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Lic. Graciela Heredia Lic. Alfredo Olivieri Lic. Prof. Silvia Vidales El dispositivo de lectura de textos curriculares1 Silvia Vidales Todos los documentos curriculares que se reciben en las instituciones: NAP, Diseños y Propuestas Curriculares Provinciales, Documentos de Apoyo constituyen documentos públicos que: Expresan acuerdos sociales sobre lo que debe transmitirse a las nuevas generaciones en el espacio escolar. Marcan una dirección y un sentido a la construcción de lo común. Para facilitar el trabajo con dichos textos curriculares en la escuela, Nora Alterman (2009) propone algunas claves para su lectura que constituyen guías posibles para leer también el currículum que funciona en la escuela y en el aula. La hipótesis que subyace es que desnaturalizar la prescripción y las prácticas permite acompañar el proceso de construcción colectiva del proyecto institucional y curricular y orientar su expresión en el aula. Dichas claves de análisis de contenidos curriculares son: Clave de selección de contenidos. El qué del currículum, lo seleccionado como contenido legítimo. Entendemos la selección como resultado de un complejo proceso de demarcación de criterios de “verdad” acerca del conocimiento, lo que supone una doble y simultánea operación de inclusión y exclusión. En el currículum se concretan determinadas visiones y concepciones de grupos sociales en un momento histórico determinado, por ello lo que se incluye o excluye del currículum con el tiempo. Para reconocer en el currículum los criterios de selección las vías son: • la identificación de marcas o indicios de la perspectiva disciplinar y didáctica en el texto, y el reconocimiento en ellos de términos en uso; • las formas de tematización del contenido; conceptos incluidos y procedimientos priorizados. Este proceso permite visibilizar enfoques subyacentes en los saberes seleccionados. 1 En este apartado, reseñamos aportes de Alterman, N. (2009). Desarrollo curricular centrado en la escuela y en el aula” Aportes para reflexionar sobre nuestras prácticas docentes (texto original, completo, disponible en http://www.uepc.org.ar/conectate/wp-content/uploads/2012/05/Desarrollo-curricular-centrado-en-laescuela-y-en-el-aula.pdf ), en relación con una relectura del mismo material contenida en Argentina, Ministerio de Educación (2010). La generación de condiciones institucionales para la enseñanza. Buenos Aires: autor. Disponible en: http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/bitstream/handle/123456789/55730/5%20La%20generaci%C3 %B3n%20de%20condiciones%20institucionales%20para%20la%20ense%C3%B1anza.pdf?sequence=1 La identificación de enfoques disciplinarios y didácticos – explícitos o implícitos– permite una lectura fundamentada del texto. Otra manera de reconocer los criterios de selección es el análisis de la “tradición”, retomando las categorías de Goodson2, quien reconoce tres tradiciones en la evolución de las disciplinas escolares: Tradición pedagógica: Representa modelos educativos progresistas. Se expresa en el currículum a través de saberes escolares con perfiles cercanos a los intereses y necesidades de los estudiantes. Tradición vocacional o utilitaria: Representa una concepción práctica del conocimiento. Prioriza enseñar habilidades básicas: cálculo, alfabetización y herramientas específicas. Tradición académica: Su lenguaje es, a veces, críptico o excesivamente técnico. Según Goodson, esta tradición dificulta los procesos de apropiación en las instituciones. • Clave de organización de contenidos. El cómo del currículum, la forma que propicia la construcción de una determinada relación con el saber, habilita estrategias de resolución de problemas, facilita u obtura construir comprensiones complejas sobre fenómenos sociales. Esta segunda clave analiza la organización de contenidos, la forma en que se presentan y relacionan en el currículum. Distintas formas de organización tienen consecuencias en la construcción de la subjetividad, por ejemplo, entre un currículum que enfatiza la separación de las disciplinas escolares y otro que promueve mayor relación. La organización del currículum deriva en problemas organizacionales que también constituyen condiciones de enseñanza e influyen sobre su contenido: • organización del trabajo de los docentes en la escuela y en el aula; • organización de tiempos de la jornada escolar; • organización y distribución de espacios; • criterios de agrupamiento de estudiantes. En general, los criterios de organización no se explicitan en el texto curricular, pertenecen al registro de lo implícito, lo subyacente. Conjugan valoraciones sobre modos de concebir la ciencia, el arte, la cultura, la política, el ambiente. Sin embargo, hay lecturas que visibilizan criterios de organización 2 Goodson, I. (1995). Historia del currículum. La construcción social de las disciplinas escolares. Barcelona, España: Pomares. de contenidos existentes. Bernstein (1988 y 1990)3, desde su teoría de los códigos curriculares, define dos tipologías de códigos que regulan el proceso de socialización de los sujetos: la colección y la integración. Son códigos teóricos que se combinan, de distinta manera, en las realidades educativas. En un currículum de tipo colección o por asignaturas, algunos contenidos tienen mayor estatus, producto de modelos jerárquicos de distribución del conocimiento. Bernstein asocia la jerarquía del contenido con el tiempo asignado para su enseñanza. El tiempo es indicador relevante de distribución; a mayor tiempo asignado a enseñanza, mayor jerarquía disciplinar. En épocas de reformas educativas importa identificar qué asignaturas mantienen alto estatus académico, cuáles se desjerarquizan, cuáles son nuevas y qué lugar les asignan en la prescripción. Además, analizar la distribución del tiempo permite leer aspectos del proyecto político, social y cultural de enseñanza. En un currículum integrado se debilitan los límites entre asignaturas y, por lo tanto, hay mayor relación entre contenidos. En currículos integrados se diluye el perfil disciplinario y prima la idea relacional. Los currículos integrados son fértiles para tratar problemas sociales complejos, precisamente cuando es insuficiente su abordaje desde recortes disciplinarios. Los “temas transversales” o “ejes organizadores de proyectos” que reorganizan contenidos conjugando diversas disciplinas, son ejemplo de este modo de organización curricular. Otro rasgo distintivo de los códigos curriculares es la concepción de conocimiento que transmiten. En la colección se enfatiza la profundidad, al no fusionarse los campos disciplinarios, se aprende más de menos temas, resultado de centrarse en un dominio. En la integración, el tratamiento de contenidos tiende a la extensión, con mayor superficialidad. En un proyecto integrado las disciplinas aportan sus respectivos conceptos y/o procedimientos. Algunos autores sostienen que se aprende menos de más aspectos, aunque más relacionadas. Otros consideran que de este modo se 3 Bernstein, B. (1988). Clases, códigos y control. Madrid: Akal Universitaria/ (1990). La estructura del discurso pedagógico. Madrid: Morata. aprende más ya que el conocimiento se contextualiza y adquiere mayor significatividad. La integración facilitará comprender la complejidad, la multicausalidad y las distintas perspectivas, como principios de explicación del mundo en el que actuamos. Clave de secuenciación de contenidos Secuencia supone orden y relación en la enseñanza. En la base de estos criterios operan teorías de enseñanza y de aprendizaje que explican las prácticas de transmisión de saberes y modos de construir las relaciones con el saber. Por ejemplo, un criterio tradicional en el currículum de primaria es el que propone una secuencia de progresión de lo próximo a lo lejano, de lo inmediato a lo mediato, de lo simple a lo complejo, de lo concreto a lo abstracto. Analizar esta secuenciación permite tomar decisiones acerca de mantener o cambiar cierta organización. Trabajar sobre la secuenciación supone interrogar las maneras institucionales de articular con gradualidad y aumento de la complejidad, la enseñanza en un ciclo y entre ciclos. Supone también reconocer líneas de continuidad y/o ruptura en la propuesta formativa. ¿Con base en qué criterios se determina la progresión de los contenidos? La forma en que se resuelve en las escuelas secuenciar la enseñanza entre los diferentes años o los diferentes ciclos implica una serie de supuestos. • De orden epistemológico: cómo pensamos el conocimiento a enseñar, cuál es la estructura con la que lo pensamos. • De orden psicológico: cómo pensamos que los estudiantes aprenden. Por ejemplo, el criterio “cerca-lejos” como principio ordenador de la secuencia de distribución de contenidos recorre mayoritariamente los diseños curriculares de Ciencias Sociales del país y las propuestas de enseñanza derivadas. Algunos autores4 cuestionan estos supuestos y plantean objeciones ya que consideran el criterio “cerca-lejos” excluyente de otras relaciones. Por un lado, señalan que dicho criterio responde a una perspectiva empirista de la enseñanza, ya que el solo contacto con la realidad no produce aprendizaje. Por otro, los medios masivos acercan mundos lejanos en tiempo y espacio, de modo que otros horizontes culturales jaquean este criterio escolar extendido. De todos modos no se trata de abandonar estos criterios de secuenciación, sino de revisar, interpelar qué es hoy cercano y lejano para alumnos y alumnas, cómo significan lo simple y lo complejo, develar cómo aparecen concebidas la progresión y la complejidad de los contenidos e interrogar la dimensión 4 Ver, por ejemplo, Camilloni, A. (1998). De lo cercano a lo lejano en el tiempo y en el espacio. Buenos Aires didáctica en el análisis del diseño curricular. Revisar estos criterios permite, asimismo, interrogar también las dimensiones ética y política, poniendo en cuestión la calidad de las secuencias ofrecidas a los distintos sectores sociales que asisten a las escuelas. De las consideraciones previas, podemos derivar la siguiente sistematización de claves e indicadores. CLAVES El texto prescripto (el currículum oficial) PCI, programaciones proyectos escolares. áulicas, La selección de contenidos Marcas, pistas o indicios de la perspectiva disciplinar y didáctica. Conceptos incluidos /excluidos. Procedimientos priorizados. Subcultura (tradición) dominante: académica, utilitaria, pedagógica. Interpelar lo que se incluye/excluye, las perspectivas disciplinares y didácticas desde las cuales se toman las decisiones de enseñanza, el lugar de los temas controversiales, el rol de las tecnologías. Considerar el peso de otros mediadores curriculares (ej: manuales). La organización de contenidos Refleja modos de concebir las ciencias, el arte, la cultura, el ambiente. Currículum tipo colección (centración, profundidad) Currículum integrado (principio relacional, extensión, multiperspectividad). Analizar cómo se articulan condiciones propias de la colección y de la integración. Precisar y dar legitimidad a las ideas relacionales (sentido para el estudiante). Acuerdos institucionales para la integración. La secuenciación de contenidos Modos de concebir las prácticas de transmisión de saberes y modos de construir las relaciones con el saber. ¿Criterio epistemológico o criterio psicológico? Interrogar los modos institucionales de resolver la secuenciación de la enseñanza dentro de un nivel, entre ciclos, entre niveles (ARTICULACIÓN). Criterios a interpelar: cercano/lejano, simple/complejo, concreto/abstracto. Lógica del reparto y la distribución vs. lógica de la gradualidad y la complejización. Continuidad en la diversidad. ¿Todos aprendiendo lo mismo al mismo tiempo? A partir de estas consideraciones previas –que ustedes podrán enriquecer con una lectura integral de los textos que contienen los aportes teóricos que hemos reseñado- la propuesta es una aproximación a los procesos de especificación/construcción curricular institucional y áulica. De tal manera, podríamos preguntarnos. - - - Existen 3 ámbitos de producción curricular: el de las políticas, el institucional y el áulico: ¿cómo caracterizarían la relación que existe en su escuela de pertenencia entre estos 3 ámbitos?, ¿qué estrategias/ acciones se han llevado a cabo para lograrlas o cuáles faltarían para lograrlas? ¿Cómo evaluarían el estado de situación del vínculo entre la prescripción curricular y las prácticas en su escuela? Propongan algunos ejemplos para ilustrar. Teniendo en cuenta la segunda clave de lectura curricular: ¿cómo caracterizarían la organización de los distintos espacios curriculares/áreas en su escuela? Elijan uno de los proyectos curriculares que se vienen desarrollando en su escuela y reflexionen sobre él centrándose en las siguientes variables de organización (piense cuáles resultaron facilitadores u obstaculizadores de la tarea y por qué): Organización del trabajo docente en la escuela. ¿Qué docentes están a cargo de qué tareas? Organización de los tiempos. ¿Qué acuerdos colectivos se establecieron al respecto? Organización del espacio. ¿Qué acuerdos colectivos se establecieron al respecto? Formas de agrupamiento de los alumnos. ¿Qué acuerdos colectivos se establecieron al respecto? Analicen el proyecto curricular o los acuerdos de enseñanza de su institución a partir de los siguientes interrogantes: ¿Cómo se articulan los contenidos de los diferentes años o ciclos? ¿Cómo se decidió qué se enseña en cada año o ciclo y por qué? (¿Se basó en lo establecido en el diseño curricular o en la experiencia de trabajo desarrollada en la escuela?) ¿Se tuvieron en cuenta otros factores? ¿Cuáles? ¿Qué criterios están implícitos en la secuencia adoptada? ¿Reconoce criterios epistemológicos, psicológicos, etc.? A partir de lo trabajado, ¿modificaría la secuencia y/o la organización de contenidos del proyecto curricular de su escuela? 2. La relación educación y trabajo Alfredo Olivieri La relación entre la educación y el trabajo en Argentina ha estado marcada por acercamientos y distanciamientos históricos. La discusión de la relación ha sido fluctuante desde los orígenes mismos del sistema educativo a través de la siguiente pregunta: ¿en qué sistema queremos incluir a los estudiantes? Pregunta que toma diferentes matices de acuerdo a realidades de cada época y a cada gobierno de turno, quiénes han direccionado los modelos de país a través de una rueda cíclica que muestra el paso de modelos desarrollistas a dictatoriales, democráticos a populistas, etc. Pero lo cierto es que en líneas generales prevaleció la concepción utilitaria de la educación en su relación con el trabajo. Siguiendo esta línea debemos observar que históricamente la formación para el trabajo quedó inscripta en la modalidad de educación de jóvenes y adultos y se desarrolló principalmente como capacitación en oficios, la perspectiva actual pone el énfasis en la articulación entre dos mundos: el de la educación y el del trabajo. Por ello en este espacio intentamos historizar ese instituido desde el curriculum y las prácticas de enseñanza para avanzar en el pensamiento de una relación que teniendo en cuenta las realidades que plantea en contexto social, económico y político actual, considere a su vez la posibilidad de refundar produciendo subjetividades de conciencia. Como marco para la problematización puedo citar el contexto histórico en el que se desarrolla esta relación fenoménica de crisis (¿profunda?) en nuestra sociedad. Crisis económica con su correlato de agudización del desempleo, dificultad de acceso a las necesidades básicas y recesión económica. Crisis política manifiesta en la inestabilidad y descreimiento en las instituciones del Estado, sensación de vaciamiento de la representatividad de las instituciones políticas y dificultades planteadas por el problema de la legitimación de normas y leyes. Crisis social visible en fenómenos de desintegración de los lazos colectivos, exclusión y violencia. Crisis cultural vivida como ahogo, incertidumbre, falta de perspectivas, dificultad para articular nuevos proyectos, invisibilidad de nuevos sentidos. Dando cuenta de los fenómenos de desigualdad social y educativa. Para quienes la vivimos, la crisis aparece como la eclosión, no inevitable pero sí previsible, de una configuración social que se fue constituyendo en el último cuarto de siglo y que como efectos de la polarización social devienen determinadas concepciones y condiciones de trabajo precarizadas. En el caso de la educación esta situación puede visualizarse a través de la presión de los estudiantes, sus familias, las instituciones-organizaciones, por las certificaciones y conocimientos. Con este panorama, qué significaría formar para el trabajo en la educación de jóvenes y adultos siendo un fenómeno que requiere la participación activa del Estado de derecho. Para la Dirección de Jóvenes y Adultos, que es cara del Estado, se constituye en un criterio estratégico considerar la dignidad del trabajo y de los trabajadores como un aspecto fundamental de la realización de las personas. La proyección en términos del diseño curricular, incluye con especial énfasis la formación para el trabajo en todos los niveles, articulaciones y vinculaciones implicados. El nuevo diseño atiende a los ámbitos de actuación en que se desempeñan los sujetos adultos. En este sentido, además de las disciplinas, las necesidades, en términos de dignificación, presentes y futuras de los jóvenes y adultos que concurren a los establecimientos dependientes de esta dirección, constituyen una fuente para la selección de los contenidos en la medida en que se evalúen cuáles son las mejores alternativas para la inclusión y cuál es el horizonte de las oportunidades en tiempos de mercado. La ciudadanía activa es un concepto que desde la dirección se quiere fortalecer a los efectos de observar las condiciones de participación que hoy los estudiantes tienen en los beneficios sociales y la lectura, junto con ellos, de las trayectorias sociales expresas se vuelve una condición. De esta manera, lo que se le reclama al Estado son intervenciones que contemplen los factores socioeconómicos, políticos y culturales de época, sino también la consideración de los capitales educativos y simbólicos de referencia. La idea de que formar para el trabajo es también formar para un mundo se refrenda en el hecho de que la educación es interpelada por una realidad desigual y fragmentada, entonces obliga a la formación a generar transformaciones en función de las nuevas realidades que surgen del ordenamiento actual de la producción, cuestión que desde el currículo escolar se materializa en formas de conocimiento necesarias para responder a esas necesidades. Así la escuela de jóvenes y adultos pude embarcarse en la tarea de construir un proyecto para pensar la realidad y formar para el trabajo desde un contexto particular. Un proyecto educativo que articule formación general y específica y formación para el trabajo, a la vez que vincule con el mundo del trabajo. Dentro de los desafíos para los que trabajamos en esta modalidad encontramos que en el contrato fundacional de la Educación de Jóvenes y Adultos están las concepciones iniciales de que esta educación debía combatir el analfabetismo y dar elementos mínimos para la formación de oficios. Hoy es un espacio fundamental para el aprendizaje permanente y es una herramienta de decisiva influencia en las expectativas y posibilidades de acceso al trabajo y al conocimiento. Los profesores de la formación de jóvenes y adultos debemos tener una relación más firme y sostenida entre los contenidos que se imparten, el mundo del trabajo y el sector productivo. Lo que implica enseñar a leer el mundo que es global y complejo y que debe comprenderse desde lo local y singular. Daniel Hernández en una entrevista5 sostiene que: “El estilo o patrón de desarrollo por el que hoy estamos transitando es muy diferente al que vivimos durante décadas. Eso se expresa en la forma que asume actualmente la demanda de calificaciones y en el perfil de oportunidades laborales que se generan” y expresa que durante mucho tiempo las actividades generadoras de empleo se concentraban en los servicios y en los sectores 5 Entrevista realizada el 27/09/2006 para conocer las actuales necesidades de calificaciones que demanda la industria para la creación de nuevos puestos de trabajo y su vinculación con la formación profesional y la educación. vinculados a ellos, en el comercio y el sector financiero. Sostiene que mientras crecían los sectores productores de capitales intensivos, se destruían empresas intensivas en mano de obra y oficios industriales. Las importaciones sustituían la producción local en muchos de estos segmentos de la actividad económica. El ve a la situación actual luego de la prolongada recesión y de la debacle de comienzos del milenio, como perfil en crecimiento, totalmente distinto al de la década del 90. Considera que el motor del crecimiento es la industria, la construcción, y también servicios como el turismo y se abre un amplio espacio para retomar la producción local. En cambio para Dacuña et al. (2006) la búsqueda de trabajo genuino se convierte en la búsqueda de un trabajo inexistente, se erige como una utopía permanente basada en un ideal de trabajo humano. Entienden que trabajo genuino alude a la condición de ser un instrumento para la “reproducción ampliada de la vida”; a la de constituir un dispositivo organizador de la existencia y a la de ser constructor y articulador de sociedad. Cuando los actores reivindican la dignidad del trabajo se remiten necesariamente a alguno de estos aspectos en los que la privación, el padecimiento o la carencia tienen lugar (Bialakowsky, en Battistini, 2004). Para nosotros implica varias cuestiones. El trabajo es un espacio donde se ponen en juego actitudes y aptitudes del sujeto social que abre nuevas posibilidades de formación. Pone en juego el saber y la experiencia en términos de práctica y de conciencia sobre derechos y deberes de los sujetos (ciudadanos). A la vez es una construcción, pues nuestros estudiantes llegan a la escuela en busca de respuestas en relación al trabajo que quizá no teníamos formuladas, ni tengamos, pero que posiblemente podemos construirlas juntos. Ello Construye la igualdad porque lo hacemos como pares en relación al trabajo. Por ello como enseñantes debemos valorar lo que traen, que es diferente a definirlos por lo que no tienen, lo que les falta, es decir “por el déficit”. Esta sería una mirada de la carencia, a diferencia de definirlos por lo que sí tienen: derechos, historia, subjetividades, pertenencias, capitales, memorias, es decir una miradas sobre las potencias. Para Bourdieu la noción de campo nos permite entender que en los espacios de lucha se juega la tenencia de un capital. Se trata de adquirir el monopolio de la autoridad en cuanto ella otorga el poder. Por lo tanto los campos son campos de fuerza. En este sentido, para nosotros el trabajo también es considerado un campo, de producción en tanto se concibe al sujeto en la praxis social. Tomando a Freire, la construcción puede implicar una forma de “pensarse”, “pensar a los otros”, “pensar con los otros”, sus aconteceres en el mundo, a la vez que lo transforman y se transforman “con otros” a través de la construcción de conciencia de ese “estar en él”. Por lo tanto, el trabajo, pensar él, construirlo, se convierte en un eslabón de la construcción identitaria (ciudadana) de los sujetos. La necesaria lectura de las condiciones socio históricas del trabajo en una determinada época puede realizarse en base a las biografías de los estudiantes, de los educadores, pues todas ellas trasmiten una concepción de trabajo desde donde se interpretan capacidades y competencias para determinados trabajos en función de esas concepciones. Por lo tanto es una configuración socio histórica cultural económica y subjetiva condicionada por los acontecimiento del momento histórico social. Para Lucero (2006) el trabajo humano está en el núcleo de la estructura social, y retoma a Castells (1999) cuando éste plantea que “hay una variación histórica de los modelos de empleo, según instituciones, cultura y entornos políticos específicos”, y que si bien es cierto que el trabajo en la denominada “nueva economía” va en aumento con un alto contenido en información y conocimiento, este nuevo paradigma también interactúa con la historia y se manifiesta también según el grado de desarrollo de las sociedades y su posición relativa en el sistema global. Al mismo tiempo, los conceptos de competitividad y búsqueda de competitividad han adquirido una dimensión política y económica sin precedentes, casi como elementos de supervivencia en países y en sociedades. Para Lucero frente a un escenario de profundas transformaciones tecno-productivas y organizacionales, el sistema educativo formal aún no provee, según el autor, los elementos de capacitación que sostienen la relación escuela/mundo del trabajo. Aquí debemos hacer un detenimiento necesario ¿Cuál es la función de la escuela? Por un lado, considero que la escuela puede plantearse la educación para el trabajo caracterizando el modo de producción capitalista que genera desigualdades sociales y ver sus perniciosas consecuencias, en tal caso podría cuestionar a los saberes que transmite en tanto estos estarían sirviendo a intereses asociados al mercado. Por otro, siguiendo a Garcés (2007) la escuela puede fundar posición en la construcción de conciencias capaces de articular la capacidad productiva y creativa del sujeto, con una formación crítica – contextual que le permita transitar un camino hacia mejores niveles de igualdad social, modificando el status «naturalizado» del sistema, generando nuevas formas sociales de producción incluyentes y justas, a la vez que enseñar a transformar la cultura, modificando sus habitus y enriqueciendo el capital cultural de la sociedad o la comunidad. Es decir la transmisión de saberes que sean útiles a los intereses sociales, “aquellos saberes que crean y recrean tejido social. Son saberes que ya sean patrimonio de una clase o de un sector social, cultural o productivo, ya sean conocimientos y capacidades distribuidas ampliamente en la sociedad; son los que sirven en última instancia al desarrollo del conjunto.” (Garcés, 2007, p. 60) Como en el currículum escolar está inscripto qué tiene valor de transmisión, creo que el trabajo con la articulación es de gran impacto social, pues pone en marcha metodologías que fundamentan la necesidad de refundar la escuela de jóvenes y adultos sobre proyectos identificatorios, vitales, colaborando, a su vez, en la conformación de la identidad institucional de la modalidad, “si y solo si” se tenga como referente la exigencia de la potencialidad de lo real que es la referenciación expresa de las trayectorias subjetivas y sociales de los sujetos de la modalidad, educadores y educandos. Siguiendo este razonamiento, el trabajo con la articulación, viene a tangibilizar el pasaje de una lógica prescriptiva del currículum a una lógica de la apropiación del mismo en el contexto. Ello implica un movimiento dinámico, cíclico, que promueve ir de la prescripción curricular, los marcos, los ejes, a la habilitación curricular, que compromete a los espacios de decisión, apropiación del contexto, a nuevamente lo prescriptivo y así sucesivamente. Materializando un proyecto político pedagógico de acción – situado, a través de espacios de construcción colectiva. Este proyecto en relación al análisis de la relación educación y formación para el trabajo desde el escenario social y sus posibilidades a nivel curricular implica, la realización de un diagnóstico que indaga al contexto (sector socio productivo, sujetos, historia institucional y curricular), la elaboración de un problema-situación al que la escuela de acuerdo a su orientación-enfoque (turismo, economía, sociales, informática, etc) dará respuestaabordaje desde el área técnico profesional (ATP), y articulaciones situadas con y entre las disciplinas, espacios, áreas, junto a los distintos dispositivos de vinculación construidos desde el espacio de vinculación con el sector de la orientación (EVSO). La propuesta curricular de nivel primario (2008) considera que la concepción de articulación entre niveles primario y secundario tiene que sostenerse en la convicción acerca de la necesidad de coherencia pedagógica en el trayecto completo de EPJA para mejorar la oferta educativa, en la apertura a un trabajo interinstitucional generando condiciones que hagan posible su concreción, en la discusión y acuerdos sobre las representaciones que docentes de primaria y profesores de secundaria poseen acerca del sujeto adulto, sus posibilidades de aprendizaje, sus potencialidades y limitaciones; de igual modo las ideas acerca de la función que le compete a la modalidad, así como la búsqueda de estrategias de enseñanza y aprendizaje más adecuadas a los sujetos adultos y jóvenes que puedan desarrollar en conjunto, maestros, docentes y capacitadores de la modalidad. Al articular construimos necesarias lógicas de razonamiento compartidas, significando que la formación ya no es simplemente el contenido de determinada información disciplinar. Entonces, el trabajo de articular supone un movimiento otorgando sentidos y significaciones propositivas al abordaje de las situaciones a las que la escuela quiere responder a través de sus articulaciones, formatos y dispositivos, sus participantes y al mismo proceso en el cual se encuentran enmarcadas, pues se pasa circularmente, de una lógica disciplinaria científica que empobrece la relación de conocimiento, pues lo dogmatiza, a una lógica de razonamiento integrada a saberes que se construyen en el marco de opciones valóricas, axiológicas e ideológicas de referencia socio cultural que contempla el contexto. Finalmente, los saberes transmitidos en el marco de estos dispositivos educativos pueden construirse con el objeto de ofrecer “herramientas para moverse en el mundo complejo y en crisis, estimulando los vínculos con los procesos de trasmisión y producción cultural, promoviendo ejercicios de pensamiento que permitan al trabajador analizar la situación en que se encuentra; organizar un mapa complejo del mundo social, político, histórico, geográfico, en el que se inserta su trabajo y transcurre su biografía; fortaleciendo así los procesos de constitución de identidades sólidas, complejas, plurales.”(Rodríguez, 2006) Referencias Bibliográficas: Bialakowsky, A- L (20049. Identidades en el mundo del trabajo: Entre la implicación y la interpelación”, en Battistini, O., (comp.), El trabajo frente al espejo. Continuidades y rupturas en los procesos de construcción identitaria de los trabajadores. Buenos Aires: Prometeo. Bourdieu, P. (1997). Capital cultural, escuela y espacio social. México: Siglo XXI. Castells, M. (1999) La era de la información. Madrid: Alianza. Dacuña, R., Parietti, L., Rodriguez, A., Pisani, C., Tomino, G., Álvarez, V.,…Ayuso, M., (2006) Los saberes del trabajo como fuente de sentido. Revista Anales de la educación común. Año 2, N° 5. 86-91 Freire, P. (1993). Política y Educación. Madrid: Siglo XXI. Garcés, L. (2007). ¿De la escuela al trabajo? Buenos Aires: Ediciones del Signo. Graizer, O. (2003) Crítica al modelo de formación basada en competencias. Conferencia realizada el 27 de febrero de 2003 en la Facultad de Filosofía y Cs. de la Educación, de la Universidad de Valencia. Lucero, R. (2006) La trasformación del trabajo y el empleo. Revista Anales de la educación común. Año 2, N° 5. Diciembre de 2006. 133-146 Olivieri, A. (2014) Educación en Contextos de Encierro: La articulación curricular y el desafío de asumir el contexto. Ponencia presentada en el marco de la conferencia: Propuestas educativas para la Identidad de la Educación en Contextos de Encierro: La articulación curricular. Jornada de Cierre de la Modalidad E.C.E. 26 de noviembre de 2014. Córdoba. Puiggrós, A., Garcés, L., Ossanna, E., Ruiz, J., (2003). La enseñanza y aprendizaje de los saberes socialmente productivos. Los saberes del trabajo. Proyecto PAV-FONCyT 153. Rodriguez, L. (2006) Paulo Freire, saberes socialmente productivos y saberes del trabajo. Revista Anales de la educación común. Año 2, N° 5. Diciembre de 2006. 50-51. Documentos: Gobierno de Córdoba. Ministerio de Educación. Secretaría de Educación. Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos. Propuesta Curricular del Nivel Primario y Secundario Presencial de Jóvenes y Adultos. Como actividad integradora de este recorrido, les proponemos: Seleccionen una planificación por cada uno de los Niveles y produzcan - teniendo en cuenta las claves de lectura del currículum, los interrogantes para la reflexión que se plantean y los aportes sobre la relación educación trabajo- un informe de análisis que considere los siguientes aspectos: Criterios para la selección de contenidos. Su relación con los criterios del currículum prescripto. Criterios que parecen operar en el nivel de la organización de contenidos. Cómo está planteada la secuenciación. Cómo aparece expresada la proyección curricular de la relación educación – trabajo. Completen el informe con un apartado de Recomendaciones para una reformulación superadora.