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3
El voluntariado
en España
José Ignacio Ruiz Olabuénaga
Universidad
de Deusto
Sumario
1. ¿Quién no ha sido voluntario?—2. Tipos de voluntarios.—3. ¿Fenómeno
nuevo?—4. ¿Cuántos son?—5. Conclusiones.—6. Bibliografía.
RESUMEN
El voluntariado es uno de los movimientos de mayor calado social
en las sociedades modernas, en las que desempeña simultaneamente una serie de funciones necesarias para el progreso de estas
mismas sociedades. Frente a las tendencias anómicas y de involución ética y política, el voluntariado es un «clan colectivo» promotor
de la democracia, opera como un nuevo «etos de solidaridad» que
facilita la cohesión de las personas y fomenta «valores opuestos al
egoísmo» insolidario y corrosivo. Es por esto por lo que interesa conocer su peso social y sus rasgos -con las promesas y riesgos correspondientes- para mejor gestionarlo y obtener de él la potencialidad de regeneración social que contiene.
ABSTRACT
Volunteerism is one of the most signi ficant movements in modem
societies, where it simultaneously plays various necessary roles for
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José Ignacio Ruiz Olabuénaga
the progress of theses same societies. In contrast to anomie tenden­
cies and ethical and political involution, volunteerism forms a «co­
llective social clan», promoter of democracy, acts as a new «ethos of
solidarity)), making social cohesion easier and fosters «values that
are opposed to (unsupportive and acerbic) selfishness)). For that rea­
son it is important for us to know its social weight and characteris­
tics -with all the respective hopes and risks- in order to improve its
management and to obtain from it the potentiality of social regene­
ration that it contains.
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3
D lill^^
Puede parecer una perogrullada pero no lo es. ¿Quién no
ha ayudado a un niño o un anciano a vestirse? ¿Quién no ha
a c o m p a ñ a d o a un ciego a cruzar un paso de cebra? ¿Quién no
he hecho un favor a un compañero de trabajo, un vecino en
apuros o cliente en apuros? ¿Quién no ha echado una m a n o
de auxilio a un accidentado en la carretera, en el trabajo, en la
propia vecindad? Todos, muchas veces y, sobre t o d o , v o l u n t a riamente. El voluntariado c o m o actitud y c o m o c o m p o r t a m i e n to social es tan antiguo y tan universal que llega a sorprender
la
facilidad
y hasta el a s o m b r o
con
que actualmente
se
saluda este movimiento, c o m o si fuese la última revelación de
la solidaridad social de nuestra juventud. Hablando en t é r m i nos más precisos, gira en t o r n o al diez por ciento el n ú m e r o de
familias que cuando tienen que abordar el problema de un e n fermo crónico, un inválido o un terminal de una familia, no
acude a ninguna institución de protección social, sino que recurre a la generosidad y el voluntarismo de una hija, sobrina,
cuñada o pariente más lejana. ¿Por qué, pues, tanta aparente
sorpresa?
Sucede con relativa frecuencia que quienes describen o
analizan el voluntariado español parten, a pesar de los trabajos
exhaustivos de Demetrio CASADO, Gregorio RODRÍGUEZ, Julia
MONTSERRAT y otros, de tres supuestas características de este
movimiento. Dan por supuesto, en efecto, que el voluntariado
español es un f e n ó m e n o en gran medida nuevo en la sociedad
española, es de carácter espasmódico y pasivo y, en tercer l u gar, se localiza casi exclusivamente en la juventud. Al parecer la
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Cultura de la solidaridad
no pertenece a la idiosincrasia
españo-
la y, cuando se manifiesta, presenta dos rasgos generalizables a
t o d a ella. El primero da pie a la constatación de que los españoles en el asociacionismo voluntario se inclinan p o r la p a r t i cipación en asociaciones de carácter «pasivo» más que en las
de carácter activo, lo que conllevaría una cierta tendencia a la
espasmodización de la solidaridad. Los españoles, se arguye,
parecen ser m u y susceptibles a la participación en campañas
de solidaridad a las que son llamados a participar periódicamente, pero sin t o m a r la iniciativa de crear instituciones estables de f o m e n t o de la solidaridad. Suelen aducirse, a título de
ejemplo, experiencias c o m o la ocurrida recientemente a p r o p ó sito de la campaña internacional a favor de Rwanda, en la que
España sobresalió sobre el resto de los países europeos p o r el
volumen de su contribución popular. Una experiencia vuelta a
c o r r o b o r a r con la tragedia reciente del huracán «Mitch» en
Centroamérica.
Esta pasividad lleva a los españoles a una actitud de respuesta, más que de iniciativa, a las invitaciones y a la campaña
p r o m o v i d a p o r un reducido g r u p o de ilustrados sociales a
quienes correspondería en exclusiva la tarea y la responsabilidad de orientar y dirigir este voluntariado de asociación. El seg u n d o hecho está relacionado con la debilidad del v o l u n t a r i a d o c o m o f e n ó m e n o de masas en el contexto español. U n h e cho que, según tales explicaciones, vendría provocado p o r el
tradicional individualismo de los españoles, al que con tanto
énfasis hicieron referencia GANIVET y U N A M U N O , p o r la e v o l u ción histórica tan largamente «dictatorializada» de los e s p a ñ o les, no menos que por el retraso socio-económico de la sociedad española que sólo m u y recientemente ha acertado a salir
de su letargo secular. De nuevo retorna el interrogante: ¿Hay
motivos para tal argumento?
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Antes de seguir adelante, sin embargo, conviene no olvidar
que t o d o socio de una organización no lucrativa es un voluntario
de sentido pleno, por lo que es claro que no se puede identificar
la figura social del voluntario con la del socio. La primera providencia que debe adoptarse es la de marcar con precisión el a l cance de este concepto. El voluntariado implica básicamente, a d i ferencia del socio, un comportamiento por el que un individuo
(socio o no de una organización no lucrativa) toma parte, a favor
de ésta, en actividades que, ordinariamente, serían remuneradas
por ella. Pero, aun asumida esta definición básica, constituye una
figura social tan ambigua que necesita una definición operativa
estricta antes de que pueda ser evaluado en términos cuantitativos, más aún si se pretende efectuar un cálculo de su importancia equivalente en términos salariales. ¿Qué es voluntario o quién
merece tal calificativo? ¿Es voluntaria la persona que una vez al
año se suma, como enfermera voluntaria, durante tres días, al
tren de los enfermos que acuden a Lourdes? ¿Es voluntaria la
nuera que cuida los últimos años de su suegro enfermo de
Alzheimer? En el primero de los casos nos inclinaríamos por no
incluir tales personas en un catalogo de voluntariado, atribuyéndolo a la exigüidad del tiempo dedicado a las tareas de voluntariado. Tres días al año n o confieren pedigrí suficiente para ser d e nominado voluntario. Existe un indicador temporal
utilizable
como criterio posible de inclusión al voluntariado. La voluntariedad doméstica, por su parte, se confundiría con otra serie de m o tivaciones (más bien de imperativo moral no voluntario) que
aconsejaría no incluir tampoco a estas personas en el elenco del
voluntariado. Dos notas, p o r tanto, magnitud de tiempo dedicado
y marco organizativo, parecen constituir un criterio básico de fijamiento de la condición voluntaria.
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La primera nota es, c o m o hemos dicho, la que tiene en
consideración el grado de implicación temporal del sujeto v o luntario. Por nuestra parte, siguiendo la o p i n i ó n de los directores de varias plataformas de voluntariado, y a efectos o p e r a t i vos, hemos establecido dos categorías de voluntariado:
Voluntario en sentido amplio: t o d o aquel que dedica una
hora al mes, c o m o m í n i m o , a una organización n o lucrativa.
Voluntario en sentido estricto: t o d o aquel que dedica más
de 16 horas mensuales (cuatro semanales) a una de estas o r ganizaciones.
Por el lado contrario, existe una concepción de voluntariado
que se limita a aceptar c o m o tales a aquellos sujetos que de
f o r m a contractual o semicontractual «pactan con una organización n o lucrativa la oferta de su tiempo y de su trabajo sin una
contrapartida salarial». Este tipo de voluntariado es el que ha
dado origen a un n ú m e r o de instituciones (asociaciones nacionales e internacionales, plataformas, institutos de voluntariado...)
que,
al mismo tiempo que han sistematizado y regularizado
este tipo de colaboración voluntaria, han contribuido a crear
una falsa imagen de que el voluntariado, c o m o f e n ó m e n o económico social, deba reducirse a esta clase de voluntarios (1).
|ü
¿FENÓMENO NUEVO? LA SOCIEDAD CORPORATIVA (2)
El voluntariado social, a menos que se reduzca exclusiva-
mente al voluntariado organizativo, dista de ser ab ovo un h e cho social nuevo, d a d o que las raíces de su existencia, de su
(1) La reciente Ley española se identifica con este concepto restringido.
(2) Entendemos este término en el sentido utilizado por Salvador Giner en GINER, S., y PÉREZ YRUELA, M.
(1979). La Sociedad Corporativa, Madrid: CIS.
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evolución y de su naturaleza social son, por decir lo m í n i m o ,
sumamente complejas y heterogéneas. Tal vez fuera más acertado hablar a su propósito de un f e n ó m e n o «novedosamente
social» más bien que, c o m o se hace habitualmente, de un fen ó m e n o «socialmente nuevo». En otras palabras, tal vez lo n u e vo en este f e n ó m e n o no sean tanto su realidad y su dimensión
sociales, cuanto su «estructuración» y su «institucionalización
formalizada». Asistimos a un f e n ó m e n o antiguo reestructurado
de f o r m a diferente.
Lo característico de las sociedades m o d e r n a s avanzadas,
insiste COLEMAN, es el cambio por el cual los actores c o r p o r a tivos (purposive
corporate
actors) han a m p l i a d o sus roles y
sus funciones en la vida social y c ó m o éstos m i s m o s han c o m e n z a d o a desplazar a las familias p r o v o c a n d o el paso de un
e n t o r n o social «natural» a o t r o «construido». Si en el p r i m e r o
la organización social p r i m o r d i a l disponía de una amplia r e serva de capital social en una estructura normativa propia, tal
capital ha sido dilapidado, dejando muchas lagunas que d e ben ser suplidas con u n nuevo tipo de capital social n o r m a tivo. Excepciones aparte, afirma COLEMAN, la familia y las estructuras sociales brotadas directamente de ella s u m i n i s t r a ban a la m a y o r í a de las personas un s u p l e m e n t o esencial
para su productividad económica, cuyo sustituto principal, en
la m o d e r n a estructura, n o es o t r o que el de la organización
social «construida» (cuerpos corporativos que ejercen las f u n ciones o t r o r a desempeñadas p o r la familia y la c o m u n i d a d
local) (3).
Siguiendo esta línea de pensamiento, tal vez fuese más
exacto (y menos etnocéntrico) afirmar que no ha aumentado la
(3)
COLEMAN, J. S. ( 1 9 9 0 ) :
The Foundations
oí Social
Theory.
Cambridge, Massachusetts:
Harvard
University Press, c a p . 2 4 .
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solidaridad social y con ella el voluntariado, en nuestras sociedades, sino que ésta ha evolucionado (y sigue evolucionando)
de una estructura natural y espontánea a otra corporativa y
purposive.
Es decir, n o existe más solidaridad y voluntariado,
sino que hay más asociacionismo y más organizaciones a s o ciativas.
Q
¿CUÁNTOS SON?
Obviamente, resulta utópico pensar que en una sociedad
c o m o la española, en la que no existe un registro fiable de o r ganizaciones n o lucrativas, pueda recurrirse a un registro oficial
fiable del número y tipo de voluntarios existentes. Las cifras
ofrecidas hasta ahora más o menos oficialmente responden a
cálculos incompletos y limitados a sólo una determinada clase
de tales organizaciones (4). Por fuerza es necesario recurrir a las
informaciones, más o menos consistentes, de los sondeos llevados a cabo en t o r n o a nuestra fecha de referencia, 1995 (5).
La conclusión principal que se deduce de t o d o s estos s o n deos (al margen de la dificultad de comparación exacta de los
resultados por el uso de definiciones operativas n o coincidentes
totalmente) es que el nivel de voluntariado tal c o m o es entendid o por nosotros n o baja del 9,5 p o r ciento de la población m a yor de 18 años, pero t a m p o c o supera el 15 por ciento (6). Utili(4) Es el caso, por ejemplo, de Luis CORTÉS (1997) en su estudio para la Plataforma del Voluntariado,
Ministerio de Asuntos Sociales, Madrid, efectuado exclusivamente entre ONGs.
(5) Para el caso español se dispone de una serie de sondeos publicados entre 1995 y 1998:1995, efectuado por TABULA V., Madrid; 1996,1997, efectuado por CINDES. Referido a la población vasca, calcula un
14,35% de voluntarios.
(6) A este respecto es interesante señalar que el sondeo catalán de Incavol ofrece la cifra de un 9,9 el
porcentaje de ciudadanos «actualmente» voluntarios y la de 17 por ciento de ciudadanos que «son o han
sido alguna vez voluntarios». El resto de los sondeos solamente considera los voluntarios actuales.
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i D o c u m e n t a c i ó n Social 122 ( 2 0 0 1 )
El voluntariado en España
«í>
zando, en consecuencia, una estimación conservadora del 9,8
por ciento, puede calcularse que el n ú m e r o de voluntarios en
España, en sentido amplio, se sitúa en t o r n o a los dos millones
novecientos mil (7).
Si difícil es precisar el n ú m e r o de voluntarios en sentido
amplio, resulta aún más complicado estimar el n ú m e r o de v o luntarios en sentido estricto y, sobre t o d o , desagregarlo según
cada
uno
de
los
tipos
de
organización
no
lucrativa.
Comenzando por el primero de estos aspectos, el del n ú m e r o
de voluntarios en sentido estricto, hemos de reconocer el g r a d o m e n o r de fiabilidad de nuestros cálculos, que se apoyan en
una estimación previa de la participación voluntaria diferencial
por tipos de organización.
Respecto a la dedicación ofrecida p o r parte de los v o l u n tarios, los resultados de un s o n d e o realizado recientemente
en el País Vasco (8) ofrecen la siguiente distribución según la
dedicación horaria mensual. C o m o se ve, u n 35 p o r ciento de
los voluntarios declara dedicar más de dieciséis horas m e n suales (cuatro a la semana), con una media de 20,6 horas al
mes.
Los resultados del sondeo antes citado muestran también
que la estructura de la dedicación voluntaria es más bien heterogénea, y que existen diferencias apreciables según el tipo de
organización no lucrativa en la que prestan sus servicios, si
bien, en este caso, nuestra confianza en la información d i s p o -
(7)
Cifra m u y a l e j a d a , como se v e , del medio m i l l ó n que suele p u b l i c a r s e en referencia al v o l u n t a r i a d o
en s e n t i d o estricto (ONGs, ONGDs,...). A ú n así no puede olvidarse que esta cifra i n f r a e s t i m a el número de
v o l u n t a r i o s por c u a n t o en ella no h a n sido i n c l u i d o s los v o l u n t a r i o s — q u e e x i s t e n — del sector público y
del sector c o m e r c i a l . El negar este d a t o sería un error m a n i f i e s t o .
(8)
CINDES. Sondeo sobre el asociacionismo
y el voluntariado
en la Comunidad
Autónoma
Vasca. Bilbao,
a b r i l de 1 9 9 8 (datos i n é d i t o s ) .
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nible es sensiblemente menor. La Tabla siguiente recoge la distribución del tiempo de dedicación media mensual desagregad o por sectores.
Tabla 1. Horas mensuales de prestación voluntaria por sectores
Servicios sociales
28,5
Salud
26¿
Medio ambiente
23,7
Derechos civiles y asesoramiento legal
16^
Desarrollo comunitario y vivienda
15,3
Arte y cultura
15,1
Deporte y ocio
14,7
Religión
15,0
liiMS^^^^W
Otras
Asociaciones Profesionales
12/1
Educación e investigación
11,0
Actividades internacionales
43
Intermediarios filantrópicos
6,0
IMi^^^^B
TOTAL
Teniendo en cuenta estos datos hemos elaborado una d o ble estimación. Por un lado, el n ú m e r o de voluntarios en sentid o amplio, que ciframos en 2.931.219, y, p o r otro, el de v o l u n tarios en sentido estricto, con una dedicación mínima superior
a las cuatro horas semanales, cuyo n ú m e r o es de 1.026.482. La
visión panorámica de a m b o s colectivos, así c o m o su d i s t r i b u ción desagregada p o r subsectores ICNPO, se refleja en la s i guiente Tabla.
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~
El voluntariado en España
Q
O
Tabla 2. Voluntarios en sentido amplio y en sentido estricto
2. Educación e investigación
~ 5 . Salud
547.867
126.557
157.044
74.965
4. Servicios sociales
496.795
295.095
5. Medio ambiente
166.257
82.620
6. Desarrollo com. y vivienda
174.051
55.864
7 Derechos civiles
519.041
109.112
8. Intermed. Filantrópicos
7.957
1.000
9. Actividades internacionales
298.121
59.552
10. Asociaciones Profesionales
66.581
17.259
11. Mutualidades de Prev. Social
~TOTAL
0
0
2.951.219
1.026.482
El n ú m e r o de voluntarios en sentido amplio casi triplica el
de voluntarios en sentido estricto, lo que viene a significar que
sólo el 35 p o r ciento de los que se declaran voluntarios en
sentido amplio dedica más de dieciséis horas mensuales de su
tiempo a una organización no lucrativa. Sin embargo esa relación n o se mantiene uniforme en los distintos sectores. Hay
sectores, c o m o los de Servicios Sociales, Salud o M e d i o A m biente, donde la ratio entre el n ú m e r o de voluntarios en sentid o estricto y en sentido amplio es significativamente más alta
que la media (llegando en el sector de los Servicios Sociales a
superar el 59 p o r ciento), mientras que en otros, c o m o los de
Asociaciones Profesionales, Educación e Investigación, Actividades Internaciones e Intermediarios Filantrópicos, esas ratios
descienden bastante p o r debajo de la media global. Los sectores de Derechos Civiles, Desarrollo Comunitario y Vivienda y
Cultura, Deporte y Actividades Recreativas se sitúan en t o r n o a
los valores medios.
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La diversidad estructural del sector no lucrativo puede c o legirse al efectuar una visión comparativa de los cuatro p a r á metros hasta ahora analizados: n ú m e r o de organizaciones, n ú mero de cuotas, n ú m e r o de voluntarios en sentido estricto y
n ú m e r o de voluntarios en sentido amplio. C o m o muestra la
Tabla siguiente, la disparidad entre los cuatro parámetros es
manifiesta.
Tabla 3. Organizaciones, cuotas y voluntarios
1. Cultura, deporte
58,2%
55,1%
24,5%
21,9%
2. Educación e investigación
15,8%
8,9%
18,7%
12,5%
5. Salud
V¡%
4^5%
4¿%
4. Servicios sociales
5¿%
8,6%
16,9%
28,7%
8,0%
5. Medio ambiente
7,5%
2¿%
1,1%
57%
10,8%
10,6%
5,9%
5,4%
7. Derechos civiles
6^2%
7,5%
10,9%
10,6%
8. Intermed. Filantrópicos
fy0%
0fl%
2J%
0,0%
9. Actividades internacionales
0,2%
5,8%
10,2%
5,8%
10. Asociaciones Profesionales
4,2%
10,1%
2^3%
1,7%
11. Mutualid. de Prev. Social
0,2%
7^8%
0,0%
0,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
6. Desarrollo com. y vivienda
TOTAL
La visión panorámica de ambos colectivos, así como su distribución desagregada por subsedores ICNPO, se refleja en la Tabla 2.
Peso Económico del Voluntariado
¿Qué implicaciones de orden económico conlleva este v o lumen de voluntariado «estructurado organizativamente» en el
marco de las Organizaciones n o lucrativas? ¿Es posible efectuar
una aproximación estadística? Si elegimos la táctica de r e c o n versión de las horas del voluntariado en n u m e r o de empleos a
78
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El voluntariado en España
3
j o r n a d a completa, puede efectuarse una estimación del peso
económico de este ejército de trabajadores «gratuitos». A este
respecto el peso puede concretarse en el equivalente de e m pleo en j o r n a d a completa que supone el trabajo efectuado por
los voluntarios. Podemos así calcular el volumen total de e m pleo generado por el conjunto de los voluntarios.
Tabla 4.
Empleo voluntario equivalente
1. Cultura, deporte y ocio
^
^
55.15^
2. Educación e investigación
31.262
5. Salud
18.662
4. Servicios sociales
73.016
5. Medio ambiente
20.408
6. Desarrollo com. y vivienda
13.842
7 Derechos civiles
27031
8. Intermed. Filantrópicos
247
9. Actividades internacionales
9.794
10. Asociaciones Profesionales
4.285
11. Mutualidades de Prev. Social
TOTAL
~~
0
255.599
~~
N a d a m e j o r para calibrar el significado que tienen estos
datos globales que enmarcarlos d e n t r o del c o n t e x t o del e m pleo español, que en 1995 s u p o n í a 12.041.900
personas
ocupadas, c o n u n equivalente en j o r n a d a c o m p l e t a e s t i m a d o en 11.587.900 empleos. El e m p l e o r e m u n e r a d o e q u i v a l e n te del sector n o lucrativo asciende al 4,10 p o r ciento del e m pleo equivalente español. Y el e m p l e o v o l u n t a r i o e q u i v a l e n te del sector n o lucrativo asciende al 2,19 p o r ciento del
e m p l e o equivalente español.
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De m a n e r a semejante p o d e m o s efectuar u n c o t e j o c o n
el v o l u m e n del v o l u n t a r i a d o en el c o n j u n t o de 2 2 países e s t u d i a d o s p o r la Investigación c o m p a r a t i v a i n t e r n a c i o n a l de
la U n i v e r s i d a d J o h n H o p k i n s , c o n f o r m e a la cual, el v o l u n t a r i a d o tiene en España u n a i m p o r t a n c i a similar a la q u e ha
a l c a n z a d o en o t r o s países e u r o p e o s , c o m o Francia, A l e m a nia, Finlandia y A u s t r i a , y se sitúa en t o r n o a los valores
m e d i o s o b t e n i d o s para el c o n j u n t o de los países c o n t e m plados.
Tabla 5. Estudio Comparativo del Empleo Voluntario
Holanda
5J
Irlanda
2,7
Bélgica
2,5
USA
4,1
Israel
1,8
Reino Unido
4/4
Australia
2,9
Francia
_1
Alemania
ESPAÑA
80
2,3
M E D I A DE 22 PAÍSES
2,2
Finlandia
3^3
Austria
1,2
República Checa
2^1
Japón
1,1
Argentina
0^6
Perú
0,5
Brasil
0,2
Rumania
\A
Hungría
0_
Eslovaquia
0^4
México
_
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O
CONCLUSIONES
La aplicación de una definición operativa, compartida y r e ducida a una fecha única permite la comparabilidad internacional del peso social de! voluntariado, lo que, para el caso español, confiere u n significado importante a sus resultados.
Ningún autor, en efecto, había imaginado hasta el m o m e n to que el caso español pudiera resistir la comparación c o n
otros países de economía desarrollada. Era u n sentir c o m ú n
que la sociedad española, caracterizada p o r el individualismo y
la insolidaridad social, presentaba u n cuadro reducido de o r ganizaciones n o lucrativas y, dentro de éstas, de u n débil ejército de cooperantes voluntarios . Los resultados de la investigación llevada a cabo sugieren, p o r el contrario, que el caso
español, tanto en términos de n ú m e r o de entidades n o lucrativas c o m o de volumen de empleo generado y de volumen económico gestionado, es m u y similar, en términos relativos, al de
Francia, Italia, Alemania o Austria.
Frente a esta realidad social incontestable, llama poderosamente la atención el tratamiento administrativo marginal que
este ámbito n o lucrativo ha venido recibiendo hasta el m o m e n to presente. Tratamiento que se caracteriza por: a) un cierto r e celo histórico de la Administración Pública hacia las entidades
privadas n o lucrativas; b) p o r el escaso, tardío y fragmentado
marco legal que las regula, y c) por el todavía inexistente control
estadístico de su tamaño, estructura y funcionamiento. Esta s i tuación resulta, además de anómala, incomprensible.
Ilfifitií^
C, (1994): «El Voluntariado Social ante los Nuevos Retos del
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ALBERTI,
Documentación Social 122 ( 2 0 0 1 )
i 81
José Ignacio Ruiz Olabuénaga
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