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Animación sociocultural, desarrollo comunitario
versus educación para el desarrollo: una experiencia
integradora en educación superior
Itahisa Pérez-Pérez
resumen
El nuevo Espacio Europeo de Educación Superior (eees) ha supuesto una adaptación en los métodos de
enseñanza-aprendizaje, pasando de un modelo educativo basado en la enseñanza a un modelo basado
en el aprendizaje. Así, el profesorado pasa a un segundo plano y el rol principal recae en el alumnado. El
presente artículo se centra en una experiencia integradora, y a la vez novedosa, en nuestra facultad; se
trata de vincular en clase tres disciplinas afines: la animación sociocultural, el desarrollo comunitario y la
educación para el desarrollo. Esta vinculación se realiza por medio de una metodología participativa que
desarrolla la competencia de trabajo en equipo y otorga un papel protagonista al estudiante. La experiencia se desarrolla en la asignatura “Estrategias educativas para la animación sociocultural y el desarrollo
comunitario”, en el segundo del grado de Educación social, curso académico 2011/2012, en la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla, España.
Palabras clave: metodologías, cambio social, participación de la comunidad, educación para el desarrollo, universidad.
Animação sociocultural, desenvolvimento comunitário e educação para o
desenvolvimento: uma experiência inovadora em educação superior
resumo
O novo Espaço Europeu de Ensino Superior (eees) supôs uma adaptação nos métodos de ensino-aprendizagem, passando de um modelo educativo baseado no ensino para um modelo baseado na aprendizagem. Desse jeito, o professorado fica em segundo plano e o papel principal recai nos. Este trabalho está
focado numa experiência integradora, e ao mesmo tempo inovadora, nesta faculdade; trata-se de vincular
na aula três disciplinas afins: a animação sociocultural, o desenvolvimento comunitário e a educação para
o desenvolvimento. Tudo enquadrado numa metodologia participativa desenvolvendo a competência de
trabalho em equipe e outorgando assim um papel protagonista ao estudante. Esta experiência é desenvolvida na matéria “Estratégias educativas para animação sociocultural e desenvolvimento comunitário”,
no segundo ano do grau em Educação social no curso acadêmico 2011/2012 na Universidade Pablo de
Olavide, Sevilla, España.
Palavras chave: metodologias, mudança social, participação da comunidade, educação para o desenvolvimento, universidade.
Itahisa Pérez-Pérez
[email protected]
Española. Maestra en Educación para el desarrollo, sensibilización social y cultura de paz por la Universidad
Pablo de Olavide, Sevilla, España. Es profesora sustituta interina de la Universidad Pablo de Olavide,
impartiendo diversas asignaturas en Educación social y Trabajo social. Profesora-tutora de los cursos de
especialista y maestría en Animación sociocultural e Intervención socioeducativa. Pertenece al grupo de
investigación de Educación de la Universidad Pablo de Olavide.
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Socio-cultural animation and community development vs. education for
development: an innovative experience in higher education
abstract
The new European Space of Higher Education (eshe) has implied an adaptation in the methods of the
teaching and learning process, passing from an educational model based on teaching to a model based on
learning. Thus, faculty moves to the background and the main role falls on the student body. This article
is centered on a conciliatory experience (also novel in our faculty) of linking three related disciplines in the
classroom: sociocultural animation, community development and education for development. All of this
is framed in a participative methodology, developing the competency of teamwork and thus giving students a featuring role. This experience is developed in the course “Educational strategies for sociocultural
animation adn community development” in the second term of the degree in the Social Education in the
2011/2012 academic course in the Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España.
Key words: methodologies, social change, community participation, education for development,
university.
Recepción: 06/05/12. Aprobación: 20/06/13.
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“Mi empeño es, ha sido y será, que los que me lean,
piensen y mediten en las cosas fundamentales,
y no ha sido nunca el de darles pensamientos hechos.
Yo he buscado siempre agitar, y a lo sumo,
sugerir más que instruir.
No vendo pan, sino levadura”
Miguel de Unamuno
Frente al paradigma tradicional que centra el eje de la
enseñanza sobre la tarea del profesor, el Espacio Europeo de Educación Superior (eees) promueve una
teoría basada en el supuesto de que sólo se logra un
aprendizaje eficaz cuando es el propio alumno el que
asume la responsabilidad en la organización y desarrollo de su trabajo académico. Aceptar este principio
supone enfocar necesariamente los procesos de enseñanza desde una perspectiva distinta a la actual, ya que
el centro de la actividad pasa del profesor al estudiante.
Introducción
La Declaración de Bolonia en 1999, con la aprobación e implantación de las nuevas titulaciones
universitarias, representó un punto y seguido en la
docencia de la educación superior (es). Tal y como
señalaba en España la Ley Orgánica 6/2001, del
21 de diciembre, con respecto a las universidades:
“estos nuevos escenarios y desafíos requieren nuevas
formas de abordarlos”.
Este nuevo contexto nos ha llevado a una reformulación de la docencia que ha supuesto grandes
ajustes burocráticos y técnicos: elaboración de guías
docentes, desarrollo de competencias y resultados de
aprendizaje, reducción de clases magistrales, fomento del trabajo académico del estudiante y trabajo autónomo, etcétera.
No obstante, esos cambios pasan por un nuevo
paradigma docente que en nuestro caso se centra en
la metodología participativa. En diversas disciplinas
sociales, y concretamente en nuestro campo de actuación que es la animación sociocultural, se insiste
en que la clave para lograr un auténtico cambio o
transformación social pasa por implicar al colectivo
en su propia situación. Esto es precisamente lo que
hemos intentando desarrollar en nuestras clases, teniendo en cuenta la estructura y filosofía de la institución. En otras palabras, y como afirma De Miguel
(2006: 16):
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En este sentido, el eees otorga importancia a la
formación global e integral, resaltando el compromiso ético y el reconocimiento de la interculturalidad,
buscando equilibrios entre la formación personal y
ciudadana, así como entre la profesional y académica. De esta manera, consideramos que la herramienta imprescindible para promover la solidaridad y la
cooperación entre los pueblos, convirtiéndose en un
elemento clave que debe estar presente en la formación de formadores dedicados a la educación en general, y más concretamente a la educación social, es
la educación para el desarrollo (epd).
Antes de seguir profundizando en nuestra experiencia, explicamos algunos aspectos claves de la
conceptualización de esta disciplina.
La epd la concebimos como aquel “proceso educativo que favorece la comprensión de las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el
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Norte y el Sur, que promueve valores y actitudes relacionados con la solidaridad y la justicia social, y busca
vías de acción para alcanzar un desarrollo humano y
sostenible” (Argibay et al., 1997: 19). Resulta de interés
resaltar la primeras palabras de la mencionada definición, puesto que la educación como proceso implica
el diálogo entre dos agentes educativos de manera asimétrica, donde uno de ellos tiene el rol de motivar y
estimular —convirtiéndose en un guía del proceso— y
el educando debe ir aprendiendo a asumir su propia
responsabilidad y autonomía en la construcción de sí
mismo y ser para otros.
Estos principios se asemejan a los ejes fundamentales de la Declaración de Bolonia (aptitudes,
motivaciones, valores, autonomía, libertad, etcétera), y tienen relación con las bases de la animación
sociocultural y el desarrollo comunitario. Por ello
consideramos importante desarrollar las competencias de actitud crítica, sensibilización, empatía,
etcétera, claves para el profesional de la educación
y la pedagogía social. De ahí la importancia de dar
a conocer dichas disciplinas y reflexionar conjuntamente sobre sus líneas convergentes y también sobre
sus diferencias, otorgándole importancia al trabajo
inter y multidisciplinario.
Como fase previa a esta práctica, desarrollamos
en el curso académico 2010/2011 una experiencia
innovadora al trabajar la epd dentro de la asignatura
Educación social ante la diversidad cultural.1 El motivo de esta relación parte de considerar la educación
intercultural como una de las líneas de actuación en
la epd, convirtiéndose en una propuesta para entender la educación en contextos multiculturales.
A partir de ahí, con la acogida que tuvieron los
y las estudiantes ante dicha iniciativa, el desconocimiento de la epd en los grados de nuestra facultad,
así como nuestro interés profesional, se decidió diseñar e implementar esta práctica.
Para comprender mejor estas relaciones, cabe
mencionar que la animación sociocultural (asc),
según Pérez-Pérez (2013a: 72), es una “metodología
participativa —basada en la pedagogía no directiva— que implica dinamismo y desarrollo social. Su
función principal es la movilización social basada en
el grupo y/o comunidad, con el fin último de lograr
un cambio o transformación social”.
Tradicionalmente la asc, debido a sus orígenes
ligados a la educación popular de Freire en Latinoamérica, ha estado vinculada al ámbito no reglado o
no formal. Sin embargo, cada día se hace más latente su importancia en cualquier ámbito de actuación,
ya que su objetivo es transformar actitudes y valores, incluyendo el fomento del sentido crítico, de la
responsabilidad y de los procesos de concienciación.
Asimismo, implica transformar relaciones personales, basándonos en la comunicación, en la expresión.
En definitiva, y según la concepción de AnderEgg (1978), la animación sociocultural es una
estrategia de intervención que trabaja por un determinado modelo de desarrollo comunitario. Su finalidad es promover la participación y dinamización
social mediante procesos de responsabilización de
los individuos en la gestión y dirección de sus propios
recursos. Tal y como señala García Roca (1999: 52)
“sólo las relaciones sinérgicas están en condiciones
de acreditar una intervención adecuada […], significa incrementar la coordinación entre los distintos
actores y entre las distintas dimensiones de la necesidad, con la participación de todos”.
Una vez definido, a grosso modo, cada uno de los
conceptos que configuran esta experiencia novedosa en la educación superior, consideramos necesario
destacar algunas características que relacionan íntimamente a la asc con la epd; éstos son los postulados de la animación sociocultural (Quintana
Cabanas, 2002):
De esta experiencia se presentó comunicación: I. Pérez-Pérez, M. Cárdenas-Rodríguez y N. Martín-Bermúdez (2011), “Buenas prácticas de educación para el desarrollo y diversidad cultural en la enseñanza universitaria”, en V Congreso Universidad y Cooperación
al Desarrollo, Cádiz, abril de 2011.
1
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• El ser humano es un ser activo, que ha de evitar
la pasividad y el comportarse como un sujeto
meramente receptivo.
• El ser humano es un ser libre.
• El vivir ya satisfecho con lo existente significa no percatarse de deficiencias estructurales
importantes.
• El ser humano tiene algo que decir.
• El ser humano no quiere ser explotado.
• La expresión de las propias ideas y sentimientos es un derecho humano porque es una necesidad humana, y además porque es el primer
medio de exigir una vida social libre y justa.
• La vida, reflexión, expresión y acción en grupo constituye un medio eficaz de análisis y
perfeccionamiento de las realidades sociales y
humanas.
• El compromiso social y la solidaridad con los
demás constituye un deber social moral.
• La cultura popular es el alma del pueblo.
construcción, enmarcado en la pedagogía social y
la educación social. Nace del desarrollo humano
(sanitario, alimenticio, laboral, económico, social y
cultural), claramente “recortado” en el mundo desarrollado anglosajón —en el norte—, se nutre de
experiencias y métodos originarios del sur latino y
del sur del Tercer Mundo —unido al desarrollo humano—. En este sentido, el desarrollo social y cultural suele ser gestionado por medio de la animación
sociocultural, aunque no siempre es así.
En otras palabras, el dc tiene como objeto desarrollar la vida digna de las comunidades (mejorar
sus condiciones de vida) y aumentar su autonomía e
independencia. Según Rubio (2006: 2) “supone en su
esencia un modelo de organización social sustentado
en una suerte de democracia participativa, en el cual
deben trabajar conjuntamente políticos, técnicos y
población” en general.
A partir de estas similitudes entre las disciplinas
educación para el desarrollo, animación sociocultural y desarrollo comunitario, surge nuestro interés de
teorizar y llevar a la práctica una experiencia donde
se trabajen los tres enfoques de manera multidisciplinaria. En nuestra facultad es la primera vez que se
trabaja la epd de manera transversal con la asc, por
lo que nuestra práctica ha sido novedosa y pionera
al respecto. Además, consideramos importante este
trabajo ya que es una forma de teorizar y aportar al
mundo científico nuevos paradigmas de trabajo, recordando así que “lo que no está escrito no existe”.
Por otra parte, es novedoso este trabajo en el momento político, social y económico que está viviendo
nuestro país, y también nuestra universidad, ya que
nos obliga a fomentar en el alumnado el pensamiento crítico y que reflexionen sobre las desigualdades
sociales y otras maneras más participativas de intervenir e investigar. Es necesario “abrirles la mente y
facilitarles técnicas para replantearse las situaciones,
las realidades y desarrollar un pensamiento crítico
ante la vida” (Pérez-Pérez, 2013b: 170). La ciudadanía en general debe movilizarse y nosotros estamos
Estos postulados, vinculados con la animación
sociocultural, se podrían extrapolar a cualquier otro
ámbito socioeducativo y, aún más, a la educación
para el desarrollo. Pero sigamos aportando características y semejanzas entre ambos.
La asc aspira a una visión política, a un modelo de
sociedad donde pone los medios para caminar hacia su
transformación estructural y, simultáneamente, desde
un enfoque educativo, no busca lo anterior a través del
cambio tecnoeconómico o la toma de poder, sino a través del perfeccionamiento de las personas y el cambio
de sus mentalidades, valores, actitudes, en función de
un determinado modelo de “ser humano”.
De esta manera, y considerando ahora en el desarrollo comunitario (dc), éste se centra en el lema
de Paulo Freire (citado por Gadotti, 2003) “nadie enseña a nadie, todos aprendemos de todos, mediados
por el mundo”.
El dc, como enfoque de trabajo en las comunidades, es un campo profesional y disciplinario en
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en la obligación de fomentarles la creatividad para
dejar de ser oprimidos, como decía Freire.
El dc lleva implícitas la promoción y movilización de recursos humanos, a través de un proceso
educativo de toma de conciencia. Por tanto, la participación popular es el elemento fundamental en los
programas de desarrollo de la comunidad.
Tanto en la asc como en el dc o la epd, el elemento fundamental es la participación como eje clave del desarrollo y la comunidad. No se trata de una
participación puntual sino que es un proceso continuo donde existe una colaboración y cooperación
de todos los interesados —profesionales y destinatarios— (Pérez-Pérez, 2009). De hecho, la participación se entiende como un “derecho” y un “deber”
del ciudadano ya que en el artículo 9 de la Constitución Española (ce) se especifica: “Corresponde a los
poderes públicos promover las condiciones para que
la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos
en que se integra sean reales y efectivas; remover los
obstáculos que impidan o dificultan su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la
vida política, económica, cultural y social”.
Asimismo, siguiendo con la Constitución Española, su artículo 23 señala que “los ciudadanos tienen
el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente
elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal”. Por tanto, la participación debe estar presente
en todos los programas desarrollados desde la administración pública, quien debe facilitar que los ciudadanos asuman la responsabilidad que tienen hacia
su comunidad, implicándose en la construcción de
la misma y de la sociedad que queramos conseguir.
No obstante, no podemos quedarnos en una simple participación, sino que debemos fomentar la participación “activa”, es decir, una participación eficaz
donde cada comunidad cree su propia historia de
desarrollo a partir de sus necesidades, de su historia
concreta, de su idiosincrasia, de sus intereses y de su
grado de organización interna (Pérez-Pérez, 2013a:
71). Por tanto, cada proceso de dc es único en sí
mismo e irrepetible. Dicho de otro modo:
Tres disciplinas convergentes
Una vez abordados los aspectos consustanciales a estas tres disciplinas, a continuación nos detendremos
más pausadamente en intentar crear lazos de unión
entre las mismas.
En primer lugar, son destacables las semejanzas
entre el dc y la epd. El primero tiene ya medio siglo
de historia en Europa. Tras la II Guerra Mundial,
se crearon proyectos de la unesco para paliar la
situación de los países del Tercer Mundo. Los primeros programas que se implementan, explícitamente
como de desarrollo comunitario, se llevaron a cabo
en zonas de África, Asia y América Latina. La característica fundamental de estos proyectos era que, “a
pesar de ser realizados en el ‘sur’, eran los del ‘norte’
quienes los habían diseñado, quienes habían definido este concepto y quienes se encargaban de formar
a los ‘agentes de desarrollo’ y de enviarlos a las diferentes zonas ‘deprimidas’ ” (Andreu, 2008: 3).
Con el paso del tiempo se empieza a plantear
la idea de utilizar el método del dc para mejorar la
situación en que se encontraban algunas zonas del
mismo “norte” (zonas rurales, barrios marginales
de las grandes ciudades, etcétera).
En este sentido, debemos recordar las palabras de
Ander-Egg (1987), cuando señalaba que no se trata
de una acción sobre la comunidad, sino una acción
de la comunidad donde la población toma decisiones y asume las consecuencias. Supone una acción
“desde la comunidad, para la comunidad y con la
comunidad”. Por tanto, se trata de una metodología
de trabajo desde la base, que pretende desarrollar
las potencialidades del individuo, grupos y comunidades, con el objetivo de mejorar sus condiciones de
existencia. Estas disciplinas —asc y dc—, si bien
están claramente diferenciadas en la teoría, en múltiples ocasiones se nombran indistintamente e incluso
se confunden o difuminan en la práctica.
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vidas como individuos pertenecientes a cualquier cultura del planeta.
• Desarrollar valores, actitudes y destrezas que
acrecienten la autoestima de las personas, capacitándolas para ser más responsables de sus
actos. Deben ser conscientes de que sus decisiones afectan a sus propias vidas y también a las
de los demás.
• Fomentar la participación en propuestas de
cambio para lograr un mundo más justo en el
que tanto los recursos como los bienes y el poder estén distribuidos de forma equitativa.
• Dotar a las personas y a los colectivos de recursos e instrumentos (cognitivos, afectivos y actitudinales) que les permitan incidir en la realidad
para transformar sus aspectos más negativos.
•Favorecer el desarrollo humano sostenible
en el nivel individual, comunitario-local e
internacional.
de lo que se trata (en organización comunitaria) es de
que la gente identifique y actúe sobre los propios problemas. El resultado de ello es una mayor capacidad de
la gente para trabajar en común, para cooperar. Los
problemas son una oportunidad para conseguir que la
gente trabaje junta. Más que una reforma o un cambio interesa desarrollar integración y cohesión social,
incrementar la capacidad de funcionar como una unidad respecto de los problemas comunes (Ross, 1967).
Por otra parte, como conceptos claves para enfocar la educación para el desarrollo, podemos
identificar:
• Cooperación: como interdependencia y relación entre las partes.
• Empatía: a través de imágenes y percepciones
como prejuicios e ideas previas.
• Pensamiento crítico/solidaridad: basado en
la justicia social, en la equidad, deberes y
derechos.
• Iniciativa/compromiso: enfocados al cambio
y al futuro, como alternativas de cambio y
transformación.
• Actitud constructivista: ante los conflictos, resolverlos detectando intereses e identificando
los elementos del conflicto.
A partir de la lectura y reflexión de estos objetivos podemos destacar un aspecto que diferencia a la
educación para el desarrollo del desarrollo comunitario y es que, al ser este último una rama del desarrollo humano, ya podemos deducir que el ámbito
de actuación del desarrollo comunitario es en el nivel territorial (nivel micro) mientras que la educación
para el desarrollo actúa en el nivel macro (Pérez-Pérez, 2013a: 71). La epd plantea una visión global
donde intervenga no sólo la parte socio-comunitaria
sino la ideológica, económica y política que permite
así poder entender el mundo en el que vivimos antes
de intervenir.
El ciclo o proceso de aprendizaje de la epd se
basa en que la ciudadanía se informe en primera instancia, a partir de ahí, que cada uno lo incorpore a
su bagaje y experiencia personal y profesional y, por
último, actuar, es decir, qué puedo hacer dentro de
mis posibilidades. De manera gráfica, podemos ver
el proceso de este método pedagógico a continuación (véase gráfica 1):
La epd se centra en promover y formar a ciudadanos responsables, activos y comprometidos con
la construcción de una sociedad más justa para todos. Entre sus objetivos se encuentran (Argibay et al.,
1997: 24):
• Facilitar la comprensión de las relaciones que
existen entre nuestras propias vidas y las de personas de otras partes del mundo.
• Aumentar el conocimiento sobre las fuerzas
económicas, sociales y políticas que explican
y provocan la existencia de la pobreza, la desigualdad, la opresión y condicionan nuestras
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Este proceso de aprendizaje es, básicamente, el
que se utiliza en la intervención sociocomunitaria y
del cual emana también el desarrollo comunitario.
No se trata de otra cosa sino de conocer la situación,
reflexionar sobre lo analizado e intervenir. Si quisiésemos que esta intervención fuese más “democrática” entonces deberíamos llevar a cabo ese análisis de
la realidad de manera participativa, bajo la filosofía
y los principios de la animación sociocultural. Esto
supone la participación de los destinatarios e implicados durante todo el proceso: análisis, planificación,
ejecución y evaluación.
misma; aprender una actitud significa mostrar una
tendencia consistente y persistente a comportarse de
una determinada manera ante diferentes clases de
situaciones, objetos, sucesos o personas. Esta definición permite formular los objetivos relativos a valores, normas y actitudes y, por lo tanto, los resultados
de aprendizaje (Aldea, 2010: 1).
La sensibilización y concienciación es el primer
paso de la educación para el desarrollo y éstas se dan
a partir de la información y la formación. Por ello
esta experiencia ha resultado tan importante y gratificante, ya que prácticamente el 100% del estudiantado que participó en la misma no conocía qué era la
epd. Un escaso 20% había oído hablar de desarrollo
humano pero no tenían conocimiento al respecto.
Una vez que la población esté concienciada y se
genere empoderamiento, entonces se empezarán a
producir los cambios esperados.
Los criterios de aprendizaje de valores, normas y
actitudes se pueden explicitar: aprender un valor
significa que se es capaz de regular el propio comportamiento de acuerdo con el principio normativo
que dicho valor estipula; aprender una norma significa que es capaz de comportarse de acuerdo con la
c
i
ea
ión
Ex
cc
pl
o
a
ón
R
r
Gráfica 1. Proceso de aprendizaje en epd
Método pedagógico
de educación para el
desarrollo
Acción
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Anteriormente hacíamos hincapié en la importancia de la participación en la asc y el dc. Sin
embargo, éste es uno de los elementos que unen a
las tres disciplinas, porque en la epd es fundamental también que exista participación ciudadana y/o
comunitaria.
Entre los contenidos de la epd se encuentran: relaciones norte-sur, participación, solidaridad y consumo
responsable. Su metodología, basada en la pedagogía activa, y unida siempre a la concienciación, se
centra en:
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, la
animación sociocultural se debe entender, defender
y difundir, en cualquier ámbito y con cualquier colectivo, como una metodología de intervención que
parte del colectivo, para el colectivo y con el colectivo. Es decir, donde el pilar fundamental es el grupo
y/o comunidad y a través de la movilización de los
individuos se pretende conseguir un cambio o transformación social.
En este sentido, la asc se convierte en un potentísimo instrumento de movilización de masas, de
concienciación y de cambio social a través de la implicación y participación de los destinatarios. Por ello
la educación para el desarrollo debería basarse en los
principios y fundamentos de la asc —aunque en algunos ya coinciden— para así lograr un mayor resultado e impacto social.
Estas reflexiones están vinculadas a la ya conocida frase del activista Patrick Geddes a principios del
siglo xx “piensa globalmente y actúa localmente”
(think global, act local). De ahí la importancia de haber
relacionado la epd en la asignatura de asc y dc,
ya que debemos empezar por nuestro entorno más
cercano para que, una vez estemos informados y sensibilizados, podamos actuar y cambiar.
Tras lo abordado anteriormente, debemos ultimar que la educación para el desarrollo es compleja
puesto que hay pocos elementos que permitan una
respuesta simple y superficial. Se trata de un proceso continuo más que de una progresión concreta,
en permanente cambio, ocupándose de temas que
pueden resultar controvertidos (por ignorancia o
confrontación de valores). Por tanto, podemos concluir que la epd no es sólo sobre el Tercer Mundo
sino que los temas de desarrollo incumben a todos
los países del mundo, a todos los niveles (local e internacional); y tampoco es sólo sobre problemas, sino
que se deben buscar continuamente aspectos positivos que promuevan la acción.
•
Partir de la realidad
•Participación
•
Promover la acción
•
Libre expresión de afectos y sentimientos
•
Integralidad
•Comunicación
•
Pensamiento crítico.
A partir de estas relaciones entre las tres disciplinas que hemos trabajado, debemos hacer referencia
inevitablemente a Freire, cuando decía que “la educación es, efectivamente, el medio clave para liberar
a los pueblos de toda servidumbre y para hacerlos
ascender de condiciones de vida menos humanas a
condiciones de vida más humanas” (1987: 10).
Definitivamente, hablemos de animación sociocultural, desarrollo comunitario o educación para
el desarrollo, estamos hablando de educación, porque las tres son diferentes modalidades de actuación dentro de la pedagogía no directiva o activa/
participativa.
Con esto queremos decir que no es nuevo, no estamos descubriendo ninguna rama concreta o específica de la pedagogía participativa, sino que con el
paso del tiempo y con la evolución de nuestra sociedad, lo que hacemos generalmente (y sobre todo en
las ciencias sociales) es reformular lo ya conocido y
adaptarlo al nuevo contexto.
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Una vez abordadas estas tres disciplinas, y defendido sus puntos en común, a continuación explicamos nuestra experiencia docente, identificando en
primer lugar las competencias y resultados de aprendizaje que el alumnado debía adquirir terminada la
asignatura, la metodología y actividades desarrolladas, la muestra y, por último, los resultados y las conclusiones de dicha práctica.
• Competencia G10. Que el/la estudiante respete
los derechos humanos, el acceso para todos y la
voluntad de eliminar factores discriminatorios
como el género y el origen.
Competencias y resultados de
aprendizaje
• Competencia E7. Que el/la estudiante adquiera
las habilidades, destrezas y actitudes básicas
que se requieren para llevar a cabo un proceso
de intervención socioeducativa.
- Resultado: el alumnado desarrolla una actitud
de respeto hacia los compañeros, aceptando
las diferencias.
Entre todos los objetivos de la asignatura, definidos
en términos de competencias (saber, saber hacer y
saber ser), extraídos de la verificación de la titulación, hemos seleccionado sólo aquellas competencias
y resultados de aprendizaje que vamos a trabajar en
esta experiencia:2
- Resultado: el estudiantado ha adquirido habilidades, destrezas y actitudes para la intervención socioeducativa.
• Competencia G3. Que el/la estudiante tenga la
capacidad de reunir e interpretar datos relevantes (normalmente dentro de su área de estudio)
para emitir juicios que incluyan una reflexión
sobre temas relevantes de índole social, científica o ética.
- Resultado G3: el/la estudiante reflexiona, interpreta y emite juicios de valor sobre temas
relacionados con la animación sociocultural
y el desarrollo comunitario.
• Competencia A2. Que el/la estudiante desarrolle la
capacidad de escucha activa para el buen desarrollo de los procesos de comunicación dentro
de la asignatura, con objeto de poder extrapolarlo para el buen desempeño profesional y demostrar respeto ante los demás.
- Resultado: el estudiantado mantiene una actitud
de escucha activa, manifiesta buenas relaciones
con los compañeros en el trabajo en grupo.
• Competencia A3. Capacidad de trabajo en equipo.
• Competencia G4. Que el/la estudiante pueda
transmitir información, ideas, problemas y soluciones a un público tanto especializado como
no especializado.
- Resultado: que aprendan a trabajar en equipo
diseñando procesos de creación de redes de
conocimiento e innovación para la intervención socioeducativa.
- Resultado: El/la estudiante es capaz de presentar soluciones reales ante problemas
socioeducativos.
Con el desarrollo de esta asignatura y, concretamente, de las actividades que se diseñaron para esta
experiencia innovadora, el alumnado desarrollará
2
Las nomenclaturas competencia G, competencia E y competencia A hacen referencia a competencias generales, específicas y de la
asignatura, respectivamente.
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las mencionadas competencias a partir del trabajo
realizado en equipo de los diferentes documentos facilitados en clase, el debate y posterior realización del
ensayo elaborado y presentado en clase. Asimismo, y
como meta fundamental de esta iniciativa, el alumnado deberá sensibilizarse ante las desigualdades y
discriminaciones que existen entre países Norte-Sur.
Es decir, y como señalábamos al inicio del artículo, la educación para el desarrollo se trabaja de manera transversal en esta asignatura con el objeto de
que el estudiantado esté informado y formado sobre
los desequilibrios sociales que existen en el mundo y
en nuestro entorno más cercano, desarrollando actitudes democráticas potenciadoras de los derechos
humanos, fomentando la cultura de cooperación y
de la paz como instrumento de cohesión social.
A pesar de todas las competencias expuestas anteriormente, y al tratarse de una experiencia concreta
en un tema determinado, nuestro principal objetivo
será la “sensibilización del estudiantado ante la educación para el desarrollo”. Ésta se desarrollará mediante actividades de trabajo en equipo, fomentando
la escucha activa e identificando las diferencias y semejanzas de la animación sociocultural.
No obstante, primero debemos explicar qué entendemos por sensibilizar, y para ello nos basamos en
la Cátedra unesco (2008, citado por Pérez-Pérez,
20132013a: 70), donde la definen como:
• Ayudar a comprender las interrelaciones y las
desigualdades existentes hoy, sus consecuencias
y las estructuras o instituciones que las hacen
posibles.
• Ayudar a no ser indiferentes.
Muestra
El universo de esta experiencia ha sido el grupo clase del segundo curso del grado en Educación social,
donde se incluyen a los y las estudiantes matriculados
en el curso, que son 56. Sin embargo, nuestra muestra tiene en cuenta exclusivamente a aquellos/as estudiantes matriculados activamente en la asignatura,
es decir, los que acuden regularmente a clase. Por
tanto, nuestra muestra es de 47 estudiantes, que corresponde a un 83% de la población total.
En este camino de sensibilización y concienciación hacia una vida más justa para el conjunto de la
sociedad, y en la lucha contra las injusticias y las desigualdades sociales, entendemos que se trata de “una
acción a corto plazo, que alerta sobre las causas de
la pobreza y las estructuras que las perpetúan […]
no permite profundizar en las causas de las injusticias ni en las propuestas, pero constituye el primer
paso para la concienciación, pues rompe el círculo
vicioso ignorancia-indiferencia-ignorancia” (Ortega
Carpio, 2007: 21).
Metodología
Como ya hemos adelantado en líneas anteriores, esta
experiencia se centra en la relación que existe en la
educación para el desarrollo, la animación sociocultural y el desarrollo comunitario.
Concretamente, la asignatura en la que se ubica
es “Estrategias educativas para la animación sociocultural y el desarrollo comunitario”, en segundo del
grado en Educación social durante el curso académico 2011/2012. Dicha práctica se ubica, de manera específica, en el segundo tema “El desarrollo
comunitario”, al concebirlo como rama del desarrollo humano.
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Actividades
Se dividió el grupo clase en tres grandes equipos de trabajo. A cada uno de estos equipos se les entregaron unos
documentos de lectura y se les adjudicó una pregunta
que deberán abordar y entregar en forma de ensayo.
Los grupos y actividades a trabajar fueron:
• Grupo 1: realizar un ensayo sobre la relación
existente entre animación sociocultural y desarrollo comunitario. Documentos base:
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- J. A. Caride Gómez (2005), “La animación sociocultural y el desarrollo comunitario como
educación social”, en Revista de Educación,
núm. 336, pp. 73-88. o J. A.Rubio (2006), “A
vueltas con el desarrollo comunitario: características, reflexiones y retos”, en Cuadernos de
Trabajo Social, vol. 19, pp. 287-295.
Cada grupo se reúne en la hora de clase y, en los
casos necesarios, utilizan parte de sus horas de trabajo autónomo para terminarlo. Tras este debate elaboran el ensayo que deben presentar y eligen quién
lo expondrá en clase. Al ser un trabajo en equipo son
conscientes de que cualquier miembro es responsable de ese trabajo y de la exposición; en caso de que
el elegido no asista el día acordado, el resto del grupo
deberá responsabilizarse de la exposición.
Tras la exposición y reflexión de los ensayos, se
realiza en la siguiente sesión la dinámica de “los
cubos”, muy conocida y reiterada en sesiones de
sensibilización para estudiantes que tienen escasos
conocimientos en esta temática.
Dicha dinámica consiste en que el alumnado reflexione, a través de un trabajo en equipo, sobre las
desigualdades existentes entre los diferentes países
debido a un reparto desigual y/o no equitativo del
capital y de los recursos de los mismos. Una vez terminada esta actividad se reflexiona en gran grupo
sobre las percepciones y emociones que han sentido
en su realización y en qué aspectos toma especial relevancia la animación sociocultural.
• Grupo 2: realizar un ensayo sobre la relación que
existe entre la asc y el dc con el desarrollo
humano (o educación para el desarrollo). Documentos base:
- M. Viché González (2009), “La educación
(animación) sociocultural o la dimensión política de la educación”, en http://quadernsanimacio.net, núm. 9, enero. o J. A. Caride
Gómez (2005), “La animación sociocultural
y el desarrollo comunitario como educación
social”, en Revista de Educación, núm. 336,
pp. 73-88.
• Grupo 3: elabora un ensayo identificando al menos cinco pautas para fomentar la participación
ciudadana y su implicación con lo local, desde
el enfoque de la animación sociocultural. Documento base:
Resultados
Una vez implementada esta experiencia, los resultados han sido satisfactorios ya que muchos/as estudiantes se han sentido identificados con estas situaciones.
Asimismo, les ha brindado la oportunidad de ampliar
sus conocimientos y formación, interesándose en la
lectura de documentos relacionados con la educación
para el desarrollo, los desequilibrios sociales y la relación existente con la animación sociocultural.
A partir de la elaboración, exposición y reflexión
de los ensayos, a través del trabajo en grupo, se llegaron a una serie de conclusiones acerca de la similitud
de la animación sociocultural y el desarrollo comunitario con la educación para el desarrollo.
- J. V. Merino Fernández (2009), “Animación
sociocultural, ciudadanía y participación”,
en http://quadernsanimacio.net, núm. 9,
enero.
Para la elaboración de este trabajo se les entregó
una guía para la estructura del ensayo,3 aunque el
alumnado ya lo había trabajado previamente en otra
asignatura.
3
Guía para la escritura del ensayo, de Yolanda Gamboa. Yolanda es profesora asistente de España en la Florida Atlantic University.
Extraído de: www.spanish.fau.edu/gamboa/ensayo.pdf..
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Según el estudiantado, por desarrollo comunitario se entiende “aquel proceso de transformación
social que busca mejorar las condiciones de vida de
las personas que habitan un determinado territorio
a través del empoderamiento de las mismas”. Este
proceso de desarrollo es similar y complementario
al que lleva a cabo la animación sociocultural para
su ejecución, ya que, como menciona Úcar (1992),
la asc pretende, a través de la participación de los
miembros de la comunidad, la transformación social
y del entorno para la mejora de la calidad de vida
de éstos.
Otra característica que une la asc y el dc es que
“la primera se propone la implicación de los miembros de la comunidad a la que asiste”, en concordancia con Rubio (2006), quien señala que uno de
los peligros del desarrollo comunitario es, precisamente, que éstos se conviertan en simples clientes de
nuestra intervención.
Finalmente, se llega al consenso de que para conseguir superar este reto, debemos responsabilizar a
las personas en el desarrollo de su comunidad para
que lo consideren parte de sus deberes como ciudadanos (Trilla, 1997).
Con respecto a la relación de la educación para
el desarrollo y la animación sociocultural, los y las
estudiantes resaltan el hecho de que “el desarrollo
humano intenta educar a la sociedad en unos valores y éstos se resumen en que no haya desigualdad entre Norte-Sur, que todos podamos disfrutar
de las mismas oportunidades, resaltando aspectos
como la cooperación, justicia” (Pérez-Pérez, 2013:
71). Por tanto, el alumnado concluía afirmando que
la educación para el desarrollo posee un “ámbito de
actuación más global, mientras que la animación
sociocultural se sitúa en un nivel más concreto, a pequeña escala” (ibidem.).
El desarrollo humano sigue siendo “el deber ser”
de la humanidad, donde se consiga de una manera
viable, adecuada y sin handicaps, hasta llegar al fin
en sí mismo. El interrogante que se plantea ahora
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es, ¿cómo llegar a eso?, ¿qué hacer si comunidades,
grupos de personas, individuos no tienen esos recursos y metodologías? ¿Qué hacen si esas necesidades
de desarrollo humano en el que la vida saludable y
prolongada, la educación y los recursos de subsistencia brillan por su ausencia? Ahí es donde entra la
animación sociocultural.
Los y las estudiantes, tras este trabajo grupal,
concluyen que “la animación sociocultural y el desarrollo comunitario son esa herramienta, esa metodología, ese instrumento para conseguir el fin del
desarrollo humano ‘una vida mejor para todos’ ”.
Si el desarrollo humano es el fin, la concienciación y la capacidad autocrítica y participativa es el
desarrollo comunitario. Un desarrollo para todos y
por todos, de manera horizontal, igualitaria, participando y creciendo juntos, realizando tareas que lo
faciliten pero que interesen a todos y que se fortalezcan con las habilidades y las ideas de todos. De esta
manera, aumenta la cohesión grupal y el sentimiento de pertenencia es mayor.
En esta línea, Caride (2005: 77) valora la animación sociocultural como:
una práctica para el desarrollo individual y social,
que actúa como mediadora entre la tradición y el
cambio, a través de la cual deberá lograrse que un
amplio conjunto de actores sociales —movimientos
asociativos, instituciones educativas y culturales,
administraciones públicas, empresas, organizaciones no gubernamentales, etcétera— se sientan corresponsables del quehacer cultural más cotidiano
y fomenten actitudes y comportamientos que incentiven la comunicación y la participación cívica, la
creatividad y la capacidad expresiva, la autorrealización individual y la transformación social.
Por último, recordar que la animación sociocultural es el instrumento que realmente hace posible, de
una manera educativa y práctica, estos desarrollos
esenciales como son el humano y el comunitario.
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mencionamos en la introducción de este artículo
y la segunda es la que estamos presentando— nos
obliga a reflexionar y plantearnos la necesidad de
implementar la educación para el desarrollo como
eje temático y transversal en nuestra Universidad.
De manera más específica, cobraría importancia en
carreras sociales como Educación social y Trabajo
social, ya que “estos agentes de intervención social
tienen por objeto la educación social de las personas, los grupos y las comunidades; de igual forma
también desarrollan intervenciones socioeducativas
ante problemáticas humano-sociales muy diversas”
(López y Pérez-Pérez, 2011: 258). Así, el estudiantado tendría una visión más amplia y global de la
situación actual.
En definitiva, es necesario desarrollar la creatividad del alumnado y de los futuros profesionales de la
educación. El lazo de unión de estas tres disciplinas
es la participación comunitaria, tan importante en
nuestra sociedad en los tiempos que corren de crisis
económica y política, pero también de ciertos valores sociales. Y para que una persona se implique y
participe activamente es necesario que esté motivada (Pérez-Pérez, 2013c).
A partir de esta experiencia nos planteamos como
reto el diseño de un proyecto de innovación docente
donde se implementen las metodologías participativas en la universidad, haciendo hincapié en trabajar la conciencia para fomentar la participación
comunitaria, ya que en algunos sondeos que se han
realizado se obtienen datos muy escasos sobre la
participación de los y las estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide.
Conclusiones
Los resultados expuestos por el alumnado coinciden
con Sarrate (2011), quien hace paralelismos entre la
animación sociocultural y el desarrollo, al considerar a ésta un elemento que desempeña un cometido
decisivo para la consecución del perfeccionamiento personal y social de los ciudadanos, el respeto y
la defensa de la dignidad humana y la práctica de
los derechos humanos orientados hacia el estado
de bienestar y justicia social.
El hecho de llevar a cabo esta experiencia en el
segundo curso del grado implica que el alumnado
ya conoce el funcionamiento de los grados, así como
las enseñanzas básicas y enseñanzas prácticas y de
desarrollo, por lo que han adquirido cierta madurez universitaria. Debido a la experiencia que tienen
del primer curso, son conscientes de “las diferentes
metodologías docentes que han tenido, lo que les
concede tener un criterio más o menos sólido de
la intervención más factible posible” (Pérez-Pérez,
2013c: 147), convirtiéndose en protagonistas del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Para finalizar, cabe destacar la importancia de la
educación como elemento prioritario y catalizador
de todo proceso de socialización, tanto en lo referente a la educación formal como a la no formal.
Con esta experiencia hemos conseguido dar a conocer esta nueva disciplina, provocando el interés del
alumnado por las causas que generan las desigualdades sociales y la importancia de nuestra intervención mediante la participación activa.
El resultado positivo de las dos experiencias
ya implementadas en el grado —la primera la
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Cómo citar este artículo:
Pérez-Pérez, Itahisa (2014), “Animación sociocultural, desarrollo comunitario y educación para el desarrollo:
una experiencia integradora en educación superior”, en Revista Iberoamericana de Educación Superior (ries),
México, unam-iisue/Universia, vol. V, núm. 12, pp. 157-172, http://ries.universia.net/index.php/ries/article/
view/444 [consulta: fecha de última consulta].
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