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CARTA DEL DIRECTOR
Reflexiones en torno a la
disminución de la población
de insectos polinizadores
E
stimado amigo, lector de Mundo Ganadero: como nos sucede con frecuencia,
acabamos escribiendo sobre cuestiones
que surgen a lo largo de los últimos días y
que nos parecen del máximo interés. Ello hace
que temas que teníamos en cartera como la cuestión de la cadena de valor frente a la cadena alimentaria tengan que esperar “su turno”.
En estas últimas semanas ha surgido con
fuerza en diversas partes del mundo el análisis del
problema de los insectos polinizadores (que a
corto–medio plazo puede llegar a ser muy importante), y en el que la producción animal, a través
de la apicultura (y de la disponibilidad futura de
ciertas materias primas para su alimentación) está
involucrada muy directamente.
La solución debe ser multifactorial y con
una acción integrada en las abejas,
afectadas por el Síndrome de abandono
de las colmenas, y los insectos silvestres
La polinización es un fenómeno biológico sustentado en el transporte del polen de los órganos
masculinos de una flor, que es donde se forma, a
los órganos femeninos de otra. Si se trata de la
misma flor hablamos de autogamia; si es de una
flor distinta, pero de la misma planta, geitonogamia; y si la flor receptora corresponde a una flor
de otra planta se trata de polinización cruzada.
En la naturaleza muchas plantas son autógamas o geitonógamas, pero la evolución ha favorecido la polinización cruzada y ha tratado de evitar
la autopolinización. Así, son tres los mecanismos
que procuran o pretenden asegurar la polinización. Por una parte está la acción de los vientos
(anemogamia), por otra, la acción del agua (hidrogamia) y finalmente, la zoogamia, que utiliza
como agente portador a los animales. Dentro de
4 Mundo Ganadero Marzo/Abril ‘13
la zoogamia existen distintas denominaciones.
Cuando los pájaros transportan el polen se habla
de ornitogamia; si lo hacen murciélagos (lo cual
tiene lugar, aunque de forma limitada, en los trópicos), quiropterogamia, y finalmente entomogamia, la polinización efectuada por insectos.
Sin duda, la entomogamia es el mecanismo de
polinización más importante y frecuente en la naturaleza, y también el más ventajoso. Los insectos, en general, son muy apropiados para efectuar
la polinización por su pequeño tamaño, adecuado
a la dimensión de las flores. Además, al menos
hasta ahora, son muy numerosos, voladores y,
consecuentemente, de gran movilidad.
La acción de los insectos como agentes vectores del polen selectivos, permite a la naturaleza
“optimizar” las cantidades de polen empleadas,
lo que a su vez origina que el vegetal pueda “ahorrar” en elementos claves como el nitrógeno. En
este “mundo”, los himenópteros, en concreto las
abejas de la “gran familia” "QPJEFB, juegan un
papel destacado, tanto en las especies vegetales
silvestres como en las de interés agrario. Su utilización como polinizadoras en un cultivo determinado, maximiza la fortaleza y la resistencia de
las plantas, y puede reducir el uso de plaguicidas.
Hay dos grandes “tipos” de abejas, las sociales
(con una organización social de castas y jerarquías) y las solitarias que constituyen alrededor
del 85-87% de las aproximadamente 20.000 especies que existen hoy en el mundo. Todas ellas
tienen una característica común: han perdido su
hábito depredador inicial y fundamentan su alimentación en el polen y en el néctar (las abejas,
que convivieron con los dinosaurios, han evolucionado desde mediados del Cretáceo, hace unos
100 millones de años, a partir de antepasados depredadores, las avispas solitarias, cuando las flores
se convirtieron en la vegetación predominante en
la Tierra). Están capacitadas, además, para convertir este néctar, a través de sus secreciones glandulares, en miel. Las hembras adultas son las que
vuelan constantemente de flor en flor, buscando
CARTA DEL DIRECTOR
alimento (diversas fuentes de alimento, para ser exactos), lo que
trae parejo el transporte de polen de una planta a otra, generando
la mencionada polinización.
El valor económico de las abejas (de los insectos en general)
como elementos polinizadores es sencillamente incalculable. Sólo
en Estados Unidos se estima que los aproximadamente cien cultivos diferentes que requieren imprescindiblemente de la acción polinizadora, básicamente a través de los insectos, generan un valor
superior a los 20.000 millones de dólares anuales. En la Unión Europea de los 27, se estima que esta generación de valor supera los
15.000 millones de euros anuales.
Reducción de la población de insectos polinizadores
Pues bien, hace poco en la revista Science se ha publicado un trabajo en el que se pone de manifiesto que las abejas melíferas procedentes de los apiarios no tienen tanto éxito actualmente en la
polinización como los insectos silvestres, especialmente las abejas
silvestres. El problema radica en la pérdida constante e importante
en muchas zonas agrícolas del mundo de estos insectos salvajes (y
también de abejas de explotaciones apícolas controladas).
Esta realidad puede tener a corto-medio plazo unas consecuencias técnicas y económicas muy importantes, nada positivas
para muchos cultivos e indirectamente también para las producciones ganaderas (además, la reducción de insectos polinizadores
también tendrá efectos notables en el patrimonio natural).
Un problema adicional es que la adición “artificial” de abejas al
sistema vegetal parece que no lograr solucionar, en la mayoría de
los casos, el problema planteado, según el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Calgary en Canadá.
Probablemente la solución a este importante problema será
multifactorial y deberá empezar por una “acción integrada” en las
abejas (que a su vez están profundamente afectadas por el “Síndrome de abandono de las colmenas”) e insectos silvestres (tema
nada sencillo, por cierto). Ello deberá implicar, entre otras acciones, un uso mucho más prudente de insecticidas y plaguicidas
(piense por ejemplo cómo se manejan los grandes cultivos de soja
en Argentina…), la reposición y/o conservación de los espacios seminaturales o naturales en las áreas de cultivo, la utilización más racional (y variada) de la Superficie Agraria Útil (SAU), etc.
En definitiva (y esta es la principal razón que nos ha llevado a
redactar la presente carta), de no solventarse la compleja situación
aquí planteada de la polinización vía insectos, la problemática a
medio plazo afectará sin duda a algunas de las materias primas
destinadas a la alimentación animal. Éstas también se verán por
esta vía claramente perjudicadas (no se olviden, por ejemplo, las limitaciones ya existentes a nivel mundial de SAU y de agua dulce,
así como la controversia creciente entre generación de materias
primas utilizadas directamente para alimentación humana y las
destinadas a la alimentación animal).
En definitiva, estimado lector, que la producción pecuaria tiene
abiertos muchos más frentes de los que sería de desear.
Esperamos poderle saludar personalmente, entre los días 19 y
22 de marzo, en Feria de Zaragoza, en el seno de FIGAN y de Figanpet.
Un saludo muy cordial.
Carlos Buxadé Carbó