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 Enfoque de intervención de T.E.A.M. Como las prácticas se realizan en diferentes medios de vida de los jóvenes en contexto de calle, nos parece necesario que todos sean familiarizados con el enfoque de trabajo de calle, el método que privilegiamos para establecer un contacto con esos jóvenes. De hecho, el trabajo de calle consiste en una perspectiva que resulta de una tradición de solidaridad y de ayuda mutua. Tiene por objetivo de ofrecer unas alternativas que pueden responder a las dificultades así como a las preocupaciones de los jóvenes que pueden ser por ejemplo la droga, la delincuencia, la prostitución, la sexualidad, la pobreza, la violencia, las infecciones o las enfermedades de transmisión sexual, el VIH-­‐sida, la salud, el empleo o el alojamiento. La especificidad del trabajo de calle, entre otras, es de favorecer una intervención basada sobre la reducción de las fechorías que tocan los jóvenes y que no son asumidas o en poca medida por los servicios tradicionales, acompañándolos de manera especificada y personalizada en sus evoluciones. Además, aspira a una relación de reciprocidad y de igualdad entre el trabajador de calle y el joven encontrado. El trabajo de calle se funde sobre un enfoque humanista. Eso permite el reconocimiento del potencial humano, favoreciendo la autonomía y el desarrollo de la persona. Además, este enfoque permite también al trabajador de calle de respetar el ritmo de la persona a través de un proceso que aspira al sentido de responsabilidad para que pueda después tomar a cargo su vida y modificar su trayectoria actual. El trabajo de calle pone así mas el acento sobre el potencial de la persona para encontrar soluciones centradas sobre su bienestar, poniendo de lado su condición inicial y las dificultades encontradas anteriormente. Muchas veces está mencionado que el trabajo de calle no se basa solamente sobre una relación de ayuda, pero que trata más de una relación de ser. Así, no consiste solamente en “hacer” sino de “estar ahí”, presente en el terreno, con los jóvenes. El trabajo de calle no trata de “actuar” para la persona, pero más bien de “actuar con” ella, de acompañarla a lo largo de un proceso y no necesariamente hacia una finalidad. Es para esta razón que el objetivo de esta práctica es sobre todo de crear lazos sociales para poder actuar sobre las diferentes esferas personales para mejorar sus condiciones de vida y reducir la incomprensión existente entre el joven y las instituciones, el joven y la sociedad, etc. Sin embargo, de manera más específica, el trabajador de calle aspira a: •
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explorar los espacios sociales para estar al pendiente de nuevos fenómenos ; facilitar la comunicación así que el acceso de los jóvenes a recursos permitiéndoles de responder a sus necesidades ; preconizar una justicia social favoreciendo relaciones de igualdad entre los diferentes estratos de la sociedad y defendiendo los derechos de las personas marginalizadas ; •
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favorecer la apertura entre los jóvenes y las instituciones para romper con el aislamiento social y deshacer los prejuicios para dirigirse hacia un acercamiento y una comprensión mutual ; favorecer el diálogo, la toma de iniciativas, el deseo de cambio y, posteriormente, la toma en carga de sí mimo (“empowerment”) Así, el trabajo de calle intenta hacer un puente entre las personas en situación de aislamiento social, en este caso los niños y jóvenes viviendo en contexto de calle, y las estructuras sociales sí mismas como los organismos comunitarios, las escuelas y los servicios relacionados con la salud. El trabajo de calle puede también, como es el caso con el proyecto Calle Sin Fronteras en Perú, acompañar y asegurar el seguimiento de los jóvenes en los programas o los proyectos de reinserción y trabajar con las familias de esos jóvenes. De hecho, el trabajador de calle debe estar en condiciones de poder crear una buena relación con el joven para que se vuelva en una persona significativa a ojos de él o ella. Debe también tener los medios necesarios para establecer lazos relativamente estrechos con las instituciones para que reconozcan la especificidad de su trabajo en su busca del bienestar de los jóvenes de la calle. El trabajador de calle deberá también relacionarse con personas “claves” en los servicios que pueden responder a las necesidades de los jóvenes en la óptica de favorecer un mejor acompañamiento del joven. T.E.A.M. favorece también la concertación de los actores sobre el terreno, entre otros a través del intercambio de informaciones y de herramientas de trabajo, de la formación y del apoyo. El trabajador de calle es muchas veces llamado a entrar en relación con los jóvenes de la calle en sus medios de socialización, es decir en varios lugares públicos como la calle, los parques o los edificios en desuso. El trabajo es particularmente agotador, pero muy enriquecedor a nivel humano. Manteniendo el enfoque del trabajo de calle, T.E.A.M. siempre busca ofrecer más servicios a los niños y jóvenes de la calle a través de la presencia de varios actores sobre el terreno, como los participantes en sus prácticas de sensibilización o los cooperantes voluntarios. Gracias a las técnicas basadas sobre el alcance, los ayudantes se presentan directamente en la calle para prodigar cuidados con el fin de facilitar el acceso de los jóvenes a servicios de salud, pero también responder a sus necesidades en los espacios que ocupan. Por ejemplo, los educadores de calle de Lima van, equipados con un botiquín de primeros auxilios, a dispensar ayuda de emergencia en las calles del barrio La Victoria. T.E.A.M. intenta también crear colaboraciones en diferentes países con organizaciones que ofrecen actividades en la calle con el objetivo de promover la educación de los niños y jóvenes viviendo ahí. Esas actividades permiten a la organización de conocer sus historiales escolares y de cumular informaciones esenciales sobre sus situaciones sociales. Permiten también determinar sus motivaciones y sus proyectos personales para favorecer una toma de consciencia acerca de su realidad y la posibilidad de mejorar su trayectoria de vida con una reinserción escolar o alternativas adaptadas a sus realidades. Además, con el fin de diversificar sus acciones y sus medios para acercarse a los niños y jóvenes en ruptura social en varios países, T.E.A.M., inspirado por proyectos sociales novadores, ha querido ofrecerles prácticas y alternativas “inconformistas” como el aprendizaje de medios artísticos (teatro, circo o música). Dando tres pelotas a un joven y enseñándole como hacer malabares, le ofrecemos una forma de ganar dinero, pero sobre todo una manera de ganar un poco de dignidad porque no tendrá que depender más de la mendicidad para sobrevivir. T.E.A.M. favorece así un enfoque con el objetivo de crear un lazo con los jóvenes proponiéndoles algo marginal; en si, algo que se parece a ellos, y eso, respetando el ritmo en el cual quieren avanzar.