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Entre Brasil, Portugal y España:
trayectorias de trabajadores inmigrantes de la construcción civil
Adriano Larentes da Silva
Doctorando en Historia
Universidade Federal de Santa Catarina, Brasil1
E-mail: [email protected]
Resumo: El presente texto trata de un movimiento transfronterizo reciente que envuelve
inmigrantes brasileños de la construcción civil, los cuales viven en Portugal, trabajan en
España y mantienen relaciones frecuentes con Brasil. Este es un primer análisis del
trabajo de campo realizado en 2007 junto a trabajadores brasileños residentes en la
ciudad de Costa da Caparica, región metropolitana de Lisboa, Portugal. A partir de ella
busco mostrar como se estructuran este transito y estas vidas entre fronteras e indicar
sus impactos sobre los flujos de la emigración brasileña para Portugal y España en la
actualidad.
Palabras-Clave: Inmigración, Mundo del Trabajo, Brasileños y Fronteras
Abstract: The present study analyses the recent migratory movement which involves
Brazilian civil construction immigrants, who live in Portugal, work in Spain and keep
frequent relationships with Brazil. This is a preliminary analysis of the empirical work
carried out in 2007 with Brazilian workers who live in Costa da Caparica, a city
located in the metropolitan area of Lisbon, Portugal. The analysis intends to show how
the transit and the lives between borders are structured and point out their impact on
the contemporary Brazilian immigration flows to Portugal and Spain.
Key-words: Immigration, Work World, Brazilian immigrants, Borders.
Introducción
Los cayucos llegan ahora de Portugal. Con esta portada, el periódico La
Vanguardia informaba, en octubre de 2006, la llegada a España de miles de inmigrantes
que estaban en Portugal. Esos inmigrantes, según La Vanguardia, huían de la crisis
económica portuguesa y procuraban nuevas oportunidades en el país vecino, teniendo
para eso el auxilio de intermediarios que angarillaban grupos de trabajadores para
llevarlos hasta España.
1
- Doctorando Sándwich/CAPES en el Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra,
Portugal (agosto-diciembre de 2007) y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz,
España (enero-mayo de 2008).
1
Prácticamente la mitad de la numerosa colonia ucraniana, compuesta por unas
60.000 personas, se ha marchado ya. También una parte de los cien mil
brasileños, que representan una quinta parte de los inmigrantes en Portugal, y
miles de los africanos que llegaron de las ex colonias. En su horizonte inmediato
está España, donde esperan encontrar el trabajo que ahora escasea en Portugal. Y
mejores sueldos. (La Vanguardia, 15/10/06)
Se trataba, de acuerdo con el mismo periódico, de una característica nueva de las
migraciones inter fronteras, pues si hasta entonces lo que ocurría era una emigración de
portugueses hacia España, ahora lo que se percibía era una marcha de ucranianos,
brasileños y africanos que habían llegado a Portugal especialmente entre el inicio de la
década de noventa y el principio de los años dos mil.
La noticia arriba mencionada, publicada en la edición dominical del periódico
La Vanguardia, circuló no sólo en España sino que también en Portugal, debido a la
reproducción hecha por el Alto Comisariato portugués para la Inmigración (ACIME).
Aún en 2006 y a lo largo de 2007 nuevas noticias sobre el mismo tema ganaron las
páginas tanto de los periódicos portugueses como de los españoles, evidenciando que el
fenómeno de la marcha de Portugal hacia España continuaba con bastante fuerza.
Fue en medio de ese contexto que llegué a la ciudad de Costa da Caparica, en la
región metropolitana de Lisboa, en septiembre de 2007 para un trabajo de campo junto a
brasileños trabajadores de la construcción civil allí residentes. Mismo sin saber
previamente de la existencia de lo que más tarde denominaría La Ruta Española, no
tardó para que el asunto surgiera a la medida en que frecuentaba bares, restaurantes,
casas de envío de dinero o simplemente me sentaba junto a los brasileños que se reunían
en la plaza central de la ciudad. Fue a partir de entonces que, fijándome en las charlas y
oyendo los relatos de los inmigrantes, percibí que se trataba de un fenómeno de gran
magnitud, aunque relativamente nuevo en aquel local. ¿Como se originó y estructuró?
¿Quiénes eran los involucrados en ese proceso? ¿Qué impactos tenía sobre las
trayectorias de los brasileños trabajadores de la construcción civil? ¿Cuáles serían las
consecuencias de esas salidas para la inmigración brasileña en Portugal y España?
Preguntas que surgían al desarrollarse la investigación y para las cuales busqué
respuestas.
2
Los Brasileños de Costa da Caparica
La presencia brasileña en Costa da Caparica no es antigua, además que se sepa
que por lo menos desde el siglo XIX habían brasileños viviendo en el Concejo de
Almada, del cual la ciudad de la Costa hace parte. Es una presencia que se vincula
directamente al aumento del número de brasileños en Portugal a partir de fines de la
década de 1980 y a la inversión de la movilidad poblacional que por siglos llevó miles
de portugueses a Brasil.
La llegada de brasileños a Costa da Caparica y a diversas ciudades portuguesas
desde el final de los años 80 marcó el inicio de una nueva etapa de la emigración
brasileña hacia Portugal, etapa esa caracterizada por la presencia cada vez más fuerte de
emigrantes empobrecidos y provenientes de regiones brasileñas que a partir de entonces
quedarían conocidas por la “exportación de trabajadores” (Sassen, 2002) para el
mercado mundial de mano de obra. Esos nuevos inmigrantes llegaban a Portugal
siguiendo los rastros dejados por centenas de otros brasileños que habían desembarcado
en ese país hacía mucho tiempo o de coterráneos llegados recientemente.
Se sabe que las primeras personas nacidas en Brasil migraron hacia Portugal ya
en el siglo XVI y que los “brasileños”, si es que se puede usar esa expresión antes del
siglo XIX, continuarían a llegar posteriormente, aunque la tendencia siempre haya sido
la emigración en sentido contrario. En 1890, cuando miles de portugueses marchaban
hacia Brasil, el Censo Poblacional Portugués informaba la presencia en territorio
nacional de 6.192 brasileños, número que aumentó para 12.143 en 1911, disminuyó en
las décadas siguientes y sólo volvió a aumentar a partir de 1960, cuando los brasileños
recenseados llegaron nuevamente a la marca de los seis miles. Sin embargo, aunque a
partir de esa última década hubiese cada vez más brasileños en Portugal, fue sólo tras la
mitad de la década de 1980 que sus presencias empezarían a ser sentidas en mayor
número y que se tornarían un problema a ser resuelto por el país receptor. Los nuevos
brasileños que llegaban a Portugal en los años ochenta eran sobre todo personas en edad
activa provenientes de diferentes grupos, compuestos por descendentes o familiares de
portugueses retornados de Brasil, trabajadores especializados, estudiantes, profesionales
liberales y trabajadores por lo general pertenecientes a la clase mediana, pero también a
los otros extractos de la sociedad brasileña. Sin embargo, aún predominaba una
inmigración individual.
3
En el caso de Costa da Caparica, la llegada fue ocurriendo paulatinamente a
partir de 1987 y tuvo el primer impulso ya en 1990, cuando empezaron a desembarcar
brasileños residentes en Canadá. “Fue en noventa, ya estaba casi llegando el final del
año y empezó a llegar ahí gente de Canadá, unos brasileños que estaban en Canadá”,
informó Brasuca, uno de los primeros brasileños residentes en la Costa, en entrevista
que me concedió en diciembre de 2007. 2 De acuerdo con él, eran en mayor parte
brasileños que años antes habían emigrado desde Minas Gerais, en el Sudeste de Brasil,
hacia Canadá y de allí partieron para Portugal con la expectativa de un regreso rápido.
Sin embargo, “algunos se quedaron por ahí, no volvieron” y, posiblemente crearon las
condiciones para la llegada de nuevos brasileños a Costa da Caparica en los años
siguientes, cuando el número de brasileños en Portugal aumentó rápidamente.
A partir del inicio de los años noventa surgieron las primeras noticias de
brasileños siendo deportados del aeropuerto de Portela, en Lisboa. Entre esos brasileños
habían personas de la región de Governador Valadares, en Minas Gerais, donde ya
había instalada hacía muchos años una cultura de emigración, especialmente para los
Estados Unidos, y también una red de intermediarios y contratadores de fuerza de
trabajo. Muchos de los detenidos en el aeropuerto de Portela deseaban entrar a Portugal
como turistas aunque con poco dinero, llevaban documentos falsos o reconocían que
venían solamente para trabajar.
En ese momento, ocurrían dos fenómenos en Portugal. El primero se relacionaba
con la profesionalización de la emigración brasileña para ese país con el aumento del
número de emigrantes provenientes de determinadas regiones de Brasil. 3 El segundo, se
vinculaba a la implantación en Portugal de una nueva política migratoria, que respondía
a las exigencias de la CEE - Comunidad Económica Europea, y que era cada vez más
selectiva cuanto a los nuevos inmigrantes (Baganha, 2005). En realidad, se trataban de
dos fenómenos que se correspondían, pues la llegada de brasileños con documentos
falsos, el aumento de turistas-trabajadores o trabajadores que se hacían pasar por turistas
y, posteriormente, la manutención de los flujos para Portugal utilizando otros
2
- Las entrevistas están originalmente en portugués y fueron traducidas para ese texto.
- Una inmigración profesionalizada presupone movilidad inter fronteras que ocurre a partir de
estructuras en que actúa una red de intermediarios y atravesadores. Son ellos que hacen préstamos,
auxilian para la compra del billete aéreo, forjan documentos, que indican los caminos que hacer desde la
ciudad de origen hasta la ciudad de destino. O sea, es una red que se estructura, legal o clandestinamente,
como negocio a partir de la emigración. Se trata de una inmigración laboral que involucra trabajadores de
diferentes ocupaciones y capas sociales.
3
4
aeropuertos para la entrada, eran también respuestas a los cambios en la legislación
portuguesa.
El hecho es que Portugal, así como España y otros países miembros de la CEE,
por una parte, necesitaba la fuerza de trabajo inmigrante para la construcción de las
obras estructurales financiadas por los fondos europeos y, por otra, precisaba adaptar su
legislación sobre las migraciones a los padrones jurídicos de Schengen, lo que
dificultaba la entrada de los inmigrantes requeridos. Como mostraron Baganha (2005) y
Malheiros (2007), fueron justamente la entrada oficial de Portugal en la CEE en 1986,
las inversiones económicas y las grandes obras que empezaron a partir de entonces,
algunos de los principales factores que atrajeron empresas y trabajadores no sólo de
Brasil, pero también de otros países, nombradamente los inmigrantes de los PALOP –
Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa, los cuales también ampliaron su
presencia en Portugal a partir de entonces. Esos atractivos, aliados a los vínculos
históricos y culturales entre Brasil y Portugal, la exposición de Portugal como un
“nuevo país” europeo en la prensa brasileña y la profesionalización de los flujos
migratorios, contribuyeron para que la presencia brasileña en Portugal se tornarse
significativa en la década de 1990, con una concentración de trabajadores inmigrantes
en la región metropolitana de Lisboa, donde está la ciudad de Costa da Caparica.
En la Costa, los brasileños recién llegados van a ser acogidos por sus
coterráneos, encuentran facilidades para trasladarse a Lisboa y a otros sitios cerca donde
haya trabajo, puedan alquilar hogares y pisos con mayor facilidad, compartiendo esos
con otras personas, viven “provisoriamente” lejos de Brasil. Fue así que obreros,
agricultores, chóferes de camiones, empleadas domésticas, pequeños empresarios,
bancarios y tantos otros fueron lentamente transformando la Costa da Caparica, donde
hasta entonces predominaban pescadores, inmigrantes africanos y turistas, también en
una tierra de brasileños. Usando la estructura y de las redes ya montadas, el gran flujo
para el local ocurrió en la segunda mitad de los años noventa y continuó hasta cerca del
principio de los años dos mil, cuando se concluyeron las grandes obras en Portugal.
El número de brasileños hoy en Costa da Caparica es incierto, pero existen
estimativas que apuntan para los cinco a siete mil (Expresso, 05/08/2006). La mayor
parte de ellos es de la región de Governador Valadares, en Minas Gerais, habiendo
también núcleos importantes de personas de Goiás, Espírito Santo y Paraná. Son
hombres y mujeres predominantemente jóvenes. Una parte trabaja en la propia Costa,
especialmente en la temporada de verano cuando la ciudad queda llena de turistas. Son
5
empleados de cafés y restaurantes, vendedores ambulantes, jardineros, peluqueros,
empleadas domésticas, pintores y tantos otros que se distribuyen por los
establecimientos, hogares, calles y por la orla marítima. Ya otro grupo trabaja en Lisboa
y en otros sitios cercanos. En ese caso, predominan los trabajadores obreros, muchos de
ellos empleados por otros brasileños que viven en la propia Costa. Hay aún un tercer
grupo no despreciable de brasileños desempleados que viven de pequeños trabajos y
“changas”, o sea, que trabajan donde y en lo que haya de posibilidad. Ese último es un
grupo que ha aumentado con las transformaciones recientes ocurridas en Portugal.
Hoy, los brasileños entrevistados recuerdan con nostalgia los “buenos tiempos”,
no muy lejanos, de Costa da Caparica, en que la plaza central quedaba llena de
vehículos para el transporte de trabajadores para las obras y en que “era posible elegir el
patrón”. Todo, sin embargo, cambió y el “negocio” ahora es España. Ese es el local en
el cual trabaja el cuarto grupo de moradores de esa ciudad.
La Ruta Española
La inmigración de brasileños hacia España, sea de Brasil o de Portugal era poco
expresiva hasta el final de la década de 1990. El Censo Poblacional de 1991 contabilizó
2.844 brasileños y en 1998 eran poco más de 6700 en ese país, aunque España ya era en
los años noventa uno de los principales países receptores de emigrantes de Europa, y el
territorio español, una de las principales puertas de entrada para los brasileños que
deseaban llegar a Portugal. 4 Sin embargo, desde el final de esa década los números da
emigración brasileña en España no han parado de crecer.
Los 6.708 brasileños en 1998 pasaron para 18.305 en 2001 y para 73.704 en
2006, eso sin contar con los trabajadores sin papeles y los que transitan entre Portugal y
España. Las mayores entradas ocurrieron a partir de 2001 y los principales destinos
elegidos fueron Madrid, Barcelona y Andalucía. Al contrario de Portugal, el crecimiento
económico español continúa alto, o por lo menos mayor que el promedio europeo, lo
que genera oportunidades de empleos y atrae cada vez más diversos grupos de
emigrantes. Si comparamos los números oficiales de los dos países entre 2004 y 2006
veremos que mientras que en Portugal la población extranjera disminuyó cerca de un
9%, en España creció más de un 36% y que los brasileños acompañaron esa tendencia,
4
- Los datos sobre la inmigración brasileña en España son del Instituto Nacional de Estadísticas y están
disponibles en: www.ine.es (Padrón Municipal y Censo Poblacional)
6
todavía con una menor baja que el promedio portugués y un crecimiento bastante
superior al promedio nacional español.
País
Población Extranjera
Población Brasileña
2004
2006
%
2004
2006
%
Portugal
447.155
409.185
-9%
66.907
65.463
-2%
España
3.034.326
4.144.166
36% 37.448
73.704
97%
Fuente: Datos organizados por el autor a partir de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Servicio de
Extranjeros y Fronteras de Portugal e Instituto Nacional de Estadística de España
Esos números muestran que la población brasileña en España casi dobló en dos
años. Además, si comparamos los datos de 1998 y 2006 tenemos una tasa de
crecimiento superior a los 1000% y si volvemos a 1991 nos depararemos con un
aumento de casi 2500%, lo que indica que España es, en la actualidad, un gran polo
europeo de atracción de brasileños y que una emigración profesionalizada está allí
también instalada. Por otro lado, los números muestran que los brasileños se mantienen
en Portugal y que no acompañaron la tendencia de salida en masa verificada, por
ejemplo, con el grupo de emigrantes del Leste Europeo. Son datos que confirman el
conjunto de informaciones colectadas en la investigación de campo en la ciudad de
Costa da Caparica. Ambos, datos oficiales e investigaciones de campo, nos dan algunas
indicaciones para que pensemos la emigración brasileña en los dos países.
De las investigaciones de campo, lo que se extrae es que las llegadas de
brasileños en Portugal, aunque no dejaron de ocurrir, disminuyeron, que las salidas son
cada vez más constantes y que los destinos se ampliaron.“En 2001, por ejemplo, aún era
una época buena de trabajo y desde entonces vinieron fracasando los trabajos, vino
fracasando y está hasta hoy. Para mi está mucho más peor”, informó Onofre, un exagricultor que hoy vive en Portugal como obrero. “Muchos los que conocemos están en
Francia, están en España, están en Barcelona…en Austria. (…) Ellos están procurando
trabajo en otro lugar”, me dijo la pareja Iva y Sílvio en entrevista concedida en
noviembre de 2007.
Aunque haya también quien haga referencias a las salidas para países como
Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Alemania y diversos otros, es sobre España de lo que
más se habla entre los brasileños de Costa da Caparica, o por haber tenido la experiencia
7
de la migración, por haber oído hablar o por desear emigrar. En los relatos recogidos es
normal relacionar España con una especie de nuevo eldorado del empleo. “Porque en
España usted llega hoy y tiene trabajo ‘a revelia’(muchas ofertas de trabajo). Aunque
los españoles no den trabajo, pero hay muchas empresas portuguesas allá que tienen
mucho trabajo. Y hay muchos brasileños ya a hacer trabajos en España, muchos mismo.
Pusieron una empresa aquí y hoy están allá ‘a tocar trabajo’”, me explicó Onofre con la
experiencia de quien ya estuvo del otro lado de la frontera durante algunos meses. Uno
de los principales atractivos, en la opinión de Leandro, otro brasileño que ya trabajó en
la construcción civil en España, son los sueldos más altos. “Hoy nosotros vemos
muchos brasileños marchando hacia España. (…) En España nosotros ganamos más.
Puede trabajar lo mismo o hasta más, pero gana mucho más.” Ya para Jorge, además de
los altos sueldos, otro diferencial de los españoles es el tratamiento que los brasileños
reciben. “Es una cosa que usted trabaja con personas así cultas. Trabaja junto con los
españoles y no se escucha griteríos. Los españoles saben conversar. Ellos tratan a uno
totalmente diferente. Ellos te preguntan las cosas. Les gusta hablar nuestra lengua,
aprender a hablar la lengua del brasileño. Y ellos respetan a los brasileños.”
La imagen construida de España entre los brasileños, como se ve, es bastante
positiva, aunque circulen también noticias sobre la explotación del trabajo, los riegos de
la travesía, los sueldos no pagados, las promesas no cumplidas, como muestra Daniel en
su relato. “Eso ahí es cosa de loco. La mayoría sale y no recibe. Eso usted tiene que
conocer bastante la empresa que usted va. Yo conozco a varias personas que van e no
reciben. El muchacho te ofrece bastante dinero y llega allá, y te suelta allá y usted tiene
que arreglarse. Entonces para fuera yo no voy.” Así, buenas o malas las noticias sobre
España son recibidas por los brasileños, estimulándoles o no a la marcha.
Los traslados para ese país, son básicamente de dos tipos. El primero, de un
grupo que va con la intención de quedarse y el segundo compuesto por personas que
van para España sólo a trabajar y que mantienen su residencia en Portugal. Ocurre, sin
embargo, que, como acontece con las migraciones en general, no siempre los que van
para quedarse se quedan y los que van sólo para trabajar vuelven. Es normal probar
primero para ver si de hecho vale la pena cambiar Portugal por España.
Para conseguir empleo como obrero en el pais vecino los brasileños de Costa da
Caparica cuentan con el auxilio de amigos y familiares que ya están en aquel país o que
conocen a alguien que viva allá. Hay aún muchos que van a través de las propias
empresas portuguesas en las que trabajan, las cuales son subconstructoras que contratan
8
trabajos del otro lado de la frontera. Funciona también una red de intermediarios que
estimulan la ida con ofertas de trabajo en obras en diferentes partes del país. Esos
intermediarios muchas veces se sirven de la ausencia de documentos por los
inmigrantes para quedarse con una buena parte de sus sueldos (hasta un 50% según el
periódico La Vanguardia, 2006). Los contratos no siempre existen, ni en Portugal ni en
España, y los sueldos son pagados por hora trabajada. Así, para recibir un buen sueldo y
compensar la marcha, los brasileños hacen en general largas jornadas de trabajo en
turnos en los cuales les queda poco tiempo para el ocio. Para muchos, el único tiempo
libre es al final de quince o treinta días, cuando regresan a sus hogares en Costa da
Caparica. En ese sentido, el relato de Jorge, que en la época de la entrevista había
regresado de España hacía pocos meses, muestra parte de esa realidad.
“En España era así de domingo hasta domingo, de domingo hasta domingo, allá
no para. Y hubo una época así que yo me quedé hasta un poco despistado.
Porque trabajando mucho no tenía el tiempo. Porque en España es así, es una
hora más que aquí. Son cinco horas de diferencia con Brasil. Entonces realizaba
el trabajo de ocho a ocho todos los días y habían veces que era desde las ocho
hasta las nueve. Y era de domingo hasta domingo ese horario. Ahí hubo una
época que parecía que yo me estaba quedando un poco fuera de mí. Parecía que
no estaba en mí. Estaba así un poco fuera de lo común.”
Para el padre António Pires, prior de Costa da Caparica, aún sabemos muy poco
sobre las consecuencias de la abertura de esa nueva ruta brasileña para España.
“Ahora interesa percibir que consecuencia eso va tener. O sea, porque si las
personas van de Costa para España todas las semanas, ¿en qué condiciones es
que circulan? ¿Que descanso tienen? Ahora, estamos hablando de personas.
Estamos hablando de personas que están en la construcción civil. ¿Como es que
ese flujo funciona? ¿Alguien les da atención? ¿Nadie les da atención? Y cuando
empiece a aparecer desastres con los vehículos de transporte como nosotros
vamos eschuchando en la prensa ¿Como queda? ¿Las personas pagan pena?
¿Como funcionan los seguros? Me gustaría entender como es que eso funciona.
Evidentemente que yo percibo la lógica del inmigrante. No hay trabajo aquí, hay
trabajo en Cádiz, va para Cádiz, hay trabajo en Madrid, va para Madrid. (…)
Sale de aquí domingo por la noche y empieza a trabajar lunes por la mañana.
Deja de trabajar viernes al final del día para llegar aquí el sábado. Nosotros no
9
estamos hablando de una persona ni de dos, ni de tres. Estamos hablando de
decenas, de centenas. Es sólo ir a la frontera, ver aquí en nuestra frontera las
llegadas de los vehículos a las tantas horas. A las cuatro de la mañana, a las
cinco de la mañana, a las seis de la mañana.”
Para la Iglesia Católica de Costa da Caparica, una de las consecuencias de la
salida de brasileños para España fue la disminución de la procura por auxilio, como
ocurría ayer cuando había “una gran multitud pidiendo ayuda” en función del paro, de
los sueldos no pagados o de otras necesidades. Los que la buscan ahora son, según
Padre Pires, sobre todo personas recién llegadas. Esas personas, tras reconocer el
espacio portugués y ampliar su red de contactos, se transformarán también en
potenciales emigrantes para España y otros países. En ese sentido, España se convirtió
en una nueva “válvula de escape” para los brasileños en Portugal, en especial para
aquellos que ya están en el país hace más tiempo, ya trabajan como obreros y mantienen
relaciones con coterráneos suyos, portugueses u otros inmigrantes que transitan entre
los dos o tres lados de las fronteras.
En ese movimiento transfronterizo, muchos de los que migran para España
mantienen a Brasil y a sus ciudades de origen como referencia, ya que allá están sus
familiares, su historia, sus inversiones económicas y sus proyectos de regreso.
Consideran Costa da Caparica el sitio que los recibió en Portugal y donde están su
residencia actual, su iglesia, sus espacios del ocio, sus amigos, sus familiares (en
algunos casos), su “comunidad” fuera de Brasil y sus obligaciones mientras
inmigrantes. Es desde allí también que envían el dinero y se comunican regularmente
con Brasil. Sin embargo, es en España donde trabajan la mayor parte de sus días,
trasladándose a sus casas de tiempos en tiempos para una permanencia de uno o dos
días.
Al marchar para España los brasileños ampliarán su área de actuación laboral,
pero no dejarán de vivir y vincularse, mientras inmigrantes, a Portugal. Se trata, para
unos, de un traslado que envuelve riesgos y reaviva el miedo a ser repatriados, y, para
otros, de la movilidad para un nuevo sitio de trabajo, o sea, una situación un tanto
familiar a quien actúa en la construcción civil. Cuando concluyan las obras en el país
vecino retornarán a Portugal, donde permanecerán desempleados hasta que consigan un
nuevo trabajo en uno de los dos países. Para el nuevo empleo y movilidad accionarán
nuevamente sus redes de contactos en Portugal, en Brasil y en España. Es a través de
10
esas redes que se consiguen, además del empleo, la vivienda provisoria y el transporte
para España. Es también a través de ellas que se ha estructurado la emigración brasileña
para Portugal y para España en la actualidad.
Por lo tanto, se trata de una migración entre tres mundos, que envuelve
generalmente brasileños empobrecidos, con baja escolaridad y provenientes de regiones
donde existe una cultura de la emigración establecida hace muchos años. Estamos
hablando de una movilidad transnacional de fuerza de trabajo y de un ensanchamiento
de la configuración del mundo del trabajo entre los inmigrantes brasileños en ese inicio
del siglo.
Consideraciones Finales
Como mostré hasta ahora, la presencia brasileña en Portugal y España, aunque
ya ocurre hace muchos años, es bastante reciente, tornándose más significativa a partir
del final de la década de 1990. Vimos aún que la emigración brasileña para España
sufrió gran impulso en los años dos mil y que en los últimos años se han tornado cada
vez más intensas las marchas para ese país de brasileños y otros inmigrantes que hasta
entonces vivían en Portugal.
Los datos e informaciones presentados sobre los brasileños en Portugal y España
confirman que esos inmigrantes, así como otros grupos, no se han conformado con la
migración para un único sitio. Al contrario, aprovechanse de las redes ya estructuradas y
de las transformaciones contemporáneas en los transportes y comunicaciones, que
disminuyen cada vez más las distancias, para marchar para muchos lugares y con mayor
intensidad. Han podido sentir en la piel lo que es ser trabajadores desterritorializados y
son concretamente parte de lo que Octávio Ianni (2002) llamó de fuerza de trabajo de
carácter global, compuesta por trabajadores activos y de reserva que se mueven
acompañando los flujos del capital internacional. Para ese movimiento, analizan la
situación general del país de origen, del país hacia el cual emigraron y de aquel hacia
donde desean partir. Comparan la paridad entre las monedas, los sueldos, los tipos de
trabajo. Calculan los riesgos de la travesía, buscan la opinión de familiares y amigos,
analizan las ventajas y las desventajas de la partida. En el caso de Europa, pueden
trasladarse con cierta facilidad, especialmente si son documentados. Ya los inmigrantes
sin papeles usarán las redes de amigos y parientes, se transformarán nuevamente en
“turistas” o recurrirán a atravesadores y falsificadores de documentos para ir de un lugar
11
a otro. En ese contexto, el regreso al país de origen va siendo aún más pospuesto y,
cuando ocurra, podrá no ser definitivo, como ya acontecía antes, ya que ahora el
fracaso, ni siempre admitido, será superado con la reemigración hacia otro destino. Al
final, la gama de opciones es mucho mayor y, dependiendo de la región de Brasil donde
se vive, siempre habrá un coterráneo para contactar.
Para Duda Guennes, un brasileño que está en Portugal desde 1974, ese cenário
de gran movilidad es algo nuevo. “Antiguamente no existía eso ‘papo’ (conversa) de dar
el salto. Ahora el brasileño con quien uno conversa ya está pensando no en volver, pero
mucha gente se está yendo a Irlanda, a España…” “Dar el salto”, o sea, reemigrar, ya es
parte del proyecto migratorio de muchos brasileños, incluyendo muchos de los que han
elegido Portugal como primera opción para vivir.
En el caso de los brasileños de Costa da Caparica, la reemigración puede no
significar un desenraizamiento total, pero solamente parcial, para el trabajo, como
mostré arriba. Esos brasileños hacen parte de un contingente de inmigrantes para los
cuales no es necesario dejar de vivir en Portugal para trabajar en otro país europeo.
Usando algunas alternativas de transporte que tienen a su disposición pueden volver a
casa de tiempos en tiempos sin perder muchos días de trabajo ni gastar mucho dinero.
Para los que se deciden por España hay transportes especiales de ida y vuelta, con los
patrones, y que salen de la propia Costa da Caparica. Los brasileños de Costa van así
ayudando a ampliar el número de aquellos y, especialmente, de aquellas que cada vez
más han elegido España para trabajar.5 En ese proceso de salida para el país vecino
siguieron los rastros de los portugueses, que hace mucho realizan esa travesía, y, en
algunos casos, también utilizaron sus redes de emigración. Además de eso, en los
últimos años, los brasileños parecen haber aprovechado la antigüedad de su presencia en
ese país, las redes ahí construidas, las relaciones históricas y las afinidades entre Brasil
y Portugal para convertir este último país en una especie de base de apoyo que permite
el transito a otros países europeos.
Es en Portugal que están posiblemente las entidades brasileñas más duraderas,
que dan visibilidad y permiten que los inmigrantes sean escuchados y representados.
Hay en ese país, por ejemplo, una sección del Partido dos Trabalhadores6, que ha
5
- La mayor parte de los brasileños de Costa da Caparica que marcha para España es hombre, trabajador
de la construcción civil. Sin embargo, las mujeres eran la mayoría del contingente oficial de cerca de
noventa mil brasileños que vivían en España en 2007 (Instituto Nacional de Estadística - Padrón
Municipal 2007).
6
- PT es el Partido de Presidente de Brasil, Luís Inácio Lula da Silva - Lula.
12
hecho el debate político con los brasileños en Portugal desde los años ochenta. Hay la
Casa do Brasil em Lisboa, que ha actuado junto a los brasileños, ha sido escuchada y se
ha manifestado sobre temas brasileños y portugueses desde el inicio de los años
noventa. Hay una série de pequeños establecimientos, bares, restaurantes típicos, puntos
de acceso a Internet y para llamadas telefónicas a Brasil, tiendas con productos
brasileños y también grandes empresas, algunas ya desde los años setenta. Para los
trabajadores inmigrantes hay aún una red de casas de envío de dinero a Brasil,
instaladas en locales donde esos residen y circulan frecuentemente, bancos brasileros
que tienen agencias en las ciudades de origen y destino y muchos negocios más
relacionados con la inmigración. El envío de dinero a Brasil, por ejemplo, ocurre
regularmente y en 2003, de los 5,2 mil millones de dólares enviados, cerca de 500
millones salieron de Portugal (Rossi, 2007). Es ese dinero que mantiene activo el
mercado inmobiliario, la construcción civil y que garantiza la manutención de muchas
familias y ciudades brasileñas, y también los propios flujos migratorios. Todo eso
muestra que los inmigrantes brasileños en Portugal mantienen vínculos y relaciones
muy cercanas con Brasil y con las comunidades donde nacieron y también permite que
una parte de ellos tenga un envolvimiento regular en actividades transnacionales. Existe,
por lo tanto, varias marcas de transnacionalismo entre los brasileños en Portugal, las
cuales están visibles tanto en iniciativas transfronterizas con carácter ocasional como en
actividades regulares.
Sin embargo, es un tránsito que no envuelve solamente Brasil y Portugal, pero
en el caso aquí presentado, también España y que ocurre en un ritmo e intensidad
bastante fuertes, con tendencia a mantenerse así mientras la economía portuguesa esté
con bajo crecimiento o que España continúe generando oportunidades de empleos en la
construcción civil y otros sectores.
El hecho de existir ese tránsito entre fronteras o entre tres países, no significa,
sin embargo, que están siendo derribados los muros que dividen los diferentes mundos,
ya que en Portugal, España o en cualquier otro lugar donde estén, los emigrantes
llevarán consigo las marcas de la nación, las cuales, como mostró Flores (1999, p.795),
no son sólo simbólicas, pero se explicitan en los sus cuerpos y también en la dura
realidad cotidiana.
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