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El modelo empresarial cooperativo
“Un aporte a los desafíos del desarrollo
económico y social de Chile”
Unidad de Fomento
Departamento de Cooperativas (DECOOP)
Subsecretaría de Economía
Ministerio de Economía
-
Santiago, 2007 -
Autor documento:
Natalia Sandoval A.
Ingeniero Comercial
Magíster en Desarrollo Rural.
Profesional Unidad de Capacitación, Estudios y Difusión
Departamento de Cooperativas
Edición documento
Nicolás Espinoza R.
Ingeniero Forestal
Master of Art Development Evaluation and Management
Coordinador Unidad de Capacitación, Estudios y Difusión
Departamento de Cooperativas
Ministerio de Economía. Santiago, enero 2007.
Presentación
En una aproximación para la presentación de este trabajo
referente al modelo cooperativo, creo necesario en primer orden acercarnos al
concepto de Economía Social ciñéndonos a lo que plantea Radrigan (2000):
“Nos referimos a empresas que operan en el mercado transando sus bienes y
servicios, a través de la gestión democrática, centradas en la ayuda mutua y en el
interés publico.
De este modo podemos decir que los agentes naturales de
este tipo de economía son empresas capaces de integrar la función económica y
la función social, es decir, capaces de crear riqueza con eficiencia económica y
distribuirla equitativamente, más lejos aun producir no solo bienes y servicios
sino también acumular capital social.
En esta misma línea, podemos decir que en las últimas
décadas un creciente grupo de economistas han relevado la importancia de las
instituciones como eje y motor fundamental para entender los procesos
desarrollo de un país o comunidad. Según este enfoque se pone especial énfasis
en la generación de un tejido social capaz de auto-producir cambios que mejoren
las condiciones de vida de las personas, otorga fundamental importancia al rol de
las instituciones1 y las reglas en la constitución de la comunidad2.
Bajo los conceptos de economía social, neo institucional y
las derivadas sociológicas de las teorías de capital social, es que el presente
documento viene a dar una mirada analítica acerca de las oportunidades que
presenta el modelo cooperativo en el marco de una economía de mercado abierta
y competitiva.
En este marco podemos decir que el modelo cooperativo
representa una forma de organización que tiene la virtud de compatibilizar y
potenciar las libres ideas emprendedoras, con la participación solidaria y
democrática no sólo en las decisiones, sino también en los resultados de la
gestión. Es decir podemos distinguir claramente dos componentes básicos dentro
del modelo cooperativista, por un lado el gobierno cooperativo, y por otro la de
la gestión del negocio. Así, en referencia al gobierno cooperativo podemos decir
que las empresas cooperativas se basan en los valores de autoayuda, auto
responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad.
Desde el punto del negocio, en nuestro país la presencia
del modelo cooperativo se refleja en la existencia de 2.239 cooperativas que
operan en diferentes sectores de la economía, agrupando a 1.309.581 socios,
integrando a un 33% de las unidades familiares del país como usuarias o socias
de las mismas.
Estas empresas tienen un impacto directo en la economía
familiar, dotando de servicios básicos al sector rural como electricidad y agua
potable; intermediando recursos financieros a segmentos de la población donde
la banca no accede; potenciando el autoempleo a través de las cooperativas de
trabajo y generando actividad económica en el sector rural mediante
cooperativas campesinas y pesqueras.
1
Por instituciones entendemos la totalidad de redes y organizaciones sociales que regulan las reglas
que guían las interacciones sociales y orientan la construcción de las identidades y valores culturales.
Estas redes y organizaciones posibilitan la construcción de un mundo social con sentido, tanto si nos
referimos a la familia, a las organizaciones informales y a las organizaciones formales.
2
Bastiaensen J., De Herdt T. & Vaessen J. (2002) “Poverty, Institutions and Interventions: A
framework for an institutional analysis of poverty and local anti-poverty interventions.
Importante es destacar tan bien que las empresas
cooperativas, a diferencia de la tendencia a nivel global, poseen y desarrollan un
capital social y cultural que permite canalizar y gestionar las necesidades locales,
trabajan para crear valor de uso y riqueza colectiva por y para los miembros de
su comunidad, de este modo, se constituyen en ejes de re-localización de la
globalización (St-Martin, 2000).
Es en este marco que el Departamento de Cooperativas, y
en cumplimiento de su misión, fomentar el sector cooperativo, mediante la
promoción de programas y estudios destinados al desarrollo de la gestión y
capacidad empresarial en las cooperativas; es que ha creído importante a través
de este trabajo relevar el rol del modelo empresarial cooperativo como un aporte
a los desafíos del desarrollo económico y social de Chile”
Nicolás Espinoza
Coordinador Unidad de Capacitación, Estudios y Difusión
Departamento de Cooperativas
I.
Escenario actual
Natalia Sandoval
Ingeniero Comercial
Magíster en Desarrollo Rural3
El modelo económico que ha adoptado nuestro país desde hace más de 20 años,
considera al mercado como asignador eficiente de recursos, desencadenado con ello
una tendencia creciente a la apertura comercial en el entendido que el intercambio
basado en las ventajas comparativas promueve mayor eficiencia e incrementa el
bienestar de la población. De este modo, las exigencias en cuanto a competitividad
para el sector empresarial han ido en aumento, siendo fundamental desarrollar
procesos con alta productividad, como también obtener resultados con alto valor
agregado, en definitiva generar innovación4 tanto para poder operar con éxito en los
mercados internos como externos. Estas exigencias cada vez mayores, por otra parte,
también han traído consigo beneficios para los consumidores quienes han visto
incrementado su bienestar a la hora de poder acceder a mejores precios o de otro
modo, a una mayor cantidad de bienes y/o servicios.
Es claro también, que el sector empresarial, si bien en teoría puede ajustar sus
funciones de producción según las tendencias del mercado, a su vez, debe generar
mayor inversión en capital humano para el aprendizaje de nuevos negocios y/o
inyectar flujo de nuevos recursos financieros, para adoptar innovaciones en la
producción. Los rezagos ocasionados por el proceso de ajuste provocan una pérdida
de bienestar económico para un grupo de oferentes, sobre todo para los de menor
tamaño relativo, como lo son las micro y pequeñas empresas (MIPEs) y entre ellas las
cooperativas, quienes a su vez, son los mayores creadores de puestos de trabajo,
siendo así que dicha situación da cuenta de una problemática que es necesario
considerar para mejorar o perfeccionar la eficiencia del mercado, en cuanto a
regulador de la oferta y consecuentemente la productividad económica del país.
Sin embargo, al analizar los efectos netos de la implementación del modelo económico
actual, se puede observar que el conjunto de políticas estructurales y la conformación
de instituciones modernas y robustas, han permitido lograr tasas de crecimiento altas y
sostenidas, a tal punto que el PIB per cápita prácticamente se duplicó en el transcurso
de los últimos 15 años. También ha sido destacable el adecuado control inflacionario
reflejado en una variación anual del 3,5% para los últimos dos años, en comparación al
26% obtenido durante el año 90; situación que ha contribuido a generar confianza en
la estabilidad macroeconómica del país.
Este panorama, se condice con la ubicación de Chile en el primer lugar del ranking de
competitividad de Latinoamérica y el número 27 a nivel mundial, ocurre lo mismo, al
3
Resumen del Documento presentado en: “II Coloquio Internacional de la Red Universitaria Euro-Latinoamericana
de Estudios en Economía Social y cooperativa (RULESCOOP). Universidad de Costa Rica, San José de Costa
Rica, Mayo de 2007”. In: < http://www.ucm.es/info/eec/investigacion.php>
4
Innovación, entendida como aquel proceso de creación de valor económico mediante el cual ciertos productos o
procesos productivos, desarrollados en base a nuevos conocimientos o a la combinación novedosa de conocimiento
preexistente, son introducidos eficazmente en los mercados, y por lo tanto en la vida social.
observar la destacable clasificación de riesgo país que lo sitúa como la economía más
confiable de la región5.
El resultado del crecimiento también ha permitido reducir la incidencia de la pobreza,
siendo posible observar que ésta ha transitado desde un 38,6% en el año 1990 a un
18,8 % para el año 2003. A su vez, otro indicador que da cuenta del mejoramiento del
bienestar de la población, es la obtención de un índice de desarrollo humano (IDH),
que posiciona a Chile en el lugar número 38 de la clasificación mundial para el año
2006, y en segundo lugar a nivel latinoamericano después de Argentina (PNUD,
2006).
Si bien, por un lado, los indicadores revisados anteriormente demuestran que se ha
logrado avanzar en términos de eficiencia económica permitiendo con ello, un
mejoramiento en el bienestar de la población, por otro lado, en el ámbito de la
redistribución y consecuentemente en la equidad, no ha sido posible lograr avances. La
desigualdad en nuestro país es tan aguda, que el quintil más rico recibe 14,3 veces más
que el quintil más pobre y esta brecha no se ha revertido durante los últimos 15 años.
El problema se refleja claramente al constatar, mediante el coeficiente de Gini, que
Chile se ubica en el lugar número 5 entre los países de América Latina con peor
distribución, éste coeficiente también refleja el estancamiento en esta materia durante
los últimos 5 años, puesto que se ha mantenido en el orden de 0,57 6, lo cual está muy
lejos de un indicador como los obtenidos por países como Noruega, el primer país en
desarrollo humano del mundo, que presenta un coeficiente de Gini de 0,26.
Por otra parte, si bien se ha observado un desempeño positivo en cuanto a crecimiento,
durante los últimos años, también se ha constatado una desaceleración del mismo,
siendo así que durante los últimos años (período 1998-2003), como señala
Desormeaux (2004), la tasa de crecimiento promedio anual del PIB bordeó el 2,6%, en
comparación a los años anteriores donde el país alcanzó un promedio de crecimiento
del 7,3% anual (período 1986-1997). De este modo, la discusión entre los economistas
se ha centrado en poner énfasis en las variables que contribuyan a obtener una mejora
en la productividad y consecuentemente permitan lograr mayores tasas de crecimiento,
en este sentido ha sido destacada la importancia que tienen para ello, la inversión en
innovación, al igual que la disponibilidad de información y el desarrollo del capital
humano. Entonces, el país enfrenta un doble desafío, acelerar por una parte, el
crecimiento económico y por otra parte, aminorar la brecha de desigualdad presente,
sin dejar de poner atención en la presión generada por la creciente globalización, el
avance tecnológico y la consecuente exigencia de los mercados.
El balance actual, da cuenta que el mercado solo resuelve los problemas del mercado,
sin desconocer las fallas que este mismo posee, en cuanto a su eficiencia como
asignador de recursos, como ocurre con la existencia de bienes públicos,
externalidades, asimetrías de información, economías de escala y existencia de
mercados no competitivos, donde en cierta medida se justifica la intervención del
Estado para lograr eficiencia económica. Por otra parte, tampoco se deben desconocer
5
a) Indicador de Competitividad, Reporte Mundial de Competitividad Global para 2006-2007. In:<
http://www.weforum.org/> b) Indicador de riesgo país, Estudio Riesgo País, COFASE. 2006.
6
Donde 0 es total igualdad en los ingresos y 1 lo contrario.
las fallas del Estado a la hora de intervenir, entre las cuales es importante mencionar,
los nulos incentivos que los gobiernos poseen para implementar estrategias cuyos
beneficios se perciban en el largo plazo, falla conocida como inconsistencia dinámica,
como también la permanente presión que los gobiernos tienen para establecer una
agenda pública en beneficio de los grupos de presión por sobre el bien común.
En síntesis frente a los desafíos que posee actualmente el desarrollo del país, y las
falencias del mercado y el estado para lograr una asignación de recursos con eficiencia
económica, aparece como una oportunidad poner la mirada en la economía social y
dentro de ella específicamente en las cooperativas. Siendo así que, éstas últimas,
aparecen como estructuras que minimizando ambas fallas, a su vez, contribuyen a
mejorar no solo la eficiencia en cuanto asignación de recursos, con el consecuente
mejoramiento en el bienestar, sino también, poseen una fuerte incidencia en la
distribución de la riqueza. Puesto que la gestión de éste tipo de empresas además de
ser democrática, se basa en el capital humano y no financiero, asegurando con ello
mayor equidad, sin dejar de mencionar, la dimensión social propia de dichas
organizaciones.
II.
Pertinencia del modelo cooperativo bajo el contexto socioeconómico actual
Como se señaló en el capítulo anterior, la situación actual por la cual atraviesa la
economía de nuestro país, señala la necesidad de aumentar la productividad y
desarrollar fórmulas que permitan lograr una mayor equidad, lo cual se agudizará aun
más con la creciente presión dada por la globalización y cambio tecnológico. Dentro
de este contexto, el modelo asociativo cooperativo posee fortalezas que lo posicionan
como un eslabón estratégico para los desafíos que enfrenta nuestro país.
Las cooperativas, constituyen un modelo empresarial asociativo cuya dinámica se
sustenta en objetivos económicos y sociales al servicio de las necesidades de los
socios quienes gestionan democráticamente la empresa. Los atributos que posee el
modelo cooperativo para contribuir al desarrollo económico del país, están dados en
parte, por las características específicas de su función de producción y por otra parte,
por las motivaciones que llevan a los socios a su creación o la función objetivo de la
cooperativa.
Función de producción: Como se observa en la figura 1, en cuanto a su función de
producción es posible destacar, como menciona St-Martin (2000), que las empresas
cooperativas a diferencia de la tendencia a nivel global, poseen y desarrollan un
capital social y cultural que permite canalizar y gestionar las necesidades locales,
trabajan para crear valor de uso y riqueza colectiva por y para los miembros de su
comunidad, de este modo, se constituyen en ejes de re-localización de la globalización.
De este modo, el capital social que la cooperativa desarrolle y el capital humano que
acumule, es central para su viabilidad. Siendo así, que a diferencia de otras empresas
basadas en el capital financiero, donde la importancia radica en la rentabilidad de la
inversión independiente del territorio y las externalidades que el negocio ocasione; las
cooperativas trabajan para los habitantes - socios y no socios- de un determinado
territorio y dependen a su vez de ellos, de este modo, la comunidad y la dotación de
recursos naturales ahí disponibles, necesariamente deben ser incorporados en sus
procesos productivos con un horizonte de largo plazo. De este modo, las cooperativas
se constituyen en su organicidad, como empresas socialmente responsables con una
necesaria visión estratégica de desarrollo local sustentable.
Función objetivo: Respecto a las motivaciones que movilizan a los socios a conformar
una cooperativa, éstas pueden obedecer a la necesidad de acceder a bienes y/o
servicios en mejores condiciones, como también a incrementar los ingresos, mediante
la generación de fuentes de trabajo más estables o lograr una producción y/o
comercialización que permita acceder al mercado en condiciones favorables, en
definitiva, la cooperativa contribuye organizando el mercado por el lado de la
demanda y/o la oferta. Por ejemplo, en nuestro país las cooperativas de agua potable o
de electricidad rural permiten que la comunidad organizada acceda a servicios básicos,
las cooperativas de ahorro y crédito, por otra parte, actualmente están generando una
línea de servicios de microfinanzas, donde la banca tradicional no llega, de este modo,
se incrementa el excedente de la demanda al aumentar la disponibilidad de los
servicios. Por el lado de la oferta, las cooperativas agrícolas y/o campesinas,
pesqueras, por ejemplo, permiten dar salida a la producción de la pequeña agricultura
y/o pesca artesanal, como también, negociar para sus socios contratos en mejores
términos y ofrecer servicios a sus asociados en condiciones preferenciales, lo cual
implica aumentar el excedente del productor a nivel local, puesto que por un lado
aminora los costos de producción y por otro, mejora las condiciones de intercambio,
sin dejar de mencionar el impacto en el empleo, el consecuente efecto multiplicador en
la actividad económica local y el incremento en la recaudación fiscal producto de ello.
Importante señalar también, que las cooperativas mejoran la asimetría de información
en mercados locales, por lo tanto, ayudan a la perfección de los mismos y también,
mejora los poderes compradores fijando precios piso, los cuales a su vez se transfieren
al resto de los oferentes locales.
Figura 1: Contribución del modelo cooperativo al desarrollo económico local.
Elaboración propia.
Ahora bien, considerando que el modelo cooperativo está basado en las personas y no
el capital, es posible señalar que esta característica central del modelo, se hace
pertinente para contextos en los cuales el capital social, las redes locales y los
liderazgos confluyen con la necesidad de aunar esfuerzos en torno a la búsqueda de
alternativas de emprendimientos que tiene como objetivo mejorar las condiciones de
vida de las personas que en dichos espacios habitan.
De este modo, las cooperativas contribuyen a salvaguardar el desarrollo local bajo una
óptica de desarrollo sustentable, agregan eficiencia a los mercados, evitando la
intervención estatal con sus consecuentes fallas. Incrementan así, el bienestar de la
población local e incentivan la redistribución de dichos excedentes, sobre los cuales
los socios participan de acuerdo a la contribución en la producción o consumo, más
allá de su aporte de capital, por lo tanto, en esencia éste modelo empresarial, a
diferencia de otros, contribuye a disminuir la brecha de la inequidad existente en
nuestro país bajo un escenario de creciente globalización.
III.
Fortalezas y oportunidades del modelo cooperativo
Resulta evidente en términos conceptuales que el modelo empresarial cooperativo es
pertinente al desarrollo económico de nuestro país en cuanto incrementa el bienestar
de la población local y contribuye a su fortalecimiento en tanto incorpora elementos de
democracia y mayor equidad, sin embargo, al igual que el sector empresarial MIPE al
que pertenecen en su mayoría las empresas cooperativas, éstas últimas deben ser
capaces de adaptarse y operar de acuerdo a las fuerzas del mercado, elaborando
estrategias que les permitan satisfacer las necesidades de sus socios de manera
competitiva, fortaleciendo para ello las ventajas comparativas propias del modelo y
evaluando permanentemente la dinámica de los mercados. Desde este punto de vista es
pertinente preguntarse ¿cuáles son las fortalezas y oportunidades que poseen las
cooperativas entonces, para hacer factible su contribución al bienestar de la población?
Fortalezas: Las fortalezas de carácter específico, dependerán del tipo de cooperativa
que se desee analizar, sin embargo, en términos generales es posible señalar que las
fortalezas se desprenden de la capacidad que tiene una cooperativa para concentrar un
volumen atractivo de transacciones, como también de la naturaleza de una gestión
basada en el capital social tanto interno, como a nivel del territorio y de la posibilidad
de ofrecer transparencia en su gestión mediante la supervisión y fiscalización pública a
la cual está afecta, todo ello, permite mejorar los términos contractuales y aminorar los
costos de transacción, generando una poderosa ventaja competitiva para operar en los
mercados y satisfacer las necesidades de un segmento de la población que de otro
modo, quedaría excluida o postergado de los beneficios del modelo económico actual.
Reducción de costos de transacción: Desarrollando un poco más las bondades del
modelo a la hora de insertase en los mercados, es posible destacar que las empresas
cooperativas a través de su filosofía y funcionamiento, genera redes de confianza,
reciprocidad y beneficios compartidos los cuales posibilitan la reducción de los costos
de transacción, debido al capital social que ésta promueve, ello reduce los esfuerzos en
cuanto a búsqueda de información y monitoreo respecto al cumplimiento de contratos
y su evaluación final7.
Poder negociador: Mediante la cooperativa se puede lograr el tamaño óptimo para
comercializar la producción y/o servicios, generando con ello mayor poder
negociador. Siendo así que esta ventaja permite mejorar las condiciones contractuales,
tales como, precios, formas y período de pago, plazos del contrato y condiciones
generales. Esta situación se aplica a su vez, en la adquisición de servicios de
capacitación, asesorías, transferencia tecnológica – lo cual permite disminuir las
barreras de acceso a innovación en la función de producción- o adquisición de
insumos en mejores condiciones y en beneficio de los socios de la cooperativa. Ambas
acciones, por el lado de la venta o adquisición otorgan una fortaleza a la cooperativa
7
El aporte del capital social, a través de la cooperación, esta dado por:
1.- compartir la información y disminuir la incertidumbre acerca de la conducta de los otros.
2.- reducir la tentación de actitudes oportunistas mediante la coordinación.
3.- incentivar la prosecución de experiencias exitosas.
4.- fomentar una toma de decisiones colectiva y así lograr resultados equitativos para todos los participantes.
en términos de competitividad que permiten operar en los mercados internos y
externos con los estándares de calidad exigidos.
Disminuir incertidumbre: Uno de los factores que afecta la toma de decisiones, es la
incertidumbre concerniente a los precios o disponibilidad de insumos de un ciclo de
producción futuro, sobretodo en el rubro agrícola. La cooperativa, sin embargo,
posibilita mediante contratos o generación de boletines informativos, con análisis de
tendencias, entregar a los socios mayor certeza respecto a escenarios futuros y de este
modo, las decisiones de inversión son más eficientes a nivel individual.
Eludir mercados conexos: Como señala la Organización de las Naciones Unidas para
la agricultura y la alimentación, FAO (2002), una fortaleza que es destacable
sobretodo en las cooperativas agrícolas o campesinas, es la ventaja que ofrece a sus
socios en cuanto a eludir mercados conexos, donde por ejemplo, la compra de insumos
o la comercialización de productos están unidos a la provisión de facilidades en
préstamos. Siendo así que mediante la cooperativa, es posible establecer convenios
con instituciones financieras a favor de sus asociados o generar estrategias de pago
respecto a la producción entregada por el socio y/o por el pago que debe hacer el socio
al adquirir insumos o evaluar –como lo han hecho cooperativas agrícolas y
campesinas- la alternativa de abrir una nueva unidad de negocio destinada a la
intermediación financiera al servicios de sus asociados y de la comunidad.
Ciertamente, mediante estas acciones la cooperativa puede generar ventajas
competitivas, agregando valor en la forma y ámbitos en que satisface las necesidades
de sus socios.
Transparencia en la gestión: Finalmente, respecto a las fortalezas del modelo, es
importante señalar que en nuestro país, las cooperativas ofrecen mayor transparencia a
sus diferentes stakeholders, puesto que están sujetas a supervisión y fiscalización
pública, por parte del Departamento de Cooperativas, perteneciente al Ministerio de
Economía. La supervisión y fiscalización, es un activo intangible que las cooperativas
pueden y deben aprovechar, esto implica que en la medida que la comunidad y los
grupos de interés estén en conocimiento respecto al nivel de transparencia con el que
se gestiona la cooperativa y que ésta cumple cabalmente con la normativa que rige al
sector, la cooperativa está dando señales de mayor garantía y confianza al mercado,
con la consecuente ventaja competitiva que ello le generará.
Finalmente, respecto a las fortalezas del modelo, es pertinente destacar que la
Organización Mundial del Movimiento Cooperativo, ha señalado que entre las
principales fortalezas de las empresas cooperativas se destacan las siguientes: diferente
función objetivo; eficiencia distributiva; responsabilidad social corporativa;
organización participativa; solidaridad y ayuda mutua; cooperación intercooperativa y
empresas fiscalizadas.
Oportunidades: El contexto actual de libre mercado y de globalización, presenta
oportunidades para generar emprendimientos donde la escala de las operaciones sea de
menor tamaño relativo, donde la gestión de estos emprendimientos dependan en gran
parte del capital social local y donde los servicios y/o productos respondan a las
necesidades de un determinado nicho.
Actualmente, existen nichos de mercado en los cuales las grandes empresas o el estado
no tienen los incentivos suficientes para operar, entre ellos se puede mencionar, la
provisión de servicios básicos en el ámbito rural, donde la dispersión de los clientes y
el volumen de consumo, no hacen atractivos los retornos sobre la inversión privada.
Sin embargo, la comunidad organizada puede proveerse de dichos servicios mediante
la gestión democrática de los mismos y aprovechar dicha instancia para satisfacer otra
serie de requerimientos comunes, que de otra forma no tendrán solución. Situación
similar ocurre, en el caso del acceso al crédito del sistema financiero, tal como lo
señala Sercotec (2005) y lo corroboran Morales y Yañez (2006), se observa que
aproximadamente el 60% de los microempresarios en Chile no tienen acceso a la
banca, se desprende de ello, una gran oportunidad para que las cooperativas de ahorro
y crédito satisfagan necesidades que las empresas financieras que operan en esos
rubros no les resulta atractivo resolver.
El modelo cooperativo, también presenta ventajas especiales para aquellas
organizaciones locales (asociaciones gremiales, sindicatos y comités, entre otros) que
tradicionalmente han dado respuesta a los requerimientos de la comunidad y que
necesitan de algún modo empresarizar hoy en día su gestión a través de un modelo
asociativo que rescate el potencial acumulado en el transcurso de su desarrollo y sea
pertinente con su cultura, objetivos y compatible con los requerimientos de los
mercados, ya sean estos locales o extranjeros.
Por otra parte, es posible observar que la sociedad valora cada vez más o posee mayor
disposición a pagar por productos y/o servicios provistos por empresas que integren
tanto la dimensión social, como la ambiental en sus actividades económicas de forma
voluntaria, esto implica que desarrollen una gestión basada en la responsabilidad
social empresarial (RSE). Como señalan Arroyo y Suárez (2006), la RSE, está basada
en que las empresas pueden contribuir al desarrollo sostenible gestionando sus
operaciones a fin de incrementar el crecimiento económico, aumentar la
competitividad y al mismo tiempo velar por la protección del medio ambiente y
promover los derechos sociales. Tal como se ha mencionado en el desarrollo del texto,
esta situación es inherente al modelo cooperativo, ahora bien, sin perjuicio de ello
resulta importante que las cooperativas reflejen con información objetiva sus
estándares en cuanto a las dimensiones que involucra la RSE, esto puede lograrse
mediante el establecimiento de un balance social unificado a nivel de país, y/o algún
sello que permita certificar dicha condición al mercado.
Otra tendencia, que se relaciona con lo anterior, es la valoración creciente por el
consumo de productos que pertenezcan a la red de comercio justo, siendo este
comercio canalizado en gran medida por empresas cooperativas, como lo señala Solé
(2003). También existe una tendencia, sobretodo en países de Europa por el consumo
de producción ética, producción orgánica, productos que rescaten el patrimonio
cultural, entre otros, todos los cuales son coherentes con el modelo cooperativo. Esta
situación, no es menor, puesto en la medida que el ingreso monetario de los países del
hemisferio norte aumenta y por otro se mantenga el estado actual del deterioro de su
medio ambiente local, existirá mayor propensión a consumir bienes y/o servicios
cuyos procesos productivos respeten tanto la sustentabilidad del medio ambiente a
nivel local y global; como también a la cultura local y a la comunidad que participa de
alguna u otra forma en dicho proceso.
IV.
El modelo cooperativo en Chile
Considerando el aporte que el modelo asociativo cooperativo hace al desarrollo
económico-social y ambiental de nuestro país, y que a su vez, en términos concretos se
visualizan fortalezas que le permiten generar ventajas competitivas, como también se
observan oportunidades que son factibles de aprovechar por dichas empresas, surgen
como preguntas fundamentales, ¿por qué este sector no ha logrado una mayor
participación relativa dentro de las MIPEs? y por otra parte, en consideración de sus
atributos, ¿de qué forma es posible incorporar mayor protagonismo, competitividad y
fortalecimiento al sector cooperativo en su conjunto?.
Una primera aproximación para abordar tales preguntas, necesariamente pasa por
comprender, la dinámica de la trayectoria del sector cooperativo, su estructura actual y
relevar posteriormente las principales barreras que éste sector posee y que impiden un
mejor y mayor desarrollo.
Una de las razones que pueden evidenciar la falta de dinamismo del sector
cooperativo, puede estar directamente relacionada con la forma en que este surgió en
nuestro país, en este sentido Radrigán (2003), señala que el cooperativismo en Chile
básicamente nació bajo el impulso del Estado, como también, aunque en menor grado
bajo el alero de la Iglesia católica, siendo así que aun es posible observar en dichas
organizaciones rasgos asentados de paternalismo y una visión del Estado benefactor.
Sin embargo, considerando que a partir de la década del 70 el sector sufrió
intervenciones y disoluciones forzada por parte del estado y que posteriormente con la
llegada de la democracia en los años 90 sólo ha logrado un mayor compromiso en
cuanto a modernización del modelo cooperativo mediante reformas legales que se
hicieron efectivas sólo hace tres años atrás, resulta interesante observar cómo el sector
aun permanece vigente llegando a reunir un total de 2.241 empresas cooperativas,
volumen que comparado con el momento de mayor apogeo de las cooperativas
representa mas del 60%. Actualmente, incluso es posible verificar que una proporción
de ellas, ha logrado niveles de competitividad e inserción en los mercados exitosa.
Lo anterior hace pensar, que este modelo, posee atributos que van más allá de la
pertenencia que pueda sentir la comunidad hacia él, que lo relacionan con la necesidad
de su viabilidad dada las necesidades presentes en determinados rubros y territorios,
como también, que los buenos resultados sólo son posibles mediante una eficiente
gestión de la cooperativa.
La importancia del sector hoy en día, si bien está dada en términos locales, resulta
interesante observar que en conjunto las cooperativas agrupan a más de un millón de
socios y generan más de 30.000 empleos. Respecto al volumen de activos que
moviliza el sector, éste asciende a más de US$ 2.000 millones, sus actividades poseen
impacto directo en la economía familiar, siendo importante destacar que un 33% de
las unidades familiares del país se beneficiaría de las empresas cooperativas, ya sea en
su relación como usuaria, proveedora y/o socia de las mismas.
Heterogeneidad del sector cooperativo: Al observar la composición del sector
cooperativo en la actualidad, es importante hacer notar que si bien pertenece en un alto
porcentaje a la MIPYME, éste posee ciertas especificidades tanto en su organicidad,
como en su pertinencia y desarrollo, que lo hacen más heterogéneo aun que la propia
MIPE. De este modo, se mencionan algunas variables que van traduciendo las
múltiples dinámicas organizacionales con sus consecuentes debilidades y fortalezas,
que no son necesariamente transversales a todo el sector cooperativo. Entre ellas, es
importante mencionar, los siguientes:
Relación socio-cooperativa: Es posible encontrar tres tipos de cooperativas según las
relaciones centrales que se establecen entre el socio y la empresa, siendo así que tal
como la Ley lo señala, podríamos distinguir tres tipos de cooperativas. a) cooperativas
de servicios donde los socios organizan de algún modo la demanda, para abastecerse
de productos o acceder a servicios específicos, siendo así que la relación central es de
socio-cliente o socio receptor de servicios y/o productos, b) cooperativas productivas
donde los socios organizan la oferta y generan una relación con la cooperativa basada
en su rol de proveedor, tal es el caso de algunas cooperativas agrícolas por ejemplo,
donde el socio entrega su producción a la cooperativa para que ésta la comercialice, c)
cooperativas de trabajo, donde los socios se reúnen para resolver problemas de
seguridad social y establecer con otros relaciones de trabajo en pro de una mejora de
sus ingresos, estableciéndose principalmente relaciones de trabajo con la cooperativa. 8
Rubros diversos: Las cooperativas tienen participaciones en distintos ámbitos de la
economía como en la provisión de servicios básicos de electricidad y agua potable
rural actuando bajo los incentivos de monopolios naturales, como también
intermediando recursos financieros a segmentos de la población que no accede a la
banca, participando en rubros de vivienda, educación, capacitación, como también en
rubro productivo pesquero y silvoagropecuario.
Sector urbano/rural: en Chile las cooperativas poseen una fuerte presencia rural
llegando a representar el 47% de las cooperativas totales, esto implica que una buena
parte del sector cooperativo, debe hacer frente al problema del envejecimiento de la
población, la subdivisión de los predios, el déficit de infraestructura, como también a
los riesgos y complejidades propias de los rubros que en estos territorios se
concentran9.
Con fines y sin fines de lucro: Coexisten cooperativas con fines de lucro que operan
en mercados competitivos y cooperativas sin fines de lucro que proveen de servicios
básicos y/o sociales. El sector cooperativo es heterogéneo, aun más que el sector
MIPE, puesto que la pertinencia del modelo no se circunscribe específicamente al
ámbito productivo y/o servicios en ámbitos competitivos, sino también en ámbitos en
los cuales el estado u otras empresas privadas no poseen los incentivos suficientes para
operar, debiendo la propia comunidad organizada dar respuesta a estos requerimientos
mediante la autogestión democrática, por ejemplo para la provisión de servicios
8
Las cooperativas de servicios concentran el 57% de las cooperativas de Chile, las productivas un 32% y las de
trabajo un 11%.
9
El 47% de las cooperativas en Chile, corresponden al sector rural, si se considera el rubro productivo agrícola,
pesquero, minero y de servicios rurales. Sin embargo y siguiendo el mismo criterio señalado anteriormente, el
volumen de los socios que se beneficia en forma directa de la existencia de dichas cooperativas correspondería solo
al 11%, si bien, esta cifra es bastante baja, se debe hacer notar que la relevancia está dada por el impacto en la
actividad económica familiar que dichas cooperativas tienen en el ámbito rural.
básicos (monopolios naturales) en el área rural. Este hecho, explica de algún modo, la
coexistencia de cooperativas con fines de lucro y sin fines de lucro, puesto que las
motivaciones que generan la asociatividad bajo el modelo obedecen a solucionar
problemas diferentes.
Cooperativas Fiscalizadas. Existe un segmento de cooperativas que es sujeto de
fiscalización y que corresponde a todas aquellas cooperativas con activos superiores a
UF 50.000 y/o más de 500 socios, como también todas las CACs y cooperativas
abiertas de vivienda (CAVs).
Tamaño de las operaciones: Si se observa el volumen de las operaciones de las
cooperativas, es posible estimar que aproximadamente el 88% de las cooperativas en
Chile se clasifica en la categoría de micro y pequeña empresa. En este punto, resulta
importante detenerse puesto que dicha situación, reflejaría en alguna medida que la
dinámica en cuanto al ciclo de vida de las cooperativas, como también la escala de
operaciones eficientes situadas en tamaños menores, la cual estaría condicionada a la
existencia de nichos de mercado que les permitan coexistir con empresas grandes,
estarían en concordancia con la situación descrita por Cabrera et. al. (2002) para la de
la MIPE en general. Sin desconocer lo heterogéneo del sector MIPE, que aglutina a
empresas eficientes e ineficientes, surgen factores claves para la mejora de la
eficiencia que están en concordancia con los desafíos incorporados en la estrategia
basada en la innovación que Chile ha adoptado para avanzar hacia el desarrollo. Como
señala el Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (2006), entre estos
factores se destacan, el conocimiento, la información, el capital humano, la innovación
en la forma de hacer gestión a menor escala buscando nuevas estructuras
organizacionales (como clusters, encadenamientos productivos, holding,
integraciones), y por supuesto, el establecimiento de un adecuado acceso al
financiamiento (recordando también que la innovación implica invertir en
investigación y desarrollo con el consecuente riesgo en los resultados).
Se agrega a lo anterior, que la concentración de unas pocas empresas cooperativas
situadas en el segmento de gran y/o pequeña empresa dentro de un mismo rubro,
provoca que los intereses de algunas empresas cooperativas, no están alineados con los
intereses y problemática que deben enfrentar las empresas cooperativas de menor
tamaño relativo, dado que los escenarios y dinámicas internas son diferentes. Dicha
situación entonces, refleja uno de los problemas que enfrenta el sector en cuanto a la
baja representatividad que posee, puesto que las federaciones y confederaciones,
surgieron en un momento histórico en el cual el cooperativismo se desarrollaba en un
contexto de fuerte apoyo estatal y la agenda individual de cada cooperativa podía ser
satisfecha mediante dichas instancias de representación.
De este modo, es importante revisar si las estructuras responden al contexto actual,
puesto que son los organismos de representación quienes pueden dotar de mayor
dinamismo a un determinado grupo de empresas, y desde ese punto de vista resulta
pertinente, repensar no sólo la forma de estructurarse sino también los nuevos roles
que ellos deben cumplir o servicios que en definitiva deben ofrecer a sus asociados
para lograr agregar valor a la gestión de cada uno de ellos.
Gobierno cooperativo una variable transversal del modelo: Si bien el sector
cooperativo es diverso y ello agrega complejidad para su análisis, también se observa
la existencia de un factor transversal al sector y que es inherente al modelo
cooperativo, éste es la forma de gobierno y su consecuente dinámica.
Figura 2. Interrelaciones entre gobierno cooperativo y gestión del
negocio Cooperativo. Elaboración propia.
El Gobierno cooperativo, estudiado mayormente en el sector ahorro y crédito, posee
una serie de implicancias que inciden en un desempeño eficiente de éste modelo
asociativo. Entre los aspectos centrales se destaca el problema de agencia entre gerente
y socios, dado los escasos incentivos para ejercer control sobre la gestión, puesto que
la propiedad está atomizada. Por otra parte, se genera una tendencia a que el consejo
de administración concentre información que los socios desconocen, provocando una
permanente asimetría de información. También, y como se refleja en la figura 2, se
observa una fricción entre la agenda individual y la agenda colectiva, esto se traduce
en que los socios proveedores por ejemplo presionarán por precios más altos, y el
Consejo de administración consecuentemente hará lo mismo con la gerencia, sin
embargo, ésta última velará por la estabilidad financiera de la empresa.
En definitiva, como lo señalan Blanco y Fischer (2003) los bajos incentivos que posee
un socio para monitorear las decisiones de largo plazo a nivel gerencial y la necesidad
de maximizar su bienestar individual de corto plazo, generan conflictos de interés y
coaliciones que vulneran el gobierno y finalmente ponen en riesgo la viabilidad de la
cooperativa.
V. El accionar del Decoop para el fortalecimiento del sector cooperativo10
Como se mencionó anteriormente el sector cooperativo es heterogéneo y responde en
gran medida a la dinámica propia de las MIPEs con las especificidades y distinciones
que el modelo cooperativo posee. A su vez, la contribución del sector cooperativo a la
eficiencia y equidad del bienestar de la población, como también al desarrollo local
sustentable, es un insumo central y necesario para el actual modelo de desarrollo
económico chileno, de este modo, aparece como una oportunidad abordar una política
de fortalecimiento para el sector cooperativo desde la Subsecretaría de Economía, a
través del Departamento de Cooperativas.
En este sentido y a partir del año 2003, con la entrada en vigencia de la Nueva Ley
General de Cooperativas, el Departamento tiene a su cargo la función de fomentar el
sector cooperativo. Es así como, en el mes de agosto del año 2005, se dio inicio en el
Decoop a la implementación de una nueva estructura organizacional que diera cuenta
de esta nueva función, creando para ello la Unidad de Fomento
La función de fomento, como lo señala la nueva Ley en su art. 108, se enmarca dentro
de la promoción del desarrollo de programas y actividades orientadas a perfeccionar la
gestión empresarial en las cooperativas, su desarrollo organizacional y a obtener la
plena incorporación de estas entidades al quehacer económico. También incluye la
elaboración de estadísticas del sector y difundir la información de que disponga,
relativa al funcionamiento de las cooperativas.
En este marco el DECOOP considera como ejes del fortalecimiento del sector, los
siguientes ámbitos que conllevan y otorgan las directrices de su accionar, a través de
su Unidad de Fomento:
El marco legal y modelos de supervisión pertinente para el sector como bases
de una política de fomento
b) Generación de estudios aplicados al sector cooperativo
c) Mejorar la capacidad emprendedora en las cooperativas a través la
implementación de un programas y capacitación directa
d) Difusión del modelo cooperativo como una herramienta de asociatividad
eficiente
a)
a) El marco legal y modelos de supervisión pertinente para el sector como bases de
una política de fomento: Como plataforma básica una política de fomento del sector
cooperativo, debe contar con un adecuado marco normativo, junto con un modelo de
supervisión con visión de alerta temprana, a objeto de entregar transparencia y reglas
claras del juego para todos los agentes involucrados. De este modo, avanzar en un
marco legal como también en un modelo de supervisión pertinente para el sector son
condiciones necesarias, pero no suficientes para comenzar a pensar en una política de
fortalecimiento. En este sentido, la discusión sobre materias concernientes al modelo
cooperativo, se han ido incorporando en la elaboración del Estatuto de la micro,
10
Ver: Informe Planificación Unidad de Fomento Decoop 2007.
pequeña y mediana empresa (MIPYME), el que busca direccionar el fomento y
desarrollo bajo condiciones de equidad respecto a las empresas de mayor tamaño11. En
concordancia con lo anterior, actualmente la normativa que rige al sector cooperativo
pasa por un proceso de revisión en la Comisión PYME que preside la cámara de
diputados ( Universidad de Ferrara, 2002).
Si bien, aun quedan temas pendientes y necesarios de abordar para que el marco
normativo responda a la diversidad y criterios de competitividad, requeridos por el
modelo cooperativo, es también cierto, que los cambios incorporados en la nueva ley
de cooperativas promulgada el año 2003, han permitido avanzar en la liberación del
modelo. Es así como la normativa actual, elimina las disposiciones que entrababan o
frenaban la gestión de las cooperativas bajo el escenario de competencia actual, y
busca otorgar mayor libertad (menor regulación) a las cooperativas, acompañada a su
vez, de mayor responsabilidad. Entre los cambios más destacables, es pertinente
mencionar los siguientes:
11
-
Constitución, reforma y disolución: la forma de constituir, reformar o disolver
una empresa cooperativa, se homologó a otras sociedades mercantiles.
-
Participación de los socios en la propiedad y los resultados de la gestión: se
ordena la forma en que los socios participan en el patrimonio, se resguarda la
no concentración del mismo, a su vez, se establecen las modalidades de
participación respecto a los excedentes, minimizando de este modo los costos
de agencia.
-
Gobierno cooperativo: desde el punto de vista del gobierno cooperativo, se
permitió a las cooperativas mayores espacios de libertad para la configuración
de los consejos de administración, como también en cuanto a la operación de
los mismos, posibilitando la incorporación de terceros, siendo este cambio un
gran aporte para la profesionalización de la gestión. A su vez, se aumentó el
grado de responsabilidad de los gerentes y consejeros, incentivando así una
mayor transparencia en la gestión.
-
Gestión del negocio: en cuanto a los negocios de las mismas se facultó a las
cooperativas para poseer múltiples objetos –con excepciones - se liberalizó a
su vez, las relaciones con terceros, facilitando con ello la inserción en los
diversos mercados.
-
Carga tributaria: se mantuvieron las exenciones tributarias, reconociendo de
este modo la naturaleza de las cooperativas como agentes de desarrollo y
escuelas de democracia.
-
Rol del Departamento de Cooperativas (DECOOP): finalmente, respecto a los
avances en materia de generar un marco legal favorable para las cooperativas,
se estableció fiscalización respecto de un segmento particular del sector
cooperativo y se estableció el rol de fomento del mismo.
Disminuyendo la carga regulatoria, generando una normativa diferenciada, desburocratizando los trámites y
salvaguardando las relaciones contractuales entre empresas de diferentes tamaños
Sin embargo, como ya se ha esbozado, para avanzar en una adecuación de la
normativa resulta necesario establecer un diagnóstico exhaustivo que de cuenta de las
diferentes situaciones presentes en los diversos segmentos del sector cooperativo, de
este modo establecer con claridad que factores están frenando la competitividad (en
los ámbitos de gobierno y del negocio), como también distinguir en qué medida
algunas barreras corresponden a temas normativos y cuáles de ellas corresponden ser
abordadas por programas de fortalecimiento (acceso a consultorías y capacitación, por
ejemplo).
b) Generación de estudios aplicados al sector cooperativo: La Unidad de Fomento
del DECOOP12, comenzó como primera fase de trabajo durante el año 2006, en vías de
establecer un diagnóstico permanente del sector, mediante un diálogo con los
diferentes organismos de representación, recogiendo así las diferentes visiones
respecto a los factores que han jugado en contra de una mayor consolidación de este.
A su vez, y por intermedio de su trabajo en terreno como instancia de acercamiento, se
han ido relevando las distintas problemáticas que enfrenta el sector en sus diversos
contextos locales. Otro avance en este sentido, ha sido la elaboración de un documento
“Panorama del sector cooperativo”, que sistematiza información primaria y
secundaria, con el objeto de relevar el alcance de las operaciones de las cooperativas
en sus diferentes rubros y territorios. Otro esfuerzo en esta misma línea, corresponde a
la elaboración de un diagnóstico respecto de las necesidades de capacitación en
gestión para el sector cooperativo,13 con el cual se corroboró la necesidad de fortalecer
las competencias en el ámbito de gestión del negocio y gobierno cooperativo en
diferentes niveles de formación.
En función de desarrollar un diagnóstico con mayor profundidad, el DECOOP ha
planificado ejecutar en el transcurso del año 2007 un Censo Cooperativo. Este
permitirá contar con datos de mayor exactitud en cuanto a volumen de empresas
cooperativas, socios, empleo y producción. Con ello, será posible también, establecer
la importancia relativa en términos de la economía a nivel local, como también,
disponer de una base de datos que permita generar cierta segmentación e identificación
de líneas de acción apropiadas a cada segmento.
Otro producto concreto será la próxima ejecución de un “Estudio de mercado
intercooperativo norte-sur”, éste refleja el resultado de una coordinación del DECOOP
en conjunto con la División de Desarrollo Productivo del Ministerio de Economía,
donde mediante éste último, se logró obtener financiamiento de la Comunidad
Económica Europea para su implementación. Este estudio, permitirá dar a conocer las
oportunidades reales que poseen las cooperativas de nuestro país para consolidar
intercambios con empresas cooperativas de países europeos, como también, la
factibilidad de posicionarse en nichos de mercados que valoran los atributos asociados
12
Creada en el segundo año 2005, producto del mandato legal de la nueva normativa que rige al sector.
Respecto al estado actual de las competencias de gestión en las cooperativas, de acuerdo a un diagnóstico
realizado por el consultor economista Lenz (2006), aplicado a 41 cooperativas de diferentes tamaños y rubros, fue
posible desprender que las áreas temáticas en que los gerentes señalan poseer mayor necesidad de capacitación en
orden de relevancia son los siguientes: planificación estratégica y control de gestión, principios cooperativos,
gobierno corporativo, cambio organizacional y preparación y evaluación de proyectos. Se debe hacer mención
también que sólo un 29% de los gerentes posee estudios universitarios en área comercial, siendo el 78% de ellos
mayor de 45 años.
13
a la gestión cooperativa y/o la línea de productos que elaboran actualmente bajo el
concepto de desarrollo sustentable.
c) Mejorar la capacidad emprendedora en las cooperativas a través la
implementación de un programas y capacitación directa: observando que la
institucionalidad pública chilena posee organismos abocados al fortalecimiento de la
gestión de las empresas de menor tamaño relativo, como también a rubros específicos,
sin olvidar las especificidades del modelo cooperativo, resulta coherente establecer
una estrategia de fomento para el sector, que optimice las capacidades instaladas en la
institucionalidad pública e integre dichos esfuerzos mediante una política que oriente
las contribuciones de cada estamento en este sentido y promueva una coordinación
interinstitucional, articulada por el DECOOP a través de la Unidad de Fomento.
Como punto de partida, el DECOOP plantea la necesidad de distinguir las áreas en las
cuales se debe trabajar, como también las formas de trabajo requeridas para fortalecer
el sector cooperativo. En cuanto a las áreas de trabajo, se debe señalar que la eficiencia
del modelo empresarial cooperativo, depende tanto de las prácticas de buen gobierno,
como también, de una gestión eficiente en los negocios. Ahora bien, considerando que
la temática de gobierno cooperativo, es transversal al modelo, resulta pertinente que
ésta sea abordada en forma directa por el DECOOP mediante la Unidad de Fomento,
acompañada de una supervisión que esté acorde a estos objetivos, como se mencionara
al inicio de este capítulo. Respecto al fortalecimiento de la gestión en los negocios,
ésta debe ser incorporada en las líneas de fomento actualmente existentes en otros
organismos públicos, como ya se ha mencionado. En ambas áreas, las herramientas a
considerar para mejorar la eficiencia en las empresas cooperativas, contemplan
capitación, generación de estudios, asesorías y acceso a financiamiento y/o subsidios.
Figura 3. Áreas y formas de trabajo para el fortalecimiento del sector
cooperativo. Elaboración propia.
i) Gobierno cooperativo - trabajo directo: Como se refleja en la Figura 3, en cuanto a
la estrategia de trabajo directo con el sector, por parte de la Unidad de Fomento del
DECOOP, ésta se focaliza en la capacitación. De este modo, se contempla el
establecimiento de un programa de capacitación en terreno, como también, en formato
on-line en el área de gobierno cooperativo, abordando temas legales, de modo que los
diferentes estamentos conozcan sus deberes y derechos, como también, entregando
herramientas para la gestión de un buen gobierno cooperativo, trabajando para ello
especialmente las competencias actitudinales que en parte se entrecruzan con los temas
de cultura del “emprendimiento”, lo cual es necesario asentar a nivel individual en los
socios de las cooperativas, sobre todo en las de más larga data. Respecto al sector precooperativo, la estrategia se focaliza en generar una base de conocimiento que les
permita a los microempresarios o personas interesadas, tomar decisiones informadas,
así generar un filtro de calidad respecto a las futuras empresas que entren al sector, de
modo de fomentar un crecimiento con bases sólidas para el sector cooperativo.
Se dará un gran avance en este ámbito, durante el año 2007, con la ejecución de un
programa de formación universitaria en gestión cooperativa, para quienes dirigen y
administran las empresas cooperativas, a través del financiamiento de un Programa
BID-FOMIN que el DECOOP ejecuta actualmente. Dicho programa no sólo permitirá
mejorar las competencias en las cooperativas, sino, también, acercar a los centros
universitarios nacionales y su cuerpo académico a los temas concernientes a gestión
cooperativa. Para lograr esto último, se ha considerado fundamental que la universidad
que lidere la capacitación, sea extranjera, con una comprobada experiencia en dictar
este tipo de programas y sea capaz de trabajar en conjunto con una universidad local
en la ejecución del mismo.
ii) Gestión del negocio- articulación institucionalidad pública: Por su parte, el
fortalecimiento del área de los negocios específicos, abordado mediante la articulación
con otros organismos públicos, radica en elaborar programas de fortalecimiento a la
gestión de las cooperativas organizados bajo una segmentación que de cuenta de su
diversidad y sean consultores externos quienes trabajando en determinados territorios
diagnostiquen en profundidad, implementen con gradualidad y contribuyan con
eficacia al mejoramiento de la gestión de las cooperativas.
Si se analizan los programas de fomento dirigidos al sector empresarial en su conjunto,
éstos enfatizan la asociatividad, el establecimiento de cluster, encadenamientos
productivos que permitan generar mayor eficiencia y productividad al sector de la
MIPYME. En nuestro país, hay ejemplos concretos de cómo las empresas
cooperativas han incorporado una gestión moderna en sus negocios, estableciendo
múltiples estructuras para generar productividad y competitividad. Han surgido así, los
clusters, encadenamientos y holdings cooperativos, donde en este último, por ejemplo,
la cooperativa actúa como una organización de segundo piso y se focaliza en prestar
servicios de administración a las diferentes unidades estratégicas de negocios, las
cuales se han conformado para ofrecer a los socios un servicio integral en vías de
conducir a un mejoramiento de sus actividades económicas y sociales. Las
organizaciones de segundo piso, necesarias para aprovechar economías de escala en
servicios que son transversales a los diferentes negocios cooperativos, como también,
necesarias para ofrecer servicios de administración general a pequeñas cooperativas
emplazadas en un mismo territorio, resultan coherentes con el modelo cooperativo y
fundamentales de difundir y trabajar desde la institucionalidad pública a cargo del
fomento de la MIPYME, como también, con el propio sector.
Como se observa también en la figura 3, otro ámbito de trabajo a nivel de articulación
interinstitucional dice relación con mejorar las competencias en gestión de negocios
cooperativos, para ello se ha establecido como necesario coordinar esfuerzos con el
Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE), de modo de incorporar en la
oferta de cursos actuales temas que resultan ser críticos para quienes gestionan
empresas cooperativas, como también, para los profesionales que trabajan con el
sector.
Ahora bien, con objeto de procurar otorgar sostenibilidad al sector en cuanto a instalar
competencias relacionadas al ámbito de gestión cooperativa y constatando a su vez, el
bajo desarrollo de un mercado de profesionales especializados en la gestión,
contabilidad y normativa cooperativa, como también, observando el bajo
conocimiento que existe en nuestro país respecto a la relevancia de las cooperativas y
sus posibilidades para aportar con éxito a la economía local, se desprende la necesidad
de ir sentando las bases para desarrollar un cambio cultural que incorpore el
emprendimiento basado en la cooperación. Desde la articulación interinstitucional,
resulta entonces pertinente ir generando instancias de trabajo con el Ministerio de
Educación (MINEDUC), con el objetivo de ir desarrollando conocimiento y cultura de
emprendimientos cooperativos, desde las primeras etapas escolares.
iii) Alianzas de trabajo. Siguiendo en la línea de lo señalado anteriormente, la
consolidación de alianzas estratégicas, con centros de investigación y educación,
resultan fundamentales para potenciar la sostenibilidad del sector cooperativo. De este
modo, y en concordancia con la recomendación 193 de la OIT, resulta pertinente ir
generando una plataforma de discusión en el ámbito académico, que permita en un
futuro cercano la incorporación de las especificidades del modelo cooperativo como
opción de emprendimiento en los contenidos de las mallas curriculares. En este
sentido, y considerando el potencial en cuanto a capital humano disponible en las
universidades no sólo en el cuerpo académico, sino también, en los futuros egresados,
se ha planteado como objetivo estratégico avanzar en el establecimiento de un
programa de trabajo con alumnos de pregrado, postgrado y académicos, para el
desarrollo de investigaciones aplicadas, prácticas profesionales y/o tesis, con el
objetivo de apoyar la gestión de las cooperativas, mejorando así las competencias en
estas empresas y acercando a su vez, a las entidades académicas a la economía social.
Por otra parte, y en relación al establecimiento de alianzas de trabajo, resulta necesario
trabajar con organismos de cooperación y de integración a nivel regional o mundial,
con el objetivo de generar intercambio de experiencias, convenios de cooperación y
programas de apoyo a los emprendimientos cooperativos. En este sentido, ya se inició
la participación a nivel de América Latina en la Reunión Especializada de
Cooperativas del MERCOSUR, RECM, cuya característica es ser una estructura
paritaria entre el sector público y los organismos nacionales de integración del sector
cooperativo. Producto de ello, se conformará una agenda de trabajo de cooperación
con Brasil y se participa en la elaboración de los estatutos cooperativos del
MERCOSUR.
Por último y como se ha señalado en el transcurso del texto, el DECOOP estima
necesario fortalecer el trabajo con organismos de representación y evaluar en conjunto
las necesidades específicas de los diferentes segmentos del sector cooperativo. En este
sentido, un resultado concreto durante el año 2006, se obtuvo en el trabajo con la
Confederación nacional de cooperativas campesinas (Campocoop), mediante el cual se
logró coordinar actividades de capacitación a nivel regional con cooperativas
campesinas, como también la participación del DECOOP en Seminarios de carácter
internacional convocados por dicha Confederación.
d) Difusión del modelo cooperativo como una herramienta de asociatividad
eficiente: Dentro de los diagnósticos realizados por el DECOOP, un elemento que
llama la atención ha sido el profundo desconocimiento que existe del modelo
cooperativo, no solo por parte de los emprendedores sino también muchas veces por
parte de otros agentes de desarrollo que asesoran a estos grupos.
En este marco es que el DECOOP organiza permanentemente en terreno charlas,
capacitaciones y seminarios donde las organizaciones pre-cooperativas conozcan las
ventajas y desafíos del modelo Cooperativo como alternativa a los modelos de
empresas tradicionales.
Del mismo modo durante este año 2007 se ha establecido el trabajar con capacitación
directa a funcionarios públicos donde el modelo cooperativo puede presentarse como
una real alternativa a las formas tradicionales de asociación empresarial.
Población Objetivo
Por último, un punto central en el accionar del DECOOP en el fortalecimiento del
sector cooperativo, ha estado dado por una delimitación de la población objetivo con
la cual la Unidad de Fomento debe trabajar. Respecto de esto, es posible señalar que se
han considerado cuatro criterios:
Territorio: Considerando como eje fundamental la concepción de desarrollo local, el
trabajo con el sector está delimitado por aquellos territorios donde actualmente se
emplazan cooperativas que realizan un aporte significativo al desarrollo de sus
territorios y donde además resulte viable establecer ventajas para la conformación de
cluster, como también la articulación del trabajo del DECOOP con otros servicios
públicos.
Rubro: Al igual que la PYME, las empresas cooperativas se caracterizan por la
heterogeneidad en cuanto a los rubros donde opera. No obstante lo anterior una
primera clasificación del sector cooperativo nos habla de sectores denominados
emergentes como: el ámbito agua potable rural, el ámbito de la pesca artesanal y el
autoempleo (cooperativas de trabajo). Por otro lado un segundo sector son aquellos
establecidos pero que requieren apoyo para su consolidación, este sector estaría
comprendido por cooperativas relacionadas con la producción como: cooperativas
agrícolas, apícolas, lecheras, silvoagrícolas, etc.
Tamaño: La Unidad de Fomento, ha focalizado su trabajo en el sector de empresas de
menor tamaño relativo, esto es MIPYMES, teniendo en cuenta las líneas
programáticas de apoyo a este sector que el ministerio ha diseñado.
Ciclo de vida: El último criterio a utilizar para distinguir a nuestra población objeto
dice relación con el ciclo de vida de la empresa, en este sentido realizaremos dos
grandes distinciones, por un lado la de empresa pre-cooperativa, para distinguir a todas
las formas de emprendimientos formales e informales sujetos de trabajo, y en segundo
lugar a las cooperativas formalmente constituidas y que requieren de apoyo para su
fortalecimiento.
VI.- Desafíos del Departamento de Cooperativas de cara al Bicentenario14
El accionar del DECOOP de cara al bicentenario se basa en al menos cuarto ejes de
desarrollo, para así potenciar el desarrollo de las empresas cooperativas del país y con
ello las aspiraciones de cientos de miles de chilenos vinculados a este movimiento.
14
-
Un primer eje dice relación con la instalación al interior del DECOOP de una
política de “gestión de calidad”, la cual debe responder permanentemente a
las necesidades de nuestros usuarios, los socios y socias de las cooperativas
repartidas a lo largo del país, la institucionalidad pública y otros actores
relevantes.
-
Un segundo eje es la revisión del marco jurídico que regula a las
cooperativas, de modo de eliminar cada una de las barreras que disminuyen la
competitividad de estas empresas de personas en los exigentes mercados
actuales, y por otro lado una ley que reconozca las diferencias entre los
distintos tamaños de las empresas cooperativas, en torno al cumplimiento de
exigencias y el goce de beneficios que esta entregue.
-
Un tercer eje dice relación con un cambio cultural en la función fiscalizadora
del DECOOP, de un organismo punitivo, a una visión moderna que mira a la
supervisión y fiscalización del sector con una ventaja comparativa para
entregar estabilidad y credibilidad al sistema, esto a través de la
implementación de nuevos modelos de supervisión, que establezcan criterios
de evaluación homogéneos tanto in situ como en gabinete, además de la
instalación de la evaluación de riesgos que indiquen las perspectivas de
desarrollo futuro, de todas las cooperativas de importancia económica, de
acuerdo a la legislación vigente y por ultimo el establecer riesgos sectoriales
para cada conjunto de cooperativas que mantienen actividades de giro común.
-
Un cuarto eje se basa en la necesidad de enfrentar nuestra función de potenciar
y fomentar el desarrollo del sector cooperativo del país con una mayor y mas
nutrida batería de programas y proyectos que permitan en forma articulada con
toda la red de fomento del sector productivo del gobierno, en especial en lo
referido a el sector MYPE, entregar nuevas herramientas para mejorar la
competitividad, innovación y sosteniblidad de las cooperativas en el país.
Ver: Plan estratégico Decoop, 2007
En suma, hoy tenemos el espacio y las competencias para relevar este sector que
históricamente ha constituido un motor para la economía nacional a partir del trabajo
de distintas regiones, pequeñas localidades y sectores del país. Entonces, el desafío es
volver a impulsar instrumentos y programas de carácter público que faciliten la
constitución y el funcionamiento de las empresas cooperativas en nuestro país.
Esperamos que en el mediano plazo, el Departamento de Cooperativas del
Ministerio de Economía cuente con estos instrumentos y los recursos necesarios para
continuar con el objetivo de reposicionar un sector de la economía que tiene directo
impacto económico y social en un importante grupo de personas, de familias y de
organizaciones productivas a lo largo del país.
VI.
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Teléfono: (2) 4733591, Fax: (2)4733432.
E-mail: [email protected]
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