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Naturaleza
Especies especiales
PISTACIA LENTISCUS
corar la cerámica que se
fabrica allí…
E
l lentisco es una de las plantas
mediterránea, adaptándose a
todos y cada uno de los distintos hábitats que existen en las zonas que
rodean al mar Mediterráneo, desde
los acantilados a las dunas, y desde
el nivel del mar hasta alturas considerables en los montes, demostrando
su gran capacidad de adaptación a
este clima, y su gran resistencia para
tolerar las duras pruebas a que lo somete cada hábitat que ocupa, ya sea
el viento marino, la sequía, la insolación, el frío o la excesiva humedad.
Suele tener porte arbustivo, pero en
el Rif algunos ejemplares centenarios
que habitan dentro de los morabos
alcanzan el tamaño de un gran árbol.
Pertenece a la familia de las
Anacardáceas, a la que también pertenece el pistachero (Pistacia vera),
el almácigo (Pistacia atlantica) y el
terebinto (Pistacia terebintus). Las
bayas del lentisco son una fuente de
alimento muy importante para la fauna, y especialmente para las aves.
En el cabo Tres Forcas se puede
decir que es el soporte de la supervivencia rural. Tal aseveración está basada en muchas razones, de las que
podemos enumerar algunas: la energía que se usa en los hogares tanto
para calentarse como para cocinar
es la leña previamente recolectada
de lentisco; además, es el principal
alimento del ganado ovino y caprino
de la zona; es prácticamente la única
madera de la que disponen los lugareños para diversos usos; con sus ramas cortadas entrelazadas se hacen
las vallas que protegen los cultivos de
los fuertes vientos marinos del cabo;
sus raíces sujetan los límites de los
bancales y evitan la pérdida de suelo
fértil; también evitan los deslizamientos de tierra y rocas que se producen
en las zonas deforestadas, debido a
lo agreste del paisaje del cabo y sus
acusadas pendientes; del aceite de
sus bayas se extrae el tinte para de-
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, Nº 6 - 2013
En las zonas del cabo
más castigadas por el
pastoreo, la recolección
de leña y los fuertes
vientos, el paisaje adquiere un aspecto que
se conoce como “de piel
de leopardo”. En estos
lugares, que desgraciadamente cada vez ocupan más espacio, la única especie forestal que
sobrevive es el lentisco,
formando grandes manchas verdes
redondeadas bastante separadas entre sí, y dispuestas sobre un terreno
casi totalmente desnudo de vegetación. Es indudable la plasticidad de
dichos paisajes, muy característicos
de Tres Forcas, aunque representen
una etapa de degradación del monte
mediterráneo original debida a la acción humana.
El lentisco, además, tiene numerosos usos medicinales, siendo muy común su venta en los zocos de la zona
e incluso en los mercados de Melilla.
Se usa para curar la hinchazón de
las encías, como antidiarreico y para
abrir el apetito. Para ello se puede
dejar una ramilla con hojas en agua
y después bebérsela o simplemente
masticar algunas hojas de la planta.
Además de producir esos efectos, el
lentisco deja un aliento fresco y perfumado.
Su savia es usada por los habitantes de las zonas rurales del Rif como
goma de mascar; de hecho, su textura es muy similar. En otras partes
de Marruecos utilizan la savia de su
pariente el almácigo, con iguales características. La costumbre de masticar la savia de lentiscos y almácigos
por parte de los pueblos del Atlas, ligada a sus propiedades medicinales,
se pierde en la noche de los tiempos.
Se sabe que ya en la época clásica los
griegos también masticaban la savia
de los lentiscos, de lo que se puede
deducir que los pueblos mediterráneos que conviven con esta especie
conocen sus propiedades desde hace
milenios.
En Melilla, además, se usan grandes cantidades de lentisco recolectado en la zona del cabo Tres Forcas
mos y coronas, aprovechando el buen
olor que desprenden sus hojas, parecido al del eucalipto
.
Manuel Tapia