusa cualquier control social y sólo puede mantenerse y reproducirse
si se deja libre el curso para la acumulación, con
todas las consecuencias de su ley general. No es por
casualidad, que la “cuestión social”, puesta en marcha en el primer tercio del siglo XIX precisamente
por la acción de la ley general de acumulación capitalista, haya ganado, en el último fin de siècle, tantas
expresiones inéditas, al punto que los desprevenidos descubrieron una nueva “cuestión social”, a ser
enfrentada por una “solidaridad refundada” (Rosanvallon, 1995).
XX, las imposiciones derivadas de la deuda externa transformaron los países periféricos en grandes
exportadores de capital para los países centrales: “El
total pendiente de la deuda de largo plazo de los
países en desarrollo... era de aproximadamente US$
62 billones en 1970. Ella creció 7 veces en el curso de los años 70, llegando a US$ 481 billones en
1980. La deuda total era de más de US$ 2 trillones
en 1996, siendo este un aumento de 32 veces en relación a 1970” (Chossudovsky, Op. Cit. p. 37). Hay
que considerar que este crecimiento se produce a
pesar de todos los pagos efectuados a lo largo de
este período.
La ofensiva del capital en los
países periféricos
En su excelente análisis del ajuste neoliberal, Laura Tavares muestra que éste es mucho más que un
programa económico: éste expresa una redefinición
global del campo político-institucional y, en una
desigualdad creciente, sitúa la figura del pobre en el
centro de políticas focalizadas de asistencia. Ocurre,
entonces, un desplazamiento de la función asistencial,
que se vuelve un instrumento esencial de legitimación del Estado. Cito textualmente sus palabras: en
el marco del ajuste “los derechos sociales pierden
identidad y la concepción de ciudadanía se restringe; se profundiza la separación público-privado y la
reproducción [social] es enteramente devuelta para
este último ámbito; la legislación laboral evolucionó
para una mayor mercantilización (y, por tanto, desprotección) de la fuerza de trabajo; la legitimación
(del Estado) se reduce a la ampliación del asistencialismo” (Ibid: 13). Impuesto a los países periféricos
–sin consulta democrática–, el ajuste reveló, en todas
las latitudes, resultados catastróficos para las masas
trabajadoras y las clases subalternas. Las “reformas”
La relación entre los países capitalistas más desarrollados y los menos desarrollados (subdesarrollados,
periféricos10), fundada en esta asimetría de la dinámica económica, se constituyó históricamente como
una relación de explotación - y sobre este punto, cualquier polémica es pura pérdida de tiempo.
En el breve episodio de las tres décadas de oro, esta
relación de explotación se mantuvo con intensidad
y naturalmente, los recursos drenados de la periferia contribuyeron para que las grandes burguesías
centrales financiasen su Welfare. En el período siguiente al agotamiento de la onda larga expansiva,
los tradicionales mecanismos de succión de recursos empleados por los países centrales fueron
cualitativamente ampliados con la entrada en escena
de los instrumentos de eternización del endeudamiento externo de buena parte de los principales
países de la periferia; en el último tercio del siglo
En este escenario, se imponen dos conclusiones: 1)
no se puede refutar la persistencia de la relación imperialista entre el capitalismo central y la periferia; 2)
son ingenuas, para decir lo mínimo, las propuestas
concernientes a la “ayuda” de los países capitalistas
centrales a los periféricos. Es más, la ofensiva del
capital sobre los países periféricos tomó su forma
específica con los “planos de ajuste” impuestos a
ellos, principalmente en la secuencia de los años
ochenta y que, en el final de esta década, ganaron
la formulación canónica del Consenso de Washington
(Batista, 2004)11
Estudios recientes destacan, entre los países periféricos, aquellos que lograrán construir sistemas productivos nacionales con algún grado
de competitividad mundial (“semi-periféricos” o “periféricos de primera línea” - cf. G. Arrighi, A ilusão do desenvolvimento. Petrópolis,
Vozes, 1997 y, también S. Amin, Más allá del capitalismo senil. Paidós, Buenos Aires, 2003).
11 Un abordaje de Consenso: M. C. Tavares e J. L. Fiori, (Des)ajuste global e modernização conservadora. Rio de Janeiro, Paz e Terra,
1993.
10
36
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
que se impusieran en el ámbito del Estado y sus instituciones tuvieron efectos sólidamente regresivos,
suprimiendo o mutilando derechos sociales antes
consagrados. Resulta claro que al desastre social al
que me refiero dice relación a las masas trabajadoras
– como en la vida socio-económica no existe juego
de suma cero, las políticas de ajuste favorecieron
escandalosamente, a los grandes capitalistas (individuales y/o colectivos) y sus servidores directos.
Ya a mediados de la década pasada, eran evidentes
las señales inequívocas de este desastre. Y los ideólogos neoliberales cuando los confrontaron con la
evidencia del desastre, eximieron su programa de
cualquier responsabilidad, argumentando simplemente que ella no fue ejecutada integralmente o
que su implementación fue imperfecta12. En verdad,
lo que pretenden es imponer que “la visión de los
problemas sociales existentes hoy son solamente un
problema de administración del ajuste, culpando,
una vez más, a los Estados nacionales de ser incompetentes en la gestión económica y social” (Tavares,
2000:31).
Lo grave es que esta imposición ha sido realizada y
pocas voces se levantan contra ella – de hecho, no
es exageración afirmar que la ideología neoliberal,
con el conjunto de sus mistificaciones, dispone de
fuerza y capacidad de neutralización de sus críticos,
fuerza y capacidad de neutralización directamente
vinculadas a la fuerza de los intereses económicos
que representa y expresa. Mientras tanto, la medida del desastre se hizo tan flagrante que las mismas
instituciones internacionales que patrocinaran las
políticas de ajuste comenzaron a revelar “preocupaciones” con el agravamiento del cuadro social en
relación con la pobreza. El marco inicial de esa preocupación se encuentra en un documento del Banco
Mundial de 1990, seguido por textos del BID y por
el FMI, quien desde la entrada de este siglo se viene
pronunciando al respecto (Tavares, Op. Cit. p.21).
Un desastre social innegable
La preocupación descrita proviene del agravamiento de las tensiones sociales y de la imposibilidad
de ocultar el carácter absolutamente residual de las
ganancias obtenidas en los últimos años en el com-
bate a la pobreza, así como los magros resultados
en la reducción de las desigualdades. A mi juicio,
dicha preocupación es un síntoma de ese orden social del capital que en este nuevo siglo (los místicos
prefieren decir nuevo milenio) se presenta como un
desastre social innegable.
Estamos lejos y no volverán los tiempos en que los intelectuales –serios y sofisticados– predecían un futuro
promisorio para la sociedad capitalista. Recordemos
que, en 1930, uno de esos intelectuales, pronosticaba que “el problema económico de la humanidad”
sería resuelto en cien años en los “países progresistas”. También escribía, en la misma época: “Estamos
siendo afectados por una nueva enfermedad [...], el
desempleo tecnológico. [...] Pero esta es solamente
una fase temporal de desajuste. Todo esto significa
que, a largo plazo, la humanidad está solucionando su
problema económico” (Keynes, 2004: 61-62).
Parece que el ilustre autor –y aclaro que se trata de
Lord Keynes– se equivocó rotundamente. Lo que
llamó de “desempleo tecnológico”, vino para quedarse: “Soluciones tecnológicas [...] están surgiendo
en todos los sectores de la economía, contrariamente a las anteriores ‘revoluciones’ tecnológicas que
ocurrieran en sectores bastante específicos. Así,
antiguamente, el empleo perdido en un sector podía ser compensado en cualquier otro. Hoy en día
[...] eso dejó de ser posible. [...] Las perspectivas
generales [del empleo] para el futuro no son, por
consiguiente, muy alentadoras [...]” (Grupo Lisboa,
1994:70-71).
Algunos analistas van al punto de sustentar que estamos presenciando “el fin de los empleos” - y no
pocos ideólogos se apresuran a decretar el “fin del
trabajo”13. Estas ideas son absolutamente in-sustentables14. Algo, sin embargo, es indiscutible: la
sociedad capitalista, nunca convivió con un contingente de desempleados como el que tiene hoy
(estimaciones sostienen que el número de personas sin cualquier empleo alcanzan a un billón15), esta
sociedad ni siquiera se propone en el nivel del discurso, garantizar el empleo a sus miembros. Este es
el punto al que llegamos.
La otra parte del pronóstico de Lord Keynes igualmente se revela equivocada - con más de dos tercios
Documento de John Williamson disponible en www.iee.com/publications/papers/williamson0803.pdf
Cf., entre una larga bibliografía, J. Rifkin, O fim dos empregos. S. Paulo, Makron Books, 1995 e D. Méda, O trabalho. Um valor em vias
de extinção. Lisboa, Fim de Século, 1999.
14 Para una contrastación de las ideas entre otros: R. Antunes. Os sentidos do trabalho. S. Paulo, Boitempo, 1999 e Netto, J. P. e Braz, M.
Economia Política: uma introdução crítica.
15 Los datos son proporcionados por J. Rifkin, em entrevista a Você S/A. S. Paulo, Abril, outubro de 2005.
12
13
37
JOSÉ PAULO NETTO
del plazo previsto por él, la humanidad está muy
lejos, de “solucionar su problema económico”. Lo
evidencia el balance que, en el 2005, el PNUD hace
de los primeros años del compromiso firmado por
todos los gobiernos en el 2000, en la “Declaración
del Milenio”, consensuada por las Naciones Unidas,
con la promesa de, en un plazo de 15 años, “libertar
a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños,
de las condiciones abyectas y deshumanas de la pobreza extrema”16.
Ahora bien, la evaluación que el documento realiza
no podría ser más clara, explicitando lo que llamo
desastre social innegable. Si bien el escrito argumenta
que en los últimos 15 años hubo logros en el desarrollo que no pueden ser subestimados, luego dice
que no deben ser exagerados (Ibid: 16-17), porque
en sus propios términos, la lectura de los resultados
obtenidos después de la implementación de la declaración del milenio, es calificada como “deprimente”:
“La mayoría de los países está fuera del camino para
la mayor parte de los ODMs. El desarrollo humano está retrocediendo en áreas fundamentales y las
desigualdades que ya eran profundas, se están ensanchando. Podemos encontrar varias formulaciones
diplomáticas y terminología pulida para describir la
divergencia entre el progreso del desarrollo humano
actual y la ambición plasmada en la Declaración del
Milenio. Ninguna de ellas puede oscurecer una simple verdad: la promesa a los pobres del mundo está
quebrada” (Ibid; 15).
Es más, para el PNUD, el estado efectivo de los tres
pilares de la cooperación, cuatro años después de la
declaración es el siguiente:
• 1º pilar: “la ayuda al desarrollo”. Estado efectivo:
“sufre de dos problemas: sub-financiamiento
crónico y mala cualidad. Han existido mejoras
en ambos frentes, pero hay muchísimo por hacer para cerrar las brechas de financiamiento
[...]”;
• 2º pilar: “el comercio internacional”. Estado
efectivo: después de las conversaciones de la
Rueda de Doha (de la Organización Mundial del
Comercio, en 2001), en cuatro años “no fue alcanzado nada sustancial”;
• 3º pilar: “la seguridad”. Estado efectivo: “Conflictos violentos arruinan la vida de centenas
de millones de personas” (Ibid:16).
La conclusión del documento es cristalina: “Existe el peligro inminente de que en los próximos 10
años, tal como en los últimos 15, el progreso en
desarrollo humano sea mucho menor del que el
nuevo consenso promete” (Ibid). Al contrario de
los técnicos del PNUD, no dudo en afirmar que
las “metas del milenio” no serán conseguidas
excepto si una transformación social radical se opera
en escala mundial, erosionando los soportes de la sociedad capitalista y abriendo la transición para otra orden
social. Como no me parece que una transformación
social de esta magnitud está en el horizonte inmediato, no tengo dudas en sostener la inviabilidad de
las “metas del milenio”17.
La permanencia de la pobreza
y las desigualdades
Antes de continuar, me permito llamarles la atención
para el siguiente texto: “En todas las grandes ciudades [...] podemos ver una multitud de personas
[...] que sobreviven gracias a pequeñas ganancias
ocasionales. Es espantoso ver las ocupaciones a que
esta población superflua recurre. [...] La gran mayoría de los desempleados se vuelven vendedores
ambulantes. [...] Frutas, caramelos, fósforos y otras
cosas de este género [...] constituyen artículos de
venta. Otros circulan por las calles intentando encontrar algunos trabajos ocasionales. ¿Que resta a
estas personas, cuando no encuentran trabajo y no
quieren rebelarse contra la sociedad, sino mendigar?
Recordemos ‘los objetivos de desarrollo del milenio”: 1. erradicar la pobreza extrema y el hambre. Reducir a la mitad la proporción de
personas que viven con menos de un dólar al día y el porcentaje de malnutrición, 2. lograr la enseñanza primaria universal. Garantizar
que todos los niños puedan terminar la educación primaria, 3. promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
Eliminar las disparidades de género en la educación primaria y secundaria, si es posible antes de 2005 y, a más tardar en 2015, 4.
reducir la mortalidad de los niños. Reducir en dos terceras partes la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años, 5. mejorar
la salud materna. Reducir la mortalidad materna en tres cuartos; 6. combatir el VIH / SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
Reducir la propagación del VIH / SIDA y otras enfermedades 7. garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Reducir a la mitad la
proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y saneamiento, 8. fomentar una asociación mundial para el desarrollo. La
reforma de la ayuda y el comercio, con un tratamiento especial para los países más pobres.
17 Es evidente que no ignoro, ni subestimo, las luchas sociales en curso en el mundo contemporáneo. Pero, a mi juicio, ya que carecen de
un liderazgo político, capaz de unificar y universalizar la infinitud de las demandas anticapitalistas, en su propia fragmentación reduce
su capacidad de procesamiento - que se puede ver, por ejemplo, por la importante información y documentación del Foro Mundial de
Alternativas, dirigido por Samir Amin y Francois Houtart (como un ejemplo de la documentación, ver el libro, organizado por Amin y
Houtart, Mundialização das resistências: o estado das lutas em 2003. S. Paulo, Cortez, 2004.
16
38
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
No nos espantamos al ver esta multitud de mendigos, con quienes la policía siempre tiene cuentas a
ajustar y que, en su mayor parte, son hombres en
condiciones de trabajar. [...] Algunas veces vagan,
en compañía de la familia, cantando sus penurias en
la calle o apelando para la caridad de los transeúntes
con algún pequeño discurso. [...] O entonces toda
la familia se instala silenciosamente, en la vereda de
una calle animada, y deja sin decir nada, que su aspecto indigente produzca efectos por sí mismo”.
Esta es la descripción de un cuadro muy conocido,
incluso familiar para la mayoría de los profesionales del Servicio Social, y no sólo de aquellos que
trabajan en las sociedades periféricas, en verdad,
este texto podría ser extraído de cualquier reportaje
sobre la vida en innumerables metrópolis contemporáneas. Se engañan, sin embargo, los que piensan
que estoy recortando un trecho de un diario de la
semana pasada: el texto citado fue escrito hace exactos 161 años, por un joven de 25 años que entonces
analizaba la sociedad inglesa y que después sería famoso – esas líneas son extraídas de la situación de
la clase trabajadora en Inglaterra, el primer libro de
Friedrich Engels (Engels, 1986: 103-4).
Sin embargo, nada más ajeno a mi argumentación
que pretender insinuar que el mundo no cambió
desde 1845 – lo que, por encima de todo, sería un
absurdo. Conquistas civilizatorias fueron alcanzadas; los trabajadores, mediante arduas luchas,
forzaron el reconocimiento de derechos políticos e
sociales; el Estado burgués fue compelido a asumir,
funciones cohesivas y legitimadoras. Aquello que
no mudó, todavía, y responde por la permanencia
de la pobreza y la desigualdad, es la dinámica económica elemental de nuestra sociedad, sustentada
en la acumulación –por eso mismo, sus efectos, los
efectos de su ley general, continúan operativos; por
eso mismo, nosotros asistentes sociales - y no sólo
nosotros– nos confrontamos con los desafíos de una
cuestión social que se presenta hoy más amplia y
diversificada que en cualquier otro tiempo anterior.
Al contrario de lo que sustentan algunos ideólogos,
no estamos delante de una “nueva” cuestión social
(Rosanvallon, 1981; Castel, 1998; Castel; Wanderley; Belfiore-Wanderley; 1997; Pastorini, 2004)
–entiendo que estamos confrontados con nuevas
expresiones de la cuestión social. La “vieja” cuestión social, connotada como pauperismo, no fue
enfrentada ni menos resuelta. De hecho, tenemos
nuevas problemáticas, (violencia urbana, migraciones involuntarias, conflictos étnicos y culturales,
opresión en las relaciones de género etc.), sea por
la re-funcionalización de viejas prácticas sociales
ahora sometidas a la lógica contemporánea de la
acumulación y de la valorización (el trabajo esclavo
y semi-esclavo, el tráfico humano, la prostitución, o
“turismo sexual” etc.), sea, en fin, por la emergencia
de fenómenos que, siendo nuevos, se vinculan a los
sótanos de la globalización– a las consecuencias de
la organización del crimen en escala planetaria (Dreifuss, 1996: 256).
Es esta cuestión social exponencial que nos comprueba la permanencia de la pobreza y la desigualdad.
Permanencia que, desde la época en que el joven
Engels escribía las páginas de las cuales extraje el
texto citado hace poco, ha desafiado toda la buena voluntad de los filántropos, todo el empeño de
técnicos y profesionales honestos que se comprometieron con políticas de erradicación de la pobreza
y reducción de las desigualdades.
La concentración del poder económico
y político
Para ser mínimamente serio, el análisis de la permanencia de la pobreza y de la desigualdad, tiene
que enfatizarse que los combates a ellas realizados
mediante los programas sociales, operan al mismo
tiempo que se acentúan los procesos de concentración de propiedad y de sus decisiones políticas.
La concentración de la propiedad se conecta directamente con los procesos de centralización de los
capitales que se aceleran en los últimos 30 años:
“entre 1971 y 1991, la facturación de las 500 mayores empresas multinacionales explota de US$ 721
billones para US$ 5,3 trillones - [...] estas firmas
pasan a responder por 1/3 de las exportaciones industriales, 3/4 del comercio de commodities y 4/5
del comercio de tecnología e servicios” (Pochman,
Op.Cit. p. 32).
Como consecuencia de esa concentración, los
grupos monopolistas desarrollaron interacciones
nuevas, que les permitieron un poder especial de decisiones. En la cumbre de esas articulaciones, figura
un restringido círculo de hombres (y unas pocas
mujeres) que constituyen una nueva oligarquía, concentradora de un enorme poder económico y político:
esos hombres [...], los más influyentes del planeta,
poseedores de poderes jamás vistos en la historia de
la humanidad, se encuentran regularmente en centros de conferencias virtuales lejanos del ojo público.
[...] Con una visión global y referencias mentales
supranacionales, las nuevas elites orgánicas accionan transnacionalmente [...], dan vuelta a Estados
39
JOSÉ PAULO NETTO
y gobiernos, reafirmando la autonomía política de
las corporaciones estratégicas y contribuyendo para
la formación del [...] “pensamiento único”. [... Ese
tipo de articulación] viabiliza y perpetúa el secreto político-estratégico, substrayendo las cuestiones
vitales de la mirada pública [...]. Por otro lado, muchos de los tradicionales locales de representación
de demandas sociales (congresos, parlamentos, gobiernos, asociaciones e instancias políticas diversas)
se muestran ineficaces, en cuanto los mecanismos
y las prácticas convencionales de la política pasan
a ser vistos como inadecuados (Dreifuss, Op. Cit.
175-76).
La concentración del poder económico condujo
y está conduciendo a una enorme concentración
del poder político. Aquí, claramente se muestra el
carácter antidemocrático del capitalismo monopolista contemporáneo: al mismo tiempo en que
descalifican la política, ladeando las instancias representativas (parlamentos, asambleas legislativas) o
haciendo sentir en ellas el peso de sus lobbies, esas
“elites orgánicas” del gran capital –empresarios, ejecutivos, analistas, cientistas, ingenieros– realizan su
política, tomando decisiones estratégicas que afectan
la vida de billones de seres humanos, sin ningún conocimiento o participación de ellos. Y no es preciso
hablar de la característica corrupta de esa política.
La política conducida por esas “elites orgánicas”, a
partir de los años setenta, pasó a operar también
por medio de agencias y entidades de carácter supranacional –como el FMI o el Banco Mundial o la
ONU–. Así, más allá de sus dispositivos propios, el
gran capital instrumentaliza la acción de esos organismos para implementar las estrategias que les son
más adecuadas. El poder de presión de estas instituciones sobre los Estados capitalistas más débiles es
enorme y les permite imponer desde la orientación
macroeconómica, frecuentemente dirigida a los ya
referidos “ajustes estructurales”, hasta medidas de
menor alcance.
El vaciamiento del contenido democrático de las
formas tradicionales de representación política no se
limita, naturalmente, a los países periféricos; ocurre,
igualmente, en los países centrales (Losurdo, 2004).
Pero es sobre los Estados nacionales periféricos que
el incide con más fuerza, restringiendo y erosionando su soberanía y autonomía. La alusión a esas
cuestiones –que difícilmente se encuentran puestas
en los debates corrientes– me parecen fundamentales para comprender los límites estructurales de las
políticas contemporáneas de combate a la pobreza y
la reducción de las desigualdades.
40
Acciones minimalistas para una
cuestión social maximizada
La permanencia de la pobreza y de las desigualdades, en el cuadro de nuestras sociedades, no resulta
de la ausencia de buena voluntad, de falta de esfuerzos o de la fragilidad de medios técnicos para
una mejor instrumentalización de políticas sociales,
sino que esa persistencia es constitutiva del orden
del capital. Pueden variar sus padrones y esa variación no puede ser subestimada ya que afecta la vida
de seres humanos, pero las políticas implementadas
para el enfrentamiento de la pobreza están lejos de
afectar positivamente aquellos padrones. De hecho
el combate contra las desigualdades no hace parte
del conjunto práctico ideológico del liberalismo,
pero sí una serie de programas volcados a enfrentar
la pobreza que se caracterizan por lo siguiente:
• la des-responsabilización del Estado y del
sector público con una política social de
reducción de la pobreza articulada coherentemente con otras políticas sociales (de trabajo,
empleo, salud, educación y previsión social);
el combate a la pobreza opera como una política específica
• la des-responsabilización del Estado y del sector público, concretada en fondos reducidos,
corresponde a responsabilización abstracta de
la “sociedad civil” y de la “familia” por la acción asistencial; así como la enorme relevancia
concedida a las ONGs y al llamado tercer sector (Petras, 1999; Montaño, 2002)
• la protección social se diferencia entre aquellos
que poseen alguna renta mediante privatización de los servicios y para los segmentos más
pauperizados se ofrecen servicios públicos de
baja calidad.
• la política volcada para la pobreza es prioritariamente emergente, focalizada y, en general,
reducida a una dimensión asistencial. Estos
rasgos están conectados a un presupuesto de
mayor alcance donde su hipótesis central es
que una vez alcanzados los resultados del ajuste, donde es importante una cierta estabilidad
económico financiera, seguirá el crecimiento
económico y una natural distribución de la
renta. El carácter enteramente fantasioso de
esta supuesta evolución no perturba a sus defensores.
Dos notas significativas en este género de programas:
la pobreza reducida a la asistencia, en un continente
donde los hambrientos se cuentan por millones, se
refiere sobretodo a la asistencia en la alimentación.
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
Estos programas masivos, son factibles fuentes de
prácticas políticas clientelísticas y pueden volverse
poderosos instrumentos de manipulación política.
La segunda nota se refiere a movilizar una acción
asistencial en una época de reducción de derechos.
La legitimidad del combate a la pobreza es desplazada para un soporte de solidaridad, obviamente una
solidaridad genérica y trans-clasista, que aparece
como la contra cara necesaria de una ideología que
se funde en el individualismo posesivo y la competitividad generalizada. Además, en este escenario se
ha vuelto frecuente la articulación con segmentos
empresariales en los que se desarrollan acciones de
asistencia, contribuyendo financieramente (teniendo, con esto, exenciones fiscales significativas) en
programas focalizados de promoción social. Acá
entra en escena un producto típicamente ideológico, el de la empresa ciudadana, y presenciamos
un espectáculo paradojal y estremecedor: el de
grandes monopolios de la industria del tabaco operando como integrantes de programas de ayuda a
la infancia.
Todo esto considerando, además que la orientación
macroeconómica de los planes de ajuste deja muy
poco margen para inversiones en infraestructura
de saneamiento básico, equipamientos colectivos
de salud y gastos sociales, lo que con frecuencia
existe en esta América Latina neoliberal son acciones minimalistas para enfrentar una cuestión social
maximizada. Es porque el impacto de esas acciones
ha sido poco efectiva, como está demostrado incluso por los programas más ambiciosos (Soares, 1998;
Laurel, 1995; Lavinas, 2004).
En cuanto esas acciones minimalistas, no evitan la
reducción de la pobreza, como el crecimiento cada
vez mayor de pobres que amenazan el buen orden
y deslizan hacia ellos mismos el recurso al endurecimiento legal: el asistencialismo se conjuga y
complementa con la represión policial (Wacquant,
2002).
Escenarios posibles y el desafío central:
el orden social contemporáneo
El escenario en que vivimos y que se abrió a mediados de los años 70 del siglo pasado marca una fase
claramente recesiva en la historia social reciente. Se
podría observar que a pesar o quizás precisamente por ella, pocas épocas históricas registran tantas
demandas por los derechos. Consecuentemente, ha
crecido la conciencia acerca de nuevos derechos,
de tercera generación, aunque todavía los viejos
derechos no disfrutan condiciones de vigencia, el
problema contemporáneo es cómo garantizarlos
(Bobbio, 1990).
Este no es un tiempo para alimentar optimismos fáciles, uno de los mayores historiadores del siglo XX,
conocido por su esperanza en el futuro escribió que
“el siglo XXI comienza con crepúsculo y oscuridad”
(Hobsbawn, 2002:448). Existen, por tanto, tres
dramáticas dimensiones en que expresa esta afirmación: en primer lugar, la creciente distancia entre el
mundo rico y el pobre, y dentro del mundo rico,
entre sus pobres y sus ricos. Es claro, a esta altura
del argumento que el orden social contemporáneo
no dispone de cualquier potencialidad para reducir esas distancias, sea a escala mundial o nacional.
En segundo lugar, la ascensión de la xenofobia y el
racismo. “Asistimos a un increíble aumento de movimientos y confrontaciones nacionalistas, en que
se mezclan reivindicaciones territoriales y conflictos
religiosos, impulsos de xenofobia y luchas identitarias” (Löwly, 2000:7); vuelve en los Estados Unidos
un obscurantismo religioso y un moralismo obtuso
(que corresponde, naturalmente, a una profunda
corrupción de la vida pública y privada) (Harvey,
2004; Verea & Silva, 1997) y crecen, en Europa
Unida, bandos racistas y ganan fuerza movimientos y partidos de inspiración fascista o nazista - un
suceso electoral de un Le Pen, en Francia, no es un
índice despreciable. A los blancos “tradicionales”
de la xenofobia europea - el árabe, el turco, el negro - se suman otros: los inmigrantes del ex-bloque
socialista. Más allá de componentes estrictamente
culturales, la xenofobia resulta de la “crisis económica, del desempleo y de la degradación de
las condiciones de vida en los barrios populares”
(Löwly, Op. Cit. p.106), no existe hipótesis para revertirla en el corto plazo.
En fin, la crisis ecológica (Foster, 2000) - sin cualquier concesión a ambientalismos románticos, la
crisis es hoy una posibilidad concreta, que está diseñándose como probable ya en el mediano plazo (en
el caso de los recursos hídricos y de las fuentes de
combustibles es apenas la punta del iceberg). Pero
la alternativa del llamado “desarrollo sustentable” es
incompatible con el capitalismo: como escribió un
especialista, “es una ilusión creer que un desarrollo
sustentable sea alcanzable al interior de los mecanismos de funcionamiento del mercado” (Stahel, en
Cavalcanti, 1995:111)
Yendo directamente al centro de la cuestión: para
ninguna de estas dramáticas dimensiones el orden social contemporáneo ofrece indicaciones de
poseer respuestas democráticas, progresistas y
41
JOSÉ PAULO NETTO
humanistas. Al observar los rostros de las nuevas
oligarquías de las mega-corporaciones transnacionales, las instituciones democráticas tradicionales
se muestran impotentes. –gobiernos y estados son
instrumentalizados para sus fines estratégicos. Planetarizado y mundializado, el capital escapa a los
controles y regulaciones políticas a que, en las tres
décadas gloriosas del Welfare, pareció sumiso. En
verdad en las actuales condiciones –socialmente regresivas, culturalmente deletéreas y políticamente
excluyentes– eventuales alternativas democráticas,
progresistas y humanistas sólo serían pensables mediante una planificación y un control social racional,
entendiendo que “el capitalismo y una racionalidad
de planificación social inclusiva son radicalmente
incompatibles” (Mészáros, 1987:31). De allí inclusive, la magnitud de la crisis contemporánea: “la
crisis que enfrentamos no se reduce simplemente
a una crisis política, más bien se trata de la crisis
estructural general de las instituciones capitalistas
de control social en su totalidad” (Ibid: 42).
Por otra parte, en las tres dimensiones resulta
creciente la pérdida de dinamismo económico.
Como señalé, en el marco de una onda larga recesiva, el crecimiento económico está enfrentado
no sólo a las necesidades sociales reprimidas, sino
que hay que considerar el altísimo grado de desarrollo de las fuerzas productivas, potenciado
por un espantoso salto científico y tecnológico. El
marco histórico contemporáneo tiene sus rasgos
regresivos, acentuados por el doble grado de comprometimiento de la alternativa socialista a partir
de los setenta: de un lado el movimiento comunista permanece todavía sobre los escombros de
la caída del Muro y del colapso de la Unión Soviética; del otro el llamado socialismo democrático
capituló vergonzosamente de cara al capital, con
una social democracia hoy plenamente identificada, desde el punto de vista programático, con la
gestión neoliberal del capitalismo.
No hay, por tanto, razones para ningún optimismo
en los días corrientes. Los escenarios que se pueden
proyectar son, de tal modo, sombríos que la noción
de futuro parece enteramente hipotecada al hic et
nunc donde el futuro sería una simple reproducción
ampliada del presente. O sea, para evocar a F. Fukuyama, hemos llegado al fin de la historia. Donde,
además, hemos de considerar el carácter lenitivo o
cínicamente cómplice de buena parte de la llamada
cultura posmoderna.
En un ejercicio prospectivo, este sería un primer
escenario. Las brutales asimetrías económico-so42
ciales quedarían congeladas y los actuales padrones
contemporáneos se conservarían sustantivamente.
La asistencia a los extremadamente pobres permanecería como función estatal residual y para
aquellos situados un poco por encima de la línea
de la pobreza vendría el socorro Durkhaimiano
de la solidaridad, vinculando la filantropía privada (religiosa, empresarial) –mediante la acción de
organizaciones no gubernamentales e, incluso, del
voluntariado– a proyectos de combate de la llamada
exclusión social, esa que apela a los derechos -una
vez ya recortados los derechos- reiteraría la retórica
de la ciudadanía. Nada más desesperador que esta
prospección, aquí la dinámica del capital sería dejada a sí misma, y se sabe que “entregado a sí mismo,
el capitalismo no transita para nada sino para más
capitalismo” (Santos, 1997: 243).
Un segundo escenario posible es configurado por
la eventualidad de un nuevo brote reformista en la
sociedad contemporánea. A pesar que el orden del
capital se muestra cada vez menos reformable, no se
puede descartar apriorísticamente esta posibilidad.
Pero ella depende, sobretodo de superar la onda
larga recesiva y no hay indicaciones que esto vaya
a ocurrir. Ahora bien, si esa superación ocurriera y
se organizaran en larga escala los esfuerzos políticos
y prácticos de los segmentos sociales que se proponen articular la universalización de la ciudadanía
con estructuras sociales clasistas, es posible la constitución de un nuevo contrato social que enfrente las
expresiones más bárbaras de pobreza con políticas
que trasciendan límites puramente compensatorios.
En el fondo, este es el sueño social demócrata de
un “capitalismo regulado”, pero si su probabilidad
(no su posibilidad) me parece reducida, una cosa es
clara: su arquitectura poco tendrá en común con los
anteriores modelos de Welfare. De cualquier forma,
dicho escenario si se concreta, abriría perspectivas
que no existen en la prospección precedente.
La tercera posibilidad es la ruptura con el orden
contemporáneo, vale decir: la ruptura con el capitalismo, con la sociedad fundada en la propiedad
privada de los medios fundamentales de producción y su correlato compulsorio: la explotación del
trabajo. Objetivamente posible y necesaria, sea en
función del desarrollo de las fuerzas productivas
materiales y humanas, sea en razón del riesgo inminente de la plena barbarización de la vida social,
ella no está claramente diseñada en el horizonte. El
gran sueño de la historia a que se refería el poeta,
no parece audible en este tiempo. Esto no significa
que se deba descartarla. Lo mejor de la conciencia
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
genérico-humana ya reconoció su urgencia y su viabilidad. Recordemos las palabras de Albert Einstein,
que hoy son más actuales que nunca: “La anarquía
económica de la sociedad capitalista, como existe
actualmente, es, en mi opinión, el verdadero origen
del mal. [...] El capital privado tiende a concentrarse
en pocas manos. El resultado [...] es una oligarquía
de capital privado cuyo enorme poder no puede ser
eficazmente controlado incluso por una sociedad
política democráticamente organizada. [...] Estoy
convencido de que sólo hay una forma de eliminar estos serios males, nominalmente a través de la
constitución de una economía socialista [...]. En esta
economía, los medios de producción son sustentados por la propia sociedad y son utilizados de forma
planificada. Una economía planificada, que adaptase la producción a las necesidades de la comunidad,
distribuiría el trabajo a ser hecho entre aquellos que
pueden trabajar y garantizaría el sustento a todos
los hombres, mujeres e niños [...]”.31
Es esta conciencia humano-genérica la que ha impedido, incluso en esta época regresiva de la historia,
el camino de la entera barbarie. El orden social contemporáneo, que constituye en esencia el verdadero
desafío del tiempo presente, fue el resultado de un
proceso de luchas, conflictos, contradicciones. El
neoliberalismo y la restauración del capital, en la secuencia de los últimos treinta años, no triunfaron sin
confrontaciones y sin enfrentar resistencias. Nada
indica que, aunque sean poco perceptible ahora, las
fuerzas contrarias a él hayan sido definitivamente
vencidas o estén desaparecidas. Suponer un capitalismo sin clases y sin lucha de clases es negar todo
el conocimiento teórico-histórico acumulado. Las
resistencias que fueron neutralizadas en los últimos
30 años no están liquidadas, permanecen latentes
y nutridas por el carácter antidemocrático, restaurador y lesivo que la humanidad ha asumido por el
orden social contemporáneo. Ellas pueden reingresar a la escena histórica, ciertamente sobre formas
que todavía no se vislumbran, pero reingresarán por
la fuerza de las nuevas contradicciones.
No es la primera vez que la humanidad se encuentra en el límite de la barbarie. Y no será la primera
vez que, para sorpresa de muchos, ella se niegue
a caminar bovinamente para el matadero. No nos
desesperemos con el escenario regresivo en que vivimos. Nadie mejor que Antonio Gramsci comprendió
18
que, a veces, la humanidad parece perderse entre
fenómenos mórbidos, pero esto es sólo un tiempo
pasajero, una crisis que trae en su raíz gérmenes de
futuro, como él afirmó, esta crisis “consiste justamente en el hecho que lo viejo muere y lo nuevo
no puede nacer en este inter-reino, ya que en él se
verifican los fenómenos patológicos más variados”
(Gramcsi, 2000:184).
El viejo orden social contemporáneo esta muriendo,
pero el orden del futuro todavía no puede nacer.
Este es el escenario actual y sabemos bien de sus
fenómenos, aquellos que Gramsci llamara patológicos. Y si el tiempo parece de desesperanza, no nos
olvidemos –como Walter Benjamín advirtió– que la
esperanza sólo nos es dada en nombre de los desesperados.
Los desafíos profesionales del Servicio Social
En el momento histórico en que nos toca vivir y en
el marco de las condiciones del capitalismo contemporáneo –crecimiento reducido, agravamiento de la
pobreza y acentuación de la desigualdad– una pregunta esencial consiste en indagar sobre los desafíos
profesionales del Servicio Social. Mi respuesta es simultáneamente una negación y una afirmación:
La negación: es que tales desafíos no se sitúan en el
ámbito de técnicas o procedimientos interventivos vale decir, no se insertan en el circuito instrumental.
Sin negar la existencia de problemas en la implementación de procesos operativos, estoy convencido que
en el ejercicio profesional, en esta fase de expansión
de la pobreza y la desigualdad que no serán solucionadas por un eventual retorno del crecimiento, las
problemáticas centrales se sitúan en otro ámbito.
La afirmación: entiendo que los desafíos profesionales del Servicio Social se inscriben en el ámbito
de la comprensión del significado social de su intervención, y este significado sólo es inteligible si
se dilucidan las condiciones en que las relaciones
sociales se procesan (es decir, se producen y se reproducen) en la sociedad contemporánea.
Entendámonos para evitar cualquier malentendido.
El significado social de la acción profesional no soluciona el campo problemático de las técnicas y de los
instrumentos de intervención. Solamente establece
el espacio en que tal solución puede ser buscada.
Igualmente ella le permite superar algunos de los
Einstein escribió este texto (http:www.monthlyreview.org/598eisnt.htm.) para el número inaugural del periódico norte-americano
Monthly Review, publicado en mayo de 1949 - la revista, editada en Nueva York y dirigida inicialmente por Paul M. Sweezy e Leo
Huberman, continua hasta hoy en circulación.
43
JOSÉ PAULO NETTO
más enraizados equívocos que han marcado el ejercicio profesional. Me permito recordar uno de ellos:
en las corrientes del Servicio Social latinoamericano comprometidas con el avance de las alternativas
democráticas y populares, frecuentemente se confunde la necesaria conciencia cívico-política con el
militarismo y, en no pocos casos, con el partidismo,
donde muchas veces emerge un perfil profesional
que Marilda Iamamoto llamó adecuadamente de
mesiánico, por antítesis al perfil profesional fatalista (Iamamoto, 1992). La confusión entre militancia
profesional y militancia política, sólo puede ser criticada y superada si se conduce la discusión para
el plano del significado social de la profesión. Es
sólo a partir de la claridad de la determinación del
estatuto de Servicio Social en la división técnica del
trabajo y de la condición del asistente social como
profesional asalariado que se puede demostrar con
rigor la falacia y el equívoco de subsumir el ejercicio profesional a exigencias de naturaleza político
partidarias.
Por tanto, solamente la comprensión del significado
social de la profesión dentro de la dinámica económica social contemporánea, puede abrir la vía
de resolución de las problemáticas inherentes a la
acción profesional. Veamos bien, suponiendo que
exista un consenso en los asistentes sociales en torno
a la pobreza, en términos que ella debe ser reducida y suprimida. Dependiendo de cómo el problema
de la pobreza sea comprendido, en su génesis, en
su movimiento, el trato profesional podrá variar
así como sus procedimientos para intervenir en los
grupos humanos afectados por la pobreza. Se trata
entonces del desafío de manejar adecuadamente las
categorías heurísticas y de calificación conceptual y
social de la pobreza (Faleiros, 1997). Sólo entonces
se ha de colocar el problema de los instrumentos y
de las estrategias de intervención, y ellos no serán
los mismos para un profesional que comprende la
pobreza como algo natural e insuprimible que para
otro, que la aprehende como una resultante necesaria de la explotación.
Es también esa doble comprensión –del significado
social de la profesión y de la dinámica del capitalismo contemporáneo– la que permite al profesional
ver y reconocer los límites y las posibilidades de intervención del Servicio Social. Pero le permite saber
que los límites y posibilidades están unidos y que
la explicitación de los límites, no invalidan o deslegitiman la acción profesional. En mi exposición
yo dije textualmente: la pobreza relativa y las desigualdades son constitutivos insuperables del orden
del capital, lo que pueden variar son sus padrones
44
y esta variación no puede ser subestimada, ya que
están en juego cuestiones que afectan la vida de billones de seres humanos.
El límite parece claro: ninguna acción profesional
(y no sólo de los asistentes sociales) suprimirá la
pobreza y la desigualdad del orden del capital.
Pero sus niveles y padrones pueden variar y esta
variación es absolutamente significativa – y sobre
ella puede incidir la acción profesional, incidencia que es portadora de las posibilidades de
la intervención que justifica y legitima el Servicio Social. El conocimiento de estos límites y de
sus posibilidades aporta la base para traspasar el
mesianismo, que pretende atribuirle a la profesión
poderes redentores, y el fatalismo, que la condena
al burocratismo formalista.
Pienso que estas consideraciones aclaran porqué lo
esencial de mi argumentación no tuvo como centro al Servicio Social, pero al contrario, porqué el
Servicio Social aparece en sus momentos conclusivos. Estoy convencido que ésta es la más adecuada
aproximación al Servicio Social, porque rompe con
la tradición endogenista que por mucho tiempo atravesó nuestra análisis de la profesión: no se
puede, a mi juicio, comprender al Servicio Social a
partir de sí mismo (Montaño, 1998).
Esto además se comprueba en la institucionalización
del Servicio Social, tanto en la Europa Occidental
cuanto en América del Norte: su institucionalización y legitimación tuvieron como condición el
reconocimiento de los derechos sociales - y cuanto
mayor fuera ese reconocimiento más se amplió el
espacio profesional al punto que algunos identificaron el desarrollo de la profesión con el desarrollo de
las políticas del Welfare. Igualmente se comprueba
mediadamente en buena parte de América Latina:
incluso en la falta de un Estado de Bienestar sólo
nos afirmamos profesionalmente en la medida en
que se consolidaron entre nosotros algunos derechos sociales.
Por otra parte, es en la doble comprensión a la que
me he referido que se puede creer en la modificación de nuestro estatuto profesional. Un agente
técnico está habilitado para ejercer la función de
ejecutor terminal de políticas sociales. La formación
académica con sus grados universitarios y superiores, con la producción de conocimiento de sus
doctores, crea cuadros profesionales que traspasan
la necesaria habilitación técnica y están calificados
para proyectar, ejecutar y evaluar políticas sociales.
Son estos cuadros, con sólida formación teórica y
preparación para la investigación, los que vuelven a
EL ORDEN SOCIAL CONTEMPORÁNEO COMO DESAFÍO CENTRAL
Servicio Social una profesión que no es más el patito
feo de las Ciencias Sociales y supera la subalternalidad de prácticas profesionales subsidiarias.
Si es correcta la relación que establezco entre
afirmación y ampliación de derechos sociales e
institucionalización del Servicio Social, se deduce
de ella que el desafío profesional central con que
nos enfrentamos es el propio orden social contemporáneo, es una cuestión social con dispositivos
recargados de producción y reproducción de pobreza y desigualdad, donde se reducen y recortan
los derechos sociales. También es posible un ejercicio profesional que sin ignorar sus límites amplíe
sus posibilidades, articulando su intervención con
el movimientos de otras categorías profesionales y
sintonizando sus acciones con las fuerzas sociales
que operan en la sociedad (y a veces, al interior del
Estado) para revertir las políticas y estrategias que
conducen a la barbarización de la vida social.
Estoy convencido de que esta reversión es posible,
aunque poco probable en el corto plazo. Pero ella
es posible y probable en el mediano plazo si no
dejamos para mañana lo que puede ser hecho hoy.
En cuanto al largo plazo, yo podría invocar a Lord
Keynes, a quien me referí hace poco: a él se le atribuye esta frase irritada, total “a largo plazo todos
estaremos muertos”. Con todo, tampoco en esto
pienso como Keynes - antes, prefiero la compañía
de mi maestro G. Lukács que, al cabo de una vida
de luchas y derrotas, insistía en ser, a largo plazo,
un optimista.
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Más allá del análisis de la pobreza:
narrativas desatendidas en el pensamiento
marxista. Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
Beyond poverty analyses: unheard narratives in
Marxist thought. Comment to José Paulo Netto’s
central conference
PHD. LENA DOMINELLI
Lena Dominelli, es profesora de la School of Applied Social Sciences de Durham University y miembro de Academy of Learned
Societies for Social Sciences1. 32 Old Elvet Durham, DH1 3HN; [email protected]
Resumen
Los relatos dan cuenta de experiencias de vida. Con frecuencia éstos se subestiman o se pasan por
alto, si bien son importantísimas herramientas en la capacidad del trabajador social para interactuar en forma efectiva con los usuarios de los servicio sociales y escucharlos relatar sus propias
historias de vida desde sus propios puntos de vista. Utilizaré técnicas narrativas para responder a
la ponencia del Profesor Netto, y para ello utilizaré dos historias. Una de esas historias habla de
invisibilidad; la otra habla acerca del amplio espectro de voces que necesitan ser escuchadas si es
que nos proponemos resolver los persistentes problemas sociales como la pobreza en el mundo,
un objetivo que encarna lo medular de la presentación del Profesor Netto.
Palabras claves: (Narrativas, invisibilidad, empoderamiento)
Abstract
Narratives are accounts of life experiences. These are often undervalued and neglected, although
they are crucial tools in a social worker’s capacity to interact effectively with service users and
listen to them tell their life stories from their points of view. I will use narrative techniques to
respond to Professor Netto’s paper and draw upon two stories to do so. One of these is a story
about invisibility; the other about the wide range of voices that need to be heard if we are to resolve intractable social problems like world poverty, an objective that forms the crux of Professor
Netto’s presentation.
Key words: (Narratives, invisibility, empowerment)
Jugadores invisibles: vistos sin ser
escuchados; escuchados sin ser vistos
Mi primera historia habla de participantes invisibles, en particular mujeres, y sobre los sesgos de
género, clase social y raza en las relaciones sociales
que imponen desventajas en sus vidas cotidianas
e incluso en las rutinas de la academia. Utilizo un
relato biográfico para plantear mis puntos. Lo hago
en el contexto del reconocimiento de que para mí
1
es un privilegio exponer ante un público de personas tan distinguidas entre sus participantes y
organizadores.
Primer relato: una alegoría
Comienzo esta alegoría conmigo caminando por un
hermoso bosque de hayas en Inglaterra, llevando mi
famosa mochila, cuando pienso en sentarme bajo
los frondosos árboles a la brillante luz del sol para
redactar mi ponencia. Pero, ¿dónde estaba ésta?
Asociaciones Eruditas de Ciencias Sociales (un organismo de investigaciones del Reino Unido).
47
LENA DOMINELLI
Busco por arriba y por debajo, gritando hacia los
desiertos bosques, ‘¿Dónde está mi ponencia? ¿Dónde está mi ponencia?’ Corro desesperadamente
hacia delante y hacia atrás sin estrategia ni plan, le
pido frenéticamente y sin éxito a las sombras que
hagan aparecer mi ponencia, y en eso me veo a
mi misma ante un extraño edificio de donde sale
un funcionario elegantemente vestido. Pienso que
podría saber algo y me acerco a ese hombre cuyos
brillantes botones en su uniforme resplandecen al
sol. ‘Permítame revisar su bolso’, me dice con brusquedad. ‘No le está permitido pasar la frontera con
material subversivo. Tomaré su lápiz labial, señora.
Eso también está prohibido. Ahora, entrégueme su
ponencia. Debe entregarme su ponencia, insisto’.
El hombre se niega a creerme cuando le digo que
no tengo ninguna ponencia para entregarle. Decide
que yo estaba siendo intransigente, de modo que
me lleva hacia otro edificio en donde hay un letrero
que dice ‘se habla español’, sin aceptar mi versión
de que no hablaba ese idioma. Entonces soy llevada
a la aduana chilena en donde el primer funcionario
le dice a otro hombre uniformado, ‘Esta mujer se
niega a entregarme su ponencia, está comportándose con terquedad, de modo que tendremos que
disciplinarla. La llevaré a la otra oficina”.
Me lleva por un pasillo oscuro y angosto en donde
comienzo a gritar. ‘¡Suéltenme!, ¡Suéltenme! Aquí
abajo hay demasiado humo’. Por un instante logro
escapar y corro hacia una ventana abierta cuando el
hombre coge mi mano y la tuerce tras mi espalda.
Entonces desperté. Era lunes por la mañana y yo
estaba en una cama en el hotel Crowne Plaza. Solté
un suspiro de alivio. Era un mal sueño, ¿o tal vez
debiera decir pesadilla? Y ahí, asomada bajo la puerta, estaba la ponencia –¡en portugués!
Los invito a explorar el carácter sexuado en este relato. Es variado y complejo. Debido a las limitaciones
de tiempo, debo avanzar hacia el segundo relato.
Segundo relato: las desigualdades complican
la teoría, la práctica y las acciones
Este relato se basa en la ponencia que acabamos
de oír. En ella exploro la paradoja de las crecientes
desigualdades en el crecimiento. El Profesor Netto
se centró en un tema clave: la inequidad expresada
en términos de pobreza, y nos ofreció impactantes
estadísticas que hay que dejar en claro. No podemos negar la persistente y penetrante existencia de
este flagelo en el mundo. No los detendré con un
2
ELP -Everyday life practices o prácticas de la vida cotidiana.
48
ensayo acerca de las muchas cifras que aparecen en
la presentación del Profesor Netto. Pero sí quisiera
decirles que, para mí, la pobreza y la desigualdad
tienen el rostro de una mujer o de un niño. Y ésta
deteriora sus vidas en formas muy específicas que
varían según su género, ‘raza’, edad y otras divisiones sociales que incluyen las clases sociales, las
discapacidades y la orientación sexual. El Profesor
Netto se refirió principalmente a lo que respecta a
clases sociales, no obstante, se puede hacer más de
un relato sobre la pobreza si es que van a abordarse
en forma adecuada las complejidades existentes en
la experiencia humana de la pobreza y la exclusión
social; puesto que si éstas no se consideran, los relatos acerca de la pobreza se vuelven muy parciales
y excluyen a aquellos que sufren los efectos de la
pobreza al acallar sus voces y condenar sus experiencias a la invisibilidad.
Si bien concuerdo con la tesis básica del Profesor
Netto de que la globalización y el neoliberalismo
en la economía son los terribles gemelos que apuntalan las penurias contemporáneas, quisiera ir más
allá de este fenómeno para afirmar que la forma de
globalización que se conoce como neoliberalismo
ha invadido las rutinas de la vida cotidiana llegando
a transformar lo que yo llamo prácticas de la vida
cotidiana (ELP)33 y a reconfigurar una crisis en las
relaciones sociales de acumulación capitalistas convirtiéndola en una crisis del estado de bienestar,
poniendo a su vez a la profesión del trabajo social
en medio de esta contradictoria situación. En esta
situación se le pide a la profesión que: proporcione
capital a los empresarios privados al contar con servicios destinados a satisfacer las necesidades de los
individuos, familias y comunidades privatizados; y
que actúe como policía de los grupos marginados u
oprimidos al echar a andar un molino que hace girar
las ruedas del riesgo y la falta de seguridad a fin de
asegurar su conformidad en medio de precarias circunstancias que no son dignas de llamarse lugares
en los que viven personas. Y aún así, se les pide que
se ganen la vida a duras penas en esos espacios.
Mientras tanto, los ricos recorren el mundo en una
incesante búsqueda de nuevos mercados y productos, dejando tras sí, un rastro de destrucción del
medioambiente, sin conciencia ni de esto, ni de las
desigualdades que co-existen con aquello, y que
sirven de sostén a sus espléndidos estilos de vida.
Llevan vidas afortunadas, con libertad de atravesar
fronteras sin barreras mientras el dinero siga tinti-
MÁS ALLÁ DEL ANÁLISIS DE LA POBREZA: NARRATIVAS DESATENDIDAS EN EL PENSAMIENTO MARXISTA. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO
neando en sus bolsillos. Sus actividades enfrentan
pocos controles y no deben someterse a dar cuenta
de sus devastadoras decisiones. Las personas pobres
no generan la degradación ambiental provocada por
los procesos productivos industriales que priorizan
el lucro por sobre las personas, y originan masivas
emisiones de gases que contribuyen al efecto invernadero. Pero son ellas quienes sufren lo peor de sus
desastrosos resultados, tal como lo demostraron el
huracán Katrina en Estados Unidos y los desastres
tanto naturales como provocados por el hombre
(utilizo esta expresión en forma deliberada) en Bhopal, en la India.
Este es un problema de clases, para estar seguros.
Pero en occidente, la palabra ‘clase’ se ha vuelto un
tabú. Nadie la menciona. Está tan arraigada en las
prácticas cotidianas que se ha vuelto invisible. Hablaré de un ejemplo común que podrá resultarle
familiar a aquellos de ustedes que hayan viajado en
avión. Originaré la historia en mi propia biografía.
Mi primer viaje en avión ocurrió en 1967. Por entonces no había distinciones de clase. Los asientos y
alimentos eran los mismos para todos. Todos ocupábamos asientos suficientemente amplios como para
estar cómodos y con espacio suficiente para estirar
las piernas. Se nos ofrecían alimentos de verdad en
vajilla de porcelana de verdad y con cubiertos de verdad. Ahora, permitan que regrese a un viaje reciente
en mi aerolínea favorita. Ésta acababa de introducir
cuatro clases en sus vuelos para recorridos largos.
Estas son, en orden descendiente: Primera clase, con
servicio, asientos y alimentos privilegiados; Clase
ejecutiva; Clase turista superior; y Clase para el ganado (sólo que la llaman clase económica).
En la clase para el ganado, se supone que uno está
tan agradecido por el viaje que se espera que siendo
adulto uno se retuerza para caber en un asiento de
tamaño infantil, consuma pésimos alimentos servidos en bandejas de plástico y con cubiertos plásticos.
Se dice que le sale más costoso a una aerolínea el
transporte de una persona en clase para ganado que
en Primera Clase. Pero como soy cientista social realicé mi propia investigación y conté la cantidad de
asientos de clase para el ganado que cabrían en el
espacio destinado a un pasajero de Primera clase y
descubrí que dependiendo del tipo del avión la relación que había entre primera clase y clase ganado
variaba entre 4 a 1 y 6 a 1. De modo que los pobres
siguen subsidiando a los ricos. Esta investigación
es, por supuesto, anecdótica. No pedí autorización
para medir el espacio con una huincha de medir, así
que confié en las antiguas medidas inglesas - una
pulgada tiene la longitud que existe entre la punta
del dedo pulgar hasta la primera falange; el largo de
un brazo es una yarda. Estas desigualdades han entrado con sigilo y han sido aceptadas como la regla.
Tanto es así, que ni siquiera se habla acerca de estos
temas. Sin embargo en la clase para el ganado las
personas pueden quejarse por no tener suficiente
espacio para estirar las piernas, para caber en los
asientos, o en caso de tener alguna discapacidad,
para la silla de ruedas. Y todo esto sin hablar de
las penurias que imponen sobre ellos las preocupaciones relacionadas con los riesgos de seguridad
más elevados y de los perfiles étnicos que comenzaron con la “Guerra al Terrorismo”. De modo que,
cuando los marxistas le dicen a usted que la clase
importa, créales. Las prácticas cotidianas les dan la
razón, aún cuando se trate de experiencias de género, de raza o de clase.
Las prácticas cotidianas son importantes para los
trabajadores sociales debido a que su reacción ante
el impacto de éstas sobre las personas los convierte
ya sea en parte del problema o en parte de la solución. Los trabajadores sociales pueden avalar la
complacencia de la sociedad postmoderna o pueden
tomar conciencia de la forma en que las complejas
relaciones sociales reproducen y dan estructura a
las desigualdades mediante rutinas cotidianas que
se dan por sentadas y actuar a favor de potenciar
a sus clientes en la toma de decisiones liberadoras
y de respaldar su movilización destinada a obtener
los recursos y las capacidades para tomar decisiones
que les han sido negados mediante la promulgación
de relaciones sociales de desigualdad.
El Estado es también un participante clave en el fomento de relaciones neoliberales. Lo hace al aprobar
legislación y al poner a disposición de la acumulación privada los recursos públicos mediante el
subsidio a los impuestos, garantías y otras formas
de traspaso. Y otra vez, sus intervenciones tienen
diferente configuración para mujeres, niños y hombres. De este modo, las complejidades de la vida
han de ser tomadas en cuenta si sus experiencias y
conocimientos van a usarse para transformar la vida
social llevándola en una dirección más equitativa. El
uso de la violencia es monopolizado por el Estado
y por los traficantes de armas que las comercializan para trastornar la vida cotidiana de las masas de
habitantes de la tierra a pesar de sus derechos ciudadanos. Esto protege los intereses de aquellos que
tienen dinero en lugar de proteger a las personas
socialmente excluidas que claman imperiosamente
por su inclusión, tal como el relato de la historia
49
LENA DOMINELLI
de Santa María de Iquique nos dejó en claro la noche anterior. Al mismo tiempo, la preocupación de
la Presidenta Bachelet por mejorar las vidas de las
personas comunes y corrientes demuestra que el Estado puede utilizarse para fomentar el bienestar, si
bien para tener éxito ella necesitará de una enorme
cantidad de recursos y del considerable respaldo del
pueblo y además tener de su parte a los formadores
de opinión al igual que a aquellos con el poder de
imponer sus propios intereses privados por sobre la
vida pública. Espero que lo consiga.
Mientras tanto, aquellos que cuentan con extensos recursos tienen una cantidad de respuestas a
su disposición. Pueden aceptar las desigualdades,
acomodarlas con cambios menores, o rechazarlas
a favor de transformar las relaciones sociales. Hay
quienes se sienten culpables de ser ricos. Bill Gates es ejemplo de una de estar personas. Les pide
a otros que se le unan en obras filantrópicas, pero
deja intacto al sistema. Esto tiene relevancia particular en su esfuerzo por abordar la crisis del SIDA/VIH
proporcionando medicinas para aquellos que están
enfermos. No discutiré que esto se haga, dado que
son tantas las personas cuyas vidas penden de un
hilo. Sin embargo, al pagar por las medicinas, se
soslaya el problema de cuán lejos pueden llegar las
corporaciones multinacionales en la protección de
sus márgenes de beneficios y éstas siguen adelante
cobrando elevados precios por recursos que por lo
general se desarrollan mediante trabajo en equipo y
con frecuencia implican apoyo no reconocido por
parte del Estado, aún cuando éste venga en la forma
de subsidios de fondos públicos que promueven la
investigación o la reducción de los impuestos. La
respuesta de Gates también favorece al consumidor
homogéneo, que comercializa materias primas –el
que puede pagar por lo mejor consigue lo mejor.
Los demás deben arreglárselas con lo que obtengan.
Muy parecido a lo que lo que quienes viajan en clase ganado pueden hacer en un avión.
50
Con frecuencia los trabajadores sociales son atraídos y tienen una larga tradición involucrándose en
actividades filantrópicas. Quienes practican la filantropía a través del trabajo social han fracasado en
abordar las inequidades estructurales. Los demandantes de la clase obrera atendidos por mujeres
blancas de la clase media son frecuentemente tratados en forma moralmente condescendiente cuando
éstas se proponen enseñarles “a comportarse adecuadamente” según las normas de la clase media.
Los trabajadores sociales pueden elegir la forma de
relacionarse con los clientes. Esta forma no tiene
por qué ser abusiva ni tampoco tiene que mantener
el status quo. Sin embargo, al cuestionar este estado
de cosas, deberían además estar concientes de que
se están arriesgando, lo que puede incluir incluso
hasta el poner en riesgo sus vidas, tal como lo han
demostrado muchos trabajadores sociales en Chile
que se cuentan entre los “desaparecidos”.
Los trabajadores sociales pueden desarrollar nuevas
perspectivas de la sociedad al entender, teorizar y reflexionar de manera crítica sobre la forma en que el
neoliberalismo impacta en las vidas cotidianas de sus
clientes. Pero no basta con sólo pensar acerca de ello.
Se debe actuar. No puede evitarse la acción si han de
transformarse las relaciones sociales y el neoliberalismo. Esto implicará una lucha que es global en su
magnitud, puesto que la globalización ha penetrado
cada área del globo y ha reunido a las personas en
destinos que están entrelazados e interconectados.
Pero los trabajadores sociales no pueden por sí mismos cambiar el mundo. Deben formar alianzas que se
construyen en torno a círculos de resistencia en donde imaginan un mundo en el cual todos prosperarán.
Las alianzas de resistencia promueven la solidaridad
y la acción colectiva basada en la reciprocidad, en
los derechos humanos y en la justicia social. Al hacer mejores las vidas de otros el trabajador social se
transforma a sí mismo y puede dejar de ser un patito
feo para convertirse en un bello cisne.
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 51-55
Igualdad, Estado de Bienestar y Trabajo
Social. Comentario a la ponencia central
de José Paulo Netto
Equality, Social Welfare State and Social Work.
Comment to José Paulo Netto’s central conference
PHD. ALDO MASCAREÑO
El profesor Aldo Mascareño es académico del Departamento de Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, Chile. Dirección
Postal Almirante Barroso 6, Santiago, Chile. Email: [email protected]
Resumen
El autor discute sobre la ponencia del Prof. Netto en torno a tres ejes: el concepto de igualdad;
el tema del estado de bienestar; y las consecuencias para el trabajo social. En primer lugar, pone
en cuestión la antinomia igualdad/individualismo presentada por el profesor Netto a través de
la distinción entre marxismo y neoliberalismo que cruza su trabajo, y la acusa de subcompleja, si
se trata de dar una imagen adecuada del mundo contemporáneo y sus problemas de intervención. En segundo lugar, se refiere al estado de bienestar y distingue la dificultad de cumplir las
expectativas que sobre él se generan –pues un centro político no puede ya absorber la totalidad
de las múltiples demandas de una sociedad moderna–. Por último, el autor plantea desafíos para
el trabajo social en torno a su compromiso con la disciplina, con el ejercicio profesional y con el
ejercicio ético.
Palabras claves: (Igualdad, libertad, estado de bienestar, conservadurismo, progresismo, ética)
Abstract
The author discusses Prof. Netto’s presentation regarding three dimensions: the equality concept,
the welfare state subject, and the consequences of the former discussion for social work. First,
he questions the dichotomy equality/individualism argued by Prof. Netto through the distinction
between Marxism and Neo-liberalism he does transversally in his presentation, accusing it as subcomplex, if we want to give a proper image of contemporary world and its intervention problems.
Secondly, the author talks about welfare state and the difficulties in achieving expectations posed
in it- since a political centre can not answer all the demands coming from a modern society.
Finally, Mascareño indicates challenges for social work regarding to its commitment with the
discipline, the professional practice and the ethical action.
Key words: (Equality, freedom, welfare state, conservatism, progressive, ethic)
Agradezco a los organizadores la invitación a comentar la conferencia del profesor Netto, además
en una ocasión tan relevante para el trabajo social
a nivel mundial como es esta trigésimo tercera conferencia mundial de escuelas de trabajo social. Es
de esperar que al cumplir esta cristianamente significativa edad, los 33 años, no se abra la puerta
de ningún movimiento mesiánico al interior del
trabajo social, para que luego se diga por el mundo
entero que desde Chile surgieron los apóstoles del
social work del nuevo milenio.
Tener apóstoles significa tener dogmas, y lo fundamental de toda disciplina es reflexionar siempre
sobre sus fundamentos y sobre sus reflexiones,
hacerlo en contacto pero con independencia de la
tradición y empleando el nuevo instrumental teórico que su propio desarrollo disciplinar y el de las
disciplinas afines pone al alcance de la mano. Hacerlo de otro modo es utilizar la disciplina como
un pretexto para indicar aquello que se puede decir
desde una tribuna política o desde la inmunidad del
púlpito y para lo cual no se requiere acudir al escu51
ALDO MASCAREÑO
do de neutralidad que entrega la ciencia, aunque
ella sea social.
Digo esto porque concuerdo con algunas conclusiones del profesor Netto, pero no con su diagnóstico
ni con sus premisas. Espero que este desacuerdo no
se deba a que soy sociólogo y no trabajador social.
Pero esa sólo es una expectativa cognitiva mía que
–debo confesarlo– no está muy dispuesta en este
caso a aprender de la decepción.
Con este anuncio, quiero dividir mi comentario en
torno a tres temas que están en el eje de la argumentación del profesor Netto: el concepto de igualdad,
el tema del estado de bienestar y las consecuencias
para el trabajo social.
El concepto de igualdad
Sobre la igualdad quiero partir afirmando que, al
menos desde el siglo XIX, ella no es monopolio de
los igualitaristas ni del marxismo. En su memorable
conferencia en el Ateneo de París en 1819 (6 años
después del nacimiento de Karl Marx), Benjamin
Constant propuso diferenciar entre lo que él llamó la
libertad de los antiguos y la libertad de los modernos
(Constant, 1991). La primera tiene lugar en contextos de complejidad limitada, lo que posibilita una
participación ‘activa y continua en el poder colectivo’
que resulta en un ejercicio de la voluntad individual
de manera directa. La libertad de los antiguos es la
libertad de la igualdad, de servir al colectivo, es libertad política, porque es en la institucionalidad de
la república donde el individuo participa del ‘reparto de la patria’, es decir, en la libertad política –y sólo
ahí– adquiere sentido la individualidad. Rousseau es
la fuente de esta tradición; Locke, en tanto, está en
el mainstream de la otra libertad: la libertad de los
modernos. Ella es la libertad individual que se hace
‘independencia privada’ y ‘búsqueda de intereses
particulares’. No excluye –dice Constant– la libertad
como igualdad, pues la precisa como garantía de la
libertad individual, pero de ningún modo ésta puede disolverse en ella.
De cualquier modo Kant, en el origen del racionalismo moderno, ya había dado forma a la libertad
individual como autolegislación moral, aunque
también abrió la posibilidad de construir un
puente de plata hacia la libertad como igualdad,
al indicar que ella requiere subordinación de la
voluntad a principios provenientes de los descubrimientos de la razón, lo que dos siglos después
Kohlberg definiría como moral postconvencional
52
y que vendría como anillo al dedo a Habermas
para alzar sobre ello su teoría postmetafísica de la
verdad. Con eso, la racionalidad comunicativa se
constituiría en un vínculo entre la libertad como
igualdad y la libertad individual, pues por individualistas y modernas que parecieran la acción
instrumental y estratégica, la acción comunicativa
no lo era menos, en tanto se basa en el acuerdo de
sujetos racionales que –por autonomía de la voluntad– construyen y se someten al resultado que
producen, esto es: a la comunidad intersubjetiva
de sentido racionalmente construida entre ciudadanos libres e iguales.
Como se ve, la teoría sociológica contemporánea,
incluso la de tradición crítica, concibe –como Constant a inicios del siglo XIX– que la individualidad
es el lado externo de la igualdad, que por tanto,
ambos lados son complementarios, o dicho de otro
modo: que un mundo igualitario no es un mundo
sin individualidad, no es un mundo sin diferencias.
Y que precisamente para no perder esas diferencias que son constitutivas de lo social, se requiere
tener una mejor democracia, se requiere ampliar
las condiciones de inclusión social, deconstruir las
hegemonías y tradiciones, estar atentos a la discriminación y mejorar constantemente los modos de
coordinación de las constelaciones sistémicas a las
que los individuos diariamente nos enfrentamos y
ante las cuales muchas veces nos presentamos indefensos.
Por ello la antinomia igualdad/individualismo presentada por el profesor Netto a través de la distinción
entre marxismo y neoliberalismo que cruza su trabajo, me parece subcompleja para dar una imagen
adecuada del mundo contemporáneo y sus problemas de intervención; como subcompleja me parece
también la distinción entre capital y trabajo para
describir la desigualdad que existe hoy en América
Latina y en otras constelaciones regionales.
No quiero con esto subvalorar la importancia del
marxismo en la semántica contemporánea. A mi
modo de ver, su gran legado es habernos heredado
esa preocupación por la igualdad que el profesor
Netto expresa tan bien. Pero que las desigualdades
actuales se puedan explicar por la distinción capital/
trabajo no parece ser ya una imagen adecuada para
dar cuenta de las condiciones de complejidad que
caracterizan a nuestra sociedad.
Puede ser que yo sea un genuino representante de la
clase dominante –lo que hablaría muy mal del poder
y capacidad de decisión de la clase dominante– pero
IGUALDAD, ESTADO DE BIENESTAR Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO
si reducimos el problema de la desigualdad a la concentración de capital y si planteamos la solución en
términos de redistribución del ingreso, entonces no
estamos muy lejos de un neoliberalismo que asume
el supuesto del rebalse monetario como la estrategia de superación de todo problema social. La única
diferencia sería que la redistribución se presupone
más rápida que el chorreo, lo que ciertamente se
puede poner en duda después de años de políticas
redistributivas en el marco del estado de bienestar,
de años de chorreo neoliberal y de ver que en ambos casos la pobreza se mantiene más o menos en
los mismos niveles.
Para ser claros: si todo lo debiéramos reducir a la
distinción capital/trabajo, habría que pensar en
los conflictos religiosos como una contradicción
entre dos formas de acumulación originaria, o la
discriminación de género como la sublimación de
la contradicción entre fuerza y relaciones sexuales
de producción de niños, o los dilemas éticos como
epifenómenos de la situación de clase, o el aumento
de enfermedades psíquicas como resultado del fetichismo de la mercancía que humaniza la mercancía
y deshumaniza al trabajador.
Lo que el mundo moderno nos ha enseñado es que
la igualdad no es un problema absoluto; que tiene
mucho de paradoja. Esto se traduce al menos en
tres cosas:
1. Que para alcanzar la igualdad o para intentar alcanzarla hay que tratar desigualmente a
personas en principio iguales, como sucede
con políticas que favorecen a las mujeres aun
en contra los eventuales y siempre escasos
méritos de los hombres, o con decisiones de
apoyo a sectores indígenas y de no apoyo a
vecinos inmediatos que históricamente han
sufrido lo mismo pero no son indígenas.
2. Que la igualdad en un campo no se traduce directamente en igualdad en el otro, que
a más posibilidades educativas no hay necesariamente más oportunidades laborales,
simplemente porque se puede no aprender
nada de lo que a uno le enseñan, o porque
las jerarquías en una determinada sociedad
valen más que los méritos, o porque las políticas de discriminación positiva hacen más
difícil la inclusión a los que no caben en sus
categorías, aun cuando sepan más que otros.
Y
3. Que no siempre se espera rendimientos
igualitaristas de una determinada institu-
ción social: la familia puede ser en el mejor
de los casos igualitaria en el cuidado y cariño a sus miembros, pero no se puede querer
lo mismo a los propios hijos que a los hijos
de la familia del vecino; se puede también
esperar de la escuela que trate de equiparar
las diferencias de entrada de sus miembros,
pero no se puede esperar que califique a todos con la nota máxima; se puede esperar
de un juez que haga cumplir las garantías
de todos los imputados, pero no se puede
esperar cadena perpetua para todos los delincuentes por mucho que sea nuestra casa
la que hayan robado.
Cuando el mundo es complejo y no se explica como
resultado de una única distinción, la igualdad se
transforma en paradoja: fomentarla por un lado la
limita en otros. Por todo ello en vez de igualdad
algunas teorías modernas como la de Rawls hablan
de equidad o fairness. Recogiendo esa inquietud,
suscribo, pero a la vez reescribo la pregunta del
profesor Netto: ¿es el trabajo social una disciplina
fundada en el compromiso con la equidad? Dejo la
respuesta para el final.
El tema del estado de bienestar
Un segundo eje del profesor Netto es el del estado
de bienestar. La teoría política del estado de bienestar y la forma en que todos hemos entendido la
acción política durante el último siglo, se ha visto
cruzada por la distinción entre progresistas y conservadores. Aplicada esa distinción a esta mesa,
sabemos que el profesor Netto es un progresista y
que yo, por el hecho de no estar de acuerdo con él,
sería un conservador.
Más allá de las paradojas perfectamente visibles
de esta distinción –por ejemplo, que el progresista
busque a toda costa conservar los logros históricos
de la clase trabajadora o que busque conservar el
medioambiente para futuras generaciones, o que
el conservador se vea en la necesidad de tener que
transformar innumerables cosas en la sociedad
moderna para conservar lo que juzga valioso– mi
pregunta es si en una sociedad donde todo cambia
tan rápidamente, donde todo puede ser de un modo
pero también de otro, tiene aún sentido autodescribirse como progresista o conservador.
Pareciera ser que el problema ya no es el cambio, el
que puede ser fomentado o resistido, sino la inestabilidad social que es consustancial a la contingencia
de la sociedad moderna; al hecho de que sin Dios,
53
ALDO MASCAREÑO
sin Naturaleza, sin Hombre, sin clase social, lo que
nos queda es pura diferencia. Porque hoy no parece haber ningún fundamento del cual todos nos
podamos asir para identificar la unidad de nuestra
sociedad, su sentido último o su telos.
Porque esta afirmación no es progresista, entonces
debe ser conservadora, pero ¿puede ser conservadora una posición que adopte la contingencia
de todo acontecimiento como punto de partida
de la descripción? La cuestión es que frente a la
contingencia de la sociedad moderna el programa
progresista o el conservador no son muy convincentes. Por eso el público se repliega de la política
cuando se ve enfrentado a esas opciones, porque
la contingencia no se resuelve con una aceleración
o desaceleración del cambio, sino con modos más
eficaces de coordinación social que logren asegurar
las expectativas normativas de los individuos –es
decir, esas expectativas que no cambian a pesar de
las decepciones– asegurarlas ante las condiciones
permanentemente cambiantes de la sociedad en general (Luhmann, 1994).
Pero en la semántica del estado de bienestar seguimos pensando que aceleración es progresismo y
desaceleración conservadurismo, y que por tanto
cuando alguien llama la atención sobre la dificultad
del estado de bienestar de cumplir las expectativas
que genera –pues un centro político no puede ya
absorber la totalidad de las múltiples demandas de
una sociedad moderna– entonces esa advertencia es
conservadora. Cuando alguien afirma que es el propio estado de bienestar el que produce inestabilidad
social pues debe responder a los problemas que él
mismo ha generado en el pasado, cuando alguien
hace ver su incompetencia presente para superar su
incompetencia pasada, entonces esa advertencia es
conservadora.
Si uno logra escapar por un momento a la unidimensionalidad de esa distinción, puede jugar
nuevamente con las paradojas y preguntarse si no
es más conservador querer conservar o reeditar el
estado de bienestar a toda costa a pesar que él se
sostenga sólo por la solución de los problemas que
ha provocado en el pasado, por ejemplo, generando
un sistema educativo que ahora busca transformar
para darle ‘más calidad’, o cuando se esfuerza por
desburocratizar lo que antes ha burocratizado detalladamente, o cuando reforma las reformas que
nunca reformaron lo que se buscaba reformar. A
veces a uno le queda la impresión que la receta del
estado de bienestar es hacer las cosas mal en el pre54
sente para tener asegurado el trabajo de arreglarlas
en el futuro.
El problema es que hacer tantas cosas a la vez, nunca ha sido una buena receta para nadie. Los avances
en seguridad social en el siglo XX son innegables,
pero cuánto de ello se debe a las interdependencias
entre el derecho y la educación, entre la moral y la
familia, entre la ciencia y la salud –en todos esos
casos, con prescindencia del estado. En los años 80
la teoría política europea habló de la euroesclerosis
para referirse a las atrofias estatales en las relaciones
de interdependencia entre sistemas. ¿Cuánta grasa
burocrática estamos ahora dispuestos a soportar en
nombre de la inclusión política en la sociedad, en
nombre del rescate del estado de bienestar?
Las consecuencias para el Trabajo Social
Paso ahora al último punto: las consecuencias para
el trabajo social. Como anuncié al inicio, no soy trabajador social. Por eso no quiero terminar diciendo
qué es lo que yo creo que deben hacer ustedes, pero
sí formulando unas preguntas que pueden contribuir a esa discusión. Concuerdo aquí plenamente
con el profesor Netto en que ninguna acción profesional puede eliminar la pobreza ni la desigualdad,
pero de ahí derivo mis preguntas finales:
• ¿Requiere el trabajo social un compromiso
con la igualdad o la equidad para autodefinirse como disciplina o requiere un compromiso
con la disciplina para saber qué hacer y hacer
siempre mejor lo que en cada caso le toca
hacer?
• ¿Un compromiso con la igualdad y con la
pobreza significa una sensibilidad especial
frente a esas situaciones o significa que ellas
deben empujar a cada trabajador social a ser
cada día un mejor profesional que dé mejores
respuestas cuando se enfrenta a la desigualdad y la pobreza?
• ¿Cuál es la ética que debe aplicar un trabajador social en una sociedad compleja donde
prevalece la contingencia: debe fomentar la
unidad de todos bajo un mismo parámetro sea
conservador o progresista, o debe contextualizar su intervención situativa y episódicamente
frente a las expectativas del escenario de intervención, es decir, frente a las expectativas
de todos los involucrados?, o dicho de otro
modo: ¿el trabajo social quiere enseñarle a la
sociedad cómo debe ser o quiere aprender de
ella para hacer mejor lo que hace?
IGUALDAD, ESTADO DE BIENESTAR Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO
• Y finalmente: ¿es el trabajo social una técnica de la planificación y control racional de la
sociedad moderna o es una disciplina especializada en la intervención sobre condiciones
sociales complejas y altamente contingentes
que no aceptan someterse a ningún plan preestablecido?
Sin duda no se trata de preguntas que se puedan
responder en este encuentro, pero al menos tienen
ustedes unos días para discutir sobre ellas o para
empezar a olvidarlas ahora mismo.
Referencias
CONSTANT, BENJAMIN (1991) “The liberty of the
ancients compared with that of the moderns”, en Constant, Benjamin, Political writings, New York, Cambridge
University Press, 1991.
LUHMANN, NIKLAS, Teoría política del estado de
bienestar, Alianza, Madrid, 1994.
Muchas gracias
55
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 57-61
Marxismo, Psicoanálisis y Trabajo Social.
Comentario a la ponencia central de José
Paulo Netto
Marxism, Psychoanalysis and Social Work. Comment to
José Paulo Netto’s central conference
PROF. SAÚL KARSZ
El profesor Saúl Karsz es miembro de la Asociación Prácticas Sociales de París. 23, rue Albert Legrand 94110 arcueil/France;
[email protected]
Resumen
El autor en su respuesta a José Paulo Netto enfatiza el rol de psicoanálisis en la explicación y actualización de la problemática marxista; lo cual supone un doble encuentro, del psicoanálisis con
el marxismo, del marxismo con el psicoanálisis; en este encuentro Karsz señala que las prácticas
del trabajo social enseñan que ideología e inconsciente no son dos universos impermeables, sino
apenas dos dimensiones específicas de un solo y único sujeto humano.
-Palabras clave (Marxismo, psicoanálisis, estructura, sexualidad, trabajo social)
Abstract
The author in his response to Jose Paulo Netto emphasizes the role of psychoanalysis to explain
and update the Marxist problematic, which supposes a double meeting of psychoanalysis with
Marxism, the Marxism with psychoanalysis. In this meeting Karsz indicates that social work practices teach that ideology and unconscious are not two impenetrable universes, but only two
specific dimensions of a single human subject.
Key words (Marxism, psychoanalysis, structure, sexuality, social work)
¡Buenos días! Un placer estar aquí, con vosotros,
se suma el honor de comentar la ponencia de José
Paulo Netto. Comentario rápido, puesto que dispongo de 20 minutos solamente, pero, espero,
suficientes para contribuir a la discusión oral, en
este recinto, en los pasillos, y más tarde, en la cabeza y en la práctica de las personas aquí presentes.
Si les hablo en español (nací en Argentina), disculpen si de vez en cuando aparece alguna fórmula en
francés, lengua y país de adopción desde hace ya
varias décadas. ¡Vamos al grano, pues!
Primera puntualización sobre esta ponencia de
Netto, a partir por supuesto de lo que he comprendido: se trata de una ponencia alta y rotundamente
discutible. Lo cual no constituye en absoluto un
inconveniente, porque en realidad hay pocos trabajos escritos u orales que sean discutibles, que
valga la pena discutir, y de cuya discusión quepa deducir nuevas pistas, entrever horizontes
inéditos. Considero que los lugares comunes, las
evidencias, las frases atiborradas de vocablos pseudo-técnicos que nadie se preocupa de definir, no
son para nada discutibles. Lo más sano es esperar que se agoten: los lugares comunes no duran
cien años, a la diferencia de la lluvia según García Márquez. Es cierto, sin embargo, que nuevos
o viejos lugares comunes suelen volver a llover...
Ponencia discutible, pues. Por ello quisiera proponer algunas críticas constructivas, para facilitar las
aperturas indicadas hace un momento.
Segunda puntualización: la cuestión del marxismo,
referencia básica en la exposición de José Paulo.
Propondría, sin embargo, una cierta prudencia
cuando hablamos de “el marxismo” en singular: so
pena de olvidar que lo han atravesado toda suerte
de corrientes y de tendencias, que lo siguen atravesando, en el plano teórico, político, ideológico,
e inclusive en lo que se refiere a la subjetividad de
quienes se adhieren a él. Y aunque todo el mundo,
o casi, pretende tener una opinión sobre el mar57
SAÚL KARSZ
xismo, pocos explican de qué marxismo se trata,
según qué obras, en favor o en desmedro de qué
realizaciones concretas... Son numerosos los que
se dicen marxistas –como una buena parte de los
que se adhieren al psicoanálisis– pero contribuyen
a su desaparición precisamente cuando creen haber encontrado en el uno o en el otro un substituto
laico de la verdad revelada. Olvidando que no se
trata de un bloque, sino de un movimiento, de un
proceso dialéctico. Dos ejemplos breves. En su respuesta a una discípula rusa que lo interroga sobre
las condiciones de la revolución socialista en Rusia, Marx responde... que no puede responderle,
porque no ha estudiado suficientemente el tema,
y agrega este enunciado “¡yo no soy marxista!”.
Otro ejemplo: los conceptos de clases sociales y
de lucha de clases funcionan a lo largo de la obra
de Marx sin que éste explicite demasiado su lógica, sus articulaciones y relaciones múltiples, sus
efectos: de esto se ocuparía un importante capítulo
de El Capital, su obra teórica mayor. Se ocuparía,
digo, porque Marx murió habiendo escrito apenas
unas pocas líneas a propósito de lo que era y sigue siendo un concepto central. ¡Un autor serio
y definitivo hubiera por lo menos terminado su
capítulo! Mediante esta abrupta ironía me propongo determinar que la teoría marxista es un trabajo
sin fin, una construcción incesante. Imperfección
congénita del marxismo, válida igualmente para
la física, la geografía, el psicoanálisis: ¡garantías
anti-esclerosis! Marx, al forjar un poderoso cuerpo
teórico, tiene razón en muchas cosas porque en varias otras se equivocó, le faltaron datos, no fue muy
lejos, no tuvo tiempo o no supo hacerlo... Se trata
de una problemática, de una manera de pensar, de
tratar de pensar. Utilizarlo como dogma, callando
sus puntos ciegos, sus necesarias lagunas, dejando
de lado las ironías que aparecen más de una vez en
Marx, puede ser tranquilizador para sus adeptos,
¡pero desastroso para el pensamiento, para la crítica argumentada del mundo actual y para el esbozo
de un mundo diferente!
Tercera puntualización: hoy día el pensamiento
marxista se encuentra en una situación paradójica. Toda suerte de indicios insisten en su radical
inconsistencia, en su pura y llana desaparición;
referirse todavía a Marx es como confesar una ternura inmoderada por los dinosaurios. Lo cual, sin
embargo, no impide que dicha problemática siga
siendo indispensable para pensar el orden contemporáneo. No para detallar tal o cual aspecto,
hacer un inventario de tal o cual sector económico
o político, sino para interrogar su razón de ser, su
58
lógica de conjunto, las razones de su desarrollo.
Se rechaza todo Marx como en su momento se
rechazó todo Newton: ¡señalo, sin embargo, que
incluso los cuerpos que no están de acuerdo con
Newton caen también hacia el centro de la tierra!
Problemática indispensable, además, para explicar
cómo y porqué el trabajo social no puede carecer
de “clientes”, ni dejar de enfrentarse a situaciones
individuales y colectivas que requieren constantemente su intervención. ¿Profesión de porvenir, a
su manera?
Tal es, siguiendo el título de esta jornada, el desafío del orden contemporáneo: la sociedad en
su conjunto, y el trabajo social en particular,
aparecen como enigmáticos, sin lógica aparente, radicalmente “irracionales”, si no se acude a
análisis orientados por la problemática marxista.
Pero, agrego, y esto es igualmente importante,
que la sociedad contemporánea tampoco se puede
comprender recurriendo únicamente a ese tipo de
orientación: el marxismo no constituye en absoluto
la explicación última y definitiva de la sociedad capitalista en su faz neoliberal, ni en ninguna otra.
Cuarta puntualización. Por lo que escuchado y leído de los trabajos de José Paulo Netto, no dudo de
que coincidimos en esta manera de encarar la problemática marxista. Es por eso, justamente, que
quisiera enfatizar problemas de dos órdenes. Por
un lado, la suerte reservada a las construcciones
no marxistas, me refiero a las así llamadas Ciencias
Sociales. Éstas se han desarrollado en referencia al
marxismo, en alianza con él, en oposición sobre
todo, sacando partido de sus insuficiencias reales
y-o imaginarias. Diferentes figuras ilustradas por
los dos colegas que han comentado previamente,
en esta mesa, la intervención de Netto. Relación sobredeterminada, sin duda, que se juega en torno al
concepto complejo de clases sociales. ¿Existen hoy
día clases sociales? Si no, ¿Qué o quién las remplaza? Si no hay clases sociales, ¿Qué lógica organiza
las relaciones sociales contemporáneas, a la escala
nacional e internacional? Si al contrario, se considera que hoy día hay clases sociales y relaciones de
clase, y que éstas condensan el núcleo estratégico
del capitalismo en su estadio neoliberal, queda por
averiguar cómo existen, de qué manera, según qué
modalidades, alianzas y oposiciones, ¡teniendo en
cuenta que de ningún modo vivimos ya en el siglo
XIX, ni siquiera en el XX!
Sabemos que una buena parte de la psicología,
de la psiquiatría, y la totalidad de las doctrinas
conductistas dedican muchísimo tiempo a esqui-
MARXISMO, PSICOANÁLISIS Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO
var el concepto psicoanalítico de inconsciente,
empecinadas en remplazarlo por nociones más
“educadas”, tranquilas, políticamente correctas
(en francés se diría: “más católicas”). Del mismo
modo, las Ciencias Sociales desarrollan mil subterfugios para esquivar el concepto de clase social,
para evitar incluso de decir “clases sociales”, o,
peor, “lucha de clases”: ¡como si fueran palabras
malditas!
¿Deduciremos que las Ciencias Sociales se equivocan rotundamente, en la medida en que escamotan
un punto esencial, y que debemos por tanto expulsarlas de los análisis de la sociedad contemporánea
y no tomarlas para nada en cuenta en las prácticas
concretas del trabajo social?
Sin embargo, como por el marxismo, evitemos las
simplificaciones. El catecismo es estructuralmente estereotipado y aburrido, más aun cuando se
pretende progresista. Las Ciencias Sociales, preocupadas por cómo funcionan los individuos, los
grupos, las instituciones, pero poco interesadas en
saber por qué funcionan así y qué es lo que realmente funciona, producen al mismo tiempo numerosas
observaciones, análisis y descripciones sumamente
instructivas, finalmente irremplazables... Si estas
disciplinas no tienen fundamentalmente la razón,
tienen sin embargo varias y sólidas razones para
desarrollarse de manera relativamente autónoma:
la problemática marxista no explica todo porque la
realidad es demasiado compleja para aprisionarla
en una sola malla. Desde el punto de vista materialista y dialéctico que defiendo acá, la realidad no
es subsumible en ninguna teoría. Lo real no es en
absoluto soluble en el concepto. Se puede y hasta
se debe conocer la realidad natural, la realidad histórica, la realidad subjetiva, como nos lo muestra
la historia de las ciencias. Historia hecha de avances extraordinarios y de perdurables impasses. La
ciencia es un trabajo, el cientismo es una religión.
Lección de los tiempos modernos: no hay Discurso
de la Verdad, salvo en ciertos lugares más o menos
tétricos, pero sí hay discursos con algunas verdades, discursos que se construyen, se rectifican, se
modulan, se perfeccionan, y quedan por definición
incompletos. A igual distancia del dogmatismo sin
matices y del eclecticismo sin principios.
Surge aquí un segundo orden de problemas: a propósito de la dialéctica y del rol de la contradicción.
Desde el punto de vista de las Ciencias Sociales, la
contradicción desempeña un rol nefasto. Desde el
sentido común, aparece como un sinónimo de incongruencia y de absurdo. A partir de una postura
dialéctica, la contradicción, las contradicciones
revisten un rol positivo de motor, de posibilidad
de apertura y de porvenir. ¡Sin contradicción, estamos muertos! Quisiera mostrarlo volviendo a la
exposición de José Paulo.
Quinta puntualización. ¿Catastrofismo? Netto analiza el estado de bienestar en términos de situación
de excepción en la larga historia del capitalismo,
de ruptura en su historia supuestamente lineal e
implacable. Análisis equívoco, en mi opinión. No
se trata de una excepción, sino más bien de una
contradicción en el sentido dialéctico de este vocablo. No un accidente fortuito, ni un paréntesis
coyuntural, sino el resultado histórico –o sea estable e inestable– de relaciones de fuerza, alianzas y
oposiciones entre clases y grupos sociales. Debido
a que el capitalismo está plagado de tensiones y
contradicciones, el estado de bienestar fue posible
y necesario. Se trató –y sigue tratándose, porque
no ha desaparecido completamente– de una de las
tendencias internas al capitalismo, como el neoliberalismo –otra de sus tendencias internas– ocupa
hoy día un lugar hegemónico. Pero el estado de
bienestar tampoco representó una ruptura en la
historia del capitalismo, sino una reorganización
inédita de las relaciones sociales, una modalidad
particular del capitalismo (el pacto fordista): la redistribución de una parte de la riqueza social que
caracteriza al estado de bienestar no altera en absoluto las relaciones entre clases y grupos sociales, el
lugar ocupado por unos y otros en la organización
social. No se trata de una excepción, sino de una
confirmación...
Creo que al no dar a la contradicción un rol motor,
o suficientemente motor, José Paulo subestima el
dinamismo del capitalismo, su capacidad de adaptación y readaptación. Y tal vez nos dé una imagen
esencialista, poco dialéctica...
Una opinión corriente sostiene que la sociedad
contemporánea esta en crisis. ¡Pésima metáfora! La
situación es grave porque el neoliberalismo es una
salida de crisis puesto que produce un reacomodamiento de las relaciones sociales, de las relaciones
capital-trabajo, una producción extraordinaria de
riquezas a la escala planetaria, una naturalización
de las desigualdades sociales. Las sociedades europeas, las americanas del norte, y, por lo que sé,
buena parte de las sociedades latinoamericanas, están bien e incluso muy bien... para ciertos grupos
y fracciones de clase, al mismo tiempo que están
mal e incluso terriblemente mal para otros grupos
y fracciones de clase. No se trata de la sociedad en
59
SAÚL KARSZ
general, sino de la sociedad vista desde la perspectiva económico-política de tal o cual grupo. Dato
esencial, a partir del cual se puede repensar esta
categoría de crisis.
Y llego por fin al trabajo social. Para señalar, ante
todo, que lo que puede inquietar, sino desesperar
a muchos trabajadores sociales es la crisis de una
cierta representación de la sociedad en la que se
creía vivir. No es la sociedad real quien anda mal,
ésta anda tan bien y tan mal como hace un siglo.
Son las modalidades de este andar bien y de este
andar mal las que cambian, y quedan por analizar.
Se halla en crisis una representación del bienestar,
la idea de una salida durable de la pobreza, del
acceso a la vivienda para todos, a los bienes culturales, se halla en crisis la ilusión de un progreso
general y generalizado...
Me parece indispensable que tomemos consciencia
de la situación real para que, pese a todo, las intervenciones sociales continúen provocando algún
efecto benéfico. Si persistimos en un esquema que
trata de las condiciones estructurales del capitalismo pero sin tener suficientemente en cuenta sus
tensiones y contradicciones, no veo bien qué se
puede hacer en trabajo social, qué se puede hacer
con el trabajo social. Salvo repetir declaraciones
llenas de buena voluntad humanista pero finalmente bastante cursis, sobre la ayuda a los pobres,
la asistencia a la gente con problemas materiales
y-o psíquicos, la defensa de la dignidad humana,
etcétera, etcétera. Por supuesto que está muy bien
ayudar a los pobres, pero no por esto saldrán de la
pobreza, como máximo tal vez puedan aguantarla
un poco mejor. Abolir la pobreza es una alternativa improbable en el marco del capitalismo, sobre
todo en su fase neoliberal.
No cabe denunciar al trabajo social porque, en
efecto, éste es incapaz de resolver los problemas
de vivienda, de pobreza, de salud física o mental,
de mujeres maltratadas, de escolaridad... Incapaz
de resolverlos porque estos problemas se generan
en otras esferas, en otros mundos económicos y
políticos, a los que el trabajo social no tiene acceso. Evitemos de culpabilizar inútilmente a los
trabajadores sociales, aunque sólo sea porque en
nuestra tradición judeo-cristiana ya somos culpables “naturalmente”.
Por supuesto que el trabajo social es un aparato
del Estado, del Estado burgués, – salvo que en mi
boca “burgués” no es un insulto, ni un cumplido
tampoco. Es simplemente un concepto, que com60
porta conocimiento, saber, argumento. Y que cabe
discutir. Y que, en todo caso, no es un calificativo
moral: los burgueses no son malos por definición,
como tampoco los pobres son angélicos por nacimiento. Por supuesto que ningún sistema social
financia profesionales e instituciones para que
difundan la subversión, ni siquiera –como Paulo
Freire por ejemplo– para contribuir a la “concientización” de las masas populares. Imprescriptible
condición estructural. Que sin embargo no constituye para nada una fatalidad que condena de una
vez para siempre al trabajo social, ni un destino
al que irremediablemente los trabajadores sociales
deben someterse. Los asalariados del capitalismo
no siempre son sus cómplices. No hay fatalidad
porque, insisto, el capitalismo está atravesado por
corrientes y tendencias contradictorias, y también
porque queda a cada trabajador social asumir el
compromiso ético de la adhesión, o de la sumisión,
o de la resignación, o bien de la lucha empecinada por ideales que nadie le financia pero que él y
otros consideran impostergables.
El trabajo social se ocupa de ciertos efectos domésticos del capitalismo, en términos de vida conyugal,
escolar, laboral, subjetiva. Los llamo “efectos ideológicos”. La clínica de la intervención social –que
trato de impulsar trabajando con equipos e instituciones– consiste en identificar esos efectos, lo que
en ellos se pone en juego, y en la detección de vías
alternativas que quepa explorar.
¿Qué hacer –me dicen– de la esperanza que orienta a numerosos trabajadores sociales, al comienzo
de su carrera al menos? Es cierto que hoy día hay
cada vez menos lugar para la esperanza porque
quien busca esperanza debe dirigirse al lugar propicio (iglesia, mezquita, sinagoga) y conformarse a
las prácticas que allí se le inculquen. Ese lugar no
será un congreso sobre trabajo social, ni esas prácticas la labor concreta de los trabajadores sociales.
Suministrar esperanza a la gente no tiene nada que
ver con la intervención social, ni con la política
social, ni con la toma de posición individual y colectiva, con el compromiso ético. Lo realizable, lo
concretamente realizable es proponer elementos
de lucidez, de “lucidificación” si me permiten...
¿Cuál es la opción real del trabajador social sobre
el terreno?, me preguntan. Responderé en términos de dosis, es decir de tendencias: ¿En qué
medida pongo en obra prácticas de control más
o menos policíaco, de examen de moralidad, de
cruzada que ignora toda duda y se ahorra toda interrogación? ¿Y en qué medida, por el contrario,
MARXISMO, PSICOANÁLISIS Y TRABAJO SOCIAL. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE JOSÉ PAULO NETTO
mis prácticas hacen posible procesos de liberación
de los que no soy el autor mesiánico pero a los
que contribuyo con empecinamiento y múltiples
limitaciones? Rol precioso, en este sentido, de un
trabajo clínico que incluya la dimensión psíquica
pero dé la misma importancia a las dimensiones
políticas, culturales, económicas: en la sociedad, y
también en las relaciones de pareja, en el hogar, en
la sala de clase, en la entrevista con una familia...
Tal es, a mi manera de ver, el dilema determinante: ¿En qué medida nos autorizamos a desarrollar
márgenes de maniobra respecto de la política social
que nos emplea, de la que no somos para nada culpables pero de las que somos en mayor o en menor
parte responsables, según las prácticas que ponemos en obra, según los efectos que provocamos?
El discurso marxista, en la medida en que no renuncia a la cuestión del porqué, reviste aquí una
importancia decisiva, en términos de elucidación
de estructuras, de identificación de funcionamien-
tos, de diseño de estrategias y de puestas en juego.
A condición de mantener la distancia –jamás definitiva– entre saber y doctrina, entre investigación
y revelación.
En esta actualización de la potencia explicativa de
la problemática marxista, el psicoanálisis juega un
papel central. Porque las estructuras sociales no
explican todo, y porque en las clases sociales y entre ellas circula sexualidad, o sea amores y odios,
pulsión de vida y pulsión de muerte...
Esto supone un doble encuentro, del psicoanálisis
con el marxismo, del marxismo con el psicoanálisis. Un trabajo paciente de enseñanza recíproca.
Hoy día indispensable, en el interés del uno y del
otro. Las prácticas del trabajo social nos enseñan
que ideología e inconsciente no son dos universos impermeables, sino apenas dos dimensiones
específicas de un solo y único sujeto humano.
Dos lógicas que es tiempo de considerar simultáneamente.
61
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 63-70
Ética pública desde una perspectiva dialógica
Public ethic from a dialogical perspective
PHD. ADELA CORTINA
Profesora Adela Cortina es Catedrática de Filosofía Moral de la Universidad de Valencia y directora de la Fundación ETNOR, para
la Ética de los Negocios y las Organizaciones; [email protected].
Resumen
La ponencia de Adela Cortina apela al necesario tránsito desde una democracia de votantes a una
de ciudadanos, de modo de generar la ciudadanía integral. Este llamado convoca, no sólo a la vida
política, sino también a las asociaciones cívicas y de las empresas, a la sociedad civil. Cortina discute en este artículo el trípode en el que ella sustenta la sociedad civilizada: Estado democrático,
economía ética y ciudadanía activa.
Palabras claves: (Ética, ciudadanía integral)
Abstract
Adela Cortina appeals for an urgent transit from a democracy of voters to a democracy of citizens,
in order to develop an integral citizenship. She calls not only politics but also civic associations, businesses and civil society to participate in this movement. Cortina discusses in this article
tripod in which she sustains a civilized society: democratic state, ethical economy and active
citizenship.
Key words (Ethics, integral citizenship)
Un mundo esquizofrénico
Según informes del Banco Mundial y del PNUD,
aproximadamente un cuarto de los seres humanos
subsiste bajo la línea de la pobreza internacional,
una tercera parte de las muertes que se produce
al año (unos 18 millones de personas) está relacionada con la pobreza, 790 millones de personas
no están adecuadamente nutridas, más de 880
millones no tienen asistencia sanitaria básica, el
acceso al agua potable ni siquiera ha sido reconocido como un derecho humano, las desigualdades
de calidad de vida entre las distintas regiones de
la tierra han aumentado, crece el desempleo y el
trabajo se precariza.
En lo que respecta a Latinoamérica, el informe sobre “La Democracia en América Latina”, auspiciado
por el PNUD, señala que, mientras la democracia
política parece acreditada en la región gracias a
la universalización del sufragio y a la alta improbabilidad de que regrese el autoritarismo militar,
las desigualdades son las mayores de la tierra y la
pobreza extrema, a pesar de las grandes diferencias que existen entre unos países y otros. Existe
una profunda asimetría entre tres dimensiones de
la ciudadanía: la extensión del voto, la ciudadanía
política activa y la ciudadanía social y económica.
Y, sin embargo, sabemos que hay medios más que
suficientes para que todos los seres humanos vean
cubiertas sus necesidades básicas; sabemos que el
proceso de globalización puede resultar beneficioso
para todos los hombres, si se orienta desde principios de justicia. Por otra parte, la ética cívica de las
declaraciones universales es la de los derechos humanos y la igualdad de capacidades básicas. Lo cual
contrasta brutalmente con los datos que tenemos
sobre la calidad de vida de las personas y el expolio
de la naturaleza. Las realizaciones no están a la altura de las declaraciones. ¿Qué hacer?
Para estar a la altura de las declaraciones universales
y poner a su servicio los medios con los que contamos, es urgente promover una justicia universal,
y para ello potenciar aquellas tendencias que nos
orientan hacia la solidaridad desde una ética pública
global, diferente a la que está dirigiendo el proceso
de globalización. Una ética en que la sociedad civil
y la ciudadanía tengan un papel protagónico.
Como bien decía el informe mencionado, es preciso
transitar de una democracia de votantes a una de
ciudadanos, diseñar y poner en marcha una política generadora de poder democrático, cuyo objetivo
sea la ciudadanía integral. Pero –a mi juicio– el protagonismo no se ejerce sólo en la vida política, sino
63
ADELA CORTINA
también desde las asociaciones cívicas y desde las
empresas, desde la sociedad civil. Como he defendido en otro lugar, Estado democrático, economía
ética y ciudadanía activa forman el trípode en el que
se sustenta una sociedad civilizada.
Del estado de justicia a la sociedad
corresponsable
Hasta los años setenta del siglo XX al menos triunfa
la convicción de que el Estado es el auténtico lugar
de transformación social y también de que el Estado
abarca todo el campo de lo público; campo que, a
su vez, se identifica con lo político. Quien deseara
cambiar la sociedad debía ingresar en un partido
político e intentar conquistar el poder para hacer
posibles las transformaciones desde él (Cortina,
1993; 1997; 1998:353).Seguía vigente en el fondo
la convicción hegeliana de que el Estado es el lugar
de lo universal, la dimensión de la sociedad que se
ocupa del bien común, y que tiene por lo tanto la
capacidad de hacer justicia. La sociedad civil, por
su parte, sería el lugar de lo particular, de los intereses egoístas en conflicto; el lugar de la satisfacción
individual de necesidades, con una estructura de
mercado. En efecto, según Hegel.
“En la sociedad civil cada uno es fin para sí
mismo y todos los demás no son nada para
él. Pero sin relación con los demás no puede
alcanzar sus fines; los otros son, por lo tanto,
medios para el fin de un individuo particular.
Pero el fin particular se da en la relación con
otros la forma de la universalidad y se satisface
al satisfacer al mismo tiempo el bienestar de
los demás” (Hegel, 1988, par 82).
Se produce, pues, un reparto de papeles entre el
Estado, al que competen los intereses públicos, y
la sociedad civil, que se orienta por sus intereses
privados.
Sin embargo, en los años setenta y ochenta del siglo
XX un conjunto de autores progresistas, como John
Keane o Jürgen Habermas, puso sobre el tapete de
la reflexión y la acción la necesidad de contar con la
sociedad civil para cualquier proyecto de transformación social (Keane, 1992; Habermas; 1992).
Semejante sugerencia produjo asombro porque,
salvo raras excepciones, la sociedad civil se había
venido entendiendo al modo hegeliano como sociedad civil burguesa (bürgerliche Gesellschaft),
en la que “cada uno es fin para sí mismo y todos
los demás no son nada para él”; de donde se seguía
que no cabía esperar de ella sino particularismo, es
64
decir, búsqueda de la satisfacción de intereses particulares, no universalismo, no intento de satisfacer
intereses universales.
Apelar ahora a la sociedad civil para trabajar en la
línea del progreso significaba reconocer que se ha
producido una evolución desde la sociedad civil
burguesa hasta una nueva sociedad civil (Zivilgesellschaft), capaz de universalidad. Lo cual es
cierto, pero también lo es que a comienzos del
siglo XXI conviene matizar muy bien estas afirmaciones para no inducir a error, porque se puede
recurrir a la sociedad civil con tres objetivos, al
menos, y sólo el tercero de ellos camina en la dirección del progreso:
1. Desregular el mercado, reduciendo al mínimo
la intervención política, tanto de los Estados
nacionales como de los organismos políticos
transnacionales e internacionales, en la línea
del neoliberalismo triunfante. Una desregulación que en el ámbito mundial sigue la
dirección de los países desarrollados a los
países en desarrollo, y no al contrario. Esta
receta está produciendo tales situaciones de
injusticia ética e incertidumbre económica
que incluso algunos de sus defensores piden
una cierta regulación. Pero, a mayor abundamiento, se identifica aquí la sociedad civil con
el Sector Económico, lo cual no es de recibo.
La sociedad civil es, en realidad, el conjunto de asociaciones y de redes sociales que no
son creadas por el Estado, sino que tienen la
característica de la espontaneidad. Su característica central no es, pues, que sea un ámbito
privado, porque todo lo que tiene repercusiones públicas es público y las actividades de la
sociedad civil tienen repercusiones públicas.
Su rasgo central es que no se forma por la
coacción estatal, sino de modo espontáneo,
y de ahí la dificultad de vertebrarla. Incluye, pues, familias, asociaciones adscriptivas
(aquellas en que no se elige ingresar) y voluntarias (aquellas en que se ingresa libremente),
mercado y opinión pública (Cortina, 1998).
2. Traspasar a la sociedad civil tareas que en
realidad deberían llevar a cabo los gobiernos,
con la especie de que los ciudadanos no deben ser pasivos, sino activos, que deben ser
también protagonistas en la vida pública. Y,
ciertamente, los ciudadanos deben ser activos, deben intervenir en la vida pública, pero
eso no significa en modo alguno que no exista un conjunto de tareas que deben asumir
los gobiernos, si es que quieren ser legítimos.
ÉTICA PÚBLICA DESDE UNA PERSPECTIVA DIALÓGICA
Sin políticas públicas adecuadas mal puede
trabajar la sociedad civil.
3. Reconocer que desde antiguamente familias y asociaciones tanto adscriptivas como
voluntarias, han sido fuente de justicia y
de solidaridad espontáneas, han asumido
labores de solidaridad local y global indispensables para la producción y reproducción
de las sociedades, y lo han hecho de forma
espontánea. El ámbito de lo público es el
lugar natural también de al menos cuatro
tipos de instituciones, pertenecientes a la
sociedad civil: las entidades económicas,
la opinión pública, las asociaciones cívicas
y las actividades profesionales. Cambiar la
sociedad hacia algo mejor exige entonces laborar desde cada uno de estos polos, y no
optar sólo por uno de ellos, porque no hay
una sola dimensión de la realidad social que
sea determinante de las restantes, sino que
la realidad es poliárquica.
La gran tarea del siglo XXI consiste en potenciar la
tarea de la sociedad civil, entendida en este tercer
sentido, dentro de una clara articulación de las tareas de los tres sectores sociales.
El Sector Político, en el nivel nacional, transnacional o internacional, tiene por tarea hacer justicia. Lo
cual significa hoy en día proteger los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de
los habitantes de cada comunidad política (sea cual
fuere su forma de pertenencia a ella, también de los
inmigrantes, por tanto) y trabajar por proteger los
de cualquier ser humano, dentro del horizonte de
una Ciudadanía Social Cosmopolita.
Por su parte, el Sector Económico, tiene por misión
crear riqueza social, pero no sólo para aquellos que
pueden presentar una demanda solvente, sino asumiendo su responsabilidad social, como apuntan el
Pacto Mundial de la ONU o el “Libro Verde” de la
Comisión Europea, que lleva por subtítulo “Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social
de las empresas”. Que las empresas asuman su
responsabilidad social es una exigencia nacida del
carácter propio de la actividad económica: el fin de
esa actividad ha de consistir en generar una buena
sociedad, una auténtica economía es una economía
ética (Sen, 2000).
El Sector Social, por su parte, está formado ante
todo por las organizaciones solidarias y las asociaciones cívicas, cuya misión fundamental es realizar
tareas de solidaridad. Pero de algún modo se integran en él la esfera de la opinión pública y cuantas
asociaciones adscriptivas y voluntarias componen la
vida de una sociedad.
Ciertamente, los intereses públicos son responsabilidad del Estado, pero también de la sociedad civil,
formada por los sectores social y económico. Si al
Estado le compete bregar por los derechos de 1ª y
2ª generación al menos, la sociedad es corresponsable, de suerte que una ciudadanía social activa
asume sus responsabilidades, la sociedad civil ejerce su protagonismo y el Estado crea el marco legal,
suministra los recursos básicos, facilita y coordina.
No se trata de excluir a los mercados de la sociedad
civil, ni tampoco de identificarlos con ella. Se trata
de recordar que construir una sociedad civilizada es
tarea también de las organizaciones empresariales y
de las organizaciones cívicas. Que sin el concurso
de unas y otras es imposible formar un mundo de
ciudadanos, artífices de su propia vida.
En este marco de amplia comprensión de lo público
se inscribe hoy, entre otras cosas, la revitalización de
una ética de las profesiones, empeñada en nuestros
días en la tarea de hacer excelente la vida cotidiana (Cortina, 1997; 1998, 2000 13-28).Porque, si
es cierto –como dice Charles Taylor– que uno de
los rasgos de la Modernidad consiste en su afán por
revalorizar la vida corriente frente a las vidas heroicas, arriesgadas y nobles, tan admiradas en las
Edades Antigua y Media, no lo es menos que hacer
excelente esa vida cotidiana constituye una auténtica revolución social (Taylor, 1997). Y justamente
“buscar la excelencia” en la vida corriente es lo que
pretende la ética de las profesiones, como vacuna
que las inmunice frente a esos males cuasi endémicos, que matan la vida: frente a la burocratización
de la vida profesional, frente al corporativismo y la
endogamia. En este punto se insertaría una ética del
trabajo social (García, 2000: 313-357).
Obviamente, si interesa potenciar un tipo de sociedad civil con miras universalistas es en este tercer
sentido. Por eso dijimos que Estado democrático,
economía ética y ciudadanía activa forman el trípode en el que se sustenta una sociedad civilizada.
¿Desde qué suerte de ética pública?
Actualmente existen distintas teorías éticas que
pueden ayudarnos a pensar sobre la naturaleza de
los vínculos que unen a los seres humanos y sobre
las exigencias que lleva aparejado el reconocimiento
de los mismos, pero quisiera referirme aquí fundamentalmente a tres de las más relevantes desde el
punto de vista teórico y desde el punto de vista de
su implantación social, porque además considero
65
ADELA CORTINA
que las demás podrían ordenarse desde ellas de algún modo. Me refiero a la ética del individualismo
posesivo, la ética del liberalismo político y la ética
del reconocimiento personal.
La ética del intercambio infinito
Fue Macpherson quien en La teoría política del individualismo posesivo caracterizó esta ideología, que
-a su juicio- hizo posible tanto el nacimiento como
el desarrollo del capitalismo (Macpherson, 1979).
La denomina “individualismo posesivo” porque los
autores situados bajo su rúbrica entienden que el núcleo de la vida social es el individuo, como es propio
del nacimiento del mundo moderno, pero además
que cada individuo es dueño de sus facultades y del
producto de sus facultades, sin deber por ello nada a
la sociedad. Cada individuo está convencido de que
sus bienes económicos y políticos, los honores que
recibe y las riquezas sociales de que disfruta son suyos en exclusiva, sin que la sociedad en la que vive
–local o global– tenga en ello mérito alguno.
Cuando esa lógica del individualismo posesivo
arraiga en las creencias sociales, de ella se sigue una
ética del individualismo egoísta, según la cual, el
que no debe nada a otros tampoco está obligado a
compartir nada con ellos, de suerte que cualquier
intento de redistribución de la riqueza no sólo se
toma como una agresión, sino que es ilegítimo. Por
supuesto, el egoísta puede ser estúpido y no darse cuenta de que la cooperación le conviene, pero
también puede ser inteligente y entender que le
conviene cooperar. Los “demonios inteligentes” de
los que Kant hablaba en La paz perpetua pertenecen
a este segundo sector (Kant, 1998). Pero entonces
el motor de la cooperación no es el reconocimiento de que existe un vínculo, sino el reconocimiento
de que para llevar adelante los propios planes, para
satisfacer los propios intereses, es preciso crear vínculos con aquellos que pueden ayudar a alcanzarlos
y en la medida en que puedan ayudar.
Esta lógica del individualismo posesivo es la que
–a mi juicio– funciona con mayor vigor en la vida
cotidiana, y tiene dos corolarios inevitables: desde su perspectiva, el principio supremo de la vida
corriente es el Principio del Intercambio Infinito y,
como consecuencia ineludible, el Principio Mateo,
tan útil en economía, y también en la economía de
las relaciones humanas. Ciertamente, somos “seres
de carencias” y necesitamos lo que otras personas y
el entorno medioambiental pueden ofrecernos. E intentamos tomarlo, sea mediante la fuerza o mediante
el intercambio. Por eso, contemplamos nuestras re66
laciones sociales desde el cálculo de qué podemos
obtener de ellas y qué debemos ofrecer a cambio.
Pero ¿qué ocurre con los que no tienen nada que
creamos que pueda interesarnos? ¿Qué ocurre con
los “aporoi”, con los pobres, en un mundo en el que
está entrañada la “aporofobia”, la aversión al pobre,
al que no tiene nada que ofrecer? (Cortina, 1998)
El que presuntamente no tiene nada interesante que
ofrecer a cambio es un excluido, en el más radical
sentido de la palabra. No entra en el sistema social
del Intercambio Infinito, queda fuera por definición;
y es, en el peor de los casos, condenado a la “invisibilidad” (Adams, 1973), en el mejor, a ser objeto
de beneficencia, pero no de reconocimiento en su
profunda dignidad. Del Principio del Intercambio
Infinito resulta, como secuela ineludible, ese Principio Mateo, según el cual, al que más tiene más se
le dará, y al que tiene poco, hasta lo poco que tiene
se le quitará.
Y, sin embargo, las declaraciones de derechos humanos tienen su razón de ser en el reconocimiento
de que cada persona es un fin en sí misma, que es
en sí misma valiosa y no sólo para otras cosas; y
por eso no se le puede intercambiar por un precio,
de dinero o de afecto; y, por eso decimos que tiene
dignidad. Esta afirmación kantiana de lo que se ha
llamado el “Fin en Sí Mismo” ve la luz justamente
a fines del siglo XVIII, cuando el boyante primer
capitalismo consagra el mundo de la mercancía y
del intercambio de mercancías, y rompe ese círculo
del intercambio infinito (Kant, 1983). Hay algo que
no se intercambia por un precio, del tipo que sea,
porque no es intercambiable. Hay algo que no tiene
precio, sino dignidad.
¿Cómo atender al principio de la dignidad humana en sociedades en que éste forma parte de
lo que Aranguren llamaría “la moral pensada”, lo
que creemos que debería de ser, y no de “la moral vivida”, la que funciona en la vida corriente?
(Aranguren, 1994). Sin duda, mejor es la lógica de
la cooperación, siquiera sea interesada, que la de
la autosuficiencia. Pero no basta, porque no brota
también del reconocimiento del otro en su dignidad
y genera inevitablemente excluidos: los “aporoi”, los
pobres, los que no tienen nada que ofrecer a cambio, o eso creemos.
El contrato político
Una segunda propuesta ética, vigorosa en nuestros
días, es el liberalismo político, representado de forma ejemplar por John Rawls (1978; 1996). Desde
este punto de vista, lo que caracteriza a los ciudada-
ÉTICA PÚBLICA DESDE UNA PERSPECTIVA DIALÓGICA
nos de una sociedad con democracia liberal es sin
duda perseguir su bien y decimos que actúa con
racionalidad quien pone los medios adecuados para
alcanzarlo. Pero con eso no basta. También esos mismos ciudadanos son conscientes de haber contraído
una gran deuda con la sociedad en la que viven y
por eso consideran razonable compartir con los demás ciudadanos las cargas y los beneficios. Nadie
nace por generación espontánea ni es el autor de sus
capacidades en exclusiva: todo ser humano debe a
la sociedad en la que vive gran parte de lo que es,
para bien y para mal. Hay que repartir aquí los derechos de autor, lo quiera el individualismo o no.
Es racional buscar la felicidad, pero es razonable
hacerlo dentro de un marco de justicia, en el que
quedan protegidos los derechos de los conciudadanos, al menos, los civiles y políticos, económicos,
sociales y culturales. Incluso llegamos a admitir que
una sociedad es justa cuando las desigualdades que
en ella se presentan son legítimas sólo si favorecen a
los menos aventajados.
Ciertamente, Rawls ha intentado extender su propuesta al orden internacional en El derecho de los
pueblos con mayor o menor éxito, y ha recibido
críticas de todo tipo. Pero lo que ahora me interesa destacar en lo que nos ocupa es un punto: que
al tratarse de un liberalismo “político” únicamente
se preocupa de los vínculos que se establecen entre las personas como ciudadanas. Además, como
ciudadanas de sociedades con democracia liberal,
pero sobre todo quisiera resaltar en este punto que
nos limitamos al vínculo ciudadano, porque se trata de elaborar un marco de política ética, no una
reflexión sobre las relaciones humanas. Ésta es una
de las razones por las que quedan fuera de consideración otras formas de pertenencia a la comunidad
política, como la inmigración, como también las
formas de relación humana “anteriores” al pacto y,
por lo tanto, las obligaciones con los que no lo han
sellado.
ceñido al propio bien y dispuesto a no percatarse de
la deuda social que todo ciudadano tiene contraída.
Sin embargo, no aclara porqué un individuo que
persigue su bien sabe y siente que no puede hacerlo
de espaldas a los demás ciudadanos, incluso de espaldas al resto de personas.
La ética comunicativa
Algunas teorías éticas actuales responden a estas cuestiones afirmando que existe un vínculo
entre todos los seres dotados de competencia comunicativa, precisamente porque cualquiera que
realiza acciones comunicativas y entra en procesos
de argumentación, al hacerlo, reconoce que cualquier ser dotado de competencia comunicativa es
un interlocutor válido, con el que le une un vínculo comunicativo y, por lo tanto, determinados
deberes.
Esta propuesta ética enraíza en la filosofía de Hegel,
en su afirmación, sobre todo en el periodo de Jena
(Honneth, 1997), de que el reconocimiento recíproco es el núcleo de la vida social, en la psicología
social de George H. Mead, y se expresó en el último tercio del siglo pasado en la ética del discurso,
creada por Apel y Habermas y extendida hoy en el
nivel mundial. El mensaje central de esta tradición
es el siguiente: nos constituimos como personas
originariamente cuando otros nos reconocen como
personas y nosotros les reconocemos como tales. En
ese reconocimiento básico –entiendo yo– se descubre un vínculo, una ligatio, que es el que nos liga
y, en consecuencia, nos ob-liga internamente y no
desde una imposición ajena (Cortina, 2001). ¿En
qué consiste este vínculo?
En efecto, a los ciudadanos, a los que conviven
como si hubieran sellado un contrato social, les
parece razonable perseguir su idea de bien en un
marco de justicia. Pero entonces se plantea la pregunta: ¿qué ocurre con todos aquellos que no han
sellado ningún pacto político?
Según Apel, la reflexión trascendental sobre los
presupuestos de la argumentación arroja como
resultado una norma ética fundamental, según la
cual, cualquiera que argumenta en serio ha reconocido que “Todos los seres capaces de comunicación
lingüística deben ser reconocidos como personas,
porque en todas sus acciones y expresiones son
interlocutores virtuales de una discusión, y la
justificación ilimitada del pensamiento no puede
renunciar a ningún interlocutor y a ninguna de sus
aportaciones virtuales a la discusión” (Apel, 1985:
380-1).
Ciertamente, las dos características que Rawls asigna a sus ciudadanos –que buscan su felicidad y es
racional perseguirla, pero deben hacerlo en el marco
de su sentido de la justicia, según el cual, es preciso
compartir cargas y beneficios de un modo equitativo– les sitúan más allá del individualismo posesivo,
Todos los seres dotados de competencia comunicativa –actuales y virtuales– deben, por tanto, ser
reconocidos como personas para que tengan sentido
nuestras acciones comunicativas, y este reconocimiento no es inocuo, sino que descubre elementos
como los siguientes: 1) Entre los interlocutores se
67
ADELA CORTINA
reconoce un igual derecho a la justificación del pensamiento y a la participación en la discusión.
2) Todos los afectados por la norma puesta en cuestión tienen igual derecho a que sus intereses sean
tenidos en cuenta a la hora de examinar la validez
de la norma, aun cuando sólo fueran interlocutores
virtuales. 3) Cualquiera que desee en serio averiguar si la norma puesta en cuestión es o no correcta
debe estar dispuesto a colaborar en la comprobación de su validez. De ahí que sea preciso asumir un
Principio de Corresponsabilidad que complementa
al principio individual de responsabilidad (Apel,
2000: 21-7).
Ciertamente, esta corresponsabilidad brota del reconocimiento recíproco entre los interlocutores
actuales y virtuales del discurso, como seres autónomos, igualmente legitimados para participar en
los discursos. Sólo si el reconocimiento recíproco
es la categoría básica de la vida social, y no el individuo, tiene sentido hablar de obligaciones con
respecto a todos los seres humanos.
La ética del reconocimiento compasivo
Ahora bien, a esta forma de entender los vínculos
humanos, que exceden sin duda los límites de la
comunidad política, cabe plantear al menos tres
cuestiones:
1. Parece que el respeto a los derechos humanos y a los derechos pragmáticos, incluso el
deber de trabajar corresponsablemente por
ellos tienen por meta hacer posible que los
interlocutores puedan participar en los diálogos y defender sus propios intereses. Pero,
¿no son la autonomía y la igualdad valiosas
por sí mismas?, ¿no es el desarrollo de las
capacidades de las personas necesario, porque importa en sí mismo que puedan llevar
adelante la vida, que tengan razones para
valorar?, ¿no es una vida en solidaridad felicitante por sí misma?
Es necesario sin duda recuperar la distinción
kantiana entre lo que es “valioso en sí” y “valioso para”, y recordar que algo puede ser
“valioso para” y a la vez “valioso en sí”, como
sería el caso de la libertad, la igualdad y la
vida solidaria. Una vida impregnada de estos
valores sería justa y felicitante, tendría en sí
misma su télos: quien la viviera tendría deseo
de seguir viviéndola.
2. Teniendo en cuenta que tanto la racionalidad
comunicativa como la estratégica son a fin de
cuentas tipos de racionalidad humana, ¿por
68
qué una persona concreta en casos concretos
no va a elegir manipular el lenguaje con vistas a alcanzar sus propias metas, por mucho
que se percate de que “el télos del lenguaje
es el entendimiento mutuo (Verständigung)?
¿Por qué va a interesarle respetar el télos del
lenguaje?
3. Que los interlocutores estén dispuestos a
reconocer que un argumento es el mejor no
depende sólo de su lógica interna, sino de
que estén predispuestos a aceptar aquello
que satisface intereses universalizables. En
los diálogos sobre la justicia de las normas
los interlocutores pueden subrayar unos aspectos u otros, considerar unas tradiciones u
otras, atender a diferentes dimensiones de la
situación. Para estar dispuestos a reconocer
el mejor argumento, el que satisface intereses universalizables, tienen que compartir un
sentir común y haberse generado un êthos
dispuesto al reconocimiento.
Responder a estas cuestiones de forma adecuada requiere, a mi juicio, hacer un análisis más completo
del vínculo que se revela a través de las acciones
comunicativas y descubrir en él otras dimensiones,
además de las ya mencionadas (derechos pragmáticos y derechos humanos). En efecto, el vínculo,
la ligatio puede entenderse al menos en un doble
sentido:
1. Como vínculo entre los virtuales participantes
en un diálogo, al que nos conduce la Pragmática Trascendental, diálogo entendido como
una búsqueda cooperativa de la verdad y la
corrección. Esta idea de cooperación funda
una comunidad unida por el deseo de descubrir lo verdadero y lo justo; comunidad,
pues, científica, pero también ética.
2. Como vínculo entre seres humanos, que se
reconocen como “carne de la misma carne”
y “hueso del mismo hueso”, y de ahí que se
sepan y sientan obligados a empoderarse mútuamente para llevar adelante proyectos de
vida buena.
Estas dos formas de vínculo son, a mi juicio, complementarias, de forma que si la segunda no se
reconoce, entonces resulta difícil –por no decir
imposible– que las personas quieran dialogar en
serio, resulta difícil que llegue a interesarles en serio averiguar si son válidas normas que afectan a
seres humanos, resulta difícil que opten por intereses universalizables, que siempre beneficiarán a los
peor situados. Porque los bien situados se benefi-
ÉTICA PÚBLICA DESDE UNA PERSPECTIVA DIALÓGICA
cian del privilegio, los desfavorecidos se benefician
de lo universalizable.
Atender a este lado experiencial del reconocimiento
recíproco es indispensable para la formación dialógica de la voluntad de los sujetos morales, porque
sin esa experiencia es difícil que a una persona le interese averiguar en serio si es correcto el contenido
de unas normas que afectan a seres con las que no
les une ningún vínculo de pertenencia. Es indispensable para formar una comunidad de comunicación
vital, a la que, por lo mismo, interesa lo verdadero y
lo justo (Conill, 2006).
En su libro Perfiles filosófico-políticos, en el apartado que dedica a Marcuse, cuenta Habermas cómo
en una ocasión se preguntaban los dos amigos por
las razones que les llevaron a elaborar una Teoría
Crítica y no encontraban respuesta. Fue dos días
antes de la muerte de Marcuse, cuando Habermas
fue a visitarle al hospital, cuando Marcuse le dijo:
“Ahora sé porqué iniciamos esa tarea: fue por nuestra compasión por el dolor de otros”.
Nobleza obliga, compasión obliga, una com-pasión
que significa “compadecer el sufrimiento y el gozo”.
Descubrir un vínculo, una ligatio de pertenencia
mutua, implica una ob-ligación más originaria que
el deber de com-padecer el sufrimiento y el gozo, de
compartir la vida.
Pero no de cualquier forma: el reconocimiento compasivo por el que nos sabemos y sentimos carne
de la misma carne y hueso del mismo hueso se ha
ido cargando de contenido históricamente, hemos
ido reconociendo que las personas a las que estamos ligados y nosotros mismos estamos dotados de
dignidad y no podemos ser intercambiados por un
precio. Las “luchas por el reconocimiento” han llevado a aceptar que la satisfacción de determinadas
necesidades, el empoderamiento de determinadas
capacidades básicas, deben exigirse como derechos
a los que corresponden deberes; como exigencias de
justicia que reclaman declaraciones internacionales
de derechos, comunidades políticas creadas por
pacto, instituciones económicas éticas.
El reconocimiento compasivo ha ido tomando en
estos casos la forma de respeto a la dignidad, que
se expresa a través del reconocimiento de derechos
y el empoderamiento de capacidades. Por eso el
1
hambre, la miseria, la escasez materiales, políticas
y culturales, a los que aludíamos al principio de
esta intervención, son radicalmente inmorales e incoherentes con una cultura que se autocomprende
como defensora de derechos humanos. Por eso es
intolerable la exclusión, como lo es también el afán
de abolir las diferencias que configuran identidades irrepetibles, siempre que quienes “luchan por
el reconocimiento” presenten demandas legítimas
(Taylor, 1997; Honnet, 1997; Cortina, 1997; Conill, 2006). Por eso el Principio del Reconocimiento
Compasivo es el que debe orientar al de Intercambio, se exprese éste en el contrato político, en las
instituciones económicas o en las sociales1.
Ahora bien, si es cierto que “somos lo que somos
por nuestra relación con otros”, como decía G.H.
Mead, entonces tendremos que dar un paso más y
reconocer que los bienes de la tierra son sociales
y, por lo tanto, que nadie puede verse privado de
ellos. Justamente en las antípodas del individualismo posesivo es de ley reconocer que nos constituye
nuestro ser con otros, y, más allá de la clausura en
una comunidad política, nos sabemos vinculados
con cualquier hombre. Si el esfuerzo personal es
imprescindible, también somos lo que somos por
nuestra relación con otros. Y, en un universo global, esto vale no sólo en cada comunidad política,
sino en el contexto de la globalidad: es de justicia
distribuir globalmente los bienes que las sociedades
pueden dispensar (alimento, agua, atención sanitaria, techo, trabajo, educación, cultura, ingreso,
apoyo en tiempo de debilidad, participación política, noticia religiosa), porque son sociales.
Pero, yendo aún más allá, hay también otras necesidades que nunca pueden reclamarse como derechos
ni tampoco satisfacerse porque constituyan un deber. Son las necesidades que sólo satisface quien se
sabe y siente “obligado” a la gratuidad, sin la mediación de deberes y derechos, sino porque se sabe y
siente con otros desde la abundancia del corazón.
Hay, pues, bienes de justicia, que pueden y deben
exigirse como derechos, y bienes de gratuidad,
que no pueden exigirse como derechos porque no
se pueden satisfacer por deber. El reconocimiento
compasivo es entonces la fuente de exigencias de
justicia y obligaciones de gratuidad, sin las que una
vida no es digna de ser vivida (Cortina, 2001).
La relación con los animales y la naturaleza genera una responsabilidad por lo vulnerable, que tan bien ha expuesto Hans Jonas en El
principio responsabilidad, Barcelona, Círculo de Lectores, 1994.
69
ADELA CORTINA
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ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 71-81
Alegorías de Dulle Griet en el capitalismo
tardío. Comentario a la ponencia central de
Adela Cortina
Dulle Griet’s allegories in the late capitalism. Comment to
Adela Cortina’s central conference
PHD. TERESA MATUS
La profesora Teresa Matus es doctorada en sociología por IUPERJ en Río de Janeiro y académica de de la Escuela de Trabajo Social
de la Universidad Católica de Chile. Avenida Vicuña Mackena 4860, San Joaquín, Santiago, Chile; [email protected]
Resumen
Compartiendo ese amplio universo denominado teoría crítica de Frankfurt, se proponen cuatro
premisas, a seguir: que la alegoría es un concepto paradojalmente más ajustado y pertinente que
la esquizofrenia para evidenciar las ruinas de lo contemporáneo y abrirnos a nuevas visiones; que
una segunda noción de sociedad civil en Hegel nos permite asumirla no solamente como fuente del particularismo o un tránsito improbable hacia lo universal sino rescatar su irrenunciable
tensión; que los aporoi, los excluidos, son hoy significados en el lugar infernal que hasta el siglo
XVI ocupaba Dulle Griet y que si esto se considera, el reconocimiento compasivo universal es una
virtud bajo sospecha.
Palabras claves: (Teoría crítica - exclusión social - sociedad civil - capitalismo tardío)
Abstract
Sharing this broad universe called critical theory from Frankfurt, it is proposed four premises:
that the allegory is a concept paradoxically closer and proper than schizophrenia to evidence the
ruins of the contemporary and to be opened to new visions; that a second notion of civil society
in Hegel allows us to assume it not only as a source of special features, or an improbable transit
towards universalism, but to rescue its unwavering tension; that the ‘aporoi’, the excluded, today
are meant in that hellish place occupied by Dulles Griet until the sixteenth century, and if it is
considered, the universal compassionate recognition is a virtue under suspicion.
Key words (Critical theory, social exclusion. civil society, late capitalism)
71
TERESA MATUS
PIETER BRUEGEL (1525-1569)
Introducción
“No podemos olvidar que la esquizofrenia
es también el resultado de una tensión mal
resuelta” (Theodor Adorno)
El mundo esquizofrénico que nos presenta Cortina
es aparentemente innegable. El que las realizaciones no están a la altura de las declaraciones, nos
muestra a las claras las enormes asimetrías de la
ciudadanía existentes hoy, donde incluso ese concepto se ha banalizado. La desigualdad se alza como
un proyecto donde campea la ética del intercambio
infinito. En este panorama, la ética pública asumida desde una perspectiva dialógica nos ofrece una
serie de posibilidades para comprender y actuar en
el mundo. Precisamente en este terreno es donde el
comentario se sitúa, queriendo diferenciar algunas
dimensiones, efectuando un cierto ejercicio del matiz. Siguiendo las mismas fuentes y compartiendo
ese amplio universo denominado teoría crítica de
Frankfurt, se proponen cuatro premisas, a seguir:
que la alegoría es un concepto paradojalmente más
ajustado y pertinente que la esquizofrenia para
evidenciar las ruinas de lo contemporáneo y abrirnos a nuevas visiones; que una segunda noción de
72
sociedad civil en Hegel nos permite asumirla no
solamente como fuente del particularismo o un
tránsito improbable hacia lo universal sino rescatar
su irrenunciable tensión; que los aporoi, los excluidos, son hoy significados en el lugar infernal que
hasta el siglo XVI ocupaba Dulle Griet y que si esto
se considera, el reconocimiento compasivo universal es una virtud bajo sospecha.
Alegorías
El recurso a una mirada alegórica abre una suerte
de modelo simbólico revelador de una evidencia:
la pluralidad de versiones corresponde a una complejidad constituyente del fenómeno. La alegoría en el
pensamiento de Benjamín, surge como una forma
de crítica capaz de des-hacer la primera apariencia del objeto, destruir su unidad de sentido,
presentarla como falsa inmediatez. Alegorizar se
presenta aquí como una mirada que hace explotar las significaciones unívocas de los objetos para
liberarlos a una pluralidad de sentidos en la que
es posible contemplar mejor su complejidad. Así,
la alegoría de Benjamín, hace ruinas para iluminar
verdades e introducir distinciones. Trabaja, por tanto,
a golpes de matiz.
ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA
En el origen del drama barroco alemán, Benjamín
procuraba restituir a la alegoría una cierta dignidad
epistémica perdida en función de la hegemonía hermenéutica del símbolo1. Esta restitución a la alegoría
de su carácter expresivo, tiene como telón de fondo
la definición clásica y también romántica que reserva para el símbolo la propiedad de revelación de lo
momentáneo, lo total, lo necesario y lo insondable
cuanto al origen. En este debate están implicadas
distintas formas de concepción de la temporalidad
y de la historia, temas fundamentales para comprender el pensamiento benjaminiano. En otras palabras,
en las concepciones clásicas y románticas el símbolo revela en su inmediaticidad y necesidad de una
verdad a-temporal, es decir, una verdad que puede
expresarse por la permanencia misma del símbolo
en el transcurso del tiempo. De ahí la relación, en
estas concepciones, entre verdad y a-historicidad
conjugadas en el símbolo. Así, los juicios sobre el
valor estético del símbolo y de la alegoría no remiten
meramente a una preferencia de gusto, sino que más
profundamente, a una apreciación de valor del tiempo y de la historia. Por tanto, la rehabilitación de la
alegoría por Benjamín será una rehabilitación de la
historia, de la temporalidad y de la muerte en la descripción del lenguaje humano (Gagnebin 1999:41).
Es como si una vez muerto el objeto bajo la mirada
del alegorista, pudiera surgir la fuente misma de las
significaciones pero que ella misma, en tanto fuente,
no significara nada2.
Sus características antinómicas, son las que pueden
hacer convivir las contradicciones y supuestas incoherencias en una misma figura, en este caso la
noción de ética pública en una perspectiva dialógica. Alegorizar esta noción, desde otra figura retórica,
Dulle Griet, quizás pueda aportar a la desnaturalización de algunos supuestos. En otros términos,
este comentario quisiera alegorizar esta noción de
ética, haciéndole ruinas en las que otras verdades
podrían relevarse, para que se pudiera ver, como
decía Benjamín, caminos por doquier. Para ello, se
requiere desmontar la interpretación unilateral de la
sociedad civil en Hegel, dando paso a una segunda
concepción.
El espíritu como fundamento de la
sociedad civil
En Hegel, sus dos discursos acerca de la sociedad
civil se fundan y dependen de la forma de interpretación de la idea de Espíritu (Geist): “Son pues,
las obras humanas las que dan sentido y vivencia a
los conceptos, a las categorías, obras que solamente en este mundo terrenal se pueden construir; se
construyen pues históricamente, se expresan en
instituciones como el derecho, la familia, la sociedad civil, la policía, la corporación, el estado; en
símbolos más altos como el arte, la religión y la
filosofía. Todas estas expresiones y símbolos que
forman el quehacer humano, forman el Geist, esto
es el Espíritu”(Hegel, 1975:36). Éste no es sólo
una categoría epistemológica “sino que va más allá
del concepto estrictamente de conocimiento para
denotar una mayor complejidad. Se adentra en dimensiones distintas y más abarcantes que la razón
pura, expandiéndose a la ética, a las instituciones
sociales como el Estado y la sociedad civil” (Hernández, 1995:14).
Así, el sistema hegeliano, aparte de su forma, contiene elementos subyacentes que le hacen presentarse
como un proceso evolutivo, contradictorio y orgánico. Los tránsitos del Espíritu tienen una finalidad
o un fin final, como diría Kant, y éste es justamente
la liberación del ser humano. Consecuentemente,
el Geist entendido solamente como forma, quedaría reducido a estructura y función, se agotaría en
una visión sistémica. Esa visión elimina la posibilidad del mundo de la vida y no sería más que una
La noción de crítica en Benjamín se relaciona con sus concepciones del lenguaje, de la modernidad y de redención revolucionaria. Más
específicamente, la recuperación de la categoría de alegoría va a desempeñar un papel fundamental en su crítica a la obra de arte en la
modernidad como fetiche o, interpretando a Baudelaire, a la pérdida del aura que sufren las obras cuando transformadas en mercancía.
Pero, a la diferencia de otros pensadores, Benjamín considera que en esta pérdida reside la posibilidad misma de redención de los objetos.
Ver, entre otros: BENJAMIN, Walter. “El país del segundo imperio en Baudelaire”; “Sobre algunos temas en Baudelaire”. En: “Poesía y
capitalismo - iluminaciones II”. Editorial Taurus. Madrid, 1991. BENJAMIN, Walter. “A obra de arte na era da sua reprodutibilidad
técnica”; “Teses sobre a filosofia da história; sobre a linguagem em geral e sobre a linguagem humana”. En: “Ssobre arte, técnica,
linguagem e política”. Relógio d’Água Editores. Lisboa, 1992.
2 “Si el objeto se vuelve alegórico bajo la mirada de la melancolía, ella lo priva de su vida, la cosa yace como si estuviera muerta, pero
segura por toda la eternidad, entregada incondicionalmente al alegorista, expuesta a su gracia o a su desgracia. Vale decir, el objeto es
incapaz, desde este momento, de tener una significación, de irradiar un sentido; él sólo dispone de la significación que le fue atribuida
por el alegorista. Este la coloca dentro de él y llega hasta su fondo; ello no es una realidad psicológica, sino ontológica. En sus manos,
la cosa se transforma en algo diferente, a través de ella el alegorista habla algo diferente, ella se convierte en la llave del dominio de un
saber oculto y, como emblema de ese saber, él la venera. En eso reside el carácter escritural de la alegoría”. Benjamín(1985:205-206).
1
73
TERESA MATUS
forma descriptiva analítica para explicar fenómenos
cibernéticos o bien, fenómenos sociales o políticos
(Habermas, 1988:351). El sistema, entendido así,
poco tiene que ver con la concepción hegeliana. En
ella, es un proceso no sólo de forma sino un corpus
cuya posible traducción es el concepto de proceso que evoluciona, se contradice y cambia. Proceso
cuyo motor e impulsor es la negatividad y su propia sublimación. El Geist es el mismo proceso que
se expresa en la historia y por la vía humana, pero
también el Geist es el concepto puro y, sin embargo,
histórico.
Por tanto, el Espíritu tiene necesidad de aparecer
en el mundo, de resplandecer en las accidentalidades, resquebrajamientos, regresiones y progresiones
de la historia. Es allí donde se presenta no como
apariencia sino como luminosidad. De esta manera, el sistema hegeliano no puede entenderse sin
su cuerpo, sin los accidentes de la historia. Por su
propia naturaleza tiene necesidad de aparecer en
el mundo. Sin su presencia no habría rememorización. Por tanto, también es un campo de ejercicio y
de actores fundamentales cuyo juego es su propia
libertad, donde no siempre lo dado muestra su sentido de progresión. Es una cierta actitud de estimar
que existen relaciones no visibles que hay que descubrir3. Así, el Geist requiere de lo finito sin perder
su infinitud.
Hegel sostendrá que: “La conservación de un pueblo o un estado, de las esferas ordenadas de su vida,
es un momento crucial en el curso de la historia. Y
las actividades de los individuos consisten en tomar
parte en la obra en común. Pero el otro momento
reside en que el Geist de un pueblo vea quebrantada
su consistencia por haber llegado a su agotamiento.
De esta destrucción, justamente, surgen las grandes
colisiones entre los deberes, las leyes, los derechos
existentes, y ciertas posibilidades que son opuestas
a este sistema. Estas posibilidades se hacen, empero,
históricas, ya que encierran un contenido universal
de distinta especie que se constituye en la base de
la existencia de un pueblo” (Hegel, 1987: 91). Por
encima de un pueblo, por tanto, existe una actitud
histórica universal de un ideal más justo. La colisión
de deberes que engendra la desobediencia civil se
da en esta zona de grandes perturbaciones, el fin
final, como dice Kant, es la libertad plena y en el
sentido de Hegel, el desenvolvimiento de la idea
que se hace terrena en la conducta de determina-
3
dos hombres. Estas son las bases, los fundamentos
del espíritu que posibilita entender, en Hegel, sus
dos discursos de la sociedad civil: La sociedad civil
en la filosofía del derecho representa a la sociedad
burguesa y su sistema de racionalidad. Por tanto, su
discurso legal está traspasado de razón funcionalista. Sin embargo, hay otra noción de sociedad civil
que funda su discurso en la razón cultural, en el
espíritu absoluto.
Esta dualidad discursiva, institucional y comunicativa, son expresiones dialécticas del Geist, pero ellas
no tienen ni la misma jerarquía ni el mismo valor.
“Lo que comienza por ser subjetivo se hace sustancial en su relación frente al otro, sin esa relación,
la conciencia permanece encerrada en sí, en el terreno de la buena voluntad” (Hernández, 1995:42).
Para Hegel, la apertura de la conciencia va a permitir la evolución del hombre, el paso del espíritu
subjetivo al espíritu objetivo. Esto es válido para el
primer discurso. Pero en el segundo, el espíritu se
vuelve espíritu absoluto. En este último discurso, la
sociedad civil tendrá dos frentes: “uno, la sociedad
global y el otro, el Estado. El sistema de poder político va a polemizar con todo el poder sistémico”
(Bobbio, 1990: 89). En este nivel, es posible generar un vínculo comunicativo. Aunque en su división
y apariencia la sociedad civil sea espíritu objetivo,
ésta también puede emerger como espíritu absoluto, como razón comunicativa (Hernández, Op. Cit.
p. 45). En el primer discurso, la proliferación de
familias genera la sociedad civil por un fenómeno
económico y de división del trabajo, su intercambio, la lucha por los bienes. Esta actitud egoísta que
cancela al otro y lo ve como medio, no como fin,
se expresa en un sistema jurídico que sirve para
proteger los bienes y la seguridad de esta sociedad.
Luego, acá la sociedad civil es un atomismo social
en donde a cada hombre no le interesan sino sus
deseos particulares, por tanto, no es posible la perspectiva de la universalidad.
De esta manera, la sociedad civil en tanto razón instrumental es histórica, contradictoria y presenta “un
espectáculo de miseria y corrupción”(Hegel, 1987:
78). Hegel va a denominar a toda esta estructura: el
sistema de necesidades. La razón es contingente y
su sentido es la satisfacción de necesidades básicas.
Por ello, la sociedad civil encierra tres momentos:
i La mediación necesaria y de satisfacción con
el trabajo. Este es el sistema de necesidades.
De algún modo su logos, el Geisha que permea al mundo es una aventura, al igual que en Kano. KANT, Emmanuel. “Filosofía de la
historia”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1987. Pág. 95 a 118.
74
ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA
ii La realidad de lo universal contenida en el
sistema de justicia.
iii La prevención contra la accidentalidad que
subsiste en este sistema y el cuidado por los
bienes particulares en cuanto cosa común.
Es una sociedad civil, en palabras de Marcuse: “fundada en bases de una razón distorsionada por la
ciega necesidad del progreso económico y una libertad pervertida por la competencia de intereses
privados en conflicto” (Marcuse, 1986: 211). Esa
sociedad civil no procura la igualdad sino que produce desigualdad4. En dicha noción, no se habla del
deber ser sino del ser. Por otra parte, la sociedad
civil no puede impedir el exceso de pobreza porque ella es una consecuencia natural de la sociedad
civil ya que al fincar la libertad en la propiedad, la
sociedad civil se transforma en ley, “en el absoluto derecho de apropiación del hombre sobre las
cosas”(Hernández, 1995: 78). La pobreza, por tanto,
no se resolverá por lo jurídico porque forma parte
de las estructuras del sistema mismo. Es decir, la sociedad civil actúa dentro de la estructura del Estado.
La cosa pública es, de este modo, un polo atractivo
de la particularidad. “Lo particular y lo universal
se imbrican. Lo interesante no es un mayor poder
del Estado sino que la sociedad civil misma tiene ya
potencialmente la tendencia de pasar de su esfera
a la dimensión estatal y no obstante continuar la
función dual como los estamentos” (Hegel, Op. Cit.
p. 150). De lo anterior se desprende que el Espíritu
objetivo es una totalidad compleja, pero en ella la
diferencia entre sociedad civil y Estado es clara. Es
la distancia entre individuos y un objetivo superior.
“Como la sociedad civil es el campo de batalla de
todos, el conflicto de negocios particulares, contra
los más elevados puntos de vista del Estado ”(Ibíd.:
189). El Estado es así el Espíritu objetivo por excelencia, donde la libertad abraza la plenitud de sus
derechos. Sin embargo, Hegel destaca la variable
cultural pero ya no en el Espíritu objetivo sino en
el Espíritu Absoluto. “Ya no se da en el sistema de
necesidades de la sociedad civil ni en el Estado sino
que las rebasa en un discurso comunicativo” (Hernández, Op. Cit. p. 80).
Luego, dicho Geist, sin cancelar sublima las instituciones y se expande en una esfera más elevada y
enriquecida por el objeto: el Espíritu Absoluto. Acá
la sociedad civil ya no es el sistema de necesidades,
4
ni el sistema sociológico (Estado), ni el sistema jurídico (Ley); sino que ésta en el segundo discurso
se constituye por otras variables: estética, cultural,
ética. El discurso primero de las necesidades es demasiado poderoso para que la sociedad civil pueda
ser en él una instancia comunicativa. El segundo
discurso, en cambio, se vuelve crítico, polémico y
friccionador (Foucault, 1979:157). Aquí, la sociedad civil es el género humano, la humanidad como
tal que se concreta en lo finito, o sea históricamente.
Es por esta razón que si bien esto en Hegel es un
círculo, ello no es un obstáculo para mostrar las dos
tendencias de la sociedad civil. Visto de este modo,
en Hegel, sobre la sociedad civil individualista y
competitiva, sobre esa sociedad funcional, existe el
Estado y sobre éste, otra sociedad civil que aparece como racional. “El discurso de esta sociedad no
es un discurso que expresa fenómenos económicos
sino comunicativos con expresiones diversas de
aquél, en la perspectiva del arte y la cultura” (Hernández, Op. Cit. p. 84). Esta segunda sociedad civil,
concebida como horizonte, inmersa en un campo
universal, racional y ético, se inserta en un discurso
cultural que es el propio de los valores elevados que
dice de lo bello, de lo santo y de lo conceptual.
Por tanto, en el primer discurso, “en los Estados de
la época moderna, la seguridad de la propiedad es
el pivote de toda legislación y al que se refiere la
mayor parte de los derechos ciudadanos” (Hegel,
1984: 175). Esto es un discurso que contiene una
racionalidad funcional, instrumental, técnica. El segundo discurso, en cambio, es ético y comunicativo.
Es ético, porque está construido para el encuentro
racional con otro, único capaz de hablar de lo bello,
lo santo y lo conceptual. La liberación del hombre
permea el segundo discurso. Se trata de un discurso
crítico, que devela lo que no se ajusta a lo dado, que
penetra en la superficie para descubrir otra realidad
más verdadera, aprehendiéndola. Por ello es que
tanto el Estado como los dos conceptos de la sociedad civil pueden ser mirados dialécticamente.
Dulle Griet en el cielo del
capitalismo tardío
Lo anterior tiene una importancia vital. Si bien podemos reclamar de la primera interpretación hegeliana
de la sociedad no podemos desecharla sin más, sino
tensarla con la segunda. Si en vez de esto, transfor-
Como sostendrá Know, “a la diversa naturaleza Egea la acepta, pero a ella agrega la construida por la riqueza y el poder. El sistema de
necesidades es un proceso, por su propia estructura es una totalidad orgánica de diferenciación”. Hernández, Raúl. “La Idea de Sociedad
Civi
75
TERESA MATUS
mamos la sociedad civil en otra cosa, puede incluso
ser vista como un polo de reivindicación de las tareas que el Estado ya no asume, donde mediante la
filantropía se ensancha un camino a mayores causes
de solidaridad y desarrollo. ¿Cuál es el problema de
esta visión? : el olvido de Dulle Griet.
Si tomamos las fuentes de información más diversas, en todas nos encontramos con tendencias que
muestran un crecimiento indiscutido en relación
con la sociedad civil y el servicio cívico: en los
últimos diez años, ha existido un promedio de crecimiento del 16% de asociatividad según el índice
CIVICUS, realizado en 86 países, lo que involucra
altas tasas de participación El crecimiento de las organizaciones sin fines de lucro, ha sido constante en
las últimas dos décadas, llegando a crecimientos de
hasta 38% en algunos países. El voluntariado como
porcentaje del empleo total de las organizaciones
sin fines de lucro varía entre países: en las zonas
en desarrollo alcanza un 0,7% y en los países más
desarrollados un 2,6%. Según Anheier, el empleo
total de las OSFL como porcentaje de la población
económicamente activa en una muestra de 36 países es la siguiente: las OSFL dan empleo alrededor
del 4,8% de la población económicamente activa y
generan 2,6% de voluntariado, destacándose países
como Holanda donde el sector sin fines de lucro da
empleo al 9,2% de la población.
Por otra parte, en relación con el nuevo modelo
de negocios que plantea la Responsabilidad Social
Empresarial, hoy no sólo existen más empresas que
adhieren al modelo, sino que hay diversos centros internacionales de estudios y mediciones que
producen, entre otros, ranking internacionales de
responsabilidad social empresarial, evaluados en
tres grandes áreas: desempeño ambiental, económico y social. En resumen, tenemos que en el mundo
hoy existe: más asociatividad, más organizaciones
sin fines de lucro, más voluntariado, más empleos
generados por la Sociedad Civil, más empresas con
sistemas de Responsabilidad Social Empresarial, más
Servicio Cívico a nivel internacional. ¿Será entonces
el tiempo de la sociedad civil? ¿Habremos pasado
de una sociedad Estado céntrica a una mercado céntrica para derivar en una socio céntrica? ¿Por qué,
entonces, con un panorama de estas características
es oportuno pensar en paradojas?
Charles Tilly, en su texto sobre la desigualdad (Tilly,
1998), nos llama la atención acerca de cómo se distribuye y cuáles son sus efectos, cómo se manifiesta
en una política y de qué forma se perpetúan ciertas
lógicas que contribuyen a un cuadro de desigualdad
76
persistente, entre hombre/mujer, aristócrata/plebeyo, ciudadano/extranjero. En este punto se cruza
con las investigaciones de Amartya Sen (Sen, 1981,
1982, 1983, 1992) el que a partir de sus análisis de
pobreza y hambruna ha descubierto un tratamiento
deliberadamente desigual en presencia de recursos
que podrían asegurar un bienestar más general. Si
el ejemplo extremo lo constituye el infanticidio femenino, práctica ancestral no sólo en Asia y África
si tomamos en cuenta la investigaciones de John
Boswell en “La misericordia ajena” (Boswell, 1999)
también podríamos colocar una larga lista donde
no faltarían: limitación exclusivamente masculina
a cierta educación, desvío de reservas alimentarias,
aislamiento, donaciones de tercera clase, privilegios,
deferencia, aprovechamiento en nombre de la solidaridad, filantropía del espectáculo, seguridad del
marketing. Aún más, se habla de una desterritorialización del Tercer Mundo para indicar justamente
que ese movimiento contradictorio se encuentra en
medio de ciudades que atraviesan los continentes,
donde se ven surgir zonas de miseria locales en las
que los indicadores básicos de calidad de vida experimentan un retroceso sustantivo que da como
resultado una equiparación con los índices de las
denominadas naciones tercermundistas.
Sin embargo, esta situación social degradada, reconocida ampliamente por diversos autores y estudios,
contrasta con un capitalismo regenerado que no
hace sino crecer y dar lucro. Hoy las multinacionales controlan 2/3 del comercio internacional, del
que aproximadamente la mitad está constituida por
exportaciones intergrupales, de casa matriz y filiales extendidas por el mundo. Su participación en
los gastos de investigación y desarrollo es aún más
importante, llegando a financiar más de 1/3 de las
pesquisas, sobre todo en áreas tecnológicas, farmacéuticas e incluso de estudios sociales (Chesnais,
2004). Ahora bien, ¿cuál es la relación de este escenario, con las organizaciones de la sociedad civil
y el servicio cívico? Voy a plantear una hipótesis
provocadora: Ya en los planteamientos clásicos de
Marx, el capitalismo conllevaba un espíritu de revolución constante e imparable (Marx,1972) y Weber
diagnosticaba en profundidad la transformación del
capitalismo a comienzos del siglo XX. El capitalismo, por tanto, desde su gestación requirió de un
espíritu, de una forma de legitimación que pudiera apoyar su propia expansión. Ahora bien, si este
espíritu en su movimiento inicial, estaba constituido por la ética protestante, planteo que el nuevo
espíritu del capitalismo está configurado por la filantropía.
ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA
Que la filantropía en todas sus formas, responsabilidad social empresarial, financiamiento de
organizaciones sociales, respaldo de investigaciones,
responde incluso a sistemas que contemplan la crítica al modelo global. ¿Cómo puede ser posible lo
anterior? Porque, entre otros factores, estamos ante
un giro cultural sin precedentes. En la edad media la
avaricia era condenada no sólo por la Iglesia con la
excomunión, sino que se representaba la figura del
avaro como alguien que no cesaba en sus intentos
de acumulación, donde el rico era condenado a los
infiernos y el dinero se asimilaba al mal. De hecho
los pobres nos recordaban el camino recto y seguro
hacia el cielo, lo que lleva al propio San Francisco
a hacer de la pobreza una forma de vida. Hoy, el
retorno al integrismo del dinero, a la orquestación
de la desigualdad en la dialéctica de la modernización, ha tomado otros caminos. No sólo el dinero
resulta perdonado, sino que sus operadores ganan
el éxito simbólico. Ya no son los pillos de Stendhal,
o los nuevos ricos de Balzac. Adiós a los cuentos de
Dickens, donde el rico moría sólo y contando sus
monedas mientras al pueblo le pertenecía la fiesta.
Ya no tenemos a Dulle Griet, aquel avaro rico que
pinta Bruegel, como alguien tan absurdo que ni en
el infierno suelta su bolsa de monedas. En la alegoría
de una pirueta invertida, Griet hoy alcanza el cielo.
Así nos podemos explicar que actualmente las empresas sean los modelos filantrópicos en este nuevo
espíritu y existan ranking de competición empresarial de solidaridad. Sólo que no podemos olvidar,
como ya nos decía Shakespeare: “son los mismos,
Iago, son los mismos, en sus fantasmas”. Son los
mismos cinco gobiernos que más consumen energía
(Estados Unidos con un 38%, Canadá, Alemania,
Japón y Francia, con otro 30% en conjunto), los que
financian formas de ahorro de consumo energético
y los que regulan las condiciones de operación en
países del tercer mundo. Algunas de las mismas empresas internacionales que compiten por los ranking
de solidaridad, son las que aumentan sus ganancias
y además, como Mc Donald generan problemas serios en la nutrición de la población, o en el caso de
algunas industrias químicas o farmaceúticas son las
que, a la vez, experimentan “nuevos productos” en
África o en Asia.
Encandilados con lo que Eliana Vejar llama “la
cultura del espectáculo” (Véjar, 2004) ya no reconocemos detrás de tanta filantropía, el antiguo oficio
del cambista. Sólo que a diferencia del siglo XVI
éste ya no cuenta las monedas en la intimidad de su
casa, a solas con su mujer, sino que lo hace en me-
dio de todas las luces de los foros públicos, siendo
admirado, reconocido y envidiado, como forma de
vida plena. Por esto, no podemos soslayar a Dulle
Griet. Esa verdad, todavía posible en el siglo XVI,
se encuentra hoy altamente contrastada. Nos hace
violencia incluso su imagen. Tan naturalizado tenemos hoy el capital, que él se ha transvestido y nos
mira desde la gloria. De allí que incluso esta alegoría
nos resulte claramente ofensiva. En ella podemos
experimentar su desplazamiento. Griet se vuelve
hoy un ícono admistiado. Pero no sólo eso, en la
medida que el adinerado resulta admistiado, es la
figura misma del pobre, entendida ahora como perdedor, como ganador del vacío, la que esta ideología
convoca al tribunal de la modernidad. Hasta el siglo
XIX la figura del burgués, estaba marcada por un
signo negativo que Francois Furet pone claramente
de relieve: es el pillo de Stendhal, el filisteo en Marx.
El rebajamiento estético del avaro es notable: mezquino, feo, tacaño, laborioso, casero. El dinero y la
avaricia endurece el espíritu y lo rebaja.
La franja transitiva del cambista, donde ya el oficio
de prestar dinero, condenado al infierno por todo
el pensamiento escolástico, especialmente en Santo
Tomás, se ha esfumado. Su argumento era clarísimo:
nadie puede beneficiarse haciendo préstamos, ya
que allí se especula con algo que no nos pertenece,
ya que todo el tiempo pertenece a Dios. Esta noción
ha sido infiltrada, se ha ido minando y volviendo
ruina desde una creación: la invención del purgatorio (Jacques le Goff, 1998) Hoy, ese infierno ha
desaparecido sin dejar huellas. Nadie reconoce más
el carácter infernal de Dulle Griet. Incluso transitivamente si el burgués detentaba el poder, al menos
debía defender la ilegitimidad moral de su estatuto.
Si el dinero tenía el poderío al menos todavía no
tenía la gloria. Hemos roto ahora con esa regulación
simbólica. He aquí una nueva configuración: Dulle
Griet no sólo gobierna sino que también reina y nos
contempla, enviándonos nuevas promesas salvíficas, dando aportes incluso a los excluidos. Es un
Griet en la cúspide celestial.
Claramente, con el modelo de orden (y ayer Ze Paulo, nos colocaba esto como tarea al plantear que el
orden contemporáneo es el desafío central), es que
cada sociedad moldea a sus pobres a su propia imagen, explica su presencia en forma diferente y les da
una diferente función, adoptando estrategias distintas (Bauman, 2001). Pero no se trata de retornar al
Bosco. De persistir en visiones lineales. De marcar
ascensos y descensos, de imágenes en un solo sentido. A veces esta tentación no sólo ha estado presente
77
TERESA MATUS
en algunos dictadores (como Franco en El Escorial) sino se ha tornado una atracción mucho más
popular y al alcance de un precio más módico. Se
trata entonces, de componer una alegoría compleja
mostrando sus matices, no sólo en relación a Griet
sino a los pobres frente a él. La Europa premoderna
estuvo más cerca que su sucesora en el intento de
hallar una función importante para los pobres. Estos, al igual que todas las personas y las cosas en esa
Europa, cristiana y premoderna, eran hijos de Dios
y constituían un eslabón indispensable en la divina
cadena del ser, como parte de la creación divina y
como el resto del mundo antes de su desacralización por la moderna sociedad racionalista, estaban,
por así decirlo saturados de significado y propósito
divinos. Sufrían, es cierto, pero su dolor encarnaba
el arrepentimiento colectivo. Incluso quedaba en
manos de los más afortunados socorrer y aliviar a
quienes sufrían y de este modo, practicar la piedad
y obtener ellos también una parte de su salvación.
Los pobres eran y en muchos lugares no han dejado
de serlo, de una manera espectral, la oportunidad
para vivir una vida virtuosa. Se podría decir que una
sociedad que buscara el sentido de la vida en la vida
después de la muerte habría necesitado de otro camino, de no contar con los pobres, para la salvación
personal de los más acomodados. Así, los propios
pobres, por su función social, tenían una tremenda
promesa como horizonte: tener el cielo garantizado.
Pero en cuanto los pobres dejan entrever que se entretienen, que les gusta la fiesta, en cuanto aparece
la figura del pícaro (como en el lazarillo de Tormes
o en algunos cuadros de Velásquez) allí la noción de
merecimiento se rebaja. Lo que vende es la miseria
yaciente, no la ciudadanía. Como quieran llamarlo,
La miseria del mundo (Bourdieu, 1992), La banalidad del mundo (Arendt, 1985), Cuando el mundo
se ha vuelto miseria (Horkheimer, 1937). Esa paradoja extrema sigue siendo nuestra agenda.
Es en este marco crítico del ideario normativo de
la modernidad, que tanto Habermas como Apel,
ponen un énfasis insoslayable en la autonomía
constituida intersubjetivamente como presupuesto para la construcción normativa de la sociedad.
Así, en la propuesta de la ética discursiva, la autonomía constituida intersubjetivamente se revela
como fundamento antropológico de un horizonte
ético/normativo comprometido con la justicia social
y compatible con los desarrollos de las sociedades
5
pluralistas y democráticas contemporáneas (Habermas, 1999). Se trata entonces, de configurar una
intervención, que mediante sus postulados éticos
y sus formas de operacionalización pueda poner al
propio capitalismo en una encrucijada, a lo menos,
siendo obligado a “ver”.
La compasión universal bajo sospecha
Lo anterior es extraordinariamente relevante ante
el auge de la compasión como espectáculo (Arteta,
1996), aquél sufrimiento a distancia como denomina
Boltansky al humanitarismo mediático (Boltansky,
1993), directamente aquél mal samaritano como
lo llamará Helena Béjar (2001). Donde uno da y el
otro, agradecido, recibe. Insistiendo en esta asimetría desde otra perspectiva, siempre se desconfiará
de la bondad plena de un acto si el agente se detiene
a contemplarlo y a gozarse de él; si lo anuncia y
lo va proclamando como bueno. Dará motivos para
sospechar que detrás de lo proclamado trabaja y bulle un mecanismo de autojustificación. “Hablar es
un evento, algo que ocurre en un tiempo y en un espacio determinados y que, en virtud de su sentido,
produce diversos tipos de efectos en el espacio civil.
Esto es, justamente, un “evento de sentido” Ricoeur,
1998:43). Este es el argumento conductor de Hannah Arendt que va de la caritas a la vida activa y a la
ciudadanía. No es la emergencia, por tanto, de un
ámbito público lleno de publicidad que enfatiza la
solidaridad compasiva a tal punto que la trivializa,
sino la emergencia de una acción humana recíproca
y constituyente5.
Esto es importante de destacar en un tiempo donde paradojalmente crecen dos representaciones
sociales, dos imaginarios constituidos tanto por un
énfasis en el requerimiento solidario de la ayuda
como por una transformación de una exaltación de
la riqueza y un rechazo a toda la ambigüedad casi
sacra que la pobreza tuvo en otras épocas: “mientras
el rico se veía ennoblecido por el espíritu del tiempo presente, el pobre descendía hacia los infiernos
de la relegación simbólica. La cuasi-desaparición
de una contracultura obrera, el hundimiento del
sindicalismo, la eliminación de los cuerpos intermedios o asociativos, favorecen este progresivo
retroceso social. Por lo demás, el pobre a menudo
agrava su situación votando mal, es decir, por la
derecha. Simbólicamente, cambia de estatuto: ya
“Ela chegou a compreender os ‘tempos sombrios’ modernos como tempos em que o âmbito público se atrofiou e a publicidade, longe
de embelezar os empreendimentos humanos, os trivializa” Young-Bruehl, Elizabeth. “Hannah Arendt - Por amor ao mundo”. Editora
Relumé Dumará. Río de Janeiro, 1997. Pág. 434.
78
ALEGORÍAS DE DULLE GRIET EN EL CAPITALISMO TARDÍO. COMENTARIO A LA PONENCIA CENTRAL DE ADELA CORTINA
no es el ‘trabajador’, el ‘obrero’ o el ‘camarada’. Se
convierte en el ‘medio pelo’, el jugador de apuesta
triple, el caddy, el botones sobrecargado o el campesino gruñón. ¿Pero deja por eso de ser él mismo?
La pregunta no se formulará. En el Hemisferio Sur,
el ‘condenado de la tierra’ líricamente valorado en
los años sesenta sufre la misma descalificación. Ya
no es sino la partícula infinitesimal de una masa oscurantista, exiliada en el pensamiento mágico, un
terrorista en potencia, un inmigrante virtual o, peor
aún, un integrista. El investigador Olivier Roy, especialista en el Islam, demostró con claridad cómo
había resultado fracturada la solidaridad natural entre intelectuales occidentales y militantes del Tercer
Mundo después de la confesionalización de estos
últimos” (Guillebaud, 1995: 45) Ante esos avances
no sólo de desigualdades en términos económicos,
sino en el enfrentamiento de esos imaginarios sociales: “¿Es posible que nos quedemos fríos como
el mármol? ¿Se pretenderá que esos asaltos virtuales
de la desdicha permanezcan sin ecos? ¿Cerraremos
los ojos? ¿Nos plantaremos, impávidos, en el ‘chauvinismo del bienestar’? ¿Deberemos reaprender
poco a poco la ignorancia voluntaria o, peor aún,
‘acostumbrarnos’? La pregunta es absurda. ‘El sufrimiento obliga’ (Ibíd:58).
Pongamos, en fin, una última cuestión –recurrente
–en las ostentaciones mediáticas que propagan de
otra manera la retórica victimaria. Notamos a simple vista que obedecen a esta alquimia que permite
aislar en la complejidad de lo real una sola molécula
químicamente pura: el desamparo6. La intención es
amable, pero la víctima es un plano cerrado, la imaginería humanitaria literalmente la separa de lo real.
Ignora todo el resto, el contexto, los complementos,
los agregados que son mantenidos fuera de campo.
Al hacerlo, rompe todo vínculo entre la víctima y
su propia pertenencia, su dignidad. Arrancada de
sí misma, por lo demás, la mayoría de las veces se
muestra a la ‘presa’ humanitaria acostada, yacente,
sumisa. Ya no tiene ni lenguaje ni rostro. Es un mero
pretexto para la aflicción, el desamparo lamentable
e incluso infrahumano. “Es objeto de piedad y no
sujeto de derechos. ¡Qué diferente de esas multitudes perseguidas pero de pie y que proclaman su
ira! Esta imaginería victimaria es sulpiciana. Es una
impostura benévola, pero impostura al fin” (Ibíd:
69). “El humanitarismo –exclamaba Stephen Smith al volver de Ruanda– es la amnesia del presente,
el impulso de esa limosna antigua, el gesto que
6
salva, el pensamiento que se abisma en el océano
tibio de los buenos sentimientos. Ayudo, luego soy
humano”(Smith., 1995:70). En efecto, “¿qué estatuto acordar a esta salmodia perezosa que machaca con
las mismas conmiseraciones, que gasta las mismas
metáforas simplonas –‘las imágenes insostenibles’,
‘el infierno en Somalia’, ‘el horror en Goma’ “la infra-vida en el tercer mundo”–, sino el de una lengua
estereotipada y vacía, que verdaderamente un día
habrá que descodificar y criticar con un poco de
seriedad?”.(Guillebaud, Op. Cit. p. 70)
En el borde de esa idea ronda un tipo de frialdad,
de pragmatismo decadente, de econometría metafísica, donde a falta de utopías verdaderas, el mundo
se transforma en un espectáculo lleno de cifras. Lo
más terrible de esa posibilidad es que ella sería posible en un tipo de sociedad donde los hombres han
dejado de ejercer la humanidad y han olvidado ese
principio ejemplar que Bloch llamada esperanza
(Bloch, 2005). En esas circunstancias y en forma
invertida, por exceso y trivialización, por tener los
ojos llenos de media, de reality show, de necesidad de apariciones públicas, se nos aparece como
un espectro temible el personaje desencantado que
hace surgir la Beauvoir en todos los hombres son
mortales: “me dirigí hacia la puerta; yo no podía
arriesgar mi vida, yo no podía sonreírles, nunca había lágrimas en mis ojos ni llamas en mi corazón.
Sólo cálculo, economía y cifras. Un hombre de ninguna parte, sin pasado, sin futuro, sin presente. Yo
no quería nada; no era nadie. Avanzaba paso a paso
hacia el horizonte que retrocedía a cada paso que
daba; las gotas de agua brotaban, caían; el instante
destruía el instante; mis manos estaban vacías para
siempre. Un extraño, un muerto. Ellos eran hombres, ellos vivían. Yo no era uno de ellos. Yo no tenía
nada que esperar” (Beauvoir, 1983: 379).
En el Trabajo Social esperamos, mediante una pasión emancipatoria que ha formado parte de sus
riquezas y que constituye un horizonte permanente
de discernimiento y creatividad para la intervención
social, ya que “no hay posiciones privilegiadas fuera
o por encima de la historia desde las que contemplar la vida humana. Y no hay cosas tales como la
interpretación correcta: ‘Cada época habrá de comprender [...] a su manera [...]. Se comprende de
otra manera si se comprende de nuevo’ (Gadamer,
1992:140)”. De allí que el requerimiento de una
comprensión compleja es uno de los fundamentos insustituibles de todo proyecto de intervención
Aunque no es el objetivo del trabajo, es interesante connotar aquí el auge de las nociones de vulnerabilidad, de fragilidad, de riesgo.
79
TERESA MATUS
social. Ahora bien, en esos mecanismos de comprensión compleja, fundamentales para el ejercicio
de trabajar lo social, es donde se requiere de la búsqueda de una potenciación ciudadana en tanto no
se puede pasar por alto a las propias personas que
van a ser objeto de un programa o de una política social7. Sobretodo, es dable recordar aquí que,
la articulación de la necesidad en el discurso práctico utilizará los estándares de valor existentes; en
tanto son interpretadas, las necesidades están internamente ligadas a valores culturales y, por tanto,
son inseparables de ellos” (McCarthy, 1992:194).
Además, esta relación debe considerar que históricamente no importa lo que pase en el futuro: el bien
supremo de la paz universal es inalcanzable, ya que
las incontables víctimas de la historia nunca podrán
participar de él. Están muertas y desaparecidas. Su
sufrimiento es irremediable. “Así pues, el imperativo de la razón de buscar la justicia perfecta debe ser,
por utilizar los términos de Kant, ‘fantástica’, debe
estar dirigido a ‘fines imaginarios’, o ser, en expresión
de Peukert, ‘una pesadilla’ (Peukert, 1992:225-26).
Una tradición de saber como el Trabajo Social, que
recogiera justamente aquellas experiencias, no sólo
en un registro de lo escrito, sino en las ancestrales
y renovadas formas de la oralidad, de los silencios,
de lo que nunca fue visto, de lo que no aparece en
la escena pública mediática, podría contribuir a dar
forma a un ejercicio de ciudadanía más plena.
e inventado con toda la fuerza de la pasión de un
oficio. Pero ello, involucra recordar. Si Adorno nos
recuerda que el mayor poder de la dominación es el
olvido, no podemos entonces, en nuestras luchas,
olvidar esta historia alegórica de Dulle Griet en el
capitalismo tardío.
Un Trabajo Social que reflexione sobre “esa sombra en la idea de una justicia adquirida al precio
de la irremediable injusticia perpetrada sobre las
generaciones anteriores. Esta sombra no puede ser borrada; como mucho se la puede olvidar.
Pero este olvido dejará tras de sí los vestigios[...].
Aquellos nacidos después sólo pueden resarcir la
contradicción contenida en la idea de justicia completa, complementando el pensamiento abstracto
de la universalidad con el poder anamnésico del
recuerdo que va más allá de los conceptos de la
moralidad misma. Este recordar se actualiza en la
conmoción con aquellos que han sufrido y sufren
hasta el punto que ya no podrá volverse a hacerles
bien” (Habermas, 1992: 226). Un Trabajo Social
que adquiera desde esas entrañas con-movidas por
el dolor y la indignación, la escritura de un amor
al mundo que recoja las formas múltiples de la polifonía, valdría la pena de ser re-creado, refundado
BOBBIO, NORBERTO (1990) Por una Teoría General
7
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no es realmente la autoidentificación, sino la autoidentificación reconocida intersubjetivamente Habermas, Jurgen. (1998:158).
80
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81
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 83-94
La espiritualidad. ¿Una herramienta
de sanación o un factor agravante?
La violencia doméstica
en las comunidades religiosas
Spirituality: a healing tool or an aggravating
factor? Domestic violence in faith communities
PHD. MARCIANA POPESCU Y PHD. RENE’ DRUMM
Marciana L. Popescu es profesora de la Graduate School of Social Services, Fordham University, 61st Street, New York City, NY
10223, 914-366-5369; [email protected]
PhD Rene’ Drumm preside y es profesora del Departamento de Trabajo Social y Familia en la Southern Adventist University en
Collegedale Southern Adventist University PO Box 370 • Collegedale, TN 37315; [email protected]
Resumen
Los años 90 marcaron un progreso importante en el desarrollo de políticas que sancionan la violencia doméstica y de campañas para la toma de conciencia sobre los derechos de las mujeres de
llevar vidas libres de violencia y abuso. Estos avances llevaron también a un aumento en la cantidad de estudiantes de trabajo social, profesionales y educadores que tomaron parte en la causa de
las mujeres maltratadas. Se han realizado diversos estudios sobre la incidencia y la prevalencia de
la violencia doméstica en diversos grupos y comunidades, en los que se concluye que básicamente
no existe un grupo cultural ni socioeconómico que no se vea afectado por la violencia doméstica
(Berry, 2000). La paradoja es que si bien somos testigos de una creciente toma global de conciencia sobre los problemas de género, las desigualdades de género siguen provocando graves
problemas a aquellas que representan la mayoría de la población mundial. En el mundo, entre 20
y 50% de las mujeres experimentarán violencia por parte de sus parejas, ya sea ésta de tipo físico
o sexual (Jewkes, 2002:2). Esta ponencia aborda el crecimiento y la desigualdad reflejados en la
violencia en la pareja en los grupos religiosos conservadores.
Palabras claves (Espiritualidad, violencia doméstica, mujeres, comunidades religiosas.)
Abstract
The 1990s marked important progress in the development of policies sanctioning domestic violence, and of raising awareness campaigns on women’s rights to lives without violence and abuse.
These developments also lead to an increased number of social work students, professionals and
educators taking on the cause of battered women. Numerous studies have been conducted on
the incidence and prevalence of domestic violence in various groups and communities, concluding that there is basically no cultural or socio-economic group that would not be affected by
domestic violence (Berry, 2000). The paradox is that, while we witness a growing global awareness
on gender issues, gender inequalities are still causing severe problems to the ones representing
the majority among world’s population. Throughout the world, 20% to 50% of women will experience intimate partner violence, be that physical or sexual (Jewkes, 2002:2). This paper addresses
growth and inequality reflected by intimate partner violence in conservative faith groups.
Key words (Spirituality, domestic violence, women, religious communities.)
83
MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM
Introducción
Si bien existen numerosos estudios sobre la violencia doméstica, en general es sólo una pequeña
parte la que considera la dinámica de la violencia
doméstica al interior de las comunidades religiosas conservadoras. En 2002, Cunradi, Gaetano y
Schafer (2002:39) publicaron los resultados de una
investigación sobre la relación entre la religión y la
violencia doméstica. Las conclusiones demostraron
que los asistentes regulares a la iglesia se relacionaban con tasas menores de violencia en la pareja
tanto entre hombres como mujeres. Además, las
parejas con la misma filiación religiosa tienen menor incidencia de violencia doméstica. Ellison y
Anderson obtuvieron similares resultados (Ellison,
C. G. & Anderson, K.L, 2001:17). Su estudio demostró que existe una correlación negativa entre la
asistencia religiosa regular y la violencia doméstica.
Las conclusiones del estudio canadiense acerca de
la participación religiosa y la violencia doméstica
de la pareja añade que la violencia doméstica tiene
mayor probabilidad de presentarse entre los Protestantes Conservadores que en otros grupos religiosos
(Brinkerhoff & Grandin,1992:15). En general, en
los estudios mencionados antes, los resultados no
muestran una relación significativa entre la religiosidad y el abuso marital, pese a las diferentes teorías
acerca de las religiones conservadoras y la violencia
doméstica (Battaglia, 2001:14).
Para entender mejor la dinámica de la violencia doméstica al interior de las comunidades protestantes
conservadoras, una tarea fundamental sería la de
comenzar por medir la prevalencia de violencia
doméstica en esas comunidades para así obtener
información precisa acerca de la capacidad de penetración del problema en esos grupos. También se
debería intentar identificar, entre las mujeres víctimas de violencia doméstica en esas comunidades,
otros problemas y desigualdades que estén relacionados, a fin de abordar el problema en la forma más
efectiva posible.
Al intervenir con comunidades religiosas consideramos uno de los más importantes principios del
Trabajo Social: el de proporcionar justicia social
para todos. Las mujeres de las comunidades religiosas conservadoras representan un segmento
desatendido de nuestra sociedad, en parte porque
las iglesias son consideradas lugares seguros, puesto
que cuidan de los suyos, y en parte debido al velo
de silencio impuesto por las comunidades religiosas conservadoras sobre cualquier cosa que pudiera
afectar su imagen ante las comunidades a las que
84
atienden. Las mujeres sufren de abuso colateral
debido a la falta de apertura respecto a discutir y
condenar temas como la violencia doméstica en sus
iglesias. La desigualdad sigue en aumento a medida
que aumenta el silencio sobre temas tales como el
de la violencia doméstica.
Las preguntas de sondeo que guiaron nuestro estudio son:
1. ¿Cuál es la prevalencia de la violencia doméstica en las comunidades Cristianas
conservadoras al ser comparada con la de la
población en general?
2. ¿Cómo afecta o impacta la espiritualidad en
las actuales soluciones empleadas y preferidas
por las víctimas de la violencia doméstica?
3. ¿Qué pueden hacer a favor de las mujeres los
profesionales/ líderes religiosos para mejorar
su acercamiento a la violencia doméstica en
las comunidades religiosas, y para proporcionar refugio para las mujeres y sus niños?
4. ¿Cuál es el papel de la espiritualidad en la
prevención de la violencia doméstica y en el
procurar a los niños una imagen saludable de
la familia, de la iglesia y de Dios?
Los principales objetivos al realizar este estudio fueron:
1. Identificar la presencia y la prevalencia de la
violencia doméstica en las comunidades religiosas;
2. Identificar las formas en que la espiritualidad es un mecanismo de solución para las
mujeres víctimas de la violencia en las comunidades religiosas;
3. Explorar el impacto de la espiritualidad/religiosidad como factor agravante del abuso;
4. Identificar con mayor detalle las formas en
que este segmento de la población puede ser
mejor atendido por los pastores y los clérigos,
los trabajadores sociales y otros profesionales, y por las comunidades religiosas como
un todo.
Metodología
El estudio se realizó sobre dos muestras provenientes
de la misma denominación Cristiana conservadora
en los Estados Unidos. La primera muestra (regional) consistió en 49 iglesias de la región Noroeste
Pacífico de los Estados Unidos, estratificadas según
territorio geográfico (urbano versus rural) y tamaño de las iglesias (iglesias pequeñas versus iglesias
grandes). La segunda muestra (comunitaria) consis-
LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS
pastor/equipo pastoral/directorio, se presentó el estudio en la iglesia antes de la misa
principal. Luego se distribuyeron las encuestas incluyendo los sobres autodirigidos
para la opción de responder por correo. Las
encuestas completadas se retiraron en cajas
de seguridad selladas al final del servicio.
tió en la población estudiantil dentro del campus de
una universidad Cristiana, y de las 7 iglesias situadas alrededor de este campus, ambos afiliados a la
misma denominación Cristiana conservadora.
Se aplicó a la población de las dos sub-muestras una
encuesta de victimización consistente de 8 secciones.
Las encuestas se aplicaron de la siguiente manera:
a. Para la muestra regional: luego de asegurar
la aprobación pertinente de la institución
representante de la filiación religiosa, se realizó una breve presentación al comienzo de
la misa, luego de lo cual se le pidió a los
hombres que se sentaran separados de las
mujeres. A todos los adultos asistentes se
les distribuyeron encuestas en blanco que
incluían sobres sellados y autodirigidos.
Las encuestas luego se retiraron en cajas
selladas. Para aquellos participantes que
prefirieron no llenar la encuesta y devolverla
en ese momento, se les ofreció la opción de
enviarla por correo.
b. Para la muestra comunitaria: A la población
estudiantil al interior del campus, luego de
obtener la autorización apropiada de la administración del campus, de los decanos de
todas las facultades y de los profesores de las
grandes promociones de estudiantes universitarios y de titulados, hubo dos formas de
distribución. Una de las formas fue dirigirnos a las grandes promociones y presentar el
estudio luego de lo cual se distribuyeron las
encuestas, incluyendo el sobre autodirigido
para la opción de devolverla mediante correo. Las encuestas se recogieron al final de
la clase en cajas selladas. La otra forma fue
enviar las encuestas por correo a todos los
departamentos de los alumnos. En las iglesias en torno al campus universitario, luego
de asegurar la aprobación y cooperación del
De la muestra regional se devolvieron 1431 encuestas respondidas. De la muestra comunitaria se
devolvieron 551 encuestas respondidas.
Principales conclusiones
Demografía
Las dos muestras utilizadas en este estudio fueron
bastante diferentes. En términos de representación de géneros, en ambas muestras participaron
en la encuesta más mujeres que hombres con una
representación más equitativa en la muestra comunitaria. Sin embargo la muestra regional se ajustó
más a la realidad en esta denominación en particular, ya que las mujeres representan más del 50% de
sus miembros.
CUADRO 1
REPRESENTACIÓN DE GÉNEROS
Mujer
Hombre
Muestra Regional
61%
39%
Muestra Comunitaria
53%
47%
La muestra comunitaria es una de estudiantes universitarios, cuyos participantes son mucho más
jóvenes, y cuya mayoría es soltera. La victimización
aquí informada refleja esencialmente la violencia
continua en las citas en este grupo, con un porcentaje menor de violencia marital. La muestra regional
es de mayor edad, con un elevado porcentaje de
personas casadas participando en el estudio.
CUADRO 2
DISTRIBUCIÓN ETARIA Y ESTADO CIVIL
Distribución etaria
Muestra Regional
Muestra Comunitaria
Estado Civil
18-25 años
26-35 años
36-45 años
46-55 años
56-65 años
Más de
65 años
6%
14%
21%
26%
15%
18%
46%
21%
15%
10%
5%
3%
Casados
Separados
Divorciados
Solteros
Conviviendo
Viudos
Muestra Regional
68%
2%
11%
3%
12%
4%
Muestra Comunitaria
35%
1%
4%
55%
4%
1%
85
MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM
En términos de su representación étnica la muestra comunitaria es mucho más diversa que la
muestra regional, lo que se debe al hecho de que
la Universidad Cristiana está recibiendo una gran
proporción de estudiantes extranjeros, y además
hospeda a la principal institución teológica de esta
denominación. La muestra regional es en su mayor
parte caucásica (Cuadro 3).
El estatus socioeconómico en las dos muestras
también difiere. En la muestra regional la mayor
parte de quienes respondieron son de clase media
y alta, con ingresos entre los 40.000 y los 100.000
dólares al año. En la muestra comunitaria hay una
mayor representación de personas pobres, por dos
razones: la primera es que se trata de una población estudiantil, con bajos ingresos o sin ellos, y
segundo, hay en ella estudiantes extranjeros provenientes de países en desarrollo que se debaten
entre pagar la universidad o trabajar para satisfacer
sus necesidades básicas (Cuadro 4).
Tasas y Patrones de Victimización
Para medir la prevalencia de violencia doméstica en
esta comunidad exploramos los comportamientos
abusivos experimentados por quienes respondieron
durante una relación de pareja. Mediante el uso de
la Escala de Estrategias de Resolución de Conflictos
–o Conflict Tactics Scale– (Strauss, 1979), preguntamos acerca de 30 comportamientos abusivos
experimentados durante su vida por los participantes, (¿Le ha ocurrido alguna vez?), y durante el año
anterior (¿Con qué frecuencia durante los últimos
12 meses?) Nos proponíamos medir la prevalencia
del abuso a lo largo de la vida y la frecuencia del
abuso actual en una relación de pareja.
Al buscar datos de abuso físico en nuestras
conclusiones y al compararlos con las tasas nacionales de abuso, las tasas en nuestras dos
muestras fueron o similares o más elevadas que
las tasas de abuso en la población general. La única excepción fue la de las mujeres en la muestra
comunitaria que informaron de una tasa menor
de ‘golpes’ que las informadas tanto en la muestra
regional como en las tasas nacionales (4.9% en la
muestra comunitaria, en comparación con 8.5%
en la muestra nacional y 8.8% en la muestra regional (Cuadro 5).
CUADRO 3
ETNIA
Etnia
Muestra Regional
Muestra comunitaria
Afro americana
Asiática
Caucásica
Hispana
Otra
7%
7%
81%
2%
3%
17%
11%
48%
11%
13%
CUADRO 4
NIVELES DE INGRESO
Ingreso
Ninguno
Muestra
Regional
1%
Muestra
Comunitaria
8%
86
Menos de
$10.000
$10.00020.000
$20.00140.000
$40.00160.000
$60.001100.000
Más de
$100.000
6%
11%
25%
23%
22%
12%
15%
14%
21%
16%
17%
8%
LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS
Buscamos cualquier correlación significativa entre conducta abusiva y otros factores, tales como
indicadores de religiosidad (asistencia a la iglesia o práctica de religión autoimpuesta), estatus
socioeconómico (medido según ingreso y por
situación económica familiar autoimpuesta) y
según violencia transgeneracional. Hay algunas
diferencias interesantes entre las dos muestras.
Particularmente importante para el propósito
inicial de nuestro estudio es el hecho de que los
asuntos relativos a la religiosidad tuvieron poca
influencia en los comportamientos abusivos. En
la muestra regional (Cuadro 6) hay una relación
algo significativa entre el conservadurismo y las
conductas controladoras, y entre la asistencia a la
iglesia y las conductas controladoras (la asistencia
a la iglesia parece determinar las conductas controladoras), pero en la muestra comunitaria (Cuadro
7), no parece haber una correlación significativa
entre la religiosidad y ninguna conducta abusiva.
El ingreso influye en varios tipos de abuso, si bien
la percepción de la situación económica familiar
parece correlacionarse en forma más significativa con las experiencias de abuso en la muestra
regional. Los antecedentes de violencia, tanto experimentados como presenciados en la infancia
se relacionan significativamente con el abuso en
ambas muestras.
CUADRO 5
VIOLENCIA FÍSICA POR PARTE DE LA PAREJA A LO LARGO DE LA VIDA
DIFERENCIAS DE GÉNERO ENTRE LAS MUESTRAS DEL ESTUDIO Y LAS TASAS NACIONALES
Violencia física por parte de
la pareja a lo largo de la vida
Tipo de agresión
Porcentaje de mujeres
Muestra
Regional
Muestra
Comunitaria
Total (Cualquiera que
informe por lo menos
una de las siguientes)
33.8
18.1
Tirado, quebrado,
golpeado, o pateado algo
para asustarla/o
27.4
Empujado, sujetado o
impuesto por la fuerza
Porcentaje de hombres
Nacional
Muestra
Comunitaria
Muestra
Regional
Nacional
22.111 37.622
11.3
20.1
7.4118.233
15.7
8.1
7.0
13.4
4.4
28.2
18.1
18.1
10.7
17.0
5.4
Dado una paliza
8.8
4.9
8.5
3.2
2.4
.6
Amenazado con usar un
arma contra usted
7.1
3.9
3.1
3.2
5.1
1.0
Usado un arma contra usted
2.0
1.0
.8
2.1
2.2
.45
Tjaden, P. & Thonnes, N. (Novembre, 2000). Full Report of the Prevalence, Incidence, and Consequences of Violence against Women
Research Report: Findings from the National Violence against Women Survey. Washington, D.C.: U.S. Departmento de Justicia/Centros
de control y prevención de enfermedades.
2 Coker, A. L., Smith, P. H., McKeown, R. E., & King, M. J. (2000). Frecuencia y correlaciones de la Violencia en la pareja según su
tipo: Maltrato físico, sexual y sicológico. Diario Norteamericano de Salud Pública ( American Journal of Public Health) , 90(4), pp.
553-559.
3 Schaefer, J., Caetano, R., y Clark, C.L. (1998). Las tasas de violencia en la Pareja en los Estados Unidos. Diario Norteamericano de
Salud Pública (American Journal of Public Health) 88 (11) pp. 1702-1704.
1
87
MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM
CUADRO 6
FACTORES QUE AFECTAN LOS PATRONES DE VICTIMIZACIÓN: MUESTRA REGIONAL
Practica las
doctrinas de
su iglesia
Factores de victimización
Intimidación
Conducta
controladora
Asistencia
a la iglesia
Cuadro
económico
familiar
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
Ingreso
Castigo
abusivo
durante
la infancia
Haber
presenciado
violencia entre los padres
durante la
infancia
-.197(**)
-.092(**)
.241(**)
.174(**)
.000
1295
.001
1283
.000
1332
.000
1269
.069(*)
-.074(**)
-.164(**)
.230(**)
.179(**)
.014
1283
.007
1313
.000
1295
.000
1332
.000
1269
Control mediante Correlación
recursos (Los
de Pearson
niños y el dinero)
Sig. (X^2)
N
-.195(**)
-.154(**)
.216(**)
.149(**)
.000
1295
.000
1283
.000
1332
.000
1269
Victimización
sexual
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
-.200(**)
-.147(**)
.196(**)
.134(**)
.000
1295
.000
1283
.000
1332
.000
1269
Correlación
de Pearson
-.163(**)
-.154(**)
.148(**)
.114(**)
.000
1295
.000
1283
.000
1332
.000
1269
Victimización
física severa
Sig. (X^2)
N
** La correlación es significativa en el nivel 0,01 (X^2 )
* La correlación es significativa en el nivel 0,05 (X^2)
CUADRO 7
FACTORES QUE AFECTAN A LOS PATRONES DE VICTIMIZACIÓN: MUESTRA COMUNITARIA
Cuadro
económico
familiar
Patrones de victimazación
Intimidación
Conducta
Controladora
Control a través
de recursos
(El dinero y los niños)
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
Sig. (X^2)
N
Victimización Sexual
Victimización
Física Severa
.190(**)
.135(**)
.002
392
.000
424
.006
404
.183(**)
.113(*)
.000
424
.023
404
.135(**)
.154(**)
.005
424
.002
404
-.134(**)
.143(**)
.146(**)
.008
392
.003
424
.003
404
-.100(*)
.049
392
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
Haber presenciado
violencia entre los padres
durante la infancia
-.158(**)
Correlación
de Pearson
Sig. (X^2)
N
Correlación
de Pearson
Castigo abusivo
durante la
infancia
** La correlación es significativa en el nivel 0,01 (X^2). * La correlación es significativa en el nivel 0,05 (X^2).
88
LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS
La religiosidad y las conductas resolutivas
Si bien la religiosidad no parece influir demasiado
en el tipo de victimización, al considerar el comportamiento resolutivo asumido por las mujeres
víctimas de violencia doméstica en estos grupos
se dieron conclusiones significativas que necesitamos mencionar. Se usó una escala de 20 puntos
para medir el comportamiento resolutivo en estos
grupos. Como resultado de un análisis de factores
realizado sobre estos 20 puntos, se identificaron
4 subescalas de búsqueda de ayuda (resolutivas):
búsqueda informal de ayuda; pedido de intervención en las crisis; búsqueda de ayuda profesional; y
comportamientos resolutivos negativos. Realizamos
regresiones escalonadas múltiples en cada una de
esas subescalas usando las siguientes variables independientes: edad, ingreso (estado socioeconómico),
etnia, estado civil, asistencia a la iglesia, grado de
conservadurismo, experiencias infantiles de violencia y abuso, nivel de victimización.
El grado de conservadurismo parece afectar en
forma diferente a las dos muestras: pronostica
en forma significativa la búsqueda de ayuda profesional en la muestra regional (Cuadro 8); en
la muestra comunitaria tuvo significado sólo en
términos de pronosticar el uso de conductas resolutivas negativas (Cuadro 9).
CUADRO 8
PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA BÚSQUEDA DE AYUDA PROFESIONAL (MUESTRA REGIONAL)
Modelo
Coeficientes no
estandarizados
B
Coeficientes
estandarizados
Error
estadístico
t
Sig.
6.932
.000
Beta
(Constante)
.354
.051
Control mediante
recursos (El dinero
y los niños)
.163
.039
.146
4.195
.000
Castigo abusivo
durante la infancia
.022
.005
.126
3.985
.000
Victimización Sexual
.112
.037
.106
3.058
.002
Practica las doctrinas
de su iglesia
.060
.021
.087
2.806
.005
Variable dependiente: Búsqueda de ayuda profesional
CUADRO 9
PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA CONDUCTA RESOLUTIVA NEGATIVA (MUESTRA COMUNITARIA)
Modelo
Coeficientes no
estandarizados
B
(Constante)
Castigo
abusivo
durante la
infancia
Victimización
Sexual
Practica las
doctrinas
de su iglesia
Coeficientes
estandarizados
Error estadístico
T
Sig.
Beta
.127
.094
1.363
.174
.052
.012
.250
4.384
.000
.233
.081
.165
2.881
.004
.097
.037
.144
2.588
.010
Variable dependiente: Conductas resolutivas negativas
89
MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM
La religiosidad y los servicios preferidos
Al observar el impacto de la religiosidad sobre la
preferencia del servicio, la otra variable que se utilizó para medir la religiosidad, es decir, la asistencia
a la iglesia, parece influir sobre el tipo de servicios
que las mujeres víctimas de la violencia en la pareja preferirían tener a su disposición. En ambas
muestras los servicios educacionales fueron los preferidos (Cuadro 10). La asistencia a la iglesia parece
ser un predictor importante en esas preferencias en
ambas muestras (cuadro 11 y Cuadro 12), en tanto
el grado de conservadurismo parece significativo a
la hora de optar por los servicios educativos en la
muestra comunitaria (Cuadro 11).
CUADRO 10
INTERVENCIONES PREFERIDAS
Intervenciones preferidas:
Muestra
regional
Muestra
comunitaria
Alentar a los niños a participar en programas de prevención de abuso
58%
47%
Asistir a un taller de fortalecimiento de relaciones patrocinado
por la iglesia
49%
39%
Hablar con el pastor acerca del problema, si es que él o ella
tienen capacitación especializada en problemas de abuso
47%
39%
Leer libros acerca de la violencia proporcionados por la Iglesia
41%
36%
Asistir a un seminario o a un taller de fin de semana para
tratar los problemas de abuso en el pasado
39%
34%
Hablar con el pastor acerca del problema
35%
24%
Pedirle ayuda a un consejero de la comunidad recomendado
por mi pastor
32%
30%
Acudir a un refugio denominacional
32%
23%
Hablar con un laico de mi iglesia a quien ésta haya
identificado como experto en relaciones de abuso
29%
28%
Asistir a un grupo de apoyo de la iglesia
28%
24%
Pedirle ayuda a un consejero de la iglesia recomendado por el pastor
28%
24%
Acudir a un refugio de mi comunidad
18%
13%
CUADRO 11
PREDICTORES IMPORTANTES DE LA PREFERENCIA POR LAS INTERVENCIONES CENTRADAS
EN LA EDUCACIÓN - COMUNIDAD
Coeficientes no
estandarizados
Modelo
t
Sig.
6.826
.000
B
Error
estadístico
(Constante)
2.234
.327
Practica las
doctrinas
de su iglesia
-.138
.057
-.158
-2.408
.017
Edad
.080
.036
.161
2.203
.029
Victimización
sexual
.329
.103
.191
3.208
.002
Beta
Estado civil
-.068
.024
-.207
-2.874
.004
Ingresos
-.064
.022
-.173
-2.833
.005
Asistencia a
la iglesia
.146
.062
.151
2.354
.019
Variable dependiente: Recursos educacionales
90
Coeficientes
estandarizados
LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS
Otros predictores importantes para escoger intervenciones centradas en la educación en la muestra
comunitaria son: edad (las mujeres mayores buscarán material educativo); victimización sexual;
estado civil (las mujeres casadas preferirán servicios
y materiales educativos) y el ingreso (las mujeres de
menores ingresos preferirán materiales y servicios
educativos).
CUADRO 12
PREDICTORES SIGNIFICATIVOS EN LA PREFERENCIA DE INTERVENCIONES CENTRADAS
EN LA EDUCACIÓN - REGIONAL
Coeficientes no
estandarizados
Modelo
Coeficientes
estandarizados
B
Error
estadístico
(Constante)
1.910
.119
Asistencia a
la iglesia
.104
.031
.050
.016
Castigo
abusivo
durante la
infancia
t
Sig.
Beta
16.097
.000
.119
3.381
.001
.112
3.185
.002
Variable dependiente: Recursos educacionales
CUADRO 13
PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA PREFERENCIA POR LOS SERVICIOS PRESTADOS
POR LA IGLESIA - COMUNIDAD
Coeficientes no
estandarizados
Modelo
B
Coeficientes
estandarizados
Error
estadístico
t
Sig.
7.405
.000
Beta
(Constante)
2.112
.285
Practica las
doctrinas
de su iglesia
-.211
.056
-.264
-3.759
.000
Asistencia a
la iglesia
.130
.058
.152
2.244
.026
Estado civil
-.042
.020
-.138
-2.119
.035
Variable dependiente: Intevenciones basadas en la iglesia
El otro factor que pronostica en forma significativa
esta elección en la muestra regional es la existencia
de castigo abusivo durante la infancia.
Como se esperaba, la preferencia por los servicios
basados en la iglesia es influida significativamente
por la religiosidad, según su medición por asistencia a la iglesia y grado de conservadurismo.
Mientras que en la muestra comunitaria el grado de
conservadurismo afecta la opción por los servicios
basados en la iglesia junto con el nivel de asistencia
a la iglesia (cuadro 13), en la muestra regional es en
su mayoría la asistencia a la iglesia lo que aumentará la preferencia por estos servicios (cuadro 14).
91
MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM
CUADRO 14
PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA PREFERENCIA POR LOS SERVICIOS PRESTADOS
POR LA IGLESIA - REGIONAL
Coeficientes no
estandarizados
Modelo
B
Coeficientes
estandarizados
Error
estadístico
(Constante)
1.715
.123
Edad
.036
.014
Asistencia a la
iglesia
.082
.034
t
Sig.
Beta
13.947
.000
.100
2.648
.008
.091
2.415
.016
Variable dependiente: Intervenciones basadas en la iglesia
CUADRO 15
PREDICTORES SIGNIFICATIVOS DE LA PREFERENCIA POR OTROS
RECURSOS/SERVICIOS - COMUNIDAD
Coeficientes no
estandarizados
Modelo
B
Coeficientes
estandarizados
Error
estadístico
t
Sig.
4.952
.000
Beta
(Constante)
1.211
.244
Asistencia a
la iglesia
.176
.058
.195
3.031
.003
Victimización
sexual
.292
.107
.178
2.738
.007
Estado civil
-.051
.025
-.164
-2.075
.039
Variable dependiente: Otros recursos/servicios
Otros factores que pronostican la preferencia por
los servicios prestados por la iglesia son: estado
civil, en la muestra comunitaria (las mujeres casadas preferirían los servicios y recursos prestados
por la iglesia); y la edad, en la muestra regional (las
mujeres mayores verían la iglesia como un recurso). La asistencia a la iglesia parece influir sobre la
preferencia por otros recursos y servicios sólo en
la muestra comunitaria (Cuadro 15). Este tipo de
servicios preferidos dependen también del estado
civil y de la victimización sexual pasada o presente
en una relación de pareja.
Conclusión
Las conclusiones que aquí se presentan demuestran que la violencia en la pareja es un problema
grave en las comunidades religiosas conservadoras
protestantes. Si bien existe poca relación entre la
religiosidad y el abuso, al analizar el impacto del
conservadurismo religioso en el tipo de conductas
92
resolutivas empleadas por las víctimas en las comunidades religiosas, así como el tipo de servicios
preferidos por las mujeres víctimas de la violencia
doméstica en las dos muestras, la información sugiere que en los grupos religiosos necesitamos diseñar
diferentes tipos de intervención a fin de aumentar la
baja efectividad de los servicios requeridos por ellas
y proporcionados hasta este momento.
Un enfoque más liberal de la práctica religiosa, tal
como la autodefinen los participantes en nuestra
encuesta, parece conducir a una resolución negativa
(de las mujeres afiliadas a una comunidad universitaria) si bien fomenta una búsqueda activa de ayuda
profesional (entre las mujeres de una comunidad
conservadora regional). Los practicantes de religión
más conservadores de la comunidad afiliada a la
universidad parecen preferir los servicios educacionales y los prestados por la iglesia antes que los
recursos externos cuando se trata del problema del
abuso de la pareja. La asistencia a la iglesia apare-
LA ESPIRITUALIDAD. ¿UNA HERRAMIENTA DE SANACIÓN O UN FACTOR AGRAVANTE? LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN LAS COMUNIDADES RELIGIOSAS
ce como un predictor significativo en la preferencia
por las intervenciones educativas y las prestadas
por la iglesia a pesar de las diferencias geográficas
entre las dos muestras. En la muestra basada en la
universidad, la asistencia a la iglesia sigue siendo
significativa para pronosticar la preferencia por
cualquier tipo de intervención, por lo cual constituye un importante motivador en la búsqueda de
ayuda.
Es evidente que la iglesia sigue siendo una institución esencial para estos grupos. Los participantes
de ambas muestras en la encuesta señalaron que
preferirían acudir al pastor si él/ella contara con
capacitación en problemas tales como el de la violencia doméstica. Esto conduce a una importante
recomendación programática sobre el desarrollo
curricular de capacitación en las instituciones teológicas, dotando a los pastores de las condiciones
para convertirse en un recurso para las mujeres y
familias de sus congregaciones/comunidades. También vemos claras señales de que los profesionales
de las comunidades religiosas necesitan educar en
forma activa a los líderes religiosos así como a otros
miembros de la comunidad con respecto al abuso
en la pareja y sus consecuencias para los familiares
cercanos así como para las generaciones futuras.
La espiritualidad y los valores religiosos son importantes para esta población específica, y los
profesionales del trabajo social necesitan estar preparados para ofrecer intervenciones personalizadas
a estos grupos. Una conclusión importante es que
necesitamos fomentar las asociaciones activas entre
los trabajadores sociales cristianos y la educación
cristiana para trabajadores sociales, y los clérigos/
líderes de esas comunidades. A fin de abordar en
mejor forma las desigualdades que enfrentan las
mujeres víctimas de la violencia doméstica necesitamos comenzar con grupos que han sido
históricamente desatendidos a causa del código
de silencio que todavía se practica en muchas comunidades conservadoras cuando se trata de sacar
a la luz problemas que podrían afectar la imagen
general de la iglesia. Es preciso plantear más pre-
guntas en torno al uso de la espiritualidad como
herramienta de sanación versus factor agravante de
la violencia doméstica, puesto que pareciera que el
conservadurismo ayuda de la misma forma que entorpece a las mujeres que experimentan abusos en
estas comunidades.
Es importante que, como educadores del trabajo
social, abordemos las necesidades de todos los grupos diferentes que haya en nuestro medio, haciendo
notar las inequidades globales que afectan a los
miembros de aquellos grupos. La violencia doméstica es una inequidad global que necesita de atención
inmediata, y las mujeres representan el único grupo en el cual la mayor parte de la población del
mundo sigue sufriendo la desigualdad y el abuso.
Ellas representan también, globalmente, a la mayor
parte de personas que asisten a la iglesia. Si bien
las iglesias parecen fracasar en proporcionar refugio
apropiado y respaldo efectivo a las mujeres víctimas
de violencia doméstica, éstas siguen acudiendo a
los líderes religiosos y a las comunidades religiosas
en busca de ayuda, dándoles preferencia por encima de consejeros profesionales (Veroff, Douvan, &
Kulka; 1981). Con el actual énfasis en incluir a las
comunidades religiosas en la provisión de servicios,
y considerándolas componentes importantes del
capital social (Cnaan y otros, 2002), necesitamos
asegurarnos de asumir un rol activo en identificar
las necesidades de estas comunidades a fin de fortalecerlas y beneficiarnos de los grandes recursos
espirituales y sociales que éstas pueden ofrecernos.
Hemos presenciado un aumento de la espiritualidad, con cantidades cada vez mayores de personas
que buscan soluciones espirituales a sus problemas.
Esta ponencia apunta a plantear un nuevo desafío a
los investigadores y a los educadores de trabajo social de todo el mundo: identificar los elementos de
una espiritualidad saludable que ayude a los grupos
religiosos así como a otras comunidades a resolver
problemas tales como el de la violencia doméstica y
a ofrecer lugares seguros para las mujeres, en donde
haya disponibilidad de servicios efectivos y adecuados a sus necesidades.
93
MARCIANA POPESCU / RENE’ DRUMM
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94
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 95-105
Mejoramiento de las oportunidades de
vida de los niños que necesitan cuidado
fuera del hogar: Algunas lecciones de un
estudio transnacional dirigido a profesores
e investigadores de Trabajo Social1
Improving the life chances of children who need out-ofhome care: some lessons from a cross-national study for
Social Work professors and researchers2
PHD. JUNE THOBURN
Profesora Emérita June Thoburn. Universidad de East Anglia, Escuela de Trabajo Social y Ciencias Sicológicas, Edificio Elizabeth
Fry. University of East Anglia Norwich NR4 7TJ. Email: [email protected]
Resumen
El estudio se basa en una investigación transnacional sobre la información administrativa acerca de niños que reciben atención pública en residencias u otros programas tales como familias
guardadoras o familias de acogida, en un total de 15 provincias/estados en nueve países. Se trata
de un grupo altamente vulnerable a la exclusión social en el largo plazo tanto entre países ricos
como pobres. El estudio se centró en las sociedades “post-industriales” con economías que en
términos generales son similares, y que han desarrollado, si bien en diferente forma, sistemas de
bienestar infantil. En esta ponencia presentamos suscintamente las conclusiones y las utilizamos
para demostrar la importancia de que todos los estados reúnan información administrativa confiable a fin de planificar mejor y ofrecer los servicios de bienestar infantil que mejor cumplan las
necesidades de sus diferentes poblaciones y contextos. El artículo explora las formas en que la
información administrativa recolectada rutinariamente puede ser usada por los académicos del
trabajo social en la docencia, en la investigación y en debates sobre las políticas a fin de ofrecer
una crítica constructiva de las políticas dirigidas a los niños vulnerables, a sus padres y a sus
cuidadores.
Palabras clave (Niños, residencias, recopilación de información administrativa, enseñanza, investigación, política)
Abstract
The study builds on a cross-national research of administrative data on children in out-of-home
public care in 15 provinces/states in nine countries. This is a group highly vulnerable to long-term
social exclusion in rich and poor countries alike. The study focused on ‘post-industrial’ societies
with broadly similar economies and developed, though differing, child welfare systems. In this
paper, the findings are briefly reported and used to demonstrate the importance for all states of
collecting reliable administrative data, in order to better plan and provide the child welfare services that best fit the needs of their populations and contexts. The article will explore the ways in
which routinely collected administrative data can be used by social work academics in teaching,
research and policy discussions to provide constructive critiques of policies towards vulnerable
children, their parents and carers.
Key words (Children, out of home care, administrative data collection, teaching, research, policy)
1
2
El estudio en el que se basa esta ponencia fue posible gracias a una Asociación Emérita de la Fundación Leverhulme.
The study on which this paper is based was made possible by a Leverhulme Foundation Emeritus Fellowship.
95
JUNE THOBURN
El estudio investigativo
La globalización está (apropiadamente) produciendo un impacto sobre las políticas de bienestar
infantil al igual que sobre las áreas de políticas que
se le relacionan, tales como las estrategias anti-pobreza. Las agencias de gobiernos locales y nacionales
están utilizando la investigación y los intercambios
entre profesionales y legisladores para aprender de
otros países la forma de mejorar los resultados para
los niños vulnerables y sus familias. Los programas
de trabajo social en niveles3 de maestría y doctorado están estableciendo relaciones de colaboración
y esquemas de intercambio entre académicos, investigadores y trabajadores sociales en países con
necesidades y poblaciones diversas. No obstante,
hay algunos obstáculos asociados a la incorporación
de las conclusiones investigativas y las intervenciones prácticas de un país hacia las políticas y prácticas
de otro. Junto con la investigación analizada entre
pares, la información administrativa recogida en
forma rutinaria puede ofrecer el contexto necesario para estos debates e iniciativas transnacionales.
Pero aún con esos grandes conjuntos de datos, la
inapropiada comparación entre las intervenciones
con resultados aparentemente “exitosos” en diferentes países puede llevar a conclusiones equívocas y a
inapropiados cambios en las políticas. Esta investigación se propuso crear conciencia de las similitudes
y diferencias entre las estadísticas sobre niños que
están bajo cuidado de servicios sociales en países
aparentemente similares y entre los diferentes estados al interior del mismo país. En conversaciones
con legisladores, analistas de datos e investigadores
de esos países se identificaron algunas posibles explicaciones de esas diferencias.
La metodología se basó en un proyecto concluido
e implicó volver a analizar la información sobre
niños en cuidado en 24 entidades inglesas locales
(Dickens y otros, 2005; Schofield y otros, 2005).
Se emprendió algún trabajo preliminar sobre las
estadísticas de Estados Unidos, bajo el auspicio de
una asociación internacional, Chapin Hall Research
Centre de la Universidad de Chicago y el proyecto
se analizó con colegas investigadores del bienestar infantil de diversos países. Los países (estados)
que incluimos fueron: Australia (Nueva Gales del
Sur y Queensland), Francia, Irlanda, Italia, Nueva
Zelanda, Noruega, Suecia, Reino Unido (Inglaterra, Irlanda del Norte, Escocia y Gales) y Estados
Unidos (Illinois, Carolina del Norte, Washington).
3
Esto representa un abanico de diferentes aproximaciones al bienestar infantil en tres continentes. Los
colegas académicos de esos países proporcionaron importantes referencias y direcciones de sitios
Web, información sobre sus contextos y sistemas de
bienestar infantil, y nos presentaron a legisladores y
analistas de la información de esos países. Se realizó
el trabajo de preparación usando sitios de Internet,
correo electrónico e información publicada. Sin embargo en la mayoría de los casos fue necesario visitar
esos países para aclarar puntos de interpretación y
para hablar sobre las posibles razones de las diferencias que surgieron entre las poblaciones que recibían
atención en países aparentemente similares.
Conclusiones
Visión general de la información
administrativa recopilada
La magnitud de la recopilación de información de
rutina sobre niños en residencias u otro tipo de
cuidado permanente fuera del hogar con financiamiento público, varió considerablemente entre los
países que participaron en la muestra. En algunos
países existió un requerimiento obligatorio por parte del gobierno en relación a que las agencias de
bienestar infantil proporcionaran, por cada niño
ingresado al sistema de residencias públicas, la información sobre una pequeña cantidad de variables
claves que podían analizarse con facilidad mediante
el uso de paquetes estadísticos. Esto ocurrió tanto en
los países en donde el servicio de bienestar infantil
se proporcionaba sobre una base nacional o Estatal
(como Nueva Zelanda o el Estado de Washington
en Estados Unidos) o bien se delegaba hacia pequeñas (a veces muy pequeñas) comunidades locales
(como en Suecia, y Carolina del Norte en Estados
Unidos). Suecia, que tenía una gran cantidad de
traspasos a comunidades en oportunidades muy
pequeñas, cuenta con un sistema particularmente
bien desarrollado, que pide a todas las autoridades
el envío anual de la información en base a una agenda convenida. En algunos países (Australia, Canadá,
Francia e Italia) la información estuvo disponible a
nivel Estatal/Local, pero no pudo ser agregada en
forma confiable a fin de proporcionar un panorama nacional debido a que la diferente legislación y
protocolos de recolección de datos implicó que éstos se entregara sólo en forma agregada, a menudo
sin usar los mismos protocolos de conteo. En otros,
(por ejemplo en Italia) se compilaba por separado la
Tales como el MA en Bienestar Infantil Internacional en mi propia Universidad, URL www.uea.ac.uk/swk.
96
MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR:
ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL
información sobre niños en tratamiento residencial
y en familias de acogida y no pudo agregarse a causa
del doble conteo que resultó del movimiento entre
esos dos escenarios.
En todos los países y estados que se incluyeron en
el estudio se reconoció la importancia de recopilar
información administrativa confiable. Las agencias
de bienestar infantil a niveles federales y estatales en
esos países, que contaban con sistemas de recopilación de información menos desarrollados, estaban
buscando la manera de mejorar la disponibilidad
y confiabilidad de la información. Sin embargo fue
en esos países con sólidas culturas de medición del
desempeño, a menudo vinculadas a mediciones
financieras usadas ya sea como “zanahorias” o “garrotes” para premiar o sancionar a las agencias que
se comportaban por ‘encima’ o por ‘debajo’ de lo
esperado, que la recopilación de información para
operar esos sistemas se había desarrollado en forma
más completa. En Estados Unidos, la Ley de Adopción y Familias Seguras de 1997 le pide a los Estados
que entreguen la información sobre una serie de mediciones de desempeño que se basan en las políticas
de “permanencia” (definidas como la búsqueda de
minimizar la estadía del niño bajo cuidado, a través
de la reunificación con sus padres, su adopción, o
el egreso del sistema de cuidado mediante la concesión de la tutela del niño a un pariente ó una familia
de acogida) (Barth, 1999). En los cuatro países del
Reino Unido (especialmente en Inglaterra) una cultura de desempeño que recompensa las mediciones
de permanencia exitosas (incluyendo, como en Estados Unidos, la pronta salida de los niños de los
sistemas de cuidado mediante reunificación con
sus padres, una custodia especial o adopción, pero
que además incluyendo el logro de estabilidad de
la colocación para aquellos en custodia) se relaciona también con un sólido sistema de recolección
de datos (DfES and Nacional Statistics, 2005; ver
también Dickens, y otros, 2005; y Schofield y otros,
2005). Australia y Nueva Zelanda también utilizan
información administrativa para mejorar el monitoreo de las mediciones de desempeño, incluyendo
la ausencia de una doble vulneración durante el
cuidado, la colocación de los niños, de ser posible,
en hogares de familias con culturas similares, y la
estabilidad de su colocación en hogares de parientes
o en familias de acogida. Ninguno de esos países
usa la adopción sin el consentimiento de los padres
como una manera de sacar a los niños del sistema
de cuidado, salvo cantidades muy pequeñas de niños y niñas, y la tutela legal o la estabilidad a largo
plazo en familias de acogida son las rutas preferidas
de permanencia. Suecia y Noruega cuentan también con sistemas de recolección de información
bien desarrollados, pero éstos se relacionan mejor
con el suministro de información con propósitos de
creación de políticas y de planificación de servicios
y se evidencia en menor grado la cultura de medición del desempeño. En Suecia existe una larga
tradición en la utilización de un identificador único
para los niños (que se asigna al momento de nacer
o al ingresar el niño al país como inmigrante) para
proporcionar estadísticas sociales sobre cada grupo
de niños mientras se desarrollan hacia su vida adulta. Esto permite el suministro de información de
resultados de largo plazo para niños que ingresan
al sistema de atención, como puede verse en el artículo de Hjern, Vinnerljung y Lindblad (2004) sobre
las tasas de suicidios en niños adoptados y entre
aquellos admitidos en el sistema de atención siendo
niños pequeños. Los estudios de grupo en Estados
Unidos, que se refieren específicamente a niños en
cuidado, están comenzando a arrojar información
longitudinal similar y en algunos estados esto puede
relacionarse con la información sobre la población
infantil general. (Barth y otros, 2005; Courtney y
otros, 2005, Northwest Foster Care Alumni Study,
(2005; Wulczyn y otros, 2003).
Todos los países que cuentan con un sistema con
respaldo estatal de cuidado fuera del hogar de
origen, requieren de recolección de información
con el objeto de rendición financiera, de modo de
que se pueda reembolsar a aquellos que en efecto procuran el servicio, y es ésta, por el momento,
la principal razón de la recopilación de información en la mayoría de los países. En la ausencia de
una cultura contable dirigida al desempeño, Italia, Francia e Irlanda son países más relajados con
respecto al suministro de información. Noruega y
Suecia cuentan con sólidas tradiciones investigadoras y la recopilación de información se aprecia
como una ayuda en la creación de políticas y para
generar conocimiento basado en la práctica. En Italia y Francia la principal fuente de información con
propósitos de planificación proviene de la investigación por encargo más que de la recabación de
rutina de información administrativa. (Dumaret y
otros, 1997; Frechon, 2001; Innocenti, 1999).
Otro asunto importante tiene que ver con la forma
en que los sistemas de recopilación de información
administrativa se adaptan a la recopilación de información sobre gestión de casos. Claramente tiene
sentido (en términos de ahorrarle tiempo llenando formularios al asistente social) el combinar la
97
JUNE THOBURN
recopilación de información administrativa con la
información de la gestión de casos. Sin embargo,
esto es más fácil decirlo que hacerlo, puesto que los
propósitos y requerimientos de sistemas apropiados
son diferentes. En los años 90 el Reino Unido separó
los sistemas de recolección de información administrativa de los de información de gestión de casos, lo
que aseguró que se proporcionara información sólida en variables claves a nivel nacional, mientras que
el intento de combinar los sistemas (y los conflictos
acerca de qué podría constituir un conjunto mínimo
de datos sobre cada niño y familia) ha retardado el
proceso en otros países. Con el perfeccionamiento
de la tecnología informática, debería ser posible contar con sistemas que satisfagan las necesidades de un
sólido conjunto de información mínima sobre todos
los niños que ingresen a cuidado, con propósito de
planificación y monitoreo, información de costo con
propósitos contables y la información de la gestión
de casos al interior del mismo sistema, siempre y
cuando cada niño cuente con un identificador de
consenso usado por todas las partes que participan
en el sistema de bienestar infantil. Algunas grandes agencias de bienestar infantil en el sector de las
ONGs, tales como la fundación Casey (2006) lo han
logrado, y algunos estados en EEUU en colaboración
con las Escuelas de Trabajo Social han conseguido
desarrollar ese tipo de sistemas o están cerca de hacerlo (la Universidad de Carolina del Norte, 2006,
Wulczyn y otros, 2003). Pero el debate en otros países sugiere que “lo mejor es enemigo de lo bueno”
y la recopilación de información sólida que puede
añadirse a nivel nacional está siendo entorpecida
por los desacuerdos acerca de cuáles deberían ser
los campos obligatorios para el ingreso de información entre los trabajadores sociales (gestionadores de
casos) y los planificadores nacionales. Con la sobrecarga de casos que llevan los trabajadores sociales de
las agencias de atención infantil establecidas por ley
de todos los países, un sistema que requiera el ingreso de más campos que los absolutamente necesarios
para entregar la información de planificación de alta
calidad resultará (y resulta) en la falta de adaptabilidad, o en variables con demasiada información
faltante como para ser útil. El sistema de información Looking After Children (Cuidando a los Niños)
desarrollado en Inglaterra, pero que también se utiliza en Canadá y en Australia y en algunos países
más, comenzó como un sistema para la medición
de resultados, pero se ha desarrollado de manera tal
que funciona mejor como sistema de gestión de casos (Bailey y otros, 2002).
98
Las diferencias en las tasas de niños en el
sistema de cuidado fuera del hogar
Al tratar de hacer que la información sobre cuidado fuera del hogar cobre sentido (ya sea ésta sobre
niños, personas discapacitadas o ancianos desprotegidos) es importante diferenciar entre tres conjuntos
de información:
• Aquellos que efectivamente reciben atención
cada año en una fecha determinada (referidos
como ‘en cuidado’, ‘instantánea estadística’ o
población ‘regular’);
• Aquellos que ingresan al sistema de atención
en forma simultánea durante un periodo de
12 meses (como ‘entrantes’ o población ‘en
flujo’);
• Aquellos que experimentan el servicio ‘en cuidado’ durante el año (una combinación de los
primeros dos, pero se evita el ‘doble conteo’);
Sobre el primer grupo, hubo información disponible
en todos los países, tanto de no contabilizados, como
en Italia, como casos en que la información reunida
ya había sido agregada por las autoridades locales
individuales (como en Australia, Francia y Canadá);
o información del nivel infantil de los departamentos locales o regionales proporcionada en programas
estandarizados por proveedores locales del servicio
(países del Reino Unido, Nueva Zelanda, Estados
Unidos, Suecia y Noruega). Estos datos pueden ofrecer importante información para los planificadores
del servicio para la población actual ‘bajo cuidado’.
Sin embargo son menos útiles como antecedentes
para la formulación de planes para el futuro, puesto que muchos de los niños pueden haber llegado
varios años antes al sistema, cuando las políticas y
circunstancias pueden haber sido muy diferentes.
La información sobre los niños que han ingresado
en un período más reciente de 12 meses es más útil
para entender las políticas actuales. Sin embargo,
esta información no se pudo obtener tan fácilmente.
Aún menos disponible estuvo la información relativa a la cantidad total de niños que ha experimentado
un servicio fuera del hogar en un año dado, lo que
podría dar una real idea de la cantidad de niños
cuyas vidas son impactadas por este servicio. Los
cuadros 1 y 2 informan sobre el número y tasa por
cada 10.000 niños de edades entre 0 y 17 bajo cuidado simultáneamente, y de aquellos que ingresan a
cuidado en un determinado año. (Se escogió el año
más reciente en que hubo disponibilidad de información estimativa confiable sobre la población de
niños en cuidado /ingresando a cuidado).
MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR:
ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL
La relación entre estos 2 es interesante y está influenciada por la cantidad de tiempo bajo cuidado. Si se
compara entre intervenciones y resultados a través
de las fronteras nacionales, es importante considerar por separado a los niños cuya permanencia ha
sido corta de los que han tenido una permanencia
larga, puesto que el tipo de servicios que necesitan, tanto para evitar admisiones innecesarias como
para brindar los servicios apropiados a los niños,
sus padres y cuidadores, mientras estén recibiendo
atención, es diferente. El tiempo que dure la estadía
es influenciado por la edad de ingreso a cuidado
(aquellos que ingresan ya mayores les quedan, por
definición, menos años para permanecer bajo cuidado, aún si permanecen hasta llegar a adultos) y
también por las políticas de colocación de los niños
bajo cuidado y por el contexto legal y político respecto a los egresos del sistema de protección.
La edad al ingresar al sistema
El perfil de edad de los niños bajo cuidado hará una
diferencia en las políticas de colocación y esto a su
vez es influido por el perfil de edad de aquellos que
ingresan a cuidado. El Cuadro 3 demuestra que hay
grandes diferencias entre países en términos de si
los servicios de cuidado fuera-del-hogar atienden
esencialmente a niños o a adolescentes, o si atienden una combinación de edades más amplia.
En este cuadro puede apreciarse que en Estados
Unidos y Australia los niños menores de 5 años
son un importante foco de los servicios de cuidado
fuera del hogar, y que hay un patrón similar, aunque menos marcado, para Inglaterra. Sin embargo,
al interior de este grupo de menores, hay diferencias respecto a los muy menores (aquellos bajo los
12 meses de edad). Una alta proporción de los que
ingresan al servicio en Inglaterra tiene menos de
un año de edad, y en este respecto se pueden ver
grandes diferencias al interior de Estados Unidos,
donde casi una cuarta parte de los niños que ingresan al servicio en Illinois son menores de 12 meses.
En el otro extremo del rango etario, el servicio de
cuidado fuera del hogar en Noruega y Suecia, y en
Nueva Zelanda en grado levemente menor, se centra más en el servicio a adolescentes. En contraste
con Nueva Zelanda, cuya población y problemas
de bienestar infantil no difieren gran cosa, los adolescentes en Australia constituyen una proporción
harto menor entre los que ingresan al servicio.
Dentro del grupo mayor de 10 años, de los países estudiados sólo en Noruega y Suecia existe una
proporción substancial de aquellos que comienzan
a recibir servicio de cuidado fuera del hogar en el
tramo de los 15 ó más años de edad. En Inglate-
rra, más que en otros países, el servicio se centra
en niños de edades entre 10 y 14 años (47% de
los que reciben atención) A continuación se intenta
una posible explicación de estas diferencias en tasa
y perfil de las poblacioness ‘en cuidado’.
Políticas de colocación y rutas fuera de cuidado
La cantidad de tiempo y las edades de los niños en
cuidado, y por lo tanto las tasas generales sobre niños bajo cuidado, están influidas por las rutas de
egreso del servicio, las que a su vez están influidas
por las ideologías políticas que se reflejan en los
sistemas de bienestar infantil. Dentro de los países
contemplados en el estudio, las creencias acerca de
la importancia de la familia y los recursos asignados
tanto a la salud universal como a los servicios de
bienestar infantil, tales como la mantención del ingreso, respaldo a las políticas de vivienda, guarderías
y a estrategias más objetivadas contra la pobreza, de
apoyo a la familia y de protección de la infancia, se
reflejaron en los perfiles de aquellos que ingresaban
al servicio. En contraste, en los países ‘ricos’, las diferencias en la riqueza del país pareció afectar poco
las tasas de atención.
En términos generales, los países que han optado
por controlar su inversión en bienestar al introducir
objetivos basados en el desempeño - principalmente Estados Unidos y el Reino Unido, y en menor
grado Australia y Nueva Zelanda, tienen tendencia
a considerar el ingreso a atención y el mantenerse
recibiendo atención como cosas que deben evitarse.
En estos países el sistema de atención fuera del hogar está muy ligado a los sistemas de intervención
cuando los niños son maltratados o sufren abuso
por parte de los padres. En otros países, notablemente en Francia, Irlanda, Italia, Noruega y Suecia,
mientras el sistema de bienestar infantil está dirigido a prevenir el maltrato y la necesidad de cuidado
fuera del hogar, encontrarles un lugar fuera de su
hogar se considera parte necesaria de sus sistemas
de respaldo a la familia y de salud mental del niño.
En la mayoría de los países comprendidos en el
estudio algunos de los niños que recibían atención
fuera del hogar estaban ahí con el consentimiento de sus padres (si bien, a veces reticentes). No
obstante el uso del servicio de atención fuera
del hogar como medida de respaldo a la familia
es, comparativamente, poco habitual en Estados
Unidos y la información relativa a la pequeña proporción de ‘admisiones voluntarias’ no se entrega
en forma rutinaria. En Suecia, en contraste, 85%
de aquellos que ingresaron al servicio en 2002 lo
hicieron bajo arreglos acordados con los padres o
con los propios jóvenes.
99
JUNE THOBURN
Estas diferencias probablemente se cancelan entre
sí en términos de tasas (una explicación parcial de
las tasas “en cuidado” aproximadamente similares
en la mayoría de los países que participaron en el
estudio) pero se revelan en las diferencias entre
las características de las poblaciones en cuidado.
Los países y estados con políticas más universalistas tuvieron menor probabilidad de tener niños
ingresando a los servicios a causa de factores relacionados con la pobreza y las carencias, y es
probable que esto deba recorrer un largo camino
para explicar las diferencias en las proporciones
de niños menores que ingresan al cuidado, por
ejemplo, en Suecia y en Noruega de un lado y
Estados Unidos del otro lado. Sin embargo, es
probable que aquellos países con una percepción
más positiva de la cuidado fuera del hogar como
parte de los servicios de respaldo a la familia y de
salud mental tengan umbrales más bajos de acceso a la atención, admitiendo a más niños en etapas
más tempranas del desarrollo de sus problemas
y contribuyendo así a las más elevadas tasas de
atención. El Reino Unido (y especialmente Inglaterra bajo las nuevas políticas laboristas) entra en
medio de estas dos. Por un lado, se sigue proporcionando ayuda financiera y de vivienda como un
derecho para la mayoría de las familias de menores ingresos (lo que debería reducir su necesidad
de servicios de cuidado) y existe un fuerte énfasis en el desempeño, que transmite el mensaje de
que debería evitarse la admisión a los servicios de
atención. Sin embargo, esto no explica por qué
muchos de los que ingresan a este tipo de servicio
tienen menos de un año de edad. Podría ser porque exista menos disponibilidad de servicios de
apoyo dirigidos a las familias jóvenes, comparado con otros países europeos, o bien porque en el
Reino Unido existe un acercamiento menos “profamilia” respecto de la protección infantil y por
eso es más propenso a intervenir mandatoriamente al remover niños pequeños desde sus hogares.
Existe además un factor político/ideológico que
influye sobre las tasas de ingreso del grupo etario menor al sistema de infancia, que se relaciona
con las políticas de egreso, particularmente el uso
de la adopción como medio de egreso del servicio. En Canadá, en el Reino Unido y en Estados
Unidos la legislación alienta el fin de los derechos
parentales en plazos de tiempo bastante cortos a
fin de posibilitar que los niños sean adoptados sin
el consentimiento de los padres. En consecuencia,
aquellos que ingresan a cuidado siendo menores
tienen mayor probabilidad de dejar el cuidado ya
100
sea mediante reunificación familiar o la adopción
en plazos bastante más breves que lo que suele
darse en otros países. Si bien en Suecia y Noruega
son menos los niños que ingresan al servicio siendo pequeños, aquellos que lo hacen tienen mayor
probabilidad de pasar más tiempo recibiendo
atención o de mantenerse en ella hasta llegar a la
adultez, e incluso después, incrementando de esta
manera las tasas de niños ‘en cuidado al mismo
tiempo’ (instantánea estadística).
En el otro extremo del rango etario entra al juego
una política diferente. La voluntad del estado de
ofrecer apoyo a las familias que buscan asistencia
y que tienen hijos mayores con comportamiento conflictivo y provocativo o con problemas de
salud mental, en especial los adolescentes, y la
perspectiva de ubicar a esos niños para que reciban cuidado fuera del hogar como parte del
bienestar infantil o como un enfoque terapéutico
hacia esos niños, tienen un importante impacto
en las tasas de “niños en cuidado”. Pero aún más
importantes son los papeles que cumplen respectivamente las intervenciones de protección infantil
y de los sistemas de justicia criminal y de custodia
en ofrecer emplazamientos fuera del hogar para
niños y jóvenes que cometen infracciones. En
Suecia, por ejemplo, hay en custodia menos de
100 niños simultáneamente, y los demás infractores que necesitan de atención fuera del hogar se
incluirán dentro del sistema de protección infantil
(por lo tanto en las estadísticas ‘en cuidado’). En
Australia, Inglaterra y Estados Unidos los sistemas de justicia juvenil autónomos significan que
la mayoría de los infractores que no pueden ser
retenidos al interior de la comunidad serán ubicados en custodia y por ende no se incluirán en
las estadísticas de ‘bajo cuidado de protección’ a
menos que resulte que ellos ya hubiesen estado
recibiendo atención al momento de la infracción.
Sin embargo, a diferencia de Inglaterra, en algunos estados de Estados Unidos, los juzgados están
más dispuestos a asistir a los padres e hijos que
lidian con problemas de salud mental, de comportamiento o de adicciones y admiten a adolescentes
en sistemas de cuidado proteccional (incluso a algunos en riesgo de cometer infracciones). (Desde
que la Ley de Niños de 1989 de Inglaterra y Gales
eliminara a las infracciones como argumento para
emitir una orden de cuidado proteccional, los
servicios de bienestar infantil se han alejado de
ofrecer asistencia a adolescentes que no estén en
el sistema proteccional (NSPCC, 2003).
MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR:
ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL
La influencia de la etnia sobre las tasas
de atención fuera del hogar
El asunto de la alta presencia de algunos grupos étnicos al interior de las poblaciones bajo custodia es un
tema de preocupación en muchos países (ver Thoburn y otros 2005). Esto coincide claramente con
una relación descubierta por varios investigadores
entre la pobreza y la privación material y ambiental y la necesidad de cuidado fuera del hogar. Hay
una fuerte evidencia proveniente de muchos países
de que los miembros de algunas minorías étnicas
tienen mayor probabilidad de estar en la pobreza
que las poblaciones mayoritarias, ya que sus condiciones se combinan con el habitar en viviendas
de mala calidad y en condiciones inseguras, en
ambientes debilitantes y a menudo peligrosos en
donde con frecuencia la discriminación racial y el
abuso racista se añaden a los problemas de la vida
familiar. Puesto que hay grandes diferencias en la
composición étnica de los diferentes Estados al interior de los países, puede no ser evidente a primera
vista que la diversidad étnica de un país produzca un impacto en la tasa de niños que ingresan o
estén recibiendo atención en ese país. Un examen
más cercano de la información administrativa de
esos países, con control de información sobre raza
y etnia, revela dos grupos con particular probabilidad de tener una gran presencia en los servicios de
cuidado infantil, y que tienen más posibilidades de
estar en cuidado estatal que aquellos niños provenientes de las comunidades mayoritarias, producto
de la intervención del juzgado. En Estados Unidos
son los niños afro americanos y los nativos quienes
ingresan a los servicios sociales en número mayor
que lo que se podría pronosticar de acuerdo a su
demografía; en Inglaterra lo anterior se observa en
los niños con herencia afro caribeña y aquellos con
mezcla de herencia afro caribeña y blanca. Otros
grupos de inmigrantes más recientes, como los hispanos en Estados Unidos y los negros africanos en el
Reino Unido también están representados en cifras
levemente altas. En los países que participaron en
este estudio donde hubo información disponible,
los niños con herencia oriental y del sur de Asia tuvieron menor representación entre los que estaban
bajo cuidado de los servicios sociales.
Un problema particular destacado en un estudio
transnacional de esta naturaleza, es la alta cifra de
niños indígenas que están en cuidado de servicios de
infancia fuera del hogar. En Australia, donde niños
con herencia aborigen o de Torres Straits conforman
apenas el 4% de la población entre 0 y 17 (años),
su sobre-representación en el sistema proteccional y
entre aquellos en proceso de ingreso, no se muestra
claramente en las tasas de ‘en cuidado’ o de ingreso
al cuidado. Sin embargo, cuando se observan como
grupo separado, la tasa de niños aborígenes en custodia es de 237 por cada 10.000, mientras que la
que corresponde a la población no aborigen es de
apenas 36 por cada 10.000. En Nueva Zelanda, los
niños Maorí (una proporción mayor de la población
infantil del país que en el caso de los niños aborígenes de Australia) también tienen una elevada
presencia entre quienes reciben atención, si bien en
menor grado que Australia (24% de la población
infantil y 35% de la población que recibe atención
tienen herencia Maorí). La misma cifra elevada se
encuentra entre los niños nativos de Norteamérica
y de Canadá, si bien la información sobre esto no es
tan clara debido a que algunos niños al cuidado de
las autoridades tribales no se incluyen en las estadísticas nacionales (Contraloría General, 2006).
Las implicaciones de esta información
para la creación de políticas
La autora opina que la recopilación de sólida información administrativa sobre todos los niños que
reciben los servicios de protección infantil, ya sea
debido a su necesidad de apoyo familiar o debido
a las preocupaciones relativas a la protección infantil, es un ingrediente esencial para la formación
de políticas dirigidas a niños vulnerables y sus familias. Esto es especialmente así para aquellos que
necesitan de atención fuera del hogar, que son posiblemente los más vulnerables entre los vulnerables.
El saber cuáles son los tipos de niños que ingresan
al servicio de atención, ya sea en términos de las
áreas en las que viven, su etnia o su grupo etario,
debería producir un impacto en el apoyo a la familia
y en los servicios de protección infantil. Puede ser
tan importante que una ciudad inglesa con grandes comunidades indias y pakistaníes se pregunte
si sus servicios de bienestar están fracasando a la
hora de llegar a esas familias, y por ende fracasando
en reconocer cuándo es que los niños precisan de
atención fuera del hogar, como el hacer algo positivo a favor de reducir la necesidad de que los grupos
con presencia elevada (los niños afro-caribeños)
ingresen al servicio. La información etaria simultánea también es importante para entender qué tipo
de servicios son los que necesitan aquellos que en
efecto están recibiendo los servicios. Tomando a
Australia como ejemplo, siendo 51% de sus niños
en cuidado menor que 10 años, ese país debe otorgarle alta prioridad (lo que hace) al desarrollo de
101
JUNE THOBURN
políticas que aseguren una vida familiar estable a los
niños que entran en ese grupo etario. Necesitará de
una combinación de servicios para poder devolver
con seguridad a esos niños a sus hogares, con políticas que aseguren que las familias adoptivas de largo
plazo o sus parientes cuidadores se comprometan a
entregarles un cuidado amoroso hasta la adultez y
aún después. Ya que muchos de ellos tienen antecedente aborigen, y a la luz del daño provocado a esa
comunidad en el pasado al ubicar obligatoriamente
a sus niños en familias de raza blanca (referidos con
frecuencia como el periodo de la generación “robada”), una política de adopción forzosa no sería ni
aceptable ni efectiva. En contraste, teniendo casi la
mitad de su población en cuidado cercana a la edad
de 15 años o más, con muchos de ellos habiendo
ingresado al servicio siendo adolescentes, Suecia
necesita de políticas que mantengan a cuantos de
esos niños sea posible vinculados con sus familias
o parientes, además de servicios terapéuticos que
ayuden a mejorar el comportamiento que los llevó a necesitar atención. Pero no se debe pasar por
alto la necesidad de asegurar la estabilidad en familias de acogida de largo plazo, para la minoría
que ha estado desde hace tiempo recibiendo atención. Buscando ‘respuestas’ a sus propios problemas
‘en cuidado’ mediante la importación de intervenciones aparentemente exitosas en otros países, los
legisladores necesitan tomar nota de la información administrativa sobre las grandes poblaciones
de esos países, así como de la investigación y las
evaluaciones sobre esa intervención específica en la
que estén interesados. Esto los ayudará a ser más
selectivos respecto de las intervenciones que puedan ser más apropiadas en su propio país o área y
menos susceptibles a aquellas que, en el mercado
cada vez más global de las intervenciones del bienestar infantil, aparezcan con elaboradas propuestas
de venta. Esto ocurre especialmente cuando los legisladores e investigadores de países pobres aspiran
a los sistemas de atención más desarrollados de los
países ricos.
Entonces surge la pregunta, ¿puede la información
acerca de quién recibe atención en los países ricos tener alguna importancia para los países más pobres?
La respuesta debe ser, por sí misma, probablemente
negativa. Los países con más bajo ingreso per capita
son aquellos con las menores tasas de niños recibiendo atención, puesto que un servicio suficientemente
bueno es uno al que sólo puede aspirar una pequeña proporción de aquellos que pueden necesitarlo.
Tampoco es ésta necesariamente la ‘respuesta’ para
el problema del SIDA y los hogares conformados
102
sólo por niños en África, o el comercio sexual en el
Sudeste Asiático, si bien puede ser importante hacer que esté más disponible que lo que ha estado
hasta ahora, y en circunstancias cuidadosamente
definidas. Sin embargo, hay lecciones que aprender
acerca de la importancia de recopilar información
acerca de los niños identificados como vulnerables
y de los mecanismos para hacerlo, y aprender de
otros países la mejor forma de recopilar información que tenga relevancia para los propósitos de
planificación junto con la información de la gestión
de casos y la información proveniente de la investigación y de las evaluaciones.
Usar la información administrativa en
la enseñanza del trabajo social y en la
investigación
Al abogar por un mayor uso de la información administrativa en la generación de políticas y en la
elección de las intervenciones, no es mi deseo el
de restarle importancia a la realización de estudios
investigativos de alta calidad que usen un rango
completo de metodologías adecuadas al estudio de
los problemas del bienestar infantil. Pero considero que esta es una fuente de información que ha
sido desaprovechada tanto por los profesores del
trabajo social como por los profesionales del trabajo social. Todos nos sentimos mejor, pienso yo, si
hacemos que nuestros estudiantes hablen sobre un
artículo de un una revista o journal que describe
una investigación cuantitativa o cualitativa en lugar
de pedirles que busquen en Internet información
comparativa sobre las políticas de bienestar infantil.
Esta información tiene su lugar como parte de los
cursos de derecho y de política social (incluyendo
los programas anti-pobreza) y en los cursos sobre
prácticas antidiscriminatorias así como en los cursos
sobre bienestar infantil. Las sesiones acerca del uso
de la información administrativa deberían tener un
lugar importante en los cursos de métodos de investigación, y los estudiantes de postgrado deberían
considerar, al realizar sus análisis de bibliografía,
si existe información administrativa que arroje luz
sobre los temas de sus tesis. Debe existir un enfoque particular en la forma en que puedan diferir los
acercamientos de los académicos de los países más
pobres al explorar la información sobre grandes poblaciones de clientes del bienestar infantil, respecto
de aquella de los profesores de trabajo social de los
países ricos y de cómo los catedráticos de políticas
sociales pueden utilizar esa información en forma
distinta, por ejemplo, a la de alguien que realiza un
curso sobre colocación de niños.
MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR:
ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL
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103
JUNE THOBURN
CUADRO 1
NIÑOS QUE RECIBEN ATENCIÓN FUERA DEL HOGAR EN UNA FECHA DETERMINADA* Y TASAS DE
NIÑOS QUE RECIBEN ATENCIÓN POR CADA 10 MIL NIÑOS MENORES QUE 18 AÑOS
PAÍS/ESTADO**
POBLACIÓN 0-17
(Estimación)
POBLACIÓN 0-17
BAJO CUIDADO***
TASA POR CADA
10.000 <18
Australia
4.843.333
21.795
45
Australia/NGS
1.813.508
10.337
57
938.936
4.413
47
Francia****
13.426.557
120.580
90
Irlanda*****
1.015.300
5.517
54
10.090.805
38.300
38
Nueva Zelanda
1.005.648
4.962
40
Noruega
1.174.489
7.998
68
Suecia
1.910.967
12.210
63
11.109.000
61.100
55
Reino Unido Irlanda del Norte ******
451.514
2.531
56
Reino Unido /Gales******
615.800
4.380
71
78.021.000
511.358
66
EEUU/Illinois*****
3.254.523
22.300
68
EEUU/Carolina del Norte *****
2.163992
9.451
46
EEUU/Washington*****
1.513.360
8.738
58
Australia/Queensland
Italia
Reino Unido/Inglaterra ******
EEUU*****
* Debido a la importancia de ofrecer información sobre las ‘tasas’ para permitir las comparaciones entre países con tamaños de
población dispares, la fecha escogida para este cuadro es la más cercana a la última información disponible sobre población infantil
de los países/estados. Las tasas son estimaciones puesto que la información sobre población infantil dependió de la posibilidad de
calcular los cambios ocurridos después del año del Censo. En algunos de los comentarios sobre estados/países individuales se usó
información posterior. Los años más antiguos corresponden a Italia (1998-9). Cuando hubo disponibilidad de información sobre
todos los años, se usaron los años 2002-3 para permitir el máximo de comparabilidad. Reconocemos que el panorama actual
puede ser diferente.
** Las fuentes de información que aparecen en este cuadro provienen de la información del Censo del país correspondiente, y de los
informes de las agencias de bienestar de los Países/Estados. Los detalles completos se encuentran en Thoburn (en preparación).
*** Para comparar entre los países (debido a que en la mayoría de los países los niños dejan el sistema de protección al llegar a los 18
años), se usó en este cuadro, cuando fue posible, cifras 0-17. No se incluye a los jóvenes que siguen recibiendo atención a la edad
de 18 o más (19 ó más en Estados Unidos). (En Noruega, se omitieron 1336 casos de 18 años o más; en Ontario, 1506 casos de
18 años o más; En Francia, 17.755 tenían más de 18 años. 10.321 niños recibiendo protección en Estados Unidos tenían más de
19 años. En Carolina del Norte había 76 casos recibiendo atención después de los 18 años. En Illinois, 2044 jóvenes de 18 o más
años recibían atención. La edad de ingreso a atención en Suecia es 20 años y de salida es 22. En consecuencia, la cantidad real
“bajo cuidado” es de 14911 (incluyendo 2701 de más de 18 años que no se incluyeron en este cuadro).
**** Fueron compilados de información agregada aportada por las provincias/departamentos que ofrecían el servicio. Puede que haya
doble conteo.
***** Las estadísticas de Irlanda y Estados Unidos se informan en el grupo etario de 0-18. En estos países/Estados, por lo tanto, la tasa
“bajo cuidado” del cuadro está un poco sobreestimada debido a que incluye a algunos sobre los 18 años (aquellos de 19 años o más
se excluyeron para efectos de este cuadro).
****** Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales excluyen ‘una serie de colocaciones de corto plazo’ (atención de relevo acordada generalmente
en las mismas colocaciones como parte del apoyo familiar, si bien sólo una pequeña cantidad estaría de hecho bajo cuidado a la
fecha del ‘censo’).
104
MEJORAMIENTO DE LAS OPORTUNIDADES DE VIDA DE LOS NIÑOS QUE NECESITAN CUIDADO FUERA DEL HOGAR:
ALGUNAS LECCIONES DE UN ESTUDIO TRANSNACIONAL DIRIGIDO A PROFESORES E INVESTIGADORES DE TRABAJO SOCIAL
CUADRO 2
NIÑOS ENTRE 0 Y 17 AÑOS QUE INGRESAN A LA ATENCIÓN EN UN AÑO DETERMINADO*
Y TASAS POR CADA 10.000 < 18
PAÍS/ESTADO **
NIÑOS DE EDADES
0-17 EN LA POBLACIÓN
INGRESAN A
CUIDADO
TASA POR CADA
10,000 <18
Australia
4.843333
12.819
26
Australia/NGS
1.813508
4.823
24
Australia/Queensland
938.936
2.567
27
Nueva Zelanda
1.005648
2.441
24
Noruega***
1.174489
1.685
14
Suecia***
1.910967
5.877
30
11.109.000
24.600
22
451.514
935
21
1.068.677
2.291
21
662.389
1.709
27
73.888.888
297.000
40
EEUU/Illinois***
3.254.523
5.973
18
EEUU/ Carolina del Norte
2.068.840
5.615
27
EEUU/Estado de Washington
1.513.360
6.842
45
Reino Unido/Inglaterra ****
Reino Unido /Irlanda del Norte****
Reino Unido /Escocia
Reino Unido /Gales****
EEUU
* Ver comentario sobre los años seleccionados para este cuadro en la nota *del cuadro 1.
** No hay disponibilidad de información confiable sobre personas que ingresan en un año determinado para Canadá, Francia, Irlanda
e Italia.
*** La edad de ingreso a atención en Suecia es de 20 y de salida es de 22. En consecuencia, el verdadero número de personas que
ingresaron al servicio en 2202-3 (incluyendo 981 que tenían 18 años o más) fue de 6858. En Noruega 7% de quienes ingresaron
tenían 18 años o más y este fue también el caso de una muy baja cantidad en Illinois. Con fines de comparabilidad, las cifras que
aparecen en este cuadro corresponden sólo a aquellos de edades entre 0-17.
**** Estas cifran no incluyen a niños que ingresaron al servicio durante el año como parte de una serie de colocaciones de corto plazo.
(11.300 en Inglaterra; 288 en Gales; 800 en Irlanda del Norte recibieron atención de relevo durante el año).
CUADRO 3
EDAD AL INGRESAR AL SERVICIO EN DIFERENTES PAÍSES/ESTADOS
PAIS/ESTADO
Edad 0-4/5 (<12 meses)*
Edad 10+ (15+)**
Australia
37% (12%)
34% (7%)
Australia/NGS
40% (13%)
30%
Australia/Queensland
38% (13%)
35%
Nueva Zelanda
34% (!4%)
47%
Noruega
23% edad 0-5
58% edad 13+
Suecia
11% edad 0-3
73% (48%)
Inglaterra
34% (16%)
46% (4%)
EEUU
40% (0-5) (14%)
40% (11+) (11%)
EEUU/Illinois
54% (0-5) (24%)
25% (11+) (5%)
Carolina del Norte
44%(0-5) (16%)
34% (11+) (7%)
EEUU/Washington
44% (0-5) (17%)
37% (11+) (10%)
* Las cifras entre paréntesis corresponden a aquellos de menos de 12 meses - no disponibles en todos los países.
** Las cifras entre paréntesis corresponden a aquellos de más de 15 años de edad (16+ en EEUU) - no disponibles en algunos países.
105
ISSN 0716-9736 / Revista Trabajo Social / No 74 / Agosto / 2008 / P. 107-116
Reconfigurando a los padres.
Análisis de estudios locales desde una
perspectiva internacional
Reconfiguring fathers: interrogating local studies in
an international arena
INVESTIGADORA RESPONSIBLE: PHD. LENA DOMINELLI
Lena Dominelli, es profesora de School of Applied Social Sciences miembro de la Academy of the Learned Societies for Social Sciences 32 Old Elvet Durham, DH1 3HN; [email protected]
Dr Leslie Brown es Dean Asociado de Investigación en la University of Victoria in Victoria, Canadá.
Dr Susan Strega es Profesor Asistente en University of Victoria.
Dr. Marilyn Callahan es investigadora en la University of Victoria.
Dr Chris Walmsley es Profesor Asistente en Three Rivers University in Kamploops, Canadá.
Resumen
Este estudio habla sobre la conceptualización de los padres ausentes, los que a menudo son
descritos en forma negativa como personas que descuidan sus responsabilidades financieras
y emocionales hacia sus hijos, ya sea que vivan con ellos y se involucren en su cuidado o no
lo hagan. Los autores utilizan una investigación conducida previamente por ellos mismos en
Canadá occidental, con el objeto de plantear preguntas acerca de la capacidad de transferencia
de conceptos desarrollados para ayudar a los padres a entender las relaciones familiares en
Occidente, con respecto a quienes pertenecen a otros lugares. Los resultados concluyeron que
los profesionales encargados del bienestar de los niños han perdido oportunidades de entablar
una relación con los padres en el 'mejor interés del (los) niño(s)’. Las consideraciones acerca del
‘riesgo’ para las madres, niños y profesionales parecieron pesar más que aquellas que implicaban
pensar en forma creativa acerca de lo que los padres pueden ofrecer y de cuáles condiciones,
aparte de evitar el contacto, respaldarían en mejor forma los derechos de los niños de vincularse
con ambos padres en seguridad y tranquilidad. Los resultados piden una ‘reconfiguración’ del
entendimiento preponderante acerca de esos padres y cuestionar aquellas imágenes que los
tratan como personas poco interesadas en el bienestar de sus hijos.
Palabras clave (Padres ausentes, derechos de los padres, responsabilidades de las madres, interés de los
niños, entendimiento preponderante.)
Abstract
This study discuss the conceptualisation about absent fathers, who are usually described negatively as neglecting their financial and emotional responsibilities to the children they have
whether or not they are living with them or involved in their care. The authors draw upon a
study of fathers they conducted in Western Canada to raise questions about the transferability of
concepts developed to help them understand family relationships in the West to those pertaining
elsewhere. The results concluded that there are lost opportunities for child welfare professionals
to engage with these fathers in the ‘best interests of the child(ren)’. Considerations about ‘risk’ to
mothers, children and practitioners seemed to outweigh those involving thinking creatively about
what the fathers could offer and what conditions other than non-contact would best support
the children’s rights to relate to both their parents in safety and comfort. The results call to ‘reconfigure’ hegemonic understandings about fathers and to challenge images that treat them as
uninterested in children’s welfare.
Key words (Absent fathers, fathers’ rights, mothers’ responsibilities, children’s interest, hegemonic understanding.)
107
LENA DOMINELLI
Introducción
El lugar de los padres en las sociedades occidentales ha ido cambiando en respuesta a las presiones
socioeconómicas, a los cambiantes esquemas de
relaciones al interior de las diversas formas de familias y a las demandas de las feministas en relación a
al involucramiento de los hombres en la crianza de
los niños junto con las mujeres. Clave en los discursos realizados en países como los Estados Unidos,
el Reino Unido y Canadá, ha sido el cambio de los
hombres desde su papel de proveedores económicos hacia el papel de padres ausentes. Pese a que
esto debe contextualizarse en términos de impacto
en lo étnico, clase social, edad, orientación sexual
y capacidades, los padres ausentes se describen
con frecuencia en forma negativa como personas
que descuidan sus responsabilidades económicas y
emocionales hacia los niños ya sea que vivan o no
junto a ellos o que estén o no involucrados en su
cuidado.
al centrarnos en la comprensión conceptual de los
problemas y en qué tan bien (o mal) éstos atraviesan las fronteras.
Establecer el contexto
de esta investigación
En esta ponencia utilizamos un estudio que realizamos en Canadá Occidental sobre los padres a fin de
plantear preguntas acerca de la capacidad de transferencia de conceptos desarrollados, esencialmente
para ayudarnos a entender las relaciones familiares
en occidente en relación a las de quienes pertenecen a otros lugares. Nos interesa descubrir cuáles
son las cosas en común y cuáles las diferencias y si
los conceptos, si es que existen en otras partes del
mundo, significan lo mismo. Por lo tanto este taller
tendrá componentes interactivos y esta ponencia
debe considerarse como sin terminar hasta que este
diálogo se le haya incorporado. La dificultad de conducir análisis comparativos ya ha sido identificada
en la bibliografía de las ciencias sociales (Mahoney
y Rueschemeyer, 2003), pero en el trabajo social
existen problemas específicos que han de abordarse
dado que su marco legislativo y cultural nacional
están confinados a lo local, aún cuando éste se haya
comprometido en aventuras de colonización (Lorenz, 1994; Dominelli, 2000, 2004).
El ‘Proyecto de los Padres’ en el que se basa esta
ponencia cuenta con el financiamiento de Social
Sciences and Humanities Research Council of Canadá (Consejo de Investigación en Ciencias Sociales
y Humanidades de Canadá). Es la continuación de
estudios anteriores emprendidos por algunos de
los autores sobre madres jóvenes con hijos bajo la
protección del gobierno (Callahan y otros, 2002)
y sobre el papel que los abuelos, (particularmente
las abuelas) desempeñan en el cuidado de los niños
(Brown y otros, 2004). En estos estudios notamos
que los trabajadores sociales rara vez abordaron en
forma directa a los padres de los niños en sus intervenciones en las situaciones familiares, incluso en
aquellas raras ocasiones en que los padres desempeñaban un papel activo ayudando a las madres en la
crianza de los niños, y nos preguntamos el por qué
de esto. Un análisis de la literatura reveló que era
poco lo que se sabía acerca de los roles paternales
asumidos por hombres con hijos en el sistema de
protección, ya sea que fueran éstos padres biológicos o cuidadores apoyando a las madres (ver Strega
y otros, 2006). Esto nos planteó las primeras preguntas claves, a saber:
• ¿Quiénes eran esos padres (hombres)?
• ¿Qué se quería decir con el término ‘padre’?
• ¿Qué roles jugaban los padres en las vidas de
esas mujeres y/o niños?
• ¿Qué relación tenía estos hombres con las madres aparte de su rol materno?
• ¿Bajo qué circunstancias vivían estos hombres?
• ¿Con qué formas de apoyo contaban estos
hombres?
Comenzamos por describir algunos de los asuntos
y conceptos claves que nos interesaron en nuestro
trabajo sobre los padres en el contexto canadiense
y luego ofrecemos algunas de las conclusiones preliminares de nuestro estudio. Deseamos examinar
los significados de diversos conceptos tales como
‘los derechos de los padres’ y ‘las responsabilidades de las madres’ en diferentes contextos y países.
De este modo, un objetivo fundamental en esta sesión es el de explorar la forma en que podemos
mejorar las comparaciones entre diversos países
Los discursos públicos acerca de madres y padres
están profundamente sexuados, y se supone que
las madres son las responsables de asumir el rol
del cuidado de los niños en tanto que los padres se
consideran con derechos respecto a sus hijos, pese
a que pueden llegar a necesitar ayuda legal para hacerlos valer (Swift, 1995; Scourfield, 2003; Strega
y otros, 2006). Nuestro análisis bibliográfico destacó una construcción que es en gran parte negativa
de estos padres. Por lo general esta encaja dentro
de los estereotipos de “buen padre” y “mal padre”
108
RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL
destacados en un inicio por Furstenberg (1988).
Los términos tales como ‘padres ausentes’ y ‘padres
que no cumplen sus responsabilidades de proveedores’ fueron particularmente comunes en los
discursos de políticas sociales (Orloff y Monson,
2002). Evidentemente, el incumplimiento de los
padres de sus responsabilidades financieras como
proveedores para los niños fue lo que primó en
las mentes de los legisladores. También tuvo importancia en los discursos de los profesionales la
capacidad de los hombres de actuar como ‘modelos’ ante los niños, en particular los niños varones
(Kornfein Rose, 1992).
En nuestras conclusiones la descripción más apta
de las relaciones de los trabajadores sociales con
esos hombres fue la de ‘padres invisibles’. En otras
palabras, los trabajadores sociales los interpretaban
como simplemente no teniendo presencia ya sea
que realizaran contribuciones para el cuidado de
los niños o no. En las construcciones de paternidad
de aquellos padres vinculados con los profesionales
de servicios sociales para la infancia, la invisibilidad
de éstos contrastó con los altos perfiles otorgados
a los hombres de clase media en donde los discursos tenían mayor probabilidad de centrarse en
el ‘padre involucrado’ o ‘nuevo’ padre. Las madres
jóvenes, que se ubican en otro ámbito, tuvieron
mayor probabilidad de centrarse en las relaciones
de los hombres con los niños y con su contribución en el rol parental (Haney and March, 2003). A
partir del proyecto con las madres jóvenes supimos
que incluso aún cuando las madres identificaron
diversas formas de respaldo proporcionados por
sus parejas, ya fueran estos padres biológicos o no,
los trabajadores sociales las ignoraron (Dominelli y
otros, 2005), una conclusión alcanzada antes por
Scourfield (2003) y que se confirma en el presente
estudio. El respaldo de estos hombres abarcó desde
preocuparse por los niños para darle una pausa a
las madres para que hicieran cosas personales hasta incluso vivir bajo el mismo techo plenamente
comprometidos en el cuidado de los niños y contribuyendo económicamente.
Los trabajadores sociales se preocuparon más de los
riesgos que estos hombres suponían para las mujeres
y los niños, en particular si éstos tenían antecedentes de violencia, registros delictuales o de abuso
de sustancias. Nuestra conclusión de que los trabajadores sociales no se involucraban activamente
con la mayor parte de aquellos padres considerados
‘riesgosos’ para las madres y niños es preocupante
y necesita ser abordada tanto por los profesionales
como por las autoridades responsables de las políticas. Nuestro proyecto sobre las madres jóvenes
demostró que la principal estrategia de los trabajadores sociales a la hora de lidiar con padres difíciles
era sacar a los hombres de las vidas de las mujeres, a
menudo forzando la decisión mediante la amenaza
de retirar los niños en caso de que las mujeres se
resistieran, y llevando esto a cabo cuando lo estimaron necesario (Dominelli y otros, 2005). De este
modo el contexto y la persona que definía a estos
padres tuvo peso en la forma en que estos eran descritos y en el cómo se reaccionó ante ellos.
En este proyecto, definimos como ‘padres’ a los
padres de nacimiento (biológicos), padrastros y
a aquellos hombres que proporcionaban respaldo financiero, emocional y social al (los) niño(s)
en una relación (Strega y otros, 2006). Pese a que
nuestro estudio sobre los padres se centró en un
país, nos preguntamos qué tan lejos podrían viajar los términos utilizados para describirlos. Estos
se evidenciaron con claridad en la literatura relativa a Australia, Canadá, el Reino Unido, Estados
Unidos y Nueva Zelandia. Pero, ¿significaban lo
mismo estas palabras en estos países, y tenían las
mismas connotaciones para las mujeres, hombres
y niños implicados? ¿Qué terminología se utilizaba
en países que no fueran de habla inglesa?, ¿tenía
la paternidad la misma connotación al interior de
sus sistemas de protección de la infancia? Estos
son entre otros, algunos de los asuntos que queremos dilucidar en conjunto con los participantes
en este taller. Y agradeceremos las contribuciones
mediante correo electrónico de aquellos que quieran hacerlas. Por favor, envíen sus contribuciones a
[email protected]
El estudio canadiense:
conclusiones preliminares
Metodología de investigación y características
claves de la muestra
Pretendimos obtener un cuadro detallado y complejo de padres con niños en los servicios sociales
de infancia y de sus relaciones con los profesionales
de estos servicios, con los niños y con las madres
de esos niños. Por lo tanto, nuestra metodología
fue triangular e implicó tanto métodos cuantitativos
como cualitativos. Estos incluyeron tanto análisis de
cantidad como de calidad de los expedientes, entrevistas en profundidad de los padres y un análisis de
los programas de estudio de los cursos de trabajo
social a nivel universitario.
109
LENA DOMINELLI
Las madres y padres considerados en este estudio fueron aquellos vinculados a los sistemas de
protección infantil, predominantemente pobres
y marginales, tal como se ha documentado en
otros estudios (Jones, 1994; Swift y Birmingham,
1999; Trocmé y otros, 2005). La muestra de 282
expedientes de niños bajo protección de este estudio se escogió de un total de 476 expedientes
recolectados entre 1997 y 2005 en una agencia de
protección infantil ubicada en una ciudad de tamaño medio en Canadá Occidental. El servicio social
canadiense está a cargo de las provincias, por lo
que es probable que cada jurisdicción mantenga
algunas variaciones con respecto a las demás. Estas divergencias no se consideraron importantes en
esta investigación. Para ser incluidas en esta investigación las madres debían tener 19 años o menos,
p. ej, madres adolescentes, al momento del nacimiento de su primer hijo.
Creamos una herramienta estándar para captar la
información a partir de un análisis de los expedientes seleccionados y realizamos una prueba previa de
ésta sobre una cantidad pequeña de expedientes.
Esta herramienta nos permitió el examen deliberado de los expedientes en busca de información
tanto cuantitativa como cualitativa relativa a los
padres. Realizamos un análisis cuantitativo de la
muestra de 282 expedientes. De éstos, 163 se relacionaban con aquellos que recibían sólo servicios
para futuros padres, 116 se relacionaban con los
servicios de protección infantil y 3 no especificaron
el tipo de servicios proporcionado y por consiguiente no se consideraron en el estudio. Sólo aquellos
que figuraban en la categoría de protección infantil
se utilizaron en el texto a continuación.
Cada expediente se examinó en busca de referencias de los padres. La recopilación de información
implicó un examen de los registros de expedientes
y otros materiales de éstos tales como documentos
de juzgados, evaluaciones parentales y de riesgo, registros de trabajo social, cartas de referencia y otros
documentos oficiales. Un paquete estadístico SPSS
nos posibilitó el examen de la información en una
variedad de formas. Estas conclusiones están en
proceso de redacción, si bien la primera de ellas es
la de Strega y otros (2006).También realizamos un
análisis cualitativo sobre 24 expedientes que contaban con una buena cantidad de información sobre
los padres.
Entrevistamos también a padres con hijos que estaban o habían estado bajo protección. Al momento
de redactar esta ponencia habíamos realizado nue110
ve entrevistas. La mayoría de estos hombres tenían
antecedentes problemáticos o conflictivos y relaciones complicadas. Aquellos que entrevistamos
respondieron a las peticiones de entrevista dispuestas en las agencias en donde pudieran encontrarse
padres. Son, por lo tanto, un grupo auto seleccionado y una muestra incompleta. En consecuencia,
las conclusiones cualitativas que surjan de las entrevistas en profundidad han de interpretarse con
prudencia. No obstante, podríamos afirmar que
lo que estos hombres dijeron es importante para
plantear problemas e interesarnos en su posterior
investigación y consideración. En el futuro entrevistaremos a más padres.
Como parte de este proyecto realizamos una encuesta de trabajo social calificando la carrera en Canadá,
a fin de determinar la importancia del tema de la
paternidad en la carrera de trabajo social. Abordamos 32 escuelas y obtuvimos una tasa de respuesta
de 47 por ciento. Los resultados indicaron que las
mallas curriculares de sólo algunas de estas escuelas consideraban en forma explícita a los hombres
como padres, y que con frecuencia sus programas
de estudio ni siquiera se referían a la limitada bibliografía disponible (Walmsley y otros, de próxima
aparición).
Algunas conclusiones preliminares sobre la
información cuantitativa
De los 116 expedientes de protección infantil analizados hubo 129 padres biológicos y 4 padres no
biológicos. Los padres tendían a ser un tanto mayores que las madres por una cantidad de años que
variaba entre 3 y 8. En forma significativa, fueron
más las madres (40 por ciento) que los padres (9
por ciento) que habían estado también bajo protección. Entre una cuarta parte y una tercera parte de
los padres biológicos proporcionaba ayuda financiera o en especies. No hubo información disponible
sobre los padres no biológicos. En estos expedientes
la presencia de los padres aborígenes fue extremadamente alta.
Los trabajadores sociales consideraron que la mitad
de todos los padres carecía de importancia tanto
para las madres como para los niños, y que el 20
por ciento de ellos se definía como un riesgo tanto para las madres como para los niños. Al mismo
tiempo, se consideró como recurso a un 20% de los
padres. Los trabajadores sociales contactaron sólo a
40% de los padres biológicos considerados un riesgo para los niños, dejando sin contactar a la mayor
parte de aquellos hacia los cuales se expresaron mayores preocupaciones. No obstante, entre aquellos
RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL
padres estimados como recurso, los trabajadores sociales contactaron 75 por ciento de aquellos. Como
la información se recopiló en un sólo lugar, no es
posible generalizar a partir de nuestras conclusiones. Sin embargo, sospechamos que éstas resonarán
en algunas de las demás jurisdicciones.
de los padres, era principalmente en términos de
imponer sus derechos, en cuyo caso se le recomendaba a éstos que ‘consiguieran un abogado’ en lugar
de realizar un trabajo directo con ellos para abordar
sus problemas de relaciones interpersonales y familiares.
Algunas conclusiones preliminares
sobre la información cualitativa
Nuestro análisis cualitativo implicó el estudio de
24 expedientes que contaban con una considerable
cantidad de detalles acerca del contacto de los trabajadores sociales con los padres. En general este
proyecto reveló que la mirada de los trabajadores sociales se posa en forma constante sobre las madres.
Dentro del contexto de la invisibilidad de los padres
que se destaca en esta investigación, los trabajadores sociales utilizaron a las madres como conducto
para averiguar sobre ellos o para contactarlos en la
mayoría de los casos. Es así como la madre se vuelve responsable de manejar el comportamiento del
padre junto con sus deberes de cuidar, alimentar
y satisfacer de alguna manera las necesidades de
los niños. También resulta ella la responsable si las
cosas salían mal. Además, los trabajadores sociales
esperaban que las madres siguieran por ellos el rastro a los padres en lo que podría considerarse como
una vigilancia por tercería. Es así como la madre
se convierte en mediadora de la relación entre el
trabajador social que representa al Estado, el padre
y los niños.
A nosotros, la conclusión acerca de la falta de
compromiso de los trabajadores sociales hacia los
padres nos planteó dudas acerca de lo apropiado
de la educación y capacitación en trabajo social a la
hora de preparar a profesionales para que trabajen
con hombres que les suponen desafíos y que además pueden significar una amenaza para su propia
seguridad. Para investigar qué se estaba haciendo
a este respecto realizamos la encuesta mencionada
antes sobre la carrera.
Consideramos que esto no era apropiado y quisiéramos animar a los profesionales a contactar en forma
directa a los padres, ya sea que los consideren un
riesgo o un recurso, y que los evalúen para tener
una idea de qué intervenciones son necesarias para
proteger a las mujeres y a los niños de los daños
cuando hay probabilidad de que éstos ocurran, y
que ayuden a los hombres a lidiar con sus dificultades ya sea que se relacionen éstas con la violencia,
el abuso de sustancias, comportamiento delictual o
con su incapacidad de establecer relaciones significativas con las mujeres y los niños. Los pocos padres
que entrevistamos señalaron que estaban concientes
de los riesgos que enfrentarían de comportarse en
forma inapropiada. El temor a perder contacto con
los niños jugó en esto un papel crucial. Pensamos
que esto puede ofrecer una base desde la cual comprometer a los hombres en un cambio intencional
que podría mejorar su capacidad de relacionarse
con las mujeres y los niños de maneras no abusivas. Nuestra investigación, sin embargo, demostró
que si los trabajadores sociales notaban la presencia
A continuación presentamos percepciones que
surgieron de las entrevistas realizadas hasta este
momento a padres con experiencia en el sistema
de protección infantil, lo que nos posibilita expresar algunas de sus preocupaciones en sus propias
palabras. La poca expresión que se les permite a
los padres con niños bajo custodia del sistema de
bienestar infantil es algo que Tyrer y otros (2005)
también señalan en el Reino Unido.
Los padres sufrían de formas específicas de exclusión y marginación, que llamaron nuestra atención
durante las entrevistas. Éstas incluían:
• La falta de consulta en los procesos en los cuales los niños eran tomados en custodia ya sea
en hogares de acogida o con objeto de darlos
en adopción.
• Explicaciones inadecuadas acerca de los procedimientos que los trabajadores sociales
utilizaban para tomar decisiones acerca de los
niños.
• Contacto insuficiente con los niños, ya sea
que estuvieran éstos al cuidado de las madres,
cuidadoras u otras formas de cuidado proporcionado por instituciones.
• Fracaso en cubrir la brecha informativa entre las rutinas diarias que seguían los padres
adoptivos y aquellas que se aplicaban cuando
los niños visitaban a sus padres.
• Falta de consulta respecto de la crianza de los
niños en general.
• No ser informados sobre sus derechos de acceso, custodia, ni de la forma en que podían
cuestionar las decisiones de los trabajadores
sociales. Algunos entrevistados se quejaron de
que sus abogados tampoco los prepararon y
111
LENA DOMINELLI
ni los respaldaron en forma apropiada durante
los procesos legales.
• Falta de servicios de apoyo en la crianza de los
niños aún cuando mantuvieran la custodia o
fueran ellos los únicos cuidadores.
Para los hombres entrevistados la paternidad, o ser
un padre para sus hijos, era importante. Algunas
veces se hizo uso de pruebas de ADN para establecer a un hombre en particular como padre y para
establecer o limitar sus responsabilidades legales
en proporcionar apoyo. En otras oportunidades los
hombres la usaron para asegurar que no se les negara su potencial de actuar como un padre o papá
activo. Aquellos hombres comprometidos con ser
el padre ‘involucrado’ insistirían en su petición de
involucrarse con los niños, incluyendo el someterse
a una prueba de ADN o el resolver los conflictos con
las madres para establecer la paternidad y asumir
responsabilidades en la crianza de los niños.
‘Les dije que de la forma en que ellos (los trabajadores sociales) me hacían sentir es como
si nunca hubiese sido su padre’.
‘Sentía que tenía que probarme a mí mismo y
que... ... tenía que ser supervisado. Como lo
estaba, como si tuviera una cuidadora (una
cuidadora infantil para el padre)’.
Otro padre afirmó que el sistema era abusivo con
respecto a las discapacidades. Dijo:
‘Tuve (trabajadores sociales) a quienes no
les gustó que yo fuera VIH positivo. Tuve
asistentes de discapacidad a quienes no les
gusta que yo sea VIH positivo. Trataron de
quitarme el subsidio porque piensan que no
debería tener un hijo’.
Se determinó que algunos padres se conformaban
con el rol de padre proveedor o sostén de la familia.
Tanto Tyrer y otros (2005), como Scourfield (2003),
descubrieron esquemas similares en el sistema
británico. También concluimos que los hombres
deseaban omitir a las madres “ausentes” o “excluidas” para asumir ellos el cuidado de los niños si es
que pensaban que una situación lo justificaba. Así
lo expresó en nuestro estudio un padre a cargo de la
custodia del niño:
En ocasiones el juzgado se ponía del lado de los
hombres. Esto podía ocurrir en las historias de
vida de hombres con antecedentes de relaciones
deficientes con trabajadores sociales o con otros
profesionales dedicados al bienestar de los niños.
En nuestra investigación así resultó ser en el caso
de un hombre que salió de la cárcel luego de haber cumplido su sentencia y que se involucró en
el cuidado de su pequeña niña mientras la madre
salía ‘a divertirse’. Según el hombre entrevistado, la
relación entre el padre y la madre se había deteriorado debido a que la madre se había involucrado
con otro hombre. Así lo expresó él:
‘Amo a mis hijos. Lo quiero todo para ellos.
Pero no, no quiero tener nada que ver con
su madre’.
‘Me convertí en el único proveedor de mi
niñita. Desde ese momento presenté una demanda por la custodia -la obtuve’.
En lo fundamental, los padres en este proyecto que
tuvieron contacto con trabajadores sociales no los
encontraron de mucha ayuda, una conclusión que
se repitió en el estudio de Tyrer y otros (2005). Y
había poca confianza entre los trabajadores y los
padres, un ingrediente de suma importancia en la
creación de relaciones. Los padres de nuestra investigación sentían que los trabajadores sociales
tenían bajas expectativas respecto a ellos y que con
frecuencia los mantenían vigilados, esperando que
fracasaran en cumplir con sus responsabilidades o
que se involucraran en actividades por las cuales se
les podría negar el contacto con los niños. A continuación se exponen algunas de las preocupaciones
expresadas en las propias palabras de los hombres:
Volvieron a unirse por un periodo y tuvieron otra
hija antes de separarse definitivamente. Él estaba luchando por la custodia de la segunda hija al
momento de la entrevista. Con todo, sentía que no
contaba con apoyo de nadie cuando la madre lo
molestaba, especialmente cuando ella había bebido
y quería ver a las niñas y él se negaba a dejarla entrar a la casa. Pese a dar cuenta de esta conducta,
que incluía el hecho de que ella rompiera ventanas
de la casa, el hombre sostuvo lo siguiente:
‘Tuve asistentes, pero ellos sólo esperaban
que yo echara a perder las cosas’.
‘¿Por qué estoy siendo espiado? Al primer
error que cometa, pssst’.
112
‘Llamé tantas veces por teléfono a la policía,
y me daban los números de informe de incidente, pero usted sabe, si hubiera sido una
chica y yo la hubiese estado molestando, yo
estaría preso... nunca recibí de ellos apoyo
ni cosa alguna’.
Su historia hizo surgir el tema del ‘papá víctima’,
que también se repite en otros. Con toda claridad se
veía a sí mismo como víctima de instituciones pú-
RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL
blicas que le negaban apoyo, en particular aquellos
profesionales relacionados con el sistema de bienestar infantil y con el sistema de justicia criminal. Y se
veía sólo reaccionando a la agenda establecida por
su poderosa pareja, p.ej., él también era su víctima.
Concluyó de esta manera:
‘Así que donde sea que acuda es siempre mi
culpa y no puedo obtener justicia. El juzgado
no me dará una orden de restricción ni nada,
de modo que no sé. No puedo presionarla
porque me metería en problemas. Si llegara
a tocarla una vez sería culpa mía. Así que he
tenido que mudarme cuatro veces para apartarme de ella pero ella sigue sabiendo dónde
encontrarme. Así que seguro que tendré que
mudarme otra vez... ella va a perseguirme
porque es de esa clase de personas’.
Uno de los padres que luchaba por tener acceso a
su hija expresó sus frustraciones ante lo que había
experimentado como un sistema poco empático de
la siguiente manera:
‘Estoy tratando de superarme (estaba tomando un curso). Usted sabe, así que hice todo lo
que se me dijo que debía hacer... Entonces,
quiero decir que es una situación de perder.
Perder, perder, perder... Así que me apegué a
lo que me mandaban tal como se me pedía,
haciendo todo lo posible para ver a mi hija’.
Otro tema que surgió fue el de los padres que se
sentían víctimas del sistema. Así lo expresó uno de
ellos:
‘...Nunca imaginé el poder que tenían para
quitarme a mi niña.... Ellos (los vecinos que
habían llamado a la policía porque su esposa
se había desmayado en el pasto por beber
demasiado) habían llamado a la policía, dos
oficiales ahí, estoy llorando como un niño,
ahora que me doy cuenta de su autoridad
para quitarme de los brazos a mi hija basándose en los rumores. Basándose en el hecho
de que mi esposa hizo algo. Como el padre
(él mismo) estaba donde debía estar. La niña
estaba donde debía estar (en la cama). Ninguno de nosotros hizo ningún perjuicio. La
casa estaba limpia. No había motivos (para
que intervinieran)’.
Para algunos, ser la víctima produce resultados
traumáticos. Un padre, que actualmente está en tratamiento antidepresivo y que no puede encontrar
empleo como resultado de la lucha con su ex pareja por los niños, declaró el haber desempeñado
el papel de víctima para mantener el contacto con
los niños:
‘...descubrí que mi novia me trataba con
puño de hierro en esa relación. El síndrome
de haz esto o aquello. ...Es lo esencial del
quiebre de la relación, con muchos, muchos
ultimátum y amenazas y tratando de mantener la relación y hacer que las niñas siguieran
en mi vida’.
Varios hombres hablaron de la falta de continuidad
con los trabajadores y de las alteraciones que esto
les había provocado. Podían haber tenido una buena relación durante un tiempo con un trabajador
social en particular (y por lo tanto con la agencia
que él o ella representaba), pero esto se acababa al
irse el trabajador. La falta de continuidad institucional y las inapropiadas (o ausentes) sesiones de
entrega pueden producir el empeoramiento de las
relaciones entre los trabajadores sociales y los padres. Un hombre declaró que su ‘nueva’ trabajadora
social sólo se interesaba en estipular que él era un
‘mal papá’, diciendo lo siguiente:
‘Ella (la nueva trabajadora social) quiere que
yo falle pues piensa que puedo fallar’.
Esto hace eco de la percepción de Furstenberg
(1988, 1995) en relación a que las políticas públicas
decepcionan con frecuencia a los padres al clasificarlos en el esquema binario de ‘buen papá - mal
papá’. Los padres de nuestro estudio afirmaron que
necesitan buenas relaciones tanto con los trabajadores sociales como con los asistentes y que sentían
que podrían contar con su apoyo y habilidades de
facilitadores, especialmente al mediar las relaciones
entre ellos y los cuidadores adoptivos. Pero encontraban que estas habilidades rara vez se exhibían.
Uno de los padres que entrevistamos lamentó la
poco adecuada comunicación entre las diferentes
partes del sistema de bienestar infantil y él, lo que
trajo consecuencias en su cuidado del niño. Dijo:
‘Ni siquiera sé cuál es el nombre de la madre
adoptiva... ni siquiera sé lo que ocurre en esa
casa ni cuál es su programa... ella no interactúa conmigo, ni me escribe cartas ni por
último alguna nota acerca de lo que a ella (la
hija) le gusta’.
Así, sus razones para desear ese contacto eran entendibles y estaban relacionadas con su deseo de
hacer lo mejor posible con su hija. Dicho en sus
palabras:
‘Quiero conocer su rutina de modo que tal
vez pueda imitarla...mantener la rutina que
113
LENA DOMINELLI
ella ha empleado en lugar de traerla a un entorno completamente nuevo’.
Algunos trabajadores sociales buscaron evitar el
contacto con aquellos que consideraron hombres
potencialmente problemáticos o complicados. En
esos casos el pedido de los hombres de una llamada
telefónica de los trabajadores se ignoró. Esta probabilidad aumentó en el caso de los hombres con
antecedentes de violencia, uso de drogas o con
registros delictuales. Si los padres conocían esta
configuración de su presencia fueron bastante flemáticos con respecto a ella. Así lo expresó uno de
ellos:
‘Se supone que no tenga contacto con el trabajador social por las razones de seguridad
que usted sabe. No consigo su número de
teléfono, ni nada’.
También encontramos evidencias del padre subestimado. Los trabajadores sociales subestimaron
la voluntad o la capacidad de los hombres de ser
padres adecuados, aún cuando éstos habían tenido
que sobrellevar circunstancias difíciles que incluían
aquellas en las que el (los) niño/s tuvieron diversos
problemas como resultado del mal uso de sustancias
por parte de la madre durante el embarazo. Dicho
en las palabras de uno de los padres:
‘Estoy preparado para su SAF (Síndrome de
presencia de alcoholismo en el feto), lo estoy
sobrellevando, pero por la forma en que me
hacen sentir, los servicios para el niño y para
a familia, es como si yo no estuviera calificado para ser ningún tipo de padre’.
El padre, que había estado cuidando a una pequeña
niña que sufría del SAF y que tenía un amplio rango
de necesidades médicas, o una niña que precisaba
muchos cuidados, según lo estimaba él, sostuvo
que:
‘Ella (la trabajadora social) no se da cuenta
que la he cuidado (a la hija) durante los últimos 3 años y que he ido a todos los médicos,
he pasado por todos los dolores y dificultades y meteduras de pata y, usted sabe. Es
como si yo fuera el Sr. Mamá, pero ella no
se da cuenta. Usted sabe, sólo porque yo soy
un tipo ella se imagina, OH! bien, él simplemente va a hacer cualquier cosa’.
Ninguno de los padres que entrevistamos tuvo elogios para referirse al sistema de bienestar infantil
por la forma en que éste había educado a los niños.
Algunos pensaban que había sido muy negativo. Dicho en las palabras de uno de ellos:
114
‘Ellos hacen lo que quieren hacer y pienso
que todo ese impacto, con los años, ha traumatizado a los niños’.
Otro padre que enfrentaba una demanda de su pareja por abuso sexual de los niños (que luego se
estimó como falsa acusación en el juzgado) y por el
derecho a visitas relacionó la acusación de la madre
con un sistema coludido con las madres. Dijo:
‘Los padres son.. una carta fácil de jugar
para las madres cuando ellas tienen muchos
deseos de desquitarse y de ser muy desagradables con sus ex parejas. Me refiero a que
ya hace un año que perdí a mis hijos. Ha
sido un año de angustia mental por la que
he pasado, audiencias en el juzgado, dinero,
tuve que pagar abogados... y a ella nunca se
le dijo nada’.
Algunos padres también sentían que habían estado
sometidos a la vigilancia de los trabajadores sociales
y a interminables investigaciones por falsos motivos.
Más aún, pensaban que si se les hubiese investigado
una vez, siempre se los habría estigmatizado y calificado como inadecuados independientemente de lo
que hayan hecho. Uno de estos hombres afirmó:
‘Una noche tomamos, y alguien llamó a
(los servicios) para la infancia y la familia y
(nombre de agencia) llegó y vieron un montón de botellas de cerveza. Informaron a
(nombre de agencia) y (nombre de agencia)
vino al día siguiente y dijeron que se llevarían a nuestros niños. Así empezó todo. Ha
sido una lucha constante’.
Él y su pareja habían luchado contra el sistema de
bienestar infantil para recuperar a los niños durante
más de 10 años. Habiendo entregado 7 niños a las
cuidadoras temporales y a pesar de un proceso judicial pendiente sobre el menor de los niños, el padre
afirmó que:
‘Me temo que va a ser otro proceso’.
La preocupación respecto al ciclo de privaciones y
padres pobres se hizo evidente en el proyecto de
madres jóvenes que emprendimos (Callahan y otros,
2002; Dominelli y otros, 2005), y también aparece
entre los jóvenes padres mencionados en Trocmé
y otros (2003, 2005). Como padres provenientes
de las Naciones Originarias, el hombre de nuestro
estudio se sentía tratado en forma particularmente injusta. Pero sus intentos de quejarse o incluso
buscar alguna reparación legal quedaron en nada.
Sentía que los profesionales del bienestar infantil
habían intentado engañarlo con intervenciones in-
RECONFIGURANDO A LOS PADRES. ANÁLISIS DE ESTUDIOS LOCALES DESDE UNA PERSPECTIVA INTERNACIONAL
significantes. Cuenta su historia en los siguientes
términos:
‘Otras familias obtienen un mejor trato. Me
quejé. Le dije a mi abogado que me parecía
que eran racistas... es muy difícil durante 10
años tratar de mantenerse en calma y hablarles en forma racional. A veces siento que voy
a explotar. En el pasado ya lo hice. Ellos (los
trabajadores sociales) me dijeron que necesitaba aprender a controlar mi rabia’.
Este hombre también destacó el diferente trato
que percibió respecto de las Familias de Naciones
Originarias, dependiendo de si estaban dentro de
reservas o fuera de ellas. Y sostuvo que los Metas,
que son en parte aborígenes y en parte blancos (Canadienses franceses) obtenían incluso peores tratos
que aquellos con orígenes nativos ‘puros’.
La falta de apoyo institucional para los padres
parece algo típica y puede considerarse como negligencia institucional’. A veces las restricciones sobre
los recursos limitaron el respaldo que los trabajadores sociales podían ofrecer. Por ejemplo a un padre
se le negó un curso de control de la ira ‘porque no
entraba en el presupuesto’. Los hombres, dejados a
su libre albedrío, improvisan lo mejor que pueden
sobre lo que ellos experimentan como circunstancias complejas, aislantes y desconcertantes. Otro
padre expresó sus frustraciones respecto al sistema
de la siguiente manera:
‘(Yo) en verdad estaba yendo tras el Ministerio
lo mejor que podía ¿con qué? Básicamente,
no tenía ningún conocimiento. Tuve que
creerle a un abogado que era de la Asistencia Legal y a Internet e intentar interpretar
la ley familiar lo más que mi capacidad me
permitió y la legislación tal como la lleva el
Ministerio, usted sabe, su interpretación de
la legislación’.
Preguntas para los
participantes del taller
Nuestro proyecto destacó la importancia y posiblemente puso a prueba la naturaleza de los siguientes
conceptos que quisiéramos explorar junto a los participantes del taller:
Madres/Roles maternos/ Estereotipos
Padres/Roles paternos/ Estereotipos
Derechos de los padres
Padres como víctimas
Padres como personas no valoradas
Responsabilidades de las madres
Negligencia institucional
Riesgos
Recursos
Invisibilidad
Vigilancia
Vigilancia por terceros
¿Hasta qué punto estos términos portan un significado para quienes viven en otros países?
¿Pueden usarse estos términos para realizar comparaciones entre varios países?
¿Cómo pueden llevarse a cabo en mejor forma las
comparaciones entre países tratándose de una disciplina específica de un país, como la del trabajo
social?
Conclusiones
Las historias presentadas por los padres en nuestro
estudio fueron historias de oportunidades perdidas
para que los profesionales del bienestar infantil se
comprometieran con ellos en pro del ‘mejor interés
del (los) niño/s)’. Las consideraciones relativas al
‘riesgo’ para las madres, niños y profesionales pareció tener más peso que aquellas que implicaban
pensar en forma creativa acerca de lo que los padres
podían ofrecer y acerca de qué otras condiciones
aparte de la falta de contacto respaldaría mejor los
derechos de los niños de relacionarse con ambos
padres en seguridad y tranquilidad. Uno de esos
hombres explicó su caso en forma sucinta:
‘Pareciera que ellos (los trabajadores sociales) están ahí fuera para sí mismos y para
mantener alejados a los niños. Pareciera que
no tienen mucho ingenio para unir a las familias’.
Para nosotros, esto expone la necesidad de ‘reconfigurar’ la comprensión que predomina acerca de
los padres y cuestionar las imágenes que los tratan como poco interesados en el bienestar de los
niños. Al mismo tiempo estamos concientes de la
necesidad de ejercitar la sensibilidad y la prudencia para no oponer los derechos de las madres a
los de los padres; o los derechos de los adultos a
los de los niños.
Nos interesa saber qué tanto resonarán estas conclusiones entre otros educadores y profesionales, y
si los conceptos que hemos usado para analizar esta
115
LENA DOMINELLI
investigación tienen resonancia en otros lugares.
Como se espera que esta ponencia obtenga respuestas de los participantes del taller (o de otros, a través
de Internet) y que proponga ideas acerca de cómo
realizar mejor la investigación a través de diferentes países en el futuro, esperamos poder tener una
provechosa conversación sobre los temas que hayan
surgido de esta ponencia. ¿Cuán lejos pueden llegar
los conceptos y entendimientos desarrollados en
una jurisdicción dentro de otra? ¿Estamos haciendo
comparaciones entre similares? ¿Necesitamos desarrollar nuevos marcos conceptuales? De ser así,
¿cuándo y dónde podemos llevar a cabo esas actividades? Las nuevas tecnologías de la información
pueden ofrecernos una manera de avanzar. Pero por
lo menos, comencemos a dialogar.
Referencias
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DOMINELLI, L. (2002) ‘Undeserving Mothers? Practitioners’ Experiences Working with Young Mothers
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WALMSLEY, C, BROWN, L, CALLAHAN, M, DOMINELLI, L, STREGA, S. (de próxima aparición)
Two Faces of Fatherhood’ in The Changing American
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Washington, DC: Urban Institute Press.
FURSTENBERG, F. (1995) ‘Fathering in Inner Cities’
sobre Fatherhood publicado por W Marsiglio. Thousand Oaks: Sage.
116
Coverage of Fatherhood in the Curriculum in Canadian Schools of Social Work. Victoria, BC: University
of Victoria, School of Social Work, Ponencia no publicada.
MAGÍSTER
trabajo
social
2009
Facultad de Ciencias sociales
escuela de trabajo social
www.trabajosocialuc.cl
INFORMACIONES E INSCRIPCIONES
Subdirección de Investigación y Posgrado
Escuela de Trabajo Social, Campus San Joaquín
Vicuña Mackenna 4860, Santiago, Chile
Fono: (56-2) 354 4606 - 354 4665. Fax: (56-2) 354 4667
COORDINADOR ACADÉMICO DEL MAGÍSTER
Profesora: Claudia Silva Dittborn
E-mail: [email protected]
117
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES - ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL
www.trabajosocialuc.cl
PERÍODO DE POSTULACIÓN
1 de octubre al 22 de diciembre de 2008
COORDINADOR ACADÉMICO DEL POSTÍTULO
Profesora Fabiola Cortez-Monroy M.
118
INSCRIPCIÓN E INFORMACIONES
Secretaría Postítulo Estudios de la Familia, Pontificia Universidad
Católica de Chile, Escuela de Trabajo Social, Campus San Joaquín.
Av. Vicuña Mackenna 4860, Santiago (Metro San Joaquín).
Secretaria Sra. María Elena Contreras H.
Teléfonos: 354 4589 - 354 4665. Fax: 354 4667.
E-mail: [email protected]
Escuela de Trabajo Social
Programa de Educación Continua 2009
Un espacio intelectualmente estimulante
que anima el juicio crítico,
la generación de conocimiento
y la intervención innovadora.
Programa de Extensión 2009
Diploma de Especialización en mediación familiar
Sence: 12-37-7404-15 / Duración: 220 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Pericia social en el juicio oral
Sence: 12-37-7997-10 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Gestión organizacional para el trabajo social
Sence: 12-37-758548 / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Especialización en el sistema de seguridad social chileno
Sence: 12-34-7165-63 / Duración: 120 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Marketing social y estrategias de implementación de programas
Sence: 12-37-7793-48 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 27 marzo
Diploma de Gestión de sistemas de bienestar en la empresa
Sence: 12-37-7997-12 / Duración: 120 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Intervención en abuso sexual infantil
Sence: 12-37-7997-17 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Evaluación cualitativa de proyectos sociales
Sence: 12-37-7793-45 / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Mediación escolar
Sence: 12-37-7793-43 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Intervención social con adolescentes infractores de ley
Sence: 12-37-7585-54 / Duración: 100 hrs.
Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Mediación comunitaria
Sence: 12-37-7793-50 / Duración: 100 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Nuevos sistemas de protección social en Chile
sin código Sence / Duración: 110 hrs. / Postulaciones hasta el 17 Julio
Diploma de Actualización en teorías sociales
Sence: 12-37-7995-13 / Duración: 123 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo
Diploma de Investigación social aplicada
Sence: 12-37-7995-15 / Duración: 138 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo
Diploma de Actualización en intervención social
Sence: 12-37-7995-11 / Duración: 123 hrs. / Postulaciones hasta el 13 marzo
16ª Convención de bienestar 2009
Sence en trámite / Duración: 8 hrs. / Viernes 6 de noviembre
Inscripciones hasta el 3 de noviembre
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Revista Trabajo Social
ISSN 0716-9736
CONDICIONES DE PUBLICACIÓN
De los objetivos y política editorial
Trabajo Social es una revista especializada en materias sociales,
de publicación semestral, cuyo objetivo, desde 1970, es difundir
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toma de decisiones, con especial referencia a los países americanos y latinoamericanos.
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Los originales que se envíen para su publicación serán sometidos
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vez que se haya efectuado una revisión a fondo y d) rechazar. En
caso de discrepancia entre ambos resultados, el texto será enviado a un tercer árbitro, cuya decisión definirá su publicación. Los
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en la bibliografía, en los cuadros y figuras.
109
Cuadros y figuras
Aparte del texto solo existirán cuadros y figuras. Éstos serán los
estrictamente necesarios y deberán explicarse por sí solos (sin tener que recurrir al texto para su comprensión), no incluir abreviaturas, indicar las unidades de medición, y contener todas las
notas al pie y las fuentes completas correspondientes.
Respecto a los cuadros, cada uno deberá encabezarse con la expresión Cuadro N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en
minúsculas. Al final se indicará la fuente de la información o del
cuadro; si es propio se indicará: Elaboración propia. El título y
la fuente se ubicarán fuera del recuadro principal. Su formato
deberá ser una hoja de cálculo de Excel. Se numerarán correlativamente con cifras arábigas. Siempre habrá que aludir a ellos
explícitamente en el texto (Cuadro N° 7).
Con la denominación de figuras se incluyen los gráficos, mapas y
fotografías. Cada figura debe encabezarse con la expresión Figura
N° y, en la línea siguiente, el título, ambos en minúsculas. Al final
se indicará la fuente de la información; si la fotografía es propia se
debe indicar. El título y la fuente se ubicarán fuera del recuadro
principal. Su formato debe ser JPG, en blanco y negro o en tonos
de grises, con una resolución mínima de 300 DPI. Se numerarán
correlativamente con cifras arábigas. Deberá aludirse a ellos explícitamente en el texto (Figura N° 51).
Cuadros y figuras deberán enviarse de forma separada, en el formato que se indica, y serán incluidos sólo si el autor menciona en
el texto la ubicación exacta, entre el título y la fuente respectiva.
Una línea limpia y fina que defina el área del cuadro o figura se
recomienda como límite visual.
Notas y referencias bibliográficas en el texto
Las notas deben ser las imprescindibles y se situarán al final de
cada página. No se incluirán notas a pie de página con referencias
bibliográficas. Para las referencias dentro del texto se usará la normativa APA (American Psychological Association), edición 2001,
es decir: apellido del autor, año y página, escrito entre paréntesis:
(Christoff, 1996, p. 21). La referencia completa deberá constar
en la bibliografía.
Referencias bibliográficas
Las referencias bibliográficas no deben extenderse innecesariamente (la estrictamente citada en el texto), y deberán aparecer
completas al final del artículo, ordenadas alfabéticamente y, para
cada autor, en orden cronológico, de más antiguo a más reciente.
Las referencias bibliográficas se harán según las normas APA,
que establecen, entre otras, las siguientes formas:
110
• Libro de un autor: Autor (Apellido e inicial del nombre), Año
de publicación (entre paréntesis), Título del libro (cursiva),
Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos
puntos), Editorial. Si no tiene editorial se escribe [s.n] del latín sine nomine que significa sin nombre. Ejemplo: Castel, R.
(1997). Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del
asalariado. (1ª ed.). Argentina: Paidós.
• Libro con más de un autor: Autor(es) (Apellido e inicial del
nombre), Año de publicación, Título del libro (cursiva), Edición (entre paréntesis), Lugar de edición (seguido de dos puntos), Editorial. Ejemplo: De Mattos, C. & Ducci, M. E. (2005).
Santiago en la globalización: ¿una nueva ciudad? (2ª ed.). Santiago: Lom.
• Artículo de revista científica con un autor: Autor del artículo
(Apellido e inicial del nombre), Año de publicación (entre paréntesis), Título del artículo, Título de la revista (en letra cursiva, seguido de coma), Volumen (seguido de coma), Número,
Paginación (separadas por un guión). Ejemplo: Winchester, L.
(2006). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades
en América Latina y El Caribe. EURE, 32, 96, 7-25.
• Artículo de revista científica disponible en Internet: Autor (es)
(apellido e inicial del nombre), Fecha de edición o de publicación (año, día y mes, entre paréntesis), Título del artículo,
Título de la revista (en letra cursiva), Volumen, Coloque la expresión “Recuperado el”, Fecha de consulta (día, mes y año),
Coloque la expresión “de”, Dirección electrónica. Ejemplo:
Winchester, L. (2006, agosto). Desafíos para el desarrollo sostenible de las ciudades en América Latina y El Caribe. EURE,
32, 96. Recuperado el 24 de enero de 2007, de http://www.
scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-16120060
00200002&lng=es&nrm=iso.
Los artículos que cumplan con los requisitos temáticos y formales
indicados en estas instrucciones, serán declarados como “recibido” y puestos a consideración del Comité Asesor Internacional
para su evaluación. Los artículos que no se ajusten a estas normas
serán devueltos a sus autores y serán declarados como “no recibido”. Trabajo Social, se reserva el derecho de hacer los cambios
editoriales que considere convenientes.
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se deben remitir a Revista Trabajo Social, a la dirección de correo
electrónico [email protected]. El mensaje de los autores
que acompaña el artículo debe afirmar que acepta todas las condiciones establecidas por estas normas.
ISSN 0716-9736
www.trabajosocialuc.cl