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Viaje por el espacio RAFAEL VALLEJO Cada vez que entran en clase tienen la sensación de estar muy cerca del espacio. Y es que del techo cuelgan el Sol, la Luna y todos los planetas que han construido con papel charol, cartulina y pintura. En un rincón hay varias constelaciones y muchísimas estrellas. Y en otro, un cohete que han fabricado para viajar por todos los sitios que han ido descubriendo a través de los libros y de Internet. Confeccionan distintos componentes del sistema planetario y los cuelgan del techo de la clase Investigar en la escuela / Intereses y necesidades del niño y del alumnado / Aprendizaje significativo / Área de Conocimiento del Medio y Ciencias Sociales / Expresión Artística, Plástica y Visual RAFAEL VALLEJO MOLERO Maestro de Educación Infantil en el Colegio Tamiza, de Mijas-Costa (Málaga). T odas las manos se levantan para participar en la votación que dará como resultado el nuevo tema de investigación de la clase de 5 años del Colegio Tamiza, de Mijas-Costa. Existen diferentes opciones, pero al oír a Alba 22 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 376 FEBRERO 2008 } Nº IDENTIFICADOR: 376.005 proponer el espacio exterior, todos nos giramos, la miramos y las manos le dan el apoyo unánime. Sabemos que en el espacio exterior hay estrellas, la Luna, meteoritos, el Sol, naves espaciales y rocas de fuego. Y lo que nos experiencias Extraterrestres y ovnis Todos nos hacemos la misma pregunta: ¿existen los extraterrestres? - Alguna gente dice que sí, otra que no. - Puede haber extraterrestres buenos o malos. - ¿Vivirán en la Luna? - Tienen la piel rara: gris y azul. - Son verdes porque ese color pega mucho con los extraterrestres. - Tiene los ojos en los cuernos, como los caracoles. Como siempre, Jose aporta su peculiar punto de vista: - Podemos construir un cohete de verdad, ir un ratillo al espacio, coger unos cuantos extraterrestres y traerlos a la clase. Les enseñamos comida, ellos siguen el olor y los metemos en la nave. - Sus naves son redondas y se llaman platillos volantes. Coincide que uno de los profesores del colegio es seguidor de los fenómenos ovnis, por lo que un día nos visita y explica las distintas formas de los platillos volantes. Al día siguiente la reacción no se hace esperar: - He visto huellas del aterrizaje de un cohete y una huella de un extraterrestre. - Ahora que lo pienso, Rafa, Papá Noel viaja por el espacio exterior para traernos los regalos. interesa saber es cómo son los cohetes y las estrellas; cómo son la Luna, el Sol y las piedras de fuego; qué comen los astronautas, y muchas cosas más: - Podemos investigar cómo son las gasolineras que hay arriba –propone Juan Ramón–. Si hay una nave volando, y se le acaba la gasolina, se cae al suelo y se rompe. Tiene que haber una gasolinera. Un reloj de Sol El primer paso que damos es recabar información sobre el Sol. - Podemos hacer una máscara del Sol –dice Jose–. Cogemos un folio y lo recortamos en forma de Sol, le pintamos los ojos y ponemos un palito para aguantarlo. - Si no, la Luna. - Y también un agujerito para los ojos y en la boca para hablar. - Y en la nariz para respirar. - La estrella es más difícil. Desde ese día, recortes, dibujos y juguetes invaden el espacio reservado para la información sobre el Sol. Todos aportan su particular idea acerca del espacio exterior: dibujos de soles naranjas, naves que se dirigen hacia un planeta, astronautas, etc.: - Yo tengo un telescopio para ver las estrellas de cerca –afirma Cayetano. - Como el de los piratas para ver los barcos de cerca –puntualiza Juan Ramón. - Sí, es un círculo, se le da (gira) y se ve más cerca –explica Cayetano. Para completar la información que traen de casa, vamos a la sala de profesores, donde hay un ordenador, para buscar más cosas sobre el espacio exterior. Allí descubrimos que existen los relojes de Sol. Decidimos hacer uno: - La sombra se despierta y se ven los números y las horas. Bajamos de Internet un modelo para construirlo, que luego personalizamos con una gran variedad de dibujos referidos al espacio exterior. Al día siguiente vamos al patio para anotar las horas en nuestro reloj de Sol: a las nueve y media, a las diez y a las doce. Cada vez dibujamos la sombra que el Sol proyecta en nuestro reloj tras colocarlo siempre en una señal que dibujamos en el patio: - Por la noche no hay Sol, hace frío, y se puede romper el reloj de Sol –asegura Rocío. - Como no estamos, no hay nadie, da igual. Cuando vengamos serán las nueve –comenta Jose. Los planetas Todas las actividades que llevamos a cabo tienen como eje central los planetas y el espacio exterior: escribir nombres de los planetas, decorar con diferentes técnicas infantil los planetas… Y decidimos poner un gran panel en clase en el que vamos anotando toda la información que encontramos. Así descubrimos que Mercurio es un planeta muy pequeño y que en él hace mucho calor porque está muy cerca del Sol. De Venus nos llaman la atención los volcanes, por lo que reconstruimos el suelo de este planeta: - Los volcanes eran de cuando vivían los dinosaurios. - El volcán es cuando aprieta la Tierra, sale el fuego: la lava. - Sólo hay volcanes en el espacio. - ¿Y si nos quemamos al hacer los volcanes? - Podemos hacer pistolas de agua. - ¿Para qué? - Para no quemarnos. - Si hay un truco para hacer volcanes, habrá otro truco para apagarlos. Resuelto este pequeño miedo, construimos unos volcanes con plastilina y simulamos que les sale lava. Los dejamos en clase y durante al menos tres días no quieren acercarse demasiado para no quemarse. A la vez que recabamos información sobre los elementos del sistema planetario, los construimos y los colgamos del techo de la clase. Cada uno está construido con una técnica diferente: Mercurio, con pintura de dedos; Venus, en papel charol; el Sol, con cartulina amarilla mezclando varias capas; la Luna, con papel de aluminio… Y así con todos los demás. Cada vez que entramos en clase y miramos hacia arriba, tenemos la sensación de contemplar el espacio exterior desde muy cerca. Les llama mucho la atención que no haya aire en la Luna ni en los planetas más cercanos al Sol: - Menos mal que hay árboles para respirar –dice Juan Ramón. - Claro, igual que si tienes un abrigo en verano, te lo quitas y te da aire –afirma Laura. Un día, al entrar en clase, comprobamos que Júpiter (un globo azul) ha “explotado” (con el paso del tiempo se ha deshinchado). - Habrá chocado con los anillos. - Ha chocado con los otros planetas. - Habrán sido dos meteoritos. - ¿Cómo ha podido explotar si no hay trozos de goma por el suelo? El panel en el que anotamos la información cada día está más completo con fotografías y comentarios como éstos, de los niños y niñas. { Nº 376 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. 23 Las estrellas Un día Juan Ramón trae a clase un libro que sólo habla de estrellas y descubrimos que en el cielo forman “dibujos”. Decidimos hacer participar a las familias y les pedimos que nos digan el nombre de alguna estrella. - Mi padre dice que hay una estrella que se llama Polar. - Otra Casiopea. - Estrella fugaz. - Osa Menor. Nuestro siguiente paso está muy claro: debemos construir un cielo con las estrellas formando las constelaciones. Para ello eliminamos un rincón de trabajo de la clase para ubicar en ese hueco nuestro observatorio. Lo forramos todo con papel continuo de color marrón, porque el espacio se ve oscuro, y comenzamos a recortar círculos en cartulina adhesiva. Estos círculos son las estrellas. Una vez elegidas las constelaciones que más les gustan (Osa Mayor, Pegaso, El Cisne, Casiopea, Orión y Escorpión), contamos cuántas estrellas las forman para asignar el número exacto a cada constelación. Además de esas estrellas, hacemos muchas más de diferentes colores hasta llenar nuestro particular observatorio. El paso final consiste en tapar todas las constelaciones y estrellas para poder observarlas solamente a través de unos tubos, simulando que son telescopios. El resultado es espectacular: la cartulina adhesiva que recrea las constelaciones es fluorescente, así que un pequeño rayo de luz es suficiente para iluminar el observatorio y producir un efecto casi real. Víctor trae de casa un pequeño espacio exterior fabricado en cartulina negra y con forma rectangular, del que cuelgan pequeñas cuentas de colores, que representan los planetas, y con un fondo de estrellas adhesivas brillantes. muchos días al sol, ¿nos pasará igual que a Mercurio? - ¿Y si en el traje espacial ponemos muchos globos y, cuando estemos cerca del Sol, los abrimos y nos dan fresquito? –pregunta Jose. - Pues explotan. Continuamos obteniendo información sobre los cohetes: son grandes, son delgados, están en el espacio, les sale fuego por detrás, tienen ventanas y pueden encontrar un planeta. Y, por supuesto, proponen construir uno. Esta vez dejo que sean ellos mismos, sin ninguna orientación mía, los que construyan el cohete. - Estoy echando tornillos en el cohete por si se rompe en el espacio –afirma Jose, que es el elegido para pilotarlo. El resultado es un éxito. Nuestro astronauta se decide a dejarnos por un tiempo: –Llevo pastillas para el mareo. ¿Puedo quitarme el casco? Es que lo veo todo amarillo. Entre toda la información que adorna la clase, nos fijamos en el dibujo de una nave espacial por cuya ventana se asoma un perro. Nos acercamos al dibujo y vemos que en la ventana hay escrito Laika. Bajamos al ordenador y descubrimos que Laika fue una perra que enviaron al espacio exterior dentro de una nave. Debido a la alta temperatura en la nave, Laika murió. Además, escuchamos la canción que el grupo Mecano le dedicó, y algún alumno se emociona al oírla. En homenaje a Laika hacemos un cohete espacial con una ventana que se abre y permite ver a la perra. –Me parece mal que se muera, si las personas se mueren, los perros también. Si no es bueno para nosotros, tampoco lo es para ellos –concluye Laura muy enfadada–. Nunca dejaría a mi perro en el espacio. Yo tenía tres perros y se me murió uno; no es que lo mandara al espacio, sino que se puso malo. Este pensamiento es unánime entre todos los alumnos de clase, que están enfadados por la muerte de Laika. A partir de ese día, la canción de Mecano es la más pedida. Incluso los padres llegan a discutir sobre el envío de animales al espacio. Unos opinan que sienten y son seres vivos; en cambio otros son partidarios de que es mejor hacerlo con los animales que con las personas. Aprender sin esfuerzo Cuando juega, el niño se divierte, sonríe y asimila las normas sin esfuerzo. Cuando, además, en ese juego aprende nuevos conceptos, ideas, formas de realizar una misma actividad y reflexiona, podemos estar satisfechos, porque también está aprendiendo sin esfuerzo. Y toda esa información nueva la podrá dejar de lado, pero nunca olvidará aquel día en que viajó a la Luna, vio salir lava de un volcán o conoció a Laika. Una vez conocemos todos los planetas que forman el espacio exterior, nuestra preocupación es viajar a ellos. - ¿A que el Sol puede derretir un hielo en un minuto? - ¿No podemos llegar al Sol? - No, nos quemamos. - Pues nos echamos crema. - Si es verano mucho tiempo y estamos 24 CUADERNOS DE PEDAGOGÍA. Nº 376 } RAFAEL VALLEJO Los cohetes La clase se solidariza con la pequeña perra Laika que murió en un viaje al espacio.