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emprender Nº 44| 55 Las políticas culturales son una de las herramientas fundamentales para el desarrollo de los países y de su gestión en un mundo globalizado en el marco de la protección y promoción de la diversidad de estas expresiones. Conocer cómo se diseñan, cuáles son sus prioridades y las estrategias desplegadas por los distintos organismos en la conformación de proyectos políticos es primordial para quienes desarrollan sus actividades en este ámbito. Reflexionar sobre las políticas culturales en la Argentina contemporánea presupone un análisis renovado de la sociedad, sus cambios y sus demandas. Deben tenerse en cuenta las nuevas formas de producción, los modos de constitución de los públicos de los productos culturales y de qué manera dichos productos se presentan. En este proceso de producción, circulación y consumo cultural, es clave el modo que ha adoptado la globalización cultural en la Argentina. Es imprescindible pensar la problemática sobre la formulación de políticas en el área de la cultura en el nuevo siglo y la transformación de las relaciones sociales, esto es, de qué manera las políticas culturales estarían vinculadas con los efectos que el modelo neoliberal ha tenido en el tejido social y con las formas institucionales y no institucionales que adopta la hegemonía cultural. La vinculación entre Estado y cultura se sustenta en una cuestión jurídica: el reconocimiento de los derechos económicos, sociales y culturales del ciudadano. A diferencia de los derechos civiles y políticos, donde se reclama que el Estado sólo intervenga ante su violación, los primeros solamente pueden ser garantidos mediante políticas y prácticas activas que aseguren su implementación. Desde mediados del Siglo XX, las políticas culturales públicas son una obligación del Estado con la ciudadanía. Algo similar a lo que ocurre con la educación y la salud. La falta de intervención estatal deja a estos ámbitos librados a la ‘mano invisible’ del mercado, donde impera la ley del más fuerte, la negación y hasta el extermino del “otro”. La estetización de la vida cotidiana parece extenderse a diversas esferas, proceso del cual también forman parte los sectores excluidos. A su vez, hoy no tiene sentido pensar las políticas culturales en relación al Estado Nación, ya que no existen las identidades nacionales. Ahora bien, ¿cómo es vivenciada la identidad nacional en la actualidad y de qué manera pueden ser incorporadas sus manifestaciones, expresadas, por ejemplo, en ámbitos como el fútbol y los medios de comunicación, en una reflexión ue recupere la memoria histórica, la social y la cultural de un universo no estrictamente local? En ese sentido es importante pensar la acción cultural como generadora de un espacio público que incluya las transformaciones de la cultura contemporánea. Esto no significa abandonar valiosos conceptos en cuanto a la preocupación por una esfera pública discursiva fundada en un paradigma letrado, pero éste deberá convivir con la perspectiva de un espacio público figural, permeado por las nuevas formas estéticas y las nuevas narrativas contemporáneas. Neoliberalismo, posmodernismo, subjetividades y estilos de vida forman parte del desafío de la acción cultural. Al pensar las políticas culturales sobresale la relevancia de la intervención en el plano de la desigualdad, función que le corresponde al Estado, en términos clásicos, en la sociedad capitalista. En este análisis, no obstante, es imperante reflexionar sobre las características del escenario social y cultural actual, puesto que, como consecuencia de la dinámica social, el sujeto, productor y consumidor de la cultura, también fue radicalmente transformado| PLANOAZUL.com | Portal de Arte & Cultura Políticas culturales en la actualidad