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La evolución de la gestión en las estaciones de esquí Jordi Goula Jordí Masip Antoni Padullés PRIMERA GENERACIÓN Cuando a principios de siglo se empezó a imponer el esquí como deporte de montaña, era lógico que ios primeros asentamientos, de incipiente infraestructura, se produjeran en pequeños pueblos montañeses ya existentes. El proceso de gestión es pues, fundamentalmente, el lento paso de una economía rural y pastoril a una economía turística, a través de acciones privadas y puntuales. Por tanto, el proceso es muy lento y diverso: la estación tarda muchos años en poder llegar a recibir tal nombre y el caos urbanístico a que da lugar sólo puede corregirse a través de los mecanismos normales de la planificación urbanística (Planes directores, Planes de ocupación del suelo, Planes de recuperación de centros históricos, etc.). Debe pensarse que, por ejemplo, Val d'lséré, tal vez una de las más típicas estaciones de esta generación, contaba en el año 1900 con unos doscientos habitantes, y en la actualidad, durante la temporada de invierno, pasa de treinta mil. Varios son los problemas que se presentan: Entendemos por estación de esquí, aquella agrupación de infraestructura turística de alta montaña, que disponiendo, primariamente, de habitat y remontes mecánicos, permite la práctica de este deporte en condiciones de ocio. El estado actual, a todos los niveles, de las estaciones de esquí, sólo puede analizarse a través de su proceso de gestión. Esta afirmación tan rotunda es fruto de la conclusión de que todos los demás aspectos bajo los que puede analizarse, de alguna manera están ligados al mismo. El objeto de este trabajo será, pues, el análisis histórico de la evolución de la gestión en las estaciones de esquí, para a partir de la situación actual de las mismas, establecer las contradicciones que invalidan la evolución del sistema neocapitalista de su gestión, Normalmente, la historia de. las estaciones de esquí suele dividirse en cuatro periodos muy diferenciados, llamados generaciones, que conforman otros tantos tipos de estación. En la actualidad coexisten todas ellas y tenemos muchísimos ejemplos de cualquiera de estas generaciones en cualquier país alpino, incluido España. 80 — El pequeño pueblo ha sufrido tal transformación, que la primera consecuencia es la degradación casi total del centro histórico. — Por otra parte, al estar situados éstos por debajo del nivel de innivación (línea de cotas a partir de las cuales existe una superficie continua nevada permanentemente durante más de 150 días al año) no existe una integración de usos entre habitat y esquí, y por tanto, se hace necesario un desplazamiento intermedio para acceder de uno a otro. — En tercer lugar, al tratarse de actuaciones privadas y puntuales, se han reproducido todos los defectos de la ciudad especulativa, esto es: caos urbanístico, déficit de servicios, incoherencia formal e invasión de lugares a preservar. Ejemplos de esta generación, ademas de Val d'lséré, los tenemos en la mayoría de las estaciones internacionales más conocidas: St. Moritz, Gstaad y Davos en Suiza, Chamonix, Megéve y l'Alp d'Huez en Francia. En España, Nuria o Candanchú pueden incluirse en esta generación, aunque con reservas. Aquellos problemas anteriormente apuntados, junto a la necesidad de producir operaciones especulativas de mayor envergadura, llevaron después de la Segunda Guerra Mundial, a «producir» estaciones que configuran el proceso de gestión de la llamada segunda generación. SEGUNDA GENERACIÓN El concepto fundamental de este tipo de gestión, es la invasión de lugares vírgenes de alta montaña situados por encima del nivel de innivación, en los cuales fuera posible soslayar aquellos inconvenientes vistos en la primera generación, con la ventaja adicional de unas nuevas y mayores plusvalías, pues el suelo pasaba de ser un valor de uso a ser un valor de cambio. Aparece entonces la figura clave, el promotor, que adquiere un dominio esquiable, lo equipa de remontes y de infraestructura urbana en función de una planificación global previa, y vende el suelo urbanizado a promotores privados, quienes son los que realmente llevan a cabo la promoción inmobiliaria. Como es lógico, estas planificaciones previas estaban controladas por la Administración y por tanto, la gestión más o menos democrática de ésta llevaba a situaciones de hecho muy dispares, que van desde la defensa absoluta de los intereses de los habitantes del lugar a través de la Administración local, hasta la patente de corso del promotor a través de efectivas y más altas influencias. Courchevel, en Francia, fue la primera estación realizada bajo este tipo de gestión, a partir de cuyo modelo se han realizado las demás. Sin embargo, aparecen aquí unas nuevas contradicciones que podrían resumirse en: — Por un lado, el traspaso de los mecanismos especulativos de la ciudad a la montaña, con todas sus implicaciones de caos urbanístico y arquitectónico, sobre todo en sus inicios, al no existir una planificación de desarrollo por fases (el promotor se limitaba a vender aquellos solares que la promoción inmobiliaria le pedía). — Por otro, el fraccionamiento de la explotación de la estación daba lugar a un desequilibrio en las ganancias (en favor de las promociones inmobiliarias y en detrimento de los servicios), haciendo que estos últimos llegaran a coiapsarse, por abandono de la explotación, lo que tenía efectos negativos sobre el resto de la estación.