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PARA PENSAR Y ACTUAR
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
1.- Señala tres frases que, según tu opinión, resuma lo que es la espiritualidad del discernimiento.
a)
b)
c)
2.- ¿Reflexiono y reviso mis actitudes y motivaciones personalmente y en grupo?
3.- Oración: Doy gracias a Dios por la acción de su Espíritu en mi vida y en mi acción caritativa y social. Pido al Espíritu
la ayuda que necesito. Puedo hacerlo rezando una de las oraciones del Anexo.
“La Espiritualidad que nos anima en la acción Caritativa y Social”
ESPIRITUALIDAD DE DISCERNIMIENTO
PARA OPTAR A LA LUZ DEL EVANGELIO
“La caridad no excluye el saber, más bien lo exige, lo promueve y lo anima desde dentro. El saber nunca es sólo obra de la
inteligencia. Ciertamente, puede reducirse a cálculo y experimentación, pero si quiere ser sabiduría capaz de orientar al hombre a la luz de los primeros principios y de su fin último, ha de ser “sazonado” con la “sal” de la caridad.
Sin el saber, el hacer el ciego, y el saber es estéril sin el amor… No existe la inteligencia y después el amor:
existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor”. CIV, n. 30
El Espíritu condujo a Jesús hasta el desierto antes de comenzar su misión y allí, en la soledad, en el encuentro consigo
mismo y con Dios, fue capaz de discernir a la luz de la Palabra cuáles debían ser sus opciones y los caminos a seguir
para ser Buena Noticia para los pobres.
El discernimiento es el amor inteligente o la inteligencia movida por el amor, capaz de preguntarse y
discernir desde la verdad de Dios y del hombre qué puede y debo hacer aquí y ahora. Y hoy necesitamos
un amor así para que nuestro hacer no sea ciego y nuestro saber no resulte estéril. Desde esta perspectiva, el discernimiento es visto como instrumento necesario y estímulo para afrontar con más coraje y con mayor responsabilidad
la situación actual.
Cuantos trabajamos en el servicio de la caridad somos plenamente conscientes de que nos toca vivir el misterio que se nos ha confiado en un momento
verdaderamente difícil y complejo. Con frecuencia nos sentimos abrumados
con el paro, los desahucios, los planes de ajustes, los recortes sociales y
otros datos del mundo socioeconómico y político.
Muchas Cáritas están desbordadas por las demandas de ayuda,
afectadas por los recortes, con serias dificultades para mantener
plantillas y proyectos y teniendo que someter a discernimiento qué
nos está pidiendo el Señor aquí y ahora, en este momento de la historia, y cuáles son los caminos que hemos de rectificar y aquéllos
que debemos explorar y transitar para reorientar el trabajo de
nuestras Cáritas y dar la respuesta caritativa y social que hoy los
pobres necesitan.
En este contexto, la acción de nuestras comunidades a favor de los últimos
no puede responder a los impulsos de la improvisación o a opciones precipitadas y poco maduradas. Nuestras decisiones y opciones deber nacer
de la escucha de la voz de Dios en las situaciones de pobreza y de
un serio discernimiento, pues, como dicen nuestros obispos, “sin
escucha y discernimiento, la caridad eclesial no responderá a la historia
cambiante de un mundo cada vez más completo, plural y globalizado”.
(La caridad de Cristo nos apremia, 2004, n. 2)
Para este discernimiento, además de la referencia permanente a la Palabra de Dios y a la Doctrina Social de la Iglesia,
necesitaremos recurrir también a la mediación de las ciencias sociales, pues la fe nos da principios y criterios de acción pero los recursos prácticos e instrumentales debemos obtenerlos usando las mediaciones de las ciencias sociales. Fe y razón, están llamadas a relacionarse y complementarse en el necesario discernimiento de aquello que es mejor en el servicio al ser humano.
Darío Mollá, hombre con experiencia en la acción social y experto en discernimiento según el espíritu ignaciano, concreta la necesidad de discernimiento en cuatro ámbitos:
En el ámbito de los análisis y diagnósticos de lo que sucede y de sus causas, para saber con la mayor objetividad posible qué está pasando y por qué está pasando y para poder discernir desde criterios evangélicos las soluciones y alternativas. Los análisis no son neutros y nos muestran la realidad deformada.
En el ámbito de las soluciones que debemos poner en juego y de las tensiones que esas soluciones deben
afrontar. Discernir entre necesidades y posibilidades, entre apoyos económicos y libertad, entre respuestas apresuradas que nos pueden quitar lucidez y respuestas meditadas, discernir entre cantidad y
calidad en el hacer.
En el ámbito de la rectitud de intención, las motivaciones con la que actuamos. Por el hecho de trabajar
en Cáritas y en la acción social no estamos libres de actuar por egoísmo, protagonismo, competir para quedar bien,
para obtener ventajas personales. El verdadero discernimiento consiste en “ir convirtiendo nuestra existencia en receptividad y donación.
En el ámbito de la coordinación y colaboración con otras entidades e instituciones y con
las diversas administraciones. Es necesaria la
mutua colaboración, pero sin olvidar que este es un
campo ambiguo y siempre necesitado de discernimiento.
Es necesario el discernimiento para actuar
por intereses no acordes con el Evangelio,
pero también es necesario discernir para descubrir
esos espacios sociales con los que sólo estando presentes podremos hacer oír nuestra voz y ser testigos de los valores del evangelio.
Los cristianos nos hacemos presentes en muchos campos de la actividad humana – social, cultura, medios de comunicación, enseñanza, sanidad-, y sabemos que vivimos un tiempo caracterizado por grandes cambios “es útil para la
Iglesia dedicar momentos de escucha y de confrontación recíproca, para se mantenga en un nivel alto de
calidad el ejercicio del discernimiento exigido por la acción evangelizadora, que como Iglesia estamos llamados a vivir” (Sínodo Obispo, 2011, n.4)
Los obispos nos dicen que el hecho de tener una motivaciones y un horizonte propios no excluye, sino, más bien al
contrario, pide la colaboración con otras personas en la tarea de la justicia: “Recordemos además que si bien nosotros tenemos unas motivaciones especiales y un horizonte propio, podemos y debemos unirnos a todos los
hombres de buena voluntad que luchas en el mundo por construir una sociedad más justa, solidaria y fraternal”. (IP, n. 63)
Hoy los cristianos necesitamos saber leer y descifrar los nuevos escenarios que han surgido en el ámbito de lo social,
para habitarlos y, en la medida de nuestras posibilidades, transformarlos en lugares de testimonio y de anuncio del
Evangelio, de modo semejante a como hemos de hacernos presentes en los nuevos escenarios culturales, económicos, políticos y religiosos.