Download Crisis y democracia

Document related concepts

Wolfgang Streeck wikipedia , lookup

Quinto poder wikipedia , lookup

Historia del capitalismo wikipedia , lookup

Democracia económica wikipedia , lookup

Anticapitalismo wikipedia , lookup

Transcript
Crisis y democracia
Jurgo Alkasaro
No se pretende en este pequeño artículo analizar la actual crisis financiera, para
cuya comprensión se ha producido ya suficiente literatura que, por otra parte, se
supone conocida por el lector, sino reflexionar sobre las deficiencias de la respuesta sindical y popular a la misma.
La crisis
Inmerso en la crisis y en la lucha por la
mera supervivencia ante sus devastadoras
consecuencias, poco o nada reflexiona el
trabajador, ni aún el sindicalista, en la raíz
del fenómeno y en su erradicación. Siguiendo a los medios de comunicación,
piensa que la crisis es un fenómeno financiero y aún una mera estafa.
La crisis financiera es el estallido de una
“burbuja” de un sistema de especulación
bursátil, en realidad, la mera manifestación
de la existencia de otra crisis mucho más
grave y profunda: la crisis del sistema capitalista. Si hay algo que muestre la crisis sistémica e irreparable del capitalismo es el
hecho de que resulte más rentable la especulación sobre valores ficticios que la inversión en la industria que, se supone, es la
base misma del sistema.
El sistema
Pero no. La base misma del sistema no
es la industria, sino la acumulación de capital. Por ello, la producción no está orientada a la satisfacción de las necesidades humanas, sino a la obtención de beneficios
económicos. Muestra de ello es que, mientras gran cantidad de necesidades quedan
sin cubrir, se invierten inmensas fortunas
en crear nuevas necesidades “más rentables”.
El capital necesita crecer constantemente por cualquier medio. Viendo cual es la
forma más fácil y rápida de obtener beneficios reinvertibles (acumular capital), podemos ver el “estado de salud” del sistema.
Cuando la forma de enriquecerse consiste
en construir fábricas, nos hallamos ante el
“capitalismo clásico”, el “industrialismo”,
el capitalismo contra el que lucharon nuestros abuelos anarquistas. Cuando el capital
rinde más invirtiendo en la industria de
otros, haciendo de usureros de la industria,
nos hallamos ante el capitalismo financiero, ante el capitalismo que inventó las guerras mundiales –prueba fehaciente de que
el sistema de la revolución industrial ya no
funciona. Cuando el gran medio de capitalización consiste en comprar y vender valores ficticios, nos hallamos ante el capitalismo de las mafias, de los estafadores y el
blanqueo de dinero criminal, nos hallamos
ante un sistema en el que los industriales y
los banqueros son desplazados por los
gangsters y los embusteros de los medios
de comunicación. Nos hallamos ante un
sistema que sólo puede ofrecer miseria y
destrucción al conjunto de la sociedad.
La democracia económica
La democracia, la participación de la sociedad en la toma de decisiones, es, según
se dice, la base de la sociedad “occidental”.
Esta democracia tiene dos esferas perfectamente delimitadas y perfectamente separadas: la política y la económica. Mientras el
derecho universal a participar en la esfera
política es, al menos de palabra, reconocido
por el sistema y por todos sus secuaces (políticos, periodistas, pedagogos...), un derecho universal a participar en las decisiones
de carácter económico no es reconocido ni
aun de palabra ni por el sistema, ni por
sus secuaces, porque el único derecho eco-
nómico que existe es el de propiedad.
Sin embargo, es también una verdad universalmente reconocida que la auténtica
base de la sociedad es de carácter económico y que el autentico poder no es el político,
sino el económico, es decir, ni a los políticos se les ocurriría negar que el poder político es subsidiario del poder económico.
Ahora bien, el capital no es más que una
acumulación de beneficios extraídos de la
explotación del trabajo asalariado, luego,
sin necesidad de haber leído a Proudhon o
a Marx, está claro que la posesión de capital no es más que un robo a la sociedad, como lo es la privatización del agua potable.
Si el destino de los pueblos y del sistema
mismo depende de la economía ¿cómo es
posible que los pueblos no reclamen su
propiedad sobre el capital?
Si se producen crisis como la actual crisis
financiera, que inevitablemente comportará un crisis industrial y social, es sólo porque las decisiones realmente importantes
para la sociedad las toman unos pocos en
función de sus intereses particulares. La
democracia económica, el derecho universal a participar en la toma de decisiones
económicas, es la única garante no sólo de
la defensa de los derechos de los pueblos,
sino de la propia supervivencia de la humanidad.
Sin embargo, nadie, ni siquiera los sedicentes revolucionarios, pone en tela de juicio el derecho de propiedad sobre la riqueza social de los expoliadores.
Papel del sindicalismo
El papel del sindicalismo institucionalizado está claro para el lector y no requiere
mayor comentario. Pero ¿qué papel juega
el sindicalismo revolucionario y el anarcosindicalismo? ¿qué papel juegan los movimientos sociales?
El consenso logrado sobre la propiedad
de la riqueza social acumulada (convertida
en capital por los explotadores) parece alcanzar también a las organizaciones combativas, si no en su ideario, sí por lo menos
en su actividad pública. El temor a aislarse
del conjunto de la clase y de la población
en general, si se cuestiona la propiedad privada de la riqueza social acumulada y se reclama el derecho a decidir sobre nuestras
vidas, lleva al propio sindicalismo combativo a enfrentarse sólo a los efectos del problema, no a su raiz.
No afrontar la crisis de forma radical, reclamar paliativos (planes sociales, subsidios, sueldos sociales, etc) en vez de plantear claramente la exigencia de la democracia
económica, o sea, la propiedad social sobre
la riqueza social, es fomentar la falta de
conciencia de la desconcienciada clase
obrera y jugar un papel, aunque cuantitativamente distinto, cualitativamente equivalente al del sindicalismo institucional.
La estafa no es la crisis financiera ni la
“refundación del capitalismo” que prometen los amos del mundo. La estafa es el capitalismo mismo.
El primero a quien, cercando un terreno, se lo ocurrió decir «esto es mío» y halló
gentes bastante simples para creerle fue el verdadero fundador de la sociedad civil.
¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos; cuántas miserias y horrores habría evitado
al género humano aquel que hubiese gritado a sus semejantes, arrancando las
estacas de la cerca o cubriendo el foso: «¡Guardaos de escuchar a este impostor;
estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y la tierra de nadie!»
Jean-Jacques Rousseau
Contra la crisis,
AUTOGESTIÓN
Contra el capitalismo, COMUNISMO LIBERTARIO