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El sencillo placer de descubrirse
Lic. Marcela Azúa
“Sé que de tanta soledad quedé encallada
entre lágrimas de piedra”
Marcela Azúa
Cultura, sociedad y estereotipo
Los hechos sociales influyen de manera notable sobre la existencia de las
personas . La conciencia y la existencia de todos los seres humanos son resultado
de un
conjunto casi infinito de influencias sociales que reciben desde su
nacimiento. En este sentido, el individuo es producto de la sociedad y, de algún
modo, posterior a ella. Durkhein sostiene que "los hechos sociales son a los
hechos individuales como la vida a los elementos que la componen" de manera
que la realidad social "es un estado del grupo que se repite en los individuos
porque se impone a ellos". La cultura tiende a “interpretar” la naturaleza humana y
transformarla de acuerdo a los códigos que la constituyen. El grado de influencia
sobre unos y otros es el que distingue, por ejemplo, las personas conformes de las
rebeldes, las adaptadas de las inadaptadas, y a pesar de que las pautas culturales
no representan necesariamente normas morales ni conductas ideales, la mayoría
de los miembros de una sociedad se deja “modelar” por ellas. Las hermanas
Perry, principales personajes del cuento “Placeres Sencillos” de Jane Bowles
representan las dos caras de este concepto. Alva es la mujer que se ha adaptado
a la función que la sociedad le ha impuesto; es la mujer de su casa, esposa fiel y
cumplidora de sus deberes hogareños. Dorothy, en cambio, ha mostrado rebelión
ante tales reglas ya que lleva una vida de características licenciosas que no
coinciden con el estereotipo social impuesto por la época y el lugar en que se
1
desarrolla la historia .Así, la vida de Dorothy escapa, de algún modo, a las formas
medias de actuación esperadas y contribuyen a la formación de prejuicios y
tendencias discriminatorias.
En muchos casos, las pautas existentes son reflejo de la realidad imperante
en una época determinada. De este modo, se vinculan también con las
costumbres de un pueblo y la moral que ese pueblo quiere reflejar. Todas las
sociedades detentan pautas de comportamiento que, en última instancia, regulan
la interacción entre los individuos controlando, de algún modo, la agresividad y la
sexualidad. También encontramos estos elementos de análisis en el cuento de
Jane Bowles, ya que Alva representaría a la mujer seria y honorable que, durante
su vida de casada, logra adaptarse a las pautas predeterminadas para una mujer
de pueblo en la época y lugar que vive. Sin embargo, la soledad actúa en ella
como detonante para animarse a cambiar los parámetros estipulados para su
condición de mujer viuda. Un estereotipo es "toda idea preconcebida,
generalmente negativa, que durante un periodo de tiempo bastante largo reina en
grandes sectores de la población", sobre otros grupos sociales, basada en una
"supervaloración del propio grupo”1. Alva, y también John Drake, cumplen con
todas la condiciones impuestas para su estereotipo. Del mismo modo que Alva
hace alarde de su puritano accionar, John hace todo lo posible para ocultar su
timidez y falta de actitud seductora. En definitiva, en una sociedad regida por
pautas de comportamientos que modelan y limitan la sexualidad y la agresividad,
este hombre y esta mujer intentan vincularse a partir de su aislamiento.
Asumiendo que en la realidad social hay factores más que causas, Alva y
John son factores de la realidad social más que efectos de ella, es decir que los
valores que ellos representan son parte del conjunto de factores que dan lugar a
que se produzca la realidad social. Los valores sociales son, a su vez, el resultado
de los valores individuales, y que, por eso, son parte de la razón colectiva de los
1
Helmut Schoeck, Diccionario de sociología, Barcelona, Editorial Herder, 1981.
2
grupos. EL conjunto de las costumbres de un pueblo tiene un determinado estilo y
establece sistemas que se componen de costumbres, sueños, mitos y juegos que
forman el “capital común” de hombres y mujeres de un grupo social.
Roles y discriminación
Si bien cada persona es singular y única, sus conductas y experiencias
están condicionadas por las distintas posiciones sociales que ocupa, por su
género, por su procedencia social y económica, por su cultura o por su edad. Las
funciones que se asocian al género, a diferencia de las originadas en el sexo, que
están determinadas biológicamente y son universales, son las que se aprenden en
una sociedad dada o en un grupo social. Son, de ese modo, el resultado de un
proceso de construcción social que diferencia los sexos al mismo tiempo que los
articula dentro de relaciones de poder sobre los recursos por lo que en ellas
influyen la clase social, la raza, la religión, el entorno geográfico, económico y,
desde ya, la edad.
El concepto de género, por ejemplo, que bien se adecua a nuestro cuento
de
referencia,
corresponde
a
la
asignación
social
diferenciada
de
responsabilidades y roles a hombres y mujeres, y que condiciona el desarrollo de
sus identidades como personas, de sus cosmovisiones y de sus proyectos de
vida. Esta asignación está basada en las pautas culturales, hábitos y
condicionamientos sociales vigentes, en los estereotipos esperados y adquiridos
que definen y valorizan roles y tareas de acuerdo al sexo reservando,
prioritariamente, para el hombre la esfera pública de la producción y para la mujer
el área privada de la reproducción y el cuidado de los otros. Estos conceptos se
hallan presentes desde el inicio mismo del proceso de socialización, se transmiten
en el hogar, se confirman en la escuela y se expanden a través de los medios de
comunicación masivos. En casi todos los casos, quedan internalizados como
3
valoración desigual de las competencias femeninas y masculinas por lo que
condicionan la elección y los lugares "reservados" a la mujer en lo personal,
laboral y profesional. Este concepto ha ido cambiando con el correr del siglo XX,
pero aún quedan vestigios en la conciencias de muchas personas. Así, Alva, que
es el personaje serio y conservador de nuestra historia, solo logra evadirse de
este mandato social a partir del alcohol y de un estado de borrachera que le
permite actuar con desinhibición y decir aquellas cosas que nunca se habría
animado a decir de otro modo y con las que ella, íntimamente, no estaba de
acuerdo.
A través de las pautas socio-culturales se han ido reproduciendo también
los estereotipos de discriminación en función del género vigentes en cada
sociedad, confirmando y reafirmando los roles que tradicionalmente se han
asignado a mujeres y hombres. De este modo, Dorothy se adecua al modelo de
mujer que es discriminada por la sociedad y hasta criticada por su propia hermana
que, por no cumplir con las reglas sociales impuestas, no se considera digna de
confianza. Sin embargo, y aquí podríamos entrever algo acerca del pensamiento
de la autora, Jane Bowles la presenta como una mujer cariñosa, soñadora y
preocupada por su hermana. “ supongo que nunca dejaré de soñar y de esperar.2”
dice Dorothy.
Si tenemos en cuenta que, en la actualidad,
gran número de mujeres
trabajan en distintos ámbitos, y observamos que, normalmente, muchas de ellas
son generadoras y consumidoras de material cultural y artístico, vemos que la
discriminación por género va disminuyendo con el correr del tiempo.
Cabe
destacar la importancia de la educación en este proceso. La educación es
necesaria y determinante para el hombre en el proceso de determinación de
estereotipos y pautas culturales ya que el hombre no tiene un programa genético
que guíe su comportamiento. En la naturaleza del hombre existe la capacidad de
vivir en sociedad, pero la organización de la vida social proviene de la cultura e
2
Bowles, Jane. Placeres Sencillos . Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Editorial Anagrama S. A.
Barcelona 1990
4
implica la elaboración de reglas sociales a las que los hombres, de un modo u
otro, se someten.
Tanto Alva como Dorothy se ven frustradas por la influencia del estereotipo
en sus vidas. Alva, porque no logra vencer la nostalgia de lo que no pudo
concretar “a veces, cuando se envejece, se tiene una revelación y se siente un
ansia tremenda de volver al sitio donde uno se dejó la vida, pero con frecuencia no
se puede volver. Siempre es mejor no apartarse del camino”3 ; y Dorothy, porque
siente la ausencia del refugio familiar “ojalá estuvieras más cerca de mí. Algunas
noches me siento muy triste en este cuarto de estar” 4
El límite entre búsqueda y concreción de placer.
“Las pautas culturales no son necesariamente normas morales ni conductas
ideales”, dice Roberts, y afirma “hay que evitar, pues, concebir la pauta cultural
como una tortura” . Sin embargo, la condición humana no está exenta de una
actitud normativa, prejuiciosa y sumamente crítica de aquellos que no siguen las
pautas establecidas , por lo que se hace muy difícil encontrar el límite entre la
búsqueda de uno mismo y la efectiva concreción del placer de encontrar el
camino.
Alva encuentra su límite en la presencia del “otro”.
La otredad nos
permite, de ese modo, reflejarnos, vernos y empezar a amarnos.
3
Bowles, Jane. Placeres Sencillos . Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Editorial Anagrama S. A.
Barcelona 1990
4
Bowles, Jane. Placeres Sencillos . Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Editorial Anagrama S. A.
Barcelona 1990
5
La presencia del “otro” en tanto espejo de uno mismo
Sé que de tanta soledad
Quedé varada entre océanos de miedo
Sé que de tanta soledad
Anochecieron mis palabras
Pero hoy puedo mirarme y descubrirme sabia
Hoy puedo mirarme y verme amanecida
Hoy puedo mirarme
Hoy... puedo
Marcela Azúa
La otredad es un sentimiento de extrañeza que asalta al hombre tarde o
temprano cuando toma conciencia de su individualidad. En algún momento cae en
la cuenta de que vive separado de los demás, de que existe aquél que no es él,
de que están los otros y de que hay algo más allá de lo que él percibe o imagina.
Existe una distancia que lo separa del otro y acortar esa distancia es un trabajo
que exige, en primer lugar, reconocer las propias limitaciones e imperfecciones.
Hay que aprender a ver
de frente al extraño a partir del cual uno logra
descubrirse.
Alva aprende a interpretar sus propias necesidades a partir de su relación
con John. El terreno al cual ella lo conduce es el que a ella misma le permite
reconocerse. Desde el diálogo acerca de los placeres sencillos hasta el lugar
elegido para la primera cita son indicadores de todo cuanto Alva intenta descubrir
en sí misma. Hay en todos estos elementos marcadores de sus límites, de sus
deseos, de sus frustraciones y de toda la compleja trama de su historia.
6
La importancia de la ”otredad”
"El hombre está habitado por silencio y vacío.
¿Cómo saciar esta hambre,
cómo acallar este silencio y poblar su vacío?
¿Cómo escapar a mi imagen?
Sólo en mi semejante me trasciendo,
Sólo su sangre da fe de otra existencia"
Octavio Paz
Claro que a veces al hombre le cuesta mirarse en el espejo de sus propias
imperfecciones y entonces recurre a artilugios que, de algún modo, esconden lo
que no se quiere ver. Se inventa, entonces, falsos rostros o máscaras que los
ayudan a sobrellevar sus frustraciones. Es natural que el hombre tenga una
necesidad espontánea de forjarse nuevas apariencias, que necesite transformarse
según sus sueños, "inventarse", y así adoptar rostros para tener a mano , en
caso de necesidad. Una persona insatisfecha con la imagen que contempla todos
los días en el espejo, puede decidir un día adoptar una nueva apariencia: se pone
una máscara y se descubre tal como nunca se había visto. Lo interesante de esta
decisión es que la transfiguración que se opera
no significa que se hubiera
disfrazado, sino que encontró su verdadera cara. El rostro que tenía antes no era
realmente el suyo. Al transformar la figura que esa persona
creía conocer,
descubre que poseía otra apariencia, más auténtica.
Alva se esconde detrás de un carácter amargo, conservador y crítico que
solo logra liberar a partir del alcohol. El descubrimiento de su verdadero rostro,
que no lograba ver por sus condicionamientos sociales, la llena de emoción y la
devuelve a la vida. John actuó en su vida como el “otro” que le devuelve a Alva
una imagen que la satisface más.
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Conclusión
“En la zona más austral de mis tabúes/ en el baldío infinito de mis besos/ en el desván más remoto de mi
euforia/ allí donde el abismo amenaza mi cordura/ allí, y no en otro lugar... te espero” M. Azúa
La novela “Placeres Sencillos” de Jane Bowles, nos permite entender la
fuerza que las pautas culturales ejercen sobre ciertas personas que forman su
estructura mental inconsciente a partir de la aceptación de los estereotipos
sociales de
la época que les toca vivir. Del mismo modo comprendemos la
importancia del “otro” como espejo de uno mismo, como aceptación de los propios
miedos limitadores de placer, de las propias frustraciones; y como generador de
energía que nos impulsa hacia la urgente necesidad de reconocerse, hacia el
sencillo placer de descubrirse.
Bibliografía
Bowles, Jane. Placeres Sencillos . Traducción de Benito Gómez Ibáñez.
Editorial Anagrama S. A. Barcelona 1990
Helmut Schoeck, Diccionario de sociología, Barcelona, Editorial Herder,
1981.
Robert, M.A. Ethos ( Introducción a la antropología social) Eudeba 1970
Castañeda, José Carlos. Octavio Paz: Sed de otredad . Ensayo
Apuntes y Material de la cátedra facilitado por el Prof. Juan Carlos
Pellanda
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El sencillo placer de descubrirse
Indice
Cultura, sociedad y estereotipo
1
Roles y discriminación
3
El límite entre búsqueda y concreción de placer
5
La presencia del “otro” en tanto espejo de uno mismo
6
La importancia de la otredad
7
Conclusión
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Bibliografía
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