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SENDA ECOLÓGICA DE LAS MACHOTAS
(BOSQUE DE LA HERRERÍA – ZARZALEJO)
Ermita de la Virgen de Gracia (El Escorial), Silla de Felipe II, Collado de Entrecabezas,
(Machota Chica –opcional-) y descenso a Pajares.
1. SITUACIÓN GEOGRÁFICA Y ACCESOS
Comenzamos la marcha en la Ermita de la Virgen de Gracia (El Escorial) construida en 1948 y
situada en el bosque que hace tiempo rodeaba a la localidad de El Escorial, zona conocida
actualmente como el Bosque de La Herrería. Este bosque ocupaba la cubeta formada entre el
monte de Abantos y las Machotas, y se alargaba hacia las llanuras de Valdemorillo.
Accedemos a la ermita por la M-505 (El Escorial-Ávila). Tras unos metros por la carretera
que sube a la Silla de Felipe II, a mano izquierda sale una vereda claramente indicada con el
símbolo (Banda blanca y roja) del GR-10, símbolo que nos ira guiando la práctica totalidad de
la ruta.
En poco más de 500 metros y superados unos cortos repechos entre el frondoso bosque,
alcanzamos la Silla de Felipe II, donde podremos recrearnos con las excelentes vistas de este
mirador real (Las Machotas, Abantos, San Lorenzo de El Escorial y su majestuoso monasterio,
el valle, al fondo en la lontananza Siete picos y Cuerda Larga).
Seguimos la senda que sale junto a los carteles de información turística y ascendemos hasta
la Casa del Sordo, desde donde iniciaremos la ascensión hacia el Collado de Entrecabezas
siguiendo las marcas del GR-10 hasta alcanzar una tapia de piedra de una propiedad privada.
(Podríamos cruzar la puerta de peatones pues, a pesar de que indica lo contrario, es un camino público, Calzada
Romana y Cañada Real. Por aquí se llega a la parte baja de Pajares). Sin embargo, esta vez no lo
cruzaremos y continuaremos caminando por el sendero que seguirá ascendiendo por el bosque
en paralelo a la tapia por su lado derecho, hasta un punto en el que la marca del GR-10 nos
indica claramente (Con leyenda en blanco) que hay que proseguir el camino saltando la valla. Al
cruzar, continuaremos por la izquierda o por la derecha de otra valla perpendicular que
confluye con la anterior. A Partir de aquí, si hemos elegido ir por la derecha de la valla, el
sendero transcurre por monte bajo hasta un punto donde de nuevo tendremos que saltar la
valla hacia nuestra izquierda alcanzando el Collado de Entrecabezas. Un poco más adelante
encontramos una piedra con leyenda cincelada (Senda de los tres Ermitaños) la cual
seguiremos dejando a nuestra derecha la Machota Alta y dirigiéndonos a la Machota Chica.
El sendero está perfectamente definido, serpenteando entre los jarales hasta alcanzar unos
lanchazos de piedra en los que pequeños hitos de piedras nos guiaran para superarlos y
retomar nuevamente la senda que nos llevará sin perdida entre grandes bloques de granito
hasta la cima de la Machota Baja 1404 m.; Para poder alcanzar el vértice geodésico y el
buzón del montañero, deberemos rodear la gran piedra de la cima y por su lado sur, asirnos a
una pequeña grieta de la misma y poder trepar a la cima.
Volvemos sobre nuestros pasos hacia el Collado de Entrecabezas, Descendemos hasta llegar a
un caño de agua con abrevadero. Aquí el camino se divide en dos, a la derecha continúa el GR10 en dirección a Zarzalejo (el sendero nos sorprenderá introduciéndonos en un antiguo
castañar, con ejemplares centenarios). Por el de la izquierda llegaremos, por una ladera con
fuerte pendiente donde se agarran los enebros y algunos castaños, a la Estación de Zarzalejo
o Pajares.
2. CLIMATOLOGÍA
El clima de esta zona es de tipo mediterráneo, que se caracteriza por poseer dos periodos
desfavorables, verano e invierno, en los que las temperaturas son extremas. Además, el
verano se caracteriza por ser un periodo de fuerte sequía. La temperatura media es de 12° C,
siendo 3°C la media de las mínimas y 22° C la media de las máximas. La precipitación media
está entre 600 y 700 l/m2 al año.
3. INFORMACIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA Y ETNOGRÁFICA
El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial (1563-1584) está situado en el municipio del
mismo nombre. Junto a esta localidad se encuentra el pueblo original de El Escorial, que ya
existía antes de la construcción del Monasterio.
La elección del lugar no fue casual. Felipe II nombró una comisión formada por astrólogos,
arquitectos, teólogos y canteros que buscaron durante años hasta que se encontró este
terreno a los pies de la Sierra de Guadarrama.
Se cuenta que el rey Felipe II quiso inicialmente, construir el Monasterio en los alrededores
del cercano pueblo de Zarzalejo, pero no fue así por la poca hospitalidad ofrecida por los
habitantes de entonces. Esto obligó al monarca a abandonar su primitiva idea y trasladar la
ubicación del Monasterio a otra zona muy cercana, junto a la aldea de El Escorial que se vio
transformada para siempre. Una vez construido el Monasterio, hasta 1767, no surgió el Real
Sitio de San Lorenzo de El Escorial, una nueva localidad que creció junto a su entorno por la
necesidad de dar alojamiento a la corte, criados y séquito que acompañaban al rey. Desde
1793, una Real Cédula de Carlos IV esbozaba la separación de los dos lugares y hasta hoy se
mantienen como dos municipios independientes con sus respectivos ayuntamientos.
La principal fiesta de San Lorenzo de El Escorial es el segundo domingo de septiembre, la
romería a la Virgen de Gracia. Esta romería se celebra desde el 14 de septiembre de 1948
impulsada por la Hermandad de Nuestra Señora de Gracia, fundada en e 1715.
4. ASPECTOS GEOLÓGICOS Y TOPOGRÁFICOS
La comarca del El Escorial esta situada dentro del Sistema Central, en la zona de conexión
entre las sierras de Guadarrama y Gredos, en su vertiente meridional. Flanqueadas por la
alineación montañosa que va del Pico de Abantos a Villa del Prado, se hallan las rampas de El
Escorial y Villalba, que abarca la cuenca del Guadarrama, y la rampa de San Martín de
Valdeiglesias, que cubre la cuenca del Alberche. Las Machotas separan estas dos cuencas.
Durante el recorrido nos vamos desplazando por materiales graníticos, muy erosionados por el
hielo y la lluvia. Abundan en todo el trayecto los bolos graníticos, la mayoría de ellos
diaclasados y erosionados por la meteorización. Destacamos las formaciones de berrocales
del pie de las Machotas o del Pico de Abantos por su valor geomorfológico y paisajístico.
Las Machotas forman dos cerros gemelos, si bien se diferencian un poco en altura: a la
derecha, mirando desde San Lorenzo de El Escorial, se encuentra la Machota Alta o pico del
Fraile, que tiene 1.461 metros, y a su izquierda, la Machota Chica o de los Tres Ermitaños con
1.404 metros. Entre las dos Machotas hay una transición de granitos a gneises, de forma que
la Machota Chica, donde se encuentra la Silla de Felipe II, es granítica, mientras que en la
Machota Alta encontraremos gneises.
El recorrido se realiza desde su punto más bajo, situado en la Ermita de Virgen de Gracia, a
unos 990 metros, hasta los 1.274 metros en el collado de Entrecabezas, por lo que se salva un
desnivel de casi 300 metros en unos 2 kilómetros.
5. FLORA Y FAUNA
Nos encontramos en el piso supramediterráneo de los
de ladera y de fresnedas en las zonas bajas del valle.
durante este recorrido dependerá de la altitud a la
senda, en el Bosque de la Herrería, predomina la
angustifolia) y robles melojos (Quercus pyrenaica) .
melojares guadarrámicos en las zonas
La vegetación que podemos encontrar
que nos encontremos. Al inicio de la
dehesa mixta de fresnos (Fraxinus
En los alrededores de la ermita de la Virgen de Gracia, debido a la protección "Real" de que
ha disfrutado a lo largo de la historia, existen ejemplares bien conservados de especies que
no corresponden a estas zonas. Es el caso de algunos cedros, pinos silvestres, castaños de
indias, etc. que se plantaron con fines ornamentales. La especie más característica de este
tramo es el fresno, constituyendo un ecosistema característico ligado al aprovechamiento
ganadero que de esta zona ha hecho el hombre.
Son, en las dehesas de fresnos y en los pastizales por donde se puede ver con facilidad,
pastar al ganado vacuno. Se puede observar la típica poda del fresno o "trasmocho" que
consiste en cortar periódicamente las ramas para alimento del ganado y como combustible.
Ascendiendo por el camino (marcado permanentemente con dos franjas horizontales, la
superior blanca y la inferior roja – GR-10 -) se encuentra la "Silla de Felipe II". Aquí el árbol
predominante es el roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica), que junto a otras especies
forman la masa principal del bosque. Su crecimiento es rápido y tiene un gran poder de
regeneración, dando lugar a formaciones circulares características constituidas por sus
abundantes retoños y los renuevos de sus raíces. Gracias a estas formaciones es posible una
buena conservación de la hojarasca que posteriormente formará un suelo rico en humus.
Algunas de las especies más representativas son las jaras estepas (Cistus laurifolius) que
corresponden a las series de degradación del robledal; los helechos comunes (Pteridium
aquilinum) y las peonías (Paeonia broteroi). Abundan también las hiedras (Hedera helix), los
gamones (Asphodelus albus), madreselvas (Lonicera s.p.), majuelos (Crataegus monogyna),
endrinos (Prunus spinosa), retama blanca o escoba (Genista florida), retama negra o escobón
(Cytisus scoparius), Cerezos silvestres (prunus avium), ,madroños (Arbutus unedo), avellanos
(Corylus avellana), zarzas (Rubus ulmifolius) y rosales silvestres (Rosa canina).
Otras especies leñosas, protegidas por el denso sotobosque son los boneteros (Euonymus
europaeus), los saúcos (Sambucus nigra), los olmos (Ulmus minor) y el arce de Montpellier
(Acer monspessulanum).
Si seguimos ascendiendo observaremos el efecto cacuminal (efecto de las cumbres) que hace
que desaparezcan las especies correspondientes a esta altitud por efecto del frío y de los
fuertes vientos del norte. En primer lugar encontraremos un jaral, con retamas y enebros
(Juniperus comunnis) y finalmente desaparecerán las especies arbóreas dejando paso al
piornal (Cytisus purgans) y a los pastizales (Festuca indigesta). En efecto, el collado de
Entrecabezas (1.295 m.) es una zona de pasto para el ganado vacuno, representado
principalmente por las razas frisona y negra avileña.
Antes de comenzar el camino de regreso encontraremos un caño de agua potable y un
abrevadero, prueba del uso ganadero de estos pastos. En esta zona la vegetación está
representada por las especies descritas y algunas otras como rosales silvestres y majuelos.
Durante el descenso hacia el pueblo encontraremos enebros, especie adaptada a las laderas
de fuerte pendiente y algún que otro castaño. A medida que nos aproximamos a las
construcciones encontramos huertos de tipo familiar entremezclados con prados que se usan
para obtener pasto para el ganado.
La fauna, al igual que la flora va a depender del ecosistema que estudiemos y de la altitud. En
la fresneda encontraremos rastros de diversos mamíferos: toperas (Talpa europaea) ,
bellotas roídas por ratones de campo (Apodemus sylvaticus) y hozadas de los jabalíes (Sus
scrofa). Entre los reptiles podemos encontrar culebras bastardas (Malpolon monspesulanum),
lagartijas colilargas
(Psamodromus algirus), lagarto ocelado (Lacerta lepida) y en los arroyos culebras de agua
(Natrix natrix) y viperina (Natrix maura).
Serán las aves las que observemos más frecuentemente ya que los mamíferos son de hábitos
crepusculares y nocturnos. En la fresneda observaremos abubillas (Upupa epops), carbonero
común (Parus major), cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), lavandera blanca (Motacilla alba).
pinzón vulgar (Fringilla coelebs), urracas (Pica pica) y rabilargos (Cyanopica cyanus). A medida
que ascendemos hacia el collado encontraremos córvidos, como la grajilla ( Corvus monedula),
chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax), corneja negra (Corvus corone) y cuervos
(Corvus corax).
También comenzaremos a ver rapaces y entre las que se observan frecuentemente destacan:
el buitre leonado (Gyps fulvus), el buitre negro (Aegypius monachus), el águila real (Aquila
chrysaetos) , el águila imperial (Aquila heliaca) , el ratonero común (Buteo buteo) y el águila
calzada (Hieraetus pennatus). Al acercarnos al pueblo podemos ver milano negro (Milvus
migrans) y milano real (Milvus milvus).
En los berrocales del collado de Entrecabezas encontraremos especies rupícolas como el
acentor común (Prunella modularis), alondra (Alauda arvensis), Avión roquero (Ptyonoprogne
rupestris), vencejo común (Apus apus), colirrojo tizón (Phoenicurus ochrurus), collalba gris
(Oenanthe oenanthe) y tarabilla común (Saxicola torquata).
6. CARACTERÍSTICAS MEDIOAMBIENTALES
Este robledal está declarado paraje pintoresco en 1961 y está gestionado por el Patrimonio
Nacional. El bosque de La Herrería está localizado en dirección sur respecto al Monasterio.
Este paraje ha gozado de una especial protección, por ser propiedad real, lo que ha permitido
su buen estado de conservación. La presión urbanística por el crecimiento de estas
poblaciones y las visitas turísticas suponen un riesgo continuo que se debe afrontar. La mejor
zona para contemplarlo es desde el jardín de los Frailes, en el Monasterio, o desde el mirador
de la Silla de Felipe II.
El bosque de La Herrería está compuesto por dos zonas diferenciadas; en la parte más baja o
vaguadas, domina la fresneda o dehesa mixta de fresnos y robles, y en la zona superior, más
densa, predomina el roble melojo o rebollo que es la especie autóctona de esta zona. La
dehesa, constituye una buena representación de un ecosistema ligado al aprovechamiento
humano. Al hablar del Melojar de la Herrería se aconseja recorrer la Senda Interpretativa
del Patrimonio Nacional, entre la Silla de Felipe II y la Fuente de la Reina, para introducirse
en el entorno escurialense. También se recomienda visitar el Arboreto "Luis Ceballos". Desde
la Silla se puede contemplar el Pinar que se encuentra en dirección oeste-norte, desde
Robledondo al Monasterio, y desde ahí a Abantos (llega hasta el mismo Guadarrama). A partir
de 1892 comenzó la reforestación con varias especies de pinos aunque predominan cuatro.
Sobre el monte Abantos crece especialmente el pino resinero o negral ( Pinus pinaster) y ha
tenido una excelente regeneración natural en las solanas tras el incendio de 1999.
PUNTOS DE INTERÉS
FRESNEDAS
El fresno (Fraxinus angustifolia Vahl.), también llamado fresno de hoja estrecha, es un árbol
caducifolio de la familia Oleáceas, cuyo tronco puede alcanzar los 20 m de altura.
Tiene la corteza de color gris oscuro, apretada y finamente reticulada por resaltes que se van
volviendo profundos y nudosos con la edad. Presenta una alta copa irregular de follaje denso
sobre pocas ramas curvadas hacia arriba. Brotes delgados y cortos. La hoja es compuesta, con
una longitud de 15-25 cm con 7-13 delgados foliolos lanceolados de 3-8 cm de largo y 1-2 cm
de ancho. La hoja con dientes mellados sobre la mitad exterior, verde luminoso por el haz y
completamente glabros por el envés. La flor es de una tonalidad purpúrea y aparece antes de
que se desarrollen las hojas formando pequeños grupos que pueden ser de sexo masculino,
femenino o hermafrodita. El fruto tiene aspecto lanceolado y forma aerodinámica, que se
dispersa gracias al viento.
Es un árbol muy exigente en cuanto a la humedad del suelo, pues vive como árbol de ribera,
soto y en las márgenes de ríos y arroyos.
Las mejores fresnedas se presentan entre los 600 y los 1200 m de altitud. En cuanto a la
naturaleza mineralógica de los suelos, es un árbol indiferente al respecto, lo importante es
que sean fértiles y sueltos. No es un árbol muy longevo, pues no suele pasar de los ciento
cincuenta años de vida y es corriente observar ejemplares con sus troncos ahuecados y con
síntomas de pérdida de vitalidad.
EL FRESNO COMO BASE DE UN ECOSISTEMA.
El fresno y todos los animales y plantas que le rodean en muchos casos constituyen
verdaderos microecosistemas en gran parte aislados del exterior por varias razones. En
primer lugar hay que destacar su situación. Suele habitar en los bordes de los cursos de agua
y en los fondos de los valles con suelos frescos y nivel freático elevado, lo cual presenta una
enorme ventaja a la hora de establecerse una población en sus cercanías ya que seguramente
poseerá agua sin necesidad de sufrir grandes desplazamientos.
Su estructura y su densidad de ramas y hojas hacen que se produzcan verdaderos
microclimas en sus proximidades de manera que facilitan el asentamiento de animales
(resguardan del calor en verano y de las heladas en invierno). Sus hojas de un elevado valor
nutritivo, muy ricas en derivados polifenólicos dan pie a que se asienten animales en este
microecosistema que sepan aprovechar su valor nutritivo. Es el caso de numerosos insectos e
incluso mamíferos que se ven beneficiados por el desmoche o descabezado de los fresnos.
En definitiva, en el fresno convergen una serie de características que hacen de este árbol un
peculiar microecosistema donde nos podemos encontrar representantes de casi todos los
niveles tróficos.
LAS DEHESAS DE FRESNOS.
Se entiende por dehesa una superficie agro-forestal compuesta por pasto y con práctica
ausencia de matorral. Generalmente está cubierta de arbolado aclarado. Según el tipo de
bosque que hubiera originalmente habrá dehesas de encinas, de alcornoques, de melojos, de
quejigos y finalmente de fresnos. Son ecosistemas muy interesantes porque son un buen
ejemplo de equilibrio entre la explotación del hombre y la conservación de los recursos
naturales.
Las dehesas de fresnos son casi exclusivas de la Sierra Madrileña, ocupando suelos cercanos
al nivel freático cerca de ríos, en navas o laderas, mezclándose con el roble.
Su estructura más común es la conocida como “linar”, un prado adehesado con pies
generalmente desmochados rodeado por una cerca de piedra y matorral leñoso. La zona en la
que están las dehesas estaban ocupadas por bosques. En tiempos pasados se eliminaron
árboles y matorrales, con talas, siegas, incendios controlados, roturaciones del terreno ypor
el ramoneo de las cabras. Así se abrieron claros en el bosque que se mantienen por los mismos
procedimientos, porque si no, el proceso de sucesión ecológica restauraría el bosque primitivo.
Las cabras fueron sustituidas hace tiempo por el ganado vacuno, ovino, porcino y caballar que
es, desde hace años, el más frecuente en la dehesa. Con el pastoreo es suficiente para
mantenerla e impedir que el bosque se reconstituya, aunque al haber menos ganadería
alimentada por pastos se ha complicado su gestión en los tiempos recientes.
USOS DE LAS DEHESAS
 El pastoreo.
La actividad ganadera se adapta perfectamente al medio con el aprovechamiento mixto de los
pastos y hojas de los árboles. El tapiz herbáceo es muy variable en composición y cubrimiento.
Las características del clima mediterráneo y los suelos silíceos, pobres y ácidos, típicos de las
dehesas dan unas características comunes en cuanto a su homogeneidad en aspecto,
utilización y mejora. Sus principales factores limitantes son: los periodos de sequía (en el que
dominan las especies anuales y pastos que se agostan de manera temprana) y la pobreza del
suelo que obliga a la dominancia de especies "frugales", con escaso valor nutritivo para el
ganado.
 El ramoneo.
En las dehesas de frenos es costumbre podar las ramas de los árboles dejando el tronco
principal como un muñón al que se denomina como "cabeza de gato" o "trasmocho". Esta
práctica, antaño se hacía con objeto de complementar el forraje del ganado, principalmente
vacuno, que pastaba en los prados y utilizaban el ramón del fresno -de mayor calidad que el de
encina- al final del verano. En esta época la planta ya había reabsorbido casi todos los
nutrientes de las hojas, la pérdida de ramas no significaba un debilitamiento significativo
para el árbol; además se practicaba cada 12 o 15 años. En la actualidad se sigue realizando por
tradición, aún sin necesitar el ganado este aporte de alimentos porque actualmente se hace
muchas veces con piensos compuestos debido a que la mayoría se encuentra estabulado.
Actualmente se sigue trasmochando los fresnos por que "se ha hecho así toda la vida" sin
conocer, en muchos casos, la forma adecuada de realizarlo, podando la totalidad de las ramas
sin dejar las necesarias para la supervivencia del árbol. Por esto se ha perdido la utilidad
original y racional de esta acción.
Esto ha supuesto el deterioro acelerado de los árboles que al año siguiente no tienen un
desarrollo foliar suficiente para mantener con vida todo el árbol. El fresno, siempre seca una
parte del tronco y mantiene en funcionamiento los haces vasculares que nutren a las ramas
jóvenes. Éstas crecen débiles y necesitan ser podadas al alargarse y aumentar de peso para
evitar que el viento las tronche fácilmente. Esto favorece el desarrollo de múltiples hongos y
al final el árbol muere. Así se han perdido numerosos fresnos centenarios y monumentales en
toda la sierra madrileña.
 Amenazas que se ciernen sobre las dehesas.
Además de los problemas típicos que presentan las dehesas en el oeste peninsular: falta de
regeneración natural a medio plazo (especialmente preocupante en el fresno), casos de mala
gestión en las podas o talas indiscriminadas y, sobre todo, un abandono de las actividades
tradicionales por los modos de producción intensivos; las dehesas de piedemonte de la Sierra
de Guadarrama sufren un problema añadido: su proceso de aniquilación sostenida por un
crecimiento residencial desorbitado en la comarca de Sierra Centro y en municipios aledaños.
 Usos y aplicaciones del fresno.
Los fresnos se cultivan frecuentemente como árboles ornamentales. Su madera es resistente
y elástica, fácil de trabajar, con dibujo por los anillos de crecimiento. Se emplea en
ebanistería, para elementos curvados de muebles y embarcaciones, mangos de herramientas y
artículos deportivos, ya que aguanta bien los golpes repetidos. Suministra una excelente leña
y carbón, sirviendo además sus hojas de alimento para el ganado, por lo que es frecuente el
desmoche, trasmoche o descabezado de los fresnos, hábito que les da un aspecto muy
característico con la parte superior del tronco engrosada y ramas jóvenes y delgadas,
llamándoseles entonces trasmochos o cabezudos.
Antiguamente se utilizaba su madera para fabricar carretas. Las hojas se han empleado como
medicinales, gozando de propiedades diuréticas y antirreumáticas; en infusión se consideran
efectivas en artritis y crisis de gota. También se han utilizado como laxantes. Su acción
parece ser debida a derivados polifenólicos. En otros tiempos la corteza del fresno tenía
reputación como tónica y febrífuga, pero no se usa en la actualidad. Una propiedad curiosa es
la que atribuye Pio Fon Quer a sus semillas que, bien maduras, secas, reducidas a polvo y
tomadas con vino, servirán para enflaquecer.
SILLA DE FELIPE II
La Silla de Felipe II es un canchal de granito sobre el que hay labradas diferentes
plataformas escalonadas, además de otros elementos, que, según la tradición, servían de
observatorio al monarca durante la construcción del Monasterio de El Escorial, si bien
recientes investigaciones apuntan bien a un origen prerromano, bien a una recreación
historicista del siglo XIX.
En la base de la roca de la Silla está escrito:
"Una cosa deseo ver acabada de tratar. Y es la que toca la conservación de los montes y el
aumento de ellos. Que es mucho menester y creo que andan muy al cabo. Temo que los que
vienen después de nosotros han de tener mucha queja de que se los demos consumidos, y
plegue a Dios que no lo veamos en nuestros días".
Se debe aclarar que Felipe II era un aficionado a la caza y su preocupación por los montes
era más para asegurarse sus cacerías que para su protección, pero que en la actualidad nos ha
deparado algunos de los bosques mejor conservado de España.
 Historia de la construcción del monasterio: Origen de San Lorenzo
El Monasterio de San Lorenzo el Real, conocido desde sus principios como El Escorial, es el
monumento más representativo de las aspiraciones ideológicas y culturales del "Siglo de Oro
español" y fue considerado por la UNESCO como Patrimonio Mundial desde el año 1984. La
ejecución de este gran proyecto se debe al rey Felipe II, y desde sus inicios se concibió como
algo mucho más complejo que la simple fundación de un nuevo centro religioso. Fueron muchos
los motivos que llevaron al rey a tomar esta decisión y así aparecen mencionados en la Carta
de Fundación y Dotación, dada en Madrid en 1567, una vez comenzadas las obras.
Según este documento, las principales razones fueron: concebir el nuevo Monasterio como
muestra de acción de gracias por todos los beneficios recibidos de Dios y fundar un Panteón
Real donde reposen los familiares del Rey.
Existen otras razones complementarias y que tradicionalmente se han considerado
fundamentales. Entre las difíciles relaciones hispano-francesas de los siglos XVI Y XVII se
encuadra la batalla de San Quintín; tiene una clara relación pero no se puede seguir
considerando como el origen de San Lorenzo. En el verano de 1557, El hijo del emperador
Carlos V, tuvo noticias de que los franceses pretendían invadir Flandes -perteneciente a la
corona española -; se optó por la resistencia y la batalla, hasta que el 10 de agosto (festividad
de San Lorenzo) en San Quintín, la toma de la plaza y triunfo español sobre las tropas
francesas, le pareció a Felipe II una señal de la intercesión del mártir en la victoria y decidió
dedicarle el nombre del templo al santo.
El Escorial no puede considerarse obra de un solo arquitecto, sino fruto de una compleja
colaboración en la que destacan dos proyectistas: Juan Bautista de Toledo y Juan de
Herrera. Al primero, que había trabajado en el Vaticano como ayudante de Miguel Ángel, le
corresponde la disposición de la planta general y la mayor parte de las trazas. Tras el
fallecimiento de Toledo en 1567, se hace cargo de las obras y proyectos de éste Juan de
Herrera. Durante el periodo en el que dirigió las obras se edificó casi todo el conjunto,
incluidas diversas partes que no habían sido diseñadas por Toledo y logra su culminación en un
tiempo mínimo. Las obras de San Lorenzo se iniciaron el 23 de Abril de 1563 con la colocación
de la primera piedra en la fachada sur y el 13 de septiembre de 1584 se coloca la última
piedra del edificio. Quedaban por concluir programas decorativos y el único proyecto que no
se completó fue el Panteón, tal como hoy lo conocemos. Éste se terminó en 1654 durante el
reinado de Felipe IV.
El Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial constituye un inmenso rectángulo dentro
del cual se distribuyen las diversas edificios que debía albergar: El Templo y su atrio, el
Convento, La Casa y Palacio del Rey, el Colegio y La Biblioteca. La Biblioteca, se emplazó
dentro del Monasterio como una de sus partes fundamentales y allí se reunirían los más
importantes manuscritos e impresos que se encontraban dispersos en multitud de
monasterios y bibliotecas privadas.
El Monasterio está emplazado en la ladera sur del monte Abantos, orientado a los cuatro
puntos cardinales, por lado Este y por el Sur, donde el terreno desciende, queda cercado por
jardines sostenidos sobre fuerte muros. Por los costados Norte y Oeste, donde el terreno es
más alto, lo rodea un gran espacio enlosado en granito, denominado la Lonja. Hasta el reinado
de Carlos III no hubo en torno al Monasterio otros edificios de importancia: la fachada
principal quedaba enfrentada a la montaña -Monte Abantos- en un diálogo entre Naturaleza y
Arte.
LA RED FLUVIAL DE LA SIERRA DE MALAGÓN
Se observa de esta posición la vertiente sur de la sierra de Guadarrama y los ríos que por ella
discurren: El Cofio (al oeste del puerto de la Cruz Verde), el Aulencia (al este del mismo
puerto recogiendo las aguas de la Malagón y Abantos) y el Guadarrama que nace en las
fuentes de Siete Picos.
EL ROBLEDAL
Los bosques que configuran el paisaje característico del Sistema Central son encinares,
melojares y pinares de montaña. Se presentan en ese orden a medida que aumenta la altitud y
aparecen en las cimas, donde ya no crecen formaciones boscosas, piornales y pastizales. En el
bosque de La Herrería la especie dominante es el roble melojo o rebollo, cuya acción sobre el
suelo es beneficiosa por su capacidad de movilizar nutrientes desde las capas profundas del
suelo, y por su gran poder de regeneración mediante tallos rastreros y renuevos de raíces –
rebollos- , que forman un entramado en el que se acumula la hojarasca, que aporta y ayuda a
retener materia orgánica. Los numerosos retoños desempeñan además una función reguladora
del régimen hidrológico, ya que protegen el suelo del impacto de la lluvia, la escorrentía
superficial y la acción agresiva del aire.
Con pequeñas subidas, caminamos junto a la valla de piedras que discurre junto a robles
melojos y arces de Montpellier.
 Estudio de un roble. Roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica).
Árbol robusto de copa ancha e irregular, con corteza color parduzco y hojas simples,
alternas, pecioladas y profundamente lobuladas.
Las flores agrupadas en forma de racimo, florecen en Mayo y su fruto, la bellota, madura de
Octubre a Noviembre. El melojo es un árbol que rara vez sobrepasa los 20 m. de altura. Su
tronco es derecho e irregular y suele ramificarse desde poca altura. Sus hojas son
marcescentes, amarillean y se secan al inicio de la época fría, pero caen en los retoños. Se
encuentra en altitudes desde los 600 m. hasta los 2.000 m. Prefiere suelos silíceos puros o en
mezcla con arcilla.
 Utilidades del roble melojo
Su madera es resistente a la flexión y a la humedad por lo que se emplea en la construcción
de muebles, entarimados y para traviesas de ferrocarril. La leña arde con facilidad y se
emplea para elaborar carbón vegetal. La corteza y las agallas se utilizan para curtir pieles por
su alto contenido en taninos y para la elaboración de tintes. Las ramas y hojas se utilizan
como alimento del ganado. Las agallas reducidas a polvo se transforman en pomadas con
propiedades astringentes.
 Ciclo vital de las "avispas de las agallas"
Las agallas (también llamadas vulgarmente bugallas, abogallas, algállaras o gallarones) son
tejidos vegetales tumorales originados por la agresión de algún agente extraño. Estos agentes
extraños pueden ser sustancias irritantes o huevos de ácaros o insectos depositados en los
tejidos de las plantas.
La formación del “tumor” se debe al estímulo de crecimiento inducido por los huevos o por las
secreciones de las larvas. Las avispas de las agallas, que pertenecen a la familia de los
Cinípidos, formada por himenópteros –avispas-, engloba el mayor número de insectos
formadores de agallas. Limitan sus ataques a una veintena de géneros vegetales distribuidos
entre seis familias, y muy en especial a los robles; las distintas especies inducen la formación
de agallas en raíces, troncos, hojas, yemas, flores y frutos. Varios cinípidos de los géneros
Amphibolips y Dipolepis estimulan la producción de unas agallas llamadas manzanas del roble.
En cualquier caso, la planta, ante el ataque o agresión de parásitos, produce un tejido tumoral
con el fin de aislar el agente patógeno. Los parásitos más frecuentes son:
gusanos (especialmente Nemátodos)
insectos (pulgones, mariquitas, moscardas, mariposas, escarabajos y sobre todo,
himenópteros de la familia de los cinípidos).
ácaros
hongos
bacterias
Las agallas más frecuentes son las provocadas por la puesta de huevos de los himenópteros de
la familia de los cinípidos. Estas agallas reciben el nombre de Cecidias.
Los huevos aparecen en el centro de la agalla dentro de una esfera protectora. Cuando
eclosionan los huevos, en junio, las larvas rompen la cubierta protectora y comienzan a
alimentarse del propio tejido de la agalla hasta que se convierten en ninfas (siete días
después). La ninfa tarda unos tres días en transformarse en adulto, tras lo cual abandona la
agalla practicando un orificio de salida.
Las agallas pueden desarrollarse en diversas partes de la planta (raíz, tallo, yemas y hojas) y
presentan gran variedad de tamaño, forma y consistencia.
Algunas agallas son útiles al hombre, especialmente las que contienen taninos, que se utilizan
en medicina por sus propiedades astringentes. Otras se usan en la industria del curtido de
pieles o en la industria de tintorería.
En España podemos destacar el uso de las agallas de roble por su capacidad tintórea. En la
industria de la tintorería las agallas más utilizadas eran importadas de Oriente y pertenecían
a la especie roble de los tintoreros (Quercus infectaria) , sin embargo, la agalla del rebollo o
melojo (Quercus pyrenaica ) también presenta propiedades tintóreas.
LA SIERRA DE GUADARRAMA
Una vez que abandonamos el robledal, desde cualquier pradera mientras subimos al Collado de
Entrecabezas, se observa una panorámica inmejorable de la Sierra de Guadarrama
distinguiéndose en este orden los picos de la Cabeza (1680), Abantos (1754), Montón de Trigo
(2154), Siete Picos (2138), Puerto de Navacerrada, Peñalara (2430), Alto de Guarramillas
(Bola del Mundo 2262), Cabezas de Hierro (2383), La Pedriza, etc. y las Sierras de Collado
Mediano y Hoyo de Manzanares.
EL BERROCAL
El Collado de Entrecabezas es el camino natural que une El Escorial con Zarzalejo. Es un
despejado collado con amplias praderas salpicadas por peñascos graníticos. En uno de ellos
aparece grabada la inscripción "Senda de los Tres Ermitaños" junto a una flecha que señala
hacia la izquierda. Siguiendo esta senda ascenderemos hasta la Machota Chica.
Es una zona llena de riscos, bolos en equilibrio y vericuetos. Muchas de esas piedras
caballeras tienen formas inauditas y localmente reciben nombres como “la Bola”, “el Badajo”,
“el Fraile”, etc. Las rocas que nos vamos a encontrar en esta zona del recorrido son, en
general, granitos, aunque en la zona de La Machota Alta se encuentran gneises.
Este punto puede servir de parada para un descanso o para comer, según se considere.
En el collado podemos observar abundantes granitos afectados por los distintos tipos de
meteorización, viéndose las distintas etapas de descomposición del granito.
Los agentes que provocan la meteorización del granito son los siguientes:
- Efecto de la temperatura: la acción de los rayos solares, que dilatan la roca al calentarse
por día y contrayéndose por la noche. Esta acción se ve acentuada por la diferente dilatación
de los minerales del granito, dilatándose más los granos oscuros que los de colores claros.
- Criofractura: La acción del hielo en invierno provoca la disgregación de los minerales de la
roca, ya que el agua contenida en las pequeñas fisuras se dilata al helarse.
- Bioturbación: La acción de las raíces de las plantas, que al penetrar por las fisuras en busca
de la humedad, las agrandan y permiten su rotura.
- La hidrólisis, que mediante reacciones de hidrólisis e hidratación destruyen las redes
cristalinas de los minerales, principalmente de los feldespatos.
- La oxidación: La acción del oxígeno atmosférico, que disuelto en el agua, provoca la oxidación
del hierro presente en los minerales de las rocas.
 FORMAS EROSIVAS
Otro aspecto importante de la senda , y especialmente de la zona donde nos encontramos, son
la formas erosivas del granito. Los granitos y las rocas plutónicas, en general, son masas
homogéneas formadas a partir del enfriamiento de un magma próximo a la superficie
terrestre. Durante ese enfriamiento se produjo la cristalización de sus componentes,
dotándolas de sus características típicas. Una vez solidificada la roca, las fuerzas tectónicas
provocaron la ruptura de la misma, originándose fracturas denominadas diaclasas.
Algunas de estas fisuras se rellenaron de roca fundida, de distinta composición, originando
diques. En los granitos suelen ser frecuentes los diques de cuarzo y de aplita (roca filoniana
similar al granito en su composición pero de textura granular fina).
La aparición del granito en la superficie se produce por fenómenos tectónicos que originan
montañas y finalmente por la erosión de los materiales que las cubren, la denudación del
relieve, quedando la roca, por tanto expuesta, a los agentes atmosféricos.
La meteorización progresa principalmente sobre las diaclasas, dando lugar a bloques aislados
que, poco a poco, junto con la erosión, van adquiriendo formas más o menos esféricas, dando
lugar a un paisaje conocido como "berrocal".
En los alrededores de la Machota Chica podemos encontrar excelentes ejemplos de las
siguientes formas erosivas:
 Rocas Caballeras
 Lehm granítico
 Arenización








Taffoni
Pilancones
Diaclasas de retracción
Inclusiones y gabarros
Diques y filones de cuarzo y aplitas
Piedras caballeras
Lajas de descompresión
Rocas en seta
EL PINAR DE ABANTOS
En los alrededores de El Escorial, los pinares se extienden desde Robledondo al
Monasterio, y de ahí a Abantos (llega hasta el mismo Guadarrama). Si realizamos alguna senda
por los alrededores del monte Abantos podemos encontrar gran variedad de especies.
Hasta finales del siglo XIX esta extensión la ocupaban grandes campos y lo que quedaba del
bosque autóctono, tan mermado por las necesidades humanas de la época. A partir de 1892
comenzó la reforestación gracias al trabajo de la Escuela Especial de Ingenieros de Montes y
luego, posteriormente, ICONA.
El límite inferior del pinar, entre los 800 y 1.030 metros, lo conforman en pequeñas zonas
bosques mixtos de pinos y melojo, con toda la flora asociada a los mismos.
La inmensa mayoría de los árboles con los que se contó para llevar a cabo la reforestación
fueron los pinos, y aunque podemos encontrar hasta ocho especies diferentes, en general sólo
podemos hablar de cuatro:
El pino silvestre, Albar o de Valsaín, (Pinus sylvestris), fácil de reconocer por el color
anaranjado de sus ramas y la parte más joven de su corteza.
El pino laricio (Pinus nigra), abundante en la Penosilla, los Llanillos y en todo el barrio de
Abantos y Romeral. Árbol de tamaño medio de unos 20 - 25 m. Su porte, si crece en buenas
condiciones, es esbelto y piramidal y se caracteriza por el color gris ceniciento de su corteza
en los ejemplares jóvenes y, pardo o castaño oscuro en árboles mayores. Las hojas (acículas)
crecen de dos en dos, son alargadas, finas, flexibles, de color verde pálido y con punzante
punta que suele ser amarillenta. Las piñas son pequeñas ( de 4-6 cm de largo y 2-4 cm de
ancho).
El pino resinero o negral (Pinus pinaster) extendido sobretodo en las laderas más bajas de pie
de montaña. El monte Abantos está formado en su mayor parte por éste pino. Este pino puede
alcanzar los 40 m de altura y unos trescientos años de edad y es el que posee la tasa de
crecimiento más rápida entre los pinos autóctonos ibéricos. En la península Ibérica los
ejemplares que se sangran para obtener resina no se cortan hasta los 80-90 años. Esta resina
se usa para colas y pegamentos, y en seco, para suavizar el arco y así afinar algunos
instrumentos de cuerda como violines. De su destilación se obtiene la esencia de trementina o
aguarrás que se usa como disolvente, y uno de sus productos residuales tras la destilación es
la colofonia, usada en la elaboración de barnices, jabones, tintes, ungüentos, pomadas, etc.
El Pino Piñonero (Pinus pinea). Es muy común encontrársele desarrollando dos ramas
principales que sujeten la "sombrilla". Árbol de talla mediana de unos 20-25 m, con corteza
gruesa y rojiza que se agrieta en grandes placas con los años. Las piñas son grandes, que
diseminan sus ricos piñones al cuarto año.
Otras especies que encontramos:
El pino insigne (Pinus radiata) en el lugar que la Cañada Real se junta al arroyo del Romeral.
Este pino es natural de California, se emplea en repoblaciones por el norte de España. Su
madera ha sido muy utilizada para la fabricación de vigas para las minas. El Pinus jefreyi
situado por debajo del camino que discurre desde la Casa de los Llanillos al arroyo del
Ventisquero.
Destacan también por su porte y color los pinsapos (Abies pinsapo) introducidos en el arroyo
del Romeral, así como en el transcurso del arroyo de las Cebadillas. Los Cedros ( Cedrus
Atlántica), tejos (Taxus baccata), chopos (Populus sp.)....Aunque en el territorio de la
Comunidad de Madrid son escasos, en el Monte Abantos encontramos alerces ( Larix decidua)
una de las pocas coníferas cuyas acículas marcan las estaciones, en noviembre rompe a
amarillos y oros.
Esta masa forestal de pinos nos depara pequeñas sorpresas, que encontraremos sobretodo
junto a los numerosos arroyos. Así, conforme subes al Malagón, en el camino de los Gallegos,
te encuentras un pequeño grupo de hayas, unas 40, (Fagus sylvatica), algunas de las cuales han
desarrollado un magnífico porte.
Escondidos entre las quebradas de los arroyos se encuentran grupos de tres a cinco castaños
(Castanea sativa) - en el arroyo de las Cebadillas los verás en noviembre soltando las
apreciadas castañas -. También podemos ver frondosas, como el abedul (Betula sp.), y un tipo
de fresno, no natural de ésta zona, el fresno de Vizcaya (Fraxinus excelsior).
Pero no todas las plantas que podemos encontrar corresponden a una introducción humana, en
algunas zonas, encontramos a los robles (Quercus Pyrenaica) y encinas (Quercus ilex), entre
espino Albar (Crataegus monogyna), zarzales (Rubus sp.) y una rica variedad de rosales
silvestres.
En el camino de las solanas podemos encontrar un pequeño árbol espinoso, el manzano
silvestre (Malus sylvestris). Su fruto, la manzana, es pequeña y con un sabor ácido.
Los enebros también nos aparecen en el camino, el común o rastrero (Juniperus comunnis) que
se desarrolla por el suelo debido al clima riguroso de las zonas elevadas que habita. Sus
frutos son buscados para la extracción de esencias, aromatizar la ginebra o como especia
para las carnes. El otro enebro que nos encontramos es el enebro de la Miera ( Juniperus
oxycedrus), especialmente bonitos los puedes ver en la presa de los Infantes y en el camino
de Garcés al antiguo vertedero del Sanatorio. Sus frutos son pardos rojizos, muy buscados
por los zorros.
Entre los arbustos que sobreviven podemos encontrar el serbal de cazadores ( Sorbus
aucuparia) - en la zona del Barrancón, que rebrota tras el incendio- , algún mostajo (Sorbus
aria) - en la zona alta de Cuelgamuros- y el guillomo (Amelanchier ovalis) que en algunos casos
crece milagrosamente en las más recónditas grietas.
Siendo bastante incómodas para el senderista, te encontrarás la jara ( Cistus ladanifer), casi
siempre en las laderas del monte. Desarrolla una flor blanca muy bonita. La jara es un
perfecto indicador de la pobreza de los suelos : ácidos, secos y soleados. Produce una resina
llamada ládano que inhibe el crecimiento de las plantas que la rodean.
En los pequeños campos se desarrollan las plantas aromáticas, prosperando matas como el
tomillo salsero (Thymus zygis), la mejorana (Thymus mastichina) y, como más representativa,
el morado cantueso (Lavandula stoechas).
En altura, en muchas zonas compartiendo entramado con el pino, destaca el piorno serrano
(Cytisus purgans) y el cambroño (Adenocarpus hispanicus).
En zonas, detrás de Risco alto y Malagón, cara norte del Circo escurialense, se desarrolla el
matorral de montaña: el piornal, como único ecosistema. El piorno es un arbusto con muchas
ramificaciones que alcanza un metro de altura. En las vaguadas encharcadas el piorno cede el
sitio a pastizales en los que domina el cervuno, los cervunales ( Nardus stricta) Claro ejemplo
lo tienes en la Fuente del Cervunal, cerca de Abantos.
Y como todo pinar que se precie y dependiendo de la humedad de cada otoño, destaca una
gran variedad de hongos sobresaliendo por su valor gastronómico los nízcalos o mízcalos
(Lactarius deliciosus) de color anaranjado. Son frecuentes los boletos comestibles (Boletus
edulis).
Es muy recomendable visitar el Arboreto "Luis Ceballos", donde te introducirán ampliamente
en el entorno vegetal escurialense.
PISOS DE VEGETACIÓN
La distribución de la vegetación en pisos o cinturas en función de la temperatura cambiante
con la altitud, se conoce como zonación altitudinal. Este hecho es especialmente patente en el
caso de las montañas, donde el descenso de la temperatura media anual es de unos 0.65 °C
por cada 100 m de ascenso en altitud. Este tipo de cambios se da también en sentido
latitudinal, pero entonces son más suaves, ya que se necesita aproximadamente de unos 100
km hacia el polo geográfico más próximo para que se de un descenso similar en la temperatura
media anual.
Junto a esta zonación altitudinal-longitudinal de la vegetación, la variación de las
precipitaciones y/o de su efectividad supone un segundo factor que induce también cambios
en el manto vegetal.
Los pisos bioclimáticos se definen como cada uno de los tipos o grupos de medios que se
suceden en una zonación (cliserie) altitudinal o latitudinal, en la práctica se delimitan en
función de los factores climáticos y de las comunidades vegetales cambiantes.
En primer lugar debemos saber que en Madrid no existe representación del primer piso
bioclimático, el termomediterráneo, que se sitúa por debajo de los 600 metros de altitud. Los
cuatro restantes si tienen representación en la comunidad de Madrid.
Piso mesomediterráneo (600-1100 metros) de los encinares carpetanos (Junipero oxycedriQuercetum rotundifoliae) sobre sustrato ácido ( arenas y arcosas ).
Las especies arbóreas más características de este piso bioclimático son las encinas
(Quercus ilex subsp. ballota) y enebros de la miera (Juniperus oxycedrus). El matorral
dominante se compone de jara pringosa (Cistus ladanifer) y romero (Rosmarinus officinalis)
cuya presencia en las zonas soleadas nos indica termicidad.
Una especie peculiar que se encuentra con extraña frecuencia en esta carretera es la
adormidera (Papaver somniferum) de la que se extrae el opio y otros alcaloides como la
morfina y la heroína que son muy útiles en medicina como remedio contra el dolor. Los
aspectos negativos (drogodependencias) también son muy conocidos ya que producen una
fuerte adicción que puede terminar con la muerte por sobredosis o adulteración.
Otras especies frecuentes son los terebintos o cornicabras ( Pistacia terebinthus), los
sauces (Salix atrocinerea) y los fresnos (Fraxinus angustifolia). Estos dos últimos los
encontraremos en las vaguadas y zonas húmedas por su elevado requerimiento de humedad.
Ocupando las exposiciones más frescas al amparo de la umbría, vemos el quejigo común
(Quercus faginea subsp. faginea), que siendo especie que prefiere sustratos básicos, se
acomoda en ellos junto con el arce de Montpellier (Acer monspessulanum).
Otras especies frecuentes:
-
Olivilla (Phillyrea angustifolia)
Jara de hoja de salvia (Cistus salvifolius)
Torvisco (Daphne gnidium)
Peonía (Paeonia broteroi)
Jara estepa (Cistus laurifolius)
Siempreviva (Santolina rosmarinifolia)
Cantueso (Lavandula stoechas subsp. pedunculata)
Botón de oro (Santolina rosmarinifolia)
Gamón (Asphodelus sp.)
Reanudamos el camino tomando la M-600 en dirección a San Lorenzo de El Escorial.
Piso supramediterráneo (1100-1800 metros) de los melojares guadarrámicos (Luzulo
forsteri-Quercetum pyrenaicae) que se sitúan en las zonas de ladera, correspondiendo las
zonas bajas del valle a fresnedas con robles (Querco pyrenaica-Fraxinetum angustifoliae).
Estamos en una zona perteneciente al Bosque de la Herrería y cerca de la Silla de Felipe II.
La litología es fundamentalmente granítica con gneises en menor proporción.
El árbol predominante es el roble melojo o rebollo (Quercus pyrenaica) que junto con el
fresno común (Fraxinus angustifolia) forman la masa principal del bosque.
En las dehesas de fresnos es costumbre podar las ramas de los árboles dejando el
tronco principal como un muñón por lo que se le denomina poda de “cabeza de gato” o
“trasmocho”. Esta práctica se hacía antiguamente con objeto de complementar el forraje del
ganado a finales del verano. Era una época en la que la planta ya había reabsorbido casi todos
los nutrientes que había en las hojas y la pérdida de ramas no suponía un debilitamiento
significativo, máxime si se rotaba el trasmocho cada ocho o diez años. Esta práctica se sigue
realizando por tradición, pero se realiza de forma irregular, sin respetar la alternancia ni la
cantidad de ramas podadas, de manera que cada año el árbol queda debilitado por no
regenerar la suficiente masa foliar para compensar la red vascular existente y
necesariamente, seca una parte de su tronco, manteniendo los haces vasculares que nutren a
las nuevas ramas. Esto año tras año provoca la muerte del árbol que va quedando hueco
favoreciendo la proliferación de hongos.
Otras especies frecuentes:
-
Jara estepa (Cistus laurifolius)
Helecho común (Pteridium aquilinum)
Peonía (Paeonia broteroi)
Hiedra (Hedera helix)
Gamón (Asphodelus sp.)
Madreselva (Lonicera periclymenum)
Majuelo (Crataegus monogyna subsp. brevispina)
Endrino (Prunus spinosa)
Zarza (Rubus ulmifolius)
Rosal silvestre (Rosa canina)
Saúco (Sambucus nigra)
Olmo (Ulmus minor)
Arce de Montpellier (Acer monspessulanum)
Piso supramediterráneo medio-superior y oromediterráneo, caracterizados por el pinar de
pino silvestre o de Valsaín (Pinus sylvestris).
Piso oromediterráneo (1800-2150 metros) encontraremos, en la parte inferior, la dominancia
del pino silvestre, albar o de Valsaín, bosque de repoblación con intereses madereros. A
medida que ascendemos, los rigores climáticos (viento, frío, hielo,...) y la falta de suelo hacen
desaparecer el pinar y encontramos especies más adaptadas a estas condiciones climáticas
tan rigurosas, el piornal serrano (Cytisus purgans) acompañado por el enebro rastrero
(Juniperus communis subsp. alpina) y gramíneas alpinas (Festuca indigesta) que se extienden
hasta el piso criooromediterráneo (>2150 m.)donde se hacen dominantes.