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DECLARACIÓN DE ROMA – 6 de octubre de 2014
Los líderes sindicales europeos se han reunido hoy en Roma, en vísperas de la Cumbre de Jefes de Estado y de
gobierno dedicada al crecimiento económico y al empleo, con el objetivo de ponerles en alerta sobre las siguientes
consideraciones:
Europa necesita cambiar de rumbo con respecto a la gestión de una economía basada sobre políticas de austeridad y
de rigor contable. Estas políticas han sido incapaces de sacar a Europa de la crisis y, al contrario, han provocado la
desaceleración del crecimiento económico europeo. Además, estas políticas han aumentado las diferencias y las
desigualdades entre las diferentes regiones de Europa, e incluso dentro de los propios países, alejando la posibilidad
de conseguir los objetivos de convergencia y de integración y poniendo en peligro la cohesión social y la solidaridad.
Tras estos años de crisis económica y de soluciones erróneas, ha llegado el momento de poner en marcha una política
de inversiones, de desarrollo económico y de creación de empleos estables y de calidad. Por esta razón, pedimos a las
autoridades nacionales y europeas que se abra un diálogo con la Confederación Europea de Sindicatos (CES) sobre
“Una nueva vía para Europa”, es decir sobre la propuesta de un plan de inversiones europeo para el crecimiento
duradero y el empleo. A la luz de la situación económica y social que se está agravando en Europa, esta propuesta es
particularmente urgente y, por consiguiente, debe ser integrada en el programa de trabajo de la nueva Comisión
Europea.
El diálogo entre interlocutores sociales –renovado y reforzado por el sentido y el valor que tiene- es la piedra angular
del modelo social europeo y uno de los pilares sobre los que el éxito de la economía europea se basó en las décadas
pasadas. Hoy en día este modelo es atacado y reducido a nivel nacional y europeo por la errónea convicción de que
representa un obstáculo al desarrollo. No obstante, un sistema de relaciones bien estructurado y eficaz es esencial
para crear mejores condiciones para terminar con la crisis y relanzar la economía a través de la búsqueda de soluciones
de manera compartida, tanto para las decisiones de los gobiernos nacionales como para la negociación colectiva. Si los
gobiernos y las empresas deciden de manera aislada, sin un intercambio de puntos de vista y sin la participación
efectiva de los agentes sociales, las medidas adoptadas no podrán producir resultados positivos.
Las reformas de la legislación laboral y del mercado de trabajo, adoptadas en estos últimos años en varios países
europeos, a menudo han conducido a tener más precariedad e incertidumbre en el mundo del trabajo, con la ilusión
de que esto nos llevaría a una mayor competitividad. En los países donde estas reformas se han realizado sin la
participación de las organizaciones de trabajadores, el resultado ha sido un mayor número de desempleados y un
aumento de las desigualdades de trato de los trabajadores, también a la reducción de la protección y al debilitamiento
de los convenios colectivos. Por estas razones, reafirmamos que el empleo estable, decente y de calidad, debe ser el
punto de referencia para el futuro, que la flexibilidad no puede ni debe ser sinónimo de precariedad, que la
negociación salarial y de las condiciones de trabajo tiene que seguir siendo una responsabilidad autónoma de los
interlocutores sociales, que los derechos y protecciones fundamentales de los trabajadores no deben ser sometidos a
medidas unilaterales no acordadas. Es a través de la negociación con las organizaciones sindicales que podremos
conducir reformas que permitan afrontar la crisis y hacer avanzar la justicia social. Este enfoque es esencial para que
los trabajadores se sientan involucrados en el proyecto europeo.
Europa debe cambiar para determinar un nuevo rumbo para su construcción, con una arquitectura institucional muy
diferente de la actual, basándose también sobre la transferencia de competencias hacia las instituciones elegidas por
sufragio directo de los ciudadanos, hacia una gobernanza económica justa y democrática, así como hacia la unión
bancaria y fiscal.
Europa debe diseñar procesos de decisión más democráticos y participativos para aumentar su fiabilidad y su
transparencia de cara a los ciudadanos europeos.
Esto es igualmente válido para las cuestiones ligadas a los tratados comerciales internacionales, partiendo de los
acuerdos con Canadá y EEUU.
Para que estos objetivos se cumplan, los líderes sindicales europeos, reunidos hoy en Roma, han confirmado su
voluntad común de avanzar juntos para construir una Europa de los derechos y del trabajo como modelo de desarrollo
y de cohesión.