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Redes de Voluntariado de Adultos Mayores
Aportan al desarrollo, la democracia y al envejecimiento y activo y digno.
Lic. Oscar Bravo Castillo
Resumen
La presentación recoge la experiencia de intervención educativa promocional de la
Asociación de Comunicación y Educación Comunitaria – ACECO y de la Misión
Urbana y Rural - MUR, con organizaciones de adultos mayores de Perú, en particular de
la Provincia Constitucional del Callao.
Demuestra que la participación cívica de los mayores, a través de sus organizaciones,
contribuye a su envejecimiento activo y digno y la revaloración social de la vejez, así
como a una nueva percepción del voluntariado, como una actividad promotora de
desarrollo y ciudadanía, a partir de organizaciones de ayuda mutua o autoayuda.
Muestra que es posible incidir en espacios de decisión de gobierno, para el
establecimiento de políticas públicas a través de la promoción y desarrollo de acciones
concertadas y esfuerzos en coalición con el estado y otros actores sociales.
Summary
The experience of educational promotional intervention of the Association of
Communication and Community Education - and of the Urban Rural Mission - URM,
with organizations of older persons of Peru, especially of the Constitutional Province of
the Callao.
It demonstrates that the civic participation of the older persons, across his
organizations, contributes to his active and worthy aging and the social revaluation of
the oldness, as well as to a new perception of the voluntary work, as an activity
promoter of development and citizenship, from organizations of mutual help or selfhelp.
It shows that it is possible to affect in spaces of decision of government, for the
establishment of public policies across the promotion and development of compound
actions and efforts in coalition with the government and other social actors
1. Introducción
Según estudios de la Organización Panamericana de la Salud OPS/OMS, para el año
2025 todos los países de América Latina tendrán poblaciones mayores de 60 años
superiores al 10% de la población total de sus países.
Este situación se está dando en los países en proceso de desarrollo en un tiempo
muchísimo menor al que se dio en los países desarrollados.
En América Latina, se da en medio una situación de inequidad, que es la mayor en el
mundo.
Los programas económicos actualmente implementados en la región, apuntan a la
reducción del gasto público, lo que significa más recorte para la atención de los más
necesitados.
La Organización Mundial de la Salud señala que el Envejecimiento Activo es un
proceso, que permite mejorar las oportunidades de bienestar físico, social y mental
durante toda la vida, lográndose una vida más larga, mejor estado de salud, mayor
productividad y una mejor calidad de vida.
El término “activo” no hace sólo referencia a la actividad física, sino que incorpora
conceptos de participación social, cultural, económica, cívica y
espiritual. El
envejecimiento activo postula el reconocimiento de los derechos humanos de los
mayores y es la base de la prevención en salud.
En los últimos años, la percepción de un envejecimiento activo, digno y saludable, va
ganado posicionamiento en diferentes ámbitos.
Uno de los espacios en los que se da esta participación activa y protagónica de los
adultos mayores y que favorece los conceptos de envejecimiento activo y saludable, es
el del voluntariado, que se expresa sobre todo, a través de organizaciones de ayuda
mutua o autoayuda, sobre todo, en poblaciones en situación de pobreza, pero con un
enfoque de derechos humanos.
2. Conceptos fundamentales
2.1 Adultos mayores
Convencionalmente está considerada en este rubro etareo la población de sesenta años o
más, independientemente de su estado de salud, nivel de independencia funcional, lugar
de origen o situación socioeconómica.
Es así como en el Plan Nacional para las Personas Adultas Mayores 2002-2006
(Decreto Supremo Nº005-2002 PROMUDEH), se señala que de acuerdo a la
Resolución 50/41 de 1996, aprobada por la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas, se denomina a las personas mayores de sesenta años como personas
“Adultas Mayores”
Aquí es bueno precisar que el tener sesenta o más años, no limita la ciudadanía, ni los
derechos de las personas, en este sentido, las personas mayores deben reconocerse y ser
reconocidas como ciudadanos de pleno derecho, que además siguen aportando y
contribuyendo al desarrollo de sus familias y comunidades, a través de los trabajos
remunerados o no que realizan.
En este sentido, cobra relevancia la contribución de las mujeres mayores, sobre todo, en
el desempeño de tareas domésticas o no remuneradas, como el cuidado de los nietos,
enfermos, o de la casa misma, actividades que deberían ser cuantificadas y valoradas
económicamente, con lo que se superaría otro erróneo concepto, de que las personas
mayores son una carga social y económica.
“Al concentrarnos sólo en el trabajo remunerado, tendemos a ignorar la
valiosa contribución de las personas mayores en trabajos no remunerados
del sector informal (por ejemplo, actividades a pequeña escala y de
empleo por cuenta propia y trabajos domésticos) y en el hogar. Tanto en
los países en vías de desarrollo como en los desarrollados, las personas
mayores suelen asumir la responsabilidad principal de llevar la casa y
cuidar de los niños para que los adultos más jóvenes puedan salir a
trabajar fuera.” 1
“Los adultos mayores autónomos y activos constituyen un capital social
y una fuente de bienestar para toda la sociedad que puede incrementarse
previniendo la discapacidad en la población en general y fomentando la
autonomía de los adultos mayores con limitaciones funcionales.”
2
Frente a estas percepciones conceptuales, es importante tener en cuenta la percepción
que de sí mismas tienen las propias personas mayores, particularmente las que forman
parte de las organizaciones entrevistadas. Para ellas, las personas adultas mayores, son
eso, personas, ciudadanos y ciudadanas, útiles para sí mismas, para sus familias y
comunidades, con sueños, ilusiones y esperanzas, dispuestas y con derecho a luchar,
aprender, amar, divertirse, como cuando eran jóvenes, por aquello que consideran justo,
por atención a sus necesidades.
“La evidencia indica que, a pesar de la pobreza y la exclusión social, las
personas
mayores
continúan
colaborando
con
sus
familias
y
comunidades, a menudo hasta muy avanzada edad y pese a enfrentar
problemas crónicos de salud.
3
“La vejez no tiene por qué suponer el naufragio de nuestros deseos de
hacer muchas cosas, por el contrario, sin temor a equivocarme, los
mayores tenemos un futuro por delante y esto ya es darle más vida a
nuestros años.”
1
Salud y Envejecimiento, Un documento para el debate. 2001. Organización Mundial de la Salud.
Departamento de Promoción de la Salud, Prevención y Vigilancia de las Enfermedades No Contagiosas.
Ginebra.
2
Engler Tomás, Pelaez Martha, Editores, 2002, Más vale por viejo. Banco Interamericano de Desarrollo,
Washington.
3
HelpAgeInternational, 2000. Incorporando Prácticas a las Políticas - Revisión Anual 1999/2000 Londres
Sra. Guillermina Fiek, Directora del Grupo de
Teatro de Personas Mayores Fraternidad. Lima
Perú.
2.1.1 Adultos Mayores en cifras
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática en el Perú, INEI, la
población de personas mayores de 60 años supera actualmente el 9.2% de la población
total, equivalente a más de dos millones 500 mil personas, de las cuales menos del 40%
tiene acceso a pensiones de jubilación, las que en su mayoría no alcanzan para cubrir
sus necesidades básicas, así mismo, más del 70% de esta población está localizada en
áreas urbanas y menos del 30% restante en áreas rurales. Según proyecciones de la
OPS/OMS para el 2025 el número de personas mayores de 60 años superará el 12% de
la población total del país.
Frente a esta situación, es necesario el reconocimiento de la necesidad de producir
cambios en las conductas de las personas, y en sus hábitos de vida como un asunto de
salud pública, y nuevas políticas de Estado que prioricen programas dirigidos a
estrategias preventivas para una vida digna y un envejecimiento saludable.
Así mismo, el entonces, Ministerio de Promoción de la Mujer y Desarrollo Humano –
PROMUDEH (actualmente MIMDES) a través del Decreto Supremo N° 010 - 2000
establece los Lineamientos de Política para las Personas Adultas Mayores,
contribuyendo a este fin instituciones de la sociedad civil, con la singular participación
de representantes de las organizaciones de adultos mayores, hecho que se reitera
posteriormente en el año 2000 hasta el 2002, en la elaboración, también con aporte de la
sociedad civil, del Plan Nacional para las Personas Adultas Mayores 2002-2006, y
posteriormente en el Plan 2006-2010, al que vienen contribuyendo mediante su
participación en la Comisión Multisectorial liderada por el MIMDES encargada de dar
lineamientos y seguimiento a su implementación.
2.2 Ciudadanía
Entendida como el derecho y obligación de participar en lo público, de reconocerse
como sujeto de derecho y de responsabilidades frente a la sociedad y al Estado.
“...según nuestra Constitución Política, todos tenemos derechos civiles y
políticos que incluyen, por ejemplo, el derecho a
elegir a nuestras
autoridades y ser elegidos; el derecho de participar activamente en el
gobierno de nuestra comunidad; el derecho a la libertad de pensamiento,
opinión y libre tránsito. Tenemos también derechos económicos, sociales y
culturales, entre los cuales están el derecho al trabajo, el derecho a la
educación, el derecho a la salud, el derecho al desarrollo y otros. También
tenemos derechos colectivos, que garantizan el derecho a la identidad
cultural, por el cual todos tiene derecho de disfrutar de su propia cultura.
A partir del ejercicio responsable de nuestros derechos podemos hablar de
ciudadanía. La
ciudadanía se sustenta en el principio de que todos somos
iguales ante el Estado,
...Participar quiere decir tomar parte de las decisiones y acciones de nuestros
gobiernos locales y otras instancias de decisión. La participación vecinal es
el ejercicio de nuestros deberes y derechos como ciudadanos. “ 4
Como veremos seguidamente, más que una distinción entre ciudadanía y participación,
hay una complementariedad.
2.3Participación
Para efectos de este estudio, entendemos como Participación al concepto que implica
intervenir, opinar, decidir, en lo concerniente a todos o a alguien en particular, la
participación, es la forma fundamental de expresar nuestra ciudadanía.
4
Tapia Percy, 2001. Vecinos y Ciudadanos, Manual para la participación en los gobiernos locales.
Instituto de Defensa Legal. Lima
Incluimos además, en este concepto, a la Participación política, con la que hacemos
referencia específica a intervenir en lo público, a lo que corresponde, interesa, beneficia
o conflictúa a los diferentes actores de la sociedad, superando el concepto de
participación política como opción política partidaria, en consideración a la no
discriminación de las organizaciones de personas mayores por credo religioso, opción
política, situación socioeconómica, etnia o cultura.
Adicionalmente, esto es así, en reconocimiento del derecho de las personas mayores a
participar, a estar insertos en la dinámica social y comunitaria
“Incluir a las personas mayores en la planificación, la puesta en
práctica y la evaluación de las iniciativas de desarrollo social, en
los esfuerzos para reducir la pobreza y en los procesos políticos
que afectan a sus derechos.” 5
Ahora bien, aunque desde el sector estatal, se ha venido expresando el ánimo de
promover la participación ciudadana, en la práctica esta enfrenta serias dificultades
para su real aplicación, y son innumerables los testimonios que al respecto pueden dar,
particularmente, las personas mayores de las comunidades pobres.
La experiencia de vida, es un elemento imprescindible en la valoración social y personal
de las personas mayores, y es precisamente la experiencia muchas veces exitosa, de su
quehacer organizado, para el logro de atención a sus demandas, la que ha facilitado el
proceso de organización en esta nueva fase de sus vidas. Aún está fresca en la memoria
de estas personas, las tomas de tierras a las que tuvieron que recurrir para forjar lo que
ahora son ahora sus comunidades, incluso grandes emporios comerciales y urbanos,
como los del Cono Norte en Lima, así como la ancestral medicina tradicional, llevada
de boca en boca y de generación en generación del ámbito rural al urbano.
Es en este sentido que los criterios metodológicos de intervención que privilegian y
valoran la participación protagónica de las personas mayores, el ejercicio de su
5
Salud y Envejecimiento, Un documento para el debate. 2001. Organización Mundial de la Salud.
Departamento de Promoción de la Salud, Prevención y Vigilancia de las Enfermedades No Contagiosas.
ciudadanía, en la búsqueda de atención a sus demandas, son los que están permitiendo
el empoderamiento de las mismas, lo que favorece y fortalece su voz y presencia, sobre
todo a través de sus organizaciones autónomas y democráticas.
“ La participación social, a
menudo omitida del análisis del
envejecimiento, es un modulador central de la calidad de vida de las
personas mayores. Es la fuerza que determina, reconoce y expresa el
derecho de todo adulto mayor a decidir cómo aprovechar su dividendo
personal de longevidad (Deets, 2000). Varios estudios han demostrado la
correlación
negativa entre la participación social y la morbilidad y
mortalidad prevenibles.
En el ámbito local, son innumerables los ejemplos de grupos organizados
de personas de edad en vecindarios y comunidades – centros diurnos,
clubes sociales, grupos de baile, etc.- que buscan satisfacer determinadas
necesidades o aspiraciones con efectos positivos demostrables sobre la
calidad de vida de los participantes, y a menudo también sobre las
generaciones más jóvenes.” 6
El concepto de participación, al igual que el Plan Nacional de
Acción y los
Lineamientos de Política para las Personas Mayores, están basados en los Principios a
Favor de las Personas de Edad, aprobados por las Naciones Unidas en 1991, los mismo
que son: Independencia, Dignidad, Atención, Autorrealización y Participación, y que
responden a necesidades planteadas por las propias personas mayores.
“ Participación
Las personas de edad deberán:
Permanecer integradas a la sociedad, participar activamente en la
formulación y aplicación de las políticas que afecten directamente a
su bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con
las generaciones más jóvenes.
6
Engler Tomás, Pelaez Martha, Editores. 2002. Más vale por viejo. Banco Interamericano de Desarrollo,
Washington.
Poder buscar y aprovechar oportunidades de prestar servicio a la
comunidad y de trabajar como voluntarios en puestos apropiados a
sus intereses y capacidades.
Poder formar movimientos o asociaciones de personas de edad
avanzada. 7
La participación, así entendida favorece y posibilita la integración social, es decir, el
sentido de pertenencia y de inclusión social, dota de identidad social, contribuye al
empoderamiento de las personas, sobre todo las más pobres, y en este sentido, además
de fortalecer la democracia, es un elemento importante en la lucha por superar la
pobreza.
“La participación comunitaria puede ser una herramienta fundamental
para
enfrentar
los
graves
problemas
sociales
que
afronta
Latinoamérica...que es considerada el continente con más altos niveles de
desigualdad del mundo. Sin embargo, la utilización real de la
participación comunitaria es limitada...Se la margina muchas veces
alegando que “hace perder el tiempo” o es muy costosa; argumento falso,
de acuerdo con los resultados finales que se logran con ella. Se la
adultera tratando de “manipular” a la comunidad. Se bloquea por
diferentes vías su participación efectiva y después se echa la culpa del
fracaso de las experiencias a las comunidades carenciadas alegando que
no querían participar...Se “saltea” a los líderes naturales de la comunidad,
que son los que pueden dar verdadera credibilidad a los programas...Tras
estas barreras existe un menosprecio hacia las comunidades carenciadas,
y aún más allá, una resistencia a transferirles efectivamente poder sobre
sus destino. Cuando estas barreras se superan, se las escucha de verdad,
se respeta sus líderes y su cultura, se potencian sus propias formas de
organización y se les da pleno espacio para participar, los resultados
pueden exceder a las mejores previsiones” 8
7
Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas de edad. 1994. Departamento de Información
de las Naciones unidas. Nueva York.
8
Kliksberg Bernardo. 2002. Hacia una Economía con Rostro Humano. Fondo de Cultura Económica.
Buenos Aires.
2.4 Organizaciones de adultos mayores
Aquí nos referimos fundamentalmente a las organizaciones sociales de base que
constituyen las personas mayores en el ánimo de compartir entre ellas, ejercer su
ciudadanía, reivindicar sus derechos, o desarrollar acciones de desarrollo personal, de
búsqueda de recursos o de recreación.
Las organizaciones de adultos mayores son un valioso espacio de acompañamiento
mutuo, superación, empoderamiento, así como de participación y ejercicio de
ciudadanía.
Los adultos mayores están organizados de las más diversas maneras y por las más
diversas razones, entre ellas, las gremiales, las de pensionistas y jubilados, las religiosas
o de iglesia, las de programas sociales municipales y las comunitarias.
En el Perú, tal como lo hemos señalado anteriormente el número de organizaciones de
adultos mayores ha ido incrementándose significativamente desde mediados de los 90,
de igual manera su capacidad de propuesta y demanda se ha incrementado con el
progresivo proceso de integración y centralización que vienen viviendo, sobre todo las
organizaciones comunitarias.
Las personas mayores, tienen una clara percepción de lo beneficioso de su acción
organizada, saben que la unión hace la fuerza, al margen de las debilidades o
deficiencias que pudieran haber al interior de estas organizaciones, las sienten como
suyas, es “su espacio” y saben que la capacidad de interlocución e impacto estará
fortalecida por la fuerza que significa estar unidas, como veremos más adelante, esa es
una de las virtudes reconocidas de ser integrante de una organización.
2.5 El Voluntariado
El voluntariado obedece en primer término a sentimientos superiores de solidaridad y
entrega, así como a un sentido de responsabilidad social y de deseo de participar
activamente en el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad.
El voluntariado no reemplaza, ni debe reemplazar puestos remunerados, tampoco libera
al Estado de su responsabilidad de búsqueda del bienestar comunitario, su tarea
fundamental es el fortalecimiento de una determinada acción o servicio para la
comunidad.
Busca la realización personal, a través de la acción en servicios, sin más aspiración que
la mejor condición de vida para su entorno, no por esto renunciando al reconocimiento
moral, social o afectivo, o a la retribución de gastos de movilidad, refrigerio,
capacitación o suma simbólica de compensación económica, que el desempeño de su
tarea voluntaria requiera.
2.5.1 Percepciones del voluntariado
Podemos distinguir dos grandes enfoques frente al voluntariado, por un lado, aquel que
responde prioritariamente a un sentimiento humanitario, de solidaridad, de compartir el
dolor o la necesidad del otro, a partir de lo cual colabora en la búsqueda de atención y
solución a dicha situación, sin profundizar mayormente en las causas de esta situación.
Este enfoque es un aporte y esfuerzo valiosísimo, sin el cual seguramente no se podrían
enfrentar con posibilidades de éxito muchas situaciones extremas.
Por otro lado, tenemos el enfoque del voluntariado como un ejercicio de ciudadanía,
como una manera de participar en la búsqueda del bien común, que aúna al sentimiento
solidario y humanitario, el compromiso por el reconocimiento de las causas de dicha
situación y la superación de las mismas.
Más que “ayudar” a atender un problema, pretende influir en los espacios de decisión de
gobierno, a través del diálogo, la concertación y los esfuerzos en coalición para superar
dicha situación.
2.5.2 Voluntariado en cifras
La Universidad del Pacífico a través de su Centro de Investigación (CIUP),
ha
realizado una serie de estudios sobre voluntariado en el Perú. Uno de ellos,
correspondiente al primer semestre del año 2001, mostró que el 34% de la población
mayor de 18 años realizó trabajo voluntario el año anterior, y que el 43% de estas
personas eran miembros de dichas organizaciones y no solo colaboradores/as
esporádicos, dedicando anualmente una media de 195 horas.
Según la metodología de Portocarrero y Millán, autores de dicha investigación, la
mínima valoración del trabajo voluntario en las principales ciudades del país asciende a
US $ 323.5 millones y equivale al 0.6% del PBI del año 2000. Estas cifras refuerzan la
afirmación del nivel de contribución de los esfuerzos voluntarios al desarrollo de
nuestras comunidades.
Por otro lado, en estos últimos años venimos observando un incremento de los
programas de voluntariado universitario, como parte de las acciones de proyección
social o de responsabilidad social de las universidades, así como ONGs que convocan a
jóvenes universitarios sobre todo durante sus periodos vacacionales, de igual forma
desde la empresa privada vienen incrementándose los programas de voluntariado
corporativo, como consecuencia de la creciente incorporación del concepto de
responsabilidad social empresarial que viene adoptándose en el país.
De igual manera, desde el Estado, se vienen impulsando programas de voluntariado
juvenil, en apoyo a programas de los diferentes sectores, así como desde los gobiernos
locales.
Por otro lado y de acuerdo a la Ley Orgánica de Municipalidades y la Ley de las
Personas Adultas Mayores, diversos municipios vienen impulsando programas de
voluntariado de adultos mayores, orientados fundamentalmente a la asistencia y al uso
positivo de sus horas libres.
Este impulso que viene cobrando el voluntariado, sería una valiosa contribución al
desarrollo y al fortalecimiento de la democracia en el país, si incorporara el componente
organizativo, es decir, si contribuyera a la formación de asociaciones autónomas de
voluntariado.
3. Experiencia en Perú
3.1 Antecedentes
A inicios de los noventa el Perú carecía de políticas públicas dirigidas a las personas
mayores, y salvo aisladas experiencias de algunos municipios e iglesias, no habían
mayores acciones en beneficio de este segmento de la población, considerado en aquel
entonces como no prioritario, por su escasa presencia en la pirámide poblacional del
país. Así mismo, las acciones desarrolladas en aquellos momentos, tenían
mayoritariamente un marcado sesgo asistencialista y no promocional.
La celebración del Año Internacional de las Personas Mayores, en 1999, fue una
singular oportunidad para avanzar en la consolidación de los esfuerzos que desde la
sociedad civil, venían impulsando diversas instituciones, entre ellas la Asociación de
Comunicación y Educación Comunitaria – ACECO y la Misión Urbana y Rural –
MUR, con la finalidad que se establezcan políticas públicas dirigidas a este segmento de
la población.
Algo similar ocurría en relación al tema del voluntariado, que era una actividad que se
desarrollaba desde la sociedad civil, sin marco jurídico o de política pública al respecto.
Es así que, la declaración y celebración por las Naciones Unidas del Año 2001 como el
Año Internacional de los Voluntarios, significó una extraordinaria oportunidad para que
en el Perú se ponga en la agenda pública el tema del voluntariado, haciendo visible su
contribución al desarrollo, a la participación ciudadana, al fortalecimiento de la
democracia y en particular a la formación en valores, así como al reconocimiento
histórico de prácticas ancestrales de solidaridad y autoayuda como la minka y el ayllu
del Perú de épocas prehispánicas.
Permitió además, una exitosa experiencia de esfuerzos conjuntos e integración de 18
instituciones de voluntariado que se unieron para conformar el Comité Nacional de
Celebración del Año Internacional de los Voluntarios “Comité AIV – Perú”,
constitución a la que contribuyó el Ministerio de Promoción de la Mujer y del
Desarrollo Humano, PROMUDEH, (actualmente Ministerio de la Mujer y Desarrollo
Social, MIMDES) que desarrolló una nutrida agenda de acciones de sensibilización,
reconocimiento, celebración y educación, dirigidas a la sociedad en su conjunto y en
particular al Estado y a la empresa privada.
Finalizada la celebración del Año Internacional de los Voluntarios, quienes
constituyeron el Comité de Celebración AIV-Perú, acordaron conformar el Centro
Nacional del Voluntariado CENAVOL – Perú, el primer esfuerzo exitoso de integración
del voluntariado nacional y el primer centro de este tipo en el país, que ha contribuido al
posicionamiento del tema, y a la concreción de esfuerzos concertados con diferentes
actores sociales, contribuyendo a la creación de capital social en el país.
Por su parte, el Estado recogiendo las aspiraciones de los voluntarios, y las expresas
recomendaciones que al respecto hacía las Naciones Unidas, además de desarrollar
acciones de reconocimiento al voluntariado nacional, aprueba la Ley General del
Voluntariado, estableciendo que es el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social –
MIMDES, el ente rector ene le tema y reconociendo derechos y responsabilidades de los
voluntarios, voluntariados y del propio Estado.
Algunos artículos de esta ley han sido modificados en el ánimo de encargarle al Estado,
un rol más promotor que fiscalizador.
Cabe reconocer que la población peruana tiene una amplia y ancestral experiencia de
esfuerzos solidarios. La historia hace referencia a la minka y al ayllu, como expresión de
trabajo colectivo y comunitario de las épocas prehispánicas.
3.2 Análisis de la Experiencia
La experiencia parte del reconocimiento de la importancia de exaltar valores como la
solidaridad, de ancestral práctica en el país, así como a la participación cívica,
conceptos valorados y considerados como intangibles de las sociedades, que influyen en
los niveles de desarrollo de los países, y que son una eficaz herramienta en la lucha por
la superación de la pobreza y como forma de fortalecer la democracia y por lo tanto de
favorecer la gobernabilidad del país, tal como señala Bernardo Kleisberg en “América
Latina una región en riesgo”.
Las acciones desarrolladas valoran el rol motivador y sensibilizador del voluntariado
para llamar la atención de la sociedad y en particular, del estado y que se brinde a la
población, la atención a sus demandas.
Así mismo, reconocen la importancia de establecer las condiciones para el desarrollo de
acciones conjuntas con diversos actores sociales, iglesias, gremios profesionales,
academia, empresa privada, promoviendo la práctica de valores solidarios y el
reconocimiento del principio de la responsabilidad ciudadana y social.
3.2 Descripción de la Experiencia
Proceso
educativo
promocional
de
voluntariado
orientado
a
promover
el
empoderamiento y protagonismo de los adultos mayores, sobre todo los más pobres, a
través de la promoción de la asociatividad, la autoayuda, la participación ciudadana y el
ejercicio de ciudadanía.
Contribuye a superar estereotipos sobre la vejez y el envejecimiento, mostrándola como
una etapa más de la vida, con posibilidades de realización personal y social, y al
voluntariado de adultos mayores, como una manera de ejercer ciudadanía activa y
participar en el desarrollo, la superación de la pobreza y el fortalecimiento de la
democracia, a través, en este caso de asociaciones de ayuda mutua o autoayuda.
Asociaciones de adultos mayores se integran en redes y logran reconocimiento e
interlocución con el Estado y otros actores sociales, generando capital social e
incidiendo en el establecimiento de políticas públicas que les permitan una mejor
calidad de vida.
La ONU señala que el empoderamiento de los más pobres y excluidos, les permitirá
hacer oír sus voces y que son las organizaciones de ciudadanos las que van a favorecer
el mismo, constituyéndose en un importante medio para enfrentar la pobreza y
fortalecer la democracia.
El logro de los ODM implica compromisos de Estado, pero también nos compromete a
participar como ciudadanos y voluntarios de todas las edades para que sea así.
La intervención se centra particularmente en los esfuerzos desarrollados con la Central
Provincial de Asociaciones de la Tercera Edad del Callao, CEPRATEC, incluye
asociaciones de adultos mayores de los diversos distritos que constituyen la provincia
Constitucional del Callao.
3.2.1 Objetivos
o Promover la realización personal y social de los adultos mayores a través
del voluntariado.
o Promover esfuerzos en coalición con diversos actores sociales.
o Alentar la participación ciudadana a través del voluntariado.
3.2 Conclusiones – Resultados
o La concepción del voluntariado como una forma de ejercicio y
participación ciudadana, permite el reconocimiento de las más diversas
prácticas de autoayuda y esfuerzos solidarios que hace la población más
pobre, como la de los Comedores Populares, los Clubes de Madres, los
Comités de Vasos de Lecha, como una clara muestra de la diversidad de
formas que adopta el voluntariado.
o Adultos mayores participantes se reconocen y son reconocidos como
sujetos de derechos y ciudadanos plenos.
o Representantes de CEPRATEC participan y aportan con sus opiniones al
Plan Nacional de Acción preparado por el Estado y puesto en consulta a
la sociedad civil desde el 2001.
o Las personas mayores organizadas fortalecen su voz y mejoran su
autoestima.
o Representantes de CEPRATEC participan en Foro Mundial de ONGs en
Madrid, 2002.
o Adultos mayores y la sociedad van adoptando nuevos paradigmas sobre
la vejez y el envejecimiento, valoran la experiencia y la capacidad de
seguir aportando al desarrollo de las familias y comunidades, al margen
de la edad.
o CEPRATEC es reconocida como interlocutor válido frente al estado y la
sociedad. Recibe Premio Nacional el año 2008.
o Queda demostrada la posibilidad de desarrollar acciones en coalición con
el Estado, que deriven en políticas públicas para determinados sectores, a
través de una permanente actitud de diálogo y de compartir experiencias
y conocimientos con representantes de gobiernos municipales, regionales
y central.
o Se ha logrado la creación de capital social, que hay que proteger y
alentar, para fortalecer la democracia y para que la voz de los más pobres
y marginados siga haciéndose escuchar a través de organizaciones cada
vez más autónomas, más fuertes y más democráticas. De esta manera
enfrentaremos en mejores condiciones a la pobreza y contribuiremos a
generar una sociedad solidaria y equitativa para todas las edades.
Referencias Bibliográficas
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o Tapia Percy, (2001). Vecinos y Ciudadanos, Manual para la participación en los
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Lima, junio 2011
Lic. Oscar Bravo Castillo
Misión Urbana y Rural América Latina, MUR – AL www.muramericalatina.org
Centro Nacional del Voluntariado, CENAVOL Perú www.cenavol.org.pe
Universidad de San Martín de Porres – Escuela de Psicología www.usmp.edu.pe