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José Caeiro, S. J. [1712-1792], História da Expulsão da Companhia de Jesus das Províncias Ultramarinas da Assistência de Portugal (Séc. XVIII), Vol. IV, Lisboa/São Paulo, Editorial Verbo, 2005, pp 266-8. 4. Recibimiento del virrey en Goa. – 5. Sus primeras medidas contra los jesuitas. - 6. Intenta apoderarse de una casa de la Compañía. – 7. Llega a Goa una nave procedente de Macao trasportando mercancías para los jesuitas. 4. ... En el momento del desembarco del nuevo virrey, y con objeto de rendirle el habitual saludo de cortesía, se hallaba presente el padre Luis Lopes, superior provincial de la Compañía en Goa, junto con los demás superiores religiosos, sin que el nuevo gobernador diera muestra alguna de rechazarlo. Aquel mismo día el virrey hizo una visita a la casa profesa, para venerar el cuerpo de Javier que se encontraba incorrupto en la iglesia, y que era objeto de veneración no sólo para los cristianos, sino también para los gentiles… Semejante actitud hizo creer a los jesuitas que a ellos nos les alcanzaría la tempestad que había azotado a sus hermanos portugueses, y de la que habían tenido noticia a través de la correspondencia. 5. De hecho el virrey, poco días después, volvió para venerar el cuerpo de San Francisco Javier y, tras hacer una breve oración, se apartó con el provincial a la sacristía, donde le informó de las órdenes que había recibido del rey, que eran de no admitir jesuitas en su palacio ni frecuentar su casa…, y si surgiese la necesidad de tratar alguna cuestión se hiciese y resolviese a través de cartas. Tras haber hecho esta declaración asumió un aire grave y salió por la puerta de la iglesia sin molestar a los jesuitas. Los jesuitas sintieron miedo,… ante las calamidades que se les avecinaban. Y la primera fue que tuvieron que redactar una detallada lista de los bienes inmuebles que poseían y enviarla al virrey para que la enviase a Portugal… 6. Los jesuitas redactaron un minucioso elenco de sus bienes y lo entregaron al virrey. No hubo de pasar mucho tiempo sin que éste no tomara posesión de ellos. La Compañía poseía una casa, adquirida hacía poco, en el pueblo de Pangim, y que era muy útil al procurador de una provincia tan extensa como aquella, situada directamente sobre la playa, en la que era posible reunir lo necesario a los religiosos para embarcarlo desde allí, a un costo muy bajo, hacia las demás casas… El virrey puso inmediatamente sus ávidos ojos sobre esta casa, y la eligió para morada suya personal, aduciendo que su palacio era poco sano… Pocos días después el procurador de la provincia recibió orden del virrey de que dejase inmediatamente aquella casa, porque así lo ordenaba el rey. Y así dio comienzo el despojo de los bienes de la Compañía de Jesús. 7. Por aquellos días amarró en el puerto de Goa una nave que llegaba anualmente de Macao, colonia portuguesa en la China. Apenas arrojada el ancla, recibió el capitán orden del virrey de no permitir el desembarco de ninguna cosa destinada a los jesuitas. El virrey estaba convencido de que la nave transportaba inmensas riquezas para la Compañía; esperaba hallar gran cantidad de mercancía y así estar en condiciones de probar que los jesuitas incurrían en el delito de practicar el comercio, cosa que calumniosamente se les venía atribuyendo.