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I dZ
Septiembre
| 27
Fotomontaje: Mariano Mancuso
A propósito de ¿Por qué retrocede la izquierda?
Patria grande,
ilusiones chicas
EDUARDO CASTILLA
Redacción La Izquierda Diario.
América latina es, de manera recurrente, objeto de estudio para propios y extraños. Durante la década que pasó, el centro del análisis
estuvo puesto en el devenir de los gobiernos
posneoliberales, que venían a mostrar –según
parte de la corriente de pensamiento predominante– la realidad de una izquierda posible
al frente del Estado, en los marcos del avance neoliberal.
La situación hoy parece encausarse en el
sentido contrario. La prioridad está puesta en
intentar desentrañar los motivos que llevan al
retroceso de esos mismos procesos políticos.
Bajo el nada metafórico título de ¿Por qué
retrocede la izquierda?1, la editorial Capital
Intelectual presenta una compilación que
propone aportar en ese debate. José Natanson y Martín Rodríguez, como parte de una
serie nominada La Media Distancia, presentan la pregunta que da título al libro como
“abierta e inquieta”, pero “no apocalíptica”.
La compilación presenta además tres extensos artículos de Marcelo Leiras, Andrés Malamud y Pablo Stefanoni2. Cada uno, desde
su perspectiva, buscará responder por el ascenso, la continuidad y la crisis actual de los
proyectos políticos que marcaron la realidad
latinoamericana –e internacional– por más
de una década.
El trabajo, en su conjunto, constituye un
aporte valorable para entender la dinámica
de esos gobiernos, sus raíces económicas y
sociales, así como las bases políticas y culturales sobre las que se asentaron.
Si bien marcaremos los que a nuestro entender constituyen determinados límites en cada
análisis, nos parece necesario señalar al trabajo como una fuente recomendable para entender en profundidad la América latina de
los últimos años.
Fuente alejada, añadamos, de toda apología
acrítica –muy común en gran parte de la intelectualidad latinoamericana afín a estos procesos– como también de la denostación sin
más fundamento que un republicanismo vacuo. Como dirá Juan Gabriel Tokatlian en la
presentación de la compilación, los autores
“no abusan, como hacen tantos académicos, »
28 |
IDEAS & DEBATES
comunicadores y políticos, del término ‘populismo’” (13). Esto es ya una definición que
permite mensurar la importancia del aporte.
La experiencia política en el centro
del análisis
Tanto Leiras como Malamud trazarán sus artículos a partir de un análisis de determinaciones económicas estructurales que marcaron
el conjunto del ciclo para el subcontinente.
El primero de ellos se centrará en las políticas
de los gobiernos de izquierda y en la ligazón
estrecha entre las mismas y las expectativas de
sectores de masas. Afirmará Leiras que
…la interpretación que presento explica por
qué los gobiernos de izquierda fueron electos
(…) a partir del rechazo a los resultados de
las políticas de desregulación y privatización.
Pudieron adoptar políticas de izquierda porque las economías crecieron y la situación de
las cuentas públicas era más holgada. Adoptaron políticas macroeconómicas más o menos sensibles a las restricciones de mediano
plazo de acuerdo a la solidez del conjunto de
organizaciones que los respaldó (36).
En ese marco, dará particular importancia
a la reducción de la desocupación, indicando que
…el ritmo de reducción del desempleo en
los países gobernados por la izquierda es muy
llamativo y, desde mi punto de vista, constituye uno de los datos más importantes para
entender tanto el origen como la evolución
futura de los sectores que llevaron adelante o
apoyaron a estos gobiernos (29).
Sin embargo, a nuestro entender, la lectura
parcializa las formas del rechazo a los planes
neoliberales. El cuestionamiento a la política
de ajuste que había empujado a la desocupación y pobreza masivas tuvo lugar no solo en
las urnas. Los triunfos electorales de los gobiernos posneoliberales estuvieron estrechamente relacionados a las rebeliones de masas
que surcaron al subcontinente en los últimos
años del siglo pasado y los primeros de este.
Precisamente, lo que aparece con poco peso
en el análisis de Leiras es la dimensión de la
lucha de clases, así como las profundas convulsiones sociales que hundieron el esquema neoliberal. De allí que no haya mención
al 2001 argentino –que derribó a De la Rúa–
o a los levantamientos de 2003 y 2005 en Bolivia, que llevaron a las caídas de Sánchez de
Losada y Carlos Mesa. En este último país, el
ascenso electoral de Evo Morales –así como
la profunda crisis que se expresó en el sistema
de partidos– sería imposible de calibrar sin
esos hechos de la lucha de clases.
La paternidad de la “voluntad política”
Después de tanto debate sobre progresismo
y populismo, los padres de la voluntad política resultaron ser la soja y el petróleo. Pero la
madre es China (55).
La frase que encabeza al apartado podría
sintetizar las apreciaciones de Andrés Malamud. El reconocido politólogo centrará su
texto en analizar una serie de claves estructurales que dan cuenta de los límites del relato
de la izquierda latinoamericana.
El autor consignará las convulsiones políticas que marcaron al subcontinente, indicando que
...entre 1985 y 2005 (…) varios presidentes habían visto sus mandatos interrumpidos
(…) todas las caídas tuvieron un componente extra-institucional: la movilización popular, que generalmente tuvo lugar en las calles
de la ciudad capital (52).
Planteará además –y en parte contradiciendo lo antes señalado– que
...si no hay elementos objetivos incontestables ¿qué es lo que define la ubicación ideológica de un líder o partido? La respuesta
solo puede ser una: la intersubjetividad (…)
en América Latina la izquierda es lo que los
presidentes dicen que es de izquierda (50).
de izquierda. Será preciso agradecerle al ajuste neoliberal de los noventa por haber creado
las condiciones para que la izquierda estuviera en el sitio correcto en el momento oportuno (55-56).
Creemos, sin embargo, que el “agradecimiento” debería estar direccionado hacia la
resistencia obrera y popular, que golpeó duramente a los gobiernos que aplicaron esas
políticas de ajuste, derribando de hecho la
factibilidad social del esquema neoliberal.
Entre otros limitantes estructurales, Malamud señalará el peso de la reprimarización
productiva y la fragmentación regional. Sobre
esta última dirá que es
...el más contraintuitivo, y a la vez, más evidente, resultado de la década en que predominaron
los gobiernos de izquierda. Es contraintuitivo
porque el discurso fue siempre explícitamente
integracionista. Y es evidente por la proliferación de bloques regionales (66).
Esa fragmentación atiende a causas estructurales. Malamud marcará que
…los países latinoamericanos (…) realizan
entre sí menos del 20 % de su comercio internacional. Por comparación, ese indicador
es del 66 % en Europa y del 50 % en América
del Norte. La razón es que los polos gravitacionales son potencias extra-regionales: para
América latina, el Caribe y México, la mayor
parte del comercio, inversiones, turismo y remesas proviene de Estados Unidos, mientras
que para América del Sur la atracción de China es cada vez más evidente (…) las fuerzas
centrífugas producidas por los gigantes mundiales desgarran a América latina más de lo
que la voluntad política cohesiona (76).
Sin embargo, este reconocimiento intersubjetivo nunca se extendió, por ejemplo, a Álvaro Uribe o Alejandro Toledo. Precisamente
porque –en gran parte– esa “comunidad de
izquierda” estuvo determinada por los resultados de los procesos de lucha de clases y las
crisis políticas estatales. Como norma general, allí donde esas tensiones adquirieron mayor profundidad, fue donde el discurso de
izquierda fue ensayado con mayor tesón.
Sin embargo, como correctamente señala
Malamud, la apreciación de las tendencias
globales que marcaron la región se vuelve un
dato imperioso. Dirá el autor que
Pablo Stefanoni se centrará en la dicotomía entre lo que define como “potentes relatos” y los límites reales de las trasformaciones
ocurridas.
Partiendo de una doble determinación por
las derrotas del ascenso revolucionario de
los años ‘70, y lo que define como fracaso del
“socialismo real”, afirmará que
…durante algunos periodos, la periferia supo beneficiarse de su condición de proveedora de alimentos y energía (…) China hubo
para todos: también gobiernos no izquierdistas, como el de Perú, se beneficiaron de su ascenso. Fue fortuito que, al iniciarse la década
mágica, la mayor parte de los países latinoamericanos estuvieran liderados por fuerzas
…tanto las vías revolucionarias como las
reformistas parecen hoy insuficientes para
canalizar cambios profundos en el sistema
capitalista (…) En este marco, en América
latina emergió una suerte de nueva izquierda que, sobre todo en el marco de la Alianza
Bolivariana para Nuestra América (ALBA),
amalgamó prácticas reformistas con discurso
La (im)potencia del relato
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Septiembre
revolucionario, en combinaciones variables
que mostraron una gran capacidad para generar potentes relatos político-sociales pero
también se enfrentaron a una serie de problemas vinculados con el ejercicio del poder que
derivó de esa ambigüedad constitutiva (…)
entre democracia y revolución (82).
El autor –que centrará su análisis en Venezuela, Bolivia y Ecuador– centralmente explicará el
retroceso de esos gobiernos como resultado de
dos tensiones socio-políticas irresueltas.
La primera es la persistencia de “un cierto
republicanismo desde abajo” (96) que estuvo en la base de la impugnación a los mecanismos de reelección-relegitimación cuasi
permanentes que desarrollaron figuras como
Chávez y Evo Morales.
El segundo factor es lo que parece ser un exceso de “radicalidad” en el discurso del proyecto político del socialismo del siglo XXI.
Dirá Stefanoni que
…la discursividad del conflicto permanente –y la construcción de historias nacionales
maniqueas– comenzaron a generar rechazo
en sectores más amplios que las élites que ya
habían rechazado el giro a la izquierda desde el comienzo, e incidieron en el clima político que habilitó varios de los traspiés en las
urnas (99).
El autor adjudicará eso a la “perdurabilidad
de culturas políticas ‘pasadas de moda’ (que)
se vincula posiblemente con la dificultad que
encuentra la renovación teórico-política de la
izquierda” (99-100).
La definición suena un tanto forzada como causa explicativa de estos retrocesos. Al
mismo tiempo cuestiona la enunciación sobre “potentes relatos” realizada inicialmente.
Precisamente un aspecto que el autor tiende
a menoscabar es el hecho de que parte no menor de los sectores que constituyeron la base
social de esos procesos migró, en los últimos
años, hacia el apoyo electoral a la oposición
de derecha o hacia el escepticismo político,
algo que quedó evidenciado en los resultados
de determinados test electorales.
La explicación a esta decepción no puede
buscarse solo en el orden de los discursos.
Por el contrario, la pérdida de legitimidad de
esa discursividad disruptiva fue acompañada
por la progresiva degradación de las condiciones de vida de amplias capas de las masas. Y esto encuentra su raíz en el hecho de
que, con el cambio de las variables económicas internacionales, esos mismos gobiernos
avanzaron en medidas de ajuste sobre la población trabajadora.
Un debate en curso
La pregunta por el retroceso de la izquierda implica una definición del carácter de la
misma, de su programa y su estrategia. Esto
es puesto en debate por los mismos autores.
En el final de su artículo, Marcelo Leiras
afirmará:
Uso “izquierda” en los sentidos en que la estuve usando en este texto y suena débil, hueca,
decolorada, como parece subrayar irónicamente la denominación de “izquierda rosa”
que Pablo Stefanoni cita (…) como caracterización de los gobiernos designa algo más
modesto: ser de izquierda es reconocer abiertamente el objetivo de reducir la desigualdad y
adoptar medidas para alcanzarlo (43).
Así, el ideario de izquierda contrapondrá
la reducción de la desigualdad al objetivo
de la emancipación social como proyecto realizable. El único horizonte posible –luego del
ciclo neoliberal– parece haber sido entonces
el de aprovechar determinadas condiciones
de la economía internacional para atenuar el
nivel de desigualdad social heredado del período anterior.
En un sentido similar, Malamud dirá que
…se tornó frecuente la exaltación de la
voluntad política como combustible para
construir la unidad latinoamericana. Se desentienden así las enseñanzas tanto de Marx
como de Gramsci, el condicionamiento de la
estructura y la correlación de fuerzas. La integración requiere condiciones materiales para la complementariedad de las economías y,
además, sujetos sociales capaces de llevar adelante las transformaciones requeridas (77).
Ante esa ausencia, el sujeto social postulado
en el discurso de los gobiernos posneoliberales
fue el Estado. Así parecen confirmarlo en el inicio del libro Martin Rodríguez y José Natanson,
al señalar sobre estos mismos procesos que
…lo que han empoderado no es tanto a las
sociedades sino al mismo Estado. Y esta quizá es también otra clave: el volumen del Estado que han dejado atrás, más que el nivel
de la organización en la sociedad. Estados
que pagan más jubilaciones, que asumen más
“gasto social”, que controlan a través de empresas públicas o mixtas la producción y comercialización de la energía, que regulan más
las relaciones entre capital y trabajo (11).
Sin embargo, a pesar del relato de empoderamiento popular, el Estado no abandonó en
estos años su carácter de clase, vale afirmar,
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burgués. Mientras los altos precios de los
commodities y el rol de China en la economía mundial se sostuvieron, estos gobiernos
aplicaron medidas moderadamente redistributivas. Pero cuando las condiciones de la
economía internacional variaron, la política
de los mismos giró hacia el ajuste, en aras de
las necesidades del gran capital.
Sirve de ejemplo lo ocurrido en Brasil, donde el mismo gobierno del PT, luego de la
reelección de Dilma Rousseff, inició el ataque
sobre las condiciones de vida de las masas.
Para el gran capital, esas medidas resultaron
insuficientes. He allí la génesis del reciente
golpe institucional.
Oteando el panorama argentino, en enero de
2014, el entonces ministro de Economía Axel
Kicillof impulsó una devaluación de la moneda y de los salarios que alcanzaría un porcentaje del 40 %. Esa medida, que tuvo por
objetivo recomponer las ganancias de sectores capitalistas, terminó golpeando sobre las
condiciones de vida de la clase trabajadora.
La pregunta por el retroceso de esta izquierda que administró el Estado burgués remite a
los límites histórico de la clase capitalista en
los países semicoloniales.
El desgarramiento actual de la “Patria Grande” viene a confirmar la hipótesis estratégica
–planteada históricamente por el trotskismo– sobre el carácter dependiente de las
burguesías latinoamericanas. Es decir, de su
incapacidad para generar un proyecto independiente en relación a las grandes potencias
de la economía internacional. Precisamente
por ello, la perspectiva de una integración duradera en los marcos del reinado del capital
aparece como irreal.
La historia otorgó a América latina una década de condiciones excepcionales, que hizo
posible la ilusión de un reformismo burgués
duradero. Pero las ilusiones, tarde o temprano, chocan con la realidad.
1. Leiras, Marcelo; Malamud, Andrés; Stefanoni,
Pablo, ¿Por qué retrocede la izquierda?, prólogo de
Juan Gabriel Toklatian, Bs. As., Capital Intelectual,
2016. Las referencias a las páginas se harán entre
paréntesis.
2. Leiras es investigador independiente del Conicet y profesor asociado de la Universidad de San
Andrés; Malamud es investigador principal en el
Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de
Lisboa; Stefanoni es Doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires y jefe de redacción de la
revista Nueva Sociedad.