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“Bien Vivir” para Redistribuir el poder
Los pueblos indígenas y su propuesta alternativa en tiempos de dominación global
Por Aníbal Quijano (*)
A un ritmo cada vez más acelerado, el poder se concentra en pocas manos con la privatización
de espacios públicos, de procesos productivos y del propio Estado. La naturaleza se depreda y
a la par crece la resistencia social no solo como reclamo para salir de la pobreza sino por una
cuestión de sobrevivencia en todos sus ámbitos. El “Bien Vivir” que defienden los pueblos
indígenas de América Latina surge como una alternativa para contrapesar este patrón de
poder.
Lo que aquí propongo es abrir una cuestión crucial de nuestro crucial período histórico: El
denominado Bien Vivir1, para ser una realización histórica efectiva, tiene que ser visto como un
complejo de prácticas sociales orientadas a la producción y a la reproducción democráticas de
una sociedad democrática, un modo distinto de existencia social, con su propio y específico
horizonte histórico de sentido, radicalmente alternativo, a la Colonialidad Global del Poder
(entendida como las relaciones de poder en el mundo) y a la
Colonialidad/Modernidad/Eurocentrada 2. Aunque estos últimos términos dan cuenta hoy de
relaciones que aún son mundialmente hegemónicas, a la vez enfrentan la más profunda y
raigal crisis desde su constitución hace poco más de quinientos años. Dicho de otra forma: hoy
el Bien Vivir solo puede tener sentido como una existencia social alternativa, como una
Des/Colonialidad o redistribución del poder.
La paradoja eurocéntrica
“Desarrollo” fue, sobre todo en el debate latinoamericano, el término clave de un discurso
político asociado a un elusivo proyecto de desconcentración y redistribución del control del
capital industrial, en la nueva geografía que se configuraba en el capitalismo colonial moderno,
al término de la Segunda Guerra Mundial.
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En un primer momento, tal discurso fue virtualmente oficial. Sin embargo, pronto dio lugar a
complejas y contradictorias cuestiones que produjeron una intensa discusión, con eco mundial,
que se fue desplegando en estrecha relación con los conflictivos y violentos movimientos de la
sociedad. Esto llevó a procesos inconducentes o a cambios relativamente importantes, pero
inacabados, en la distribución de poder.
De modo breve, se podría decir que en América Latina el cambio principal de ese período fue
la remoción del “estado oligárquico” y de algunas de sus instancias en la existencia social de la
población de estos países. Pero ni la dependencia histórico-estructural en la Colonialidad
Global de Poder, ni los modos de explotación y de dominación inherentes a este patrón de
poder, fueron erradicados o alterados suficientemente como para dar lugar a la producción y
gestión democrática del Estado, ni de los recursos de producción, ni de la distribución y
apropiación del producto. En otros términos, esos cambios no llevaron al “desarrollo”.
El fantasma del Estado-Nación
En América Latina, el debate sobre la hegemonía del Eurocentrismo3 llevaba a plantearse el
“desarrollo” en relación al Estado/Nación. Pero bajo la Colonialidad Global del Poder, esa
perspectiva era históricamente inconducente, precisamente cuando este patrón de poder
ingresaba, en su conjunto y a escala global, en un prolongado período de auge y de cambios
decisivos que aquí es útil resumir. Lo primero es que el capital industrial comenzó a vincularse
estructuralmente con lo que entonces fue denominado como “revolución científico-tecnológica”.
Esa relación implicaba, de una parte, la reducción de las necesidades de fuerza de trabajo viva
e individual y, en consecuencia, del empleo asalariado. De otro parte, la ampliación del margen
de acumulación especulativa como tendencia estructural y no solamente cíclica. Así se fue
configurando un nuevo capital industrial/ financiero, que pronto tuvo, relativamente, una rápida
expansión mundial.
Segundo, surgió un proceso de tecnocratización/ instrumentalización de la subjetividad, del
imaginario, de todo el horizonte de sentido histórico específico de la Colonial/ Modernidad/
Eurocentrada, un cambio profundo, radical, de las perspectivas y de las promesas iniciales de
la llamada “racionalidad moderna” (o “modernidad”). Por eso mismo, ésta era, en ese nuevo
carácter, tanto más atractiva y persuasiva cuanto más paradójica y ambivalente, históricamente
imposible en definitiva.
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El tercer punto es el desarrollo y la expansión del nuevo capital industrial-financiero, junto con
la derrota de los grupos nazi/fascistas de la burguesía mundial, en la disputa por la hegemonía
del capitalismo durante la Segunda Guerra Mundial, que facilitaron la desintegración del
colonialismo europeo en Asia y África. Al mismo tiempo dieron lugar a la prosperidad de las
burguesías, de las capas medias, inclusive de sectores importantes de los trabajadores
explotados, de los países euro/americanos.
Como cuarto aspecto aparece la consolidación del despotismo burocrático (rebautizado de
“socialismo realmente existente”) y su rápida expansión dentro y fuera de Europa, que ocurrió
dentro de ese mismo cauce histórico. Dicho modo de dominación fue afectado, de manera
cada vez más profunda, por esa corriente tecnocrática e instrumental de la “racionalidad”
colonial/moderna. Lo último que hay que considerar es que en ese contexto, la hegemonía de
esa versión de la “modernidad” operaba como el más poderoso mecanismo de dominación de
la subjetividad, tanto por parte de la burguesía mundial como de la despótica burocracia del
llamado “campo socialista”. Sería más difícil explicar de otro modo la exitosa alianza de ambos
modos de dominación para derrotar (sea en París, Nueva York, Berlín, Roma, Jakarta,
Tlatelolco, o en Shanghai y Praga) a los movimientos, juveniles sobre todo, que entre fines de
los 60s y comienzos de los 70s del siglo XX luchaban, minoritariamente pero en todo el mundo.
Entonces ya no lo hacían solamente contra la explotación del trabajo y contra el colonialismo y
el imperialismo, contra las guerras colonial-imperiales (en ese período, Vietnam era el caso
emblemático), sino también contra la ética social del productivismo y del consumismo; contra el
pragmático autoritarismo burgués y burocrático; contra la dominación de “raza” y de “género”;
contra la represión de las formas no convencionales de sexualidad; contra el reduccionismo
tecnocrático de la racionalidad instrumental y por una nueva tesitura estética/ética/política.
Pugnando, en consecuencia, por un horizonte de sentido histórico radicalmente distinto que el
implicado en la Colonialidad/Modernidad/Eurocentrada.
No obstante esa derrota, la simiente de un horizonte histórico nuevo pudo sobrevivir entre la
nueva heterogeneidad histórico/ estructural del imaginario mundial, y germina ahora como uno
de los signos mayores de la propuesta del Bien Vivir.
Un nuevo período histórico
El desarrollo de aquellas nuevas tendencias históricas del capital industrial-financiero llevó a
ese prolongado período de auge y de cambios a culminar con la explosión de una crisis raigal
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en la Colonialidad Global del Poder, en su conjunto y elementos fundantes, desde la segunda
mitad de 1973.
Con esa crisis, el mundo ha ingresado en un nuevo período histórico, cuyos procesos
específicos tienen profundidad, magnitud e implicaciones equivalentes, aunque con un casi
inverso signo, a los del período que denominamos como “Revolución Industrial -Burguesa”. Los
términos “neoliberalismo”, “globalización” y “postmodernidad” (que aquí no podrían ser
discutidos detenidamente) 4 presentan con razonable eficacia (no obstante todas sus
ambivalencias y complejidades) el carácter y las tendencias mayores del nuevo período.
Lo primero consiste, básicamente, en la imposición definitiva del nuevo capital financiero en el
control del capitalismo colonial/ moderno. En un sentido preciso, se trata de la imposición
mundial de la “desocupación estructural”, plenamente tramada con la “financiarización
estructural”.
Lo segundo es la imposición de esa definida trama sobre todos los países y la población
humana, que ocurrió en sus inicios, precisamente en América Latina, con la sangrienta
dictadura del general Augusto Pinochet en Chile, y después por la política de los gobiernos de
Margaret Thatcher y Ronald Reagan en Inglaterra y en Estados Unidos, respectivamente, con
el respaldo o la sumisión de todos los demás países. Esa imposición produjo la dispersión
social de los trabajadores explotados y la desintegración de sus principales instituciones
sociales y políticas (sindicatos, sobre todo); la derrota y desintegración del llamado “campo
socialista”, y de virtualmente todos los regímenes, movimientos y organizaciones políticas con
los que estaba vinculado.
China, y después Vietnam, optaron por ser miembros del nuevo “capitalismo realmente
existente”, industrial-financiero y globalizado, bajo un despotismo burocrático reconfigurado
como socio de las mayores corporaciones financieras globales y del Bloque Imperial Global 5.
En fin, “postmodernidad” se denomina a la imposición definitiva de la tecnocratización/
instrumentalización de la “racionalidad moderna”. Esto es, de la Colonialidad/ Modernidad/
Eurocentrada.
Estamos, pues, inmersos en un proceso de completa reconfiguración del patrón de poder que
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ahora es reconocible como la Colonialidad Global del Poder. Se trata, en primer término, de la
aceleración y la profundización de una tendencia de reconcentración del control del poder. Eso
implica la reprivatización de los espacios públicos, del Estado en primer término; la
reprivatización del control del trabajo, de los recursos de producción y de la
producción/distribución; la polarización social extrema y creciente de la población mundial; la
exacerbación de la “explotación de la naturaleza”; la hiperfetichización del mercado junto con la
mercantización de la subjetividad y de la experiencia de vida de los individuos. También la
consecuente intensificación del control de la subjetividad, por medio del “fundamentalismo” de
todas las religiones e ideologías dominantes y de la manipulación y control de los recursos
tecnológicos de comunicación y de transporte, para empujarla hacia la dispersión individualista
de quienes no resisten, o no son capaces de resistir, a la tecnocratización /instrumentalización
de la colonialidad/modernidad.
La explotación de la naturaleza
Aunque de manera apenas alusiva, no sería pertinente dejar de señalar que uno de los
elementos fundantes de la Colonialidad/ Modernidad/ Eurocentrada es el nuevo y radical
dualismo cartesiano,que separa la “razón” y la “naturaleza” 6. De allí, una de las ideas más
características del eurocentrismo, en cualquiera de sus vertientes: la “explotación de la
naturaleza” como algo que no requiere justificación alguna y que se expresa cabalmente en la
ética productivista engendrada junto con la “revolución industrial”. No es en absoluto difícil
percibir la inherente presencia de la idea de “raza” como parte de la “naturaleza”, como
explicación y justificación de la explotación de las “razas inferiores”.
Es al amparo de esa mistificación metafísica de las relaciones humanas con el resto del
universo, que los grupos dominantes del Homo Sapiens en la Colonialidad Global del Poder, en
especial desde la “revolución industrial”, han llevado a la especie a imponer su hegemonía para
explotar las demás especies animales y una conducta predatoria sobre otros elementos
existentes en este planeta. Y, sobre esa base, el capitalismo colonial global practica una
conducta cada vez más feroz y depredadora, que termina poniendo en riesgo no solamente la
sobrevivencia de la especie entera en el planeta, sino la continuidad y la reproducción de las
condiciones de vida, de toda vida, en la Tierra. Bajo su imposición, hoy estamos matándonos
entre nosotros y destruyendo nuestro común hogar.
Desde esta perspectiva, el llamado “calentamiento global” o “crisis climática”, lejos de ser un
fenómeno “natural”, que ocurre en algo que llamamos “naturaleza” y separado de nosotros
como miembros de la especie animal Homo Sapiens, es el resultado de aquella desorientación
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global de la especie sobre la Tierra, impuesta por las tendencias predatorias del nuevo
capitalismo industrial-financiero. Esto es una de las expresiones centrales de la crisis raigal de
la Colonialidad Global del Poder.
La nueva resistencia global
Desde fines del siglo XX, una proporción creciente de las víctimas de dicho patrón de poder ha
comenzado a resistir a esas tendencias en el mundo. Los dominadores, los “funcionarios del
capital”, sea como dueños de las grandes corporaciones financieras o como gobernantes de
regímenes despótico-burocráticos, responden con violentas represiones, ahora no solo dentro
de las fronteras convencionales de sus propios países, sino también fuera de ellas. Así,
desarrollan una tendencia a la recolonización global, usando los más sofisticados recursos
tecnológicos que acaban con la vida de personas, de manera rápida y con menos costo como
lo hace Estados Unidos en Irak o Afganistán. Dadas esas condiciones, en la crisis de la
Colonialidad Global del Poder y, en especial, de la Colonialidad/ Modernidad/Eurocentrada, la
exacerbación de la conflictividad y de la violencia se ha establecido como una tendencia
estructural globalizada.
Tal exacerbación de la conflictividad, de los fundamentalismos, de la violencia, aparejada a la
creciente y extrema polarización social de la población del mundo, va llevando a la resistencia
misma a configurar una nueva expresión de conflicto.
La resistencia tiende a desarrollarse como un nuevo sentido de la existencia social, de la vida
misma, precisamente porque la vasta población implicada percibe, con intensidad creciente,
que lo que está en juego ahora no es solo su pobreza, como su sempiterna experiencia, sino,
precisamente, su propia sobrevivencia. Tal descubrimiento entraña, necesariamente, que no se
puede defender la vida humana en la Tierra sin defender, al mismo tiempo, en el mismo
movimiento, las condiciones de la vida misma.
De ese modo, la defensa de la vida humana y las condiciones de vida en el planeta se van
constituyendo en el sentido nuevo de las luchas de resistencia de la inmensa mayoría de la
población mundial. Y sin subvertir y desintegrar la Colonialidad Global del Poder y su
Capitalismo Colonial/Global, hoy en su más predatorio período, esas luchas no podrían
avanzar hacia la producción de un sentido histórico alternativo al de la
Colonialidad/Modernidad/Eurocentrada.
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Ese nuevo horizonte, la defensa de las condiciones de su propia vida y de las demás en este
planeta, ya está planteado en las luchas y prácticas sociales alternativas.
En consecuencia, en contra de toda forma de dominación-explotación en la existencia social.
Es decir, una Des/Colonialidad del Poder como punto de partida, y la producción y
reproducción democráticas de la existencia social como eje continuo de orientación de las
prácticas sociales.
Es en este contexto histórico donde hay que ubicar, necesariamente, todo debate y elaboración
acerca de la propuesta del Bien Vivir. Por consiguiente, se trata, ante todo, de admitirla como
una cuestión abierta, no solamente en la discusión, sino en la práctica social cotidiana de las
poblaciones que decidan urdir y habitar históricamente en esa nueva existencia social posible.
Para desarrollarse y consolidarse, la Des/Colonialidad del poder implicaría prácticas sociales
configuradas por:
a) la igualdad social de individuos heterogéneos y diversos, contra la “desigualizante”
clasificación e identificación racial, sexual y social de la población mundial;
b) por consiguiente, las diferencias, ni las identidades, no serían más la fuente o el argumento
de la desigualdad social de los individuos;
c) las agrupaciones y/o identidades serían el producto de las decisiones libres y autónomas de
individuos libres y autónomos;
d) la reciprocidad entre grupos y/o individuos socialmente iguales, en la organización del
trabajo y en la distribución de los productos;
e) la redistribución igualitaria de los recursos y productos, tangibles e intangibles, del mundo,
entre la población mundial;
f) la tendencia de asociación comunal de la población mundial, en escala local, regional, o
globalmente, como el modo de producción y gestión directas de la autoridad colectiva y, en ese
preciso sentido, como el más eficaz mecanismo de distribución y redistribución de derechos,
obligaciones, responsabilidades, recursos, productos, entre los grupos y sus individuos, en
cada ámbito de la existencia social, sexo, trabajo, subjetividad, autoridad colectiva y
corresponsabilidad en las relaciones con los demás seres vivos y otras entidades del planeta o
del universo entero.
Los indígenas del “Sur global” y el “Bien Vivir”
No es por accidente histórico que el debate sobre la Colonialidad del Poder y sobre la
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Colonialidad/Modernidad/Eurocentrada, haya sido producido, en primer término, desde América
Latina. Así como no lo es que la propuesta del Bien Vivir provenga, en primer término, del
nuevo movimiento de los “indígenas” latinoamericanos.
América Latina es el mundo constituido en las “Indias Accidentales” (irónica referencia a la
divulgada idea de “Indias Occidentales”) 7. Por eso, es el espacio original y el tiempo inaugural
de un nuevo mundo histórico y de un nuevo patrón de poder. Y, así mismo, es el lugar de la
primera “indigenización” de los sobrevivientes del genocidio colonizador, la primera población
del mundo sometida a la “racialización” de su nueva identidad y de su lugar dominado en el
nuevo esquema de poder.
América Latina y la población “indígena” ocupan, pues, un lugar basal, fundante, en la
constitución y en la historia de la Colonialidad del Poder. De allí su actual lugar y papel en la
subversión epistémica/teórica/histórica/estética/ética y política de este patrón de poder en
crisis, implicada en las propuestas de la Colonialidad Global del Poder y del Bien Vivir8 como
una existencia social alternativa. Empero, si bien América, y en particular América Latina, fue la
primera nueva identidad histórica de la Colonialidad del Poder y sus poblaciones colonizadas
los primeros “indígenas” del mundo, desde el siglo XVIII el resto del territorio del planeta fue
conquistado por Europa Occidental y sus respectivas poblaciones, la inmensa mayoría de la
población mundial, fueron colonizadas, racializadas y, en consecuencia, “indigenizadas”. Su
actual emergencia no consiste, pues, en otro “movimiento social” más. Se trata de todo un
movimiento de la sociedad cuyo desarrollo podría llevar a otra existencia social, liberada de
dominación, explotación y violencia: a la Descolonidad Global del Poder.
El debate de estos temas ha mostrado a plena luz que la relación social de dominación y
explotación fundada en torno a la idea de “raza” es un producto de la historia del poder y de
ninguna cartesiana “naturaleza”. Pero también hace patente la extrema heterogeneidad
histórica de esa población “indigenizada”, en su previa historia, por las experiencias durante
casi medio millar de años y que ahora produce el nuevo movimiento de la sociedad por la
Des/Colonialidad del Poder.
No tendría sentido esperar que esa heterogénea población, que compone la inmensa mayoría
de la población del mundo, haya producido o cobijado un imaginario histórico homogéneo,
universal, como alternativa a la Colonialidad Global del Poder. Eso no podría ser concebible
inclusive tomando en cuenta exclusivamente a América Latina, o a América en su conjunto.
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De hecho, todas esas poblaciones, sin excepción, provienen de experiencias históricas de
poder, distintas entre sí y distintas respecto de la Colonialidad del Poder, aunque no
necesariamente respecto a la colonización. El poder parece haber sido, en toda la historia
conocida, no solamente un fenómeno de las existencias sociales de larga duración, sino, más
aun, la principal motivación de la conducta colectiva de la especie.
Sin embargo, las poblaciones “indigenizadas” bajo la dominación colonial, primero en “América”
bajo Iberia, y más tarde en todo el mundo bajo “Europa Occidental”, no solo han compartido en
común, universalmente, las perversas formas de dominación y explotación. Aunque suene
paradójico, también en la resistencia estos pueblos han compartido comunes aspiraciones
históricas contra la dominación, la explotación y la discriminación y que se resumen en la
igualdad social de individuos heterogéneos, la libertad de pensamiento y de expresión, la
redistribución igualitaria de recursos, así como su control en los diversos ámbitos centrales de
la existencia social. Por todo eso, en la “indigenidad” histórica de las poblaciones víctimas de la Colonialidad Global
del Poder no se alienta solamente la herencia del pasado, sino todo el aprendizaje de la
resistencia histórica de tan largo plazo. Estamos, por eso, caminando en la emergencia de una
identidad histórica nueva, histórico/estructuralmente heterogénea como todas las demás, cuyo
desarrollo podría producir la nueva existencia social liberada de dominación, explotación y
violencia que es el corazón mismo de la demanda del Foro Social Mundial: Otro Mundo es
Posible.
En otros términos, el nuevo horizonte de sentido histórico emerge con toda su heterogeneidad
histórico/estructural. En esa perspectiva, la propuesta del Bien Vivir es, necesariamente, una
cuestión abierta 9 que requiere ser continuamente indagada, debatida y practicada.
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(*) Publicado en “Informe 2009-2010 Oxfam. Pobreza, desigualdad y desarrollo en el Perú,
Julio 2010)
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Notas
1. Aunque también se usa los términos “Vivir Bien” y “Buen Vivir”, “Bien vivir” es el más antiguo
y el más usual en la zona norte sudamericana con poblaciones indígenas. Fue usado por
primera vez por Guaman Poma de Ayala. “Buen vivir” es más común en el Altiplano
peruanoboliviano.
2. El patrón de poder establecido con “América” produjo una nueva identidad histórica que
ahora se llama “Europa Occidental”. Esto es, la Colonialidad del Poder se “eurocentró”. En ese
nuevo contexto, fue producida la llamada “racionalidad moderna” o “modernidad”.
Por eso, esta perspectiva no podría ser adecuadamente entendida por separado de la
Colonialidad y del Eurocentramiento del Poder. Al respecto, hoy existe un debate mundial a
partir, ante todo, de mis textos: “Colonialidad y Modernidad/Racionalidad”, publicado en PERU
INDIGENA, Vol.13, No. 29, Lima 1992; “Americanity as a Concept or the Americas in the
Modern World-System” en co-autoría con Immanuel Wallerstein y publicado en International
Social Science Journal, No. 134, Nov. 1992, UNESCO/BLACKWEL, pp. 549-557, Paris,
Francia. “América Latina en la Economía Mundial”, debatido en la reunión mundial de UNESCO
en octubre de 1992, y publicado en PROBLEMAS DEL DESARROLLO, Instituto de
Investigaciones Económicas, UNAM, vol. XXIV, No. 95, octubre-diciembre 1993, México. Y
“Colonialidad del Poder y Eurocentrismo en América Latina”, en Edgardo Lander, comp.
Colonialidad del Saber, Eurocentrismo y Ciencias Sociales, UNESCO-CLACSO 2000, pp.
201ss.
3. Entendido como un modo de producir y de controlar el imaginario social, la memoria y el
conocimiento.
4. Mi contribución al debate de esas cuestiones, principalmente en: Modernidad, Identidad y
Utopía en América Latina. Ed. SOCIEDAD Y POLITICA, Lima 1988; “Colonialidad del Poder,
Globalización y Democracia”, originalmente en TENDENCIAS BASICAS DE NUESTRA ERA. Instituto de Estudios Internacionales Pedro Gual., 2001. Caracas, Venezuela. Una versión
revisada, en SAN MARCOS, No. 25, Julio 2006, revista de la Universidad de San Marcos,
Lima, Perú; “Entre la Guerra Santa y la Cruzada”, originalmente en AMERICA LATINA EN
MOVIMIENTO, No. 341, octubre 2001. Quito, Ecuador; “El Trabajo al Final del Siglo
XX”,originalmente en PENSÉE SOCIALE CRITIQUE POUR LE XXI SIÉCLE, Melanges en
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“Bien Vivir” para Redistribuir el poder
l´honneur de Samir Amin. Forum du Tiers- Monde, L´Harmattan 2003, pp.131-149, Paris,
France; y “Paradojas de la Colonialidad/ Modernidad/Eurocentrada”, en HUESO HÚMERO, No.
53, abril 2009, pp. 30-59. Lima, Perú.
5. Sobre el concepto de Bloque Imperial Global, remito a “Colonialidad del Poder, Globalización
y Democracia”, ya citado.
6. Un debate más detenido puede ser encontrado en “Colonialidad del Poder y Clasificación
Social”, originalmente en FESTSCHRIFT FOR IMMANUEL WALLERSTEIN. En Journal of
World- Systems Research, vol. VI, No. 2, Fall/Winter 2000, pp.342-388. Special Issue. Giovanni
Arrighi and Walter L. Goldfrank, eds. Colorado, USA
7. Robert Finley: Las Indias Accidentales. Ed. Barataria, 2003. España.
8. Bien Vivir es, probablemente, la formulación más antigua en la resistencia “indígena” contra
la Colonialidad del Poder. Fue, notablemente, acuñada en el Virreinato del Perú, por nada
menos que Guaman Poma de Ayala, aproximadamente en 1615, en su Nueva coronica y buen
gobierno. Carolina Ortiz Fernández es la primera en haber llamado la atención sobre ese
histórico hecho: “Felipe Guaman Poma de Ayala, Clorinda Matto, Trinidad Henríquez y la teoría
crítica. Sus legados a la teoría social contemporánea”, en YUYAYKUSUN, Nro. 2, Universidad
Ricardo Palma, diciembre 2009.
9. Acerca de eso, por ejemplo, las recientes entrevistas a dirigentes aimaras en Bolivia, hechas
y difundidas por Katu Arconada. La revista América Latina en Movimiento, de la Agencia
Latinoamericana de Información (ALAI), ha dedicado el No. 452, febrero del 2010,
íntegramente a este debate, bajo el título general de “Recuperar el sentido de la vida”.
Respecto de las prácticas sociales mismas, hay un importante movimiento de investigación
específica. Ver Vivir Bien Frente al Desarrollo. Procesos de planeación participativa en
Medellin. Esperanza Gómez et al., Facultad. de Ciencias Sociales, Universidad de Medellín,
Colombia, 2010.
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