Download Canto de Selva SPG

Document related concepts
Transcript
Canto
de
Selva
S´c´ayoj te´etik
Sergio Peña Gutiérrez
Canto
de
Selva
S´c´ayoj te´etik
Dedicatoria
A Bryan Jhoshua
A Mª. de los Ángeles
Semillas constantes y etéreas…
“Solamente nos desprendemos [de aquí], solamente buscamos las selvas”
Popol Vuh
Indice
Prologo, Oscar Bonifaz Caballero
13
Canto de Selva
I.
Para escuchar la historia sin fin 17
II.
Escucho el canto primero desde lejos
29
III.
El dueño del tiempo
35
IV.
Llovió toda la inmensa noche
41
V.
Quiero ser hoja balanceada entre aromas 47
VI.
Una verde hoja hojarasca
51
VII.
Mujeres
55
VIII.
Nunca tu nombre cambiará
59
IX.
El llanto no tiene cabida
63
X.
Pedro y Samuel son niños Tzeltales 67
XI.
¿Si los dioses de la Selva se levantaran? 71
XII.
Despojo las ataduras de mis sandalias 77
XIII.
Este aire que bebo del viento
83
XIV.
Nuestro corazón deja de latir
89
XV.
Ser hídrico que embelesas las rocas
95
Prólogo
Prólogo de Oscar Bonifaz.
Una tarde, Sergio Peña vino a visitarme en mi casa; me traía unas
hojas de papel escritas.
-Este es mi nuevo libro- me dijo y me pidió que yo lo leyera para,
quizá, hacerle una presentación.
A la noche tomé las hojas y me dispuse a leer; llovía y el cielo ponía
un compás líquido a mi lectura. Terminé y llegué a esta conclusión:
-Sergio me mintió, esto no es un libro. No. Es la selva virgen la que
tengo entre mis manos.
Sentí el olor de la hierba fresca, oí el galope del río, toqué la tersura
de las hojas y las flores selváticas.
La verdad es que Sergio, sin mi permiso, me había tomado de la
mano y me llevó a volar sobre sus paisajes; pise los cristalitos del
agua fresca, oí al pájaro de las mil voces, me elevé en el azul de
aquellos cielos donde pude comulgar con la hostia de la luna o el
cielo me pagó con la moneda dorada de aquellos altísimos soles y
así supe del esplendor de su mirada pues la selva encantada mágicamente se metió por mis poros.
Sergio: -muchas gracias por éste viaje imprevisto, realmente éste no
es un nuevo libro tuyo, es un viaje a esta selva agreste que pusiste
entre mis manos.
Oscar Bonifaz
13
Canto
I
Para escuchar la historia sin fin
jamás contada, he de adentrarme
vertiginosamente, silencioso por tus senos
y senderos y laderas y sentirte.
Que la lluvia imperceptible, matutina
moje mi cuerpo. Lo empape de ti.
De esa frescura inevitable
del contacto que provocas.
15
Embriagarme de ese olor tan propio
y que tu sonido penetre sencillo,
nostálgico,
platónico,
sensual…
acariciando todos y cada uno de los sentidos.
Esencias y armonías, sonidos permeables
me inunden, me profanen, me sean
para cantarles en la pre alba
de este amanecer incierto comenzado.
Mi canto de selva no huele a flores,
ni hojas, ni a cedros encantados,
no huele a palo de aro,
ni a canshan, ni a Jahuacté de bajo…
huele a llanto de selva conquistada
huele a inconciencia de ecosidios macerados.
16
De mis pies han caído
las suelas sintéticas del calzado
y al caminar entre tus veredas
me siento tan tuyo,
tan frágil,
tan intenso
y excitado.
Me regocijan tus troncos
reacios, eternos, informes…
La mente lanza destellos a mi boca,
a mis ojos,
a mis manos.
Siento ser tronco en un instante,
ser hoja, arbusto constante,
mover y treparme por el hermano árbol,
17
por el hermano ramón vecino
para extraer del divino sol
y dar savia y vida…
ah, pero mis manos no alcanzan
ni siquiera la décima parte
del hermano árbol, del ramón vecino,
de la liana trepadora y elevarme…
Mis pies se han quedado inmóviles,
el contacto de la Tierra los absorbe…
de mis uñas salen raíces y la tierra llama.
No entiendo mis sentidos…
me llama,
todo se vuelve eterno inicio…
y el canto del pájaro rojinegro
me llama,
me llama.
18
Ya mi estirpe se convierte en la sangre
que tenía; porque la savia de la vida
y el intempestivo pulsar en éste día
me llama,
a ser vida, árbol, canto y tal vez
efímera esperanza… La metamorfosis es completa.
El canto de selva se aproxima.
La lluvia impenetrable me acepta
porque soy frondoso, alto, excelso
y presto mis manos-rama al viento.
Así, me dejo penetrar silenciosamente
y mis oídos son uno para escuchar
el susurro delicado del viento híbrido
que acompaña la melodía de selva.
19
La savia desentrañada de aquellos días
recorre mis venas; la mente humana se desvanece,
agita mis hojas para encontrar
la palabra selvática y pronunciarla:
“Yo soy la vida, la que brota
en mil maneras y detalles hacia ti;
de mis verdes arboledas el canto nace,
y ahora existe y siente y canta por mí.
El canto que hoy escuchas
es silente y real por siempre,
porque te acompaña, crece en ti.
Mi hermana la Tierra no se cansa,
me sostiene a cada paso,
me alimenta en cada espacio
da vida para que tú brilles vida…
20
De mi canto diario imploro a cada ser
que todos somos uno,
que todos somos agua,
que todos somos savia en todo ser.
Que nuestro camino es amplio
y me han robado sin querer
lo que la madre naturaleza
arrebata con furia y con poder.
Somos uno…
tiempo, aire, tierra, espacio.
Somos uno…
mente, vida, savia, humano.
Somos uno…
Somos uno…
21
No se que tiempo ha pasado,
ya mis hojas ocres cubren espacio.
Estoy desnudo y a lo lejos veo
a mis hermanos árboles caídos.
Hombres, motosierras y camiones se aproximan.
Nuestro camino es amplio.
Quiero correr y no logro hacerlo,
mis raíces viejas no lo permiten.
Al devenir cesa mi lucha…
Espero…
espero… espero mientras
mi última hoja yace en el suelo.
22
Percibo lazos en mis brazos
tenso grito mi vivaz agonía.
Las sierras se hunden y arremeten
y nuevamente resisto el embate.
Los tirones… las sierras no cesan,
mis gritos semejan el crujir de astillas…
y cuando era mía la cima entre los míos
me vi recostado en la Tierra, ¡madre mía!
La alegría despiadada de aquellos seres
y la desdicha incalculable de la mía
hacía guardarme cual destello estelar.
No era yo quien me guardaba…
no había nadie para protegerme,
eran mis semillas… mis hijos
que corrían y sumían y mi madre poseía.
23
Para escuchar la historia sin fin .
(Grabado en Linoleo)
*Andrea León Hurtado.
*Paulina Galvez González.
*Adrian deJesús Longoria Adame.
24
Canto
II
Escucho el canto primero desde lejos
y las orbitas se extienden más allá
de la espesura de la selva.
De árbol en árbol, plantas, aves,
palos, raíces, hojas secas, toscas, abiertas,
cerradas, verdes, caucásicas, cafés,
ocres; agua cristalina que al paso de veredas
canta atropellándose en las piedras.
25
Remanso solitario y sombra ensordecedora,
susurra a mi oído.
El canto de los vientos se hace presente.
La Selva Lacandona se queja.
El tallo de sus árboles presenta la herida
de machetes, sierras, lazos…
sin embargo la savia se ha salido
dando vida a más especies.
Musgos, hongos, colonias.
El maravilloso viento, ha traído a mi cuerpo
cientos de hojas amarillas.
Lo cubre todo.
26
El leve contacto transmite
el canto interno,
el canto lejano…
La selva llora la angustia de verse inerme,
llora su fauna extinta y agitada
que muda a destiempo, se aleja, se aleja…
llora sus vientos sencillos y fríos,
llora sus aguas nacientes que no brotan más
y si brotan ajenas, las guarda… las quiere…
llora las lluvias de vida en agosto y el sol
penetrando tranquilo a sus plantas.
Llorar de máquinas abriendo sus venas
que manchan de asfalto sus veredas,
caminos y brechas andadas.
27
Llorar de sierras y machetes mortales,
quienes sin tregua ni espacio, asechan
con la mano siniestra del hombre
de la mujer
del niño
de todos.
28
Escucho el canto primero desde lejos
(Grabado en Linoleo)
*Laura Patricia Martínez Solorzano.
*Gabriela Castellanos Lio.
29
Canto
III
El dueño del tiempo
ha dejado de sincronizar
los relojes matutinos arbolarios
de los amaneceres,
de los atardeceres,
los ha guardado…
Ahora, en este Cedro que soy,
presto observo alrededor el encuentro.
Cucurbitáceo de exuberante belleza.
30
La silueta de selva nos une
hermano aire,
hermana agua,
hermana tierra,
hermanos todos.
Ya mis flores aroman al espacio,
ya mis semillas se encuentran sepultas
y la causa cristalina de la vida
será abertal para conjuntar elementos.
Un cien y más años pasarán
para que mis raíces sean agrietadas
o dejen de beber bendita savia.
Gracias a ti hermano tzeltal
de firme cuerpo y firme estampa.
31
Gracias a ti hermano cho´l
de certera vista y diestro brazo.
Gracias a ti hermano lacandón
de recia convicción y recia madera
que con danzas y cantos turquesas
mantienes la armonía pre finita
en la tersa claridad del sol y la luna.
Yo soy el aire.
Aliento que surca
veredas jaguar y se levanta.
Soy la vida misma. Venero.
Resurjo día a día.
Muerdo con voz de trueno
la pavesa, dévora de vida.
32
Agito mis ramas, mis hojas…
conjuro mi agonía a la Selva entera
y empecino al más leve musgo
a situar la vida… la esencia.
He sido el primero y aún surjo.
Los hijos de mis hijos han de cantar
los placeres ocultos de la verde noche,
las piedras informes de aguas nacientes,
los atardeceres encantados de pájaros plateados,
las puestas de sol que nunca verá el cerno.
Selva, deidad absoluta.
Desnudo me encuentro ahora
sin raíces,
sin hojas,
sin tallos,
sin frutos.
33
El dueño del tiempo
(Grabado en Linoleo)
*Esthela Guadalupe Trejo Flores.
* Dumey López Anahi del Rosario.
34
Canto
IV
Llovió toda la inmensa noche
y las cascadas de blanca espuma escarlata
anunciaban el nuevo día.
Agua.
Agua turbulenta.
Agua sonora, jadeante…
Suplico me dejes escuchar desinhibido,
Ese nobilísimo canto amante que entre piedras,
orillas y raíces vienes entonando.
35
Sumerjo mi cálido cuerpo.
En el barullo, encuentro tu adorado silencio.
Esta piel húmeda recibe tus notas.
Burbujas sonoras caminan entre piedras.
Burbujas sonoras golpean los poros ávidos,
escucho…
siento…
me erijo.
Pel-ja´
Agua que se hinca
en San José Pathuitz.
Detrás del cerro cantas.
Escucho el sagrado lugar
que los mayas tzeltales guardan.
36
Escucho las deidades
que emanan sobre las piedras salpicadas.
Escucho la risa de jóvenes
que desnudos al cielo y aire veteado
se funden en éstas aguas que reclaman espacio.
Rémora en el agua soy y escucho.
¿Quién podrá ser más admirable
y silente para percibirte?
¿Quién más sutil y entregarse?
¿O qué humus antiguos se acercan
para rescatar lo irrescatable?
¿Cómo he de pensar y ser uno
con Chaak, deidad de ésta selva?
Escucho…
siento…
me erijo.
37
Tomo mi lugar como uinik
y rasgo entera la piel agua.
Te encuentro.
Agua angélica celeste.
Encanto de placeres, retomo súbito
surco de veredas húmedas.
Tallos de corta luna y lejano horizonte.
El trino hondo del pájaro me nombra,
empecina abrumante, envolvente…
sangra su canto que entre humo se pierde.
Transmito el sentimiento precioso.
Desde la orilla contemplo y admiro
ésta magnífica pieza de Pel-ja´
y quieto absorbo el esplendor erguido.
38
Llovió toda la inmensa noche.
(Grabado en Linoleo)
* José Bernardo Guadalupe Flores Montoya.
*Alonfra Isabel Coutiño Vázquez.
39
Canto
V
Quiero ser hoja balanceada entre aromas,
ser rama brava que corte el aire,
árbol profundo entre las tempestades;
macollo precioso, ceiba infinita…
y predicar desde tiempos antiguos
la melodía incansable de todos mis hijos.
Sin embargo,
este diminuto y pequeño ser
que posa lirondo ante ti,
40
admirando tus fieles formas
de frondosos tallos
de verdes espinas
de palos y raíces engarzadas
sólo mantiene su mirada.
41
Quiero ser hoja balanceada entre aromas.
(Grabado en Linoleo)
*Candy Enidia Fuentes Aceituno.
* Eduardo Francisco Trujillo.
42
Canto
VI
Una verde hoja hojarasca
me recuerda tu vasto nombre.
Infunde ansiedad
y trastorna mis espacios.
Voy dejando a cada paso
arcadas de furia somnolienta
y tu nombre… bendito nombre
se escribe tras mirada.
43
Su mirada penetra
cual fuego refulgente
que presagia la inconciencia
de poluciones inanimadas.
La suave mirada penetra…
44
Una verde hoja hojarasca.
(Grabado en Linoleo)
* Jessica Merlo Jainz. * Erika Natyeli quintero Juárez.
* Melina Santiago Regalado.* Esthepany Ivonne Vázquez Cruz.
45
Canto
VII
Mujeres.
Seres de largos cabellos
donde el tiempo ha reposado.
Su mirada clandestina penetra
entre canshanes y tintos.
Puerta del cielo.
Ya sus manos agrietadas están
pero se hunden en la Tierra
para proveer comida a sus hijos.
46
Su mirada penetra
cual fuego refulgente
que presagia la inconciencia
de poluciones inanimadas.
La suave mirada penetra…
47
Mujeres.
(Grabado en Linoleo)
* Nancy Karina Lopéz Pérez.
48
Canto
VIII
Nunca tu nombre cambiará
ni la savia de tus hijos.
Deseo ser xut ( el más pequeño de tus hijos)
el hombre que soy y honrarte,
cantar desde el alba primera
a la tersa madeja verde.
Aquí en la tierra del jaguar floreciente.
49
Tus pies y mis pies serpentinos
cruzan airados los atardeceres plenos.
La magia infunde
la placida lejanía. Absorbe.
La melodía es prodigiosa
me eleva y extiende
como hoja que arrebata eternamente.
50
Nunca tu nombre cambiará.
(Grabado en Linoleo)
* Evenhezer Rodríguez Martínez.
51
Canto
IX
El llanto no tiene cabida,
son los surcos
son las preñibles alboradas
quienes dejan anidar los sueños.
Éste lloro de hombres,
convulsos, etéreos y sigilosos
que la soledad converge.
Tierna compañera lisonjera
no nos dejes caer;
52
entrelaza tus brazos etéreos
no nos dejes caer;
que tus plantas pisen y vuelen
no nos dejes caer;
que mis lágrimas guardes tranquila
no nos dejes caer;
y caricias de inmaculado acento
no nos dejes caer…
no nos dejes caer…
no nos dejes caer…
caer.
Me uno a tí.
Desfallezco…
53
El llanto no tiene cabida.
(Grabado en Linoleo)
*Gustavo Adolfo Soto Hernández.
54
Canto
X
Pedro y Samuel son niños Tzeltales.
Pescan sardinas con diminutos anzuelos
y bolas de m´ats.
De un extremo a otro recorren la cascada
y bajan tranquilos por raíces y tallos
del árbol de chicle.
El árbol quiere a Pedro.
55
El árbol quiere a Samuel.
Los cobija del sol que baña la cascada.
Adquiere una posición casi inmóvil
al lanzar el anzuelo y su bola de mash.
Espera, espera… jala el cáñamo
y al sacarlo del espejo cristalino,
donde ve su rostro casi un niño,
no ha pescado nada.
Se retira unos metros y nuevamente
la danza, del anzuelo y el niño, inicia.
La sangre ha manchado el papel donde escribo.
Señal inequívoca de que Pedro ha pescado.
56
Pedro y Samuel son niños Tzeltales.
(Grabado en Linoleo)
*José Luis Arguello Selvas. * Karla Mayeya Díaz Carreón.
* Yania Danae Cruz Chang. * Bella Azucena López Hidalgo.
57
Canto
XI
¿Si los dioses de la Selva se levantaran?
¿Qué dirían ante los acontecimientos?
¿Cómo verían su extremo sur?
¿A dónde o contra quién reaccionarían?
¿Cuál sería el animal sin instinto que
destruye el cuerpo selvático?
¿Nuestro cuerpo, deidad y templo?...
Yo te respondo, moldura ajena, flaqueante.
Es el hombre y la mujer.
58
Ajenos a toda conjunción con la naturaleza,
que han permitido determinar
la corriente de un solo estilo:
esplendor y torpeza innata.
Nuestros antepasados Mayas
construyeron en armonía su arquitectura:
escalinatas, rampas, estelas,
dinteles, altares, cristerías,
bóvedas, pintura mural.
Acrópolis, pirámides, espacios sagrados.
Puntos preciosos en la cordillera.
Pensados en los cuatro elementos.
Las fuerzas perfectamente balanceadas,
dominan la quietud, paciencia y sabiduría.
59
El campo fue visible.
Las ofrendas de cada templo fueron
especiales y hermosas y dadas
y tibias y vivas…
convocando entonces al corazón del universo
y al unísono latiera eternamente.
Todo cambia, se olvidan…
se olvidan los sacrificios,
se olvidan las fuerzas,
se olvidan los cuadrantes,
se olvidan los códices,
se olvidan, se olvidan...
Vivimos ajenos a nuestro pasado,
lo que hoy nos aqueja, desde entonces,
desde siempre, se encuentra.
60
Está entre nosotros, con nosotros.
Somos nosotros…
61
¿Si los dioses de la Selva se levantaran?.
(Grabado en Linoleo)
* José Abel Calvo González.
* Ana Cecilia Guzmán Fuentes.
62
Canto
XII
Despojo las ataduras de mis sandalias
elevando oraciones a los dioses,
pidiendo permiso para entrar al lugar.
Éste sagrado lugar
donde la magnitud de mis ojos
no alcanzan a comprender las pinturas.
Tam - tam… crash
tam – tam… crash
cierro los ojos.
63
Presto mi oído al templo
y la armonía de sonidos
establece contacto sublime.
Mi estado omnipresente
me lleva a una ceremonia maya.
Tam - tam… crash
tam – tam… crash
El ensordecedor sonido
de trompetas y sonajas de calabaza
eleva sensaciones nunca sentidas.
Presencio en un instante
el movimiento de lo plasmado.
64
Seres, dioses y cautivos
ricamente ataviados.
El templo tiembla de sonidos
y los caparazones de tortuga,
expresan manifestaciones, acordes
al respeto extasiado de la danza.
Tam - tam… crash
tam – tam… crash
La ejecución es llevada
con el respeto heredado
dentro de la ciudad maya.
Bonampak
Bonampak
65
El aroma del sahumerio
crea el éxtasis esperado.
La armonía funde el lugar sagrado
y la atmósfera finita es total
66
Despojo las ataduras de mis sandalias.
(Grabado en Linoleo)
* Diana Meline Cisneros Andrés.
67
Canto
XIII
Este aire que bebo del viento
llega a mi desde lo hondo de la selva,
asemeja oleadas irremisibles
que permea la piel y me levanta.
Siento el yugo de maderos
que se quejan inigualables al tiempo.
68
La suave pisada flota
y agita la respiración honda
del jaguar que clava su mirada
a la expectativa de la presa que acecha.
La mirada del respeto mutuo
se hace presente en un instante
y entre los tintos y la laguna
la figura del Lacandón caribe.
En su vestidura blanca marrón
y su presencia exacta
se encuentra la serenidad paciente
del tiempo de lunas y soles.
Su mirada agudiza el respeto
al hermano jaguar que bebe agua.
69
Ambos inmersos en la lejanía
de un espacio profundo en Metzabok.
Ambos que soslayan furtivos
la presencia de seres y dioses.
Quiénes como ellos para cantar
cuando su mano se desliza sobre su lomo.
La tersa piel del jaguar se estremece.
No domina uno.
No domina el otro.
Es la madre naturaleza
quien los une, los nutre, los quiere.
70
La agitada respiración del jaguar cesa
y el Lacandón permanece erguido
ante el saludo del dios sol
que se levanta tibiando la mañana.
Ambos reciben el saludo
complaciéndose hermanados.
71
Este aire que bebo del viento.
(Grabado en Linoleo)
* Yesenia Beatriz Cruz Damas.
72
Canto
XIV
Nuestro corazón deja de latir
Cuando nuestra inconsciencia
irrumpe la armonía.
Por ello me levanto presuroso
y busco auroras, aire, mares
e incluso el sendero menos habitual,
73
la cascada más sencilla
o el lago más azul profundo
y encontrarme…
Encontrarme en la mañana de llovizna
en la vereda pantanosa,
en el cielo arrebolado,
en la altura que me agita,
en los ojos de mi niño,
en la sonrisa del agua en pozo,
en la turbulenta presencia del viento,
en la cálida tarde que no llega,
en el licor ardiente de tu cuerpo,
en la callada caída del estruendo,
en la estalactita y estalagmita de la cueva,
en el norte y el sur,
74
en el éste y el oeste,
en la relación incierta del pasado,
en las manos de mi madre,
en los zapatos de charol que me pondré,
en la presencia de mi amigo,
en las palabras que no digo,
en la ambigüedad del sexo,
en la clara luz de luna,
en el finito firmamento a mis ojos,
en la tibia noche de los días,
en las frías horas sin presencia,
en todas las cosas que están
en contacto con mi piel y mis manos;
con ese eterno rayo que no llaga,
con esa mirada que no existe,
con ese tiempo de interlunio,
con esa fuerza de sol intenso.
75
Así, ma perderé como la hojarasca
que, aunque nunca vista,
siempre estuvo aquí.
76
Nuestro corazón deja de latir.
(Grabado en Linoleo)
* Jessica Flores Coronel.
77
Canto
XV
Ser hídrico que embelesas las rocas
de los acantilados y el arroyo,
hemos de seguir la humedad fértil
para percibir el aroma vivo del encanto.
Con tus lagos casi incontables
guardas la efímera estancia de aquellos
con quienes habitabas en antaño.
78
Merodeando entre veredas
palpo tus aguas y admiro tus colores.
Lagos, lagunas… agua viva de ensueño.
79
Ser hídrico que embelesas las rocas.
(Grabado en Linoleo)
* Irmin Jakoussi Acuña coll.
80
Créditos
Derechos reservados para la presente edición:
•Sergio Peña Gutiérrez
•Salazar Narvaez “Escuela de Diseño Gráfico.”
Diseño de Portada:
Olga Guadalupe Guillén Gómez.
Diseño Editorial:
Brenda V. Castillo Hernández
Silvia C. Córdova Sánchez
Ivette M. Gumeta Padilla
Liliana del C. Rodríguez Rodríguez
Diseño y realización de ilustraciones (Grabado en Linoleo) por alumnos del
5to. Semestre de Licenciatura en Diseño Gráfico campus Tuxtla Gutiérrez.
81
82
83